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Problema clínico Errores frecuentes en la prescripción de antibióticos José Ramón Paño Pardo Unidad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. Hospital Universitario La Paz. Madrid. España. Puntos clave • A la hora de prescribir antibióticos, es necesario considerar no sólo los beneficios esperados de su uso, sino también los efectos no deseados, que afectan tanto al individuo como a su entono. Es el equilibrio entre ambos componentes lo que debe condicionar la decisión final de la prescripción. • Las infecciones respiratorias son los síndromes infecciosos en los que hay más sobreprescripción antibiótica, generalmente porque en su mayoría están causadas por virus. • Una vez decidida la necesidad de tratamiento antibiótico, la selección del fármaco depende inicialmente de si se conoce el patógeno a tratar (tratamiento dirigido) o no (tratamiento empírico). En el primero de los casos, si no hay otros condicionantes limitantes (interacciones, comorbilidades, etc.) se debe elegir aquél con espectro más reducido que tenga propiedades farmacocinéticas que permitan tratar el síndrome infeccioso con garantías (p. ej., eliminación urinaria para infecciones del tracto urinario). • Cuando se desconoce el patógeno cuasante, se recurre al tratamiento empírico, que se basa en la selección del fármaco antiinfeccioso en función de: a) la fuente de infección y las circunstancias del paciente que condicionan los microorganismos más frecuentemente implicados, y b) la epidemiología local que aporta una gran información sobre la tasa de resistencias esperables. Descripción del problema La prescripción de antibióticos debe considerarse un proceso potencialmente complejo que consta de 2 componentes fundamentales. El primero consiste en decidir si un paciente con una presentación y unas circunstancias clínicas concretas precisa tratamiento antibiótico o no. La segunda parte del proceso consiste en decidir cuál es el agente más adecuado, así como optimizar su posología. A la hora de afrontar este proceso, el médico clínico debe considerar múltiples factores relacionados tanto con el paciente y sus circunstancias clínicas, como con los microorganismos presumiblemente implicados y con las características farmacocinéticas y farmacodinámicas de los agentes a emplear. Teniendo en cuenta la gran cantidad de factores que es necesario considerar, el proceso anteriormente descrito está sujeto a numerosos errores. En esta revisión, se pretende transmitir la importancia de las consecuencias derivadas de un uso no óptimo de los antibióticos y describir los principales obstáculos para la prescripción óptima de antimicrobianos en los principales síndromes infecciosos, fundamentalmente infecciones respiratorias, tratados en el ámbito de atención primaria, así como plantear posibles soluciones. Diferentes contextos de uso de antibióticos La postura del médico clínico ante un paciente con una enfermedad infecciosa documentada, o con una sospecha de infección, se puede incluir en una de las opciones siguientes: a) observación sin tratamiento antibiótico; b) tratamiento empírico; c) tratamiento dirigido; d) profilaxis; e) tratamiento anticipado, y f) ensayo terapéutico. De todas ellas, las adoptadas con más frecuencia son las 3 primeras, especialmente el tratamiento empírico. Cuando se sospecha una infección causada por un microorganismo sin tratamiento específico (p. ej., resfriado común o faringoamigdalitis viral) la actitud correcta es la observación sin tratamiento antibiótico. El tratamiento dirigido es el que se realiza conociendo el microorganismo causal y su patrón de sensibilidades a diferentes antibióticos (antibiograma). Por este hecho, el tratamiento dirigido permite la selección de agentes de espectro reducido, que es uno de los principios que deben dirigir este tipo de tratamientos. Los ejemplos más frecuentes de este tipo de tratamientos en atención primaria son las infecciones del tracto urinario y también, en menor medida, las úlceras infectadas. Aunque el tratamiento dirigido es el más específico de todos, muchas veces no es posible disponer de información JANO 15 DE MAYO DE 2009. N.