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Los desafíos urbanos actuales: Una aproximación al mundo y a México
Oshiel Martínez Chapa1
José A. Altamirano Abad 2
Resumen
Generalmente en la literatura se encuentra una relación positiva entre el dinamismo
económico y el crecimiento urbano. Sin embargo, en la actualidad las zonas metropolitanas
enfrentan problemas para reducir la desigualdad y la pobreza; situaciones que en muchos
países se han incrementado. El propósito de este trabajo es mostrar la presión que está
ejerciendo el crecimiento urbano sobre la economía, tanto a nivel global como en específico
para el caso de México, siendo indicadores claros la persistencia de la pobreza y la
desigualdad. El trabajo consta de los siguientes apartados: el primero relaciona el
crecimiento económico y urbano; el segundo analiza las tendencias de crecimiento
poblacional y urbano con creciente desigualdad a nivel mundial y de México; la última
parte plantea las conclusiones y recomendaciones.
Abstract
Usually in the literature is a positive relationship between economic dynamism and urban
growth. However, today metropolitan areas face problems to reduce inequality and poverty;
situations in many countries have increased. The purpose of this paper is to show the
pressure being exerted by urban growth on the economy, both globally and in particular in
the case of Mexico, with clear indicators persistence of poverty and inequality. The work
consists of the following sections: the first relates the economic and urban growth. The
second analyzes trends in population and urban growth with rising inequality and Mexico
world level. The last part presents the conclusions and recommendations.
Palabras clave: crecimiento económico y urbano, economía urbana, desigualdad, pobreza.
Key words: Economic and urban growth, inequality, Poverty
JEL: R58
1
Doctor en Administración Pública, profesor de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y el Tecnológico
Nacional de México.
omartinez@docentes.uat.edu.mx
2
Doctor en Economía Regional por el CISE, Profesor- investigador de Tiempo completo ENMJN.
Jantonio.altamiranoa@sepdf.gob.mx
1
I.
Crecimiento económico y crecimiento urbano
En el pasado remoto, las ciudades se originaron y desarrollaron a partir de la lógica de la
sobrevivencia fundamentada en el acceso a recursos esenciales como el agua, tierras para el
pastoreo, agricultura, cercanía con otras regiones con las cuales comerciar, desarrollo de
infraestructura para el comercio marítimo y terrestre, así como la perspectiva de
oportunidades para el futuro económico y social (Kunzing, R., 2011).
Existen varias razones por las cuales vivir en las ciudades, entre las que resaltan las
necesidades de interacción, el temor a vivir aislados y alejados de la familia, además de las
que se refieren a la influencia de la cultura y geografía y, por supuesto, la de tipo
económico. Cada espacio geográfico tiene sus particularidades y el mismo tiempo es
susceptible de estudiarse y registrarse a partir de indicadores que dan cuenta de sus
caracterizaciones: uso de suelo, población, ingreso, escolaridad, expectativa de vida al
nacer, emisiones de bióxido de carbono (CO2), entre otras.
Según María Luisa Bustos Gisbert (1993), ya en la mitad del siglo XX se comenzaron a
estudiar los procesos económicos del espacio y el tiempo, destacando los trabajos pioneros
de J. Von Thunen (1783-1850), A. Marshall (1848-1924), A. Weber (1868-1958), August
Losch (1893-1969), W. Cristaller (1893-1969) y K. G. Myrdal (1899-1987), entre otros.
Estos trabajos iniciaron en Alemania y en otras naciones europeas y la temática se comenzó
a abordar con el objetivo de proponer políticas de intervención dados los retos del
crecimiento poblacional y de las actividades económicas. En Estados Unidos, Walter Isard
(1910-2010) desarrolló la Ciencia Regional, antecedente de la teoría de la localización
industrial y de la nueva geografía económica. En estos paradigmas teóricos, se
circunscriben trabajos como los de P. Krugman (1991), M. Fujita y Venables (1999),
quienes estudiaron el fenómeno referido al que vincularon, por cierto, con el comercio
internacional.
En el siglo XX y en lo que va del XXI se aprecia una fuerte tendencia de urbanización
asociada con la agricultura, la industria y los servicios (Fujita, M., A. Venables y P.
Krugman, 1999). En ese sentido, las acciones de política industrial y desarrollo regional se
vuelven necesarias a fin crear de condiciones para los nuevos centros de trabajo y así
2
generar empleos y crecimiento. Esto es particularmente relevante al acentuarse el rezago en
las regiones, por lo que el Estado tiene la obligación de intervenir, procurando el bienestar
de dichas poblaciones.
En el tema de la relación entre la economía urbana y el crecimiento económico deben
destacarse trabajos pioneros diversos. Según Walter Isard (1990), el desarrollo económico,
en el cual concurren la industrialización, la aglomeración y urbanización, se genera por
virtudes tanto de fuerzas planeadas como de fuerzas espontáneas. Así, el fenómeno de la
movilidad en cuestión se asocia a ventajas naturales, de acceso a diversidad de recursos
locales y a la misma formación de mercados locales e internacionales.
Motivados por diversidad de factores, las ciudades, regiones y países crecen en forma
diferenciada. Estos procesos espaciales crean inercias y virtudes a la vez. En el ideal de la
virtud, el crecimiento urbano se plantea como sustentable e inclusivo socialmente. El
aspecto económico está implícito, pues en la denominada agenda de competitividad
internacional cobra relevancia lo que ocurre en la geografía en razón de que las
organizaciones, buscando su propio interés, propician la formación de mercados diversos.
Para Arthur O’Sullivan (1993), las economías de urbanización difieren de las economías de
localización en dos maneras: en primer lugar, resultan de la economía urbana total y de las
industrias en particular; en segundo, generan beneficios de las empresas a través de la
ciudad. No obstante lo anterior, fundamentalmente los dos tipos de economía tienen el
mismo propósito.
Para Manuel Castells (1995), la interacción económica experimentada en las regiones se
halla asociada con la manera en que se relacionan el comercio —mundial—, el capital y el
trabajo a través de las comunicaciones modernas, así como el transporte, el flujo de
información económica y la continua innovación de bienes y servicios. Cobra relevancia,
especialmente a partir del fenómeno de la globalización económica, al buscar valor
agregado del trabajo, del capital y de la tecnología.
Por su parte, Luis M. Galindo, Roberto Escalante y Norman Asuad (2004) sostienen que el
crecimiento de un país es desigual desde las perspectivas geográficas y económicas y en el
3
mismo se advierte la fuerte presencia de aglomeración. En las regiones del país se advierten
diferencias de salarios, productividad, innovación tecnológica o de intensidad de capital. Al
referirse al espacio geográfico y económico, Boisier (2005) advierte la continua
modificación de dicho espacio, el que en el contexto de la globalización va incorporando
continuamente más lugares discontinuos en la producción.
Es en las zonas urbanas donde tiende a localizarse la mayoría de las empresas. El comercio,
la industria y los servicios tienden a agruparse a fin de obtener beneficios vinculados a
insumos como la información, tecnologías, infraestructura, etcétera, y desplegar así
economías de escala. Este tipo de aglomeración crea virtudes y dificultades a la vez. En el
primer caso, existe una ventaja percibida por muchos al vivir en una gran ciudad, ello en lo
que respecta al acceso a diversidad de satisfactores. En el lado de las dificultades es patente
la insatisfacción ciudadana de vivir ahí en virtud de las condiciones casi permanentes de
congestionamiento vehicular, contaminación, ruido, inseguridad y demás externalidades
negativas.
Cada región posee rasgos propios: la tierra difiere en cuanto a fertilidad y precio; al mismo
tiempo se advierten las diferencias en el suelo, clima y demás recursos. Nunca ha sido fácil
conciliar los intereses que representan cada parte, pues inevitablemente ocurren
rompimientos: empresas que quiebran o se ven rezagadas, ciudadanos que emigran,
obsolescencia tecnológica, falta de revitalización urbana y otros costos sociales que
fundamentalmente encaran, y sobremanera, los más pobres de las ciudades (O’Sullivan, A.,
1993).
