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Los desafíos urbanos actuales: Una aproximación al mundo y a México Oshiel Martínez Chapa1 José A. Altamirano Abad 2 Resumen Generalmente en la literatura se encuentra una relación positiva entre el dinamismo económico y el crecimiento urbano. Sin embargo, en la actualidad las zonas metropolitanas enfrentan problemas para reducir la desigualdad y la pobreza; situaciones que en muchos países se han incrementado. El propósito de este trabajo es mostrar la presión que está ejerciendo el crecimiento urbano sobre la economía, tanto a nivel global como en específico para el caso de México, siendo indicadores claros la persistencia de la pobreza y la desigualdad. El trabajo consta de los siguientes apartados: el primero relaciona el crecimiento económico y urbano; el segundo analiza las tendencias de crecimiento poblacional y urbano con creciente desigualdad a nivel mundial y de México; la última parte plantea las conclusiones y recomendaciones. Abstract Usually in the literature is a positive relationship between economic dynamism and urban growth. However, today metropolitan areas face problems to reduce inequality and poverty; situations in many countries have increased. The purpose of this paper is to show the pressure being exerted by urban growth on the economy, both globally and in particular in the case of Mexico, with clear indicators persistence of poverty and inequality. The work consists of the following sections: the first relates the economic and urban growth. The second analyzes trends in population and urban growth with rising inequality and Mexico world level. The last part presents the conclusions and recommendations. Palabras clave: crecimiento económico y urbano, economía urbana, desigualdad, pobreza. Key words: Economic and urban growth, inequality, Poverty JEL: R58 1 Doctor en Administración Pública, profesor de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y el Tecnológico Nacional de México. omartinez@docentes.uat.edu.mx 2 Doctor en Economía Regional por el CISE, Profesor- investigador de Tiempo completo ENMJN. Jantonio.altamiranoa@sepdf.gob.mx 1 I. Crecimiento económico y crecimiento urbano En el pasado remoto, las ciudades se originaron y desarrollaron a partir de la lógica de la sobrevivencia fundamentada en el acceso a recursos esenciales como el agua, tierras para el pastoreo, agricultura, cercanía con otras regiones con las cuales comerciar, desarrollo de infraestructura para el comercio marítimo y terrestre, así como la perspectiva de oportunidades para el futuro económico y social (Kunzing, R., 2011). Existen varias razones por las cuales vivir en las ciudades, entre las que resaltan las necesidades de interacción, el temor a vivir aislados y alejados de la familia, además de las que se refieren a la influencia de la cultura y geografía y, por supuesto, la de tipo económico. Cada espacio geográfico tiene sus particularidades y el mismo tiempo es susceptible de estudiarse y registrarse a partir de indicadores que dan cuenta de sus caracterizaciones: uso de suelo, población, ingreso, escolaridad, expectativa de vida al nacer, emisiones de bióxido de carbono (CO2), entre otras. Según María Luisa Bustos Gisbert (1993), ya en la mitad del siglo XX se comenzaron a estudiar los procesos económicos del espacio y el tiempo, destacando los trabajos pioneros de J. Von Thunen (1783-1850), A. Marshall (1848-1924), A. Weber (1868-1958), August Losch (1893-1969), W. Cristaller (1893-1969) y K. G. Myrdal (1899-1987), entre otros. Estos trabajos iniciaron en Alemania y en otras naciones europeas y la temática se comenzó a abordar con el objetivo de proponer políticas de intervención dados los retos del crecimiento poblacional y de las actividades económicas. En Estados Unidos, Walter Isard (1910-2010) desarrolló la Ciencia Regional, antecedente de la teoría de la localización industrial y de la nueva geografía económica. En estos paradigmas teóricos, se circunscriben trabajos como los de P. Krugman (1991), M. Fujita y Venables (1999), quienes estudiaron el fenómeno