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TEMA 1 LA FILOSOFÍA GRIEGA 1. El paso del mito al logos Según una tradición que se remonta a Aristóteles la filosofía comienza en Grecia, en las prósperas ciudades comerciales de Jonia (Mileto, Efeso...) aproximadamente a finales del siglo VII a.n.e. Fue, como también explica Aristóteles, el producto de una época que ya poseía las cosas necesarias para el bienestar físico y el ocio, por lo que el motivo del filosofar se puede concretar en la mera curiosidad o sorpresa ante los fenómenos (literalmente: lo que está ahí, lo que aparece, el “mundo” en su ser). Filosofía es “deseo de sabiduría”, ansia, búsqueda del saber; representa una nueva actitud ante la realidad, una nueva forma de mirar el mundo; esta novedad se caracteriza habitualmente como el paso del mito al logos. La explicación mítica. Sus características Un mito es un relato o historia en el que intervienen seres sobrenaturales (dioses, héroes...) y que de algún modo pretende explicar o justificar la existencia de una realidad, sea una realidad natural (la existencia misma del mundo -Cosmos-, el cambio de las estaciones, etc.) o social (la institución del matrimonio, la supremacía del propio grupo, etc.). “ El mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los comienzos. Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una realidad “natural” ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una institución. Es siempre el relato de una “creación”: se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser... En suma, los mitos describen las diversas y a veces dramáticas irrupciones de lo sagrado, de lo sobrenatural, en el mundo. Es esta irrupción de lo sagrado la que fundamenta realmente el mundo y la que lo hace ser tal como es” (Mircea ELIADE, Mito y realidad 18) De acuerdo con esto y de un modo general, podemos decir que en el pensamiento mítico: a) se personifican y divinizan las fuerzas y fénomenos naturales haciéndose responsables a los “dioses” tanto del curso de los acontecimientos naturales como del comportamiento y destino de los seres humanos; los aspectos terribles o inexplicables de la realidad natural se hacen depender de voluntades mágicas, divinas. El acontecer universal (todo lo que sucede) es, en consecuencia, arbitrario -depende del arbitrio, capricho de los dioses. La realidad así explicada no deja de ser imprevisible, pero al menos los hombres poseen una representación general de la misma capaz de dar respuesta a sus inquietudes fundamentales: el origen del mundo, de la vida, lo que le pasa a uno cuando muere, etc., y de satisfacer la necesidad que la conciencia tiene de orientarse b) la aceptación de las explicaciones mítico-religiosas se sustenta en la autoridad de la tradición, autoridad que no se cuestiona, y en su asentamiento social. Las narraciones míticas tienen caracter simbólico: establecen, a través de los acontecimientos puntuales que narran, pautas de comportamiento que deben seguirse como normas y mandatos; los mitos constituyen así una fuente de cohesión social que permiten la identificación de los hombres de una determinada comunidad y la estabilidad de dicha comunidad al perpetuarse generación tras generación su modo de vida. Respecto a la mitología griega -Homero y Hesíodo- hay que señalar que es extraordinariamente antropomórfica; los dioses presentan los caracteres propios de los seres humanos, rasgos físicos y morales, modos de razonar y de hablar, deseos, virtudes... Estos dioses están forjados a imagen y semejanza de la nobleza griega y reflejan el modo de vida y los valores de la misma. La mitoloía homérica es principalemtne etnogénica (explica el surgimiento de la etnia o pueblo griego); el origen del universo -lo que a propósito de los relatos míticos se denomina cosmogonía - aparecen de modo secundario. En cuanto a Hesíodo, en él la cosmogonía tiene más relieve: Caos, Tierra y Amor son los dioses que “explican” el origen del mundo. Estos dioses no son creadores, no crean, como en el judeocristianismo, el mundo de la nada; además están sometidos a una especie de ley, el destino, contra el que nada se puede; en cierto modo esta idea de destino prefigura el concepto racional de necesidad. La explicación racional (Logos) Frente a las representaciones míticas el logos o explicación racional: a) No recurre a divinidades o seres sobrenaturales sino que interpreta las fuerzas y fenómenos del universo como fenómenos