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PARA DIALOGAR Crear el tiempo Corren tiempos difíciles para todos, y en particular para los jóvenes. Ante esta situación, podemos elegir caer en la desilusión de quien espera en vano; o podemos reaccionar violentamente ante los acontecimientos. Pero también podemos salir de la espiral de la reacción. El budismo de Nichiren Daishonin enseña que se puede asumir la responsabilidad de crear el tiempo propicio para el cambio: es lo que hicieron los seis mil jóvenes que, en otro mes de marzo –de 1958–, se comprometieron a llevar a cabo la noble tarea del kosen-rufu.1 El principio de simultaneidad de causa y efecto, representado por la imagen de la flor de loto creciendo en aguas estancadas, asegura que en el mismo momento en que tomamos la decisión de cambiar nuestra vida esta empieza, de manera simultánea, a hacerlo. Solo hay que dar un paso adelante: el empoderamiento personal y social. El corazón de todas las enseñanzas que el Buda expuso a lo largo de su vida es el Sutra del loto, y el corazón de la práctica de este sutra se encuentra en el capitulo “El bodhisattva Jamás Despreciar”. ¿Qué significa el profundo respeto que el bodhisattva Jamás Despreciar sentía hacia todas las personas? El propósito con el cual nació en este mundo el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano… A los sabios puede llamárselos humanos, pero los desconsiderados no son más que animales.2 “ Cuando vemos a otro ser humano que parece estar debatiéndose con las dificultades, no podemos menos que darle nuestro aliento. Cuando vemos a alguien que sufre, no podemos sino abrazarlo. Creemos en el potencial de todas las personas, y por eso salimos al encuentro de los demás, dispuestos a entablar lazos positivos y significativos con ellos. La conducta de los miembros de la SGI corporifica el respeto a los demás.3 El propósito del budismo es envolver a toda la humanidad en una cálida corriente de amor compasivo. ‘Cuando uno practica el budismo de un modo que concuerda con la época, naturalmente despliega una conducta compasiva’. Nuestro esfuerzo por valorar y atesorar a cada persona está construyendo una sociedad humana y solidaria, donde exista el respeto a cada individuo. El señor Toda también decía que como personas comunes, necesitábamos extraer coraje para mantener una conducta compasiva. Y esto, declaraba, no es otra cosa que el valor de ayudar a los demás, el valor de mejorar uno mismo, el valor de hacer la revolución humana y de trabajar por el kosen-rufu.4 El corazón del pueblo se mueve mecido por la corriente de la época. Sin acción positiva, corremos peligro de extraviar el rumbo. La poderosa determinación de impulsar la época hacia el bien, de manera sólida, es la fuerza motriz que nos impulsa a crear el tiempo propicio. El ‘tiempo’ no sólo es una condición objetiva; en esencia, es moldeado por una firme voluntad. En otras palabras, lo que construye una época sólida es nuestra voluntad de luchar y vencer cada día, a paso firme y seguro, ya sea que los demás se den cuenta de nuestro esfuerzo o no. El señor Toda decía: ‘Debemos enfocar nuestro esfuerzo en forjar a un nuevo miembro sincero, uno tras otro… Así se crea el tiempo’. En tal sentido, el tiempo correcto no es algo que debamos esperar, sino algo que nos corresponde crear por nosotros mismos. Esto es lo que aprendí de mi mentor durante la lucha juvenil que compartí a su lado. Siempre he actuado con la convicción de que la época correcta era algo que lograríamos con determinación y esfuerzo, y que todo se reducía a nuestro propio desafío personal. Más que estar sentado en posición contemplativa, yo me dediqué a entonar daimoku y a actuar –viajar, dialogar, escribir infatigablemente para propagar la filosofía budista de Nichiren Daishonin–, abriendo las puertas de los corazones y ayudando a cada persona a construir una fortaleza inexpugnable de paz y de felicidad en su propia realidad. Tengo la convicción de que a esto se refiere la ‘selección del tiempo’ –o elección del tiempo– desde la perspectiva de nuestra práctica budista individual.5 1) Véase este número, pág. 10. 2) Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 893. 3) IKEDA, Daisaku: “Disertación sobre ‘Las tres clases de tesoros’”, en Ensayos de budismo, n.º 2, enero 2012, pág. 64. 4) IKEDA, Daisaku: “Disertación sobre ‘La selección del tiempo’”, en Ensayos de budismo, n.º 4, enero 2014, pág. 36 5) Ib., pág. 37. ” 11