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La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños neerlandeses y españoles SERGIO BAAUW Y MAIRA ALIJA Universidad de Utrecht & Universidad de Oviedo Resumen Los niños ingleses y neerlandeses de entre tres y ocho años de edad a menudo identifican los pronombres personales de objeto con el sujeto de la misma oración, interpretando oraciones como Mary is pointing at her ‘María la señala’ como Mary is pointing at herself ‘María se señala.’ Los estudios que siguieron a las primeras investigaciones sobre este fenómeno, que denominaremos el Problema de la Interpretación Pronominal (PIP), han demostrado que su presencia en la adquisición no es igual para todas las lenguas, y que además su intensidad varía según el contexto sintáctico y las propiedades de los pronombres implicados. En este trabajo tratamos de explicar un curioso contraste en ejecución entre oraciones con pronombres masculinos y femeninos observado en niños neerlandeses. Éstos mostraban más problemas con el pronombre haar ‘la’ que con hem ‘lo’. Tal contraste se da en determinadas construcciones biclausales, llamadas de Marcado Excepcional de Caso (MEC), que también se caracterizan por producir un PIP extrafuerte en niños neerlandeses, y por ser las únicas construcciones que producen un PIP en niños españoles. Argumentamos, basándonos en datos de la adquisición del neerlandés y resultados experimentales recientes del español, que el PIP que surge en las oraciones MEC no es debido a la inmadurez del sistema sintáctico, sino a problemas con el procesamiento de características morfosintácticas de los pronombres. El PIP adicional que afecta a haar se debe a la ambigüedad de este pronombre como pronombre personal y pronombre posesivo. Palabras clave: Ligamiento, Condición Cadena, verbos denominales, construcciones MEC, Extraccion de la Rama Izquierda, rasgos morfosintácticos, Principio B, Problema de la Interpretación Pronominal, marcado de reflexividad, anáforas SE The interpretation of masculine and femenine pronouns by Dutch and Spanish children Abstract English and Dutch three-to-eight-year-old children often identify object pronouns with the subject of the same sentence, which leads them to interpret sentences such as Mary is pointing at her as Mary is pointing at herself. The studies that followed the original reasearch on this phenomenon, which we will call the Pronoun Interpretation Problem (PIP), have shown that its presence in acquisition varies across languages and that its intensity is dependent on syntactic context and the properties of the pronouns involved. In this article we try to account for a peculiar contrast in performance between constructions involving masculine and feminine pronouns that has been observed in Dutch-speaking children. These children showed more difficulties with the pronoun haar ‘her’ than with hem ‘him’. This contrast in performance shows up in one specific type of biclausal constructions, called Exceptional Case Marking (ECM) constructions, which are also known to give rise to an extrastrong PIP in Dutch children and which are the only constructions that give rise to a PIP in Spanish children. We argue, on the basis of data from the acquisition of Dutch and recent experimental results on Spanish, that the PIP that shows up in ECM constructions is not the result of an inmature syntactic system, but is due to problems with the processing of morphosyntactic features of pronouns. The additional PIP that affects haar ‘her’ is due to its ambiguity as a personal and a possessive pronoun. Keywords: Binding, Chain Condition, denominal verbs, ECM constructions, Left-Branch Extraction, morphosyntactic features, Principle B, Pronoun Interpretation Problem, reflexive marking, SE-anaphors Agradecimientos: La investigación que subyace a este artículo forma parte del proyecto Comparative Psycholinguistics, subvencionado por la Organización Neerlandesa de Investigación Científica (NWO). Queremos mostrar nuestro agradecimiento a los niños, padres y profesores del Colegio “Dulce Nombre de Jesús” en Oviedo, por su colaboración en este estudio. También queremos agradecer a Huub van den Bergh por su ayuda con la estadística, y a Fernando Cuetos y a dos revisores anónimos por sus comentarios a la versión previa de este artículo. Correspondencia con los autores: Sergio Baauw. Utrecht Institute of Linguistic OTS. Utrecht University. Trans 10. 3512 JK Utrech. Paíse Bajos. E-mail: sergio.baauw@let.uu.nl © 2005 by Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0214-3550 Cognitiva, 2005, 17 (1), 000-000 2 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 1. Introducción Varios estudios psicolinguísticos indican que los niños ingleses y neerlandeses de entre tres y ocho años tienen dificultades con la interpretación correcta de los pronombres personales1. Chien y Wexler (1990), entre otros, han demostrado que los niños de lengua inglesa a menudo aceptan (1a) como una descripción correcta de una situación en la que un niño se toca a sí mismo. En otras palabras, a menudo aceptan una interpretación en la que el objeto pronominal (him ‘lo’) se refiere al sujeto de la misma oración (the boy ‘el niño’). Sin embargo, estos niños no tienen ningún problema con la interpretación correcta de los pronombres reflexivos; casi nunca aceptan una interpretación en la que el reflexivo (himself ‘sí mismo’) se refiere a un individuo que no sea el sujeto de la misma oración (1b). (aproximadamente 50% de ejecución correcta) (1) a. The boy touched him. el niño tocó lo ‘El niño lo tocó.’ b. The boy touched himself. (casi 100% de ejecución correcta) el niño tocó sí-mismo ‘El niño se tocó a sí mismo.’ Las mismas observaciones se han hecho para el holandés, por Koster (1993) y Philip y Coopmans (1996). Este problema con la interpretación de los pronombres, que en adelante llamaremos el Problema de la Interpretación Pronominal (PIP)2, se ha observado en la adquisición de varias lenguas, como el islandés (Sigurjónsdóttir, 1992) y el ruso (Avrutin, 1994)3. No obstante el fenómeno no se manifiesta de manera universal. Como Baauw (2002a) ha argumentado, en lo que se refiere a construcciones simples como (1a), el PIP no aparece en la adquisición de lenguas en las que los pronombres átonos son clíticos sintácticos, es decir, lenguas cuyos pronombres átonos exhiben un comportamiento sintáctico diferenciado con respecto a los pronombres tónicos y los SSNN, como el español4. Baauw, Escobar y Philip (1997) demostraron que los niños españoles de cinco años rechazan la interpretación “reflexiva” de (2) en el 90% de los casos (véase también Padilla, 1990). (2) La niña la señala. (90% de ejecución correcta) Observaciones similares se han hecho para varias lenguas, incluidas algunas lenguas romances, como el italiano (McKee, 1992), el francés (Jakubowicz, 1993; Hamann, Kowalski y Philip, 1997) y el catalán (Escobar y Gavarró, 1999). Otras lenguas en cuya adquisición tampoco se observa un PIP son el griego (Varlokosta, 2000), el noruego (Hestvik y Philip, 1996) y el húngaro (Margócsy, 2000). En todas estas lenguas el pronombre átono se analiza como un clítico sintáctico o un morfema de concordancia con el objeto. No obstante, el PIP no está ausente del todo en las lenguas de clíticos sintácticos. En las llamadas construcciones de Marcado Excepcional de Caso (MEC), como (3), también los niños que adquieren lenguas que tienen clíticos sintácticos, como el español, muestran un PIP. Las construcciones MEC, que en las gramáticas tradicionales se conocen con el término latín de Accusativus cum Infinitivo, son oraciones biclausales que consisten en una oración principal con un verbo finito de percepción (ve), y una oración subordinada con un verbo infinitivo (bailar). El pronombre (la), que en español aparece a la izquierda del verbo finito, es el sujeto de la oración subordinada, pero tiene la forma morfológica de un complemento directo. Esto se debe al hecho de que la recibe excepcionalmente su caso La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija acusativo de verbo ve, en vez de recibir el caso nominativo del verbo subordinado del que es sujeto. Baauw, Escobar y Philip (1997) han demostrado que los niños españoles rechazan la interpretación reflexiva de las construcción MEC como (3) en sólo el 60% de los casos. O sea, en el 40% de los casos aceptan una interpretación el la que la se identifica con la niña. (3) La niña la ve bailar. (60% de ejecución correcta) Observaciones similares se han hecho para el italiano (Berger, 1999), el francés (Hamann et al., 1997), el catalán (Escobar y Gavarró, 1999), el griego (Varlokosta, 2000), el noruego (Hestvik y Philip, 1996) y el húngaro (Margócsy, 2000). También los niños que adquieren una lengua como el neerlandés muestran una asimetría entre oraciones “simples” y construcciones MEC5. Como ya se ha mencionado al principio, los niños de lengua neerlandesa aceptan la interpretación reflexiva de (4a) en el 50% de los casos. Sin embargo, en las construcciones MEC (4b) aceptan esta interpretación en el 80% de los casos (Philip y Coopmans, 1996). (aproximadamente 50% de ejecución correcta) (4) a. Het meisje kneep haar la niña pellizcó la ‘La niña la pellizcó.’ b. Het meisje ziet haar dansen. (aproximadamente 20% de ejecución correcta) la niña ve la bailar ‘La niña la ve bailar.’ Esta asimetría en ejecución entre las construcciones MEC y otros tipos de oraciones, observada en varias lenguas, indica que el PIP no es un fenómeno unitario. Como han venido argumentando Chien y Wexler (1990), Thornton y Wexler (1999) y Grodzinsky y Reinhart (1993), entre otros, el PIP que aparece en oraciones “simples”, como (4a) y (1a) en neerlandés e inglés, no es de índole sintáctica, sino que se debe a un problema de la interfaz entre la sintaxis y el discurso. En líneas generales, Chien y Wexler (1990) y Grodzinsky y Reinhart (1993) han propuesto que los niños que aceptan la interpretación reflexiva de (1a) no violentan ningún principio sintáctico. Evitan tal violación identificando el pronombre con el sujeto de la oración, no en la sintáxis, sino al nivel del discurso, por medio de lo que se llama la correferencia pragmática o correferencia local. La correferencia local también es posible en el lenguaje adulto, pero sólo en contextos muy limitados, como en (5), donde him ‘lo’ se refiere a Oscar. (5) Everybody hates Oscar. John hates him, Mary hates him, even Oscar hates him. ‘Todo el mundo odia a Oscar. Juan lo odia, María lo odia, hasta Oscar lo odia.’ Grodzinsky y Reinhart (1993) argumentan que el PIP surge como consecuencia de las dificultades que los niños muestran a la hora de aplicar las restricciones contextuales que rigen la correferencia local, lo que les lleva a la permitir la lectura reflexiva en oraciones como (1a). Este PIP, que podríamos llamar el PIP extrasintáctico o “generalizado”, está vinculado a algunas propiedades referenciales de los pronombres no clíticos, y por lo tanto no afecta a los clíticos sintácticos, como los pronombres átonos en español (Baauw, 2002a; Baauw, 2002b). El PIP (extra fuerte) que aparece en las construcciones MEC, sin embargo, resulta ser de índole morfosintáctica. Concretamente, Philip y Coopmans (1996) y Baauw (2002a) argumentan que este PIP es el resultado de un análisis erróneo de los pronombres de tercera persona como 3 4 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 elementos con características referenciales similares a las de las llamadas anáforas SE; se en español y zich en neerlandés6. En español este factor es el único que produce un PIP en oraciones MEC, mientras que en neerlandés se añade a los efectos del PIP generalizado o extrasintáctico, lo cual explica el mayor porcentaje de errores en oraciones MEC neerlandesas que en las españolas. No obstante, esta explicación del PIP en las construcciones MEC, aunque válida en principio, no da cuenta de otra observación que Philip y Coopmans (1996) hicieron con relación a las construcciones MEC en neerlandés. Los niños neerlandeses tenían más problemas con la interpretación correcta del pronombre femenino haar ‘la’ (6b) que con el pronombre masculino hem ‘lo’ (6a). (6) a. Het jongetje ziet hem dansen. el niño ve lo bailar ‘El niño lo ve bailar.’ b. Het meisje ziet haar dansen. la niña ve la bailar ‘La niña la ve bailar.’ Philip y Coopmans han tratado de resolver esta cuestión residual, pero su solución resulta problemática por varias razones. En este artículo propondremos una explicación alternativa de esta diferencia, apoyándonos en datos de la adquisición del neerlandés y en datos experimentales recientes del español. La estructura de este artículo es la siguiente. Primero se dará un análisis del PIP en las construcciones MEC. Luego se discutirá el contraste en ejecución entre pronombres masculinos y femeninos. A continuación propondremos nuestro análisis de este contraste. Luego presentamos un experimento lingüístico con niños españoles que confirma este análisis, seguido por una discusión de los resultados. En esta discusión se discute un problema aparente de nuestro análisis, y se propone una solución a este problema, apoyada en datos de la adquisición del neerlandés y de otras lenguas. Concluimos el presente artículo con un resumen y una conclusión final. 2. El PIP en las construcciones MEC Para poder explicar el PIP en las construcciones MEC, primero tenemos que explicar por qué un pronombre acusativo no puede identificarse con el sujeto ni en construcciones “simples” (7a) ni en construcciones MEC (7b)7. (7) a. *Maríai lai señala. b. *Maríai lai ve bailar. Reinhart y Reuland (1993) proponen una teoría que da cuenta de la agramaticalidad de la lectura reflexiva de tanto (7a) como (7b), pero de forma diferenciada. Para explicar la agramaticalidad de (7a) proponen el Principio B de su Teoría de Ligamiento8. (8) Teoría de Ligamiento (Reinhart y Reuland, 1993) Principio B: Un predicado semántico reflexivo tiene que estar marcado como reflexivo. Un predicado (verbo) es reflexivo cuando un argumento del verbo se identifica con otro argumento del verbo, o mejor dicho, cuando un argumento del verbo liga otro argumento del mismo verbo9. El Principio B refleja el hecho de que las La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija lenguas del mundo de una forma u otra no permiten una interpretación reflexiva de un verbo, sin que este verbo lleve alguna “marca” que indique su reflexividad. Esta marca puede consistir en un afijo reflejo en el verbo o en uno de sus argumentos, o en determinadas propiedades semánticas del verbo. El español marca la reflexividad del verbo mediante la realización del clítico se (9), mientras que en neerlandés (10) la reflexividad del verbo está marcada por las propiedades semánticas del verbo. En tal caso el objeto generalmente tiene que ser expresado por el pronombre zich, una anáfora SE10. El Principio B explica la agramaticalidad de (7a). El sujeto María liga el objeto la, creando un predicado reflexivo. Como la reflexividad no está marcada (no está presente el marcador de reflexividad se), (7a) es agramatical. El Principio B también da cuenta de la gramaticalidad de (10a) y la agramaticalidad de (10b). El verbo wassen ‘lavar’ pertenece a la clase de verbos neerlandeses cuya semántica permite que sean marcados como reflexivos. Por tanto el ligamiento de zich por María es gramatical. Haten ‘odiar’, sin embargo, no forma parte de esta clase de verbos. Por tanto, una interpretación reflexiva de haten ‘odiar’ llevaría a una violación del Principio B; en (10b) el sujeto Maria liga el objeto zich, creando un predicado reflexivo, sin que este predicado esté marcado como reflexivo11. (9) a. María se lava. b. María se odia. (10) a. Mariai wast zichi. María lava SE b. ?*Mariai haat zichi. María odia SE Aunque el Principio B da cuenta de la agramaticalidad de (7a) y de (10b), este principio no es capaz de excluir la lectura reflexiva de (7b). La razón es la siguiente. Las construcciones MEC, como (11a), son oraciones complejas, que constan de dos oraciones: una oración principal con un verbo de percepción, y una oración subordinada infinitiva. (11) a. Pedro oye [a María roncar]. b. Pedro oye [que María ronca]. El verbo oír asigna dos papeles temáticos a sus argumentos. Uno, el de experimentante, a su sujeto Pedro, y otro, el de tema, a su objeto directo, la oración subordinada [a María roncar]. El verbo subordinado roncar asigna su único papel temático, el de actor, a su sujeto María. En realidad, el reparto de los papeles temáticos de (11a) es similar al de (11b), en la que el objeto directo de oye es una oración finita. O sea, Pedro y María no son argumentos del mismo verbo: ambos reciben su papel temático de un verbo distinto. Esto tiene consecuencias importantes para la aplicación del Principio B. Como hemos dicho, el Principio B (8) es un principio sobre predicados (verbos) reflexivos. Como María y la temáticamente pertenecen a verbos diferentes, la interpretación de (12) en que María liga la, no lleva a la creación de un predicado (verbo) reflexivo12. (12) María la ve [h bailar]. Por tanto, el Principio B no tiene nada que decir sobre la interpretación reflexiva de construcciones MEC como (12). Dicho de otra manera, la ausencia de un predicado reflexivo evita que la ausencia de se lleve a una violación del Principio B. 5 6 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 No obstante, la interpretación reflexiva de (12), no es gramatical. Para excluir esta interpretación Reinhart y Reuland (1993) proponen un principio independiente sobre la estructura de Cadenas. (13) Condición sobre Cadenas (Reinhart y Reuland, 1993) Una cadena máxima (a1....an) contiene exactamente un enlace -a1- que es [+R] y además está marcado con caso. Esta condición presupone que cuando un elemento liga otro elemento, y esta relación respeta ciertas “barreras” sintácticas, se forma una Cadena entre estos dos elementos13. La Condición sobre Cadenas (CC) estipula que el “pie” de esta Cadena (el elemento ligado) tiene que ser un elemento [-R], es decir, un elemento deficiente desde el punto de vista referencial. Los SSNN como het meisje/la niña, pero también los pronombres personales como hem/lo y haar/la son considerados [+R]14. Por tanto, se violenta la CC si haar/la se interpretan como elementos ligados por het meisje/la niña (14a,b). (14) a. *Het meisjei ziet [haari dansen] +R +R la niña ve la bailar b. *La niñai lai ve [h bailar] +R +R El pronombre neerlandés zich, sin embargo, es [-R]. En español, el pronombre [-R] correspondiente es se. Este se no se debe confundir con el se de las oraciones simples, ya que en oraciones MEC no desempeña la función de marcador de reflexividad15. Por tanto, (15a,b) son gramaticales, ya que respetan la CC16. (15) a. Het meisjei ziet [zichi dansen]. +R -R la niña ve SE bailar b. La niñai sei ve [h bailar]. +R -R Ahora que hemos dado cuenta de la agramaticalidad de la interpretación reflexiva de oraciones MEC como (7b), podemos explicar por qué los niños españoles y neerlandeses muestran un PIP (extra fuerte) en estas construcciones. Nuestro análisis se enmarca dentro del Enfoque de la Continuidad. Según este enfoque, el sistema gramatical infantil solo difiere del sistema adulto en la medida en que los sistemas adultos pueden diferir entre sí (Pinker, 1984). Como suponemos que las condiciones sintácticas como el Principio B y la CC son universales, esto implica que tanto los niños como los adultos respetan dichos principios. Siguiendo a Philip y Coopmans (1996) y Baauw (2002a) proponemos por tanto que el PIP en las oraciones MEC no se debe al desconocimiento de ningún principio sintáctico, sino que los niños a menudo analizan erróneamente los pronombres personales de tercera persona como pronombres [-R], como zich en neerlandés y se en español. Si el niño analiza hem/lo o haar/la como si fuera zich/se, la lectura reflexiva de (7b) y su complemento neerlandés se vuelve gramatical, ya que respeta la CC, como hacen (15a,b). El PIP (extra fuerte) que aparece en las construcciones MEC es por tanto un problema morfosintáctico, debido a una especificación incorrecta de los rasgos morfosintácticos de los elementos pronominales. La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija Este análisis es apoyado por otra observación de la adquisición del neerlandés. Sigurjónsdóttir y Coopmans (1996) descubrieron que los niños neerlandeses aceptan la interpretación reflexiva de oraciones como (16b) con más frecuencia que de oraciones como (16a). (16) a. Het jongetje knijpt hem. (aproximadamente 50% de ejecución correcta) el niño pellizca lo ‘El niño lo pellizca.’ b. Het jongetje wast hem. (aproximadamente 20% de ejecución correcta) el niño lava lo ‘El niño lo lava.’ La diferencia entre (16a) y (16b) consiste en que el verbo wassen ‘lavar’ de (16b) pertenece a la clase de verbos que en neerlandés permiten ser marcados como reflexivos por sus propiedades semánticas (véase la discusión de (10)), mientras que knijpen ‘pellizcar’ de (16a) no pertenece a esta clase. El hecho de que wassen ‘lavar’ puede ser marcado como reflexivo significa que la interpretación reflexiva de (16b) no violenta el Principio B, mientras que (16a) sí lo hace. No obstante, para los adultos la interpretación reflexiva de (16b) es tan imposible como la de (16a). Reinhart y Reuland (1993) atribuyen la agramaticalidad de la interpretación reflexiva de (16b) al mismo factor que la agramaticalidad de la interpretación reflexiva de construcciones MEC como (7b): la interpretación reflexiva violenta la CC (17a). (17) a. *Het jongetjei wast hemi. +R +R el niño lava lo ‘El niño lo lava.’ b. Het jongetjei wast zichi. +R -R el niño lava SE ‘El niño se lava.’ Con la sustitución de hem por zich, la oración se vuelve gramatical, ya que observa la CC (17b). Como hemos argumentado, los niños no violentan el Principio B, pero a menudo analizan los pronombres personales como elementos [R], como zich. Esto les lleva a aceptar la interpretación reflexiva más a menudo en (16b) que en (16a), cuya interpretación reflexiva sigue violentando el Principio B, aunque se interprete el pronombre de objeto como un elemento [-R], como demuestra (18): (18) ??Het jongetje knijpt zich. el niño pellizca SE ‘El niño se pellizca.’ Resumiendo, concluimos que los niños muestran un PIP (extra fuerte) en las oraciones en las que la agramaticalidad de la interpretación reflexiva se debe exclusivamente a la CC, o bien por ser el Principio B irrelevante (como en las construcciones MEC), o por haberse satisfecho (como con los verbos semánticamente marcados como reflexivos en neerlandés). Estos contextos sintácticos se caracterizan por permitir el uso de pronombres [-R] como zich para representar 7 8 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 el argumento ligado. Los niños a menudo analizan los pronombres personales como pronombres [-R], pero sólo lo harán en los contextos en que el uso de pronombres [-R] está permitido en el lenguaje adulto. Estos son las construcciones MEC en español y neerlandés, y las oraciones con verbos semánticamente marcados como reflexivos en neerlandés. Como consecuencia, el PIP (extrafuerte) surgirá en dichos contextos sintácticos17. 3. Pronombres masculinos y femeninos en neerlandés Como hemos señalado en el primer apartado, Philip y Coopmans (1996) descubrieron que el PIP que los niños neerlandeses mostraban en las construcciones MEC era más fuerte si el sujeto de la oración subordinada era el pronombre femenino haar ‘la’ (19a) que si era el pronombre masculino hem ‘lo’ (19b). (19) a. Het meisje ziet haar dansen. la niña ve la bailar ‘La niña la ve bailar.’ b. Het jongetje ziet hem dansen. el niño ve lo bailar ‘El niño lo ve bailar.’ Este efecto se notaba más claramente en los niños de siete años, que rechazaban la lectura reflexiva de (19a) en el 16% de los casos, y la de (19b) en el 36% de los casos. La diferencia en ejecución entre las dos condiciones era significativa desde el punto de vista estadístico (test de signos, p _ 0.04). Esta diferencia no desaparecía hasta los ocho años de edad. Philip y Coopmans (1996) propusieron una explicación de este fenómeno que a la vez explica por qué los niños a menudo analizan los pronombres de tercera persona como pronombres [-R]. La solución que Philip y Coopmans proponen se asienta sobre la idea de que la adquisición sintáctica consiste en una medida importante en la adquisición de los rasgos morfosintácticos de los elementos funcionales, rasgos como por ejemplo [número], [género] y [caso] (Chomsky, 1995). Concretamente, proponen que los niños neerlandeses de cuatro a siete años todavía no han especificado uno de los rasgos que según Reinhart y Reuland (1993) definen a los pronombres como [+R]. Según Reinhart y Reuland (1993) los pronombres [+R] se caracterizan por estar especificados por el rasgo [caso estructural], contrario a los pronombres [-R], que no llevan caso (véase Everaert, 1986). Philip y Coopmans argumentan que los niños neerlandeses, sin embargo, todavía no han llegado a adquirir esta especificación. Esto se debe a la ambigüedad de los pronombres personales en neerlandés. Como se ve en (20), el pronombre hem, puede ser tanto acusativo (caso estructural), como dativo (caso inherente). La ambigüedad de haar es aun mayor, ya que puede ser acusativo (caso estructural), dativo (caso inherente) y genitivo (caso inherente), o sea, pronombre posesivo. (20) Los pronombres de tercera persona en neerlandés Nominativo Genitivo Dativo Acusativo Masculino hij zijn hem hem Femenino zij haar haar haar La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija Los niños neerlandeses, pues, tardan en analizar los pronombres haar y hem en las construcciones MEC como elementos especificados como [+ caso estructural] (acusativo). Esto les lleva a tratar estos pronombres como elementos que no están especificados por este rasgo, lo cual implica que los interpretan como elementos [-R]. Como la ambigüedad de haar es mayor que la de hem, los niños tienen más problemas en adquirir la especificación de caso de haar que la de hem, lo cual se traduce a un mayor número de errores con el primer elemento. Aunque la propuesta de Philip y Coopmans (1996) parece funcionar bien para el neerlandés, tiene algunos puntos débiles. Primero, la suposición de que los niños de cuatro a siete años tienen problemas con la especificación de caso, carece de apoyo independiente. Segundo, la propuesta hace predicciones incorrectas para otras lenguas, como el español, el francés y el italiano. En español, el pronombre la no es ambiguo en cuanto a su especificación de caso, que siempre es acusativo. Lo mismo se aplica al francés y al italiano. Si no hay ambigüedad en la especificación de caso, la adquisición de esta especificación no supondría problemas, y se prevé que los niños analicen los pronombres como elementos [+R] desde una edad muy temprana. Sin embargo, los niños españoles, franceses e italianos muestran un PIP en las construcciones MEC, lo cual indica que a menudo analizan los pronombres como elementos [-R]. La propuesta alternativa que presentamos a continuación pretende solucionar las dos cuestiones tratadas por Philip y Coopmans (1996): (i) por qué los niños a menudo analizan los pronombres como elementos [-R], y (ii) por qué el PIP en las construcciones MEC neerlandesas es más fuerte si el sujeto pronominal de la oración subordinada es haar ‘la’ en vez de hem ‘lo’. Para explicar (i), seguiremos la propuesta de Baauw y Cuetos (en prensa). Baauw y Cuetos proponen que la interpretación errónea de los pronombres personales como pronombres [-R] se debe a la dificultad que los niños tienen con el procesamiento del rasgo morfosintáctico [número] de los pronombres personales de tercera persona. Esta propuesta se fundamenta sobre la idea de que la referencialidad de un elemento pronominal está vinculada a su especificación morfosintáctica. Concretamente, seguimos la idea de Reuland (2001), quien propone que el rasgo morfológico que define a los pronombres de tercera persona como elementos [+R] es su especificación del rasgo [número]. El rasgo [número] está subespecificado en los pronombres [-R]18. Esto se ilustra en (21) y (22). Mientras que los pronombres personales de tercera persona, como elementos [+R], son [+singular] o [+plural] (21), las anáforas SE, como elementos [-R], no imponen restricciones de número a sus antecedentes (22). (21) a. Maríai cree que Pedro lai/*lasi vio en casa. b. Las niñasi creen que Pedro *lai/lasi vio en casa. (22) a. Maríai sei oyó cantar. b. Las niñasi sei oyeron cantar. Baauw y Cuetos (en prensa) proponen que los niños a menudo fallan a la hora de interpretar el rasgo [número] de los pronombres personales, debido a su capacidad de procesamiento más limitada. Cuando el niño no logra interpretar el rasgo [número], el pronombre desprovisto de su especificación de este rasgo acaba siendo interpretado como un elemento [-R], al igual que zich y se, produciendo un PIP en las construcciones MEC19. Cabe destacar que las dificultades de los niños de cinco años con la interpretación del rasgo [número] se ven confirmadas por estudios experimentales como Scholes (1981), Tyler (1983) y van Lente 9 10 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 (2002), que demuestran que los niños de cinco años ignoran el número del pronombre a la hora de vincularlo con su antecedente20. La subespecificación del rasgo [número] no explica por qué los niños tienen más problemas con el pronombre haar ‘la’ que con hem ‘lo’, ya que la subespecificación del rasgo [número] afecta a ambos pronombres. Para solucionar esta cuestión introduciremos un factor adicional e independiente que sólo afecta al pronombre femenino, y que intensifican el PIP en construcciones MEC neerlandesas como (19a). Este factor consiste en la ambigüedad del pronombre femenino haar. Como muestra (20), haar puede ser tanto un pronombre personal acusativo/dativo como un pronombre posesivo femenino (‘de ella’), contrario al pronombre masculino hem, que solo es pronombre personal acusativo/dativo. Proponemos que la posible interpretación de haar como posesivo lleva a algunos niños a analizar el verbo de la oración subordinada de una construcción MEC como un nombre deverbal, precedido por un pronombre posesivo. (23) Het meisje ziet [haar [N dansen]]. La niña ve su bailar ‘La niña ve su (propio) bailar.’ Si se interpreta haar como un pronombre posesivo, het meisje ‘la niña’ puede ser interpretado como su antecedente. La posibilidad de crear nombres deverbales, usando la forma infinitiva del verbo, existe tanto en neerlandés como en español, como demuestran (24) en neerlandés y (25), sus traducciones al español. (24) a. Het stuiteren van de bal stoort me enorm. el botar de el balón molesta me enormemente b. Mijn dansen beviel hem in het geheel niet. mi bailar gustaba le en el total no (25) a. El botar del balón me molesta muchísimo. b. Mi bailar no le gustaba nada. Aunque es cierto que el uso de este tipo de verbos deverbales está limitado estilística y contextualmente, forman una posibilidad gramatical, proporcionada por el sistema sintáctico de ambas lenguas21. Tomando en cuenta nuestro punto de vista continuista, y la temprana edad a la que los niños dominan la mayoría de los principios sintácticos del sistema adulto, no se debe excluir que los niños de cinco años, a la hora interpretar oraciones como (23) en el contexto de un experimento lingüístico, se valgan de la posibilidad proporcionada por el sistema nominal y verbal de su lengua materna de interpretar el complemento infinitivo como un nombre deverbal precedido de un pronombre posesivo. Esta tendencia desaparecerá cuando el niño desarrolle mayor sensibilidad a las limitaciones estilísticas y contextuales que rigen el uso de los nombres deverbales22. Nótese que nuestro análisis hace una predicción interesante para lenguas cuyos pronombres personales no tienen la misma ambigüedad que el pronombre neerlandés haar, como el español. En español el pronombre posesivo de tercera persona su se distingue de los pronombres personales de tercera persona lo y la. Por tanto, si nuestro análisis es correcto, se prevé que los niños españoles no mostrarán un PIP más fuerte en las construcciones MEC de pronombres femeninos que en las de pronombres masculinos23. En el apartado siguiente presentaremos un experimento lingüístico con niños españoles que nos permite comprobar la viabilidad de nuestro análisis. La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija 4. El experimento 4.1. Método El experimento permitía comprobar la interpretación que los niños dan a los pronombres personales en los siguientes tipos de oraciones: oraciones MEC con sujeto pronominal en la oración subordinada (26a), oraciones MEC con sujeto anafórico en la oración subordinada (26b) y oraciones “simples” con objeto pronominal (26c). (26) a. La niña/el niño la/lo ve bailar. b. La niña/el niño se ve bailar. c. La niña/el niño la/lo señala. MecPr MecSe Simple El método usado es la Truth Value Judgment Task (TVJT) (Chien y Wexler, 1990; Crain y Thornton, 1998), disfrazada como un juego de adivinanzas, en que el niño tenía que juzgar si las adivinanzas de Blas, un muñeco, eran correctas o no. En el juego participaban el niño y dos investigadores. Un investigador hacía de “asistente” del niño y el otro manejaba a Blas. Los niños recibían ítems que consistían en dos dibujos, representando a dos personajes del mismo sexo implicados en una a acción diferente en cada dibujo. La acción del segundo dibujo podía ser una acción dirigida hacia el otro personaje, o hacia sí mismo. Cada dibujo iba acompañado por una oración que describía la acción representada en el dibujo. La descripción del primer dibujo siempre era adecuada, la del segundo dibujo a veces era adecuada, pero otras veces no. Un investigador presentaba al niño el primer dibujo y pronunciaba la oración que lo acompañaba (p.e., Primero la niña y la mujer rieron...). A continuación preguntaba a Blas, que no podía ver los dibujos, si podía adivinar lo que pasaba en el segundo dibujo, dándole primero una pista (p.e., ¿Puedes adivinar lo que pasó en el segundo dibujo? La pista es “bailar”). Luego Blas “adivinaba” lo que pasaba en el segundo dibujo, repitiendo primero la acción del primer dibujo (p.e., Mmm, ya lo sé: primero la niña y la mujer rieron, y luego la niña la vio bailar.) El niño tenía que decir si lo que Blas decía era correcto o no. Los tipos de oraciones presentados en (26) representaban cinco condiciones experimentales. De estas cinco condiciones, tres provocarían una respuesta negativa en adultos (MecPr-N, MecSe-N y Simple-N), y dos una respuesta afirmativa (MecPr-S y MecSe-S). Dentro de la lógica de la TVJT, las condiciones que provocarían una respuesta negativa en los adultos son las más relevantes e informativas. La TVJT parte de la idea de que los niños (y por extensión los sujetos adultos) tratan de dar una respuesta positiva, dentro de los límites que su sistema lingüístico les impone. Una respuesta negativa revela por tanto conocimiento de estos límites. Una respuesta positiva, sin embargo, revela la ausencia de este conocimiento, o la incapacidad de aplicar dicho conocimiento (Crain y Thornton, 1998). Cada condición consistía en cinco ítems, de los cuales dos o tres implicaban a personajes masculinos y los otros a personajes femeninos. Para las condiciones pronominales (MecPr-N, MecPr-S y Simple-N) esto implicaba que dos o tres de los ítems contenían pronombres masculinos y los otros pronombres femeninos. En el caso de la condición MecPr-N, que es la condición clave para este estudio, tres de los ítems contenían pronombres femeninos (la), y dos pronombres masculinos (lo). Aparte de la variación en sexo/género de los personajes/pronombres, los ítems de las condiciones variaban en el verbo usado en las oraciones. Los verbos usados en la condición Simple-N eran pintar, acariciar, pellizcar, rascar y tocar. Las otras condiciones (MecPr-N, MecPr-S, MecSe-N, MecSe-S) usaban el verbo ver en la 11 12 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 oración principal, y en las oraciones subordinadas llorar, comer algo, bailar, fregar el suelo y reír. En (27) damos dos ejemplos de ítems usados en el test. (27) a. Simple-N Primero la niña y la mujer bailaron, ... …y luego la niña la pellizcó. Respuesta correcta: no b. MecPr-N Primero el niño y el hombre comieron, ... La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija …y luego el niño lo vio llorar. Respuesta correcta: no Los 25 ítems de las cinco condiciones (MecPr-N, MecPr-S, MecSe-N, MecSe-S y Simple-N) estaban mezclados con 26 estímulos de relleno. El número total de ítems era pues 51, presentados al niño en dos sesiones de aproximadamente 15 minutos cada una. Para neutralizar los efectos de orden, la mitad de los niños recibía el test en orden normal, y la otra mitad en orden invertido (empezando con el último ítem de cada sesión y terminando con el primero). Antes de iniciar la primera sesión se le administraba al niño algunos ítems de ensayo. Como muchos ítems contienen dibujos en que aparecen espejos, también nos aseguramos de que el niño comprendiera cómo funcionan los espejos (es decir, que supiesen que el reflejo no es un individuo diferente). Para una lista completa de ítems, véase el apéndice. 4.2. Sujetos En este experimento participaron 25 niños españoles, de una escuela primaria de Oviedo. La edad de los niños variaba de 5;3 a 6;2, con 5;9 como edad media. Los niños recibieron el test individualmente en un cuarto tranquilo del colegio. También se les administró el test a siete adultos. 4.3. Resultados Como se ve en (28) los resultados generales de las cinco condiciones representadas en (26) se asemejan a lo que se ha encontrado en otros estudios (Baauw et al., 1997; Baauw, 2002a). Los niños no muestran muchas dificultades con las condiciones MecSe-S y MecPr-S, ni tampoco con las condiciones MecSe-N y Simple-N. Los niños sí tienen dificultades con MecPr-N. Las respuestas de los controles adultos eran correctas en más del 90% de los casos, para todas las condiciones. (28) a. % respuestas afirmativas correctas MecSe-S 83 MecPr-S 96 b. % respuestas negativas correctas Simple-N 88 MecSe-N 79 MecPr-N 50 13 14 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 Un ANOVA aplicado a las condiciones Simple-N, MecPr-N y MecSe-N muestra un efecto significativo de condición (F2 (2,23) = 19.037, p < 0.01). La aplicación post-hoc de tests-t demuestra que mientras MecPr-N difiere de MecSe-N y de Simple-N, Simple-N no difiere de MecSe-N (Simple-N vs. MecSe-N, t = 1.492, p = 0.149; Simple-N vs. MecPr-N, t = -6.294, p < 0.01; MecSe-N vs. MecPr-N, t = -3.859, p = 0.001). Esto significa que los niños españoles tienen pocos problemas con la interpretación correcta de se en oraciones MEC, aceptando la identificación de este elemento con el sujeto de la oración, y rechazando la interpretación extraoracional de este elemento24. Respecto a su ejecución con los pronombres, observamos que rechazan la identificación de este elemento con el sujeto de la oración en oraciones “simples”. En construcciones MEC, sin embargo, aceptan correctamente la interpretación extraoracional, pero también aceptan la identificación del pronombre con el sujeto de la oración principal en el 50% de los casos25. Si diferenciamos entre los ítems de pronombre masculino (n = 2) y los de pronombre femenino (n = 3) de la condición MecPr-N, resulta que los niños cometían más errores con los masculinos que con los femeninos. (29) % respuestas negativas correctas MecPr-N Masc (lo) 38 Fem (la) 57 Sin embargo, como demuestra (30), esta diferencia no es significativa desde el punto de vista estadístico. El punto de partida en (30) es un modelo en que sólo está representado