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----- _._ .. _ ~ ... Perspectiva de estudio de la lealtad a la marca Elena Delgado Ballester* Universidad de Murcia, España • Profesora Ayudante de Facultad de 22 ciclo del Departamento de Comer cialización e Investigación, Facultad de Economía y Empresa, Campus de Es pinardo, 30100 Espinardo, TIf. +34 968-36380l. E-mail: elenadel@Um.es De entre todas las 'i -" lealtad es la que más in' beneficios que a largo p cunstancias del entorno establecidas el mantenj;- ; El interés que ha d estudios tendientes, la explicación de su occ¡ que le afectan. Es por ello que en es-..e _ de la investigación sobre en el desarrollo y posici to del comportamiento car la evolución que tu simple instrumento de j que la consideran como sa, y que nos remite a la para la empresa, siendo ._ tes. Tradicionalmente la distintivo que sirve para y para distinguirlos de le original del producto ( Este tipo de concep ,u.:"'~,., tos visibles tales como el instrumento que cumple de la fuente u origen de . _ productos y la mayor s.....·,,......;,t cuencia de los avances y ción y distribución dura- McWiIliam, 1989), estas_ tancia radica en que, desd: estructurar el mercado y De entre todas las variables sobre las que se asienta el capital de marca, la lealtad es la que más interés ha recibido por parte de la literatura, no sólo por los beneficios que a largo plazo genera para la empresa, sino también por las cir cunstancias del entorno socioeconómico actual que dificultan a "las marcas ya establecidas el mantenimiento de posiciones duraderas en el mercado. El interés que ha despertado ha dado lugar a la proliferación de numerosos estudios tendientes, fundamentalmente, a su definición y medición, así como a la explicación de su ocurrencia y, por tanto, a la determinación de las variables que le afectan. Es por ello que en este artÍCulo ofrecemos un marco teórico del estado actual de la investigación sobre la lealtad a la marca, al objeto de poder guiar y ayudar en el desarrollo y posicionamiento de futuras investigaciones sobre este aspec to del comportamiento del consumidor. Este marco teórico se presenta tras expli car la evolución que ha sufrido la conceptualización de la marca. desde un simple instrumento de identificación de la oferta a concepciones más maduras que la consideran como uno de los principales activos intangibles de la empre sa, y que nos remite a la definición del capital de marca como fuente de ventajas para la empresa, siendo la lealtad a la marca uno de sus principales componen tes. CONCEPTUALIZACiÓN DE LA MARCA: UNA PERSPECTIVA EVOLUTIVA Tradicionalmente la marca ha sido definida como el nombre y/o símbolo distintivo que sirve para identificar los productos o servicios de un fabricante y para distinguirlos de los de su competencia, señalando cuál es la fuente original del producto (Aaker, 1991). Este tipo de conceptualización de la marca enfatiza esencialmente sus aspec tos visibles tales como el nombre, logotipo o diseño, al considerarla como un instrumento que cumple con unas funciones de identificación y diferenciación de la fuente u origen de los productos y servicios. Dada la proliferación de productos y la mayor separación entre el consumidor y la empresa, como conse cuencia de los avances y mejoras que tuvieron lugar en los sistemas de fabrica ción y distribución durante la primera mitad del siglo XIX (Chernatony y McWilliam, 1989), estas funciones son especialmente importantes. Esta impor tancia radica en que, desde la perspectiva del consumidor, la marca permite estructurar el mercado y contribuir a una transparencia del mismo, mientras que a la empresa le ayuda a designar y proteger la propiedad de su oferta comercial, al tiempo que es un vehículo o instrumento de comunicación directa entre ella y los consumidores (Dupuy y Thoening, 1991). A pesar de que esta noción de la marca ya no refleja todo su significado y papel estratégico -al no hacer hincapié alguno en aspectos tan esenciales del concepto como los componentes intangibles y percepciones de los consumido res-, sigue estando vigente actualmente, pues muy similares son las definicio nes ofrecidas por la Organización Mundial de la Propiedad Industrial, la Asocia ción Americana de Marketing, y las que se pueden encontrar en los diccionarios y textos de marketing (veáse Kotler et al., 2000; Blackett, 1998). Incluso, está presente en la gestión que algunas empresas hacen de sus marcas, como ponen de manifiesto Chematony y Dall'Olmo (1998). En opinión de Chematony y McWilliam (1989), no deja de ser sorprendente que en nuestros días se subscriba esta definición tan miope de la marca. Es miope porque falla en reconocer cuáles son los cimientos de la marca y, por tanto, la contribución de otros recursos de marketing, a pesar de que hay claras evidencias de que una marca no sobreviviría en el mercado si la empresa está concentrada únicamente en el desarrollo de un símbolo o nombre como elemen to de diferenciación. Si las marcas tienen éxito es porque aportan un valor aña dido al producto, de manera que el diseño de un nombre o de un logotipo -si bien es un aspecto importante- es sólo uno de los muchos elementos que contribu yen a su éxito. La definición de la marca de la cual hemos partido -centrada en las activida des de identificación y diferenciación a través de un nombre y aspectos visua les- convive actualmente con otras visiones más avanzadas estratégicamente, tanto desde la perspectiva de la empresa, como del propio consumidor (ver Figura 1). Entre estas otras visiones encontramos la de una serie de autores que am plían el papel de la marca al ámbito de la estrategia de marketing, en la medida en la que la marca es usada para atestiguar la calidad del producto que el fabricante está preparado o dispuesto a garantizar (Heilbrunn, 1995). Es decir, la marca pasa a ser considerada como una promesa y garantía de calidad, como un instrumen to que permite el reconocimiento del producto o servicio de la empresa asociado con un nivel de calidad específico. De esta manera, incorpora cierta coherencia a la estrategia de la empresa, en la que la constancia de la calidad se constituye como uno de los elementos esenciales (Staveley, 1987; Jones, 1986), al tiempo que confiere al consumidor más seguridad para hacer frente al riesgo que perci be cuando compra un producto. Si bien esto supone un avance en la definición de la marca, pues enfatiza su papel de garantía de calidad, se sigue obviando el papel que juegan otros ele 62 PERSPECTIVA DE ESTUDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA I ELENA DELGADO BALLESTER mentos en hacer llegar I añadido al producto. T ella, como la personali aplicables a todas las la compra, pues permi través del tipo de ma; 1989). Figura 1. E uente: Elaboración propia El mayor enfoque instrumento de identifi do posteriormente con el consumidores en la defj~ autores como Brown (199: las ideas y conexiones en el marco de la literatur:3. En este sentido, y gracias _ numerosos atributos del gran variedad de info J..Ua"'AJo.I"'I Esta visión de la mar aún más ante la consoli diferenciación de los nTT'.......... corriente de trabajos q e - :.;e.::z.: .ie su oferta comercial, ~~-ión directa entre ella y _ii. ~::: todo su significado y :os tan esenciales del - es de los consumido -es son las definicio dustrial, la Asocia . .;:..;.:;:.::;-:u en los diccionarios ¿:..:.:teü.. 1998). Incluso, está :- ........s :::;:¡arcas, como ponen mentos en hacer llegar la marca a la mente del consumidor y en generar un valor añadido al producto. También hay otros atributos y características asociados a ella, como la personalidad o la exclusividad, que si bien puede que no sean aplicables a todas las marcas y productos, es cierto que existen y que incentivan la compra, pues permiten a los consumidores comunicar algo de sí mismos a través del tipo de marcas que usan o consumen (Chernatony y McWilliam, 1989). Figura 1. Evolución de la Interpretación de la naturaleza de la marca Importancia cltel.nl. d paradIgma r,taclonal.n laUt,raturadtmarblln - - -":!3ce ser sorprendente de la marca. Es de la marca y, por -~ '!: ;:es.ar de que hay claras _.. ~ si la empresa está bre como elemen aportan un valor aña .:e un logotipo -si bien tos que contribu .