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Jun, Nishikawa. Las relaciones Norte-Sur en el período post-guerra fria- susignificado. En libro: Los retos de la globalización. Ensayo en homenaje a Theotonio Dos Santos. Francisco López Segrera (ed.). UNESCO, Caracas, Venezuela. 1998. ISBN: 9291430366. Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/unesco/alvater.rtf www.clacso.org RED DE BIBLIOTECAS VIRTUALES DE CIENCIAS SOCIALES DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE, DE LA RED DE CENTROS MIEMBROS DE CLACSO http://www.clacso.org.ar/biblioteca biblioteca@clacso.edu.ar L AS RELACIONES NORTE - SUR EN EL PERÍODO POST - GUERRA FRIA - SU SIGNIFICADO en la formación de un orden globalNishikawa Jun INTRODUCCION Después del colapso del sistema de la Guerra Fría Este-Oeste, el orden mundial ha estado cambiando rápidamente. El cese de la Guerra Fría muestra como está cambiando radicalmente el sistema mundial actual. Sin dudas, los temas Norte-Sur constituyeron uno de los factores principales para la instauración del sistema mundial. Otro aspecto está relacionado con el surgimiento de los factores globales. En este trabajo veremos el significado de las relaciones Norte-Sur en la formación de un nuevo orden global que conformará el sistema mundial en los inicios del siglo XXI. Con este propósito, examinaremos primero el giro del sistema mundial moderno que estamos observando en los ‘90s. Este giro está caracterizado por dos movimientos diferentes: primero, el surgimiento del Nuevo Orden Económico Internacional, que fue promovido por los países del Sur; segundo, la descomposición de las hegemonías del orden mundial dominado por dos superpotencias, que surgió por las contradicciones entre ellas y las naciones pequeñas y medianas. De este análisis, podemos decir que los temas Norte-Sur o las relaciones entre centros desarrollados y las naciones retrasadas, o que tratan de actualizarse, constituyeron los factores principales para la desintegración del orden mundial hegemónico y jerárquico existente. Después, examinaremos la globalización como agente en el sistema mundial actual. La globalización se puede analizar en dos niveles: en el nivel económico y en el nivel político/cultural. La globalización económica consiste en la internacionalización del sistema de producción, la liberalización y el progreso del sistema económico de mercado. La globalización política y cultural se puede ver en la promoción de los derechos humanos, la identidad nacional/regional/individual, la democracia y el buen gobierno. Estos dos niveles diferentes de globalización han acelerado la transformación del sistema mundial actual. Tercero, después de haber examinado estos factores de cambio del orden mundial actual, analizaremos la polarización en el naciente nuevo orden mundial. La polarización está relacionada primero a las crecientes diferencias entre las naciones ricas del mundo y las naciones pobres, como se muestra en las crecientes brechas Norte-Sur a escala mundial. Segundo, ella está relacionada a la creciente pobreza mundial y al deterioro del medio ambiente. La población masivamente está sufriendo de pobreza, exclusión y discriminación. Las llamadas brechas Sur-Sur son una de las características del naciente orden mundial actual. En el último análisis, la polarización debe relacionarse con el avance de los mecanismos de mercado a escala global. Después de haber analizado estos puntos podemos llegar a la conclusión siguiente. Queremos destacar primero que el orden mundial jerárquico y hegemónico que caracterizaba nuestro planeta desde hace algunos siglos ha ido cambiando de dirección y cada vez más las personas están preocupadas por un sistema humano, centrado en el hombre, en vez de un sistema jerárquico de estado-nación. Este nuevo orden está reafirmado fuertemente por los movimientos populares que claman por los derechos humanos, la identidad, la armonía con la naturaleza y la paz. Al mismo tiempo, sin embargo, dentro de este orden mundial, podemos reconocer el crecimiento de varias brechas, pobreza, discriminación y exclusión. Esto pudiera abrir el camino a conflictos nacionales, rivalidades étnicas y civiles, y eventualmente a guerras catastróficas. Esta guerra, aunque no ha sido declarada, ya está avanzando bajo la forma de una creciente pobreza, hambrunas y destrucción del medio ambiente. Aqui yace la importancia del llamado a la humanidad basado en la “mente de Hiroshima”, que reconoce su propia responsabilidad por traer un final catastrófico. Aprendiendo de la experiencia de Hiroshima, podemos dirigirnos hacia el orden mundial más pacífico del siglo XXI. EL GIRO DEL SISTEMA MUNDIAL MODERNO AL FINAL DEL SIGLO (I) El Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) y el cambio en el sistema de división del trabajo internacional. Las brechas