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México, D.F., 13 de mayo de 2009. Versión estenográfica de la Mesa 1: Iglesia, Estado y sociedad. Marco jurídico y libertad religiosa, durante los trabajos de las Jornadas de Historia “Iglesia, Independencia y Revolución”, organizado por la Universidad Pontificia de México y llevado a cabo en el auditorio de dicha Universidad, en esta ciudad. Presentador: Vamos a dar inicio a esta mesa. Cabe señalar que iniciamos con la segunda parte de nuestras Jornadas de Historia. En la anterior reflexionábamos sobre la presencia de la iglesia en el movimiento de Independencia y en este segunda parte la línea temática que se nos propone es ver la Revolución Mexicana y su relación con la iglesia. Esta primer mesa lleva por título “Iglesia, Estado y Sociedad. Marco Jurídico y libertad religiosa”. Es moderada por el doctor Mario Ángel Flores Ramos, profesor de la Universidad Pontificia de México, del Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos y Director de la Comisión de Cultura de la Arquidiócesis Primada de México, a quien le cedo la palabra. Sr. Mario Ángel Flores Ramos: Muchas gracias. Me da mucho gusto compartir esta mesa con especialistas del prestigio y amplio conocimiento académico en los temas de derechos humanos, de libertad religiosa y conocedores de la historia y la jurisprudencia mexicana. Debo decir además que tengo el privilegio de contar con la amistad de ellos y de mi parte cuentan con el mi más amplia consideración por sus trabajos e investigaciones en los temas que nos ocupan. El marco de fondo de nuestra reflexión es la Revolución Mexicana. Uno de los capítulos más controvertidos y significativos de nuestra conciencia y de nuestra historia. Por una parte están los hechos que la motivaron, la Dictadura Porfirista y la injusticia social imperante. Por otra parte están los acontecimientos en los que se desenvuelve, que pone al desnudo el alma mexicana: Violencia, traiciones, falta de 2 proyectos, inconsistencias, movimientos populares con una enorme carga de generosidad y de entrega, la presencia siempre importante de la mujer mexicana y su carácter invencible, idealismos utopías, líderes mesiánicos, políticos corruptos, héroes y villanos envueltos en los mitos y leyendas al más puro estilo del surrealismo mexicano. A esto debemos añadir el apéndice revolucionario, constituido por el movimiento popular en defensa de la religiosidad mexicana, no siempre apoyado y comprendido en su momento por la jerarquía eclesiástica. Finalmente, está la interpretación de todos estos acontecimientos a partir del Estado revolucionario y sus distintos caudillos, hasta llegar al agotamiento del esquema hacia la última década del siglo XX. Muchos son los aspectos positivos que podemos destacar de la implementación de la ideología postrevolucionaria tanto en la cultura como en la política y el desarrollo económico del México del siglo XX: Los muralistas, los escritores, los poetas, los grandes diplomáticos, la cinematografía, los empresarios exitosos. Pero queda pendiente la motivación fundamental de tal revolución: La democracia y la justicia social. Muchos son también los aspectos negativos que podemos señalar de toda esta época del régimen mexicano autoritario: La corrupción, el paternalismo, el corporativismo sindical, la manipulación social, la falta de libertad de expresión, la dobles ante las leyes vigentes y las prácticas imperantes. Hemos tenido que llegar hasta la agonía del régimen revolucionario para vislumbrar la democracia, y no hemos visto todavía una salida fácil para alcanzar la justicia social. Uno de los temas pendientes de la democracia y la participación social ha sido el de la libertad religiosa, junto a ello con otros derechos fundamentales. Desconocidos de facto por la Constitución liberal del siglo XIX y ratificadas sin más por el Constituyente del 17. Aquí queremos centrar la reflexión de esta mesa en el marco de tantos otros temas de la llamada Revolución Social de México. 3 Esta mesa “Iglesia, Estado y Sociedad, Marco Jurídico y Libertad Religiosa”. Escucharemos, en primer lugar, la reflexión del maestro Raúl González Schmal, “La regulación del fenómeno religioso en la Constitución del 17”. Tiene la licenciatura en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, la maestría en derecho otorgada por la Universidad Iberoamericana y una maestría en derecho constitucional, que obtuvo en la UNET de España. Es candidato a doctor en derecho por la UNET España y doctorando en derecho eclesiástico del estado por la Universidad Pontificia de México. Ha sido director del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, miembro del Capítulo Mexicano de la Academia Iberoamericana de Derecho Constitucional. Es miembro del Consejo Directivo del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, participa en el Consejo Editorial de las Revisas Cuestiones Constitucionales de la UNAM, Jurídica de la Ibero, Cuestión Social y Signo de los Tiempos del Indosop, Revista Iberoamericana del Derecho Eclesiástico, del Consorcio Iberoamericano de Libertad Religiosa. Entre sus publicaciones destacan Derecho Eclesiástico del Estado Mexicano, editado por Porrúa, Programa de Derecho Constitucional del sello Noriega Editores y de la Iberoamericana, la libertad religiosa en el convenio europeo de derechos humanos, Porrúa. Además, autor de números artículos y capítulos de libros en obras colectivas, nacionales e internacionales. Ponente en números congresos, conferencista en muchas instituciones, se desempeña actualmente como profesor numerario de derecho constitucional y derecho eclesiástico del Estado Mexicano, en la Universidad Iberoamericana. Doy la palabra al maestro Raúl González Schmal. 4 Sr. Raúl González Schmal: Agradezco en primer término, muy cumplidamente a la Universidad Pontificia de México y a todas las instituciones que se unieron para convocar y organizar estas jornadas de historia, en especial, al director de la Facultad de Historia, al doctor Juan Carlos Casas García, quien ha hecho una magnifica labor de organización y de coordinación. Agradezco también, la presentación del doctor Mario Ángel Flores y pues, simplemente aclarar que cuando él mencionó que era yo doctorando de la Universidad Pontificia de México, pues más bien diría yo que soy fosilando de la Universidad, pues porque ya ha pasado mucho tiempo y nada de que concluyo. Le decía yo en alguna ocasión, al doctor Jaramillo, que como no me den el doctorado ya muy próximamente y como sigan pasando los años y siga bajando yo de peso, pues me lo darán ya ante la presencia de San Pedro. Bueno, también me siento muy alagado y muy honrado de alternar con dos, eso sí auténticos historiadores, amigos, la doctora García Ugarte y el doctor Jorge Adame Godar. En el tema que pretendo desarrollar, “La regulación del fenómeno religioso en la Constitución de 1917” se ponen dos términos en relación con el enunciado de mi tema, por una parte el fenómeno religioso y por la otra, la Constitución Mexicana vigente. A partir de estos dos datos, mi objeto sería intentar explicar el cómo, el qué, el por qué y para qué, el Estado por medio de su ley fundamental establece determinadas normas jurídicas que van a regular tales o cuales aspectos del hecho religioso. Sobre esto hay una pregunta previa que es preciso responder, tiene competencia el estado para regular el fenómeno religioso y suponiendo que la respuesta fuera afirmativa, la siguiente pregunta sería: la competencia del estado es ilimitada para regular el ejercicio de la religión o en otros términos, en función del ejercicio de su soberanía, solamente el estado podría autolimitarse en materia religiosa o bien el propio estado y hablamos del estado de derecho obviamente, está limitado en forma inmanente en su competencia. 5 Para legitimar su función debe sujetarse a valores y principios supra constitucionales incontrovertibles, hay que empezar por establecer como lúcidamente lo hace Javier Almada, el supuesto teórico de que la regulación del fenómeno religioso por parte del ordenamiento constitucional del estado no se legitima porque el estado tenga competencia directa o interna en materia religiosa. En línea de principio el estado carece de esa competencia directa o interna en materia religiosa, dónde puede estar entonces la competencia del estado en esta materia religiosa, la competencia aparece cuando el fenómeno religioso da lugar a relaciones jurídicas o son propias de la comunidad política y civil o tienen relevancia en ella, de ahí que el derecho constitucional de la religión, no tenga por objeto el fenómeno religioso en sí, sino la proyección civil, la proyección externa, la proyección social del fenómeno religioso. Nos encontramos entonces con que lo religioso en su vestimenta social es objeto de normas propias y autóctonas por parte de las confesiones religiosas entre las que destaca la iglesia católica, normas que reciben en este caso el nombre tradicional de derecho canónico, pero el fenómeno religioso puede también puede ser objeto del derecho del estado en cuanto a que tiene relevancia civil, que es aspecto propio de la competencia del estado y entonces estamos en presencia del derecho eclesiástico del estado, cuya única doctorado en América Latina está aquí en la Universidad Pontificia. El factor religioso entonces tiene una especificidad propia que lo diferencia de los otros fenómenos sociales, es autónomo y previo al estado y exige un estudio y tratamiento jurídico desde perspectivas formales propias que es lo que justifica la autonomía de toda disciplina jurídica. Pues bien, de lo que se trata ahora es de analizar ese hecho religioso, ese hecho social religioso desde la perspectiva jurídica, la tendencia natural asociativa del sentimiento religioso es un principio antropológico y sociológico que se encuentra expresado por ejemplo, no solo en la sociología general, en la sociología religiosa, sino concretamente por ejemplo en un documento del Concilio Vaticano II, 6 la dictates humane que dice: las comunidades religiosas son exigidas por la naturaleza social, tanto del hombre como de la religión misma. Recapitulando diríamos que la relevancia jurídica del hecho religioso va inscrita en la relevancia social, hay un antiguo aforismo que lo conoce por supuesto el doctor Adame Codar como gran romanista y latinista que es que dice: hube societas ibijus, donde está la sociedad es un principio, jurídico y sociológico, donde está la sociedad está el derecho, porque el derecho es el que estructura al grupo social y lo organiza. La teoría de