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Entrevista Al latido de Jorge Reynolds por FABIO LOZANO URIBE al vez el profesor Jorge Reynolds, Jonás y Herman Melville sean los únicos seres humanos conocidos por las ballenas. Al profesor lo reconocen por su cálido abrazo, sus canas cenicientas y su interés por los proyectos que éste realiza auscultándoles el corazón y poniéndoles sistemas telemétricos. Una revista sobre biodiversidad colombiana no puede dejar de entrevistar a un hombre que conjuga la biología y la electrónica y que es, además, biodiverso. Fabio Lozano: ¡Sorpresa! Usted es ingeniero eléctrico, o electrónico, no sé cuál es la diferencia. ¿Podríamos comenzar por ahí? Jorge Reynolds: Hasta hace más o menos unos 60 años existía una sola ingeniería. De ahí para acá, los que manejan generación de potencia y llevan corriente a las ciudades, la distribuyen y la interconectan y, en general, los que manejan electricidad en grande son ingenieros eléctricos. Los ingenieros electrónicos manejamos la corriente eléctrica en muy pequeñas cantidades y para usos totalmente definidos. Ya sea para el uso de pequeños artefactos; para los múltiples usos que tiene en la medicina, como todos los aparatos de diagnóstico, de tratamiento e instrumentos de cirugía; y, abarcamos también los computadores. Hoy día existen las bioingenierías, que tienen que ver con el diseño de aparatos electrónicos relacionados con la vida del hombre, y la ingeniería de sistemas, que es la que se encarga de hacer computadores, sus partes, piezas, programas, 155 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia Todos los interesados en un proyecto específico pueden, y deben, colaborar desde su perspectiva, ya que si formamos un grupo interdisciplinario de trabajo, las respuestas serán muchísimo más cercanas a la verdad, pues habrá más retroalimentación y el desarrollo será mucho más efectivo, dado que cada cual aportará su técnica, su experiencia, su conocimiento y su forma de agilizar el proceso. como también plasmar ideas en su memoria y manejar procesos de información con resultados útiles para los usuarios. F.L.: Entonces, ¿cuál es la parábola de su vida para que como ingeniero electrónico termine trabajando en aspectos de la biología, aplicando la electrónica en cuestiones de la vida humana? J.R.: Para la época, 1958, esto era totalmente inverosímil. Volví de Inglaterra después de haber cursado ingeniería electrónica y cuando yo decía que estudié ingeniería electrónica, la gente pensaba que yo debía saber armar una bomba atómica y, lógicamente, saber arreglar planchas. Todavía la gente no sabía qué era electrónica y menos aun, aplicada a la biología. Para comienzos de los años 60 ya era evidente para ciertos ingenieros que el cuerpo humano era una obra de ingeniería, pues muchos principios básicos de esta ciencia y de la arquitectura son aplicables a los brazos, al cerebro, a los pulmones y, muy importante, al corazón, cuya arquitectura funciona con base en la electricidad que producimos nosotros mismos. Eso quiere decir que hay cam- bios de carácter bioquímico que producen pequeños voltajes, haciéndolo funcionar; por eso es que el corazón se puede considerar un sistema que se mueve con base en las leyes de la electricidad. El cerebro, por ejemplo, es un gran computador, imposible hasta hoy de reproducir, que también funciona por medio de impulsos eléctricos. Entonces, la relación entre una y otra ciencia no es tan lejana, teniendo en cuenta que el cerebro, el corazón, los músculos y la mayoría de los órganos del cuerpo son sistemas bioquímicos que funcionan gracias a la electricidad que generan. F.L.: ¿Se podría decir que esta relación es producto de la tecnología y del nuevo pensamiento científico? J.R.: No necesariamente; esto de ver el cuerpo humano como un sistema eléctrico es una visión antigua que perdimos por muchos años. Hacia 1600 y 1700 Volta y Galvani volvieron a hablar del asunto, pero los egipcios mismos, o los incas, veían al cuerpo humano desde el punto de vista eléctrico. Hasta hace muy poco – en el tema que nos ocupa– los médicos no veían en qué les podía servir la ingeniería y viceversa. Actualmente no sólo ingenieros y médicos se unen en proyectos comunes; también los abogados, los filósofos, los matemáticos, los economistas, los técnicos en computación, los comunicadores, los artistas, etc., todos aquellos con un enfoque particular sobre cada tema. Es a lo que llamamos… ¡interdisciplinariedad! Todo se relaciona con todo. Todas las ciencias pueden ser reunidas y resulta que nada es ajeno de una ciencia a otra. Todos los interesados en un proyecto específico pueden, y de- 156 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia Ahora las Sirenas disponen de un arma más mortífera que su canción: su silencio. Es posible que alguien haya escapado a su canto, pero a su silencio, nunca jamás. FRANZ KAFKA, Parábolas. ben, colaborar desde su perspectiva, ya que si formamos un grupo interdisciplinario de trabajo, las respuestas serán muchísimo más cercanas a la verdad, pues habrá más retroalimentación y el desarrollo será mucho más efectivo, dado que cada cual aportará su técnica, su experiencia, su conocimiento y su forma de agilizar el proceso. F.L.: Eso es biodiversidad de pensamiento. Distintas miradas desde distintas ciencias, distintos oficios para la solución de un mismo problema. ¿Cómo sacar a la luz pública estos esfuerzos? J.R.: Bueno, generalmente hay dos maneras para difundir un trabajo científico: una es presentarlo en congresos internacionales, exponerlo a la opinión de los demás para oír tanto los elogios, si los hay, como los argumentos en contra. De reconocerse una validez científica, dicho proyecto es publicado en revistas científicas para conocimiento del medio. Y otra es divulgarlo al público en general para que la gente sepa qué se hace con sus impuestos; no es el caso de Colombia, pero en muchos países las principales investigaciones son impulsadas por el Estado. Además, las investigaciones deben ser del dominio público, abiertas, para que cualquiera pueda participar; esto es vivir en comunidad. Nunca se sabe quién puede tocar a la puerta con un aporte nuevo que impulse una investigación o le cambie el rumbo. Entonces, hoy día, deberían ser comunidades completas las que hicieran un estudio de investigación… ¡en equipo! F.L.: Ahora, hablemos de algunas de sus múltiples investigaciones. Doctor Reynolds, todo el mundo lo relaciona a usted con los aparatos electrónicos puestos a las ballenas; muy pocos saben, ¡segunda sorpresa!, que usted hizo parte del equipo que creó el primer marcapasos para corazón humano. ¿Cómo fue esa experiencia? J.R.: Efectivamente, se realizó en 1958 y fue un trabajo interdisciplinario, como todos los que yo hago. Acabábamos de crear la Fundación Shaio que, se puede decir, era el centro más moderno de cardiología que había en ese momento en latinoamé- rica En el medio científico era el comienzo de la electrónica aplicada al estudio del corazón, y se trajeron los primeros aparatos de esta índole que llegaron a Colombia. En Estados Unidos y en Europa ya se pensaba en la estimulación artificial del corazón para tratar de solucionar toda una serie de problemas, especialmente lo que se llamaba bloqueo aurículo-ventricular completo. Yo había tenido la oportunidad reciente de estar en Estados Unidos y sabía lo que se estaba haciendo en este campo. Creé mi propia idea de artefacto que marcara y regulara el ritmo cardíaco, me asesoré de personas que trabajaban en ese tipo de investigaciones. Escuché y valoré todos los pro y contra de la invención, hasta que fue reconocida la validez y originalidad del proyecto. Aquí en Colombia desarrollamos 157 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia Tuvimos la primera fábrica de marcapasos que hubo en el mundo. Construimos más de 3.000 marcapasos, muchos de éstos se pusieron por primera vez en muchos países. El marcapasos colombiano fue el primero que se puso en Perú, en muchas otras partes de Latinoamérica, en India y en África. e implantamos, con el doctor Alberto Vejarano,1 el primer marcapasos que se puso en el mundo. Aun hoy, el corazón sigue siendo un órgano del cual los científicos aprendemos mucho y, lo más importante, cada día nos cercioramos de lo poquito que sabemos de él. Ni hablar del cerebro… ¡imagínese! F.L.: Tercera sorpresa: ¡esto se hizo en Bogotá, Colombia! J.R.: ¡En Bogotá, Colombia! Este aparato, para resumir, le dio estimulación cardíaca a un paciente. Era un marcapasos hecho con tubos porque todavía no se podía adquirir comercialmente el transistor y funcionaba con la batería de 12 voltios de un automóvil americano. Hoy, 27 millones de personas en todo el mundo usan marcapasos. F.L.: ¿Se podría hablar de diversidad en el corazón humano? J.R.: No, el corazón genéricamente es igual: dos aurículas, dos ventrículos, cada corazón es diferente en el sentido en que lo somos todas las personas. Nos diferencian las características específicas del iris del ojo, por ejemplo, los rasgos de la cara, las huellas dactilares, el tono de la voz… es muy difícil encontrar dos iguales. Podemos decir que es un órgano similar en todos los seres humanos, dado que existen unas medidas estándares y se entienden por corazones nor1 Alberto Vejarano Laverde, actual presidente de la Cruz Roja Colombiana. males los que se encuentran entre tales especificaciones. Así pues, tuvimos la primera fábrica de marcapasos