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El aprendizaje transforma el cerebro Al aprender, nuestro encéfalo cambia. El alcance de las modificaciones no afecta solo a la materia gris: también la sustancia blanca, responsable del flujo de la información, sufre modificaciones JAN SCHOLZ Y MIRIAM KLEIN ¡P RESUMEN La adaptabilidad de la sustancia blanca 1 El cerebro humano se compone de la materia gris de la corteza, donde se hallan los somas de las neuronas, y la sustancia blanca subyacente, con los axones mielinizados, es decir, las fibras nerviosas. 2 Los investigadores saben desde hace tiem- po que la sustancia gris, responsable del procesamiento de la información, sufre modificaciones cuando se aprende. 3 También la sustancia blanca presenta plas- ticidad, lo que significa que el cerebro en fase de aprendizaje puede optimizar el proceso de transmisión de información. 10 or fin! Tras dos semanas de entrenamiento diario, el joven Aaron, de 23 años, ya sabe ejecutar juegos malabares. Al principio, las bolas alcanzaban el suelo una vez tras otra. Pero, de repente, el ejercicio empezó a salir redondo. Algo parecido le sucedió a Sarah, pero con el ballet. Al inicio tuvo que practicar con dureza los nuevos pasos de baile; ahora los realiza casi de memoria. También Thomas ha conseguido enormes progresos de forma paulatina. A sus 65 años y jubilado, ha vuelto a aficionarse al ajedrez, actividad de la que se está haciendo un experto. Mediante la practica constante con el ordenador de su nieto ha adquirido un buen olfato para efectuar los movimientos adecuados. ¿Qué ha cambiado en el cerebro de Aaron, Sarah y Thomas cuando aprendían los respectivos movimientos físicos o las jugadas de ajedrez? ¿Por qué fue necesario pasar por una fase de práctica individual antes de dominar las respectivas actividades motoras y cognitivas? Nuestra cultura se basa en una transferencia de conocimientos y destrezas: continuamente adquirimos nuevas capacidades e información. No obstante, todavía resulta escaso el conocimiento acerca de lo que ocurre en el encéfalo durante ese proceso. ¿Se adapta cada vez la maquinaria de las neuronas a estos cambios, o bien se establecen e integran unidades de procesado completamente nuevas? Al aprender, ¿se modifica solo la comunicación entre las neuronas o se transforma también la estructura del cerebro, el hardware neuronal? Para responder a tales cuestiones, los investigadores necesitan conocer la estructura del cerebro. Las unidades encargadas de procesar la información son las neuronas; sus cuerpos celulares forman la materia gris que, dispuesta en la corteza cerebral, forma la capa más externa del encéfalo. Cada neurona puede recibir señales de otras células nerviosas en los puntos de contacto (sinapsis) y transmitirlos de nuevo a lo largo de su axón. Estos conductos nerviosos conectan neuronas muy distantes entre sí, de manera que permiten la comunicación entre distintas áreas cerebrales. Los axones se hallan en el interior del cerebro, por debajo de la corteza, y forman la sustancia blanca. Materia grasa reforzadora La capa aislante de lípidos que envuelve los axones les confiere el característico color blanco. Se trata de una vaina de mielina que producen los oligodendrocitos y cuya función resulta decisiva en la comunicación entre las neuronas: acelera la transmisión de las señales y posibilita una comunicación casi instantánea y sin pérdida de señales. La clave es la siguiente: la vaina de mielina se encuentra interrumpida con frecuencia por los nódulos de Ranvier, de manera que las señales «saltan» de un nódulo a otro. Sin tales discontinuidades, las señales se propagarían con mayor lentitud, por lo que en los tramos más largos se atenuaría poco a poco su transferencia hasta extinguirse por completo. El grado de la mielinización influye en la velocidad e intensidad de los impulsos nerviosos: cuanto más gruesa sea la capa de aislamiento, tanto mejor y rápida será la comunicación entre las neuronas. MENTE Y CEREBRO 51 / 2011 ACROBACIAS MENTALES Aquel que aprende a ejecutar malabares transforma su cerebro: la materia gris y la blanca © DREAMSTIME / VLUE (chico); © DREAMSTIME / BENJAMIN ALBIACH GALAN (fondo) aumentan de tamaño. MENTE Y CEREBRO 51 / 2011 11 ¿Qué tiene que ver con todo ello el hecho de