~5 ~ ~:rada !,. ,;" en las activida .:n-e y aspectos visua 'd~ s estratégicamente, '0 consumidor (ver e de autores que am en la medida en _~1O que el fabricante =:.s decir, la marca pasa .::-::..:. como un instrumen::.e la empresa asociado a cierta coherencia lidad se constituye -~ : :o::JeS, 1986),altiempo ~:.e al riesgo que perci -~";n g, ~ca, pues enfatiza su que juegan otros ele- DnLADO B ALLESTER I on•• (1S188) 511'1.11)' (1887) H,Ubfunn (1""5) m H... (1895) Fournl., (19S18) Fournl.r y Vao ('0"7) D.lgadoy Munu.ra (• prenn, EVOLUCION DEL CONCEPTO DE 'LA MARCA' ente: Elaboración propia El mayor enfoque empresarial que tiene la consideración de la marca como instrumento de identificación de la oferta y garantía de calidad, se ve enriqueci do posteriormente con el reconocimiento del papel más activo que juegan los consumidores en la definición y significado atribuido a la marca. De hecho, autores como Brown (1992) y Pitcher (1985) la consideran como la suma de todas las ideas y conexiones mentales que la gente tiene sobre ella. Esto se entiende en el marco de la literatura sobre el comportamiento del consumidor que pone de manifiesto las limitadas capacidades cognitivas que tiene el individuo para pro cesar toda la información disponible a la hora de tomar una decisión de compra. En este sentido, y gracias a la presencia de la marca, éste es capaz de recordar numerosos atributos del producto, al representar en la mente del individuo una gran variedad de información sobre el mismo (Biel, 1997). Esta visión de la marca como compendio de información se ha sofisticado aún más ante la consolidación de la sociedad de consumo de masas y la escasa diferenciación de los productos en su calidad funcional, dando lugar a otra corriente de trabajos que desarrollan en mayor profundidad una idea ya pro- CUADERNOS DE ADMINISTRACIóN! UNIVERSIDAD DEL V ALLEI N' 26/ JUNIO DE 2001 63 puesta en 1955 por Gardner y Levy. Estos autores comprobaron que en algunas categorías de productos, si bien había pequeñas diferencias objetivas entre las marcas, los consumidores manifestaban preferencias muy acusadas hacia una de ellas. Esto les llevó a afirmar, en contraste con las conceptualizaciones vigen tes por aquel entonces, que: "la marca es algo más que el nombre empleado para diferenciar productos. Es un símbolo complejo, es una imagen pública, un carácter, una personalidad que podría Ser más importante para las ventas que las características o aspectos técnicos del producto" (Gardner y Levy, 1955; p. 35). Consecuentemente, este nuevo significado atribuido a la marca se relaciona con la forma con la que los clientes la perciben, adquiriendo por sí misma ciertas características que contribuyen a darle un papel más importante dentro del pro ceso de intercambio y que le suministran una identidad propia con respecto a sus usos, valores, status, función o utilidad. Esto no es más que el reconoci miento de la habilidad que tiene la marca para construir en tomo al producto un mar de significados, incrementando su valor más allá de su utilidad funcional, añadiendo un componente simbólico al acto de consumo. Esta línea de trabajo ha despertado tal interés que se han desarrollado investigaciones encaminadas a desarrollar un marco teórico sobre la personalidad de la marca a partir de estudios que, en el ámbito de la psicología, han conceptualizado y caracterizado la personalidad humana (véase Aaker, 1997). Son varios los autores que comparten esta visión de la marca y reconocen que ejerce una función de personalización, ya que permite a los compradores expresar sus diferencias y su personalidad a través de las marcas que adquieren (véase Pearson, 1996; Guardia, 1995; Vargas y Martin, 1995; Lambin, 1991). En cierta forma, esto las convierte en auténticos códigos de comunicación social que son utlizados por los consumidores para dar a conocer quiénes son y cuáles son sus escalas de valores. Sobre esta misma línea argumental, Estrella (1997) afirma que actualmente la marca se ha liberado de la 'servidumbre' en relación al producto para pasar a orientarlo, a posicionarlo y, en definitiva, a crearlo a imagen y semejanza de los imperativos de la comunicación y del mercado. Esta intensificación de las acti vi dades de diferenciación y de imagen da lugar a una función de la marca más creadora, que se pone de manifiesto cuando: 1) La gestión estratégica y táctica de la empresa se encamina, no tanto a la modificación del producto, sino a la modificación de las percepciones exis tentes sobre la marca; 2) las marcas perduran en el tiempo sobre los productos, de tal forma que pueden ser renovadas y modificadas en casi todos sus aspectos para ase 64 PERSPECTrvA DE ESTUDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA I ELENA DELGADO BALLESTER gurar su permane~ _ to a esta idea, Yac sobrevivir a sus e ~ de manifiesto su V" El ámbito empresari pues son muchas las en:. ~ vender la imagen difere sus segmentos de cons.=:':± marketing estratégico. ~ __ _ conviertan en una mar referencia, tienen que ño,1996). Más recientemente, _ marca, presente en la ande la orientación relaci Delgado y Munuera, en 1995) que extienden la rr;~ ' consideran la marca co Ha sentimientos de confi y que, en última instaoci cuando el contacto directo _ Todo lo anteriormen:.e _ definición de la marca de definición que recoja toC:!s y multidimensional (Ch pIe con su función básica ~ un papel mucho más acti que su incorporación a 1 ducto: 1) atestiguando s ducto un mar de signjfi por parte de los individ __ empresa. En este sentido. e ; producto permite disfrut2.: uno de los principales ac ' =_ EL Desde la perspecti va atribuido a un conjunto CUADERNOS DE ADMINISTRA 11~?=Uharon que en algunas =~ -i:!S objetivas entre las - !..')' acusadas hacia una ~ izaciones vigen el nombre empleado • !UUl imagen pública, r-.ante para las ventas ;o" (Gardner y Levy, ... ia con respecto a - 25 que el reconoci , . ~ :omo al producto un :- 5:1 utilidad funcional, ;:.sta línea de trabajo ~~ ion es encaminadas ~ ~ marca a partir de ~ 'i 7 7do y caracterizado marca y reconocen a los compradores s ;::.arcas que adquieren 395: Lambin, 1991). En ;.e uiénes son y cuáles que actualmente la ;;roducto para pasar a ~e¡¡ y semejanza de los -= lOooO--;:s!;;cación de las activi ·ón de la marca más percepciones exis tos, de tal forma que aspectos para ase ~:!5 ~ BALLESTER gurar su permanencia y aplicabilidad en cualquier tipo de mercado. Respec to a esta idea, Vacchiano (1997) apunta que incluso algunas marcas llegan a sobrevivir a sus empresas titulares, corvirtiéndose en un activo que pone de manifiesto su valor y su significado como recurso ante el mercado. El ámbito empresarial no se ha mantenido ajeno a esta visión de la marca, pues son muchas las empresas que han concentrado sus esfuerzos en definir y' vender la imagen diferencial que mejor se corresponde con las características de sus segmentos de consumidores. Esto implica que desde una perspectiva de marketing estratégico, para que estos nombres, símbolos, logotipos, etc., se conviertan en una marca, además de mantener su función de identificación y de referencia, tienen que añadir al producto un significado o personalidad (Cervi ño,1996). Más recientemente, y como una lógica extensión de la personificación de la marca, presente en la anterior conceptualización, y ante la importancia creciente de la orientación relacional en las actividades comerciales, hay autores (ver Delgado y Munuera, en prensa; Fournier, 1998; Fournier y Yao, 1997; Hess, 1995) que extienden la metáfora relacional al ámbito del consumidor final , pues consideran la marca como un socio relacional hacia el cual el individuo desarro lla sentimientos de confianza, compromiso, identificación personal, afecto, etc., y que, en última instancia, simboliza la relación del consumidor con la empresa cuando el contacto directo entre ambos no es posible (Sheth y Parvatiyar, 1995). Todo lo anteriormente comentado pone de manifiesto lo restrictiva que es la definición de la marca de la cual hemos partido y la dificultad de formular una definición que recoja todas las visiones exístentes dada su naturaleza compleja y multidimensional (Chematony y Dall 'Olmo, 1998). Al mismo tiempo que cum ple con su función básica de identificación del producto o servicio, puede tener un papel mucho más activo en la consecución de los objetivos comerciales, ya que su incorporación a la estrategia empresarial permite añadir un valor al pro ducto: 1) atestiguando su calidad funcional, 2) construyendo alrededor del pro ducto un mar de significados como fuente de motivación para su adquisición por parte de los individuos, y 3) sirviendo de vínculo entre el consumidor y la empresa. En este sentido, el reconocimiento de que la marca añade un valor al producto permite disfrutar de un capital de marca que configura a la marca como uno de los principales activos intangibles de la empresa. EL CAPITAL DE MARCA Desde la perspectiva de marketing, el capital de marca es el efecto diferencial atribuido a un conjunto de respuestas del individuo asociadas a la presencia de CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALW N" 26/ JUNIO DE 2001 65 la marca (Aaker, 1991; Keller, 1993), ya que añaden o restan valor al ofrecido por el producto o servicio. Según Aaker (1991) estas respuestas pueden clasificarse en cinco grupos que interactúan entre sí de una forma compleja como son: la lealtad a la marca, la notoriedad, la calidad percibida y las asociaciones de marca (ver Figura 2). Figura 2. El capital de marca y el valor que genera al consumidor y a la empresa RECONociMIENTO DEL NOMBRE DE MARCA. ASOCIACIONES A LA M A R CA CALIDAD PERC I BIDA. ~~_ . /~ L'MAR~ ~.