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El Sistema Cardiovascular El sistema cardiovascular está compuesto principalmente por “bombas” que empujan activamente la sangre al sistema a través de los “tubos” que la distribuyen a todos los órganos y devuelven la sangre a las “bombas” para ser reciclada. En los principios básicos, estas bombas y tubos pueden considerarse iguales a su equivalente mecánico, sin embargo, en muchos aspectos son mucho más complejos. La función de las bombas puede ser controlada por sus propiedades internas o por señales externas. Los tubos (vasos sanguíneos) no son rígidos ni fijos, sino que son elásticos y tienen músculo con propiedades variables que se controlan por hormonas y otras sustancias o por el sistema nervioso. Las bombas también pueden verse afectadas por el funcionamiento de los vasos sanguíneos. Adicionalmente, los “tubos” varían entre sí en tamaño, propiedades internas y funciones. Si se quisiera modelar este sistema matemáticamente, se tendría muchas funciones no lineares, lo que complica mucho los cálculos. Es por esto que se ha estudiado cada parte por separada, haciendo simplificaciones importantes. Anatomía General El sistema cardiovascular consiste de dos sistemas de circulación que se conectan y se cruzan en el corazón: el pulmonar y el sistémico. Este cruce se da por cuatro bombas separadas: las dos aurículas y los dos ventrículos. El sistema pulmonar lleva la sangre del ventrículo derecho hacia el pulmón a través de la arteria pulmonar. La sangre oxigenada luego de pasar por los pulmones vuelve a la aurícula izquierda por la vena pulmonar. La circulación sistémica lleva la sangre a todos los órganos y tejidos de cuerpo, con excepción de los pulmones. La sangre sale del ventrículo izquierdo por la aorta y luego regresa a la aurícula derecha por las venas. La sangre que regresa al corazón necesita ser re-oxigenada por los pulmones. Es por esto que se dice que la sangre es reciclada. El corazón se compone de cuatro cámaras: la aurícula derecha y el ventrículo derecho, y la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo. Cada una de estas cámaras tiene una válvula (válvula auriculoventricular derecha e izquierda, válvula pulmonar y válvula aórtica) que se abre y se cierra sincronizadamente para dejar pasar/salir la sangre, y cada una de las cámaras se relajan o contraen con excelente sincronización para permitir el correcto movimiento de la sangre por el corazón y los vasos sanguíneos. Las cuatro cámaras están rodeadas de una saco de colágeno llamada pericardio. Este saco se distiende únicamente una cantidad definida, evitando una sobre distención y subsecuente daño a las células cardíacas. El pericardio también tiene una pequeña capa de líquido que lubrica las superficies de las cámaras cardíacas al moverse, evitando roces dañinos. La estructura básica del corazón son las células miocardiacas. Cada una de estas células mide 15 um de diámetro y 125 um de longitud y contienen toda la estructura necesaria para el funcionamiento correcto del corazón. Estas fibras son una masa heterogénea de miofilamentos que contienen una unidad contráctil, el sarcómero, mitocondria para proveer energía para las contracciones, retículo endoplasmático para almacenamiento y desprendimiento de calcio, canales en la membrana para mantener las concentraciones de iones necesarias, receptores en la membrana para comunicar con señales químicas, y discos intercalados que son permiten la conducción eléctrica entre células vecinas. Estas células obedecen ciertas relaciones físicas como las siguientes: Relación fuerza-longitud: el rango de acción de las células cardiacas es muy reducido, por lo que el músculo cardiaco no puede ser extendido más allá de cierto punto. Este es un mecanismo de defensa para prevenir daño irreversible. La relación fuerza-longitud es altamente dependiente del calcio. Para altas concentraciones de calcio, la relación es lineal. Relación fuerza-velocidad: hay una relación hiperbólica entre la fuerza y la velocidad. La intercepción con el eje de velocidad representa la máxima velocidad de contracción cuando no hay carga en el músculo. El sistema vascular: Los vasos sanguíneos tienen una gama grande de tamaños y están compuestos por proporciones variadas de células endoteliales, elastina (permite la deformación y cambio de tamaño), músculo liso (ajusta el diámetro activamente contrayendo o relajando) y otros tejidos conectivos (sobre todo colágeno). Las diferentes estructuras y tamaños de cada parte del sistema vascular permiten a los vasos sanguíneos hacer su función específica. En general, el sistema vascular se va ramificando y reduciendo el tamaño de los vasos; para la