º 1.738 05ProCli7490errores.indd 29 • www.jano.es 29 14/05/2009 16:37:53 Problema clínico Errores frecuentes en la prescripción de antibióticos J.R. Paño Pardo precisa sobre el agente etiológico. Por ello, cuando se diagnostica clínicamente una infección para la que el tratamiento antibiótico se prevé razonablemente beneficioso y no se dispone de la identificación precisa del agente causal, la elección del antimicrobiano se debe hacer de forma empírica, en función del microorganismo o microorganismos más probablemente implicados y la gravedad del cuadro. Uno de los ejemplos más típicos es la neumonía adquirida en la comunidad. El abuso del empirismo en el manejo de situaciones clínicas con sospecha de infección es uno de los principales factores que contribuye a la utilización inapropiada de antibióticos, tanto en atención primaria, como en el ámbito hospitalario. Por un lado, los efectos beneficiosos de los antibióticos están perfectamente asimilados en la sociedad y, por el otro, no se conocen, o no se perciben, adecuadamente las consecuencias negativas del uso de estos fármacos. Esta combinación de circunstancias hace que en el proceso de prescripción de antibióticos de forma empírica haya un desequilibrio notable a favor de la prescripción sobre la abstención terapéutica. En un artículo muy interesante, Kim y Gallis1 analizan estas circunstancias y acaban enunciando una serie de falacias sobre el tratamiento antibiótico que contribuyen a la espiral de empirismo en la que estamos inmersos. “Daños colaterales” derivados del uso de antibióticos: el contrapeso no percibido ¿Por qué es importante mejorar el proceso de prescripción de antibióticos? Fundamentalmente, porque permite garantizar las máximas probabilidades de curación o prevención de la infección y disminuir los “daños colaterales” derivados del uso de antibióticos. El objetivo buscado con el tratamiento antimicrobiano es la curación o la prevención de una enfermedad infecciosa. Este objetivo se logra mediante la interacción, en el sitio de infección, entre el fármaco y el microorganismo o microorganismos a tratar. La elección subóptima del agente o de su posología disminuye la probabilidad de éxito. Sin embargo, independientemente de la mayor o menor probabilidad de conseguir el objetivo propuesto (curación o prevención), los fármacos antiinfecciosos tienen otros efectos no deseados que deben tenerse en consideración a la hora de utilizarlos. El primero de estos efectos, y el más aludido, es la relación entre uso de antibióticos e incremento de la tasa de infecciones por microorganismos resistentes. Sin embargo, demostrar fehacientemente esta relación es metodológicamente complicado, ya que hay muchos factores de confusión implicados de modo potencial en la variable resultado, los cuales son difíciles de controlar en el contexto de estudios ecológicos. A pesar de ello, la evidencia disponible apunta de forma casi homogénea que el uso de fármacos antibióticos potencia la selección y la transmisión de microorganismos resistentes2,3. La interacción entre fármaco y microorganismos no se limita a los causantes de la infección que se quiere tratar, sino también a los integrantes de la flora saprofita del individuo receptor del antibiótico, fundamentalmente en el ámbito del tracto digestivo y del tracto respiratorio, con la consiguiente ventaja para los microorganismos de la flora habitual menos sensibles al agente empleado. Esta “presión antibiótica” condiciona la selección de subpoblaciones de microorganismos de la flora normal resistentes al antibiótico y que, en condiciones normales, están infrarrepre30 JANO 15 DE MAYO DE 2009. N.º 1.738 05ProCli7490errores.indd 30 sentadas. Teniendo en cuenta que un porcentaje importante de las infecciones son endógenas (causadas por la propia flora ante alteraciones de las barreras naturales), la selección de antimicrobianos de forma empírica en pacientes que han recibido tratamiento antibiótico previo, y que se presentan con una infección grave, es mucho más compleja, por lo que es necesario recordar que el tiempo sin cobertura antibiótica en infecciones graves se ha asociado a un incremento de la mortalidad. Por otro lado, la perturbación del nicho ecológico “fisiológico”, asociada al uso de antibióticos, condiciona la preponderancia de determinadas especies que, en la nueva situación de equilibrio, pueden actuar con más probabilidad como patógenos. Es el caso de la candidiasis mucosa, o de la candidiasis invasiva4 y de la enfermedad por Clostridium difficile5,6, entre otros. Asimismo, los fármacos antiinfecciosos