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XIX coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “Ética y Bioética como patrimonio de la Humanidad” Puerto de Veracruz 11, 12 y 13 de octubre de 2007 “Educación, ética y pensamiento complejo” Título MIGUEL ROMERO GRIEGO Autor Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Educación Media Superior, Distrito Federal Institución de procedencia “Educación, ética y pensamiento complejo” RESUMEN En esta ponencia se presentan algunas reflexiones acerca de las relaciones entre la educación, la Ética y algunos postulados de la teoría de la complejidad, especialmente del llamado “pensamiento complejo” planteado por Edgar Morin. Cabe aclarar que sería prácticamente imposible analizar completa, detallada y profundamente todas las posibles relaciones entre las propuestas de Morin, la educación y la Ética, considerada como disciplina filosófica, incluso el pretenderlo resultaría contradictorio con los postulados de esa teoría. Se trata de un primer acercamiento y lo que podría considerarse un esbozo para ulteriores investigaciones y discusiones. Evidentemente la educación y la Etica representan fenómenos y objetos de estudio en los cuales la complejidad se presenta en su máxima expresión. Así, Consideramos que el enfoque propuesto puede ser complementado con otras perspectivas teóricas y metodológicas. 2 XIX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “Ética y Bioética como patrimonio de la humanidad” EDUCACIÓN, ETICA Y PENSAMIENTO COMPLEJO En este trabajo se trata de reflexionar sobre algunas relaciones entre la educación, la Ética y algunos postulados de la teoría de la complejidad, especialmente del llamado “pensamiento complejo” planteado por Edgar Morin. Cabe aclarar que sería prácticamente imposible analizar completa, detalladamente y con profundidad todas las posibles relaciones entre las propuestas de Morin acerca del pensamiento complejo y la Ética como disciplina filosófica, incluso el pretenderlo resultaría contradictorio con los postulados de esa teoría. Se trata de un primer acercamiento y lo que podría considerarse un esbozo para ulteriores investigaciones. Evidentemente la educación formal, desde el siglo XVIII hasta nuestros días ha estado impregnada de un acendrado cientificismo, arraigado con mayor profundidad a partir del positivismo comtiano en el siglo XIX y, en México, por la famosa reforma educativa encomendada a Gabino Barreda en 1867. Hasta la fecha esta influencia puede percibirse en el artículo 3º constitucional, base de la Ley General de educación y de la normatividad jurídica correspondiente, en todos los niveles educativos, incluido ahora el pre-escolar como parte de la educación básica. El desarrollo científico y tecnológico se ha convertido en un ideal cada vez más asociado con el progreso económico, ligado a su vez con una visión pragmática, utilitarista e individualista, de la educación y de la vida humana. “Existe una falta de adecuación cada vez más grande, profunda y grave entre nuestros saberes discordes, troceados, encasillados en disciplinas, y por otra parte unas realidades o problemas cada vez más multidisciplinarios, transversales, multidimensionales, transnacionales, globales y planetarios. Dentro de esta situación se hacen invisibles: Los conjuntos complejos Las interacciones y retroacciones entre las partes y el todo Las entidades multidimensionales Los problemas esenciales” 1 1 Morin Edgar, La mente bien ordenada. Repensar la reforma, reformar el pensamiento, Seix Barral, Barcelona, 2000, pp. 13-14. 3 “Educación, ética y pensamiento complejo” La cientifización y parcialización del conocimiento abarca los contenidos de los planes y programas de estudio, incluyendo los contenidos y, en consecuencia, la evaluación de los aprendizajes; además de los procesos y las prácticas educativas, técnicas didácticas y estrategias de intervención pedagógica; así como, en las últimas décadas, la evaluación educativa, entre ellas las correspondientes al personal docente y a las instituciones educativas 2 Este obsesivo énfasis en la “cientificidad” que debe permear a la educación resulta contrario a la “teoría de la complejidad” que plantea Morin y a lo que podría ser una formación humanística in stricto sensu. La obsesividad se acentúa en los últimos