distribución de sangre en el cuerpo se inicia en las arterias, siguen las arteriolas, los pre capilares, los capilares y las vénulas. Principales funciones de los vasos sanguíneos: 1. Conducción Sirven como conductos para distribuir la sangre con sus nutrientes a donde es necesitada. Esta función se logra a través de las ramificaciones. Es muy importante considerar que la conservación de la masa se debe mantener en el sistema en equilibrio, por lo tanto, la cantidad de sangre que entra al sistema debe ser igual a la cantidad de sangre que regresa al corazón. Si esto no sucede, significa que hay acumulación de sangre en alguna parte del cuerpo. Como cada rama tiene un diámetro considerablemente más pequeño que su “padre”, la resistencia al flujo de sangre se incrementa, y la velocidad y presión del flujo de sangre disminuye. 2. Protección El corazón late periódicamente produciendo un flujo intermitente en la entrada del sistema arterial. Si los vasos principales fueran rígidos, la presión en la entrada sería extremadamente alta por lo que prácticamente no habría flujo luego de cerrada la válvula aórtica, desconectando al corazón del sistema arterial. Al ser los vasos elásticos, esto no ocurre, al contrario, cuando el corazón está expulsando sangre a la aorta, la alta presión hace que la aorta se distienda. Entre mayor sea la presión, más se distenderá el vaso sanguíneo. Una vez que la válvula aórtica se cierra, la energía elástica almacenada en el vaso hace que este vuelva a su diámetro original. Como la válvula está cerrada, la sangre únicamente puede moverse hacia abajo. Por lo tanto, los vasos sanguíneos protegen de los cambios de presión y a la vez almacenan sangre temporalmente (funcionan como un capacitor). Esta acción protectora resulta en alzas y bajas de la presión y el flujo en el ciclo cardíaco. 3. Regulación de Flujo Los esfínteres pre-capilares son bandas circunferenciales de músculo liso que están en los extremos de las arteriolas y son los que permiten que los vasos puedan abrirse o cerrarse completamente. Cuando un órgano necesita sangre, estos esfínteres se relajan y permiten que el vaso se extienda lo más posible, permitiendo el máximo flujo de sangre. Una vez que reciben la señal que no se necesita más sangre, se contraen, cerrando el paso de la sangre. Este control es muy rápido y preciso, y ajusta minuto a minuto el flujo de sangre por las arteriolas. Cómo se logra este control? Se logra a través de las señales de mecanosensores ubicados a lo largo del sistema vascular que envía las señales a través del sistema nervioso. Utilizando las propiedades que son medibles directamente en el sistema vascular, que son la presión, el flujo y las propiedades geométricas es posible derivar parámetros que nos sirven para simular el sistema matemáticamente. Dentro de estos parámetros derivables tenemos los siguientes: Resistencia vascular: como la sangre fluye en respuesta a una gradiente de presión, bajo condiciones de equilibrio, la relación entre presión y flujo es una relación igual a la propuesta por la Ley de Ohm para la corriente como respuesta a una diferencia de voltaje: R (RESISTENCIA) = P(PRESION) Q(FLUJO) Si consideramos el vaso sanguíneo como un cilindro, podemos usar las leyes de la mecánica de fluidos, y por la Ley de Poiseuille’s tenemos que: R = 8uL πr4 donde u es la viscosidad de la sangre, L la longitud del vaso y r el radio. Es por esto que vemos que entre menor sea el diámetro, mayor será la resistencia al flujo. Velocidad de la onda: esta propiedad está relacionada a la rigidez del vaso sanguíneo, pero depende también del tamaño, grosor de la pared y las propiedades de los fluidos que están dentro. Esta propiedad tiene la particularidad que puede ser medida por métodos no invasivos, utilizando la ecuación de Moens-Korteweg, que se basa en el módulo elástico (E), el grosor de la pared (h), el diámetro (a) y la densidad del fluido (ρ), que nos dan c, la velocidad de la onda: c = √(Eh/2 ρa) Con estos y otros parámetros se han definido modelos para modelar el sistema vascular a base de ecuaciones y equiparaciones con componentes mecánicos como resistencias, cámaras, y resortes. No entraremos en detalles sobre estos modelos, pero es con base en ellos que se logran crear los equipos/implantes/prótesis que pueden sustituir o reparar estos sistemas. El corazón también se ha modelado como una esfera o un elipsoide, que nos dan aproximaciones muy buenas del funcionamiento del corazón. Actividad eléctrica del corazón El entender la actividad eléctrica del corazón es importante para poder asociar el funcionamiento mecánico (fácilmente observable y reconocible) con esta actividad eléctrica; además, una de las herramientas de diagnóstico más usada en cardiología es el electrocardiograma (ECG), que mide la manifestación externa de la actividad eléctrica del corazón. El ECG es muy usado por ser no invasivo y permitir fácilmente estudiar el ritmo y la conducción del corazón y determinar cómo puede estar afectado. Muchas condiciones o anomalías anatómicas cardiacas se manifiestan como anomalías en la señal del ECG. El potencial de acción cardiaco Al igual que los potenciales de acción nerviosos, el potencial de acción cardiaco es mantenido por la acción de los canales y bombas de iones (principalmente calcio, sodio y potasio) en las membranas. La rápida despolarización (fase 0 del potencial de acción) se debe a un rápido incremento en la corriente de sodio hacia dentro de la célula. Esta corriente cae rápidamente (se cierran los canales) e inicia una fase de despolarización continua (fase 2) causada por la entrada de corrientes de calcio. Cuando las células cardiacas están polarizadas, los canales de calcio se encuentran cerrados. Una vez que el potencial de la membrana llega a aproximadamente -30 mV se genera una pequeña entrada de calcio que se mantiene constante durante la fase 2 del potencial de acción (corriente de calcio lenta entrante); en este mismo momento, la corriente de potasio se incrementa e inicia una competencia entre el calcio y el potasio; esta competencia es la que determina la duración de la fase 2. El inicio de la fase 3, la repolarización, es causado por un rápido incremento en la corriente de salida de potasio y un decrecimiento de la corriente de calcio entrante. Es importante mencionar que el potencial de acción cardiaco varía dependiendo de la región del corazón. En algunas zonas del corazón (por ejemplo los nódulos AV, o el nódulo SA) los potenciales de acción tienen una amplitud menos y tienen potenciales de equilibrio más altos (menos negativos) que en otras regiones. Además, en estas regiones tenemos despolarizaciones espontáneas, causadas por las corrientes de calcio lentas entrantes. Como estas zonas de despolarizan automáticamente, los potenciales de acción de estas regiones se les conoce como potenciales marcapasos. El ECG La actividad eléctrica del corazón tiene patrones distintivos que corresponden a la zona del corazón que se está despolarizando o repolarizando. Es por esto que podemos medir esta actividad con electrodos ubicados en posiciones específicas. El signo (+ o -) de la señal depende de la dirección de los dipolos (2 electrodos), una curva positiva significa que el electrodo b es positivo con respecto al electrodo a. El tamaño de la señal es proporcional a la masa del tejido que genera la señal e inversamente proporcional a la distancia desde el tejido hasta el punto de detección de la señal. La señal también es afectada por la dirección de la onda en relación con el punto de detección. Los potenciales de acción cardiacos están muy bien sincronizados, pues hay un camino especializado que conduce la señal eléctrica desde su origina en el nódulo SA al resto del corazón. Una vez que las células del nódulo SA se despolarizan, el potencial de acción es conducido por tejido auricular al nódulo auriculoventricular (AV). La señal luego es conducida por el haz de His (un tracto intraventricular que tiene ramificaciones hacia los ventrículos derecho e izquierdo) hacia los ventrículos, despolarizando todas las células ventriculares. La despolarización ventricular inicia en el endocardio y termina en el epicardio. De acuerdo al orden de conducción del potencial de acción, se puede relacionar con las ondas e intervalos mostrados en un ECG como la despolarización y repolarización de las diferentes regiones del corazón. La onda P manifiesta la despolarización auricular. El intervalo P-R se debe al retraso en la conducción en el nódulo AV. El complejo QRS refleja de despolarización y la onda T representa la repolarización del ventrículo izquierdo (porque su masa es mucho mayor a la del ventrículo derecho). La primera parte del complejo QRS refleja la conducción por el haz de His. Algunos aspectos importantes a considerar en un ECG son: 1. Como la grabación del ECG se hace lejos del corazón, lo que se está midiendo es un vector resultante, cuya magnitud y dirección representan la actividad eléctrica de todo el corazón. 2. Dependiendo de la colocación de los electrodos en el cuerpo, se van a observar diferentes patrones de ECG. 3. Los amplificadores usados con el ECG definen el potencial de equilibrio de la membrana en cero, por lo que únicamente se observan los cambios positivos o negativos con respecto al potencial de equilibrio. 