pueden condicionar la aparición de efectos adversos derivados de su toxicidad directa en el riñón, el hígado o el sistema hematopoyético entre otros, o de forma indirecta por interacciones con alimentos u otros medicamentos recibidos por el individuo. Finalmente, en el contexto de un sistema sanitario público como el nuestro, el médico clínico debe participar en la gestión de los recursos en la medida de sus posibilidades con la intención de garantizar la persistencia en el tiempo de su universalidad. Por este motivo, no se puede despreciar tampoco el impacto económico asociado al uso inapropiado de antibióticos. Habla por sí sólo el hecho que, en diferentes ámbitos geográficos, se ha estimado que aproximadamente el 50% de todos los antibióticos utilizados de forma ambulatoria se usan para tratar infecciones respiratorias, presumiblemente causadas por virus y, por lo tanto, de manera inapropiada7,8. Infecciones respiratorias en atención primaria: exceso de tratamiento antibiótico El médico de atención primaria, en su práctica diaria, se enfrenta habitualmente al tratamiento de infecciones respiratorias en las que, con frecuencia, debe decidir si indica tratamiento antibiótico. De las infecciones respiratorias, las más frecuentemente diagnosticadas, y en las que en términos absolutos más antibióticos se prescriben, se encuentran las infecciones respiratorias altas inespecíficas tipo catarro común, las faringitis agudas, las rinosinusitis y las bronquitis agudas, entre otras. Es precisamente en este grupo de procesos en los que el tratamiento antibiótico aporta menos ventajas. La mayoría de estos procesos están producidos por virus y no hay beneficio esperable del uso de antibióticos, como se ha demostrado en distintos estudios clínicos dirigidos a evaluar su impacto7-9. En la tabla I se recogen los principios de uso antibiótico en las infecciones respiratorias indicadas anteriormente. Aunque en la práctica en la inmensa mayoría de ocasiones sea identificable qué infección respiratoria es tratable con antibióticos, la aplicación de estos principios no debe hacer olvidar que las infecciones virales pueden ser en ocasiones igual de graves que las bacterianas y que puede haber un grado de solapamiento etiológico en los cuadros “gripales”. Por todo ello, es necesario recordar que la aplicación de estos principios exige, sin duda alguna, una valoración del paciente de acuerdo con su situación clínica, independientemente de que se trate de un cuadro aparentemente “viral”. Como se comentaba, en la mayoría de las infecciones respiratorias, el tratamiento antibiótico no está indicado y, sin embargo, una proporción elevada de pacientes sí lo recibe. • www.jano.es 14/05/2009 16:37:53 Problema clínico Tabla I. Errores frecuentes en la prescripción de antibióticos J.R. Paño Pardo Criterios de optimización de tratamiento antibiótico en pacientes adultos con infecciones respiratorias agudas Diagnóstico Principios de uso óptimo de antibióticos Infecciones respiratorias altas inespecíficas (catarro) Se refiere a los procesos respiratorios agudos, en su mayoría producidos por virus, en los que, aún presentes, no hay claro predominio de síntomas faríngeos, sinusales o bronquiales El tratamiento antibiótico de estos procesos no acelera la recuperación, ni previene las complicaciones, y por eso no se recomienda La presencia de secreciones purulentas en fosas nasales y garganta no es indicativa de infección bacteriana y, por tanto, no es esperable ningún beneficio del tratamiento antibiótico Faringitis agudas En la mayoría de adultos con faringitis aguda el curso de la infección es autolimitado con tratamiento sintomático (p. ej., analgésicos y antitérmicos) que debe ofrecerse a todos los pacientes El beneficio de los antibióticos en pacientes con faringitis aguda está limitado a pacientes con infección por EBHGA El EBHGA es el agente etiológico en aproximadamente el 10% de los casos de faringitis agudas Por tanto, se debe limitar la prescripción de antibióticos a los pacientes con las mayores probabilidades de EBHGA: 1. Cribado de los criterios clínicos siguientes: a) fiebre; b) exudado amigdalar; c) ausencia de tos; d) linfadenopatías cervicales anteriores dolorosas 2. No tratar con antibióticos a los pacientes con uno o ninguno de los factores anteriores 3. En los pacientes con 2 o más criterios clínicos: Utilizar el test antigénico