En el interior de los países existen desigualdades regionales y urbanas que deben analizarse
más a nivel subnacional (Ramírez, P., 2009). En ese tenor, es pertinente crear políticas de
inclusión social, pues los grandes centros urbanos son los que están soportando la mayor
carga del crecimiento económico moderno. De allí que en esta dinámica de la economía
espacial se adviertan ciudades y regiones ganadoras o perdedoras, según sea el caso (véase
cuadro 1).
4
Cuadro 1: El flujo de las interacciones económicas entre las regiones del mundo
Regiones de naciones ricas
Regiones de naciones pobres o
economías medianas
Contribuciones
 Investigación y desarrollo
 Ensamblaje
 Diseño de bienes
 Trabajo intensivo (inclusive con
 Financiamiento
poca especialización) con bajos
 Comercialización y administración
salarios y limitadas prestaciones
 Distribución y logística
sociales
 Estrecha supervisión laboral basada
en estándares de alto desempeño
Resultantes
 Ingresos extraordinarios derivados
 Circulo vicioso de pobreza,
del alto valor agregado de la
crecimiento regional y urbano
producción y el comercio global
desigual y deterioro de los recursos
naturales
Fuente: Brakman, S., H. Garretsen y Ch. Marrejwik, (2009).
Las regiones y ciudades que resultan perdedoras se caracterizan por carencias de atractivo
para la inversión, pues son muy limitadas sus infraestructuras física y tecnológica. Los
ingresos y recaudación fiscales suelen ser bajos y la pobreza es extendida. Los niveles de
criminalidad se vuelven cotidianos y difíciles de manejar. Ante la falta de un liderazgo
comprometido y con sentido ético se propicia una baja en la confianza ciudadana. Por tanto,
estas regiones y ciudades resultan ser expulsores de empresas y familias, fundamentalmente
de población joven, la cual más fácilmente migra al no tener ante sí un futuro prometedor.
Según Cristina Penso D’Albenzio (2000), la dinámica urbana presente se asocia a factores
diversos, entre los cuales pueden citarse a la economía de la información, la experiencia,
los recursos financieros. Saskia Sassen (2005), por su parte, pone énfasis en la producción
de servicios financieros y comerciales y en el poder de las grandes corporaciones y sus
interconexiones entre las firmas. Las grandes ciudades capitales como Nueva York,
Londres, Tokio, Ciudad de México, Hong Kong, Frankfurt, Zúrich, Paris, Chicago y
Singapur tienen una larga trayectoria dedicada a los contratos a futuro. Como ciudades
emergentes de gran dinamismo destacan Madrid, Buenos Aires, Moscú, Santiago, entre
otras. Sin abandonar su vocación o especialización productiva, tales urbes compiten
intensivamente por atraer turismo, desarrollar escuelas, centros de investigación, hospitales
y demás servicios —públicos y privados—, apoyados en la tecnología de vanguardia para
sus operaciones. El resto de las regiones pobres de Asia, África y América Latina tiene una
5
dinámica económica asociada a actividades del sector primario y aun industrial, pero de
bajo valor agregado en términos de remuneraciones.
Según Manuel Castells (1999), en vastas regiones del mundo se están construyendo
espacios reales y virtuales: capital, información, tecnología, imágenes, sonidos y símbolos.
De este modo, lo global y lo local se complementan y, a la vez, se oponen entre sí. En las
ciudades capitales de América Latina se segmenta y se segrega. Se destruyen viejas formas
y se crean nuevos centros de actividad, cimentando así un desarrollo desigual. El citado
autor lo describe en los siguientes términos:
La economía internacional se ha organizado a través de centros de mando y control
para coordinar, innovar y gestionar actividades entrecruzadas de las redes
empresariales. Los servicios modernos se encuentran en el centro de todos los procesos
económicos (agricultura, energía, producción). Los servicios avanzados tienen mayor
presencia en las naciones ricas —mayores niveles de inversión, empleo, ganancias,
producción, etc. Estos servicios se están ubicando prácticamente en todos los países
del mundo, excepto en los llamados agujeros negros de la marginalidad del Tercer
Mundo.
II.