y fuerzas naturales. Se “intuye” que un orden necesario, inteligible (=accesible a la inteligencia) e impersonal rige el universo. b) En consecuencia, el acontecer universal deja de interpretarse como algo arbitrario. En la naturaleza las cosas suceden como tienen que suceder. La idea de naturaleza va unida a la idea de necesidad y la idea de necesidad va unida, a su vez, a la idea de Ley: los acontecimientos naturales sueceden conforme a ciertas leyes que necesariamente se cumplen. La palabra griega “logos” significa también ley, de modo que podemos decir: la tarea del logos (de la razón, de la explicación racional) es estudiar y conocer el logos (ley, leyes que rigen el universo) c) La aceptabilidad de las explicaciones racionales no se basa, en fin, en la autoridad de la tradición ni en su vigencia social sino en argumentos y razones. Una explicación será mejor no porque la crea más gente o porque se remonte a un pasado más lejano, sino porque se sustenta en razones más sólidas y mejores. Esta actitud intelectual se fue gestando paulatinamente en el horizonte mental del hombre griego teniendo así su origen la filosofía y la ciencia; una actitud que se concreta en el esfuerzo por instalarse racionalmente en el mundo, esto es, comprender el mundo desde la razón (ser racionales) y actuar en el mundo desde la razón (ser razonables), y que es una conquista irrenunciable del espítiu humano. 1.1. Circunstancias que favorecen la aparición de la filosofía en Grecia Son varias las condiciones de la antigua Grecia que favorecen la actitud filosófica: a)El contacto con otros pueblos: geográficamente la filosofía se cultiva y desarrolla en la zona de expansión griega por el Mediterráneo, fundamentalmente en dos ámbitos: las colonias jónias (situadas en Asia menor, en la actual Turquía: ciudades como Mileto y Efeso) y las colonias itálicas (la actual Sicilia). A partir del siglo VI a. n. e. los griegos incrementan su contactos comerciales con otros pueblos. Los viajes no sólo traen consigo nuevos conocimientos técnicos y geográficos sino que, fundamentalmente, suponen el conocimiento de otras civilizaciones y formas de vida que llevan a la convicción de que cada pueblo y cada etnia se representan a los “dioses” de una manera distinta. El comercio y los intercambios culturales favorecen la relativización de las visiones del mundo “locales” en favor de una visión “universal”: Grecia es un escenario abierto: la filosofía lo contrario de la mentalidad cerrada (“dogmática”) b)La ausencia de textos sagrados en la religión griega, En aquellas sociedades donde hay libros sagrados y dogmas, la posibilidad de crítica a las doctrinas contenidas en éstos es escasa o nula. c)La circunstancia política. A partir del siglo VI a. C. tiene lugar en todo el mundo griego una honda transformación social que culmina en los siglos V y IV a. C. La peculiar organización social de los pueblos griegos agrupados en Ciudades-Estado (Polis) que gozan de autonomía administrativa, permitirá la puesta en práctica de distintos modos de organizar la convivencia entre los cuales la mayor novedad es el sistema democrático. En la mitad del siglo V en Atenas nos encontramos con el apogeo de este sistema de gobierno que reconoce la igualdad de los ciudadanos ante la ley (Isonomía) y el derecho a hablar y ser escuchado en la Asamblea y a participar en el Consejo de Gobierno. En definitiva, la experiencia política de los griegos fue la que les capacitó para desarrollar “teorías” políticas, teorías encaminadas a dar respuesta a cuestiones acerca del origen y fundamentación de las costumbres y las leyes, acerca del mejor modo de vida asequible a los seres humanos... Las leyes y costumbres dejarán de ser comprendidas en el lenguaje mítico para requerir una justificación puramente racional, es decir, filosófica. 