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30 BORRELL_25 BORRELL.qxd 16/02/12 12:33 Página 30 CARTA DESDE FLORENCIA Por José Borrell* L o que ocurrió en Atenas la pasada semana es un fiel reflejo de las consecuencias políticas de la crisis del euro, o de la deuda publica para ser más precisos, y de los efectos nefastos de la austeridad draconiana impuesta por Alemania como remedio. Por cierto, draconiano viene de Dracon, un legislador ateniense famoso por la dureza de sus leyes. Como las que el Parlamento griego votaba mientras en la calle el pueblo se manifiesta violentamente y una delegación de expertos extranjeros vigilaba que se reduzcan realmente los salarios, las pensiones y los servicios públicos para contentar a la troika formada por el FMI, el BCE y la Comisión Europea. En Atenas se circula mal porque muchos semáforos han sido destruidos. Mientras los diputados votaban, en la calle ardían mas de 20 edificios. Al día siguiente, los atenienses depositaban velas ante las ruinas calcinantes del viejo cine Attikon, un edificio neoclásico de 1870, uno de los símbolos de la independencia y el resurgir cultural de Grecia. Un paisaje urbano desolador con 150 almacenes saqueados, 45 edificios destruidos o dañados, las calles llenas de los restos de la batalla campal entre policías y manifestantes. El primer ministro Papademos anuncia tres semanas de infierno para poder devolver los 15.000 millones de euros de deuda que vencen el próximo 20 de marzo y evitar así la bancarrota del país. Con bancarrota o sin ella, cualquiera de los dos caminos que se abren ante los griegos será amargo. 30 La elección dramática que tienen ante sí es quedarse en el euro o salir de él. En Bruselas y Berlín se empieza a pensar que la salida es una opción a considerar. Un signo de mal agüero es que la reunión del Eurogrupo que debía tener lugar el pasado miércoles se ha anulado. Algunos gobiernos empiezan a resignarse a la idea de que el default griego es inevitable después de saber que el PIB griego se ha contraído un 7% en el ultimo trimestre del 2011 y un 6,8% en el conjunto del año. Y, además, la derecha griega todavía no ha dado su firma al acuerdo para que el plan de austeridad votado por el Parlamento se mantenga cualquiera que sea el resultado de las elecciones del próximo mes de abril. Cada vez se ve mas difícil que el país pueda escapar a una de las dos “D” que le amenazan, el default o la devaluación, para lo cual tendría que salir del euro. O las dos a la vez. En uno u otro caso, su historia, y probablemente la de Europa, será bien diferente. Estos días los griegos están decidiendo su futuro, y un poco el nuestro, para muchos años. Ha sido como en una tragedia del teatro clásico griego. Todos tienen razones para hacer lo que las circunstancias les obligan a hacer jugando el inevitable papel que les dicta su destino. Pero, los dioses, no del Olimpo sino de Bruselas y Berlín, le están pidiendo demasiado al pueblo griego. Y las purgas que se ve obligado a tragar no sirven para curar sus males. La austeridad extrema sólo ha servido para que su Deuda pase del 120% al 160% del PIB. El desempleo ha pasado del 8 al 21% y la caída de la actividad, -7 % este año, no deja 20–26 de febrero de 2012. nº 960 EFE Arde Atenas El primer ministro Papademos anuncia tres semanas de infierno para poder devolver los 15.000 millones de euros de Deuda que vencen el próximo 20 de marzo y evitar así la bancarrota del país ninguna esperanza de recuperación. Al principio hubo un problema de fallo en la gobernabilidad de Grecia. Pero, después lo hubo en la capacidad europea de hacerle frente. Se quiso castigar a los griegos por sus trampas más que ayudarles a salir del agujero en el que estaban. Y el agujero se ha hecho más grande hasta llevar a la explosión social y a la ruina no sólo de la economía sino del propio sistema político. Grecia ha estado mal gobernada, qué duda cabe. Indisciplina fiscal y un sistema político clientelista han engordado el sector publico de forma insostenible. Pero, los platos rotos los pagan los más débiles.Cuando salarios y pensiones mínimas se reducen un 25% y tres años de austeridad destruyen los servicios públicos y derrumban la renta de las clases medias y populares, las lágrimas o la violencia es la forma que queda para expresar la frustración. Una de las imágenes mas reproducidas por los medios griegos es la de ese soldado de guardia ante el Parlamento llorando frente a los manifestantes cuya ira debe contener. ¡Es por vuestro bien!, les dice el coro de Bruselas a los atribulados atenienses. No es para haceros sufrir, repite la pitonisa alemana que aquí representan con bigote hitleriano, sino para que saneéis vuestra economía y podáis volver a crecer. Pero, frente a las hogueras todavía humeantes bajo la Acrópolis no me puedo sentir satisfecho de la terapia que los europeos hemos aplicado a Grecia hasta llevarla a la asfixia y la desesperacion. ● *Presidente del Instituto Universitario Europeo de Florencia