Transcript
Neuroeje, 2011, Vol. 24. Nº 1 © Imprenta Faroga, San José, 2011 15 Neurocirugía y arte Dr. Adrián Cáceres Chacón Hospital Nacional de Niños, “Dr. Carlos Sáenz Herrera”, San José, Costa Rica. Correspondencia: Servicio de Neurocirugía,4o Piso,Hospital Nacional de Niños,Paseo Colón,San José,Costa Rica email: neuroqx@gmail.com Fuego. Giuseppe Arcimboldo 1566, Kunsthistorisches Museum, Vienna. La obra de Giuseppe Arcimboldo ha cobrado notoriedad en tiempos recientes y esto ha dado paso a exposiciones desde las celebradas en los Jardines de Luxemburgo en Paris hasta el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York. Su obra, provocadora e intrépida para sus tiempos ha sido considerada la precursora de movimientos como el surrealismo y se ha dicho por Comanini que el contemplar las alegorías de Arcimboldo inevitablemente debe llevarnos mas allá de la estimulación visual o un tema de conversación. En la natulaleza Proteica de Arcimboldo podemos identificar que el buen pintor no solo domina su arte sino que, además requiere de un conocimiento de la estética del mundo natural que lo rodea. El paralelismo entre la obra pictorica de Arcimboldo y el uomo universalis que domina la ciencia y el arte así como la naturaleza filosófica y poética de nuestro entorno nos lleva a reflexionar en ese ideal que como neurocirujanos debemos alcanzar al dominar la anatomía, histología y fisiología traducida en las texturas de los diversos tejidos que involucran el cuerpo humano así como sus alteraciones producto de la enfermedad. La alegoría del fuego, pintada por Arcimboldo en el seno de la monarquía Habsburgo, representa una cabeza dispuesta a partir de diversos elementos igneos que nos recuerda lo complejo de nuestro arte y de los medios de razonamiento, tecnología y habilidades que debemos cultivar para proporcionar alivio a nuestros pacientes.