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63 CANNABIS Y SEXUALIDAD: MITO Y REALIDAD Anna Romaguera Psiquiatra. CAS Sant Martí, Centre Fòrum. Programa d'Adiccions, Institut de Neuropsiquiatria i Addiccions (INAD-IMIM-PSMAR). Parc de Salut Mar, Barcelona. aromaguera@parcdesalutmar.cat Resumen Se revisan la sexualidad y sus bases biológicas, la respuesta sexual humana y sus factores y fases, y las disfunciones sexuales y su clasificación y evaluación, haciendo hincapié en las disfunciones sexuales relacionadas con las sustancias de abuso y especialmente con el cannabis. Se ofrecen datos actualizados sobre la investigación en torno al consumo de cannabis y sus efectos en la fertilidad y la sexualidad. Las conclusiones son tres: el consumo de cannabis tiene una serie de efectos adversos en la fertilidad masculina y femenina y en la excitación sexual, el placer y el rendimiento tanto en hombres como en mujeres, si bien aún se carece de investigación de calidad en esta área; existe una dicotomía entre la subjetividad de la percepción positiva de los efectos de este tóxico en la función sexual, y la realidad de que tales efectos resultan ser negativos en estudios empíricos, es de- cir, objetivos y físicamente demostrables; y la investigación experimental más reciente apunta a que el consumo de cannabis en adolescentes puede tener efectos a largo plazo en el comportamiento sexual de los adultos y en la reactividad cerebral relacionada con el sexo. Abstract Sexuality and its biological basis, human sexual response and its factors and phases, and sexual dysfunctions and their classification and assessment are reviewed. Sexual dysfunction related to substance abuse and especially to cannabis is described. An update on research about the use of cannabis and its effects on fertility and sexuality data is offered. The conclusions are threefold: cannabis has a number of adverse effects on male and female fertility and sexual arousal, pleasure and performance in both men Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 64 Anna Romaguera and women, although it still lacks quality research in this area; there is a dichotomy between the subjectivity of the positive perception of the effects of this toxic in sexual function, and the reality that such effects are negative in empirical studies, ie, objective and physically demonstrable; and the latest experimental research suggests that cannabis use in adolescents may have long term effects on sexual behavior of adults and on sex related brain reactivity. Sexualidad En la figura 1 se esquematizan los aspectos determinantes de la sexualidad, que incluyen los biológicos y sociodemográficos, los psicológicos y los sociales. En el contexto que nos ocupa hay que destacar los aspectos psicológicos, que incluyen a su vez los componentes cognitivo, emocional y sensorial. La combinación de estos tres aspectos caracteriza a cada persona y le confiere individualidad. Figura 1. Sexualidad: componentes Biológicos Sociodemográficos Cognitivo Psicológicos Emocional Sociales Sensorial Individual A nivel biológico hay que tener en cuenta los sistemas genital, vascular, neurológico y endocrinológico, pero también el estado físico en general. En la figura 2 se ilustra la participación, en este complejo entramado, de la región tuberal del hipotálamo y la pituitaria anterior, y de las hormonas gonadotrópicas liberadoras (GnRH) y estimuladoras (FSH, foliculoestimulante y LH, luteinizante), además de las hormonas sexuales femeninas como estrógeno y progesterona, y las masculinas como la testosterona, producidas por las células de Leydig en los testículos. Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 CANNABIS Y SEXUALIDAD: MITO Y REALIDAD Figura 2. Bases biológicas de la sexualidad La respuesta sexual y sus factores En la figura 3 se esquematizan los factores que influyen en la respuesta sexual (1). Los neurotransmisores activadores incluyen dopamina (DA), noradrenalina (NA), histamina (H) y acetilcolina (Ach); los neurotransmisores inhibidores son la 5-hidroxitriptamina (5HT), es decir, la serotonina, y el ácido gamaacetilbutírico (GABA). En cuanto a las hormonas, las activadoras son la testosterona, los estrógenos en la mujer, y la gonadotrópica liberadora; las hormonas inhibidoras son los estrógenos en el hombre, la proges- terona y la prolactina. El tercer grupo de factores que influyen en la respuesta sexual, los neuropéptidos, son activadores como la oxitocina, vasopresina, el péptido intestinal vasoactivo (VIP) y el óxido nítrico (NO); se considera que no existen neuropéptidos inhibidores. Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 65 66 Anna Romaguera Figura 3. Factores que influyen en la respuesta sexual. Activadores Inhibidores Neurotransmisores DA NA H Ach 5HT GABA Hormonas Testosterona Estrógenos (♀) GnRH Estrógenos (♂) Progesterona Prolactina Neuropéptidos Oxitocina Vasopresina VIP ON Fases de la respuesta sexual humana Según el modelo descrito per Helen Kaplan, la respuesta sexual humana es un ciclo que consta de cuatro fases que hoy día se considera que han sido establecidas de forma arbitraria (2). Son las conocidas fases de deseo, excitación, orgasmo y resolución. La excitación sexual de la mujer y el hombre conlleva cambios como la elevación del útero, la distensión inicial del tercio interno de la vagina, la turgencia y elongación del clítoris, el agrandamiento de los labios y el comienzo de la lubrificación vaginal. La excitación del hombre comporta el ensanchamiento de la uretra, la erección del pene, el aumento del grosor de la piel escrotal y la elevación parcial de los testículos. En la mujer, el orgasmo comprende la contracción uterina en oleadas y la contracción muscular del tercio externo de la vagina y del ano. En el hombre, el orgasmo se plasma en las contracciones de la vesícula seminal, del vaso deferente, de los músculos eyaculatorios, de la próstata, del ano y las Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 contracciones rítmicas del pene, con eyaculación de semen y elevación máxima de los testículos. En ambos sexos, el orgasmo supone espasmos musculares, aumento de la frecuencia cardio-respiratoria y de la tensión arterial, y disminución del estado de conciencia. En la fase de resolución, la mujer experimenta disminución de la congestión pélvica y del tamaño del clítoris y los labios, siendo posible otro orgasmo. En esta fase, el hombre experimenta sudoración y disminución de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial. Actualmente recibe mayor consideración el modelo circular que Basson (figura 4) introdujo en 2001 (3). Que sea circular indica que puede entrarse en la respuesta sexual en cualquier punto del ciclo, aunque normalmente se inicia con intimidad emocional. El deseo sexual espontáneo favorece la actitud exploratoria y receptiva ante los estímulos sexuales, las respuestas biofisiológicas y la activación sexual. El deseo y la excitación sexuales abocan a la satisfacción emocional y física, que a su vez retroalimenta la intimidad emocional. CANNABIS Y SEXUALIDAD: MITO Y REALIDAD Figura 4. Modelo circular de respuesta sexual humana (Basson). CIRCULAR MODEL EMOTIONAL INTIMACY Seeking Out and Being Receptive to EMOTIONAL AND PHYSICAL SATISFACTION SPONTANEOUS SEXUAL DRIVE AROUSAL AND SEXUAL DESIRE SEXUAL AROUSAL Basson R. Med Aspects Hum Sex. 2001;1:41-42 SEXUAL STIMULI BIOLOGIC PSYCHOLOGICAL Disfunciones sexuales Las disfunciones sexuales se han visto inmersas en hipótesis que difieren según sea la época de estudio. Así, han proliferado las explicaciones primero psicoanalíticas y más tarde conductistas, habiéndose llegado actualmente a las psicobiológicas, que han permitido la elaboración de una fisiopatología de los problemas de la función sexual. La causa de las disfunciones sexuales puede ser orgánica, psicológica o mixta. Cada vez nos decantamos más por este patrón mixto, ya que si bien el desencadenante puede ser orgánico, posteriormente el factor psicológico jugará un papel importante. Las causas orgánicas abarcan desde enfermedades genitales, vasculares o neurológicas a trastornos endocrinológicos o enfermedades sistémicas. Además, siempre es muy importante preguntar al paciente tanto si toma fármacos, sean prescritos o no, como si es consumidor de drogas, un factor importantísimo que puede pasar desapercibido. En la figura 5 se enumeran los diagnósticos de disfunción sexual en el DSM-IV-TR comparándolos con los cambios introducidos con el manual diagnóstico-estadístico actual, el DSM-5 (4, 5). Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 67 68 Anna Romaguera Figura 5. Diagnósticos de disfunción sexual en el DSM-5 y su antecesor. DSM-IV-TR Diagnoses Changes in DSM-5 Female dysfunctions Female hypoactive desire disorder Female arousal disorder Female orgasnic disorder Dyspareunia Vaginismus Merged into: Female sexual interest/arousal disorder Unchanged Marged into: Genito-pelvic pain/penetration disorderr Male dysfunctions Male erectile disorder Changed to Erectile disorder Hypoactive sexual desire disorder Changed to Male hypoactive sexual desire disorder Premature (early) ejaculation Unchanged Male orgasmic disorder Changed to Delayed ejaculation Male dyspareunia Male sexual pain Deleted Other dysfunctions Sexual aversion disorder Sexual dysfunction due to a general medical condition Deleted Substance/medication-induced sexual dysfunction Unchanged Sexual dysfunction NOS Replaced by Other specified sexual dysfunctions and Unspecified sexual dysfunction Note: Individual changes to DSM nomenclature and criteria are in bold. DSM: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders; IV-TR: 4th Edition-Text Revision; NOS: Not Otherwise Sj. Table 1: Sexual dysfunctions in DSM-5: Changes in classification from DSM-IV. Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 CANNABIS Y SEXUALIDAD: MITO Y REALIDAD El DSM-5 simplifica la clasificación anterior, ya que propone una reducción en el número de entidades nosológicas propuestas. Son ejemplos el que la dispareunia y el vaginismo se fusionan en el trastorno génito-pélvico por dolor (en la mujer) y por penetración (en el hombre), y que desaparecen los trastornos por aversión sexual y por disfunción debida a alguna condición médica general. La evaluación sexológica plantea importantes diferencias con la evaluación exclusivamente psicológica o médica. Por un lado existe una dificultad del paciente y del propio médico para obtener este tipo de datos, ya que este necesita tener conocimientos de parcelas muy variadas: área médica, área psicológica, área de la sexualidad, área de la pareja. Es fundamental recoger una buena historia sexual e incluir el examen médico, la evaluación psicopatológica y psicológica, los autoinformes y los autorregistros. En la figura 6 se ofrece una selección de instrumentos disponibles para la evaluación de las disfunciones sexuales. A ellos hay que añadir el Cuestionario de cambios en la función sexual-14 (CSFQ14), validado al español por Bobes et al en 2000 y del que en 2010 Vallejo-Medina et al. evaluaron sus propiedades psicométricas (7, 8). Es un cuestionario constituido por catorce ítems según la escala Likert, y es la versión reducida del CSFQ de 36 ítems. En el portal www.sexualidadysaludmental. com de la Asociación Española de Sexualidad y Salud Mental está disponible el Cuestionario de Disfunción Sexual Secundaria a Psicofármacos, también conocido como SALSex. Figura 6. Instrumentos globales para evaluar disfunciones sexuales (Bobes et al. 2002) (6). Instrumentos globales Derogatis Sexual Functioning Inventory (DSFI), 1976. Golombok-Rust Inventory of Sexual Satisfaction (GRISS), 1983. Sexual Function Questionnaire (SFQ), 1986. Brief Sexual Function Questionnaire (BSFQ), 1988. Arizona Sexual Experience Scale (ASEX), 1997. Cuestionario de Cambios en (CCFS), 2000. Cuestionario de Disfunción Sexual Secundaria a Fármacos (PRSexDQ), 2000. Instrumentos específicos Sexual Arousability Inventory (SAI), 1976. Índice Internacional de Función Eréctil (IIFE), 1997. Cuestionario de Salud Sexual para Varones (CSSV), 1999. Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 69 70 Anna Romaguera Disfunciones sexuales y sustancias de abuso Existen diversos trabajos que estudian la relación entre cannabis y disfunciones sexuales, pero los datos que se pueden extraer de la investigación empírica son todavía fragmentados, heterogéneos y muchas veces contradictorios. Lo que es bien conocido es que tanto el alcohol como otras sustancias se han empleado en la esfera erótico-sexual como facilitadores para excitar, desinhibir o desorientar. También está claro que el consumo de sustancias de abuso constituye un factor de riesgo para las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados. Otras realidades menos conocidas por la población debieran ser más tenidas en cuenta. Por ejemplo, que el consumo de tóxicos se asocia frecuentemente a disfunción sexual, pudiendo causar inhibición de la excitación psicológica y física (erección y lubricación vaginal) y anorgasmia. En cualquier caso, el uso de sustancias afecta a la función sexual a través de los neurotransmisores serotonina (5HT2), noradrenalina (NA) y dopamina (DA), que modifican hormonas como la testosterona, los estrógenos y la progesterona, o por afectación directa de los factores