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Arturo Yarish ¿Todo lo viejo es nuevo otra vez? (O por qué leer a Ferdinand Pecora) 1 ¿Todo lo viejo es nuevo otra vez? (O por qué leer a Ferdinand Pecora1) por Arturo Yarish traducción de Atenea Acevedo ¿Una nueva crisis financiera o el viejo y trillado esquema Ponzi? ¿Un nuevo crac bursátil por las mismas viejas razones? ¿Otra crisis económica y otra gran d...? ¡Uy! Esa palabra que empieza con d y significa pánico ¿Los problemas de antaño vuelven bajo el disfraz de un nombre nuevo o se trata del inicio de una transformación? Ecos de George Santayana: Quienes no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo.2 1 Ferdinand Pecora Where Is Our Ferdinand Pecora? RON CHERNOW El Congreso debería de realizar una investigación de la crisis económica. Si hace falta inspiración, sugiero recurrir a las sesiones en el Senado durante las cuales Ferdinand Pecora desmitificó el colapso de 1929. Ferdinand Pecora http://www.nationmaster.com/encyclopedia/Pecora-Commission 2 George Santayana (1863?-1952), filósofo y poeta usamericano. Life of Reason, 'Reason in Common Sense,' capítulo 12 (1905-6). http://www.bartleby.com/59/3/thosewhocann.html 2 Introducción del autor El capitalismo usamericano se ha entrampado en la enredada telaraña de su propia manipulación financiera, una telaraña que contagia a toda la red globalizada del neoliberalismo corporativo. Desde Wall Street hasta mucho más allá de las fronteras de una nación amurallada, el complejo militarindustrial-financiero usamericano consume la economía nacional en una convulsión corporativa internacional de incestuosa autodestrucción que está llevando al capitalismo mundial al centro de su torbellino. A medida que el sistema financiero nacional se tambalea al borde del colapso y la estructura subyacente del capitalismo usamericano cruje, los economistas neoliberales convencionales, ya sean monetaristas neoclásicos o neokeynesianos, abandonan los mecanismos del mercado y dan palos de ciego en pos de controles políticos más directos que llevan al sistema más allá del capital. Tras haber accionado desesperada e inútilmente las palancas tradicionales del control financiero, los magos de Wall Street, sumos sacerdotes del fundamentalismo del mercado, quieren salvar al sistema desde afuera. En el proceso de volver a intentar rescatar al capitalismo de los capitalistas, los economistas neoliberales se lanzan a la ecléctica caja de sorpresas de las estrategias económicas que datan de los tiempos de las reformas posteriores al Pánico de 1907. Con las agallas de la convicción y la confianza en éxitos 3 anteriores, aplican enérgicamente métodos trasnochados para resolver los cambiantes problemas económicos que ellos mismos crearon. En el proceso, deliberada o involuntariamente, su comportamiento fuera del mercado está cambiando el carácter del capitalismo usamericano e internacional. ¿Qué está detrás de esta crisis en ciernes? ¿Qué nos espera del otro lado? ¿Cómo encontrar la salida? El autor, Arturo Yarish, presenta un innovador y perspicaz análisis de la actual debacle económica. A partir de lo que considera parte de la investigación alternativa más importante aportada por muchos de los mejores analistas críticos de la actualidad, Yarish se concentra en expandir las implicaciones de sus puntos de vista ante los vertiginosos acontecimientos que nos ha tocado vivir. 4 Índice Crisis cíclica o crisis estructural ............................................... 9 No es una recesión común y silvestre ................................................... 9 El preludio: modificar el vocabulario no cambia la realidad .......... 14 Dicen que un gobierno magro es un mejor gobierno ....................... 23 Una mirada a la historia económica usamericana: la historia de la teoría económica anglosajona y usamericana, y su aplicación práctica ................................................................................................. 28 Los primeros años de la república ..................................................... 31 Una transición histórica ...................................................................... 36 De la reforma bancaria a la transición... ¿hacia la transformación? .................................................................. 41 Hipotecar la buena voluntad de la segunda posguerra en el juego de poder por la dominación mundial ...................................................... 46 El resultado acumulativo .................................................................... 50 Más allá de la teoría neoclásica convencional: los autoproclamados conservadores corrompieron la cultura política conservadora y la economía convencional para mostrarse como viles maestros de la estafa ...................... 55 El capital corporativo en contra de la democracia ........................... 55 Las semillas de un tipo de transformación ........................................ 56 5 “Destrucción creativa” o destrucción a secas ................................... 60 La agresión económica militarizada tiene consecuencias políticas, económicas y culturales de largo plazo.............................................. 61 De la indagación a la crítica abierta .................................................. 63 ¿Todo lo viejo es nuevo otra vez? ............................................ 68 ¿Trascender a Keynes? ....................................................................... 68 El entorno ............................................................................................. 70 Historia económica… ¡indispensable! ..................................... 74 Pregunto: G.W. Bush por Herbert Hoover?........................................ 74 ¿Cómo pudo pasar? Y no es la primera vez… ................................. 77 La quimera del éxito y el dilema ineludible de los capitalistas ....... 84 El cerco corporativo de la sociedad civil consumista ....................... 92 Las distorsiones sociales de una economía perversa ya están profundamente incorporadas al sistema ......................................... 106 Más allá de una política de estímulo económico ............................. 111 La economía política de la destrucción creativa .............................. 113 El intento por romper el cerco ......................................................... 116 El momento de la transición o la transformación ................ 120 La extenuante función del expansionismo económico y corporativo militarizado y basado en la deuda ................................................... 120 Más allá de los monetaristas, más allá de Keynes, más allá del neoliberalismo .................................................................................... 123 6 Los neoliberales hipotecaron nuestro futuro colectivo y ahora, al igual que antes, tratan de hacernos pagar por ello. ...................................................................................... 132 El militarismo devora a la economía nacional ................................ 132 El precio sociopolítico de la dominación económica y militar ....... 139 Se desata el keynesianismo neoliberal-militar ................................ 141 No hay alternativa a la difícil tarea social que nos espera .. 145 El poder de la política corporativa .................................................. 148 Una mirada más cercana al pasado reciente................................... 153 Otras preguntas necesarias............................................................... 161 ¿Qué retos nos esperan? ......................................................... 166 ¿La repetición de una trágica historia económica nacional, una nueva depresión, un golpe corporativo o una oportunidad histórica? ............................................................................................ 166 La oportunidad a nuestro alcance ................................................... 168 Reforma económica para la renovación social ............................... 176 El chauvinismo de clase: la perspectiva de la clase dominante es inconfundible ..................................................................................... 185 La nacionalización es la única respuesta. Estos bancos están, efectivamente, en bancarrota. ............................................................ 188 Una oportunidad histórica ..................................................... 194 El capitalismo en contra de la nación y el pueblo ........................... 194 El corporativismo en contra de la democracia ............................... 194 7 Más allá del capital… hacia la revitalización de la democracia popular .......................................................... 199 ¿DE QUIÉN ES EL MILENIO, SUYO O NUESTRO? Así lo planteaba Daniel Singer en 1999. ¿Cabe preguntar de quién es la transformación? ................................................................................. 199 Recomendaciones bibliográficas ............................................ 202 8 Crisis cíclica o crisis estructural No es una recesión común y silvestre Hay que pensar en la actual crisis económica y sus síntomas más prominentes, por lo general mencionados en los medios dominantes como crisis de liquidez, crisis financiera o colapso financiero como en una crisis de confianza que atraviesa la totalidad de la estructura financiera usamericana que se ha internacionalizado y que refleja la aún más profunda crisis del capital. Independientemente de la denominación que reciba por parte de los comentaristas convencionales, debemos de ver esta auténtica crisis económica desde la perspectiva de su desarrollo histórico concreto de largo aliento. A fin de entender completamente la formación de la actual contracción de la economía, es necesario realizar un análisis continuo situado dentro de la teoría económica y de las prácticas de negocios que han marcado los imperativos usamericanos de política interior y exterior a lo largo de la historia del país. A continuación presento un panorama general de los últimos 100 años. Como ha sucedido periódicamente a lo largo de la historia usamericana en el siglo XX, una vez más convergen tres grandes puntos de presión económica para formar una coyuntura política y económica en proceso de 9 intensificación que amerita un análisis mucho más completo del que hasta ahora realiza la mayoría de los economistas. Estos tres puntos de tensión sistémica interna se sintetizan en el fracaso de la capacidad del sistema para cerrar con éxito el ciclo vital de producción-distribución-circulación necesario a fin de mantener sus propios niveles de rentabilidad. El actual fracaso del capitalismo corporativo usamericano para mantener las condiciones necesarias de la rentabilidad general mediante el mantenimiento adecuado de la distribución de los bienes y servicios que se requieren para satisfacer las necesidades lo ha llevado al más reciente de una larga serie de paroxismos interiormente inducidos. El presente ensayo constituye un intento por definir un esquema orientado a un análisis exhaustivo y crítico de la actual situación económica, un análisis concentrado en las profundas raíces sistémicas de la crisis. Inspirado y guiado por algunos de los analistas críticos más perspicaces de nuestros tiempos (muchos de ellos citados en las referencias de este ensayo y en otros trabajos de mi autoría), encuentro un claro patrón en las prácticas de intervención en crisis previas que apuntan a grandes cambios políticos capaces de influir en las nociones y las prácticas convencionales de los capitalistas. Como lo señala el presente estudio, la clara tendencia de las intervenciones en el mercado por parte de los agentes de la iniciativa privada y los funcionarios gubernamentales que se han desarrollado durante una serie de crisis en los últimos 100 años ilustra plenamente que el foco de la atención en los mercados se basa en la economía dominante de tradición 10 anglosajona y usamericana, defectos incluidos. El presente análisis incluye un repaso histórico y una discusión para evaluar la teoría y las prioridades de clase que influyen en las intervenciones previas a cargo de figuras financieras líderes durante la primera década del siglo XX y que siguen influyendo en el estilo actual de intervención gubernamental ante la crisis. Esta presentación se encuadra en una amplia evaluación de las crecientemente profundas crisis políticas, económicas y financieras a partir de las tendencias expansionistas del capitalismo usamericano histórico que fueron y siguen siendo esenciales para sostener el proceso de la acumulación y concentración de la riqueza y el poder político del país entre la clase gobernante, y ofrece un énfasis particular en las importantes innovaciones dentro de las intervenciones en el mercado de inspiración política que se convirtieron en práctica estandarizada a lo largo del siglo XX y que parecen prolongarse en el siglo XXI. Si bien la amplitud total de un estudio político, cultural y económico detallado tendría que cubrir por completo la trayectoria del expansionismo usamericano, así como las consecuentes nociones nacionales del “excepcionalísimos” y sus consecuencias sociales, el presente ensayo plantea firmemente la necesidad de evaluar de manera cabal las maneras en que las perspectivas económicas convencionales que reflejan los imperativos de preservación de la clase dominante y se alimentan de las prácticas comerciales y el desarrollo de perspectivas económicas a lo largo 11 del siglo XX condicionan reacciones de supervivencia que se han conjugado para dar forma al estilo de intervención política en asuntos económicos y han transformado al capital. Además, dicho de manera por demás categórica, es necesario decir que la intensificación de medidas administrativas en lo político y lo económico para fomentar la pasividad dentro de Usamérica en tanto base sociopolítica necesaria para la continuidad de la expansión económica en el entorno internacional se acerca a nuevos obstáculos internamente condicionados que bien podrían resumirse como los costos socioeconómicos insostenibles del imperio. Mi argumento es que las estrategias y los métodos de la clase dominante para condicionar el cumplimiento social y orientarlo hacia su propio impulso imperialista a lo largo y ancho del continente americano y del planeta han presionado las capacidades sistémicas internas hasta un punto de quiebre que se revela, en principio, en la escala financiera. Asimismo, mostraré que conforme los gobiernos lidiaban con las sucesivas crisis económicas y financieras en los últimos 100 años adquirieron conocimientos y una confianza que se convirtió en práctica “normal” y actúa como anteojeras, una práctica refinada dentro del marco de las normas de la teoría económica convencional y que corresponde a las necesidades de una nación en constante expansión económica y territorial. Además, a través de cada una de estas crisis cada vez más personas en el mundo empresarial, el ámbito de la política pública y el de la teoría reconocieron los límites internos del crecimiento capitalista, y sus administradores públicos y 12 privados han echado mano una y otra vez del poder político para superar dichos límites. Cada esfuerzo subsiguiente por manejar o controlar los ciclos recurrentes de la economía a lo largo del siglo XX ha tenido dos profundos efectos formativos entre los líderes empresariales y la clase política: creció su confianza en sus propias habilidades de gestión y también creció su frustración y desilusión ante cada crisis sucesiva. Mientras proclaman públicamente que no hay alternativa al capitalismo, se dedican a buscar maneras de controlarlo o superar su capacidad de autodestrucción. Creo firmemente que disponemos de múltiples pruebas para demostrar que los comportamientos aprendidos y las respuestas condicionadas de los responsables de la formulación de políticas y los teóricos convencionales les han llevado a sentir que pueden controlar aquello que consideran la mecánica del modo capitalista de producción, distribución y circulación. Sus repetidos intentos de controlar administrativamente las consecuencias sociales y políticas del infatigable imperativo sistémico del capitalismo clásico en pos de mayores ganancias han desatado una poderosa interacción circular entre las fuerzas políticas y económicas que han acelerado las tendencias culturales corporativas, y que actualmente se intensifican dentro de una transformación nacional, política y cultural hacia el corporativismo.3 Si bien la mayoría de los analistas convencionales en cuadra sus comentarios en términos de los ciclos empresariales normales de las operaciones capitalistas, me parece cada vez más evidente que tienden a 3 Corporativismo, Giovanni Gentile http://en.wikipedia.org/wiki/Giovanni_Gentile 13 reconocer, aunque no de manera abierta, que los síntomas de la actual crisis se encuentran profundamente enraizados en el propio capitalismo. Las tácticas extremadamente autoritarias y herméticas del gobierno de Bush dirigidas a la gestión de la crisis financiera constituyen los indicadores más evidentes de los esfuerzos de largo plazo de las grandes corporaciones por usar las palancas políticas del poder a fin de ampliar el control directo de la iniciativa privada en las vicisitudes de un sistema cada vez más destructivo en lo social y al que la clase gobernante y la clase dominante se encuentran vinculadas en un nudo gordiano para su propia supervivencia. Asimismo, planteo que la clase en el poder de las limitaciones actuales del capitalismo en lo económico como una crisis estructural y presiona, mediante una movida que pretende ir más allá del capital,4más que nunca antes para escapar al inminente colapso. El preludio: modificar el vocabulario no cambia la realidad 4 En el presente ensayo la frase más allá del capital ha sido tomada del texto de István Mészáros titulado Beyond Capital: Towards a Theory of Transition http://monthlyreview.org/beyondcap.htm, frase que yo mismo usé para titular un ensayo previo: ¿Más allá del capital, más allá de la democracia? http://www.tlaxcala.es/pp.asp?lg=es&reference=4304. 14 En los años de la segunda posguerra la palabra depresión5 fue eliminada de las conversaciones políticas cordiales para dar paso a la menos temida recesión.6 Sin embargo, las sucesivas y frecuentes olas de recesión nos hicieron aprender que la verdadera diferencia entre depresión y recesión radica en si perdemos el empleo, los ahorros, tal vez nuestro hogar, nuestra familia con nuestra salud. Desde la Gran Depresión y durante las siete recesiones registradas después de la Segunda Guerra Mundial, incluida la estanflación7 de mediados de la década de 1970, los expertos en administración monetaria y las voces de la política fiscal conservadora nos aseguraban con creciente confianza que, a pesar de las ocasionales dificultades en lo individual, los cada vez más sofisticados procedimientos administrativos financieros y el diseño de presupuestos contracíclicos limarían los extremos más severos de los auges y las caídas del pasado. Muchos nos tranquilizamos al suponer que los tecnócratas a cargo de la administración del capitalismo usamericano podrían controlar los excesos de los ciclos empresariales para propiciar el crecimiento y la prosperidad que predecían. Estábamos tranquilos: los economistas usamericanos de la escuela anglosajona dominante y la era posterior a la depresión, divididos entre la tendencia de la administración del déficit y la demanda bajo influencia de John Maynard Keynes8 y los monetaristas9neoclásicos bajo 5 Depresión http://www.cwanswers.com/8921/economic_depression 6 Recesión http://recession.org/ y http://en.wikipedia.org/wiki/Recession 7 Estanflación http://en.wikipedia.org/wiki/Stagflation 8 John Maynard Keynes http://en.wikipedia.org/wiki/John_Maynard_Keynes 15 influencia de Milton Friedman,10 nos aseguraron y le aseguraron al mundo que estaban aprendiendo a domesticar a la bestia capitalista. Mientras los keynesianos se concentraron básicamente en los problemas del déficit y la demanda, los monetaristas de la escuela de Friedman enfatizaron la creciente “oferta” al reducir muchas formas de incursión gubernamental en lo que denominaban “mercados autorregulados”. Ambos grupos estaban convencidos de su dominio de los mecanismos de un sistema económico capitalista cada vez más controlado por las grandes corporaciones; ambos grupos nos aseguraban, a partir de métodos mejorados de gestión monetaria, fiscal y presupuestal, que eran capaces de sostener el desarrollo y el crecimiento capitalista, y superar los obstáculos que representa la tendencia a la contracción periódica en recesiones y depresiones que es inherente del sistema. En tanto los monetaristas neoclásicos, más tradicionales, señalan los obstáculos externos para el presunto crecimiento natural del capital (como la intervención gubernamental para regular las inversiones), los keynesianos argumentan ser capaces de superar los límites internos del sistema y crear las condiciones para un crecimiento ordenado y continuo mediante la 9 Monetaristas http://en.wikipedia.org/wiki/Category:Monetarists 10 Milton Friedman / Escuela de Chicago / Monetaristas http://en.wikipedia.org/wiki/Milton_Friedman 16 administración del delicado equilibrio entre la oferta y la demanda gracias a la regulación racional de los mercados de todos los bienes y servicios, incluidas las inversiones. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ambos grupos de economistas han rivalizado por alcanzar y mantener la influencia dominante en la definición del crecimiento y desarrollo del capitalismo de la posguerra en Usamérica, y en su más reciente expansión mundial a la que es común referirse como globalización. Si bien ninguno de estos grupos se está exento de la influencia y de su par en lo que respecta a conocimientos y técnicas de gestión, los administradores keynesianos dedicados a temas fiscales o de déficit y demanda tuvieron auge durante el periodo del New Deal, hasta que pasaron la posta a los monetaristas neoclásicos alrededor de la época en que Ronald Reagan llegó a la presidencia. Concentrados en los problemas de déficit y demanda durante la Depresión o la falta de poder adquisitivo de los trabajadores que producían bienes y servicios, los primeros keynesianos o keynesianos sociales y promovieron políticas para incrementar el gasto de los consumidores mediante altas tasas de empleo sostenidas por el gasto público en proyectos para el desarrollo de infraestructura que incluían desde la construcción de caminos y bibliotecas hasta la ampliación de toda clase de servicios sociales, incluidos aquellos destinados a satisfacer las necesidades básicas de las familias: salud, atención médica y educación pública. Por el contrario, los economistas neoclásicos, principalmente monetaristas, concentraron su atención en lo que consideran obstáculos 17 sociales y políticos para incrementar la oferta de productos y servicios que ingresan a las operaciones “naturales” y poco conflictivas de los mercados capitalistas sin restricciones. No obstante, ambas escuelas buscaron asegurar la gestión interna controlada del sesgo inflacionario que forma parte de la economía nacional y mantener la influencia predominante del dólar usamericano (usad) al tiempo que llevaban la cultura de las prácticas empresariales usamericanos al comercio internacional. Juntos, enfrascados en largas disputas teóricas mientras buscaban cargos de autoridad en el entorno de la formulación de políticas públicas, los keynesianos y los monetaristas neoclásicos trataron de mantener la postura política y militar dominante de Usamérica en el mundo de la segunda posguerra a fin de fomentar y proteger la influencia económica internacional del país como principal método para la preservación de la economía nacional. Así, durante los años de la segunda posguerra un gobierno federal tras otro intento mantener el equilibrio entre los costos internos de la estabilidad social y económica y la continuidad del financiamiento de su política exterior en lo económico y lo militar. En todo este periodo, también conocido como Guerra Fría, demócratas y republicanos por igual coincidían en términos generales con un plan fiscal y monetario que buscaba compensar los costos de una política interior y exterior mayormente inspirada en los principios keynesianos del sostenimiento de la demanda interna mediante la administración del presupuesto nacional y la regulación general de los controles monetarios sobre las prácticas bancarias. Sin 18 embargo, tras el fracaso de la guerra usamericana en Vietnam y el incremento en los precios del petróleo durante la década de 1970, se registró un cambio importante en la política exterior: el viraje marcaba un expansionismo más agresivo que se aceleró a partir del gobierno de Reagan y desbancó las prioridades monetarias y de presupuesto interno para favorecer una mayor proyección del poderío económico usamericano en el planeta. A partir de la disociación del dólar usamericano11(usad) de su precio fijo en oro y el paso a los largos años de desregulación de la economía nacional, lo que antes fue un equilibrio viró cada vez más hacia el requisito de proyectar la expansión empresarial apoyada en el aspecto militar. Los consecuentes cambios de largo plazo en la política interna a partir de la década de 1970 adoptaron cuatro formas básicas: disminución de sueldos y salarios dentro del país, transición de la carga fiscal hacia la población con menores ingresos, disminución de los servicios sociales y debilitamiento o eliminación de mecanismos para regular las actividades empresariales y bancarias. Este singular cambio en la política social y económica dentro del país, por lo general denominado “ruptura del contrato social”, sesgo el equilibrio alcanzado con los programas sociales de inspiración keynesiana que favorecían políticas presupuestales y monetarias y diseñadas para 11 Desvinculación del dólar usamericano y el oro (patrón oro-dólar) http://www.historycommons.org/context.jsp?item=financial_crisis_1 19 apuntalar la inversión extranjera directa que quedaría bajo la protección de una acentuada presencia militar usamericana en el exterior. Muy pronto quedó claro que trasladar el costo de la expansión económica a la población con menores ingresos no bastaría para subsanar el costo de una política exterior cada vez más agresiva en el ámbito militar y económico. Se requería de un factor adicional en lo social y lo económico para cultivar la aceptación pública del pronunciado viraje político hacia una expansión económica sustentada en el desarrollo militar. Escaló el ya conocido y bien trabajado factor miedo, al tiempo que el factor comodidad mejoraba. Fue relativamente fácil exacerbar aquel factor miedo profundamente enraizado en las viejas nociones usamericanas de xenofobia y superioridad racial y social. Pero resultaría mucho más difícil, aunque no imposible, lograr que la población se sintiera más cómoda mientras los salarios caían. Se facilitó el acceso a crecientes montos crediticios y a baratos artículos de importación. La clase gobernante de ambos partidos, pero particularmente los republicanos, combinó el sentido del orgullo nacional popular con la sensación de una creciente riqueza en el mercado de los bienes raíces para dar paso a un círculo socioeconómico que parecía validar al sistema. La interacción circular de las nociones culturales del ejercicio de la soberanía individual del consumidor, reforzada por la creciente disponibilidad de crédito y frases publicitarias que siempre incluían las palabras “libre” y “libertad” (libre mercado, libertad de elegir), todo ello basado en la galopante deuda pública y deuda del consumidor, parece haber legitimado 20 las nociones populares de aquellas libertades que ofrecía el sistema de mercado manipulado del capitalismo. Los lemas políticos que acompañaron la situación y fueron popularizados por adeptos a la teoría neoclásica con creciente influencia que defendían el capitalismo de mercado “puro” o más puro, aquel al que hasta hace poco se referían con orgullo y firmeza simplemente como capitalista hablaban de “quitarnos al gobierno de encima”, “sacar al gobierno de los consejos de administración y las juntas directivas” gracias a la reducción o eliminación del gasto público, la regulación, la supervisión y otros obstáculos que entorpecían la prometida libertad de las operaciones del mercado autorregulado que, según los economistas y los políticos neoliberales, fertilizar y a la creatividad empresarial para maximizar su potencial de innovación a fin de lograr una mayor expansión que traería beneficios para todos. No obstante, detrás de los lemas políticos que pretendían adelgazar al gobierno y eliminar la intervención gubernamental al tiempo que propugnaban las oportunidades individuales en todos los niveles de las actividades económicas, financieras y corporativas, los monetaristas neoclásicos no dejaron de promover su plan para la privatización total de la economía usamericana. A través de su influencia en organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y, posteriormente, la organización mundial del comercio, los chicos de la escuela de Chicago12 12 Escuela de Chicago / seguidores de Friedman http://www.nytimes.com/2006/11/16/business/17friedmancnd.html?_r=1&pagewanted=1 21 se dedicaron a convencer a los dirigentes de otras naciones a adoptar su concepto de capitalismo corporativo internacional carente de restricciones y regulaciones, un capitalismo que encontró su expresión más exagerada en acuerdos de comercio internacional como el Tratado de Libre Comercio (TLC) que vincula a Canadá, México y Usamérica en un bloque comercial regional. Blandiendo las propuestas de eliminar los obstáculos políticos y sociales que, decían, limitaban el presunto crecimiento “natural” y las tendencias creativas del capitalismo, los neoliberales de ambas tradiciones económicas anglosajonas se pronunciaban a favor de la aprobación de acuerdos de comercio internacional que habrían de favorecer la expansión del intercambio transfronterizo de toda clase de bienes y servicios que sería benéfico para todas las partes. Con un gran énfasis en los supuestos beneficios de un mercado en teoría autorregulado y la libre interacción entre la oferta y la demanda, estos acuerdos comerciales propiciarían el movimiento irrestricto de dinero, instrumentos financieros, diferentes formas de producción corporativa, servicios, ventas y operaciones de intercambio comercial a través de las zonas comerciales comprendidas entre los tres países más grandes de Norteamérica y, posteriormente, alrededor del mundo. Escudados tras los beneficios teóricos que se derivarían de la interacción ilimitada y transfronteriza de compradores y vendedores, productores y consumidores, y prestatarios y prestamistas, keynesianos y 22 monetaristas neoclásicos intentaron reproducir el modelo económico usamericano a través de las redes comerciales internacionales. Dicen que un gobierno magro es un mejor gobierno En nombre de un gobierno magro que habría de devolver el control al “pueblo”, los economistas neoclásicos y sus seguidores políticos neoliberales, demócratas y republicanos, han eliminado las salvaguardas regulatorias que dieron paso a la expansión del poder económico corporativo y a la influencia política a lo largo y ancho de Usamérica y muchos rincones de las zonas de comercio capitalista. De manera consistente con la cháchara política de la teórica separación de la política y economía, usaron su poder e influencia para diseñar un régimen de expansión económica capitalista que contaba con la bendición del aparato político y cuya administración quedaba, en gran medida, en manos de los centros de dominio de las élites corporativas en Usamérica con tentáculos que llegan a todo el mundo (la sección final de referencias de este ensayo incluye bibliografía recomendada; en este caso, sugiero la obra de Naomi Klein, The Shock Doctrine/La doctrina del shock).13 Siempre apoyando el crecimiento del capitalismo corporativo, los neoliberales de todo color 13 Naomi Klein La doctrina del shock: http://www.democracynow.org/2007/9/17/the_shock_doctrine_naomi_klein_on 23 promovieron, sobre todo en los últimos 30 años, las acumulaciones y concentraciones de riqueza más rapaces y violentas desde la década de 1920, actos que han dejado a la gran mayoría de la población mundial sumida en la miseria y al borde de la peor depresión desde la década de 1930. Un repaso comparativo de hechos clave puede ayudarnos a ilustrar la actual desigualdad en la distribución de la riqueza y los ingresos que han propiciado las políticas y las prácticas neoliberales en los últimos 30 años, y nos han llevado a extremos que evocan el año 1929. Tal como Jack Rasmus14 afirma en su artículo publicado por Z Magazine en febrero de 2007: “El 1% de las viviendas con mayor riqueza en Usamérica perciben entre 19 y 21.5% del producto interno bruto anual… lo que casi equivale a prácticamente el 22% del ingreso nacional que el 1% mejor situado percibió en 1928, justo antes del colapso de la bolsa en 1929”. Además de enfatizar esta desigualdad dentro de Usamérica, también hay que destacar que, al día de hoy, menos de 500 multimillonarios poseen un ingreso total que equivale a la mitad de lo que percibe la población mundial, es decir, 3 mil millones de personas. El valor neto de las 10 personas más acaudaladas del planeta equivale al ingreso anual total de toda la población de los países en desarrollo. En Usamérica, el 1% más acaudalado de la población posee 53% de las acciones en bolsa, mientras que el 10% más acaudalado posee un total 14 Jack Rasmus www.zcommunications.org/zmag/viewArticle/15635 www.zcommunications.org/zspace/jackrasmus http://www.zmag.org/zspace/jackrasmus http://www.zmag.org/zmag/viewArticle/16736 24 de 88%. La supuesta clase media tiene el 11% restante. Estas diferencias prepararon el escenario de la actual crisis económica. Aunque en público pregonan que el gobierno magro es el mejor gobierno, los neoliberales de las filas demócratas y republicanas del capital facilitaron la creciente concentración de la riqueza en unas cuantas manos al tiempo que transferían el poder económico y político a los magnates de las grandes corporaciones. La actual crisis financiera, que hoy revela con mayor claridad las debilidades del sistema económico, tiene una larga historia nacional e internacional que se refleja en la concentración de la riqueza, el ingreso y el peso político vigilante que no sólo está acabando con los mitos del capitalismo usamericano, sino que además está echando por tierra la buena imagen del estilo corporativo usamericano al tiempo que desacredita a sus partidarios políticos. La apuesta política y económica que se jugó a fines de la segunda guerra mundial para mantener e incrementar el dominio militar y económico usamericano dio paso a prácticas de política interna y exterior que hoy sabemos insostenibles, prácticas que han desatado una verdadera crisis política y económica del capitalismo corporativo usamericano, un sistema que ha demostrado estar más allá del control del Estado nacional corporativo. Cuando se tomó la decisión de basar la estabilidad interna de la estructura política y económica del país en la proyección de su poderío económico y militar en el extranjero, la interdependencia circular resultante 25 del gasto militar para sostener el consumo interno como fuente de crecientes ganancias corporativas hizo que el gasto militar llevara al consumo a un ciclo de autodestrucción. Mientras el recurso del gasto militar se usó para prolongar la estabilidad social y de la economía interna, y así encubrir temporalmente los desequilibrios sistémicos, parecía que se había encontrado la fórmula mágica del crecimiento económico y político, lo que producía una notable extensión del poderío militar y económico. Aparentemente inspirada en el concepto teórico de la expansión ilimitada del mercado, la interacción de los costosos elementos del poder militar y las prácticas corporativas autoritarias cada vez menos reguladas formaba una esfera de influencia política interna que rápidamente encerraba al gobierno dentro de una estructura corporativa al tiempo que limitaba su poder. En una muestra tragicómica de desamparo, somos testigos del teatro del absurdo de los representantes de las grandes corporaciones, como la industria automotriz y la banca que bendigan la ayuda de un gobierno que representa sus propias prácticas corporativas fracasadas. Hoy, en otro esfuerzo desesperado por superar los repetidos ciclos de auge y caída del capitalismo en el país y a través de las zonas neoliberales vinculadas entre sí, quienes se manifestaron a favor de los cambios que contribuyeron a acelerar la formación del actual crisis financiera, propiciada en parte por la desregulación, van en pos de la confianza de la población para administrar los múltiples síntomas de crisis que son producto de sus propias prácticas de negocios. Fue muy aleccionador ver a Henry Paulson, 26 CEO de Goldman Sachs, en el papel de Secretario del Tesoro y aplicar las mismas prácticas fallidas para contener los problemas nacionales que causaron el fracaso de las corporaciones. Convencidos de que las crisis financieras son las causas y no los reveladores síntomas de los problemas económicos, los monetaristas siguen bajando las tasas de interés e inyectando dinero a los mercados financieros con escaso o nulo efecto. Para su total consternación, después de que las herramientas típicas del monetarismo fracasaran como estímulo de los préstamos, siguieron concentrándose en el congelamiento del crédito como causa central del colapso de toda la economía. Mientras los keynesianos de toda estirpe (los más tradicionales y los nuevos conversos) observan la caída de los mercados desde la perspectiva del poder adquisitivo insuficiente, los monetaristas neoclásicos proponen promover los créditos bancarios e incrementar la disponibilidad de dinero que los bancos no prestarán, al tiempo que las empresas no se muestran inclinadas a solicitar préstamos y los consumidores están incapacitados para solicitar más crédito. Una mirada atenta nos permite reconocer que las medidas correctivas convencionales que proponen los neoliberales no son sino las mismas medidas que propiciaron la actual crisis económica: incrementar el crédito público y privado a fin de estimular más gasto basado en deuda. Tras un nuevo fracaso en el intento por alentar el crédito como única meta de estímulo monetario y mientras los valores del mercado siguen 27 hundiéndose y los indicadores de la economía nacional caen en picada, la Secretaría del Tesoro y el Fed inyectan con singular alegría más dinero al sistema financiero y, a costa de los contribuyentes, compran papeles sin ningún valor en un desesperado y convencional esfuerzo por estimular una economía agotada y entrampada en un ciclo de expansión corporativa militarizada cuyo motor es la deuda. No cabe duda de que algo anda muy mal en este proceso económico profundamente enraizado en lo que se considera “normal”. Más nos vale hacer un análisis cuidadoso antes de pasar a las iniciativas más recientes del nuevo gobierno demócrata. Repasemos el historial económico de largo aliento. Una mirada a la historia económica usamericana: la historia de la teoría económica anglosajona y usamericana, y su aplicación práctica Desde por lo menos el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la primera década de este siglo, muchas de las características institucionales y culturales del modelo económico usamericano, sus métodos y prácticas comerciales han sido motivo de admiración o de envidia entre muchos dirigentes de ideas afines alrededor del mundo que se han empeñado en imitar y reproducir este modelo capitalista con diversos grados de éxito y 28 cada vez más fracasos, sobre todo en las últimas tres décadas del siglo XX. Basta con mirar las desastrosas consecuencias de los recurrentes fracasos del modelo a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe en ese mismo periodo, años en los que la influencia dominante de la economía y los negocios usamericanos ha sido particularmente intensa. Después de una larga serie de resultados catastróficos desde Haití hasta Chile y bajo la tutela de instituciones internacionales dominadas por Usamérica, como el FMI, el Banco Mundial y, de manera más reciente, la Organización Mundial de Comercio, el electorado latinoamericano ha empezado a ampliar la búsqueda de alternativas al modelo usamericano en esa otra América. Hasta hace poco, cada fracaso del modelo económico usamericano, frecuentemente implantado por la fuerza en el extranjero (ver Naomi Klein15) era achacado a la ineptitud de dirigentes locales que no habían aplicado al pie de la letra las demostradas prácticas derivadas religiosamente de una teoría que se presumía sagrada, impecable e irrefutable. Hagamos por el momento caso omiso de las personalidades de los dirigentes regionales que fueron educados y entrenados en las instituciones educativas y militares usamericana; con sentémonos en las razones sistémicas de la larga cadena de fracasos dentro del templo del modelo económico. 