los ordenamientos jurídicos primarios de Santi romano, produjo la obsolescencia de los planteamientos liberales decimonónicos, en el modo de plantear las relaciones entre la iglesia y el estado, teoría y autor que por cierto es poco conocido en México, ni siquiera se ha publicado, no obstante que es de principios del siglo pasado, su obra en México ni en América Latina, me parece. Conforme a dicha doctrina, los ordenamientos jurídicos primarios, el derecho canónico, lo propio cabe decir del ordenamiento de otras confesiones religiosas, no puede considerarse derecho estatal, ni siquiera a títulos de estatutos de una asociación privada, sino un derecho distinto del estado. Con arreglo a esta doctrina el derecho canónigo, por decirlo de alguna forma, sube de categoría, pasar a ser considerado, independiente, soberano, pero precisamente por tener esas características, por ser un derecho no estatal el Estado no tiene por qué aplicarlo del mismo modo que el Estado no aplica las normas de un país extranjero. Si bien se habla de la soberanía del Estado y de la soberanía de la iglesia, esta expresión tan a veces polémica, ambigua, polivalente que es el de la soberanía, los norteamericanos son tan prácticos que no la utilizan en su Constitución y en su Derecho Constitucional, pero nosotros estamos dentro de este esquema y esta tradición, yo recuerdo, perdóneme la digresión, que estaba yo estudiando derecho cuando anunciaron una conferencia del maestro Manuel Herrera Hilazo, en mi opinión pues es el más grande constitucionalista que ha habido en México en el Siglo XX, junto con Francisco Pena Ramírez, en mi modesta opinión y además un gran expositor, un gran orador. Y 7 entonces se anunció la conferencia de él como: La Soberanía del Estado o el Estado y la soberanía. No creo exagerar si les digo que me impactó tanto y por otra razón que ustedes en un momento van a saber, que casi les puedo repetir la conferencia, llegó el maestro, ya estaba en sus últimos años, se fue a la tribuna, al podium y entonces después de desparramar la vista, de crear esa sensación que creaba él, ese hálito de gran orador dijo: me han pedido que desarrolle el tema del Estado y la soberanía y yo les digo que hablar de soberanía del Estado es una verdadera estupidez, porque el único que tiene la atribución de la soberanía es Dios. El Estado, señoras y señores, no es más que la sociedad dividida entre gobernantes y gobernados. Muchas gracias. Se acabó la conferencia, eso fue todo cuando pensamos que iba a empezar, y entonces yo puedo decir que asistí a un record Guiness de la micro-conferencia más breve que se ha hecho en la historia. Entonces, tengo que saltar y saltar, yo mismo me metí un gol. Entonces, a la luz de todas estas consideraciones y otras que les ruego que las intuyan porque no las puedo explicitar, a todas las anteriores consideraciones teóricas entorno al factor religioso y la ciencia jurídica o más sencillamente entre la religión y el derecho, procede ahora abordar el estudio de cómo se vincularon ambas realidades sociales en el ordenamiento jurídico constitucional de 1917, reexaminar la forma en que Constitución de 1917 ha regulado el hecho social de la religión en sus dos épocas atingentes a la materia, la del texto original de 1917 y las reformas de 1992, que no van a ser objeto del estudio de su contenido; pero entonces hay que aclarar esto: es la misma Constitución formal, con dos esquemas, con dos modelos, con dos marcos jurídicos respecto a la regulación de la materia religiosa. ¿Cuál fue la visión sobre esta materia del Constituyente de Querétaro que se plasmó en la Constitución que emanó de él y específicamente de la religión católica y de la iglesia católica? No sería empero adecuado metodológicamente abordar de lleno el texto original de la 8 ley fundamental de 1917, sin conocer los antecedentes históricos inmediatos que la condicionaron. El estudio del derecho constitucional debe hacerse conjugando el método sistemático con el histórico, ningún derecho está tan necesitado de la visión histórica como el derecho constitucional y especialmente el derecho constitucional de la religión o derecho eclesiástico del Estado. Nadie ignora que la Constitución de 1917 es un producto histórico de la denominada Revolución Mexicana. Paradójicamente hablando del preámbulo del Constituyente de Querétaro, las celebraciones del Centenario de la Independencia marcaron el inicio del desplome del Porfiriato y el proceso que marcaría su descenso en unos años más. El primero de julio, en la ciudad de San Luis Missouri, los opositores integrados en el Partido Liberal Mexicano, lanzan su programa del manifiesto del Partido Liberal Mexicano en el que además de los puntos en materia de reivindicaciones sociales, que ese no es un tema en el que me tenga que meter se proponía, entre otros puntos atingentes a la cuestión religiosa, la multiplicación, cito, de escuelas primarias y la clausura de las que pertenezcan al clero. Viene después el Plan de San Luis con dos Francisco I. Madero, que prácticamente no menciona, para nada, la cuestión religiosa. Pero ya en su libro de “La sucesión presidencial”, encomia la figura y la actuación de Porfirio Díaz por los gestos de reconciliación de cierta tolerancia, modus vivendi entre la iglesia y le Estado durante la época del Porfiriato. José Miguel Romero de Solís señala que Madero manifestó a algunos prelados que estaba personalmente convencido de la inviabilidad de las Leyes de Reforma. Lo mismo expresó, agrega dicho historiador en su campaña electoral por Durango, cuando se pronunció en contra de dichas leyes, rompiendo así con la tradición del liberalismo mexicano que las tenía por sagradas e intangibles. 9 Quirarte, a su vez comenta que durante le régimen maderista la iglesia y los católicos gozaron de mayor cantidad de libertades, pues Madero quiso lograr para México un régimen político digno de un país civilizado. A Martín Quirarte me estoy refiriendo en el problema religioso y que también los trata en su libro “La visión de la historia de México”. Madero, por su parte, dice Jean Meyer, había alentado a los católicos mucho antes de llegar al poder. El 10 de diciembre escribía: La unión de ustedes con nosotros aumentará la fuerza y el prestigio de ambos partidos. Viene entonces al triunfo de Madero, y con esta actitud positiva hacia los católicos la fundación en 1911 el Partido Católico Nacional. Por primera vez los católicos se asocian, se reúnen en un partido político formal y en las primeras elecciones en las que participan obtienen un éxito realmente inesperado, porque obtienen o ganan tres o cuatro gubernaturas, varias senadurías, varias diputaciones federales y locales. Vendría después, abrevio muy rápidamente, desgraciadamente la usurpación de Victoriano Huerta, que trató de cobijarla bajo formalismos constitucionales desde un punto de vista de la técnica constitucional, pues fue perfecta, no les digo por qué, porque también me agotaría ya el tiempo. Pero todas las formalidades que establecía la Constitución se siguieron, y entonces llegó como un Presidente desde el punto de vista estrictamente jurídico constitucional, como un Presidente legítimo. Desde el punto de vista de la moral y de la ética política, naturalmente fue un usurpador que se valió de toda una serie de elementos para consumar su traición, no se le puede llamar de otra forma. Viene entonces la usurpación de Victoriano Huerta y va a derivar en una división del Partido Católico, no me voy a meter en esto, además porque mañana, tengo entendido, que uno de las políticas va a desarrollar el tema del Partido Católico. El hecho es que el Partido Católico se dividió. La mayor parte estuvieron en favor de Madero, la mayor parte de los obispos inclusive el golpe de Huerta, aunque la carta que recupera Meyer, la carta de los obispos, que creo aquí el doctor Adame me corregirá se dictó se expidió en la dieta de Zamora, 10 que estaba celebrándose por esos días. Otra parte estuvieron en favor de Huerta. El hecho es que la percepción más generalizada fue en el sentido de que sin hacer distinciones los católicos estaban en favor de Huerta. Dice, precisamente, Adame Goddard, la mayoría de los políticos maderistas, pero el apoyo dice Adame, que estos católicos prestaron al gobierno de Huerta no puede concluirse, que todos los católicos en bloque simpatizaron con el huertismo. La mayoría de los políticos maderistas –sigue diciendo Adame-, pensaban como Luis Cabrera, nada menos que como Luis Cabrera el mayo ideólogo de la Revolución y desde luego, ideólogo del carrancismo lo traslada, hasta le da la declaración a su libro el doctor Adame, el 5 de marzo de 1913 publicada en “El Imparcial” dice: “Creo que si el gobierno provisional –o sea, el gobierno de Huertasalva al país de complicaciones internacionales y adopta de lleno una política de reformas, hará la paz y podrán perdonarse de los hechos. Esto decía Luis Cabrera y por otro lado, todos los poderes federales: el Poder Judicial, el Poder Legislativo, el Ejército, los gobernadores de los estados con excepción del de Coahuila, todos apoyaron a Huerta, todos aceptaron las renuncias que habían obtenido mediante la violencia respecto de Madero y Pino Suárez. Triunfa en un momento dado, la facción carrancista. Como sabemos, una vez que Huerta se apodera del gobierno, Venustiano Carranza lo desconoce, se levanta en armas y se constituye el Ejército Constitucionalista y entonces, en este momento, va a empezar a tener triunfos, pero también va a fraccionarse los grupos revolucionarios, Y entonces, están por un lado, los carrancistas, los villistas, los zapatistas, los orozquistas, los gonzalistas –que no era pariente mío- y otros muchos, al grado de que cuenta este historiador José Valadez, que en alguna ocasión él le pregunta a un cabo del Ejército Villista, ¿Qué por qué estaba ahí?, ¿Qué por qué pertenecía a las huestes villistas si él lo había conocido en las huestes carrancistas? Y le dice: “mire, patrón. Todos somos de los mesmos, na'más que andamos un poco devedidos”. 