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Revista Pensamiento AMERICANO Revista Pensamiento Americano ISSN: 2027-2448 Vol 2 No. 6. Enero – Junio 2011 (Págs 65-69) Reflexiones acerca de la enseñanza de la filosofía en la contemporaneidad Carlos Alberto Peña Orozco* cpena@coruniamericana.edu.co Resumen Se da por sentado que enseñar filosofía es enseñar historia de la filosofía, razón por la cual las clases de filosofía suelen ser consideradas inútiles o poco prácticas. Así se pierde el carácter reflexivo de la misma, condicionando la enseñanza de la filosofía a un recital de lo que en su momento, fueron produciendo los diversos filósofos. Esto origina un desconocimiento de lo que realmente puede aportarle la filosofía a un estudiante de esta época contemporánea, caracterizada esta época como algo más que el período histórico que algunos sitúan desde la revolución francesa hasta el presente. Siendo una época de cambios drásticos, es necesario que los estudiantes desarrollen habilidades reflexivas que le permitan adecuarse de la mejor manera a dichos cambios. Y es allí donde la filosofía juega un papel fundamental. Pero la filosofía, no la historia de la filosofía. Palabras Claves: Filosofía, historia de la filosofía, docencia. Abstract It is usually taken for granted that teaching philosophy is the same as teaching the history of philosophy and that is why philosophy classes are usually considered useless or impractical. In this way, people lose the insightful character of the philosophy conditioning its teaching to a recitation of what several philosophers have produced in a specific time frame. This approach leads a lack of knowledge of what philosophy really can provide to a student in today’s contemporary era, which is characterized as something else than a historical period that some people set from the French Revolution to the present. Considering this era as a time of dramatic changes it is essential for students to develop thinking and discerning skills that allow them to best fit to such upcoming changes. And it is exactly here where philosophy plays a significant role. It is all about philosophy and not about the history of philosophy. Keywords: Philosophy, history of philosophy, teaching. E l título del presente escrito implica una aclaración inicial. Las reflexiones acá plasmadas, son propias de la enseñanza de la filosofía en un contexto particular como el nuestro, nada tiene que ver con la enseñanza de la filosofía en lugares distintos. Tampoco se pretende crear ni mucho menos proponer un manual acerca de cómo enseñar la filosofía, pues se parte del ideal kantiano de enseñar a filosofar, no enseñar filosofía. tecnologías asumo más que videobeam y computador portátil) a la enseñanza de la filosofía. Habiendo recorrido algunos años entregado a la docencia de la filosofía, es factible afirmar que esas mismas inquietudes aún se hacen presentes. Así, ha sido posible identificar algunas situaciones que pueden ser problemáticas en el momento en que se entrega uno a la filosofía en la labor de profesor de la misma. Este escrito es el resultado de algunas inquietudes que siempre derivan en cuestionamientos tales cómo ¿qué tan factible es aprender la filosofía sin el recurso exclusivo de la historia de la misma?, o ¿cómo integrar las nuevas tecnologías (por nuevas Por lo tanto, es el propósito de este escrito identificar las problemáticas propias de la enseñanza de la filosofía, pero situándolas en el particular mundo contemporáneo. *Filósofo – Magíster en Educación, Docente Tiempo Completo Corporación Universitaria Americana - Sede Barranquilla Artículo recibido: Febrero 16/2011. Aceptado: Agosto 16/2011. 65 Revista Pensamiento AMERICANO Reflexiones acerca de la enseñanza... Estas problemáticas apuntan a lo que Adolfo León Gómez llama normalización de la filosofía (León Gómez, 2006), que se refiere a cercenar de su carácter reflexivo a la filosofía para ideologizarla. muy esquiva, por no dejarse comprimir en definiciones. Existen muchos y diversos intentos definitorios, los cuales terminan por mostrar a la filosofía como una disciplina que abarca mucho, que irrumpe en muchos terrenos, pero de la cual poco se acaba por entender. Ésta normalización inicia desde el momento mismo en que un profesor de filosofía se encarga de definir el concepto de filosofía el mismo primer día de clases. Ese es un gran error, porque no tiene ningún sentido llegar a la primera clase y tratar de definir de una vez que es la filosofía, pues ese concepto que se está manejando y tratando de hacerle entender al estudiante posiblemente no se ajuste a lo que el estudiante ha concebido, en base a experiencias previas, como filosofía. Si se cuestiona acerca de qué hace un filósofo, resultaría en un gran aprieto tratar de delimitar el accionar del mismo, pues acerca del biólogo resulta mayormente delimitar su accionar, pero del filósofo sólo se tienen pistas, nada concreto (aunque la palabra concreto sea