4. La amplitud de la onda depende de la masa del tejido. Como el ventrículo izquierdo es la estructura más grande, una vez que empieza a despolarizarse, el ECG va a reflejar prácticamente sólo la actividad del éste. Los ECG se graban utilizando posiciones definidas de los electrodos, llamadas derivaciones. Hay 3 derivaciones básicas, en las que los electrodos se colocan en las extremidades del paciente. Esta colocación está basada en el triángulo de Einthoven, y estas tres señales se les conocen como derivaciones bipolares I, II y III. Estas derivaciones generan dipolos, y obtenemos diferencia de voltaje entre el electrodo de referencia y el de medición. De acuerdo con este triángulo de Einthoven: VI = VBI – VBD VII = VPI – VBD VIII = VPI – VBI VII = VI + VIII Donde, BI = brazo izquierdo, BD = brazo derecho y PI = pierna izquierda. Actualmente se utilizan 12 derivaciones, con el afán de obtener la mayor cantidad de información posible. A partir de las primeras tres derivaciones se obtiene un vector resultante (V) que se ubica en el centro del pecho. Las otras 6 derivaciones vienen de las diferencias de potencial entre este vector V y las derivaciones I, II y III (aVR, aVL y aVF) y 6 electrodos colocados en el pecho (V1, V2, V3, V4, V5, V6). La señal medida con el ECG va a variar dependiendo de la derivación que se está utilizando, pues depende de la conducción del potencial de acción con respecto a la posición de los electrodos, por lo que la señal puede variar en signo, amplitud y forma de las ondas (cómo se relacionan cada una de estas señales con la despolarización del corazón). Estas 6 derivaciones son unipolares, pues la señal resultante viene de un único electrodo positivo que se referencia contra varios electrodos negativos. COLOCACION DE LOS ELECTRODOS DERIVACION REFERENCIA (-) MEDICION (+) I Brazo derecho Brazo izquierdo II Brazo derecho Pierna izquierda III Brazo izquierdo Pierna izquierda aVR Brazo y pierna izquierdas Brazo derecho aVL Brazo derecho y pierna izquierda Brazo izquierdo aVF Brazo derecho y brazo izquierdo Pierna izquierda V1 Derivaciones de extremidades combinadas 4º espacio intercostal derecho, línea paraesternal derecha V2 Derivaciones de extremidades combinadas 4º espacio intercostal izquierdo, línea paraesternal izquierda V3 Derivaciones de extremidades combinadas 5º espacio intercostal izquierdo, línea paraesternal izquierda V4 Derivaciones de extremidades combinadas 5º espacio intercostal izquierdo, línea medioclavicular V5 Derivaciones de extremidades combinadas 5º espacio intercostal izquierdo, línea anterior axilar V6 Derivaciones de extremidades combinadas 5º espacio intercostal izquierdo, línea axilar media Funcionamiento mecánico del corazón El proceso de despolarización genera un ciclo cardiaco recurrente compuesto por contracciones y relajaciones auriculares y ventriculares. Este ciclo se divide en dos fases: el período de contracción ventricular en la que la sangre es expulsada (sístole) y el período de relajación ventricular y llenado (diástole). Tomando en cuenta un ritmo cardiaco normal de 72 latidos/minuto, cada ciclo dura aproximadamente 0.8 segundos, 0.3 segundos en sístole y 0.5 segundos en diástole. Tanto sístole como diástole pueden dividirse en dos períodos. Durante la primera parte de sístole, los ventrículos se están contrayendo pero todas las válvulas están cerradas, por lo que no puede evacuarse la sangre. Este período se conoce como contracción ventricular isovolumétrica, porque el volumen ventricular es constante. Una vez que la presión en los ventrículos exceda la presión en las arterias, las válvulas pulmonar y aórtica se abren, y ocurre el período de sístole llamado evacuación ventricular. Durante la primera parte de diástole, los ventrículos comienzan a relajarse, pero las válvulas aórtica y pulmonar están cerradas. Asimismo, las válvulas auriculoventriculares también están cerradas, por lo que no hay flujo de sangre en los ventrículos. A este período se le llama relajación ventricular isovolumétrica (volumen es constante en los ventrículos). Luego abren las válvulas AV, y ocurre el período de diástole de llenado ventricular. Es importante recalcar que la contracción auricular ocurre al final de diástole, luego de que el llenado ventricular está casi terminado, por lo que el ventrículo recibe sangre a lo largo de diástole y no sólo al contraerse la aurícula. Referencias Milnor, William. Cardiovascular Physiology. Oxford University Press, Oxford, 1990. Abel, F.L. y McCutcheon. Cardiovascular Function: Principles and Application. Little, Brown and Co., Boston, 1979. Hurst, J.W. y Logue, R.B. The Heart. McGraw-Hill Book Co., New York, 1970. Widmaier, E., Raff, H. y Strang, K. Human Physiology, The Mechanisms of Body Function. McGraw-Hill, New York, 2004.