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7 Conozca quienes han sido los Papas a lo largo de la Historia Por José Humberto Reyes Burgos - Décimo segunda Parte León VIII (963 – 965) Considerado por muchos como un antipapa, ascendió al trono papal por voluntad de Otón I para sustituir a Juan XXII en el 963. Juan había sido depuesto por Otón bajo acusaciones de mantener una vida corrupta y por su falta de sumisión al imperio. Cuando Otón I se fue, Juan XII subió de nuevo al solio pontificio y León VIII tuvo que refugiarse en Camerino. A la muerte de Juan, fue elegido Papa Benedicto V, pero Otón no quería reconocer a este Papa que quiso el pueblo como un desafío dirigido hacia él mismo, e impuso a los romanos la renuncia a su poder electivo. León VII I fue confirmado Papa por Otón. Yace enterrado en las grutas Vaticanas. Benedicto V (964 – 965) Nacido en Roma, se reconoció por ser un hombre muy erudito. Cardenal diácono, Benedicto fue elegido por el clero y por el pueblo luego de la muerte de Juan XII, como gesto de desafía hacia el emperador Otón I; sin embargo, como este último hizo elegir a León VIII, no ratificó la elección de Benedicto. Al llegar Otón a Roma convocó a un concilio presidido por León VIII y Benedicto V compareció como acusado. Fue degradado de diácono y exiliado a Alemania. Murió en el 965 y sus restos fueron llevados con honor a Roma, donde se depositaron en las Grutas Vaticanas. Juan XIV (983 – 984) Otón II designó como sucesor de Benedicto VII a su canciller Pietro di Campanova quien tomo el nombre de Juan XIV. En diciembre del 983 Otón II murió repentinamente a la edad de 28 años. A su muerte, el ambicioso Enrique de Baviera se apoderó inmediatamente del título de rey de Alemania; el heredero de Otón II, que apenas contaba con la edad de 3 años, se encontraba bajo la regencia de su madre Teofanía. La caída de Juan XIV fue rápida porque el antipapa Bonifacio VII volvió de Constantinopla y realizó una serie horrible de asesinatos y acciones violentas para vengarse de sus enemigos, Juan XIB, encerrado en Castel Sant’ Angelo, fue asesinado con veneno. Está enterrado en las Grutas Vaticanas. Juan XV (985 – 996) Juan XV, ciudadano romano, se convirtió en Papa entre septiembre y octubre del 985, por voluntad del bando imperial, mientras en Roma la familia de los Crescencios era cada vez más prepotente y excluyente. Para librarse de ellos Juan XV asigno muchos cargos a sus familiares y amigos, suscitando la ira de la nobleza y el clero. El Papa se vió obligado a huir y pidió ayuda a Otón III, pero poco antes de que este último llegara a Roma para asistirle, Juan murió. Fue enterrado en las Grutas Vaticanas. Gregorio V (996 – 999) Juan XIII (965 – 972) Nacido en Roma y obispo de Narni, fue elegido Papa tras dos meses de vacante papal y enseguida se vio envuelto en la lucha entre el bando imperial y el pueblo, y parte de la nobleza romana que se le oponía. Esta aversión popular se manifestó de forma tangible con una conjura contra su persona que le obligó a huir y refugiarse en casa del conde Pandolfo de Capua, en diciembre del 965. Volvió a Roma aproximadamente un año más tarde y también fue a Italia, para quedarse, gracias a que Otón I le apoyo y defendió durante varios años. Otón consiguió también aparentemente una reconciliación entre las Iglesias de Oriente y Occidente. Juan fue enterrado en la Basílica de San Pablo Extra Muros. Benedicto VI (973 – 974) Romano de nacimiento, fue elegido para el trono pontificio inmediatamente después de la muerte de su antecesor. Aunque la ratificación imperial de su pontificado llegó con retraso, esta apoyó su elección. A la muerte de Otón I el mismo año de la elección de Benedicto, la subida al trono de Otón II desató manifestaciones anti-imperiales por toda Italia. A este Papa se le veía con hostilidad por haber sido apoyado por el emperador, y fue encarcelado dos veces: la primera por el rico feudatario Crescencio, y la segunda por el diácono Francone, que en junio del 974 llegó incluso a elegirse papa bajo el nombre de Bonifacio VII. Benedicto VI fue estrangulado en la cárcel de Sant’ Angelo y enterrado en las Grutas Vaticanas. Benedicto VII (974 – 983) Tras la muerte de su antecesor (Benedicto VI) e inmediatamente reestablecido el orden en Roma a manos de los condes de Tósculo, que eran filoimperiales, no fue fácil encontrar a un sucesor, auqnue porfin se encontró a la persona indicada en el obispo de Sutri, que asumió el papado bajo el nombre de Benedicto VII. Romano perteneciente a la familia de los condes Túscolo, pertenecía al círculo del emperador y de los aristócratas romanos. En el año 981 convocó a un concilio en Letrán en el que promulgó las leyes para condenar y reprimir la simonía. Intentó con tesón elevar el destino espiritual del clero y la Iglesia. En Julio del 983 Benedicto murió y fue enterrado en la Basílica de S. Cruz en Jerusalén. Brunón de Carintia, capellan de la corte del emperador Otón III, fue el primer Papa de nacionalidad alemana. Su carácter rígido y su nacionalidad extranjera, no le permitieron ganarse el afecto de los ciudadanos de Roma, quienes a su vez eran incitados por Juan Crescencio II para estar en su contra. Gregorio V fue obligado a abandonar Roma y fue sustituido por el antipapa Juan XVI. Otón III, que había sido coronado emperador por Gregorio, acudió en su ayuda. El antipapa fue entregado a Otón y Crescencio, para luego ser ajusticiado junto con sus secuaces. La muerte prematura de Gregorio V dio pie a especulaciones sobre su supuesto asesinato. Está enterrado en las grutas Vaticanas. Silvestre II (999 – 1003) Gerberto de Aurillac fue el primer Papa francés; de origen humilde, fue un hombre profundamente culto. Silvestre II se comprometió en gran medida para dar continuidad a la reforma iniciada por Gregorio V. Otón III se estableció en el Aventino, Roma, y asumió el rol de protector del Papa. Juntos habrían devuelto la paz en Roma, y guiado a los pueblos en el camino de Dios en el nuevo milenio. Sin embargo, una nueva rebelión de la ciudadanía romana y la nobleza los obligaron a marcharse de Roma en el año 1001; en enero del año siguiente murió Otón y en mayo de 1003 falleció Silvestre. Fue enterrado en San Juan de Letrán. Juan XVII (1003) Se sabe muy poco de los papas que sucedieron a Silvestre II y que fueron elegidos por voluntad del nuevo dominador de Roma, Juan Crescencio II. En Roma reinaba el caos desde los últimos meses del pontificado de Silvestre II; en la práctica, el poder yacía en manos de Crescencio II, hijo de aquel con el mismo nombre que en la tradición popular era considerado como un héroe por su horrible muerte en Castel’ Sant Angelo. Juan XVII, de la noble familia de los Sicconi, tuvo un pontificado muy corto, muriendo de hecho apenas 6 meses luego de su elección. Esta enterrado en la Basílica de San Juan de Letrán.