~ ~/~ C'I . . .. , . " . . . . 0. establecidas en el mer .J reducción del riesgo en ~ _ zados por unos elevados " _ (Simon y SuIlivan, 1 99~ ".=: . las cantidades de dinero " compra de una marca es" productos de alimenta • Tabla 1. Adquisiciooes Empresas compradoras Empresas adquiridas ''""'""'''''"' RJ Reynolds Nabisco Guinness DistilIers VALOR DE MARCA PARA e L CONSUMIDOR SUM l :-¡OlSTltO os VALOR PAilA LA IiMPRBSA Simplifica el proceso de compn. facilitando la toma de dccilioae. yoa 11 lIS FS9p6misa ': • De eJcata '1 alcaace • Prima ea precio IMhlcDCS SUMINISTRO DE VALOR vn"lu , ..,,'fRisas· Red.ce la ¡acertldumbre medilale la co.fi.az.a ¡e.erada 1---------------- -Tiempo de respanta . • Vea tija compeliliva sostealble yen ..'.. Da •• u.tldo y .I,.lricado simbólico I las actividades de compra 4e mllkc,lu : • AI.de. valor al prodacto o servido • Eflcada e. las aCllvidades comerc:ialel Fuente: Elaboración propia a partir de Aaker (1991) Este efecto diferencial o valor añadido que se consigue en las actividades comerciales como consecuencia de trabajar con una determinada marca justifica la importancia que actualmente tiene ésta como una alternativa seria de inver sión. No obstante para su gestión, se requiere de importantes inversiones tanto en recursos económicos!, como humanos a largo plazo, los cuales se han visto encarecidos por la elevada inflación de los costes de marketing en los últimos años (Gutiérrez y Rodríguez, 1993) y por el escalamiento de los costes de desa rrollo e introducción de nuevas marcas. Esta situación ha conducido a llevar a cabo formas alternativas de expansión mediante la adquisición de marcas ya Según estimaciones hechas a partir de los informes anuales de las principales compañías del ranking "Fortune 500" , éstas se gastan 13.000 millones de ptas. al año en temas asociados al diseño y registro de nuevas marcas, y 16,6 billones de ptas. anuales en inversiones de 1+0, costes de producción y marketing para la introducción y lanzamien to de nuevos productos (Cruz y Cerviño, 1996). 66 PERSPECTIVA DE ESTIJDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA / ELENA DELGADO BALLESTER Cadbury Chocolat Schweppes Poulain Nestlé Rowntree KKR RJR Nabisco Grand Metropolitan Pillsbury Fuente: Murphy (1990) En la década de los 9C de compra-venta de m foods por el Grupo Unile que implica la adquisici ó~ empresa compradora co - ~e:>..m valor al ofrecido por pueden clasificarse compleja como son: la :2..S asociaciones de marca - laS • 'or y a la empresa establecidas en el mercado (Gutiérrez y Rodríguez, 1994), como estrategia de reducción del riesgo en mercados de consumo altamente saturados y caracteri zados por unos elevados niveles de fracaso en el lanzamiento de nuevas marcas (Simon y Sullivan, 1993). Ejemplos de estas operaciones de compra-venta y de las cantidades de dinero que algunas empresas están dispuestas a pagar por la compra de una marca establecida los podemos encontrar en los mercados de productos de alimentación (ver Tabla 1). AS O CIACIONES A. LA. MARCA Tabla 1. Adquisiciones de marcas durante los años 80 en el sector de alimentación Empresas compradoras Empresas Marcas Precio de adquiridas adquiridas adquisición Fecha OTROS ACTIVOS DE l.A MARCA .. . RJ Reynolds ~ Nabisco DE VALOR PARA LA IiMPRESA • De escala y alc,.clD • Pri•• ea predo IMjfleaes Guinness Distillers VC'"'" 'lJltI'b'''I' '\r,,"lu de m,,!r;cllu: • AI.dea valor al prodlcto o ",.., iclo • EncleI_ ea lu aclivl4a4es co.ercl.les Planters nuts dólares Junio (1985) White horse. 2.7 billones de Gordons Gin. dólares Abril (1986) Pimms -Tiempo de respae"" • Vea taJa competitiva ~ltnlbJe 4,93 billones de Johnnie Waler, Sl~ .. ll'OIST"O YClI.lu Hondmi,": Ritz Crackers, Cadbury Schweppes Chocolat Poulain Polain Chocolate 94,3 millones de Diciembre libras (1987) 2,5 billones de libras Abril (1988) 25,3 billones de Noviembre dólares (1988) Kit kat, Rolo, Nestié Rowntree Quaiity Street Winston, Camel, KKR RJR Nabisco Bensons & Hedges; Nabisco r- <antes inversiones tanto los cuales se han visto .= warketing en los últimos - '.o de los costes de desa - !.:!.:D. Grand Metropolitan Pills bury. Green Pillsbury Giant, Burger 5,23 billones de Octubre (1988) dólares King Fuente: Murphy (1990) uisición de marcas ya de las principales compañías de ptas. al año en temas ones de ptas. anuales en . troducción y lanzamien· En la década de los 90 podemos encontrar también numerosas operaciones de compra-venta de marcas ya establecidas. Por ejemplo, la compra de Best foods por el Grupo Unilever en Junio de 2000, cifrada en 4,21 billones de ptas., que implica la adquisición de las marcas Hellmans's y Knorr, con las cuales la empresa compradora consigue una posición de liderazgo en el segmento de CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL VALLF./ N" 26/ JUNIO DE 2001 67 sopas y salsas. También consigue reforzar su presencia Nestlé, en el mercado de los platos preparados, con la compra, en marzo de 1999, de Preparados y Conge lados Alimenticios (Pycasa), que produce y comercializa bajo las marcas La Cocinera y Fricongel. Otras operaciones de este tipo son la compra de Nabisco Holding por Philip Morris, en junio de 2000, por un precio de 14.900 millones de dólares, que recoge la valoración dada a marcas tales como Oreo, Ritz, Artiach y Fontaneda; la compra de Pescafina por Pescanova por 2.000 millones de ptas., en noviembre de 1999, y la adquisición de Quaker Oats (cuyo principal activo es la marca Gatorade) por PepsiCo por 13.400 millones de dólares, en diciembre de 2000. La importancia que tiene la marca corno alternativa de inversión se OOtplica en definitiva por el valor que genera no sólo para la propia empresa sino también para el consumidor (ver Figura 2). SUMINISTRO DE VALOR AL CONSUMIDOR Desde la perspectiva del consumidor, la marca genera valor porque contribu ye, en primer lugar, a la interpretación, procesamiento y almacenamiento de la información sobre los productos ya que, tal y como señala Yagüe (1997), la marca constituye una síntesis de información sobre un conjunto amplio de atri butos del producto. Esto permite simplificar y estructurar los patrones de com pra, eliminando la necesidad de tener que analizar todas las alternativas disponi bles (Chernatony y Dall'Olmo, 1997). En segundo lugar, reduce la opacidad del mercado y la incertidumbre en la compra generando confianza antes, durante y después de la decisión de com pra. De esta manera disminuye el riesgo de una mala elección gracias a las experiencias de usos anteriores o a la familiaridad que se tiene con la marca y con sus características. En este sentido, en un contexto de incertidumbre y de pose sión de información imperfecta, la marca funciona corno una señal procedente del mercado que comunica su posición con respecto al resto de marcas compe tidoras, reduciendo el riesgo percibido y los costes de obtención de información (Swait et al., 1993). Por último, da un sentido y significado simbólico a las actividades de compra y consumo, asociando la marca con un conjunto de significados, lo cual va a afectar a la satisfacción del cliente durante su experiencia de uso. En definitiva, la existencia de la marca aporta utilidades al consumidor al actuar como heurístico en la resolución del proceso de compra y añadir utilidad tanto funcional corno simbólica al producto. Así, una marca de alto valor aporta utilidad durante el proceso de elección simplificando el proceso y anticipando la