Tendencias de crecimiento poblacional y urbano con creciente desigualdad
A nivel de regiones mundiales se advierten grandes desafíos urbanos y enormes presiones
demográficas con todo lo que ello supone (véase cuadro 2). Entre las ciudades de mayor
crecimiento sobresalen Pekín, Cantón, Shanghái, Yakarta, Sao Paulo, Manila, entre otras.
El alto costo de la vivienda y de vida en general, las dificultades para encontrar empleo,
además de otras causas sociales, coadyuvan al menor ritmo de crecimiento que se observa
en urbes como Tokio, Seúl, Nueva York y aun en la Ciudad de México.
La dinámica urbana y poblacional se explica a partir de los procesos migratorios, así como
al crecimiento de la población nativa. Para la mayoría de las naciones, esta situación
constituye un reto en virtud de la insuficiencia de recursos para el desarrollo inclusivo. Es
también cierto que hay países donde se tiene una población envejecida, y se requiere, por
tanto, de aquella que es joven para realizar trabajos específicos.
6
Cuadro 2. Crecimiento poblacional urbano en las principales ciudades del mundo
Ciudad
Cantón, China
Tokio, Japón
Shanghái, China
Yakarta, Indonesia
Delhi, India
Seúl, Corea del Sur
Población
Según la ONU
2007
14 700 000
33 600 000
17 500 000
15 100 000
21 502 886
23 480 000
Población según
la
ONU 2014
Crecimiento
(%)
45 553 000
36 933 000
30 477 000
30 539 000
24 998 000
25 520 000
209.88
9.02
42.58
50.56
13.98
Karachi, Pakistán
15 100 000
22 123 000
Manila, Filipinas
15 600 000
24 223 000
Bombay, India
20 600 000
21 732 000
Ciudad de México, Mexico
19 422 000
20 633 000
Nueva York, EUA
20 092 883
20 630 000
São Paulo, Brasil
20 365 000
36 084 000
Pekín, China
16 335 000
21 009 000
Osaka, Japón
16 701 000
19 342 000
Fuentes: Metropolis.org/populations y megacities.project.org.
31.75
35.60
5.21
5.87
2.60
43.56
22.25
13.65
7.99
Basado en datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2015), la población
mundial es de 7 mil 349 millones 472 mil habitantes y para 2030 se proyecta que habrá
unos 8 mil 501 millones, lo cual representa aproximadamente 1 mil 151 millones 530 mil
habitantes más distribuidos en las diversas regiones del mundo. A nivel continente se
advierte que Asia experimentará un crecimiento de la población urbana de casi 100 por
ciento. La vida en estas grandes urbes se dificulta debido a factores como la falta de
transporte público, la mala calidad del agua y el aire, además del encarecimiento del
espacio urbano. África crecerá más de 100 por ciento, lo cual es todo un reto, dados los
graves rezagos que por décadas ha padecido. Ello puede devenir en escenarios muy
complicados como falta de agua, pésimas condiciones de saneamiento, enfermedades
crecientes, entre otros malestares. América Latina no está exenta de los problemas
anteriores, pues aunque la tasa de crecimiento es menor comparativamente que la de Asia y
África, padece de rezagos y de fallas estructurales de planeación regional y urbana.
En dos décadas se han incorporado un billón de habitantes a este universo: Asia —4.4
billones—, África —1.2 billones—, Europa —738 millones—, América Latina y el Caribe
7
—643 millones—, Norteamérica —358 millones— y Oceanía —9 millones—. De manera
específica, México alcanzó los 127 millones 17 mil habitantes, equivalente a 1.6 por ciento.
China, por su parte, cuenta con más de 1.4 billones de personas, equivalente a 19.3 por
ciento de la población mundial, y la India supera los 1.3 billones, equivalentes a 18 por
ciento de la población del mundo.
En buena parte de la geografía global se advierte prevalencia de desigualdad, derivada
fundamentalmente de los bajos ingresos, falta de acceso a servicios esenciales, limitaciones
para mejorar las condiciones de vida material a través de medios como la salud, educación,
seguridad, etcétera. Según el Informe sobre Población del Banco Mundial (2015), el estado
de la población mundial se caracteriza por un acelerado crecimiento urbano, en mayor
medida conformado por pobres y marginados, además de migrantes rurales, los cuales
suelen ser rechazados. El informe destaca la pobreza en los conglomerados donde las
viviendas son pequeñas y carecen de los servicios básicos, como agua potable,
saneamiento, electricidad y demás satisfactores. Se señala que la falta de planeación y la
mala gobernabilidad son los responsables de este crecimiento de pobreza en las zonas
urbanas. El citado Informe destaca que en 2030 la población con estas características
crecerá de 105.8 millones a 120.9 millones de habitantes.