mal vista, por las pretensiones de abstracción que se le atribuyen a la filosofía). Se reconoce tradicionalmente de la filosofía que es un ejercicio reflexivo personal, que para entenderla es necesario sumergirse en ella, pero como se ha dicho antes, estos son sólo acercamientos muy débiles al concepto. La filosofía le posibilitará salir adelante en situaciones de la vida real, a través de la osadía, del atrevimiento, del sapere aude kantiano, el cual debe ser el slogan central de una cátedra de filosofía porque precisamente la filosofía es reflexión, es autoconciencia, es libertad, es sentimiento y es atrevimiento. Porque el sapere aude es una invitación al estudiante a trascender lo enseñado, lo explícito, a abandonar el camino seguro marcado por los profesores con el fin de adentrarse en el camino de la investigación armados solamente con su razón en una mano y el interés de trascender lo establecido en la otra. Los problemas presentes en la enseñanza de la filosofía identificados por León Gómez son los siguientes: enseñar la filosofía como un saber normal, ser una estación repetidora, aceptar cualquier opinión como válida, y tratar de administrar un saber de algún filósofo. Además, podría evidenciarse la existencia de dos problemas más como son los de la formación misma de los docentes y la exclusividad de la enseñanza de la filosofía de manera histórica. Estos problemas son combinaciones de los 4 problemas identificados por León Gómez. Es además una invitación para los profesores a permitir y posibilitar todo éste proceso autónomo; a no limitar el proceso educativo de la filosofía a un mero ejercicio doméstico de mecanización de una historia, sino a proporcionarle, o más bien garantizarle, al estudiante el uso público de su razón. Dicho de otro modo “…proteger, sostener y dirigir el desarrollo constituye el ideal principal de la educación” (Rorty, 1990). ¿Filósofos o licenciados en Filosofía? Esa es la cuestión En general los docentes de filosofía están concentrados en dos grandes grupos: los Licenciados en Ciencias Sociales y en Filosofía o los Filósofos profesionales. El primer grupo se caracteriza porque son los más apegados a la historia de la filosofía, pues es la manera como la aprenden y es la manera como la enseñan. Definición del concepto de Filosofía Tratar de definir la filosofía no es tarea sencilla, pues al ser una disciplina que requiere de un ejercicio tan personal, que sólo se da cuando hay intención en la persona que se aventura a realizar el esfuerzo de filosofar, resulta bastante complicado el tratar de condensarla en un concepto ya que no hay una definición que agrupe todas las características de la misma. Se asemejan mucho a lo que León Gómez identifica como estaciones repetidoras (aclarando que esta situación no se presenta en todos los casos, pero si en la gran mayoría), y cuando tratan de hacer filosofía o romper el molde en las clases terminan diciendo cosas tan inverosímiles como que el caminar implica filosofía. Luego los estudiantes no comprenden que tiene que ver una cosa con la otra y las unidades temáticas indicadas por el profesor, aparecen como islas desconectadas unas de otras y alejadas totalmente de la realidad. Cuando se trata de definir otras disciplinas, como por ejemplo la biología, es posible acercarse lo suficiente a través de un concepto que recoja en parte lo esencial de la misma; al menos el concepto se aproximará lo suficiente como para reconocer el quehacer del biólogo en caso de que fuese necesario reconocer uno, es decir, esa tentativa de definición posibilita tener cierta claridad en lo referente a la biología. El segundo grupo de profesores se caracteriza por manejar bien la parte reflexiva de la filosofía, y además procuran estimular esa capacidad reflexiva en los estudiantes, pero tienen poco dominio de la parte pedagógica y si por ejemplo se les pregunta que competencias manejan o estimulan en sus clases no En este sentido la filosofía se caracteriza por ser 66 Revista Pensamiento AMERICANO Reflexiones acerca de la enseñanza... se obtienen respuestas bien fundamentadas. xión del estudiante. Un docente de una cátedra como introducción a la filosofía, debe siempre indagar por como ha resuelto el estudiante previamente ese tipo de situaciones desde su perspectiva, debe reconocer que el estudiante no llega en blanco al aula. O si por ejemplo, se les pide la elaboración sistemática de los contenidos de sus cátedras, tienen muchos problemas diferenciando cosas tan elementales como tema y actividades de la clase. Y el argumento esgrimido para escapar a estas responsabilidades pedagógicas que todo docente debe tener, es que no están de acuerdo con estas exigencias formales y recalcan el que todas esas pretensiones pedagógicas limitan la libertad de la filosofía. Pero no se puede negar que una cátedra o clase, sin el componente pedagógico definido resulta un ejercicio empírico muy riesgoso. El abuso en la utilización de la enseñanza