11 Bueno, entonces, esta fue la situación real, la fractura de las fuerzas revolucionarias, el millón de muertos que dicen que costó la Revolución fue después, paradójicamente, de que había triunfado la Revolución, el millón de muertos fue de 14 a 16. Antes había habido 25 mil muertos, que son muchos muertos, pero no tienen nada que ver con el millón que vinieron después entre las propias facciones revolucionarias. Para beneficio de ustedes, voy a referirme nada más al último tramo previo, inmediatamente, a las reformas del Constituyente de 1992, Constituyente Permanente que le llaman, constituyente originario es el que hace la Constitución, del que emana la Constitución y el que reforma la constitución, como saben, se le denomina “Constituyente Permanente” o “constituyente derivado” o “constituyente instituido”, de muchas formas, pero al fin y al cabo constituyente. Algunos, para mí, de los hechos más relevantes sobre la cuestión religiosa que desembocaron en las reformas constitucionales de 1992 son los siguientes: En primer lugar creo, en 1970, que por primera vez un Presidente de México, en este caso, don Luis Echeverría va al Vaticano a ver, a visitar al Papa. No había relaciones, por supuesto, no había reconocimiento de la iglesia, pero Echeverría, pues, toma la decisión de ver al Papa, inclusive, se contaba y se sigue contando una anécdota que, naturalmente, no es real, pero que por otro lado, como que refleja muy bien la mentalidad y la fama de Echeverría de Presidente folklórico, dicen que cuando llegó a ver a su santidad, estaba así el piso muy bien encerado, y entonces el Papa le dijo: Bonasera señore Presidente, y que Echeverría le contestó: sí, muy buenas su Santidad, pero muy resbalosa. El 21 de diciembre del 79 otra fecha crucial se confirma la primera visita del Papa, me interesó este dato, el Presidente López Portillo anota en su diario, López Portillo escribía un diario que después lo publica como sus memorias. 12 Bueno en este diario dice, hablando del 21 de diciembre de 79: se confirma que viene el Papa, en unos minutos recibo a Monseñor Prigione, la situación es complicada, la ley de cultos, la devoción del pueblo, los masones, unos grupos de izquierda se oponen, los comunistas lo quieren, cual debe ser mi posición, cuales los actos que se autorizan, todo delicado y en gran caja de resonancia, se ve que estaba angustiado el presidente ante ese acontecimiento que le iba a tocar vivir. El 26 de enero llega el Papa y López Portillo escribe en su diario: llegó hace unas horas el Papa, resolví recibirlo, pues era una gran cosa para quien dice que había perdido la fe a los 14 años por sus profundas lecturas Hegel, eso lo llegó a decir don José. Llegó hace horas el Papa, resolví recibirlo, me llevé a Monsi, brevemente le di la bienvenida, le desee que su misión de paz, concordia y esfuerzo por la justicia tuviera éxito y lo dejé en manos de las jerarquías y de los fieles de su iglesia, parece que ha sido tremendo el recibimiento, en una hora el Papa llegará a Los Pinos, la mamacita del señor presidente le había pedido que llevara al Papa a Los Pinos y el presidente como era el 10 de mayo, día de la madre, le concedió esa petición. Primero de diciembre de 1988, es la famosa toma de posesión de Carlos Salinas de Gortari, habían concluido las elecciones pues hasta ese entonces más competidas en la historia del país y una buena parte de los ciudadanos quizá la mayoría, percibían que no había ganado Salinas sino Cuauhtémoc Cárdenas y había pues algunas razones para esta conclusión, entre otras, es que por primera vez en la historia post revolucionaria en la historia del partido oficial, un candidato del PRI como fue Salinas, perdió en su ciudad, en México, perdió en su distrito y horror, perdió en su propia casilla. Entonces como era posible que si en su propia casilla perdió, los chontales de Tabasco, abrumadoramente iban a votar por él; y entonces qué hace Salinas, invita a la jerarquía de la iglesia católica a presenciar su toma de posesión, se especuló que en realidad lo que necesitaba él, que lo hizo en función de dos razones, dos motivos primero que necesitaba legitimar su presidencia tan cuestionada y en segundo, como ahora se sabe, él tenía la decisión dentro de su 13 esquema de la modernidad, como lo entendía él, de establecer relaciones diplomáticas con la Santa Sede sin modificar la Constitución Mexicana y eso lo hubiera podido hacer perfectamente en función de la personalidad jurídica de la iglesia. El Papa le dijo: nones, o se reforma previamente la Constitución o no hay relaciones. Llegamos al final del proceso y al final de mi perorata, el 28 de febrero de 1992, como saben, se expiden las reformas constitucionales, se reforman los artículos tabúes que veían sobre la cuestión religiosa que trataban la cultura religiosa, el artículo tercero, el artículo quinto, el artículo 24, el articulo 27, fracción II y IIII y el artículo 130 de la Constitución. Varios meses después, en junio, se emite la ley de asociaciones religiosas y culto público, que es la ley reglamentaria de los artículos, no del tercero, porque el tercero tiene su propia ley reglamentaria, no del quinto, porque el quinto ya no tiene nada que ver con la materia religiosa, pero sí reglamentaria del artículo 24, del artículo 27, fracción II y del artículo 130. Concluye pues así el proceso que desarrolla a lo largo de 85 años para que surja un nuevo marco sobre la materia constitucional. Indudablemente hay un cambio sustancial en la Constitución, indudablemente hay una modificación en el proceso histórico, como me parece que lo leí en la propia doctora García Ugarte, que ella enfatiza mucho en que efectivamente fue un cambio histórico en el país de mucha más relevancia de lo que en principio se puede pensar. Ahora bien, de cualquier manera, no obstante el cambio, no se puedo o no se quiso llegar a la protección del derecho a la libertad religiosa que es todo el sentido que tiene el derecho constitucional de la religión, es decir, el derecho pleno a la libertad religiosa, esa inmunidad de conciencia de que habla el Vaticano Segundo, para que nadie pueda ser obligado a actuar conforme a su conciencia y nadie pueda ser obligado a actuar en contra de su conciencia. Y termino diciendo que es muy necesario que tengamos en consideración que este derecho a la libertad religiosa no es 14 únicamente derecho a la libertad religiosa de los católicos, como a veces se percibe, sino de todos. Es un derecho humano que está fundamentado en la naturaleza humana, esto lo dice el propio concilio Vaticano Segundo y que, por lo tanto, corresponde desde luego a los católicos, pero también corresponde a los cristianos no católicos, corresponde a los creyentes no cristianos y corresponde también a los no creyentes. Gracias. Sr. Mario Ángel Flores Ramos: Escuchamos ahora la participación de Jorge Adame Goddard, “La formación de la conciencia social mexicana 1867-1914”. El doctor Jorge Adame Goddard, licenciado en derecho por la escuela Libre de Derecho, doctor en historia por el Colegio de México. Ejerce la docencia en la Universidad Autónoma de México y en la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel tres, ha recibido el premio de investigación jurídica Ignacio M. Altamirano, otorgado por el Gobierno del Estado de Guerrero y la UNAM. Y el premio Cruz, al mérito en la investigación jurídica, otorgado por el Instituto Mexicano de Cultura. Es árbitro para la solución de controversias derivadas de la aplicación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Autor en las líneas de derecho romano, filosofía social y derecho mercantil internacional, de más de 80 artículos publicados en revistas y obras científicas y de siete libros, entre los que destacan: El pensamiento político y social de los católicos mexicanos 1867-1910, y el libro Décimo Octavo del Digesto; El Contrato de compra-venta internacional, filosofía social para juristas y Contratos Internacionales en América del Norte. Todos publicados por la UNAM en coedición con Magrao Gill. Escuchamos al doctor Adame. 15 Sr. Jorge Adame Goddard: Pues agradezco, en primer lugar, a los organizadores, al doctor Casas García, que me haya invitado para estar en esta reunión, a todos ustedes por su presencia. A mis colegas, amigos aquí en la mesa. El tema que me propongo esbozar es cómo se formó la conciencia social en México, considerando como conciencia social esa responsabilidad que actualmente se reconoce que tenemos todos los habitantes por el desarrollo de todos los demás ciudadanos. Es una conciencia que se opone a la conciencia liberal, individualista, en la cual se entiende que cada quien se rasca con sus propias uñas. Quiero plantear de esto partiendo de una interpretación de lo que significó la lucha entre liberales y conservadores o podríamos decir la guerra civil de la primera mitad del siglo XIX en México, no es una guerra simplemente por facciones políticas por partidos políticos, me parece que hay algo mucho más serio, y es una lucha entre dos posiciones contradictorias. Por una parte, la posición de los conservadores que procuraban una organización política, en la cual se respetaran los derechos de la iglesia conforme a un nuevo esquema. No quería el esquema del Regio Patronato Indiano Colonial. En eso no eran conservadores, en eso eran totalmente innovadores, querían un sistema diferente. Pero además una organización política que estableciera como religión oficial la religión católica, lo cual significa también el reconocimiento de que el orden político está sujeto a la ética cristiana. De modo que se trata de un orden político que está sujeto a una ética aparte a la propia Constitución y a las leyes que emanen del poder público. Esta era, digamos, la posición conservadora. La posición liberal es diferente. Para el liberalismo se trata de la organización de un modo de ser política soberano, y se entiende por soberano que no reconoce ninguna otra autoridad o ningún otro poder por encima del mismo. De modo que el Estado liberal es aquel Estado que no tiene más ética que su propia ley, empezando por la Constitución y las demás leyes secundarias. Por lo tanto, en este esquema la relación con la iglesia se 16 entiende como una relación de subordinación, de continuar con el Regio Patronato Indiano, como lo interpretaban los autores regalistas del siglo XVIII y principios del XIX. En este sentido eran profundamente conservadores, querían mantener el orden colonial. Pero además aceptando la libertad de cultos. Es decir, la posibilidad de que vinieran otras confesiones religiosas y se establecieran en el país sujetas también al control del Estado, y por lo tanto como se trata de un Estado soberano, ese Estado no reconoce ningún principio ético por encima de la ley. Nada está por encima de la Constitución, y por eso la Constitución se convierte en una especie de texto sagrado. Por eso se habla de los derechos que consagra la Constitución, la Constitución no consagra nada, simplemente establece, define ciertos derechos. Esta lucha, como todos sabemos, termina con la supremacía del Partido Liberal, con la organización de un modo de ser político soberano que se afirma como independiente de cualquier confesión religiosa y de cualquier principio ético que no sea la propia Constitución. Esto es, digamos, llevando las cosas a su más radical sentido. Quizá no lo afirmaban de esa manera, pero está implícito en la organización política liberal. Este Estado liberal realizó una política que tuvo consecuencias muy negativas en ciertos aspectos, fue propio del Estado liberal la desamortización de los bienes de corporaciones eclesiásticas, pero también civiles. Y esta desamortización significó el desvincular muchas propiedades que eran de corporaciones eclesiásticas, no digamos de la iglesia, porque no era la iglesia la propietaria de todo. Sino que en la iglesia hay muchas personas jurídicas. Y había los conventos, los seminarios, las universidades, los asilos, los hospitales, que como personas jurídicas tenían sus propias tierras. No eran todas tierras de la iglesia. Bueno, todos esos bienes de corporaciones eclesiásticas se nacionalizaron. Pero también los bienes de corporaciones civiles. Corporaciones civiles como las comunidades de indios, como las tierras de los pueblos de indios, como los bienes de corporaciones de asistencia social, etcétera. 