un factor constante (C). Al segundo modelo se le añade el factor Fem, y al tercer y al cuarto modelo se le añaden los factores Masc y la interacción entre Masc y Fem (Masc*Fem) respectivamente. (30) Diferencia en ejecución entre Masc y Fem Modelo: Logit (Freq) = 1. C 2. + Masc 3. + Fem 4. + Masc*Fem Encaje gl 18.57906 11 14.22764 8 11.84270 6 .00000 0 χ2 p(χ2) .069 .076 .066 1.000 Diferencia de encaje χ2 gl p(χ2) 4.35142 2.38494 11.84270 3 2 6 .226 .303 <.01 Las primeras tres columnas de (30) contienen los resultados estadísticos de los modelos mismos. Las últimas tres columnas indican en qué medida la añadidura de un factor lleva a una mejora del encaje del modelo con los datos observados. (30) demuestra que sólo la añadidura del factor de interacción Masc*Fem mejora el encaje de los resultados con el modelo significativamente. La añadidura consecutiva de Masc y Fem, sin embargo, no conduce a un mejor encaje del modelo con los resultados observados. O sea, no hay un efecto principal de género. Concluimos, pues, que los niños españoles no tienen más problemas con los pronombres de un género que con los de otro género en las construcciones MEC. 5. Discusión Los resultados de este estudio volvieron a demostrar que los niños españoles muestran un PIP en las construcciones MEC pronominales. También demostraron que los niños españoles, al contrario que los neerlandeses, no La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija exhiben un PIP más fuerte en las construcciones MEC de pronombre femenino que en las de pronombre masculino. Esto significa que los resultados están en conformidad con el análisis que hemos presentado en el apartado 3; los niños neerlandeses muestran un PIP más fuerte en las construcciones de pronombre femenino que en las de pronombre masculino porque en las construcciones MEC el pronombre femenino en neerlandés haar puede ser interpretado como pronombre posesivo que precede un verbo infinitivo interpretado como nombre deverbal. Los niños españoles no muestran un PIP más fuerte en las construcciones MEC de pronombres femeninos, ya que el pronombre personal femenino la difiere del pronombre posesivo, que es su. Sin embargo, van Eck y Steeneveld (1999) presentaron resultados experimentales que parecen invalidar nuestro análisis. Van Eck y Steeneveld consideraron la posibilidad de que el PIP más fuerte de las construcciones MEC de pronombres femeninos se debiera a la ambigüedad de haar como pronombre personal y pronombre posesivo. Por eso diseñaron dos experimentos, uno usando una TVJT y otro usando la muy parecida Picture Verification Task (PVT)26 que comprobaba la interpretación de haar y hem en construcciones MEC en que el pronombre estaba separada del verbo infinitivo por otro elemento, como (31)27. (31) a. Het meisje ziet [haar [SP met een vlaggetje] dansen]. la niña ve la con una banderita bailar ‘La niña la ve bailar con una banderita.’ b. Het meisje ziet [haar [SN een ijsje] eten] la niña ve la un helado comer ‘La niña la ve comer un helado.’ c. Het jongetje ziet [hem [SP met een vlaggetje] dansen]. el niño ve lo con una banderita bailar ‘El niño lo ve bailar con una banderita.’ d. Het jongetje ziet [hem [SN een ijsje] eten]. el niño ve lo un helado comer ‘El niño lo ve comer un helado.’ En las construcciones (31a,c) se encuentra un Sintagma Preposicional (SP) entre el pronombre personal y el infinitivo. La presencia de este SP impide que el pronombre haar pueda ser interpretado como un pronombre posesivo. La razón es que en neerlandés los SSPP generalmente tienen que estar a la derecha del nombre del que son complemento. Si un SP es complemento de un verbo, sin embargo, puede colocarse a ambos lados del verbo (aunque algunos SSPP solo pueden colocarse a la izquierda del verbo). La presencia del SP [met een vlaggetje] ‘con una banderita’ a la izquierda de dansen indica que dansen es un verbo, y que haar en (31a) es un pronombre personal. En (31b,d) hay un objeto directo a la izquierda del verbo infinitivo. En neerlandés, el objeto directo precede al verbo infinitivo. Sin embargo, en el caso de que un nombre deverbal tenga un complemento, este en general tiene que ser un SP, y colocarse a la derecha del nombre (véase nota 21): (32) a. [Het eten [van een ijsje]] was een goed idee. el comer de un helado fue una buena idea b. *[Het [een ijsje] eten] was een goed idee. el un helado comer fue una buena idea ‘(El) comer un helado fue una buena idea.’ 15 16 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 Esto significa que en (31b) haar solo puede interpretarse como pronombre personal y eten ‘comer’ como verbo. Van Eck y Steeneveld (1999) argumentan que si el PIP más fuerte en construcciones MEC como (19a) se debe a la ambigüedad de haar como pronombre personal y pronombre posesivo, los niños neerlandeses no deberían exhibir un PIP más fuerte en (31a,b) que en (31c,d), ya que haar en (31a,b) no es ambiguo: sólo puede ser pronombre personal. Los resultados del estudio, sin embargo, indicaban que los niños neerlandeses exhibían un PIP más fuerte en (31a,b) que en (31c,d). Una PVT, realizado con 28 niños de entre 4;7 y 7;6, mostraba que estos rechazaban la lectura reflexiva de oraciones como (30c,d) en el 24% de los casos, mientras que la lectura reflexiva de (31a,b) fue rechazada en el 18% de los casos. Esta diferencia resulta ser significativa (test de signos, p = .021). Una TVJT, también realizado con 28 niños de entre 4;7 y 7;6, muestra un rechazo de la lectura reflexiva del 12% para (31c,d) y del 7% para (31a,b). Esta diferencia resulta ser marginalmente significativa (Wilcoxon, p = .052). El estudio de van Eck y Steeneveld (1999), pues, parece refutar nuestro análisis del PIP más fuerte de construcciones MEC de pronombres femeninos. No obstante, argumentaremos que en realidad los resultados de van Eck y Steeneveld son compatibles con él. Nuestra explicación se asienta sobre la idea de que los niños neerlandeses pueden interpretar haar en (31a) como pronombre posesivo porque se permiten separar el pronombre posesivo y otros elementos prenominales de su SN. En tal caso el SP se interpreta como complemento circunstancial de ziet ‘ve’, ya que los nombres deverbales en neerlandés, aunque pueden llevar SSPP circunstanciales, estos se deben colocar a la derecha del nombre deverbal. Las oraciones MEC con un SP que separa el pronombre del verbo infinitivo constituyen la tercera parte de las oraciones MEC presentadas a los niños, y por lo tanto pueden haber afectado el resultado de toda la condición experimental. Analizaremos los pronombres posesivos en neerlandés y español como elementos funcionales generados en la posición D (determinante), que también es la posición en la que se generan los artículos. La posición D es un núcleo funcional que encabeza el Sintagma Determinante (SD), y tiene SN como su complemento (Abney, 1987). Decimos, pues, que el SD forma la proyección extendida del SN. (33) SD D’ D la/su SN N’ N casa En el lenguaje adulto, los pronombres posesivos no pueden ser extraídos del SD, ni tampoco otros elementos que se generan dentro del SD. Si en el lenguaje infantil sí es posible, la oración (31a) puede ser interpretada como (34a). En esta estructura el pronombre posesivo se desplazó desde su posición originaria dentro del SD, a una posición a la izquierda del SP [met een vlaggetje], que se interpreta como complemento circunstancial de ziet ‘ve’ (ya que los SSPP para ser interpretados como complemento circunstancial del nombre deverbal dansen ‘bailar’ ten- La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija drían que estar a la derecha de dansen). Los adultos, para obtener esta interpretación, tendrían que transformar (31a) en (34b) o (34c). (34) a. Het meisje ziet haar met een vlaggetje [SD h [SN dansen]]. la niña ve su con una banderita bailar b. Het meisje ziet met een vlaggetje [SD haar [SN dansen]] la niña ve con una banderita su bailar c. Het meisje ziet [SD haar [SN dansen]] met een vlaggetje. la niña ve su bailar con una banderita Aunque en neerlandés no es posible extraer elementos funcionales de sus SSDD, esta imposibilidad no es universal. En algunas lenguas es perfectamente posible, como en polaco (35a). En italiano y algunas variantes del español no es posible extraer elementos de sus SSDD, pero sí se permite que elementos preadjetivales escapen de su posición originaria, dentro de la proyección extendida del Sintagma Adjetival (SA) (35b,c). (35) a. Jaki wykreciles [ h numer]? qué marcaste número ‘¿Qué número marcaste?’ b. Quanto e [ h alto]? cuánto es alto ‘¿Cuánto mide? c. ¡Cómo somos [ h desgraciadas] las mujeres! Lo que es más importante para nuestra investigación, es que este tipo de extracciones, que se suelen llamar Extracciones de la Rama Izquierda (ERI)28 (Ross 1967), también se dan en el lenguaje infantil neerlandés. Van Kampen (1997) y van Kampen (2000) demuestran con varios ejemplos que los niños neerlandeses aceptan las ERI tanto de la proyección extendida nominal (36), como de la proyección extendida adjetival (37) (ejemplos de van Kampen 2000). (36) a. Welke wil jij [ h boekje]? qué quieres tú librito ‘¿Qué librito quieres?’ b. Die heb ik niet [ h sok] aan. este tengo yo no calcetín puesto ‘No llevo puesto este calcetín.’ c. Ik wil die niet [h boek] lezen! yo quiero este no libro leer ‘¡No quiero leer este libro!’ d. Doe jij Laura’s ook [ h haar]? haces tú Laura-pos también pelo ‘¿También haces el pelo de Laura?’ e. Cynthia mag mij(n) niet [ h navel] zien. Cynthia puede mi no ombligo ver ‘Cynthia no tiene permiso de ver mi ombligo.’ (37) a. Ik weet niet hoe het [ h lang] is. yo sé no cómo eso largo es ‘No sé cuánto mide (eso).’ b. Hoe is het [h laat]? S. 2;9.15 Jasmijn 2;3 L. 2;9.2. S. 6;3.16 Jasmijn 2;7 Emma 3;1 Tim C. 3;6 17 18 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 cómo es tarde ‘¿Qué hora es?’ c. Is heel wel [h lekker]. es muy de-veras rico ‘Es de veras muy rico.’ L. 3;3.4 Como se puede observar, los elementos que en el neerlandés infantil pueden ser extraídos de la proyección extendida del SN o SA son muy diversos. Incluyen palabras interrogativas (36a) y (37a,b), demostrativos (36b,c) y posesivos, tanto nombres propios (36d) como pronombres posesivos (36e)29. Van Kampen (2000) señala que en cuanto al uso de las palabras interrogativas compuestas, hasta los cinco años y medio los casos de ERI de palabras interrogativas superan los casos en que la palabra interrogativa queda unida a su SN o SA, como en (38). (38) a. [Welk boek] ga jij h lezen? qué libro vas tú leer ‘¿Qué libro vas a leer?’ b. [Hoe laat] is het h? cómo tarde es ‘¿Qué hora es?’ L. 3;6.30 S. 3;1.23 Aunque la frecuencia de las ERI disminuye con el tiempo, el fenómeno resulta ser muy persistente, ya que de vez en cuando se puede observar a una edad bastante avanzada, como demuestra (39), producido por un niño de ocho años. (39) Hoeveel denk je dat ik [h geld] heb? cuánto crees tú que yo dinero tengo ‘¿Cuánto dinero crees que tengo?’ L. 8;3.30 Resulta, así, que algunos niños neerlandeses pueden analizar haar como el pronombre posesivo femenino. La persistencia del PIP en construcciones MEC como (31a,b) se explica tomando en cuenta el hecho de que los niños neerlandeses permiten la separación de los pronombres posesivos de sus SSDD en oraciones como (31a), un fenómeno en la adquisición del neerlandés que se da a la misma edad que el PIP. Esto significa que el PIP extra fuerte que se observa en las oraciones MEC en neerlandés se debe a dos factores independientes: las dificultades con el rasgo [número] y la ambigüedad del pronombre femenino. La independencia de estos dos factores es apoyada por una observación que hicieron Philip y Coopmans (1996). Mostraron que la diferencia en ejecución correcta entre los pronombres masculinos y femeninos en oraciones MEC era más marcada en los niños de seis y siete años de edad. La misma observación fue hecha por van Eck y Steeneveld, quienes demostraron que el contraste entre pronombres femeninos y masculinos era más patente en los niños mayores (los de 6;7 a 7;6 años) que en los más pequeños (los de 4;7 a 6;6 años). Concretamente, observaron en los mayores un 40% de rechazo de la lectura reflexiva en (31c,d) contra un 28% en (31a,b), usando una PVT, y un 15% de rechazo en (31c,d) contra un 10% en (31a,b), usando una TVJT. La clave de esta diferencia entre los dos grupos de niños está en el hecho de que la subespecificación del rasgo [número] en los pronombres lleva a la interpretación del pronombre personal, tanto del masculino como del femenino, como un elemento que puede establecer una cadena con el sujeto local, o sea, como un elemento [-R]. Sin embargo, la subespecificación no tiene La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija ninguna consequencia para los pronombres posesivos. Los prombres posesivos siempre permiten ser identificados con el sujeto local. Esto significa que el contraste entre pronombres femeninos y masculinos será más visible a medida que el niño deje de analizar el pronombre personal como un elemento [-R]. Por consiguiente, el contraste entre pronombres masculinos y femeninos tiende a aumentar con la edad, para luego remitir30. Aunque una explicación de la diferencia en ejecución entre (31a,b) y (31c,d) a base de un mayor número de errores producidos en oraciones como (31a) es viable, los datos presentados por van Eck y Steeneveld no nos permiten comprobarla, ya que en su trabajo no se presentan los resultados de cada ítem experimental; las construcciones como (31a) y (31b) forman parte de una sola condición experimental, al igual que (31c) y (31d). Como argumentamos en este apartado, el SN de complemento directo que precede el verbo subordinado en oraciones como (31b) impide que este verbo se analice como un nombre deverbal. Cabe señalar, sin embargo, que el contraste en ejecución entre (31a,b) y (31c,d) observado por van Eck y Steeneveld es menos fuerte que el contraste entre (19a) y (19b), observado por Philip y Coopmans (1996). Esto se puede deber a la presencia de oraciones como (31b) en la condición experimental representada por (31a,b). No obstante, para llegar a conclusiones firmes se requiere un análisis detallado de las diferencias en ejecución entre construcciones como (31a) y (31b). Dejaremos este asunto para futuras investigaciones. 6. Resumen y conclusión En este artículo hemos argumentado que el PIP no es un fenómeno unitario. Más bien hemos distinguido tres tipos de PIP: (40) a. PIP extrasintáctico b. PIP morfosintáctico c. PIP léxico El PIP extrasintáctico sólo afecta a las lenguas cuyos pronombres personales átonos no son clíticos sintácticos, como el neerlandés y el inglés. Sus efectos se observan en todo tipo de construcciones, pero más notablemente en las construcciones “simples” como (1a). Este PIP, al que se ha aludido en el apartado 1, se debe a problemas al nivel del interfaz entre la sintaxis y el discurso. En el presente trabajo no hemos tratado a fondo este PIP. El PIP morfosintáctico se observa en las construcciones MEC, y en neerlandés, en las construcciones de verbos semánticamente marcados como reflexivos. Este PIP se debe a la dificultad que los niños tienen a la hora de procesar el rasgo morfosintáctico [número] de los pronombres personales. Según Reuland (2001), la especificación de este rasgo morfosintáctico está estrechamente vinculada con el carácter [+R] de los pronombres personales de tercera persona. Las dificultades con la interpretación de este rasgo a menudo llevan a los niños a interpretar los pronombres como elementos [-R], al igual que las anáforas SE. El PIP léxico se observa en las construcciones MEC, pero sólo afecta a los pronombres que son ambiguos entre pronombre personal y pronombre posesivo, como el pronombre neerlandés haar, pero no a los pronombres españoles, que no presentan tal ambigüedad. Este PIP se debe a la posibilidad que los niños tienen de analizar el verbo infinitivo como un nombre deverbal, en cuyo caso el pronombre ambiguo haar se analiza como un pronombre posesivo, cuya identificación con el sujeto de la oración es perfectamente gramatical. Hemos argumentado además que la aceptabilidad en el lenguaje infantil de las ERI explica la per- 19 20 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 sistencia de este PIP en construcciones en que un SP complemento circunstancial separa el pronombre del verbo infinitivo. Los resultados de esta investigación demuestran que los niños observan los principios sintácticos universales, en conformidad con el Enfoque de Continuidad, aunque cometen errores en el campo de la especificación léxica. Notas 1 Con neerlandés nos referimos a la lengua oficial de Países Bajos y Flandes (Bélgica). Oficiosamente a menudo se refiere a esta lengua como holandés o flamenco. Cabe señalar que los niños neerlandeses de los estudios discutidos en este artículo proceden de Países Bajos. 2 Debo el término a Coopmans (2000). 3 Cabe destacar que el PIP es un fenómeno de la interpretación de los pronombres. El fenómeno apenas se observa en la producción espontánea (Bloom, Barss, Nicol y Conway, 1994). 4 Los pronombres átonos en español difieren de los pronombres tónicos y los SSNN por su posición respecto al verbo finito. Mientras que los SSNN de objeto (ia) y los pronombres tónicos de objeto (ib) se encuentran a la derecha del verbo, los pronombres átonos se encuentran a la izquierda del verbo finito (ic,d). (i) a. Pedro vio a María. b. Pedro la vio a ella. c. Pedro la vio. d. *Pedro vio la. Los pronombres átonos también se destacan por su estrecha vinculación con el verbo. No permiten ser separados de él (iia,b), a diferencia de los SSNN y los pronombres tónicos (iic,d). (ii) a. Pedro la (*mañana) verá. b. Pedro quiere ver (*mañana) la. c. Pedro verá mañana a María. d. Pedro la verá mañana a ella. En lenguas como el holandés y el inglés, los pronombres átonos no muestran un comportamiento tan diferente al de los SSNN o los pronombres tónicos. 5 Llamaremos construcciones “simples” todas las construcciones que no sean construcciones MEC. Obsérvese que la existencia del PIP (extra fuerte) en construcciones MEC no tiene nada que ver con la complejidad de dichas construcciones. Escobar y Gavarró (1999) demostraron que los niños catalanes muestran un PIP en construcciones MEC, como (ia), pero no en las perífrasis modales como (ib) (llamadas “construcciones de control” en la tradición generativista), aunque ambas se analizan habitualmente como oraciones biclausales (aunque con una estructura interna diferente). (i) a. La nena la veu saltar a corda. (33% de ejecución correcta) ‘La niña la ve saltar a la cuerda.’ b. La nena la vol tocar amb la mà. (100% de ejecución correcta) ‘La niña la quiere tocar con la mano.’ Baauw (2002a) ha hecho una observación similar para el español. Los niños españoles de cinco años rechazaban la interpretación reflexiva de perífrasis modales como (ii) en el 80% de los casos. (ii) El niño trató de pintarle. 6 SE significa “Simple Expression”, y refiere a los elementos reflejos que consisten en una expresión simple, es decir, no compleja, como se en español y zich en neerlandés. Las anáforas SE contrastan con las anáforas SELF, que son formas complejas, como sí mismo en español y himself en inglés. 7 En sintaxis es habitual indicar la relación de ligamiento entre dos elementos por medio de índices. 8 Nótese que la Teoría de Ligamiento presentada aquí es una alternativa a la Teoría de Ligamiento “estándar” propuesta por Chomsky (1981). 9 Hablando estrictamente, no todas las dependencias referenciales entre elementos léxicos son casos de ligamiento. El ligamiento es una manera sintáctica de establecer una dependencia referencial, y por tanto obedece a restricciones sintácticas (véase Chomsky, 1981). El ligamiento contrasta con la correferencia, que se establece al nivel del discurso. En el presente trabajo no tratamos la correferencia, ya que no resulta relevante para el PIP que surge en la adquisición de las lenguas de clíticos sintácticos, como el español, aunque sí es de suma relevancia para explicar el PIP “generalizado” que aparece en lenguas como el neerlandés y el inglés, y que se manifiesta más claramente en oraciones como (1a) (Grodzinsky y Reinhart, 1993; Baauw, 2002a,b). 