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Cesar: tierra de caciques, leyenda y ensoñación. Un agudo y largo sonido de acordeón, el cantar de los juglares vallenatos y el incesante ritmo del Caribe Colombiano, sirven como preludio a uno de los bastiones musicales y culturales de Colombia: Cesar. Ubicado al noreste del país, Cesar limita por el norte con Magdalena y Guajira; al oriente con Norte de Santander y Venezuela; al sur con Santander y Norte de Santander y al occidente con Magdalena y Bolívar. Con 903.279 habitantes, en 25 municipios, Cesar cuenta con ancestrales ritmos vallenatos: paseo, son, tambora y puya, que al son de acordeones, guacharacas y cajas, son emblemas del pueblo cesarense. Cesar es desborde de alegres colores, armonía del paisaje caribeño y legendaria estirpe de arhuacos y caribes, pueblos indígenas que se mantienen fieles a sus creencias tras siglos de resistencia. Aunque la mayor parte de su territorio es llano, Cesar está enclavado en dos complejos montañosos: la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá. Además, se muestran ciénagas que enriquecen el paisaje, los ríos Cesar y Guatapurí, que raudos se abren paso entre extensos valles de tierras aptas para el desarrollo agrícola y ganadero de la región. Valledupar es considerada como la capital mundial del vallenato. Ubicada a 949 kilómetros de la capital del país, se alindera en el valle del río Cesar, cuyo territorio en tiempos prehispánicos pertenecía al cacique Eupar, de allí su nombre: el Valle de Upar. En el centro de la capital está la plaza Alfonso López Pumarejo que rodeada de casas coloniales, la Iglesia de la Concepción y la iglesia del Rosario, enaltecen su memoria histórica. Allí se erige el monumento a la Revolución en Marcha, obra de Rodrigo Arenas Betancur, que exalta la pujanza y el trabajo, impulsado desde la región por el ex presidente que da nombre a la plaza. Una Sirena hace las veces de vigía en el balneario Hurtado por el que discurren las rápidas aguas del río Guatapurí, inspirador y mítico el río es el escenario turístico más importante de la capital. Pero es el Festival de la Leyenda Vallenata creado en 1968 el evento musical y folclórico más importante para los vallenatos. Se realiza en el parque de la Leyenda Vallenata Consuelo Araujo, que alberga a más de 25.000 personas cada año. En la tarima Compai Chipuco, bajo la concha acústica el Cocha Molina, 25 participantes se disputan el título de Rey Vallenato en diferentes Categorías: Rey Vallenato Profesional, Aficionado, Juvenil, Infantil, de la Canción Inédita, de la Piquería y finalmente el Concurso de las Piloneras, en el que diestros bailarines baten sus cuerpos magistralmente al ritmo de la danza del Pilón. En las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, unos 54 Km al occidente de Valledupar se halla Pueblo Bello, municipio que se destaca por su biodiversidad y ascendente étnico. Allí se ubica Nabusimake, capital índigena de los arhuacos la tierra donde nace el sol. A 32 Kilómetros de Valledupar está el primaveral municipio de Manaure, Balcón del Cesar, sus florecidos jardines y su exuberante vegetación son emblemas de esta población. El jardín exótico, ubicado en la vereda Casa Grande atesora Heliconias, Ginger, bastones, platanillos y maracas como muestra de la riqueza natural del municipio. La Paz es otro municipio del departamento, afamado por la fabricación de exquisitas almojábanas, que de manera artesanal, preparadas en horno de ladrillo y con madera, son el principal producto gastronómico de esta parte de la región. Extensos cultivos de algodón visten las sabanas del municipio de Agustín Codazzi. Codazzi es uno de los baluartes turísticos del Cesar. Allí se desarrolla el Festival Vallenato en guitarras, considerado uno de los 17 festivales folclóricos más importantes del país. El municipio recibe su nombre en honor al ilustre Ingeniero y Cartógrafo Agostino Codazzi que murió allí hacia el año 1859. Más al sur del departamento se ubica la Jagua de Ibirico, municipio que se precia de tener la segunda reserva de carbón más grande de Colombia cuya explotación se hace a cielo abierto y expone la enorme la riqueza mineral del país. Su potencial hídrico lo compone una triada de raudos afluentes: el río Tocuy, el Sororia, y Las Animas en cuyas aguas está parte del desarrollo económico y turístico de la región. El complejo Ciénaga de la Zapatosa ubicado entre los municipio de Chiminigagua, Tamalameque y Curumaní es uno de los paraíso naturales de la depresión Momposina que permite contemplar incomparable biodiversidad de la región: fauna y exuberante flora dan cuenta de la belleza infinita de la región. Finalmente, en sentido sur al límite departamental con Norte de Santander, se sitúa Aguachica: la ciudad del magdalena medio. La amabilidad y alegría de su gente así como su riqueza natural hacen de éste un destino obligado para turistas. El espeso bosque El Agüil, lleno de árboles y matorrales que reverdecen el lugar, dan cuenta de belleza vegetal del departamento. El cerro de la Cruz, desde donde se puede observar el extenso valle del Buturama, la majestuosidad del rio magdalena con sus ciénagas y sus zonas pantanosas hacen de este municipio una de las ventanas del Cesar. Vallenato auténtico, cuna de compositores y cantantes, legítimos acordes, compases y ritmos caribeños, orgullo de arhuacos y etnias milenaria. Cesar, tierra de leyenda, inspiración y de mágicas historias cantadas a través del vallenato de antaño.