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Se puede calentar el agua en cualquier recipiente,
pero se recomienda que la infusión se haga en
una tetera de cerámica que ayuda a mantener la
temperatura o en una de hierro libre de plomo.
el mexicano
jueves / 26 de febrero de 2015
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Sección E
ybienestar
Se aconseja tomar
un té negro en
las mañanas para
despertar; el verde,
el blanco y el azul
para cualquier hora
del día y el pu-erh
para después de
la comida porque
quema grasa,
desintoxica y limpia
el organismo
Magia milenaria
en una taza
Hace más de 4
mil años, en un
jardín chino,
las hojas de un
árbol cayeron en
el agua caliente
de Shen Nung,
así nació el té
agencias
U
no de los principales errores es
pedir un té manzanilla, ya que
existe confusión
entre lo que es una tisana y una
infusión. Sin embargo, en este
artículo te aclaramos todas tus
dudas sobre el fascinante mundo de esta bebida.
El origen del té es chino
y sólo se puede crear con
las hojas provenientes de
la planta Camellia Sinensis.
Dependiendo
del
proceso
al que éstas se someten, se
derivan cinco tipos: Blanco,
verde, azul (oolong), negro y
rojo (pu-erh).
En México, generalmente se
confunde el té con las infusiones
debido a que se usaban en
la
medicina
tradicional
prehispánica y hasta la
fecha se conservan algunas
de ellas, por ejemplo, para
aliviar dolores de estómago
o de cabeza y tranquilizar
los nervios. No obstante,
según la Real Academia de la
Lengua, infusión es la acción
de introducir en agua caliente
ciertas sustancias orgánicas
para
extraer
las
partes
solubles; también es el líquido
que se obtiene de frutos o
hierbas.
De acuerdo con Roberto
Caballero, experto en el tema,
“las infusiones no contienen
teína y son las que obtenemos
a través de plantas, especias,
frutos u hojas, como menta,
canela, hierbabuena y jengibre,
entre otras. Mientras que
tisana es el líquido obtenido de
la maceración de frutas secas
en agua caliente, si se agregan
flores o especias, debe ser sólo
el 20 por ciento”.
Karina Cedillo, especialista,
dice que tisana se considera
como un sinónimo de infusión.
A esto se agrega que algunas
llevan el nombre de la planta
con la que se elaboran, es
el caso del café, el mate (de
origen argentino) y el té.
La hora del té
Como muchos de los grandes
descubrimientos, también este
elixir surgió por accidente.
Según la historia, alrededor
del año 2737 a.C. el emperador
Shen Nung descansaba junto
a un árbol cuando unas hojas
cayeron en el agua que estaba
hirviendo y así se creó esta
bebida.
Las
infusiones
no
contienen
teína y son
las que obtenemos a través
de plantas, especias, frutos
u hojas, como menta,
canela, hierbabuena y
jengibre, entre otras.
Mientras que tisana es
el líquido obtenido de la
maceración de frutas secas
en agua caliente, si se
agregan flores o especias,
debe ser sólo el 20 por
ciento”
La época de oro comenzó en
la dinastía Tang (siglo VIIX d.C.) cuando su cultivo
seguía estrictos reglamentos
y beberlo implicaba una
elaborada ceremonia. Durante
el siglo XII, un monje japonés
llegó a China, se enamoró de
este brebaje y se llevó algunas
semillas para su país; también
los portugueses lo exportaron a
Europa comenzando en Lisboa,
Francia, Holanda y Rusia.
En el caso de Inglaterra, la
princesa portuguesa Catalina
de Braganza se casó con el
Rey Carlos I en el año 1662,
por lo que se comenzó a tomar
esta delicia en la corte. Hasta
1840, la séptima duquesa de
Bedford, Ana, comenzó a
servirlo por las tardes, antes
de la hora de la cena, en vajilla
de porcelana. Desde entonces
inició la famosa y tradicional
“hora del té”.
En el comienzo del siglo
XX a un comerciante se le
ocurrió mandar las hojas
en una bolsa de seda y sus
clientes le pidieron porciones
individuales. Con el paso del
tiempo dejaron de usarse las
hojas enteras y se sustituyeron
con molidas o en polvo. En
la actualidad, los mejores
cultivos de Camellia Sinensis
se encuentran en India, Japón,
Indonesia y Sri Lanka; México
no es productor, pero Estados
Unidos, Perú y Argentina sí.
¿Cómo y cuándo?
De las formas de elaboración
de la planta se pueden obtener
más de 3 mil tipos en el mundo,
sin embargo, los básicos son
blanco, verde, oolong, negro
y pu-erh. Para prepararlo
se deben seguir tres pasos:
Calentar agua, en una tetera
poner una cucharada de hojas,
agregar agua, esperar unos
minutos y tomarlo.
“Se puede calentar el agua en
cualquier recipiente, pero se
recomienda que la infusión se
haga en una tetera de cerámica
que ayuda a mantener la
temperatura o en una de hierro
libre de plomo. Se recomienda
servir en taza de cristal porque
es un material que, a pesar de
la temperatura, no va a soltar
ningún sabor, olor, ni color. Hay
calentadoras que permiten
controlar
la
temperatura
y el tiempo”, recomienda
Caballero, también gerente de
Theodor Maison de Thé.
Uno de los instrumentos más
importantes es un cronómetro
bien calibrado porque los
expertos coinciden en que los
tés son celosos del tiempo. El
agua para el blanco debe tener
temperatura de 73 a 83 grados
centígrados y permanecer
de 8, hasta 35 minutos, antes
de
servirse.
El
verde
necesita
entre 78 y 85 grados, y de 1 1/2
a 2 minutos y medio; el azul, la
misma temperatura y de 3 a
5 minutos; el negro de 83 a 85
grados, entre 4 y 5 minutos; y
el rojo la misma temperatura
durante 5 ó 6 minutos.
Cedillo, gerente de Thé
Caravanseraï, aconseja tomar
un té negro en las mañanas
para despertar; el verde, el
blanco y el azul para cualquier
hora del día y el pu-erh para
después de la comida porque
quema grasa, desintoxica y
limpia el organismo. En cuanto
a combinaciones, “el verde es
tradicional con flores, el blanco
puede ir con cítricos o fresas;
el negro con bergamota, el
azul con orquídea y el rojo con
frutos rojos”.
Lo ideal es primero probarlo
sin azúcar, leche o limón
para conocer su sabor; y al
acompañarlo con alimentos,
estos deben ser “ligeros,
como pan de té verde o alguna
galleta. En las tardes alguna
tarta que no le quite sabor, en
general se deben usar sabores
muy neutros”, concluye la
especialista en té.