años en nuestro país al ser relegadas a un segundo plano las ciencias sociales, entre ellas la filosofía. Evidentemente, la tendencia de la política educativa mexicana es eliminar las carreras, e incluso las materias relacionadas con las humanidades, la propuesta de la Dirección General de Bachillerato es que la materia de filosofía se imparta solamente en un semestre de cuatro horas, en lugar de los dos semestres de tres horas semanales que se planteaba en algunos planes de estudio, entre ellos el del Colegio de Bachilleres y la inclusión de la Ética en algunos planes de estudio tiene un carácter disciplinar y poco filosófico, en la medida en que no siempre se relaciona con la cotidianidad y problemas vivenciales de los estudiantes, sino en una disertación histórica de las ideas planteadas por algunos filósofos, en ocasiones muy ajenos a nuestro contexto histórico-social, no se promueve la reflexión sino la memorización. La propuesta de Morin llama la atención sobre las implicaciones de concebir a la ciencia desde una perspectiva cerrada simplista y ahora hiperespecializada, tendencia que se ha ido acentuando en los últimos años en aras de un “eficientismo” mal entendido. Contraria a esta visión, Morin plantea una perspectiva que retome la complejidad y los fundamentos del pensamiento complejo, que tienen como base el reconocimiento de los principios de incertidumbre y de incompletud. “El pensamiento complejo aspira al conocimiento multidimensional. Pero sabe, desde el comienzo, que el conocimiento completo es 2 Respecto a las evaluaciones de las instituciones educativas mexicanas, en los últimos años ha sido motivo de serias y acaloradas discusiones, por teóricos de la educación y por profesores, pues se ha utilizado como un mecanismo de supervisión y control por parte del Estado 4 XIX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “Ética y Bioética como patrimonio de la humanidad” imposible: uno de los axiomas de la complejidad es la imposibilidad, incluso de una omniciencia... Pero implica también, por principio, el reconocimiento de los lazos entre las entidades que nuestro pensamiento debe necesariamente distinguir, pero no aislar, entre sí... está animado por una tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido, no reduccionista, y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento” 3 La multidimensionalidad le da al conocimiento científico la posibilidad de una mayor comprensión de los diferentes factores que pueden estar presentes en los fenómenos, se opone a la idea de causalidad unívoca y de “necesidad lógica”, propia de la concepción clásica de ciencia, con resabios aristotélicos y cartesianos, se opone a la “racionalización cerrada” y trata de promover una “racionalización abierta”, en términos de Morin. La distinción y relación entre diversas entidades y factores obliga a una mayor apertura mental y a una mayor amplitud de las fronteras de los campos de conocimiento, contrario a la hiperespecialización que se promueve en la educación actualmente. Según Morin: “La universidad produce la cretinización de alto nivel. La metodología dominante produce oscurantismo porque no hay más asociación entre los elementos disjuntos del saber y, por lo tanto, tampoco posibilidad de engranarlos y de reflexionar sobre ellos” 4. Esta referencia a las consecuencias de una simplificación de los fenómenos y la “pedantería intelectual” tienen su origen en la ideología que se ha promovido dentro de las instituciones educativas, como parte de la enajenación propia del capitalismo, de tal manera que los títulos profesionales han adquirido un carácter similar a los nobiliarios medievales. Al parcializar el conocimiento, se cae en un reduccionismo simplificador que ciega y parcializa a la propia inteligencia humana. El pensamiento complejo, y el paradigma de la complejidad, obliga a una visión del conocimiento, de la eticidad y de la moralidad, totalmente diferente a la que se tiene comúnmente, especialmente en las escuelas y en los centros educativos, pero amerita también profundos cambios culturales, lo cual hace 3 4 Morin, E. Op. Cit. p.23 Idem. p. 29 5 “Educación, ética y pensamiento complejo” más complejo el problema, especialmente por la situación de la educación en nuestro país actualmente. Para promover el pensamiento complejo