que hubo en el mundo. Construimos más de 3.000 marcapasos, muchos de éstos se pusieron por primera vez en muchos países. El marcapasos colombiano fue el primero que se puso en Perú, en muchas otras partes de Latinoamérica, en India y en África, porque también eran unos marcapasos muy baratos, comparados con los que se empezaban a desarrollar en otras partes. F.L.: ¿Cómo se da la transición de su interés por el corazón humano, al interés por el de las ballenas? J.R.: Empecé a seguir otra línea, que fue la de conocer el funcionamiento del corazón de los deportistas. Cómo se comporta este órgano en los momentos de mayor agitación y qué tan soportable es para el cuerpo. Comportamiento que hemos seguido trabajando en muchísimos deportistas, especialmente ahora con todo el grupo de montañistas colombianos que han escalado el Everest, con pruebas antes y después del ascenso. En algún momento, el interés por el que usted me pregunta llegó a plantearse en forma de hipótesis: ¿cómo será el corazón del animal más grande del mundo? ¿En qué nos puede ayudar su estudio para aplicarlo a los deportistas y al público en general? Sin duda, conociéndolo son muchas las respuestas que se le pueden dar a las preguntas sobre el corazón humano. F.L.: ¿Cómo, cuándo, dónde? J.R.: Hace 18 años, en el Acuario de El Rodadero, empecé a indagar, con el capitán Francisco ‘Capi’ Ospina Navia, cómo funciona el corazón de las ballenas. Un corazón que puede llegar a pesar dos toneladas y que es similar al corazón humano porque tiene cuatro cámaras y es de mamífero. Cabe una persona parada en su ventrículo derecho y cada contracción moviliza mil litros de sangre. Es un órgano que evolucionó del Misoniquis, especie terrestre que apareció millones de años antes que el hombre, que pesaría entre 40 y 50 kilos y que, por causa de las hambrunas producidas por los cataclismos que ocurrieron en el planeta, empezó a buscar alimento en el mar. En su evolución fue perdiendo los miembros inferiores, pero los superiores se volvieron aletas. Sus fosas nasales se transformaron y trasladaron hacia la parte posterior su- 158 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia Nada tan rico como el inagotable caudal de la Naturaleza. Tan sólo nos muestra superficies, pero su profundidad es de un millón de brazas. RALPH WALDO EMERSON perior del cráneo y, de esta manera, se fue adaptando al entorno acuático. En cierto momento cobró gigantismo y en estas condiciones se llegó a lo que es la ballena de hoy. Actualmente la más grande es la ballena azul, un animal que puede llegar a tener 35 metros de largo (tres tractomulas en línea), con un peso de más o menos unas 200 toneladas. Ha sido importante estudiar este corazón porque es el que más ha tenido evolución entre los mamíferos. El análisis de sus cambios genéticos nos permite seguir aprendiendo sobre la transformación de este tipo de órganos y así acercarnos al conocimiento de un corazón genéticamente perfecto para el hombre, en un futuro muy cercano, diría yo. F.L.: ¿Qué estudios se están haciendo en otras latitudes sobre corazones de otros animales? J.R.: Existen ahora muchos grupos de Estados Unidos, Australia y Europa, interesados en conocer corazones de reptiles, de aves, etc… con los mismos objetivos de ver qué puede ser útil para el corazón de los humanos, pero podemos decir que fuimos los pioneros. Lo interesante, en nuestro caso, es que nos vimos obligados a hacer nuestros propios aparatos. Entonces ahí es donde viene la cercanía enorme de la ingeniería electrónica al desarrollo investigativo, porque nos tocó desarrollar nuestros propios aparatos de medición telemétrica, entre otros, y obviamente nadie fabrica electrocardiógrafos para ballenas; si lo hiciera moriría de hambre porque no tendría a quién vendérselos. Por ahí empezamos… Hoy seguimos aprendiendo sobre el mar. Aquí se desempeña, por ejemplo, una ingeniera oceanóloga, entre muchas otras personas que investigan sobre el mar, y no dejamos de sorprendernos por el hecho de que conocemos más del espacio exterior que de nuestras propias aguas marinas. La NASA, por ejemplo, ha creado un grupo de estudio del mar porque, curiosamente, con los sistemas de sensores de las estaciones espaciales se pueden conocer fenómenos marinos de manera más precisa y global que desde nuestro propio planeta. Lo importante es que nuestro grupo de trabajo se volvió interlocutor y colaborador de otros grupos de trabajo similares y viceversa. Con el doctor Wallace, por ejemplo, quien encontró el Titanic, estamos trabajando en conjunto lo que se refiere a sumergibles que puedan explorar y extraer información de las grandes profundidades marinas. F.L.: ¿Qué tipo de información? J.R.: A más de 2.000 metros