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NUTRICIÓN Neofobias alimentarias: “ Mamá, yo no quiero comer esto” - ¡No me gusta! - ¡Pero si no lo has probado! Creo que a todos nos resulta familiar este diálogo. Incluso sin probar los alimentos algunos niños los rechazan. ¿A qué se debe? Por Elena Pérez, Bioquímica- Bióloga Molecular. Especialista en Alimentación y Nutrición Aplicada. www.futurlife21.com V 46 enimos equipados “de serie” con un mecanismo de supervivencia que se llama neofobia. Es un rechazo innato a lo desconocido, en este caso a la incorporación de nuevos alimentos en la dieta. En algunos niños el proceso de introducción de nuevos alimentos es difícil… la paciencia y la constancia para conseguir vencerlo, son la clave del éxito. Nuestra genética viene condicionada a comer lo que vemos comer, por eso es tan importante incorporar a los niños a la mesa familiar desde que pueden comer solos creando un ambiente conciliador donde pocas veces nos enfadaremos. N LOS GENES de la prehistoria uestros antepasados comenzaron a introducir en su alimentación diversos alimentos que a través del ensayo-error fueron integrando en su dieta. Gracias a ellos, evolucionaron adaptándose eficazmente a su entorno. A partir de los 2 años los bebés tenían más autonomía y aquellos que tenían “ideas propias” y comían sin ningún temor todo aquello que encontraban, tenían muchas más posibilidades de tomar algún tóxico que fuera letal para ellos. De modo, que somos los descendientes de aquellos “peques” prudentes, que comían solo lo que veían comer. La mayoría de los niños rechazan las verduras, hoy en día se sabe que el 25% de las plantas contienen glucosidos o sustancias tóxicas para el organismo. Los sabores han jugado siempre un papel crucial para determinar qué alimentos son comestibles y cuáles no. El sabor amargo es el más rechazado normalmente por los niños. Y es justo este sabor inicialmente desagradable, el que actúa como mecanismo de defensa frente a los antes mencionados glucosidos. La “función” de este sabor se va perdiendo, sobre todo, en la edad adulta, lo podemos comprobar en el auge del consumo de tónicas. POR EL CONTRARIO, a los niños les gusta el sabor dulce. Lo identifican con la leche materna y con el alimento que necesitan para sentirse protegidos, cuidados, ya que calma y cubre todas las necesidades. Los niños no tienen saturación por lo dulce, y si no se le educa de pequeño de mayor seguirá consumiendo durante toda la vida muchos alimentos dulces (chuches, bollería, cereales de desayuno…) costándole mucho cambiar los hábitos. Los alimentos con grasa (como la carne, embutidos…) también suelen gustar porque nos “recuerdan” que aportan nutrientes y energía para “sobrevivir” en la dura vida en la sabana; pero ya no nos “El sabor amargo es el más rechazado normalmente por los niños. Y es justo este sabor inicialmente desagradable, el que actúa como mecanismo de defensa frente a los antes mencionados glucosidos” hace falta tanta energía, han cambiado los estilos de vida. 47 NUTRICIÓN EL EJEMPLO vale más que mil palabras A comer se aprende... COMIENDO CUANDO LOS NIÑOS VAN CRECIENDO, comienzan a cotejar los hábitos alimenticios de su casa con los de su grupo de referencia en el colegio y entre sus amigos. ● A los dos años (siguiendo las pautas del pediatra) tiene que haber probado “de todo” y comer lo que habitualmente se come en una casa y en todas sus formas culinarias. Excepto picantes y platos muy condimentados o de difícil masticación. ● Conocer el riesgo de alergias alimentarias, hacerlo en pequeñas cantidades, de uno en uno, y esperando entre siete o diez días antes de repetir e introducir otro nuevo alimento. ● Lo mejor es ofrecérselo al principio de cada comida, cuando el niño tiene más apetito sin forzar. En la adolescencia hay que prestar especial atención a la alimentación ya que se elevan los requerimientos energéticos y de ciertos nutrientes. Afianzar hábitos alimentarios para evitar la aparición de ningún trastorno alimentario. Si se mantiene el “paladar infantil”y no se desarrolla introduciendo nuevos alimentos, se tendrá preferencia por los sabores dulces, ricos en calorías y bajos en nutrientes. Cuando aparezcan los problemas de adultos, nos refugiaremos en estos alimentos, que veremos como “tabla de salvación”. 1- Los adultos que rodean al niño serán su referente 2- Los niños no nos escuchan tanto. ¡Sobre todo miran! Miran a las personas con las que interactúan (padres, colegio y amigos) y lo que observan se transforma en modelo a imitar, para bien o para mal. Si queremos facilitar la incorporación de alimentos nuevos, lo más importante es que vean a todos los integrantes de la familia tomándolos con normalidad. En ocasiones los padres no nos damos cuenta y somos los primeros que llevamos una alimentación poco variada y desequilibrada. Seamos coherentes y responsables. Entender la educación alimentaria como un área transversal dentro de la educación integral de cualquier individuo será imprescindible para que nuestros hijos disfruten de una vida plena, feliz y llena de sabores. Consultorio de Nutrición de la Dra. Elena Pérez Ver CV de la Dra. Elena Pérez Si quieres más información, no dudes en consultar con nuestro equipo. info@masswebzine.com Respuesta a los lectores sobre la epigenética 48 clic aquí