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TRABAJO FIN DE GRADO Título Los barcos de guerra del Mare Nostrum: la Classis romana Autor/es Iván Moreno Marín Director/es María Josefa Castillo Pascual Facultad Facultad de Letras y de la Educación Titulación Grado en Geografía e Historia Departamento Curso Académico 2015-2016 Los barcos de guerra del Mare Nostrum: la Classis romana, trabajo fin de grado de Iván Moreno Marín, dirigido por María Josefa Castillo Pascual (publicado por la Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported. Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los titulares del copyright. © © El autor Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, publicaciones.unirioja.es E-mail: publicaciones@unirioja.es Trabajo de Fin de Grado Los barcos de guerra del Mare Nostrum: la Classis romana Autor: IVÁN MORENO MARÍN Tutor/es: Fdo. Pepa Castillo Pascual Titulación: Grado en Geografía e Historia [602G] Facultad de Letras y de la Educación AÑO ACADÉMICO: 2015/2016 Resumen: Los barcos en el mundo antiguo fueron uno de los principales medios de comunicación y para proteger ese tránsito fue necesario crear un barco de combate que se encargara de la seguridad de los mares. En este TFG hemos elaborado la evolución de varios barcos de guerra de la antigüedad y el uso de los mismos por la flota de Roma. La primera parte del proyecto abarca un desarrollo de los tipos de navíos que existían en el Mediterráneo antes del auge de Roma. Abordaremos el proceso de evolución desde barcos de una sola fila de remeros llegando a los de tres. La mayoría de la información recogida se basa en el estudio de una trirreme ateniense. Esta fue una de las naves más longevas de la antigüedad pues perduró desde el siglo VI a. C. hasta el IV d. C. De este tipo de barcos surgieron otros como la quinquerreme. A continuación, veremos la evolución de la classis romana donde exponemos de una manera más sintética los barcos más comunes en la armada de Roma. Esto no quita para que barcos como la Trirreme sean adoptados por los romanos. Abarcaremos desde la primera misión en el siglo IV a. C. con la embajada enviada por Marco Furio Camilo. Hasta el siglo IV y V d. C donde la piratería y la ausencia de una flota dejó el paso libre a las de los pueblos bárbaros. La historia de naval de Roma que abarcamos muestra un gran número de variaciones. En un inicio existió una flota pequeña tanto numéricamente como en las proporciones de sus barcos. A partir del siglo III a. C. tendremos una con grandes navíos y un número considerable. Eran escuadras que se abandonan parcialmente en algunos momentos y posteriormente será necesaria su reconstrucción en torno al siglo I a. C. Finalmente será en la etapa imperial cuando se alcanzó una profesionalización de la flota principalmente con Augusto. La etapa también se diferencia en que tomaron protagonismo barcos de menores dimensiones. A lo largo del proyecto veremos varias evoluciones tanto en las técnicas como en las dimensiones y en el uso y manejo de estos navíos. Abstract: Ships in the ancient world were one of the major media of communication, so it was necessary to create a warship to take care of the safety of the seas and to protect them. In this FDI we have made the evolution of several warships of antiquity and the use thereof by the 1 fleet of Rome. The first part of the project includes development of the types of ships in the Mediterranean existed before the rise of Rome. We will discuss the process of evolution from a single row boats rower reaching until three. Most of the information collected is based on an Athenian trireme study. This was one of the longest ships since antiquity lasted from the sixth century B.C. until the fourth A.C. Other boats like will be developed from the trireme. Then we will see the evolution of the Roman ship called classis where we expose, in a synthetic manner, the most common ships in the armada of Rome. This does not mean that ships like the Trireme were adopted by the Romans. We will cover from the first mission in the fourth century B.C. with the embassy sent by Marco Furio Camilo until the fourth and fifth century A.C where piracy and the absence of a fleet leave free passage to those of the Barbarians. The naval history of Rome we cover shows a large number of variations. Initially, there was a small fleet both numerically and in the proportions of their ships. It was from the third century B.C when armada will have bigger ships and a considerable number. However, these teams were abandoned at times and for that reason, its reconstruction was necessary around the first century of our era. Finally, it was in the imperial stage when a professionalization of the fleet is achieved mainly with Augustus. This stage also differs in that smaller boats take an important role. Throughout this project we see several developments both in techniques, dimensions, use and management of these ships. 2 ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 5 2. EVOLUCIÓN Y TIPOS DE BARCOS DE GUERRA ............................................. 7 3. 2.1. Primeros navíos .................................................................................................. 7 2.2. Pentecóntera y otros modelos de barco .............................................................. 8 2.3. Trirreme............................................................................................................ 10 LA FLOTA ROMANA ........................................................................................... 15 3.1. Los barcos de guerra ........................................................................................ 15 3.1.1. Cuadrirremes, quinquerremes y liburnas .................................................. 16 3.2. De la Monarquía (753 – 509 a. C.) a la República (509 – 27 a. C.)................. 17 3.3. Imperio (27 a. C.- 476 d. C.). ......................................................................... . 24 3.3.1. La organización de la marina romana ....................................................... 25 4. CONCLUSIONES ................................................................................................... 27 5. ANEXO I: FIGURAS.............................................................................................. 29 6. BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................... 43 3 4 1. INTRODUCCIÓN Las siguientes páginas recogen un Trabajo de Fin de Grado (TFG), cuya temática, tal y como indica el título, versa sobre los barcos de guerra en la Antigüedad. Se trata de un tema muy amplio para abarcarlo en un trabajo de estas características, por esa razón se ha optado por centrar el tema en la evolución y uso de los barcos de guerra en la antigua Roma. En la primera parte del trabajo nos hemos centrado en la evolución de los navíos hasta Roma: desde la pentecóntera pasando por la magnificencia de las trirremes y culminando con las quinquerremes u otras naves de mayor envergadura. Esta evolución es producto de las continuas necesidades de civilizaciones como la griega, o la romana. En este breve recorrido hay momentos en que hacemos mención y desarrollamos diferentes formas de concebir una misma clase de barco. También plantearemos las teorías que se postulan en la reconstrucción actual de estos barcos. Haremos también referencia a los mandos y tripulaciones, y sus respectivas funciones dentro de estas naves. En la segunda parte del TFG exponemos la historia de la armada romana durante la República y el Alto Imperio. Las principales actuaciones y su composición. A la hora de realizar este proyecto hemos tenido en mente varios objetivos que han sido los hilos conductores del trabajo: Aportar una visión de conjunto de algunas de las principales embarcaciones del mundo antiguo y el uso de estas por Roma. Realizar un compendio de los principales puntos que debemos tener en cuenta tanto en la evolución de estos navíos, como en los referentes a la armada romana. Hacer una síntesis