10 Nótese que a pesar de que tanto zich en neerlandés como se en español se clasifican como anáforas SE, en construcciones “simples” como (9) y (10), sus estatutos son diferentes. Mientras que en español se es un marcador de reflexividad, zich en neerlandés es un elemento pronominal, sin capacidad de marcar un verbo como reflexivo. El marcado de reflexividad en neerlandés depende de la semántica léxica del verbo. La definición de las propiedades semánticas relevantes para el marcado de reflexividad es un tema controvertido. El carácter semántico de la marcación de reflexividad en neerlandés, pero no en español, explica las restricciones léxicas de zich, ilustrados en (10), y la ausencia de estas restricciones con se en español (9). Véase Baauw (2002a) para más argumentos a favor de un análisis diferenciado de zich y se en oraciones “simples”. 11 Para obtener una interpretación reflexiva de haten ‘odiar’, el neerlandés requiere el uso de anáforas SELF. (i) Maria haat zichzelf. María odia sí-misma ‘María se odia (a sí misma).’ 12 La h del ejemplo (12) representa la huella que el clítico la supuestamente deja al desplazarse de su posición originaria a su posición superficial. Alternativamente, si se analiza la como un núcleo funcional generado en su posición superficial, a la izquierda de ver, la h representa la huella dejada atrás por un pronombre nulo (pro) desplazado de su posición originaria al Especificador de la proyección funcional S(intagma) CL(ítico) (Baauw, 2002a): La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija (i) La niña [SCL pro [CL la [ ve [h bailar]]]] De todas formas, la h refleja el hecho de que el clítico la, a pesar de su posición a la izquierda del verbo de la oración principal, temáticamente pertenece al verbo de la oración subordinada. 13 Los lindes oracionales de oraciones infinitivas no son considerados barreras sintácticas para la creación de Cadenas (Chomsky, 1986). Por tanto, la formación de una Cadena entre el sujeto de la oración principal y el pronombre ligado por este es obligatoria en (14). Los lindes oracionales finitos, sin embargo, sí forman una barrera sintáctica que impide la creación de una Cadena entre el “ligador” y el elemento ligado. La presencia de esta barrera explica la gramaticalidad del ligamiento de la, un pronombre [+R], por María en (i); no hay Cadena entre estos dos elementos, por lo cual la CC es irrelevante. (i) Maríai cree [que Pedro lai quiere]. 14 Reinhart y Reuland (1993) presuponen una estrecha vinculación entre las características referenciales de un elemento y su especificación morfosintáctica. Concretamente, proponen que la caracterización de un elemento pronominal como [-R] se debe a su subespecificación de rasgos morfosintácticos como número y caso estructural. Según Reinhart y Reuland zich no lleva rasgos de caso estructural ni de número. 15 Para una motivación detallada de la naturaleza diferente de se y zich en oraciones simples, y su naturaleza semejante en oraciones MEC, véase Baauw (2002a). Nótese además que la doble función de se en español como marcador de reflexividad y como pronombre clítico [-R] no es nada sorprendente. Se en español es notoriamente plurifuncional, ya que también se asocia con la interpretación pasiva, media, inacusativa e impersonal del verbo. 16 Acerca de (15b) un revisor señala que algunos hablantes del español prefieren construcciones con un gerundio, como (i). (i) La niña se ve bailando. 17 Cabe destacar que en frisón, una lengua germánica hablada en el norte de los Países Bajos y en algunas zonas del norte de Alemania, los verbos semánticamente marcados como reflexivos (ia) y las construcciones MEC (ic) permiten el uso de un pronombre como elemento ligado. Cuando el pronombre es objeto de un verbo que no puede ser semánticamente marcado como reflexivo, como bewunderen ‘admirar’, la interpretación reflexiva queda excluida (ib). Dicho de otra manera, mientras que (ia,c) son ambiguas entre una interpretación reflexiva y no reflexiva, (ib) sólo permite una interpretación no reflexiva (de Jong, 1996). (i) a. Jeltsjei wasket hari/k. Julia lava la ‘Julia se lava/Julia la lava.’ b. Willemi bewundert him*i/k. Guillermo admira lo ‘Guillermo lo admira.’ c. Jani seach himi/k in ‘e film de partij winnen. Juan vio lo en la película el partido ganar ‘Juan se vio ganar el partido en la película/Juan lo vio ganar el partido en la película.’ Philip y Coopmans (1996) proponen que en esta lengua, que carece de anáforas SE como zich o se, los pronombres personales tienen una doble interpretación, como pronombre [+R] y como elemento [-R]. En este aspecto, pues, el neerlandés infantil se parece al frisón. 18 Una motivación detallada de la relación entre la subespecificación del rasgo [número] y la deficiencia referencial de los pronombres rebasa los límites de este artículo (véase Reuland, 2001). Cabe destacar que la importancia del rasgo [número] para la referencialidad del pronombre también es apoyada por estudios psicolingüísticos como De Vincenzi y Di Domenico (1999) y Carminati (2002). 19 En Baauw (2002a) se argumenta que la subespecificación del rasgo [número] se debe a la adquisición incompleta de este rasgo morfosintáctico. Sin embargo, Baauw y Cuetos (en prensa) demuestran que no sólo los niños españoles exhiben un PIP en las construcciones MEC, sino también los pacientes españoles con agramatismo (afasia de Broca). Ruigendijk et al. (enviado) demuestran que los agramaticos neerlandeses también muestran un PIP en estas construcciones. Los agramáticos, siendo adultos, ya han completado el proceso de adquisición. Sin embargo, varios estudios muestran que tanto los adultos agramáticos como los niños tienen una capacidad reducida de procesamiento (Swinney, Zurif y Nicol, 1989; Tyler, 1983, entre otros). Esto sugiere que el PIP en las construcciones MEC se debe a un problema de aplicación de conocimiento lingüístico (procesamiento), y no de adquisición incompleta. No obstante, como señala un revisor, la coincidencia en sí entre niños y agramáticos en cuanto al PIP no demuestra que este fenómeno se deba a un mismo factor en ambos grupos. Sin embargo, las coincidencias entre niños y agramáticos no se limitan al PIP, sino que incluyen, entre otras muchas cosas, el uso de oraciones infinitivas (“Root Infinitives”), la omisión de artículos y la interpretación problemática de oraciones pasivas. Además, el paralelismo entre niños y agramáticos se extiende al PIP de las oraciones “simples”, ilustradas en (1a) y (2). Mientras que los agramáticos ingleses, como los niños, muestran un PIP en oraciones como (1a), tanto los agramáticos como los niños españoles rechazan una interpretación reflexiva de (2) (Grodzinsky, Wexler, Chien, Marakovitz y Solomon, 1993; Baauw y Cuetos, en prensa). Creemos que estos factores justifican y favorecen un análisis unificado del PIP de las oraciones MEC para niños y agramáticos (Avrutin, 1999; Avrutin, en prensa). 20 Sobre todo el estudio de van Lente (2002) es interesante. Demuestra que los niños franceses exhiben un PIP en construcciones MEC, aun si el número del pronombre ligado difiere del género del “ligador”, el sujeto de la oración principal. (i) a. La fillei lesi voit sauter a la corde. (aproximadamente 50% de ejecución correcta) ‘La niña las ve saltar a la cuerda.’ b. Les fillesi lai voient sauter a la corde. (aproximadamente 50% de ejecución correcta) ‘Las niñas la ven saltar a la cuerda.’ 21 En neerlandés las construcciones representadas en (23) y (24) en un lenguaje más coloquial se substituyen a menudo por formas con el prefijo ge-, como en (i). (i) Het meisje ziet haar gedans. la niña ve su ge-bail ‘La niña ve su bailar.’ Nótese además que en español, pero no en neerlandés, los nombres deverbales parecen conservar algunos rasgos verbales, como la capacidad de tener un complemento directo (i). (i) a. Su bailar la jota es lo que más nos ha impresionado de Juan. b. El aprender una lengua extranjera no es nada facil. 21 22 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 Aunque sobre todo (ia) es estilísticamente “marcado”, en neerlandés tanto (iia) como (iib) son marcadamente agramaticales. Sólo algunos SSNN que no van precedidos de artículos pueden combinarse con nombres deverbales (iic) (probablemente porque son capaces de formar un nombre compuesto con el nombre deverbal). (ii) a. *Zijn de jota dansen is wat Jan het meest karakteriseert. su la jota bailar es lo-que a-Juan más caracteriza b. *Het een buitenlandse taal leren is niet makkelijk. el una extranjera lengua aprender es no fácil c. Iedereen klaagde over zijn koffie drinken. todo-el-mundo se-quejaba de su café beber 22 Cabe destacar además que nuestra propuesta sólo concierne a la interpretación de oraciones como (23), no a su producción. Como señalamos en la nota 3, la distinción entre producción e interpretación resulta importante para la adquisición del lenguaje, y especialmente la adquisición de la (cor)referencia pronominal. Crain y Thornton (1998) argumentan que la producción espontanea (o los tests de producción elicitada) no revelan necesariamente la competencia linguística del niño, ya que pueden reflejar simplemente preferencias gramaticales. Sin embargo, los tests de comprensión realizados con la Truth Value Judgment Task, cuyo funcionamiento se explica en el apartado 4, “fuerzan” al niño a considerar la posibilidad (= gramaticalidad) de una interpretación determinada de una oración, obligándole a usar toda su competencia gramatical. 