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68 DIARIO 2 Diario de Navarra Lunes, 3 de noviembre de 2014 m Extravagancia arquitectónica en China Edificios con forma de tetera, pez, botella o moneda compiten en el surrealismo urbano del país. Su presidente, Xi Jinping, ha dicho “basta”, porque las nuevas construcciones están arruinando la imagen de la segunda potencia mundial. ZIGOR ALDAMA Colpisa ODOS los arquitectos se despiertan cada día pensando en cómo pueden diseñar un edificio trascendente. Pero sólo unos pocos grandes creadores lo consiguen”. Santiago Parramón, director del estudio RTA en Shanghái, tiene claro que el ‘efecto Guggenheim’ es irrepetible. Sin embargo, las autoridades del país más poblado del planeta continúan tratando de copiar el milagro de Bilbao. Sin éxito, por supuesto. En el camino van quedando muestras de la peor arquitectura jamás ideada. Edificios delirantes cuya fealdad roza lo surrealista y cuyo servicio a la sociedad se reduce a la ristra de chistes que inspiran. Pero al presidente chino, Xi Jinping, el asunto no le hace ninguna gracia, y ha ordenado poner fin a la extravagancia arquitectónica que asuela la segunda potencia mundial. “El arte tiene que ser como el sol en el cielo azul y la brisa primaveral, que inspiran la mente, activan el corazón, y cultivan el gusto. Hay que deshacerse de obras y estilos indeseables”, dijo Xi en una inesperada intervención durante un simposio literario celebrado en Pekín la semana pasada. Parramón, que pronto inaugurará el Centro de Exposiciones de Changzhou, desentraña las enigmáticas palabras del presidente: «La población china todavía no está lo suficientemente educada y tiene gusto por lo estridente. Lo mismo que escupen por la calle, T La arquitectura china del horror Hotel Tianzi de Pekín con la figura de los tres dioses de la prosperidad, felicidad y crecimiento personal. El edificio conocido como ‘Moneda de la suerte’, levantado en Guangzhou, es uno de los más polémicos. COLPISA los chinos visten una camisa de dudoso gusto. Eso se traslada a una arquitectura extravagante, basta, que busca diferenciar a las ciudades con edificios icónicos que han sido diseñados con desdén hacia la cultura, y que representan un estilo que todavía no ha dado el salto a la sofisticación». Los ejemplos abundan por toda China: un gigantesco edificio con forma de tetera en Wuxi, un bloque de oficinas con el perfil de una botella en Yichang, un complejo residencial cuya fachada está decorada como un teléfono móvil en Kunming, un centro de convenciones con forma de tambor en Hefei, o un gigantesco anillo metálico de 50 pisos en la pequeña localidad de Fushun que ha requerido 3.000 toneladas de acero para su construcción y que ha sido decorado con 12.000 lámparas LED de colores. Hay que llamar la atención a toda costa, y el camino más rápido pasa por idear los proyectos en superlativo, mejor si pueden acceder al libro ‘Guinness’ de los récords, y forrarlo todo con metales brillantes, preferentemente dorados. Pero lo peor llega cuando los arquitectos chinos tratan de instalar elementos de la tradición china en los edificios que diseñan. “Tendrían que conceptualizar aquello de la cultura china que deseen interpretar en sus obras, pero prefieren plasmar la idea de forma literal. Así, están perdiendo una oportunidad única de ahondar en sus raíces y de acceder a la vanguardia del arte”, explica el arquitecto catalán, que abrió en 2011 su estudio en la capital económica de China. La ‘moneda de la suerte’ Una de las construcciones que más polvareda ha levantado es la ‘moneda de la suerte’ de Guang- COLPISA Torre del teléfono móvil de Kunming. COLPISA DIARIO 2 69 Diario de Navarra Lunes, 3 de noviembre de 2014 Extravagancia arquitectónica en China zhou. No sólo disgusta su diseño, que efectivamente se parece a una antigua moneda china, dorada y con un agujero en el centro, sino que, además, la opinión pública se ha escandalizado con su presupuesto: mil millones de yuanes, 120 millones de euros públicos. Lo más llamativo de este proyecto es que no lo firma un profesional chino sino el italiano Joseph di Pasquale. Claro que en un inicio lo había ideado con una fachada de vidrio azul que, finalmente, las autoridades sustituyeron por otra que consideraron más adecuada para los tiempos de prosperidad de China. Así, cuando el sol brilla en el principal centro manufacturero del país, el Círculo de Guangzhou se convierte en una bola de fuego que ciega a cualquiera en kilómetros a la redonda. “Quizá el dorado de la fachada resulte excesivamente brillante, pero nuestro diseño original trataba de reproducir un disco de jade que se encontró en una tumba de la dinastía Han”, se disculpó a la prensa china el ingeniero jefe, Wang Zhanshan. “En