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RUBÉN BONIFAZ NUÑO CALACAS letras mexicanas FONDO DE CULTURA ECONÓMICA letras mexicanas CAL ACAS RUBÉN BONIFAZ NUÑO Calacas letras mexicanas FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Primera edición, 2012 Bonifaz Nuño, Rubén Calacas / Rubén Bonifaz Nuño. — México : FCE, 2012 43 p. ; 21 × 14 cm — (Colec. Letras Mexicanas) ISBN 978-607-16-1066-9 1. Poesía 2. Literatura mexicana — Siglo XX I. Ser. II. t. LC PQ7297 Dewey M861 B243p Distribución mundial D. R. © 2012, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001:2008 Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com www.fondodeculturaeconomica.com Tel. (55) 5227-4672; fax (55) 5227-4640 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos. ISBN 978-607-16-1066-9 Impreso en México • Printed in Mexico CALACAS [2003] κάτθανε καὶ ΠάτροκλοϚ, ὅ περ σέο πολλòν ἀμείνων. Ilíada, XXI, 107 I ADELANTA la pantomima: igual que a las torres de los reyes y a los jacales de los pobres, con equitativo pie a mi puerta, tin tin, está llamando ahora; sé quién es, tin tin, y me resisto a abrirle, y estoy, tin tin, abriéndole. 11 II EN TU frente de azúcar llevas un letrero: mi nombre. Muerdes un regusto hipócrita a tristeza con tu risa inmóvil y ostentosa. Hospitalaria, así, te ofrendan con los huesos de tu pan, el gualda de tu cempasúchil importado. Pero en traje de vejez, chocheando, contagiosa de males, cuánto fastidias, cómo te aposentas. Encajonado, oigo mi nombre, de cuerpo presente, en esta misa de difuntos; muertos ya, me velan. Y no hay recurso a la memoria, pues son tristes todos los recuerdos. No de azúcar, pesas, fatigosa como una dieta balanceada. 13 III YA NI la amuelas, Flaca; embistes en guerra contra un montón de harapos. La armazón me cariaste, entumes, por ti apolilladas, mis bisagras; tapiaste mis vidrieras, sordos, taponas mis abrevaderos, paralizas mis malas pulgas. Me alegro empero, propulsado por las hélices del a.d.n. Al tacto me acojo, a las quincenas. O ellas pasan: da su olor su nardo. Que en habiendo viejas y dinero, pinche Pelona, me das risa. 15 IV TAMBIÉN a veces te estás quieta como haciéndote disimulada; allí voy entonces, buey, corriendo sin tropezarme. Puerca suerte: que por querer vivir mañana o que el corazón papalotee, ya te estoy, Pelona, procurando. 17 V PARA nada te escondes; vienes pisando fuerte en mí; te siento venir, sin ningún placer de adorno. Sin adornos, a talonazos sonantes de huesos, a insidia y fuerza, tomas posesión de este armatoste. Mi casa ulceras de fantasmas, mis paredes raes, complacientes a tus carcomas habituales. Vienes, así, sin esconderte; tan molesta, de tan perceptible, que aunque aprendí lo que es ser joven, aburrido de morir, quisiera que algo me tornara a dar la vida. 19 VI YA NI esperanzas de esperanza ni amor ni amores; ya no crees en iluminadas salvaciones. Desacompasado y presuroso la Flaca te puso, sin permiso; mira, corazón, por dónde andas. Tus pasos, que se fatigaban con sólo un danzón, con un paseo, caricatura de un reflejo, hoy al rap y al maratón transporta. Hoy en bata blanca, persuasiva, ay corazón, mira dónde andas, fingiéndose seria, payasea: Arritmias son y taquicardias. Y su osamenta de narices, estetoscopio en mano, empuja por la puerta grande del infarto. 21 VII NO VIENES airada; no, de claro, me pasas con tu flecha; en calma, o con tu mano de metate o tu paulatino tejolote de molcajete, me apaciguas; para esta graveza no hay reparo ni profunda cava que aproveche. 23 www.fondodeculturaeconomica.com La muerte es el tema de este último libro de Rubén Bonifaz Nuño, publicado en 2003, cuando el poeta cumplía 80 años. “La muerte —nos dice Luis García Montero en su estudio sobre la poesía de Bonifaz Nuño— iguala a ricos y pobres […] Y la vejez precipita el deterioro. Cuando ya no se tienen fuerzas para bailar ni siquiera una danza suave, la muerte se acelera en un rap desconsiderado.” Pero la muerte le viene guanga al poeta veracruzano ante su deseo de vivir, su impulso creador y su herencia poética, que está llamada a permanecer. “Cuando el corazón se consume, la existencia dura, se mantiene y se fija en una obra. La poesía protege el mundo. La palabra de Rubén Bonifaz Nuño es una de las mayores obras de protección realizadas en nuestra lengua a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Obra privada, de domicilio en perpetua restauración. Obra pública, para adecentar la plaza.”