Según el Informe sobre Desigualdad de los Ingresos de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (2015), la brecha entre los que ganan
menos y los que ganan más se ha ampliado. El 10 por ciento superior de la escala de
ingresos ahora percibe 9.6 veces más ingreso que el 10 por ciento inferior. Ello se ubica por
encima de la proporción de 7:1 de la década de 1980. La desigualdad es mayor en países
como México, Chile, Turquía, Estados Unidos e Israel. Es más baja en países como
Dinamarca, Noruega y Eslovaquia. El Informe referido sostiene el imperativo de mejorar la
educación, el empleo y las políticas inclusivas.
Por otro lado, para el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en su Informe de
Seguimiento Mundial 2015-2016: los objetivos de desarrollo en una era de cambio
demográfico, la emigración masiva está desafiando la capacidad de absorción que tienen las
naciones desarrolladas. Este éxodo indeterminado, procedente de naciones empobrecidas,
8
dificulta la capacidad para ofrecer los servicios esenciales y las oportunidades de empleo
digno que buscan los ciudadanos indocumentados.
En este mismo orden de ideas, de acuerdo con el Reporte Global de Riqueza de Credit
Suisse (2013), solo el 0.7 por ciento más rico posee 41 por ciento de la riqueza global. Se
trata de un selecto grupo de multimillonarios que tiene activos valuados en 99 billones de
dólares. Las regiones más ricas son Norteamérica: posee 33 por ciento de la riqueza y solo
6 por ciento de la población; y Europa, que cuenta con 12.5 por ciento de la población y
posee 31.5 por ciento de la riqueza. En la otra cara de la moneda, la pobreza se agudiza en
la mayoría de las naciones de África, la cual posee 12 por ciento de la población y solo
tiene 1 por ciento de la riqueza global. Otra región importante es Latinoamérica, con 8 por
ciento de la población y solo 4 por ciento de la riqueza. La otra parte de esta economía
desigual se localiza en los continentes de Asia y Oceanía. Esta situación entraña también
enormes retos, pues en las próximas décadas las regiones en vías de desarrollo —las de
mayor pobreza y desigualdad— estarán soportando la mayor carga urbana.
Según los cálculos de la organización de Oxfam en el 2015, 62 personas tenían en sus
manos la misma riqueza que 3600 millones de habitantes. Se trata de las más pobres del
mundo. En el 2010 eran 388 personas los que concentraban tal riqueza. Ello nos muestra
como dicha riqueza se ha incrementado en un 44% en solo cinco años. Según la referida
institución la la riqueza en manos de la mitad más pobre de la población se redujo en más
de un billón de dólares en el mismo periodo, lo que equivale a una reducción del 41%.
Para un crecimiento urbano sostenible es menester aprovechar el máximo del capital
humano y social y ello reside en buena medida en las acciones y propuestas que realice la
sociedad civil. Las políticas deben permitir la integración con otros espacios urbanos de
menor tamaño, buscando complementarse y apoyarse en la agenda común. Hoy día se
observa el estado de cosas que ocurre en el espacio urbano con mayor interés, y prueba de
ello lo constituyen publicaciones como “Las ciudades con mejor calidad de vida” de la
revista Forbes (2015), en la cual destacan en los primeros cinco sitios: Viena, Austria;
Zúrich, Suiza; Auckland, Nueva Zelanda; Múnich, Alemania y Vancouver, Canadá. Cabe
9
señalar que se trata de ciudades cuya planificación contempla las necesidades, derechos y
obligaciones de quienes residen ahí.