15 Naomi Klein: Los acuerdos casi ilegales detrás del rescate por $700 mil millones: http://www.alternet.org/workplace/107458 El rescate es un regalo de despedida para aquellos a los que George Bush alguna vez se refirió, en broma, como “mi base”. Ver también la nota sobre los chicos de Chicago de Obama: http://www.thenation.com/doc/20080630/klein y Public Revolt Builds Against Rip-off Rescue Plans for the Economy 29 Para entender mejor los muchos fracasos internacionales de este “modelo de exportación” es conveniente analizar las extensas y repetitivas fallas del sistema en el corazón de su desarrollo en el continente americano. La evaluación crítica del modelo económico usamericano aprobado, certificado y consagrado requiere de un cuidadoso repaso de las pruebas de sus muchas fallas internas como referencia lógica de los colapsos recurrentes registrados en Usamérica y la larga cadena de terribles fallas históricas que ha tenido en América Latina y que hoy se extiende rápidamente alrededor del planeta. Es necesario revisar la historia económica usamericana para identificar las causas sistémicas de las crisis y analizar las razones específicas de sus recuperaciones, lo que sigue alentando ideas convencionales de reforma de la teoría y la práctica económicas. Es necesario observar el modelo desde la perspectiva de una nación que a lo largo de su historia, desde la independencia de su condición de colonia británica, ha buscado expandir sus alcances territoriales para así comprender las causas y las consecuencias de la actual crisis económica y política mundial, la crisis del capitalismo. Si el resto de los dirigentes alrededor del mundo hubiesen mirado con mayor detenimiento y menos admiración las peculiaridades de la historia socioeconómica de Usamérica y su expansión imperialista, habrían previsto con mayor facilidad sus propios desastres recientes. 30 Aunque la historia no se repite perfectos o medibles, la actual crisis política y económica encuentra demasiados y temibles ecos en un pasado no tan lejano, un pasado derivado de la interpretación usamericana de las teorías clásicas anglosajonas aplicadas en condiciones no fáciles de replicar. Incluso un repaso superficial pero realista de la historia económica de Usamérica revelaría las razones concretas del crecimiento inusual que ha conducido a una larga lista de desastres financieros recurrentes debidos a los desequilibrios en la sobreproducción de una economía que se expande vorazmente una y otra vez, acompañada del ensanchamiento de las fuerzas militares. Los primeros años de la república Podría decirse que el capitalismo usamericano devoró su entorno físico continental. Al tiempo que ávidamente consumía los recursos naturales y prácticamente exterminaba a la población originaria, concentraba sin cesar la riqueza en unas cuantas manos. A través de cada fase, el creciente poder de unos cuantos, desde los dueños de los esclavos hasta los multimillonarios y las poderosas corporaciones de hoy, el vínculo vital entre el ciclo de la producción y el consumo se forzó una y otra vez, y cada quiebre desató una crisis financiera. 31 Desde 1797 hasta la fecha, el modo de producción capitalista usamericano ha producido 18 recesiones y depresiones que han durado entre uno y veintitrés años.16 Su primera depresión en los inicios de la era industrial duró de 1873 a 1896. Entre el final de aquella “larga depresión” y el inicio de la Gran Depresión de 1929 a 1939 se registraron dos importantes pánicos financieros que dejaron una huella indeleble en el pensamiento de la mayoría de los economistas y financieros usamericanos de tendencia dominante. El pánico de 1893, hacia el final de la larga depresión, también un periodo de expansión económica que culminó con el gran pánico bancario y financiero de 1907, definió el pensamiento de los economistas y su concentración analítica en las “causas”: La interrupción del flujo de fondos a través de la red financiera, es decir, aquello a lo que hoy nos referimos como problemas de liquidez financiera (el miedo de los bancos a otorgar préstamos). Si bien podemos ver los ciclos económicos/financieros y las crisis resultantes de los primeros 100 años en la historia de Usamérica como problemas de una sociedad agrícola en expansión, las crisis de los últimos 25 años del siglo XIX y a lo largo del siglo XX se convirtieron en crecientes Lista de recesiones y depresiones en la historia usamericana: http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_recessions 16 32 crisis de una sociedad capitalista e industrial emergente y en proceso de expansión. Desde 1836, cuando no se amplió la Carta del Segundo Banco de los Usamérica, el país dejó de tener un sistema de banca central. Los bancos de propiedad privada en Nueva York, junto con unos cuantos bancos regionales poderosos, constituían una laxa red de instituciones financieras independientes operadas por sus propietarios que estaban a cargo de las actividades bancarias y de inversión en función de sus propios intereses y de los intereses de sus igualmente poderosos clientes corporativos. Tras el congelamiento casi total de las operaciones bancarias en 1907, financieros y economistas concentraron su atención en el problema de la liquidez dentro de la red de la banca privada como causa principal del estrangulamiento de la actividad económica, lo que provocaba las depresiones. Hay que reconocer que las necesidades de expansión y diversificación de sectores de la economía nacional por parte de la banca y las inversiones implicaban requisitos financieros distintos y, a veces, conflictivos. Tal como muchos de representantes gubernamentales e instituciones financieras como Henry Paulson y Ben Bernanke afirman hoy y en su día los grandes imanes financieros también, la principal causa de los repetidos y cada vez más intensos episodios de pánico financiero fue la falta de confianza entre las instituciones prestamistas, muchos todavía se refieren a las crisis de liquidez y crédito como crisis de confianza. En vista de 33 flagrantes, inmediatos e innegables síntomas de las crisis financieras como la causa más importante de las contracciones de la economía, históricamente los banqueros y los financieros buscaban y siguen buscando con la mayor naturalidad, desde su perspectiva institucional, soluciones que faciliten el flujo de los fondos dentro de los diversos mercados; en otras palabras, buscan sostener los préstamos rentables. Después del pánico de 1907 y de alrededor de cinco años de investigaciones por parte de la Comisión Nacional Monetaria, el Congreso finalmente aprobó la legislación para regular a la banca en 1913, conocida como la Ley de la Reserva Federal. Después de un lapso de casi 75 años, Usamérica volvió a tener un banco central a cargo de la administración del flujo de los fondos nacionales y de la función de prestamista de última instancia. En un modesto gesto de ruptura con la política económica nacional, la legislación que autorizó la formación del sistema de la Reserva Federal produjo una institución nacional de banca central que conjugaba elementos públicos y privados, un híbrido denominado Banco de la Reserva Federal, popularmente conocido como el Fed.17 Esta decisión dejó básicamente a los banqueros a cargo de la gestión de la política bancaria y monetaria del país. En consonancia con las nociones teóricas dominantes de la separación de la actividad económica y la actividad política, y en la búsqueda de soluciones privadas a problemas sistémicos públicos, el control de la banca central en Usamérica quedó en gran medida en manos de personas cuyos 17 El “Fed”: http://www.federalreserve.gov/aboutthefed/bios/board/default.htm 34 nombramientos dependían de la presidencia y se confirmaban en el Senado. Si bien se requirió de una legislación nacional para fundar el Banco de la Reserva Federal, su administración y operaciones quedaron bajo control de banqueros particulares. 35 Una transición histórica A pesar del largo retraso en la creación del sistema de la Reserva Federal, finalmente Usamérica había restablecido una estructura de banca nacional con las amplias facultades de gestión monetaria necesarias para responder a las necesidades bancarias de una sociedad industrial cada vez más numerosa y compleja. La rápida transformación económica durante el periodo posterior a la Guerra Civil durante los últimos 25 años del siglo XIX había evidenciado las deficiencias del sistema de banca regional. Los bancos regionales, dominados por los grandes bancos neoyorquinos, eran incapaces de satisfacer simultáneamente las necesidades crediticias de los ciclos agrícolas y los implicados requisitos para la expansión de la industria y el comercio. Todos (economistas, banqueros, financieros y “magnates del mundo industrial”) cifraban sus esperanzas en que los nuevos coordinadores y gerentes del banco central a cargo del suministro de dinero en el país tuvieran la capacidad de controlar el flujo de fondos dentro y fuera de los sectores productivos conforme a lo requerido por las necesidades estacionales de la agricultura y, al mismo tiempo, satisfacer los distintos requisitos de flujo de efectivo según las crecientes y complejas necesidades de una gama cada vez más diversa de industrias emergentes. 36 Ya que los economistas y financieros del siglo XIX advirtieron que los flujos internacionales, regionales y estacionales de fondos, así como los hiperactivos especuladores de Wall Street que periódicamente habían convulsionado sistemas bancarios del país desde sus inicios precipitaban los pánicos bancarios y financieros, los defensores del Banco de la Reserva Federal trataron de solucionar el problema de la “confianza” mediante una gestión institucional interna más eficaz del sistema financiero nacional. En vista de que las recurrentes crisis financieras eran principalmente causadas por la insuficiente coordinación institucional del flujo de dinero a través de las instituciones financieras, los defensores del Banco Central intentaron superar las barreras inherentes al mercado mediante la aplicación de métodos sistémicos de gestión coordinada a través de herramientas externas al mercado institucionalmente controladas para la regulación monetaria. Así, se encomendó al Fed la responsabilidad de aplicar, en la escala nacional, herramientas estándar para el control monetario como los préstamos interbancarios, los ajustes a la tasa de interés, los préstamos directos a los bancos y la administración de la oferta nacional de dinero. De esta manera, el Fed se convirtió en una especie de gerente supramercado que usaba su autoridad sobre los mercados financieros nacionales para obligar a los bancos miembros al cumplimiento. El objetivo, la organización y las facultades otorgadas al Fed en 1913 son un reflejo de la visión compartida entre banqueros, intermediarios e inversionistas respecto a las técnicas eficaces de gestión monetaria que 37 reducirían o eliminarían los recurrentes problemas de liquidez percibidos como la principal causa de las crisis periódicas de confianza en el sistema financiero nacional. Desde el tiempo de la creación del sistema de la Reserva Federal hasta la Gran Depresión, la mayoría de los economistas usamericanos de la escuela clásica dominante tenía la opinión de que las crisis económicas eran propiciadas por problemas de flujo de dinero dentro del país; por lo tanto, creían que el dinero debía dirigirse oportunamente cuando fuera necesario a aquellas áreas que lo necesitaran. Por ende, la ocurrencia de crisis económicas se percibía como un factor evitable mediante la gestión informada de los mecanismos del mercado propios del sistema financiero. Hasta la reciente “crisis de liquidez” y la subsiguiente “crisis de confianza” que atrajeron la atención nacional por la “crisis de las subprime”, cuyos drásticos efectos se han hecho sentir desde mediados de 2007, la estrategia predominante del Banco de la reserva general ha consistido en restaurar la confianza en las redes de banca e inversión a partir de las técnicas clásicas de gestión monetaria: ajustar las tasas de interés, inyectar efectivo al sistema mediante la compra de instrumentos del Tesoro en el mercado abierto. Éstas y otras técnicas, mencionadas en las citas correspondientes sobre el Fed al final del presente documento, representan los procedimientos de gestión monetaria aprobados y teóricamente sustentados por los monetaristas de diversas escuelas. 38 Excepto por el período entre la Gran Depresión y mediados de la década de 1970, el principal elemento para la administración económica y financiera eran los controles monetarios al alcance de los gerentes del Banco de la Reserva Federal que recurrían a las herramientas enmarcadas en la Ley de la Reserva Federal. En palabras llanas, los monetaristas neoclásicos elevarían las tasas de interés a fin de ralentizar la economía nacional o bien reducirían las tasas de interés para estimular la actividad económica. También incrementarían o contendrían la oferta de dinero y prestarían más o menos fondos a los bancos miembros. A lo largo de la segunda posguerra, el debate se dio entre aquellos que confiaban principalmente en los métodos de control monetario para la administración de las finanzas y la economía (los monetaristas) y aquellos que enfatizaban el enfoque equilibrado de inyección al presupuesto o estimulación económica mediante el gasto deficitario combinada y coordinada con el uso prudente de instrumentos monetarios tradicionales, como los ajustes a la tasa de interés y las operaciones de mercado abierto del Fed (los keynesianos). El objetivo anunciado de ambos grupos era controlar la inflación conforme el crecimiento económico. Es importante destacar que el énfasis se concentró en controlar la inflación, no en eliminar el sesgo inflacionario integrado a la economía nacional. La constante amenaza de la deflación durante graves bajones económicos era y sigue siendo un temor constante en las mentes de los reguladores de la postdepresión. 39 Este amplio y a veces acre debate tiene una larga historia. Nace de la Gran Depresión de la década de 1930 y vive hasta hoy: muchos políticos republicanos y sus economistas monetaristas neoconservadores argumentan que las políticas de estímulo económico típicas de la era de la Depresión y los controles y las regulaciones del New Deal no funcionaron; además, en un gesto de fundamentalismo neoclásico, señalan que deberíamos dejar que el mercado siguiera su curso natural de purga para encontrar un nuevo equilibrio entre la oferta y la demanda de bienes y servicios. No obstante, el inquietante temor a la deflación producto del libre albedrío de la mano invisible sigue constituyendo una ansiedad constante que tiende a contener la euforia de los fundamentalistas más extremos del mercado que claman por un regreso total a la era caótica del capitalismo prekeynesiano. 40 De la reforma bancaria a la transición... ¿hacia la transformación? Entras las voces del fundamentalismo del mercado vuelven a tratar de preparar una crítica al nuevo consenso entre la mayoría de los economistas neoliberales que han reconocido la urgente necesidad de implantar esquemas de regulación intervención directa por parte del gobierno federal para contener el daño económico del actual crisis es conveniente hacer una pausa y reconocer que la historia de su formación económica práctica, adquirida durante la larga serie de crisis del siglo XX, ha desarrollado un patrón de respuesta profundamente arraigado. Aunque los monetaristas neoclásicos puedan refutar a los neokeynesianos, no cabe duda de que ambos grupos han aprendido uno del otro ni de que la mayoría parece encontrar puntos en común cuando se trata de salvar al sistema de su cada vez más evidente tendencia “natural” a la catástrofe. A lo largo de cada una de las crisis económicas del siglo XX, cuando los supuestos mecanismos de autocorrección natural del mercado fracasaron una y otra vez, los monetaristas neoclásicos y los keynesianos refinaron sus métodos. Desde el demencial embrollo de los magnates de Wall Street por controlar la “crisis de liquidez” durante el pánico de 1907 hasta la formación de la red nacional e banca central en 1913, a lo largo de los difíciles tiempos 41 de la Gran Depresión y la economía gestionada en los años de la segunda guerra mundial, los economistas de tendencia dominante de ambas escuelas profundizaron sus análisis de los síntomas de las crisis económicas y ajustaron sus técnicas esquemáticas de solución para responder con mayor precisión a las causas próximas o inmediatas de cada una de las sucesivas contracciones económicas después de la Segunda Guerra Mundial, aquellas que hoy conocemos como recesiones. Hay que dejar claro que ambas escuelas económicas se preocupaban por reformar el sistema económico a fin de preservar. Sin embargo, durante los años de la segunda posguerra los monetaristas señalaron con estridencia que las prioridades sociales del keynesianismo y su insistencia en la regulación daban pie a obstáculos para el libre flujo de inversiones necesarias para el posterior crecimiento y expansión. También es importante hacer una pausa para recordar el anticomunismo y antisocialismo que prevaleció en Usamérica a lo largo del siglo XX y que condicionó en gran medida las opiniones sobre la gama de alternativas que se ofrecían a la élite dominante del capitalismo usamericano. Hay que recordar que durante la Gran Depresión la derecha etiquetaba constantemente a Franklin D. Roosevelt como socialista y comunista, al igual que lo hace hoy día con el presidente Obama. A pesar de los vilipendios, los primeros reformistas intentaron de manera consciente y con seriedad mejorar el funcionamiento del capitalismo sin eliminar su proceso esencial de acumulación privada de ganancias. 42 Posteriormente, en el inusual y acaso único en torno político y económico de la segunda posguerra, marcado por la estabilidad del crecimiento económico, la superioridad del poderío militar y el predominio en la influencia política, los responsables de la formulación y aplicación de políticas usamericana es operaron desde una perspectiva nacional protegida y prácticamente carente de amenazas como autoridad política y económica en un amplio y creciente ámbito internacional relativamente seguro. Desde los días de Bretton Woods18 hasta la Organización Mundial de Comercio, los supuestos y los criterios económicos subyacentes para la expansión mundial fueron la preocupación clave que dictó el rumbo a los dirigentes usamericanos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la élite dominante y sus asesores políticos y económicos, monetaristas y keynesianos, no dejaron de ver los diversos obstáculos del mercado internacional al movimiento ilimitado de dinero, recursos y productos como el principal impedimento para el crecimiento económico del país. Una vez resuelto el debate nacional en torno al tema del aislacionismo que ocupó parte del siglo XX, el asunto pendiente era cómo mantener la influencia y el poderío usamericano en el entorno internacional. Había un consenso básico en cuanto a la necesidad de alguna medida para la expansión económica internacional a fin de lograr la 18 Bretton Woods: http://en.wikipedia.org/wiki/United_Nations_Monetary_and_Financial_Conference 43 estabilidad de la economía nacional. Como reflejo de sus ideas en cuenta los efectos negativos de las prácticas proteccionistas previas a la Gran Depresión, al tiempo que proyectaban la creciente necesidad de estabilidad política y económica en el interior como base de la expansión del poderío en la esfera internacional para asegurar la continuidad del acceso a los mercados y los recursos alrededor del planeta, y teniendo la pérdida de su dominio político y económico en el globo, hacia fines de la Segunda Guerra Mundial la política usamericana tuvo por objetivo mantener la supremacía internacional. El pronunciamiento de George Kennan en el Estudio 23 de la Planeación de la Política en 1948 deja claro este objetivo nacionalista usamericano al afirmar: “para que Usamérica siga poseyendo 50% de la riqueza mundial, nuestra verdadera tarea en el período porvenir es diseñar un patrón de relaciones que nos permita mantener la disparidad”. Durante toda la segunda posguerra, el objetivo general de la política exterior usamericana fue preservar su posición de poder, privilegio e influencia dominante como presunto líder del mundo capitalista, así como expandir dichas zonas de influencia para sus propios fines. A juzgar por sus constantes y cruentos esfuerzos por dominar los recursos del Medio Oriente y las rutas de los oleoductos entre oriente y occidente, es obvio que el plan nacional de largo plazo de la élite dominante usamericana sigue siendo asegurar y proteger el corazón de su Estado corporativo imperialista mediante la expansión de su influencia política, económica y militar en otras naciones industriales capitalistas, al tiempo que pretende 44 dominar o eliminar a todos sus rivales. Esta larga y costosa estrategia nacional basada en la dupla grandes corporaciones-ejército, estrategia particularmente perseguida en los últimos ocho años y llevada al punto del fracaso, ha debilitado el núcleo de la clase política usamericana y su postura en temas de política exterior. Mientras los defectos históricos del capitalismo clásico de tradición anglosajona y usamericana reaparecen rápidamente durante la actual crisis económica y se intensifican bajo la tensión añadida de la expansión corporativa y militar, los grandes propagandistas del capitalismo corporativo de nuestro tiempo y sus seguidores políticos hacen maniobras para hacer que el capitalismo supere sus limitaciones estructurales. A medida que los economistas convencionales y sus contrapartes en el mundo empresarial luchan por preservar con su peculiar estilo tecnócrata autoritario, deliberada o involuntariamente someten al sistema mutaciones destinadas a preservar su propio poder y riqueza. Conforme la élite política usamericana participa en la actual transición del liderazgo del Partido Republican al del Partido Demócrata, podemos anticipar que la necesidad general de preservar y expandir su posición y postura política y económica en el mundo seguirá definiendo sus políticas internas e internacionales. No obstante, en nuestro análisis debemos destacar y enfatizar que las condiciones políticas y económicas que dieron paso a la estabilidad interna durante la segunda posguerra, y que sostuvieron su continua influencia y apuntalaron el estatus internacional usamericano son, 45 actualmente, mucho más limitadas. La nación que surgió victoriosa de la Segunda Guerra Mundial enfrentó la demanda acumulada de sus productos dentro y allende sus fronteras, y disfrutó de una paciencia internacional poco común. Hoy en día, frente a una crisis económica clásica, caracterizada por la contracción de la demanda y la excesiva capacidad de producción, una crisis financiera nacional con importantes ramificaciones alrededor del mundo y el acecho de repercusiones que amenazan con una crisis política de confianza dentro y fuera del país, las opciones de la clase dirigente son limitadas y serán cada vez más escasas. Hipotecar la buena voluntad de la segunda posguerra en el juego de poder por la dominación mundial A partir del supuesto razonable según el cual un eje nacional unificado podría operar como un sólido centro económico y político/moral de las alianzas de la segunda posguerra capaz de capear los desequilibrios económicos, la élite dominante usamericana de ambos partidos hizo una costosa apuesta política cuyos efectos acumulativos han producido la actual coyuntura política y económica, recientemente acentuada por la crisis financiera. Al explotar sistemáticamente su prestigio internacional y abusar de su poder político y económico a fin de asegurar su dominio en la esfera económica, la élite dominante del país hipotecó el futuro colectivo de la 46 nación. Es por ello que cuando hablamos de la crisis de la deuda con la crisis de la confianza debemos de identificar atinadamente a la “crisis” como una calamidad del sistema político, cultural y económico en conjunto, es decir, como un fracaso extremo del capitalismo. La élite dominante usamericana, asumiendo una postura de superioridad moral y proyectando sin pudor alguno su supremacía militar y económica, se dedicó a convencer a sus aliados, tal como suele tratar de cooptadas o coaccionar a sus rivales, para que aceptaran relaciones políticas y económicas asimétricas de temporal interés mutuo. Con una visión de largo plazo fija en la dominación, el creciente costo moral y económico de estas relaciones desiguales formó una intrincada red de dependencia que cuajó las condiciones para el viraje que ha producido la actual crisis económica. A través de una estrategia combinada de recompensa y castigo, la élite dominante usamericana, con representantes de republicanos y demócratas, aprovechó sus recursos internos y explotó los sentimientos predominantes en la cultura popular a fin de apoyar una estrategia dual y de equilibrio precario enfocada al desarrollo interno mediante el incremento del consumo de los recursos internacionales para mantener el impulso nacional de dominar las relaciones económicas alrededor del globo. En un esfuerzo persistente por controlar la mano de obra, los recursos y los mercados internacionales de bienes para satisfacer la demanda interna, los expansionistas usamericanos transitaron con mayor vehemencia del keynesianismo social a una agresiva política exterior de expansión 47 corporativa cuyo motor es la deuda y la onerosa proyección del poderío militar para asegurar las rutas internacionales de importación y exportación y los mercados cruciales para el apuntalamiento de su postura capitalista y su poder mundial. Las recompensas ofrecidas a los aliados y los cooptados consistieron en el acceso a los mercados usamericanos; el castigo para los escépticos, los rebeldes y los renuentes a cooperar fueron diversas formas de coerción, desde el bloqueo hasta la franca invasión. Durante toda la segunda posguerra esta costosa estrategia expansionista de agresión militar hacia el exterior financiada con deuda y complementada por el consumismo interno basado en el crédito ha llevado al país a la más profunda crisis económica y financiera desde la década de 1930. La apuesta neoliberal usamericana para dominar a todos los rivales económicos y políticos ha dejado a la clase política abatida. Tras el derroche de la buena voluntad internacional a lo largo de la segunda posguerra y el flagrante malgasto de su riqueza material, los neoliberales han caído en una espiral política y económica producto de un impulso imperialista insostenible. Usamérica ha pasado de ser el banco de última instancia para el mundo a ser el consumidor de última instancia en el mundo; además, ha asumido el terrible y peligroso estatus de nación más endeudada y más armada en el planeta. La estrategia general usamericana como potencia mundial, basada en la intimidación, la coerción militar y el dominio financiero mediante la expansión sin precedentes de la deuda ha arrastrado a muchos de sus Estados clientes al borde del caos económico. 48 La intención de comprar su pase a la prosperidad y forzar su camino hacia la supremacía mundial a través del crecimiento constante de la deuda pública y privada ha propiciado una crisis de liquidez de dimensiones planetarias capaz de desencadenar una crisis masiva en la confianza política, moral y económica dentro de Usamérica y a escala internacional. Las prácticas de expansión de la deuda mediante los préstamos rapaces y la expansión empresarial dentro y fuera del país, todo ello fundamentado en una postura de imperialismo cultural y económico, respaldado por amenazas militares y agresiones directas no solamente revelaron las debilidades inherentes a los métodos del capitalismo corporativo usamericano; además, agotaron el contenido ético de su mensaje político y cultural al degradar públicamente una imagen exagerada. El desafío que enfrenta el nuevo gobierno supera, con creces, la recuperación económica. Desde mediados de la década de 1980, los dos partidos dominantes en este Estado corporativo imperialista calcularon que otras naciones industrializadas y capitalistas en el mundo dependían bastante de la protección militar usamericana, del dólar usamericano (usad) como moneda de intercambio internacional y de los mercados de consumo usamericano en constante crecimiento como comprador insaciable de productos elaborados a lo largo y ancho de una creciente red globalizadora neoliberal de agricultores y fabricantes de toda clase de bienes, desde flores hasta muebles y automóviles o televisiones. Hoy en día se cuestiona ampliamente este 49 supuesto sobre el que se basaron las relaciones internacionales políticas y económicas. Después del colapso de la Unión Soviética, los neoliberales creyeron que prácticamente tenían el potencial para crear un ciclo infinito de prosperidad nacional, cerrado y controlado militarmente, basado en tres pilares derivados de la segunda posguerra: la fuerza del dólar usamericano, el poder para crear deuda y la agresión económica y financiera con respaldo militar. Una vez obtenida la cooperación de la República Popular China en las relaciones comerciales y, por ende, habiendo incrementado la confianza en que los mercados liberalizados alrededor del mundo seguirían aceptando el flujo inagotable de dólares su usamericanos como pago de todas las obligaciones comerciales y financieras, y suponiendo además que sus socios comerciales continuarían dependiendo del consumidor usamericano para expandir su producción como base de la salvación económica, Usamérica se posicionó, con confianza excesiva, como el pelotón del mundo y el pesado matoncito internacional. La élite dominante neoliberal, consumidora de aproximadamente 45 a 50% de la riqueza del planeta y capaz de proyectar el poderío del aparato militar más costoso en la historia moderna, creyó poder allanar el terreno hacia la dominación mundial al ampliar el flujo circular de la economía internacional dolarizada. El resultado acumulativo 50 Tras embarcarse en otra etapa de agresión (una más) durante la larga expansión de la segunda posguerra, cuyo inicio quedó marcado por la primera recesión del siglo XXI y después de los desastrosos eventos del 11 de septiembre de 2001, el consorcio neoliberal usamericano en el poder llevó su apuesta aún más lejos: aplicaría una vez más la demostrada fórmula de la Guerra Fría para estimular a la economía nacional mediante la movilización de los temores generalizados entre la población y así apuntalar su proyecto imperialista. Al cultivar sistemáticamente el profundamente arraigado miedo usamericano a lo extranjero, un miedo que alcanzó un grado extremo tras la tragedia internacional de los avionazos en el World Trade Center, la derecha neoliberal, los neoconservadores con prácticamente el apoyo incondicional de los demócratas neoliberales, lanzó la mayor movilización militar desde el inicio de la guerra en contra del pueblo vietnamita. La movilización belicosa y el nuevo estilo para exaltar el brío patriota mientras se cocinaba la invasión de Iraq marcaron una nueva estrategia de control económico y social para poner al país en pie de guerra, una estrategia que invirtió los típicos atractivos del sacrificio nacional para apoyar a las tropas. En una novedosa interpretación de la política de cañones y mantequilla, el propio patriotismo fuera interpretado como el derecho y la responsabilidad ciudadana de consumir. Mientras el gobierno federal profundizaba la deuda pública en una juerga de derroche a cambio de 51 armamento, se alentaba a la población usamericana a seguir comprando a crédito. Cuando se evidenció la contracción económica posterior a las elecciones del año 2000 y al inicio del primer gobierno de G.W. Bush, los neoconservadores lanzaron un plan nacional de estímulo económico basado en la guerra que contenía un elemento de consumo interno exagerado. Al mismo tiempo, mientras el gobierno federal recanalizaba los fondos de los programas sociales a las compras militares, las genuinas ansiedades de la población se diluían en una orgía de consumo excesivo sostenido en la deuda. La élite dominante disipó el miedo no infundado al alentar a la población a la indulgencia a crédito y, por un tiempo, distrajo efectivamente la atención del pueblo usamericano de su derecho a saber al anteponer su derecho a consumir. Los medios dominantes dentro del país contribuyeron a sustituir con éxito la participación política con el consumo excesivo al promover la supuesta necesidad de sacrificar la libertad en nombre de la seguridad en tiempos de guerra. La élite derechista dominante se valió de las incertidumbres del momento y, como ahora sabemos, fabricó diversos engaños para condicionar a la población a aceptar la necesidad de adoptar políticas de confidencialidad y restricción informativa19 capaces de diluir el contenido democrático del 19 Confidencialidad empresarial: http://www.alternet.org/workplace/104214/ Confidencialidad: ¿Adónde se fue el dinero del rescate? Shhh… es un secreto. http://www.truthout.org/122208C Matt Apuzzo, The Associated Press: "Cualquier banco querría tener esta información antes de otorgar un préstamo: ¿adónde va el dinero? Pero después de recibir miles de millones en ayuda por parte de los contribuyentes, los grandes bancos del país dicen que no pueden dar 52 proceso de toma de decisiones, abriendo así un amplio resquicio para dar luz verde a especuladores de la guerra y sus compinches, manipuladores del mercado y especuladores financieros en pos de su propia riqueza a través de contratos empresariales preferenciales y acuerdos financieros carentes de seguimiento al gasto del dinero o, sencillamente, rehúsan revelar información. 'Hemos prestado una parte; no hemos prestado otra parte. No hemos revelado a nadie cómo estamos procediendo', comentó Thomas Kelly, vocero de JPMorgan Chase, entidad que recibió $25 mil millones en fondos de emergencia. 'No hemos revelado información al público, declinamos hacer declaraciones'". Confidencialidad: El rescate: cómo el capitalismo mató a la democracia http://www.alternet.org/workplace/101523 Enfrentamos a fuerzas del mercado que no temen al gobierno democrático. El rescate es un agresivo intento por canjear la democracia por autocracia. Confidencialidad: El Fed empaña la transparencia con $2 billones en préstamos http://www.truthout.org/111108B Mark Pittman, Bob Ivry y Alison Fitzgerald, Bloomberg: "La Reserva Federal rehúsa revelar la identidad de los beneficiados con $2 billones en préstamos de emergencia tomados del fisco o los activos problemáticos que el banco central acepta como colateral. El presidente del Fed, Ben S. Bernanke y el Secretario del Tesoro, Henry Paulson dijeron en septiembre que cumplirían con la demanda de transparencia por parte del Congreso en el rescate por $700 mil millones para el sistema bancario. Dos meses después, mientras el Fed presta una cantidad mucho mayor en programas de rescate individuales que no requirieron de la aprobación del Congreso, la población no sabe adónde va el dinero ni qué prometen los cambios como garantía". Confidencialidad: Government Rescue Spending: Clear or Cloudy? Alice Gomstyn. ¿Cuánto costará a la larga el rescate de AIG? ¿Qué bancos han solicitado el plan gubernamental para la compra de capital por $250 mil millones? ¿A quién le está otorgando préstamos la Reserva Federal y cómo pueden los contribuyentes asegurarse de que se devolverá su dinero? Confidencialidad: En secreto, Bush dio a los bancos $140 mil millones en impuestos sobre beneficios extraordinarios. http://www.truthout.org/111008A Confidencialidad: Memos Reveal Scope of the Power Bush Sought 3 de marzo de 2009 Neil A. Lewis. La asesoría legal secreta fue proporcionada por los abogados del gobierno de Bush después de los ataques del 11 de septiembre. 53 regulación que acabarían por corromper aún más los mercados y los mínimos principios de la democracia representativa. Los neoconservadores manipularon temporalmente el miedo real dentro del país y lo aprovecharon dentro del juego de poder político para expandir el imperio en el exterior y así avanzar en la integración del estilo militar reservado de mando combinado con las prácticas empresariales confidenciales, todo ello sumado a la tendencia autoritaria de la élite dominante de derecha. Así, la estridente insistencia oficial en el secreto político para cumplir objetivos en tiempo de guerra sirvió como excusa y justificación para restringir la disponibilidad información en los tratos comerciales, lo que generó un opaco círculo de demagogia engañosa que hace de trasfondo político y cultural a la actual crisis económica. 54 Más allá de la teoría neoclásica convencional: los autoproclamados conservadores corrompieron la cultura política conservadora y la economía convencional para mostrarse como viles maestros de la estafa* El capital corporativo en contra de la democracia En el frenesí del cada vez más desconcertante gasto público y privado financiado por la deuda que no hizo sino echar leña al fuego de una rampante especulación financiera, resultó herido el gigante que parecía ser la única superpotencia en el horizonte y, sin embargo, se presentaba cada vez más debilitado. No fue una potencia extranjera la que puso al gigante de rodillas, sino su élite dominante de derecha, esa que aceleró la tendencia innata del sistema hacia las crisis cíclicas y estructurales que ahora ha producido la bancarrota financiera y el terremoto económico. En nombre de la conservación de los principios y las prácticas del capitalismo, los * N. de la T.: el autor hace un juego de palabras imposible de reproducir en español con la expresión inglesa Neo-con-artist. Los neo-con son los neoconservadores del sistema político y económico usamericano, y la palabra con en inglés significa timo o estafa. Así, en una sola palabra se resumiría su condición neoconservadora y estafadora. Hemos traducido la expresión como “maestros de la estafa” 55 neoconservadores agravaron las tendencias idiosincrásicas subyacentes a la política y al sistema económico. Su apuesta política y económica dentro y fuera del país redujo su capacidad de maniobra en el entorno económico, financiero y militar; en el proceso, creó una nueva y creciente crisis de confianza de escala internacional en este desorden capitalista al tiempo que públicamente de grado su propia versión de la democracia dentro y fuera de sus fronteras. Las semillas de un tipo de transformación Estos son los peligrosos elementos interrelacionados de una transición velada que ha drenado la economía y corrompido la política, y que arrastra al país y seguramente al mundo a una depresión. La estudiada dilución del contenido de la noción cultural y popular de un mínimo de control democrático sobre la economía tenía lugar en el mismo periodo en que los sucesivos gobiernos federales recibían luz verde para aplicar un elemento de discreción corporativa que bajo el mando de G.W. Bush se convirtió en ejercicio oficial a partir de la creciente demanda de prácticas administrativas autoritarias y de confidencialidad que quedan claras y bien pueden resumirse en los defensores del concepto de presidencia unitaria o 56 imperial.20 La congruencia política y cultural entre los métodos de gestión corporativa autoritaria y la asunción de un poder incuestionable por parte de la presidencia usamericana no puede obviarse en el presente análisis, ya que es precisamente esta combinación de confidencialidad y restricción informativa en la esfera pública y en el ámbito privado lo que contribuyó a las condiciones de la crisis económica y financiera, y a la crisis de la democracia que se manifiesta en lo que llamamos “crisis de confianza”. En un momento de deliberada decepción pública que reflejó sus arrogantes delirios de grandeza, la élite dominante de derecha aprovechó concientemente la simpatía internacional tras la tragedia del 11 de septiembre de 2001 para iniciar una guerra que simultáneamente socava su poder económico y el orden político autoritario que promovía. En el proceso, la élite neoliberal a cargo ha desacreditado su propia propaganda política al romper el vínculo entre sus metas capitalistas y los profundos sentimientos populares e idiosincrásicos a favor de procesos políticos mínimamente democráticos. Al imponer su limitada versión de la democracia apunta de bayoneta y pasar revisión a muchos países, desde Puerto Rico hasta Iraq, ha obligado a la población mundial, incluida la usamericana, a cuestionar su honestidad política. 20 Presidencia unitaria: http://www.huffingtonpost.com/peter-m-shane/voting-againstmonarchy-t_b_138222.html Presidencia imperial: http://civilliberty.about.com/od/waronterror/p/imperial101.htm 57 Con el fomento de agresiones financieras y corporativas dirigidas a los productos, recursos y mercados financieros del planeta, agresiones apoyadas en un fuerte componente militar, la élite de derecha en el poder usamericano ha desacreditado las teorías del “libre comercio” que públicamente apoyaba al tiempo que se revela como la principal amenaza a la democracia popular. La confidencialidad extrema y la restricción informativa acerca de sus controles administrativos, la manipulación de los datos y el franco engaño en el que ha incurrido de manera particularmente deliberada en los últimos ocho años, han dejado claro el inherente antagonismo entre el capitalismo de un Estado corporativo y todas las nociones populares de cualquier clase de democracia. Al solicitar la instauración de absoluta confidencialidad alrededor de la oficina del Ejecutivo y hasta las oficinas de los magnates de las grandes corporaciones, los neoconservadores refrendaron oficialmente la tendencia subyacente en la mentalidad de liderazgo capitalista que favorece e insiste en el secreto como elemento esencial para el funcionamiento del corporativismo. La élite dominante de derecha se ha puesto en evidencia como dirigentes sin ley en un mundo que busca la ordenada reorganización para salir del caos creado por agresores que han demostrado ser maestros de la estafa. Tras la manipulación de toda clase de datos en informes oficiales sobre las amenazas a la seguridad nacional y la integridad de las investigaciones científicas, la necesidad de la más estricta confidencialidad se convirtió en la tapadera de la incompetencia. 58 La confidencialidad extrema exigida por los neoconservadores que defienden la presidencia unitaria refleja y otorga el apoyo oficial a los agentes corporativos que propugnan la necesidad del secreto y los métodos autoritarios en el mundo empresarial. Esta cultura corporativa elitista21 encuentra validación y un reflejo destructor en las parecidas demandas antidemocráticas que plantea el Ejecutivo a fin de aislarse y evitar el escrutinio público. Al igual que los operadores del capitalismo corporativo que han preparado una red privada laberíntica de confabulaciones a fin de profundizar la crisis de confianza en el sistema financiero, las prácticas autoritarias de la derecha neoconservadora en el poder desgarraban la confianza pública en la estructura política. La derecha dominante ha recurrido a los lemas del individualismo, la democracia y la economía clásica de mercado a fin de destruir las más mínimas salvaguardas políticas frente a la agresión descontrolada del capitalismo corporativo dentro del país y alrededor del mundo. La confidencialidad para encubrir el engaño y evitar el escrutinio público de una larga cadena de fracasos políticos y económicos se convirtió en una lógica enredosa de tácticas administrativas fraguadas por los maestros de la estafa que pretenden maquillar tanto las tendencias autodestructivas del capitalismo como sus propios errores. 21 Formación de la cultura corporativa en USA: http://www.alternet.org/workplace/113385/how_the_rise_of_the_speculation_economy_sh aped_u.s._corporate_culture_/?page=2 59 “Destrucción creativa” o destrucción a secas Desde la derrota aplastante de Usamérica en Vietnam los neoliberales han recurrido a la astucia y al engaño para llevar las ideas de la destrucción creativa del capitalismo22 que propusiera Joseph Schumpeter al aterrador absurdo de la economía y la cultura. Al hacer de la destrucción creativa un componente integral del crecimiento económico nacional que se sintetiza en la flagrante realidad de los repetidos y costosos bombardeos para beneficiar a la expansión corporativa, expone el punto final del sistema. Desde la destrucción de la base productiva de la economía nacional hasta el intento por destruir la soberanía de cualquier nación que se oponga a su voluntad política y a sus mandatos económicos, los imperialistas usamericanos de ambas alas del capitalismo corporativo demostraron su desdén por los principios y las prácticas de capitalismo de “libre” mercado y los fundamentos de la democracia que tanto decían defender. Al suponer con arrogancia que podría valerse del enorme poder económico y militar de la nación para convencer a sus principales socios comerciales de someterse a su voluntad, la élite corporativa en el poder coaccionó a aquellos que no creyeron o no se dejaron seducir, y en el proceso de socavar las operaciones del capitalismo clásico de mercado, los “globalizadores” corporativos neoliberales, los imperialistas, se paralizaron tras paralizar a la economía 22 Joseph Schumpeter y la destrucción creativa: http://www.hup.harvard.edu/catalog/MCCPRI.html y http://en.wikipedia.org/wiki/Creative_destruction 60 nacional con sus prácticas corruptas y autoritarias, creando así muchos enemigos y muchos más escépticos. La observación de Schumpeter acerca de la capacidad de destrucción creativa del capital, hoy bajo mandato de la élite corporativa neoliberal, sugiere un atemorizante significado dual mientras destruye su cultura política y económica a fin de dar forma a un Estado corporativo. La agresión económica militarizada tiene consecuencias políticas, económicas y culturales de largo plazo A través de su prolongado apetito de dominio político y económico internacional, los imperialistas corporativistas usamericanos también perdieron de vista el hecho de que estaban creando y ampliando un círculo que integraba a sus rivales económicos más formidables. Cometieron errores en su última aventura por controlar el petróleo en Oriente Medio como el lubricante de la producción moderna y principal fuente de ingresos para la manipulación financiera internacional. Entre 2001 y 2003, cuando se evidenció la sed de dominio militar y económico de la élite neoliberal usamericana, los miembros de la coalición de los obsecuentes se preocuparon cada vez más por cuál de ellos sería el siguiente objetivo de ataques en nombre de alguna transgresión a las reglas diseñadas por 61 Usamérica para el orden corporativo mundial, y muchos empezaron a adoptar posturas defensivas y a trabajar en la formulación de alternativas. Conforme los antiguos escépticos y partidarios ciegos de las políticas imperialistas usamericanos abrieron los ojos y comprendieron las consecuencias destructivas de las agresiones expansivas neoliberales usamericanas en lo militar y lo económico, a la par que los críticos y las cada vez más numerosas víctimas del imperialismo usamericano, empezaron a buscar relaciones económicas alternativas dentro y fuera del orden capitalista. Mientras la República Popular China se dedicó a buscar recursos y otros socios comerciales alrededor del planeta, los pueblos latinoamericanos llevaron democráticamente al poder a socialistas y populistas, e intentaron crear monedas, bancos y mercados regionales.23 Todos, incluidas Rusia y Europa, buscan activamente relaciones alternativas que reduzca su dependencia de los métodos financieros usamericanos y sus interesadas instituciones al tiempo que tratan de proteger sus economías del impacto del desastre económico desatado por Usamérica. Tal como sucedió en la era napoleónica cuando la expansión francesa a través Europa inspiró la formación de nuevos Estados-Nación y detonó la reacción monárquica de Metternich, la actual agresión del Estado corporativo imperialista y nacionalista podría estar dando pie a la formación de coaliciones alternativas de resistencia política y económica ante la ofensiva económico-militar 23 Monedas regionales: el sucre http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601086&refer=Latin_America&sid=aT9rzet YgQDQ 62 usamericana en pos del dominio mundial que, a su vez, intensifica la crisis interna del capitalismo usamericano. Actualmente, las estrategias han adoptado la forma del desarrollo de mercados de recursos alternativos, ajustes de las relaciones comerciales y la búsqueda de métodos financieros opcionales y viables para equilibrar los mercados. La búsqueda de estrategias para sustituir ciertas divisas y realizar operaciones en los mercados definitivamente pondrá a prueba la factibilidad de nuevos paquetes monetarios y procedimientos de trueque confiables que, en general, tenderán a reducir la influencia del dólar usamericano en los años por venir. El efecto combinado de estos experimentos regionales e internacionales alternativos de tipo mercantil y financiero reducirá el valor del dólar usamericano y obligará a las corporaciones de este país a modificar sus estrategias expansionistas basadas en la otrora ilimitada circulación de dólares usamericanos como moneda común en las transacciones comerciales internacionales. De la indagación a la crítica abierta A medida que se evidencian las consecuencias sociales y económicas de la crisis en expansión, las crecientes preocupaciones se expresan con mayor intensidad en las principales reuniones financieras y de comercio 63 internacional de corte neoliberal. Los primeros cuestionamientos, formulados como preguntas diplomáticas y corteses, provenientes de cada vez más dirigentes de los países capitalistas encuentran una manifestación cuyo estruendo crece y enfatiza la crítica abierta acerca de los efectos expansivos de una deuda usamericana que se multiplica de manera vertiginosa24 y su igualmente expansiva oferta de dinero. Entre las muchas declaraciones recientes que manifiestan preocupación por parte de diversos dirigentes prominentes y representantes de los principales socios comerciales de Usamérica ninguna ha sido más penosa o puntual que la expresada por el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, quien habló con franqueza y claridad en Davos en febrero pasado para verbalizar las profundas inquietudes de muchos de los defensores del libre comercio. En su reportaje desde Singapur, Edmund Ng cita las palabras de Zedillo: “Usamérica necesita demostrar de alguna manera que cuenta con un plan para resolver sus problemas fiscales... Nosotros, como países en desarrollo, necesitamos saber que no seremos desplazados de los mercados de capital, algo que ya está sucediendo.” Zedillo afirmó que Washington, a diferencia de la mayoría del resto de los gobiernos, tenía la opción de simplemente 24 USA, una de las naciones más peligrosamente endeudadas. La deuda pública usamericana entre las diez primeras del mundo el 19 de noviembre de 2008: http://en.wikipedia.org/wiki/United_States_public_debt Cálculo de dólares usamericanos en circulación, oferta estimada: http://www.goldeagle.com/editorials_08/hewitt071408.html 64 imprimir más billetes, porque el dólar es la moneda de reserva del resto del mundo.25 Ante otros comentarios sobre las tensiones esperadas en el capital y los mercados internacionales de deuda debido a los constantes préstamos solicitados por Usamérica para financiar el plan de estímulo económico propuesto por los demócratas, la edición del New York Times del pasado 2 de febrero señala: Ernesto Zedillo, ex presidente de México y funcionario que ayudó a sacar a su país de la crisis financiera en 1994, señaló que los países en desarrollo ya enfrentan dificultades para encontrar el capital necesario sin competir con las solicitudes de préstamos que cada vez más provienen de Usamérica. Además, afirmó que su país no tiene la opción de imprimir billetes, ya que el peso mexicano no constituye una moneda de reserva, como sí lo es el dólar.26 Después, de manera por demás veloz, se escucharon dos campanadas de alarma respecto a la futura situación y valor internacional de intercambio del dólar. El 14 de marzo el New York Times reportó que Wen Jiabao, Primer 25 Ernesto Zedillo: http://edmund-ng.blogspot.com/2009/01/global-worries-over-usstimulus.html 26 Ernesto Zedillo: http://dealbook.blogs.nytimes.com/2009/02/02/world-leaders-wary-ofus-economic-measures/ 65 Ministro chino, manifestó su temor acerca del valor del billón de dólares que el Tesoro usamericano debe a su país: “Hemos prestado una cantidad enorme de dinero a Usamérica. Claro que nos preguntamos por la seguridad de nuestros activos. Para ser sincero, estoy algo preocupado”. Cuatro días después de los lacónicos comentarios del Primer Ministro chino, Reuters reportó: Avinash Persaud, especialista en divisas y miembro del Panel de las Naciones Unidas para la Reforma Financiera,27 comentó que el panel discutiría una propuesta para crear algo parecido al viejo ecu o unidad de moneda europea, cesta de monedas intercambiable. Persaud, presidente de la consultora Intelligence Capital y ex jefe de divisas en JPMorgan, dijo que la recomendación se ubicaría en un grupo de recomendaciones enviadas a las Naciones Unidas el 25 de marzo por parte de la Comisión de Expertos sobre la Reforma Financiera Internacional de la ONU. “Es un buen momento para transitar a una moneda de reserva compartida”, opinó. En la atmósfera políticamente carga y agravada por los temores del proteccionismo usamericano y los problemas que representan los constantes 27 Panel de las Naciones Unidas para la Reforma Financiera: http://www.truthout.org/032109Z China's Leader Says He Is 'Worried' Over U.S. Treasuries 14 de marzo de 2009 Michael Wines, Keith Bradsher y Mark Landler. El viernes pasado el primer ministro chino Wen Jiabao expresó su preocupación por la inversión china de $1 billón en la deuda pública usamericana. 66 préstamos, los cuales han sido manifestados de manera más abierta y asertiva por parte de sus socios comerciales neoliberales más cercanos en las reuniones internacionales de mayor envergadura y en medio de las crecientes presiones de la profunda debacle económica, cabe preguntarnos: 67 ¿Todo lo viejo es nuevo otra vez? ¿Nos encontramos en el umbral de una redefinición económica mundial, una renovada rivalidad capitalista internacional o, quizás, una transformación? Dos puertas: ambas conducen más allá del capital, una más allá de la democracia y la otra a su revitalización popular. ¿Trascender a Keynes? Volver a visitar el pasado más distante: ¿estamos inmersos en una combinación de lo vivido entre 1907-1908 y 1929-1930 en una escala mundial? ¿Las similitudes de estas tres grandes crisis del capitalismo bastan para ayudarnos a entender el alcance cabal de la experiencia? O, siguiendo las advertencias de George Santayana, ¿estamos obligados a repetir nuestros errores y, añadiría, si no podemos aprender de nuestro pasado la repetición 68 de los errores tendrá consecuencias parecidas aunque terriblemente intensificadas? Antes de presentar un repaso sintético de las circunstancias que marcaron el llamado “pánico” de 1907, sería útil revisar el alcance de los dramáticos hechos históricos del período que va de la primera década del siglo XX hasta las condiciones que nos condujeron a la Gran Depresión. Me argumento es que en el contexto de las cambiantes relaciones entre las fuerzas internacionales de ayer y de hoy, los entornos históricos usamericanos tanto de los eventos como de las soluciones aplicadas se encuentran íntimamente relacionados y que los conocimientos económicos prácticos adquiridos tras la primera crisis de la era industrial del siglo pasado parecen haber hecho caso omiso de la segunda crisis, algo que sigue nutriendo el estilo y los métodos que actualmente aplican los funcionarios gubernamentales usamericanos en su afán de contener la actual contracción económica. El pánico de 1907 marcó el inicio de un nuevo tipo de descomposición financiera en el apogeo de la primera revolución industrial usamericana y el inicio de la segunda. Los muchos errores de cálculo económico y financiero, los momentos de avaricia individualista y la miopía política de aquel período condicionaron las circunstancias de lo que yo llamo la larga guerra mundial, periodo que se desarrolló en dos etapas entre 1914 y 1945 abarcando el paréntesis cataclísmico económico de la Gran Depresión y que 69 coincide, no por accidente, con el período de entreguerras. Además, los enfoques nacionales para resolver la crisis económica de la década de 1930 alimentaron las teorías, la lógica y las prácticas de intervención gubernamental que prevalecen hoy en día. El entorno En aquel momento el capitalismo estaba en proceso de mutación, tal como se encuentra en la actualidad. Durante aquel período de larga guerra, la transición de una base agrícola a una economía plenamente industrial ya se había consolidado en Usamérica, Alemania y Japón. Las nuevas potencias industriales desafiaban a la tradicional estatura imperialista británica. La rivalidad cada vez más intensa entre los grandes capitalistas se agudizó por los procesos revolucionarios en México, China y Rusia que se vieron acompañados por brotes similares aunque frustrados en Italia y Alemania después de la Primera Guerra Mundial: todos esos procesos se dieron a la par del auge capitalista y condicionaron la segunda etapa de la larga guerra mundial. El centro gravitacional del orden industrial mundial también estaba en proceso de cambio y enfrentaba los retos que le planteaban potencias rivales de tipo imperialista-capitalista y personajes revolucionarios. La base financiera sustentada en la libra esterlina cedía paso a la fuerza industrial del crecimiento usamericano y sus reservas en oro que incrementaron la 70 atracción hacia el dólar usamericano. Hacia mediados de la década de 1920, el comercio mundial y las relaciones de poder habían dado un golpe de timón. Los capitalistas británicos y usamericanos se vieron cada vez más desafiados por el fascismo y el comunismo. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial las relaciones, la gama y la esfera del comercio capitalista se habían alterado por completo. El trauma económico y social que resultó de la Gran Depresión ya había clamado por diversas formas de intervención estatal en las economías nacionales. En Italia y Alemania el clamor recibió los nombres de fascismo y nazismo. Si bien tanto el fascismo como el nazismo encontraron prominentes admiradores y partidarios entre la clase gobernante en Usamérica, el New Deal de los demócratas fue la expresión de un estilo de intervención más democrática y popular en muchos de los programas de legislación federal, como el WPA y el CCC. Si bien los programas italiano y alemán dependían considerablemente de la producción militar como principal motor del estímulo económico, los gobiernos federal y locales lanzaron programas de estímulo económico que se concentraban más en las necesidades sociales como la electrificación de las zonas rurales, los proyectos de desarrollo de infraestructura urbana y los programas de apoyo al ingreso por parte de la nueva administración de la seguridad social. Se aprobaron leyes para regular la banca y las finanzas, se declararon cierres o suspensiones de bancos tras lo cual los bancos con mayor reconocimiento volvieron a operar conforme a nuevas reglas prudenciales según lo 71 estipulado en la Ley Glass Steagall de 1933. Se aseguraron los depósitos y se promulgaron nuevas reglas para los intercambios bursátiles y la especulación en los mercados de materias primas. El gobierno de Franklin D. Roosevelt rápidamente procedió a legislar muchas de las ideas económicas y sociales de John Maynard Keynes y otros pensadores creativos y progresistas de la época, como John Kenneth Galbraith, y así rescatar a los capitalistas usamericanos de sus propios excesos. Al final de aquel prolongado proceso de contracción económica, recuperación y guerra, Marriner S. Eccles, al frente del Banco de la Reserva Federal reflexionó sobre los años que condujeron a la Depresión y la Segunda Guerra Mundial, y escribió en sus memorias: La producción masiva debe verse acompañada del consumo masivo; el consumo masivo, a su vez, implica la distribución de la riqueza, no de la riqueza existente sino de aquella que se está produciendo, para dar al ser humano el poder adquisitivo equivalente a la cantidad de bienes y servicios que ofrece la maquinaria económica del país. Lejos de alcanzar este tipo de distribución, para 1929 y 1930 una gigantesca ventosa había succionado una creciente proporción de la riqueza producida y la había limitado a unas cuantas manos. Esto se convirtió en la acumulación del capital, pero al arrebatar el poder adquisitivo de las manos de los consumidores masivos, quienes se beneficiaron se negaron, a la vez, la demanda efectiva de sus productos, una demanda que justificaría la reinversión de los capitales acumulados en nuevas fábricas. En consecuencia, como si se tratara de un juego de póker en el que las fichas están concentradas en cada vez menos manos, los 72 demás jugadores sólo pueden participar mediante préstamos. Cuando se acabó el crédito, se acabó el juego. Eso es lo que nos pasó en la década de 1920. Mantuvimos altos niveles de empleo durante aquel período gracias al apoyo de la excepcional expansión de la deuda fuera del sistema bancario (las negritas son mías). Esta deuda obedeció al importante crecimiento de los ahorros empresariales y de los ahorros de las personas, particularmente los grupos de mayor ingreso que enfrentaban obligaciones fiscales relativamente inferiores. La deuda privada fuera del sistema bancario creció en aproximadamente 50%. Esta deuda, cuyas tasas de interés eran altas, en gran medida adoptó la forma de hipotecas para viviendas, oficinas y hoteles, deuda en cuotas por consumo, préstamos para agentes y corredores, y deuda externa. El estímulo de gastar mediante la creación de este tipo de deuda duró poco y no bastó para mantener los altos niveles de empleo en el largo plazo (...) Llegó el momento en el que se acabaron las fichas de póker para jugar a crédito. 73 Historia económica… ¡indispensable! En alguna parte Hegel sostiene que todos los hechos y personajes de gran importancia en la historia mundial ocurren dos veces... la primera como tragedia, la segunda como farsa. El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Karl Marx Pregunto: G.W. Bush por Herbert Hoover? Las reflexiones de Marriner Eccles en torno a las causas de la Gran Depresión se leen como un repaso de muchos de los mejores y más agudos análisis preparados en los últimos dos o tres años, algunos de los cuales se citan en la sección de lecturas recomendadas del presente ensayo. Si bien los nombres de los instrumentos financieros y las prácticas de inversión han cambiado desde que Eccles presidiera el Banco de la Reserva Federal, las estrategias actuales de especulación financiera mediante la creación de deuda siguen enmarcadas en las mismas nociones ingeniosas del potencial de crecimiento ilimitado de las operaciones comerciales a través de métodos basados en la ampliación de la deuda o el apalancamiento financiero28, en el 28 Apalancamiento financiero http://en.wikipedia.org/wiki/Leverage_(finance) 74 que los especuladores recurren a un pequeñísimo monto de fondos de inversión para solicitar en calidad de préstamo la parte más jugosa del precio total de bonos u otros títulos o instrumentos financieros para hacer grandes inversiones (Ver Meltdown 101 o Elementos básicos del colapso financiero29). En el mercado bursátil este método de financiación de deuda se ha conocido como comprar a margen.30 A la constante solicitud de préstamos para comprar o hacer inversiones, seguida de la solicitud de préstamos para comprar todavía un poco más, le llegó el día del juicio final. El incentivo para solicitar préstamos en la actual economía capitalista se encuentra integrado al sistema mediante el mantenimiento de la tendencia inflacionaria que se desarrolló de manera consciente como resultado del gasto estimulado por la deuda durante el período del New Deal. Ese sesgo inflacionario, que el Fed pretende controlar y mantener dentro de un rango aceptable, alienta a los trabajadores en las corporaciones a contratar deuda porque todos suponen que ésta se pagará con una moneda más barata en el futuro. De esta manera, los préstamos, sean para comprar acciones a margen (préstamos de banco o de intermediario) o préstamos bancarios para comprar una casa con una baja cuota inicial, implican tácitamente el prestatario asume una apuesta doble: 29 Elementos básicos del colapso financiero http://www.alternet.org/workplace/102672 Todo lo que usted quería saber sobre el mayor colapso económico desde la Gran Depresión pero temía preguntar. 30 Margen o comprar a margen http://library.thinkquest.org/3298/doc/sbmargin.html 75 primero, que el precio de la compra, sean acciones o una casa, subirá; segundo, que su fuente de ingresos también subirá. Si estas dos variables no se mueven en la dirección esperada y el prestatario no disponer de fondos para pagar el préstamo, incurrirá en una moratoria. La propiedad, en el caso de una vivienda, será reclamada el propietario de las acciones tendrá que venderlas a un precio más bajo para satisfacer la demanda de pago del prestamista o el “margen”. En cualquiera de los casos, el dueño original perderá la propiedad. Además, si la tendencia general en el mercado de viviendas, autos o títulos es vender, caerán los precios. Si no aparecen otros compradores en el mercado, los precios caerán aún más rápido y más bajo. Desde mediados de 2007, la masiva moratoria que obedece a toda las razones descritas por Eccles en sus memorias revela las causas subyacentes de esta nueva contracción económica que se intensifica con toda rapidez y que muchos empiezan a llamar recesión o incluso depresión. Una vez más, al igual que en la década de 1930, la crisis de nuestros tiempos se expande por razones similares, que pueden reducirse en el sentido financiero a la frase con la que Hyman Minsky describió el extremo apalancamiento, los préstamos para pedir prestado o el establecimiento de pirámides al estilo del esquema Ponzi.31 Podemos pensar en las pirámides de deuda o el esquema Ponzi como en un plan de prestatarios y prestamistas para acumular deuda, multiplicarla mediante sucesivos préstamos con la esperanza de que los primeros compromisos se verán satisfechos cuando se venda la propiedad 31 Esquema Ponzi http://financial-dictionary.thefreedictionary.com/pyramid 76 hipotecada o el colateral (acciones o una casa), o bien solicitando un préstamo más en el futuro. Generar deuda para pagar deuda constituye un supuesto fundamental del estilo actual de banca e inversión. Ya que se practica en casi todas las instituciones financieras bajo las denominaciones reducción de riesgo y gestión de riesgo, el prestatario adicto supone que podrá pagar una deuda vieja gracias a una venta de moneda inflada a un precio más alto o mediante un préstamo nuevo. Hoy, las innovaciones financieras internacionalizadas y más elaboradas para el reciclaje de la deuda han resultado en el empaquetamiento de préstamos de toda clase y calidad en valores que se transan en el mercado abierto. Estas estrategias multiplicadoras de deuda también se basan en lo que alguna vez se llamó la teoría del tonto más tonto: los vendedores dan por sentado que siempre habrá alguien más tonto en el mercado interesado en comprar a un precio más alto y, por ende, el vendedor que puede ser igualmente tonto, espera vender a otro tonto aún peor. ¿Cómo pudo pasar? Y no es la primera vez… 77 Revisemos y actualicemos las reflexiones de Eccles acerca de las causas de la Gran Depresión: seis argumentos que vale la pena recordar a la luz de la realidad de nuestro tiempo. La producción masiva debe verse acompañada del consumo masivo; el consumo masivo, a su vez, implica la distribución de la riqueza, no de la riqueza existente sino de aquella que se está produciendo, para dar al ser humano (...) poder adquisitivo. Jack Rasmus y otros autores señalan que en los últimos 30 años, desde alrededor de mediados de la década de 1970 hasta la fecha, los salarios de los trabajadores se han congelado o han decaído. En el mismo período, se ha transferido sistemáticamente alrededor de 1 billón de dólares cada año de las familias trabajadoras usamericana es de ingresos bajos y medios al 1% más acaudalado de la población. Para 1929 una gigantesca ventosa había succionado una creciente proporción de la riqueza producida y la había limitado a unas cuantas manos. Un parecido drenaje de ingresos y riqueza de los salarios y los ahorros de los trabajadores durante los últimos 25 años está teniendo el mismo efecto. (Ver Rasmus y otros autores citados en la sección de lecturas recomendadas). La acumulación de capital concentra la creciente riqueza en las manos de unos cuantos. Desde el aminoramiento de la carga fiscal de 78 los ricachones durante el gobierno de Reagan y las crecientes tasas de productividad y salarios miserables de los trabajadores, las familias trabajadoras se han quedado con un poder adquisitivo significativamente menor como única vía para cubrir el altísimo costo de la vida. La excepcional expansión de la deuda fuera del sistema bancario (las negritas son mías)... que en gran medida adoptó la forma de hipotecas para viviendas, oficinas y hoteles, deuda en cuotas por consumo, préstamos para agentes y corredores, y deuda externa. En un entorno en el que los salarios de los trabajadores han estado congelados durante los últimos 30 años, la tasa de ahorro ha caído a cero y a veces incluso a números negativos, las familias trabajadoras han tratado de mantener su nivel de vida solicitando préstamos en los que ponen de garantía su vivienda y mediante el contrato de hipotecas reversibles, además de pagar todo con tarjeta de crédito. Al mismo tiempo, los gobiernos federal y locales de Usamérica incrementaron la deuda pública al solicitar préstamos nacionales e internacionales al tiempo que el gobierno federal ampliaba el déficit presupuestal, mantenía un creciente déficit comercial, incrementaba el gasto militar y la tasa general de impresión de billetes (Ver Joseph Stiglitz).32 Además, los paraísos fiscales creados fuera del control de 32 Joseph Stiglitz, Vanity Fair. Diciembre de 2008 http://www.alternet.org/workplace/111709/?page=entire 79 los reguladores de la banca usamericana han llevado cuantiosas transacciones financieras más allá del control del Fed. Llegó el momento en el que se acabaron las fichas de póker para jugar a crédito. Así, los deudores se vieron obligados a reducir su consumo. Hoy podríamos escribir exactamente las mismas palabras mientras los bancos rehúsan prestar y los consumidores ya no pueden solicitar préstamos. El desempleo afectó aún más el consumo de bienes que, a su vez incrementó el desempleo. El índice actual de desempleo es el más alto registrado desde 1983 y actualmente crece a un ritmo de aproximadamente medio millón de personas al mes, por lo que se espera que supere el 10% en el transcurso de este año. Con unas cuantas diferencias de terminología y sintaxis, los principales argumentos de Eccles sintetizan en líneas generales la secuencia de eventos que marcan los pasos hacia la crisis económica que hoy se expande y profundiza en Usamérica, y viaja rápidamente por todo el mundo gracias a las redes financieras y de comercio neoliberal. Curiosamente, los aclamados maestros de las finanzas parecen haber sido tomados por sorpresa, desde el confeso arrepentido Alan Greenspan,33 33 Alan Greenspan Greenspan Concedes Error on Regulation por Edmund L. Andrews Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, afirmó haber “cometido un error” al 80 presidente del Fed durante largo tiempo, hasta Ben Bernanke, actual presidente del Fed y alabado estudioso de la Gran Depresión, y Henry Paulson, último jefe del Departamento del Tesoro usamericano y ex presidente de Goldman Sachs, e incluso Robert Rubin. Aparte de Ben Bernanke, tal vez todos estaban influidos por la proclamación de Henry Ford según la cual la historia es una bobada, pero quizás simplemente se les pasó leer las memorias de Eccles, publicadas en 1951. Aparentemente, muchos de los que pertenecen a los círculos de liderazgo en el ámbito de las finanzas han hecho caso omiso, malinterpretado o diferido de las lecciones de largo aliento de la historia económica. Sin duda, si nos concentramos en la historia de las crisis del mercado financiero, veremos que estas personas confiaron en haber escapado a las limitaciones de la vieja teoría capitalista clásica y sus inevitables realidades inherentes. Su conocimiento colectivo y acumulado de los mecanismos del mercado, su confianza ciega en los modelos económicos por computadora y las estadísticas con las que los alimentan, su refinamiento en cuanto a la predicción de riesgos, la gestión de riesgos y las estrategias para aminorarlos, todo ello se basó erróneamente en los falsos supuestos de su confiar en que el libre mercado se regularía a sí mismo. Ver también: David M. Kotz, Shocked Disbelief, http://www.truthout.org/110208B. David M. Kotz, Truthout: “El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se encontró en un ataque de incredulidad ante el fracaso del interés individual por proteger nuestro sistema bancario. Lo que realmente habría de provocar un ataque de incredulidad es que una persona con esas opiniones estuviera a cargo de la regulación del sistema financiero usamericano, cargo que ocupó entre 1987 y 2006”. 81 convicción cerrada y casi religiosa en la fallida noción de que eliminar los obstáculos del mercado puede, por sí mismo, bastar para superar los problemas inherentes al modo de producción y distribución económica y reproducción social capitalista, algo que Eccles hace patente en sus memorias. Si bien Eccles sintetiza metódicamente los principales problemas económicos y financieros que han producido la contracción económica internacional de mayores proporciones del siglo pasado, parecería que los neoliberales de hoy, republicanos y demócratas, estaban seguros de que las nuevas relaciones financieras y comerciales de alcance mundial que promovían y forzaban dentro de la economía del planeta garantizaban una renovada confianza en la posibilidad de superar a la historia y a la teoría. El lema triunfante de los neoliberales, “No hay alternativa” al capitalismo (TINA, por sus siglas en inglés), mezclado con la promulgación del fin de la historia actualmente se levanta como el testimonio condenatorio de su propio engaño que acompaña a las igualmente absurdas nociones de una economía postindustrial e ingrávida. No obstante, en el mundo real, más allá de las ilusiones de los elitistas, cada vez más personas trabajadoras alrededor del mundo buscan alivio y formas de escapar de la miseria que representan las largas horas de esfuerzo físico que sólo sirve para enriquecer a unos cuantos. Una vez más, pero en escala internacional, la capacidad del sistema capitalista y su necesidad de incrementar las ganancias a costa de 82 una pobreza aplastante ha paralizado y congelado el proceso de reinversión financiera. Al ignorar o minimizar las advertencias keynesianas para mantener cierta relación razonable entre las crecientes tasas de productividad del trabajo y la actual distribución del ingreso, los monetaristas neoliberales, particularmente aquellos que se agrupan en la escuela de Chicago, parecen haber perdido de vista o simplemente haber hecho caso omiso de la relación vital entre la capacidad productiva y la capacidad de los trabajadores de comprar aquello que fabrican. Suponiendo además que los capitalistas corporativos pudieran vender productos y servicios con éxito en mercados mundiales cada vez más amplios, deliberadamente empujaron a la baja los salarios internos, lo que redujo todavía más el poder adquisitivo de los trabajadores usamericanos. En efecto, los imperialistas de la globalización neoliberal abandonaron a la población nacional en nombre de la mano de obra barata y la esperanza de abrir mercados en el exterior. Ya desde el principio de este perverso juego muchos sindicalistas astutos se refirieron al plan neoliberal como “la carrera hacia el fondo” del barril económico mundial. Es posible que aún no hayamos tocado fondo. Pareciera que si para la década de 1980 los capitalistas corporativos usamericanos, sus asesores y sus imitadores elitistas en otros países se habían convencido por completo de haber alcanzado la cumbre indómita de la influencia política y económica, la amplia adherencia y cooperación, la 83 hegemonía34 tal como la concebía Antonio Gramsci, entonces sintieron que podían operar con toda seguridad en un sistema cada vez más autogestionado de acumulación de capital trasnacional que podía orientarse desde las finanzas y manipularse astutamente dentro de las fronteras tipo burbuja de la teoría monetarista del neoclasicismo que goza de protección militar. La quimera del éxito y el dilema ineludible de los capitalistas Evidentemente, los capitalistas tienen que entender cabalmente el capitalismo necesita expandir su gama y ritmo de explotación a fin de incrementar las ganancias indefinidamente o perecer. Como atinadamente lo señaló Marx hace más de 160 años en el Manifiesto Comunista,35 el capitalista irá a todos los rincones del mundo en la búsqueda incesante de creación de oportunidades para obtener ganancias a fin de continuar acumulando las riquezas necesarias para hacer otras inversiones. No obstante, es la propia acumulación de ganancias de los capitalistas y su 34 Antonio Gramsci: hegemonía http://www.infed.org/thinkers/et-gram.htm#hegemony El Manifiesto Comunista http://www.anu.edu.au/polsci/marx/classics/manifesto.html “La necesidad de expandir constantemente el mercado para sus productos persigue a la burguesía por toda la superficie del planeta. Debe enclavarse en todas partes, establecerse en todas partes, establecer vínculos en todas partes”. 35 84 creciente incremento y concentración de la capacidad productiva lo que acaba por sofocar al sistema. En la búsqueda implacable y sistémica de riqueza, el capitalista perseguidor de ganancias de hoy echa mano de todos los poderes económicos y políticos a su alcance a fin de superar los límites a la posible generación de ganancias mientras lucha por asegurar el carácter predecible de las condiciones rentables para su negocio e intenta dominar los mercados al tiempo que pretende expandir su propia fortuna económica. Los impecables supuestos teóricos de un mercado cerrado y capaz de autorregularse constantemente hasta alcanzar un sano equilibrio no corresponden con la realidad de la historia del capitalismo: el equilibrio sostenido del mercado significaría la muerte de la acumulación capitalista. El peor miedo de los capitalistas que buscan ganancias reales es el estado estable económico, ya que significa la estática económica, el estancamiento y la falta de crecimiento que pondrían fin a la acumulación de capital y darían el tiro de gracia al sistema. Constantemente confrontando esta recurrente e inevitable contradicción interna del sistema, los capitalistas siguen tratando de superarla mediante rodeos. A fin de evitar el estado estable, los capitalistas se han visto históricamente obligados por la necesidad de crecimiento constante del sistema a luchar incansablemente por superar las limitaciones internas y externas del mercado a la expansión. Cuando y donde se ven enfrentados a los obstáculos físicos o políticos que limitan las posibilidades de su crecimiento económico, los capitalistas hacen valer todas las opciones disponibles a lo largo de diferentes períodos de la historia para eliminar las barreras que se contraponen a su incesante 85 búsqueda de ganancias. Este ímpetu interno del sistema es exactamente la razón que explica el carácter destructivo de largo plazo del capitalismo. Desde las viejas Leyes de Cercamientos en Inglaterra hasta los nuevos cercos de hoy gracias a las regulaciones capitalistas formuladas en la Organización Mundial de Comercio mediante los cuales las corporaciones ejercen la fuerza de sus normas apuntaladas en su poderío militar para poseer y controlarlas condiciones naturales fundamentales de la existencia humana, como las reservas de agua y los sistemas públicos, los capitalistas corporativos intentan aprovechar los tentáculos de su influencia institucional para controlar todas y cada una de las fases de producción, financiamiento y venta o distribución. Su inagotable búsqueda de mecanismos de control institucional privado de las variables del mercado ha subvertido las operaciones teóricas y prácticas del mercado a lo largo de la historia de las actividades empresariales capitalistas. La búsqueda de lo predecible mediante controles internos y privados ha adoptado diversas formas en la historia del capitalismo corporativo. Algunos de los métodos más conocidos se incorporan al vocabulario popular y empresarial con las palabras monopolio, oligopolio, integración vertical, integración horizontal, integración de conglomerados y mercados de acaparamiento. La necesidad sistémica que motiva a cada corporación gigante e impersonal, en colectivo y de manera individual, a perseguir su propia ventaja revela todas las fallas y los mitos de la teoría económica capitalista fácilmente observables en la práctica corporativa actual. 86 Dicho de manera sucinta, los capitalistas deben superar o controlar las amenazantes condiciones destructivas de la competencia para asegurar la acumulación continua necesaria para sobrevivir y, en el proceso, forman los obstáculos al crecimiento futuro. En su incansable búsqueda de ganancias atesoran la riqueza acumulada en un extremo social mientras dejan en el abandono a las necesidades humanas en el otro. Eccles, desde su visión de la distribución inadecuada del ingreso corriente generado por el incremento en la capacidad productiva, tenía razón. La tendencia del capitalismo hacia la acumulación de capacidad excesiva conduce a la sobreproducción y, a medida que se contraen los salarios, los trabajadores no pueden pagar por los bienes y servicios que producen. No es que los trabajadores no necesiten o no quieran los productos de su trabajo: es que no pueden acceder a ellos. Así, las necesidades humanas se acumulan en un lado del mercado capitalista, mientras enormes cantidades de productos quedan fuera del alcance de los trabajadores en el otro. Al igual que en la actual crisis económica, este mito del equilibrio del mercado entre la oferta y la demanda queda desnudo. Lo que no se supone que debería ocurrir conforme a la teoría económica dominante sucede en la realidad: los mercados no encuentran por sí mismos un nuevo equilibrio. Ya sea que busquemos oportunidades de inversión en los mercados, préstamos al consumidor o espacios de compra-venta de bienes y servicios, los mercados no se descongestionan automáticamente porque existe una ruptura subyacente entre la riqueza que los trabajadores producen y la pequeña porción que 87 reciben en forma de salario. En ciertos momentos, los desequilibrios resultan en graves contracciones del mercado financiero y el mercado productivo dando pie a lo que llamamos crisis. El capitalismo es fundamentalmente un sistema autodestructivo. Su poder creativo, cuyo motor son las ganancias, en un momento sistémicamente definido se vuelve contra sí mismo, se consume en una locura caníbal de destrucción intestina, lo que además deja a los mercados saturados de productos imposibles de vender y conduce a múltiples formas de consolidación corporativa, como las fusiones y las adquisiciones que tienen el efecto de eliminar a la competencia mediante absorciones que destruyen a otros competidores. En cada uno de los periodos que estamos analizando la contracción de la riqueza y, por lo tanto, del poder económico ha sido uno de los métodos para limitar las tendencias destructivas de los pánicos, las depresiones y las recesiones. Desde la represión y los pánicos de los últimos 25 años del siglo XIX hasta las fusiones bancarias que hoy en día alientan tanto el Departamento del Tesoro como la Reserva Federal usamericana, la concentración corporativa ha sido uno de los principales métodos para eliminar o evadir las condiciones destructivas de la competencia capitalista que después limita todavía más las funciones supuestamente auto reguladoras del mercado. Los capitalistas poderosos y sus defensores políticos aceptan abiertamente que uno de los métodos convenidos para restaurar las condiciones generales del sistema necesarias para mantener la 88 rentabilidad es hacer que unas cuantas corporaciones sólidas absorban a las más débiles. Hoy, más temerosos que nunca de estos actores nacionales o internacionales cuya cooperación no pueden obtener, los capitalistas corporativos de la actualidad luchan por obtener más control y superar los límites de las negociaciones supuestamente equitativas del mercado mediante el uso de diversas formas de fuerza económica, política y militar. En la actual crisis, ante los posibles desafíos que representan otros capitalistas corporativos nacionales e internacionales, los corporativistas usamericanos se están valiendo de la contracción del momento para consolidar su poder económico con miras a una futura expansión. Casi a punto de librar una guerra generalizada como sucedió en la primera mitad del siglo XX, las actuales maniobras capitalistas entre los Estados industriales adoptan la forma de la consolidación corporativa. La noción de un mecanismo económico cerrado y capaz de autorregularse constituye el punto en el que la teoría capitalista deja de ser consecuente con la historia de la práctica capitalista. El capitalismo no puede aceptar su propio cerco: debe trascender todo los límites a su crecimiento, es decir, el cerco de todos los competidores en una esfera corporativa cada vez más reducida en la que se concentra el poder. La persistente determinación corporativa de controlar todas las variables del mercado sistémica mente debilita los propios mecanismos del mercado en la realidad. Si bien los 89 teóricos clásicos convencionales, desde Adam Smith hasta los contemporáneos, han argumentado que el capitalismo se basa en la igualdad de compradores y vendedores informados que entran de manera voluntaria a mercados carentes de restricciones, los esfuerzos individuales y corporativos por controlar las condiciones del mercado contradicen la teoría a través de los esfuerzos reales del capitalismo por conquistar diversos grados de control mediante consolidaciones que han cambiado las relaciones socioeconómicas y culturales del capital. Aparentemente habiendo aprendido el efecto estrangulador de las ganancias que tienen los mercados estancados de productos y servicios, fenómeno recurrente a lo largo de la compulsa historia de las contracciones económicas del capitalismo, los keynesianos y los monetaristas estilo Friedman o de la Escuela de Chicago reconocieron que no podían ignorar los problemas de los mercados saturados. En consecuencia, todos se lanzaron a despejarlos usando métodos externos al mercado. Ante la concentración corporativa de riqueza y poder económico y político, y los recurrentes desequilibrios del mercado entre la oferta y la demanda, los economistas convencionales parecen tener únicamente dos soluciones: estimular la demanda y restaurar cierto nivel de competitividad, o bien ayudar a la concentración corporativa. Si bien el enfoque general keynesiano ha consistido en estimular la demanda principalmente con procedimientos gubernamentales de tipo fiscal-presupuestal, los monetaristas neoclásicos optaron por depender de la gestión de la oferta de 90 dinero y crear un entorno empresarial menos restrictivo eliminando las regulaciones del mercado y facilitando las fusiones y adquisiciones de empresas. Mientras los reguladores keynesianos del mercado trataron de administrar las fusiones con miras al mantenimiento de la competencia a través de la regulación de las adquisiciones, los neoclásicos tendieron a facilitar el proceso. Sin embargo, la meta esencial de las reformas y contra reformas de ambos grupos durante los últimos 50 años del siglo XX hasta la tragedia económica actual ha sido conservar las condiciones generales de la economía conducentes a mantener altas tasas de rentabilidad y así alentar la inversión empresarial y el gasto del consumidor con el objetivo de mitigar los efectos de lo que todos reconocen como contracciones recurrentes de los ciclos “normales” de negocio. No obstante, tal como lo volvemos a atestiguar, estas intervenciones del mercado tienden, con el tiempo, a acelerar e intensificar las tendencias sistémicas hacia los desequilibrios entre la oferta y la demanda que una y otra vez se repiten y constriñen al sistema. Aquí radica el desconcertante dilema de los capitalistas que se ven una y otra vez enfrentados a los insuperables obstáculos internos del sistema para el crecimiento económico continuo. Mientras las reformas keynesianas posponen la hora de la verdad social y económica, el enfoque neoclásico fundamentalista del mercado suele conducir a los desequilibrios sistémicos más extremos que han precipitado los peores estancamientos económicos que denominamos depresiones. 91 El cerco corporativo de la sociedad civil consumista Mientras los defensores de cada enfoque para resolver los recurrentes ciclos de negocio se culpan unos a otros por el agravamiento de las condiciones que nos conducen a cada recesión o depresión, ningún grupo puede eliminar del todo las contracciones de la economía. A pesar de sus debates y las acres críticas a lo largo de las tres primeras décadas después de la Segunda Guerra Mundial, ambos grupos de economistas trataban de manejar las condiciones macroeconómicas o el amplio entorno político y económico de un mercado nacional relativamente cerrado o al menos aislado. De hecho, estaban tratando de asegurarse de que los mercados de los productos y los servicios nacionales no se vieran entrampados sino constantemente liberados gracias al consumo nacional. El amplio consenso en cuanto a mantener el poder adquisitivo de los trabajadores dentro del país era visto como una variable de estabilización social que garantizaba las condiciones económicas razonables para mantener la rentabilidad corporativa. Para los años críticos de mediados de la década de 1970 quedó cada vez más claro, especialmente después de aquellos años de estanflación, que los costos de la producción capitalista nacional y la capacidad de liberación del mercado tanto por parte del poder adquisitivo de los consumidores como del poder del gasto gubernamental y las inversiones empresariales en instalaciones y equipos no podían mantenerse sobre la base de “paga lo que uses” o “compra conforme 92 ganes”. La estanflación fue una señal para la élite dominante de las espantosas e inaceptables condiciones de una situación económica que, a los ojos del capitalista, señala el final o la decadencia de las condiciones generales que permiten la acumulación de ganancias. En un esfuerzo concertado por romper con el atasco del mercado y el estancamiento de la economía nacional en la década de 1970, hubo una movida política decisiva a fin de presionar la escala salarial e incrementar la productividad de los trabajadores con incentivos a la producción, como la intimidación y los ataques contra los sindicatos; al mismo tiempo se incrementaba los incentivos para que las empresas usamericanos buscarán zonas de producción con bajos salarios en diversos rincones del continente americano y a lo largo del mundo. Esta decisión política de tres niveles promovida durante la presidencia de Reagan y continuada por neoliberales de los dos principales partidos usamericanos del capital corporativo definió el camino de la carrera internacional hacia el fondo del barril de la economía mundial. El plan general era salir del estancamiento de la economía nacional mediante la expansión hacia zonas de producción más baratas al tiempo que se ampliaban los mercados nacionales e internacionales para las ventas. Usando el penetrante poder del excedente de petrodólares usamericanos repatriados, la inversión extranjera directa de las corporaciones URSS americanas fue oficialmente alentada, protegida con leyes, apoyada por 93 subsidios gubernamentales y refugiada en la expansión del poder militar nacional. A medida que cada etapa de la expansión corporativa usamericana encontraba nuevos obstáculos en las fronteras internacionales y nuevas contracciones económicas en los mercados nacionales a lo largo de las décadas de 1980 y 1990, se abrían nuevas oportunidades de inversión que se aseguraban con el respaldo militar. En nombre de la contención del comunismo, el aseguramiento de libres mercados y la protección de los derechos humanos, el mundo se estaba transformando en un lugar seguro para la expansión corporativa usamericana. Basta con reflexionar en las series de guerras encubiertas y abiertas que se libraron en contra de las poblaciones de las islas del Caribe, Centroamérica y Sudamérica a lo largo del período de la Guerra Fría que representan la vívida expresión del significado del keynesianismo militar expansivo. Cada vez que una nación se atrevía a intentar controlar su economía nacional, ya se tratara del pequeño Haití o la pequeñísima Granada, se echaban a andar las tácticas financieras y militares necesarias para forzar la apertura de los mercados a las inversiones y el comercio usamericano. La frecuente pregunta “¿La bandera siguió al negocio o el negocio siguió a la bandera?” quedaba acallada por la creciente simbiosis política y económica del “complejo militar-financiero-industrial”. Así, a medida que las élites corporativas sus americanas en el poder intentaban superar los “obstáculos” a la expansión capitalista nacional recurriendo a medios no económicos, en sus decisiones 94 bipartidistas expresaron el reconocimiento pleno de los nuevos límites al crecimiento nacional y simultáneamente acogieron el oneroso plan imperialista histórico de la continua expansión económica que data de los primeros días de la independencia nacional. Con un argumento constantemente en contra de un gobierno sólido, la nueva voz de los republicanos neoconservadores, amplificada por sus nuevas contrapartes demócratas neoliberales, empezó a definir el control corporativo del Estado vía los vínculos políticos y económicos del complejo militar industrial corporativo. Con el reclamo de vínculos puristas con la teoría económica clásica del capitalismo y con el argumento sumamente perverso en contra de los keynesianos sociales, los monetaristas neoliberales promovieron agresivamente la idea de que la regulación administrativa gubernamental de las economías nacionales creaba las barreras que obstaculizaban las tendencias teóricamente normales del mercado hacia las operaciones naturales y benéficas para la sociedad. Con la promesa de grandes beneficios sociales y mayor libertad individual, mientras públicamente argumentaban que las prácticas de las empresas privadas son más eficientes que las regulaciones gubernamentales, los economistas neoclásicos de diversos pelaje es neoliberales, defendieron la idea de incrementar las deficiencias del mercado y su producción y distribución a través de la desregulación de las inversiones empresariales, el financiamiento y la 95 producción. Con otro argumento más en contra de los keynesianos sociales y defendiendo las drásticas reducciones del financiamiento público de los costos sociales del gobierno y al mismo tiempo incrementando el gasto militar, irónicamente el efecto político práctico de la propaganda neoliberal a favor de un gobierno más magro fue abrir un corredor político para sustituir el creciente poder del control corporativo privado autoritario sobre sectores nacionales e internacionales de la actividad económica. Mientras en público promovían la teoría económica clásica anglosajona y usamericana del siglo XIX para apuntalar sus argumentos a favor de la libertad individual en el mercado libre de restricciones bajo la etiqueta de soberanía del consumidor, los neoliberales ayudaron a desmantelar la regulación gubernamental y así abrieron una amplia oportunidad al dominio del poder corporativo en prácticamente todos los niveles de la actividad económica. La constante dilución de las regulaciones gubernamentales se consolidó con argumentos paralelos a favor de la autorregulación corporativa que abrieron aún más la vía al gobierno corporativo. Además, al aminorar las ideas populares nacionales de la función democrática del individuo en la noción de soberanía del consumidor y la igualdad en las relaciones del mercado, los neoliberales ayudaron a convertir al consumidor en mero apéndice de la producción y la distribución controladas por el capitalismo corporativo. Al presionar los salarios a la baja y, al mismo tiempo, disminuir los servicios gubernamentales mientras se alentaba al consumidor a acumular deuda, se desató un proceso que creó una nueva 96 clase trabajadora ligada a la deuda. Tras reducir a los productores trabajadores a meros consumidores gradualmente atados por la deuda a cada una de las etapas de acumulación del capital corporativo, los otrora trabajadores independientes se han visto cada vez más confinados al doble estatus económico de servidumbre por deuda en el feudo privatizado del capital corporativo. Dependiente de las corporaciones en nombre del empleo y cada vez más dependientes de los servicios brindados por las corporaciones, como la atención médica privatizada y los servicios financieros, las corporaciones empezaron a trazar un cerco en torno a los nuevos trabajadores no sindicalizados que más parecen siervos en una relación de dependencia neofeudal marcada por los bajos salarios y la dependencia de la deuda. Los trabajadores, los políticos y muchos en el círculo de la élite en el poder parece no reconocer que el propio capitalismo esta cambiando y que la motivación central y el concepto organizador de gestión corporativa moderna que lucha por imponer controles internos a la producción influye cada vez más en el impulso de abarcar y dirigir el entorno político y económico en el que opera. Las experiencias de gestión de líderes empresariales, políticos y economistas en el gobierno y en la esfera de la economía privada gradualmente abrieron la vía política a un mayor poder administrativo corporativo en la economía nacional. En el proceso de usa constantemente el gasto militar para equilibrar e incluso estimular la economía mediante contratos corporativos, el empleo de amplios sectores de 97 la clase trabajadora se volvió dependiente de la producción militar. Además, a través de la creciente práctica de colocar a expertos del mundo empresarial en puestos de gestión gubernamental a lo largo de los años de la Guerra Fría y de vincular la estabilidad de la economía interna al gasto militar, los líderes corporativos atravesaron una y otra vez las puertas giratorias entre el gobierno y las oficinas corporativas. En el proceso, conforme los corporativistas entendieron los resultados prácticos de la gestión gubernamental, identificaron con mayor claridad las limitaciones de la teoría neoclásica y, con la ayuda de defensores ideológicos políticamente poderosos en el gobierno que otorgaban subsidios fiscales a las empresas, diluían los derechos de los trabajadores y aprobaban leyes fiscales favorables a la iniciativa privada, consiguieron dominar la gestión gubernamental de las relaciones del Estado corporativo y sus actividades económicas. Desde sus cambiantes posturas como administradores gubernamentales y directores corporativos, los responsables de la planificación y de liderazgo empresarial cultivaron el poder de la política al dirigir las prioridades y los patrones del desarrollo económico. Conforme identificaron los límites del crecimiento económico sistémico impuesto por las disyuntivas periódicas de los mercados capitalistas tradicionales, los capitalistas corporativos de la segunda posguerra, más que nunca antes, intentaron controlar las condiciones políticas del entorno empresarial. En consecuencia, desde la Segunda Guerra Mundial los corporativistas buscaron activamente la 98 protección y el apoyo de la asistencia estatal política y financiera a fin de proteger sus negocios de las vicisitudes de los mercados. A través de paquetes de estímulo fiscal, paraísos fiscales, contratos costo-margen, protección en caso de demandas judiciales, el apoyo de subsidios financieros directos e indirectos mediante reducciones fiscales de todo tipo, los gerentes de las instituciones capitalistas intentaron aprovechar la influencia política para expandir el poder corporativo en un vano intento por superar los obstáculos que enfrenta el crecimiento dentro del capitalismo. Los vínculos que se entretejen entre los poderes económicos corporativos y el poder político gubernamental con el tiempo formaron un enlace cultural que fue gradualmente penetrado por el estilo autoritario de gestión corporativa y después se vio dominado por los procesos democráticos de toma de decisiones gubernamentales en diversos niveles. Argumentando constantemente que los procesos democráticos de toma de decisiones eran engorrosos, lentos e ineficientes, los corporativistas de la derecha en el poder presionaron conscientemente para incrementar las facultades del Ejecutivo al más puro estilo corporativista en un esfuerzo por reproducir en el gobierno su propio estilo autoritario de gestión empresarial. Frustrados por los problemas históricos de los mercados no regulados y las regulaciones que hacen pensar en la Depresión, los líderes corporativos más prominentes de la posguerra presionaron insistentemente a favor de la representación plena de la visión empresarial en el gobierno, incluidas sus prácticas de gestión jerárquica, a fin de canalizar el apoyo federal y estatal 99 financiero de manera más directa a las actividades corporativas generadoras de ganancias. Llegando a las cumbres del poder estatal, tanto keynesianos como monetaristas se dedicaron a imponer el estilo corporativo de los controles administrativos dictatoriales en la economía nacional e incluso internacional. Cada vez más estresados, los economistas neoliberales argumentaron a favor del apoyo financiero y político directo de las actividades empresariales corporativas que, hasta la crisis actual, adoptaron tres modalidades: autorregulación corporativa, políticas fiscales que alentarían la solicitud de préstamos para estimular la inversión privada nacional e internacional; políticas sociales capaces de obligar a más gente a ingresar a la fuerza laboral y diluir los derechos de los trabajadores, e incremento del gasto militar. Así, las lecciones aprendidas por el corporativista y sus defensores académicos y políticos desde la Gran Depresión le han conducido a suponer que los estilos de gestión autoritaria corporativa y militar, sumados a los datos recopilados sobre comportamiento social y los estudios de mercado, aportarán los conocimientos técnicos y el poder para dirigir de manera mecánica las actividades económicas nacionales e internacionales. Combinando las medidas cuantificadas de comportamiento humano en un entorno económico de supuestas reacciones mecanicistas calculables y las condiciones sociales y económicas administradas, los corporativistas de todo tipo, desde la academia y desde el gobierno, supusieron que podrían predecir “científicamente” los comportamientos de sus homoeconomensis 100 condicionados, el hombre y la mujer económica del mito originario de la teoría capitalista enraizado en la supuesta tendencia humana de hacer trueque y comerciar, y así manipular el comportamiento humano en un laberinto político y económico sumamente controlado que hace evocar a Skinner y es capaz de producir las reacciones humanas condicionadas necesarias para mantener la acumulación de ganancias dentro del capitalismo. Tanto los keynesianos como los monetaristas fundamentalistas conocían las condiciones necesarias para despertar las reacciones humanas mecanicistas necesarias para la definición del modelo económico. El “individuo”, el hombre y la mujer económica, tenía que someterse en total desnudez e indefensión al molino del mercado. Al igual que durante la Ley de Cercamientos en Inglaterra, los trabajadores hoy se ven forzados a “liberarse” de todo apoyo social colectivo e independiente a fin de condicionarse y reaccionar conforme a lo esperado por el mercado corporativamente estructurado y políticamente administrado. Los métodos de gestión de riesgo se basan en las probabilidades de las reacciones humanas en ciertas circunstancias medibles. En el flujo de los eventos políticos y económicos que marcan los 100 años desde el pánico de 1907, los capitalistas adquirieron gradualmente una mayor confianza en la gestión de las relaciones del mercado que se revela entre sus defensores condicionados. Su teoría refleja la percepción de los 101 comportamientos de los actores mejor condicionados, aquellos que intercambian el bien universal, el dinero y los instrumentos casi monetarios, como las acciones y los bonos. Es frecuente que ignoren la inextricable relación entre el ámbito fantástico de las finanzas y el mundo real de la producción; así, los financieros y sus clásicos defensores monetaristas han adquirido mayor influencia teórica y práctica en la teoría económica y la gestión de la economía. En cada uno de los períodos en los que la actividad de las inversiones financieras parecía ganar supremacía sobre la actividad económica productiva, tal como sucedió en la década de 1920, la ilusión de la influencia dominante de las finanzas que controlaban el movimiento del circulante parecía confirmar la centralidad de la circulación como el eje vital de la actividad económica capitalista. Hoy en día, al igual que en los primeros días del pánico de 1907 y en el camino que nos llevó a la Gran Depresión, el colapso de la economía pareció haber sido introducido por la crisis de circulación en el sector financiero. Después, en cada periodo de recuperación dentro de la esfera económica realmente productiva, los economistas convencionales perciben que sus intervenciones en la actividad de las inversiones financieras parecen aportar un nuevo estímulo. Si escuchamos las palabras favoritas de casi todas las voces predominantes en el mundo financiero de hoy advertiremos la repetición de la necesidad urgente de reactivar el otorgamiento y la solicitud de préstamos. El argumento dice que una vez superada la crisis de confianza en el proceso de inversión, los caminos de la inversión se abrirán para reanudar un renovado 102 flujo rentable de fondos necesarios para reactivar la producción de bienes y servicios que, una vez más, se venderán y comprarán con éxito. Esta inversión teórica lógica de la realidad económica, es decir, la visión predominante entre los economistas más convencionales, se basa en la supuesta pureza de las operaciones en el mercado financiero y las respuestas largamente condicionadas de los actores financieros a partir del incentivo de las ganancias. No, los préstamos no se otorgarán a menos que puedan colocarse de manera rentable; si, cada actor buscará alguna ventaja a partir de las variables controladas, como la tasa de interés y los cambios en la oferta de dinero dentro del mercado financiero. Las cambiantes condiciones de los mercados financieros fuera del contexto del sistema reproductivo total del capital parecen, a los ojos del analista convencional, sobre todo los monetaristas, como la mejor síntesis de toda la actividad económica. Ya que se trata de la esfera más fácilmente observable, medible y más precisamente calculada de la actividad capitalista, los movimientos financieros se han convertido en el modelo por antonomasia de los mecanismos del mercado. Las reacciones altamente condicionadas y fácilmente reconocibles de los actores en el mercado financiero han dado a teóricos y prácticos confianza en los métodos de gestión monetaria que, una vez más, vemos fracasar rotundamente. Sin embargo, esta añeja confianza, ahora quizá resquebrajada, es el resultado de dos errores profundos e interrelacionados en las perspectivas económicas anglosajona y usamericana: el dominio de los mercados junto con sus supuestos movimientos mecanicista y, a pesar 103 del creciente poder e influencia en el capital financiero, sus movimientos etéreos aparentemente independientes sobre la base de la economía productiva. Para entender mejor el patrón reciente y continuo de intervenciones a cargo del banco central y el departamento del tesoro usamericanos, así como su fracaso, es necesario reflexionar acerca de su anterior sentido del éxito hasta el período Greenspan junto a una reflexión aleccionadora sobre su ciega noción de los homoeconomensis como la esencia real y perpetua de la humanidad. No obstante, debemos ir un paso más allá para reconocer que se ha vuelto cada vez más claro que ni los economistas ni la élite empresarial conservan mucha confianza en el hombre o la mujer económica ni en los estilos previos de los métodos políticos y económicos para hacer correcciones. Si bien los corporativistas de derecha se han desplazado de manera más abierta hacia los métodos autoritarios de control social y económico, los demócratas se presentan como keynesianos neosociales que ya muestran claros signos de tecnoelitismo en su plan de recuperación de gestión jerárquica. En todas las tácticas de recuperación de los republicanos que salen y los demócratas de entrar a la espera de poder observamos el estrecho enfoque teórico a través del cual dotan de central importancia al sector financiero. Sus esfuerzos prácticos por reactivar los préstamos usando los métodos más agresivos son una muestra patente de la visión condicionada que tienen respecto a que cuando los bancos empiezan a prestar reactivan las inversiones y renuevan la actividad productiva. Arriesgando el colapso 104 internacional del dólar usamericano y una explosiva inflación financiera las dos alas políticas del Estado capitalista se encuentra nuevamente inmersa en el proceso de intentar refinar viejos estilos de intervención que han ayudado a resucitar al sistema en el pasado, pero ahora ambos lados demuestran que mientras siguen por la vía de las viejas prácticas con mayor esfuerzo y menor efecto, están cada vez más dispuestas a abrir la brecha a los controles administrativos que con el tiempo anulan al capital y lo superan. Los grupos opositores éntrelos economistas y políticos anglosajones y usamericanos han aprendido evidentemente los potenciales destructivos del capitalismo clásico sin restricciones, y están llegando a un nuevo nivel de entendimiento mutuo sino es que a un laxo consenso respecto al intento por controlar sus tendencias extremas. Tanto los monetaristas más racionales como los neokeynesianos se dedican a mezclar estrategias en busca de algunas de las intervenciones estatales más agresivas en la economía, estrategias no vistas desde la década de 1930 y quizás las superen. Mientras tanto, nos encontramos en las primeras etapas de un nuevo gobierno y todos los actores políticos están poniéndose unos a otros a prueba en un cambiante terreno político y económico, todos excepto los republicanos de derecha extrema que, no sin renuencia, parecen reconocer similitudes entre los métodos demócratas y los republicanos, y empiezan a aceptar esa realidad. Mientras las condiciones económicas concretas cambian la alineación de las fuerzas políticas, la visión dominante de la élite es salvar al sistema actual a través de cierto tipo de reforma. Los republicanos más racionales y de 105 centro parecen reconocer que la vía de los demócratas no amenaza la vida del capital nacional corporativo. A menos que se desarrollen alternativas constructivas, las tendencias destructivas también se acelerarán bajo la etiqueta de la reforma. Los recientes programas y políticas reformistas no tienen nada de alentador. Las distorsiones sociales de una economía perversa ya están profundamente incorporadas al sistema Con un interés evidentemente creciente en la noción de destrucción creativa de Joseph Schumpeter, desde el final de la Segunda Guerra Mundial y durante la segunda mitad del siglo XX los economistas anglosajones y usamericanos, y la élite empresarial intentaron superar la tendencia del capitalismo hacia el equilibrio y las depresiones que asfixian al mercado mediante la aplicación de diversos métodos destructivos que ahora nos han llevado al umbral de la devastación económica y ambiental. Con la propuesta de medidas innovadoras para generar demanda formularon políticas, aprobaron leyes y formularon reglas administrativas que creyeron podrían aumentar la actividad empresarial hasta desahogar los saturados mercados de productos y servicios. Históricamente podemos explicar algunas de las grandes actividades empresariales que fueron diseñadas para expandir creativamente la demanda del consumidor interno: mejora de 106 productos y técnicas de marketing entre las que destacan la publicidad y la expansión del crédito al consumidor. Sin embargo, de manera paralela a los esfuerzos de los empresarios para desahogar los mercados e incrementar la demanda del consumidor interno, en el mismo período se desarrollaron, refinaron e integraron por completo al mundo empresarial otros dos métodos de destrucción: el gasto militar siguió siendo alto y la obsolescencia integrada a los bienes se convirtió en parte fundamental de la planeación destructiva. Bajo la influencia política de ambas escuelas de pensamiento económico, estos dos métodos de generación de demanda y estímulo a la oferta dentro del modo de producción capitalista marcaron prácticas sociales y ambientales de derroche que, sin embargo, tuvieron resultados positivos para quienes deseaban impulsar los ingresos e incrementar las ganancias. En ese período, las cuestionables ideas de destrucción creativa de Schumpeter fueron llevadas a extremos absurdos. En los años de la segunda posguerra el vínculo entre la creatividad capitalista y la destrucción capitalista adquirió un significado perversamente revertido: destruir para producir más reemplazos. Este proceso de derroche descarado, de destrucción deliberada para hacer espacio para productos nuevos no sólo sistematizó y aceleró el largo proceso histórico de consumo rapaz de los bienes dotados por la naturaleza; además, representó la dirección lógica del pensamiento dentro de los confines de la teoría económica capitalista y su desarrollo concreto en la historia usamericana. 107 A lo largo del periodo de la segunda posguerra, bajo la fuerte influencia política de su capacidad industrial en expansión y debido a los fundados miedos keynesianos de sufrir otra depresión de posguerra, la destrucción creativa se convirtió en elemento integral de la expansión nacional necesaria para satisfacer la necesidad sistémica de acumulación constante. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial tanto los gobiernos demócratas como los republicanos aprobaron leyes para mantener altos niveles de “gasto en defensa”, así como los incentivos fiscales necesarios para preservar los altos índices de destrucción planeada y la continuidad de la obsolescencia planeada que se apoyó en los cambios a la política fiscal para acelerar la depreciación. Es precisamente en el punto de las modificaciones a las normas fiscales que permiten la rápida depreciación de los activos que las reglas contables aprobadas dieron paso a un sesgo financiero en favor de las ganancias a corto plazo y en detrimento de las inversiones a largo plazo. Los capitalistas corporativos de todo tipo se preocuparon cada vez más por los estados de ganancias trimestrales que determinaban los precios de las acciones de sus empresas en el mercado. Así, las decisiones empresariales de corto plazo, legalmente apoyadas e incluso alentadas, tendieron a fijar medidas contables de corto plazo para la rentabilidad y esto aceleró la producción despilfarradora en nombre de las mayores ganancias reportadas en períodos más cortos. Los múltiples argumentos para proteger los intereses nacionales aceleraron aún más las tendencias abiertamente destructivas del capitalismo y sirvieron 108 de escudo a los políticos demócratas y republicanos que votaron a favor del incremento del presupuesto para el gasto militar a fin de incrementar el poder de destrucción en nombre de la mejora de la seguridad nacional. A medida que la noción de seguridad nacional se vinculó más estrechamente a la seguridad de las inversiones corporativas sus americanas en el extranjero, los consecuentes costos del proteccionismo militar se convirtieron en un elemento integral de la expansión empresarial. De esta manera, la maquinaria de la destrucción conscientemente planeada se integró a los programas nacionales de estímulo económico. Es evidente que el capitalismo requiere de la destrucción para sobrevivir. Durante todo el período de la segunda posguerra el gasto militar se erigió como componente fijo de la planeación fiscal que creó grandes oportunidades de inversión corporativa usamericana en los instrumentos de guerra cada vez más potentes. Así, la guerra constante y el enorme gasto federal de preparación para la guerra adquirió cada vez más influencia en el proceso de toma de decisiones económicas dentro del país. Mientras los monetaristas, especialmente los seguidores fundamentalistas de Friedman, han demostrado una y otra vez la creciente voluntad de hacer uso directo de la fuerza en el entorno internacional y de los métodos del Estado policíaco para ejercer el control social dentro de las fronteras, los neokeynesianos ofrecen un enfoque más sutil hacia el interior para rehabilitar al capital bajo gestión del Estado corporativo, lo que podría abrirse a iniciativas más democráticas capaces de romper con estas perversas distorsiones sociales 109 del corporativismo. No obstante, es imperativo enfatizar que mientras la estabilidad social y económica nacional dependa del expansionismo corporativista, nuestra economía seguirá erosionándose para beneficio de unos cuantos debido a los costos militares de sostener la violencia económica en el país con la privatización del servicio social y fuera del país con la constante penetración económica de nuestras empresas en otras economías. 