de la evolución de la flota romana a lo largo de su historia. Con respecto a la metodología, el primer paso fue la búsqueda de la bibliografía más apropiada para el tema. Tras una primera lectura de las obras más generales, realizamos un primer esquema de los puntos a tratar. A medida que seguíamos con la recogida de información, íbamos modificando el esquema, hasta delimitar por completo el tema, tanto espacial como temporalmente. En estos primeros pasos, no faltaron conversaciones con la directora del trabajo, con la que consensuamos tanto la bibliografía a consultar, como los diferentes apartados en los que hemos estructurado el trabajo. Un primer obstáculo que tuvimos que salvar fue el poco interés que este tema ha despertado entre los historiadores españoles, no así entre los anglosajones, a los que pertenece la mayor parte de la bibliografía consultada. Autores como Lionel Casson o Fik Meijer entre 5 otros han estudiado el tema en profundidad. Aunque actualmente el tema ha sido estudiado por autores como Adrian K. Wood o Raffaele D´Amato. Una segunda traba fue la terminología náutica específica que se emplea en la descripción de los barcos, y cuyo uso hemos limitado en este trabajo en aras de una mejor comprensión. Por otra parte, hemos evitado, en la medida de lo posible, profundizar en las batallas, dado que no son relevantes. En relación, con las teorías sobre cómo debían ser estos navíos, hemos expuesto las que son consideradas como las más plausibles. Pese a todo hemos intentado proporcionar una visión general de los barcos de guerra de la antigüedad, tanto guiados por nuestro propio interés personal, como por lo atractivo del tema. 6 2. EVOLUCIÓN Y TIPOS DE BARCOS DE GUERRA Al hablar de barcos de guerra, debemos dejar claras algunas de las diferencias generales que estos poseían respecto a los barcos mercantes. Los navíos de combate presentaban una forma más alargada y una mayor rapidez que los pesados mercantes. Estas formas alargadas hacen que se les defina como “barcos largos”.1 Esta característica hacía de ellos unas máquinas bastante rápidas (según la clase del navío). Pero su forma también era su mayor debilidad pues contaban con un número limitado de tripulantes y eran sumamente frágiles a las inclemencias climáticas. Para conseguir la rapidez que ya he mencionado, estos artilugios marinos se diferencian nuevamente de los mercantes. Estos últimos usaban como medio de propulsión exclusivamente la vela, a diferencia de los barcos de guerra que combinaban la vela con los remos. Esta era arriada o desmontada en los momentos de combate, dependiendo exclusivamente de la fuerza de los remeros. Remeros que, dependiendo de su pericia, decidirán el destino del buque. La escasez de espacio provocaba que no hubiera sitio para las reservas de agua por lo que las largas travesías eran escasas y era necesario fondear habitualmente. 2.1. Primeros navíos La historia de las primeras embarcaciones militares debemos ubicarla en la misma temporización que el nacimiento del comercio marítimo en el Mediterráneo, en torno al 3.000 a. C. En un inicio este comercio estaría ubicado en la zona oriental, donde encontramos a Egipto y a la cultura Minoica. Los primeros barcos, aunque el apelativo de barco podría parecer exagerado, eran un simple tronco de madera, que más tarde se vaciaría. Posteriormente, se evolucionó a navíos cada vez más complejos, fabricados en materiales como papiro o junco, en el caso egipcio; o a embarcaciones fabricadas con palos, una arcaica vela y un rudimentario aparejo.2 Los barcos mercantes se irán desarrollando según el aumento de las necesidades comerciales. El comercio dará lugar a la aparición de la piratería, esto conllevó que fuera 1 2 GARLAN, 2003, 124. RODRÍGUEZ ASTI, 2013, 10 – 11. 7 necesaria la creación de unos barcos enfocados a la lucha. Es difícil determinar las características pues no hay restos materiales, y los conocimientos que tenemos son extraídos en gran parte de representaciones en piezas de cerámica o de autores clásicos. Podemos afirmar que hay dos tipos de barcos militares; por un lado, los que eran meros transportes militares. Y por otro, los dedicados a la piratería y a la guerra. Estos últimos eran más veloces y estaban impulsados tanto por remo como por vela.3 La primera contienda donde los barcos de guerra contaron con un papel activo fue durante la guerra entre el Egipto de Ramsés III (1184 – 1153 a. C.) y los denominados como Pueblos del Mar en el siglo XII a. C. Las flotas de ambos contendientes se enfrentaron en el delta del Nilo donde los navíos egipcios más livianos, armados con un espolón en la parte superior de la proa y un equipo de 30 remeros consiguieron hundir al enemigo. (figg. 1 y 2) En la zona siria, tras la caída del Imperio Hitita, las ciudades fenicias empezaran a crear una flota con características diferentes a las de los minoicos y más adelante a los griegos. Los minoicos dedicados a la piratería disponían de unos navíos rápidos adaptados para el pillaje, con una tripulación de 30 remeros. Estos primeros navíos podían llegar a tener 17 m. de largo 4 m. de ancho y no contaban con un espolón, a diferencia de los egipcios. Este último tipo de barco dará paso a la pentecóntera punto de inicio de las galeras de siglos posteriores. 2.2. Pentecóntera y otros modelos de barco (fig. 3) Uno de los primeros barcos de guerra de los que tenemos información es el denominado pentekonter. Lo que sabemos de este tipo de navío nos llega a través de Homero y algunas representaciones en cerámicas. Este barco surgió aproximadamente en torno a la Edad Oscura. Es difícil concretar un siglo exacto, pero podríamos decir en torno al siglo XII o XI a. C. Lo que podemos afirmar con precisión es que su importancia decaerá en el VI a. C. La pentecóntera está claramente relacionada con la piratería de este periodo y va a ser el punto de partida para naves de mayor tamaño.4 El navío se caracterizaba por tener una dotación de 50 remeros, 25 en cada lado (figg.4, 5 y 6). Disponía de uno o dos remos manejados por el timonel, que no entran dentro del cómputo global. Su construcción seguía unas reglas muy parecidas en todas las culturas que 3 4 CASSON, 1969, 37 – 38. WOOD, 2012, 32. 8 lo construyeron. Otra característica de este tipo de barco es que no tenía una cubierta completa sino media cubierta la cual se anchaba en la proa y en la popa con el objetivo de dar espacio a los marineros. Los remeros estaban sentados sobre unos bancos dispuestos sobre el casco de la nave y contaban con escasa protección. El barco tenía una vela cuadrada de lona, elaborada por secciones, que medía 8 m. de ancho y estaba sustentada por un mástil de entre 10 y 15 m. La vela sería manejada por diferentes tipos de aparejos, elaborados todos ellos con cuero o papiro. Solía tener unos 32 m. de eslora y 2,2 m. de manga.5 Este tipo de nave podía transportar un total de 12 t., incluidas comida y agua, que se guardaban, a falta de una bodega, debajo de los bancos de los remeros. Estos barcos en sus inicios no contaban con un espolón; sino un corta–aguas, que luego daría paso a nuevos modelos de pentecónteras con espolón de bronce. La pentecóntera será el barco básico de esta época, pero no significa que fuera el único modelo existente. Existían modelos más pequeños como el eikosoroi con una fuerza de 20 remeros (10 a cada lado). Debido a sus dimensiones en torno a 17 m. de largo y 3 m. de perfil del casco, era más lento que una pentecóntera y su función principal, en caso de que hubiera una batalla, era la de apoyar a naves de mayores dimensiones.6 Las pentecónteras siguieron evolucionando con nuevas mejoras como un espolón de bronce o los dos bancos de remeros creando la birreme o dikrotos (fig. 7). No es lo mismo que el hekatonter,7 dado que, en éste, lo que hacía era redistribuir a los 50 remeros en dos bancadas de remeros en cada lado. La existencia de los dos bancos de remeros permitió una mayor movilidad a la nave, el problema está en precisar el momento en que se produce esta modificación. Esta mejora permitirá reducir el tamaño de la pentecóntera a 21 m. El uso del espolón fue generalizado en el siglo VI a. C. Pero esta arma, será también usada por los mercantes para rechazar los ataques piratas. Y por el contrario los piratas no la solían usar pues les impedía saquear la nave que abordaban. Otra innovación será el uso de una cubierta en sustitución de la estrecha pasarela que tenían los barcos anteriores. Los barcos con cubiertas serán conocidos como Cataphract y los que no, los Aphract.8 Según Adrían K. Wood, la zona de remeros medía 26 m., incluido el metro de separación entre remero y remero, y a esto hay que sumarle los 3 m. que solían tener las secciones de proa y popa (Wood, 2012, 34). 6 Ib., 36. 7 Este mismo autor alude brevemente al hekatonter, que se cree que es una pentecóntera con dos niveles de remeros, lo que daría lugar a 100 remeros más 20 tripulantes; este tipo de barco, afirma Adrían K. Wood, plantea muchas dudas pues es difícil acomodar a 120 personas en un barco con capacidad para poco más de 50 (Ib., 35 – 36). 8 Ib., 39. 5 9 Otro barco que también se dio en esta época fue el triakonter (fig. 8), con una fuerza de 30 remeros 15 por cada lado. Su función era similar a la que tuvo en años anteriores el eikosoroi; de reconocimiento y salvamento de los marinos caídos al mar. Su maniobrabilidad le permitía zafarse de las embestidas y durante varios años sirvió como buque de apoyo.9 Llegarán hasta los años de la Roma imperial. 2.3. Trirreme (figg. 9 y 10) El siguiente tipo de barco ha sido el punto de partida para los modelos que veremos en los siguientes años como la quinquerreme. Es por eso que su análisis es más extenso en comparación con otras clases. El modelo básico en que se basa la información es en la trirreme ateniense, pues es el más conocido y del que luego se van a ver influencias otras ciudades incluida Roma. En las anteriores naves, hemos apreciado los intentos de aumentar la capacidad de remeros, pero aprovechando el espacio sin hacer embarcaciones excesivamente largas. En torno al siglo VII a. C. o VI a. C. se empezó a desarrollar lo que se considera uno de los mejores barcos de guerra de la antigüedad; debido en gran parte a su fiabilidad y múltiples facetas. Es el primer barco que llega a las tres alturas de remeros, los barcos que vengan a continuación serán modificaciones de mayor tamaño y con más remeros que el trirreme entre otras mejoras. Su invención no significo que las pentecónteras de diferentes clases desapareciesen, sino que fueron sustituidas de manera paulatina. A quien corresponde la invención de este tipo de navío todavía hoy es una incógnita. Unos autores se posicionan del lado de Tucídides que menciona, que fueron los Corintios de la mano de Ameinocles en torno al siglo VII a. C.10 Otros autores dirán que la trirreme sería usada (que no inventado) en torno al siglo VI a.C. Estos autores se remiten a Heródoto; que menciona que en la evacuación de Focea en el 540 a. C. tras la invasión persa no había ningún trirreme. También en la Batalla de Alalia (535 a. C.) los navíos que combatieron eran pentecónteras. La primera mención de Heródoto a las trirremes es en el año 525 a. C., cuando Polícrates, tirano de Samos (540 – 522 a. C.), envía 40 trirremes para ayudar a Cambises II (530 – 522 a. C.) para acabar con la flota egipcia.11 Ib., 42. Tucid. 1.13. 11 Herod. 1.164; 1.166; 3.44. 9 10 10 Si tomamos como válida esta referencia de Heródoto, se vería complementada con la idea de que los inventores de este tipo de barco fueron los fenicios de Sidón en torno al siglo VII a. C. El principal punto a favor es que la construcción del canal que une el Mediterráneo y el Mar Rojo, construido a finales del VII a. C., tenía unas medidas que permitían navegar a dos trirremes de manera paralela.12 Podemos adivinar de las ideas expuestas que tanto Tucídides como Heródoto pueden tener razón. El primero hace referencia a los griegos que tuvieron en su flota trirremes y eso no quita para que los inventores fueran los fenicios de Sidón. Debemos tener en cuenta también que, a la hora de describir estos barcos, aunque se parecen en gran parte, existen diferencias según el pueblo que los construya. Los fenicios tenían trirremes más espaciosos que los griegos para poder llevar una cantidad de carga mayor. Pero como ya hemos enunciado, las características principales del trirreme eran las mismas para los pueblos que los construyeron. La idea sería la de crear una alternativa más potente y ágil que las pentecónteras. Ya con la birreme se había introducido la segunda bancada, es lógico pensar que el siguiente paso sería una tercera. Antes de que se aceptara la idea de tres órdenes superpuestos en tres bancos; había otra que defendía un solo orden como en las pentecónteras, donde las diferentes clases de remeros se dispondrían desde la proa hasta la popa según su categoría.13 Otra hipótesis, también muy defendida, fue la de que tres hombres manejaran un remo,14 pero no tuvo mucha aceptación, pues no tiene sentido desaprovechar la invención del segundo banco. La conclusión lógica es la de crear un banco más. La trirreme contará 170 remeros (sin contar otros tripulantes) experimentados divididos en tres grupos según su posición dentro del barco, pero no solo de proa a popa sino también en altura (fig. 11). En la parte inferior del casco de la nave; a tan solo 50 cm.,15 de la línea de flotación estaban los talamitas.16 Este grupo estaría formado por 54 remeros dividido entre los dos lados de la nave. Debido a la cercanía al nivel del agua las troneras donde colocaban sus remos estaban protegidas por un saco de cuero. En el nivel intermedio estarían los zigitas. Estos colocaban sus remos justo debajo de la borda, y serian también 54. Ib., 35. Ib., 36. 14 GARLAN, 2003, 126. 15 Fik Meijer afirma que eran 40 cm. (MEIJER, 1986, 37). 16 MEIJER, 1986, 37. 12 13 11 Por encima de los otros dos grupos estaban los tranitas. Para que este grupo apoyase los remos se creó la parexeiresia. Un saliente de unos 60 cm. del casco de la nave. Esta invención permitirá a los remeros superiores colocar sus remos en una posición segura para poder remar. Este grupo estaba conformado por 62 remeros. A proa y a popa el barco se estrechaba en la parte inferior, por lo que solo podía haber remeros en la zona más alta; se sentaban dos tranitas a babor, a estribor, en la proa y en la popa.17 Los remeros estaban separados 92,5 cm. los unos de los otros.18 Esta medida nos ayuda a fijar o a estimar las dimensiones de un navío en torno a 36 m. Otra característica es la disposición de las troneras de los remos de manera oblicua.19 La longitud de los remos también crea dos tesis: una que defiende la misma longitud para todos los remeros de entre 4,17 m. o 4,18 m.,20 y por el contrario los que defienden que los remos de los zigitas tendrían una longitud de 4,40 m.21 Por encima del último nivel de remeros se encontraría la cubierta principal, está permitía el movimiento al resto de la tripulación del navío además de proteger a los remeros. Toda la cubierta estaba sujetada por unas vigas de madera creando huecos entre ellas. El arma principal de la trirreme fue su espolón (figg. 12 y 13). Se añadirá al corta–aguas de proa, típico de los barcos anteriores como la pentecóntera, un espolón de bronce reforzado con varias vigas y que para su reparación era removido del sitio.22 El espolón será el principal medio ofensivo de este tipo de naves durante la antigüedad, aunque hay momentos en que su importancia decae en favor del abordaje. En cuanto al velamen es una de las partes más difíciles de precisar de este tipo de barcos. Podemos afirmar que contaban con una vela cuadrada y un mástil. Ambos elementos serían usados en labores de patrulla o navegación prolongada, pero en una situación de batalla era normal dejarlos en la playa más cercana. También dispondrían algunos trirremes de un trinquete o una vela de menores dimensiones que la principal, en torno a ¼. El uso de está vela está siendo discutido, podría disponer de una estación para el prorates (vigía de proa) y servir como ayuda al timón. La duda principal recae en que en algunas representaciones no aparece solo la vela principal.23Esto podría significar que fue una adición posterior y que en los primeros años no existía. El timón de este tipo de naves y de las siguientes, era de doble GARLAN, 2003, 127. MEIJER, 1986, 37. 