en todos los pacientes y tratar sólo a los positivos Utilizar el test antigénico en los pacientes con 2-3 criterios y tratar a aquéllos con resultado positivo y a los que tengan 4 criterios clínicos No utilizar el test antigénico y tratar a todos los pacientes con 3-4 factores Rinosinusitis La mayoría de rinosinusitis agudas en atención primaria lo son en el contexto de infecciones respiratorias altas virales no complicadas Es difícil distinguir clínicamente infecciones virales de bacterianas; sin embargo, el diagnóstico de rinosinusitis bacteriana debe limitarse a pacientes: 1. Con síntomas de más de 7 días de evolución 2. Con dolor maxilar/dentario (sobre todo unilateral) y secreciones nasales purulentas Las radiografías de senos no son necesarias para el diagnóstico en casos sistemáticos La mayoría de SB se resuelve sin tratamiento antibiótico, por lo que en pacientes con SB leves se recomienda tratamiento sintomático Debería reservarse el tratamiento antibiótico a los pacientes con datos clínicos de SB y síntomas moderados o intensos, sobre todo dolor facial unilateral, independientemente de la duración de éstos El tratamiento inicial debería ser con fármacos con espectro específicamente orientados a tratar los patógenos más probables: Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae Bronquitis El tratamiento diagnóstico de pacientes con cuadros compatibles con bronquitis aguda debe ir orientado a descartar neumonía En el adulto –no anciano– sano, el diagnóstico de neumonía es improbable, si no hay alteración de las constantes vitales y asimetría en la auscultación pulmonar. En estos casos, no está indicada la radiografía de tórax En pacientes con tos de más de 3 semanas de evolución, la radiografía de tórax está indicada, a no ser que haya una causa conocida para la tos No se recomienda tratamiento antibiótico en las bronquitis no complicadas, independientemente de la duración de la tos Si se sospechara tos ferina, convendría realizar prueba diagnóstica específica e iniciar tratamiento antibiótico La satisfacción del paciente con bronquitis aguda con la atención recibida depende más de la comunicación médico-paciente que de que se prescriba o no antibiótico EBHGA: estreptococo betahemolítico del grupo A; SB: sinusitis bacterianas. Tomada de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos. Disponible en: http://www.cdc.gov/drugresistance/community/campaign.htm Adaptación de la que recogen los CDC estadounidenses en su campaña por tratar de educar sobre el uso de antibióticos, con la intención de disminuir la emergencia de infecciones causadas por microorganismos resistentes. La campaña en sí, accesible en la dirección URL indicada en el pie de tabla, resulta sumamente interesante, así como su orientación multidimensional (tanto para usuarios como para profesionales). Es un recurso en línea altamente recomendable para ser visitado. Son múltiples los factores que desequilibran la balanza hacia la prescripción de antibióticos en las infecciones respiratorias agudas, pero el mecanismo fundamental a través del que estos factores actúan es generando, tanto en el médico clínico, como en el paciente, una falsa sensación de seguridad con el uso de antibióticos. Ante esta realidad, instituciones muy distintas han promovido campañas con intervenciones para tratar de reducir la presión antibiótica en estas circunstancias. El abanico de intervenciones ha sido variado, con éxito o nulo o muy escaso para algunas de estas intervenciones. De entre las intervenciones que más repercusión han tenido, cabe destacar la realización de campañas institucionales de sensibilización poblacional, la intensificación de los mecanismos de control administrativos para evitar la automedicación antibiótica, y la promoción de la interacción entre médico y paciente con infección respiratoria mediante material educativo, como cuestionarios y protocolos de actuación10. En general, hay coincidencia en que el principal factor a la hora de aplicar con éxito los principios de tratamiento antibiótico en infecciones respiratorias anteriormente descritos es la comunicación médico-paciente. Desgraciadamente, la presión asistencial en atención primaria puede dificultar en muchas ocasiones este proceso. Fuera del ámbito de las infecciones respiratorias, hay otros síndromes infecciosos en los que puede haber un exceso de tratamiento antibiótico. De entre ellos, habría que destacar las bacteriurias asintomáticas y las úlceras cutáneas crónicas. Respecto a las bacteriurias asintomáticas, recordar que el beneficio del tratamiento antibiótico se limita fundamentalmente a pacientes embarazadas y los que van a someterse a una manipulación urológica con riesgo significativo de hemorragia JANO 15 DE MAYO DE 2009. N.º 1.738 05ProCli7490errores.indd 31 • www.jano.es 31 14/05/2009 16:37:53 Problema clínico Tabla II. Antibiótico Errores frecuentes en la prescripción de antibióticos J.R. Paño Pardo Tabla ARABIC de la Sociedad Española de Quimioterapia sobre interacciones entre antibióticos y otros fármacos frecuentemente utilizados en población anciana Fármaco Interacción Rifampicina Anticoagulantes orales Disminución del metabolismo Estatinas de los fármacos metabolizados Ciclosporina/tacrolimus por el sistema del citocromo Inhibidores de la proteasa P450 con incremento en su actividad Quinolonas Anticoagulantes orales Aumento del metabolismo de Macrólidos Estatinas los fármacos metabolizados Azoles Ciclosporina/tacrolimus por el sistema del citocromo Inhibidores de la proteasa P450 con disminución de su actividad Quinolonas Antidepresivos tricíclicos Macrólidos Antiarrítmicos Azoles Prolongación del intervalo QT: estado proarritmógeno (torsade de points) Amoxicilina Alopurinol /ampicilina Aumento de la probabilidad de erupción cutánea Linezolid Síndrome serotoninérgico Inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina mucosa11. Por ello, hay que indicar la no necesidad de hacer urocultivos para cribado de bacteriruria asintomática en otras circunstancias distintas a las que se acaban de indicar. Respecto a las úlceras cutáneas crónicas, es necesario recordar que su cultivo, prácticamente siempre, va a mostrar crecimiento bacteriano, generalmente polimicrobiano. No es éste el factor que debe condicionar la decisión de si hay o no que tratar con antibióticos. Son los datos clínicos del paciente, fundamentalmente la presencia de celulitis del borde de la úlcera, los que deben condicionar la indicación de tratamiento antibiótico12. Cuestiones referentes a la elección del agente Una vez decidida la indicación de tratamiento antibiótico, la decisión siguiente es sobre el fármaco. Ésta depende, en primer lugar, de que se conozca el agente etiológico o no (tratamiento microbiológicamente dirigido frente a tratamiento empírico). También habrá que considerar el síndrome infeccioso a tratar y las circunstancias individuales del paciente (comorbilidades, tratamientos concomitantes, etc.). En general, en los tratamientos microbiológicamente dirigidos, se debe elegir un agente con un espectro reducido, dirigido específicamente al agente que se desea tratar. Es el caso, por ejemplo, de la faringitis por estreptococo betahemolítico del grupo A (EBHGA), bacteria que es uniformemente sensible a penicilinas y cefalosporinas. Por este motivo, en las faringitis por EBHGA, el tratamiento de elección es una penicilna (penicilina oral o amoxicilina) o una cefalosporina (p. ej., cefalexina). La utilización de la combinación de amoxicilina y ácido clavulánico no sería pues necesaria en este caso, ni aportaría ventajas significativas de espectro en la amoxicilina. En este mismo sentido, aunque las fluoroquinolonas sean eficaces, no deben plantearse como tratamiento de primera o segunda elección para faringitis por EBHGA. Se trata de antibióticos de amplio espectro, cuyo uso excesivo ha contribuido a 32 JANO 15 DE MAYO DE 2009. N.º 1.738 05ProCli7490errores.indd 32 la pérdida de su eficacia frente a otros microorganismos a nivel poblacional (p. ej., Escherichia coli y otras enterobacterias). Ocurre lo mismo en el caso de infecciones del tracto urinario no complicadas, en las que se debe elegir un agente eficaz con el espectro más reducido posible. Por ejemplo, en el caso de una infección del tracto urinario (cistitis) no complicada por E. coli sensible a ciprofloxacino, amoxicilina, cefuroxima, trimetroprim/sulfametoxazol y fosfomicina, el tratamiento de elección, previamente a la consideración de otros condicionantes, sería la fosfomicina. En el caso de tratamientos empíricos, como es el caso de la mayoría de rinosinusitis u otitis, la elección del antibiótico es una cuestión de probabilidades: de los microorganismos más probablemente implicados y de la posibilidad de que cada uno