cualquier caso, es posible que su extraño diseño atraiga al turismo”, comentó Hu Gang, profesor de Economía de la Universidad de Jinan, en un arranque de pragmatismo. Al final son los dirigentes locales quienes tienen la última palabra sobre lo que se construye, y en muchas ocasiones priman más el amiguismo y los sobres por debajo de la mesa que la calidad del proyecto. Así se entiende que esté proliferando otra moda difícil de entender: la copia de ciudades occidentales completas. No en vano, después de las réplicas de París, Londres o Ámsterdam, en las que no faltan ni la torre Eiffel, ni el Big Ben, ni las típicas casas de los canales holandeses, esta semana le ha llegado El Pez Globo está considerado uno de los inmuebles más inútiles del mundo. el turno a Venecia. Y esta vez ha sido la ciudad norteña de Dalian la que acoge, en 400.000 metros cuadrados, cuatro kilómetros de canales que se pueden surcar en góndola para disfrutar de un recorrido flanqueado por 200 edificios publicitados como ‘castillos europeos’. “Existe una veneración de lo extranjero que impregna muchos proyectos”, argumenta Xu Anqi, profesor de Sociología de la Universidad de Fudan. “Chi- na quiere integrarse en el mundo, pero no sabe cómo hacerlo. Por un lado levanta una fachada artificialmente occidental, pero por otro reconoce la necesidad de proteger valores y tradiciones exclusivos de la cultura china. Esa colisión se ve perfectamente en la deriva de la arquitectura, incapaz de traducir a su lenguaje particular la compleja realidad de China”. Parramón no puede estar más de acuerdo. El director de COLPISA RTA ha diseñado el centro de exposiciones que inaugurará en unas semanas en Changzhou inspirándose en la geometría de los tradicionales tejados de los templos y en la forma de las ancestrales casas circulares tulou. El resultado tampoco va a dejar indiferente a nadie: con una superficie de 5.000 metros cuadrados, se trata del mayor edificio reflectante del mundo, un gigantesco espejo que está abierto a to- Un negocio en peligro “Claro que hay una burbuja”, afirma Javier Castrillo, del estudio ADOS en Shanghái Z.G. Colpisa China es una mina para los principales arquitectos del mundo. Nadie quiere perder la oportunidad de dejar su impronta en un país que ha dejado atrás las sobrias líneas soviéticas para lanzarse a una orgía constructiva sin precedentes. Pero detrás de esta burbuja inflada por una especulación sin límites se encuentra uno de los mayores peligros de la economía china. No en vano, tanto el precio de la vivienda como la cuantía de la inversión en ladrillo han comenzado ya a caer, y no se puede descartar un escenario como el que todavía lastra al sector inmobiliario en España. “Claro que hay una burbuja”, afirma Javier Castrillo, director del estudio ADOS en Shanghái. “La incógnita está en qué hará el Gobierno para desinflarla de forma que no se venga abajo todo el sistema”. Porque los datos reflejan de forma contundente el problema: las promotoras son incapaces de vender unos 3,5 millones de viviendas, y 49 millones de las que sí tienen dueño están vacías. Así, la superficie de las nuevas promociones inmobiliarias que se han comenzado a construir ha caído un 18,6% en la primera mitad del año. El peligro de esta coyuntura, no obstante, es global. Si estalla, el efecto se sentirá en la economía mundial. Construcción en Manzhouli. do tipo de interpretaciones y en el que la luz entra por la abertura cenital de un gran patio. “No pretende ser un edificio icónico, es tan solo un objeto que juega con la ilusión de que somos cuerpos que reflejan el mundo y una época de cambios”, reflexiona Parramón. Algunos ven en él un gran sombrero propio de antiguas dinastías, otros una nave extraterrestre. ¿Qué diría Xi Jinping?“Sinceramente, no creo que el presidente sea el más indicado para hacer críticas, porque dudo de que tenga la altura necesaria para ello. Si China quiere cambiar la tendencia actual debería empezar por reformar su sistema educativo, que está orientado exclusivamente a la copia y no a la creatividad. Lo vemos en el estudio: sólo uno de cada veinte arquitectos chinos tiene el nivel necesario para trabajar con nosotros”. Por eso, el país todavía ofrece grandes oportunidades para los profesionales españoles. “Porque podemos ayudar al cambio con una arquitectura cálida y práctica. La crisis nos da miedo porque supone cambio, y eso es incertidumbre, pero si aprovechamos las oportunidades que nos ofrece no estaremos ante la generación perdida que auguran muchos”, confía Parramón. El edificio tambor de Hefei está en el libro Guinness de los récords. La torre de la puerta de Suzhou recuerda a unos pantalones. Centro de Exposiciones de Changzhou que ha diseñado el estudio español RTA. RTA COLPISA