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Rev Panam Infectol 2008;10 (4 Supl 1):S10-12 La contención de la resistencia a los antibióticos: pilar de la calidad de la atención Containing antimicrobial resistance: A cornerstone of quality of care Patrick W. Kelley Director, Junta de Salud Mundial, Instituto de Medicina, Estados Unidos de América. Rev Panam Infectol 2008;10 (4 Supl 1):S10-12 10 En los países en desarrollo, donde los fondos para la atención sanitaria son escasos, el diagnóstico y tratamiento inadecuados tiene un costo en la calidad de la asistencia especialmente oneroso. Dado que las enfermedades infecciosas corresponden a 21% de la carga de morbilidad (medida en años de vida ajustados por discapacidad perdidos)(1) y que los gastos en medicamentos antimicrobianos en promedio abarcan 35% del gasto de los presupuestos nacionales de salud en los países en desarrollo,(2) la contención de la resistencia a esos medicamentos debería ser mucho más importante de lo que actualmente es en muchos países. El uso deficiente de los antibióticos ha contribuido al aumento mundial de la frecuencia de la resistencia a los medicamentos utilizados para el tratamiento del paludismo, la tuberculosis, las infecciones por VIH y por Staphylococcus aureus (resistente a meticilina y vancomicina) y muchas otras enfermedades infecciosas. En el caso del paludismo, la aparición casi universal de la resistencia a cloroquina y a otras monoterapias ha generado la necesidad de producir y distribuir masivamente combinaciones de medicamentos más caras. La artemisina es el mejor medicamento de sustitución, pero es 10 veces más caro y para proteger su eficacia de los efectos de la presión selectiva solo debería usarse en combinación con otros antipalúdicos. Si se usa de mal manera, rápidamente correrá la misma suerte de otros tratamientos en el pasado. En vista de que la incidencia anual del paludismo es de más de 500 millones de casos y que la línea de producción de nuevos medicamentos para la enfermedad es relativamente lenta, si surgiera resistencia amplia a artesimina sería una calamidad. Al igual que en el paludismo, en el caso de la tuberculosis la resistencia a los antibióticos se ha desarrollado de manera alarmante, con la consecuente disminución de la eficacia global de medicamentos fundamentales para el tratamiento de primera línea, como son la isoniazida, rifampicina y estreptomicina. Tanto los países desarrollados como aquellos en desarrollo han retrocedido atemorizados ante la posibilidad de que algún viajero trasporte de un continente a otro cepas de tuberculosis extremadamente drogorresistente (TB-XDR). El número creciente de casos de sida contribuye a esa preocupación. El uso deficiente de antimicrobianos es un reflejo de pro- Kelley PW • La contención de la resistencia a los antibióticos... blemas sistémicos relacionados con un diagnóstico excesivo y errado de las infecciones, con la prescripción inmoderada o incorrecta, con la falta de control de calidad en los laboratorios de microbiología, con la calidad farmacéutica, el control de la infección nosocomial y poca regulación del acceso a los medicamentos y problemas relacionados con el paciente, como son la falta de adhesión al tratamiento y la automedicación. El comportamiento laxo del proveedor de atención sanitaria es un gran componente del desarrollo de la farmacorresistencia, al igual que la conducta de quienes dispensan los medicamentos y de los consumidores que los compran y usan. En consecuencia, cualquier método eficaz para contrarrestar el costo de la resistencia a los antibióticos debe incorporar no solo a los proveedores de servicios de salud, sino también a los pacientes, y no solo a las instituciones sanitarias, sino también a los gobiernos que legislan y regulan las prácticas médicas. Tanto la salud individual como la salud pública están en juego. La habilidad de los microbios de trasladarse de un continente a otro en unas pocas horas está claramente establecida, lo cual implica que mitigar la resistencia a los antibióticos tienen repercusiones mundiales. Aun en países con trabajadores de la salud bien capacitados, pacientes responsables y laboratorios e instituciones sanitarias eficaces, el traspaso de fronteras por microorganismos resistentes y su diseminación en el país crean un riesgo considerable en cuanto a morbilidad y gasto. En un informe del Instituto de Medicina de las Academias Nacionales de los Estados Unidos de América publicado en 2001 con el título Crossing the Quality Chasm: A New Health System for the 21st Century, se analizó el efecto que tienen los cambios de política con base en evidencia en el sistema de atención de la salud, en relación con el mejoramiento de la calidad de la atención del paciente. La calidad puede y debería mejorarse de manera similar en todos los países, especialmente en aquellos con menos recursos. El informe en cuestión define calidad como “el grado en que los servicios de salud de los individuos y las poblaciones aumentan la posibilidad de lograr los resultados deseados en salud y son coherentes con el conocimiento profesional vigente.”