de los microorganimos sea sensible a éste. Tanto en la otitis media como en la rinosinusitis, los microorganismos implicados con más frecuencia son: Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y Moraxella catarrhalis. En nuestro medio, aproximadamente el 30% de los neumococos tienen concentraciones inhibitorias mínimas (CIM) intermedias a penicilina y el 10% son resistentes a la penicilina. Para otitis media y sinusitis, la utilización de dosis altas de amoxicilina compensaría la elevación de la CIM en los casos de infecciones por S. pneumoniae intermedios y en parte de los resistentes, siendo eficaz en estos casos. De esta forma, en más del 85% de S. pneumoniae que causan otitis media, la amoxicilina a dosis altas sería eficaz. Para S. pneumoniae, la combinación de amoxicilina y ácido clavulánico no aporta ventajas en la amoxicilina, dado que el mecanismo de resistencia de este microorganismo no está mediado por betalactamasas. En el caso de H. influenzae y de M. catarrhalis, entre el 15 y el 40% de las cepas son productoras de betalactamasas. Teniendo en cuenta todo lo anterior, el tratamiento de elección de la otitis y de la sinusitis sería la amoxicilina, a no ser que se identificara alguno de los factores siguientes que aumentan la probabilidad de presencia de microorganismos resistentes a la amoxicilina: a) uso de antibióticos en los 30 días previos; b) presencia simultánea de conjuntivitis (presentación típica de la infección por H. influenzae), y c) pacientes que reciben profilaxis con amoxicilina. En estos casos, sería de elección la combinación de amoxicilina y ácido clavulánico. Hay otros factores en la elección del antibiótico que deben considerarse. De entre ellos, destacar la posibilidad de interacciones farmacológicas, que en mayor medida afecta a pacientes ancianos o con enfermedades crónicas. Con frecuencia, los pacientes ancianos reciben de forma habitual varios fármacos (en residencias de ancianos no es infrecuente que muchos pacientes reciban diariamente entre 5 y 10 agentes). De forma habitual, entre estos agentes se incluyen: anticoagulantes orales, estatinas, antiarrítmicos, diuréticos, antidepresivos o neurolépticos. Muchos de estos agentes tienen una ventana terapéutica estrecha y la adición de un nuevo fármaco, en este caso un antibiótico, puede desencadenar una interacción significativa. Asimismo, por las mismas razones, los tratamientos “basales” pueden disminuir la eficacia o aumentar la toxicidad de un régimen antibiótico en un momento dado. El empleo sistemático de herramientas informáticas diseñadas para el cribado de interacciones farmacológicas es, sin ninguna duda, de gran ayuda en la evaluación de interacciones significativas. En la tabla II se recogen algunas de las interacciones farmacológicas más importantes de los principales grupos de antibióticos. J • www.jano.es 14/05/2009 16:37:53 Problema clínico Errores frecuentes en la prescripción de antibióticos J.R. Paño Pardo Bibliografía Bibliografía comentada 1. Kim JH, Gallis HA. Observations on Spiraling Empiricism: Its Causes, Allure, and Perils, with Particular Reference to Antibiotic Therapy. Am J Med. 1989;87:201-6. 2. Goossens H, Ferech M, Vander Stichele R, Elseviers M. Outpatient antibiotic use in Europe and association with resistance: a crossnational database study. Lancet. 2005;365:579-87. 3. Lipsitch M, Samore MH. Antimicrobial use and antimicrobial resistance: a population perspective. Emerg Infect Dis. 2002;8:347-54. 4. Kauffman CA. Overview of Candida infections. En: Rose BD, editor. UpToDate. Waltham, MA: 2006. 5. Kelly CP, Pothoulakis C, LaMont JT. Clostridium difficile colitis. N Engl J Med. 1994;330:257-62. 6. Pepin J, Saheb N, Coulombe MA, Alary ME, Corriveau MP, Authier S, et al. Emergence of Fluoroquinolones as the Predominant Risk Factor for Clostridium difficile -Associated Diarrhea: A Cohort Study during an Epidemic in Quebec. Clin Infect Dis. 2005;41:125460. 7. Gonzales R, Steiner JF, Sande MA. Antibiotic prescribing for adults with colds, upper respiratory tract infections, and bronchitis by ambulatory care physicians. JAMA. 1997;278:901-4. 8. McCaig LF, Besser RE, Hughes JM. Antimicrobial drug prescription in ambulatory care settings, United States, 1992-2000. Emerg Infect Dis. 2003;9:432-7. 9. Arroll B, Kenealy T. Antibiotics for the common cold. Cochrane Database Syst Rev. 2000;(2):CD000247. 