de profundidad se están encontrando fenómenos verdaderamente increíbles de la evolución de nuestro planeta. Vegetales, minerales de quebradas, por ejemplo, que durante millones de años han ido bajando a los ríos, han salido al mar y descendido al fondo para sedimentarse a grandes presiones con falta de luz, transformándose en productos nuevos que pueden, eventualmente, revolucionar la industria. F.L.: ¿Productos nuevos que perfectamente pueden ser parte de la plataforma submarina colombiana o más abajo? J.R.: ¡Claro! Colombia está en un sitio absolutamen- 159 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia Se está estudiando un nuevo producto que sirve en el proceso de purificación del aluminio, del cual una tonelada equivaldría más o menos a cinco meses de producción de petróleo colombiano. Sólo se encuentra en Panamá, Ecuador y Colombia. te privilegiado para esta clase de descubrimientos. Estamos en una zona tropical, cerca a la corriente de Humboldt, rodeados de una serie de fenómenos verdaderamente excepcionales. ¡Estamos entrando a la nueva era del mar! Pese a los problemas internos que entorpecen los procesos científicos, tenemos el laboratorio natural más completo del mundo, imposible de reproducir en ninguna parte: la Sierra Nevada de Santa Marta, donde tenemos profundidades muy cercanas a los 3.000 metros, hasta alturas de 5.700 metros, como la del Pico Bolívar. Tenemos la distancia más larga entre el fondo del mar y las nieves perpetuas en el menor espacio posible. Situación ideal para hacer estudios comparativos aprovechando la diversidad de pisos térmicos, climas, presiones atmosféricas, etc., con mayor facilidad que en cualquier otro sitio del mundo. F.L.: Por productos nuevos, ¿exactamente a qué nos estamos refiriendo? J.R.: Por ejemplo, se está estudiando un nuevo producto que sirve en el proceso de purificación del aluminio, del cual una tonelada equivaldría más o menos a cinco meses de producción de petróleo colombiano. Sólo se encuentra en Panamá, Ecuador y Colombia. Nos referimos también a nuevos medicamentos, nuevas aleaciones, nuevos microorganismos con nuevas claves genéticas. Flora, fauna y productos químicos de los que se pueden extraer subproductos que colaboren directa o indirectamente con la vida. Parte de las grandes riquezas de nuestro país están en el fondo del mar. Lo digo, obviamente, sin que descuidemos las demás zonas de nuestra envidiable esquina tropical, como el páramo, que no existe sino en Venezuela, Colombia y parte del Ecuador, con su frailejón, del cual comienza a ser extraída una serie de productos para hacer drogas como el viagra. F.L.: Bueno, doctor Reynolds, volvamos al corazón. ¿Éste funciona igual en los animales que viven en esas inmensas profundidades que estaba describiendo? J.R.: Esa transición a condiciones y adaptabilidades diferentes fue formando corazones especiales. Esas transformaciones, esas ventajas cardíacas que permiten dar vida en un medio tan escaso de posibilidades, son las que debemos investigar y asimilar para así utilizarlas en beneficio del corazón del hombre. Con ese fundamento comenzamos a trabajar hace 18 años y ya tenemos un equipo interdisciplinario entre varias universidades y varios grupos de investigación que están siguiendo nuestro trabajo. F.L.: Para terminar, ya que Discovery Channel también está aquí para entrevistarlo,, yo recuerdo una cuña de radio sobre una medicina para el hígado, que decía: “¡El corazón no tiene nada que ver con el amor, es el hígado!” Lo que me lleva a preguntar: ¿qué relación hay realmente entre el corazón y el amor? J.R.: Es una noción muy cultural, muy al acomodo del hombre, sin fundamento biológico. Uno quiere con el cerebro, que es realmente el órgano que nos diferencia de los animales. Pero decimos: “te quiero con el cerebro”, decimos: “te quiero con el corazón”, sin que exista ninguna evidencia de que a un enamorado le funcione distinto el corazón. Obviamente se altera la química, se producen jugos gástricos, nos atrapa una deliciosa desesperación –no me quiere, sí me quiere–, nos podemos afectar físicamente, pero todo está en nuestro cerebro. El corazón puede latir más en ciertos momentos, pero igual lo haría con un susto, un grito o una sorpresa desagradable. F.L.: Doctor Reynolds, estamos agradecidos por el tiempo que le ha dedicado a la revista La Tadeo y un saludo muy especial para todas las personas de su equipo de trabajo. Sólo me resta darle un abrazo de todo corazón… ¡pero de ballena! FABIO LOZANO URIBE Comunicador, UJTL. Jefe de redacción de la revista La Tadeo. LAS FOTOGRAFÍAS DEL ENTREVISTADO FUERON TOMADAS POR ANDRÉS VALBUENA PARA LA REVISTA MUY INTERESANTE. 160 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia