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Simposio:El desarrollo histórico de las economías latinoamericanas en perspectiva comparada Coordinadores: Gabriel Porcile y Luis Bértola Título de la ponencia, La inversión extranjera en el cono sur: Argentina, Brasil y Chile en la etapa neoliberal Autor, Matías Kulfas E-mail o fax del autor, mkulfas@arnet.com.ar Filiación institucional. Instituto de Investigaciones en Historia Económica y Social, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas INTRODUCCIÓN Durante los últimos años del siglo XX se ha producido una significativa afluencia de capitales hacia América Latina, y hacia los principales países del cono sur en particular. En un marco de creciente internacionalización del capital, proceso que comienza a profundizarse a fines de los años ochenta como resultado –entre otros aspectos- de la disolución del bloque soviético y la generalización en la implementación de los programas neoliberales en los países periféricos, las corporaciones transnacionales (CTs) comienzan a desplegar una multiplicidad de estrategias tendientes a posicionarse en la región. En este trabajo se explorarán las características de la inversión extranjera en Argentina, Brasil y Chile en la fase neoliberal. La delimitación temporal de esta etapa difiere según el país en cuestión, por ello el análisis no se concentra en un lapso de años determinado sino que pretende caracterizar las formas asumidas por la inversión extranjera en la etapa anterior –denominada de sustitución de importaciones-, las fases de transición y los patrones incorporados a partir de la implementación plena de los programas neoliberales. Si la nota dominante de la fase sustitutiva de importaciones es la expansión de las CTs en torno a un incipiente sector industrial protegido mediante distintas modalidades, y tendientes a la captación de la demanda interna, durante la fase neoliberal las CTs priorizan su expansión mediante la adquisición de empresas públicas vendidas en procesos de privatizaciones, el fortalecimiento de alianzas con grupos económicos locales (importantes beneficiarios de los procesos de transición entre ambas etapas), la apropiación de recursos naturales y una estrategia exportadora (en el caso de Chile) y de integración regional con vistas a la ampliación del mercado interno (en el caso de la Argentina y Brasil). En los años noventa, la penetración del capital extranjero en los países bajo análisis ha asumido tal magnitud que, en ocasiones, para comprender su dinámica y la naturaleza de su impacto sobre la estructura económica se hace necesario extender el análisis a la economía en su conjunto. Ya no se trata del mero aprovechamiento de ventajas específicas sobre sectores oligopólicos, o en eslabones de la industria que prácticamente no existían con anterioridad al ingreso de las inversiones extranjeras. En este sentido, se presentan algunas diferencias significativas con respecto a las características de las oleadas de inversión extranjera propias de la sustitución de importaciones. A pesar de estas diferencias, el impacto sobre el balance de pagos presenta características similares –o tal vez más exacerbadas- potenciando la fragilidad externa, la dependencia, el riesgo latente de crisis económica y financiera y el condicionamiento permanente de las políticas a implementar por los países de la región. Estos son los aspectos centrales sobre los que se intentará aportar elementos de juicio a lo largo de este trabajo. El análisis hace hincapié en las inversiones desarrolladas por filiales de CTs en los tres países con relación al impacto sobre la economía real, es decir, aquellas que implican la inserción en el aparato productivo o en la prestación de servicios, sin considerar las inversiones de tipo financieras o especulativas. En otras palabras, se considerará toda inversión que contemple la instalación de unidades productivas, comerciales o de servicios, la ampliación de otras ya existentes y la compra de empresas y otros activos. Estas modalidades de inversión tienen relación con la denominada Inversión Extranjera Directa (IED), registrada en las balanzas de pagos, si bien este concepto es más limitante en tanto sólo da cuenta de las inversiones realizadas por las CTs con fondos aportados del exterior, mientras que las CTs suelen captar otras modalidades de financiamiento1. De este modo, se intentará caracterizar con mayor precisión el impacto económico de la inversión extranjera en los países bajo análisis y su incidencia en la estructura económica y la dinámica de la acumulación y el desarrollo. En la primera sección se realiza un análisis comparativo de las características centrales de la inversión extranjera en la etapa sustitutiva, la interrupción de dicha etapa y el inicio de una fase de transición previa a la implementación plena del neoliberalismo en la región. En la segunda sección se describen los aspectos centrales de las modalidades de inversión extranjera en la etapa neoliberal, y en la tercera sección se hace un análisis de la inserción de las CTs en la estructura económica de los países en cuestión, basado en el estudio de las principales CTs con inversiones en la región. Finalmente, se exponen las conclusiones. 1 Para una explicación conceptual respecto de las diferentes formas y registros de la inversión extranjera véase Kulfas y Hecker, 1998, capítulo I. -2- LA FASE PREVIA: INDUSTRIALIZACIÓN SUSTITUTIVA DE IMPORTACIONES CON CAPITALES EXTRANJEROS La etapa de sustitución de importaciones que más nos interesa analizar (aquella en que el capital extranjero desempeña un rol central) comienza en diferentes momentos para los tres países en cuestión. En el caso de la Argentina, podemos ubicar como punto de partida al año 1958, con la implementación del programa económico desarrollista de Arturo Frondizi y su nueva ley de inversiones extranjeras, que atrajo a una vasta cantidad de CTs hacia sectores productores de bienes intermedios y la metalmecánica. En un marco de fuerte protección arancelaria, se produce el desarrollo parcial de algunos segmentos industriales con fuertes altibajos, dadas las crisis recurrentes de balance de pagos, la inestabilidad política y las pujas distributivas. Dicho esquema se interrumpe en 1976, cuando la dictadura militar implementa un programa de apertura de la economía y liberalización financiera. A partir de ese momento, y hasta fines de la década del ochenta, Argentina atraviesa una etapa de transición signada por la crisis de la deuda externa. La implementación del programa neoliberal se produce con el asenso a la presidencia del justicialista Carlos Menem. Para el caso de Brasil el punto de partida se da con anterioridad –a fines de la década del cuarentacon una fuerte oleada de inversión extranjera orientada hacia la manufactura de bienes de consumo y con un importante rol del Estado, devenido en “demiurgo del proyecto nacional-desarrollista, extendiendo su área de actuación en el sentido de constituir y dirigir las demás formas institucionales y de participar directamente en la construcción del régimen de acumulación intensivo a través de la creación de un sector productivo estatal y del oficial de una parte importante de las inversiones en la industria” (Estrella Faria, 1996). Posteriormente, se ingresa en una fase de industrialización basado en industrias más dinámicas, llegando a su punto de crisis en la década del ochenta, si bien la crisis no tuvo efectos tan destructivos como en Argentina y Chile, induciendo a una reestructuración defensiva antes que al desmantelamiento o reorientación plena del aparato industrial. A mediados de los años noventa, el neoliberalismo se implementaba plenamente en Brasil. Finalmente, en Chile la sustitución de importaciones con capitales extranjeros se presenta de manera más tardía. A mediados de la década del sesenta, bajo la presidencia de Frei, se promueve el ingreso de capitales extranjeros para la radicación de plantas industriales. Estando el proceso en una fase aún incipiente, se produce el asenso a la presidencia del socialista Salvador Allende en 1970, quien emprende una política de nacionalizaciones. La dictadura militar instaurada a partir del golpe de estado de 1973 abre los pasos a una fase de transición en que se desmantela la mayor parte del aparato industrial al tiempo que otro segmento ingresa en una fase de reestructuración. Tres años después ya puede hablarse del inicio de la etapa neoliberal en Chile. En suma, la periodización que se propone puede resumirse en el siguiente cuadro: PAÍS Argentina Brasil Chile ETAPA SUSTITUTIVA CON CAPITALES EXTRANJEROS ETAPA DE TRANSICIÓN NEOLIBERAL Fines de los años ‘50 - 1976 Fines de los años ‘40 - 1980 Mediados de los años ‘60 - 1973 1976-1989 1981-1992 1973-1976 199019901976- -3- ETAPA a) Argentina La etapa de sustitución de importaciones con radicaciones de capitales extranjeros comienza en 1958. La Ley 14.780/58 instrumentó un régimen sumamente laxo para el ingreso de capitales extranjeros. Así, se ponía fin a una amplia gama de regulaciones y restricciones existentes sobre la actividad de las empresas extranjeras, cuyo origen se remitía a la década del treinta (dadas las dificultades generadas por la crisis se habían implementado controles de