10. S amore MH, Bateman K, Alder SC, Hannah E, Donnelly S, Stoddard GJ, et al. Clinical Decision Support and Appropriateness of Antimicrobial Prescribing. JAMA. 2005;294:2305-14. 11. N icolle LE, Bradley S, Colgan R, Rice JC, Schaeffer A, Hooton TM, et al. Infectious Diseases Society of America guidelines for the diagnosis and treatment of asymptomatic bacteriuria in adults. Clin Infect Dis. 2005;40:643-54. 12. A lguire PC, Mathes BM. Treatment of chronic venous insufficiency. En: Rose BD, editor. UpToDate. Waltham, MA: 2007. Goossens H, Ferech M, Vander Stichele R, Elseviers M. Outpatient antibiotic use in Europe and association with resistance: a cross-national database study. Lancet. 2005;365:579-87. Este trabajo aporta información sobre la prescripción de fármacos antiinfecciosos, fundamentalmente en el ámbito ambulatorio, en distintos países europeos. Aunque se trata de un estudio “ecológico” del que es difícil obtener conclusiones sobre causalidad, resulta muy interesante comprobar el distinto grado de uso antibiótico desde un punto de vista cuantitativo, así como los diferentes patrones de prescripción de fármacos entre países del norte y países del sur (hay mayores consumos en el sur, p. ej., Francia, Grecia, España e Italia, y menores en el norte, como es el caso de Escandinavia y los Países Bajos). A pesar de las muy distintas tasas de resistencia a antibióticos, las diferencias en cifras totales de consumo no están justificadas por esas diferencias, lo que indica un abordaje muy distinto del tratamiento antibiótico entre distintos países. Resulta interesante también la forma de presentación de los datos, que se hace en dosis diarias definidas por 1.000 habitantes. La publicación de este trabajo ha influido en las instituciones sanitarias de varios de los países que aparecen como grandes consumidores, y ha desencadenado la puesta en marcha de campañas educativas a múltiples niveles para reconducir la situación. Kim JH, Gallis HA. Observations on spiraling empiricism: its causes, allure, and perils, with particular reference to antibiotic therapy. Am J Med. 1989;87:201-6. Aunque algo antiguo (1989), éste es un artículo de “reflexión” sobre tratamiento antibiótico que no tiene desperdicio. En este trabajo, los autores revisan los principales factores que condicionan, lo que a su juicio denominan, la “escalada del empiricismo”. En el momento actual, y sobre todo para los pacientes más graves, hay necesidad de acertar a la primera con el régimen antibiótico elegido. Esta necesidad se ha extendido a pacientes menos graves, lo que ha condicionado una distorsión del enfoque terapéutico antiinfeccioso, mediante la extensión del paradigma del empirismo, lo que condiciona un exceso de uso antibiótico con un patrón de utilización que defiende por encima de otros parámetros, la bonda de un espectro amplio. Los autores supieron recopilar en forma de “falacias sobre tratamiento antibiótico” los principales mitos sobre el tratamiento antibiótico que condicionan la prescripción de estos fármacos. De entre las 10 falacias formuladas, quizá las más acertadas son “cuanto más nuevo sea el antibiótico, más eficaz”, “cuanta mayor sea la cobertura del régimen antibiótico seleccionado, mejor será”, “falta de respuesta es sinónimo de falta de cobertura”. En definitiva, se trata de un artículo redactado de forma muy cuidadosa que resulta altamente recomendable. Nicolle LE, Bradley S, Colgan R, Rice JC, Schaeffer A, Hooton TM, et al. Infectious Diseases Society of America guidelines for the diagnosis and treatment of asymptomatic bacteriuria in adults. Clin Infect Dis. 2005;40:643-54. En este documento, la Infectious Diseases Society of America (IDSA) recopila de forma sistemática, en forma de guía clínica, la evidencia disponible sobre los beneficios e inconvenientes del tratamiento de las bacteriurias asintomáticas, un problema muy frecuente en la práctica clínica. Se trata de un documento exhaustivo que, a pesar de lo cual, no resulta difícil de leer y que contribuye a la contextualización de este problema y de las escasas circunstancias en las que puede ser beneficioso abordar esta situación con fármacos antiinfecciosos. Es recomendable porque es un ejemplo bastante logrado de guía clínica que define estándares de tratamiento. JANO 15 DE MAYO DE 2009. N.º 1.738 05ProCli7490errores.indd 33 • www.jano.es 33 14/05/2009 16:37:53