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6 La Semana Navarra En Portada DIARIO DE NAVARRA DOMINGO, 1 DE FEBRERO DE 2015 MÓNICA FUENTES Y CHRISTOPHE DUBESSET, PAMPLONESA Y FRANCÉS LA VIDA EN FRANCÉS M ÓNICA Fuentes de Cía viajó a Chartres de intercambio cuando estudia- ba en el colegio Vedruna (Carmelitas) y desde entonces el francés ha estado presente en su vida. A diario. Allí conoció a su novio, el que hoy es su marido, Christophe Dubesset, y lo que había sido una asignatura se convirtió en su día a día. “Durante siete años, Christophe y yo solo hablábamos en francés. El no sabía nada de español”, recuerda esta pamplonesa, de 39 años, licenciada en Derecho y que trabaja como directora co- mercial en una empresa. Desde que su marido vino a vivir a Pamplona, hace catorce años decidieron “cambiar el chip”. “Intentamos hablar en castellano para que él aprendiera más rápido”. Hoy, padres de dos niñas de 8 y 2 años (Chloé y Olivia), en casa “mezclan” los idiomas. “Aunque no siempre, Christophe se dirige a las niñas en francés y yo, en castellano. La pequeña, que todavía no habla, entiende todo en ambos idiomas. Sus abuelos se quedan fascinados”. Su hija Chloé estudia 3º de Educación Primaria en DOS PAÍSES, DOS CULTURAS. La pamplonesa Mónica Fuentes de Cía y el francés Christophe Dubesset, con sus hijas Chloé y Olivia, de 8 y 2 años, en su casa de Pamplona. En su familia se hablan español y francés. EDUARDO BUXENS VOCABULARIO el colegio Vedruna (Carmelitas) de Pamplona; y la pequeña empezará 1º de Infantil en septiembre en ese centro, donde estudian muchas asignaturas en inglés. Christophe trabaja actualmente como almacenero. Compartir dos culturas En casa de los Dubesset-Fuentes es “muy común” mezclar los dos idiomas en la misma frase, “aunque no se debe hacer”, confiesa Mónica. “Siempre vemos la televisión francesa. Las niñas ven dibujos animados antiguos y leen cuentos que les regalan los abuelos en esta lengua”, relata. “Hay palabras que, por defecto, decimos siempre en uno de los dos idiomas, sin traducirlas al otro”. La familia de Christophe vive muy cerca de París, “por lo que las visitas a los abuelos y tíos son en contadas ocasiones durante el año”. “Pero nos compramos un apartamento en Biarritz para compartir ambas culturas. Vamos muy a menudo y las niñas saben, instintivamente, que cuando vamos allí, o a casa de los abuelos, la única manera de comunicarse es el francés”. Mónica y Christophe reconocen que el que sus hijas puedan hablar dos idiomas desde pequeñas y sin esfuerzo es “una suerte para ellas”. “Es una puerta que tienen abierta para su futuro. A nuestras hijas les enseñamos a querer a los dos países por igual. Son de los dos sitios a partes iguales. Aunque hayan nacido en Pamplona, Francia es también su país”. Idioma Más facilidad para una tercera lengua. Un niño bilingüe aprenderá más fácilmente un tercer idioma, aunque es mejor esperar. Mente Favorece la apertura mental. Los niños que hablan más de un idioma tienen un mayor desarrollo intelectual y prestan más atención. AMAIA ARRIZABALGA Y AL MACAULAY, GUIPUZCOANA E INGLÉS ESPAÑOL, EUSKERA E INGLÉS E L pamplonés Héctor Macaulay Arrizabalaga tiene 8 años y habla castellano, inglés y se defiende bastante bien en euskera. Y sin haber hecho ningún esfuerzo y de forma espontánea. Sus padres, ella guipuzcoana y él inglés, le han transmitido cada uno su lengua pero sin “obsesionarse” ni hacer “un gran esfuerzo por que fuera bilingüe”. “Queríamos primar la naturalidad en la comunicación y confiamos en que la transmisión de los idiomas se produjera de forma natural”, explica Amaia Arrizabalaga Idiaquez, nacida en Lazcano (Guipúzcoa) hace 45 años, traductora e intérprete de inglés y francés, y asesora en el Parlamento foral. El padre de Héctor, Al Macaulay, nació en Manchester hace 48 años, e imparte clases de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas de Pamplona, el Centro de Atención al Profesorado (CAP) del Gobierno de Navarra, el colegio Vedruna (Carmelitas) de Pamplona, además de lecciones a particulares. “Héctor habla inglés conmigo y castellano y euskera con Amaia y la familia materna. Usa los idiomas según sus necesidades”, apunta Al Macaulay. La pareja está separada pero mantienen “una buena relación” y pasan tiempo juntos. “Cuando estamos los tres, el idioma de casa es el inglés”, insiste Amaia, que tiene un nivel casi bilingüe. Antes de venir a vivir a Pamplona, Al no sabía “nada” de castellano. Héctor cursa 3º de Educación Primaria en el colegio San Ignacio (Jesuitas). le ayuda con la asignatura de inglés, en que saca siempre sobresaliente. Además, todos los veranos, la familia viaja tres semanas a Jersey o Londres, para visitar a la familia de Al. “Héctor mejora muchísimo su pronunciación en verano. Con su abuela y sus pri- mos no le queda más remedio que hablar en inglés”. Por su experiencia docente, Al reconoce que a los españoles les falta “mejorar la pronunciación”. “Se estudia mucha gramática pero la pronunciación cuesta”. Como también es músico (toca la batería), ha lanzado una web (www.txikismikis.com) para enseñar inglés a niños de una manera lúdica a través de canciones. Un barco de vela Al Macaulay recuerda que la primera palabra que su hijo Héctor pronunció en inglés fue sailboat (barco de vela), estando en el puerto de Fuenterrabía, donde vive la familia de Amaia. “Estábamos viendo los barcos y se lanzó”, recuerda. Pero, en Fuenterrabía, sobre todo, habla en euskera con su abuela materna y sus primos “que van a la ikastola”. “Se defiende bastante bien. Mi lengua materna fue el euskera, por eso desde bebé le he hablado en euskera y todas las expresiones de cariño me salían en esa lengua. Al empezar la guardería y el colegio, el castellano ha cobrado mayor relevancia ”, cuenta Amaia. Cuando Héctor está con su daddy, habla siempre en inglés y ve la televisión (Discovery Max) en ese idioma. Su padre también LONDRES, EN LA MESA DEL SALÓN. Héctor Macaulay Arrizabalaga, de 8 años, con sus padres, Al y Amaia, jugando con piezas que reproducen los principales monumentos londinenses, en la mesa del salón de su casa, en el Soto de Lezkairu pamplonés. EDUARDO BUXENS