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ABRE LOS OJOS
¡VIENE EL SEÑOR!
J.Leoz
1. Introducción.
No nos gusta que nos digan aquello de “estáis dormidos”. Pero, las personas de nuestro tiempo, van (vamos)
por el mundo como si fueran (fuéramos) ausentes de lo que ocurre alrededor.
¿Qué nos ocurre? ¿Por qué tenemos los ojos abiertos pero seguimos dormidos?
Viene el Señor. Y, lo importante, no es que nos encuentre con los ojos abiertos. Sino que, esos ojos, los
encuentre mirando y dirigidos hacia El. Y, lo importante, no es que nos encuentre con los ojos abiertos, sino
que –además- tropiece nuestros corazones con ganas de acogerle y de quererle.
Precisamente, porque parte del mundo, está frío para Dios, el ADVIENTO sale a nuestro encuentro para
recordarnos que el Señor viene. Y, porque viene, hay que abrir no solamente los ojos del rostro sino también los
ojos del alma.
CANTO: VEN, VEN SEÑOR NO TARDES (A la vez se pueden presentar sobre dos varillas “dos ojos” pintados en
cartulina con el texto: “Queremos verte, Señor. ¡VEN!” al llegar, se pueden colocar incrustados en una maceta o en un jarrón)
2. Lectura de la Carta Del Apóstol San Pablo A Los Romanos 13, 11-14
Nuestra salvación está cerca Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse,
porque ahora nuestra salvación esta mas cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día
se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni
desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo y que el cuidado de nuestro cuerpo no
fomente los malos deseos. Palabra de Dios
3. REFLEXIÓN
a) Vivimos en un sin-vivir. Con prisas. Agobiados. ¿Disfrutamos de la vida?
b) Estamos inseguros. No sabemos lo qué va a ocurrir mañana. ¿No vamos demasiado deprisa?
c) Estamos vacíos. Tenemos el corazón lleno de trastos. ¿Por qué no intentamos despejarlo?
d) Caminamos sin horizonte. El mundo ha apartado a Dios y, el mundo, se ha puesto en el centro. ¿Es bueno?
4. PARÁBOLA
Alguien dijo encontrar a Dios en la naturaleza.
Y yo corrí hacia el mar, crucé campos y senderos,
miré en espigas y en flores. Todos hablaban de Dios,
de su poder, de su cuidado y esmero.
Pero no ví a Dios, no estaba allí.
Solo había noticias de El, rumores y recuerdos.
“Pregunta a los sabios de Dios”, otros dijeron.
Busqué al místico, al teólogo y al lama;
Acudí a templos y monasterios.
Escuché santas ideas, comentarios,oraciones, sentimientos...
Ellos vivían con Dios, pero yo... ¡¡ no logré verlo!!
“Dios bajó hace ya tiempo; busca en los barrios,
en la lucha del hombre por el hombre”, sugirieron.
“Busca en la selva, en la carcel, en chabolas...”
Y solo hallé recuerdos. Recuerdos de algo que El dijo,
de interpretaciones, de ideas y de sueños.
Pero Dios no estaba allí. Se habia ido hacía tiempo.
Entonces, desencantado,
creí que no estaba en ningún sitio,
o que estaba demasiado lejos.
Y busqué en mi corazón otros asuntos.
¡Que siguiera Dios allá en su cielo!
Y al mirar allí, en mi corazón,
sentado entre injusticias y entre miedos,
entre dudas, rencores y esperanzas,
entre buenos y malos sentimientos,
¡estaba Dios!, ¡sentado y esperando!
¡No estaba en la tierra ni en el cielo!
Me fui a contárselo a la gente,
a gritar mi gran descubrimiento.
Y me encontré que Dios estaba en las montañas,
en las flores y en los monasterios,
en los barrios, en la cárcel, en la iglesia,
en la Biblia, en el cine y en los cuentos.
¡¡Resultó que Dios estaba en todos sitios
cuando lo había encontrado dentro!!
* Abramos bien los ojos: ¡TODO NOS HABLA DE DIOS!
(silencio y oración con fondo musical)
5. ORACIÓN FINAL
Abre mis ojos, Señor, para que te vea
Abre mis ojos, Señor, para que no me pierda
Abre mis ojos, Señor, para que viva con intensidad mi vida
Abre mis ojos, Señor, para que –cuando llegues- te reciba
Abre mis ojos, Señor, para que no me duerma
Abre mis ojos, Señor, para que te descubra
Abre mis ojos, Señor, para que no pases de largo
Abre mis ojos, Señor, para que no me sorprendas
Abre mis ojos, Señor, para que te mire
Adviento, es poner claridad en el mirar
Adviento, es mirar en la dirección adecuada
Adviento, es permanecer despierto
Adviento, es saber que Dios va venir
Adviento, es levantar la cabeza y no agacharla
Adviento, es soñar con los pies de Dios en la tierra
Adviento, es ser feliz con lo que está por venir
Adviento, es el triunfo de la esperanza
Adviento, es la alegría de la próxima Navidad
Adviento, es limpiar los ojos de aquello
que nos impide ver, disfrutar y esperar al Señor.
Amén.