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La llamada de Dios es un regalo que se escucha, se
siente, traspasa los límites de nuestra comprensión.
Y TÚ...
¿QUÉ PIENSAS?
Dios llama
Y cada persona responde libremente..
En el momento
que Dios me llama
por mi nombre,
comienza, en el
seno de mi madre,
mi vida, la
existencia de este
ser único,
irrepetible e
irremplazable que
soy yo.
Con amor, Dios me abre la puerta de la felicidad, me envía
a la tierra, y anhela que al superar los límites del tiempo y
del espacio, alcance la plenitud de la felicidad
La tierra, el aire, el agua...me llaman
a la vida, me invitan a vivir.
El cuerpo, la sangre,
el espíritu, el corazón,
la inteligencia, mi ser
entero me llama a la
vida.
El día de mi
bautismo, el
poder del
sacramento
me
transformó
en hija amada
de Dios
Me capacitó para vivir
la filiación divina y la
fraternidad universal,
porque me llama a la
identificación con
Cristo Jesús.
Es una llamada a formar parte de un Pueblo.
Entra , no te quedes fuera.
Hay una llamada que es el latir y el respirar del Cuerpo
de Cristo.
Es una llamada a sentirse y a vivir como Cuerpo,
como Comunidad, como Iglesia. Dios me llama a
formar parte de un Pueblo de reyes, de profetas,
de sacerdotes…
Agradezco el
regalo de la vida,
la FE, y percibo,
en el encuentro
amoroso con
Cristo, que tengo
reservada para
mí una misión
aquí en la tierra...
a favor de los mis hermanos,
especialmente a los jóvenes para
que a todos les llegue la luz de la
BUENA NUEVA de la salvación
“Id por todo el mundo...
nos dice, me dice...
¿No será tu misión
continuar la misión
de Jesús en la tierra
especialmente entre
los niños y jóvenes?.