utilidad funcional, ya que la marca se usa para inferir la calidad y, por tanto, 68 PERSPECfIVA DE ESTUDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA I ELENA DELGADO BALLESTER incrementa la confianz.:! mejorando la satisfacci ' ~ _ la calidad objetiva) y o _ ción derivada del simbo . Todo lo anterior, en _ mentar la satisfacción o : compra por parte de los 2) la prueba de la marca _ no han probado el prod • res de otras marcas de ce;:; Consecuentemente . .' marca depende en úl . genere valor para la em compra y a la función mercado objetivo. Sie y beneficios, no sólo eco motivan y justifican la ción de una marca pode- Entre las ventajas eco de alcance ya que una vez están establecidos, los c . plementarios o similares ... lado, también se derivan consolidada puede ser a des a nuevos mercados negocio que sin esa m en término de inversiones rio, como apuntan Yagüe e; para una cartera de ma.; muchos casos. Además, la marca es do situaciones de compe= a través de la diferencia elevado, la posesión de empresa un importante de calidad del producto y reflejados en: 1) un lid CUADERNOS DE ADl>fIN1STIl - ... _,estlé, en el mercado de SS. Ó! Preparados y Conge bajo las marcas La isco Holding por Philip _ . ;." - ;:s de dólares, que recoge A.Liach y Fontaneda; la - de ptas., en noviembre ~~-:?a1 activo es la marca ~ diciembre de 2000. _.:e inversión se explica en empresa sino también ~ ..alor porque contri bu almacenamiento de la eflala Yagüe (1997), la ~'Onjunto amplio de atri :;:¡ los patrones de com - ' 35 alternativas disponi la incertidumbre en la ,:::.!s ':e la decisión de com elección gracias a las . -" ..; ene con la marca y con -dumbre y de pose - ..o una señal procedente :esto de marcas compe ::.ención de información 2.Ctividades de compra . gnificados, lo cual va a __ .2.S ~ude uso. .es al consumidor al mpra y añadir utilidad .;:::;.¡ca de al to valor aporta - el ;:roceso y anticipando la calidad y, por tanto, .illO BALLESTER incrementa la confianza en el producto. Además, añade una utilidad funcional, mejorando la satisfacción obtenida de las prestaciones del producto (mejorando la calidad objetiva) y otra simbólica, ayudando a crear y desarrollar la satisfac ción derivada del simbolismo afectivo de la marca (Yagüe, 1997). Todo lo anterior, en opinión de Múgica y Yagüe (1993), contribuye a incre mentar la satisfacción global del consumidor, lo que incita a: 1) la repetición de la compra por parte de los que ya han comprado la marca, reforzando así su lealtad, 2) la prueba de la marca por parte de los consumidores potenciales que todavía no han probado el producto, y 3) al cambio de marca por parte de los comprado res de otras marcas de menor valor. Consecuentemente, y desde un punto de vista empresarial, el valor de la marca depende en último término del consumidor, ya que para que la marca genere valor para la empresa, es necesario que primero añada valor al proceso de compra y a la función de consumo de los consumidores que constituyen su mercado objetivo. Siendo así, la marca aporta a la empresa una serie de ventajas y beneficios, no sólo económicos sino también estratégicos y de marketing, que motivan y justifican la orientación de la estrategia de la empresa hacia la crea ción de una marca poderosa en el mercado. SUMINISTRO DE VALOR A LA EMPRESA Entre las ventajas económicas permite a la empresa disfrutar de economías de alcance ya que una vez que la notoriedad, imagen y prestigio de una marca están establecidos, los costes adicionales de utilizarla en otros productos com plementarios o similares pueden ser muy bajos (Cruz y Cerviño, 1996). Por otro lado, también se derivan economías de escala, en la medida en la que una marca consolidada puede ser aprovechada por la empresa para extender sus activida des a nuevos mercados y nuevas categorías de productos, creando áreas de negocio que sin esa marca hubieran resultado mucho más costosas de obtener en término de inversiones en I+D o en comunicación y promoción. De lo contra rio, como apuntan Yagüe et al. (1994), el mantenimiento de un apoyo publicitario para una cartera de marcas elevada puede generar un gasto insostenible en muchos casos. Además, la marca es considerada como un mecanismo para crear en el merca do situaciones de competencia imperfecta, parecidas al monopolio u oligopolio, a través de la diferenciación. En sectores donde el número de competidores es elevado, la posesión de una marca que goce de una fuerte imagen confiere a la empresa un importante poder de mercado. Este poder, medido por la percepción de calidad del producto y los vínculos que la marca crea en el mercado se verán reflejados en: 1) un liderazgo de ventas y de cuota de mercado, 2) una menor CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL VALW N" 26/ JUNIO DE 2001 69 presión a la competencia vía precios, 3) el establecimiento de precios más eleva dos, y 4) un mayor poder de negociación con el canal de distribución y provee dores (Cerviño, 1996). Entre los aspectos estratégicos, la literatura reciente (Durán, 1994; Hunt y Morgan, 1994; Grant, 1995) ha identificado a la marca como un recurso intangi ble fuente de ventaja competitiva sostenible, constituyéndose así como una alternativa a la competencia basada en precios o en especificaciones del pro ducto, que está perdiendo características de sostenibilidad debido a sus gran des posibilidades de imitación por parte de las empresas competidoras. Esta misma idea es también apuntada por Múgica y Yagüe (1993), para quienes la construcción.de un fuerte capital comercial basado en el valor de marca es una de las principales estrategias que puede utilizar la empresa para obtener venta jas competitivas sostenibles basadas en la diferenciación. En efecto, una marca líder en el mercado consigue crear fidelidad o lealtad en el comportamiento de compra de los individuos, haciendo su demanda más insensible al precio y permitiendo a la empresa titular de la marca explotar las ventajas del poder de monopolio que ejerce sobre esos consumidores como, por ejemplo, dándole tiempo para responder a las amenazas de la competencia (Aaker, 1991). Por otro lado, también puede actuar como un medio de protección frente a la competencia, ya que el amparo legal que permite el registro de la marca confiere a este activo de una ventaja adicional, al funcionar como un mecanismo de control que evita la difusión del activo sin coste alguno para los competidores (Durán, 1992)2. De esta manera. su utilización por otros agentes económicos tiene que estar autorizada por la propia empresa, ya sea a través de licencias de marca o de franquicias . Gracias, por tanto, a la protección que el derecho de propiedad industrial confiere, la posesión de una marca fuerte constituye una barrera de entrada que dificulta a otras empresas a emular la oferta original. Por último, y desde un punto de vista de marketing, son varios los autores que identifican como ventaja de la utilización de la marca el valor que añade al producto o servicio. Así, por ejemplo, Keller (1993) apunta que da valor a la empresa por el efecto diferencial que se derivan de las actividades de marketing debido a la utilización del nombre de la marca. Aaker (1991), por su parte, relacio na el valor de ésta con los niveles de lealtad, reconocimiento, calidad percibida y otros tipos de asociaciones que la marca trae consigo. Además, hace más eficientes y efectivos los planes de marketing, en tanto que puede contribuir a atraer nuevos clientes o a recuperar antiguos. Así, por ejemplo, una promoción Durán, J.J. (1992), "Función económico-empresarial de las marcas", en De Madrid a Madrid. Cien años de marcas internacionales, editado por la Oficina Española de Patentes y Marcas, Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, 141-154, citado en Cerviño (1996). 70 PERSPECTIVA DE ESTUDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA / ELENA DELGADO BALLESTER que suministra un ince- efectiva si la marca es Dado el valor que _ propia empresa, se j us .• utilizadas por ésta para poderosa que le permita . lealtad es considerada ~ dicho valor (Aaker, 199 •.