se hace necesario: “... reintegrar al hombre entre los otros seres naturales para distinguirlo, pero no para reducirlo. Se trata, en consecuencia, de desarrollar al mismo tiempo una teoría, una lógica, una teoría de la complejidad que pueda resultarle conveniente al conocimiento del hombre. Por lo tanto lo que se busca aquí es la unidad del hombre y, al mismo tiempo, la teoría de la más alta complejidad humana... la trasgresión debe conllevar una reorganización en cadena de eso que nosotros entendemos como el concepto de ciencia“ 5 Si bien es cierto que hay una serie de factores, biológicos, antropológicos, políticos, económicos y sociales que obstaculizan la posibilidad de desarrollar un pensamiento complejo, en los términos planteados por Morin; también es cierto que en las prácticas educativas los profesores todavía tenemos cierta “autonomía relativa” como para promover entre los alumnos un pensamiento complejo acerca de los diferentes fenómenos, temas y problemas que se analizan en cada una de las materias o asignaturas que se imparten, entre ellas la Filosofía y las relacionadas con ella, por ejemplo la Ética. Sería contradictorio asumir un determinismo en las prácticas docentes y educativas en general, de tal manera que los obstáculos administrativos o de políticas educativas no pueden ser considerados “los únicos culpables” de la situación en que se encuentra la educación en nuestro país, habría que reflexionar sobre el quehacer docente propio y las posibilidades de incorporar los planteamientos de Morin. Los principios de la teoría de la complejidad van más allá del ámbito epistemológico, atañen también a campos de carácter: ético, ontológico y axiológico, aunque Morin no lo menciona abiertamente, de sus afirmaciones bien pueden inferirse algunas implicaciones en esos aspectos, entrelazados con la educación y entre ellos mismos. Esto se puede encontrar de manera más clara en su obra: Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.6 5 Idem. p. 37 Obra escrita a solicitud de la UNESCO y publicada por ese organismo en 1999, Trad. Mercedes Vallejo-Gómez 6 6 XIX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “Ética y Bioética como patrimonio de la humanidad” La propuesta de Morin abre nuevos horizontes y perspectivas para el ejercicio de la educación y la enseñanza de la Ética; así como para la investigación de algunos problemas relacionados con ella, lo cual resalta la importancia de sus planteamientos. Entre las perspectivas de reflexión y discusión, análisis e investigación, sobre algunos aspectos de la educación y la Ética, a partir de las ideas de Morin, destacan los relacionados con el diseño curricular y el ejercicio de la docencia. Aunque lo ideal es un cambio radical en la política educativa en general, pero eso, por razones obvias, rebasa las posibilidades inmediatas de cualquier profesor, sobre todo considerando la cada vez mayor ausencia de democracia en las instituciones educativas. En relación con el diseño curricular, sería necesario un cambio profundo en la elaboración de los planes y programas de estudio. Sin embargo es posible que en las prácticas docentes, especialmente las del área de Filosofía, mientras siga impartiéndose, los problemas y los temas dejen de abordarse desde la perspectiva tradicional, caracterizada por cierto enciclopedismo y abstraccionismo que aleja al estudiante de una auténtica formación filosófica e impide que se acerque a ella, por el contrario, la concibe como algo muy lejano y apartado de su cotidianidad, de su propia vida. Se trataría, pues, de inducirlo a la reflexión filosófica como algo vivo y dinámico, complejo, no acabado ni cerrado. A pesar de muchos obstáculos de diversa índole, todavía la enseñanza de la Ética, especialmente en el bachillerato, ofrece la oportunidad de iniciar e inducir a los estudiantes a un “pensamiento complejo”, no solamente al abordar algunos temas y problemas, sino también implementando las estrategias didácticas y las actitudes necesarias de acuerdo con los principios postulados por Morin. Según Morin: “Postulamos la posibilidad y, al mismo tiempo, la necesidad de una unidad de la ciencia. Una unidad tal es evidentemente imposible e incomprensible dentro del marco actual en el cual miríadas de datos se 7 “Educación, ética y pensamiento complejo” acumulan