2. Los primeros filósofos. El problema de la Physis (Naturaleza) La primera etapa de la filosofía occidental abarca el período que va desde los inicios del s. VI a.C. hasta la mitad del s. V. a.C. Son los llamados “filósofos presocráticos” y es a ellos a los que corresponde el mérito intelectual de alcanzar una primera explicación de la realidad guiada por le logos (razón). Mileto, la más poderosa de las ciudades griegas de Asia Menor, da nombre a la primera “escuela filosófica”: Tales, Anaximandro y Anaxímenes son sus representantes. De su pensamiento sólo podemos establecer conclusiones provisionales. Indirectamente nos han llegado sus “opiniones” acerca de la naturaleza, pero más que sus respuestas concretas lo que hemos de valorar es precisamente el problema al que diriguen su especulación: el problema de la naturaleza (Physis). Con el término physis se designa: -la totalidad de los entes: Universo -el modo de ser de los entes: Esencia Estos dos sentidos están relacionados: la naturaleza es concebida como un cosmos (es decir, como una totalidad ordenada y bella -armonía- ) y no un caos , y para que se dé ese orden cada ser tiene que estar en su sitio dentro de ese orden, esto es, tiene que cumplir con su esencia, con su modo de ser natural. Por otro lado en la misma raíz de la palabra phyo, que significa “brotar, nacer, salir a la luz” se manifiesta la idea de actividad, dinamismo... La naturaleza es dinámica, y la physis actúa como principio de actividad intrínseca al ser natural. La naturaleza nombra la esencia de los seres, pero en tanto es capaz de dar razón de la apariencia de los mismos. También será entendida como el ser permanente (lo que subyace) que determina las actividades propias de los seres, lo que son y pueden ser. Por último naturaleza es el principio de unidad capaz de generar la pluralidad. Physis es así la realidad básica o substancia fundamental que es el origen (Principio) del cual surge la totalidad de lo real. La filosofía y la ciencia comienzan con la creencia de que el cambio constante que percibimos en el mundo y la inabarcable pluralidad de objetos que lo pueblan es resultado de un principio único y permanente, de una unidad primigenia que es su base y su fundamento. Tal unidad es accesible al hombre porque él es el único de entre los seres que pueblan el mundo que tiene razón (LOGOS) y el único que puede comunicar el descubrimiento de la verdad porque sólo él tiene el lenguaje, la palabra (también LOGOS). Estamos ya en condiciones de determinar en qué consistía la investigación de estos primeros pensadores. La podemos caracterizar diciendo que se preguntaron por el ARJE (Principio) de la PHYSIS, por el principio de todo lo que existe. A la pregunta ¿de dónde procede todo lo que existe? contestan señalando un único principio (ARJE) que suponen el fundamento del COSMOS y el componente “actual” del mismo y que suponen material (el Agua en el caso de Tales, el Aire en el de Anaxímenes, una sustancia indeterminada APEIRON- en el de Anaximandro) y a partir de la cual se genera el mundo natural (PHYSIS, entendida como totalidad de lo real). El arjé cumple así estas cuatro funciones: -Origen: es aquello a partir de lo cual proceden o se generan los seres -Término: en lo que acaban, o a donde vuelven, todos los seres -Sustrato: es también aquello de que están hechos o en que consisten los seres -Causa: el arjé es aquello capaz de explicar las transformaciones de los seres Esto es, el proceso de racionalización que se inicia en Mileto no sólo se refiere al elemento originario (no los dioses sino un elemento material) sino que también afecta al proceso por el que se desarrolla este principio. Es el problema del devenir: explicar el proceso, el cómo se produce (se genera) la multiplicidad. En general, los milesios, afirman que los cambios son posibles gracias a un movimiento perpetuo de la materia originaria, debido no a ningún agente externo, sino tan sólo a la capacidad de movimiento inherente a su propio ser. Parménides Llevando el esquema milesio de pensamiento hasta sus últimas conclusiones, Parménides de Elea (540-470) llegó a afirmar que sólo tiene Ser lo Uno, Eterno e Inmóvil. El planteamiento de Parménidesse mueve en un ámbito puramente lógico, abstracto, exclusivamente racional: si aceptemos la hipótesis de los milesios (en su origen el Universo es una Unidad) ¿cómo explicar el paso de esa unidad que “es” a la pluralidad que en principio “no es”? Al no poder pensar (explicar) el proceso afirmará que es imposible, y, en consecuencia, que la pluralidad “visible” es apariencia de ser, un “engaño” de nuestros sentidos. ¿ Qué queda, o cuál es, entonces, la verdad? Queda sólo el Uno, “lo que es”, que fue siempre y que siempre será, pues “si hubiese llegado a ser, antes de que llegase a ser tendría que haber sido nada (lo cual es imposible) ya que si era nada, nada en absoluto podría haber llegado a ser de nada” 1 . Se establece de esta manera un abismo entre el testimonio de los sentidos y el testimonio de la razón. Parménides habla de una “vía (camino) de la Opinión” y una “vía de la Verdad”. Esta última es el testimonio del Logos. Sentidos y razón nos dan respuestas contradictorias a la pregunta ¿Qué es lo real, qué es el Ser? Los primeros nos ponen en contacto con un mundo cuyas características básicas son la multiplicidad y el cambio, la razón nos propone que “sólo lo uno es = (el ser es)” y que fuera del Ser no puede darse nada, con lo cuál se niega la posibilidad del devenir, del movimiento, ya que este es pensado en la lógica binaria parmenídea como paso del Ser al no-Ser, paso que por impensable queda declarado imposible (sólo podemos decir lo que es, no podemos decir ni pensar lo que no es): el testimonio de los sentidos es tan sólo ilusión, apariencia; la verdad la posee el Logos. *Parménides: su influencia en el pensamiento platónico: El abismo entre el mundo de la sensación y la realidad o Ser al que accedemos exclusivamente mediante el Logos, junto con las características que Parménides atribuye al Ser -ingénito e imperecedero (eterno), perfecto, inmutable (inmóvil)- son ideas que serán recogidas por Platón bajo la forma de la distinción entre dos modos de conocimiento (DOXAEPISTEME) y la descripción de las propiedades de las entidades que pueblan el mundo inteligible (MUNDO DE LAS IDEAS) Heráclito Por la misma época, o poco antes, la personalidad única y enigmática de Heráclito de Efeso avanzaba también hacia la división entre la razón y los sentidos. Subrayó la locura de confiar en la percepción sensorial sin la aprobación del juicio de su legítimo intérprete, la razón, aunque sin llegar hasta el extremo de rechazar absolutamente su testimonio, como lo hizo Parménides. En contraste con el filósofo de Elea, que negó la verdadera posibilidad del movimiento, Heráclito considero la physis sujeta a un ciclo continuo de mutación y cambio. Afirmará que “Todo fluye”, esto es, lo imposible es el reposo, no el movimiento. Toda estabilidad aparente es exclusivamente -según Heráclito- el resultado de un punto muerto transitorio entre las tensiones opuestas que continuamente están acutando. Sólo el Lógos es eterno, el cual, en su aspecto espiritual, es el principio racional que gobierna los movimientos del universo, incluso la ley del cambio cíclico: “ El orden del mundo, el mismo para todos, no lo hizo Dios ni hombre alguno, sino que fue siempre, es y será”; “Fuego siempre vivo, que se enciende y se apaga según medida (el universo)” *Heráclito: Su influencia en el pensamiento Platónico El dinamismo que Heráclito atribuye a la realidad quedará en el planteamiento platónico restringido a la región de lo visible (MUNDO DE LOS SENTIDOS), el mundo de la génesis y el devenir, del eterno fluir y pasar del ser al no-ser. Aristóteles, al que hemos de suponer buen conocedor de la filosofía de Platón, nos informa que en un primer momento Platón fue díscipulo del heracliteano Crátilo, defensor de modo más radical que el propio Heráclito del movilismo general. Platón considerará, en oposición a Parménides, que el movimiento es una realidad incuestionable, pero de consecuencias indeseables tanto para el dominio del ser como para el del conocer, precisamente para salvar el ser y el conocer y, por tanto, la filosofía como forma suprema del conocimiento humano, Platón afirmará que aunque haya cosas que se mueven, no todo se mueve sino que tiene que haber y hay realidades inmutables: las Ideas. Las filosofías pluralistas El resto del período presocrático se caracterizó por los esfuerzos que llevaron a cabo los filósofos de la naturaleza para escapar de la conclusión de Parménides. Si las hipótesis monistas (un único principio, una UNIDAD) indujeron a negar la multiplicidad, ahora se negará tal hipótesis, con el fin de defender la validez del mundo fenoménico (de lo que aparece). Empédocles (492-434), Anaxágoras (500-428) y los atomistas (Leucipo y Democrito) postulan una multiplicidad de elementos (las “raíces” tierra, agua, aire y fuego en el caso de Empédocles, las semillas u “homeomerías” en Anaxágoras y los “átomos” o partículas materiales indivisibles en el caso de los atomistas) de modo que, al menos, se resuelve una parte del problema que planteaba Parménides: la PLURALIDAD visible es posible porque en el principio ya había una PLURALIDAD. Lo más importante es que éstos filósofos se enfrentan por vez primera con el problema de la causa del movimiento que era el que latía en el díctado parmenídeo. En sus orígenes, el pensamiento