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EL TRASTORNO POR DEFICIT DE ATENCIÓN GUÍA PARA PADRES CONSIDERACIONES GENERALES 1.- Una vez que el niño ha sido diagnosticado y los padres asumen el diagnóstico, es necesario aceptar al niño tal como es. No caben sentimientos de culpa hacia uno mismo ni hacia el niño. El niño presenta un trastorno de atención y ello conlleva ciertas alteraciones en su conducta. 2.- La recuperación del trastorno es lenta, pero si desistimos y perdemos la calma, puede llegar a ser irrecuperable. Debemos mantener una buena relación con nuestro hijo y hacerle sentirse seguro. 3.- Si aceptamos y queremos a nuestro hijo, con sus imperfecciones, nos resultará más positivo para nuestra autoestima y para la de él. Esto no quiere decir que lo aceptemos con resignación sino que debemos intervenir de forma activa en el tratamiento pero sin buscar causas o culpables. 4.- Ante un trastorno de ADHD, no basta con aceptarlo a medias. No se puede suponer ni esperar que el sujeto pueda dominar sus comportamientos poniendo un poco de voluntad, ya que si no es así nos creará ansiedad y cierto grado de insatisfacción. El niño en sí mismo no es un problema si no que tiene un problema y todos juntos padres y profesionales vamos a ayudarle a resolverlo. 5.- De ninguna manera debe eximirse a estos niños de la aplicación de sanciones disciplinarias o límites; no obstante, es necesario ayudar a los niños hiperactivos a que puedan cumplir con los castigos impuestos y conozcan los motivos del mismo. CONSEJOS ÚTILES PARA PADRES Cuando le dé pautas a su hijo, éstas deben ser simples y claras. Sea específico. Mantenga un contacto visual entre usted y el niño cuando le da una instrucción. Reduzca al máximo posible los estímulos distractores externos, cuando el niño deba concentrar su atención en alguna actividad. (evitar TV, música, Videojuegos, etc.) Pídale que repita las instrucciones para verificar si estaba atento y si las comprendió. No le plantee demasiadas instrucciones simultáneamente. Es mejor hacerlo de una en una. Prepárese para repetir las instrucciones más de una vez y piense que si no fueron retenidas, no significa que sea una desconsideración hacia usted, ni una falta de respeto, ni una falta de capacidad. Lo más importante es la organización en las cosas y el estilo de vida. Prepare listas con las cosas que debe realizar o bien programas por escrito para que le sea más fácil retener la información. No desespere, los síntomas sólo pueden modificarse si somos persistentes. Es necesario ser paciente y tener una buena capacidad para tolerar las frustraciones que nuestro trabajo supone a menudo con este tipo de niños. Cuando el niño esta muy sobreexcitado, tras un conflicto, mándelo a su cuarto durante 5-10 min., no como castigo sino para que disponga de un tiempo para pensar en lo que ha sucedido. Hágalo sin discutir. En la habitación no debe haber televisión ni debe entretenerse con juegos. Cuando abandone la misma, recuérdele porque estuvo allí ya que de lo contrario no entenderá el castigo. No debemos llegar nunca al castigo físico. No se trata de una conducta oposicionista sino de un síndrome de ADHD. La violencia física siempre agrava los síntomas. No debemos utilizar en exceso los castigos, pues dañan la autoestima del niño que se ve sometido a la autoridad. Puede llevarle a un resentimiento y su vida se tornará dolorosa y humillante, conductas que suelen alimentar rencores vengativos e incrementan las conductas desafiantes. Es fundamental e imprescindible realizar refuerzos positivos de las cosas que el niño hace bien, con ello aumentaremos su autoestima y la autoconfianza, permitiéndole al niño creer que puede ser diferente. El refuerzo positivo siempre le permite que pueda mejorar aún más. Cuando se refuerce una conducta positiva se favorece a que ésta se repita con más frecuencia que la sanción de una conducta indeseable. No se trata de valorar solo los logros o la mejoría. Es necesario valorar y premiar esfuerzos para conseguirla. Explicarle porque se le premia o advertirle de su esfuerzo por mejorar. Lo más importante es que cuando una conducta es señalada es más fácil que se repita. Los niños responden mejor a los elogios que a los castigos. Se trata de prestar atención a su nueva y buena conducta. Enséñale de buena manera a ser ordenado, escribiéndole en una hoja las tareas diarias que debe realizar. Mantenga un contacto a través de un informe semanal escrito con su profesor/a. Cuando llegue del colegio, permítale realizar algunas tareas de tiempo libre para poder descargar energías y luego poder concentrarse. No le haga estudiar o realizar tareas de inmediato. Organice su tiempo de estudio y la tarea a realizar ya que por lo general suelen angustiarse y desisten de hacerla. Enseñarle a mantener ordenados los útiles, libros y material de trabajo. Ofrézcale un lugar tranquilo donde estudiar, en el que no haya estímulos distractivos. No proteja a su hijo de las consecuencias de sus actos. Se trata de que aprenda a valorar las consecuencias de sus actos. Aunque hayamos intentado todo lo anteriormente expuesto, debemos continuar haciéndolo con el ánimo de mejorar. Es normal que nos desesperemos, perdamos la paciencia y nos alteremos, por lo que nos sentiremos en ocasiones culpables y un tanto desesperados pero es fundamental seguir adelante y no rendirse. La gratificación que suponen ciertas mejorías compensa ampliamente los sacrificios realizados. Tratar de que el alumno realice tareas en las áreas en las que obtenga mejores beneficios o resultados para reforzar su autoestima. Manuel Vila (psicólogo) Ana Cazalla (psicopedagoga/ orientadora familiar)