Norte-Sur de hoy en día se originaron desde hace algunos siglos por las potencias avanzadas industriales a partir del sistema internacional de división del trabajo. Este sistema es un sistema mundial moderno basado en la producción capitalista, la división del trabajo y los mecanismos del mercado. Dentro de este sistema se desarrollaron no sólo las diferencias entre los países desarrollados y los demás países, sino también entre los que tienen y los que no tienen. El sistema mundial moderno se ha desarrollado a través de diferentes ciclos, que traen constantemente inestabilidad a la economía, desempleo y miseria. A éstos se les denominó fallas del mercado. Sin embargo, los países industriales avanzados han forjado un estado de bienestar, como sistema de intervención del estado, basado en la división internacional del trabajo, integrando así al sistema a la clase obrera desposeída. Este le dió prosperidad a los países avanzados, aunque sufrieron las guerras mundiales sostenidas entre los países avanzados y los naciones retrasadas industrialmente. El sistema mundial moderno llegó a su apogeo alrededor de los años ‘50-’60, cuando los países avanzados ya habían realizado importantes revoluciones técnicas en el campo de las industrias química y pesada y habían experimentado un alto crecimiento económico. En los años ‘70, la situación había comenzado a cambiar drásticamente. Ya en la década 1950-60, las naciones subdesarrolladas habían llegado a la independencia política y en los ‘60 comenzaron a pedir su industrialización, denominándose a sí mismas “países en desarrollo”: surgieron los problemas Norte-Sur. Los países del Sur, después del shock del petróleo de 1973, convinieron una conferencia especial de Naciones Unidas sobre Materias Primas y Desarrollo y adoptaron una declaración urgiendo realizar un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI). Desde entonces, dos movimientos han tenido lugar entre los países en desarrollo: primero, ellos formaron grupos de productores y trataron de controlar sus propios recursos naturales, algunos de ellos, incluyendo la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tuvieron éxito, otros fracasaron. Sin embargo, es cierto que los países del Sur establecieron, en un breve período de tiempo, la soberanía sobre la mayoría de los recursos naturales que producen y que anteriormente estaban bajo el control de corporaciones multinacionales procedentes del Norte industrial. Segundo, los países en desarrollo procedieron a industrializarse en forma agresiva: en 1976, en la Organización de Naciones Unidas de Desarrollo Industrial (ONUDI), decidieron incrementar su parte de la producción industrial mundial de sólo el 7% al 25% en el año 2000. Más tarde, ellos modificaron este objetivo al 35%. Desde entonces la industrialización en el Sur, en particular en los países de Asia y América Latina, se ha desarrollado espectacularmente y la parte del Sur en la producción industrial mundial obtuvo de hecho alrededor del 20% en 1990: un incremento triple en dos décadas. La NOEI y el consecuente giro de la división internacional del trabajo ha estado trayendo un cambio fundamental en el sistema mundial moderno. (II) El colapso de la guerra fría Este-Oeste - la descomposición del sistema hegemónico de orden mundial. El sistema del mundo moderno siempre se ha caracterizado por el liderazgo hegemónico de las naciones que son potencias industriales y la estructura centro-periferia. Despues de la II Guerra Mundial, la división del mercado mundial dió surgimiento a dos superpotencias, los EE.UU. y la URSS, cada una dominando en su propia esfera de influencia. Esta rivalidad Este-Oeste o guerra fría colapsó alrededor de los años 1990. Las razones de la descomposición de este sistema son dos. Primero, las dos superpotencias aceleraron la carrera armamentista que socavó su base económica. Una política de seguridad errónea basada en el balance militar o el “equilibrio del terror” llevó a un incremento contínuo del presupuesto militar y las dificultades financieras se incrementaron en ambas naciones. Sus dificultades financieras se aceleraron debido a sus compromisos en la guerra con las naciones del Tercer Mundo: los EE.UU. en Vietnam y la URSS en Afganistán. Su política de contención del Tercer Mundo fracasó claramente y ambas fueron obligadas a abandonar el territorio del Sur. Segundo, fue alcanzada la delantera en la industria de las naciones avanzadas por los países de industrialización atrasada, incluyendo Japón y los Nuevos Países Industrializados (NICs) de Asia. Los EE.UU. perdieron su ventaja comercial alrededor de 1970 y el sistema cambiario del oro que esta superpotencia instauró en la economía occidental se convirtió en un sistema de cambio fluctuante en 1974. En el caso de la URSS, la revolución de la información, el progreso de la conciencia de los derechos humanos y las revueltas de las naciones encarceladas en el Imperio Ruso, contribuyeron a la caída del sistema hegemónico del C.A.M.E./O.M.T. Por ello, en los años 1970-80, el llamado mundo bipolar se convirtió en un mundo multipolar. Alrededor de 1990, el imperio soviético colapsó igual que la URSS. Debemos señalar que, detrás del colapso del orden mundial hegemónico, yace otro cambio fundamental del sistema. Ya vimos que el sistema de mercado constituía una de las bases del sistema mundial moderno, pero debido a los fallos del mercado, éste necesitaba el control del Estado. Sin embargo, en la última mitad del siglo XX, ya está claro que este sistema del Estado tiene sus propias fallas y confronta serias dificultades: la economía necesitaba cada vez más el sistema del Estado y la burocracia estatal crecía, acelerándose el déficit financiero, que limitaba las opciones del Estado. El fracaso del Estado, se ha visto claro a la luz de los movimientos de globalización que emergieron en el mercado mundial. Vamos a examinar los efectos de la globalización en la transformación del sistema mundial. LA GLOBALIZACIÓN COMO AGENTE DE CAMBIO DEL SISTEMA MUNDIAL (I) La globalización económica mundial del sistema de producción, progreso liberalizador del sistema económico de mercado abierto. La globalización sin duda constituye uno de los principales actores del sistema mundial. Debemos definir el significado exacto de globalización. Este término se utiliza para contrastar con los movimientos económicos y sociales que están confinados dentro del límite nacional o regional. En otro mundo, este término designa a los movimientos que no están limitados dentro del sistema de estado-nación westfaliano y que lo sobrepasa. Estos movimientos de globalización, económicos, políticos y socio-culturales, pueden ser endógenos o exógenos al sistema. Por ejemplo, el movimiento endógeno se puede relacionar con la internacionalización del sistema de firmas y producción. Las firmas multinacionales representan un movimiento de globalización endógeno para el sistema estado-nación. Ellas urgen la liberalización del control y las regulaciones del Estado, representando así un movimiento liberalizador. Ellas también presionan para una política de puertas abiertas en aquellos países y regiones donde se proponen desarrollar sus actividades o quieren explotar un nuevo mercado, utilizando a menudo el Estado y el poder internacional. En este caso, la globalización es vista por las partes concernientes como exógena. De cualquier modo, no hay duda de que el incremento del potencial productivo y la consecuente multinacionalización de las firmas constituyen los factores principales para la globalización económica. Las ilimitadas actividades de las firmas altamente productivas, basadas en la economía de mercado, demandan la liberalización de la política en dos campos. Primero, ellas exigen un mercado más amplio y la eliminación de las barreras arancelarias y no-arancelarias. Segundo, se le exige al Estado que adopte una política no-intervencionista. Las corporaciones multinacionales se convierten siempre en agentes para una política de liberalización. La política de liberalización promueve los mecanismos de mercado. Los efectos del progreso del mecanismo de mercado son dobles. Por una parte, en el campo económico el mecanismo de mercado favorece una distribución eficiente de los recursos y, en el campo político, promueve la democracia o el tipo vertical de relaciones sociales: en el mercado tenemos sólo al vendedor y al comprador, lo que excluye toda relación jerárquica. Esta es la razón por la que el progreso del mecanismo de mercado es el arma más fuerte para el mundo democrático. Sin embargo, el mecanismo de mercado tiene también sus propias fallas. Estas incluyen los ciclos de negocios, las crisis, el desempleo, la brecha entre el rico y el pobre, la pobreza, las brechas regionales, la contaminación, el deterioro del medio ambiente, la desintegración racial, etc. Estos denominados fallos del mercado necesitaron de la intervención del Estado, que se convierte en la base del Estado de bienestar. Sin embargo, en el nuevo sistema mundial que está emergiendo, el sistema de Estado muestra que tiene sus propias fallas tales como una inflada burocracia que no es sensible a las innovaciones tecnológicas, un déficit fiscal creciente que es acelerado por la sociedad y la carrera armamentista, y la inercia de la gente que únicamente reciben del sistema de seguridad social del Estado. La base del sistema de Estado también está cada vez más socavado por el sistema de producción internacional en desarrolllo lo mismo que por el movimiento libre de varios factores de producción tales como el capital, la tecnología, la fuerza de trabajo, los recursos, etc. ¿Cuáles pudieran ser los otros factores positivos al conformar el nuevo orden mundial global? Aquí debemos examinar los factores políticos y culturales para la globalización. (II) Globalización Política y Cultural - Derechos Humanos, Identidad, Democratización y Buen Gobierno. Las fallas del mercado fueron acusadas a través de los años 80 a escala mundial. En esta década, la onda de liberalización, desnacionalización y desregulación había crecido por todos lados. Esto se debió a las fallas del Estado cuya seriedad se había reconocido en los años ‘70. Muchos gobiernos y países en desarrollo adoptaron deliberadamente políticas neo-liberales. Con el avance de la política de apertura de la economía de mercado y la revolución de la información y las comunicaciones, promovida por un progreso enorme de la tecnología de computadoras y multimedia, el sistema de valores de la gente evolucionó hacia un sistema más democrático de las relaciones sociales e internacionales. No sólo avanzó la economía, sino también la identidad de la gente al igual que la noción de derechos humanos y la dignidad. Después de la Segunda Guerra Mundial, con los movimientos de liberación nacional y la independencia de muchas naciones del Tercer Mundo, las nociones de derechos humanos se habían desarrollado de forma espectacular. Este desarrollo atañe principalmente a los dos puntos siguientes. Primero, desde la edad moderna y el surgimiento de la sociedad civil, la noción de derechos humanos se ha desarrollado como los derechos de libertad individual. En el siglo XIX, con el crecimiento del movimiento obrero, los derechos sociales se habían desarrollado. Después de la II Guerra Mundial, surgieron los nuevos derechos colectivos, tales como la autodeterminación, el derecho al desarrollo, el derecho al medio ambiente, etc. Los artículos 1 y 2, comunes a las cartas A y B de la Carta Internacional de los Derechos Humanos, definen cada uno el derecho a la autodeterminación y a la igualdad de hombres y mujeres, siendo ambos derechos colectivos. Esto es un nuevo desarrollo de los derechos humanos. Segundo, el derecho del individuo se amplía considerablemente y en el Protocolo Opcional de la Carta B: Derechos a la libertad, se determina que un individuo puede demandar al Estado cuando este último viola los derechos humanos. Aquí, por primera vez desde el surgimiento del sistema de estado-nación, el individuo se equipara al Estado. Podemos decir que los derechos humanos, que fueron considerablemente desarrollados y profundizados, en su mayoría fueron incorporados a la Carta Internacional de los Derechos Humanos adoptada por las Naciones Unidas en 1976. El fortalecimiento de los derechos humanos está relacionado con el interés creciente de la gente acerca de su propia indentidad, que se manifiesta a nivel nacional, etnológico, social o individual. En la edad moderna y justo después de la II Guerra Mundial, durante los años ‘50 y ‘60, esta identidad constituyó una fuerza directriz del estado-nación y se manifestó principalmente bajo la forma de nacionalismo. Sin embargo, en años recientes, en particular después del cese de la guerra fria este-oeste, la identidad del pueblo se ha diversificado mucho: grupos étnicos culturales o sociales claman por su identidad, que a menudo los lleva a conflictos. Por otra parte, el desarrollo de los derechos humanos está promoviendo la democratización a escala mundial. La democratización está relacionada, como ya señalamos, con el progreso de la economía de mercado, sin embargo, no hay duda de que el interés creciente de la gente en el derecho humano y la dignidad constituyen una fuerza pujante de la democracia: Esto se destaca claramente en el incidente de Tiannamen en China en junio de 1989. Después del colapso de la rivalidad Este-Oeste, la globalización política y cultural ha ido en aumento. La globalización cultural se deriva de la globalización económica, informacional y de las comunicaciones lo mismo que la universalización del sistema de valores de la gente. En años recientes, en el campo del desarrollo internacional, se ha enfatizado el papel del buen gobierno. El buen gobierno tiene dos significados. El primero está relacionado con el énfasis de los gobiernos occidentales por propagar su propio sistema de valores a escala mundial. El gobierno de la ley, el sistema pluripartidista, el sistema de la democracia representativa están entre los pilares más importantes de su sistema de valores. Los países occidentales están interesados en propagar estos ideales a los países en desarrollo, donde este sistema de valores a menudo se considera incompatible con el suyo propio. En este sentido, el buen gobierno es utilizado por los países desarrollados como una herramienta diplomática para imponer su voluntad a los países en desarrollo. Segundo, sin embargo, el buen gobierno puede ser exigido por parte del pueblo, que le exige al sistema de valores del gobierno respetar los derechos humanos y la democracia. La dictadura simple y pura, lo mismo si es por el afán de poder del individuo o en razón del desarrollo, se está volviendo cada vez más aislada en la opinión mundial. La democracia puede estar referida a los dos significados siguientes: primero, está relacionada con la descentralización del poder; segundo, ella designa la participación del pueblo en el proceso de la toma de decisiones y su ejecución. La democracia, en estos dos significados, debe servir como marco de referencia para la realización de los derechos humanos. En este sentido, el pueblo siempre puede transformar el buen gobierno, herramienta diplomática del Estado, a lo que desee de manera de garantizar su participación en los asuntos de Estado y en la promoción de los derechos humanos. Esto ya se puede ver en la participación de las ONGs en los temas referentes al desarrollo. Ya hemos visto que el proceso de globalización está progresando, tanto en los planos económico y político, como en el cultural. Ambos están desarrollando movimientos tanto centrípetos como centrífugos del sistema, transformando así el sistema mundial tradicional al nuevo orden global que surge. Finalmente, vamos a examinar la polarización que ha venido avanzando en este proceso de transformación del sistema. LA POLARIZACION EN EL NACIENTE ORDEN GLOBAL (I) La relación Centro-Periferia revivió: las brechas Norte-Sur y Sur-Sur y el incremento de población marginalizada/pobreza mundial y exclusión. A través de la globalización económica, p.ej., el enorme desarrollo de la producción internacional y la economía de mercado, las relaciones centro-periferia han revivido o se han desarrollado, tanto en el campo internacional como en el interno. En el campo internacional, las brechas Norte-Sur se habían ampliado. En los años ‘60 y ‘70, cuando se reconocieron por primera vez las brechas Norte-Sur después de la independencia de las naciones del Tercer Mundo, la diferencia del insumo per cápita entre el Norte y el Sur era en general de 10 a 1, lo que llevó a la crisis de la deuda de este último, debido al intercambio desigual entre estas dos áreas y la acumulación del consecuente déficit del Sur. En los años ‘80, sin embargo, con el progreso mundial de la economía de mercado, la brecha Norte-Sur se amplió aún más: en el comienzo de los años ‘90, se estimaba llegar a un 17 a 1. Con este crecimiento de las diferencias, la pobreza se incrementó. De acuerdo a los estimados del Banco Mundial, la población que vive en pobreza absoluta, cuyo nivel de insumo es menor que el nivel estimado que satisface las necesidades básicas, se incrementó de 578 millones aproximadamente en 1969 a 1,116 en 1985, es decir, se duplicó en 16 años. Las Naciones Unidas utilizaron la cifra de “más de 1100 millones” para designar a la población pobre a principios de 1990. Debemos conocer que durante el tiempo en que se iba ampliando la brecha Norte-Sur, existían países en desarrollo y áreas cuyos índices de crecimiento eran muy altos y que alcanzaban aquellos de los países desarrollados. Estos eran los Nuevos Países Industrializados, los “cuatro tigres de Asia”, y los países de la ASEAN, que seguían a los primeros y después la costa este de China y ciertas regiones de la India. A los nuevos países industrializados y algunos países de la ASEAN, en particular Malasia y Tailandia, se les denominó Países Recientemente Industrializados/Area o Paises Asiáticos Dinámicos. A menudo se dice que estando ya cerca del siglo XXI Asia constituye una de las regiones más dinámicas y crecientes del mundo y hasta le llaman al próximo siglo el “Siglo Asiático”. Sin embargo, esta región en desarrollo no está exenta de pobreza y de destrucción del medio ambiente. De hecho, del mismo modo que los EE.UU., la Unión Europea y Japón son los “centros económicos del mundo”, los NICs se pueden considerar centros de la región de Asia-Pacífico, dominando a los países/regiones de los alrededores. En los años ‘70 y ‘80, estos países/regiones alcanzaron un alto crecimiento económico, invitando a las firmas multinacionales y a la tecnología foránea y exportando sus productos al mercado mundial, en particular al mercado norteamericano. El proceso de crecimiento de estos países, precedidos por Japón, era para los principales países desarrollados, nada más que el declinar de sus economías, transformando así el sistema mundial, como ya hemos señalado. En los años ‘90, los ahora NICs habían surgido en la escena asiática como activos inversionistas en los países y regiones vecinas. De este modo, ellos se convirtieron en promotores de las zonas económicas regionales (Ver Nishikawa Jun, “Las Zonas Económicas Regionales en Asia y su Implicación en el Orden Económico Internacional”, Waseda Economic Papers, No. 34, 1995). Ellos habían estado teniendo un crecimiento económico alto, que alcanzaba del 7 al 8% anual en las últimas dos décadas. Aquí, la brecha Norte-Sur se reducía; sin embargo, entre los NICs y otros países en desarrollo, la brecha se ampliaba. Hasta en China y en la India, que adoptaron la política de puertas abiertas en los años ‘90, la brecha regional se amplió. A ésto es a lo que le denominamos la brecha Sur-Sur. En China, aún antes de la política de apertura, la disparidad de ingresos entre las áreas urbana y rural se estimó en 4 a 1 como promedio; sin embargo, después de la política de apertura y la introducción de la economía de mercado, la brecha entre la creciente área costera y el interior subdesarrollado alcanzó a menudo más de 10 a 1: Los chinos le llamaron a este fenómeno la brecha “Este-Oeste”, a medida que el capital y la fuerza de trabajo, ambos valiosos recursos, emigraba del interior occidental atrasado hacia el área de la costa este adelantada. Ahora, en el interior, más de 200 departamentos se han designado como “área atrasada” cuya población pobre necesitada de ayuda se estima en más de 70 millones, de acuerdo al informe presentado en el Simposium Internacional sobre Pobreza en China, llevado a cabo conjuntamente por el gobierno chino y el Banco Mundial en octubre de 1993. Conjuntamente con las brechas regionales, se ampliaron las diferencias entre ricos y pobres. Esto no se limitaba a la parte del mundo en desarrollo. En los países desarrollados, con la base del Estado de bienestar, que ellos habían creado en el marco del sistema mundial moderno, socavada debido a la transformación de este sistema, el Estado fracasa, hay un envejecimiento de la sociedad y el índice de desempleo crece. En los países europeos, donde el índice de desempleo era de alrededor del 2% en el período de crecimiento económico, este índice aumentó en general y en la mitad de los años ‘90, alcanzó un nivel de alrededor del 10%. En los EE.UU., el índice de desempleo es de 5-6%; sin embargo, en este país que recibe cada año un número enorme de inmigrantes, fuente de su dinamismo, la población pobre o de la clase baja, que recibe apoyo del gobierno, llega a un 7% del total. En Japón, donde la tasa de desempleo ha sido tradicionalmente baja, alrededor de un 2%, el índice de desempleo creció a 3% desde 1995 y se prevé que siga creciendo con la globalización, p.ej., inversión extranjera acelerada, apertura de su economía y consecuente racionalización de los dirigentes de firmas y la desregulación de la economía. Con el alza del desempleo, se ha visto crecer más la discriminación y la exclusión de los más débiles de la sociedad. Estos son las mujeres, los minusválidos, los ancianos y los trabajadores inmigrantes que a menudo son discriminados y excluídos. La diferencia entre los salarios promedio de hombres y mujeres creció en épocas de depresión en varios países y la posición de estas últimas en el empleo tiene a ser más bien inestable. Lo mismo se puede decir de los ancianos cuya pensión está constantemente amenazada por la tendencia inflacionaria del Estado desarrollado. Decimos que la brecha Norte-Sur se ha ampliado lo mismo que la Sur-Sur. Sin embargo, en los países del Norte, la diferencia entre ricos y pobres o los establecidos y los necesitados se ha incrementado. Si la tendencia creciente del desempleo y la pobreza continúa, llevará a la desintegración, tanto internacional como nacional. En el nivel internacional ya estamos observando los temas y los conflictos Norte-Sur. Ahora, tanto en el Sur como en el Norte, las brechas regionales y sociales pueden acentuar fácilmente los conflictos entre los grupos étnicos y sociales. Debemos entender que los conflictos étnicos que observamos por todas partes del mundo, después de la caída del sistema de la guerra fría Este-Oeste, en Bosnia, en Liberia, en Rwanda-Burundi, en China, en la antigua Unión Soviética, etc., no sólo se derivan de la adquisición de la identidad nacional o étnica, sino que se derivan también de varias diferencias, que aceleran la adquisición de la identidad. Ya hemos examinado que en el proceso de transformación actual del sistema mundial, la relación centro-periferia ha revivido y que la pobreza y la exclusión se han incrementado a escala mundial, conduciendo a conflictos y guerras. ¿Cuáles son las condiciones para realizar un orden global más pacífico y equitativo? Analizaremos esta pregunta en último lugar. (II) Hacia un sistema mundial humano centrado en las personas: condiciones para un orden mundial más pacífico y equitativo. Hemos visto que la polarización está en aumento en el nuevo orden global. De hecho, el nuevo orden está caracterizado por movimientos centrífugos y centrípetos. El movimiento centrípeto está relacionado con el desarrollo de firmas multinacionales que tienen un sistema jerárquico a nivel mundial y la conformación cultural está basada en la civilización de producción masiva/consumo masivo. Sin embargo, el progreso de la economía de mercado trae también el momentum centrífugo: la democratización, la descentralización y la construcción de redes de varios actores económicos y sociales. Desde el siglo XIX, el sistema del mundo moderno se ha caracterizado por el culto al progreso, y después de la II Guerra Mundial, al desarrollo. Para los hombres modernos, el progreso y el desarrollo significaron siempre crecimiento económico y prosperidad material: este credo ha estado destruyendo tanto las relaciones humanas como la relación entre los seres humanos y la naturaleza a escala mundial. En años recientes, sin embargo, la pobreza y la destrucción del medio ambiente crecientes se ha destacado ampliamente y varios foros internacionales, incluyendo las NN.UU., están tratando de cambiar el objetivo de desarrollo del crecimiento del PNB a uno humano, centrado en la gente. Este es el significado de la publicación del “Informe del Desarrollo Humano” por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo desde 1991. El desarrollo humano se refiere al patrón del desarrollo que enfatiza, no sólo el crecimiento económico, sino fundamentalmente las necesidades básicas de la gente y una selección más libre en su vida. Los indicadores sociales, incluyendo los Indicadores del Desarrollo Humano, están siendo desarrollados para sustuituir a los indicadores del PNB. Este es un claro giro en el objetivo del desarrollo. Este cambio ya se había notado por propuestas sucesivas de nuevas nociones del desarrollo por parte de los organismos internacionales en los ‘80s., tales como desarrollo sostenible o crecimiento de amplia base. Para obtener un desarrollo humano-centrado en la gente, los actores del desarrollo deben diversificarse tambien. Hemos visto que el sistema moderno mundial fue promovido por las manos de las naciones-estado.y por empresas privadas en búsqueda de ganacias basadas en el sistema del mercado. Estos dos principales actores han obtenido avances y desarrollo desde el siglo XIX en el marco del sistema moderno mundial. Sin embargo, en el momento de la transformación del sistema del mundo moderno, emerge un nuevo actor del naciente orden global: la sociedad civil. En marzo de 1995, cuando la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social se reunió en Copenhague, al discutirse la pobreza mundial, el desempleo y la desintegración social, la sociedad civil, -representada por las Organizaciones sin Fines de Lucro, las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), las cooperativas y el periodismo independiente,- fue considerada uno de los principales actores para tocar estos temas principales. En el campo del desarrollo, igualmente, las ONGs son consideradas cada vez más contrapartes importantes, como observadores e interlocutores del Estado y las firmas privadas. El desarrollo de la sociedad civil debe constituir uno de los principales actores para corregir los fallos del Estado y del mercado. Por supuesto que la sociedad civil, en sí misma, está expuesta también a varias fallas, tales como la anarquía, la discusión sin fin, la rivalidad chovinista, etc. Sin embargo, el mayor empuje de la sociedad civil es la solidaridad o voluntariado, que es muy diferente de la motivación del poder del Estado o la motivación de las ganacias por las firmas. El surgimiento de la sociedad civil refleja la tendencia democrática mundial así como la diversificación del sistema de valores. La sociedad civil debe vivir siempre la tensión democrática y el dinamismo, que es muy diferente de la sociedad de masas, que ha sido desarrollada como objetivo del desarrollo y que está exenta de cualquier factor endógeno activo. En este sentido quizás, la sociedad civil, lo mismo que la relación balanceada entre los principales actores del desarrollo, el Estado, el mercado y la sociedad civil, deben constituir uno de los motivos para un orden global, pacífico, más equitativo, ya que es proclive a fortalecer los derechos humanos, ajustando varias brechas y llevando a cabo su propio ideal que no es necesariamente el del poder del Estado o las ganacias de las firmas. Todavía no conocemos la forma del nuevo orden global que prevalecerá en el siglo XXI. Este nuevo sistema global puede ser uno donde estén más perfilados nuevas brechas y conflictos, que pueden avanzar hacia un final apocalíptico del mundo y de la humanidad. En este caso, más y más personas sufrirán la pobreza, la miseria, la hambruna, la privación, las calamidades y luchas y conflictos civiles. Pero quizás, se pueda concebir otro tipo de sistema mundial. Este sistema heredará varios actores del cambio que surgieron en el sistema del mundo moderno, en particular, la