En la inmensidad de las ciudades y zonas metropolitanas (ZM) del mundo impera pues una
inercia de crecimiento de las zonas metropolitanas, rebasándose así la lógica de planeación
urbana —si es que la hubo alguna vez en México—. Este modelo ya no puede sostenerse
más, pues las actividades económicas nuevas se están ubicando en los suburbios con
precios más altos, mientras que en la parte céntrica y antigua suele observarse descuido y
deterioro continuo.
Cuadro 3 Crecimiento de la población total y urbana en México
en millones de habitantes (1950-2015)
Población urbana
Año
Total
Urbana
(%)
1950
25 790 020
11 000 720
42.65
1960
34 923 530
17 705 520
50.70
1970
48 225 270
28 308 560
58.70
1980
67 384 200
38 096 900
56.54
1990
83 971 000
53 177 100
63.33
1995
91 724 500
60 980 500
66.48
2000
98 438 600
67 119 300
68.18
2005
103 946 900
72 411 300
69.66
2010
117 886 076
91 951 113
78.00
2015
121 008 543
101 647 176
84.00
Fuente: Estadísticas del Consejo Nacional de Población (CONAPO)
Según se desprende del cuadro 3, en México la población urbana representa, en 2015, 84
por ciento de la población nacional, seis por ciento más que en 2010 y prácticamente el
doble de 1950. La población rural en México ha experimentado un descenso drástico: de 50
por ciento en 1960 a 15 por ciento en 2015. Esta situación se traduce en enormes desafíos
en cuanto a la necesidad de generar empleos, construir vivienda y dotar de servicios
públicos.
Las ciudades que eran la manifestación urbana con mayor esplendor durante el siglo xx han
sido rebasadas y se han transformado en zonas metropolitanas. Para el año 2010, 32 por
ciento de la población de México se concentra en 10 de estas zonas. Estas se ubican
fundamentalmente en el centro y norte del país, por lo que la centralización es una
10
característica del crecimiento que se ha dado. Para el año 2030, 40 millones de personas
vivirán en estas zonas metropolitanas. El “boom” ocurrió durante la década de los noventa,
sin embargo, se aprecia que se mantiene tasa de crecimiento en promedio de dos por ciento
cada década. La región de la frontera es la que más ha crecido en estos últimos 35 años.
Según se observa en el cuadro 4, a pesar de que hay una desaceleración de la tasa de
crecimiento, la población sigue incrementándose, lo que genera la expansión de estas zonas
y el riesgo de que se fusionen, sin un proyecto de por medio, el Valle de México,
Querétaro, Puebla-Tlaxcala y Toluca, dando pie a una megazona metropolitana donde se
incrementarían las presiones por vivienda, agua, educación, salud y sobre todo empleo.
Cuadro 4 Crecimiento poblacional en las diez más grandes zonas metropolitanas de México
Zonas
Metropolitanas
1990
2000
2010
2020
2030
Valle de
México
15 563 795 18 396 677 20 116 842 22 086 499 23 247 131
Guadalajara
3 003 868 3 699 136 4 434 878 5 066 976 5 514 718
Monterrey
2 671 715 3 381 005 4 106 054 4 788 437 5 362 187
Puebla-Tlaxcala 1 776 884 2 269 995 2 728 790 3 101 539 3 315 464
Toluca
1 110 492 1 540 452 1 936 126 2 359 883 2 652 181
Tijuana
798 938 1 352 035 1 751 430 2 080 191 2 335 372
León
983 050 1 269 179 1 609 504 1 783 951 1 887 801
Juárez
798 499 1 218 817 1 332 131 1 488 357 1 616 344
La Laguna
878 289 1 007 291 1 215 817 1 383 303 1 501 567
Querétaro
579 597
816 481 1 097 025 1 302 019 1 449 614
Fuente: Elaboración propia con datos de Conapo, 2016.
Crecimiento
poblacional
1990-2030 (%)
33
46
50
46
58
66
48
51
42
60
Respecto a los desafíos que experimentan en las zonas metropolitanas de México, el cuadro
5 muestra las graves carencias en cuanto a acceso a la salud, a la seguridad y a la
alimentación existente en las diez ZM de mayor tamaño. Sin embargo, un examen más a
detalle respecto a las restantes cuarenta y nueve revelará aún más graves las condiciones,
especialmente en aquellas ubicadas en el sur del país, confirmándose así una condición
económica y social sumamente desigual.