110 Más allá de una política de estímulo económico Las lecciones aprendidas durante el proceso de reconstrucción en la segunda posguerra y los años de la Guerra Fría no cayeron en el olvido entre los imperialistas corporativos neoliberales de los dos principales partidos. Sin duda, todos aprendieron que la destrucción en una guerra o a través de la obsolescencia planeada crea las futuras oportunidades de inversión. Los autos descompuestos y los edificios bombardeados deben ser reemplazados y, desde el punto de vista de la ganancia, cuanto antes mejor. En aquel histórico momento los capitalistas corporativos se sentaron a contemplar el colmo del absurdo del sistema y con gran felicidad dieron la bienvenida a la perversidad de su lógica para mantener las ganancias. En resumen, la renovación capitalista requiere de la destrucción en sus más diversas formas. En el caso de los capitalistas corporativos modernos, los límites de las actividades capaces de generar ganancias también se ven definidos por la creciente capacidad del sistema de producir bienes mejores, de mayor calidad y más duraderos, por lo que corren el riesgo de saturar los mercados y propiciar un estado de estancamiento económico. El consumidor satisfecho dejará de comprar. Idealmente, el capitalista, absorto en sus propios intereses, siempre quiere disfrutar la demanda sostenible del consumidor. Una vez que las necesidades humanas se acercan a los niveles 111 de la satisfacción empiezan a dejar de comprar, la producción cae y esto reduce la capacidad del capitalista de seguir vendiendo con una ganancia. En un punto en el que la satisfacción general del consumidor propiciaría pronto la saturación del mercado, al capitalista le quedan unas cuantas opciones dentro del paradigma del equilibrio de mercado. El clásico empresario capitalista tal vez baje los precios o reduzca la producción, disminuya los costos de producción, mejore sus productos o cambie de línea de producto. No obstante, si se pudiera estimular la demanda con productos que duran menos, a través de la obsolescencia planeada, de productos que dejan de estar de moda rápidamente o se destruyen de manera vertiginosa en la guerra, entonces la producción sigue y la acumulación de ganancias se mantiene (al menos para los que pueden sacar provecho). Si todas estas actividades generadoras de ganancia se detuvieran en un mercado cerrado, el empresario verá que el juego ha terminado pero buscará otros espacios para continuar. Así, los capitalistas entienden el dilema del sistema, pero enfrentan la necesidad constante de crear más actividades capaces de generar ganancias para sobrevivir en este peligroso momento histórico y enfrentan un número bastante limitado de vías de escape. Dicho de manera sencilla, pueden abrir nuevos mercados o explotar los mercados actuales de manera más inteligente y eficaz. Ambas opciones ponen en duda la supuesta estabilidad de los capitalistas y revelan su profunda tendencia hacia la autodestrucción. 112 Históricamente, los capitalistas han buscado poner en práctica en diversas estrategias ingeniosas para superar las limitaciones a la generación de ganancias. Sin embargo, ya que la esfera de la producción competitiva y las ventas se ve restringida por la presencia de otros actores, el rango de las oportunidades para generar ganancias se contrae hasta que se abren nuevos espacios de producción, venta e inversión. Ningún capitalista necesita leer a Marx para entender la necesidad impuesta desde el sistema de crear nuevos productos, encontrar nuevos consumidores y buscar nuevos mercados; reconociendo que el mundo es una esfera finita, sometida a las restricciones de la producción en un Estado capitalista corporativo, la única salida parece ser destruir para empezar de nuevo. De ahí la tentación irresistible para él imperialista corporativo de echar mano de su inmenso y costoso poderío militar. La élite dirigente no paga por las rentables oportunidades por las que lucha el soldado. La economía política de la destrucción creativa Desde la crisis económica de la década de 1970, los capitalistas corporativos usamericanos se vieron nuevamente confrontados por todas las históricas restricciones del mercado internacional competitivo que suelen limitar las ganancias. A lo largo de todo el período de la Guerra Fría, los capitalistas corporativos y sus defensores ideológicos neoliberales echaron atrás sin 113 ambages las barreras nacionales e internacionales a la expansión empresarial: estaban decididos a no repetir los errores del pasado. Tras haber aprendido que los enemigos rehabilitados pueden convertirse en rivales económicos que forman alianzas, los sucesivos gobiernos usamericanos desde el final de la guerra de Vietnam se mostraron decididos a asegurarse de que la creciente variedad de presuntos e inventados enemigos no se convirtiera en futuros contrincantes económicos. El objetivo dual económico y político de la actual guerra sin fin en contra de todos aquellos que se nieguen a cooperar y de las incursiones en cualquier territorio soberano consiste en estimular a la economía usamericana a través de la continuidad de la expansión militar: controlar con la intimidación o la intervención militar directa la capital y liquidez del poder industrial corporativo internacional: las finanzas. El objetivo de definir un orden económico capitalista mundial para satisfacer la necesidad nacional de hegemonía o, de ser posible, la completa dominación de Usamérica es formar un sistema corporativo cerrado y controlado a fin de mantener la acumulación de ganancias. En consecuencia, el impulso práctico de todos los capitalistas de superar las limitaciones de la competencia nacional e internacionalizada, ilustrado por otros grandes actores corporativos usamericanos u otras entidades de Estado corporativo en el extranjero han propiciado y seguirán propiciando más episodios de 114 ahogo del mercado, mismos que pautan toda la historia del capitalismo industrial. Los crecientes esfuerzos corporativos por extender el control político (apuntalado en el brazo militar) de las condiciones de la economía nacional e internacional, ya sea mediante la producción, la destrucción o los viciosos efectos de la especulación financiera apoyada en la deuda, seguirán formando la base económica de las crisis sucesivas del sector financiero porque el ímpetu capitalista de incrementar las ganancias no tolerará límites internos ni externos. Aún así, cada esfuerzo corporativo por escapar a las consecuencias de las relaciones actuales del mercado mediante la imposición de nuevos controles al proceso de acumulación capitalista formará, una vez más, las condiciones limitantes de un sistema de por sí cerrado y cada vez más frágil. Con cada paso de ampliación y mayor sofisticación de los controles institucionales, los capitalistas se ven forzados a competir en un cerco de 360° dentro de un estado de estancamiento inducido en el que el sistema socialmente irracional de la acumulación capitalista revela su naturaleza destructiva. Así, el constante esfuerzo capitalista por superar el carácter destructivo de la competencia generalizada a través de la regulación gubernamental o corporativa no hace sino consolidar al corporativismo en el clásico dilema capitalista y obligarlo a encontrar una salida. Tal como los fascistas lo han demostrado, los controles estatales policíacos en pos de guerras imperialistas en el extranjero 115 constituyen la vía de escape favorita del corporativismo para tratar de superar el impasse capitalista. El intento por romper el cerco La aventura imperialista más reciente y descarada de la élite dirigente de la derecha corporativa para expandir y ampliar su penetración en todos los mercados del mundo, con o sin el apoyo del Estado clientelar, está fracasando en diversos niveles y hace patentes todas las debilidades teóricas y prácticas de las dos grandes escuelas de pensamiento neoliberal. Las más recientes aventuras militares han demostrado sin lugar a duda las limitaciones internas de la potencia militar más grande del mundo. Primero, somos testigos de la más terrible destrucción desde la Segunda Guerra Mundial con el creciente costo total de una guerra sin fin que acaba con las reservas humanas, naturales y financieras de Usamérica y otros países. La actual guerra usamericana, librada a contrapelo de la oposición, está drenando a la economía nacional, afectando los presupuestos y debilitando y distorsionando las relaciones financieras alrededor del planeta. A medida que sus efectos políticos condicionan el auge del corporativismo antidemocrático en Usamérica, socava la democracia popular en todos los rincones del mundo. Consume a la población al acortar y destruir directamente sus vidas; el clásico efecto de contragolpe del expansión 116 militar basada en la deuda y en busca del dominio financiero y económico están en proceso de desatarse a un ritmo vertiginoso. En el plano social, económico y político internacional, el costo de la proyección del poderío militar corporativo a lo largo y ancho del globo a fin de proteger los intereses económicos y financieros de la élite capitalista corporativa ha consumido con toda rapidez a la economía nacional y a erosionarlo a las instituciones que quedan de la democracia nacional e internacional. Además, cuando la aplicación neoliberal de la idea de destrucción creativa de Schumpeter alcanza el ámbito nacional o internacional, la perversa y racionalidad del sistema revela al mundo, en términos humanos, su total absurdo enológico y lo práctico. Ambas modalidades de destrucción creativa, obsolescencia integrada y destrucción militar directa, definen los actuales límites de la explotación de la humanidad y en medio ambiente natural en manos de los capitalistas corporativos. Cada vez más los pueblos del mundo reconocen que ni las promesas de la teoría y la práctica capitalista puede mejorar sus vidas. Con mayor claridad y creciente oposición, son muchos los sectores de la población mundial que advierten la falsa promesa de la propaganda del capitalismo corporativo y le dan la espalda. Se dan cuenta de que si Usamérica, el país más peligrosamente poderoso del planeta, con apenas 6% de la población humana, no puede evitar una depresión mientras sigue consumiendo casi 50% de los recursos internacionales, el resto de la población del globo debe reconocer el fracaso del modelo y buscar alternativas. 117 Las consecuencias económicas nacionales e internacionales de los costos de proyección del poderío militar para proteger las inversiones corporativas usamericana en el extranjero son insostenibles. Conforme se han erosionado las condiciones económicas de 90% de la población dentro del Estadofortaleza-corporativa que es Usamérica durante el período de expansión neoliberal global, erosión que también ha afectado las condiciones de vida alrededor del mundo, estamos en un momento en el que se analizan con mayor cuidado distintas alternativas. Dentro del marco capitalista, las reformas anteriores vuelven a ponerse a prueba al tiempo que se discuten nuevas reformas a la banca que incluyen la nacionalización.36 No obstante, de manera muy parecida a la dominación fascista de la economía nacional usamericana, el proyecto militar de proyección del poderío político no puede mantenerse dentro de las operaciones normales de las condiciones actuales de rivalidad capitalista entre Estados corporativos. Las consecuencias políticas de la proyección del poderío del Estado corporativo usamericano son cada vez más claras: los rivales vuelven a posicionarse de tal modo que desafían o se burlan del ímpetu usamericano en pos de la hegemonía económica, política y cultural. El nuevo gobierno demócrata se 36 Joseph Stiglitz: Nationalized Banks Are "Only Answer" http://www.truthout.org/020609R Deutsche Welle: “La nacionalización de la banca es ‘la única solución’, señala el economista Stiglitz. En entrevista con la Deutsche Welle, Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía, habla de la nacionalización de la banca, la perspectiva para los países en desarrollo y la necesidad de una entidad internacional que regule al sector financiero”. Ver también: Nationalizing the Bank US Wants to Keep Banks Private in New Rescue Plan http://www.commondreams.org/headline/2009/02/23-1 118 verá obligado por el deterioro de la economía nacional y la rápida realineación de fuerzas políticas en el mundo a modificar sus estrategias y metas imperialistas. 119 El momento de la transición o la transformación La extenuante función del expansionismo económico y corporativo militarizado y basado en la deuda Para evaluar de manera más completa el impacto de las actuales condiciones económicas en Usamérica dentro del contexto de las cambiantes relaciones entre las fuerzas internacionales, debemos reflexionar a fondo en las sólidas opiniones de Eccles en cuanto a las razones de la caída de Usamérica en la Gran Depresión, después debemos añadir al análisis las variables específicas de los peligrosos tiempos que vivimos, variables que pueden resumirse en un conjunto de observaciones esenciales en cuanto a la posición relativa de Usamérica en un mundo de rivales. Primero, debemos enfatizar que Usamérica ya no es tan en total control de sus finanzas internas. La internacionalización de su deuda pública y privada, incluidos los dólares en manos de otros gobiernos y personas alrededor del mundo, imponen límites internacionales a las decisiones de política financiera dentro de las fronteras. A medida que los posibles rivales 120 capitalistas alrededor del mundo muestran indicios más abiertos de sus preocupaciones acerca de las ramificaciones internacionales de la creciente deuda usamericana como táctica central del plan de recuperación nacional, no cabe duda de que tratarán de reducir el riesgo de poseer dólares usamericanos en el futuro. Usamérica es hoy una de las naciones industrializadas más peligrosamente endeudadas: los 10.6 billones de dólares que suman la deuda privada y la deuda pública alcanzan casi 65.5% del PIB, y la cifra va en aumento. Mientras los funcionarios usamericanos señalan que hay otros países industrializados con mayor coeficiente deuda-PIB, no reconocen del todo la influencia ponderada del volumen mucho más cuantioso de obligaciones en deuda usamericana dentro de los mercados financieros internacionales y su concentración en países concretos, como China. Aunque los economistas y funcionarios usamericanos presenten un argumento débil, seguramente están muy a tono con los efectos prácticos de la creciente renuencia en el resto del mundo de aceptar y mantener el volumen relativo de deuda usamericana. Además, debemos tomar en cuenta que el gasto militar financiado a través de la deuda, un gasto que consume 50% del presupuesto federal usamericano, también afecta el posible crecimiento de la economía productiva y real en el largo plazo dentro del país por otras dos razones. Los requisitos presupuestales para mantener una enorme maquinaria militar en el extranjero compiten directamente con los fondos disponibles dentro del país para el plan de estímulo económico, al tiempo que la deuda que financia los 121 costos militares compiten por fondo de inversión en todo los mercados y, en consecuencia, tenderá a incrementar las tasas de interés nacionales e internacionales. Otros países capitalistas ahora temen que la influencia de los múltiples préstamos solicitados por Usamérica incremente las tasas de interés internacionales, lo que congelaría la recuperación económica alrededor del mundo. La circulación internacional de dólares usamericanos no puede ser redimida. Es de esperar que los dólares usamericanos en circulación, que actualmente suman aproximadamente13.8 billones, combinados con la deuda interna en proceso de expansión sigan multiplicándose conforme se imprimen grandes volúmenes de dinero por decreto. Estos factores, conjugados con los procesos de bancarrota y los fracasos de la banca en Usamérica están tomando el control de la crisis financiera más allá del alcance de los administradores financieros en la Reserva Federal y el Tesoro usamericano. 122 Más allá de los monetaristas, más allá de Keynes, más allá del neoliberalismo Los administradores financieros concuerdan en que los controles para la gestión convencional del dinero no están funcionando como se esperaba. El riesgo de que la Reserva Federal haya bajado las tasas de interés a cero y continúe expandiendo la deuda y la oferta de dinero para estimular la economía mediante la promoción del crédito es que el valor del dólar usamericano pronto volverá a caer con el efecto de que la explosión inflacionaria hará que la Reserva Federal aumente las tasas de interés y, en consecuencia, profundice la depresión. No hay que equivocarse: el fenómeno “Flight to Security” (corridas a instrumentos de bajo riesgo) que recientemente ha elevado el valor relativo del dólar usamericano y los precios de los instrumentos de deuda denominados en esta moneda es producto del miedo. Se trata de una medida que refleja la desesperación de los inversionistas y su falta de confianza en el dólar y la marchita economía usamericana. A medida que los inversionistas liquidan las posiciones de los valores y repatrían los dólares que estaban en el extranjero a fin de recortar las pérdidas al comprar obligaciones del Tesoro usamericano a precios premio, básicamente se dice que es mejor poseer títulos de deuda gubernamentales aunque sean de dudosa calidad y tengan retornos negativos que posee inversiones en el resquebrajado mercado bursátil y de materias 123 primas. Es simplemente una estrategia de recorte de pérdidas. La pregunta que queda en el aire es: ¿cómo se pagarán las deudas del Tesoro? Ya que la carga fiscal impuesta a los más acaudalados y a quienes gozan de mayores ingresos se ha visto reducida en los últimos 30 años y, en consecuencia, es de esperar que los ingresos públicos por impuestos tengan una caída drástica en esta depresión en ciernes, hay que preguntarse cómo se generarán los fondos para pagar la deuda pública. En lugar de rezar por que el dumping del dólar no se incremente, la élite en el poder tendría que rezar con un poco más de fervor a cada vuelta de la máquina de hacer billetes. La internacionalización del dólar como moneda comercial en el mundo ha hecho del Banco Central usamericano, la Reserva Federal, una entidad tan impotente en la actualidad como lo fueron los bancos de la ciudad de Nueva York en relación con el pánico financiero de 1907. Si bien esta red de bancos comerciales ha crecido en el entorno internacional, los procedimientos de regulación bancaria y financiera han quedado en la jurisdicción nacional, es decir, los presentes y futuros administradores federales usamericanos no tendrán la flexibilidad de dirección financiera que sus contrapartes previas disfrutaron en el período del New Deal. Si bien es evidente que Usamérica, administrador de la divisa más usada en el planeta, no cederá voluntariamente el control de su economía, su antigua influencia del control está siendo erosionado por el volumen de dólares en el extranjero. 124 Además, la larga serie de leyes para reducir la carga fiscal federal aprobada durante gran parte del periodo neoliberal de los últimos 30 años ahora limita seriamente la capacidad interna de gestión fiscal del gobierno federal. Hoy en día, los tenedores internacionales de dólares definen la eficacia de la gestión del dinero usamericano por el grado de cooperación; ya que la caída del ingreso público a través de impuestos ha proscrito cualquier tipo de gestión fiscal en Usamérica, podemos predecir que la contracción económica seguirá porque las prácticas nacionales en juego no son sino una forma más agresiva de las mismas prácticas contracíclicas de antaño, prácticas que son menos eficaces en el contexto de las cambiantes relaciones de las fuerzas económicas condicionadas por las estrategias expansionistas neoliberales usamericanas durante toda la era posterior a la guerra de Vietnam. Los cambios en las reglas de contabilidad y las reducciones fiscales, asegurados por los capitalistas desde la presidencia de Reagan y diseñados para proteger el ingreso corporativo e individual de alto nivel de los impuestos, limitará los necesarios incrementos al ingreso público para el pago de la deuda nacional actual y futura, y la reactivación de la economía. Por ejemplo, las reglas de contabilidad fiscal que se modificaron y tuvieron el efecto de disminuir las responsabilidades fiscales de los más acaudalados, es decir el 1% de las familias usamericanos, e incrementar sus ganancias netas mediante tasas de depreciación más altas para plantas y equipos, reducciones fiscales al ingreso directo, disminuyeron drásticamente los 125 impuestos a las propiedades y los ingresos individuales de alto nivel y corporativos que ahora reducirán todavía más el ingreso público a través del fisco. A menos que el nuevo Congreso apruebe la imposición de una carga fiscal mayor a los grupos de mayor ingreso, algo que tiene pocas probabilidades de pasar ya que el convencionalismo dicta que el mejor estímulo económico se da por la reducción de la carga fiscal, quedarán únicamente dos métodos de alto riesgo dentro del pensamiento económico convencional para estimular a la economía: imprimir más billetes o crear más de una. Después sólo quedará rezar. Estos dos métodos se han seguido desde el verano de 2007 con pobres resultados. Aunque la profundización de la deuda pública sigue un ritmo rampante, la duda privada ha alcanzado temporalmente los límites institucionales y lo mismo ha sucedido con la capacidad de las familias de asumir más deuda. Mientras los prestamistas privados tienen miedo de otorgar créditos, las familias trabajadoras tienen miedo de solicitarlos. Actualmente más del 60% de la economía interna usamericana depende del gasto del consumidor, gasto basado en deuda; además la economía se ha frenado y caído en picada, así que la inyección de aproximadamente 3 billones adicionales de dólares a la economía podría tener consecuencias internacionales explosivas. Los 3 billones de dólares usamericanos, que incluyen poco más de 700,000 millones en fondos para el rescate legislados por el Congreso Federal en septiembre, ahora palidecen ante la compra masiva de todo tipo de deuda corporativa de valor cuestionable por parte de la Reserva Federal. La 126 expansión gigantesca de obligaciones del gobierno federal que pronto se verá ampliada en más de un billón por las decisiones del gobierno entrante nos obliga a preguntar: ¿Cómo y quién pagará la deuda? Mientras las entidades internacionales que poseen dólares preguntan de manera más crítica y escéptica cómo se cumplirá la promesa de pago, en realidad queda cada vez más claro que el enorme paquete de deuda está simplemente siendo barajado y trasladado a los pasivos fiscales de las familias trabajadoras. Al tiempo que la Reserva Federal compra deuda privada tóxica o incobrable,37 y emite más dólares, no cabe duda de que la deuda privada reaparece como deuda pública y la responsabilidad de su pago recae en el contribuyente. El absurdo patente de continuar con estos enfoques está definido por los efectos que limitan el crecimiento de la capacidad de excedente nacional y mundial, y el nivel actual de deudas incobrables en todas las escalas de la sociedad usamericana. En el punto de cada crisis sucesiva de producción, si la acumulación de ganancias se detiene, a una pizca de la destrucción deliberada, el proceso de producción lentamente se frena y en ese punto los teóricos y prácticos del capitalismo corporativo moderno se enfrentan a tres opciones ya conocidas. Las dos opciones convencionales abordadas en el presente ensayo son las estrategias keynesianas de estímulo económico que 37 El Tesoro va adelante con el plan de activos tóxicos http://www.truthout.org/032209Y David Cho, The Washington Post: “Según fuentes, el Departamento del Tesoro revelará el siguiente paso del rescate financiero mañana con el anuncio de que pretende crear una entidad gubernamental denominada Public Investment Corp. para financiar la compra de hasta $1 billón en préstamos incobrables y activos tóxicos de bancos en problemas”. 127 se bastan en el gasto deficitario y el enfoque monetarista neoclásico de gestión del dinero; hemos tenido la oportunidad de medir la eficacia de ambas escuelas en los últimos ocho años durante el incremento del gasto militar desde 2003 y la más reciente aplicación de los fondos para el rescate. Antes de incluir los efectos del plan de gasto de los demócratas para el estímulo económico, bien haríamos en advertir una tercera opción y sus efectos, una opción todavía no debatida a fondo en este ensayo pero totalmente clara gracias al estilo administrativo contracíclico de Paulson y Bernanke, y actualmente retomado por el nuevo gobierno: la colocación directa de fondos públicos y la absorción de billones de dólares de deuda dudosa por parte de la Reserva Federal. Estas decisiones, tomadas conforme a un audaz patrón de decretos ejecutivos hasta el final del gobierno de G.W. nos han llevado más allá de las funciones tradicionales del mercado capitalista tal como la reconocemos ahora y, a juzgar por los primeros comentarios públicos del equipo económico del nuevo gobierno, más nos vale esperar más de lo mismo. Mientras estos administradores públicos se esfuerzan una vez más, al igual que en la década de 1930, por controlar la volatilidad del mercado financiero debida a la especulación, sus intervenciones tienen dos efectos profundos relacionados: al anular los mecanismos del mercado callan el carácter operativo y callan el carácter cultural histórico del capitalismo. Independientemente de que estemos o no de acuerdo con su enfoque, debemos reconocer que sus acciones están transformando el sistema. A 128 medida que los monetaristas llevan el estilo keynesiano de capitalismo gestionado a un nuevo nivel de intervención política, sus intentos por administrar el proceso están transformando las operaciones de los mercados capitalistas. Muy pocos entre los economistas convencionales, sean monetaristas o neokeynesianos, que actualmente asumen cargos públicos se preguntarán qué aspecto de la naturaleza del modo de producción y distribución capitalista distorsiona las funciones del mercado. La mayoría está ciega a un análisis de tal profundidad, porque su objetivo, en el mejor de los casos, es tratar de hacer que el sistema funcione como cree que debería, como se le ha entrenado para suponer que es posible. Mientras el enfoque tipo Friedman de Paulson y Bernanke los viejos remedios privados que pusieron a prueba Morgan et al. después del pánico de 1907, posteriormente codificado en términos generales en la aprobación de la Ley de la Reserva Federal en 1913, las intervenciones administrativas de corte keynesiano pueden proyectarse para reformar la creciente estructura corporativa del capitalismo al seguir concentrándose en los síntomas del modo de distribución capitalista y sus problemas de circulación de dinero a través de la movilización inversiones. Es como si los gerentes y responsables de las actividades financieras en Usamérica y muchos otros lugares del mundo capitalista estuvieran obsesionados por sus visiones educativas y experiencias en torno a las causas más superficiales de los colapsos del mercado. Sin embargo, en los recientes y expeditos decretos de los 129 administradores de la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro también debemos advertir el viraje histórico que marca el carácter y objetivo de sus acciones autoritarias para sustituir los mecanismos del mercado al facilitar las fusiones y así concentrar el poder del capital. Si bien en un nivel político y económico las intervenciones gubernamentales reflejan el continuo enfoque de descomponer los obstáculos del mercado de maneras que inyecten nuevos bríos a las operaciones bancarias y de inversión, el estilo autoritario de imposición de controles en el mercado señala la total subversión del capitalismo. Si bien hay una cuarta voz de fundamentalismo capitalista que aboga por la clásica sacudida del mercado y hace un llamado a cierto canibalismo económico y social que deje morir al débil, parece que los monetaristas neoliberales y los keynesianos están trabajando en la generación de un consenso que abra la vía política a masivas intervenciones gubernamentales en la crisis del capitalismo en su esfera nacional y tal vez internacional. Todos estamos atravesando o estamos siendo arrastrados, en algunos casos de manera inconsciente, a otra fase de economía restringida desde la administración. Aunque no basta para satisfacer los nuevos requerimientos del capital internacional y al mismo tiempo limita significativamente las opciones usamericana es de influir en las decisiones de rivales en el futuro, las actuales maniobras gubernamentales representan el esfuerzo desesperado de la clase dirigente por rescatarse a sí misma del cúmulo de consecuencias 130 de la expansión neoliberal sustentada en el militarismo de la posguerra y por transferir los costos de sus errores garrafales a las familias trabajadoras comunes y corrientes durante generaciones por venir. 131 Los neoliberales hipotecaron nuestro futuro colectivo y ahora, al igual que antes, tratan de hacernos pagar por ello. El militarismo devora a la economía nacional Los monetaristas neoclásicos, seguidores de Friedman, al mismo nivel que sus defensores de corte keynesiano militar, han reducido su futuro rango de flexibilidad fiscal y financiera en el proceso de reducir la noción de destrucción creativa de Schumpeter a una sola palabra: destrucción, es decir, la desolación económica y social de las naciones, los gobiernos y las familias. Irónicamente el gran plan de los neoliberales para un nuevo orden capitalista corporativo mundial no produjo sino el desorden político y económico en su propio centro. Los planes expansionistas de los dirigentes neoliberales echaron a andar los efectos negativos acumulados que produjeron los desequilibrios económicos y los quiebres sistémicos que están destruyendo la base económica del país y desestabilizando el alcance internacional del corporativismo usamericano. A través de su acelerada aventura militar financiada con deuda con el objetivo de destruir contrincantes en el extranjero y reconocerlos en su propia imagen neoliberal 132 mientras planean dominarlos para evitar su resurgimiento como rivales económicos, tal como pasó con Japón y Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, los imperialistas neoliberales usamericanos forzaron la economía nacional hasta su ruptura. En su intento por empuñar la espada para defender las inversiones del dólar usamericano en el extranjero, los defensores de la globalización dañaron gravemente dos de los pilares culturales del orgullo popular nacional: la noción de libertad económica y política. Llegará un momento en el que las amenazas más urgentes que plantea la crisis del crédito se hayan relajado y la tarea de mayor envergadura que nos espere sea trazar la dirección de los pasos económicos que habremos de dar. Será un momento peligroso. Detrás de los debates sobre las políticas del futuro está el debate sobre la historia: un debate sobre las causas de nuestra situación actual. La batalla por el pasado definirá la batalla por el presente. Así que es crucial entender la historia. Joseph Stiglitz en un artículo publicado en diciembre de 2008 en Vanity Fair. Si bien el llamado de Stiglitz a “entender la historia” debería ser atendido por todo analista serio, la mayor influencia entre los analistas y el factor que define su investigación e interpretaciones serán sus propias perspectivas económicas, políticas y culturales. Se dice que la historia la escriben los vencedores; ahora que los críticos neokeynesianos de la política exterior de los monetaristas se sienten reivindicados sus análisis, en el mejor de los casos, podrían volver al plan de estímulo déficit-demanda y las reformas que 133 conlleva y que recuerdan a la era del New Deal. Si los analistas convencionales siguen suponiendo que el paradigma del modo de producción capitalista es básicamente sólido y lo único que necesita son algunos ajustes técnicos para perfeccionar su proceso de reproducción socioeconómica, entonces volverán a buscar reformas estabilizadoras como sucedió en la década de 1930. Sin embargo, tal como lo argumento a lo largo del presente ensayo, los esfuerzos de los economistas de ambas escuelas teóricas anglosajonas mesoamericanas seguirán una de dos vertientes: hacer encajar de manera abierta y directa al capitalismo en el molde de gestión corporativa o bien incrementar las facultades administrativas del gobierno al intentar imponer reformas legislativas al proceso de producción, distribución y circulación capitalista. Ambas estrategias de la élite dominante conducirán a la consolidación del corporativismo. La sacudida socioeconómica propuesta por los fundamentalistas capitalistas se gestionará y facilitará de manera ordenada dentro de un nuevo consenso de reforma neoliberal de centro entre demócratas y republicanos. Mientras la atención inmediata de prácticamente todos los economistas neoliberales sigue centrada en las consecuencias nacionales más superficiales y de fácil observación del quiebre institucional en el sistema financiero del país y sus efectos multiplicadores en los mercados financieros internacionales dolarizados, es necesario dirigir un análisis crítico alternativo hacia la revelación y explicación de las razones económicas y sistémicas subyacentes detrás del congelamiento del sistema financiero. Si 134 bien esos necesarios análisis atípicos se están articulando con claridad y algunos de los ejemplos más importantes se incluyen en la sección de lecturas recomendadas de este ensayo, lo que domina los medios masivos es la voz convencional usamericana y anglosajona. Al tiempo que los analistas sociales, políticos y económicos convencionales de todo calibre se dedican a desmenuzar cada uno de los errores humanos que se conjugan en la combinación de malas personas tomando malas decisiones o buenas personas actuando en el ánimo equivocado, debemos reconocer que los problemas van mucho más allá de la manipulación, la especulación, los errores, las omisiones, el engaño deliberado y la falta de oportunidad. Es por eso que se hace necesario un análisis exhaustivo de la crisis financiera dentro del contexto político y económico de la estrategia incestuosa, autocomplaciente y militarizada del neoliberalismo corporativo en pos del dominio político y económico del mundo que está profundamente enraizada en las exigencias de la expansión capitalista del país y la búsqueda continua de medios y métodos para preservar el proceso. El estilo monetarista neoliberal de intervención en el mercado es ilustrativo por otras dos razones. Sobre todo, muestra claramente el enfoque de clase que lo domina. Primero, por ejemplo, es importante destacar que mientras las instituciones financieras reciben billones además de los miles de millones de dólares usamericanos que normalmente fluyen hacia sus arcas para asegurar los activos de la banca privada, los dueños y dirigentes de las instituciones financieras, como los del Bank of America, han renunciado el 135 despido de miles de trabajadores y mientras los directivos de las principales corporaciones automotrices ruegan apoyo al Congreso, se dice a los trabajadores de las plantas que deben hacer concesiones y aceptar la reducción de sus salarios y prestaciones. Segundo, hay que notar con igual énfasis que mientras el modo de intervención monetarista refleja una estrechez de miras en la crisis económica y el constante acento en superar presuntos obstáculos del mercado, el enfoque neokeynesiano, tal como se define en el nuevo gobierno demócrata, no es demasiado distinto. Los esfuerzos combinados reflejan sus continuas nociones teóricas de que los bloqueos de los mecanismos del mercado debidas a manipulaciones y excesos deben eliminarse para restaurar sus funciones “naturalmente” eficaces. En el enfoque clásico keynesiano, el nuevo grupo a cargo de la administración de la economía ya ha asegurado el financiamiento público para estimular la actividad económica mediante un incremento de casi un billón de gasto deficitario, y a medida que siguen echando mano de las herramientas estándar de la política monetaria con el mismo mísero efecto que sus predecesores republicanos, también continuarán concentrándose principalmente en el agotamiento del sector financiero. Subrayo, tal como lo señalara Stiglitz, que será de suma importancia “entender la historia”. Un estudio que no incluya un análisis histórico agudo de la economía política de la presente transición al capitalismo del Estado corporativo que surge de las necesidades internas del sistema del capitalismo resultará apenas en otra serie de reformas que no nos llevarán 136 más allá de la creatividad política de los keynesianos del New Deal. Los fracasos de aquellos estrategas no necesariamente fueron fracasos del intelecto; fueron resultado de su agresión a los requisitos internos del sistema, un sistema que pensaron que podrían reformar, y su amplia defensa de los intereses de la clase dominante que debía ser preservada. Atrapados en el paradigma sistémico de la acumulación de ganancias como motor necesario de su modo de reproducción social, podemos anticipar que los analistas neokeynesianos convencionales más honestos difícilmente irán más allá de los remedios que consideran capaces de brindar mayor equidad dentro de las relaciones sociales vigentes en el sistema. Para ellos no hay alternativa. Al mismo tiempo, no debemos perder de vista el hecho de que la élite dominante de derecha, mientras estuvo en el poder, hizo patente su desconfianza ante los mecanismos del sistema y la forma en que intentaron poner fin a la influencia desconcertante de sus caprichos al incrementar la libertad de las corporaciones para dominar la economía. Ahora que han anunciado públicamente su oposición a las reformas que proponen los demócratas, debemos preguntarnos si los maestros de la estafa han estado leyendo a Vilfredo Pareto38 y Giovanni Gentile39 con más atención de la que los keynesianos neosociales dedican a sus lecturas de Marx. Mientras las estrategias de estímulo económico de corte social keynesiano se profundizaron al expandir la economía de guerra desde la Segunda 38 Vilfredo Frederico Damaso Pareto http://en.wikipedia.org/wiki/Vilfredo_Pareto 39 Giovanni Gentile http://en.wikipedia.org/wiki/Giovanni_Gentile 137 Guerra Mundial hasta la guerra de Vietnam y sostuvieron la expansión económica usamericana, los efectos acumulados del keynesianismo militar hasta este siglo empiezan a revelar los límites del capitalismo militarizado en su modalidad clásica corporativa. Los primeros logros de las reformas sociales keynesianas, incluidos los altos niveles de gasto militar, han disfrazado el deterioro interno del sistema capitalista usamericano que se muestra cada vez menos capaces de reaccionar en situaciones de crisis y muchísimo menos capaces de satisfacer las necesidades de la mayoría de la gente. No obstante, la élite en el poder, el sector social más comprometido y culturalmente dependiente del sistema en su actual forma corporativa, no se atreve a arriesgar su poderío económico, posición social e influencia política en nombre de la experimentación radical. Por lo tanto, podemos adelantar que dos imperativos interrelacionados definirán los análisis de los economistas convencionales frente a la actual crisis económica. El primero está definido por la posición de clase: la élite dominante depende del modo de destrucción capitalista como fuente de ganancias y posición social. El segundo, íntimamente relacionado con el primero, es la creciente confianza entre economistas convencionales y empresarios en que las correcciones y las reformas dentro de la estructura del capital pueden inyectar nueva vida al sistema tal como sucedió en la década de 1930. Sin embargo, la quimera del crecimiento ilimitado a través de la reforma ha perdido encanto ante las realidades internas del sistema marcadas por sus puntos de concentración saturada: la continua acumulación y concentración de ganancias. Todos 138 ellos son prisioneros de su propia cárcel corporativista, 40 pero el resto nos hemos convertido en sus víctimas quienes han advertido el carácter carcelario y opresor del capitalismo corporativo todavía no han visto por completo los muros avasalladores del corporativismo. Nuestros métodos alternativos de análisis que servirán de base para actuar y escapar del corporativismo deben concentrarse en las necesidades y las tendencias del sistema que definen los planes elitistas de máximo control autoritario para dominar áreas estratégicas en las que se encuentran reservas vitales de materias primas, mano de obra pisoteada y mercados. En consecuencia, debemos acometer con éxito la demandante tarea de entender cabalmente las necesidades internas fundamentales del capital como paso esencial hacia el encuentro de vertientes económicas alternativas y socialmente inocuas para salir de esta debacle económica y cultural, para ir más allá del corporativismo. No es sino sobre la base del estado actual el capitalismo corporativo que debemos crear las alternativas socialmente deseables para satisfacer nuestras necesidades humanas colectivas. El precio sociopolítico de la dominación económica y militar 40 Corporativismo David Brooks 23 de septiembre de 2008 Op-Ed Columnist: The Establishment Lives! El plan Paulson anunciado la semana pasada no es sino un juego del establishment. Dotará de autoridad prácticamente ilimitada a un pequeño círculo de responsables de la formulación de políticas. 