referido al que vincularon, por cierto, con el comercio internacional. En el siglo XX y en lo que va del XXI se aprecia una fuerte tendencia de urbanización asociada con la agricultura, la industria y los servicios (Fujita, M., A. Venables y P. Krugman, 1999). En ese sentido, las acciones de política industrial y desarrollo regional se vuelven necesarias a fin crear de condiciones para los nuevos centros de trabajo y así 2 generar empleos y crecimiento. Esto es particularmente relevante al acentuarse el rezago en las regiones, por lo que el Estado tiene la obligación de intervenir, procurando el bienestar de dichas poblaciones. En el tema de la relación entre la economía urbana y el crecimiento económico deben destacarse trabajos pioneros diversos. Según Walter Isard (1990), el desarrollo económico, en el cual concurren la industrialización, la aglomeración y urbanización, se genera por virtudes tanto de fuerzas planeadas como de fuerzas espontáneas. Así, el fenómeno de la movilidad en cuestión se asocia a ventajas naturales, de acceso a diversidad de recursos locales y a la misma formación de mercados locales e internacionales. Motivados por diversidad de factores, las ciudades, regiones y países crecen en forma diferenciada. Estos procesos espaciales crean inercias y virtudes a la vez. En el ideal de la virtud, el crecimiento urbano se plantea como sustentable e inclusivo socialmente. El aspecto económico está implícito, pues en la denominada agenda de competitividad internacional cobra relevancia lo que ocurre en la geografía en razón de que las organizaciones, buscando su propio interés, propician la formación de mercados diversos. Para Arthur O’Sullivan (1993), las economías de urbanización difieren de las economías de localización en dos maneras: en primer lugar, resultan de la economía urbana total y de las industrias en particular; en segundo, generan beneficios de las empresas a través de la ciudad. No obstante lo anterior, fundamentalmente los dos tipos de economía tienen el mismo propósito. Para Manuel Castells (1995), la interacción económica experimentada en las regiones se halla asociada con la manera en que se relacionan el comercio —mundial—, el capital y el trabajo a través de las comunicaciones modernas, así como el transporte, el flujo de información económica y la continua innovación de bienes y servicios. Cobra relevancia, especialmente a partir del fenómeno de la globalización económica, al buscar valor agregado del trabajo, del capital y de la tecnología. Por su parte, Luis M. Galindo, Roberto Escalante y Norman Asuad (2004) sostienen que el crecimiento de un país es desigual desde las perspectivas geográficas y económicas y en el 3 mismo se advierte la fuerte presencia de aglomeración. En las regiones del país se advierten diferencias de salarios, productividad, innovación tecnológica o de intensidad de capital. Al referirse al espacio geográfico y económico, Boisier (2005) advierte la continua modificación de dicho espacio, el que en el contexto de la globalización va incorporando continuamente más lugares discontinuos en la producción. Es en las zonas urbanas donde tiende a localizarse la mayoría de las empresas. El comercio, la industria y los servicios tienden a agruparse a fin de obtener beneficios vinculados a insumos como la información, tecnologías, infraestructura, etcétera, y desplegar así economías de escala. Este tipo de aglomeración crea virtudes y dificultades a la vez. En el primer caso, existe una ventaja percibida por muchos al vivir en una gran ciudad, ello en lo que respecta al acceso a diversidad de satisfactores. En el lado de las dificultades es patente la insatisfacción ciudadana de vivir ahí en virtud de las condiciones casi permanentes de congestionamiento vehicular, contaminación, ruido, inseguridad y demás externalidades negativas. Cada región posee rasgos propios: la tierra difiere en cuanto a fertilidad y precio; al mismo tiempo se advierten las diferencias en el suelo, clima y demás recursos. Nunca ha sido fácil conciliar los intereses que representan cada parte, pues