aprender? El proceso de aprendizaje descansa en nuestro cerebro, en primer lugar, en la transformación de la comunicación entre dos neuronas. Sería por tanto imaginable que al aprender una destreza motora (malabarismo, por ejemplo) se modificase también la sustancia blanca, ya fuese a través de nuevos axones, ya por una mayor mielinización de los conductos nerviosos existentes. De esta manera, las señales procedentes de áreas visuales llegarían con más rapidez a las áreas cerebrales responsables de las funciones motoras. Por otro lado, podrían darse asimismo cambios en la materia gris al generarse nuevas neuronas o al crear las ya existentes nuevas sinapsis que permitan al cerebro procesar informacio- nes de forma distinta. Las adaptaciones de la sustancia blanca reflejan, por tanto, una optimización en la transferencia de información, mientras que las diferencias en la estructura de la materia gris afectan al procesamiento de la información. Ambas capacidades resultan relevantes para un rendimiento cerebral adecuado. De una manera análoga actuaría un informático que quiere mejorar el rendimiento de su red de ordenadores. Por un lado, puede optimizar cada uno de los ordenadores mediante nuevos componentes y programas, pero también puede dotar a la red de una mayor capacidad de transmisión de datos para que funcione con mayor rapidez. Lo uno no se da sin lo otro: un ordenador más potente resulta de poca ayuda si a cada momento debe Más allá de las pequeñas células grises Casi la mitad de nuestro cerebro está formado por sustancia blanca. Esta se compone sobre todo de millones de fibras nerviosas que conectan las diferentes áreas cerebrales. Entre otras funciones, dichos «cables» transmiten señales entre zonas distantes de la corteza del encéfalo, esto es, de la materia gris. Sustancia blanca Circunvolución del cíngulo Cuerpo calloso Circunvolución del cíngulo Cuerpo calloso Axón Vaina de mielina Neurona Cerebelo En los blanquecinos «cables» envueltos 12 La sustancia blanca comprende también el cuerpo calloso. Las fibras de por vainas de mielina que componen esta extensa estructura se encargan de la unión entre los dos hemisferios la sustancia blanca se hallan los axones cerebrales. En ambas mitades se encuentra por encima la circunvolución del de las células nerviosas que trasmiten cíngulo, una importante conexión asociativa. señales a otras zonas del cerebro. MENTE Y CEREBRO 51 / 2011 SCIENTIFIC AMERICAN / JEN CHRISTIANSEN (representaciones del cerebro); DEREK JONES, UNIVERSIDAD DE CARDIFF (ampliación) Sustancia gris Corteza esperar a recibir nuevos datos que procesar (un acceso a Internet más rápido resulta inútil si el ordenador no puede tratar las informaciones con la velocidad necesaria). En 2004, el equipo del neurólogo Arne May, por entonces en la Universidad de Ratisbona (en la actualidad investiga en la Universidad de Hamburgo), descubrió, a través de juegos malabares, que el proceso de aprender produce dichas alteraciones en la anatomía cerebral. Los investigadores midieron mediante tomografía por resonancia magnética (TRM) la materia gris en el cerebro de 24 voluntarios. A continuación sometieron a la mitad de los voluntarios a un programa de entrenamiento de malabarismos. Durante tres meses los probandos practicaron con esmero para mantener las tres pelotas en el aire durante al menos un minuto. La medición posterior por TRM demostró que la materia gris (centro de procesamiento de datos del cerebro) había crecido en el área del lóbulo temporal de los probandos. ¿Qué ocurrió con la sustancia blanca, responsable del flujo de las informaciones? Alumbrando el camino La tomografía por resonancia magnética (TRM) registra el comportamiento físico de protones en un campo magnético. En el cuerpo humano, la mayoría de los protones proceden de componentes de moléculas de agua. El agua representa a su vez entre el 70 y 80 por ciento de la masa cerebral. Debido a su energía térmica, las moléculas de agua se desplazan en direcciones aleatorias y tienden a la dispersión. Si no existen barreras, las moléculas se extienden en todas direcciones. En este caso se trata de una difusión «isotrópica». Si, por el contrario, existen membranas celulares en su camino, ello dificulta la dispersión. Se produce entonces una tendencia de dispersión