139 Debemos reconocer sin ambages que el rescate keynesiano del capitalismo corporativo emergente en la década de 1930 formó un nuevo patrón de estímulo económico y métodos de gestión que ahora inspiran a ambas escuelas de pensamiento económico convencional. La cuestión no es la gestión económica institucional: la cuestión para aquellos que pertenecen a los círculos políticos y económicos dominantes ha sido y seguirá siendo cuál de las élites sociales de la vida económica y cultural del país tendrá el poder y, por lo tanto, definirá el proceso: la élite socioeconómica liberal o la élite corporativa de derecha. La clase trabajadora ha sido excluida del debate. La élite dominante de ambas alas del capitalismo corporativo ha generado un consenso nacional y parcialmente internacional acerca de los controles sociales y las políticas económicas a fin de asegurarse el poder mundial. A través de las controversias y las prácticas de ensayo y error en su proceso de alto nivel, la élite en el poder logró un consenso que identificamos como el acuerdo neoliberal nacional sobre la dominación del mundo con base en el supuesto de una población atemperada para la proyección del poder nacional en el extranjero. Firmemente enclavadas en una postura excepcionalmente poderosa al final de la Segunda Guerra Mundial, las dos alas del imperialismo capitalista corporativo usamericano se enfrentaron en torno a la mejor manera de profundizar la prosperidad como símbolo nacional y como cimiento de la expansión internacional de su influencia económica y política. Aceptando el paradigma del estímulo keynesiano como eficaz método de equilibrio económico, la pregunta que quedaba pendiente 140 resolver era quién lo controlaría y cómo estaría dirigido. Nosotros, la mayoría de la población usamericana y latinoamericana, éramos y seguimos siendo vistos por las élites como títeres en su juego de dominio del mundo. Trabajadores o soldados, la clase dirigente no ha dejado de pensar en nosotros como en meros instrumentos de su destrucción expansiva. Se desata el keynesianismo neoliberal-militar A medida que el papel de Usamérica en la segunda posguerra como policía del mundo se modificó hasta convertirse en el Estado criminal más prominente, en un Estado delincuente sumamente beligerante, los costos políticos y económicos escalaron. Al mismo tiempo, mientras la élite dominante de derecha hacía caso omiso al derecho internacional, perdía estatura moral dentro y fuera de sus fronteras: el país asumió plenamente su papel de gran derrochador y explotador del crédito en el mundo, además del consumidor despilfarrador insostenible, lo que desató su esquema Ponzi en la escala internacional y empezó a revelar su estatus como nación deudora más peligrosa del planeta. Contraviniendo de manera arrogante sus supuestos principios económicos e ideales democráticos, el país se desacreditó a sí mismo. Aunque no cabe duda de que Usamérica tiene el poder de destruir a más y más seres humanos alrededor del planeta, cada vez más personas cuestionan si todavía tiene la voluntad política o algún 141 incentivo para crear. Mientras la delicada piel de la democracia se vio abierta por las políticas dictatoriales del ala derecha del imperialismo corporativo nacional, sus métodos capitalistas depredadores explotaron internamente en un vergonzoso despliegue público de esquemas financieros basados en pirámides en proceso de colapso debido a la especulación galopante basada en la deuda y en la manipulación financiera. Tras ocho años de gobierno de derecha, el daño acumulado durante 30 años de políticas económicas y sociales neoliberales quedó al desnudo. La imposibilidad de generalizar estas políticas se evidenció ante una población empobrecida dentro de Usamérica y en todo el globo. Vinculando con arrogancia el estilo económico usamericano al prestigio público de su estilo cultural y de vida, y forma de democracia, la élite corporativa neoliberal metódicamente nos debilita a todos. Mientras en público celebra la democracia del país pero demagógicamente calibra el estilo autoritario para hacer negocios dentro y fuera de las fronteras, la élite corporativa de los dos grandes partidos ha usado frases pegajosas de la democracia para enlazar las a nociones populares de los beneficios de la apertura de mercados en el extranjero para expandir su sello de economía y finanzas corporativas controladas. En su esfuerzo de también contener o vencer a todo tipo de enemigos inventados en nombre del esparcimiento de la democracia desde que terminó la segunda guerra mundial, los neoliberales de los dos partidos han agotado la buena voluntad internacional 142 hacia Usamérica y han dilapidado el tesoro nacional hasta producir el actual colapso financiero y la vertiginosa crisis económica. Así, ante esta nueva crisis económica y financiera, la tarea inmediata es preparar un análisis histórico preciso y crítico sobre cómo y por qué llegamos a esta coyuntura política y económica a fin de calcular con exactitud usa su evolución y aprovechar los conocimientos recién adquiridos para disminuir o eliminar el prolongado e improductivo ímpetu imperialista corporativo de dominio del mundo con sus altísimos costos humanos, desperdicio de recursos internacionales y destrucción del medio ambiente. Los cambios necesarios tendrán que forjarse gracias a la fuerza popular que surja de los centros nacionales de los principales promotores del capitalismo corporativo. Mientras los medios dominantes bombean un flujo constante de noticias económicas negativas, estos personajes no se dejan en el intento de mantener sus explicaciones de la “crisis financiera” con base en temas periféricos que con todo cuidado evitan aquellas preguntas que podrían exponer los problemas fundamentales del sistema. Enfatizando los errores humanos y la fragilidad de la ignorancia, los errores de cálculo, las manipulaciones y la codicia de los actores de Boston y, se arroja poca luz a las presiones irreconciliables del sistema y sus consecuencias sociales. Adam Smith se equivocó al suponer que la búsqueda sin tregua de ganancias privadas produciría un bienestar social generalizado. Bajo la 143 continua influencia de las estrategias económicas keynesianas de corte militar, imperialista y nacionalista, la tendencia obvia es hacia la destrucción mutua. En la edición de octubre de 2008 de The Monthly Review John Bellamy Foster, Hannah Holleman y Robert W. McChesney señalan: Una sociedad que apuntala su posición y orden social en el mundo a través de un gasto militar anual de un billón de dólares, con toda seguridad mucho más de lo que gastan los demás países del planeta juntos, desatando una destrucción inenarrable mientras se enfrentan problemas terribles de desigualdad, estancamiento económico, crisis financiera, pobreza y problemas ambientales dentro de las propias fronteras, es una sociedad que está madura para el cambio.41 41 John Bellamy Foster, Hannah Holleman y Robert W. McChesney, El triángulo militarindustrial-mediático http://monthlyreview.org/oct2008.php 144 No hay alternativa a la difícil tarea social que nos espera No tenemos otra opción más que regresar con disciplina al detallado estudio del modo metabólico social de reproducción del capitalismo como punto de partida para elaborar un análisis exhaustivo de su pujante forma corporativa y futuras tendencias. Todo esfuerzo que no implique un estudio profundo del modo histórico y actual del capitalismo corporativo de destrucción, seguido de la tradición de los grandes analistas críticos, nos llevará de vuelta al reformismo autocomplaciente. Los capitalistas corporativos, al igual que sus predecesores clásicos, no ven alternativa a la búsqueda incansable de crecientes ganancias en pos de constante crecimiento a expensas de todos sus contrincantes. Necesitamos entender que continuar con el proceso de la acumulación de ganancias conduce a la concentración de la riqueza y del poder, lo que permite tan sólo la supervivencia de unas cuantas corporaciones. En la necesaria búsqueda de crecimiento constante y su control, el resto de los competidores nacionales e internacionales se transforma en adversarios amenazadores que deben ser dominados, absorbidos o eliminados. La necesidad de consolidar el poder político y económico para estar a la altura del desafío que representan todos los rivales para proteger la propia acumulación de riqueza se convierte en un requisito sistémico de autodestrucción. 145 La creciente interacción entre el poder de la riqueza y su elaborada relación dentro de los centros de influencia política conforman las circunstancias actuales en las que se hace indispensable distribuir el control como un recurso de supervivencia de las entidades corporativas del sistema capitalista del Estado expansionista. Basta con hacer referencia al estilo de esparcimiento del costo del rescate de las instituciones financieras por parte del gobierno federal para entender el poder de la política en el proceso de modelar al Estado corporativo expansionista. Todos los actores en la actual sed de poder del capitalismo corporativo, al igual que sus contrapartes hace 100 años, entienden cabalmente que en cuanto el crecimiento se detiene, el resultado es la contracción económica que conlleva el fracaso corporativo generalizado. Cuando el proceso normal de expansión económica a través de la producción de bienes y servicios se ve restringido por una recesión o congelado por una depresión, el proceso capitalista de acumulación queda detenido y, a veces, es revertido. Cuando los trabajadores ya no pueden comprar los bienes y servicios que producen tanto capitalistas como trabajadores enfrentan tres opciones. Tradicionalmente, los capitalistas no pierden tiempo en buscar otros usos rentables del dinero que ya no pueden invertir en las tradicionales actividades productivas, mientras los trabajadores deben encontrar nuevas maneras de seguir comiendo y pagando las cuentas. El capitalista busca otras inversiones rentables y la familia 146 trabajadora trata de sobrevivir de alguna de las tres siguientes maneras: enviando a más miembros del grupo a buscar trabajo; pidiendo dinero prestado para satisfacer sus necesidades, o bien, conforme el crédito se agota y ya no puede saldar sus deudas, reduce su consumo. Los gobernantes, casi siempre generalizando sus requerimientos sistémicos para reiniciar el proceso de generación de ganancias, unen hábilmente sus necesidades institucionales con las necesidades humanas de la sociedad en un esfuerzo por encontrar un espacio común para salvar al sistema. En la década de 1930, los capitalistas usamericanos más astutos vieron en la población nacional la fuente del poder adquisitivo para completar el circuito de distribución de la producción capaz de inyectar vida al ciclo de generación de ganancias. Sin embargo, antes de la crisis actual, los capitalistas corporativos del país ya habían minado gravemente el poder adquisitivo de la clase trabajadora a la que reducir los salarios internos y trasladar el empleo al extranjero. Si bien la irracionalmente destructiva secuencia que aquí he bosquejado sigue los valiosos puntos aportados por Marriane Eccles, no va a lo suficientemente lejos para explicar otras razones de la extrema gravedad de la crisis actual y sus posiblemente severas consecuencias sociales. 147 El poder de la política corporativa En resumen y a riesgo de caer en una simplificación excesiva, tenemos que reconocer como eje analítico que en los últimos 40 años la élite dominante creó serios desequilibrios en la economía interna al modificar constantemente los costos sociales y transferir la carga financiera de su agresivo plan de expansión económica y militar a las familias trabajadoras. Este impulso imperialista destructivo de dominación del planeta, un impulso intransigente de los dirigentes políticos usamericanos de ambos partidos desde la presidencia de Reagan, desató numerosas medidas de política fiscal y monetaria insostenibles, cuyos efectos acumulados en los últimos 30 años han socavado la base productiva de la nación, profundizado la deuda interna y alentado el endeudamiento individual que ha terminado por romper el lazo vital entre la producción y la distribución del ingreso. Conforme se volvió cada vez más difícil vender productos a los trabajadores nacionales cuyos salarios empezaron a caer y siguen cayendo, los capitalistas corporativos buscaron con insistencia el mercado de los trabajadores de bajos ingresos alrededor del mundo. Sus múltiples inversiones basadas en deuda en más plantas y equipos incrementaron la capacidad de producción con menos trabajadores, lo que resultó en la 148 fabricación de más y más productos jamás vendidos que empezaron acumularse en las tiendas, las bodegas y las plataformas de carga. A medida que caía el poder adquisitivo de los trabajadores, los capitalistas buscaron más préstamos para incrementar la capacidad de sus plantas y siguieron acumulando más productos. Cuando el crédito se convirtió en el motor de toda empresa y todo consumidor, los préstamos se contrajeron un poco, cayó el consumo y el crecimiento económico, y la economía se detuvo. La larga ola de políticas neoliberales para “subcontratar” la producción nacional y dejarla en manos de corporaciones que pagan bajos salarios y no cuentan con sindicatos, y “llevarla al exterior” mediante corporaciones que cerraron sus plantas en Usamérica y volvieron a abrir las con subsidios fiscales en zonas de bajos ingresos alrededor del planeta, desde las islas del Caribe y México hasta países asiáticos lejanos, entre ellos China, incrementó el desempleo y aceleró la espiral descendente que ahora produce cada vez más bancarrotas y una creciente tasa de ejecuciones de hipotecas. La amplia búsqueda corporativa de mayores ganancias y bajos sueldos rompió los vínculos esenciales en el ciclo de producción y distribución que posteriormente generó las típicas olas sucesivas de especulación financiera que, a su vez, ahora ahogan al capitalismo en todas las zonas de libre comercio neoliberal. El riesgo de situar un análisis dentro del marco conceptual convencional que pretende preservar al sistema tratando de eliminar, una vez más, el potencial 149 de sus abusos más depredadores sin evaluar por completo la manera en que se ha exhortado a la especulación en busca de ganancias los conducirá sin duda a otra catástrofe gestada dentro del país. Sin duda, a medida que la obtención de ganancias a partir de la producción se torna más difícil, la propensión a la especulación financiera se ve alentada por la oportunidad que se ofrece a algunos de obtener beneficios superiores a lo normal en la esfera financiera. Cuando las opciones de inversión productiva se vuelven menos rentables, la especulación tiende a incrementarse. La inclinación hacia la especulación financiera es una opción inversión de lógica recurrente para aquellos actores que ven en ella una vía para maniobrar por fuera de la economía real. Los capitalistas y sus partidarios de mente reformista más creativa han tenido por lo menos 200 años, si incluimos la experiencia británica desde principios del 1800, para reformar su sistema en diferentes oportunidades, pero sólo han conseguido una debacle tras otra. Debemos demostrar claramente por qué el capitalismo no puede reformarse y explicar del todo la razón por la que sus tendencias destructivas se repetirán si las fuentes de interrupción del sistema no se eliminan del ciclo de la reproducción social. Tal como ahora se ha hecho evidente, la desregulación de la banca y las prácticas de inversión, combinada con el ataque directo y sostenido contra las organizaciones de trabajadores, los servicios públicos comunitarios y los programas de apoyo a la familia en los últimos 30 años, han reproducido patrones históricos que minan la 150 estabilidad socioeconómica que ofrecía niveles mínimos de seguridad para muchas familias trabajadoras dentro del país. La ola actual de costos sociales acumulados durante 30 años de saqueo de la riqueza de los trabajadores usamericanos y de la riqueza del resto de los trabajadores del mundo nos lleva al borde del precipicio de otro período de destrucción masiva y contracción económica. A través de cada crisis económica en el último tercio del siglo XX, los rápidamente acumulados costos sociales de la sobreproducción y los efectos de estímulo económico que hacen contrapeso a la expansión basada en deuda, lógicamente acompañados por una especulación financiera intensa e imparable, no sirvieron sino para posponer la hora de la verdad, cuya primera revelación fue la crisis de las hipotecas subprime o la crisis de liquidez de 2007. Las técnicas financieras de esparcimiento o difusión del riesgo recientemente desarrolladas por parte de los magos de Wall Street únicamente relacionan la deuda con más deuda, la deuda pagadera a la deuda incobrable, y después venden un tembloroso paquetito de deuda como títulos apetitosos para los especuladores (ver Elementos básicos del colapso en notas a pie de página). Las estrategias de reducción de riesgo de los financieros que pretendían extender el riesgo tanto como fuera posible a través de las redes financieras para amortiguar los efectos de la acumulación de deudas incobrables refleja tanto su motivación de incrementar las propias ganancias como la necesidad sistémica de reducir la concentración de deuda 151 inestable. Crecientemente recompensados por su ingenuidad, los responsables de las instituciones financieras apalancadas en exceso circularon a sabiendas la deuda cada vez más inestable en un proceso circular para pagar más deuda, con la garantía de las aseguradoras que no podían cumplir con sus contratos hasta que la farsa financiera se volviera evidente. Expandiéndose rápidamente a través de la totalidad del sistema financiero, las prácticas depredadoras de los préstamos subprime echaron de pronto por tierra muchos de los mitos de la política financiera y responsable que produjo la actual crisis de confianza. Conforme se tambaleaba la cúspide de la pirámide invertida de la deuda y ésta empezaba desmoronarse mientras los financieros se tronaban los dedos, quedaron al desnudo los profundos problemas que habían motivado la locura de la especulación que socavó toda la estructura financiera del capitalismo usamericano. Tal es el foco del problema que ocupará la atención de la mayoría de los analistas convencionales que propondrán una ronda más de reformas políticas correctivas. De hecho, las medidas correctivas de socializar la “deuda incobrable” de los bancos privados no es sino una extensión de las estrategias de reducción de riesgo de Wall Street que ahora traslada las pérdidas privadas de los especuladores a la gran deuda pública. Aunque cada serie de deuda incobrable revela la siguiente etapa de contratos imposibles de pagar que precipitaron la crisis de liquidez que propició la 152 crisis actual de confianza en las instituciones financieras, pocos han advertido o advertirán los problemas interrelacionados que emanan de la base de la economía realmente productiva. No obstante, ahora, al igual que en la década de 1930, la crisis financiera apenas se manifiesta como un puntero hacia las contradicciones más fundamentales del propio capitalismo (ver video de Rick Wolff con una introducción a Los fundamentos del capitalismo). Una mirada más cercana al pasado reciente Hagamos una pausa un poco más larga para analizar brevemente la cronología de recientes eventos sociales y económicos que definen la actual contracción de la economía. A partir de la crisis de mediados de la década de 1970, las familias trabajadoras, tal como vuelve a suceder hoy, se veían cada vez más forzadas a pagar el cúmulo de consecuencias sociales del plan de restructuración económica de los neoliberales al absorber el impacto de los despidos, la caída de los salarios y el incremento en el costo de la vida. Después, durante cada una de las crisis sucesivas de la década de 1980, 1990 y en el proceso de preparación de la crisis durante los primeros años del presente siglo, a medida que la base verdaderamente productiva de la economía nacional se erosionaba en el largo período que se vio marcado por la transferencia de las actividades productivas usa mexicanas al extranjero, 153 aquella misma y peligrosa estrategia para estimular la economía con base en mano de obra barata, gasto militar y deuda que se repitió una recesión tras otra. Conforme se maquinaba una recuperación tras otra de crecimiento cero o crecimiento lento en una economía real contraída, la multiplicación de la deuda en cada frágil respiro nos llevó al abismo de lo que bien podría ser la primera depresión de largo alcance del siglo XXI. La larga serie de recuperaciones de la segunda posguerra logradas conforme a los patrones de la teoría convencional del mercado en Usamérica, llevó repetidamente a los neoliberales a adquirir un falso sentido de seguridad basado en la continuidad de su poder político y la confianza desarrollada por sus viejas prácticas de análisis meticuloso de los síntomas financieros de los problemas económicos de profundidad sistémica. Al tiempo que ignoraban o no identificaban del todo el amplio alcance de las obvias evidencias de las limitaciones internas del sistema que cada vez se constreñía más debido a los cambios estructurales en la economía nacional por la exportación de la producción, los economistas convencionales tendieron a concentrarse en problemas financieros superficiales propios de las contracciones económicas recurrentes, una práctica que parecía validarse constantemente por remedios de efectividad momentánea puestos en práctica mediante técnicas de gestión financiera avanzada gracias a la extraña habilidad de Usamérica de convencer a sus socios comerciales de absorber el costo de la deuda nacional. Además, conforme las ganancias financieras empezaron a superar a las ganancias del proceso productivo, los analistas económicos 154 neoliberales se sintieron más seguros para dedicarse al aparente éxito del sector financiero y, así, planearon proteger y expandir ese falso éxito. Orgullosos de las crecientes ganancias del sector financiero como una reivindicación de sus políticas de restructuración, los economistas convencionales, particularmente los monetaristas, se mostraron fascinados por los precios y las ganancias infladas del mercado que parecía no tener límite. En consecuencia, las estrategias neoliberales de recuperación económica se mantuvieron prácticamente iguales. En un esfuerzo por estimular todavía más al sector financiero y su desconexión de la base productiva real de la economía, los neoliberales siguieron ampliando los subsidios sostenidos por la política fiscal, recordaron el empleo para recortar los salarios y así preservar el capital para otras inversiones y mantener su capacidad de generación de ganancias. Las estrategias de restructuración económica de tres partes de los responsables de la formulación de políticas de corte neoliberal consistieron en la transferencia del empleo del sector de la producción al sector de los servicios de bajo salario y a la reducción general del empleo propia de las recesiones con el objetivo de preservar el flujo de ganancias; esta estrategia refleja un inherente sesgo de clase que tiende a preservar el proceso de acumulación de ganancias al transferir periódicamente la carga de los errores del capitalismo a las familias trabajadoras. A medida que las ganancias en el sector financiero se incrementaron como porcentaje del PIB, la escala general de salarios siguió cayendo, lo que redujo aún más el poder adquisitivo de las familias trabajadoras y además profundizó la contracción económica. 155 A pesar del conocimiento detallado y cada vez mayor de los economistas convencionales en cuanto a las minucias de las finanzas, parecían no advertir que la creciente rentabilidad del sector financiero estaba perdiendo el vínculo con la rentabilidad real de la economía básica. Conforme la especulación financiera seguía desvinculando los precios de las acciones de las ganancias reales (índice precio/ganancias), la mayoría de los líderes financieros se mostraba despreocupada. No obstante, las soluciones tradicionales en el aspecto fiscal y monetario a los problemas económicos siguen sometidas a los prejuicios de las necesidades de preservación de una clase y a la expectativa irreal de que los grandes del mundo de las finanzas, en tanto clase, pueden escapar de las consecuencias de destruir la base productiva de la economía nacional a partir del incremento de las ganancias financieras especulativas. Durante todos los enfoques de recuperación remediales mencionados en este ensayo y en las referencias presentadas en la sección de lecturas recomendadas, las estrategias de política económica y las prácticas empresariales resultaron en más rebotes de especulación financiera, acompañados por reducciones en el gasto social y mayor desempleo, lo que obligó a los trabajadores absorber los costos sociales de un sistema cada vez menos orientado a la satisfacción de las necesidades humanas. Con menos de un 1% de la población usamericana en control de aproximadamente 20% del producto interno bruto (ver Jack Rasmus) no es de sorprender que la 156 élite dominante encuentre maneras de conseguir que el resto de nosotros sigamos pagando el costo de sus errores. Ahora sabemos, gracias a una serie de lecciones dolorosas de aprender, que cometieron errores de cálculo en muchos niveles. Su “borrachera de poder” reveló su profunda ignorancia del sistema que ellos mismos diseñaron. Sólo nos queda suponer que el conjunto de los neoliberales pensó y tal vez siga pensando que, a la larga, la protección militar, y la inversión extranjera y la continua expansión hacia una economía mundial los salvaría de las contracciones económicas que sus políticas infligieron al país y que, por alguna clase de magia, el consumo interno rentable también seguiría aumentando mientras la producción interna caía en picada. Sin duda, el imperativo de la clase imperialista dominante de preservar 50% de la riqueza del mundo en sus manos, tal como lo definió George Keenan42 en 1948, sea el espíritu central de las prácticas y la lógica racional de los neoliberales. Si pudieran de alguna forma seguir convenciendo al resto del mundo capitalista de que aceptara asumir la creciente deuda y la contracción del dólar en pago de los déficits en la balanza comercial, el consumo interno de importaciones baratas tal vez podría seguir tranquilizando al trabajador usamericano cuyo salario es cada vez menor. 42 George Keenan econ161.berkeley.edu/movable_type/archives/000567.html 157 La largamente cultivada distorsión de la teoría económica clásica únicamente puede explicarse en referencia a la creciente importancia económica de la variable militar en la estrategia corporativa y la necesidad sistémica de preservar este instrumento de expansión tan frecuentemente utilizado. Sin embargo, un análisis más detallado nos obligaría a reconocer que el aparente éxito obtenido mediante técnicas administrativas ha tenido menos que ver con la teoría y más con la posición económica de Usamérica al final de la Segunda Guerra Mundial, una posición apuntalada por sus astutas manipulaciones de clase respecto a la visión mundial necesaria para condicionar el apoyo popular del ímpetu político corporativo nacional de control social que permite a la élite dominante proyectar su poderío económico y militar en el extranjero. Aunque podría parecer difícil cometer demasiados errores al tiempo que se controla casi el 50% de la riqueza del mundo, hubo yerros de gran envergadura. Básicamente, los dos partidos del imperialismo usamericano erraron el cálculo de la tolerancia nacional e internacional ante sus desplegadas políticas financieras y sus beligerantes agresiones militares y económicas. No obstante, a lo largo del período previo a la crisis, la élite dominante echo mano de la expansión de la deuda nacional para proteger a la población de los costos sociales más severos de la violencia llevada al extranjero. A lo largo del proceso de alentar la acumulación de deuda personal, las élites neoliberales desplazaron las consecuencias más severas de la economía de guerra y al mismo tiempo crearon un cerco en torno a la 158 clase trabajadora, sometida a la dependencia de la deuda que fuerza a las masas a someterse al proceso capitalista corporativo de acumulación y concentración de la riqueza. No hay un indicio más claro de los esfuerzos de la clase dominante de encerrar a los trabajadores en un corral de deuda corporativa que la reciente legislación que reduce las oportunidades de liberarse de la deuda mediante procedimientos ordenados de bancarrota. Mientras dicen quitarnos al gobierno de encima, estos nuevos maestros de la estafa no se encierran gradualmente en el Estado carcelario de los crecientes controles corporativos. Nosotros, quienes debemos llevar a cabo un necesario análisis independiente que nos ayude a definir caminos alternativos para salir de la crisis, tenemos que reconocer que la forma del capitalismo usamericano actual y desde la segunda posguerra ha durado lo suficiente para sostener 60 años de maniobras cíclicas antes de llegar a un nuevo. De convulsión extrema en lo político y lo económico, convulsión que de hecho amenaza su futuro. Si pensamos en semejante capacidad de resistencia, nuestro análisis también debe reconocer que la élite dominante controla los suficientes recursos y tiene el poder necesario para llevar a cabo una transformación corporativista más completa. No obstante, en el mismo momento histórico, las condiciones que ahora debilitan al capital, ofrecen el potencial de fortalecer a la clase trabajadora y hacer un llamado al cambio y a la adopción de las medidas necesarias para propiciarlo. 159 A pesar de que el poder económico y político del Estado se encuentre concentrado en las manos de una élite dominante, nuestro análisis también debe ponderar adecuadamente las diversas formas en que esa élite ha socavado su poder, influencia y prestigio dentro y fuera de las fronteras, y las consecuencias que ello puede tener en su futuro. Ciertamente, la inusual postura política de Usamérica en el entorno internacional durante la segunda posguerra, una postura que se mantuvo a lo largo de la primera parte del período de la Guerra Fría, permitió a la clase dominante usar su prestigio para aprovechar su posición económica, lo que le permitió acumular la suficiente cantidad de deuda para apuntalar su ímpetu imperialista de expansión de la influencia económica: aquella postura política y económica se ha visto sumamente deteriorada dentro y fuera del país. También debemos de reconocer que en el proceso de la expansión de la economía internacional los dirigentes aprendieron a aprovechar las herramientas materiales, culturales e ideológicas para asegurar la pasividad de la población usamericana en el transcurso de casi todo el período que posteriormente permitió a la élite de los dos grandes partidos políticos ganar tiempo para diluir la teoría económica clásica mediante prácticas administrativas corporativas autoritarias en un afán de concentrar su poder en el país y en un esfuerzo constante de controlar cada vez más los recursos y los mercados mundiales. Compraron tiempo a nuestras costillas. No obstante, dentro del marco de las dos principales interpretaciones del paradigma keynesiano, la militar y la social, los crecientes excesos de las agresiones militares y económicas, especialmente a lo largo de los últimos 160 25 años del siglo XX, costosos excesos basados en la ampliación de la deuda, ahora hacen trastabillar a toda la estructura del Estado corporativo. En todo caso, la influencia económica del gasto militar basado en la deuda reveló pronto sus limitaciones y propició la actual crisis nacional y, quizás, una nueva crisis de mayor magnitud que afectará a todo el capital. Otras preguntas necesarias Las implicaciones del bosquejo analítico aquí presentado como punto de partida para el debate, nos obligan a plantear las preguntas fundamentales de la futura utilidad social del capitalismo y la amenaza de su modalidad corporativa en vertiginoso desarrollo. Si bien muchos podrán reconocer con claridad la inherente locura social que implica estabilizar una economía, capitalista o de otro tipo, mediante la acumulación continua de herramientas de destrucción, nos compete, en colaboración con otros pensadores afines a nosotros, calcular la continuidad de la capacidad de cualquier Estado capitalista para mantener su proceso de destrucción interna y externa. Actualmente está claro que los costos sociales, económicos y ambientales del proyecto imperialista corporativo usamericano marcan los límites de su viabilidad en el futuro. Sin embargo, por más ilógica que parezca la necesidad sistémica de destrucción continua a nuestros ojos de seres humanos de carne y hueso, no podemos perder de vista que no somos 161 quienes se benefician sino quienes se ven forzados a pagar la factura en impuestos, sangre y lágrimas. Sin duda, la pregunta relativa a un orden social/económico/político alternativo aparece en la agenda social por parte de los propios capitalistas. Sin embargo, la tarea de trazar un mejor camino para toda la humanidad es nuestra. Empieza por preguntarnos si debemos seguir dependiendo de empresas lucrativas para ofrecer a las sociedades los servicios y productos que necesitan. Si pudiéramos hacer una pausa lo suficientemente larga en nuestras vidas llenas de presiones y trabajo para pensar en los altos costos emocionales, socioeconómicos y ambientales que imponen las actividades capitalistas corporativas en toda la sociedades, veríamos que no se trata sino de la intimidación, la estafa y el atraco de una clase dominante que afirma sin ambages que no es posible ofrecer productos y servicios a menos que los capitalistas se lleven una rebanada del pastel. Eso es exactamente lo que está pasando con el sector bancario y financiero de la economía: no se otorgarán préstamos a menos que se demuestre su rentabilidad. Tampoco se brindarán servicios de salud a menos que las grandes corporaciones de atención médica puedan llevarse una tajada. De manera intuitiva, en este profundo momento de crisis, sabemos que nuestra supervivencia requiere de la creación de un orden social alternativo y una manera de construirlo. El instinto nos dice que las escuelas con fines de lucro o la atención médica con fines de lucro se roba una parte de la 162 esencia de lo que debería ser un servicio social: los recursos no están disponibles para brindar servicios cuando una parte se retiene con fines de beneficio personal. Nos damos cuenta de que la codicia arrebata algo del total de recursos que deberían de estar disponibles para fines de educación, salud y otros servicios sociales, incluidos los servicios financieros. Tal como Eccles lo señaló hace casi 60 años, se vuelve cada vez más evidente que la riqueza pantagruélica no puede seguir acumulándose en las manos de una minoría cada vez menos numerosa, mientras múltiples formas de miseria humana se acumulan entre la inmensa mayoría. A pesar del optimismo reformista de Eccles, tenemos cada vez más claro que amplios sectores de la élite dominante de derecha no pudieron o no quisieron ver los muchos beneficios que las tempranas reformas sociales habrían implicado para ellos, lo que tal vez les habría reportado más de riqueza y mayor seguridad social. Hoy también podemos estar seguros de que la élite dominante de ambas alas del capitalismo está formulando políticas que garantizarán la protección y la preservación de su riqueza. Si bien la mística neoliberal nacionalista ha estallado en pedazos, tenemos que reconocer que la creciente búsqueda corporativa de controles políticos y económicos lleva a los neoliberales de todo color a subvertir la supuesta “libertad” necesaria para los intercambios abiertos del mercado del otrora legendario capitalismo. Tanto los crecientes métodos autoritarios de los neoconservadores del gobierno de G.W. Bush como las primeras maniobras reformistas entre la 163 élite tecnócrata neoliberal del gobierno recientemente elegido muestran una tendencia hacia otra forma de capitalismo: el corporativismo. Sin una voz popular asertiva los reformistas neokeynesianos utilizarán una vez más, al igual que en la década de 1930, el poder gubernamental para salvar al capitalismo de los propios capitalistas, pero en esta ocasión, también como en la década de 1930, los corporativistas de la clase dominante de derecha intentarán ir más allá de las actuales relaciones económicas y sociales del capital en un esfuerzo que hará palidecer sus previos intentos de reforma. ¿Serán capaces de propiciar el golpe que Smedely Butler describió en 1935? No lo sabemos. La nueva búsqueda del capitalismo corporativo nacional de influencia política para proteger y expandir su poderío económico a fin de continuar acumulando riqueza no sólo lo define como un rival entre otros corporativistas, sino una fuerza en contra de la humanidad. Las metas económicas y los objetivos de control del poder del corporativismo nacional colocan a su élite dirigente en contra de la sociedad en la que vive. Así como el Estado corporativo enfrenta a los otros Estados como rivales, dentro de la nación este Estado corporativo se enfrenta a las necesidades humanas de la sociedad civil. La necesidad institucional de máximo control del entorno social, político y económico coloca los corporativistas en una relación de antagonismo con el pueblo que conforman la nación. Para decirlo abiertamente, la cultura autoritaria corporativa se contrapone a la cultura y la tradición democrática popular. No existe un corporativismo 164 benigno o progresista, tal como lo señaló David Brooks del New York Times. Es a partir de este detallado entendimiento de la orientación de las reformas que ahora promueve la élite dominante que seremos capaces de transitar hacia alternativas económicas más atentas a las necesidades sociales. 