17 Esta idea de desvincular la propiedad de entidades colectivas con el fin de trasladarlo a las personas privadas, para que fuera productiva, la idea es hay que hace eficiente la explotación de la tierra, tiene que circular los bienes de manos muertas. Bueno, pues esta idea sirvió para que se formaron grandes latifundios. De modo que ahora sí, hay pocos particulares que son propietarios de una gran extensión de tierra y ya no se trata de corporaciones que tienen un fin público, sino de individuos que son propietarios particulares. Entonces, esta fue una de las consecuencias del liberalismo, dio lugar a la formación de grandes latifundios y todo mundo lo reconoce. Se lo achacan a Porfirio Díaz, pero realmente no es problema de Porfirio Díaz, es el problema de esta política liberal de desvinculación de la tierra, de los grupos, de las corporaciones eclesiásticas y civiles. Se da también por efecto del liberalismo, pues, la libertad en las tasas de interés. Las tasas de interés habían sido del 6 por ciento anual. Eso era la tasa de interés que establecía y que normalmente se aplicaba en todo el mundo. Cuando viene el liberalismo económico se decreta la libertad de las tasas de interés. De modo que ya los que poseen el dinero, pueden vender su dinero al precio que más les convenga, el precio son los intereses. El dinero se convierte en una mercancía sujeta a la ley de la oferta y la demanda y, por lo tanto, aumentan las tasas de interés, lo que era común que se prestara al 6 por ciento, ya con el liberalismo se presta al 24 por ciento. Esto encarece el crédito, permite la acumulación de dinero en pocas manos y el acceso a crédito queda muy restringido, es también algo reconocido en la historia económica del liberalismo, no solamente en México, sino en general, en el mundo. Se da también un fenómeno de incipiente industrialización que lleva la formación de los grupos de trabajadores, habiéndose previamente extinguido los gremios, las corporaciones de artesanos independientes con su propia empresa, etcétera. 18 Se da también una exaltación de los derechos individuales. Todo esto es visto, en cierta manera, como progreso, es que el que es pobre no progresa porque no quiere, que se ponga a trabajar y progresará. Si realmente ejerce sus derechos individuales podrá salir de la situación en que está. Esa es la maravilla del liberalismo, que cada quien trabaje, que cada quien haga el esfuerzo, que entre todos compitamos y así se podrá tener un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, ésta es la idea liberal. Los católicos se dieron cuenta que esto producía pues un problema, problema que, entonces, llamaron el pauperismo y el pauperismo significaba la miseria o la pobreza, pero no la pobreza que siempre ha existido y que siempre existirá, sino una miseria como institucionalizada, una miseria que es resultado de la organización o desorganización social. Pudieron ellos hacer una crítica al pauperismo y ¿cómo es que pudieron hacer esto? Pues, porque reconocían que aparte de la Constitución, aparte de la legislación liberal, existen principios de una ética que es independiente y que tiene su propia validez, aunque no la reconozcan las leyes. Ellos volvieron a la ética cristiana y así se desarrolló la doctrina social cristina moderna, digamos, de la época moderna, a partir de la rerum novarum, que es la doctrina social cristina, simplemente, aplicación de los principios de ética cristina a la organización social y a los problemas sociales. Gracias a esta referencia a una ética independiente del poder del Estado, se da por una parte, la formación de una doctrina de organización social, se da la posibilidad de criticar el orden social existente y se da en México un esfuerzo sostenido y organizado para difundir la doctrina social en México. Este esfuerzo que se da, principalmente a partir del año 1892 y durante los años del siglo XX, hasta 1914. Pues es un esfuerzo que da muchos resultados, hay una serie de congresos, hay una cantidad de publicaciones, hay movimientos sociales, círculos católicos obreros, 19 hay asociaciones de estudiantes, llega a la formación del partido católico nacional, hay una liga agraria. Todo esto es resultado de la difusión de esa doctrina social de la iglesia. Qué es lo que hace esta doctrina, pues por una parte critica el sistema liberal, qué es lo que critica del sistema laboral, pues son muchas cosas, pero por una parte, con una crítica que pudiéramos hacer válida hoy, critica el pauperismo, es decir la miseria resultante de las instituciones, y cómo es que puede criticar el pauperismo si está consagrado en la constitución el principio de la libertad económica y la libertad de asociación y la libertad de las tasas de interés, etc. Pues porque hay un principio que habla de la dignidad de la persona humana y ese principio indica que toda persona debe tener los medios necesarios para vivir dignamente y conforme a ese principio vemos que esta realidad no está bien, de modo que por su referencia a la ética lo critican y lo critican de manera muy acertada, dicen: este sistema ha permitido la formación de grandes corporaciones, grandes corporaciones que concentran la riqueza, capaces de imponer precios, imponer salarios, grandes corporaciones que limitan la concurrencia, que incluso dominan a los gobiernos, hay que salvarlos cuando tienen problemas. Este sistema ha dado lugar a la acumulación de riqueza en muy pocas manos, en contra del principio universal de los bienes, o sea, es una crítica que podeos repetir hoy, está pasando exactamente, si no exactamente, está pasando lo mismo en las circunstancias actuales. Otro de los puntos importantes de esta crítica que también es válida hoy, es que reduce el progreso humano al progreso meramente económico, el liberalismo simplemente lo que procura es la eficiencia, el mejor aprovechamiento de los bienes, que haya más utilidades y si vemos como se mide la economía actualmente es con el mismo rasero, la economía crece cuando produce más bienes, no cuando satisface más adecuadamente las necesidades humanas, sino cuando produce más bienes. Cuando nos dicen que la economía está bien es porque estamos produciendo más aunque no se satisfagan las necesidades, una economía que realmente se oriente a la satisfacción de las 20 necesidades humanas, podrá decir que crece cuando hay menos analfabetas, cuando hay menos pobres, cuando hay menos personas sin asistencia social, cuando hay menos personas sin trabajo, pero no, aquí la economía es producir más y el que produzca más ese va bien. Cómo es posible entonces hacer esta critica pues por deferencia a un principio de la ética, de que el hombre no solo es materia, el hombre tiene un espíritu y ese espíritu está destinado a la vida eterna y por lo tanto la sociedad es el medio para que el ser humano alcance su desarrollo material y también alcance su vida eterna. Esta deferencia a la ética no solamente hizo crítica del sistema liberal sino que también hicieron unas propuestas de reformas concretas, la idea de los pensadores en esta época es hay que reorganizar todo el orden social para fundamentarlo sobre principios cristianos, es una idea general, pero señalaron cosas en concreto que después fueron recogidos por el movimiento revolucionario y por la misma constitución de 1917. Toda la cuestión de la relación de los trabajadores con las empresas, fue tratada con profusión, con detalle, con profundidad, en estos congresos católicos, semanas católicas, hojas de propaganda católica, etc., ahí se habla de la jornada máxima de trabajo, de días de descanso, condiciones de higiene y seguridad, de salario suficiente para el trabajador y su familia, de reparto de utilidades, de solución de las controversias mediante arbitraje laboral. Se habla también de los principios de armonía del capital con el trabajo, también se ocuparon de los problemas agrarios y ahí hablaron de la necesidad del reparto agrario, de fraccionar los latifundios para fomentar la propiedad privada, de la necesidad de restituir a los pueblos de las tierra que habían tenido y que la reforma les quitó, de la necesidad de capacitar a los indígenas para el trabajo, de la necesidad de ayudar a los indígenas en su situación social. Aquí hay una cosa interesante que creo que es un valor en México y que ha sido despreciado y se decían estos: se habla de que los hacendados tienen obligaciones respecto de los indígenas principalmente, de los campesinos, pero principalmente los indígenas y tienen obligaciones de ayudarlos a evitar la embriaguez, de 21 ayudarles a evitar la usura de las que son muchas víctimas, de evitar los sistemas de raya, que se han explotadores de los indígenas, de ayudarlos a que tengan asistencia social, a que tengan escuelas, a que tengan trabajo, a que tengan vivienda digna y alguien podrá decir: política asistencialista, le quieren dar por caridad lo que les corresponde por justicia, pues política asistencialista, pero si se lleva a cabo es un gran bien y en muchas haciendas se llevó a cabo. Por eso no conviene quedarnos con la idea esa de que el hacendado era necesariamente un explotador. El hacendado también seguía muchas veces este principio de una política cristiana o de un trato cristiano hacia sus propios jornaleros. Quiero para que se vea el contraste señalar lo que ocurrió en Australia, en la misma fecha, los mismos años, en Australia la población indígena eran considerados como animales, no eran considerados ciudadanos, sino fauna, hasta 1978. Bueno, a los indígenas aborígenes australianos, esa época, en la segunda mitad del Siglo XIX, dijeron: es imposible civilizarlos, no hagamos esfuerzos por ellos, no nos encarguemos, no impongamos obligaciones, vamos a hacer una cosa, vamos a mandar brigadas a las zonas donde hay aborígenes para recoger a los niños menores de cuatro o de cinco años y a todos esos niños los traemos y los insertamos en instituciones educativas para que se adapten, para que aprendan el inglés y sepan vivir como personas civilizadas. Bueno, esa fue la política. En cambio, la política hacia los indígenas que trajo aquí los misioneros españoles, era una política de que el misionero va al lugar donde están los indígenas, se adapta a su vida y los va a acercando poco a poco, no los saca de su entorno. Y esta misma política que se tenía para los misioneros, para los encomenderos, se seguía de algún modo para los hacendados, que hubo abusos, hubo abusos, pero no hay que descartarla inmediatamente como algo totalmente negativo. En fin, estas ideas de reforma en el trabajo, de reforma en la propiedad agraria fueron recogidas por la Constitución en los Artículos 120 y el Artículo 27 Constitucional. 