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Los pitagóricos Se atribuye a Pitágoras el descubrimiento de la relación numérica entre los sonidos de un acorde “que suena bien”, armoniosamente. Parece ser que también fue el primero en darse cuenta de que la música, además de ser uno de los medios esenciales de comunicación y placer, podía ser medida mediante razones de enteros. Los pitagóricos son una pieza clave de la historia de la matemática. El origen de su ideología era que todo estaba regido por números. La vida de Pitágoras es muy desconocida y en la mayoría de relatos que se conocen no se discierne la realidad de la leyenda. En el diapasón pintado por Rafael, podemos observar una figura muy apreciada por Pitágoras: la versión geométrica del número 10. Sus componentes eran, según él, muy significativos: El 1 es el principio de todo; el 2 es el principio femenino; el 3 es el principio masculino; el 4 representa la justicia; y el 10, llamado “tetractys”, representa a Dios y todo el Universo. La Escuela de Atenas, de Rafael. Según cuenta Boecio, cuando Pitágoras de Samos (560-480 a.C.) entró en una herrería, notó que los martillos utilizados por los obreros producían sonidos de alturas diferentes. El conjunto de los sonidos de cuatro de estos martillos resultaba agradable al oído y, por casualidad, sus pesos eran exactamente proporcionales a los números enteros 6, 8, 9 y 12. Estos pesos producían (respecto al último) las relaciones elementales 1/2, 2/3, 3/4. Boecio explica, cerca de 1000 años más tarde, que los intervalos “consonantes” que oyó Pitágoras son la octava, la quinta y la cuarta (Pitágoras los llamaba diapasón, diapente y diatesarón). Se ha atribuido a Pitágoras el descubrimiento de las proporciones de los principales intervalos de la escala musical. Pitágoras estudió la naturaleza de los sonidos musicales. La música griega anterior a Pitágoras era más melódica que armónica y era microtonal. El monocordio El instrumento utilizado por Pitágoras fue el monocordio, constituido por una cuerda tensada entre dos puentes fijos, con un tercer puente móvil que deja vibrar una porción preestablecida de la cuerda. Mediante el monocordio Pitágoras mostró que los sonidos armónicos se producen cuando las longitudes de la cuerda son proporcionales a determinados números enteros. Este hecho es aún más importante si consideramos que los pitagóricos no sabían nada de ondas sonoras, ni de frecuencias, ni de cómo la anatomía del oído afecta a la altura del sonido. La regla que establece que la frecuencia está relacionada con la longitud de la cuerda no fue formulada hasta el siglo XVII cuando el franciscano Marin Mersenne definió algunas reglas sobre la frecuencia de una cuerda vibrante. Afinación de la lira o el arpa Afinar cuerdas de tonos adyacentes, una a continuación de otra, es prácticamente imposible: el oído no puede valorar con precisión intervalos tan pequeños. El truco, que Boecio atribuye a Pitágoras pero que seguramente es más antiguo, consiste en afinar, después de la primera cuerda, la cuerda que se encuentra a distancia de un intervalo de quinta. De hecho, tocando las dos cuerdas a la vez, el oído puede reconocer fácilmente el intervalo “justo”. Se continúa con un intervalo descendiente de cuarta, repitiendo el proceso hasta la afinación completa. Los pitagóricos clasifican el saber matemático en el quadrivium de Arquitas (Tarento, 430- 360 aC) formado por estas cuatro disciplinas: - Aritmética: estudia el número en sí. - Música: estudia el movimiento del número, razones y proporciones. - Geometría: estudia les formas. - Astronomía: estudia el movimiento de las formas, en especial de les esferas. En la Edad Media el Quadrivium y el Trivium (Dialéctica, Retórica y Gramática) fueron los dos pilares fundamentales del pensamiento humano. La música se seguía considerando un subconjunto de las matemáticas. Capilla de Ramon Llull, Sant Francesc, Palma Detalle de la capilla de Ramon Llull.