165 ¿Qué retos nos esperan? ¿La repetición de una trágica historia económica nacional, una nueva depresión, un golpe corporativo o una oportunidad histórica? Este repaso de la trayectoria de las políticas económicas neoliberales, actualmente destacada por el sombrío panorama social marcado por el creciente desempleo, la ejecución de propiedades y los sueños rotos, sintetiza las profundas causas de largo plazo de la crisis galopante del capitalismo corporativo en nuestro tiempo. Las decisiones tomadas desde la perspectiva de la clase dominante son egoístas. El capitalismo corporativo no puede cumplir la promesa de “mejorar la vida de todos” o, como lo estipula la Constitución usamericana, “...promover el bienestar general”, porque el capitalismo es un sistema de explotación de la mano de obra para beneficio privado, así que no puede satisfacer los criterios humanos para la equidad social. La ganancia de un individuo siempre se consolida al costo de la explotación de otro. Fundamentalmente, esta es la razón por la que el capitalismo es un enemigo de la humanidad. Todos los beneficios que realmente favorecen al pueblo han sido conquistas de la lucha por los 166 derechos civiles o la lucha de la clase trabajadora por mejorar las condiciones políticas y económicas, o bien han sido cuestiones incidentales a los requisitos de generación de ganancias y concentración de riqueza propios de la supervivencia de los capitalistas. Las devastadoras consecuencias históricas y sociales del nimio éxito económico del sistema de acumulación y concentración de riqueza en unas cuantas manos marcan propios límites de crecimiento, al tiempo que revelan claramente su espíritu antisocial y antidemocrático. El éxito económico del capital reservado a unos cuantos dibuja el cuadro descarnado de su fracaso como sistema social democrático. Es indispensable garantizar la noción de igualdad en las condiciones sustanciales que lo hagan posible. El proceso capitalista de acumulación socava una y otra vez las condiciones económicas necesarias para la igualdad social, al tiempo que la especulación financiera en el reino fantasioso tipo casino del capitalismo la hace inaccesible a cada vez más personas. Este sistema socialmente irracional concentra la riqueza y el ingreso en todavía menos manos; hoy, al igual que en la década de 1930, deja a la inmensa mayoría de la clase trabajadora que produce la riqueza de la nación “marginada y contemplando las maravillas que han conseguido...” (palabras tomadas de Solidarity Forever, de Ralph Chaplin43). La promesa social del capitalismo, como su 43 Ralph Chaplin, solidaridad eterna: http://www.sonoma.edu/users/w/wallsd/smm-aginganthems.shtml y http://search2.incredimail.com/?q=Ralph+Chaplin+Solidarity+Forever+They+stand+out+c ast+and+staring+at+the+wonder+that+they+made&lang=english&source=001035051011 167 teoría subyacente, es un mito de profundas contradicciones que se reflejan en sus fracasos recurrentes cada vez que las crisis se profundizan. Hay alternativas a nuestro alcance para salir de este modo de destrucción social restrictivo y antidemocrático. La oportunidad a nuestro alcance Para trazar un bosquejo de la oportunidad histórica que debemos definir ante la depresión en ciernes y los constantes esfuerzos por concentrar el poder corporativo a costos humanos inaceptables, debemos ir más allá de la reforma para pasar a las transformaciones socioeconómicas que eliminan por completo las tendencias destructivas de los ya inequívocos patrones del capitalismo del Estado corporativo militarizado. Los primeros pasos en esa dirección requieren un análisis profundo de la historia detrás de la actual catástrofe económica y exigen empezar por observar las crecientes contradicciones entre las prácticas vigentes y la propaganda mitificadota de los intérpretes neoliberales de la teoría de la economía clásica. Sobre todo, tendríamos que preguntarnos si debemos seguir resignándonos mansamente a una teoría económica que es un fracaso y a las prácticas empresariales destructivas que la acompañan. Debemos de abordar las preguntas elementales de la lógica de la acumulación capitalista que 168 destruye nuestro bienestar individual y colectivo para salvar las ganancias privadas. ¿Tenemos que renunciar a la inteligencia que sostiene nuestra percepción de problemas cada vez más evidentes para creer en el mito de los efectos benéficos de los mecanismos de un mercado sin control mientras todo evidencia resultados desastrosos para la sociedad? Después de dos siglos de patrones recurrentes de recesión y depresión en Usamérica, ¿volveremos a darnos el lujo de ser conducidos a otro parche económico por parte de quienes propiciaron la crisis y no pueden ofrecer más que las mismas recetas que conducen a otro desastre? Ambas escuelas de pensamiento económico reconocen que los ciclos destructivos constituyen parte inherente del proceso de acumulación capitalista, pero todo lo que los neokeynesianos y monetaristas neoclásicos pueden ofrecer como paliativo en un Estado corporativo aún más poderoso que nos coloca a todos en el sendero para la formación de una sociedad feudal-industrial dictatorial que nos encerrará en una nueva dictadura. En la actual crisis económica, al igual que durante los primeros meses de la guerra en contra del pueblo iraquí, estamos condicionados a canjear la libertad humana por la aterradora inseguridad de una existencia neofeudal controlada por las corporaciones. Los dirigentes del Estado corporativo de ambas alas del capitalismo usamericano crean activamente una transformación de inspiración política para cambiar nuestras vidas económicas y culturales. Mientras los furibundos ideólogos de derecha se oponen abiertamente al rescate del capitalismo, los keynesianos neosociales reformistas no pueden 169 más que ofrecer remedios caseros para calmar el voraz apetito de los capitalistas corporativos. ¿Los gobernados nos someteremos pasivamente, una vez más, a los caprichos de un sistema económico manipulado y en convulsión? ¿Debemos aceptar con docilidad el lema aterrador de los neoliberales según el cual no hay alternativa a los auges y desplomes socialmente desconcertantes del modo de destrucción capitalista corporativa? ¿Por qué no trabajar conscientemente en la construcción de una alternativa con el deseo deliberado de satisfacer las necesidades humanas? ¿Qué nos detiene? Aunque tengamos miedo, debemos preguntarnos si tenemos que seguir aceptando justificaciones vacías y superficiales de los fracasos del sistema capitalista una y otra vez en cada crisis, esas justificaciones que nos ofrecen los responsables de la formulación de políticas públicas y los economistas convencionales que se valen de racionalizaciones teóricas para explicar por qué el capitalismo no funciona de acuerdo a la teoría neoclásica. Y cuando repiten el monótono mantra de los mitos del mercado que no funcionan en la práctica, ¿debemos sentarnos abúlicos y echarnos la culpa mientras las arcas nacionales, llenadas con el esfuerzo colectivo, son saqueadas una y otra vez por los incompetentes agentes del desorden capitalista, quienes después tienen la audacia de revelar cómo usarán la riqueza colectiva para suavizar su caída financiera a nuestra costa mientras más y más compañeros pierden su empleo? ¿Abriremos los ojos a las estratagemas de autopreservación de la clase dominante, estratagemas que se diseñan siempre para mantener a los 170 chicos de Wall-Street a flote y a las personas de a pie en lanchas plagadas de agujeros? ¿Superaremos los miedos para ver la realidad detrás de la idea de restaurar la liquidez de los grandes financieros, los 306 mil millos tan solo para Citibank,44como otra medida administrativa para rescatar a los ricos mientras se hunden las familias trabajadoras en el costo fiscal de mantener a esta gente a flote? ¿Por qué habríamos de seguir pagando el costo de la solvencia corporativa a costa de la creciente inseguridad de nuestras familias? Ante el desastre social y económico en curso, ¿debemos aceptar pasivamente las normas de los métodos capitalistas corporativos antidemocráticos de dominio dictatorial que despliegan con arrogancia los administradores mientras nos hacen pagar por otro momento histórico de fracaso? ¿Quién ha fracasado? El fracaso es responsabilidad de los dirigentes del desorden capitalista. No podemos internalizar esa culpa: nosotros, la clase trabajadora, estamos lejos de quienes detentan el poder. No podemos someternos pasivamente a sus prácticas autoritarias, prácticas que, en el mejor de los casos, producirán la nueva escenificación de las 44 306 miles de millones tanto solo para Citibank: Citigroup Gets $306 Billion Rescue From Government http://www.truthout.org/112508J Reuters: “Usamérica rescató a Citigroup Inc. y acordó absorber la mayor parte de las pérdidas por aproximadamente $306 mil millones de los activos riesgosos del banco, así como inyectar capital nuevo para estimular la esperanza de los inversionistas en el apoyo gubernamental a los grandes bancos mientras la economía se sume en la recesión. El rescate, anunciado el pasado domingo, da al gobierno el derecho de comprar participaciones accionarias en la empresa y marca el más reciente esfuerzo por contener una crisis financiera que ya ha barrido con entidades como Bear Stearns Cos, Lehman Brothers Holdings Inc. y Washington Mutual Inc.” 171 recesiones y depresiones trágicas que marcaron la historia nacional en el siglo XIX y el siglo XX. Podemos crear una transformación hacia una alternativa socialmente equitativa, pero para ello tenemos que llegar al poder. Conforme nos recuperamos del shock y advertimos claramente la manipulación del juego del que somos testigos (el rescate, la compra, el pago y la venta del erario público), debemos empezar a reconocer que los más recientes promotores y proselitistas de los mitos del capitalismo han traicionado sus propias convicciones, porque también han traicionado su propia confianza y la del público. En el nombre de la eliminación de innecesarias mecanismos de regulación para asegurar los supuestos beneficios de la libre interacción de mercados con capacidad de autocorregirse, los monetaristas neoclásicos, maestros del fraude, repitieron y magnificaron los abusos de la década de 1920 en su esfuerzo por transformar al sistema capitalista. En nombre de la preservación del sistema, la élite corporativa, los financieros y sus asesores económicos han transitado de manera abierta, sin ambages y en forma decisiva al intento de controlar la crisis económica en su propio beneficio. Al rechazar abiertamente la teoría del mercado y subvertir la diariamente a través de medidas administrativas, neoliberales, monetaristas y neokeynesianos, republicanos y demócratas dejan claro desde sus intervenciones administrativas autoritarias en los mercados financieros que 172 su intención es aprovechar su capacidad de influencia económica para orientar la capacidad de Estado en la redefinición de las relaciones políticas y económicas a fin de superar las desastrosas consecuencias de sus propias veleidades. De no incluir la voz popular, las reformas tecnócratas no harán sino incrementar el poder del Estado corporativo. El encuadre actual del debate en torno a la nacionalización de la banca tal como se presenta en los círculos dominantes y oficiales neoliberales representa un excelente ejemplo del sesgo de clase y de las prioridades clasistas para la preservación de la riqueza privada a expensas de la mayoría de la población. Cuando los reformistas audaces hablan de nacionalizar temporalmente los bancos con el compromiso franco de devolverlos al control privado una vez que se hayan reorganizado, hayan recuperado su solvencia y vuelvan a ser rentables, nosotros, la clase trabajadora, debemos tomar nota en el mejor de los casos de que el intento es preservar un sistema clasista de explotación ilimitada del trabajo porque las familias trabajadoras seguirán atadas a un proceso económico de contratación de deuda frente a las instituciones corporativas privadas. A pesar de que los demócratas nos aseguren que su intento por preservar el carácter privado de la banca dentro de su plan de “nacionalización”, un plan que calladamente se hace a un lado, la derecha no se limita a manifestar su oposición, sino que de manera por demás oportunista califica al plan de rescate económico del nuevo presidente de socialista y comunista. Según las 173 infundadas declaraciones de la campaña republicana, Barack Obama es un socialista y según los recientes comentarios de Alan Keyes, conservador extremista, el nuevo presidente es un “comunista radical”; son contadas las personas entre las filas de los republicanos que tienen voluntad de reconocer las genuinas intenciones reformistas del presidente. Tal como lo señaló claramente en su discurso pronunciado ante el Congreso el 24 de febrero,45 el presidente contradice los inflamados alegatos que pretenden alejarlo de la inequívoca línea histórica de los reformistas: Rechazo la idea según la cual nuestros problemas se resuelven solos, esto querría decir que el gobierno no tiene ningún papel en la construcción de los cimientos de una prosperidad común; pero la historia demuestra lo contrario. La historia nos recuerda que en todo momento de transformación y convulsión económica la nación ha reaccionado con grandes ideas y medidas audaces. En medio de la guerra civil tendimos vías férreas de una costa a otra del país para reactivar el comercio y la industria. 45 U.S. / POLITICS, 24 de febrero de 2009 Transcript: President Obama's Address to Congress y Obama Tells Powerful Lobbies: Bring It On http://www.truthout.org/022809Y Charles Babington, The Associated Press: “El presidente Barack Obama desafió a los intereses creados del país a un duelo legislativo el sábado, al afirmar que luchará por modificar radicalmente el sistema de salud, los energéticos y la educación, y que el statu quo no disfrutará del proceso. ‘El sistema que tenemos funciona para los poderosos y para ciertos intereses que han dominado Washington durante demasiado tiempo’, señaló Obama en su mensaje semanal. ‘Pero no es mi caso. Yo trabajo para el pueblo usamericano’”. 174 De la agitación de la Revolución Industrial se derivó un sistema de educación superior que preparó a la ciudadanía para una nueva era. Tras la guerra y la depresión, la ley G.I. envió a toda una generación a la universidad y dio paso a la clase media más numerosa en la historia. Y la lucha por la libertad produjo una nación de carreteras, llevó a un usamericano a la luna y produjo una explosión tecnológica que todavía define nuestro mundo. En cada uno de esos casos el gobierno no sustituyó a la iniciativa privada: catalizó a la iniciativa privada. Creó las condiciones para que miles de emprendedores y nuevas empresas se adaptarán a las circunstancias y prosperaran. Rechazando claramente la visión fundamentalista económica según la cual los mercados tienen la capacidad de autocorregirse y demostrando ser un reformista en toda regla dentro de la tradición neokeynesiana, planteó su firme intento de resucitar al capitalismo dentro del marco del mercado propio del sistema. No sin un toque populista que reconoce las esperanzas de los enormes y cada vez más numerosos sectores de la población que soportan el impacto directo del desastre económico, se propuso disipar los temores y el escepticismo de la oposición republicana en un discurso cuidadosamente estructurado y diseñado para eliminar las sospechas de toda amenaza de cambio básico al orden económico y social del capitalismo usamericano. Si bien Barack Obama puede ser un sensible reformista económico de la tradición social keynesiana, también ha demostrado ser el 175 paladín del capitalismo por excelencia que pretende preservar el modo de producción y las relaciones sociales del sistema vigente. No obstante, en sus últimas y frenéticas diatribas durante la convención CPAC, tal como lo reporta el New York Times del uno de marzo, los derechistas republicanos se sacudieron sin sentido ante un supuesto programa socialista de estímulo económico por parte del presidente. Reforma económica para la renovación social Con un tono definitivamente populista, el presidente Obama desafió a la nueva oposición ignorante al declararse empleado del pueblo usamericano: en su mensaje semanal transmitido por la radio el pasado 28 de febrero enfatizó “Trabajo para el pueblo usamericano”. Nosotros, simples trabajadores, debemos ver en esa declaración una invitación a tomar medidas críticas y de apoyo a fin de infundir las agallas colectivas en lo que queda de la vida pública y así proponer sin ambages modos alternativos de actividad cooperativa y comunitaria en el espacio laboral hacia la implementación de planes de desarrollo económico que rechacen por completo la explotación de clase. Si Obama se ve a sí mismo como un trabajador que labora por los usamericanos, nosotros, los trabajadores, debemos poner manos a la obra para tomarle la palabra y concentrarnos en una agenda inspirada en la equidad social y la democracia. 176 Debemos exigir tener voz en cada uno de los planes de política pública que el presidente someta al Congreso el 24 de febrero. Es necesario incluir las necesidades de las familias trabajadoras en la discusión directa de temas como el sistema de salud, la educación y la reforma de la banca. Por ejemplo, no hace falta que un programa de nacionalización bancaria se constituya como un plan para asegurar la rentabilidad de las inversiones financieras privadas; lo necesario es reorganizar el sistema a la par que la atención médica para convertirlos en verdaderos servicios públicos. A través de una activa educación pública acompañada por un enérgico espíritu de organización dentro del proceso de reforma será cada vez más posible rediseñar un sistema financiero de inversión social que no traslade la riqueza de las bases a las cumbres de la sociedad, sino que propicie la circulación de fondos de manera no lucrativa. Un sistema de banca nacionalizada puede organizarse como un servicio socioeconómico que cumple eficazmente con satisfacer las necesidades de financiamiento de una economía estable y funcional. Eliminar el incentivo de las ganancias en todas las operaciones bancarias estabilizará las funciones de la banca al tiempo que reduce drásticamente la oportunidad de enriquecerse a partir de la especulación. Toda la energía humana destinada a la invención y el diseño de nuevas formas de dar la vuelta a la deuda bien podría reorientarse al incremento creativo de la eficacia de una nueva banca pública que cumpla un servicio social. 177 A medida que se difunden los debates en torno a la nacionalización bancaria, las modificaciones dentro del contexto de la crisis actual se convierten en metas políticamente alcanzables que deben desarrollarse como componente de una renovación social popular bien organizada. Debemos empezar por insistir en la importancia de una voz pública más sólida en la reforma y en la aprobación de la Ley de Libre Elección del Empleador, al tiempo que se avanza en la organización de los trabajadores de los bancos que quedarán bajo control colectivo y gestión pública. Podemos estar razonablemente seguros de que miles de trabajadores que serán víctimas del desempleo en los principales bancos y en otras instituciones financieras que han caído en bancarrota estarán felices de servir a las necesidades financieras de la población desde sus nuevos puestos sindicalizados entra disfrutan de las prestaciones de atención médica y jubilación garantizada. La pregunta pendiente es: ¿lucharán por ello? ¿Y el resto de los trabajadores también? Como diría Richard Vogel: se trata de la necesaria pelea de nuestras vidas. Mientras los neoconservadores se apresuran a rescatar a las instituciones financieras antes de que sus contrapartes en el Partido Demócrata se apresuren a rescatar46 al resto de las fallidas corporaciones industriales, los sindicatos deben estar alertas al espacio político que sus miembros pueden abrir mediante redes amplias de información independiente y enérgicas 46 This Crisis Is Way Bigger Than Dead Banks and Wall Street Bailouts por James Galbraith, Washington Monthly, Por qué la crisis económica y su solución son más grandes de lo que nadie reconoce. 178 acciones públicas a las que todos podemos unirnos y así impulsar una agenda social en la que las familias trabajadoras encuentren cabida. Los bancos nacionalizados, en manos de los trabajadores pueden fijar nuevas prioridades sociales y estándares conducentes a la oferta de servicios más accesibles y humanos en el sector público. Los trabajadores y los grupos comunitarios en todos y cada uno de los niveles de la sociedad civil deben hacer suyo el llamado presidencial a favor de un debate público amplio sobre el sistema de salud e insistir en la presentación de sus ideas en todos los debates sobre la reforma. Debemos convertir la discusión sobre la reforma económica en un foro público de renovación social. Las medidas jerárquicas de reforma económica, independientemente de las buenas intenciones que pudieran respaldarlas, dejarán un espacio aún mayor para el incremento del poder corporativo a menos de que la fuerza laboral organizada y los grupos comunitarios participen directamente en un proceso democrático. Tal vez el nuevo gobierno esté pintado de todos los tonos de rojo por parte de la derecha republicana, pero mientras no se escuche la voz de los trabajadores y los desempleados que demanda un lugar en el proceso de la reforma de los demócratas, el actual plan neoliberal seguir el camino hacia la resurrección del capital y, lo digo de manera generosa, veremos un proceso de encumbramiento del poder corporativo que dominará al Estado. Es indispensable que los derechos de los trabajadores sean incluidos en la agenda de todos y cada uno de los planes económicos del gobierno. Como 179 punto de entrada para asegurar y reforzar la voz pública en el proceso de renovación social, es necesario incluir el derecho a la organización en todas y cada una de las leyes para la recuperación económica que se presenten al Congreso. Si el Departamento del Tesoro puede insistir en varios criterios para rescatar y comprar bancos, definitivamente tiene la capacidad de insistir en la importancia de los derechos sindicales de los trabajadores de la banca y de otras personas que laboran en las instituciones que están recibiendo asistencia. Si permitimos que los demócratas neoliberales sigan el patrón de toma de decisiones de manera jerárquica, autoritaria y confidencial que trazaron sus contrapartes republicanas, no sólo seguirán mostrando el desdén de los neoconservadores por el proceso democrático sino que acabarán con las esperanzas y perderán la buena voluntad de una nueva coalición de electores que los llevó hasta el poder. Además, abrirán la puerta al esfuerzo derechista por adoptar la falsa defensa del individualismo al tiempo que abren paso al corporativismo. El rápido cultivo y validación del proceso de consulta colectiva para la toma de decisiones democráticas es el primer paso indispensable para asegurar un lugar para la voz de personas de carne y hueso en el centro del debate en torno a la necesaria renovación de la sociedad. Si el nuevo liderazgo persiste en perpetuar los moralistas mitos del mercado que se han popularizado en torno a las nociones económicas neoclásicas que 180 ya han fracasado, demostrará su voluntad de usar los recursos nacionales para asegurar la supervivencia de aquellos que se encargaron de saquear la riqueza del país y quedarán expuestos a críticas aún más feroces desde la derecha liberal. Por otra parte, si su deseo es asegurar su propia supervivencia política frente a los hostiles ataques de los derechistas que sin duda escalarán a lo largo del caos económico, el nuevo gobierno debería mostrarse dispuesto a acoger y exhortar el apoyo activo y la participación de las familias trabajadoras, sus sindicatos unidos en coaliciones comunitarias mediante un programa democrático de renovación económica y social. Nosotros, el pueblo usamericano, enfrentamos una peligrosa situación económica que se transforma paulatinamente en un momento político por demás precario. Un presidente que cree en la reforma popular no puede presentar un modesto programa de reformas sin el apoyo popular a favor del cambio social sustancial. No perdamos de vista que muchos de los asesores económicos de Obama fueron reclutados por Robert Rubin, quien anteriormente, en su calidad de Secretario del Tesoro durante el gobierno de Clinton, fue uno de los grandes defensores de la desregulación de las instituciones financieras, política que abrió la puerta a los abusos en el ámbito de la banca y la inversión que propiciaron la crisis actual. El presidente Obama tiene buena voluntad, grandes aspiraciones y el apoyo de amplios sectores de la población. Ante la fuerte e intense resistencia de la derecha republicana, el nuevo presidente puede activar la base de su apoyo 181 popular, es decir, trabajadores, instituciones y comunidades para exprimir lo mejor de la creatividad usamericana que él mismo convoca. Desde la reforma al sistema de salud hasta la renovación de los conceptos, propósitos y prácticas en el sector bancario, el proceso puede y debe estar orientado a partir de las voces de grandes innovadores. La respuesta a la reciente pregunta elitista acerca de quién se encargará de la administración de las instituciones financieras si los magos del capitalismo abandonan el sistema es sencilla: todos los trabajadores y críticos creativos dispuestos a colaborar en la definición de una visión alternativa de la banca y otros programas sociales en el servicio público. Obama tenía razón al afirmar que tenemos el talento: la pregunta es cómo lo trasladaremos al servicio público. Podemos empezar a responder a esa pregunta exigiendo que el reclutamiento para los cargos de funcionario público se abra inmediatamente y que el empleo de asesores financieros vaya mucho más allá del círculo de los economistas convencionales. Conforme desarrollamos el impulso para alcanzar una representación popular más amplia en todos los debates pertinentes a las reformas de los servicios sociales, cabe preguntarnos, por ejemplo, si es realmente necesario desde el punto de vista económico de mandar el pago total de las hipotecas a tasas y precios finales superiores al costo de la construcción y después a reducir los pagos mensuales de las hipotecas en consonancia con la revaluación del costo de las propiedades. ¡Personas trabajadoras, únanse y sean creativas! Al borde del abismo de una crisis social y económica cada 182 vez más profunda, también nos encontramos en la frontera de oportunidades valiosas para desarrollar los cimientos de una sociedad nacional más justa y con potencial de influencia. El sorprendente éxito de los trabajadores en la sentada conocida como Republic Window & Doors in Chicago47 no es sino el indicio de la labor social y económica que nos espera. A fin de hallar mayor resonancia social, las luchas de los trabajadores tendrán que ir más allá del espacio laboral y de las preocupaciones económicas para adquirir el potencial de atraer y mantener el gran apoyo público. El contenido popular de la reforma al sistema de salud y la banca ofrecería los vínculos sociales necesarios entre el espacio laboral y la vida privada. Si bien podemos estar seguros de que los demócratas neoliberales que han llegado al poder seguirán rescatando o incluso comprando corporaciones con fondos públicos, la clase trabajadora tendrá que organizarse para asegurar su lugar en el juego y negarse a ser vendida por el capital corporativo. Los errores teóricos y políticos de los neoliberales de todo tipo nos han obligado a soportar durante demasiado tiempo un cúmulo de consecuencias de políticas fallidas que ahora exigen replantear preguntas críticas cuya respuesta nos dé una pauta para seguir adelante. En el fondo, debemos 47 Republic Window and Doors Angry Laid-Off Workers Occupy Factory in Chicago por Rupa Shenoy, The Associated Press, 250 trabajadores sindicalizados tomaron la planta de Republic Windows and Doors el sábado y dijeron no estar dispuestos a retirarse hasta que se les pague el adeudo. 183 preguntarnos si es conveniente confiar en aquellos cuya teoría han arrastrado a su propio sistema a un fracaso ignominioso como promesa de un mejor futuro. Lo único que podemos esperar del nuevo equipo económico de corte neoliberal es un regreso a la situación previa; si es que lo que pueden prometer en el mejor de los casos es el retorno a alguna diluida forma de nuevo New Deal para rescatar otra vez a un sistema fracasado, entonces creo que debemos reconocer que ya hemos pasado por ahí en 1907, en 1929 y más de una vez durante la segunda mitad del siglo XX: conocemos esa historia y después retrasar el círculo completo hacia una nueva y vertiginosa depresión, más nos vale abrir una renovada y amplia agenda social. Sí, sin duda, empezaremos con las reformas, pero esas reformas pueden inspirarse en las necesidades del 90% de la población nacional, necesidades que han cambiado drásticamente en los últimos 30 años, necesidades de personas que merecen tener el futuro asegurado. Considero que una transformación social alternativa es necesaria, es posible y puede adquirir carácter de probable si trabajamos siguiendo los señalamientos de Michael Lebowitz en su breve pero contundente obra Build It Now.48 Nosotros, trabajadores activos, jubilados o futuros trabajadores que hoy se encuentran desempleados, si nos reconocemos en un espíritu de cooperación y de colectividad veremos que somos capaces de formular y poner en práctica políticas y programas que tienen mayor probabilidad de producir una sociedad estable y equitativa, capaz de servir 48 Michael Lebowitz, Build It Now: entrevista: http://radicalnotes.com/content/view/36/39/ 184 mejor a los intereses de las mayorías. La acumulación y la concentración de ganancias en manos privadas frenan el enorme potencial del desarrollo popular que puede satisfacer una gama más amplia de necesidades humanas a partir de una nueva configuración nacional pacífica. El capitalismo está llegando a sus límites de creatividad a medida que muestra sus tendencias crecientemente destructivas; no hay mejor ejemplo de su fracaso absoluto que el actual atraco a los fondos públicos por parte de los neoliberales para asegurar las ganancias privadas a costa de los contribuyentes sin garantía alguna para los trabajadores que pagarán la factura. O los neoliberales no saben qué más hacer o entienden cabalmente que poner a prueba algunas de las ideas planteadas en este ensayo significa el fin del capitalismo. El chauvinismo de clase: la perspectiva de la clase dominante es inconfundible Sin duda los teóricos de la economía convencional y la clase empresarial llevan por lo menos un siglo tratando de superar las confusas vicisitudes de las operaciones de los mercados a los que veneran públicamente. No obstante, de la regulación a la desregulación y a la nueva regulación, el sistema se tambalea y tropieza de una crisis económica a otra. En la búsqueda incansable de cierto carácter predecible dentro del marco de la teoría neoclásica, han aprendido a distinguir los límites y, por lo menos en el 185 caso de los economistas, políticos y empresarios de los últimos 50 años, hemos visto una lucha por controlar de alguna manera la ilusamente enigmática y demoledora del sistema mano invisible del mercado. A medida que han podido cojear de una crisis a otra, la experiencia les ha dado más confianza en su capacidad de evitar la próxima. Pero al igual que los viejos generales no dejan de prepararse para batallas del pasado sin reconocer del todo que la relación de fuerzas es siempre cambiante: no advierten que, de hecho, sus viejas decisiones han modificado la configuración del poder en la escala nacional e internacional. Sin embargo, tanto ellos como nosotros seguimos aprendiendo, aunque el aprendizaje parece demasiado lento. Lo que ellos han aprendido es a mantener un patrón para no cambiar. Los reformistas neoliberales de todo tipo, envalentonados por el cúmulo de conocimientos adquiridos, vuelven a mostrarse seguros de que lo único que necesitan es entender la fórmula para ser capaces de superar los problemas de la próxima crisis. Su dominio de las infinitas minucias del proceso económico y social, proceso que conciben como un mecanismo de insumos y resultados medibles les hace suponer que pueden refinar y reformar el proceso para que produzca resultados confiables, predecibles y controlables, capaces de afeitar la maquinaria de la acumulación de ganancias. Si bien no están de acuerdo en cuanto a cuestiones de enfoque y énfasis, los dos grandes grupos de economistas convencionales anglosajones repasan una y otra vez los mismos principios con una confianza ciega. Y, tal como lo hemos visto en cada momento de crisis de los últimos 100 años, cuando el 186 mecanismo les falla, recurren a las palancas de los círculos más restrictivamente proscritos del poder político para controlar los mercados. La voz popular es, en el mejor de los casos, tolerada, ignorada, canalizada y después reprimida. Aunque el control es su meta, el mismo mercado que veneran echa sus esfuerzos por tierra. Los monetaristas del gobierno de G.W. Bush decidieron arrogantemente esquivar el escrutinio público e intentaron escurrirse con rapidez y en secreto para inundar al sistema con fondos de manera indiscriminada. En un último despliegue inmolador de poder administrativo fundado en su clase social, el Secretario del Tesoro, Henry Paulson, demostró plenamente el enfoque autoritario del Estado corporativo. Trazando el largo patrón de altivo abuso de la confianza pública que es típico de los neoconservadores, hundió sin inmutarse las manos en las arcas públicas para proteger la riqueza privada. En los últimos días del desastroso gobierno de G.W. Bush, este maestro de la estafa distribuyó abiertamente fondos públicos a fin de salvar a las grandes corporaciones de las consecuencias de su manipulación de los mercados financieros. Tal como puede apreciarse al estudiar las reacciones de los inversionistas en el mismo periodo, este desesperado enfoque agravó las condiciones de la crisis financiera y propició la ruptura de las redes de la banca privada. En una breve pero importante entrevista con la publicación alemana Deutsche Welle realizada el seis de febrero de este año, Joseph Stiglitz, en respuesta a las preguntas sobre la posible nacionalización de la banca 187 usamericana, recurrió a cuatro crudas palabras a fin de criticar indirectamente los problemas inherentes a la reciente arrogancia detrás del proceso de toma de decisiones por decreto que caracteriza a la élite republicana: receta para el desastre. La pregunta del entrevistador fue: Los economistas Nouriel Roubini y Nassim Taleb, quienes predijeron el bajón mundial de la economía, han hecho un llamado a la nacionalización de los bancos para frenar la debacle financiera, ¿está de acuerdo con esta idea? Y Stiglitz respondió: El hecho es que los bancos se encuentran en muy mal estado. El gobierno usamericano advertido cientos de miles de millones de dólares sin mucho éxito. Está claro que los bancos han quebrado. La ciudadanía usamericana se ha convertido en la propietaria mayoritaria de un importante número de grandes bancos, pero eso no significa que tenga el control. Todo sistema basado en la separación de la propiedad y el control es una receta para el desastre. La nacionalización es la única respuesta. Estos bancos están, efectivamente, en bancarrota. Aunque alertaba de manera implícita al público en cuanto a los peligros inherentes a un plan de nacionalización que no incluya alguna forma de control democrático, no aprovechó la entrevista para indicar la manera en que un plan de nacionalización evitaría los problemas añadidos de los controles administrativos tecnócratas que funcionarían mejor con la 188 participación popular democrática en el proceso de toma de decisiones. Si bien son muchas las cuestiones que hay que discutir en cuanto al amplio tema de la nacionalización, la importancia fundamental de la voz efectiva de la opinión pública, el control del “sentido de propiedad” y el tema del futuro carácter de la banca en Usamérica constituyen problemáticas aún intocadas. Es tiempo de abrir el debate popular e incluir la voz de la clase trabajadora en el proceso de toma de decisiones. La aprobación inmediata de la ley de libre elección de empleador para los trabajadores sería un buen punto de partida. Aunque los corporativistas de la derecha en el poder hicieron gala constante de su desprecio por las necesidades de las personas trabajadoras a lo largo de su prolongado régimen y en el ocaso de su gestión dejaron muestras patentes de sus métodos dictatoriales y prioridades de clase, los demócratas todavía no han mostrado ninguna inclinación a repensar la banca como un servicio público ni han abordado el tema del futuro estatus del personal del sistema bancario nacionalizado. Todo parece indicar que el audaz y autoritario estilo del saliente gobierno republicano marcará la pauta del nuevo equipo económico. Los neoliberales han dejado claro el sacrosanto carácter de la banca privada y el hecho de que la administración pública no la tocara a menos que los responsables sean capitalistas certificados. Si bien los métodos más abiertamente elitistas de control tecnócrata podrían verse mitigados o velados en un régimen de renovada regulación estatal, la cuestión de la 189 naturaleza y el propósito de la banca nacional no se ha incluido todavía en la agenda, y no aparecerá hasta que las familias trabajadoras consigan llevarlo ahí. Las problemáticas de prestigio de clase, poder económico y posición social todavía dominan el proceso cultural y político. Si bien la desregulación tenderá a reducir los abusos más evidentes de un proceso de toma de decisiones siempre sesgado por una cuestión de clase dentro de una élite capitalista corporativa cada vez más desesperada por preservar y resucitar su particular sistema económico, los abusos no serán eliminados a menos que se introduzca un proceso de distribución del poder en cualquier ley de reforma que incluya la nacionalización de la atención médica, la educación o las finanzas. A menos que el personal bancario adquiera el estatus de servidores públicos con derecho a representación plena en un sindicato y el derecho a voz dentro del proceso de formulación de políticas públicas, el potencial de una nueva forma de banca no lucrativa que constituya un servicio público se verá frustrado. Debemos reconocer que la banca y las finanzas siguen, en la práctica, orientadas por las prioridades sociales y económicas de la clase dominante y por la teoría convencional refinada a lo largo de 100 años de crisis. También debemos reconocer que el estilo y el propósito de las intervenciones administrativas de las que somos testigos son resultado de una visión tecnócrata particularmente arrogante de los “mecanismos” de la economía capitalista y ahora, a pesar de los desacuerdos entre la élite en el poder, de 190 su profundamente enraizada perspectiva de clase en cuanto a las soluciones que mejor satisfacen sus necesidades como grupo, es decir, les resulta imposible perder el derecho a las fuentes de sus ganancias. La reciente supresión de las funciones del mercado por parte de los neoliberales no solamente marca con énfasis otro fracaso flagrante del capitalismo: señala una transformación más profunda de las prácticas económicas mediante intervenciones cada vez más a ser asertivas y directas en el mercado. Haciendo la teoría a un lado, los neoliberales de todo pelaje imponen con gran vigor medidas administrativas para controlar la crisis. En el mejor de los casos, la noción elitista de los efectos benéficos de la supervisión tecnócrata de la sociedad se encuentra implícita en el estilo organizacional concentrador y autoritario, una noción basada en dos supuestos: el sistema capitalista es fundamentalmente un proceso mecánico maleable que puede guiarse de manera científica y concomitante; los administradores están convencidos de que la participación popular democrática en el proceso técnico no haría sino entorpecer el funcionamiento de la maquinaria. Esta actitud elitista, típica de la tecnocracia corporativa de demócratas y republicanos, representa un creciente sesgo cultural e institucional a favor de estilos antidemocráticos y jerárquicos de gestión que relega a los seres humanos al papel de meros funcionarios obedientes y receptores pasivos de servicios centralizados. También constituye su declaración más evidente que, en la práctica, demuestra su falta de confianza en los mercados y su 191 nueva disposición a regular este tipo de operaciones o someterlas a algún tipo de control por parte del Estado corporativo. Además, los pocos dirigentes de las corporaciones financieras privadas, en tanto parte de la compleja estructura corporativa nacional dentro de la sociedad que comprende una amplia gama de operaciones comerciales en el sistema capitalista usamericano, creen merecer el fiel apoyo de los administradores que han asignado y pagado para encargarse de su sistema capitalista corporativo y, sin duda, todavía no se hacen a la idea de invitar a los trabajadores a sus círculos de toma de decisiones. Amplios sectores de la élite gobernante usamericana se jactan de ser líderes de clase en el modelo más destacado de capitalismo en el mundo y luchan por mantener una imagen de presunción y prestigio internacional. Familias igualmente trabajadoras alrededor del mundo aprenden que su condición de vida es inherente al impulso de ganancias que motiva al capitalismo corporativo. Sí, como lo aprendimos de Antonio Gramsci, se trata en efecto de dirigentes y líderes dirigidos y liderados. La pregunta que queda en el aire para la mayoría trabajadora es cómo será su liderazgo en el futuro. La élite dominante de derecha ha colocado la histórica lucha de clases en la agenda social. Los tecnócratas neoliberales tratarán de eliminar el tema de la agenda. Si bien muchos autores críticos han reconocido la agresión contra 192 las familias trabajadoras como una guerra de clases atizada por la derecha neoconservadora hace más de 30 años, apenas unos cuantos han llevado la lógica de un análisis perspicaz hasta el punto de reconocer las implicaciones de una transformación controlada hacia un Estado corporativo. Tiene que haber un camino mejor: no tiene ningún sentido canibalizar la riqueza producida colectivamente en la nación para producir una vez más un sistema fallido de explotación múltiple de las familias trabajadoras que las relega a la categoría de futuros sirvientes del corporativismo que laboran bajo contrato. 