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LOS RESTOS Y LA TRADUCCIÓN DISCURSIVA DE LA EXPERIENCIA. Maren Ulriksen de Viñar1 “Llevar a la escritura un pasado traumático, que hasta ese momento no disponía de palabras, constituye una operación que de alguna manera se relaciona con la traducción de una lengua en otra.” 2, de lo irrepresentable a las vicisitudes de la representación. Traducir la experiencia de terror sería desplazar aquello primario que se originó por ejemplo, en la tortura, en un simulacro de fusilamiento, en la desaparición de un hijo, de un padre. Este originario ya no es más palabra para la transferencia, y se puede pensar como lo originario de otra lengua. Se podría poner en paralelo, entre traducción discursiva y campo transferencial, aquello que no dispone de palabra para decirse, y constituye –para Janine Altounian, y lo hago mío- el punto de convergencia de un recorrido que conjuga una cierta forma de escritura, el recorrido de un analizando y el de un traductor, en particular Freud. Un problema es la traducción de una lengua en otra, y el tema que nos ocupa hoy es el de traducción en una lengua de aquello experimentado que no logra expresarse en la propia lengua. Porque se trata de poner en evidencia el destino de los restos. ¿Como tomar en cuenta los restos y su desplazamiento, tanto en el trabajo analítico como en el trabajo de diversas formas de traducción, el cine, las artes? 1 Psicoanalista Titular de la Asociación Psicoanalítica de Uruguay Mail: maren@chasque.net 2 Altounian, J. « Les héritiers et les traducteurs. », in Parler de la mort, Libres cahiers pour la psychanalyse, Août 2007, No.16 1 En estas condiciones la escritura tiene como objetivo, como norte, la de traducir una experiencia arcaica develando (descubriendo) violentamente el lugar de enunciación de un sujeto en suspenso, detenido3, que no tuvo destinatario. Otro, se vuelve traductor para tomar por cuenta propia los afectos dispersos, disgregados, que han esperado largo tiempo que alguien los recoja y los represente. Esa es la función del traductor. Hay mucho que pensar sobre lo que implica hacer advenir un pasado traumático a la palabra, a la escritura, que hasta ahora no dispone, no disponía, de palabras. La figurabilidad del cine nos sacude y accedemos a la conmoción que nos provoca la imagen, así las palabras surgen dentro de cada uno, también como traducción de aquello que ha quedado dentro nuestro como sufrimiento. Amnistía y amnesia El Estado puede renunciar y desvirtuar su función de responsabilidad hacia los ciudadanos: la de ser el garante de la vida de los hombres gobernados, y ser depositario de los documentos y los hechos de la historia. Este acto de dimisión y de sustracción es una operación simbólica de distorsión de gran magnitud. No se trata solo de dejar un blanco, un agujero, un silencio en la historia, sino de declarar todos los excesos, los crímenes, la tortura, la prisión arbitraria y el sufrimiento extremo de los años del terror como no advenidos, no acontecidos. Al llamado de retorno a la democracia al final de la dictadura en 1985, hace ya casi 25 años, la problemática de la restauración de la verdad histórica se planteó con vigor. La negociación política 3 Del fracés: “en souffrance” 2 permitió la apertura de un espacio de debate para tratar la cuestión públicamente, pero ese espacio fue progresivamente estrechándose: se instala un potente discurso oficial de supresión de la memoria, de obstrucción, incluso en las instancias legales, de la búsqueda y reconocimiento de los hechos y de las responsabilidades de los abusos cometidos. Las diferentes figuras del borramiento: "concertación", "obediencia debida", "amnistía", "caducidad de la intención punitiva del Estado", "punto final", todas han reforzado la impunidad y el olvido antes de que la memoria pudiera ser ejercida. Hoy se revierte la situación, se revierte con recolección de firmas por un nuevo referéndum para la nulidad de la ley de caducidad. Por otro lado, aún sin derogar la ley, la decisión política ha permitido utilizar la legislación internacional para juzgar a los responsables de crímenes, desapariciones y torturas. Pero aún queda un camino lleno de empedrados para revelar estos restos y dignificar la memoria. Nicole Loraux, helenista francesa, ya fallecida, en su excelente artículo “De la amnistía y su contrario”, se pregunta si la amnistía es una estrategia del olvido, en tanto obliteración institucional de una parte de la historia, cuya vocación es la de un borramiento sin retorno y sin traza; o, si por el contrario, ella constituye la posibilidad de la instalación de un tiempo para el duelo y la reconstrucción de la historia.4 (Cito a N. L porque también Marcelo Viñar expresa que este “olvido” es estructural, universal y no coyuntural) 4 Loraux, Nicole. De l'amnistie et de son contraire. In Usages de l'oubli (ouvrage collectif), Seuil, Paris 1988. (Traducción de los autores). 