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HISTORIA DE AMÉRICA II UNIDAD IV: 8. “La explotación económica de los imperios coloniales español y portugués”. KONETZKE a) La política económica del Estado España: Las fuerzas expansivas, económicas y políticas que impulsaron a España y a Portugal al descubrimiento y conquista de regiones ultramarinas, determinaron también la conformación del ordenamiento económico en el imperio colonial americano. Se desarrolló un capitalismo colonial, que veía sus posibilidades de beneficio en el oro, la plata, perlas y otros productos preciosos del Nuevo Mundo, y al principio también en la adquisición de esclavos. Los poderes monárquicos delimitaron la esfera en que podía operar el lucro capitalista privado. Los primeros asentamientos españoles en las Antillas surgieron como factorías estatales. La economía privada quedaba excluida. Sin embargo, los reyes tuvieron que dar parte en las colonizaciones a la economía privada, en 1495 permitieron, a todos los súbditos suyos que se trasladaran libremente a las islas descubiertas y les adjudicaron tierras gratuitas. La adquisición de oro comenzó mediante el trueque con los indígenas. A los mercaderes se les levantó la prohibición de traficar con las indias. Asimismo la corona se aseguraba rentas considerables bajo la forma de gravámenes al comercio. Los monarcas establecían su monopolio sobre la extracción o el intercambio de ciertas materias primas, y por regla general, lo adjudicaban a particulares y consorcios contra pago de los correspondientes derechos. El monopolio se concedía a particulares por medio de una licencia real contra pago previo de cierta suma de dinero. Las minas pertenecían al patrimonio de la corona, y esta regalía adquirió gracias al hallazgo de ricos yacimientos de oro y plata, una significación económica especialmente destacada. Por lo común, la corona concedía a sus súbditos el derecho de explotar libremente las riquezas del subsuelo. Cualquier persona podía descubrir y explotar minerales, sin trabas, pero debía entregar a la corona un quinto del producto. Por otro lado, el sistema impositivo influyó poderosamente sobre la vida económica. El celo fiscal de la dominación española, orientado exclusivamente a obtener la mayor recaudación posible, constituyó un grave obstáculo para el desarrollo económico de las posesiones americanas. Aunque las monarquías española y portuguesa fomentaron mediante algunas medidas el desarrollo económico de las provincias americanas, el interés financiero de la metrópoli fue siempre, sin embargo, el elemento preponderante y decisivo. Ello se manifiesta ante todo, en el monopolio del tráfico marítimo. La situación geográfica predestinó a la región se Sevilla-Cádiz-Sanlúcar como punto de partida de la ruta marítima hacia el Nuevo Mundo. Sevilla se convirtió en el centro de las empresas hispánicas destinadas a colonizar las Indias. Era aquí donde se encontraban los créditos para financiar las expediciones a ultramar. Se formó un grupo de grandes mercaderes y banqueros sevillanos que dominó el tráfico con las Indias. Familias nobles emparentaban con estos comerciantes y se dedicaban asimismo a los negocios. Los Reyes Católicos legalizaron expresamente el monopolio de Sevilla. Como la Casa de Contratación debía fiscalizar todas las embarcaciones que hacían la carrera a las Indias, la capital andaluza fue declarada único puerto admitido para el tráfico marítimo con las tierras americanas. Más tarde, en 1519, permitió que en el puerto de Cádiz se efectuara el flete y descarga de naos de Indias, exceptuando las embarcaciones que traían oro (que debían ir a Sevilla). Con el pasar de los años se relajo el monopolio sevillano, ya que se permitieron también la entrada a otros puertos. Por otra parte, los habitantes de los reinos de ultramar sólo debían comerciar con la metrópoli, no con el extranjero. En los últimos decenios de la época colonial, el gobierno toleró, empero, cierta liberalización en el comercio. En 1543 el gobierno español introdujo el sistema de flotas y galeones para la travesía a las Indias, tanto de ida como de regreso. Cada año se permitían dos flotas (zarpaban desde puerto español en abril y agosto). Este sistema de navegación excluyo de una conexión directa con la metrópoli a la comarca platense y la costa sudamericana del Pacifico. El resultado de este ordenamiento fue que las colonias estuvieron irregular e insuficientemente abastecidas de bienes de consumo europeos. Este sistema no constituyó tan sólo una medida de protección al comercio, sino que se le concibió como un instrumento de una política económica mercantilista. El objetivo perseguido era el de asegurar que las riquezas coloniales, y en particular los metales preciosos, quedaran en manos de la corona española en lugar de fluir hacia el extranjero. Desde el ascenso de los Borbones al trono español, se abrieron camino a ciertas reformas que aspiraban a infundir nueva vida al tráfico con América, recurriendo para ellos a la concesión de franquicias más amplias: - En 1735 se abolió el sistema de flotas y galeones y se permitió a los marineros españoles que se dirigieran al Océano Pacífico por el Cabo de Hornos. - En 1765 se liberó, paso a paso, la navegación hacia las diversas regiones del imperio colonial español y otros puertos metropolitanos recibieron la autorización de comerciar directamente con el Nuevo Mundo. - La consecuencia fue un aumento del tráfico naviero y del movimiento comercial. En la literatura política española, fue habitual considerar al Nuevo Mundo según su contribución a la prosperidad económica de la metrópoli. Portugal: En la América lusitana, el Estado había intervenido menos en la vida económica. En un principio era libre el comercio de los colonos, quienes podían practicarlo incluso con el extranjero. Las limitaciones en las actividades mercantiles comenzaron con la anexión de Portugal a la monarquía española. Tras la restauración de la independencia portuguesa (1640), se otorgó a extranjeros el privilegio real de comerciar directamente con los puertos brasileños e incluso el de establecerse en el país. En 1711 se promulgó una real orden por la cual las naves foráneas sólo podían tocar en puertos brasileños navegando en convoy con barcos portugueses o en caso de averías ocasionadas por borrascas. Cuando el príncipe regente Juan, huyendo de las tropas napoleónicas, arribó al Brasil y abrió los puertos a las naves de las naciones amigas, no hizo más que legitimar una situación de hecho. El gobierno portugués, ante la inseguridad de los mares provocada por los ataques de los corsarios, se vio obligado a prestar protección armada a sus navíos. b) La búsqueda de riquezas en tierra firme y en el mar. Actividades mineras La explotación de las riquezas de oro y plata fue, en los primeros tiempos, lo que más atrajo a los españoles hacia el Nuevo Mundo. Sin conocimientos técnicos sobre el laboreo de los metales preciosos, mal podía esperarse una ganancia económica. Al iniciar la conquista existía la posibilidad de adquirir oro por medio del trueque con los aborígenes o el saqueo. El metal acumulado de esta forma cayó prontamente. Sólo trabajando se podía obtener más oro. El procedimiento más sencillo era el lavado del metal existente en las arenas de los ríos. Pero pronto se pasó a la explotación minera de oro y la plata con el descubrimiento de yacimientos argentíferos en América (1545 Cerro Rico de Potosí, y 1546 minas Zacatecas, México). Además del oro y la plata, pronto se extrajo también cobre, del que se produjo una fuerte demanda. La producción, empero, fue exigua. Para la explotación de minas mayores se requerían grandes capitales: - En los primeros tiempos varias personas solían sumar sus haberes y beneficiar en común un yacimiento. - Luego por la ineficacia de lo anterior, se formó un sistema de aparcería, en el cual un financiero prestaba el capital en hipoteca y un empresario minero ponía a disposición el terreno metalífero y emprendía la explotación del mineral. - Más adelante surgieron los bancos privados que concedían créditos a los mineros. - Durante el siglo XVI se subsanó la escasez de capital metropolitano mediante la participación de casas comerciales extranjeras en la financiación de la extracción americana de metales preciosos. En el siglo XVIII pudo apreciarse en el Perú una pronunciada mengua de la producción minera, por lo que se trató reanimarla (con asistencia alemana, introducción de progresos técnicos) En 1776 el gobierno aprobó la fundación del privilegiado Cuerpo y Tribunal de Minería en México, que aseguró numerosos beneficios al gremio minero y acreció su prestigio. Comercio perlero: - Perlas encontradas en el tercer viaje de Colón (frente a isla Margarita) - Nuevos hallazgos en Cuba (siglo XVI). Comenzaron la pesquería de perlas con ayuda de indios y esclavos. - Con motivo de numerosos casos de fallecimiento, la corona prohibió que en la pesquería de perlas se emplearan indios libres contra su voluntad. - A partir de 1530 se puso apreciar un agotamiento en la existencia de madreperlas. Felipe II promulgo en 1591 un reglamento para la explotación racional de esas pesquerías. Explotación económica del Brasil: Los metales preciosos no tuvieron, en los primeros tiempos, importancia alguna. Fue infructuosa la búsqueda de legendarios tesoros de oro y plata en el interior brasileño. En 1693, los bandeirantes descubrieron ricas bonanzas de oro en el actual estado de Minas Gerais. En el siglo XVIII el laboreo del metal aurífero se constituyo den el centro de toda la actividad económica, lo que repercutió desfavorablemente en la economía agraria y ante todo en la producción azucarera. En 1729 descubrieron los diamantes en el distrito aurífero en Mina Gerais. c) Agricultura