racional hereda de la mitología la concepción de que todas las entidades físicas están, en un cierto grado, dotadas de vida (Hilozoísmo). Era natural que los monistas milesios supusieran que la sustancia primigenia singular del mundo -agua o neblina o aire o cualquier cosa que fuera- era la causante de sus propias transformaciones. A ellos no se les pasó por la imaginación que esta sustancia fuera algo que requiriese explicación, ni que alguien pudiera reclamar una causa distinta del movimiento. Los inconvenientes intelectuales de esta falta de distinción entre lo que recibe el movimiento y lo que lo origina habían sido puestos de relieve por Parménides y ya vimos con que consecuencias: el cambio era declarado aparente, la verdadera realidad era estática. No debe extrañarnos por tanto que en los autores pluralistas aparezcan junto a los principios originarios una causa del movimiento, pues, ya se ha hecho patente el hecho de que el movimiento es un fenómeno que requiere una explicación propia. Empédocles explicaba la diversidad del mundo físico por las diferentes combinaciones de las cuatro raíces originarias. Al proceso de unión lo llama “Amor” y al de separación “Odio”. Amor y Odio son así las causas de la diversidad: en el mundo físico, ambas se comportan de modo mecánico para originar, respectivamente, la combinación y la separación de cada uno de los cuatro elementos, mediante las cuales se origina el Cosmos. Anaxágoras -amigo de Pericles e introductor de la filosofía en Atenas- afirma que el NOUS, Inteligencia, es el origen de los movimientos que habían llevado a la formación del Universo, a partir de los diminutos “spérmata” (semillas) de materia que, en su opinión, eran sus componentes materiales. Además, él insistió explícitamente en el carácter trascendente de este NOUS, que “existía solo y por sí mismo” y “no estaba mezclado con nada”. Se puede interpretar el NOUS de Anaxágoras como una fuerza exterior al Cosmos, principio originario y causa de la combinación de la infinitud de los elementos materiales. Si el sistema de Anaxágoras atisbaba la posibilidad de que los procesos que acontecen en el Universo estuviesen dirigidos por una Inteligencia y, por lo tanto, estos procesos fuesen NECESARIOS ya que estaban ejecutados en función de un FIN, el sistema de los atomistas va a suponer una concepción opuesta al afirmar que no podemos hablar en el Universo de finalidad sino únicamente de AZAR. Demócrito de Abdera (460-370) explica la physis según dos principios: lo pleno o lleno (el ser) y el vacío (el no ser). Para él, el fundamento de lo real está consituido por unos diminutos sólidos, demasiado pequeños para ser percibidos por los sentidos, que chocan entre sí y se rechazan en un movimiento incesante a través del espacio ilimitado. Estos “atomoi” (palabra que en griego significa “indivisible”) son las partículas más pequeñas de la materia, sólidas, duras e indestructibles y sólo difieren en tamaño, forma y posición. Las distintas combinaciones de átomos de distinto tamaño y forma y en posiciones diversas, da lugar a toda la diversidad natural que observamos; el espacio vacío es lo que permite el movimiento y combinación de los átomos y esta combinación es azarosa. Para valorar adecuadamente al atomismo, hay que comprender que se dió un valiente paso afirmando la existencia del espacio vacío en contradicción con la lógica de Parménides. El de Elea negaba tal posibilidad basándose en el argumeno lógico de que, si el Ser existe, el vacío podría ocupar exclusivamente el lugar que el Ser no ocupa, pero puesto que nada existe más allá del Ser y el vacío es no-Ser, hay que concluir que no existe. Los atomistas construyen su modelo de explicación de la realidad oponiéndose a esta conceptualización, para ellos el no-Ser (vacío) no existe como un elemento material pero sí existe si entendemos por existir el tener realidad. *La recepción platónica de las filosofías pluralistas Platón acogerá con entusiasmo la concepción del NOUS de Anaxágoras, aunque criticará que una vez admitida la actuación de la INTELIGENCIA como causa de la génesis del universo, en su sistema todo funcione, sin embargo, mecánicamente. El esfuerzo intelectual de Platón estará dirigido a afirmar y probar la existencia de una finalidad trascendente al mundo fenoménico que bajo la forma de IDEA DE BIEN gobierna todos los procesos naturales. De esta manera se opone Platón de modo radical al mecanicismo de los