22 Creo que se pueden tomar algunas conclusiones, es simplemente un panorama, no puedo entrar en muchos detalles, pero hay una cosa importante, la referencia que tienen los mexicanos o las personas, los pensadores a una ética cristiana permitió la crítica de liberalismo económico que no conoce más ética que la ley, eso es algo que hay que mantener. Otra conclusión, la difusión de la doctrina social de la iglesia movió la opinión pública en ese sentido de la responsabilidad que tienen todos por el bien de todos y la responsabilidad de promover el desarrollo de los grupos más vulnerables, concretamente de los obreros y de los indígenas y de los propietarios del campo. Entonces, todo este movimiento de opinión pública fue recogido por la revolución y fue incorporado a la Constitución en los Artículos 123 y 27, es algo que tenemos que reconocer como algo propio, es una aportación importante de la iglesia mexicana o de la vida de los católicos en México. No podemos dejar que se nos diga que la iglesia mexicana simplemente fue retardataria, que simplemente estaba de lado de los hacendarios, que simplemente apoyaba el régimen de Porfirio Díaz, no es verdad. Todo este movimiento de reforma social permitió que se hiciera esta reforma a favor de los trabajadores y a favor de los indígenas. Los medios de difusión que tenía la doctrina social de la iglesia eran muchísimos mayores, muchos más amplios que los que tenía el partido liberal o los partidos anarquistas, que lo que tenía Flores Magón o los que tenían los otros pensadores de este tipo. Otra conclusión es que la preponderancia del estado laico continuó, aquí no hubo progreso. Entonces, el mismo estado laico que se impuso se volvió a imponer y este estado laico que no reconoce una ética está de nuevo presente en la Constitución de 1917, ahí incluso se habla de la soberanía del Estado respecto de las iglesias, de modo que se establece que el Estado tiene un poder para gobernar la vida de las iglesias. 23 La Revolución, en muchos aspectos fue mucho más agresiva en contra de los derechos de la iglesia que lo que fue la misma Guerra de Reforma y la misma Constitución de 1857. Como se establece un Estado laico, y ese Estado laico es el que convoca a la Constitución, al Constituyente de 1917 se excluyó expresamente la participación de todos aquellos pensadores que hubieran estado ligados al Partido Católico Nacional. De modo que se excluyó a todos aquellos que promovieron esta toma de conciencia social, se los excluyó del Constituyente de 1917. Sin embargo, no obstante excluidos sus ideas quedaron en el Artículo 27 y en el Artículo 123. Quisiera terminar con una prospectiva, es decir, ante las voces actuales que pretenden reestablecer el concepto de Estado laico en el sentido de un Estado que no está sujeto a ninguna ética, sino únicamente a la ley. Así lo dijo un Secretario de Gobernación. El Estado no tiene más ética que la ley, y lo acaba de decir el Regente de la ciudad de México: El derecho está por encima de la ética. No podemos dejar que esto cunda, no podemos dejar que esto se afirme impunemente. Tenemos que mantener la referencia a una ética. Creo que para que esa referencia sea más efectiva conviene desvincular la ética de la fe, y hablar de una ética natural, de la ley natural la cual es el fundamento común de la ética cristiana, pero también de la ética musulmana o de la ética judía, incluso de la ética de las grandes religiones orientales. Mantener esa referencia a una ética es condición indispensable para poder criticar el sistema vigente, para poder tener una salida a aquello que en un momento dado no sea adecuada, para poder mantener la idea de justicia como un ideal de lucha y no simplemente como un sometimiento a la legislación que impone el Estado liberal con el supuesto apoyo de las mayorías. Muchas gracias. Sr. Mario Ángel Flores Ramos: Escucharemos ahora una tercera participación. La doctora Martha Eugenia García Ugarte, que nos 24 hablará de las disputas iglesia-Estado por la publicación de los decretos de tolerancia y libertad religiosa en torno al siglo XIX y la primera parte del siglo XX. Es doctora en Historia por la Universidad Iberoamericana. Ejerce la docencia a nivel superior y postgrado en la Facultad de Estudios Superiores de la UNAM y el Instituto Mora. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, a nivel tercero. Realizó un estudio sobre el estado de Querétaro, analizando a los hacendados durante el siglo XIX. Desde hace algún tiempo desarrolla investigaciones en torno al liberalismo y la iglesia católica en México del periodo 1831-1840. Analizando las relaciones establecidas entre los liberales, los conservadores y la jerarquía católica en la Arquidiócesis de México. Entre sus publicaciones están “Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, Obispo de Puebla y Arzobispo de México. Un acercamiento biográfico”, “En guía de fondo de Pelagio Antonio Labastida y Dávalos”, “El liberalismo y la iglesia católica en México 1821-1856”, publicado por el IMDOSOC. Coordinó con René de la Torre el texto de “Los rostros del conservadurismo mexicano”, y con Margarita Moreno Bonet “La génesis de los derechos humanos en México”. Además de numerosos artículos en revistas especializadas. Realiza actualmente una investigación sobre la figura y pensamiento del Arzobispo Labastida y Dávalos. También se desempaña como investigadora titular C, definitiva en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Escuchamos a la doctora. Sra. Martha Eugenia Flores Ramos: Muy buenas tardes ya, me sumo al agradecimiento a los organizadores, al padre Casas García y a los demás, y al padre Casas García, porque tuvimos un encuentro 25 efímero en el archivo del Vaticano bastante interesante, él sabe a lo que me refiero. Por lo demás, estoy como en una situación bastante interesante, porque me presidieron dos juristas, historiadores, amantes de la historia y tengo la fortuna o la desfortuna o la mala fortuna de que siempre estoy en lado contrario, sobre todo, cuando empiezo temas de investigación. Acabo de terminar –platicaba ahorita con Jorge- un tema que me llevó más de 10 años. De hecho, Liberalismo, Iglesia Católica, lo publiqué en 1999, fue el primer acercamiento a un personaje que es fascinante y que según Jorge se lo robé y sí, lo robé y lo confieso y estoy feliz de haberlo robado, que es don Antonio de Labastida y Dávalos. Es muy interesante, porque a la hora que lo escuchaba y sobre todo, esto de las haciendas, todo el papel que jugó el arzobispo de México regresando de su segundo exilio, pero eso sería cambiar el tema, seguro que sería más fascinante porque lo platico más rico, ¿por qué? Porque es mi tema ahorita y éste es un tema que apenas acabo de empezar y tiene que ver con la idea de continuar la influencia de don Pelagio más allá de su época, pero, bueno. Preparé una introducción un poquito larga para dar una visión general y luego ya, detenerme un poquito en la etapa primera de la Revolución y que la mirada, me parece que es un poquito diferente a lo que usualmente se dice, porque veo los procesos no desde la población, no de los liberales, sino de los obispos en turno. Les voy a leer y después les cuento, porque contado es mucho más bonito que leído. “Las relaciones iglesia-estado en México durante el siglo XIX, no se puede hablar del siglo XX. Perdón, interrumpí la lectura, de la Revolución Mexicana sino se inserta en el proceso del porfiriato y en general, del Siglo XIX. Fue tan importante la reforma liberal y la defensa que se hizo desde 1833 hasta 1874, en esa espléndida carta pastoral colectiva de los 26 obispos que se adjudicaron el padre Alcalá y el padre Limón, no se puede hablar del siglo, primero XX sin hablar de estos años. Entonces, mi idea es presentarles el texto cuando se publique, si se publica habla del siglo XIX e introduce lo del siglo XX. En este sentido, es un poquito pesado y bastante largo, por eso escribí una introducción pensando que no iba a poder estar y que alguien lo iba a tener que leer. Entonces, aclarado eso: “Las relaciones iglesia-estado en México durante el siglo XIX, se encuentran insertas en el centro de dos preocupaciones centrales: obtener el patronato real y definir la tolerancia religiosa. Se trata de objetivos históricos inmersos en la problemática de la construcción del estado y de una iglesia autónoma, independiente, fueron definidos en momentos de gran controversia ideológica y profunda transformación de la sociedad mexicana en general y de la mentalidad católica, en particular. En algunos casos, las diputas precedidas de una guerra de papel, desembocaron en la violencia armada, en otros, las discusiones subidas o no de tono, fueron asumidas por los cuerpos legislativos y registradas e interpretadas en leyes y decretos que fueron, a su vez, sujetos a debate. Cada uno de los objetivos ha tenido su momento histórico, el primero, el de obtener el reconocimiento del derecho a la nación a heredar el patronato real que disfrutaban los reyes de España, ampliamente abordado por el padre Alcalá, concluye al momento del triunfo liberal sobre el imperio de Maximiliano en 1867. El último intento de establecer un concordato con la Santa Sede es el de Maximiliano, a partir del triunfo liberal del 