inevitablemente ocurren rompimientos: empresas que quiebran o se ven rezagadas, ciudadanos que emigran, obsolescencia tecnológica, falta de revitalización urbana y otros costos sociales que fundamentalmente encaran, y sobremanera, los más pobres de las ciudades (O’Sullivan, A., 1993). En el interior de los países existen desigualdades regionales y urbanas que deben analizarse más a nivel subnacional (Ramírez, P., 2009). En ese tenor, es pertinente crear políticas de inclusión social, pues los grandes centros urbanos son los que están soportando la mayor carga del crecimiento económico moderno. De allí que en esta dinámica de la economía espacial se adviertan ciudades y regiones ganadoras o perdedoras, según sea el caso (véase cuadro 1). 4 Cuadro 1: El flujo de las interacciones económicas entre las regiones del mundo Regiones de naciones ricas Regiones de naciones pobres o economías medianas Contribuciones Investigación y desarrollo Ensamblaje Diseño de bienes Trabajo intensivo (inclusive con Financiamiento poca especialización) con bajos Comercialización y administración salarios y limitadas prestaciones Distribución y logística sociales Estrecha supervisión laboral basada en estándares de alto desempeño Resultantes Ingresos extraordinarios derivados Circulo vicioso de pobreza, del alto valor agregado de la crecimiento regional y urbano producción y el comercio global desigual y deterioro de los recursos naturales Fuente: Brakman, S., H. Garretsen y Ch. Marrejwik, (2009). Las regiones y ciudades que resultan perdedoras se caracterizan por carencias de atractivo para la inversión, pues son muy limitadas sus infraestructuras física y tecnológica. Los ingresos y recaudación fiscales suelen ser bajos y la pobreza es extendida. Los niveles de criminalidad se vuelven cotidianos y difíciles de manejar. Ante la falta de un liderazgo comprometido y con sentido ético se propicia una baja en la confianza ciudadana. Por tanto, estas regiones y ciudades resultan ser expulsores de empresas y familias, fundamentalmente de población joven, la cual más fácilmente migra al no tener ante sí un futuro prometedor. Según Cristina Penso D’Albenzio (2000), la dinámica urbana presente se asocia a factores diversos, entre los cuales pueden citarse a la economía de la información, la experiencia, los recursos financieros. Saskia Sassen (2005), por su parte, pone énfasis en la producción de servicios financieros y comerciales y en el poder de las grandes corporaciones y sus interconexiones entre las firmas. Las grandes ciudades capitales como Nueva York, Londres, Tokio, Ciudad de México, Hong Kong, Frankfurt, Zúrich, Paris, Chicago y Singapur tienen una larga trayectoria dedicada a los contratos a futuro. Como ciudades emergentes de gran dinamismo destacan Madrid, Buenos Aires, Moscú, Santiago, entre otras. Sin abandonar su vocación o especialización productiva, tales urbes compiten intensivamente por atraer turismo, desarrollar escuelas, centros de investigación, hospitales y demás servicios —públicos y privados—, apoyados en la tecnología de vanguardia para sus operaciones. El resto de las regiones pobres de Asia, África y América Latina tiene una 5 dinámica económica asociada a actividades del sector primario y aun industrial, pero de bajo valor agregado en términos de remuneraciones. Según Manuel Castells (1999), en vastas regiones del mundo se están construyendo espacios reales y virtuales: capital, información, tecnología, imágenes, sonidos y símbolos. De este modo, lo global y lo local se complementan y, a la vez, se oponen entre sí. En las ciudades capitales de América Latina se segmenta y se segrega. Se destruyen viejas formas y se crean nuevos centros de actividad, cimentando así un desarrollo desigual. El citado autor lo describe en los siguientes términos: La economía internacional se ha organizado a través de centros de mando y control para coordinar, innovar y gestionar actividades entrecruzadas de las redes empresariales. Los servicios modernos se encuentran en el centro de todos los procesos económicos (agricultura, energía, producción). Los