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SEGUIDORES DE JESÚS 6 enero LOS REYES MAGOS DETALLES DE ESTE DÍA / FIESTA Doce días después de la Navidad celebramos la fiesta de la EPIFANÍA, también llamada fiesta de los REYES MAGOS. La fiesta de la Epifanía es de origen Oriental y surgió en forma similar a la Navidad de Occidente. Los paganos celebraban en Oriente, sobre todo en Egipto, la fiesta del solsticio invernal el 25 de diciembre y el 6 de enero el aumento de la luz. En este aumento de la luz los cristianos vieron un símbolo evangélico. Después de 12 días del 25 de diciembre, cuando el aumento de la luz era evidente, celebraban el nacimiento de Jesús, para presentarlo con mayor luz que el dios Sol. La palabra “EPIFANÍA” es de origen griego y quiere decir “manifestación”, “revelación” o “aparición”. Cuando la fiesta oriental llegó a Occidente, por celebrarse ya la fiesta de Navidad, se le dio un significado diferente del original: se solemnizó la revelación de Jesús al mundo pagano, significada en la adoración de los “Magos de Oriente” que menciona el Evangelio. La Iglesia universal celebra ambas solemnidades. Navidad y Epifanía son fiestas complementarias que se enriquecen mutuamente. Ambas celebran, desde diferentes perspectivas, el misterio de la Encarnación, la venida y manifestación de Cristo al mundo. Navidad acentúa más la venida, mientras que Epifanía subraya la manifestación. El texto presenta a estos personajes de Oriente como “Magos”. La palabra es oriunda de Persia y con ella se designaba a los dirigentes religiosos. En el griego corriente es utilizada para designar a los magos propiamente dichos o practicantes de artes mágicas. ¿Qué significa en nuestro texto? Por supuesto que no son reyes. Esta creencia surgió posteriormente bajo la influencia de algunos pasajes bíblicos (Sal 72, 10; Is 49, 7; 60, 10: vendrán reyes y honrarán a Yahvé). Posteriormente, en el siglo V se concretó su número sobre la base de los dones ofrecidos. Finalmente, en el siglo octavo, reciben los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Tampoco eran lo que hoy conocemos como sabios; tenían conocimientos de astrología. Hoy los llamaríamos astrólogos. Los Magos, pues, son figuras teológicas y funcionales, que vienen a ratificar la dignidad única del protagonista del evangelio, a quien Mateo ya ha presentado (1, 1-25). De ahí que esta escena sea como el complemento de la anterior. Más aún, estos hombres, -que eran paganos, no judíos, y por tanto desconocían la revelación del Antiguo Testamentoreconocen al Mesías y no se escandalizan de su humildad. Por el contrario, los doctores de la Ley, especialistas en la Escritura, no lo reconocen. Estamos ya ante una tesis que se hará general a lo largo del evangelio de Mateo: Jesús es rechazado por el pueblo de Dios y es aceptado por los gentiles. Por otra parte, el episodio significa que, ante Dios, no hay ACEPCIÓN de PERSONAS: caen las barreras del particularismo judío y se afirma el universalismo de la salud que se ofrece a todos sin distinción. La conclusión es clara: según Mateo, en Jesús se cumplen todas las esperanzas, no sólo las del pueblo judío sino las de todos los hombres. Él es el rey que todos esperan, pero un rey humilde y oculto. Quien lo encuentra se alegra, lo hace rey de su vida y le rinde el más precioso homenaje. Como los Magos. Los regalos mencionados en el texto son los productos típicos de un país oriental, que son ofrecidos a los reyes. Teniendo en cuenta estas aclaraciones, es necesario señalar que esta fiesta de hoy, con los diversos elementos que aporta (reyes Magos, estrella, las diversas ofrendas, los detalles del viaje…), aunque no tengan ningún fundamento histórico, son IMPORTANTES y nos llevan a una conclusión significativa: estamos ante una CATEQUESIS, muy elaborada, que la comunidad del evangelista Mateo ha utilizado para profundizar en la MANIFESTACIÓN y REVELACIÓN de Jesús al mundo, que se ha iniciado en la Navidad y que aquí ofrece otra perspectiva y que supone un complemento muy interesante. A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS EVANGELIO: Mateo 2, 1-12 Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: - «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: - «En Belén de Judea. Porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”». Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: - «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo». Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino. HOY, NUESTRA HORA ¡Cuántas sugerencias nos ofrece esta fiesta de hoy! Muchas y muy estimulantes, porque sus propuestas son de una validez y actualidad total y plena. Ésta es la primera conclusión a sacar de la reflexión, tanto de las primeras anotaciones del día, como del mismo texto evangélico. Es bueno que tomemos conciencia de estas “posibilidades” y “oportunidades” que nos propone esta fiesta de hoy. Lo primero que llama la atención, es el “lugar” donde está encuadrada la fiesta. Seguimos en el “marco” de la Navidad, con todo lo que supone y significa. Como se nos destacaba en los “detalles de este día/fiesta”, nos encontramos en un contexto concreto: el de la LUZ. Si algo quiere ofrecernos es que la Luz ha brillado en medio de las tinieblas del mundo, de modo que cuantos buscan a un Salvador lo puedan encontrar, aunque sea en un Niño, en un indefenso Niño, en un lugar insignificante que nadie conocía y que se convierte en una Buena Noticia para los sencillos de corazón. Pero, además, este Salvador no es para unos cuantos, ni siquiera para “los buenos”, para los pertenecientes a algún pueblo elegido por no se sabe qué razón. No. Al contrario, esa LUZ, ese SALVADOR es para TODOS, es un bien COMPARTIDO. Y es que la gran noticia es que ese Alguien se ha hecho SERVIDOR de cuantos le buscan desde el corazón. Vamos… ¡que es Alguien al alcance de TODOS! Por fin, nos dan una Buena Noticia. La consecuencia es inmediata: la CLAVE de esta fiesta es la BÚSQUEDA. Esto es: sólo los “BUSCADORES” de sencillo corazón, alcanzan a entender y a acoger lo que descubren. Por eso, sólo quienes dejan todo (seguridades, su tierra y sus bienes, su familia…) para ir al ENCUENTRO de lo se les anuncia en el corazón (“Hemos visto salir su estrella…”), descubren que efectivamente la LUZ ilumina su camino y toda su vida. Por eso, ya no necesitan volver a Jerusalén para asegurarse de su descubrimiento, sino que pueden “marcharse a su tierra por otro camino”, porque ya poseen la plenitud de la Luz; ya su búsqueda ha alcanzado la meta y puede descansar su corazón, satisfecho ya con lo que se han encontrado, aunque sea en un indefenso niño. ¡Cuántas insinuaciones para NOSOTROS, hombres y mujeres, que hoy vamos “a tientas”, buscando la luz que ilumine nuestra vida! ¡Es algo tan simple lo que está al final: un simple niño, una sencilla familia que tiene las “puertas” abiertas y que acoge a los que le buscan…! Está claro que sólo desde el DESEO de BUSQUEDA, desde el AMOR que husmea y quiere encontrarse con la luz… sólo así lo consigue. ¡Dichosos los “BUSCADORES de Dios”. ¡Dichosos quienes ARRIESGAN TODO y, dejándolo todo, se ponen EN CAMINPO! ¡Así, como suena! Hoy necesitamos hombres y mujeres, que se “pongan en camino” y que “salen” y no se paran hasta que la “estrella” les lleve hasta el lugar del Encuentro. Y… entonces todo cambia, todo se llena de LUZ. Ésta es la fiesta que hoy celebramos. Ésta es la propuesta que hoy tenemos delante de nuestros ojos (y de nuestros corazones). Es necesario “salir”, “ponerse en camino”, recorrer la senda hasta llegar a la LUZ. Ésta es la invitación que nos hace. ¡Ah…! y para terminar: Hoy se buscan también hombres y mujeres que quieran ser “ESTRELLAS” que sepan conducir, a los que -con ansiabuscan al que es la Luz en plenitud, porque desean iluminar sus vidas. ¿No te animas a ser “estrella” que indique el camino, hasta dar con Aquél que puede llenar plenamente sus ansias de búsqueda? Hermosa tarea, donde las haya. ¡Anímate! ORACIÓN ¡Dios y Padre, lleno de luz y de vida! Un día, por medio de una ESTRELLA, te diste a conocer a TODOS, por medio de tu Hijo amado, nacido de mujer y hablando nuestro mismo idioma, hasta convertirse en LUZ y VIDA para los que te BUSCABAN con sencillo corazón. Padre, concédenos que, siguiendo las HUELLAS de tu Hijo querido, podamos encontrarnos en plenitud contigo, y alcancemos los deseos más hermosos que Tú mismo has puesto en lo más profundo de nuestro ser. Así, concédenos ser unos eternos BUSCADORES y, al mismo tiempo, ser ESTRELLAS para quienes te buscan con sinceridad y sencillez. TUS CAMINOS Por los caminos del mundo, tú has pasado diciendo la verdad. Por los caminos de la tierra, tú has sido peregrino y mensajero del Padre. Por los caminos de la historia, tú has estado atento a los signos de los tiempos. Por los caminos de los pobres, tú has hecho la voluntad del Padre. Por los caminos de Dios, tú has ido al encuentro de todos, hijos y marginados. Por los caminos de la periferia, tú has anunciado la Buena Noticia. Por los caminos de los hermanos, tú has hecho el camino hacia el Padre. Por los caminos de la vida, tú mismo has hecho tu propio camino. Por tus caminos, llévame, Señor. CANTO NO SÉ SI ERAN REYES. NO SÉ SI ERAN TRES. LO MÁS IMPORTANTE ES QUE FUERON A BELÉN. Ellos vieron en la estrella un extraño resplandor, y por ella descubrieron, al Rey de la creación. Y la estrella los condujo hasta el Dios que hizo la luz, y su ciencia encontró al punto sentido y senda en Jesús. Con la estrella y con los magos por la senda de la fe, para hallar al Dios nacido debemos ir a Belén. Cada hombre a cada instante una estrella ha de seguir. Si seguimos nuestra estrella a Dios tenemos que ir.