193 Una oportunidad histórica El ser humano hace su propia historia, pero no la hace a su gusto, no la hace en las circunstancias de su elección, sino en circunstancias directamente dadas y transmitidas por el pasado. Karl Marx, El 18 Brumario de Louis Bonaparte, p. 15. El capitalismo en contra de la nación y el pueblo El corporativismo en contra de la democracia Mientras los sueños de jubilación de la generación producto de la explosión demográfica de la segunda posguerra conocida como de baby boomers49 se disuelven en la ácida realidad de la profunda crisis en curso y los sueños de sus hijos y nietos se ven truncados por las sucesivas olas de despidos y desempleo, ejecuciones de préstamos e hipotecas, y quiebras de empresas, debemos reconocer que la clase trabajadora del mundo, todos los que 49 La generación de los baby boomers no está contenta http://pewresearch.org/databank/dailynumber/?NumberID=599 194 deseamos ir a trabajar o recuperar un empleo, enfrentamos algo más trascendental que una contracción más de la economía. Enfrentamos la posibilidad de que el capitalismo se transforme de una de dos maneras completamente distintas desde la perspectiva histórica. Aquí no me refiero a un golpe abierto de la derecha, aunque la tendencia hacia el corporativismo está en curso. Los corporativistas neoliberales no tienen ninguna necesidad de preocuparse por marchas de camisas negras o camisas pardas. El corporativismo se ha fusionado con el capitalismo mediante la aceptación creciente del estilo de administración jerárquica que caracteriza las prácticas empresariales usamericanas. Las consecuencias de la actual crisis económica, en el contexto de la alta y la baja política son mucho más graves de lo que suele decirse en la prensa dominante. Como ya se ha argumentado, espero que de manera convincente, las problemáticas centrales de los dirigentes del capital corporativo no son los problemas inmediatos del colapso financiero ni de la crisis económica cada vez más profunda, sino la posibilidad de un levantamiento social, la “insurgencia de la clase media” según el informe del Ministerio de Defensa del Reino Unido publicado hace un año (Ver ¿Más allá del capital, más allá de la democracia...?), lo que obligaría a una renovación social del capitalismo. La derecha reprimiría violentamente la “insurgencia”; los programas sociales de corte keynesiano le pondrían sordina. Sin embargo, de no contar con la participación popular directa en el proceso de toma de decisiones conducirán al corporativismo. 195 Hace aproximadamente 90 años Rosa Luxemburgo ya había identificado este tipo de transformación capitalista como barbarie, proceso que después de su asesinato a manos de los precursores del fascismo se convirtió en el nazismo aterrador. La otra transformación que esta autora reconoce como alternativa es el socialismo.50 Un contemporáneo nuestro, István Mészáros, escribió dos libros fundamentales Beyond Capital (Más allá del capital) y Socialism or Barbarism (Socialismo o barbarie),51 obras en las que lleva las ideas de Rosa Luxemburgo un paso más allá y subraya las advertencias de esta pensadora en el contexto específico de los peligrosos tiempos que nos ha tocado vivir. Quienes recuerdan la historia habrán visto o estudiado diversas formas de barbarie en sus más perversas expresiones, desde los camisas negras de Mussolini hasta el campo de concentración usamericano en Guantánamo, Cuba. El corporativismo, en todas sus formas, es represivo, excluyente, promotor del aislacionismo y de la reducción de los seres humanos a meros instrumentos controlados para la producción y el consumo 50 'Socialism!' Boo, Hiss, Repeat 1 de marzo de 2009, Mark Leibovich Tal vez el ala conservadora esté buscando un líder espiritual, un principio organizativo y una identidad fresca, pero parece haberse conformado con su ogro retórico favorito: el socialismo. 51 István Mészáros: http://www.monthlyreview.org/Merchant2/merchant.mvc?Screen=PROD&Store_Code=M RS&Product_Code=PB0521, http://www.monthlyreview.org/Merchant2/merchant.mvc?Screen=PROD&Store_Code=M RS&Product_Code=PB8812&Category_Code=MARX, http://monthlyreview.org/challengeandburden.php and http://www.monthlyreview.org/1204jbfclark.htm 196 pasivo. Su objetivo es truncar la creatividad humana y limitarla a fines meramente económicos. Cultiva una forma de conformismo y pasividad que restringe la inmensa capacidad de inventiva del ser humano: aniquila nuestro espíritu. En la actual crisis del capitalismo, el debate dominante en torno al plan general de estímulo económico del nuevo gobierno demócrata puede profundizar los controles jerárquicos de orientación administrativa diseñados para recoger el espíritu popular de la era del New Deal, algo que también tiene el potencial de abrir nuevos espacios públicos para la inclusión de la voz popular colectiva y hacer que se escuche. Es necesario que las personas habrán un necesario espacio popular para el debate franco y colectivo que dé paso a un nuevo estilo de creatividad no jerárquica. La aceptación pasiva de nuevas formas de toma de decisiones, modalidades que puedan resultar cómodas aunque sean jerárquicas, reducirá los espacios públicos necesarios para el amplio debate popular democrático esencial para dar lugar a la transformación democrática y cultural. Si queremos protegernos de las múltiples formas de barbarie inherentes al corporativismo, debemos recuperar nuestros principios y nuestras prácticas democráticas a fin de expresar plenamente desde lo social otro tipo de transformación posible, una transformación que salga de las profundidades de las sociedades y enriquezca las condiciones económicas necesarias para garantizar el máximo de participación popular indispensable para ayudarnos 197 unos a otros y desarrollar nuestro potencial colectivo. Retomar la larga lucha histórica de la mejora del ser humano y así expandir nuestras capacidades para crecer como personas exige la organización cooperativa del valor de formular una visión social ampliamente incluyente y alternativa. Mientras la crisis financiera expone los problemas más profundos del capitalismo tanto a sus defensores como sus detractores, las reformas propuestas por la élite gobernante deben tener un poderoso contenido democrático con el potencial de hacernos trascender el corporativismo. El trabajo conjunto nos permitirá cultivar una visión social democrática y alternativa, un futuro político y económico basado en la formulación de opciones económicas equitativas y decididas desde la democracia. Si eso se llama socialismo, pido una doble ración. 198 Más allá del capital… hacia la revitalización de la democracia popular ¿DE QUIÉN ES EL MILENIO, SUYO O NUESTRO? Así lo planteaba Daniel Singer en 1999. ¿Cabe preguntar de quién es la transformación? El 4 de noviembre de 2008 el electorado usamericano ofreció una primera respuesta. En un momento político de gran intensidad poética 66’882,230 votantes usamericanos marcaron las papeletas electorales con la huella indeleble de un cambio histórico. En un impresionante golpe colectivo la mayoría repudió su larga historia de fracasos políticos y económicos, manifestó la expectativa compartida de un mejor futuro al tiempo que señalaba la necesidad de una transformación más democrática hacia una economía alternativa. A través de la combinación de diversas voces políticas rechazaron los abusos de la añeja y otrora exitosa estrategia de divide y vencerás profundamente enraizada en el racismo y la xenofobia que ha hecho posible el dominio de la élite derechista corporativa. Aquella memorable declaración del electorado multicultural, multirracial y 199 democrático que surge de las entrañas mismas de un Estado convertido en cárcel ha significado la esperanza de muchos más allende las fronteras amuralladas usamericana es, donde nace la posibilidad de creer en la renovación popular democrática. Esta mayoría de votantes usamericanos señaló su deseo de contar con un enfoque más incluyente y democrático para resolver la acumulación de problemas sociales y económicos de su país, de la población que conforma su nación. No obstante, también debemos reconocer que aquellos admirables y seguramente valientes votantes tan sólo han creado la oportunidad para que todos nosotros definamos las necesarias coaliciones sociales democráticas y activas para dar paso a una lucha social internacional permanente en pos de alternativas democráticas frente a un corporativismo rampante. Aquella proclama histórica, política y poética que representa la expresión social de millones de auténticos héroes del momento no hace sino abrir la puerta a la creación de una formación social, política y económica que constituya una verdadera alternativa capaz de dar prioridad a las necesidades del pueblo y no a las ganancias. Nota especial a los lectores: Ahora que han llegado al final de este largo ensayo, los invito a revisar otro trabajo que se enmarca en el mismo contexto ¿Más allá del capital, más allá de la democracia...?, también publicado por Tlaxcala. 200 201 Recomendaciones bibliográficas Una breve selección de referencias generales, en inglés, a modo de recomendación bibliográfica. Además de la breve selección que se sugiere a continuación, he recopilado una larga lista de referencias sobre todos los temas y problemáticas que se discuten en el presente ensayo. Con todo gusto haré llegar dicha lista a quienes manifiesten interés en algún tema o en la totalidad de las problemáticas mediante correo electrónico enviado a la siguiente dirección: ArturoYarriba@gmail.com Las referencias en la presente sección siguen, en términos generales, el orden de la introducción de los nombres de autores, temas y problemáticas a lo largo del ensayo. No obstante, debido a la constante mención de problemáticas y autores, el orden en esta sección no es del todo preciso, como sí lo es en la sección de notas al pie de página. En todo caso y para conveniencia de mis lectores, he intentado agrupar las referencias por tema. Pido a los lectores hispanohablantes una disculpa por no contar en este momento con material en español, hecho que ha influido en la decisión de no traducir los detalles correspondientes a cada referencia. Ferdinand Pecora http://en.wikipedia.org/wiki/Pecora_Commission Ferdinand Pecora http://www.counterpunch.org/corr01112003.html Naomi Klein, The Shock Doctrine http://books.guardian.co.uk/shockdoctrine/0,,2159184,00.html Naomi Klein Shock Doctrine http://www.zcommunications.org/zbooks/review/30 202 Wall Street Faces Worst Losses Since Herbert Hoover http://www.truthout.org/122908C Joe Bel Bruno, The Associated Press: "Investors are preparing to close out the last three trading days of 2008 with Wall Street's worst performance since Herbert Hoover was president. The ongoing recession and global economic shock pummeled stocks this year, with the Dow Jones industrial average slumping 36.2 percent. That's the biggest drop since 1931 when the Great Depression sent stocks reeling 40.6 percent." Recession? Depression? How Deep, How Far and What Can Be Done?http://www.alternet.org/workplace/102379 A survey of what some of the best thinkers believe we're facing in the coming months and years -- and the best ways to prevent complete disaster. Financial Meltdown 101Arun Gupta , http://www.alternet.org/workplace/102672Everything you ever wanted to know about the biggest economic meltdown since the Great Depression but were afraid to ask. The New York Times | The Crisis Agenda http://www.truthout.org/100708J The New York Times, Editorial: "As stocks cratered on Monday and lending and borrowing remained frozen, the Bush administration rushed to implement the $700 billion bailout enacted on Friday. The Treasury Department said that it would soon post helpwanted ads on its Web site for asset managers to run the program and that because of the urgency, the hiring may be 'through other than full and open competition.' Is it any wonder that the markets lack confidence? One business day after the bailout was enacted, and it already had a tilting-at-windmills quality.". Neoliberalism as Creative Destruction http://ann.sagepub.com/cgi/content/abstract/610/1/21 203 U.S. Is Said to Be Urging New Mergers in Banking By MARK LANDLER The Treasury Department reportedly hopes to steer some of the $250 billion rescue to banks willing to buy rivals. The Mask Slips By BOB HERBERT The G.O.P. has masked the terrible consequences of much that it has stood for over the decades. Now the mask has slipped Tom Engelhardt | Going on an Imperial Bender http://www.truthout.org/article/going-imperial-bender-how-us-garrisons-planet-and-doesnteven-notice Tom Engelhardt, TomDispatch.com: "The fact is: We garrison the planet north to south, east to west, and even on the seven seas, thanks to our various fleets and our massive aircraft carriers which, with 5,000-6,000 personnel aboard -- that is, the population of an American town -- are functionally floating bases. And here's the other half of that simple truth: We don't care to know about it. We, the American people, aided and abetted by our politicians, the Pentagon, and the mainstream media, are knee-deep in base denial." FOCUS | Pentagon Wants $450 Billion Increase Over Next Five Years http://www.truthout.org/101108Z Josh Rogin, Congressional Quarterly: "Pentagon officials have prepared a new estimate for defense spending that is $450 billion more over the next five years than previously announced figures. The new estimate, which the Pentagon plans to release shortly before President Bush leaves office, would serve as a marker for the new president and is meant to place pressure on him to either drastically increase the size of the defense budget or defend 204 any reluctance to do so, according to several former senior budget officials who are close to the discussions." Chalmers Johnson | The Military-Industrial Complex: It's Much Later Than You Think http://www.truthout.org/article/the-military-industrial-complex-its-much-later-than-youthink For TomDispatch.com, Chalmers Johnson writes: "Most Americans have a rough idea what the term 'military-industrial complex' means when they come across it in a newspaper or hear a politician mention it. President Dwight D. Eisenhower introduced the idea to the public in his farewell address of January 17, 1961. 'Our military organization today bears little relation to that known by any of my predecessors in peacetime,' he said, 'or indeed by the fighting men of World War II and Korea ... We have been compelled to create a permanent armaments industry of vast proportions ... We must not fail to comprehend its grave implications ... We must guard against the acquisition of unwarranted influence, whether sought or unsought, by the military-industrial complex.' Although Eisenhower's reference to the military-industrial complex is, by now, well-known, his warning against its 'unwarranted influence' has, I believe, largely been ignored." Chalmers Johnson | We Have the Money: If Only We Didn't Waste It on the Defense Budget http://www.truthout.org/092908B Chalmers Johnson, TomDispatch.com: "There has been much moaning, air-sucking, and outrage about the $700 billion that the U.S. government is thinking of throwing away on rich New York bankers who have been ripping us off for the past few years and then letting greed drive their businesses into a variety of ditches. In fact, we dole out similar amounts of money every year in the form of payoffs to the armed services, the military-industrial complex, and powerful senators and representatives allied with the Pentagon." 205 Bush's Mammoth Defense Budget is Another Bridge to Nowhere By Katrina vanden Heuvel, The Nation One built on the backs of ordinary Americans. Read more » Michel Rocard: "The Decline of the Roman Empire Began Like That" http://www.truthout.org/article/102308E In an interview with Sylvain Besson of Geneva's Le Temps, former French Prime Minister Michel Rocard, considered the sage of the French left in economic matters, puts the financial crisis into the context of the history of capitalism's shocks. He demands the system be re-equilibrated for the benefit of workers. Militarism Is Deeply Entrenched in the American Psyche By William Astore, Tomdispatch.com The military is not from Mars. We must understand its endless appeal if we ever hope to change it. Read more » The US Has 761 Military Bases Across the Planet, and We Simply Never Talk About Ithttp://www.alternet.org/audits/97913 America garrisons the globe in ways that are truly unprecedented, but if you live in the United States, you rarely hear a word about it. Costs of Militarism Michael Winship | Corruption Destroys Afghanistan http://www.truthout.org/122008A Michael Winship, Truthout: "Just when you've finally gotten your mind around the enormous $700 billion financial bailout - even if none of us are really sure where all that money's going - there comes an even greater, breathtaking price tag.". The Costs of Empire: Can We Really Afford 1,000 Overseas Bases? By David Vine, Foreign Policy in Focus 206 Our overseas military bases are pushing the nation deeper into debt and making the United States and the planet less secure. Read more » Naomi Klein: Bailout = Bush's Final Pillage http://www.alternet.org/workplace/105452 The bailout has been designed to keep stealing from the Treasury for years to come. William Greider | Paulson's Swindle Revealed http://www.truthout.org/110208D William Greider, The Nation: "The swindle of American taxpayers is proceeding more or less in broad daylight, as the unwitting voters are preoccupied with the national election. Treasury Secretary Hank Paulson agreed to invest $125 billion in the nine largest banks, including $10 billion for Goldman Sachs, his old firm. But, if you look more closely at Paulson's transaction, the taxpayers were taken for a ride - a very expensive ride. They paid $125 billion for bank stock that a private investor could purchase for $62.5 billion. That means half of the public's money was a straight-out gift to Wall Street, for which taxpayers got nothing in return." Finance -Cronism of the last days of 2008 Bailout Isn't Just for Wall Street Anymore http://www.truthout.org/103108N Kevin G. Hall, McClatchy Newspapers: "After a bruising battle to get it through a doubting Congress, the Bush administration's $700 billion Wall Street rescue plan to purchase distressed mortgages and other bad assets has morphed into something else entirely.... What once was disparagingly referred to as bailout for Wall Street now looks like a broader bailout of all sorts of troubled businesses? Some lawmakers and outside analysts question whether that's serving the public interest as intended - or whether it's becoming a taxpayerfinanced giveaway to favored firms." 207 Fed Defies Transparency in $2 Trillion Loans http://www.truthout.org/111108B Mark Pittman, Bob Ivry and Alison Fitzgerald, Bloomberg: "The Federal Reserve is refusing to identify the recipients of almost $2 trillion of emergency loans from American taxpayers or the troubled assets the central bank is accepting as collateral. Fed Chairman Ben S. Bernanke and Treasury Secretary Henry Paulson said in September they would comply with congressional demands for transparency in a $700 billion bailout of the banking system. Two months later, as the Fed lends far more than that in separate rescue programs that didn't require approval by Congress, Americans have no idea where their money is going or what securities the banks are pledging in return." Was the 'Credit Crunch' a Myth Used to Sell a Trillion-Dollar Scam? By Joshua Holland, AlterNet Even as the media continue to repeat the claim that credit has frozen up, evidence has emerged suggesting the entire story is wrong. Read more » http://www.truthout.org/112008F Robert Borosage, Campaign for America's Future: "Free fall. The U.S. has lost private sector jobs for 10 straight months. One quarter of all businesses in the U.S. plan to cut payroll over the next year. Retail sales fell in October by the largest monthly drop on record. Auto sales have collapsed; driving the auto companies towards the precipice ... 'The era of big government is over' is over. In the crisis, we are, as Richard Nixon once said, 'all Keynesians now.'" The Fall of the Wall: Hard Times in Money World by Danny Schechter There was once a wall on what is now Wall Street. For many years it was walled off from what's called the real economy, the place most of us live, work, pay bills, run up debt and earn a living. Today, we seem to be walled off from where the 208 financial relief is, with taxpayer funds flowing into the firms that caused or were complicit in this deepening crisis and bypassing workers losing jobs and industries, not to mention homeowners losing their homes. Nouriel Roubini | The Worst Is Not Behind Us http://www.truthout.org/111308U Nouriel Roubini, Forbes: "It is useful, at this juncture, to stand back and survey the economic landscape - both as it is now, and as it has been in recent months. So here is a summary of many of the points that I have made for the last few months on the outlook for the US and global economy, as well as for financial markets." A.Greenspan http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601087&refer=home&sid=a_IH5AnCyOm4 Dean Baker | Sharpest Consumption Drop Since 1980 Pushes GDP Negative http://www.truthout.org/103008T Dean Baker, Truthout: "A surge in defense spending added 0.86 percentage points to gross domestic product (GDP) growth. Consumption spending fell at a 3.1 percent annual rate in the third quarter, which was the main factor leading to a 0.3 percent decline in GDP. Inventory build-ups prevented an even larger decline; final demand fell at a 0.8 percent annual rate." The Big Takeover: How Wall Street Insiders are Using the Bailout to Stage a Revolution By Matt Taibbi, RollingStone.com The global economic crisis isn't about money -- it's about power. Read more » Toward a More Corporate Union of the Americas? By Katherine Sciacchitano, Dollars and Sense 209 The Bailout: How Capitalism Killed Democracy http://www.alternet.org/workplace/101523 We now face market forces uninhibited by democratic governance. The bailout is an aggressive attempt to trade democracy for autocracy. Naomi Klein , The Shock Doctrine http://www.democracynow.org/2008/7/15/with_crises_in_fuel_food_housing Wall Street's Bailout is a Trillion-Dollar Crime Scene -- Why Aren't the Dems Doing Something About It? By Naomi Klein, The Nation Washington's handling of the bailout is not merely incompetent. It may well be illegal. Read more » Rick Wolff, Video Analysis of the Present Economic Crisis http://tinyurl.com/3pthrx Dean Baker | Bush Brings WMD Line to Wall Street Now Is the Time to Resist Wall Street's Shock Doctrine by Naomi Klein I wrote The Shock Doctrine in the hopes that it would make us all better prepared for the next big shock. Well, that shock has certainly arrived, along with glovesoff attempts to use it to push through radical pro-corporate policies (which of course will further enrich the very players who created the market crisis in the first place...).Click here to read more on our site $56 Billion Stimulus Bill Fails in Senate http://www.truthout.org/092608T Andy Sullivan, Reuters: "The Senate on Friday blocked a $56.2 billion economic stimulus package that would have extended unemployment benefits, increased food aid and funded new construction projects to create jobs. The 52-42 vote fell short of the 60 votes needed in the 100-member Senate for Democrats to clear a Republican procedural hurdle and move 210 toward passage of the bill, which backers said would give the ailing US economy a needed boost." What may be over for Wall Street especially after the bailout is only the beginning of problems for the Working Class. The Long Road Ahead -- Are You Ready for the Worst the Economy Has to Offer? http://www.alternet.org/environment/104059 Are we headed for a deflationary period followed by a tidal wave of inflation? Mark Weisbrot | Wall Street Bailout Won't Do Much to Help Ailing Economy http://www.truthout.org/101108C Mark Weisbrot, The Center for Economic and Policy Research: "It is now clear the approval by Congress of President Bush's $700 bailout package on Friday October 3rd has done nothing to ease the current financial crisis. Credit markets have worsened for several days after the bill passed the Congress. The stock market also plummeted to nearly ten-year lows." IS THIS THE BIG ONE? By Jeff Faux For more than a decade, we Americans have been living on an economic San Andreas fault--a foundation of fracturing competitiveness covered by unsustainable consumer spending with money borrowed from foreigners. A financial earthquake was inevitable. We don't know how high on the recession Richter scale the current crisis will take us, but it increasingly looks like, as they say in San Francisco, "The Big One." Read more at http://www.globaljusticecenter.org/articles/big_one.html Robert Reich | The Rebirth of Keynes, and the Debate to Comehttp://www.truthout.org/112908C Robert Reich, Robert Reich Blog: "The economy has just about come to a standstill - not so much because credit markets are clogged as because there's not enough demand in the 211 economy to keep it going. Consumer spending has fallen off a cliff. Investment is drying up. And exports are dropping because the recession has now spread around the world. So are we about to return to Keynesianism? Hopefully." Wall Street and Washington Are Failing Spectacularly -- Where Do We Go? http://www.alternet.org/democracy/82339 The U.S. political and economic systems are not equipped to deal with the looming problems of the 21st century. There Is an Alternative to Corporate Rule http://www.alternet.org/audits/96806 All over the world, alternative approaches to capitalist greed are bubbling up from the grassroots. Economic Meltdown: A 'Teachable Moment' About Socialism for the Rich By Dean Baker, TruthOut.org Rather than taking this opportunity to tighten the screws, many progressives are actually cheering on plans to bail out the ridiculously rich. Read more » Howard Zinn: US 'In Need of Rebellion' http://www.commondreams.org/headline/2008/09/09-0 Going Bankrupt: Why the Debt Crisis Is America's Greatest Threat http://www.alternet.org/story/74620 Welcome to 2008, a year of morally obscene, fiscally unsustainable spending. Watch as the military bloats and our standard of living sinks. Rick Kepler | The American Worker 212 http://www.truthout.org/112108L Rick Kepler, Truthout: "I am an American worker, and you are damn right I want the wealth to be shared and spread. I am talking about the wealth my hard work helped to create, but was taken from me by George Bush's base, the very rich, or as I know them, my corporate bosses. For the past eight years I have watched W.'s and McCain's (Country Club First) base grab the largest share of our country's wealth. Where did they take it from? They took it from my family's pocketbook, and my co-workers' families' pocketbooks. They stole the wealth that I was trying to build for me and my family when they stripped my pension plan from me and told me to invest in a 401k." In Modeling Risk, the Human Factor Was Left Out By STEVE LOHR Risk models used on Wall Street failed to keep pace with the growth in complex securities, experts say The Debt Trap: How Banks Push Troubled Borrowers Deeper Into Debthttp://www.alternet.org/workplace/104338 Big Finance's pursuit of struggling American consumers is one of the overlooked causes of the debt boom and the resulting crisis Dominique Nora | The Plastic Trap http://www.truthout.org/102808E Dominique Nora, Le Nouvel Observateur: "After houses, consumer credit? While bankers plug up as best they can the breaches created by the mortgage earthquake, another bubble threatens them: Americans have been living their dreams on credit. And, having overheated their cards, millions of households will have problems making their payments ..." Personal finance, precarious finance -Living on the edge of collapse. The Debt Trap: How Banks Push Troubled Borrowers Deeper Into Debt 213 http://www.alternet.org/workplace/104338 Big Finance's pursuit of struggling American consumers is one of the overlooked causes of the debt boom and the resulting crisis. Sun Sets on US Power: Report Predicts End of Dominance http://www.truthout.org/112108M Julian Borger, The Guardian UK: "The United States' leading intelligence organization has warned that the world is entering an increasingly unstable and unpredictable period in which the advance of western-style democracy is no longer assured, and some states are in danger of being 'taken over and run by criminal networks.' The global trends review, produced by the National Intelligence Council (NIC) every four years, represents sobering reading in Barack Obama's intray as he prepares to take office in January. The country he inherits, the report warns, will no longer be able to 'call the shots' alone, as its power over an increasingly multipolar world begins to wane." Corporatism -Fascism Le Monde | The American Firm http://www.truthout.org/110108E Le Monde's editorial writer muses, "Oligarchy: a political regime in which sovereignty belongs to a small group of people, a restricted and privileged class. The word became fashionable again to define the Cossack capitalism that has plundered Russia for the last several years. But, in the end, weren't Vladimir Putin's friends directly inspired by the American model?" Naomi Wolf End of America http://www.metafilter.com/75443/A-coup-has-taken-place Naomi Wolf http://www.alternet.org/rights/103554/dear_conservatives,_will_you_help_save_the_republ ic_from_military_takeover/ 214 The World's Billionaires: A New Count, a New Record By Sam Pizzigati, Too Much: A Commentary on Excess and Inequality Forbes' latest list of billionaires reveals a global concentration of wealth that has reached truly staggering proportions. Read more » Amit R. Paley, The Washington Post: "The financial world was fixated on Capitol Hill as Congress battled over the Bush administration's request for a $700 billion bailout of the banking industry. In the midst of this late-September drama, the Treasury Department issued a five-sentence notice that attracted almost no public attention. But corporate tax lawyers quickly realized the enormous implications of the document: Administration officials had just given American banks a windfall of as much as $140 billion." Most Corporations Don't Pay Income Taxes http://www.truthout.org/article/most-corporations-dont-pay-income-taxes Richard Rubin, Congressional Quarterly: "Most corporations, including the vast majority of foreign companies doing business in the United States, pay no income taxes, according to a Government Accountability Office report released Tuesday." Laurent Pinsolle | Is Free-Market Fundamentalism Immoral? http://www.truthout.org/010509F Laurent Pinsolle, Marianne2: "Governments save banks, some of the managers of which save themselves with comfortable golden parachutes. American households that have lost their homes weren't so lucky. And they'll keep on paying taxes. To save the banks. Where is morality in this system?" Tom Engelhardt | The Ponzi Scheme Presidency: Bush's Legacy of Destruction http://www.truthout.org/010509D Tom Engelhardt, TomDispatch.com: "With Bush's 'commander-in-chief' presidency only days from its end, the price tag on his 'war' continues to soar as dollars grow scarce, new 215 investors refuse to pay in, and the scheme crumbles. Unfortunately, the American people, typical suckers in such a con game, will be left with a mile-high stack of IOU's. In any Ponzi scheme comparison with Madoff, however, one difference (other than size) stands out. Sooner or later, Madoff, like Charles Ponzi himself, will end up behind bars, while George, Dick, & Co. will be writing their memoirs and living off the fat of the land." REFLECTIONS ON THE FINANCIAL CRISIS AND OVERACCUMULATION By Cliff DuRand Like many of you, I’ve been trying to figure out what is the deeper cause behind this financial crisis and the larger economic crisis that is likely to follow. The conclusion I’ve come to may seem counterintuitive at first blush: the problem is, there’s too much money! I don’t mean the average American has too much money –so many don’t have enough to pay their mortgage, fill their gas tank, buy groceries, send the kids to college. We don’t have enough money. It’s the wealthy capitalists who have too much money. They have so much that there is a problem finding places to invest it profitably –as capitalists, that is what they seek to do: invest money in order to make more money, to accumulate more capital. Read more at http://www.globaljusticecenter.org/articles/financialcrisis.html BAILOUT! By David Schweickart Our economy is a capitalist economy. That is to say, we rely on the private savings of private individuals to provide for the investment that any healthy economy needs. But in depending on private savings, we are compelled to keep up the spirits of those with money to invest…. Let's be utopian for a moment. Let us imagine a quick transition from the deeply irrational, ultimately unsustainable economic system we presently inhabit to a democratic, socialist economy, one in which enterprises are run democratically, and economic stability no longer requires keeping our capitalists happy. Read more at http://www.globaljusticecenter.org/articles/bailout.html 216 THE FINANCIAL CRISIS: WILL THE U.S. NATIONALIZE THE BANKS? by Dan La Botz The increasingly popular sentiment that the bankers should be made to pay for the crisis opens the door to the notion of nationalization of the banks. What would it mean to have the government own the banks? Historically the Populists, various labor parties, and the Socialist and Communist left have raised the slogan of nationalization of the banks as part of a process of bringing about socialism. … During the last couple of decades, countries as different as Mexico, France, Sweden, and Japan carried out partial or more or less complete bank nationalizations to regain control of the financial situation. Read more at http://mrzine.monthlyreview.org/labotz280908.html How Washington's Right-Wing Wrecking Crew Robbed Us Blind By Thomas Frank, Tomdispatch.com Conservatives have turned a vast government built for our protection into a device for exploiting us. Read more » $5 Billion in Lobbying for 12 Corrupt Deals Caused the Multi-Trillion Dollar Financial Meltdown By Robert Weissman, Multinational Monitor $5 billion in lobbying to Congress got the finance industry lucrative legislative favors that paved the way for Wall Street's devastating collapse. Read more » Can You Trust a Wall Street Veteran With a Wall Street Bailout? http://www.truthout.org/article/can-you-trust-a-wall-street-veteran-with-a-wall-streetbailout Kevin G. Hall, McClatchy Newspapers: "Making the rounds on the Sunday morning talk shows, Treasury Secretary Henry Paulson repeatedly said today's financial problems were long in the making. He should know. He was part of the Gold Rush that has brought the global financial system to the brink of collapse. Paulson presided over one of the most profitable runs on Wall Street as chairman and chief executive officer of investment 217 banking titan Goldman Sachs & Co. from 1999 until President Bush nominated him on May 30, 2006 to take over the Treasury Department." http://www.truthout.org/092808D Joseph E. Stiglitz, The Nation: "The champagne bottle corks were popping as Treasury Secretary Henry Paulson announced his trillion-dollar bailout for the banks, buying up their toxic mortgages. To a skeptic, Paulson's proposal looks like another of those shell games that Wall Street has honed to a fine art. Wall Street has always made money by slicing, dicing and recombining risk. This 'cure' is another one of these rearrangements Paul Krugman | Cash for Trash http://www.truthout.org/article/cash-trash Paul Krugman, The New York Times: "Some skeptics are calling Henry Paulson’s $700 billion rescue plan for the U.S. financial system 'cash for trash.' Others are calling the proposed legislation the Authorization for Use of Financial Force, after the Authorization for Use of Military Force, the infamous bill that gave the Bush administration the green light to invade Iraq." Is the Bailout Needed? Many Economists Say "No" http://www.truthout.org/092608R Kevin G. Hall, McClatchy Newspapers: "A funny thing happened in the drafting of the largest-ever US government intervention in the financial system. Lawmakers of all stripes mostly fell in line, but many of the nation's brightest economic minds are warning that the Wall Street bailout's a dangerous rush job. President Bush and his Treasury secretary, former Goldman Sachs chief executive Henry Paulson, have warned of imminent economic collapse and another Great Depression if their rescue plan isn't passed immediately. Is that true?" http://www.truthout.org/article/bush-brings-wmd-line-wall-street 218 Dean Baker, Truthout: "Remember how President Bush got Condoleezza Rice and Colin Powell to run around warning about Saddam Hussein's nuclear bombs? This phony scare tactic got Congress to give him the authorization he needed to start the Iraq war. Even though his credibility has vanished, in large part because of the Iraq war, President Bush is again using a lie to cow Congress into giving him a huge blank check. This time, the check is for $700 billion, to be handed over to Treasury Secretary Henry Paulson, to spend pretty much as he wants." AGY: The Neocons know what they want to do in order to consolidate the corporate state. Let's go back to Naomi Klein and Bertram Gross. The Pornography of Power: Lust for Empire Has Weakened America By Emily Wilson, AlterNet Veteran journalist Robert Scheer on the media's complicity in war, the rise of the neocons and how even Nixon got some things right. Read more » As the "New Economy" Crashes, to What Degree Will Mainstream Economists Change Their Stripes? By Mark Engler, Dollars and Sense These days, establishment defectors from the doctrine of market fundamentalism are growing in number. Read more » December Job Losses at 673,000, Worse Than Thought http://www.truthout.org/010709B Reuters: "U.S. private-sector employers shed 693,000 jobs in December, a private employment service said Wednesday in a report that was far worse than expected and pointed to more ugly news from the government's jobs data due later this week." Financial Crisis or Economic Crisis http://www.monthlyreview.org/081201fostermagdoff.php 219 Yes We Can (Have Economic Justice), but We Need to Fight Like Hell for it By Arun Gupta, Indypendent We need to band together and organize powerful new movements across this country. Read more » Michael Lebowitz, Build it Now http://monthlyreview.org/builditnow.htm A list of Recessions and Depressions in the History of the USA can be found at: http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_recessions 220