11
Cuadro 5 Porcentaje de población según carencias sociales en las diez más grandes zonas
metropolitanas de México
Zonas
Metropolitanas
Rezago
educativo
Carencia
Carencia
Carencia
Carencia
por acceso por acceso por calidad por acceso
a servicios a seguridad y espacio a servicios
de salud
social
de vivienda de vivienda
Valle de
México
13.7
36.9
54.0
10.1
6.8
Guadalajara
16.8
36.5
47.1
5.7
8.6
Monterrey
12.3
22.5
35.8
6.2
2.0
Puebla-Tlaxcala
17.4
41.5
61.4
12.2
23.3
Toluca
17.6
30.4
59.6
11.2
22.8
Tijuana
17.1
40.1
56.1
10.6
3.6
León
21.3
26.9
54.5
7.6
14.2
Juárez
16.6
24.8
43.7
6.1
1.7
La Laguna
14.0
26.5
40.6
6.3
4.4
Querétaro
16.3
24.7
51.9
7.4
9.2
Fuente: Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social de México, 2010.
Carencia por
acceso a
alimentación
23.2
19.9
15.2
26.5
34.4
15.9
20.5
18.8
18.8
18.9
Conclusiones
El estudio de la economía ha evolucionado significativamente a partir de incorporar
también la perspectiva del tiempo y del espacio en un ambiente caracterizado por la
movilidad de recursos productivos a nivel global. Se aprecia, por tanto, una economía
regional y otra urbana diferenciadas en cuanto a ritmo e intensidad de la inversión,
producción, comercialización y consumo. El presente modelo de desarrollo urbano está
significando una fuerte absorción de recursos que no se generan sustentablemente,
implicando costos medioambientales incalculables en cuanto a la generación de mayores
cantidades de basura, residuos industriales, desperdicios, afeamiento generalizado y demás
externalidades negativas.
Con base en lo anterior, el estudio de los procesos espaciales se vuelve indispensable a fin
de implementar políticas urbanas sustentables que den lugar al ordenamiento en la
localización de empresas y la planeación del desarrollo de infraestructura. En ese sentido se
requieren estudios sobre tendencias en las regiones, patrones de consumo, movilidad, entre
otros. Es fundamental que los gobiernos, organizaciones lucrativas y ciudadanos incorporen
una visión de lo que debe ser una ciudad, entendida esta como la composición con un
12
sentido de armonía y progreso de la población que vive ahí. Su presente y su futuro
probable, en términos de sus requerimientos, no debe ser una cuestión dejada solo a la
lógica del mercado. Para reducir las desigualdades sociales que se observan en los grandes
centros urbanos se requiere una visión de desarrollo más inclusivo.
En la parte de las recomendaciones debe señalarse que la formación de ciudades o zonas
metropolitanas ha significado dos situaciones contradictorias: por un lado, la satisfacción
por acceder a los bienes y servicios; y por otro, por la insatisfacción por lo que refiere a las
condiciones casi permanentes de gran tráfico vehicular, contaminación, ruido, inseguridad
y demás externalidades. Ante esto, se plantea que los nuevos centros urbanos se
modernicen y resuelvan el reto de ser sustentables en lo posible.
Las ciudades del presente y del futuro deben contener espacios para el mejoramiento de la
calidad de vida de sus pobladores, asegurando la disposición de áreas verdes, parques y
lugares para practicar el deporte y el sano esparcimiento de toda su población. La
sustentabilidad urbana es un imperativo y reclamo ciudadano, por lo que las viviendas,
plantas, oficinas, plantas y demás infraestructura deben idearse —o replantearse— a partir
del aprovechamiento óptimo del agua y la energía. Se debe trabajar para que sea buena la
calidad del aire, lo mismo que el transporte público y demás recursos escasos. Las grandes
zonas metropolitanas involucran rubros como el de la seguridad pública y la protección del
patrimonio. En la lógica de racionalidad, los administradores y responsables de la agenda
urbana deben cuidar el presupuesto financiero y los demás recursos a fin de inspirar
confianza ciudadana y así reducir el deterioro físico y rezago imperante en el espacio
urbano.
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