19 CASSON, 1995, 84. 20 MEIJER, 1986, 37. 21 GARLAN, 2003, 127. 22 MEIJER, 1986, 40. 23 MORRISON, COATES, 2000, 222 – 224. 17 18 12 posición en popa tanto a babor como a estribor y estaba controlado por el kubernetes (timonel). En otro orden la dotación clásica de un trirreme tomando el caso griego, (dado que es el modelo estándar para varias ciudades) presenta varias divisiones. Hay tres: En un grupo los epibatai y los toxotai que eran los hoplitas y arqueros sobre la cubierta del barco; los primeros serían unos 10 y los segundos en torno a 4. Por otro lado, los auxiliares del capitán (trierarchos) que reciben el nombre de hyperesiai, y finalmente los remeros o nautai.24 La tripulación completa del barco serían en torno a 200 hombres: los 170 remeros que ya hemos descrito, 5 o más oficiales y 25 tripulantes entre los que se encuentra los ya mencionados hoplitas o arqueros, entre otros.25 Debemos destacar algunas de las funciones de los oficiales de este tipo de barcos, pues las figuras de algunos se mantendrán en otras flotas. El trierarchos, es el capitán de la nave, aunque era más una figura política. Dirige la nave, pero su principal función era encargarse de su funcionamiento y mantenimiento. El kubernetes lleva el timón de la nave y se encargaba de dar las órdenes respecto al velamen y a los remeros. En muchas ocasiones, fue el verdadero capitán. Prorates o proreus era el vigía de proa, su función era la de avistar peligros y ayudar en la navegación al timonel. Keleustes estaba encargado de supervisar a los remeros. Trieraules (o auletes) ayudaba al keleustes, marcando el ritmo de boga. Pentekontarchos, encargado de las cuentas del barco, aunque tampoco tiene una función definida, era más un asistente. El naupegos era el carpintero del barco. La función principal de la trirreme es la de servir como galera de combate, pero esto no hace que la nave tenga una función solo en este ámbito. También funcionaba como transporte de tropas, para unos 30 soldados, aparte de los 10 que suelen llevar de normal. En este caso los remeros deberán bogar con más cautela y las maniobras no podrán ser tan bruscas dado que algunos soldados podrían caerse al agua. Por otro lado, la función que más va a transformar a la trirreme y a otros barcos es su uso como transporte de caballos (fig. 14): podía transportar unos 30, 15 en el lado de estribor a popa y 15 a babor en proa, con el fin de no desnivelar la nave.26 Ib., 108 – 115. MEIJER, 1986, 39. 26 MORRISON, COATES, 2000, 226. 24 25 13 Algunas filas de remeros como las de los zigitas fueron suprimidas y otras bancadas hubieran sido modificadas como las de los dos tranitas a popa que se eliminan para disponer de una rampa de acceso. La trirreme era el navío más usado por las armadas del mundo antiguo y su uso, con algunas variaciones, pervivirá hasta el siglo IV d. C. (fig. 15). Los modelos más grandes partirán de las mismas ideas que aportaba la trirreme; pero también se usaron modelos como el de la birreme, que vio un nuevo desarrollo. 14 3. LA FLOTA ROMANA En las páginas anteriores hemos visto algunas de las naves más importantes del Mediterráneo antes de que Roma fuera una potencia hegemónica. Pero esto no quita para que las veamos de nuevo en años posteriores; por ejemplo, la trirreme con variaciones llegará hasta el siglo IV d. C. Los barcos que va a usar Roma son heredados de la tradición del Mediterráneo oriental, a los que añadirán algunas modificaciones. 3.1. Los barcos de guerra Antes de que existiera una flota romana o algo similar, en oriente y algunas zonas de occidente como Sicilia y el Norte de África se estaban empezando a gestar la siguiente generación de barcos que conformaran las escuadras de Roma en los años venideros. En el siglo IV a. C. los diádocos empezaron un programa armamentístico, en el que la tecnología marítima cobró gran relevancia, serán los años de los grandes colosos del mar. Previamente, en Siracusa se habían empezado a construir naves de cuatro remeros cuatrirremes y naves de cinco, las quinquerremes.27 Estos barcos fueron prototipos, pues la forma final se la dieron los cartagineses. En tiempos de Alejandro Magno la mayoría de las flotas estaban formadas por quinquerremes o cuadrirremes. Durante los años de los diádocos las naves alcanzaron proporciones desorbitadas: 16, 18, o incluso 40 bancos de remeros, como el navío que mandó construir Ptolomeo IV Filópator (221 – 203 a. C.).28 En torno al siglo III a. C. se volvió a las formas previas de 4 y 5 órdenes de remeros que convivirán con otras naves como las trirremes. El caso más concreto de este regreso a barcos más moderados fue el caso de la flota de Rodas formada principalmente por cuadrirremes. Sus barcos eran rápidos y maniobrables, estos los usaban para defender sus rutas de la piratería y para mantener el equilibrio de poder en la zona. Con todo, los modelos de 6 y 7 órdenes o superiores, no se abandonarán durante la época romana y en la mayoría de casos hicieron el papel de nave comandante. 27 28 GARLAN, 2003, 128. Este navío seguramente fuera un catamarán, y era más un capricho del faraón. 15 3.1.1. Cuadrirremes, quinquerremes y liburnas Estos tres tipos de barcos van a componer el núcleo de la flota romana. Los dos primeros eran versiones más grandes y pesadas de la trirreme o la birreme. Por el contrario, la liburna fue el barco típico de la época imperial, este era mucho más ligero y rápido que los anteriores. La cuadrirreme fue un nuevo modelo de birreme con dos remeros por cada remo (figg. 16 y 17). La nave contaba con una cubierta con varios respiraderos, y podía llevar los modelos más estables incluso torres y artillería. Los romanos la usaron como nave exploradora (navis speculatoria).29 Se teoriza que el número de remeros podía ser de en torno a 240. Las medidas estándar eran de 43,3 m de longitud, una anchura de 7,3 m. y una altura por encima del nivel del agua de 5,5 m.30 La nave que sustituyo al trirreme como núcleo de las armadas en la antigüedad fue la quinquerreme. Más grande y pesado que la trirreme, usaba un sistema de remeros similar con tres bancadas (fig. 18), al igual que un espolón y dos velas. La diferencia era que había dos tranitas y dos zigitas por cada remo. El remo inferior era manejado por un talamita. Al igual que los barcos anteriores contaba con una cubierta que envolvía toda la nave (Cataphracta). En época romana hay dos variantes: una primera más pesada y lenta, que llevaba un corvus y una torre (figg. 19 y 20); y una segunda versión de años posteriores, más rápida y maniobrable que contaba con dos torres (fig. 21). Ambos modelos contaban con equipos de artillería. La dotación de este tipo de naves podía ser de 296 remeros en el primer modelo y 328 en el segundo. En cubierta había 28 tripulantes contando a los 8 oficiales, 40 soldados aunque podían llegar a 80. Las dimensiones podían llegar a ser entre 47 y 51.5 m. de largo, 8 m. de anchura y entre 6,7 y 6 m. de altura.31 Finalmente, el barco que conformó gran parte de las escuadras imperiales es la liburna (liburnae) (figg. 22 y 23). Fue una nave ligera, rápida y maniobrable, su origen está en los piratas de Iliria, estos usaban este tipo de embarcaciones para sus saqueos. En un inicio eran pequeñas con un solo nivel de remeros, aunque luego evolucionaron hacia un sistema similar al birreme (fig. 24). Los romanos la usaron, debido a su efectividad, a partir del siglo I a. C. y cobró gran relevancia en la etapa imperial.32 Es difícil establecer unas medidas o formas estándar debido a la confusión en las descripciones del barco.33 Varios autores usaron el D´AMATO, 2015, 14. PITASI, 2011, 106. 