Document related concepts
Transcript
El nuevo escenario global La crisis de los países del Este pone a prueba la solidaridad europea Los hasta ayer países emergentes se convierten en una amenaza para el euro MAR GALTÉS Barcelona Los países del Este y de Centroeuropa, hasta hace muy poco protagonistas emergentes con grandes expectativas de crecimiento, amenazan ahora con convertirse en un lastre que puede debilitar aún más las ya tocadas economías de la Europa occidental. En plena crisis financiera global, la agencia de calificación de riesgo Moody's ha anunciado que estos países han caído en una “profunda y larga recesión económica” y alerta del elevado riesgo de exposición que tienen los bancos de Austria, Italia Francia, Bélgica, Alemania y Suecia –que en conjunto suman el 84% de los préstamos a estos países (véase recuadro). Algunos analistas temen incluso un colapso de la escala de la crisis que arrasó el Sudeste Asiático en 1997 y 1998. Según el Banco de Pagos Internacionales (BPI), la exposición de los bancos austriacos en la Europa emergente equivale a dos LA ALERTA DE MOODY'S La agencia advierte de la exposición de la banca europea en estos países VECINOS INQUIETANTES Austria, la economía más expuesta, pide ayuda a la UE, el FMI y el Banco Mundial LA AMENAZA Los flujos de capital pueden pasar de 200.000 a 24.000 millones en un año C A S T I G O A LA M O N E D A El RBS calcula que el debilitamiento del Este puede hacer caer el euro un 10% tercios del PIB del país. Las divisas locales han sufrido bruscas caídas ante el euro (el zloty polaco más de un 55% desde verano, la corona checa el 25%). Esto debilita enormemente los balances de estos bancos, que en los últimos años competían comprando bancos locales en la zona de más crecimiento de Europa. El flujo de capital hacia las economías europeas emergentes se espera que caiga desde los 200.000 millones de euros en el 2008 hasta sólo 24.000 millones este año, según el Instituto Internacional de Finanzas, que agrupa a los mayores bancos del mundo, y que califica este brusco cambio de “sin precedentes”. El Royal Bank of Scotland (RBS) ha calculado que el debilitamiento de las economías de la Europa oriental podría hacer caer el euro un 10% (en su cotización frente al dólar), lo que profundizaría la recesión en los 16 países que comparten la moneda única. En los últimos cinco años, los bancos europeos han más que triplicado sus inversiones en los países europeos denominados emergentes, hasta unos 1,2 billones de euros, según datos del BPI. “Europa central y oriental son enormes socios de exportación de la eurozona. Cuando estas econo- una situación diferente. Pero todos tienen mucho endeudamiento externo, divisas nacionales débiles y nadie que las aguante. El Banco Central Europeo puede ayudarles, pero se resiste: sabe que puede tener problemas en casa. La pregunta es: ¿quién les ayudará? El FMI no tiene dinero para salvar a todos, y empieza a haber malestar social en estos países”. Austria ya ha hecho un llamamiento a una acción concertada. El FMI y el Banco Mundial intervinieron en octubre con una ayuda de 20.000 millones de euros a Hungría. Esta semana, el presidente del BM ha pedido a la UE mayor apoyo para el centro y el este de Europa. “Sería una tragedia que Europa volviera a dividirse”, dijo en referencia a la caída SEAN GALLUP / GETTY IMAGES Deslocalización. Algunos países, como Eslovaquia, se han especializado en deslocalizaciones de plantas industriales, como las de la automoción o la electrónica mías se deterioran, el efecto sobre la eurozona es considerable”, señala el RBS. Los analistas advierten que Europa del Este no es un todo y que cada país es muy diferente. Moody's reconoce que tienen diferentes grados de vulnerabilidad; pinta peor para los que tienen mayores déficits fiscales, como las repúblicas bálticas, Hungría, Croacia, Rumanía y Bulgaria. Otros también están bajo presión, como Ucrania, Kazajistán o Rusia. Otra forma de enfocar este aná- lisis es observando el grupo de países que tomaron parte en la última gran ampliación de la Unión Europea (en el 2004 entraron Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Lituania, Letonia, Estonia, junto con Malta y Chipre; y en el 2007, Bulgaria y Rumanía). Su incorporación generó muchas expectativas, como lo hizo en su momento la incorporación de España y Portugal en la CEE (en 1986). “De repente, se despiertan muchas posibilidades de negocio, de mejora del nivel de vida, de inversión, de desarrollo inmobiliario –explica el profesor del Iese Antonio Argandoña–. Eso sucede con tipos de interés bajos, liquidez abundante, estabilidad económica, y se produce un fuerte endeudamiento en moneda extranjera (en euros)”. Pero de repente, estalla la crisis financiera internacional, hay restricción crediticia: “Se encarece mucho su deuda en términos de divisa nacional, eso agrava su recesión”, añade el profesor Argandoña. “Cada uno de estos países tiene del muro de Berlín, en 1989. “Desde su propia fundación, todas las ampliaciones de la Unión Europea habían ido bien. Pero ahora no estoy tan seguro –dice Agustí Ulied, profesor de Economía de la UE en Esade–. En la última, han entrado países que no estaban preparados. Venían de una economía planificada y ni sus magnitudes ni sus mercados estaban listos para asumir la competencia en una economía abierta. Se les dijo que debían crecer rápido. Fue estrategia política”. Estos países aparecieron como la salida natural de crecimiento en Europa frente a los mercados maduros locales. A las empresas les ofrecen costes más bajos de producción, una ubicación geográfica estratégica, negocios en obra pública e infraestructuras, mercados locales por desarrollar. Muchas de las inversiones españolas las han realizado empresas familiares y muchas también han ido al boom inmobiliario. Según Josep Maria Romances, socio director de Closa M&A, “hace un año que los españoles dejaron de invertir en el Este; cuando empezó el cambio de tendencia, se han frenado”. Sin embargo, “estar en el Este sigue siendo muy competitivo; los costes unitarios se reducen en dos tercios de media”, asegura David Jiménez, director del área de servicios de Pimec. La empresa de material eléctrico Simón tiene una planta en Polonia: “El consumo en estos países ha crecido más lentamente de lo que se pensaba. Los fondos europeos van a seguir dinamizándolos, pero están muy lejos todavía de la Europa occidental”, explica el director general del grupo, Xavier Torra. Un empresario catalán del sector agroalimentario reconoce que “las potencias emergentes están en recesión, como todos. Pero sigue habiendo oportunidades enormes. Y Rusia estuvo peor en la crisis del 98”.c-