mega-onda de los derechos humanos, la democratización y el respeto por el medio ambiente. Para promover este posible orden global, serán necesarios tanto la diversificación de nuestro sistema de valores, que no está limitado necesariamente a obtener el crecimiento material, como los actores del desarrollo, que no están limitados al estado y las firmas sino que incluye actores civiles. CONCLUSIONES Hoy estamos viviendo en la era donde el sistema del mundo moderno está siendo transformado por varios factores desarrollados dentro del sistema. En particular, la tradicional división del trabajo internacional ha sido modificada por el surgimiento de naciones recientemente industrializadas. Los NICs constituyen, sin duda, una de las fuerzas pujantes del cambio en el sistema mundial y han preparado el surgimiento de Estados asiáticos como potencias económicas. De la misma forma, la guerra fría Este-Oeste, ha colapsado, anunciando el fin del orden mundial hegemónico. Bajo este cambio, yacen las ondas de globalización que se han desarrollado tanto en el campo económico como en el político/cultural. En el campo económico, la globalización está relacionada a un incremento enorme de las fuerzas productivas, la internacionalización del sistema de producción. el desarrollo de corporaciones multinacionales lo mismo que la economía de mercado y la consecuente liberalización y política de apertura. El movimiento de globalización ha estado trayendo importantes cambios en los campos domésticos e internacional, pero al mismo tiempo ha traído pobreza mundial y la destrucción del medio ambiente. En el campo político y cultural, la democratización y el buen gobierno son nuevos valores que están forjando un nuevo orden global. Sin embargo, estos valores han sido promovidos fundamentalmente por el fortalecimiento de los derechos humanos y la identidad individual/colectiva. La noción de derechos humanos se ha ampliado y profundizado considerablemente en décadas recientes y constituye, sin duda, uno de los principales factores para un nuevo orden global. Sin embargo, en este proceso de transformación, vemos la polarización que está ocurriendo dentro del sistema. La polarización se destaca en los niveles internacional, regional, nacional o social. Se manifiesta en el incremento de las brechas Norte-Sur, las brechas Sur-Sur, las que existen entre las areas urbana y rural, entre ricos y pobres, etc. Dentro del area desarrollada igualmente tiene lugar la polarización con el colapso del estado de bienestar que ha sido formado en el anterior sistema internacional de división del trabajo. En particular, la polarización está afectando socialmente a los débiles: mujeres, minusválidos, ancianos, inmigrantes, etc. A escala mundial, el fenómeno de la pobreza y el desempleo se ha vuelto serio. Por ello, las NN.UU. convocó a la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social en 1995 y designó al año 1996 como el Año Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Las NN.UU. y otras organizaciones internacionales empezaron así a enfatizar el desarrollo social de forma de enfrentar los temas mundiales de la desintegración social e internacional que cada día se vuelven más y más acuciantes. Así un nuevo orden mundial emergente nos está llevando hacia la desintegración progresiva del sistema del mundo moderno. Esta desintegración nos puede llevar al mundo de los conflictos, las guerras y finalmente, a la autodestrucción. Este mundo apocalíptico ya se pudo apreciar en nuestra experiencia de Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial, donde una bomba atómica causó un gran número atrocidades y de víctimas civiles y militares. Sin embargo, hay síntomas de construir un orden mundial más positivo, y hay un giro en la noción de desarrollo, del desarrollo que enfatiza la riqueza material como factor principal a aquel que se enfoca en el desarrollo humano -centrado en las personas. Para poder garantizar esta nueva orientación del desarrollo, es indispensable la participación de la sociedad civil. El desarrollo de la sociedad civil que hace énfasis en los derechos humanos, la democracia, la igualdad entre todos y el respeto por un mundo sostenible, debe constituir una de las principales fuerzas para forjar un orden global más pacífico y equitativo. En Hiroshima, existe un pensamiento que dice: “Por favor, duerman tranquilos, nunca repetimos nuestras faltas”. Esta frase indica que debemos reflexionar en nuestro comportamiento relacionado con la destrucción masiva de las armas atómicas. En Okinawa, la gente dice: “Nuchidou Takara” (La vida es nuestro tesoro más preciado). De las atrocidades de la II Guerra Mundial, la gente ha adquirido una moral de vida fundamental. Esta sabiduría sin duda debe contribuir a nuestra base moral para forjar un nuevo orden global para el siglo XXI.