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CUADERNO DE ORIENTE X SORPRENDE, a nuestros ojos occidentales, el modo en que a lo largo de la historia se han sucedido las interrelaciones entre sintoísmo y budismo. En Occidente, salvando momentos y lugares muy puntuales, la convivencia entre religiones ha sido hervidero de intolerancia, persecución y marginación, cuando no de muerte y destrucción. El primitivo y ancestral animismo sintoísta, contrastaba con la evolucionada complejidad del budismo foráneo del vecino gran imperio. El sintoísmo, religión autóctona de Japón, se nutre, hoy como ayer, de la atribución de alma o espíritu a fenómenos y objetos de la naturaleza así como a humanos antepasados cuya presencia e influencia queda así perpetuada. Son los kami, divinidades no asimilables al Dios de las religiones de Occidente, tampoco a los dioses del panteón griego. Los kami tienen su propia idiosincrasia, el Shinto es un camino de perfección, el camino de los kami. El budismo que llega a Japón en el siglo VI provenía de una larga evolución, producto de sucesivas escisiones, primero del hinduismo, después del propio budismo en su rama Mahayana. Japón acogerá en el siglo XII al budismo Chan, que enriquecido por el taoísmo y confucionismo, crisol de la antigua China, aflorará en el Zen. En ambas oleadas de influencia continental, los sintoístas manifestaron cierto recelo frente al budismo. Sin embargo, la decidida voluntad hacia soluciones pacíficas y la tolerancia por parte de ambas religiones posibilitaron espacios de encuentro y hasta fórmulas de sincretismo. Así, los sintoístas no tuvieron inconveniente en que a los kami se ofrecieran sutras y plegarias budistas, igualmente, los budistas no tuvieron dificultades para asimilar a los diferentes kami como budas, reinterpretando a estos como la primera esencia y a los kami como su manifestación japonesa. Por ejemplo, la diosa del sol, Amateratsu, deidad sintoísta que según la tradición está emparentada con la familia imperial, será la manifestación japonesa del buda cósmico, de esencial presencia en la secta budista Shingon. Los nuevos monasterios budistas se erigían en las proximidades de los santuarios sintoístas, obteniendo así la protección de los kami. Es el caso, entre otros, del kami del santuario de Hiyoshi que ofrecería protección al monasterio budista de Enryakuji, de la secta Tendai. Las escuelas budistas desarrollaron aproximaciones al sintoísmo, con el que convivían, compartían y se distribuían rituales, por ejemplo, y con la mayor naturalidad, rituales de muerte para los budistas, de vida para los sintoístas. La exaltación de la naturaleza por parte de los monjes budistas, de hecho vivían inmersos en ella, así como su apertura y tolerancia facilitaron la convergencia con el sintoísmo que en el respeto y admiración por la naturaleza encuentra buena parte de sus valores esenciales. 1 CUADERNO DE ORIENTE X Además, el orden confucionista que impregnaba al Zen fue asumido plenamente, e hicieron suyos principios éticos que reforzaban la visión de la bondad innata, del pacifismo y del principio de que el hombre ha de regirse siempre desde la sinceridad y lealtad de su propio corazón. Tramadas estas relaciones, el budismo Zen, que incorporaba ya la semilla sintoísta, fue permeando la sociedad civil, sobre todo entre los poderes militares y de gobierno, incluidos shogunes y emperadores, que se fueron impregnando tanto de su espiritualidad como del estricto código ético confucionista. El samurái hallaría en esta síntesis espiritual, ética y cultural, un entorno favorable para el mejor desarrollo de su código del guerrero, pura esencia del hombre, alma del Japón, el bushido. José Antonio Giménez Mas Imágenes “PÁJARO PROFETA” COLECCIÓN DE ARTE ORIENTAL 2