3 Para aquellos cuyos seres queridos han desaparecido, para aquellos golpeados por la persecución, la tortura y el exilio, les es necesario saber más, pero sobre todo testimoniar frente a otros. No perder la memoria, no olvidar para inscribir la vida y la muerte de los desaparecidos; y para conjurar y exorcizar la repetición del horror. Nunca más esto debe ocurrir. "Nunca más" está ligado a la memoria, al rechazo de lo insoportable, a la lucha contra “la insidiosa y anestesiante bruma del olvido"5 Nicole Loraux señala la raíz griega común de amnistía (amnestia) y amnesia, ambas originadas en dos prohibiciones que pertenecen a la memoria de la Atenas del Siglo V AC. La primera prohibición, a comienzos del siglo de Pericles, se refiere a una tragedia: "La toma de Mileto", en cuya representación el teatro entero estalló en lágrimas. Se infligió a Frinikos, su autor, una importante multa por haber "recordado las desgracias que les concernían, y ordenaron que nunca más nadie hiciera uso de esta tragedia" (Herodoto). La representación en la escena pública de un drama que para los atenienses era sufrimiento y asunto de familia, de la ciudad, es decir que tocan su identidad cívica, y evocan el recuerdo de sus propios males, despierta "a la conciencia los peligros de la rememoración, cuando el objeto es el origen de un duelo para el sujeto cívico." 6 La escritura de la tragedia fue marcada por esta prohibición. Un golpe de detención inicial, no se soportaría más que se representara en la escena aquello que afecta dolorosamente al 5 Kaës, René. "Ruptures catastrophiques et travail de la mémoire" in Violence d'Etat et psychanalyse. Janine Puget; René Kaës y col. pp 170, Dunod, Paris, 1989. 6 Loraux, Nicole. Op.Cit. 4 pueblo. Los autores trágicos evitarán en lo sucesivo los argumentos demasiado actuales, presentando sólo las desgracias de otros lugares y de otros tiempos históricos lejanos; es decir que el espectador por disociación en el tiempo y el espacio asiste a una ficción. Escribe Nicole Loraux: "...es así que desde el comienzo del siglo V de Atenas se inicia una práctica muy vigilada de la memoria cívica". Impedir el acceso a toda rememoración de la guerra civil que ha desgarrado la ciudad, es el origen de la segunda prohibición. Después de la derrota de Atenas y de la sangrienta tiranía de los Treinta (405-403 AC), la prohibición de "recordar las desgracias" sella la reconciliación democrática. El decreto proclama "mè mnèsikakeîn", un doble enunciado: una prescripción de interdicción de recordar las desgracias, y la prestación de un juramento: "yo no recordaré ya más las desgracias" (una articulación de prohibición en el fuero interno y en el espacio cívico, público) El decreto de amnistía se pone en acción en dos niveles. La prescripción, prohibición de recordar las desgracias del pasado estableciendo la continuidad histórica mediante una operación negativa de sustracción y borramiento del período de tiranía que instala el olvido a nivel del cuerpo social de la ciudad. En otro nivel, por la prestación de un juramento cada ateniense debe jurar por sí mismo; el juramento funciona entonces como una operación subjetiva, íntima, de obliteración de la memoria y de la puesta en acto del olvido, cuya condición es la sustracción del odio. 5 "Mnèsikakeîn"7, señala Nicole Loraux expresa un sintagma de dos palabras. "Kaka" desgracia en tanto que desorden en la ciudad, (los acontecimientos), y "mnèsi" que quiere decir "recordar contra" Nicole Loraux escribe: "Todo esta dicho: la política, es hacer como si nada hubiera ocurrido. Como si nada se hubiera producido. Ni el conflicto, ni el crimen, ni el rencor". De este modo la instancia política se instala como censor de la memoria, como prohibición de recordar las desgracias. La perversión de la lengua Pienso que la Ley8 de Caducidad de la Intención Punitiva del Estado, sostiene operaciones de desmemoria, para “evitar los peligros de la rememoración”. Las palabras sufrieron, y sufren, al volver la democracia, una operación de marcado ideológico de sentidos que las ha situado fuera de su contexto histórico de origen. Se hace necesario redefinir los conceptos con los cuales trabajamos a fin de restituir su espesor y consistencia semántica. Por ejemplo, la palabra violencia recubre un gran espectro de hechos diversos, tales como: Tortura, asesinatos, represión política, delincuencia juvenil, huelga, abuso sexual, falta de cuidados maternos, etc. La lista es enorme. ¿De qué hablamos cada vez, con cada palabra? 7 "Mnèsikakeîn" designa en la Atenas después del 403, "el acto" de intentar un proceso por hechos de guerra civil"."Mè mnèsikakeîn" es una manera de proclamar que, para los actos sediciosos, hay prescripción. Se restituye una continuidad como si nada hubiera sucedido. 