preferente a lo largo de las membranas celulares; su comportamiento es entonces «anisótropo». La TRM ponderada por difusión, o «imagen por tensor de difusión» (DTI del inglés diffusion tensor imaging) aprovecha esta direccionalidad de la dispersión del agua. Al medir la dirección preferida del agua en el cerebro, indica cómo se halla orientada una membrana celular. Las moléculas de agua se desplazan prácticamente sin impedimentos a lo largo de una fibra nerviosa, semejante a una tubería, ya que las membranas celulares impiden el desplazamiento de forma perpendicular a su eje. El grado de la limitación se denomina anisotropía fraccional (FA, por sus siglas en inglés). Un valor FA de 0 indica que la difusión ha transcurrido sin impedimentos (isotrópica), mientras que un valor de FA de 1 representa una difusión anisótropa en una dirección, como ocurriría en una fibra nerviosa El malabarismo agudiza el intelecto En 2009 comprobamos en nuestro laboratorio de Oxford que los juegos malabares agudizaban la inteligencia. De nuevo, 24 voluntarios recibieron tres pelotas para practicar ejercicios malabares media hora cada día durante seis semanas. Además de las mediciones mediante TRM, que permitían observar las variaciones estructurales de la sustancia gris antes y después del período de entrenamiento, utilizamos la tomografía de resonancia magnética ponderada por difusión, técnica de neuroimagen que permite el análisis de la sustancia blanca. Tras finalizar el entrenamiento, los participantes se mostraron capaces de mantener las tres pelotas en el aire durante al menos dos rondas. Más fascinantes si cabe fueron a nuestro entender los procesos que acontecieron en sus cerebros: la sustancia gris y la blanca habían crecido en su encéfalo en comparación con los probandos que no habían practicado los juegos de malabares. La zona afectada correspondía al lóbulo parietal, área responsable de la coordinación visomotora, en este caso, la sincronización del movimiento del brazo con la de la posición percibida de las bolas. Las variaciones en el cerebro se producían con independencia de si los voluntarios ejecutaban de manera correcta o no los ejercicios de destreza. Ello lleva a pensar MENTE Y CEREBRO 51 / 2011 extremadamente larga y fina. que es el entrenamiento regular en sí, y no el resultado final, el factor determinante a la hora de potenciar la sustancia cerebral. Otro hallazgo nos sorprendió todavía más: tras una pausa de cuatro semanas sin practicar el malabarismo, analizamos de nuevo el encéfalo de los voluntarios. Pese a la falta de entrenamiento, la materia gris había continuado creciendo; en cambio, la sustancia blanca prácticamente había permanecido invariable durante esas cuatro semanas. Por lo que parece, diferentes mecanismos neuronales intervienen en el aprendizaje, lo cual deberíamos investigar con mayor profundidad. Otros investigadores llegaron en 2005 a conclusiones similares. Dirigidos por el neurocientífico del Instituto Karolinska de Estocolmo y pianista, Fredrik Ullén, los científicos examinaron, mediante la tomografía de resonancia magnética ponderada por difusión, la sustancia blanca de pianistas profesionales. De esta manera identificaron una correlación directa con el tiempo que habían practicado con el instrumento en su infancia: cuantas más horas había dedicado el probando al piano durante su niñez, más densos eran ahora determinados haces nerviosos de su Disco duro cerebral Un cerebro humano contiene unas cien mil millones de neuronas. Las fibras nerviosas que las unen alcanzarían una longitud acumulada total que podría dar la vuelta al Ecuador por lo menos 15 veces. No obstante, a diferencia de lo que ocurre en las entrañas electrónicas de un ordenador, las neuronas de nuestro cerebro no están conectadas de forma fija entre ellas. 