atomistas y a su concepción de que lo que rige en el universo es el azar. La tradicción pitagórica Hemos dejado para el final una de las más importantes escuelas filosóficas de la antiguedad: el pitagorismo, y ello, por dos razones: en primer lugar porque la influencia pitagórica sobre el pensamiento griego en general y sobre Platón en particular, es difícil de valorar, ya que hay que medirla en términos de la conquista de un espíritu general que ve en el razonamiento matemático la norma a seguir en cualquier tipo de razonamiento, y, en segundo lugar, porque esta influencia entra de lleno en el terreno religioso ya que el pitagorismo supone la asimilación de creencias religiosas -principalmente órficas- que se proyectan sobre la mente de Platón constituyendo una tradición en cierto modo ajena a la filosofía misma. Pitágoras, aunque griego oriental de nacimiento, abandonó muy joven su isla natal de Samos y se estableció en el sur de Italia hacia el año 530, donde fundó una hermandad en Crotona. Más que una escuela, los pitagóricos constituían una comunidad de carácter ascético-religioso que intervino activamente en la vida política. En su aspecto religioso, el núcleo fundamental del pitagorismo era la creencia en la inmortalidad del alma y su doctrina de la transmigración de las almas (doctrina que es central en Platón). La filosofía cumple para ellos el objetivo de proveer las bases intelectuales que cimientan un modo de vida fundado en el principio de la necesidad del hombre de purificarse para alcanzar la unión con lo divino (creían que el universo en su totalidad era una criatura viviente, uno, eterno y divino). A la satisfación de tal necesidad apunta el conocimiento de los elementos primordiales del mundo. Así afirman que el principio de las cosas (el ARJE) no hay que buscarlo en los componentes materiales, sino en la estructura o forma que presentan esos materiales. Esta concepción, juntamente con la exaltación de la idea de límite, constituyen la más relevante aportación de la escuela pitagórica. El mundo es divino y por lo tanto bueno, es un todo único; si es bueno, si es un ser viviente y un todo, ello se debe, según Pitágoras, a que es limitado y a que obedece a un orden en las relaciones de sus diversas partes. La idea de un “todo armónico” subraya las nociones de orden, proporción y medida que van a ser la base que permitirá el desarrollo de la ciencia matemática. Se sostiene que cada cosa particular es lo que es, no por sus elementos naturales (que son los mismos en todas), sino por la proporción en que los elementos se combinan; y puesto que es por dicha proporción por lo que una clase de cosas difiere de otra, afirmaban que esto, es decir, la ley de su estructura, es lo esencial que hay que descubrir para comprenderlas. La estructura es lo esencial, y esta estructura puede ser expresada numéricamente, en términos de cantidad. *Pitágoras: su influencia en Platón En Platón el pitagorismo influirá no sólo a través de su fondo religioso (Teoría del alma) sino en algo más profundo que puede ser caracterizado como la conquista de una determinada actitud ante el problema del conocimiento. Los pitagóricos intuyen que lo real es matematizable. Pues bien, una vez que esta idea se despoje de sus adherencias religiosas, la matemática pasará a convertirse en uno de los más poderosos instrumentos de conocimiento de los que el hombre puede disponer. Esta idea gravitará a lo largo de toda la reflexión platónica sobre la realidad, no sólo por el puesto que Platón concede a los entes matemáticos en su ontología (teoría del ser) y por el lugar que ocupa la matemática en la escala platónica del saber, sino por el hecho de que toda su reflexión puede ser juzgada como el intento de lograr que la seguridad, objetividad y universalidad que se produce en el razonaminento matemático se amplie a otros ámbitos del saber. La matemática será para Platón un modelo de conocimiento que demuestra que el hombre está capacitado para alcanzar un tipo de verdades cuyas características más relevantes son la universalidad y necesidad, un tipo de verdades no sujetas a la opinión subjetiva, sino que se imponen a la mente por sí mismas. 