histórica de la filosofía, va en contra a los grandes avances de las ciencias cognitivas modernas, que nos han enseñado que los estudiantes son cognitivamente más despiertos ahora que hace algunos años atrás. Al no estimular estas destrezas cognitivas (utilización de herramientas interactivas, videos, imágenes) y limitar el ejercicio filosófico a la lectura de textos históricos exclusivamente, se corre el riesgo de normalizar la filosofía, como menciona Adolfo León Gómez, es decir, a eliminar el carácter reflexivo de la misma. ¿Filosofía o historia de la filosofía? Esa es la otra cuestión La concepción de estudiante: entre la ontología aristotélica y la ontología hegeliana El otro problema se refiere a la enseñanza casi exclusiva de la filosofía de manera histórica. Si hay algo que está muy claro respecto a la filosofía, es que aporta al estudiante de la misma una actitud frente a la vida. La filosofía posibilita al joven inmerso en ella a conciencia una forma distinta de enfrentarse a su realidad, le permite no llevar su vida de una forma mecánica (justo de la forma como el mundo se mueve hoy día). Por algo varias carreras e instituciones de educación superior con vocación humanística tiene la cátedra de introducción a la filosofía como cátedra de referencia. La filosofía aristotélica se fundamenta en el substrato teórico de la filosofía primera, la cual se ocupa de la Substancia Primera, Dios, o sea, la substancia inteligible y con ello del ser en cuanto ser. La filosofía primera no es la única ciencia que estudia el ser, además lo hacen las ciencias naturales y las matemáticas, pero de forma particular y distinta a como lo hace su filosofía primera. Las primeras estudian el ser como aquello que está sujeto a las leyes naturales, las matemáticas como aquellos que se puede medir y contar. La filosofía primera estudia las causas y principios del ser en cuanto ser. Pero al aparecer en el plan de estudios de un estudiante universitario cualquier cátedra que tenga relación alguna con la filosofía, suele suceder que el estudiante se ve frustrado. Muchas quejas y expresiones que denotan inconformismo aparecen por doquier. Esto se debe a que la filosofía siempre ha sido vista, por estudiantes que no pertenecen a un programa de filosofía, como un cementerio de pensadores que se ven en orden histórico: presocráticos, Sócrates…… Habermas. Pero esta concepción denota claramente una tajante limitación a cualquier indicio de desarrollo, pues según Aristóteles en todo ser hay lo que ya es (acto - energeia) y lo que puede llegar a ser (potencia - dunamis). Es decir, cada cosa en sí misma tiene contenida lo que ya es y lo que puede llegar a ser, rayando con esta afirmación en una especie de determinismo. A partir de esto, se podría afirmar que si un estudiante muestra un comportamiento académico malo en primer semestre se sigue que, de acuerdo a los planteamientos del estagirita, dicho estudiante es en acto malo, y en potencia puede ser más malo aún (en términos académicos). Nada de lo que se le enseñe, ni siquiera todo el esfuerzo de los docentes puede contrariar el que éste estudiante, por cuestiones de acto – potencia, tenga un rendimiento académico malo determinado, e incluso puede ser peor estudiante al final de sus estudios. Y en estudiantes de filosofía las expectativas son parecidas, pues el joven formándose en filosofía espera aprender de ella a través de un ejercicio histórico, a partir del cual él mismo pueda lanzarse a la aventura de la reflexión, pero siempre después de ver la filosofía a través del ejercicio histórico. Este ha sido el peor daño que se la hecho a la filosofía en su matiz pedagógica, ser enseñada en cátedras casi exclusivamente de manera histórica. Al ver la filosofía desde una perspectiva histórica se acaba por desconocer ese dinamismo propio de la filosofía, así también como acaba por desconocerse que el joven estudiante de una cátedra como introducción a la filosofía se ha encontrado, anteriormente, con situaciones donde ha desplegado esa capacidad reflexiva personal, que al fin y al cabo debe ser la materia prima de una clase como introducción a la filosofía: reconocer todos esos momentos de refle- En contraposición a esta propuesta ontológica, Hegel presenta una ontología más abierta y mucho más dinámica, resumida así: “El capullo desaparece al abrirse la flor, y podría decirse que aquél es refutado por ésta; del mismo modo que el fruto hace aparecer la flor como un falso ser allí de la planta, mostrándose como la verdad 67 Revista Pensamiento AMERICANO Reflexiones acerca de la enseñanza... de ésta en vez de aquella. Estas formas no sólo se distinguen entre sí, sino que se eliminan las unas a las otras como incompatibles. Pero, en su fluir, constituyen al mismo tiempo otros tantos momentos de una unidad orgánica, en la que, lejos de contradecirse, son todos igualmente necesarios, y esta igualdad es cabalmente la que constituye la vida del todo”. (Hegel, 1997) Este planteamiento hegeliano denota una diferencia radical con la forma como es concebido el ser en su filosofía y la filosofía aristotélica. En Aristóteles el ser está casi que determinado por su finalidad (telos), Esta concepción se basa en el hecho de que sólo es posible comprender el cambio en las cosas si somos capaces de indagar por sus causas finales. En aras de entender el cambio, el estagirita se basa de los conceptos de acto y potencia como los determinantes del cambio y los movimientos, más queda el vacío de saber por qué se dan estos cambios. Y es aquí donde aparece su teoría de las cuatro causas, paro resolver ésta inquietud. En Hegel el cambio no está determinado por finalidad alguna, sino que más bien es el fluir dialéctico el que lo mediatiza: “… del modo como el mismo Aristóteles determina la naturaleza como el obrar con arreglo a un fin, el fin es lo inmediato, lo quieto, lo inmóvil que es por sí mismo motor y, por tanto, sujeto. Su fuerza motriz, vista en abstracto, es el ser para sí o la pura negatividad. El resultado es lo mismo que el comienzo simplemente porque el comienzo es el fin; o en otras palabras, lo real es lo mismo que su concepto simplemente por que lo inmediato, en cuanto fin, lleva en sí el si mismo o la realidad pura”. (Hegel, 1997). A diferencia del determinismo aristotélico, Hegel entiende la multiplicidad del ser como producto del devenir dialéctico. Este devenir se caracteriza por el descubrimiento y el seguimiento del ser, además de ser concebido como un “proceso que se engendra a sí mismo, que se desarrolla y regresa a sí”. (Hegel, 1997). Desde una perspectiva dialéctica general, un estudiante no puede ser determinado por unas condiciones específicas, sino que en su devenir constante en la universidad, se forjará un destino. La forma como se desenvuelve constantemente en su realidad, una realidad dinámica, constante, cambiante y no fragmentada. Por esto hoy día los procesos educativos no pueden cimentarse teóricamente en propuestas tan deterministas como la aristotélica, sino más bien en teorías más dinámicas como la ontología hegeliana. E incluso como la propuesta de la Ilustración kantiana, la cual invita al estudiante a trascender lo enseñado, lo explícito, a abandonar el camino se68 guro marcado por los profesores y adentrarse en el camino de la investigación armados solamente con su razón en una mano y el interés de trascender lo establecido en la otra. El sapere aude kantiano y la propuesta ontológica de Hegel se erigen como estandartes teóricos suficientemente ricos y productivos para afrontar los retos de la enseñanza de la filosofía en la contemporaneidad. Consideraciones finales Una cátedra de filosofía posibilitará al estudiante el apertrecharse de herramientas conceptuales para ampliar sus conocimientos y expandir su horizonte, pero esto sólo será posible cuando la filosofía sea asumida como algo más que la historia de la misma, y el docente de dicha cátedra explore los conceptos acerca de la misma que trae el estudiante. Cuando el concepto de filosofía sea construido en un ejercicio interactivo y no sea sólo transmitido se llegará a una posición privilegiada en el proceso educativo, y así el docente alcanzará una posición desde la cual será posible lograr que los estudiantes practiquen la filosofía. En un contexto globalizado como el actual resulta más importante que los estudiantes sepan que hacer con la información a la que pueden acceder a través de Internet y todos los canales de comunicación, en vez de insistir en darles la información. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han ocasionado que los estudiantes desde muy temprana edad sean muy activos cognitivamente, y los profesores deben adecuarse a esa realidad. Tratar de insistir en enseñar la historia de la filosofía únicamente, o de limitarse a libros, fotocopias, es darle la espalda a los nuevos paradigmas educativos, es darle la espalda además a la realidad globalizada actual, propia de la contemporaneidad. No se puede negar que los jóvenes aprenden mejor si los conocimientos que construyen tiene aplicabilidad práctica, y ese es el reto que tiene la enseñanza en general, pero en especial la enseñanza de la filosofía. La filosofía no puede estar de espaldas a esta realidad nacional donde los jóvenes deben resolver conflictos, deben ser reflexivos en situaciones complejas, deben trabajar de manera colaborativa (pues los genios aislados y solitarios ya no existen) para resolver tareas y problemas, y especialmente deben lograr integrarse desde un ejercicio racional - autónomo a la cultura mundial. Revista Pensamiento AMERICANO Reflexiones acerca de la enseñanza... Bibliografía LEÓN GÓMEZ, Adolfo. ¿Enseñar filosofía? Cali: Universidad del Valle, 2006. HEGEL, George Wilhelm. Fenomenología del Espíritu. Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1997. RORTY, Richard. Educación Sin dogmas. (1990) Revista Facetas, Vol 2 No 88. Universidad del Norte. Barranquilla. 69