servicios avanzados tienen mayor presencia en las naciones ricas —mayores niveles de inversión, empleo, ganancias, producción, etc. Estos servicios se están ubicando prácticamente en todos los países del mundo, excepto en los llamados agujeros negros de la marginalidad del Tercer Mundo. II. Tendencias de crecimiento poblacional y urbano con creciente desigualdad A nivel de regiones mundiales se advierten grandes desafíos urbanos y enormes presiones demográficas con todo lo que ello supone (véase cuadro 2). Entre las ciudades de mayor crecimiento sobresalen Pekín, Cantón, Shanghái, Yakarta, Sao Paulo, Manila, entre otras. El alto costo de la vivienda y de vida en general, las dificultades para encontrar empleo, además de otras causas sociales, coadyuvan al menor ritmo de crecimiento que se observa en urbes como Tokio, Seúl, Nueva York y aun en la Ciudad de México. La dinámica urbana y poblacional se explica a partir de los procesos migratorios, así como al crecimiento de la población nativa. Para la mayoría de las naciones, esta situación constituye un reto en virtud de la insuficiencia de recursos para el desarrollo inclusivo. Es también cierto que hay países donde se tiene una población envejecida, y se requiere, por tanto, de aquella que es joven para realizar trabajos específicos. 6 Cuadro 2. Crecimiento poblacional urbano en las principales ciudades del mundo Ciudad Cantón, China Tokio, Japón Shanghái, China Yakarta, Indonesia Delhi, India Seúl, Corea del Sur Población Según la ONU 2007 14 700 000 33 600 000 17 500 000 15 100 000 21 502 886 23 480 000 Población según la ONU 2014 Crecimiento (%) 45 553 000 36 933 000 30 477 000 30 539 000 24 998 000 25 520 000 209.88 9.02 42.58 50.56 13.98 Karachi, Pakistán 15 100 000 22 123 000 Manila, Filipinas 15 600 000 24 223 000 Bombay, India 20 600 000 21 732 000 Ciudad de México, Mexico 19 422 000 20 633 000 Nueva York, EUA 20 092 883 20 630 000 São Paulo, Brasil 20 365 000 36 084 000 Pekín, China 16 335 000 21 009 000 Osaka, Japón 16 701 000 19 342 000 Fuentes: Metropolis.org/populations y megacities.project.org. 31.75 35.60 5.21 5.87 2.60 43.56 22.25 13.65 7.99 Basado en datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2015), la población mundial es de 7 mil 349 millones 472 mil habitantes y para 2030 se proyecta que habrá unos 8 mil 501 millones, lo cual representa aproximadamente 1 mil 151 millones 530 mil habitantes más distribuidos en las diversas regiones del mundo. A nivel continente se advierte que Asia experimentará un crecimiento de la población urbana de casi 100 por ciento. La vida en estas grandes urbes se dificulta debido a factores como la falta de transporte público, la mala calidad del agua y el aire, además del encarecimiento del espacio urbano. África crecerá más de 100 por ciento, lo cual es todo un reto, dados los graves rezagos que por décadas ha padecido. Ello puede devenir en escenarios muy complicados como falta de agua, pésimas condiciones de saneamiento, enfermedades crecientes, entre otros malestares. América Latina no está exenta de los problemas anteriores, pues aunque la tasa de crecimiento es menor comparativamente que la de Asia y África, padece de rezagos y de fallas estructurales de planeación regional y urbana. En dos décadas se han incorporado un billón de habitantes a este universo: Asia —4.4 billones—, África —1.2 billones—, Europa —738 millones—, América Latina y el Caribe 7 —643 millones—, Norteamérica —358 millones— y Oceanía —9 millones—. De manera específica, México alcanzó los 127 millones 17 mil habitantes, equivalente a 1.6 por ciento. China, por su parte, cuenta con más de 1.4 billones de personas, equivalente a 19.3 por ciento de la población mundial, y la India supera los 1.3 billones, equivalentes a 18 por ciento de la población del mundo. En buena parte de la geografía global se advierte prevalencia de desigualdad, derivada fundamentalmente de los bajos ingresos, falta de acceso a servicios esenciales, limitaciones para mejorar las condiciones de vida material a través de medios como la salud, educación, seguridad, etcétera. Según el Informe sobre Población del Banco Mundial (2015), el estado de la población mundial se caracteriza por un acelerado crecimiento urbano, en mayor medida conformado por pobres y marginados, además de migrantes rurales, los cuales suelen ser rechazados. El informe destaca la pobreza en los conglomerados donde las viviendas son pequeñas y carecen de los servicios básicos, como agua potable, saneamiento, electricidad y demás satisfactores. Se señala que la falta de planeación y la mala gobernabilidad son los responsables de este crecimiento de pobreza en las zonas urbanas. El citado Informe destaca que en 2030 la población con estas características crecerá de 105.8 millones a 120.9 millones de habitantes. Según el Informe sobre Desigualdad de los Ingresos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (2015), la brecha entre los que ganan menos y los que ganan más se ha ampliado. El 10 por ciento superior de la escala de ingresos ahora percibe 9.6 veces más ingreso que el 10 por ciento inferior. Ello se ubica por encima de la proporción de 7:1 de la década de 1980. La desigualdad es mayor en países como México, Chile, Turquía, Estados Unidos e Israel. Es más baja en países como Dinamarca, Noruega y Eslovaquia. El Informe referido sostiene el imperativo de mejorar la educación, el empleo y las políticas inclusivas. Por otro lado, para el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en su Informe de Seguimiento Mundial 2015-2016: los objetivos de desarrollo en una era de cambio demográfico, la emigración masiva está desafiando la capacidad de absorción que tienen las naciones desarrolladas. Este éxodo indeterminado, procedente de naciones empobrecidas, 8 dificulta la capacidad para ofrecer los servicios esenciales y las oportunidades de empleo digno que buscan los ciudadanos indocumentados. En este mismo orden de ideas, de acuerdo con el Reporte Global de Riqueza de Credit Suisse (2013), solo el 0.7 por ciento más rico posee 41 por ciento de la riqueza global. Se trata de un selecto grupo de multimillonarios que tiene activos valuados en 99 billones de dólares. Las regiones más ricas son Norteamérica: posee 33 por ciento de la riqueza y solo 6 por ciento de la población; y Europa, que cuenta con 12.5 por ciento de la población y posee 31.5 por ciento de la riqueza. En la otra cara de la moneda, la pobreza se agudiza en la mayoría de las naciones de África, la cual posee 12 por ciento de la población y solo tiene 1 por ciento de la riqueza global. Otra región importante es Latinoamérica, con 8 por ciento de la población y solo 4 por ciento de la riqueza. La otra parte de esta economía desigual se localiza en los continentes de Asia y Oceanía. Esta situación entraña también enormes retos, pues en las próximas décadas las regiones en vías de desarrollo —las de mayor pobreza y desigualdad— estarán soportando la mayor carga urbana. Según los cálculos de la organización de Oxfam en el 2015, 62 personas tenían en sus manos la misma riqueza que 3600 millones de habitantes. Se trata de las más pobres del mundo. En el 2010 eran 388 personas los que concentraban tal riqueza. Ello nos muestra como dicha riqueza se ha incrementado en un 44% en solo cinco años. Según la referida institución la la riqueza en manos de la mitad más pobre de la población se redujo en más de un billón de dólares en el mismo periodo, lo que equivale a una reducción del 41%. Para un crecimiento urbano sostenible es menester aprovechar el máximo del capital humano y social y ello reside en buena medida en las acciones y propuestas que realice la sociedad civil. Las políticas deben permitir la integración con otros espacios urbanos de menor tamaño, buscando complementarse y apoyarse en la agenda común. Hoy día se observa el estado de cosas que ocurre en el espacio urbano con mayor interés, y prueba de ello lo constituyen publicaciones como “Las ciudades con mejor calidad de vida” de la revista Forbes (2015), en la cual destacan en los primeros cinco sitios: Viena, Austria; Zúrich, Suiza; Auckland, Nueva Zelanda; Múnich, Alemania y Vancouver, Canadá. Cabe 9 señalar que se trata de ciudades cuya planificación contempla las necesidades, derechos y obligaciones de quienes residen ahí. En la inmensidad de las ciudades y zonas metropolitanas (ZM) del mundo impera pues una inercia de crecimiento de las zonas metropolitanas, rebasándose así la lógica de planeación urbana —si es que la hubo alguna vez en México—. Este modelo ya no puede sostenerse más, pues las actividades económicas nuevas se están ubicando en los suburbios con precios más altos, mientras que en la parte céntrica y antigua suele observarse descuido y deterioro continuo. Cuadro 3 Crecimiento de la población total y urbana en México en millones de habitantes (1950-2015) Población urbana Año Total Urbana (%) 1950 25 790 020 11 000 720 42.65 1960 34 923 530 17 705 520 50.70 1970 48 225 270 28 308 560 58.70 1980 67 384 200 38 096 900 56.54 1990 83 971 000 53 177 100 63.33 1995 91 724 500 60 980 500 66.48 2000 98 438 600 67 119 300 68.18 2005 103 946 900 72 411 300 69.66 2010 117 886 076 91 951 113 78.00 2015 121 008 543 101 647 176 84.00 Fuente: Estadísticas del Consejo Nacional de Población (CONAPO) Según se desprende del cuadro 3, en México la población urbana representa, en 2015, 84 por ciento de la población nacional, seis por ciento más que en 2010 y prácticamente el doble de 1950. La población rural en México ha experimentado un descenso drástico: de 50 por ciento en 1960 a 15 por ciento en 2015. Esta situación se traduce en enormes desafíos en cuanto a la necesidad de generar empleos, construir vivienda y dotar de servicios públicos. Las ciudades que eran la manifestación urbana con mayor esplendor durante el siglo xx han sido rebasadas y se han transformado en zonas metropolitanas. Para el año 2010, 32 por ciento de la población de México se concentra en 10 de estas zonas. Estas se ubican fundamentalmente en el centro y norte del país, por lo que la centralización es una 10 característica del crecimiento que se ha dado. Para el año 2030, 40 millones de personas vivirán en estas zonas metropolitanas. El “boom” ocurrió durante la década de los noventa, sin embargo, se aprecia que se mantiene tasa de crecimiento en promedio de dos por ciento cada década. La región de la frontera es la que más ha crecido en estos últimos 35 años. Según se observa en el cuadro 4, a pesar de que hay una desaceleración de la tasa de crecimiento, la población sigue incrementándose, lo que genera la expansión de estas zonas y el riesgo de que se fusionen, sin un proyecto de por medio, el Valle de México, Querétaro, Puebla-Tlaxcala y Toluca, dando pie a una megazona metropolitana donde se incrementarían las presiones por vivienda, agua, educación, salud y sobre todo empleo. Cuadro 4 Crecimiento poblacional en las diez más grandes zonas metropolitanas de México Zonas Metropolitanas 1990 2000 2010 2020 2030 Valle de México 15 563 795 18 396 677 20 116 842 22 086 499 23 247 131 Guadalajara 3 003 868 3 699 136 4 434 878 5 066 976 5 514 718 Monterrey 2 671 715 3 381 005 4 106 054 4 788 437 5 362 187 Puebla-Tlaxcala 1 776 884 2 269 995 2 728 790 3 101 539 3 315 464 Toluca 1 110 492 1 540 452 1 936 126 2 359 883 2 652 181 Tijuana 798 938 1 352 035 1 751 430 2 080 191 2 335 372 León 983 050 1 269 179 1 609 504 1 783 951 1 887 801 Juárez 798 499 1 218 817 1 332 131 1 488 357 1 616 344 La Laguna 878 289 1 007 291 1 215 817 1 383 303 1 501 567 Querétaro 579 597 816 481 1 097 025 1 302 019 1 449 614 Fuente: Elaboración propia con datos de Conapo, 2016. Crecimiento poblacional 1990-2030 (%) 33 46 50 46 58 66 48 51 42 60 Respecto a los desafíos que experimentan en las zonas metropolitanas de México, el cuadro 5 muestra las graves carencias en cuanto a acceso a la salud, a la seguridad y a la alimentación existente en las diez ZM de mayor tamaño. Sin embargo, un examen más a detalle respecto a las restantes cuarenta y nueve revelará aún más graves las condiciones, especialmente en aquellas ubicadas en el sur del país, confirmándose así una condición económica y social sumamente desigual. 11 Cuadro 5 Porcentaje de población según carencias sociales en las diez más grandes zonas metropolitanas de México Zonas Metropolitanas Rezago educativo Carencia Carencia Carencia Carencia por acceso por acceso por calidad por acceso a servicios a seguridad y espacio a servicios de salud social de vivienda de vivienda Valle de México 13.7 36.9 54.0 10.1 6.8 Guadalajara 16.8 36.5 47.1 5.7 8.6 Monterrey 12.3 22.5 35.8 6.2 2.0 Puebla-Tlaxcala 17.4 41.5 61.4 12.2 23.3 Toluca 17.6 30.4 59.6 11.2 22.8 Tijuana 17.1 40.1 56.1 10.6 3.6 León 21.3 26.9 54.5 7.6 14.2 Juárez 16.6 24.8 43.7 6.1 1.7 La Laguna 14.0 26.5 40.6 6.3 4.4 Querétaro 16.3 24.7 51.9 7.4 9.2 Fuente: Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social de México, 2010. Carencia por acceso a alimentación 23.2 19.9 15.2 26.5 34.4 15.9 20.5 18.8 18.8 18.9 Conclusiones El estudio de la economía ha evolucionado significativamente a partir de incorporar también la perspectiva del tiempo y del espacio en un ambiente caracterizado por la movilidad de recursos productivos a nivel global. Se aprecia, por tanto, una economía regional y otra urbana diferenciadas en cuanto a ritmo e intensidad de la inversión, producción, comercialización y consumo. El presente modelo de desarrollo urbano está significando una fuerte absorción de recursos que no se generan sustentablemente, implicando costos medioambientales incalculables en cuanto a la generación de mayores cantidades de basura, residuos industriales, desperdicios, afeamiento generalizado y demás externalidades negativas. Con base en lo anterior, el estudio de los procesos espaciales se vuelve indispensable a fin de implementar políticas urbanas sustentables que den lugar al ordenamiento en la localización de empresas y la planeación del desarrollo de infraestructura. En ese sentido se requieren estudios sobre tendencias en las regiones, patrones de consumo, movilidad, entre otros. Es fundamental que los gobiernos, organizaciones lucrativas y ciudadanos incorporen una visión de lo que debe ser una ciudad, entendida esta como la composición con un 12 sentido de armonía y progreso de la población que vive ahí. Su presente y su futuro probable, en términos de sus requerimientos, no debe ser una cuestión dejada solo a la lógica del mercado. Para reducir las desigualdades sociales que se observan en los grandes centros urbanos se requiere una visión de desarrollo más inclusivo. En la parte de las recomendaciones debe señalarse que la formación de ciudades o zonas metropolitanas ha significado dos situaciones contradictorias: por un lado, la satisfacción por acceder a los bienes y servicios; y por otro, por la insatisfacción por lo que refiere a las condiciones casi permanentes de gran tráfico vehicular, contaminación, ruido, inseguridad y demás externalidades. Ante esto, se plantea que los nuevos centros urbanos se modernicen y resuelvan el reto de ser sustentables en lo posible. Las ciudades del presente y del futuro deben contener espacios para el mejoramiento de la calidad de vida de sus pobladores, asegurando la disposición de áreas verdes, parques y lugares para practicar el deporte y el sano esparcimiento de toda su población. La sustentabilidad urbana es un imperativo y reclamo ciudadano, por lo que las viviendas, plantas, oficinas, plantas y demás infraestructura deben idearse —o replantearse— a partir del aprovechamiento óptimo del agua y la energía. Se debe trabajar para que sea buena la calidad del aire, lo mismo que el transporte público y demás recursos escasos. Las grandes zonas metropolitanas involucran rubros como el de la seguridad pública y la protección del patrimonio. En la lógica de racionalidad, los administradores y responsables de la agenda urbana deben cuidar el presupuesto financiero y los demás recursos a fin de inspirar confianza ciudadana y así reducir el deterioro físico y rezago imperante en el espacio urbano. Bibliografía Banco Mundial, 2015, Informe sobre Población Mundial. Banco Mundial/Fondo Monetario Internacional, 2016, Informe de Seguimiento Mundial: los objetivos de desarrollo en una era de cambio demográfico. 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