• buena medida del mis cios futuros, en tanto q e 1991). Teniendo presente el r nente del capital de mar res de dicho capital, P"-""u......L"' . de la literatura. PERSPECTJV PRINCIPAL ca A pesar de tratarse de ~ Laurent, 1997) y de una ~ durante las últimas déc llegado a un consenso en ~ conclusión que permi ta En efecto, dentro de I marca, usada como mediL como un indicador del cap . guir dos visiones difere : vero y Cebollada, 1997a _ Estos dos enfoques se les son las variables que afa:: el tipo de explicación que enfoque comportamenUli ..; fenómeno. mientras que e - = ciones teóricas y deducti _ que, la lealtad se manifies~ ~ del tiempo, según el seg del consumidor con la ID.:!:: intención de recompra (Q exponer con mayor pron - CUADERNOS DE ADMlNISI'RA de precios más eleva - ~ Cistribución y provee '0 .~ 'Durán, 1994; Hunt y ü un recurso intangi éndose así como una ~ ~ ificaciones del pro ~ ~ debido a sus gran ~ competidoras. Esta : 993), para quienes la or de marca es una _...:. para obtener venta ~~;;... En efecto, una marca .:: -: el comportamiento de :::sensible al precio y - " entajas del poder de ejemplo, dándole Aaker, 1991). ::e ¡:rotección frente a la -ris::o c e la marca confiere _L~ un mecanismo de ?:!ICl los competidores ~ 05 3gentes económicos _ ~vés de licencias de -mque el derecho de fuerte constituye una la oferta original. ,,~ son varios los autores ~ el valor que añade al ta que da valor a la \;dades de marketing por su parte, relacio ~;e-.:i 'O, calidad percibida ~~ go . Además, hace más ~e puede contribuir a ~;;:mplo, una promoción N ~. • '. =cas" , en De Madrid a ¡;c la Ofi cina Española de - ~ 5mo, 141·154, citado en Dc.caoo RU.LESTER que suministra un incentivo para la prueba de un nuevo sabor o uso será más efectiva si la marca es conocida y resulta familiar. Dado el valor que la marca confiere tanto a los consumidores como a la propia empresa, se justifica el hecho de que una de las principales estrategias utilizadas por ésta para competir en el mercado sea la construcción de una marca poderosa que le permita disfrutar de un fuerte valor de marca. En este sentido, la lealtad es considerada como uno de los principales activos generadores de dicho valor (Aaker, 1991; Heilbrunn, 1995; Mellens et al., 1996), así como una buena medida del mismo (Blackstone, 1990) ya que se vincula a los benefi cios futuros, en tanto que la lealtad a la marca implica ventas futuras (Aaker. 1991). Teniendo presente el papel relevante que la literatura confiere a este compo nente del capital de marca, y sin ignorar la existencia de otros también generado res de dicho capital, pasamos a exponer el tratamiento que ha recibido por parte de la literatura. PERSPECTIVAS TEÓRICAS SOBRE LA LEALTAD: PRINCIPAL COMPONENTE DEL CAPITAL DE MARCA A pesar de tratarse de un concepto que no es nuevo en marketing (Uncles y Laurent, 1997) y de una de las áreas de investigación más tratadas en la literatura durante las últimas décadas, Bello et al. (1994) señalan que todavía no se ha llegado a un consenso en cuanto a la definición de la lealtad de marca ni a una conclusión que permita unificar los criterios de investigación de este concepto. En efecto, dentro de la amplia literatura que aborda el estudio de la lealtad de marca, usada como medida del éxito de la estrategia comercial y recientemente como un indicador del capital de marca (Walker y Knox, 1997), podemos distin guir dos visiones diferentes en la definición y medición de este fenómeno (Ca vero y Cebollada, L997a). Estos dos enfoques se diferencian principalmente en la suposición de cuá les son las variables que afectan a la lealtad (Bello et al., 1994) y, en definitiva, en el tipo de explicación que dan a su ocurrencia. El primero de ellos. denominado enfoque comportamental da un razonamiento inductivo y observacional del fenómeno. mientras que el segundo, calificado como actitudinal, ofrece explica ciones teóricas y deductivas. En definitiva, mientras que, según el primer enfo que, la lealtad se manifiesta como la recompra persistente de una marca a lo largo del tiempo, según el segundo. ésta toma la forma de un compromiso psicológico del consumidor con la marca, que se manifiesta en una actitud positiva y en una intención de recompra (Cavero y Cebollada, 1997a). A continuación pasamos a exponer con mayor profundidad cada uno de estos enfoques. CuADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALu} N" 26/ JUNIO DE 2001 71 ENFOQUE COMPORTAMENTAL Bajo este enfoque se agrupa a un conjunto de investigaciones caracteriza das por dar poco énfasis a los procesos de pensamiento y de formación de las actitudes que subyacen tras la conducta del individuo, por lo que no ofrece argumentos conceptuales sobre la lealtad. . Tucker (1964) ofrece una defmición que ilustra claramente cómo es consIde rada la lealtad bajo el enfoque comportamental: La lealtad es concebida simple mente como un comportamiento de elección aleatorio con respecto a una marca... Ninguna consideración debería de tenerse en cuenta sobre lo que el individuo piensa o sobre lo que subyace tras su pensamiento. Su comporta miento es la completa manifestación de lo que es la lealtad de marca. Consecuentemente, esta perspectiva considera que la lealtad no es más que la manifestación de un comportamiento de compra repetitivo (Cunningham, 1956; Jeuland, 1979; Krishnamurthi y Raj, 1991), que viene determinado predominan temente por estímulos abiertos o evidentes, como, por ejemplo, el patrón de .. compras pasado. . Atendiendo al tipo de estímulo que se considere como vanable explicatIva del comportamiento de lealtad observado, Samuelsen y Sandvik (1997) distin guen, a su vez, dos perspectivas dentro de este enfoque. PERSPECTIVA CONDUCTISTA El argumento central de esta perspectiva es que el individuo actúa y respon de ante ciertos estímulos mediante unos patrones de conducta aprendidos, teniendo lugar este aprendizaje cuando el sujeto asocia sistemáticamente una respuesta con un determinado estímulo. Éste puede tratarse no solamente de la inercia del propio comportamiento, sino de cualquier otro estímulo procedente del entorno que rodea al individuo, por ejemplo, relacionado con el entorno familiar, religioso o su grupo de referencia. De esta manera, cuanto más sistemá tica sea la respuesta, más leal es considerado el individuo bajo esta perspectiva. Teniendo presente lo anterior, desde un punto de vista de la gestión empresarial de la lealtad, el esfuerzo comercial debería dirigirse a resaltar aquel estímulo que de una manera más efectiva provoca la reacción o comportamiento deseado en el con sumidor, como el de comprar de nuevo la marca de la empresa. Así, por ejemplo, Cebollada (1995) considera que las actuaciones de las empresas, ciertas características de los mercados y la forma de comercializar los productos, determinan de alguna manera el grado de lealtad de los consumido res. En este sentido, basándose en datos panel del mercado de detergentes, este autor confirma la relación existente entre los grados de lealtad de los consumi 72 PERSPECfIVA DE ESTUDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA / ELENA DELGADO B ALLESTER dores y determinados tipo de establecimiento Por lo tanto, bajo est::! queda sistematizada mejorar esta predicció _ mulos como factores ex No obstante, Bass 1 - merables y desproporci - pueden afectar a la co predicción del campo esto provoca que el c o ~ mente estocástico, dan mental de la lealtad. Esta perspectiva sólo ~~ futuro el patrón de com son clasificados en dis ' - ' pras. Esto se ha traduci elección de marca, mo . procedentes de paneles tos de venta (Cebollad2.. . ~ definición y medida más _ dos de lealtad según c otra, conocer bajo qué (Jacoby y Kyner, 1973:. Ejemplos de estas !lle=:..!! multitud de trabajos. De ción a lo largo del tiempo del individuo con respecm través de: 1) la secue compras (Cunnighan, 19:L al., 1995;Srinivasan, 1996 Haines, 1990),4) el nÚIlle;D o bien, mediante 5) la I-'l ""-"'-.'I0Il las tasas trimestrales de Los modelos de preCj va tratan de explicar ' ...,tigaciones caracteriza de fonnación de las I~nte cómo es conside es concebida simple con respecto a una ~ ~ cuenta sobre lo que el .iento. Su comporta ' 00 de marca. ealtad no es más que ----~"O (Cunningham, 1956; .:: aenninado predominan ejemplo, el patrón de variable explicativa andvik (1997) distin - .duo actúa y respon conducta aprendidos, -'stemáticamente una -- . ~~ no solamente de la =-o estímulo procedente nado con el entorno _ cuanto más sistemá L~::U bajo esta perspectiva. de la gestión empresarial aquel estímulo que de ~to deseado en el con = actuaciones de las de comercializar los --d de los consumido de detergentes, este ea1tad de los consumi .25 ~ DI.:LGAoo BALLESTER dores y determinados estímulos, como la política de precios de las marcas y el tipo de establecimiento