13 Plasticidad El encéfalo no constituye una estructura estática, sino que se adapta sin cesar a las condiciones de su entorno, es decir, es plástico. La plasticidad se manifiesta, en primer lugar, porque las conexiones entre neuronas (las sinapsis) reaccionan con mayor sensibilidad. Por otro lado, pueden dar lugar a conexiones completamente nuevas. Estos mecanismos configuran la base del aprendizaje. cerebro. Las conexiones nerviosas destacaban sobre todo en dos áreas cerebrales: la cápsula interna encargada del control del movimiento de los dedos, y el cuerpo calloso, encargado de la conexión entre los hemisferios derecho e izquierdo del encéfalo. Ya que los participantes fueron analizados en un solo instante concreto, surgen dos posibles explicaciones ante el fenómeno descrito: por un lado, la sustancia blanca podría haberse transformado gracias al entrenamiento intensivo con el piano durante la infancia; por otro, podría ser que aquellos individuos que de entrada (por factores genéticos, por ejemplo) poseyeran un mayor volumen de materia blanca en determinadas áreas cerebrales, mostraran mayor propensión a la práctica del piano por resultarles una actividad más sencilla que a la mayoría de las personas. En la actualidad, la tomografía por resonancia magnética ponderada por difusión es el único método del que disponemos para analizar la estructura y las modificaciones en las conexiones nerviosas del cerebro. Sin embargo, desconocemos qué ocurre a nivel celular: la resolución de dicha técnica resulta insuficiente para lograr ese detalle. Por ello, las causas de las modificaciones observadas en la sustancia blanca podrían ser de diversa índole: primero, es posible que los axones de los malabaristas y pianistas se encuentren mejor aislados que en otras personas gracias a una capa de mielina más gruesa; pero también pudiera ser que se generasen nuevas conexiones, o bien que los propios axones hubiesen aumentado de diámetro. En la neuroimagen del tomógrafo no se distinguiría una posibilidad de otra. Llegados a este punto, la única herramienta capaz de aportar más luz al asunto consiste en las investigaciones histológicas con experimentación animal. En 1996, el grupo de Bernard Zalc, de la Universidad Marie Curie en París, demostró en múridos que un incremento de actividad generaba un engrosamiento de la vaina de mielina de los axones. No obstante, el equipo de Sayaka Hihara, del Instituto del Cerebro Riken, Una materia grasa que aísla y potencia Gracias a una vaina de mielina aislante, las fibras de las células nerviosas (axones) pueden transmitir las señales con mayor rapidez. De- Los nódulos de Ranvier terminadas células de la glía, los oligodendrocitos, generan la mem- amplifican las señales brana lipídica que envuelve el axón entre 10 y 150 veces. Otro tipo y las reenvían de inme- de células, los astrocitos, pueden desencadenar el proceso ya que diato al siguiente nó- son capaces de registrar el tráfico de señales sobre el axón. La vaina dulo. Las corrientes de de mielina no envuelve el axón por completo, sino que esta queda iones actúan a través interrumpida por los nódulos de Ranvier. Es en dichas ubicaciones ex- de la membrana de las puestas donde puede generarse un potencial de acción a causa de la fibras nerviosas. corriente de iones. Esta señal provoca a su vez nuevas corrientes que circulan a toda velocidad a lo largo de la neurona hasta el siguiente nódulo, donde se genera el siguiente potencial de acción. El estímulo va prácticamente saltando de discontinuidad a discontinuidad, por lo Nódulo de Ranvier Canal de iones Ion sodio Oligodendrocito Canal de iones de potasio VARSHA SHUKLA, HIN Axón Axón 14 Impulso de la señal Vaina de mielina MENTE Y CEREBRO 51 / 2011 SCIENTIFIC AMERICAN / JEN CHRISTIANSEN que los nódulos actúan a modo de amplificadores eléctricos. Entrenamiento cerebral en edades avanzadas Otro trastorno relacionado con el deterioro de la sustancia blanca es la enfermedad de Alexander. Los niños que padecen esta rara patología, caracterizada por generar una alteración del metabolismo, poseen un gen mutado que impide la generación de las vainas de mielina en la medida necesaria. Por ello, los impulsos nerviosos no pueden propagarse de manera eficiente, lo que causa que el niño presente retrasos en su desarrollo mental y psicomotriz. Los científicos no descartan que la alteración en la materia blanca dé origen a otras enfermedades, caso de la esquizofrenia y el autismo. MENTE Y CEREBRO 51 / 2011 Difusión en imágenes Gracias a la tomografía de resonancia magnética ponderada por difusión, los investigadores pueden visualizar los haces nerviosos. Las zonas blancas corresponden a áreas en las que el agua solo puede extenderse con restricciones (anisotrópica, detalle superior), es decir, a lo largo de las fibras nerviosas. Las zonas de difusión sin restricciones (isotrópica, detalle inferior) aparecen en color oscuro, por ejemplo, el agua en los ventrículos. De vuelta a los experimentos basados en juegos malabares, ya sea el de Ratisbona ya el de Oxford, cabe remarcar que los probandos tenían de media 25 años, es decir, eran bastante jóvenes. Sin embargo, también las personas mayores son capaces de aprender malabarismos. ¿Qué plasticidad exhibe su cerebro cuando adquieren una actividad o información nueva? Para averiguarlo, May y sus colaboradores repitieron en la Clínica Universitaria de Hamaburgo-Eppendorf el experimento desarrollado en 2008, con una diferencia: la edad de los probandos se situaba entre los 50 y los 67 años. Comprobaron que el entrenamiento de ejercicios malabares provocaba también en esta franja de edad un aumento de la materia gris. Con todo, queda pendiente averiguar si un cerebro en fase de envejecimiento puede exhibir modificaciones de la sustancia blanca. ¿Sería posible retrasar o contener la degeneración y destrucción de las conexiones nerviosas gracias a un entrenamiento específico? Pese a que las estructuras cerebrales degeneran con la edad, ello no implica que las capacidades cognitivas deban menguar, puesto que el encéfalo posee la capacidad de adaptarse a las nuevas circunstancias, es decir, ha aprendido a aprender. Es más, si el rendimiento de determinadas áreas del cerebro disminuye con los años, otras regiones potencian su actividad para compensar el deterioro. Gracias a su plasticidad funcional, nuestro encéfalo es capaz de neutralizar en parte las variaciones estructurales derivadas del envejecimiento. MODIFICACION VISIBLE Un entrenamiento de juegos malabares durante seis semanas modifica la sustancia gris y la blanca del cerebro, en especial en las zonas del lóbulo parietal (naranja), donde se sincronizan la percepción espacial y los movimientos. BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA ¿QUE FUNCIÓN CUMPLE LA SUSTANCIA BLANCA?, R. Dou- glas Fields en Investigación y Ciencia, n.o 380, págs. 5461, mayo 2008. TRAINING INDUCES CHANGES IN WHITE-MATTER ARCHI- Jan Scholz investiga en el Centro de Fenogenética de Toronto, tras realizar un posdoctorado. Miriam Klein realiza un doctorado en el departamento Sobell de neurociencia motora y trastornos de movimiento, de la Escuela Universitaria de Londres. TECTURE. J. Scholz et al. en Nature Neuroscience, vol. 12, n.o 11, págs. 1370-1371, 2009. 15 CORTESÍA DE LOS AUTORES (ambas imágenes en esta página) en Wako, descubrió por su parte que el entrenamiento intensivo en monos podía generar conexiones nerviosas completamente nuevas. Los investigadores enseñaron a los macacos a «pescar» su comida mediante un rastrillo. En el cerebro de los animales entrenados se crearon conexiones adicionales en áreas implicadas en el manejo de herramientas. De acuerdo con ello, las variaciones de sustancia blanca en los humanos podrían deberse al fortalecimiento de las vainas de mielina, pero también a la formación de nuevas conexiones. Los procesos moleculares y celulares que transcurren durante la modificación de la sustancia blanca cerebral constituyen todavía un rompecabezas por resolver. Los científicos tienen numerosas preguntas aún sin respuesta: ¿Qué mutaciones genéticas o procesos fisiológicos pueden alterar la formación de mielina? ¿Cómo se desencadena tal proceso? ¿La plasticidad de la materia blanca incumbe solo a niños y a adultos jóvenes, o también se da en personas mayores? A pesar de ese mar de dudas, un fenómeno se dibuja cierto: la sustancia blanca no solo puede modificarse en sentido positivo; también es posible la cara contraria. De hecho, existen enfermedades que afectan a las vainas de mielina, por lo que impiden la propagación de las señales neuronales. Entre tales patologías se encuentra la esclerosis múltiple, en la que un ataque de las células del sistema inmunitario del propio organismo ataca a la mielina de las conexiones nerviosas [véase «Esclerosis múltiple», por Howard Weiner; MENTE Y CEREBRO, n.o 15]. El ataque enlentece o interrumpe las señales de las conexiones nerviosas principales, fenómeno que puede afectar al nervio óptico y a la médula espinal, provocando problemas de visión o parálisis en brazos y piernas.