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Oración Grupos Spínola 18 Mayo
Entre los personajes cercanos a Jesús, pocos como María.
De ella no se dice mucho en los evangelios, pero lo que se dice es
sorprendente. Madre, testigo, seguidora… Una mujer fiel a Dios, y
capaz de ver más allá de lo cotidiano y establecido. Una creyente
capaz de arriesgarlo todo.
Una mujer valiente. Mucho más que un “icono”, mucho más
que una idea, mucho más que un nombre… de ella decimos que
es madre.
1. Una mujer capaz de ver distinto
Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue. (Lc 1,38)
Donde todos hubiesen visto una locura, María vio un
horizonte. Donde muchos hubiesen visto una vulneración, ella
intuyó la promesa de Dios.
Donde tantos se hubiesen estremecido ante la perspectiva
y hubiesen exigido más pruebas, más seguridades o más
garantías, ella exclamó: “Hágase”. Donde la ley era la referencia y
la condena, ella fue capaz de cantar la grandeza del Dios que
está con los más pequeños y da la vuelta a todos los órdenes
establecidos. Donde todo era convencional, María, con una
acogida hecha al tiempo de ignorancia y valentía, de confianza y
entrega, fue capaz de colaborar con Dios de un modo radical.
-
¿Cuál es para mí el anuncio del ángel?
¿Dónde siento que he de confiar en Dios y decir Hágase,
como María?
Oración Grupos Spínola 18 Mayo
Entre los personajes cercanos a Jesús, pocos como María.
De ella no se dice mucho en los evangelios, pero lo que se dice es
sorprendente. Madre, testigo, seguidora… Una mujer fiel a Dios, y
capaz de ver más allá de lo cotidiano y establecido. Una creyente
capaz de arriesgarlo todo.
Una mujer valiente. Mucho más que un “icono”, mucho
más que una idea, mucho más que un nombre… de ella decimos
que es madre.
1. Una mujer capaz de ver distinto
Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue. (Lc 1,38)
Donde todos hubiesen visto una locura, María vio un
horizonte. Donde muchos hubiesen visto una vulneración, ella
intuyó la promesa de Dios.
Donde tantos se hubiesen estremecido ante la perspectiva
y hubiesen exigido más pruebas, más seguridades o más
garantías, ella exclamó: “Hágase”. Donde la ley era la referencia y
la condena, ella fue capaz de cantar la grandeza del Dios que
está con los más pequeños y da la vuelta a todos los órdenes
establecidos. Donde todo era convencional, María, con una
acogida hecha al tiempo de ignorancia y valentía, de confianza y
entrega, fue capaz de colaborar con Dios de un modo radical.
-
¿Cuál es para mí el anuncio del ángel?
¿Dónde siento que he de confiar en Dios y decir Hágase,
como María?
2. Madre de Dios, madre nuestra
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo
preferido, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego
dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre” . (Jn.19, 26-27)
María es nuestra Madre, y ¿qué es más tierno, más dulce,
más delicado que el corazón de una madre? Admiramos las
bellezas de la naturaleza; nos asombra el sol con sus rayos, que
calienta la tierra toda entera; admiramos la luna con su claridad;
el mar con sus grandezas; los campos con sus flores; todo esto
son maravillas del poder de Dios; y más que los astros, y más
que los vegetales, admiramos la vida, lo que nos da el
movimiento; y más que la vida, admiramos la inteligencia, porque
ésta es la que más nos asemeja a Dios. Pero no hay ninguna
maravilla que nos asombre tanto, como el corazón de una madre;
y entre las madres, hay una que es la madre por antonomasia, es
María. ¿Qué madre hubo nunca que amara a sus hijos como
María nos ama? No la ha habido ni la habrá nunca, porque el
amor de María es un amor inmenso, un amor, diríamos infinito.
(Pláticas III, pág. 535)
- El amor de una madre es gratuito, infinito, incondicional…
¿Cómo amas tú a tus hermanos, a aquellos con los que te cruzas
cada día, a aquellos que más te cuestan, con los que convives?
¿Se parece al amor de María?
Compartimos:
2. Madre de Dios, madre nuestra
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo
preferido, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego
dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre” . (Jn.19, 26-27)
María es nuestra Madre, y ¿qué es más tierno, más dulce,
más delicado que el corazón de una madre? Admiramos las
bellezas de la naturaleza; nos asombra el sol con sus rayos, que
calienta la tierra toda entera; admiramos la luna con su claridad;
el mar con sus grandezas; los campos con sus flores; todo esto
son maravillas del poder de Dios; y más que los astros, y más
que los vegetales, admiramos la vida, lo que nos da el
movimiento; y más que la vida, admiramos la inteligencia, porque
ésta es la que más nos asemeja a Dios. Pero no hay ninguna
maravilla que nos asombre tanto, como el corazón de una madre;
y entre las madres, hay una que es la madre por antonomasia, es
María. ¿Qué madre hubo nunca que amara a sus hijos como
María nos ama? No la ha habido ni la habrá nunca, porque el
amor de María es un amor inmenso, un amor, diríamos infinito.
(Pláticas III, pág. 535)
- El amor de una madre es gratuito, infinito, incondicional…
¿Cómo amas tú a tus hermanos, a aquellos con los que te cruzas
cada día, a aquellos que más te cuestan, con los que convives?
¿Se parece al amor de María?
Compartimos: