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REMEDIO CONTRA EL CÁNCER Todo ser humano siente en su interior un impulso en pro de salud y bienestar. Son innumerables los esfuerzos realizados para conseguir la felicidad. Todos somos testigos de la repercusión en una familia cuando la enfermedad hace presa en uno de los miembros. Movidos por el resorte del amor y del cariño nos ponemos en acción para mitigar el dolor o hacer desaparecer el sufrimiento de aquellas personas con quien estamos unidos por lazos de sangre o amistad. Con una gran alegría y con mi intención de contribuir a hacer desaparecer el dolor y el mal de cuantas personas lo padecen, quiero brindar a través de este prestigioso diario de “El Deber” una receta para curar el cáncer de cualquier tipo. La fórmula me la remite mi hermano de hábito en la Orden Franciscana, P. Romano Zafo, natural de Río Grande do Sul Brasil, y residente en la actualidad en el convento franciscano de Belén donde desempeña el oficio de rector del Seminario. El P. Romano ama con ternura la naturaleza y se entusiasma ante la belleza y hermosura de una flor. En sus ratos libres arregla el jardín y dá la sensación de que la tierra obedece a sus mano deslizándose como si tuviera vida. Preguntando si él cura el cáncer, responde con apabullante sencillez franciscana: “Yo curo el cáncer, tu puedes curar el cáncer y cualquier persona que lo quiera puede curar, sin hacer milagros, simplemente aplicando los elementos que produce la naturaleza. La naturaleza tiene remedio para curar, basta descubrirlos”. Basado en su generosidad franciscana y consciente de que es hermano universal, me comunica la receta para toda persona que se la quiera aplicar: Medio kilo de miel pura de abeja Dos hojas grandes o tres pequeñas de la planta llamada áloe vera (salvia ó sávila) Tres cucharadas de algún trago corto (no adulterado): coñac, wisky, tequila o aguardiente. Se quita el polvo o las espinas del áloe, se corta en pequeños trozos, y se introducen todos los elementos en la batidora(licuadora). Esperen hasta que se haga una pasta viscosa, y ya está listo el remedio para curar el cáncer. Se prescribe tomar una cucharada grande tres veces al día, un cuarto de hora antes de cada comida, y esto por 10 días. Así de sencilla es la fórmula del P. Romano que envía desde Belén. El mismo aconseja que antes de tomar el brebaje, es preciso agitar el frasco y haber pasado varias horas en ayunas con el fin de que las pepsinas del organismo ansíen entrar en acción y el medicamento pueda penetrar fácilmente en todos los tejidos del cuerpo. Los tres elementos constitutivos de la fórmula contra el cáncer tienen su aspecto específico: “El trabajo purifica el organismo por medio de la miel, alimento que llega a los órganos mas alejados; áloe tiene un gran poder cicatrizante y el alcohol dilata los vasos sanguíneos. De este modo la sangre se purifica lentamente en 10 días. Es muy importante saber para aquellas personas que vayan a tomar dicha receta que si después de haber tomado la bebida salen abscesos en la piel, es buena señal porque la sangre se está purificando. Tampoco hay que extrañarse si hay que usar el baño porque la miel es laxante.... A la pregunta de por qué esta fórmula cura el cáncer de piel, de próstata, de útero, de cerebro, de pulmón, garganta, colon, leucemia, etc. el P. Romano responde diciendo que la razón es muy simple, ya que el remedio realiza un “auténtico barrido” del organismo de extremo a extremo, limpiando y purificando la sangre. De ahí que no solamente cura el cáncer sino “que también lo previene”. Si la persona ya tiene el cáncer y después del primer tratamiento no produce efecto, sigue anotando el P. Romano, “el paciente debe someterse a una nueva serie de exámenes para ver si hay necesidad de una segunda, tercera o cuarta dosis, hasta la curación total”. Hasta la fecha son muchas las curaciones que se han realizado en diversos países del mundo y con personas de todas las edades entre hombres, mujeres y niños. El P. Romano cuenta como un matrimonio Argentino se dirigió a Belén con su hijo de 5 años enfermo de leucemia y desahuciado por los médicos. Enterado el P. Romano por la situación angustiosa de los padres del niño, él mismo les proporcionó el remedio entregándoselos con confianza y bendiciendo al niño angustiado. Al mes y medio el niño recobró la salud totalmente haciendo su vida normal y sin medicamento alguno. La primera curación obtenida con este medicamento fue hace 6 años cuando el P. Romano era Párroco en una parroquia de la periferia de Río Grande do Sul. Le avisaron para que administrara los últimos sacramentos a un Señor de 75 años de edad a quien los médicos le concedían solamente una semana de vida por su cáncer de próstata. El P. Romano le proporcionó la receta; el señor la tomo en la forma indicada y hasta hoy goza de una salud espléndida y sin ningún problema de vías urinarias. Ojalá amigos lectores de “El Deber”, que este remedio pueda servir para curar a aquellas personas que padecen de cáncer y para prevenir a las que se encuentran sanas. Recordemos que la naturaleza tiene sus secretos curativos y la “FE MUEVE MONTAÑAS”