31 Ib., 95 -100. 32 Veg. Mil. 4. 33. 33 BÉRCHEZ CASTAÑO, 2010, 74. 29 30 16 termino liburnae para referirse a una nave de guerra. El modelo de una birreme pudo constar de unos 24,4 m. de longitud 5, 03 m. de anchura. Aparte de los tres modelos más comunes que hemos descrito, hubo otros como el Celox (fig. 25). Una nave pequeña de no más de 20 remeros que actuaba como nave de comunicación en una flota. También podemos mencionar a la hemiolia (fig.26), “el uno y medio”.34 Fue en origen un barco pirata que permitía a los remeros del banco superior situados a popa dejar sus remos y de este modo, recoger el mástil y el velamen sin necesidad de desembarcar. 3.2. De la Monarquía (753 – 509 a. C.) a la República (509 – 27 a. C.) Los barcos que hemos visto son de fases más avanzadas, debemos volver a los de un banco de remeros para tratar el origen de la classis romana. En la etapa de la Monarquía es difícil hablar de una flota al servicio de la pequeña ciudad que era Roma en ese momento. Lo que sí que podemos afirmar es que si debió existir alguna pequeña flotilla; tenemos que recordar que con Anco Marcio (641 – 617 a. C.) se fundó el puerto de Ostia Antica.35 A raíz de la construcción de este puerto podemos concluir que existió alguna embarcación encargada de patrullar las aguas cercanas a la entrada del Tíber.36 Pero no sabemos ni cuantas naves, ni la clase. A esta hipótesis podemos unir el hecho de que algunas monedas de este periodo llevan en el reverso, el dibujo de una proa, ese es el caso en el aes grave. Esto será algo común en años posteriores (figg. 27 y 28). También debemos pensar que, en esta etapa, en especial en el siglo VI a. C., Roma compartía sus intereses marítimos con los de la Liga Etrusca.37 No podemos decir mucho más acerca del periodo monárquico más allá de las suposiciones expuestas. Ya con la República sí que tenemos más información tanto de barcos como de acontecimientos en los que se vio involucrada la armada romana. Si tuviéramos que describir la flota de este periodo usaríamos adjetivos como improvisada e incluso puntual. Debemos apreciar que en sus inicios Roma ha sido una comunidad arraigada a la tierra y no tanto al mar; esto causaba cierto rechazo en las mentes de los romanos. Casi podríamos decir que sufrían hidrofobia. Durante la mayor parte de la etapa republicana los romanos dejaron el servicio de la armada en manos de sus aliados y solo habrá ciudadanos en algunos momentos CASSON, 1967, 90. GUILLÉN, 1985, 539. 36 Liv. 1.33. 37 D´ AMATO, 2015, 5. 34 35 17 y estos eran de segunda, en su mayoría libertos.38 Además se producía una continua alternancia entre la participación directa del estado romano, y la delegación de la construcción de barcos y vigilancia de las costas italianas, en los socii navalis.39 La primera misión descrita que tuvo un barco de la primitiva escuadra romana, fue una embajada enviada a Delfos. Su objetivo era ofrecer un sacrificio a Apolo por la conquista de Veyes en el año 396 a. C. La nave en la que partieron era posiblemente una trirreme, que fue tomada por piratas en la zona del Estrecho de Mesina. Finalmente, los piratas les dejaron el paso libre. Como vemos, los romanos de este momento no tenían una fuerza suficiente para oponerse a la piratería. Esta situación de desventaja ante la piratería, por falta de una flota regular se repitió nuevamente entre los años 354 - 349 a. C. Varios piratas griegos saquearon la costa del Lacio. La solución romana no paso por desarrollar una armada y enfrentarse a ellos, sino establecer unas colonias guarnicionadas en la costa. También podemos intuir una falta de recursos para mantener una flota; debemos pensar los problemas que están ocasionando los galos en el interior. Lo que debemos remarcar de este acontecimiento es algo que se repetió posteriormente. Y es que los soldados estacionados en estas colonias estaban exentos de entrar en las legiones; su obligación fue la de vigilar y defender el litoral.40Luego esto se aplicó a las tripulaciones de los barcos. En torno al año 340 a. C. los ataques de la flota de Antium (ca. Anzio) llegaron a amenazar Ostia. Finalmente, en el año 338 a. C. se consiguió someter a la ciudad; parte de los barcos que no fueron quemados fueron llevados a los astilleros de Ostia.41 El cónsul Lucio Furio Camilo ordenó llevar los espolones enemigos al foro de Roma, donde fueron colocados en las tribunas de los oradores recibiendo estas el nombre de rostra.42 La progresiva conquista del sur de Italia fortaleció a la armada romana. En el año 326 a. C. Neapolis (Nápoles) entrará en el área de poder de Roma junto con otras ciudades de Campania. Estas ciudades deberán ofrecer soporte naval a la República romana en caso de que fuera requerido. Ya en el año 343 a. C. Neapolis se había unido a Roma en la lucha contra los Samnitas, los habitantes de Neapolis fueron los primeros socios navales de Roma. En el año 312 a. C. se creó la primera figura oficial para controlar la armada, los duoviri navales classis ornandae reficiendaeque causa. Estos magistrados se encargaban de los MEIJER, 1986, 147. D´ AMATO, 2015, 7. 40 GUILLÉN, 1985, 539. 41 Liv. 3. 1.; Plin. NH, 34. 11. 20. 42 Liv. 8, 14. 12. 38 39 18 asuntos relacionados con la flota y el mar. Esta figura aparece en varias ocasiones, como es en el sitio de Nuceria (308 – 307 a. C.), aunque el intento de atacar con la flota fracasa. Un dato que nos puede servir para apreciar las proporciones de la escuadra romana, es que estos magistrados en torno al año 283 a. C. defendían con 10 naves cada uno de los dos duoviri navales las costas romanas del Mar Tirreno, su función principal era la de mantener la flota operativa.43 Podemos intuir que las proporciones de la marina de guerra romana no eran muy amplias, pues apenas llegaban a 20 o 30 navíos y seguramente, estos eran pentecónteras de varios formatos o trirremes. Otro hecho que apuntala está información es que en el año 307 a. C. los romanos intentan fundar una colonia en Córcega y para ello enviaron un contingente de en torno a 25 barcos. Nuevamente no podemos precisar la clase de estos de barcos, pero seguramente varios de ellos eran transportes, y no tanto embarcaciones militares. Esta colonia no próspera debido a la influencia de Cartago. Roma ya había mantenido contactos con la ciudad norteafricana, el último en el año 306 a. C. donde firmaron un tratado en el que establecían sus respectivas áreas de influencias.44 Los barcos de Roma antes de las guerras púnicas, eran pocos y pequeños. No se podían comparar con las grandes quinquerremes de Cartago. Durante la Primera Guerra Púnica (264 – 241 a. C.) los romanos crearon en el año 247 a. C., una nueva figura que se encargó de vigilar los movimientos de la flota cartaginesa, los classici quaestores. Estos se situaron en Ostia, Lilibeo, Cales y Ariminium.45 Tenemos, antes de la primera guerra contra Cartago, una armada pequeña en cuanto a cantidad y dimensiones, que se va a oponer a la flota más grande del mediterráneo occidental sin apenas experiencia ni éxitos. Pues hay un mayor número de fracasos, como el sitio de Nuceria (Nocera Inferiore) o en el año 282 a. C. contra Tarento donde la flota de esta ciudad hundió en mar abierto a la romana. Será especialmente durante la Primera Guerra Púnica cuando la classis romana alcance un nivel equiparable a la de Cartago y lo superé. En el desarrollo de la guerra apreciamos unos cambios continuos. Roma paso de tener una flota de naves conformada por trirremes y pentecónteras a enormes quinquerremes dotados de unas tripulaciones experimentadas. Cartago, por el contrario, paso de una armada profesional y experimentada; a tener que reclutar apresuradamente nuevas tripulaciones sin experiencia. Liv. 9.30.4. Liv. 9.43.26. 45 GUILLÉN, 1985, 540. 