comercial donde se realiza la compra . Por lo tanto, bajo esta perspectiva, la predicción de un comportamiento leal queda sistematizada desde una perspectiva estímulo-respuesta, pudiéndose mejorar esta predicción a medida que consideramos un mayor número de estí mulos como factores explicativos (Samuelsen y Sandvik, 1997). No obstante, Bass (1974) señala a este respecto que son prácticamente innu merables y desproporcionados los estímulos y las combinaciones de éstos que pueden afectar a la conducta del individuo, haciendo ineficiente el intento de predicción del comportamiento a través de estímulos. En opinión de este autor esto provoca que el comportamiento del individuo adopte un carácter eminente mente estocástico, dando lugar a la segunda perspectiva del enfoque comporta mental de la lealtad. PERSPECTIVA ESTocAsTICA Esta perspectiva sólo acepta como estímulo explicativo del comportamiento futuro el patrón de compras pasado de los individuos, de tal manera que éstos son clasificados en distintos grados de lealtad según sea dicho patrón de com pras. Esto se ha traducido en la proliferación de modelos de predicción de la elección de marca, motivada en gran parte por la aparición de bases de datos procedentes de paneles de consumidores o de escáneres instalados en los pun tos de venta (Cebollada, 1997). Esto ha pennitido. por una parte, ofrecer una definición y medida más operativa del fenómeno, distinguiendo distintos gra dos de lealtad según cual sea el comportamiento mostrado en el pasado y, por otra, conocer bajo qué condiciones dicha medida predice las compras futuras (Jacoby y Kyner, 1973; Martin y Goodell, 1991; Dick y Basu, 1994). Ejemplos de estas medidas vperativas de la lealtad las podemos encontrar en multitud de trabajos. De esta manera, la elección continuada de una misma op ción a lo largo del tiempo puede ser considerada como un indicador de la lealtad del individuo con respecto a una alternativa concreta, siendo ésta medida a través de: 1) la secuencia de compra (Kahn et al. , 1986),2) la proporción de compras (Cunnighan, 1956; Krishnamurthi y Raj, 1991; Reichheld, 1993; East et al., 1995; Srinivasan, 1996),3) la consistencia de la elección de marca (Duwors y Raines, 1990),4) el número medio de compras anuales (Múgica y Yagüe, 1996), o bien, mediante 5) la probabilidad de recompra (Bayus, 1992; Cebollada, 1995) y las tasas trimestrales de repetición de compra (Múgica y Yagüe, 1996). Los modelos de predicción que se desarrollan en el marco de esta perspecti va tratan de explicar cómo los consumidores resuelven el problema de elegir una CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALW N" 26/ JUNIO DE 2001 73 74 marca de entre un conjunto de alternativas disponibles, asumiendo que el com portamiento del individuo es probabilístico y que viene influido por el patrón de compras pasado. Sin embargo, difieren entre sí en el tratamiento que dan al efecto que el comportamiento de compras ejerce sobre las compras actuales (Cebollada, 1995). Así encontramos los modelos de orden cero que asumen la no existencia de efectos entre las compras pasadas y las actuales, considerándose, en con secuencia, que no hay efecto de aprendizaje alguno que se traduzca en la formación de preferencias hacia una determinada marca (Kalwani y Morrison, 1(]77). Otro tipo de modelos utilizados son los de Markov que consideran la compra actual como función de las últimas realizadas (modelos de orden 1, 2, etc.). Dentro de este grupo se enmarcaría el trabajo realizado por McCarthy et al. (1992), quienes presentan un modelo con el cual poder evaluar las estructuras competitivas existentes en un mercado en términos de dos tipos de consumido res: leales y no leales. Para ello analizan la lealtad en el mercado de automóviles con datos de tres elecciones relativas al modelo de coche elegido. En concreto, obtienen información sobre la compra pasada, la actual y una tercera, que no refleja una adquisición real sino la alternativa preferida por el consumidor y sustituta de su compra actual si, en un caso hipotético, esta última no estuviese disponible en el mercado. Estos autores concluyen que un consumidor es leal si su elección de compra previa, actual y la alternativa pertenecen a una misma marca o fabricante de automóviles, o bien, siguiendo la terminología de McCar thy et al. (1992), si estas tres elecciones pertenecen a un mismo submercado. Como combinación de los dos tipos de modelos anteriores, encontramos otros mixtos con respecto al efecto de las compras pasadas. En estos se distin guen también dos tipos de consumidores: los leales, cuya elección de compra depende totalmente de la compra anterior, y los no-leales que en cada ocasión de compra deciden sin tener en cuenta su elección anterior. A modo de ejemplo señalamos el trabajo de Colombo y Morrison (1989). Estos autores distinguen, para el mercado de automóviles, dos tipos de consumidores, los intrínsecamen te leales, caracterizados por adquirir de manera automática la misma marca sin tener en cuenta otras alternativas, y los no leales que en cada ocasión de com pra vuelven a plantearse su elección independientemente de la realizada en la ocasión anterior. Posteriormente, otros autores han replicado el modelo desarrollado por Co lombo y Morrison (1989) para estimar la lealtad en diferentes categorías de producto. En concreto, Bayus (1992) lo utiliza en un intento de analizar la lealtad en el mercado de electrodomésticos, pero teniendo en cuenta la sustitución temporal del producto en cuestión al tratarse éste de un producto duradero. Este Este segundo enfoque _ vik (1997), las deficienc ' - va que excluya al analizado puede ayudar a compre . ~ decisión de ser leal a una ~. traduzca posteriormente e:::: ambos enfoques, lejos de ejemplo, Colombo y Mo . reales que utiliza el enfoq validez convergente de o c:..S tea el enfoque actitudinal Adopta un carácter más la comprensión de las ~~",.¡ como antecedentes del una explicación teórica y Más específicamente. acción del individuo, cen _ actitud dado el carácter " posterior del individuo (l como guía del comportaIcie:::: ción a responder de maner.:. ~ por ejemplo, una marca. PERSPECTIVA DE ESTIJDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA / ELENA D ELGADO BALLESTER CUADERNOSDEAD~ autor concluye que la l '. ~ tico que se quiere reemp ~ parte de la modelización Por su parte Cebollad:!. _ mercado de un producto ~ teándose también como cado en términos de la l Por último encon toda la historia pasada . realizadas las que más i :-_ dos que, en opinión de Cew datos y de estimación Tras haber expuesto . tad y el tipo de trabajos e¡: ción el segundo de los e ; ~~. ::.sumiendo que el com :luido por el patrón de ::ntamiento que dan al - -e las compras actuales _~ .!.S1lII1en la no existencia iderándose, en con e se traduzca en la alwani y Morrison, ..,.:!e consideran la compra de orden 1, 2, etc.). ., ~ - ~~ " por McCarthy et al. evaluar las estructuras tipos de consumido ~ercado de automóviles _ '""c~ elegido. En concreto, . una tercera, que no por el consumidor y -0- última no estuviese consumidor es leal si ;:enenecen a una misma ~ología de McCar mismo submercado. ,,;- :eriores, encontramos . En estos se distin ~_ ... a elección de compra t.;-¡¿¿e;s que en cada ocasión .-·enOl". A modo de ejemplo :::..s::..:JS autores distinguen, -"-es, los intrínsecamen ¡...;..: - -aca la misma marca sin ,~ e;:. cada ocasión de com ~m desarrollado por Co -rerentes categorías de .- de analizar la lealtad cuenta la sustitución ucto duradero. Este autor concluye que la lealtad de marca es función de la duración del electrodomés tico que se quiere reemplazar o sustituir, factor explicativo que no entra a formar parte de la modelización de la lealtad hacia productos de compra frecuente. Por su parte Cebollada (1995) utiliza este mismo modelo, pero esta vez para el mercado de un producto de compra frecuente como son los detergentes, plan teándose también como objetivo caracterizar la estructura competitiva del mer cado en términos de la lealtad de marca. Por último encontramos los modelos de aprendizaje que consideran que toda la historia pasada de compras afecta a la actual, si bien son las últimas realizadas las que más influyen. En este grupo, son escasos los trabajos realiza dos que, en opinión de Cebollada (1995), viene explicado por los problemas de datos y de estimación que presentan. Tras haber expuesto cómo el enfoque comportamental conceptualiza la leal tad y el tipo de trabajos en los que se ha materializado, analizamos a continua ción el segundo de los enfoques de estudio de la lealtad a la marca. ENFOQUE ACTITUDINAL Este segundo enfoque trata de compensar, en opinión de Samuelsen y Sand vik (1997), las deficiencias del comportamental sin el ánimo de ser una alternati va que excluya al analizado en primer lugar, ya que si bien el análisis de la actitud puede ayudar a comprender los procesos de pensamiento que subyacen tras la decisión de ser leal a una determinada marca, es necesario que dicha decisión se traduzca posteriormente en un comportamiento de compra. En este sentido, ambos enfoques, lejos de excluirse, se complementan en cierta medida. Así, por ejemplo, Colombo y Morrison (1989) señalan que la información sobre compras reales que utiliza el enfoque comportamental puede ser usada como medida de la validez convergente de otras aproximaciones sobre la lealtad, como la que plan tea el enfoque actitudinal. Adopta un carácter más determinista que el primero, ya que hace hincapié en la comprensión de las estructuras mentales, emocionales y de conocimiento como antecedentes del comportamiento del individuo, ofreciendo, por tanto, una explicación teórica y deductiva de la lealtad de marca. Más específicamente, enfatiza el proceso de pensamiento existente tras una acción del individuo, centrando su interés en la formación y medición de la actitud dado el carácter de ésta como predictor o precursor de la conducta posterior del individuo (Lutz, 1991). Esta importante característica de la actitud como guía del comportamiento se basa en la creencia de que es una predisposi ción a responder de manera consistente con respecto a un objeto dado, como por ejemplo, una marca. CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALLFl N" 26/ JUNIO DE 2001 75 En consecuencia, es de esperar que una conducta favorable o desfavorable sea consistente con una actitud positiva o negativa aprendida anterionnente, bien sobre la base de la infonnación de la marca, o bien, derivada de la propia experiencia de consumo (Lutz, 1991). Este carácter aprendido posibilita la crea ción y modificación de las actitudes hacia los bienes y servicios, aspecto que es interesante desde la dirección de marketing y que no es posible bajo una pers pectiva exclusivamente comportamental del fenómeno. Una de las primeras manifestaciones que da origen a este enfoque es la noción de "insistencia del consumidor" introducido por Copeland (1923): Cumulo el con sumidor aborda la compra de un artículo con esta actitud en mente, no acepta substitutos a menos que sea una emergencia. Posterionnente, Brown3 (1953) la describe como: Una decisión deliberada para concentrar las compras en una única marca debido a alguna superioridad real o imaginaria de esta marca. Más recientemente encontramos otros autores que también tienen en cuen ta esta segunda perspectiva. Por ejemplo, Assael (1987) y Keller (1993) afirman que la lealtad se pone de manifiesto cuando existen actitudes y creencias favo rables hacia la marca. Smith y Swinyard (1994) la consideran como un estado de clara preferencia por una marca en particular, siendo la compra el resultado de un afecto desarrollado hacia la misma, mientras que Dick y Basu (1994) la concep tualizan como una relación entre la actitud relativa hacia el objeto y la secuencia de compra. No obstante, es la defmición propuesta y contrastada empíricamente por Jacoby y Kyner (1973) la más ampliamente aceptada dentro de este enfoque y la que más debate ha provocado (véase Tarpey, 1974 y 1975). Estos autores consi deran la actitud del individuo como un aspecto inseparable de la noción de lealtad, por lo que proponen una definición que introduce una base actitudinal en el fenómeno. En concreto la definen como: ... una respuesta de comporta miento de compra, no aleatoria, expresada a lo largo del tiempo por una unidad decisoria con respecto a una o más marcas alternativas, siendo fun ción de procesos psicológicos (evaluación y toma de decisiones). Tras esta conceptualización entendemos que la lealtad sólo se manifiesta entre aquellos individuos que han tomado decisiones previas en condiciones donde estaba disponible más de una marca en la misma categoría de producto. y donde la elección se ha expresado comportamentalmente más que por una mani festación de intenciones (Bemé, 1997). Esta definición implica el cumplimiento de seis premisas que, según Jacoby y Kyner (1973), marcan la existencia de la lealtad y de las cuales se deduce que Brown, J.D. (1953), "Brand Loyalty· Fact o Fiction?", Advertising Age 19 (June) , 53· 55, citado en Samuelsen y Sandvik (1997). 76 PERSPECITVA DE ESTUDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA / ELENA DELGADO BALLESTER ésta no es un fenóme repetición de la miSIlU 1) 2) . :: No hay un compor. como señalan Me e;: lealtad dada la im Precisa de la manifi _ te actitudinal, en intención a comprar Esto mismo es ap (1997), para quie considerada como mental, ya que es nec presenta hacia una to por parte del indi' ' . Esta segunda concti es cualitativamente ca (como la notori puede existir sin q 3) En tercer lugar, debe largo del tiempo y compra en un mom . • tación de duración. 4) Es necesario, ademis tanto un individuo. ción entre la unidad producto tiene Un sible comprender los ~ usando datos pruu::t.:C= madores de la decisi 5) Por otro lado, la lea;' pecto a una o más No obstante, existe un lealtad supone la conres;~~ frente a otras alternati Dick y Basu (1994) ~ una actitud relativa fuer; cuencia de la influenru desincentivan o impide CUADERNOS DE AD!.uNISIlR.4<:ñ-"itl rabie o desfavorable •. 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Estos autores consi de la noción de ;::e una base actitudinal e.spuesta de comporta ~o del tiempo por una - ::emativas, siendo jun decis iones). ·-d sólo se manifIesta ¡::orevias en condiciones categoría de producto. y ~ ;:nás que por una mani ~""""'!I':lble 'sas que, según Jacoby .,,, cuales se deduce que er:ising Age 19 (June), 53 Dc..GAoo BALLESTER ésta no es un fenómeno funcionalmente igual a la intención de compra, ni a la repetición de la misma4 • Estas seis condiciones son las siguientes: 1) No hay un comportamiento aleatorio de compra, ya que en caso contrario, como señalan Mellens el al. (1996) no tendría interés alguno el estudio de la lealtad dada la imposibilidad de su predicción y control. 2) Precisa de la manifestación de un comportamiento por parte del consumidor. Es decir, es inadecuado restringir el término a una dimensión exclusi vamen te actitudinal, en tanto que de nada sirve que un consumidor manifleste una intención a comprar una marca si luego no la compras. Esto mismo es apuntado por Samuelsen y Sandvik (1997) y Walker y Knox (1997), para quienes la perspectiva actitudinal de la lealtad no puede ser considerada como una alternativa de análisis que excluya a la comporta mental, ya que es necesario que las actitudes favorables que el consumidor presenta hacia una determinada marca se manifIesten en un comportamien to por parte del individuo . Esta segunda condición lleva a la consideración de que la lealtad a la marca es cualitativamente diferente de los demás componentes del capital de mar ca (como la notoriedad, las asociaciones y la calidad percibida), ya que no puede existir sin que medie la compra y experiencia de uso. 3) En tercer lugar, debe ser contemplada como un proceso que se genera a 10 largo del tiempo y no como el resultado de un único comportamiento de compra en un momento concreto, de ahí que la lealtad presente una conno tación de duración. 4) Es necesario, además, tener presente a la unidad decisoria, que puede ser tanto un individuo, una familia o una organización de compra. Esta distin ción entre la unidad de decisión, el consumidor efectivo y el comprador del producto tiene importantes implicaciones en la medida en la que sería impo sible comprender los factores psicológicos que subyacen tras el fenómeno usando datos procedentes de los individuos que no son realmente los to madores de la decisión de compra. 