cambios y otras medidas que perjudicaban en mayor o menor medida a las empresas extranjeras) y que se habían profundizado durante las dos presidencias de Juan D. Perón (1945-1955). Entre los aspectos más importantes a destacar de esta nueva normativa cabe señalar la libre disponibilidad de las utilidades obtenidas y la libre repatriación del capital. Esta norma se complementa con la Ley 14.781 de “Promoción industrial” cuyos objetivos –de acuerdo a lo manifestado por el poder ejecutivo- eran otorgar beneficios al empresariado nacional ante los desequilibrios que podría generar la Ley de Radicaciones. Como complemento de esta Ley se sanciona una serie de decretos específicos tales como el 11.917/58 y 11.919/58, mediante los cuales se eliminan aranceles del 40% sobre las importaciones de bienes de capital correspondientes a radicaciones autorizadas por la Ley 14.780, especificando la exención sobre mercancías destinadas a explotaciones petrolíferas, carboníferas, energía, siderurgia y ferrocarriles. La mayor parte de las exenciones tiene como destino las ramas industriales dominadas por el capital extranjero y, particularmente, la automotriz y la petroquímica, y tal situación conduce a algunos autores a calificar al régimen de promoción industrial como “régimen de promoción del capital extranjero” (Cimillo et al, 1973). En años subsiguientes a la sanción de la ley se producen radicaciones por montos significativos. Dos terceras partes de esos capitales se destinan a la industria automotriz y la petroquímica, eslabones industriales prácticamente inexistentes en la economía argentina hasta ese momento. Dado el alto grado de protección existente, la producción se destina casi exclusivamente al mercado interno y se realiza en plantas industriales en las que prevalece el uso de maquinaria y equipos importados (en general usados y de tecnología alejada de los estándares utilizados en los países centrales). En poco tiempo, el programa de Frondizi podía adjudicarse grandes éxitos, tales como el incremento de la producción petrolera, alcanzando el autoabastecimiento. También creció significativamente la producción siderúrgica y automotriz, pero apenas disminuye la afluencia de capital, hacia el año 1961, se produce una crisis de balance de pagos. El modelo desarrollista se verá en cierto modo frenado por estas crisis y la inestabilidad política reinante. Pero recibirá un fuerte impulso a partir del golpe militar de 1966 y la asunción de Adalbert Krieger Vasena al frente del Ministerio de Economía. Este programa, definido como la expresión “del gran capital” (O’Donnell, 1996) profundizará el proceso de concentración del capital teniendo como protagonistas centrales a las CTs. Por otra parte, “dado que la Argentina es un país de muy limitada producción de tecnología y de escasas posibilidades para la investigación y creación de nuevas técnicas, las empresas nacionales que pretendieron alcanzar altos niveles de eficiencia se vieron ante la necesidad de adquirir tecnología en los países centrales. De la misma forma, la necesidad de reequipamiento y/o compra de materias primas no producidas localmente, llevaron a estas empresas a endeudarse con firmas -4- extranjeras. La evolución propia de las empresas y las periódicas devaluaciones de nuestro signo monetario colocaron a muchas de estas firmas ante la imposibilidad de cumplir los compromisos con sus acreedores externos. En estas circunstancias, se vieron obligados a entregar parte de sus paquetes accionarios a aquellos... Si bien en un principio la participación del capital extranjero en el paquete accionario de las empresas nacionales pudo no ser decisivo, el grado de control se fue acentuando paulatinamente con las difíciles situaciones financieras por las que atravesaron estas firmas y las sucesivas devaluaciones hasta quedar totalmente en manos de las empresas extranjeras” (Cimillo, Khavisse, Lifschitz y Piotrkowski, 1972). Así, las ventas de las primeras cien empresas, que a comienzos de la década comprendían aproximadamente el 20% de la producción industrial, en 1966 alcanzaban el 24% y en 1969 el 26,2%. Simultáneamente, también crecía la participación del capital extranjero: del 16% del total de la producción industrial en 1960, pasaban al 18.9% en 1966 y al 20% en 1969 (Khavisse y Piotrkowski, 1973). En suma, como corolarios de la etapa sustitutiva de importaciones bajo el impulso de la inversión extranjera tenemos la constitución de una estructura industrial de un mayor grado de complejidad pero de suma fragilidad y dependencia. b) Brasil El capital extranjero tuvo en Brasil un papel significativo en el proceso de industrialización reciente. A fines de la década del cuarenta comienza la primera gran oleada de inversión extranjera destinada al sector manufacturero, y que dará comienzo a una etapa de importantes ingresos de inversión extranjera, al punto que a principios de la década del ochenta, Brasil figuraba en séptimo lugar entre los países que tenían la mayor IED acumulada, y sólo era superado por países industrializados (Chudnovsky y López, 1997; CEPAL, 1998). Entre los principales hitos de la inversión extranjera en la manufactura brasileña cabe destacar el desarrollo de la industria automotriz, en la segunda mitad de la década del cincuenta, y de la petroquímica, en la segunda mitad de los años setenta. Al igual que en el caso argentino, en un marco de barreras proteccionistas, las CTs comienzan a instalarse en Brasil con el objeto de aprovechar el mercado interno. En la primera fase, las inversiones se concentran en bienes de consumo durable, tales como maquinaria y equipo eléctrica y mecánica, y también en algunas ramas de insumos básicos (Fristch y Franco, 1994). Las siguientes oleadas de inversión extranjera se producen entre 1967 y 1973 (durante la fase del denominado “milagro económico”), y posteriormente a partir de 1974 con la implementación del Segundo Plan Nacional de Desarrollo. Durante ese primer período, las grandes empresas estatales comenzaron a desarrollar la industria petroquímica en alianza con conglomerados nacionales y CTs, y –simultáneamente- las CTs avanzaban sobre sectores no tradicionales y mantuvieron estable una participación cercana al 50% del capital total de la industria manufacturera (Chudnovsky y López, 1997). El Segundo Plan Nacional de Desarrollo favorece la creación de joint-ventures con participación extranjera para la realización de inversiones en sectores productores de bienes intermedios y de capital. Asimismo, el aumento de los costos de energía y de las materias primas en la economía mundial incentiva inversiones destinadas al aprovechamiento de recursos naturales en actividades -5- industriales como la celulosa, siderurgia y otras (Fritsch y Franco, 1991; Laplane y Sarti, 1997; Chudnovsky y López, 1997). La industria manufacturera brasileña se transforma en una de las más extranjerizadas del mundo. A fines de los años setenta, las CTs producían el 32% de la producción industrial brasileña, y este grado de extranjerización productiva sólo era superado por países como Singapur, Canadá, Bélgica, Malasia y Venezuela (CEPAL, 1998). Asimismo, tres cuartas partes de la IED acumulada en la economía brasileña correspondían al sector industrial. Los complejos metalmecánico y químico-petroquímico eran los que explicaban la mayor parte de esa IED. Las CTs controlaban la producción automotriz, caucho, farmacéutica y tabacalera y en 1975 concentraban el 42% de las ventas de las 500 principales empresas brasileñas (Bielschowsky, 1994; Fritsch y Franco, 1991; Chudnovsky y López, 1997). c) Chile La etapa sustitutiva de importaciones sustentada en ingresos de capitales extranjeros, comienza en Chile con el gobierno de Eduardo Frei, quien asume en 1964. Su programa instrumentó diversos incentivos para el capital extranjero, tales como sistemas de remisión de utilidades, modalidades promovidas para la importación de bienes de capital e insumos intermedios y otras de carácter tributario y cambiario (Olave Castillo, 1997). Paralelamente, el gobierno de Frei implementaba la denominada “chilenización” de la gran minería, estatizando el 51% de las principales empresas, tales como El Teniente, Anaconda, Chiquicamata y otras. Pero más allá de esta medida, que produjo resistencias por parte del capital extranjero, el programa de incentivo a la inversión extranjera fue –en general- bien recibido. Una significativa cantidad de CTs desembarcó en la economía chilena, concentrándose en los complejos metalmecánico, químico, electrónico y de manufactura del cobre. Hacia fines de la década del sesenta, las CTs controlaban 40 de las empresas más grandes del país y en otras 20 tenían una importante participación. A fines de 1970, cien compañías estadounidenses tenían inversiones en Chile (Olave Castillo, 1997). Asimismo, se produce una traslado del capital extranjero, tradicionalmente orientado hacia la minería y ahora volcado masivamente hacia la industria manufacturera. En 1968, se estima que una sexta parte del acervo de capital estaba en manos de inversores extranjeros. En cuanto a la participación del capital extranjero en los diferentes sectores económicos, los datos de Olave Castillo (1997) son los siguientes: Maquinaria y equipos: 50% (Xerox, National Cash Register, ITT y General Electric) Metalurgia y siderurgia: 60% (Beethelman y Armco Aceros, Koopers, Kaisers, Singer y Hoover) Derivados del petróleo y su distribución: más del 50% (Standard Oil, Gulf y Mobil Oil) Química: 60% (Dow Chemical, Monsanto y W.R. Grace) Productos del caucho: 100% (General Tire, Firestone) Automotriz: 100% (Ford, General Motors, Chevrolet y Chrysler) Radio y TV: casi el 100% (RCA, ITT, Philips, General Telephone and Electronic) Farmacéutica: casi el 100% (American Cyanamid, Pfizer, Parke Davis) Productos del cobre: 100% (Phelps, Dodge, Northern Indiana Brass Co., General Cable) Equipos de oficina: casi el 100% (Sperry Rand, Remington y Xerox) Tabaco: 100% (British American Tobacco) -6- Publicidad: 90% (J. Walter Thompson, Mc Carm-Erikson) También el capital extranjero poseía fuerte participación en el sector alimenticio con empresas tales como Coca Cola, General Mills y Ralston Purina. Un estudio de la Corporación de Fomento (Corfo) sobre un total de 160 empresas, da cuenta de que el 51,3% poseía participación extranjera y en el 23,3% de los casos superaba el 50%. Las empresas extranjeras controlaban cada rama en que participaban, y generaban el 38% del valor agregado del sector industrial. En este marco de acelerada extranjerización, la deuda externa crece un 73% entre 1966 y 1970, mientras que el servicio de la deuda pasa del 21,4% al 32,9% de las exportaciones. La llegada del socialista Salvador Allende a la presidencia le imprime un fuerte giro a la dirección política y económica de Chile, que –si bien no detiene la sustitución de importaciones- pone límites al avance del capital extranjero. En 1971 se inicia el proceso de nacionalizaciones. En el sector minero se destacan los casos de Anaconda, Kennecott y las minas cupríferas Cerro, la compañía de nitratos de Guggenheim y el 51% de las acciones de las carboníferas Lota y Schwager. En el sector bancario, se produce la nacionalización del First National City Bank, Banco de Londres y Bank of America. En la industria manufacturera se nacionalizan empresas textiles, cementeras, de neumáticos entre otras. En algunos casos la nacionalización no incluye el 100% del capital, tales son los casos de la ITT (telecomunicaciones), Northern Indiana Brass Co., Ford, General Motors, Standard Oil, Mobil Oil y Ralston Purina. En ese período, la entrada neta de capitales pasa de 268 millones de dólares en 1970 a –26,5 millones al año siguiente (Olave Castillo, 1997). El gobierno de la Unidad Popular pretende profundizar la sustitución de importaciones en Chile, aunque tendiendo a eliminar la participación del capital extranjero y fortaleciendo la participación estatal en la producción. El fin de la etapa sustitutiva: la transición hacia el neoliberalismo En los tres casos (aunque con más fuerza en Chile y Argentina) la interrupción del proceso de sustitución de importaciones se vincula a la implementación de políticas de apertura de la economía y desmantelamiento de buena parte de las regulaciones proteccionistas. En un sentido más amplio, el fin de la etapa sustitutiva es un fenómeno mucho más profundo que un mero cambio de índole estructural o de política económica, y representa un quiebre de la alianza social sobre la que se estructuraba, tanto el patrón de acumulación como de la dinámica de las relaciones sociales de producción. De allí que resulte un contrasentido hablar de “agotamiento” de la fase de sustitución de importaciones, siendo ante todo un cambio operado desde la conducción política resultante de un complejo entramado, que comprende fuertes pujas distributivas, conflictos sociales, contradicciones entre la acumulación de diferentes sectores de la economía y del empresariado. En los tres países en cuestión, el fin de la sustitución de importaciones abre lugar a una etapa de transición de diferentes matices. Estas diferencias pueden ser relacionadas, en primer lugar, con el grado de desarrollo y profundización de la industrialización sustitutiva de cada país. La evidencia indica que –de los tres países- Brasil fue el que alcanzó el mayor grado de desarrollo, Argentina es el caso intermedio y en Chile esa industrialización no parece haber pasado de ser incipiente. -7- Un indicador de ello es la supervivencia de la estructura industrial frente a los cambios. Así, en Chile una vasta capa del tejido industrial pareció ser borrada de un plumazo 2 apenas fueron implementadas las reformas de la dictadura pinochetista. En el caso de Argentina, si bien los efectos de la política de Martínez de Hoz fueron devastadores, el país conserva buena parte de su perfil industrial, evidenciando una reestructuración combinada con signos de desintegración productiva, reducción de la producción y cierta “desofisticación”. En Brasil la situación se da de manera diferente, y la estructura industrial se conserva en gran medida, asumiendo estrategias de tipo “defensivas”. En segundo lugar, y como se sugiriera previamente, este cambio global en el patrón de acumulación es la contracara de un nuevo proyecto basado en una nueva alianza social y de una nueva estructura hegemónica. Por ende, su implementación depende –en buena medida- de la capacidad de esos sectores para imponerse frente a otros sectores sociales e implementar su proyecto. En Chile esa lucha parece dirimirse con celeridad, en base a la represión pinochetista, al desgaste de la etapa anterior, a la debilidad de la burguesía más vinculada al mercado interno y a la rápida reconversión hacia el nuevo proyecto de algunas facciones de esa misma burguesía. En la Argentina, si bien al cabo de la dictadura emerge con claridad el nuevo polo de poder económico, basado en unos pocos grupos económicos (de fuertes lazos con CTs) y las CTs, las bases del consenso no están asentadas y los partidos políticos populares siguen aferrados a un proyecto político más vinculado al orden previo a la dictadura. El fracaso económico de la experiencia de la UCR (1983-1989), signado por el fuerte peso de la deuda externa (asumida en su totalidad a pesar de las denuncias de ilegitimidad) y el estallido hiperinflacionario de 1989 terminan construyendo las bases del consenso social en torno a la necesidad de aplicar las políticas neoliberales3. En Brasil las crisis de la deuda obliga a un severo ajuste económico. La economía brasileña se estanca tras cuarenta años de crecimiento acelerado 4 . Las filiales de las CTs tienden a encarar 2 A lo largo de los años ochenta una gran cantidad de empresas desaparece: 8 mil en el caso de Chile y 20 mil en el de Argentina (Stumpo, 1998). 3 Raúl Alfonsín abandona la presidencia en julio de 1989, en medio de una grave crisis social e hiperinflacionaria que termina desarticulando y desintegrando cualquier intento de resistencia al ajuste estructural por parte de los sectores sociales directamente perjudicados por su aplicación. En buena medida, el “golpe de mercado” (como se lo denominó en diferentes ámbitos académicos y periodísticos) estaba dirigido más a condicionar al nuevo gobierno que a acelerar la retirada del que finalizaba. Los perversos efectos de la crisis hiperinflacionaria conllevan la erosión del tejido social, y en este sentido las teorías conspirativas no parecen estar demasiado alejadas de la realidad. Al respecto, es muy elocuente el siguiente comentario de Perry Anderson: “la lección que deja la larga experiencia boliviana es esta: hay un equivalente funcional al trauma de la dictadura militar como mecanismo para inducir democráticamente y no coercitivamente a un pueblo a aceptar las más drásticas políticas neoliberales. Este equivalente es la hiperinflación. Sus consecuencias son muy parecidas. Recuerdo una conversación en Río de Janeiro en 1987, cuando era consultor de un equipo del Banco Mundial y hacía un análisis comparativo de alrededor de veinticuatro países del sur, en lo relativo a políticas económicas. Un amigo neoliberal del equipo, sumamente inteligente, economista destacado, gran admirador de la experiencia chilena bajo el régimen de Pinochet, me confió que el problema crítico del Brasil durante la presidencia de Sarney no era una tasa de inflación demasiado alta –como creía la mayoría de los funcionarios del Banco Mundial-, sino una tasa de inflación demasiado baja. «Esperamos que los diques se rompan», decía. «Aquí precisamos una hiperinflación para condicionar al pueblo a aceptar la drástica medicina deflacionaria que falta en este país». Después, como sabemos, la hiperinflación llegó a Brasil, y las consecuencias prometen, o amenazan –como se quiera- confirmar la sagacidad de este neoliberal local”, Anderson, Perry: Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda. 4 “La contrapartida de los grandes superávits comerciales externos obtenidos después de 1982 fue una grave crisis fiscal, cuyo origen se encuentra en el proceso de sustitución de deuda externa por deuda interna asociada a la -8- estrategias “defensivas” que las protejan de la crisis sin forzar una reestructuración a fondo. En este período disminuye la IED y las filiales deben autofinanciarse mediante reinversiones de utilidades. Por su parte, los mecanismos de conversión de deuda generan algo de afluencia de IED a fines de los años ochenta (CEPAL, 1998). En cuanto a la estructura del sector manufacturero, en Argentina se verifica un proceso de racionalización y reespecialización que conlleva una “desofisticación” del parque manufacturero y un fuerte impulso importador; en Brasil prevalece un ajuste “defensivo” que tiende a preservar la composición del parque productivo heredado del modelo sustitutivo con alguna pérdida de “densidad tecnológica”; finalmente, en el caso de Chile se produce el ya mencionado proceso que combina desindustrialización (entre 1972 y 1982 el producto cae un 22% –un 33% entre 1972 y 1975- se pierden unos 180 mil puestos de trabajo y en algunos sectores –como la metalmecánica- se llega a exportar maquinaria que conformaba el acervo de capital fijo 5 ) con la reorientación del sector manufacturero hacia el procesamiento de recursos naturales para la exportación (plantas procesadoras de celulosa, harina de pescado, conservas y alimentos congelados entre otros) (Bielschowsky y Stumpo, 1998; Stumpo, 1998). transferencia de recursos al exterior. De esta forma, el ajuste externo se reflejó en los desequilibrios económico-financieros del sector público. Por ende, de ese proceso se originó la reducción de la capacidad de ahorro del Estado pese a la reducción de los gastos públicos. A pesar de eso, se observaron crecientes necesidades de financiamiento y un aumento de la deuda interna derivado de la necesidad de pagar altos intereses. Ello absorbió el ahorro e inhibió la inversión privada”, (Bonelli, 1998). 5 Fiat, Peugeot, Renault, Citroen, General Motors, Ford, Philips y General Electric son ejemplos de CTs que abandonan o reducen drásticamente sus actividades en Chile. -9- LA ETAPA NEOLIBERAL: AJUSTE ESTRUCTURAL, REESTRUCTURACIÓN PRODUCTIVA Y NUEVA FASE DE INVERSIÓN EXTRANJERA La implementación del régimen neoliberal en los tres países posee como elemento común la aplicación de una serie de programas de ajuste estructural cuyos aspectos centrales pueden ser definidos en base a cinco puntos: a) la apertura económica, reducción de barreras arancelarias y al ingreso de capitales; b) la desregulación de segmentos de la producción de bienes y servicios; c) la privatización de activos públicos y la reestructuración del sector público; d) la renegociación de la deuda externa; e) el disciplinamiento social y la flexibilización laboral. Más allá de las modalidades e impactos de su implementación (tema que excede los objetivos del presente trabajo), cabe acotar los siguientes aspectos que se presentan como una suerte de núcleo de condiciones “necesarias” y/o “suficientes” para la reanudación de los flujos de inversión extranjera6: La apertura de la economía –reducción de barreras arancelarias y otras “trabas” para el desarrollo del comercio exterior- opera en beneficio de las CTs, facilitando el equipamiento de sus filiales y permitiendo un abastecimiento más “eficiente”, en tanto permite una mayor planificación “global” de la producción en función de una asignación de recursos basada en áreas geográficas de mejores condiciones y ventajas relativas. Como resultado de lo anterior, y aunado a la desregulación, las CTs –en general líderes mundiales en los segmentos en que desarrollan su actividad- pueden barrer con facilidad a los competidores cuyo desarrollo estaba asociado a un mercado interno protegido. Algunos segmentos del empresariado local (básicamente los grandes conglomerados) logran posicionarse eficientemente a partir de un proceso de reestructuración, pero queda en el camino una gran cantidad de empresas pequeñas y medianas. Las privatizaciones abren oportunidades de negocios en segmentos que el capital extranjero tenía vedados desde la crisis del treinta y la instauración de las estrategias de sustitución de importaciones. La “solución” del problema de la deuda7 resuelve parte de los conflictos al interior del bloque dominante (hecho claramente visualizable en el caso argentino), al tiempo que restablece plenamente el financiamiento externo para la región. 6 En los enfoques predominantes respecto de las causalidades inherentes a la reanudación de los flujos de capitales hacia América Latina en la etapa neoliberal (y en los años noventa en particular) la implementación de programas económicos de “ajuste estructural” conformaría el núcleo de “condiciones necesarias” para que los capitales vuelvan a ingresar a la región. Pero este tipo de análisis parece hacer abstracción de las asimetrías de poder existentes en el escenario internacional y el peso de los organismos internacionales y el aparato “diplomático” de los países centrales. En otras palabras, para interpretar la lógica de los movimientos de capitales vale más hacer referencia a aquella vieja “Ley de Say” (en mención a aquel pensador de la economía política del siglo XIX) quien sostenía que “toda oferta crea su propia demanda”. En este marco, las “condiciones necesarias” para que ingresen capitales pasan por la existencia de negocios que ofrezcan significativos márgenes de rentabilidad, ya sea mediante el aprovechamiento de recursos naturales estratégicos, del mercado interno o de mano de obra barata (entre otros aspectos), mientras que “las condiciones suficientes” aparecen más vinculadas a la creación de un marco en que esa rentabilidad potencial pueda traducirse en ganancias apropiables y ventajas para el ingreso en el país en cuestión. 7 Si bien en este trabajo no se contempla el análisis del endeudamiento externo en la fase neoliberal, cabe realizar algunas acotaciones. En el caso argentino, la “resolución” del problema de la deuda cobraba un significativo grado de importancia en tanto el país había ingresado en una moratoria “de hecho” en 1988, generando graves conflictos con la poderosa banca extranjera, quien presionó con dureza en los primeros meses de 1989. Asimismo, parte de la deuda seguía siendo cuestionada en su legitimidad, y aquí entraban en juego grupos económicos locales. Para el gobierno argentino, resolver el problema de la deuda implicaba retomar la senda del pago puntual, restablecer el crédito externo y borrar definitivamente los cuestionamientos sobre la legitimidad. El “Plan Brady” coadyuvará a tales fines, y las medidas adoptadas por el gobierno de Carlos Menem trajeron los siguientes resultados: a) la atomización y - 10 - La represión militar primero y la hiperinflación 8 después, generan las bases del disciplinamiento social que reduzca el grado de conflictividad social, permitiendo empujar los salarios reales a la baja y la redistribución del ingreso nacional a favor de los propietarios del capital. En el caso chileno la represión jugó un papel excluyente en este proceso. En Argentina y Brasil la receta hiperinflacionaria es el complemento de la era democrática. Nuevamente, el grado de desarrollo de la estructura económica y social alcanzado en la etapa previa condiciona, juega un papel central y en alguna medida determina (si bien no corresponde unilaterlizar el argumento) el curso de acción de la siguiente etapa. Por último, y como complemento de lo anterior, la debilidad de los sectores populares permite la implementación de las políticas de “flexibilización laboral”, tan “solicitadas” por los organismos internacionales y las CTs, para reducir costos y eficientizar la producción. El inicio de una nueva fase de inversión extranjera en la región Una vez restablecidas las “condiciones suficientes” para el ingreso de capitales extranjeros (ajuste estructural, saneamiento fiscal y disciplinamiento social) se produce una nueva oleada de inversiones foráneas en la región. Como sosteníamos previamente, el caso chileno es pionero en la materia. Si bien las bases del régimen que rige en la actualidad son estipuladas en 1974 mediante el Decreto Ley 600 (DL 600), recién a mediados de los años ochenta comenzarán a afluir capitales con cierto grado de significatividad. Así, la implementación del programa de conversión de deuda externa (conocido como Capítulo XIX) en 1985 “restablece la confianza” de los inversores (CEPAL, 1998). En los años ochenta Chile recibe un flujo de IED anual promedio de poco más de 500 millones de dólares, pasando a 1.700 millones durante el primer lustro de los noventa y a más de 5 mil millones entre 1995 y 1998. En el caso argentino, a partir de la implementación del programa neoliberal se produce una fuerte oleada de inversiones extranjeras que en una primera etapa se orienta casi exclusivamente a la compra de empresas estatales, para posteriormente sumar inversiones destinadas a la modernización y ampliación de plantas instaladas en etapas anteriores, el aprovechamiento de recursos naturales antes vedados al capital extranjero como el petróleo y la minería, la instalación de nuevos emprendimientos (más orientados a sectores no transables, tales como comercio e infraestructura y unas pocas plantas industriales) y la compra de empresas privadas, en su mayor parte de origen nacional. La legislación respecto al capital extranjero no debió ser modificada sustancialmente, en tanto ello ya había corrido por cuenta de la dictadura militar, la cual sancionó en 1976 la ley que rige en la actualidad. Sólo se agregó la eliminación de hecho del registro obligatorio de las inversiones extranjeras y se sancionaron algunas leyes de promoción en sectores específicos (minería y forestación). diversificación del universo de acreedores; b) una leve disminución inicial del endeudamiento externo como resultado del canje de papeles de deuda por acciones de empresas públicas; c) la reanudación de las corrientes de capitales hacia el país y el inicio de una nueva fase de endeudamiento externo, explicado por el financiamiento del sector público pero también por el creciente endeudamiento de empresas privadas y el sector financiero; d) el fuerte crecimiento del pago de servicios de la deuda. 8 Véase comentario de Perry Anderson, expuesto en nota al pie número 3. - 11 - Brasil asume algunas características distintivas. Si bien el programa neoliberal comienza a ser implementado casi simultáneamente al caso argentino, el fracaso inicial en materia de estabilidad económica y las pujas al interior del bloque hegemónico no permiten consolidar el núcleo de “condiciones suficientes”. Asimismo, existía en Brasil una amplia gama de regulaciones legales restrictivas para el capital extranjero. Entre ellas cabe destacar las restricciones para la remesa de utilidades y los pagos de regalías, la Ley de Informática –que restringía el acceso del capital extranjero a ese sector- y otras regulaciones específicas. En 1995 se reforma la Constitución, eliminando por completo las restricciones sectoriales para la entrada de capital extranjero y se inicia el proceso de privatizaciones. Recién en 1994, con la implementación del Plan Real, comenzará a tomar impulso la inversión extranjera, dando un fuerte salto cuantitativo y cualitativo a partir de 1996. FUENTE: CEPAL, 1998. La serie correspondiente a Argentina fue corregida en base a las últimas estimaciones oficiales de ese CUADRO 1 país INGRESOS DE INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA (IED) EN ARGENTINA, BRASIL Y CHILE Montos en millones de dólares Argentina Brasil Chile TOTAL * Cifras provisorias 1990 1.836 989 661 3.486 1991 2.439 1.101 822 4.362 1992 4.384 2.061 935 7.380 1993 2.763 1.292 1.034 5.089 1994 3.432 3.072 2.583 9.087 1995 1996 1997 1998* TOTAL 5.279 6.513 8.094 5.697 40.437 30,5% 4.859 11.200 19.652 24.000 68.226 51,5% 2.978 4.724 5.417 4.700 23.854 18,0% 13.116 22.437 33.163 34.397 132.517 100% Como se puede apreciar en el Cuadro 1, entre 1990 y 1998 los países bajo análisis reciben –en conjunto- más de 130 mil millones de dólares bajo la forma de IED, de los cuales poco más de la mitad corresponde a Brasil, el 31% a la Argentina y el 18% restante a Chile. GRAFICO 1 Países de destino de los flujos de Inversión Extranjera Directa Resto del mundo 64,6% Resto de Países "en desarrollo" 24,0% Argentina + Brasil + Chile 5,3% Resto de América Latina 6,0% FUENTE: UNCTAD/CEPAL La IED que ha ingresado en la región tiene un alto grado de significatividad con respecto al total de inversiones realizadas a nivel regional y mundial. Del Cuadro 2 se desprende que los tres países absorbieron –en el sexenio comprendido entre 1992 y 1997- casi la mitad de la IED correspondiente - 12 - a América Latina9, el 15% del total de IED destinada a países “en desarrollo” y el 5,3% del total de IED mundial. CUADRO 2 INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA EN EL CONO SUR. COMPARACIONES INTERNACIONALES Montos en millones de dólares Participación de cada país o región en el total de: 1992-1997* América Latina Países "en desarrollo" Total mundial 30.465 15,8% 5,0% 1,8% 42.136 21,8% 7,0% 2,5% 17.671 9,1% 2,9% 1,0% 90.272 46,7% 15,0% 5,3% 193.367 100,0% 32,0% 11,3% 603.486 100,0% 35,4% 1.705.624 100,0% Argentina (a) Brasil (b) Chile (c) Subtotal A+B+C América Latina y el Caribe Países "en desarrollo" Total mundial * Acumulado FUENTE: elaboración propia en base a datos de UNCTAD (1998), CEPAL (1998) y Ministerio de Economía (1999) Entre los rasgos salientes de los cambios que se producen en materia de inversión extranjera, cabe señalar: a) la conformación de las alianzas con los grupos económicos locales; b) las modalidades de participación en los procesos de privatizaciones; c) las adquisiciones de empresas; d) la redefinción de los espacios y modalidades de acumulación y expansión en la industria manufacturera. Los nuevos patrones de acumulación de las CTs El nuevo patrón de acumulación que se implementa en la fase neoliberal establece nuevas modalidades para la expansión de las CTs. Así, buena parte de las inversiones se destinarán a la adquisición de empresas públicas, abriendo –de este modo- el acceso al capital extranjero en sectores vedados o semivedados para el mismo durante la etapa sustitutiva. La reestructuración neoliberal consolida los siguientes espacios para la acumulación por parte del capital extranjero: a) El aprovechamiento de recursos naturales para su exportación. Tal es el caso de la minería en Chile y la Argentina, celulosa y pesca en Chile, cereales, oleaginosas, petróleo y gas en Argentina, mineral de hierro en Brasil, entre otros. Se trata de la extracción de recursos naturales y, en algunos casos mediante algún tratamiento industrial, su orientación hacia mercados externos. b) Servicios públicos privatizados. En los tres países, la participación de inversores extranjeros (en asociación con conglomerados locales) ha jugado un papel determinante. c) Industria manufacturera vinculada al mercado interno. Tales son los casos de alimentos, bebidas, tabaco, farmacéutica, artículos de limpieza y, en el caso de la Argentina y Brasil, la industria automotriz (amparada en un régimen particular de protección). 9 Cabe aclarar que buena parte de la IED destinada a América Latina aparece en los registros de la UNCTAD en paraísos fiscales tales como las Islas Cayman. Esa inversión no se materializa en ese sitio geográfico sino que se triangula a otros países de la región. Como corolario de ello puede afirmarse que la participación del 46,7% que aparece en el cuadro está subestimando el peso de los tres países bajo análisis en la captación de IED de la región, en tanto gran parte de las inversiones en Cayman constituyen la “base de operaciones” para inversiones en Argentina, Brasil y Chile. - 13 - Las alianzas de las CTs con grupos económicos locales Como se mencionó anteriormente, en los casos de Argentina y Chile puede encontrarse, como una de las resultantes en común del proceso de reestructuración forzado por sendas dictaduras militares, la emergencia de un conjunto de conglomerados locales que experimenta un fuerte crecimiento económico y financiero en un contexto recesivo. Parte de esos segmentos del empresariado local sostienen estrechos lazos con el capital extranjero desde la etapa sustitutiva, mientras que otros se reconvierten ante el nuevo contexto. Ello ocurre con mayor rapidez en el caso de Chile10. Así como la estrategia de reestructuración asumida por las dictaduras de Argentina y Chile beneficia particularmente a los conglomerados locales de fuerte raíz financiera (en ambos países la liberalización del sector financiero da lugar a una fuerte especulación y acumulación por esa vía), el aspecto que consolida estas alianzas (y en ello también cabe incluir a Brasil) es el proceso de privatizaciones, el cual será analizado en el siguiente apartado. Asimismo, en la industria manufacturera chilena (y también en algunos servicios) los conglomerados locales desarrollan una serie de joint-ventures estratégicos con CTs, cediendo partes minoritarias de sus paquetes accionarios11. Este tipo de asociaciones, que también se implementó para la expansión internacional de los conglomerados –y particularmente para participar de las privatizaciones en Argentina, Perú y otros países de la región-, ha predominado en los segmentos más dinámicos de la economía chilena. Pero cabe destacar que en la actualidad se está verificando un proceso en el que los socios extranjeros minoritarios comienzan a asumir el control de tales asociaciones mediante la adquisición de mayores porciones de los paquetes accionarios12. Los conglomerados locales juegan un papel estratégico en las privatizaciones de los tres países. Como nota ilustrativa de ello, vale señalar la respuesta de una empresa ante una encuesta sobre estrategias empresariales: “Endesa declara que escoge las modalidades de joint-venture para asociarse con locales y así evitar los problemas de lobby y para conocer el mercado local” (Paredes y Sánchez, 1996). Las privatizaciones Las privatizaciones conforman una parte fundamental de los programas neoliberales implementados en los países de la región y representan, con diferentes impactos y resultados según el país en cuestión, una llave de ingreso de inversiones extranjeras. Chile es el primero de los tres países en iniciar un proceso de privatizaciones. En este caso, entraba en juego la reprivatización de las empresas nacionalizadas por el gobierno de Salvador Allende. “Los cambios en la estructura productiva chilena de 1967 a 1970 hicieron posible el fortalecimiento de una fracción de la burguesía industrial ligada a ramas más complejas y al capital financiero. En el proceso de recomposición capitalista, el régimen militar permite que esta fracción retome el control de la economía, al que se suma un tipo de empresariado joven y «emprendedor», con fuerte vocación modernizante y mayor compromiso con la iniciativa de transformación radical de la economía” (Olave Castillo, 1997). En este sentido, en la etapa de transición 1973-1976 se termina de resolver con rapidez la puja entre los segmentos de la burguesía más ligados al modelo sustitutivo y el “nuevo empresariado” que impulsa el modelo exportador basado en el aprovechamiento de recursos naturales. 11 Un listado de las principales asociaciones de los mayores conglomerados chilenos con CTs puede ser consultado en Paredes y Sánchez (1996). 12 Ejemplos de este proceso (aún incipiente pero que parece conformar una tendencia) son la compra, por parte de Procter & Gamble, de empresas del grupo Matte en las que tenían asociaciones y también la de la eléctrica española Endesa sobre Enersis y algunas controladas de ese grupo. 10 - 14 - Así, durante los primeros tres años de la dictadura pinochetista se restituyen tierras a los antiguos propietarios y se venden algunas empresas de importancia secundaria. A partir de 1976 comienzan a privatizarse las empresas orientadas a la exportación (es decir, el núcleo más dinámico a partir de la reestructuración), que son adquiridas por los principales grupos económicos locales13. Posteriormente, entre 1985 y 1989 se venden las acciones de cerca de cuarenta empresas, entre las que se destacan compañías siderúrgicas, azúcar, electricidad y telecomunicaciones. En la mayor parte de los casos, y especialmente en las empresas de servicios, se producen asociaciones entre conglomerados locales y CTs. Así, las telecomunicaciones quedan bajo control español (Telefónica de España) quienes comparten el control de la electricidad con grupos locales (Endesa España). El capital extranjero participa en el proceso de privatizaciones haciendo uso de los mecanismos de capitalización de deuda (canje de títulos de deuda externa por acciones de empresas locales). En Argentina el proceso de privatizaciones es mucho más acelerado. Si bien en la actualidad quedan unas pocas empresas por privatizar (así como también algunas acciones residuales) y se han realizado privatizaciones de importancia recientemente, la mayor parte de las operaciones se concentra entre 1990 y 1993. En la primera etapa hubo una significativa cantidad de operaciones en las que los adquirentes podían capitalizar títulos de deuda externa. El gobierno argentino recaudó poco más de 20 mil millones de dólares, de los cuales aproximadamente el 65% fue aportado por inversores extranjeros 14 . La gran mayoría de los consorcios que adquirieron las empresas privatizadas asumió una estructura “tripartita”, conformada por operadores transnacionales, conglomerados locales y bancos extranjeros (en general, acreedores externos que aportaron títulos de deuda para la compra de las empresas). Finalmente, en el caso de Brasil cabe destacar dos etapas de privatizaciones. Bajo el gobierno de Collor de Mello se inicia el denominado “Programa Nacional de Desestatización”. Entre 1991 y 1994 se privatiza la siderurgia y la petroquímica. Posteriormente, y particularmente en 1997 y 1998, se privatizan las principales empresas de servicios públicos y mineras tales como Vale do Rio Doce. Esta segunda etapa cobra particular importancia, dado el carácter estratégico y el alto valor de las empresas15. A diferencia del caso argentino, en que los grupos económicos locales participan activamente en alianza con las CTs, en el caso brasileño los conglomerados locales preservan un cierto margen de autonomía y se quedan con algunas compañías de gran importancia, como la mencionada Vale do Rio Doce. De los 66 mil millones de dólares recaudados por el gobierno federal y los estaduales entre 1991 y julio de 1998 el 41% fue aportado por inversores extranjeros. 13 En esta etapa se privatiza la mayor parte de las empresas pesqueras, de celulosa, forestal y Madeco (cobre semielaborado). 14 La cifra de 20 mil millones surge de computar los montos desembolsados en efectivo y los títulos de deuda entregados como parte de pago a su valor de mercado al momento de la operación. Un detalle de las operaciones y los montos involucrados puede ser consultado en Kulfas y Hecker (1998). A los montos allí expuestos se adicionó los correspondientes a las operaciones realizadas durante el segundo semestre de 1998 y el primer trimestre de 1999, entre las que se destacan la venta del 14,99% de YPF al grupo español Repsol y de acciones del Banco Hipotecario Nacional (adquiridas en proporciones significativas por fondos del grupo Soros). 15 Al respecto cabe mencionar que la privatización del sistema telefónico brasileño TELEBRAS reportó al gobierno brasileño ingresos por 19 mil millones de dólares, es decir, casi el mismo monto que obtuvo el gobierno argentino por la totalidad de sus empresas. - 15 - El proceso de fusiones y adquisiciones El proceso de fusiones y adquisiciones (F&A) es propio de la década del noventa, y –en esenciaconsiste en la compra de empresas privadas locales por parte de CTs. En el caso argentino, el inicio de este proceso está estrechamente vinculado al agotamiento del proceso de privatizaciones. Así, a partir de 1995 comienza una oleada de transferencias de empresas cuyo punto culminante llega en 1997. Entre 1990 y 1998 se producen F&A por más de 28 mil millones de dólares, de los cuales en el 66% de los casos se trata de compras de empresas locales por parte de CTs. La mayor parte de las operaciones corresponde a la industria manufacturera, sector que absorbe el 32% de los montos desembolsados. También se produce una gran cantidad de operaciones en áreas de servicios privatizados y comunicaciones. En el sector financiero se destaca la transferencia de los principales bancos privados nacionales16, y también han tenido importancia las F&A en el comercio minorista (compra de grandes cadenas de supermercados). El 32% de los ingresos de IED en Argentina entre 1992 y 1998 corresponde a F&A. Algo similar ocurre en Brasil, donde alrededor del 40% de la IED ingresada tuvo como destino la compra de empresas locales por parte de CTs (Quadros Carvalho y Bernardes, 1998). Entre 1992 y 1997 se concretaron cerca de 600 operaciones y en más de la mitad las CTs tuvieron participación (CEPAL, 1998). Finalmente, en el caso de Chile cabe señalar que, tras la importante ola de transferencias de empresas de fines de los años ochenta17, en los últimos años –y tal como ya se mencionara- se han producido importantes operaciones y se verifica un avance de las CTs sobre el capital de sus socios locales. Durante 1997 un 65% de los montos aplicados a F&A fue desembolsado por inversores extranjeros y en el primer semestre de 1998 tal proporción ascendió al 79% (CEPAL, 1998). En suma, con diferentes matices y grados de intensidad, la reestructuración neoliberal conlleva una mayor incidencia del capital extranjero en la estructura económica de los países bajo análisis. Ello se basa en un proceso de concentración del capital (originado en el fuerte crecimiento y capitalización de las filiales previamente existente) reforzado con la centralización del capital generada por los procesos de privatizaciones y la oleada de F&A. 16 En la actualidad la mitad de los depósitos bancarios en Argentina están en manos de bancos extranjeros. Entre 1985 y 1989 ingresan a Chile poco más de 3 mil millones de dólares bajo el Capítulo XIX. La mayor parte de esos fondos se aplicó a la compra de empresas industriales (40%), agrícolas, forestales y pesqueras (21%) y de servicios (CEPAL, 1998). 17 - 16 - LAS ESTRATEGIAS DE LAS CORPORACIONES TRANSNACIONALES EN EL CONO SUR EN LOS AÑOS NOVENTA El análisis de la expansión de las CTs en Argentina, Brasil y Chile en los años noventa no puede ser escindido de las tendencias generales, propias de su desarrollo a nivel mundial. En otras palabras, la inserción de los países de la región en el marco del denominado proceso de “globalización” remite al estudio de las estrategias de las CTs, en tanto “spiritus rector de la aldea global” (Dieterich, 1995). Así, el generalmente idealizado proceso de “globalización” económica puede ser reducido estilizadamente a partir de una serie de tendencias uniformadas en torno a la expansión de unas pocas CTs pertenecientes a unos pocos países centrales18. Ante la pregunta de por qué las CTs se interesan en invertir en Argentina, Brasil y Chile cabe realizar una serie de acotaciones en torno a lo que definíamos anteriormente como núcleo de condiciones “necesarias” y “suficientes”. Para interpretar el primer núcleo de condiciones es pertinente la utilización del concepto de “producción estratégica”, definido por Ceseña (1995) a partir de una serie de actividades productivas que permiten al capital el desarrollo de las capacidades necesarias para garantizar la reproducción de su base material, sostener su hegemonía y obtener rentas extraordinarias19. Los hechos indican que Argentina, Brasil y Chile siguen constituyendo un espacio de acumulación de interés para las CTs, y desde la perspectiva de los núcleos estratégicos descriptos conforman una fuente de aprovisionamiento de productos pertenecientes a los núcleos II y III. Con relación al primer núcleo estratégico, no es casual que el desarrollo en la región se limite al mero aprovisionamiento o prestación de servicios (en casos como las telecomunicaciones) preservando el monopolio tecnológico y de las actividades de investigación y desarrollo en los países centrales. A partir de ello, la apropiación de recursos estratégicos y el aprovechamiento del mercado interno pasan a constituir las directrices centrales en torno a las cuales se desenvuelven las CTs. Análisis del núcleo más dinámico de inversores extranjeros de la región De las 100 primeras filiales latinoamericanas de CTs (ordenadas en función de sus ventas correspondientes a 199720) 86 desarrollan actividad económica en alguno de los tres países bajo análisis. Las ventas combinadas de esas 86 filiales en Argentina, Brasil y Chile ascendieron en 1997 18 Una explicación detallada de esta argumentación puede ser consultada en Kulfas (1999). Tales actividades productivas conforman, siguiendo el enfoque de Ceseña, tres núcleos estratégicos: I) producción de tecnología de punta, “correspondiente a los campos de transformación y comunicación, y capaz de determinar el rumbo y ritmo del proceso global de producción. Es decir, la tecnología que transforma al proceso de trabajo mismo y al proceso de producción en su conjunto”; II) insumos energéticos y materias primas inherentes al desarrollo de la tecnología de punta, en tanto proveen la base material para el desarrollo de la innovación tecnológica que apuntala el crecimiento de la productividad y garantiza las condiciones de reproducción. Aquí se destacan los metales y energéticos, mediados por las industrias química y petroquímica como fuentes de transformación; III) medios de subsistencia básica, en particular los alimentos y otras mercancías necesarias para la reproducción de la fuerza de trabajo. 20 El detalle de las primeras 100 filiales latinoamericanas de CTs fue extraído de CEPAL (1998). Sobre dicho cuadro se realizaron algunas correcciones basadas en información adicional respecto, particularmente, del caso argentino. El cuadro completo se presenta en el ANEXO I. 19 - 17 - a poco más de 165 mil millones de dólares, cifra que representa el 73% de las ventas del total correspondiente a América Latina. Para la mayor parte de estas filiales (76 de las 86), los tres países bajo análisis juegan un papel central dentro de su estrategia de expansión en América Latina, en tanto más de la mitad de sus ventas corresponden a estos tres países. De las 10 restantes, en sólo dos casos las ventas de los tres países representan menos del 10% de las ventas latinoamericanas. Cincuenta y cinco de esas empresas son manufactureras, sobresaliendo alimentos (8), bebidas (3), automotriz y autopartes (12), electrónica (10), y química (14). Otras doce son prestadoras de servicios públicos privatizados. Siete son empresas extractivas (dos mineras y cinco petroleras). Treinta y cinco son de capitales estadounidenses y cuarenta y seis europeos. Asimismo, 42 de las 86 filiales (es decir, casi la mitad) pertenecen a CTs que integran el núcleo de las 100 CTs más importantes del mundo (clasificadas según el monto de sus activos en el exterior21). Para 68 de las 86 filiales se pudo obtener información precisa respecto de las ventas mundiales del año 1997. Los resultados obtenidos a partir de una comparación de la actividad de las CTs a nivel mundial y de sus filiales en Argentina, Brasil y Chile (ABC) son los siguientes: En promedio, las ventas de las filiales ABC representan –aproximadamente- un 7% del total de ventas mundiales de dichas CTs. En sólo dos casos las ventas ABC superan el 30% del total mundial (Telefónica de España –34,1%- y Endesa –51,7%-, ambas prestadoras de servicios públicos privatizados). Las ventas ABC de quince de esas filiales representan entre un 10 y un 29,99% del total mundial. En el caso de 23 de esas filiales, la participación en el total mundial alcanza entre un 5 y un 9,99%. Las ventas ABC de otras 23 filiales absorben entre un 1 y un 4,99% del total mundial. Finalmente, las ventas ABC de las restantes cinco filiales representan menos del 1% de las ventas mundiales de dichas CTs. En suma, del análisis de este núcleo de filiales de CTs más dinámicas en los países bajo análisis puede derivarse una participación significativa a nivel mundial con especial énfasis en industrias destinadas al consumo interno, provisión de servicios públicos y extracción de minerales y energéticos. He aquí la cúpula de empresas transnacionales del cono sur. La banca extranjera en la región Otro aspecto a destacar es la fuerte extranjerización de la banca en los países bajo análisis. Mediante la adquisición de bancos locales y la expansión de otros extranjeros preexistentes, la banca extranjera ha expandido su dominio sobre el sistema financiero en los tres países. Los 25 mayores bancos extranjeros de América Latina poseen activos por un valor cercano a los 180 mil millones de dólares, de los cuales 130 mil (el 73%) se encuentran localizados en los tres países bajo análisis (Cuadro 3). 21 Dicho cuadro puede ser consultado en UNCTAD (1998), y la información allí expuesta corresponde al año 1996. Cabe destacar la escasa participación de las CTs japonesas en la región (sólo dos de las 86 son de ese origen), hecho que explica, en alguna medida, por qué sólo la mitad de las filiales más importantes de Argentina, Brasil y Chile corresponde a las primeras cien CTs a nivel mundial. - 18 - El 32% de esos activos pertenece a bancos estadounidenses, 19% a británicos, 15% franceses, 14% españoles y el resto a otros países europeos y Japón (Cuadro 4). 1997. Montos millones de dólares LOS MAYORES 25 BANCOSAño EXTRANJEROS DEUADRO Aen MÉRICA , SEGÚN ACTIVOS CONSOLIDADOS C 3 LATINA Banco País de origen Argentina Brasil Chile Total Total América Latina % Total América Latina Citibank Banco Santander BankBoston HSBC BBV* Sudameris Crédit Commercial Lloyds Bank ABN Amro Bankveiren Banco Central Hispano Chase Manhattan Deutsche Bank** Bank of Montreal JP Morgan ING Bank Banca Nazionale del Lavoro Bank of Nova Scotia Dresdner Bank Bank of America Banco Comercial Portugués Societé Generale Bank of Tokyo Mitsubishi Crédit Lyonnais Sumitomo EE.UU. España EE.UU. Gran Bretaña España Francia Francia Gran Bretaña Holanda Austria España EE.UU. Alemania Canadá EE.UU. Gran Bretaña Italia Canadá Alemania EE.UU. Portugal Francia Japón Francia Japón 4.761 5.004 7.816 2.623 4.971 699 0 1.134 1.795 222 0 1.290 3.178 0 1.212 727 2.477 1.870 0 1.270 0 561 266 955 0 7.507 3.545 8.661 11.677 0 7.304 8.645 6.211 3.806 5.605 10 3.099 928 0 1.597 2.113 907 0 1.363 0 0 1.055 961 0 882 2.337 2.131 991 0 0 279 0 0 549 0 2.556 643 0 0 0 113 0 1.062 471 312 0 0 79 0 0 14.605 10.680 17.468 14.300 4.971 8.282 8.645 7.345 6.150 5.827 2.566 5.032 4.106 0 2.809 2.953 3.384 2.932 1.834 1.582 0 1.616 1.306 955 882 23.484 19.313 18.228 18.011 16.920 9.338 8.645 8.151 6.725 5.827 5.569 5.239 4.106 3.955 3.738 3.620 3.384 3.206 1.976 1.800 1.710 1.705 1.405 955 882 62,2% 55,3% 95,8% 79,4% 29,4% 88,7% 100,0% 90,1% 91,4% 100,0% 46,1% 96,0% 100,0% 0,0% 75,1% 81,6% 100,0% 91,5% 92,8% 87,9% 0,0% 94,8% 93,0% 100,0% 100,0% 42.831 75.876 11.523 130.230 177.892 73,2% TOTAL * En 1998 el BBV adquirió el Banco Excel-Económico (Brasil) y el BHIF (Chile), incrementando sus activos latinoamericanos ** Su banca minorista argentina fue adquirida por el BankBoston FUENTE: CEPAL (1998) Asimismo, la participación de la banca extranjera en cada uno de los tres países no es uniforme en lo atinente al país de origen de los capitales que la controlan. Así, en Argentina el predominio de la banca estadounidense es mayor que en Brasil y similar al caso de Chile. Por su parte, la banca española es muy fuerte en Chile (donde predomina) y también en la Argentina, pero es aún débil en Brasil. Estos aspectos pueden llevarnos a postular como hipótesis la existencia de una fuerte correlación entre la expansión de la banca extranjera y las inversiones extranjeras en general. Así, la captación del crédito interno pasa a desempeñar un papel significativo en el financiamiento de las filiales de las CTs, hecho que motiva la extranjerización de la banca al tiempo en que se extranjeriza la estructura económica general. A modo de ejemplo, puede notarse que al tiempo en que España se transforma en el principal país inversor en Chile, la banca extranjera pasa a estar controlada por ese mismo país. En suma, las CTs que ingresan en la región parecieran traer de la mano a la banca que las financian en otras zonas geográficas. - 19 - CUADRO 4 PAÍS DE ORIGEN DE LA BANCA EXTRANJERA EN ARGENTINA, BRASIL Y CHILE Montos en millones de dólares Argentina Brasil Chile Total Total América Latina Alemania Austria Canadá EE.UU. España Francia Gran Bretaña Holanda Italia Japón Portugal 3.178 222 1.870 16.349 9.975 2.215 4.484 1.795 2.477 266 0 7,4% 0,5% 4,4% 38,2% 23,3% 5,2% 10,5% 4,2% 5,8% 0,6% 0,0% 2.291 5.605 0 20.864 3.555 17.004 20.001 3.806 907 1.843 0 3,0% 7,4% 0,0% 27,5% 4,7% 22,4% 26,4% 5,0% 1,2% 2,4% 0,0% 471 0 1.062 4.283 4.687 279 113 549 0 79 0 4,1% 0,0% 9,2% 37,2% 40,7% 2,4% 1,0% 4,8% 0,0% 0,7% 0,0% 5.940 5.827 2.932 41.496 18.217 19.498 24.598 6.150 3.384 2.188 0 4,6% 4,5% 2,3% 31,9% 14,0% 15,0% 18,9% 4,7% 2,6% 1,7% 0,0% 6.082 5.827 7.161 52.489 41.802 20.643 29.782 6.725 3.384 2.287 1.710 3,4% 3,3% 4,0% 29,5% 23,5% 11,6% 16,7% 3,8% 1,9% 1,3% 1,0% TOTAL 42.831 100,0% 75.876 100,0% 11.523 100,0% 130.230 100,0% 177.892 100,0% FUENTE: Idem Cuadro 3 - 20 - CONCLUSIÓN A lo largo de este trabajo se ha intentado establecer una serie de pautas que permitan acceder a una aproximación respecto de las características asumidas por la inversión extranjera en Argentina, Brasil y Chile en la etapa neoliberal, a partir de una perspectiva histórica que dé cuenta de las múltiples causalidades socioeconómicas y estructurales que sientan las bases de los fenómenos que estamos observando en la actualidad. No ha quedado espacio para el análisis de una serie de cuestiones que bien vale la pena indagar, como ser los impactos sobre las cuentas externas que la actual oleada de inversión extranjera genera sobre los tres países (así como también las comparaciones de esos impactos con los que se producían en la etapa sustitutiva, entendiendo que la vulnerabilidad externa y la dependencia económica y financiera tal vez sean de mayor envergadura en la etapa actual) y, de manera más amplia, sobre las perspectivas del desarrollo de la región. Del mismo modo en que, en múltiples ámbitos académicos y en el discurso cotidiano, el denominado proceso de “globalización” es asumido como irreversible, también parece incuestionable el aporte de la inversión extranjera al desarrollo de la región, haciéndose abstracción de las dificultades que se generan en las cuentas externas, de la dependencia y de las formas y modalidades que asume esa inversión extranjera. En otras palabras, no queda del todo claro cuál es la concepción del desarrollo subyacente en los enfoques predominantes, por cuanto aparece una estrecha asociación entre inversión y desarrollo, cuando –en todo caso- la inversión es una condición necesaria aunque de ninguna manera suficiente para ese desarrollo. Para ilustrar ese punto habrá que destacar que la contracara de la inversión, de la modernización tecnológica es la conformación de “islotes” productivos modernos en un mar de subdesarrollo. En otros términos, no existe una política de integración productiva que conforme un amplio tejido de eslabonamientos industriales sino que prevalece la existencia de plantas industriales modernas importadoras de insumos y de tecnología, hecho que –si bien transfiere tecnología a la región- no hace lo propio con la generación y creación de esa tecnología. Asimismo, la apertura de la economía facilita el aprovisionamiento desde el exterior, evitándose densificar la estructura productiva. De allí que no extrañe que esos “islotes” productivos tengan como contracara la conformación de “islotes” de prosperidad social en un mar de pobreza extrema, desempleo y marginación. En otras palabras, se trata de una estrategia que genera un desarrollo amorfo, desintegrado y desarticulado. Volviendo a la perspectiva comparativa sobre la que se ha basado este trabajo, como corolario final queda la estrecha vinculación entre el grado de desarrollo alcanzado en la etapa de sustitución de importaciones y el alcance de la desarticulación de sus alcances que comienza a tener efecto entre mediados de los años setenta y la década del ochenta. En este sentido, la convergencia entre el ajuste estructural que propone el denominado “Consenso de Washington”, las CTs y sectores de la gran burguesía local, en detrimento de pequeñas y medianas empresas, los trabajadores y los sectores populares (es decir, de actores sociales vinculados a una dinámica orientada al fortalecimiento y la expansión del mercado interno) encuentra en la represión política y social (a través de las dictaduras militares) y económica (la hiperinflación) las herramientas que motorizan el cambio hacia la implementación del modelo neoliberal. - 21 - BIBLIOGRAFÍA Bielschowsky, Ricardo: Two studies on transnational corporations in the brazilian manufacturing sector. The 1980s and the early 1990s, CEPAL, Santiago de Chile, 1994. Bielschowsky, Ricardo y Giovanni Stumpo: Empresas transnacionales manufactureras en diferentes estilos de reestructuración en América Latina, los casos de Argentina, Brasil y México después de la sustitución de importaciones, en Stumpo, Giovanni (ed): Empresas transnacionales, procesos de reestructuración industrial y políticas económicas en América Latina, CEPAL/Alianza Editorial, Buenos Aires, 1998. Bonelli, Regis: Las estrategias de los grandes grupos económicos brasileños, en Peres, Wilson (coordinador): Grandes empresas y grupos industriales latinoamericanos, CEPAL/Siglo XXI Editores, México, 1998. CEPAL – Naciones Unidas: La inversión extranjera en América Latina y el Caribe. Informe 1998, Santiago de Chile, 1998. Ceseña, Ana Esther: La internacionalización del capital y sus fronteras tecnológicas, Ediciones El Caballito, México, 1995. 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Automotriz 774 5.730 525 7.029 45,7% 5 Carrefour Francia Comercio 1.737 5.098 0 6.835 100,0% 6 Exxon EE.UU. Petróleo 1.818 3.009 1.103 5.930 82,8% 7 Ford EE.UU. Automotriz 1.866 3.759 0 5.625 50,2% 8 Telefónica de España España Telecomunicaciones 3.893 0 1.437 5.330 78,9% 9 Philip Morris EE.UU. Tabaco 3.446 1.478 0 4.924 100,0% 10 Unilever Gran Bretaña/Holanda Alimentos/química 884 3.621 220 4.725 84,8% 11 Coca Cola* EE.UU. Bebidas 1.989 1.495 936 4.420 51,0% 12 Endesa España Electricidad 869 701 2.815 4.385 97,3% 13 Nestlé Suiza Alimentos 453 3.080 807 4.340 67,3% 14 The Exxel Group EE.UU. Holding 3.938 0 0 3.938 100,0% 15 Pepsico EE.UU. Bebidas 1.059 2.601 0 3.660 54,1% 16 Cargill 17 Daimler-Benz 18 Texaco 19 Carter Holt Harvey 20 IBM EE.UU. Alimentos 1.687 1.791 64 3.542 89,7% Alemania Automotriz 619 2.852 0 3.471 100,0% EE.UU. Petróleo 0 3.144 0 3.144 80,0% Nueva Zelandia Forestal 0 0 3.048 3.048 100,0% EE.UU. Electrónica 580 2.321 82 2.983 50,6% Gran Bretaña Tabaco 879 1.693 180 2.752 66,1% Alemania Electrónica 502 1.649 0 2.151 71,2% 23 Xerox EE.UU. Electrónica 143 1.760 0 1.903 79,9% 24 Royal Ahold Holanda Comercio 1.147 755 0 1.902 99,0% 25 AES Corporation EE.UU. Electricidad 0 1.803 0 1.803 100,0% 26 Stet Italia Telecomunicaciones 1.175 0 378 1.553 100,0% 27 BHP Australia Minería 0 0 1.547 1.547 100,0% 28 Whirlpool EE.UU. Electrónica 0 1.545 0 1.545 100,0% 29 Ericsson Suecia Electrónica 0 1.525 0 1.525 78,4% 21 British American Tobacco 22 Siemens 30 Pirelli Italia Neumáticos 282 1.237 0 1.519 100,0% 31 Glencore Suiza Trader granos 998 504 0 1.502 100,0% Alemania Autopartes 0 1.390 0 1.390 100,0% Italia Electricidad y gas 1.298 0 0 1.298 100,0% 34 Repsol España Petróleo 1.272 0 0 1.272 100,0% 35 Renault Francia Automotriz 1.264 0 0 1.264 100,0% 32 Robert Bosch 33 Camuzzi Gazometri 36 Novartis Suiza Química 481 774 0 1.255 88,6% 37 Scania Suecia Automotriz 260 962 0 1.222 100,0% 38 Goodyear EE.UU. Neumáticos 151 852 215 1.218 85,1% 39 Louis Dreyfus Francia Alimentos 472 739 0 1.211 100,0% 40 Iberia España Transporte 1.201 0 0 1.201 98,8% 41 SHV Makro Holanda Comercio 0 1.182 0 1.182 100,0% 42 France Telecom Francia Telecomunicaciones 1.175 0 0 1.175 100,0% 43 Bayer Alemania Química 540 574 31 1.145 77,3% 44 Avon EE.UU. Química 311 822 0 1.133 72,7% 45 Basf Alemania Química 0 1.059 59 1.118 55,6% 46 Alcoa EE.UU. Metalurgia 0 1.073 0 1.073 100,0% 47 Praxair EE.UU. Química 0 979 0 979 100,0% 48 Nabisco EE.UU. Alimentos 308 654 0 962 95,9% 49 Amoco EE.UU. Petróleo 923 0 0 923 100,0% 50 Du Pont EE.UU. Química 339 576 0 915 64,2% - 23 - 51 Hoechst Alemania Química 139 685 82 906 37,5% 52 Dow Chemical EE.UU. Química 239 651 0 890 100,0% 53 Enersis España Electricidad 869 0 0 869 100,0% Italia Alimentos 0 867 0 867 81,3% 55 Electricité de France Francia Electricidad 848 0 0 848 100,0% 56 Cragnotti & Partners Italia Química 0 828 0 828 100,0% Alemania Comercio 815 0 0 815 100,0% 58 Saint Gobain Francia Construcción 0 807 0 807 100,0% 59 Electrolux Suecia Electrónica 0 743 0 743 100,0% 60 Mc Donald's EE.UU. Servicios 0 719 0 719 100,0% 61 Peugeot Francia Automotriz 651 0 62 713 100,0% 62 Philips Holanda Electrónica 0 630 77 707 94,6% 63 Nova Corporation Canadá Gas 687 0 0 687 100,0% 64 Johnson & Johnson EE.UU. Química 197 474 0 671 98,2% 65 Dana EE.UU. Autopartes 0 665 0 665 100,0% 66 Danone Francia Alimentos 319 334 0 653 85,0% Japón Neumáticos 0 639 0 639 100,0% 100,0% 54 Parmalat 57 Paulmann 67 Bridgestone-Firestone 68 British Gas Gran Bretaña Gas 628 0 0 628 69 Hewlett Packard EE.UU. Electrónica 205 423 0 628 28,8% 70 Heineken Holanda Bebidas 608 0 0 608 100,0% 100,0% 71 André & Cie Suiza Trader granos 601 0 0 601 72 Gillette EE.UU. Química 216 377 0 593 98,2% 73 Paulaner Alemania Alimentos 0 0 588 588 100,0% EE.UU. Electrónica 0 583 0 583 100,0% 74 Unisys 75 Roche Suiza Química 175 408 0 583 96,4% EE.UU. Telecomunicaciones 574 0 0 574 88,4% 77 Toyota Japón Automotriz 265 282 0 547 40,9% 78 Kodak EE.UU. Optica y fotografía 0 538 0 538 25,1% 79 Monsanto EE.UU. Química 202 296 0 498 60,3% Suiza Cemento 0 332 150 482 45,3% 81 Alcatel Alsthom Francia Electrónica 0 463 0 463 56,9% 82 Cyprus Amax EE.UU. Minería 0 0 434 434 100,0% 83 Wal-Mart EE.UU. Comercio 400 0 0 400 8,9% 84 GTE EE.UU. Telecomunicaciones 252 0 0 252 10,5% 85 Chrysler EE.UU. Automotriz 171 0 0 171 2,6% 86 Colgate Palmolive EE.UU. Química 122 0 0 122 10,1% 76 Bellsouth 80 Holderbank * Incluye ventas de las filiales y las embotelladoras FUENTE: elaboración propia en base a CEPAL (1998) - 24 -