implicados en la respuesta sexual humana. Y viceversa, es decir, que aquejar disfunción sexual es un factor de riesgo para los trastornos por uso de sustancias (9, 10, 11). En la Revista Adicción y Ciencia vol. 2, núm. 2 de 2012, www.adiccionyciencia.info, está disponible el artículo “Cómo afectan las diferentes sustancias a la sexualidad”, de F. Pérez del Río, M. Mestre y F. J. del Río. El consumo de alcohol de forma crónica, frecuente y con elevadas ingestas se asocia a disfunción sexual en un elevado porcentaje, mayor del 80%. Predomina la disfunción Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 eréctil –Shakespeare: “el alcohol provoca deseo pero frustra la ejecución”-, que puede reducirse con la abstinencia estable. Se sabe que se debe a afectación directa del eje hipotalámico-hipofisiario-gonadal. En mujeres con alcoholismo se ha observado que más del 60% aquejan disminución del deseo sexual, anorgasmia y falta de excitación psicológica, y casi la mitad reconocen falta de lubricación vaginal, vaginismo y dispareunia (12, 13, 14). En cuanto a la cocaína, se sabe que se la valora como un potente afrodisíaco. Los psicoestimulantes pueden ayudar a retrasar el orgasmo y prolongar su duración –Freud: “Ay de ti princesa mía cuando llegue el fogoso hombretón que tiene cocaína en el cuerpo”, de una carta a su futura esposa-, pero a largo plazo afectan de forma negativa a la función sexual. Aunque hay consumidores de cocaína base (crack) que le atribuyen un aumento del deseo y del orgasmo, la mayoría reconoce deseo sexual disminuido e incluso anorgasmia (15, 16, 17). El acto de inyectarse heroína ha sido descrito como un “orgasmo farmacógeno” que tendería a desplazar el orgasmo. Inicialmente el uso de heroína puede mejorar la función sexual, especialmente en casos de dispareunia o vaginismo previos o bien en caso de eyaculación precoz, pero a largo plazo lo que provoca es anorgasmia y disminución de la libido, disfunción eréctil y eyaculación retardada. Se debe a que el consumo crónico de heroína inhibe el eje hipotalámico-hipofisario-gonadal, con el resultado de hipogonadismo, desgaste muscular y osteoporosis. La abstinencia estable es, una vez más, la condición necesaria para que pueda restaurarse gradualmente la función sexual (18, 19, 20). El LSD (dietilamida del ácido lisérgico), las anfetaminas y las drogas de síntesis se CANNABIS Y SEXUALIDAD: MITO Y REALIDAD usan en muchos casos como sustancias facilitadoras de la relación sexual. Como sucede con las sustancias anteriores, en los ambientes de consumo se les atribuye la capacidad de incrementar el deseo sexual e intensificar y prolongar el orgasmo. Pero también como sucede prácticamente con todas las sustancias de abuso, se ha descrito actividad sexual disminuida relacionada con el consumo de estas tres sustancias mencionadas. A la metilenodioximetanfetamina (éxtasis), el ácido gamahidroxibutírico (GHB), la fenilciclidina, psilocibina y otras sustancias también se les atribuyen propiedades afrodisíacas, sensuales y estimuladoras de sensaciones táctiles y de empatía. Pero se considera que, como sucede con las anteriormente mencionadas, su consumo a largo plazo puede perjudicar la función sexual (9, 14, 21, 22). El tabaco –Oscar Wilde (El retrato de Dorian Grey): “El cigarrillo es el ejemplo perfecto de placer perfecto. Es exquisito y deja insatisfecho. ¿Qué más se puede pedir?”puede dificultar el orgasmo en la mujer y causar problemas de erección e incluso impotencia en el hombre, así como infertilidad y riesgo de aborto. Es frecuente que el cannabis se fume antes y después del acto sexual. Al respecto, los consumidores refieren que aumenta el placer sexual por atribuirle mayor relajación y más sensibilidad táctil. En la actualidad, en internet y concretamente en Youtube hay innumerables muestras audiovisuales que proclaman el presunto efecto afrodisíaco del cannabis. Dando un salto atrás, en Las Mil y Una Noches se cuenta que una muchacha después de fumar hachís cayó en un sueño tan profundo que se la dio por muerta, siendo enterrada viva. Cuando se descubrió el error, fue exhumada y reanimada con aire fresco. Bajo el influjo de la droga, sus únicos efectos mani- fiestos fueron sus fuertes apetitos de amor y de alimento. Pero ya Galeno advertía que su consumo se asociaba a impotencia. Los mitos que rodean al cannabis son que ayuda a enfrentarse a la ansiedad ante el sexo y que desbloquea y libera, lo que favorece el