5) Por otro lado, la lealtad implica una respuesta de comportamiento con res pecto a una o más marcas pertenecientes a una cartera reducida de alternaNo obstante, existe un nexo de unión entre ellas, ya que según Dick y Basu (1994) la lealtad supone la correspondencia positiva entre la actitud hacia una marca. relativa frente a otras alternativas, y la repetición de compra de la misma . Dick y Basu (1994) definen este comportamiento como lealtad latente. tras la que existe una actitud relativa fuerte hacia la marca pero un bajo nivel de compras como conse cuencia de la influencia de determinados factores situacionales y normativos que lo desincentivan o impiden. CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! UNIVERSIDAD DEL V ALW N" 26/ JUNIO DE 2001 77 tivas que, en opinión de Múgica y Yagüe (1996), son consideradas como relevantes y sustituibles en un contexto de consumo dado. Esta característica, en opinión de Jacoby y Kyner (1973), tiene una impor tante implicación en la medida en la que la existencia de una actitud favora ble hacia varias marcas se puede traducir en una lealtad multimarca dentro de una misma categoría de producto; es decir, la compra consistente de más de una marca a lo largo del tiempo (Ehrenberg y Goodhardt, 1970). Teniendo presente este hecho. Dick y Basu (1994) recomiendan hablar en términos de actitud relativa, concepto que en su opinión ofrece una indicación más fuerte del comportamiento de compra que la inclinación hacia una marca considerada aisladamente. 6) Por último, la lealtad es función de procesos psicológicos que implican la existencia de un consumidor racional; es decir, de uno que medita y procesa la información de que dispone sobre distintas marcas antes de tomar una decisión. Se asume que en tales procesos el consumidor conoce conscien temente las características, las ventajas y los inconvenientes de las diferen tes alternativas, lo que le permitirá comparar sus expectativas con lo que las marcas le ofrecen y. por tanto, poder elegir aquella que mejor pueda cumplir las dada su estructura de preferencias. CONCLUSIONES Y Esta distinción es relevante psicológica y teóricamente según Bloemer y Poiesz (1989). ya que en su comportamiento los consumidores pueden parecer leales por el simple hecho de que compren repetidamente una determinada mar ca; sin embargo, los factores o antecedentes que lo motivan pueden ser bastan te diferentes. En algunos casos ese comportamiento repetitivo es el resultado de una verdadera lealtad: una selección deliberada de una determinada marca por que el consumidor tiene razones para que le guste dicha marca. En otros casos, hay una falsa lealtad derivada del hecho de que el proceso de decisión está basado en unos elevados costes de cambio que obligan al individuo a seguir comprando una determinada marca. Uno de los principales económico-fInancieras. tad, especialmente si lene=: tomo económico actual elementos que han propi '. fomento de la lealtad ha . Dada su importancia mico mucha de la litera~ el estudio de cuáles son ~ ~ _ través de los cuales ésta se '-_ Este esfuerzo investí que se han desarrollado ~ _I dos perspectivas de anális' su estudio. Entre ambas utilidad presenta para la conocimiento de por qué No obstante. si bien es guiado la mayor parte de Foumier y Yao ( 1997) ~".:..:::.;..u explicación ya que la acti za emocional y dinámica experiencia del consumí PERSPECTIVA DE ESTUDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA / ELENA DELGADO BALLESTER CUADERNOSDEADl~~RA (3á~ 1 Como resultado de estos procesos, el individuo desarrolla un vínculo o compromiso con la marca elegida que, en opinión de Jacoby y Kyner (1973), ofrece una base esencial para distinguir la lealtad de otras formas de comporta miento repetitivo de compra basadas en la inercia. La relevancia que tiene el cumplimiento de las seis condiciones anteriormen te comentadas es, en opinión de Bloemer y Kasper (1995), el poder distinguir la lealtad de otros comportamientos repetitivos de compra que estos autores defI nen como: ... la respuesta conductual, aleatoria, expresada a lo largo del tiempo por una unidad decisoria con respecto a una o más marcas alternati vas, siendo función de un proceso de inercia. 78 Basándonos en todo actitudinal de la lealtad ' del comportamiento debe incorporar el coro riendo la necesidad de :.. sino también otros de ylor (1981) afIrma que L es cualitativamente di~ ~ marca. Sin menospreciar 1 visión goza de una roa) los procesos mentales q ~ _ este sentido, el desarro cuales un individuo es le.:!. _ sarial de una gestión efecu _ 2 3), tiene una impor e una actitud favora ~., '::id multimarca dentro consistente de más ~dt, 1970). Teniendo ~ hablar en términos de i:x~ ón hacia una marca gicos que implican la que medita y procesa ~.15 antes de tomar una =----=s:::üidor conoce conscien e:::ilentes de las diferen tativas con lo que las ;)e mejor pueda cumplir 5aITolla un vínculo o ~"Oby y Kyner (1973), ;: formas de comporta .ciones anteriormen ,,5 .. el poder distinguir la e estos autores defI resada a lo largo del -,ás marcas altemati .;::.eme según Bloemer y pueden parecer ~ una determinada mar - ~\'an pueden ser bastan ~ti\"o es el resultado de c.eterminada marca por ~.:..:l marca. En otros casos, .' -=oceso de decisión está ~ al individuo a seguir ~ores .illO BALLESTER Basándonos en todo lo comentado anteriormente, vemos cómo el enfoque actitudinal de la lealtad implica el reconocimiento de que ésta no es sólo función del comportamiento pasado, sino que es un concepto multidimensional que debe incorporar el compromiso del consumidor con su elección de marca, sugi riendo la necesidad de tener en cuenta no sólo aspectos de comportamiento sino también otros de carácter psicológico y cognitivo. Así, por ejemplo, Tra ylor (1981) afIrma que la lealtad basada exclusivamente en los primeros aspectos es cualitativamente diferente de aquella otra basada en un compromiso hacia la marca. Sin menospreciar la primera perspectiva teórica de la lealtad, la segunda visión goza de una mayor bondad para aumentar el entendimiento de cuáles son los procesos mentales que subyacen tras un comportamiento leal o desleal. En este sentido, el desarrollo de trabajos tendentes a conocer las razones por las cuales un individuo es leal a una marca ayudaría a satisfacer la necesidad empre sarial de una gestión efectiva de la lealtad. CONCLUSIONES Y FUTURAS LINEAS DE INVESTIGACiÓN Uno de los principales componentes del capital de marca, fuente de ventajas económico-fInancieras, estratégicas y de marketing para la empresa, es la leal tad, especialmente si tenemos presente el carácter dinámico e inestable del en torno económico actual y, sobre todo, el incremento del poder de la distribución. elementos que han propiciado entre los responsables de las empresas intentar el fomento de la lealtad hacia sus marcas. Dada su importancia empresarial, no es extraño que dentro del mundo acadé mico mucha de la literatura del comportamiento del consumidor esté centrada en el estudio de cuáles son las fuentes de la lealtad, así como los mecanismos a través de los cuales ésta se genera. Este esfuerzo investigador se pone de manifIesto en la multitud de trabajos que se han desarrollado sobre la lealtad de marca y que pueden ser ubicados en dos perspectivas de análisis, según cual sea el enfoque utilizado para abordar su estudio. Entre ambas perspectivas, es la perspectiva actitudinalla que más utilidad presenta para la gestión empresarial de la lealtad a la marca al facilitar el conocimiento de por qué los consumidores son leales a las marcas. No obstante. si bien es la teoría sobre la formación de las actitudes la que ha guiado la mayor parte de las investigaciones realizadas para explicar la lealtad, Foumier y Yao ( 1997) señalan la necesidad de ampliar las orientaciones de dicha explicación ya que la actitud o la preferencia no llega a capturar toda la naturale za emocional y dinámica de la noción 'lealtad', ni ahondan en la realidad de la experiencia del consumidor. CUADERNOS DE ADMINISTRACIÓN! 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El desarrollo de trabajos en las líneas descritas anteriormente ayudarían a la gestión de la lealtad, pues enriquecerían las respuestas a las preguntas básicas de por qué y en qué sentido los consumidores son leales a las marcas. 80 PEru;PECI1VA DE ESTUDIO DE LA LEALTAD A LA MARCA I ELENA DELGADO BALLESTER CUADERNOS DE ADMINISTRA - -abajos que, si bien son lJopológica y socioló ti 1izan aspectos emoti - ~998), relacionales (Del :midor (Sheth y Parvati - que los consumidores 'orrnente ayudarían a la a las preguntas básicas es a las marcas. . italizing on the Value of __=-sonality ", JournalofMar in g Action, 3rd Ed. Ca ?:-eference and Brand Swit :::!T}'), 1-20. ~g SlJategy: An Applica .21-38. 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