43 44 19 Esta evolución la podemos ver en los siguientes acontecimientos. Cuando los romanos intentan cruzar el estrecho de Mesina, estos lo hacen al amparo de la oscuridad intentando evitar a la flota cartaginesa.46 No tienen ningún barco de guerra con lo que oponerse en el año 264 a. C. Ante esta situación los romanos tuvieron que ideárselas para intentar construir una escuadra que se pudiera oponer a Cartago, pero la duda era ¿por dónde empezar? El navío más grande que Roma poseía era una trirreme y esta no era rival para la quinquerreme. La primera opción que tomaron los romanos fue la de buscar carpinteros en las ciudades aliadas de la Magna Grecia. Sin embargo, es en el mismo año (264 a. C.) cuando los romanos encontraron una quinquerreme cartaginesa varada en el estrecho de Mesina.47 Los romanos estudiaron el barco y empezaron a crear su propia flota de quinquerremes. En 60 días habían construido 100 de este tipo de barcos y 20 trirremes. Se diferencian con respecto al modelo cartaginés en que eran más pesados y lentos. Debemos pensar que esto a los romanos no les importaba tanto dado que lo que buscaban era más el abordaje y no tanto espolonear como los cartagineses. El problema no está en las características o número de embarcaciones, sino, como dice José Guillen, en que “a Roma le era más fácil construir una flota en 60 días, que adiestrar a sus hombres en el manejo de los buques y en la táctica de la guerra marítima.”48 La cantidad de hombres que hizo falta para completar los barcos con remeros era de unos 33.400, sin contar las dotaciones de cubierta.49 La mayoría de las tripulaciones estaban conformadas por socii navales, pero fue necesario reclutar población del Lacio, y en algunos casos hubo que recurrir incluso a los esclavos. La preparación de estos remeros fue ardua y para ello se crearon réplicas del sistema de remos en tierra para este cometido. Pero a los romanos les seguía faltando experiencia y por eso en algunos enfrentamientos se vieron superados por los cartagineses.50 La mayoría de las operaciones que realizó esta escuadra salieron mal. En el 260 a. C. los romanos idearon un nuevo artilugio que les ayudo a equilibrar la balanza en el mar, el corvus. La idea básica fue la de hacer del combate de mar uno terrestre (Incluso el despliegue de la flota parece el de una legión).51Para este cometido era necesario garantizar una estabilidad suficiente para abordar el navío enemigo. MEIJER, 1986, 151. MEIJER, 1986, 152. José GUILLÉN dice que fue en el 260 a. C y en las costas del Lacio (GUILLÉN, 1985, 541). 48 GUILLÉN, 1985, 541. 49 Cada quinquerreme son 300 remeros y cada trirreme 170. 50 En las Islas Lipari una escuadra romana, de 17 barcos, fue capturada por los cartagineses. 51 Polib. 1.26. 46 47 20 El corvus estaba conformado por un madero vertical de unos 7 m., un puente levadizo de 1,2 m. de ancho y unos 10,8 m. de largo (figg. 29 y 30). Poseía en el extremo opuesto a la base un garfio de hierro que se clavaba en el barco enemigo y además podía girar 360º lo que le permitía lanzarse en cualquier dirección. Esta arma cumplía dos funciones básicas: la de atrapar el barco enemigo y la de servir de puente de abordaje para los legionarios que iban a bordo de la nave.52 El primer encuentro que tuvieron los romanos contra los cartagineses con esta arma fue un rotundo éxito para Roma. Cartago perdió 31 naves incluido un hepteres (7 bancos de remeros).53 Finalmente en la Batalla de Ecnomo (256 a. C.) los cartagineses sufrieron una severa derrota contra Roma. Cartago perdió 94 barcos y 64 fueron capturados de un total de 200, frente a los 230 de Roma y sus aliados. Las diferentes victorias posibilitaron que la flota romana se dedicara a apoyar a las tropas de tierras en los asedios y los desembarcos. Un ejemplo es que tras Ecnomo, las legiones romanas pudieron desembarcar en África. Pero la experiencia en combate naval que progresivamente iban ganando los romanos no la obtenían con igual rapidez en la navegación. Pues en el año 255 a. C. frente a Camarina (sudeste de Sicilia), la escuadra se adentró en una tormenta y los barcos naufragaron sobreviviendo 80 navíos de una flota de 330.54 Este desastre se repetirá de nuevo en el año 240 a. C. Estas negligencias son fruto de la inexperiencia romana y en parte no ayudo a cambiar la percepción de la armada como un elemento auxiliar del ejército. Las revueltas en África contra Cartago permitieron a Roma rehacer su flota que en el año 249 a. C. ya estaría a un nivel similar al del año 256 a. C. En estos años de reconstrucción Roma tuvo que recurrir a sus ciudadanos más ricos para poder construir sus quinquerremes. El estado dejo de preocuparse tanto de la financiación de la flota, algo que había hecho en los últimos años, recordemos a los Duoviri Navales. Esta nueva escuadra romana era más rápida y ligera que las anteriores; pues lo que buscan ahora es maniobrabilidad para poder espolonear. Es en estos años cuando se abandona el corvus y para el año 243 a. C., las tornas se han invertido. Roma cuenta con los mejores barcos y tripulaciones. Por el contrario, Cartago se encuentra de nuevo en inferioridad numérica y con tripulaciones de menor calidad. La derrota púnica se hace patente en el año 241 a. C. GUILLÉN, 1985, 541. Batalla de Mylae (260 a. C.) 54 CASSON, 1969, 159. 52 53 21 Durante los años que pasan entre las dos primeras Guerras Púnicas, Roma uso su armada para dominar gran parte de los mares e islas del Mediterráneo occidental. Al igual que para entrar en contacto con los pueblos de la costa de Iliria. En la Segunda Guerra Púnica (218 – 201 a. C.) el papel de la armada fue más secundario que en la primera contienda, pero no menos relevante. Mientras que la flota de Cartago se ocupaba de defender y patrullar las costas de África e Hispania.55 La de Roma se ocupó de evitar la llegada de refuerzos a Italia y otras zonas críticas, y aseguro la llegada de barcos de trigo a Roma. En el transcurso de la contienda el número de fuerzas navales fue claramente favorable a Roma. Esta poseía 220 quinquerremes, la mayoría de la anterior guerra. Cartago únicamente pudo oponer 50 quinquerremes, 2 cuadrirremes y 5 trirremes. En la Tercera Guerra Púnica (149 – 146 a. C.) la flota no jugó un papel de gran relevancia. En el transcurso de años que van desde principios del siglo II a. C. hasta principios del I a. C., Roma uso su flota para influir en las sociedades del Mediterráneo Oriental. El modo en el que actuará será similar a como actuó en Occidente, es decir, delegando en sus aliados como Rodas y Pérgamo que tuvieron un papel principal en la composición de las armadas. Roma y sus aliados, lucharon contra Filipo V (221 – 179 a. C.) de Macedonia al cual derrotaron en el año 197 a. C. Y contra Antíoco III (223 – 187 a. C.), rey del Imperio Seléucida. Los romanos se estaban sirviendo de los mismos barcos con los que habían derrotado a Cartago para dominar las aguas de oriente. Cuando derrotaron a todas las potencias del Mediterráneo prefirieron desarmar a sus enemigos a mantener una flota constante.56 Esta política traerá consecuencias cuando surjan nuevas disputas como en la lucha contra Mitrídates VI (112 – 63 a. C.) donde deberán pedir ayuda a las ciudades fenicias57. El vacío producido por la falta de una armada que controle las aguas del Mediterráneo, va a propiciar la aparición de la piratería que ya se estaba extendiendo desde la época de las guerras púnicas. Estos piratas usaban embarcaciones pequeñas y veloces ideales para el pillaje. Sus incursiones iban dirigidas a mercantes y poblaciones costeras (Isla de Delos 69 a. C.).58 Roma no tomaría ninguna acción contra ellos hasta que una incursión pirata acabó con una flotilla en Ostia.59 El senado encargará a Pompeyo acabar con la piratería y para ello se creó una flota de MEIJER, 1986, 168. GUILLÉN, 1985, 542. 57 STARR, 1975, 2. 58 DICKIE, VV.AA., 2012, 36. 59 Cic. Leg. Manil. 31 – 33. 55 56 22 200 barcos posiblemente quinquerremes y 70 naves más ligeras. Además de disponer de 120.000 soldados y 5.000 caballos, y el poder sobre 80 km tierra adentro. El planteamiento que siguió fue el de dividir el Mediterráneo en 13 zonas, y al mando de cada una a un legado de su confianza. Esta fue la primera división administrativa para el funcionamiento y área de actuación de una armada en el Mediterráneo. La táctica funcionó a la perfección y en 3 meses todos los reductos piratas habían sido reducidos. La piratería fue erradicada, y solo hubo brotes esporádicos. Roma había vuelto a recuperar una flota que se verá aumentada y modificada debido a las guerras civiles y sus consecuencias posteriores. Durante las guerras civiles la classis romana jugó un papel más relevante en la 2º (49 – 45 a. C.) pero sobretodo en la 4º (32 – 30 a. C.). La flota que desarrolló Pompeyo durante su lucha contra los piratas se vio envuelta en la contienda que enfrentó a este y a Cesar. La flota se dispuso en gran parte del lado del Senado. Cuando Cesar avanzo hacia Hispania tuvo que construir 20 trirremes para acabar con la resistencia de Massilia (Marsella). Nuevamente el uso del espolón y la maniobrabilidad por partes de las embarcaciones romanas son sustituidas por el abordaje, al contrario que la flota enemiga.60 El sitio se resolvió con una victoria de las tropas cesarianas. No hubo ningún enfrentamiento entre ambas escuadras pues cuando Cesar cruzó el Adriático, lo hizo evitando a la flota de Pompeyo de más de 500 naves contando a las aliadas. Tenemos que pensar en las limitaciones de carga y estabilidad que poseían estas naves; interceptar al enemigo no era fácil. Una vez acabada la guerra y ser asesinado César en el año 44 a. C. Sexto, hijo de Pompeyo, había conseguido agrupar una flota de 130 naves más ligeras y maniobrables que las de sus oponentes. Tras la derrota de Bruto y Casio los restos de la flota de éstos pasaron a Sexto que consolidó su posición en torno a Sicilia, Cerdeña y Córcega. Durante los años 42 a 40 a. C. se dedicó a la piratería cortando el suministro de grano a Roma.61 Tenemos que recordar que parte de los barcos que comanda Sexto eran, en origen, los que comandó su padre contra los piratas. Por el contrario, Octavio carecía de navíos y remeros con experiencia. Esta situación llevo a la firma del Tratado de Miseno (39 a. C.) donde se reconocía la autoridad de Sexto sobre las islas que controlaba y este debía abandonar la piratería. Octavio reanudó la guerra en el 38 a. C. pero la escuadra que construyó fue destruida por una 60 61 MEIJER, 1986, 198. STARR, 1975, 6 23 tormenta. Finalmente, en 37 a. C se había construido el Portus Iulius (ca. Pozzuoli) con objetivo de crear un lugar seguro donde construir barcos y entrenar remeros.62 El nuevo almirante de Octavio fue Marco Vipsanio Agripa que contara con 370 barcos nuevos, la mayoría quinquerremes y una hexarreme. Son embarcaciones pesadas, por lo que Agripa busco abordar los barcos de Sexto; para ello equipo su flota con catapultas y unos lanzaflechas que atrapaban a las ligeras naves enemigas posibilitando el abordaje.63 Finalmente en el 36 a. C. la flota de Octavio y Agripa venció a la de Sexto en Náuloco. Tras la derrota de Sexto solo quedan Octavio, Marco Antonio y Lepido, y tras desaparecer este último de la escena política la tensión aumento entre los dos restantes. Ambos se enfrentaron en Actium (Accio) en el año 31 a. C., las escuadras de ambos no podían ser más dispares. La de Octavio y Agripa estaba formada por quinquerremes, un hexarreme y liburnas; estas últimas como hemos visto más ligeras y rápidas. Por otro lado, Marco Antonio comandaba naves de mayor tonelaje, su nave comandante era un deceres, y tenía en sus filas varios “nueves”. Esto nos da una idea de las dimensiones de su flota, debemos añadir que la nave más ligera era una trirreme. Los barcos de Marco Antonio estaban reforzados con protecciones de hierro para evitar el ataque de un espolón. Cuando empezó el combate parecía más un combate terrestre, pues las naves de Octavio más ligeras no conseguían espolonear a las de Antonio y las de éste eran demasiado pesadas como para espolonear a las embarcaciones enemigas. Lo más usual era ver a 3 o 4 naves de Octavio lanzarse a por una enemiga y abordarla. El resultado de la batalla se decantó del lado de Octavio debido a que una parte de los barcos egipcios con las velas montadas decidió abrir brecha en las líneas de Octavio y huir.64 Marco Antonio cambio a una nave más veloz y siguió a Cleopatra; sin comandante su flota siguió luchando, pero se acabó rindiendo. 3.3. Imperio (27 a. C. – 476 d. C.) Durante el Imperio la classis romana tuvo una nueva función. No fue una flota destinada tanto a la guerra como en la República, sino más bien de una fuerza policial encargada de la Suet. Aug., 16. CASSON, 1967, 198. 64 Las velas, como ya hemos visto, se dejaban en la playa antes de comenzar el combate, y mantenerlas montadas significaba, la mayoría de las veces, que no había intención de combatir. 62 63 24 seguridad en el Mediterráneo. Esto perduró hasta el siglo III y IV d. C. cuando nuevamente cobran protagonismo las batallas navales a gran escala. 3.3.1. La organización de la marina romana Tras Actium (Accio), Augusto disponía de una escuadra de 750 barcos de guerra, incluidos los de Marco Antonio. Una parte de los mismos fueron quemados o desechados, esto se debía a que el coste de mantenimiento resultaba demasiado alto. El siguiente paso fue buscar un lugar para estacionar la nueva flota que estaban creando Augusto y Agripa, el lugar elegido fue Forum Iulii, al sur de la Galia, en la actual Fréjus. Desde este punto se podían controlar Galia e Hispania, 65 pero Forum Iulii parecía más una solución temporal que otra cosa. En el año 27 a. C. se crearon la Classis Misenensis y la Classis Ravennas, ambas serían las principales flotas imperiales, su principal cometido patrullar las aguas del mediterráneo y en especial las que rodean Italia.66 El peso principal recaerá sobre la de Miseno, pues contaba con una superior cantidad de barcos y de mayores dimensiones. Ambos fueron puertos exclusivamente militares. La flota de Miseno tuvo la tarea de proteger los envíos de grano a Roma, su área de influencia abarcaba gran parte del Mediterráneo. En especial las zonas de la Galia, Hispania, Mauritania, Córcega, Cerdeña y Egipto. La de Ravena se ocupaba del Mar Adríatico, Macedonía y Grecia. Es difícil afirmar el área de influencia exacta de ambas flotas, pues hay destacamentos o registros de ambas en varios lugares. En el caso de Grecia hay registros de las dos, aunque predominan los de la escuadra de Miseno. Hay autores que acotan la influencia de la classis de Ravena solo al Adriático, y amplía la influencia de la de Miseno hasta Siria y el Mar Negro.67 Por el contrario, otros opinan que las patrullas de Ravena llegaban hasta Siria y el Ponto Euxino.68 La composición de ambas escuadras es muy diferente a la de las grandes concentraciones del periodo anterior. La de Miseno contaba con una fuerza de unos 50 barcos siendo la mayoría liburnas, trirremes, cuadrirremes, dos quinquerremes y una hexarreme que actuaba de nave comandante (fig. 31).69 La de Ravena contaba con menos navíos y la mayoría eran trirremes y liburnas. Apreciamos como se han abandonado las quinquerremes a favor de naves más rápidas y maniobrables. Tenemos que Tac., Ann. 4. 5. Suet., Aug. 49. 67 STARR, 1975, 25. 68 MEIJER, 1986, 213. 69 CASSON, 1995, 141 – 142. 