3. El giro antropológico del pensamiento griego: Sócrates y los sofistas 3.1. Atenas: auge y declive de la ciudad-estado: Descripción del contexto histórico: Siglo V a.n.e. y gran parte del IV: Edad clásica griega. Confederación de Delos: victoria contra los persas (Guerras Médicas). Posición hegemónica de Atenas donde se condensa la vida cultural e intelectual griega. Consolidación de la democracia: Asamblea (Poder soberano: promulga y deroga leyes, concede y revoca acuerdos comerciales, alianzas... El ejercicio de la soberanía es directo. Principios: Isonomía -iguladad de los ciudadanos ante la ley- , Isegoría -derecho a hablar en la asamblea- ) Consejo (Comisión permanente de gobierno. Tareas: redacción de leyes,perparación del orden del día de las asambleas... Sus miembros se eligen por sorteo) Magistratura (Compuesta por Arcontes y Estrategos. Funciones: ejecución de las decisiones, mando militar...). La excepción al modelo de organización política ateniense es la polis de Esparta; ciudad donde la aristocracia logra mantenerse en el poder constituyendo una sociedad cerrada en la que se consagran e inmovilizan, como ideales únicos, los viejos valores de la nobleza militar. A partir del año 431 la rivalidad Atenas-Esparta se convierte en enfrentamiento armado que arrastra a la mayoría de las ciudades griegas -Guerra del Peloponeso - y que concluye con la derrota de Atenas (404). El ideal democrático encuentra aquí sus limitaciones tanto en el orden social y político como en el teórico: Platón -por ejemplo- presenta la democracia ateniense como una forma de demagogia alimentada en la irracionalidad y la carencia de principios morales: un sistema en el que lo que acaba primando es la intriga y el interés propio a cualquier precio, además de un ansia creciente de poder personal en los ciudadanos. Tras la derrota frente a Esparta, los antidemócratas se hacen con el poder, instaurando el régimen delos “treinta tiranos”. Esta dictadura y la política de terror implantada hace insoportable la vida para los atenienses que, apenas un año más tarde, restauran la democracia. Sin embargo, el empobrecimiento económico y la dominación espartana marcan la muerte definitiva del sistema y de la propia ciudad-estado que pasará a ser absorbida por el Imperio de Macedonia. 3.2 Los sofistas Segunda mitad del s. V. a.n.e.: El centro de interés de la reflexión filosófica pasa de la physis al ámbito de lo humano (instituciones sociales y polítcas, costumbres...). Los protagonistas de este cambio son los sofistas (conjunto de intelectuales que desarrollan una amplia labor cultural y educativa en Atenas; en su mayoría proceden de otras ciudades griegas). 3.2.1 Circunstancias que explican su aparición: -La democracia y sus exigencias: El gobierno de la ciudad se funda en el voto de la asamblea, cuyas decisiones constituyen la ley (nomos) que obliga a todos por igual. Cada ciudadano es una voluntad que ganar mediante la “persuasión” para cualquiera que presentase una propuesta; además, cualquier propuesta puede verse enfrentada a otra contraria, lo que exige la puesta en escena de medios de argumentación adecuados: la palabra (el uso del lenguaje) se convierte así en el instrumento principal de la política. Aunque cada sofista ofrece su propio programa de educación (paideia) la enseñanza más característica, y común a los maestros sofistas, es la retórica que entienden como método de persuasión por medio de la palabra: no importa qué se dice sino cómo se dice, el hombre que habla bien, es el que impone su criterio y consigue influencia, cargos, mando. -El “fracaso” de las filosofías de la naturaleza: Para los sofistas la disparidad de las “cosmologías” elaboradas hasta el momento hacen concluir que el problema como tal -el arjé de la physis- es insoluble y que ue la iimposibilidad de resolverlo reside en el carácter limitado, inestable y problemático de la naturaleza humana. 3.2.2 Consecuencias de la sofística: -Relativismo (no hay verdades absolutas) y Escepticismo (si las hubieses sería imposible para el hombre su conocimiento). La sentencia de Protágoras (481-411?) “El hombre es la medida de todas las cosas" es considerada, al menos en la interpretación platónica, como expresión certera del relativismo: cada hombre en cada caso es la medida, esto es, todas las opiniones valen lo mismo, no hay ningún criterio objetivo que permita juzgar la validez de las opiniones de los individuos. El ser de las cosas se resuelve así en su apariencia ocasional. Trasladada esta tesis al plano moral se afirma que no hay criterios morales válidos universalmente, es decir, lo que llamamos en general bueno, justo, etc. depende siempre del contexto y del individuo que emplea tales