placer sexual. La realidad, en cambio, es esta: que en todo caso es la sugestión lo que causa el efecto positivo atribuido al cannabis y que la desinhibición lo único que favorece es la participación en prácticas sexuales arriesgadas, con desconocidos y en las que no hay protección de barrera ante virus como el del sida o la hepatitis o, sin ir más lejos, el treponema de la sífilis. Hay que decir que todavía es relativamente escasa la investigación sobre los efectos de los cannabinoides en la excitación sexual, el placer y temas relacionados. Acerca de la fertilidad masculina y femenina, en cambio, sí que existe un corpus de evidencias más consistente. Actualmente es posible afirmar que en los órganos reproductores de ambos sexos hay receptores cannabinoides, y que el sistema endocannabinoide demuestra ser crítico en la regulación de los procesos reproductivos (23, 24). De hecho, la función reproductiva es en ambos sexos vulnerable a los efectos perjudiciales de los cannabinoides exógenos (25). A causa tanto de la presencia de receptores cannabinoides en los órganos sexuales cuanto de los efectos del cannabis en las hormonas, el consumo de cannabis también puede afectar a la excitación sexual y el orgasmo (26). Cannabis y fertilidad El consumo de cannabis, con la activación de receptores cannabinoides que lleva inherente, afecta negativamente a la fertilidad masculina, por interrumpirse la motilidad del Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 71 72 Anna Romaguera esperma y otras importantes funciones como la reacción del acrosoma (27, 28). Por reacción del acrosoma se conoce el proceso que ha de pasar el espermatozoide una vez que ha llegado al óvulo para intentar fertilizarlo, logrando así acceder al interior del óvulo. También se reduce el nivel de hormona luteinizante (29), que regula la producción de testosterona a través de las células de Leydig, importante para la producción, motilidad y viabilidad del esperma (23, 25). Hay evidencias, en suma, de que a largo plazo el consumo de cannabis se asocia a reducción de hormonas como la testosterona y a la de producción de esperma, así como disminución en el recuento de espermatozoides. En cuanto a la fertilidad femenina, hay que partir de que el sistema endocannabinoide se halla íntimamente involucrado en la regulación de las funciones reproductivas en la mujer. La evidencia científica sugiere que la exposición a los cannabinoides exógenos afecta negativamente, en diferentes, formas, a la fertilidad femenina y el embarazo (30). Por ejemplo, las mujeres que fuman cannabis regularmente pueden tener ciclos menstruales más cortos, posiblemente a causa de menores niveles de hormona luteinizante. En estudios con animales se ha observado que los cannabinoides interrumpen el desarrollo del embrión, complicando su implantación óptima en el revestimiento uterino, e interfieren en el desarrollo de la placenta durante la gestación (31). El consumo de cannabis afecta también negativamente al crecimiento fetal, asociándose con recién nacidos de bajo peso (32, 33). Como se sabe, los neonatos de bajo peso tienen mayor probabilidad de morir no solo en el momento del nacimiento sino a lo largo del primer año de vida. Además, los que sobreviven tienen mayor riesgo de sufrir diversas condiciones neurológicas como parálisis ceInformaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 rebral y retraso en el desarrollo (Escobar et al 1991). De hecho, los efectos de la exposición prenatal al cannabis en el crecimiento fetal pueden ser mayores que los de la exposición a tabaco. Además, los efectos adversos de la exposición prenatal al cannabis se extienden a toda la infancia, siendo responsables de mayor prevalencia de impulsividad y de trastorno por hiperactividad y déficit de atención en dichos niños (34). Los mecanismos por los que la exposición prenatal a cannabis afectan negativamente al desarrollo fetal son variados. Por ejemplo, la exposición a cannabinoides exógenos puede tener un efecto en el desarrollo fetal por la existencia de receptores en útero, ovario y tejido placentario. Alternativamente, los efectos del cannabis en el desarrollo fetal pueden ser más directos: el THC atraviesa fácilmente la barrera placentaria y por tanto puede tener un efecto directo en el neurodesarrollo del feto (35). De hecho, estudios en animales y en humanos han encontrado evidencia de una alteración en la anatomía del cerebro de neonatos expuestos