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Lectura n. 4 España y los árabes. En 711 el general musulmán Tarik cruzó el estrecho de Gibraltar (que debe su nombre a «Gebel Tarik», y que significa el «Peñón de Tarik») y penetró en la península ibérica con más de 7000 guerreros. En aquel momento don Rodrigo, rey visigodo, reinaba en España. Fue derrotado por el ejército musulmán en la batalla de Guadalete y en poco menos de 5 (cinco) años toda la península cayó en poder de los moros. A esta nueva provincia le dieron el nombre de Al-Ándalus, de donde deriva el nombre de Andalucía. Los moros permanecieron en España durante 8 (ocho) siglos, hasta 1492 (mil cuatrocientos noventa y dos), año de la conquista de Granada por los Reyes Católicos Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla. En Andalucía quedan numerosas muestras de la avanzada civilización árabe, como la Alhambra de Granada, la Mezquita de Córdoba, la Giralda de Sevilla y las alcazabas de Málaga y Almería. Además, hay que recordar que muchas palabras del español proceden del árabe: alcachofa, álgebra, azúcar, alfeizar, almeja, ajedrez, azahar, etc. y todos los números del 0 (cero) al 9 (nueve) fueron inventados por los árabes y transmitidos a toda Europa a través de España. Los moros impulsaron el cultivo del arroz, el trigo, la aceituna, los árboles frutales (también los cítricos como los limones y las naranjas) y las hortalizas. En efecto tuvieron una influencia muy grande en la agricultura, a la que aplicaron técnicas avanzadas aprendidas en Oriente, como las redes de acequias y canales que distribuían el agua de los ríos, y también numerosos pozos, norias y aljibes. Las más famosas huertas españolas, como las de Valencia y Murcia son un legado de las novedades tecnológicas que los árabes introdujeron en la agricultura de España.