65 66 25 pensar que el mayor problema al que se enfrentaron estas flotas era la piratería por lo que no se necesitaba de grandes buques, pues nadie iba a poder construir una armada de grandes dimensiones en el lago romano sin que sus propietarios se percatasen. Ambas flotas contaban con distintas bases y destacamentos por todo el Mediterráneo: la de Miseno, tras la reforma de Claudio, tenía destacamentos en Ostia o en Forum Iulii; la de Rávena tenía, entre otros, bases en Aquileia o Brundisium.70 Además había otras escuadras auxiliares en distintos puntos del Imperio que se fueron creando entre los siglos I a. C. y I d. C. Por ejemplo, en Alejandría la Cl. Alexandrina, en el Mar Negro la Cl. Póntica, en Siria la Cl. Syriaca, en Britannia la Cl. Britannica. Estas eran las flotas marítimas, flotas fluviales había tres más: la Cl. Moesica y la Cl. Pannonica en el Danubio, y la Cl. Germanica en el Rin (fig. 32).71 Todas las flotas estaban comandadas por un praefectus classis, este puesto fue ocupado por un équite al contrario que en la etapa anterior que eran senadores quienes ocupaban el almirantazgo. El almirante con mayor graduación de todos era el de la flota de Miseno, el praefectus classis praetoriae Misenensis. Aunque este último tenga una relevancia mayor que los demás no hay un almirante para toda la flota pues ese cargo lo ocupaba el emperador. El prefecto de la flota se ayudaba de un equipo de militares y civiles con el que realizar todas las tareas administrativas que requería el funcionamiento de la armada. Un caso era el del sub– prefecto, el segundo al mando dentro de la flota. Las escuadras de este periodo al igual que las del periodo republicano seguían estando conformadas por socii navales, pues la mayoría de las tripulaciones eran de origen oriental. Había algún ciudadano de la clase más baja.72 También seguía habiendo libertos y esclavos, aunque a estos últimos en muchos casos se les prometía la libertad al atarlos a un remo.73 La organización que hemos visto sobrevivió durante la mayor parte de la etapa imperial, con características similares. Su importancia decaerá a partir del siglo IV d. C. donde su presencia no es tan frecuente, salvo algunas menciones en tiempos de Diocleciano. La última batalla naval de los barcos que hemos expuesto, será entre Constantino y Licinio en el año 324 d. C., donde la flota de triaconteras del primero se impondrá a una de trirremes del segundo. Sera aquí cuando la trirreme desaparezca y sea sustituida por naves más pequeñas, como la triacontera.74 O la posterior galera del siglo V d. C. de dos bancos de remeros, el dromón. GUILLÉN. 1985, 543 - 544 STARR. 1975, 129 – 152. 72 Polib., 6.19. 73 GUILLÉN, 1985, 545. 74 MEIJER, 1986, 232 – 235. 70 71 26 4. CONCLUSIONES En el transcurso de estas páginas hemos visto distintas evoluciones. Por un lado, la evolución desde barcos arcaicos de un solo banco de remeros y con una tripulación pequeña, a unos navíos de dimensiones colosales de 5, 6, 10 o más remeros. Hemos visto que los primeros barcos no contaban más que con la fuerza de sus remeros y combatientes de cubierta. Y al final aparece la artillería que, a la larga, sustituirá al espolón. Sin duda afirmo que, a pesar del aumento de las dimensiones y el espacio del navío, hay una clara continuidad con respecto a la oficialidad y métodos de financiación de los navíos. En cuanto a la oficialidad vemos como en el mundo griego y romano se mantienen unos rangos similares, aunque el nombre cambie en ocasiones. La financiación, por otro lado, se turna entre un sistema estatal, o uno privado donde una persona adinerada debía costear un navío. El caso concreto que nos ha ocupado en gran parte de este TFG ha sido la classis romana. Sin duda es una de esas curiosidades de la historia, que una ciudad agrícola como Roma, con reticencias al mar, creara su imperio en torno a un mar tradicionalmente navegable como el Mediterráneo. Hemos constatado que la evolución de la flota que controló este mar durante casi siete siglos no ha sido un camino sencillo. Sin duda la armada romana ha pasado por numerosos altibajos, desde no disponer de una sola escuadra, a tener una y que se hundiera por las negligencias o el mal tiempo. La proyección que ha seguido ha ido variando cada siglo. De manera concreta, hemos visto cómo se pasa de no tener una armada o depender de los aliados para proteger las costas, a disponer de una escuadra de dimensiones equiparables o superiores a las de sus rivales en poco tiempo. Pero con la misma rapidez que construyen una flota, la abandonan y dejan que se pudra en los puertos. Sin duda esto es una constante hasta la época imperial donde ya existe un mantenimiento continuo al igual que con una organización que perdurará hasta el siglo IV d. C. También hemos constatado una evolución respecto a la preferencia en cuanto al tipo de barco, pasando constantemente desde barcos grandes y pesados a unos más pequeños y livianos. Este tema sin duda da para un estudio más profundo puesto que hay muchos aspectos que no comento o profundizo como es el Bajo Imperio romano u otros tipos de barcos, no solo militares. Sin duda sería interesante realizar varios estudios de este tema desde otras perspectivas. El caso más plausible sería aportar la visión que hay en la cultura popular 27 (películas, videojuegos, arte, novelas…) de los barcos en la antigüedad que incluso daría para una línea de investigación para extrapolarlo a otros temas. 28 5. ANEXO I: FIGURAS Fig. 1: Galera egipcia en tiempos de Ramsés III (WOOD, 2012, 10). Fig. 2: Ataque de navío egipcio con espolón (DICKIE et alii, 2012, 11). 29 Fig. 3: Pentecóntera (WOOD, 2012, 34). Fig. 4: Plano de una pentecóntera (PITASSI, 2011, 75). Fig. 5: Relieve de una monorreme del siglo VI a. C. (CASSON, 1995, 394). 30 Fig. 6: Pentecóntera del siglo VI a. C. (CASSON, 1995, 402). Fig. 7: Plano de una birreme griega (PITASSI, 2012, 81). Fig. 8: Triacontera (WOOD, 2012, 45). 31 Fig. 9: Trirreme griego del siglo V a. C. (CASSON, 1995, 408). Fig. 10: Plano de una trirreme del I o II a. C. (PITASSI, 2012, 86). Fig. 11: Disposición de los bancos de remeros en una trirreme (CASSON, 1995, 408). 32 Fig. 12: Espolón. (D´AMATO, 2015, 26). Fig. 13: Espolón (2). (D´AMATO, 2015, 23). 33 Fig. 14: Trirreme transportando caballos. (MORRISON, - COATES, 2000, 227). 34 Fig. 15: Relieve de una trirreme romana I a. C. (CASSON, 1995, 419). Fig. 16: Plano de Cuadrirreme. (PITASSI, 2012, 104). 35 Fig. 17: Relieve un barco romano posiblemente una cuadrirreme. (PITASSI, 2012, 91). Fig. 18: Remeros en el interior de una quinquerreme. (DICKIE et alii, 2012, 34). 36 Fig. 19: Quinquerreme con corvus. (D´AMATO, 2015, 13). Fig. 20: Plano de un modelo de quinquerreme. (PITASSI, 2012, 96). Fig. 21: Plano de una quinquerreme con dos torres. (PITASSI, 2012, 97). 37 Fig. 22: Liburna romana. (D´AMATO, 2015, 41). Fig. 23: Plano de una Liburna. (PITASSI, 2012, 110). 38 Fig. 24: Plano de una liburna birreme. (PITASSI, 2012, 111). Fig. 25: Plano de una Celox. (PITASSI, 2012, 112). Fig. 26: Dibujo de una Hemiolia del siglo VI a. C. (CASSON, 1995, 417). 39 Fig. 27: Moneda romana del siglo II a. C. (D´AMATO, 2015, 9). Fig. 28: Monedas romanas del siglo II y I a. C. (CASSON, 1995, 418). Fig. 29: Corvus antes de ser desplegado. (PITASSI, 2012, 44). 40 Fig. 30: Corvus después de ser desplegado. (PITASSI, 2012, 44). Fig. 31: Pintura mural de dos barcos de guerra seguramente de la flota de Miseno. (PITASSI, 2012, s. p.). 41 Fig. 32: Flotas imperiales. (MORRISON – COATES, 2000, s. p.). 42 6. BIBLIOGRAFÍA BÉRCHEZ CASTAÑO, E. 2010. “La liburna en el contexto de la flota romana”: Liburna, 4, pp. 69 – 87. CASSON, L. 1969. Los antiguos marinos, Buenos Aires: Paidós. CASSON, L. 1995. Ships and Seamanship in the ancient world, London: Johns Hopkins Paperbacks. D´AMATO, R. 2015. Republican Roman Warships: 509 – 27 BC, Oxford: Osprey Publishing. DICKIE, I. et alii. 2012. Técnicas bélicas de la guerra naval: 1190 a. C. – Presente, Madrid: Libsa. GARLAN, Y, 2003. La guerra en la antigüedad, Madrid: Alderabán. GUILLEN, J. 1985. Urbs Roma: Vida y Costumbres de los romanos III Religión y ejército, Salamanca: Sígueme. MEIJER, F. 1986. A History of Seafaring in the Classical World, Beckenham: Croom Helm. MORRISON, J. S- - COATES J. F. 2000. The Athenian Trireme: The history and reconstruction of an ancient Greek warships¸ Cambridge: Cambridge University Press. PITASSI, M. 2011. Roman Warships, Woodbridge: Boydell & Brewers. RODRÍGUEZ ASTI, J. 2013. Historia naval y marítima, t. 1, La Punta – Callao: División de publicaciones de la escuela superior de Perú. STARR, C. G. 1975. The Roman Imperial Navy, 31 BC – 324 AD, New York: Greenwood Press. STRAUSS, B. 2006. La batalla de Salamina: el mayor combate naval de la antigüedad, Barcelona: Edhasa. WOOD, A. K. 2012. Warships of the ancient world: 300 – 500 BC, Oxford: Osprey Publishing. 43