in utero a cannabinoides. Cannabis y disfunción sexual En relación a la disfunción sexual en el hombre, los cannabinoides se han asociado a la disfunción eréctil. Una manera en que los cannabinoides pueden causar disfunción eréctil es a través de la presencia de receptores CB1 y CB2 en el pene humano, concretamente en los cuerpos cavernosos, cuya repleción sanguínea permite la erección. Los cannabinoides pueden actuar en los receptores del pene inhibiendo la relajación del cuerpo cavernoso (36), necesaria para dicha repleción. Antes se ha mencionado que el consumo de cannabis puede estar relacionado con la CANNABIS Y SEXUALIDAD: MITO Y REALIDAD reducción de los niveles de testosterona en hombres, que a su vez se ha relacionado con la disminución de la libido y la aparición de disfunción eréctil (37). Desafortunadamente, la excitación sexual en consumidores de cannabis se ha estudiado mediante encuestas de autoinforme retrospectivo que han arrojado resultados mixtos: unos varones reportan que el uso de cannabis aumenta el placer sexual y la calidad del orgasmo (38), mientras que otros, fumadores de cannabis a diario, son más propensos a informar sobre dificultades para llegar al orgasmo o por llegar a él con demasiada rapidez (39). Los efectos de la exposición a cannabis en la excitación masculina todavía no se han estudiado en un entorno de laboratorio. Este tipo de investigación sería más útil que la basada únicamente en expectativas, subjetividades y factores de confusión. De momento el estado de la cuestión podría resumirse en que la exposición al cannabis podría afectar positivamente al placer percibido durante las relaciones sexuales y al mismo tiempo podría afectar negativamente a la función eréctil. Los estudios sobre disfunción sexual en la mujer expuesta a cannabinoides también arrojan resultados interesantes. La investigación apunta a que los cannabinoides tienen un papel en la mediación de la excitación sexual femenina. Los estudios antiguos, realizados con datos retrospectivos recogidos mediante autoinformes, indicaban una correlación positiva entre consumo de cannabis y excitación sexual (38). En cambio los estudios actuales, experimentales y realizados en laboratorio, demuestran todo lo contrario: la excitación sexual está asociada a la disminución significativa de los niveles de cannabinoides en circulación (40). Curiosamente, la exposición al cannabis durante la adolescencia puede tener efectos a largo plazo en la motivación sexual, es decir, efectos que se extienden a la edad adulta (41). Es lo que se infiere de estudios efectuados con ratas hembras expuestas a cannabinoides en la adolescencia murina: muestran una reducción de la motivación sexual en la edad adulta, junto a una disminución de la activación en áreas relacionadas con la motivación y la excitación en respuesta a estímulos sexuales (42). Parece claro que esta es un área de investigación que en el futuro debería abordarse con estudios en humanos. Conclusiones Se ha demostrado que el consumo de cannabis tiene una serie de efectos adversos en la fertilidad masculina y femenina. Lo que contrasta con que, como se sabe, gozar de una buena sexualidad resulta esencial en la calidad de vida y en la individualidad. En el varón, el consumo de cannabis puede afectar negativamente la producción y la función de los espermatozoides. En la mujer, el consumo de cannabis puede afectar a la fertilidad por interrupción de la implantación del embrión. Además, puede tener efectos adversos en el desarrollo del feto. El consumo de cannabis puede también tener efectos en la excitación sexual, el placer y el rendimiento tanto en hombres como en mujeres, si bien aún se carece de investigación de calidad en esta área. A partir de la investigación existente, puede afirmarse que existe una dicotomía entre la subjetividad de la percepción positiva de los efectos de este tóxico en la función sexual, y la realidad de que tales efectos resultan ser negativos en estudios empíricos, es decir, objetivos y físicamente demostrables. Informaciones Psiquiátricas 2016 - n.º 226 73 74 Anna Romaguera La investigación experimental más reciente también apunta a que el consumo de cannabis en adolescentes puede tener efectos a largo plazo en el comportamiento sexual de los adultos y en la reactividad cerebral relacionada con el sexo. 8. Vallejo-Medina P, Guillén-Riquelme A, Sierra JC. 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