(3) La calidad se manifiesta en tres esferas: estructura, proceso y resultados. Los obstáculos que se anteponen a la calidad de la atención no dependen exclusivamente de la falta de recursos y pueden incluir la falta de conocimientos apropiados y la resistencia al cambio, tanto de parte de las organizaciones como de los individuos. El problema de la resistencia a los antibióticos es emblemático de la necesidad de hacer una mayor inversión en la calidad de la atención en los países en desarrollo. Las estructuras básicas, como laboratorios para diagnosticar acertadamente las infecciones y hospitales con personal y equipo adecuados, son escasas. Esto tiene como consecuencia que los procesos para mejorar el diagnóstico, el conocimiento de los patrones de sensibilidad, la infección hospitalaria y la educación del paciente a menudo sean insuficientes, y repercutan en la salud del paciente y de la comunidad. El Instituto de Medicina también señaló que la calidad de la atención debería tener los siguientes componentes: seguridad del paciente, eficacia, orientado al paciente, oportunidad, eficiencia y equidad. Un paciente que reciba el tratamiento errado o en dosis menores o mayores a lo debido estará sujeto a varios riesgos relacionados con el microorganismo y con el medicamento. El uso excesivo de fármacos antipalúdicos es un despilfarro en el mejor de los casos, y puede contribuir a la selección de parásitos resistentes. Cuando es bajo el umbral para administrar antibióticos como tratamiento de posibles infecciones virales, también se atenta contra los resultados de la atención del paciente. Un mal diagnóstico, que puede ocurrir por falta de acceso a microscopios para detectar una infección tuberculosa, compromete la seguridad del paciente y facilita la diseminación del bacilo como resultado del retraso en el diagnóstico. La administración incorrecta de antimicrobianos puede comprometer la eficacia de los planes de tratamiento y generar ineficiencia fiscal, enfermedades más largas y sufrimiento del paciente. Cuando el tratamiento de las infecciones se realiza sin tomar razonablemente en cuenta información específica, oportuna y con base en la evidencia difícilmente puede considerarse que la atención se centra el paciente. La equidad de la atención, de por sí deficiente en la mayoría de los países en desarrollo, se ve aún más socavada cuando la atención deficiente en la comunidad aumenta los costos de la salud, por ejemplo, cuando los medicamentos de segunda línea para infecciones resistentes que son de alto costo no se encuentran disponibles en el sistema público o su uso deriva fondos de programas de tratamiento de primera línea que podrían llegar a un mayor número de personas. El problema de la resistencia a los antibióticos debe atacarse en frentes múltiples. Los organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, así como las agrupaciones profesionales deben seguir trabajando para establecer y difundir normas y estándares de atención de las enfermedades infecciosas. Los gobiernos, especialmente dadas las reper- 11 Rev Panam Infectol 2008;10 (4 Supl 1):S10-12 cusiones económicas y en la calidad de la atención, deben considerar el establecimiento de restricciones a la compra de antibióticos sin receta y hacer lo posible para eliminar los medicamentos falsos y de mala calidad del mercado. Quienes tengan la responsabilidad reguladora deben asegurarse que los hospitales y otros centros de atención de la salud hayan puesto en práctica mecanismos que puedan lograr un estándar razonable de control de infecciones. Los laboratorios de microbiología deben participar en programas de garantía de calidad, con el fin de asegurar que pueden diagnosticar las enfermedades infecciosas de manera fidedigna y caracterizar su resistencia a los antimicrobianos. Los trabajadores de la salud deben aprender el uso apropiado de los antibióticos y acciones afines, como las de laboratorio y control de infecciones, en programas de capacitación en servicio o antes de entrar al servicio. La prevención de infecciones por medio de la administración adecuada de vacunas es en elemento específico de la calidad de la atención, pero a menudo se pierde la oportunidad de inmunizar a los pacientes. Para cerrar el círculo, es necesario educar y dar apoyo a los pacientes para que soliciten atención sanitaria oportunamente, consulten con proveedores de servicios competentes para asegurarse de que se selecciona el fármaco apropiado, tomen en cuenta el riesgo de usar antibióticos cuando no se justifica y tomen las dosis recetadas por el tiempo indicado. La adhesión al tratamiento puede requerir de elementos de apoyo de la comunidad, como se ha demostrado en relación con el tratamiento del sida y la tuberculosis, pero los beneficios de cumplir con los tratamientos están claramente demostrados. Los investigadores también tienen una función que cumplir para mejorar la calidad del diagnóstico, elaborar 12 nuevos medicamentos y otras intervenciones para el control de las infecciones, y mejorar la adhesión de los pacientes. El uso correcto de los antibióticos es un aspecto fundamental de la atención primaria de calidad. También es un elemento central de la atención de las tres enfermedades infecciosas mundiales más graves: el paludismo, la tuberculosis y el sida. Dada la prevalencia de las infecciones como causa de morbilidad y mortalidad en los países en desarrollo y los gastos de los gobiernos en fármacos antimicrobianos, el uso de antibióticos debería encabezar la agenda de calidad de la atención. En vista de que el uso correcto de antibióticos requiere la atención de pacientes, profesionales, sistema de salud y gobierno, un programa sistemático e integral de mejora de la calidad del uso de antibióticos posiblemente genere efectos colaterales en otros aspectos de la atención sanitaria que también requieran ese tipo de enfoque. Referencias 1. http://www.dcp2.org/pubs/GBD/3/Table/3.C9. 2. Isturiz RE and Carbon C. Antibiotic use in developing countries. Infect Control Hosp Epidemiolog 2000;21:394-403. 3. Institute of Medicine 2001;244. Correspondencia: Patrick W. Kelley, M.D., PhD Institute of Medicine Boards on Global Health and African Science Academy Development Institute of Medicine The National Academies 500 Fifth Street, NW - Washington, DC 20001 - USA. Tel.: (202) 334-2650 - Fax: (202) 334-3861 e-mail: pkelley@nas.edu