términos. -Distinción Physis-Nomos (Naturaleza y Convención): Pregunta acerca del origen y naturaleza de las leyes y normas (Nomos) que regulan la vida en comunidad: -en el pensamiento mítico: las leyes proceden de los dioses -en los presocráticos (p.ej.: Heráclito): el orden del Estado es expresión del orden cósmico Para los sofistas (contactos con otros pueblos, fundación de colonias, cambios de constitución) será imposible sostener que el origen de las leyes tenga carácter suprahistórico. Sostienen que la ley y la moral no son un componente original de la naturaleza sino que el hombre adquiere las leyes, tanto políticas como morales, a lo largo del tiempo. Frente al orden necesario de la naturaleza (Physis) se afirma el carácter puramente convencional e histórico (y por lo tanto cambiante) de toda norma (Nomos). En la oposición entre Naturaleza y Ley profundizará una segunda generación de sofistas (Trasíamaco, Antifonte, Calicles). La naturaleza -según estos- contradice lo que las leyes de la Polis establecen, puesto que éstas tienden a igualar a los hombres que “por naturaleza” son desiguales: el bien del individuo y el bien de la comunidad ya no están en concordancia; ej.: Calicles: “la naturaleza muestra que la justicia consiste en que el más fuerte se imponga al más débil “ .El principio básico “natural” de comportamiento es el principio hedonista (de hedoné, placer), es decir, procurarse el palcer y evitar el dolor. 3.3 Sócrates Los mismos problemas a los que intentan dar respuesta los sofistas ocupan a Sócrates.Mas las diferencias son profundas, la principal: los sofistas se presentan como “maestros del saber”, Sócrates tan sólo como un hombre que “busca” el saber. En esa búsqueda se enfrenta a la actitud escéptica, relativista e individualista de los sofistas: Sócrates mantiene el convencimiento de que la verdad existe y que su valor es universal, no sujeta, por tanto, a las variables “opiniones” de los individuos (en el ámbito moral está tesis se conoce como “universalismo ético”) El método que Sócrates emplea en su búsqueda de la verdad es el “diálogo”, con lo que se opone de nuevo a los sofistas “encerrados” en sus discursos retóricos. El diálogo socrático sitúa a los interlocutores en un mismo plano, la verdad no es producto del pensador solitario, sino el resultado de una tarea colectiva. Intentaba que la respuesta a preguntas tales como “¿qué es la justicia, la felicidad, el bien, etc.?”, saliese a la luz desde el interior de “uno mismo”, (mayéutica) pero teniendo en cuenta que aunque anide en el interior de cada hombre no es relativa a cada uno, sino que es común, es “verdad en sí”. 3.3.1. El intelectualismo moral Sócrates consolida definitivamente la nueva dirección que había tomado la filosofía, conduciéndola al terreno ético o moral. La mirada no ha de dirigirse hacia fuera sino hacia dentro (hacia sí mismo) y hacia los fines (de las acciones, de la vida humana). Ejemplifica, de esta manera, el díctado escrito en el templo de Apolo en Delfos -“conócete a ti mismo”proponiéndolo como misión del “filósofo”. Su enseñanza insiste en que la “virtud=perfección” de los hombres no ha de basarse en las costumbres y en las convenciones o hábitos aprobados por la sociedad, sino en el conocimiento, en la aprehensión intelectual de los valores. En definitiva, Sócrates trata de someter la vida humana y sus valores a la razón, al igual que los filósofos del período cosmológico habián intentado someter al dominio de la razón el Cosmos. Su pretensión es racionalizar la conducta humana ajustándola a normas fijas y universales. Ahora bien, y en esto consiste los específico del pensamiento socrático, además de ser condición necesaria para la virtud, el conocimiento moral es, según él, también condición suficiente. Para ser virtuosos hay que conocer la virtud, pero además quién conoce la virtud no puede no ser virtuoso. Si alguien sabe claramente qué es lo bueno, ¿cómo iba a hacer el mal? Si sabe claramente la relación que hay entre la virtud y la felicidad, ¿cómo iba a no ser virtuoso? ¿Quién que supiera lo que el mal significa lo iba a hacer? Es decir, es imposible conocer el bien y no hacerlo: la mala conducta moral es en todos los casos una “ausencia de conocimiento”, esto es, ignorancia ( “Nadie obra mal voluntarialmente”). Por último sin virtud (sin justicia, sin bondad) es imposible la felicidad y sólo el hombre virtuoso (el justo, el bueno) puede ser el hombre feliz.