y ganadería América española: Los primeros asentamientos hispánicos en las Antillas subsistieron gracias a los suministros de trigo procedentes de la metrópoli. También los recién llegados subsistieron con los víveres que obtenían de los aborígenes mediante trueque o despojo. Luego los emigrantes ibéricos se dedicaron al cultivo del suelo. Donde existía una población aborigen sedentaria, los colonos evitaban en lo posible trabajar con sus propias manos y dejaban a cargo de los indios la labranza. Los españoles se sustentaban en lo fundamental, con la producción agraria de las comunidades indígenas. La base alimentaria que la agricultura indígena significaba para los españoles fue puesta en peligro por la rápida merma de la población aborigen. La coyuntura favorable coadyuvó a la formación de los latifundios españoles, para cuya labranza se movilizó la mano de obra indígena aun disponible, y además negros esclavos. Posibilidades mayores de luyo se presentaron a la agricultura cuando sus productos no servían ya únicamente al consumo local, sino que pudieron exportarse a otras comarcas americanas e incluso a la metrópoli. La minería tuvo una significación decisiva para el desarrollo de la agricultura. Allí donde se desvanecía la ilusión de obtener enormes tesoros de oro y plata, los conquistadores y primeros colones se veían obligados a ganarse el sustento con las actividades agropecuarias. Por otro lado, tan pronto se difundían las noticias sobre hallazgos de oro y plata, se ponían en movimiento hacia la región respectiva rebaños de ganado mayor y menor. Los españoles introdujeron: - Cereales, hortalizas y frutos (la aclimatación de plantas útiles del Viejo Mundo presentó no pocas dificultades. Servían al consumo local) - Trigo (buenas cosechas en los valles del Altiplano andino y llanuras de zona templada) - Vino (principalmente en el virreinato del Perú. Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires) - Aceite de oliva (Chile, Mendoza). Se consumían las aceitunas sobre todo como fruta, sólo más tarde se instalaron molinos para extraer de las aceitunas el aceite. - Arroz (zonas húmedas y cálidas de las comarcas tropicales) - Cítricos - Caña de azúcar (llegada con las primeras colonizaciones. Produjo cosechas abundantes para abastecer al mercado europeo. Siglo XVI: aumentó considerablemente la producción azucarera, numerosos molinos de caña llamados ingenios. Las plantaciones de azúcar se convirtieron en grandes haciendas y contribuyeron a la formación de latifundios) - Cáñamo (necesario para confeccionar las jarcias de los barcos. Se cultivo a mediados del siglo XVI en México, Nueva Granada, Quito y Chile) - Lino (no se extendió mucho) - Algodón - Animales domésticos: caballos, vacas, ovejas, cerdos, cabras, asnos, perros, gatos, aves de corral. o Caballos utilizados en la conquista, continuo su importancia como animal de silla y de tiro (para traslado de personas y carga) o Buey usado en la agricultura como animal de tiro o Vacas y cabras posibilitaron una abundante dieta cárnica y dieta de leche animal o La conservación de la carne en saladeros no se inicio hasta fines del siglo XVIII - Gusano de seda (sólo en México. Fomentado por autoridades eclesiásticas y seculares) El Nuevo Mundo proporcionó a Europa: - Cacao (el cultivo se efectuaba en extensas plantaciones cultivadas por negros esclavos y demás mano de obra servil. Se exportaba gran parte de la cosecha) - Café (traído por holandeses, oriundo de Etiopía) - Tabaco (el creciente consumo de tabaco en Europa impulsó la explotación colonial de América. A sus hojas se le atribuían virtudes medicinales. Fumar tabaco y tomar rapé pasaban por signos de distinción. Para Las Casas era su consumo un vicio odiosos) - Yerbamate (consumo local. Principal riqueza de Paraguay, entro en Perú y Chile) - Coca (Cuzco. Explotación mediante trabajo forzado de indios procedentes del Altiplano. Misiones realizaron una activa campaña contra el uso de la coca y por las malas condiciones que trabajaban los mitayos en las plantaciones) - Palo brasil (confección de una tintura roja) Colores vegetales para el - Índigo apresto de los textiles - Añil La agricultura y la ganadería eran dos ramas agropecuarias separadas cuyos intereses a menudo se contraponían. Era libre para todos los vecinos el usufructo de los prados comunales, y la ley establecía el acceso franco a ejidos y dehesas. Estaba prohibido cercar los campos. En 1537 por iniciativa de la Ciudad de México, la corona ordenó que se instituyera la mesta, con el cometido de fomentar todas las modalidades de la ganadería. La mesta en México era una organización que estaba compuesta únicamente por estancieros. América portuguesa: Las regiones agrarias más extensas y fértiles, estaban dedicadas al cultivo de la caña de azúcar. La perspectiva de producir azúcar y venderla en el Viejo Mundo volvió económicamente atractiva, por