67, el asunto dejaría de ser un motivo de preocupación para el gobierno. El segundo objetivo, el de la definición de la tolerancia religiosa y estoy clara por qué uso “tolerancia”, tuvo una trayectoria azarosa y fue adquiriendo diferentes matices desde la primera vez que fue planteado en las discusiones del Congreso Constituyente de 1823-1824, la discusión que suscito en 1831, la publicación de un político que no es mexicano, pero que representa al país en Londres, 1825 ante su 27 majestad británica, Vicente Rocafuerte, la defensa que hace José María Luis Mora de la necesidad de definir la tolerancia en 1835 cuando ya había perdido una reforma, la primera reforma liberal en el Congreso de 1842 se vuelve a discutir la necesidad de establecer un decreto sobre la tolerancia en 1848 inmediatamente después de la derrota y los tratados de paz frente al ejército invasor de los Estados Unidos en 1856-1857 durante la celebración del Congreso Constituyente en la discusión del famoso Artículo 15 que finalmente desapareció de la constitución, hasta este momento se tiene una definición apegada a la necesidad de la inmigración extranjera. Cuando finalmente se publica el decreto de tolerancia por primera vez en el país, el 4 de diciembre de 1860 previo al triunfo de los liberales sobre los conservadores en la Guerra de Reforma ya se tiene un acercamiento diferente. La definición de tolerancia entendida como libertad de cultos ha sido acompañada de conflictos sociales desde el momento de su definición hasta la actualidad. También es cierto que esa conflictividad tuvo diferentes compañías de 1870 a 1910, la tolerancia se acompañó con la difusión masiva del protestantismo en las diferentes regiones de la república, la disputa entre el estado y la iglesia católica y las religiones protestantes en particular de los metodistas por el control de la educación, la fundación y proyección de las asociaciones masónicas a partir de la década de los 70s y los conflictos entre los funcionarios civiles, municipales y estatales con la jerarquía católica en su correspondiente nivel, párrocos y obispos. De 1910 a 1940 con la exacerbación de los sentimientos anticlericales de los revolucionarios mexicanos y la presencia de una jerarquía católica ultra montana por primera vez en el país, que añoraba llevar a cabo las gestas heroicas de la segunda generación de obispos del Siglo XIX, los grandes, los conflictos entre la iglesia católica y el estado, interrumpieron en forma violenta. En ese contexto se definió el contenido de la Constitución Política formulada en Querétaro en 1917 y la defensa católica de la libertad de 28 su iglesia que derivó en el movimiento armado católico en contra del gobierno del General Plutarco Elías Calles en 1926. El movimiento armado católico dividió a la iglesia, a los pastores y a los laicos y dejó debilitada la institución frente al estado y frente a la sociedad, el proceso de recuperación apenas iniciado en 1940 tomó un largo período, sus secuela todavía podían sentirse en la etapa posterior al Concilio Vaticano II y después de la publicación de los documentos de la Conferencia Episcopal Latinoamericana celebrada en Puebla en 1979 bajo los auspicios del pontificado de Juan Pablo II. La jerarquía católica en cada uno de los momentos históricos mencionados identificaba que las reformas eclesiásticas que se pretendían llevar a cabo desde 1825 hasta 1917 tenían el propósito de fortalecer al estado en detrimento de la institución religiosa. En su defensa de la libertad y autonomía de la iglesia tan seriamente atacada durante los tres procesos reformistas llevados a cabo en el país, el de 1833, 1834, 1856, 1874 y 1910, 1917 los obispos rechazaron con energía y pasión las propuestas que afectaban de manera directa su inserción en el espacio público, su estabilidad económica o eclesiástica y también el orden social católicos y principalmente sus valores y cultura. Sin embargo llama la atención que el proyecto ley sobre tolerancia religiosa que se concebía como parte integral de la democracia y el sistema político que buscaba garantizar las libertades individuales, no formara parte del primer proyecto reformista, incluso a pesar de que la materia derivó en una de las discusiones más apasionadas del Congreso Constituyente de 1856, no formó parte del paquete de reformas del primer período de gobierno del Plan de Ayutla, ni de las conocidas leyes de reforma de 1859. El decreto que establecía la tolerancia de religiosa fue promulgado el 4 de diciembre de 1860, poco antes del triunfo liberal sobre el grupo conservador. Para entonces la percepción que se tenía sobre la tolerancia religiosa se había modificado, ya no se presentaba vinculada o vinculado el decreto a un proyecto de colonización como todavía lo hizo o se hizo en el Congreso Constituyente de 1856, el decreto de diciembre de 1860 asentaba la primacía del Estado sobre todo culto y la separación 29 iglesia-estado, derogaba la inmunidad eclesiástica e impulsaba la instalación de otras expresiones religiosas. Bajo su lógica se fomentó la formación de una iglesia mexicana nacional sin vínculos con la Santa Sede, y el establecimiento de escuelas oficiales que transmitieran una educación laica. Siguiente a ese postulado, el inicio del gobierno de Benito Juárez en 1861, se suprimió la enseñanza religiosa y confesional, mientras se establecía o se deseaba establecer un sistema de educación pública positivista y cívica, moral, civil, el catecismo de Nicolás Pizarro, las obras de Nicolás Pizarro, publicadas por la UNAM por cierto, eran parte vital de esta formación, por esas vías sumadas al establecimiento del Registro Público se pensaba que se terminaría de dominar al clero católico y sobre todo transformar la mentalidad del ciudadano mexicano, se desprendería de los valores de la catolicidad que la ataban al pasado y adoptaría los nuevos valores cívicos que permitirían insertar al país en la tan añorada modernidad. A partir de la época de los 70´s, del Siglo XIX, porque los 70´s del Siglo XX también fueron fascinantes, como se veía en la ponencia del doctor Schmal, ya lo vamos a doctorar, cuando efectivamente la difusión protestante en la década de los 70´s del Siglo XIX, cuando efectivamente la difusión protestante, la educación oficial y la Constitución de la Iglesia de Jesús que cristalizaba el proyecto de fundar una iglesia mexicana y la formación de las logias masónicas se extendían por todo el país, los liberales más radicales empezaron a considerar que la apertura del país a otros cultos posiblemente había sido un error. Ninguna sospecha causaba en su momento escuchar a Ignacio Ramírez, el nigromante sostener que la Iglesia de Jesús o la Iglesia Episcopal Mexicana era la alternativa que tenía el gobierno de México para liberarse de la influencia de la iglesia católica y también de la fragmentación protestante. Proponía que en el país debería de haber y cito, porque es fascinante viniendo del nigromante, “Una verdadera iglesia que sin dejar de ser católica-cristiana, llenara las aspiraciones del pueblo garantizando su acatamiento y obediencia a las leyes del supremo gobierno de la 30 nación, debemos seguir el ejemplo de Inglaterra, pues se hace necesaria la reforma religiosa, pero al referirnos a ésta no queremos en México que se admita como tal un movimiento protestante, no mil veces no, esto sería aumentar el mal, el protestantismo en México es un parásito infecundo, es un sistema extranjero introducido en el país como negocio mercante”. Está hablando el nigromante, ¿no? Quiero decir que la Iglesia de Jesús cuando regresa el Obispo Labastida en 1871 tiene la desgracia de saber que uno de los canónicos el padre Aguas, del arzobispado de México se convierte a esta religión, hace una diatriba increíble, también el padre Palacios, hay varios sacerdotes del arzobispado de México que se pasan a esta religión y es cuando a partir de 1872 empiezan a visitar todas las parroquias del arzobispado de México que entonces no era este arzobispado, era mucho más grande a pesar del fraccionamiento de 1863, se dedican a recorrer todo el arzobispado y empieza en ese momento en 1872 a 1874 una presencia más fuerte de los protestantes, continuamente la correspondencia de los párrocos al arzobispo es: ¿señor qué hacemos? Ya no eran tácticas prudentes, ya eran mucho más agresivos los protestantes, sobre todo los del padre Aguas y el padre Palacio y mandaban continuamente cartas a los párrocos diciendo ustedes curan almas, ustedes se tienen que convertir, no puede estar al servicio de estos obispos, por supuesto el arzobispo excomulgo al padre Aguas, pero la difusión de la Iglesia de Jesús continuó todavía hasta principios del siglo XX cuando se divide, por cuestiones de autoridad se hacen anglicanos, es un proceso muy interesante, pero que no viene al caso. Pero para que tengan una idea de lo que era la Iglesia de Jesús y el impacto que tuvo en la expansión del protestantismo en la Arquidiócesis de México. Ante el ataque sistemático a los valores tradicionales de la catolicidad durante el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada la jerarquía católica se vio obligada a diseñar un proyecto pastoral que permitiera recuperar su presencia social, revitalizar la vida cristiana y recursar la educación católica de la juventud y la niñez, que era disputada por las escuelas protestantes y las oficiales. Al margen de las diversas actitudes que tomaron los obispos frente a la expansión protestante quiero decir que la tolerancia religiosa se instaló en el país en medio de conflictos locales y en ocasiones con la 31 protección del Estado, así sucedió en Querétaro y en otros lugares del país. Bajo la cobertura del Decreto de Tolerancia Religiosa pedían la protección del Estado, porque eran apedreados, eran perseguidos. Esto no ha terminado, recientemente, sobre todo con la población inmigrante de Estados Unidos cuando regresan a localidades si son comunidades rurales o indígenas, que tienen un código de usos y costumbres, hay un conflicto social muy fuerte, porque los inmigrantes regresan con una religión distinta a la católica, porque cuando emigran los que los acogen son los protestantes. Esto ya fue identificado por la iglesia católica. De hecho el seminario que existe en este momento de estudiantes, de seminaristas de Estados Unidos un poco como preparar la acogida a estos inmigrantes. Pero cuando regresan a las comunidades, como con una visión diferente enfrentan a sus propios compañeros de vida, y entonces se vuelven las famosas expulsiones, la creación de nuevos grupos, como el caso que se dio en la montaña de Guerrero, no tan tarde como hace cinco o seis años. Pero también al mismo tiempo de que se dan estos conflictos por la implantación del protestantismo, también surgió que de eso se trata la tolerancia, de abrir el país a nuevas expresiones religiosas y no sólo a la católica, pero también este proceso, esta sería de conflictos en el siglo XX, principios del siglo XX surgió una nueva catolicidad, una generación de católicos dirigidos por una jerarquía joven bien formada y apegada a las disposiciones pontificias, quienes tomarán la defensa de la iglesia desde la nueva plataforma política definida por el Papa León XIII en su encíclicas inmortale dei sapiencia cristiane y reru novarum. Pero sobre todo quiero decirles que la disposición de León XIII en 1885 de que el católico participe en los puestos públicos ya había sido definida por el arzobispo Labastida en 1875, 1876 y lo logra en 1877, en el sentido de que como habían las Cartas Pastorales de todos los obispos, habían condenado con la excomunión a todos los que juraban la Constitución o que juraran las nuevas disposiciones de las reformas que introduce Lerdo de Tejada. Entonces el obispo Labastida se preocupa porque la catolicidad iba a quedar fuera del gobierno. 