en los alvéolos disciplinarios cada vez más estrechos y taponados” 7 De acuerdo con lo anterior, es posible y necesario, fomentar una visión ética y filosófica más antropológica, sociológica y biológica; ésto sin abandonar ni marginar los temas tradicionales y específicos de la Filosofía y de la Ética, planteados en los programas de estudio correspondientes; pero ya no desde una perspectiva meramente histórica, enciclopédica y anecdótica, estática y cerrada, sino abierta y compleja. No hay siempre posibilidad de intervenir en la elaboración de los planes y programas de estudio, pero tampoco hay impedimentos administrativos para que el profesor aborde problemas acerca de la moral, el conocimiento, los valores, el desarrollo biopsicosocial del ser humano, los problemas ecológicos y antropológicos que señala Morin y Maturana, por ejemplo, tomando en cuenta que la unidad de la ciencia: “Sólo tiene sentido si es capaz de aprehender, al mismo tiempo, unidad y diversidad, continuidad y rupturas. Pero nos parece bien que eso sea posible en una teoría de la auto-ecoorganización, abierta a una teoría general de la physis. Física, Biología, Antropología, dejan de ser entidades cerradas, pero no pierden su identidad. La unidad de la ciencia respeta a la Física, a la Biología, a la Antropología, pero golpea al fisicismo, al biologismo, al antropologismo” 8. Desde nuestra perspectiva, es posible por lo menos como un primer acercamiento, plantear una enseñanza de la Filosofía y la Ética a partir de los principios de la complejidad, incertidumbre e incompletud, de manera abierta y en relación con la Antropología, la Biología, y otras ciencias, de acuerdo con los conocimientos y preferencias del profesor. Esto implica dejar de concebir a la Filosofía y la Ética al margen de la ciencia y de otros tipos de conocimientos y áreas de la cultura, como pueden ser el mito y el arte, incluyendo también una perspectiva transdisciplinaria y multidisciplinaria, tomando en cuenta los intereses y vivencias propios de los estudiantes y su cotidianidad. 7 8 Idem. p. 75 Idem. pp. 75-76. 8 XIX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “Ética y Bioética como patrimonio de la humanidad” En cuanto a la práctica docente sería necesaria la construcción de una teoría didáctica desde el paradigma de la complejidad, lo cual amerita un trabajo mucho más serio y profundo, sobre todo por las resistencias y hábitos, incluso rasgos de personalidad, adoptados por algunos profesores. Empero es posible ensayar la aplicación de técnicas y estrategias didácticas diferentes a las tradicionales, desde un cambio de actitudes y mayor apertura del profesor, fomentar el diálogo más que la tradicional autoridad y monólogo generalmente empleados. En suma, la aplicación del paradigma de la complejidad podría ser retomada para una nueva educación y enseñanza de la Filosofía y de la Ética, a partir de las prácticas docentes cotidianas y, sobre la marcha, la elaboración de una “teoría pedagógica desde el paradigma de la complejidad”. La enseñanza de la Ética representa uno de los campos de aplicación de la teoría de la complejidad más fértiles y preclaros, ofrece un sinnúmero de oportunidades creativas cuyos límites son solo las capacidades, habilidades, aptitudes y actitudes de los docentes y exige, entre otras cosas, una conjunción entre la teoría y la práctica. La complejidad aumenta si consideramos las características de la moral como una forma específica de comportamiento y, además, como un conjunto de normas aceptadas libre y conscientemente, que no puede circunscribirse solamente a discusiones o disquisiciones meramente teóricas, necesariamente tiene que remitirse a ciertas prácticas sociales en las cuales se encuentran inmersos profesores y estudiantes, que tienen además un carácter subjetivo y objetivo. Según Lipman: “… la racionalidad y la creatividad son algo más que ideas regulativas. Son ideales éticos que rigen nuestras vidas. No se trata de ser únicamente racionales y creativos, sino de vivir de forma que la racionalidad y la creatividad sean importantes para nosotros. El ámbito de estos valores es el ámbito de lo que vale la pena ser enseñado… Las cuestiones que caen bajo la rúbrica de la racionalidad son enseñanzas valiosas y enseñables. Aquellas que se identifican con la creatividad también son valiosas pero no son enseñables; sólo podemos “alentar” dichos aprendizajes de formas diversas, ingeniosas e innovadoras para que los estudiantes se atrevan a ser creativos” 9. 9 Lipman Matthew, Pensamiento complejo y educación, Ediciones de la Torre, Madrid, 1998, pp. 341-342 9 “Educación, ética y pensamiento complejo” No confundir la racionalidad en sentido Aristotélico ni positivista, sino desde la perspectiva de la teoría de la complejidad, acorde con lo comentado. La Ética, como disciplina filosófica, no puede tener un carácter normativo ni científico. Por sí misma no puede aspirar a cambiar los comportamientos ni los valores morales; pero sí puede promover la reflexión seria y profunda sobre las conductas propias y de la sociedad, así como las posibles relaciones que éstas tienen con diferentes factores y agentes relacionados con la maldad y la bondad de ciertos actos eminentemente humanos. “Reducir el conocimiento de lo complejo al de uno de sus elementos, considerado como el más significativo, tiene consecuencias peores en ética que en estudios de Física… La ética de la comprensión es un arte de vivir que nos pide, en primer lugar, comprender de manera desinteresada. Pide un gran esfuerzo ya que no puede esperar ninguna reciprocidad… pide argumentar y refutar en vez de excomulgar y anatemizar… nos pide evitar la condena perentoria, irremediable, como si uno mismo no hubiera conocido nunca la flaqueza ni hubiera cometido errores” 10. El “bien pensar” y la introspección favorece la comprensión, pero exige además la conciencia de la complejidad humana, señala Morin, la cual a su vez requiere la apertura subjetiva (simpática) hacia los demás y la interiorización de la tolerancia11. El profesor puede co-laborar, coadyuvar, cooperar, pero es el estudiante quien tiene que llegar a esa comprensión por motu propio, es decir, por sí mismo. Se trata de una visión semejante a la planteada por Sócrates y Platón, relacionada con la mayéutica y la dialéctica, aunque diferente en otros aspectos. “Debemos ligar la ética de la comprensión de las personas con la ética de la era planetaria que no cesa de mundializar la comprensión. La única y verdadera mundialización que estarían al servicio del género humano es la de la comprensión de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad” 12. Evidentemente esta “era planetaria” se encuentra íntimamente asociada a la globalización y al neoliberalismo, fenómenos que han impactado directa e 10 Morin Edgar, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO, París, 1999. p.50 Cf. Idem, pp. 51-52. 12 Idem. p.52. 11 10 XIX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “Ética y Bioética como patrimonio de la humanidad” indirectamente a la educación, la ética y la moral. Las cuales ameritan un serio y profundo análisis, especialmente por sus efectos en las “formas de vida” y de relaciones entre los seres humanos, los seres humanos y la naturaleza, y entre los países. Si bien la globalización ha permitido mayor fluidez en el intercambio de información y conocimientos, también ha generado una mayor ideologización y transculturación. Los mass media han aumentado considerablemente su fuerza y capacidad enajenadora, por lo cual resulta aún más importante la reflexión que los profesores y estudiantes pueden y deben promover para contrarrestar los efectos nocivos y aprovechar adecuadamente los posibles beneficios que pueda tener. En relación con el neoliberalismo, resulta una exigencia que la educación y la Ética coadyuven a una posible “toma de conciencia” de las implicaciones morales que se establecen a partir de ese modelo económico-político, entre ellas la sobre explotación de la naturaleza y del trabajo humano, la perspectiva eminentemente mercantilista que se postula en ciertas prácticas sociales, entre ellas las educativas y en algunas relaciones humanas de diverso tipo. No se trata de satanizar a la globalización y al neoliberalismo, sino de promover en los estudiantes un criterio propio, una forma de ser y comprender los fenómenos naturales y sociales como parte de un todo, no de forma aislada y egoísta, sino de manera compleja, responsable y comprometida consigo mismo y con los demás. Esto pone en juego, ni más ni menos que el destino del ser humano y de la humanidad. 11