primera vez, la colonización de Brasil (principal exportador de azúcar). En menor medida, se desarrollo desde principios del siglo XVII, el cultivo del tabaco, que se exportaba a Europa, y África prestaba servicios para la adquisición de esclavos. Cultivo de algodón. Segunda mitad del siglo XVIII. Cultivo de arroz, de café. Suministro a Europa de productos agrarios tropicales. La ganadería solo desempeño un papel secundario. La cantidad y calidad del ganado fueron exiguas. La economía ganadera contribuyó fundamentalmente a que la dominación portuguesa se extendiera sobre el interior brasileño. Tras la decadencia de la extracción del oro, Minas Gerias se convirtió en un centro lechero y quesero. d) Actividades industriales El surgimiento de artesanías y manufacturas en las colonias de ultramar no se ajustaba a la política económica general que seguían las metrópolis. Era imprescindible, empero, cierta actividad artesanal para proporcionar a los habitantes los objetos de demanda cotidiana. Surgieron los diversos oficios en los cuales, junto a los hombres de origen europeo, trabajaban indos, negros y mestizos. La demanda de mano de obra en las artesanías urbanas dio pie a una mayor integración económica de poblaciones racialmente diferentes. Los distintos oficios se organizaron en gremios. El interés del Estado era grande con respecto a la actividad de orífices y plateros. Dados el gran número e importancia de los caballos, la herrería era un oficio muy solicitado y prestigioso. Especial significación alcanzo la actividad artesanal en cuanto a la elaboración de textiles. La metrópoli no podía abastecer adecuada y regularmente con tejidos a la creciente población blanca, ni tampoco suministrar vestimenta a los indios. Los gobiernos toleraron el surgimiento de manufacturas coloniales en la medida en que éstas suplieran y complementaran el abastecimiento por la metrópoli y no compitieran con las exportaciones europeas. Estaba en el interés del Estado que el consumo aumentara lo más posible y que todos los habitantes tuvieran una ocupación y disfrutasen de una existencia llevadera. La creación de manufacturas en América parecía también un remedio adecuado para la erradicación de abusos sociales. Necesariamente faltaba una industria siderúrgica. La carencia de hierro colado hacía imposible, la fabricación de armas y granadas. Existían, no obstante, algunas fundiciones de bronce para cañones y campanas. La actividad manufacturera en Brasil era muy escasa. Las ciudades albergaban artesanos de diversas clases, mulatos en su mayor parte, organizados en gremios. En la segunda mitad del siglo XVIII se originaron en Río y Minas Gerais manufacturas pañeras más importantes (que la metrópoli ordeno a que cerraran los talleres de paños) Los jesuitas instalaron a mediados del siglo XVI las primeras herrerías. El príncipe regente Juan, tras su fuga de Portugal, proyecto la instalación de industrias siderúrgicas propias en Brasil. e) La importancia económica del comercio El comercio era la principal fuerza motriz económica de las colonizaciones ultramarinas y siguió apareciendo, en lo sucesivo, como el valor económico más alto de una dominación colonial. La confrontación de las exportaciones de mercancías hacia América muestra que España obtuvo de su imperio de ultramar el doble y hasta el cuádruple, en valores, de lo que montaban los suministros de mercancías al Nuevo Mundo. Un ramal accesorio del tráfico español con América partía de las islas Canarias, ubicadas en la carrera de las Indias y cuyas escalas se utilizaban para completar el cargamento de los navíos. Los comerciantes españoles, ya en 1508, obtuvieron la venia real para comprar mercancías en esos puertos y transportarlas a las Indias. A la par del comercio legal se desarrollaba el contrabando. Un importante tráfico marítimo desarrollaron los españoles entre América Central y el este de Asia. La ruta de este comercio se expandía entre los puertos de Acapulco y Manila, y por la plata de las Indias se adquiría ante todo seda china. La corona limitó este tráfico a una sola nao por año, en cada dirección y de determinado tonelaje. El comercio colonial a grandes distancias, que requería intervención de cuantiosos capitales, dio por resultado la formación de sociedades comerciales. Esta forma de sociedad ocasional fue predominante en los países ibéricos. En beneficio y para el mantenimiento del comercio, el gobierno español introdujo también en América la institución de los consulados. Éstos eran corporaciones de comerciantes dotadas de jurisdicción propia en asuntos mercantiles. Estaban integrados por el Cuerpo del Consulado para la gestión de la corporación; el tribunal, dedicado a la administración de justicia, y la Junta de Gobierno, creada por primera vez en América, que debía fomentar el desarrollo general de la economía y el establecimiento de relaciones comerciales.