32 Creo que este es un aspecto que en la historia le hemos dado poca atención. Entonces dispone, busca el apoyo de Pío Nono, en el momento en que Pío Nono está recluido en el Vaticano y negado a todo diálogo con esos estados liberales que tanto daño le están haciendo la iglesia. Pero el arzobispo Labastida en este momento dice: No, el católico tiene que participar en los puestos públicos, tiene que estar en los congresos, tiene que estar en los gobiernos locales y tiene que estar en los municipios, que ya estaban siendo ocupados por gente que era protestante. Entonces en este momento que el decide manda una protesta a Roma para que se la aprueben y pueda ser apoyada por todos los obispos, si viene de Roma era ortodoxa la propuesta y lo único que agregó era que el católico podía asumir los puestos siempre que hiciera mentalmente el propósito de defender y luchar por el bien de la iglesia en la medida de sus posibilidades. Si no entraba en esa medida de sus posibilidades su conciencia podía estar tranquila y los obispos no los podían excomulgar. El Vaticano tiene una serie, una ristra de documentos de todos los católicos que se sentían lastimados en su conciencia, por haber adquirido los bienes de la iglesia en 1856, desde canónigos hasta hermanos de religiosas, etcétera. Pero en este momento dicen: nosotros no queremos ya más excomuniones y esto es lo que hace el arzobispo Labastida, es exactamente la estrategia que va a proponer León XIII en 1885. No importa que sean estados liberales, pero tienen que entrar para espirarle el espíritu católico. Esto lo hace Labastida desde 1800, bueno, empieza a funcionar en todo el país, desde 1877. Posiblemente, esa discusión, el contemporáneo, hay un artículo estupendo de Alan Nike, en torno a si el porfiriato fue liberalconservador o fueron conservadores liberales tenga que ver con esto. La política de conciliación de Díaz con la iglesia, también tiene que ver con esto. 33 El arzobispo Labastida, supuestamente distante por la separación iglesia-estado, estaba perfectamente al tanto de todo lo que fraguaba el gobierno antes de que se saliera de las oficinas públicos, por los católicos que estaban en las posiciones importantes. Creo que este es un estudio que tenemos que realizar y como creo que ya me va a tocar, me parece que ya van a ser los cinco minutos, les termino contando la historia más fácilmente. Efectivamente, cuando muere el señor Labastida que tenía el control de la iglesia, yo creo que León XIII se sentía profundamente indignado, porque desde 1888 quiere organizar el Concilio Prenario Latinoamericano y le pide a Labastida, que organice las juntas provinciales en México y Labastida le dice: na, nai, y no pudo. Y junto a Labastida todo el equipo pastoral, o sea, todos los obispos del país le dicen a León XIII: no, nos ha costado mucho la conciliación para venir a perderla por una reunión que puede asustar al gobierno, que es lo que va a sostener después el arzobispo de Oaxaca Rojio Bilo de los que sobreviven a la Revolución. Entonces, ¿qué es lo que hace? Cuando muere Labastida, la iglesia pierde el control, que es la única etapa en que cuenta con una dirigencia nacional hasta 1856 los obispos y Brian lo dice en un artículo, incluso, que no recuerdo dónde, están dispersos, toman acciones diferentes. Pero hasta 1856, los obispos tenían una orientación muy ortodoxa, pero a partir de la ley desarmortización es el caos, el obispo Espinosa en Guadalajara dice: señores, pobres católicos, permitamos y llega acuerdos con ellos, cuando la santa sede estaba diciendo que no. Entonces, el gran amigo de él, Pedro Barajas y el delegado apostólico Clemente, le dice: señor Espinosa usted está fuera, eso no está permitido. Entonces tiene que, reconciliar, reconsiderar –mejor dichosus posiciones frente a esto. Realmente, la reforma liberal, sobre todo la ley, la primera que afectó los bienes de las corporaciones civiles y religiosas, generó un conflicto 34 muy serie en la conciencia de los católicos, tanto de los laicos como de la iglesia. Luego ya con la ley del 59, pues ya fue, el efecto fue mucho más drástico, pero la santa sede se ve obligada a cambiar de política, al punto que cuando en 1909 se va elegir el suceso en el arzobispado de México, se decide que ningún antiguo puede ser electo. Con eso se elimina al arzobispo de Oaxaca, al de San Luis Potosí que no tenía ninguna posibilidad, porque era muy insidioso, pero se escoge a José Mori del Río, que no era el candidato para el momento y ahí es el último inciso del estudio en donde se ve cómo fue que lo empiezan a participar desde 1912 en Puebla, cuando se va a formar, se forma un partido católico y luego, como el arzobispo de Michoacán y el de México, deciden que hay que concentrar todas las fuerzas e impulsar el partido católico. Pero lo que es notable desde 1902 hasta 1914, cuando sale el arzobispo José Mora del Río, es la influencia que tuvieron los delegados apostólicos en el país, no en balde durante todo el siglo XIX los obispos se negaron a tener delegaciones apostólicos, porque asumían que era el Papa mismo, incluso, decía el arzobispo de la Garza, el más moderado de los obispos en el siglo XIX, a mediados del siglo XIX, incluso, se sentía más que el Papa mismo. Entonces, sí realmente la Revolución Mexicana es un proceso muy interesante porque nos presenta una jerarquía joven que quería ser más grande que lo grande del Siglo XIX, una tarea que se propusieron enorme y no lo consiguieron, el desastre de Huerta como se mide, como se mide del apoyo desigual, irregular sí afectó a la iglesia y lo más grave es que de José Mori del Río, la denuncia de que sí había financiado el levantamiento contra Madero llegaron por medio de las cartas del mismo delegado apostólico. Entonces realmente es una etapa que tenemos que revisar de nueva cuenta, igual creo que es preciso revisar la formación del partido católico pero en las parroquias, nos hace falta hacer una investigación a nivel parroquial que nos de la presencia, porque sabemos como pensaban los líderes del partido católico, es impresionante, sus juntas están muy detalladas, la correspondencia con los obispos es hermosa porque eran dueños de hacienda la mayoría, eras gente de propiedad 35 y de trabajo, pero cómo pensaban los que estaban abajo en las comunidades parroquiales que eran estimuladas por los párrocos y los obispos, excepto el de Yucatán que dijo: yo no me meto en eso porque no puedo y no lo hizo, todo lo demás sí. Entonces esta presencia parroquial en la acción católica, política, la del partido católico yo creo que la tenemos que reconstruir y creo que ya me ajusté a los cinco minutos, muchas gracias. Sr. Mario Ángel Flores Ramos: Agradecemos a nuestros conferencistas por estas reflexiones, también por el rigor en el tiempo que nos da oportunidad de dialogar con ellos algunos minutos más, ya tendremos oportunidad de leer su aportación completa, pero ahora podemos aprovechar indistintamente con alguno de los tres, alguna pregunta, algún diálogo en torno a lo que hemos escuchado en torno a este tema alrededor de los acontecimientos sociales de la Revolución Mexicana y la presencia, la participación de la iglesia, si hay alguna pregunta, que sea breve, directa y dirigida a alguno de los ponentes en torno al tema que hemos escuchado. Pregunta: Mi comentario es para los tres y es sobre la iglesia, digamos ahorita qué podemos hacer nosotros por el derecho y por la ética por así decirlo, nuestras normas son éticas fundamentalmente y podemos tomar a partir de este momento de la iglesia los diez mandamientos, más el mandamiento de amor del Nuevo Testamento; de la época de la independencia los Sentimientos de la Nación, 23 artículos extraordinarios, de la Revolución Mexicana la constitución de 1917 y le agregamos la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948, son 30 artículos, en total 200 artículos que nos pueden servir muchísimo, gracias. Pregunta: Mi pregunta es dirigida al doctor Adame Goddard, ya se había mencionado al principio de las conferencias el importante papel que jugó la mujer, en este sentido yo quisiera recordar la Unión de Damas Católicas Mexicanas, una organización que surge en 1912 y dado que el período de su conferencia está enmarcada hasta el año de 1914, yo quisiera preguntarle si usted tiene conocimiento de qué estaba haciendo esta organización, cómo funcionó, apoyó o no apoyó y en qué medida apoyó al gobierno de Huerta. 