8 “Ley maldita”, en Chile durante el Macartismo de los años 1946 - 52 6 Es llamativo como hoy existen cambios a nivel semántico, por ejemplo, a pesar de las manipulaciones ideológicas que buscaron banalizar la percepción social habitual de la cualidad inhumana e infamante de la tortura, su significación se constituye en normativa que asigna una jerarquía a la palabra tortura. Pero ahora quiero referirme brevemente a la "Mè mnèsikakeîn" como una manera de proclamar la “restitución de una continuidad como si nada hubiera sucedido” Asistimos durante muchos años a un despojo del valor semántico de algunas palabras, a través de un interpretante anónimo ligado al poder económico vigente. La acción semántica es una "transvaloración" que adjudica a la palabra otro valor, otra verosimilitud.9 Veamos un ejemplo de banalización, de pérdida de sentidos y de atribución de un sentido más en acuerdo con los valores de la cultura consumista: Proyecciones: - Desaparecidos: Una copa de mármol anónima en un ángulo poco interesante de Rivera y Jackson, con una placa pequeña de bronce ennegrecido, con una inscripción ilegible, fue el primer “monumento” a los desaparecidos, que se esfumaban en este, excepto cuando se reunía algún acto, de los primeros, de homenaje. Bastantes años después, el monumento en el Cerro, con las inscripciones de nombres, no todos. - Shopping Punta Carretas: el alto muro de la antigua cárcel central de Montevideo, “no se vé”, la vista va hacia atrás donde se 9 Andacht, Fernando. "Signos reales del Uruguay imaginario". Ed.Trilce, 1992, Montevideo. 7 eleva el Hotel Sheraton. “No hay ninguna inscripción que recuerde a la cárcel política.”...Me señaló sorprendida mi amiga suiza Marie- Claire Tschopp- Caloz, proponiéndome luego una “manifestación” para recordar, ¿porqué no el ingreso de clientes vestidos de preso? Cuando la memoria es obturada bien vale una provocación. - Merry Christmas, debajo de la puerta de entrada a lo que era l Celdario de la cárcel, un enorme árbol de Navidad con rojos, dorados, estrellas y canciones en inglés (jingle bells). - Tortura Nunca Más – El interpretante es en este caso, el diario más vendido en Uruguay, representante de la oligarquía, que fue aliado de la dictadura. En su revista semanal de moda y de belleza, llamada "Paula", del mes de julio 1994, aparece ocupando toda una página la publicidad de una crema desenredante de cabellos, y encabezando el anuncio leemos en enormes letras negras: "TORTURA NUNCA MAS". A este grito con que la ciudadanía se levantó para hacer caer las dictaduras, sigue en letra chica, el siguiente texto: "Wella acaba de dar amnistía amplia general e irrestricta al problema de los cabellos enredados..." y para culminar la burla siniestra al dolor y a los muertos por el terror de la dictadura, termina: "Y lo que es más importante sin sufrimiento". Perversión de la lengua y ataque a la simbolización. - Además de la escritura otros géneros del arte pueden ser recursos expresivos de la memoria del terror. En julio de 1995, después de visitar Dachau y participar en esa ciudad en el Coloquio “Stacheldraht und Heilewelt “(Alambre de púa y 8 Mundo feliz) , al cumplirse los 50 años del fin de la 2ª Guerra Mundial, tuve la suerte de estar en Paris y asistir a una Exposición de la obra del pintor ZORAN MUSIC, nacido en Gorizia,1909 (Imperio AustroHúngaro). Durante la 2ª guerra fue prisionero en Dachau. Allí logró procurarse papel y lápices realizando unos 180 dibujos de los cuales sólo logró salvar 36 cuando el campo fue liberado en abril de 1945. Zoran Music vivió una experiencia que podemos pensarla como incomunicable. Al salir no estaba dispuesto a evocarla. Tiene 36 años y retoma los pinceles con el Retrato de su mujer Ida, 1949, y Autorretrato, 1948. Caballos al mercado en Dalmacia, donde pasó su infancia. Fachada en Venecia (Rialto), 1963. De sus experiencias, de los paisajes familiares, y también de la guerra dijo: “Las emociones las guardaba, luego con el tiempo olvidaba los detalles. Todo lo que no es indispensable termina por caer, y es después de 20 años que eso vuelve a surgir.” “Nosotros no somos los últimos”: Es a la edad de 61 años, en 1970, que Music revela su secreto, y en silencio continúa a pintar “Nous ne sommes pas les derniers”, pinturas de acrílico sobre tela desde 1970, 1974, 1987 (un montón de cadáveres), 1970, (el mismo contenido en lápiz sobre papel) En esta ciudad destruida comienza a revelar el secreto, la experiencia del campo, muda durante todos esos años. También por primera vez muestra los dibujos de Dachau a su amigo Jean Clair, quien escribe: “Como si por azar él hubiera abierto una puerta de una casa que yo creía familiar, y descubre un secreto prohibido. ¿Es posible que la dulzura y serenidad de la obra que consideré un don natural fuera conquistada después de tanto sufrimiento y tanto horror? 9 En 1980 pinta el Canal de la Giudeca y en 1988 la Città Y después Ante el horror, el silencio. En 1994, pinta Anacoreta. Más allá del retrato, la función de la imagen, la suya propia, una suerte de espectro ¿será esta una nueva imagen del mundo? 10