23 Se podría argumentar que hay otra razón por la cual la interpretación del pronombre personal como pronombre posesivo estaría excluida en español; en español los pronombres posesivos no pueden estar separados del nombre por un verbo, como pasaría si se interpretara el pronombre clítico preverbal como un pronombre posesivo. Sin embargo, como veremos en el apartado 5, en el lenguaje infantil existe más libertad de dislocar elementos prenominales, como pronombres posesivos. 24 La interpretación de se en oraciones “simples”, como (ia), no fue comprobada en este estudio, aunque otros estudios indican que los niños españoles no tienen dificultades con la interpretación correcta de se, rechazando la interpetación extraoracional de se, y aceptando su identificación con el sujeto entre el 90% y el 100% de los casos (Baauw, Coopmans y Philip, 1999; Baauw, 2002a; Baauw y Cuetos, en prensa). En todos los estudios citados se observó la ausencia de una diferencia significativa entre los resultados de la condición que comprueba la interpretación extraoracional de se en (ia) y (ib), o sea MecSe-N. (i) a. La niña se señala. b. La niña se ve bailar. Esto demuestra que los niños no muestran muchas dificultades con la comprensión de las construcciones MEC en sí. No obstante, en el presente estudio la ejecución en MecSe-N y MecSe-S, aunque relativamente buena, no era perfecta. Especulamos que la complicación estructural que suponen las construcciones MEC ha tenido cierto efecto en los niños. Cabe destacar, sin embargo, que los niños españoles del estudio de Baauw (2002a) y Baauw y Cuetos (en prensa), teniendo una edad media de 5;3, mostraban una ejecución correcta del 98% en MecSe-S y del 87% en MecSe-N. 25 La interpretación extraoracional de los pronombres personales en oraciones simples, como (i), no fue comprobada en este estudio. Sin embargo, Baauw et al. (1999), Baauw (2002a) y Baauw y Cuetos (en prensa) demostraron que los niños españoles aceptan esta lectura correcta en casi el 100% de los casos. (i) La niña la señala. 26 La PVT se distingue de la TVJT en que en la PVT el estímulo se presenta al niño como una pregunta (p.e. ¿La niña la ve bailar?) en vez de una afirmación. 27 El contexto era un dibujo de una niña o un niño con una banderita en la mano que se mira al espejo bailando. 28 El término original inglés es Left-Branch Extraction. 29 Como señala uno de los revisores, la presencia de la ERI en el lenguaje infantil neerlandés parece problemática para el punto de vista continuista. No obstante, creemos que en realidad apoya el enfoque continuista que adaptamos. Las ERI están regidas por limitaciones sintácticas, como la imposibilidad de transgredir “barreras”. Según Chomsky (1986) los sujetos y los complementos circunstanciales forman barreras sintácticas para los desplazamientos de las palabras interrogativas (y otros elementos). Por eso las extracciones desde dentro de un SD sujeto como las extracciones desde un SD que es complemento circunstancial son agramaticales en las lenguas que permiten las ERI. Como observa van Kampen (2000), el lenguaje infantil neerlandés también respeta esta limitación sintáctica, ya que no se observan ERI como (ia) (extracción desde un SD sujeto) ni como (ib) (extracción desde un complemento circunstancial). (i) a. *Welk leest [ h kind] een boekje? qué lee niño un librito ‘¿Qué niño lee un librito? b. *Hoe heeft de kat [ h hoog] gesprongen? cómo ha el gato alto saltado ‘¿A qué altura ha saltado el gato? Esto demuestra que los niños neerlandeses observan principios sintácticos universales, aunque no necesariamente todos los principios sintácticos de la lengua que están adquiriendo. 30 Philip y Coopmans (1996) demuestran que a los ocho años los niños neerlandeses dejan de mostrar un contraste entre las condiciones pronominales femeninos y masculinos. A esa edad mostraban una ejecución correcta en el 35% de los casos con hem ‘lo’ y en el 38% de los casos con haar ‘la’. No obstante el PIP persiste en tanto las oraciones “simples” como las oraciones MEC. Baauw (2002a) demuestra que los niños españoles ya dejan de mostrar un PIP en las oraciones MEC a los 6;6 años. Creemos que esta diferencia se debe a la existencia en la adquisición del neerlandés de un PIP “generalizado” o extrasintáctico, al que hemos aludido brevemente en el apartado 1, y que afecta a todos los pronombres personales de tercera persona, en tanto oraciones simples como oraciones MEC. En las oraciones MEC los efectos de este PIP generalizado se suman a los efectos del PIP causado por la subespecificación morfosintáctica. La presencia de un PIP adicional en neerlandés infantil además de causar un PIP extrafuerte en oraciones MEC, contribuye a “nivelar” el contraste entre las condiciones pronominales femeninos y masculinos (ya que el PIP generalizado afecta a tanto los pronombre masculinos como los femeninos, como el PIP debido a la subespecificación morfosintáctica). Cabe destacar que para el español la ausencia de este factor “nivelador” adicional tiene como consecuencia que un hipotético contraste entre pronombres masculinos y femeninos sería bien visible a una edad más temprana que en neerlandés. La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija Referencias ABNEY, S. P. (1987). The English Noun Phrase in its Sentential Aspect. Tesis Doctoral. Cambridge, MA: MIT Press. AVRUTIN, S. (1994). Psycholinguistic Investigations in the Theory of Reference. Tesis Doctoral. Cambridge, MA: MIT Press. AVRUTIN, S. (1999). Development of the Syntax-Discourse Interface. 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Primero la mujer y la niña aplaudieron, y luego la niña se vio fregar el suelo. Primero la mujer y la niña rieron, y luego la mujer la tocó. Primero la niña y la mujer leyeron un libro, y luego la mujer le sacó una foto a la niña. Primero el hombre puso una botella detrás del niño, y luego la mujer puso una botella detrás de EL. Primero el niño se sentó junto al hombre, y luego la mujer se sentó junto a EL. Primero el hombre y el niño comieron algo, y luego el niño lo vio llorar. Primero la mujer se sentó al lado de la niña, y luego se sentó al lado de ella el hombre. Primero el hombre y el niño comieron, y luego el niño lo vio llorar. Primero la mujer puso una planta detrás de la niña, y luego el hombre puso una planta detrás de ELLA. Primero el hombre y el niño patinaron, y luego el hombre se vio comer algo. Primero el hombre y el niño patinaron, y luego el hombre lo vio comer algo. Primero la niña y la mujer bailaron, y luego la niña pellizcó a la mujer. Primero la mujer trazó un círculo alrededor de la niña, y luego el hombre trazó un círculo alrededor de ELLA. Primero el hombre y el niño patinaron, y luego el hombre lo vio comer algo. Primero el hombre puso una maleta detrás del niño, y luego puso una maleta detrás de él la niña. Primero la mujer puso un regalo detrás de la niña, y luego puso un regalo detrás de ella el hombre. La interpretación de los pronombres masculinos y femeninos por niños / S. Baauw y M. Alija 21. MecPr-S (sí) 22. MecSe-S (sí) 23. Simple-N (no) 24. Relleno (sí) 25. MecSe-N (no) Primero la mujer y la niña rieron, y luego la mujer la vio bailar Primero la mujer y la niña rieron, y luego la mujer se vio bailar. Primero el hombre y el niño jugaron al fútbol, y luego el niño lo rascó. Primero el niño trazó un círculo alrededor del hombre, y luego trazó un círculo alrededor de él la niña. Primero el hombre y el niño patinaron, y luego el hombre se vio comer algo. Sesión II 26. MecPr-Y (sí) 27. Simple-N (no) 28. Relleno (sí) 29. Relleno (no) 30. MecPr-N (no) 31. Relleno (sí) 32. Relleno (no) 33. MecSe-S (sí) 34. Relleno (no) 35. MecPr-N (no) 36. MecPr-S (sí) 37. Relleno (no) 38. Relleno (sí) 39. MecSe-N (no) 40. Simple-N (no) 41. MecPr-N (no) 42. Relleno (no) 43. Relleno (sí) 44. Relleno (no) 45. MecSe-N (no) Primero la mujer y la niña aplaudieron, y luego la niña la vio fregar el suelo. Primero la mujer y la niña leyeron un libro, y luego la niña la pellizcó. Primero la niña puso una maleta delante de la mujer, y luego puso una maleta al lado de ella el hombre. Primero la niña puso un paraguas delante de la mujer, y luego el hombre puso un paraguas delante de ELLA. Primero la mujer y la niña rieron, y luego la mujer la vio bailar. Primero el niño y el hombre anduvieron en bici, y luego el hombre abrazó al niño. Primero la niña trazó un círculo alrededor de la mujer, y luego trazó un círculo alrededor de ella el hombre. Primero la mujer y la niña aplaudieron, y luego la niña se vio fregar el suelo. Primero el hombre trazó un círculo alrededor del niño, y luego la mujer trazó un círculo alrededor de EL. Primero la mujer y la niña aplaudieron, y luego la niña la vio fregar el suelo Primero la mujer y la niña bailaron, y luego la mujer la vio reir. Primero el niño corrió detrás del hombre, y luego corrió detrás de él la mujer. Primero el niño y el hombre jugaron al fútbol, y luego el hombre vistió al niño. Primero la mujer y la niña rieron, y luego la mujer se vio bailar. Primero el hombre y el niño bebieron algo, y luego el niño lo acarició. Primero la mujer y la niña bailaron, y luego la mujer la vio reir. Primero la niña corrió detrás de la mujer, y luego el hombre corrió detrás de ELLA. Primero el niño puso una tarta delante del hombre, y luego la niña puso una tarta delante de EL. Primero el hombre puso un globo delante del niño, y luego puso un globo delante de él la niña. Primero la mujer y la niña bailaron, y luego la mujer se vio reir. 25 26 Cognitiva, 2005, 17 (1), pp. 0-0 46. Relleno (sí) 47. Relleno (sí) 48. Relleno (no) 49. MecSe-N (no) 50. Simple-N (no) 51. MecSe-S (sí) Primero la mujer corrió detrás de la niña, y luego corrió detrás de ella el niño. Primero el hombre corrió detrás del niño, y luego la mujer corrió detrás de EL. Primero el hombre y el niño bebieron algo, y luego el niño rascó al hombre. Primero la mujer y la niña aplaudieron, y luego la niña se vio fregar el suelo. Primero la mujer y la niña cantaron, y luego la niña la pintó. Primero la mujer y la niña bailaron, y luego la mujer se vio reir.