36 Sr. Jorge Adama Goddard: Bueno una observación respecto de la primera intervención, entonces efectivamente creo que para mantener la idea de una ética independiente del poder del estado, hace falta sobre todo acudir a la ética natural por supuesto que pueden ayudar los sentimientos de la nación, la constitución, etc. En cuanto a los derechos humanos, los derechos humanos es lo que es políticamente correcto y actualmente los derechos humanos tratan de convertirse en la ética común de la humanidad, de modo que todo se puede criticar desde el punto de vista si respetan o no respetan los derechos humanos, pero en realidad no hay una idea clara de qué son los derechos humanos y se trata además de una perspectiva incompleta, porque la perspectiva ética es sobre todo de deberes, la perspectiva ética significa solidaridad, deber de uno respecto del otro. En cambo la perspectiva de los derechos humanos es excesivamente individualista, yo exijo, a mí que me den, yo reclamo, yo ejercito mis derechos, y no reconoce la responsabilidad yo doy, yo comparto, yo aporto, yo pago impuestos, genero fuentes de trabajo, etc. Entonces, por eso me parece que está bien, hay que aprovechar lo que está aprovechable en la declaración de derechos humanos y en esta teoría de los derechos humanos que es muy confusa, muy ambigua, pero me parece que es primero importante reconocer la idea de una ley natural, de una ética natural que no depende del poder que está inserta en la naturaleza humana y común a todos los hombres de cualquier credo, de cualquier raza, etc. En cuanto a la pregunta concreta de la unión de damas católicas, sí reconozco que tuve noticia de esa asociación no la he seguido en detalle, pero según lo que recuerdo se trataba principalmente de conseguir fondos para las obras sociales y las obras de beneficencia, era básicamente eso hasta donde recuerdo. Pero es simplemente una noticia, no puedo afirmar algún reconocimiento preciso sobre ello. Pregunta: Para el licenciado González Schmal. La Constitución de 1917 que teóricamente pretendía continuar la del 57, se convierte en una constitución que niega a la iglesia, pero la somete. Entonces, entra en una paradoja jurídica que es finalmente la que va a generar el 37 conflicto inmediatamente posterior y hubo una evolución porque no era el propósito de Carranza lo que luego derivó. Entonces, quisiera que sí comentara un poco ese momento de la conformación de ese orden jurídico del 17 que niega a la iglesia, pero la somete. Sr. Raúl González Schmal: En el proyecto de don Venustiano Carranza, cuando convoca al Congreso Constituyente de 17, efectivamente él asume la misma posición de la Constitución de 1857, en cuanto a la separación de la iglesia y el Estado, independientemente de que sea una concepción liberal o no la que tenía la del 57, se reconocía la existencia de la iglesia católica. Y entonces las leyes de reforma hablaban precisamente de separación entre ambas instituciones, verdad. En el Congreso del Constituyente, como la voz más, yo diría, persuasiva los que hacían mayoría y también quizá los más demagogos, pues echaron abajo esta parte del proyecto de don Venustiano Carranza y en lugar de mantener por lo menos el principio de la separación se mutó, se cambió por el de la sujeción de la iglesia al Estado, pero no ya la iglesia como una persona moral, digamos, sino simplemente a la iglesia como un grupo de facto. Como sabemos también en la Constitución del 17 se suprimió la personalidad jurídica de la iglesia, las asociaciones religiosas denominadas iglesias carecen de personalidad jurídica decía el Artículo 130. Igual sucedió respecto a la cuestión de la educación. En el proyecto de don Venustiano Carranza se establecía en su texto original que la educación sería laica exclusivamente para las escuelas públicas. Empezaba así, diciendo: habrá libertad de educación, pero será laica para aquellas públicas, de tal manera que las escuelas privadas, las escuelas no públicas había por supuesto una libertad de enseñanza incluyendo la posibilidad de que la iglesia o las organizaciones religiosas tuvieran escuelas, o bien escuelas laicas con posibilidad de dar educación religiosa o instrucción religiosa. 38 En el Constituyente de Querétaro cambiaron también, echaron abajo este proyecto de Carranza, y entonces establecieron la escuela laica, pero la escuela laica tanto para las escuelas públicas como para las escuelas privadas o escuelas oficiales y escuelas privadas. De tal manera que con esto suprimieron la libertad religiosa o la libertad de vocación y también la libertad religiosa, porque es una proyección en las escuelas privadas. De esta manera nos constituimos en el único país del mundo que admitiendo o aceptando la educación privada prohíbe al mismo tiempo la enseñanza religiosa en las escuelas privadas. Entonces esto estuvo en vigor desde 1917 hasta 1992. El Artículo Tercero de la Constitución ahí permaneció, aunque cuando llegó el general Lázaro Cárdenas en 1934, un poco antes modificaron el Artículo Tercero de la Constitución para establecer la educación socialista, que también creó una serie de problemas y que cinco años después fue nuevamente derogada esta disposición y regresó a la escuela laica. Ahora, en el Constituyente del 17 el laicismo no se consideraba simplemente como una abstención, sino de cualquier creencia o de cualquier instrucción religiosa, sino como una especie de adoctrinamiento en la irreligión. Se dijo expresamente que no podían considerar que el laicismo fuera simplemente una actitud de neutralidad frente a las conciencias y frente a las convicciones religiosas, sino tendría como propósito el destruir todos los fanatismos, el destruir todos los prejuicios, el destruir toda la ignorancia que produce la religión. Esto lo dijo ni más ni menos quien era el autor del dictamen del nuevo Artículo Tercero, que fue el general Mújica, que fue el jefe de los radicales, que más intervenciones tuvo en el Constituyente. Ya me pidieron hacer uso de la palabra y estoy otra vez en el abuso de la palabra. Pregunta: Aprovechando la intervención del doctor Schmal me uno al doctorado que hace Martha Eugenia. Me gustaría preguntarle al doctor Adame Goddard, este asunto de la ética natural me parece muy 39 importante, y me parece muy importante sobre todo con esta cuestión que usted dijo de que el liberalismo económico no tiene más ética que la ley. Me parece tremenda la ley y muy impactante, sobre todo uniéndolo a lo que acaba de decir el maestro Schmal, porque creo y creo haber entendido de su parte que esto ha derivado en la actualidad en esta situación que estamos viviendo de falta de ética total en todos sentidos. Es decir, la educación laica, de la cual nos está hablando el doctor, nos ha traído a no meternos en cuestiones éticas y mucho menos morales, que es la práctica de la ética. Entonces nos ha llevado a que no tengamos una buena conciencia o pensar lo que ustedes mismo decía en el otro, sino en mí mismo nada más, y eso es lo que vale porque es el individualismo. ¿Estoy entendiendo bien lo que usted trató de enfatizar cuando nos dijo que es necesarísimo una ética natural? Sr. Jorge Adame Goddard: Me parece que sí. De lo que es de reconocer la existencia de principios de juicio, de reglas éticas que tienen validez independientemente de la voluntad del legislador. No podemos decir que la única ética es la ley. La ley es la ética mínima. Por eso precisamente es coactiva. La mayor parte de los deberes éticos no necesitan sanción coactiva. Es más cuando una sociedad tiene que coaccionar y poner sanciones por incumplimiento de los deberes éticos significa que es una sociedad en la cual la ética misma se está devaluando y entonces es necesaria la coacción del estado. Lo que se está viendo ahora, por ejemplo, en la formación de códigos de ética; códigos de ética para el Poder Judicial, códigos de ética para los funcionarios, códigos de ética, etcétera. Es simplemente poner ciertas reglas de comportamiento, que las personas bien formadas cumplen espontáneamente, ponerlos como reglas que, de alguna manera, van a llevar a una sanción sino es jurídica es cuasi jurídica y que llevarían, por lo tanto, a tratar de hacer todo coactivo, es más, yo diría, a mayor cumplimiento de la ética mayor libertad y menor ley, a mayor ética menor ley, a mayor ley menor ética. 40 Pregunta: Buenas tardes, es una pregunta para la doctora. Me gustaría que ahondara un poco más sobre la relación que se da entre la iglesia y el porfiriato. Gracias. Sr. Mario Ángel Flores Ramos: Bueno, vamos a escuchar una vez más la pregunta que no se comprendió y estamos también por llegar al final de este diálogo con los participantes. Pregunta: Si pudiera ahondar un poco más sobre la relación que se da durante el porfiriato y la iglesia. Sra. Martha Eugenia García Ugarte: Volvemos a empezar la ponencia. En realidad es una relación muy interesante, sobre todo, del arzobispo Labastida. Cuando muere el arzobispo Labastida, yo creo que es muy significativo en 1891 el cortejo fúnebre donde estaban todos los funcionarios de Díaz, fueron, por supuesto, masacrados por la prensa liberal, pero todos estaban presentes. Y algo muy interesante, esto te da un indicador. Cuando en 1800, me parece que es 1800, no me acuerdo, la encíclica de León XIII contra la masonería, el arzobispo de México decide no publicarla para no afectar la sensibilidad de don Porfirio. Cuando don Porfirio se casa con Carmelita Romero Rubio, el arzobispo la hace firmar un acuerdo, de que él es masón por necesidades, pero, bueno, él no es, efectivamente, masón, es católico, se puede casar por la iglesia. Creo que había una excelente relación no solamente el arzobispo de México, sino también el obispo de Oaxaca y también el obispo de San Luis Potosí, Montes de Oca, de entre ellos. Los jóvenes, los que empezaron a ser nombrados en la última década del siglo XIX, los que fueron formados en el Pio Latinoamericano, los que van a ejercer toda su fuerza política, organizativa y demás, desde 1902 hasta 1929. Todos ellos eran muy amigos antes de la Revolución de don Porfirio Díaz. 41 A veces les pasaban informes de la situación política que había en las regiones, o sea, había una muy buena relación, esto no implica, don Porfirio nunca levantó las Leyes de Reforma, nunca desechó la Constitución del 57 aunque gobernaba por un lado. Creo que es una relación que hay que volver a revisar a partir de documentos históricos y a partir de la participación de los católicos como ciudadanos mexicanos, no como católicos, que eso va a cambiar ya con los doctores de la iglesia, los obispos de la primera etapa del siglo XX. Ahí al contrario todo era católico, partido católico, organizaciones católicas, la catolicidad se pone por delante, don Pelagio decía, no, bajemos la catolicidad, pero, era un hombre muy pragmático, pero logremos lo que deseamos. ¿Qué deseamos? Mayor respeto por la iglesia y entonces, se recupera la estructura eclesiástica, se recuperan las libertades y la iglesia, prácticamente, hacía lo que quería, bajo el concepto que ellos también aceptaban y consideraban que era un atinado la separación iglesiaestado. Sr. Mario Ángel Flores Ramos: Agradecemos la participación de nuestros conferencistas en estas jornadas, su presencia en la Universidad Pontificia y el señor rector, doctor Alfredo Vargas Alonso entrega un reconocimiento por su participación, un pequeño detalle también de parte de la Universidad. Muchas gracias a todos. -0o0o0-