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Desarrollo regional Perspectivas sobre el crecimiento y el desarrollo Armando Gil-Ospina*, John J. Jiménez-Sepúlveda ** Resumen Introducción: el presente artículo tiene como objetivo realizar una primera revisión teóricoconceptual tanto sobre el crecimiento económico y el desarrollo, como sobre algunos temas relacionados. Metodología: análisis comparativo de las teorías clásica y neoclásica del crecimiento económico, desde los enfoques exógeno y endógeno, para analizar la concepción del desarrollo en este proceso histórico. Resultados: el análisis del contraste entre las teorías ortodoxas del crecimiento y la economía del desarrollo, permitió evidenciar la aparición de las relaciones, los determinantes y las diferencias entre los enfoques del crecimiento endógeno y el desarrollo endógeno. Conclusiones: los diferentes trabajos de Sergio Boisier y Antonio Vásquez permitieron cumplir con la intencionalidad del presente escrito, y concluir que el crecimiento económico y el desarrollo endógeno son dos procesos que se complementan y articulan desde una dependencia no lineal ni jerárquica. Palabras clave: crecimiento económico, crecimiento endógeno, crecimiento exógeno, desarrollo endógeno, endogeneidad. Perspectives on Growth and Development Abstract * Magíster en Educación y Desarrollo, Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano (Cinde), Universidad de Manizales. Correo-e: armando.gil@ucp.edu.co ** Magíster (c) en Gestión del Desarrollo Regional, Universidad Católica de Pereira. Presidente Ejecutivo, Cámara de Comercio de Dosquebradas. Correo-e: vpresidencia@camado.org.co Recibido: 10 de febrero del 2012 Aprobado: 19 de octubre del 2012 Cómo citar este artículo: Gil-Ospina, A. y Jiménez-Sepúlveda, J. J. (2013). Perspectivas sobre el crecimiento y el desarrollo. Memorias, 11(19), 9-25. Introduction: This article aims to make a first theoretical and conceptual review both on economic growth and development, and on some related topics. Methodology: Comparative analysis of classical and neoclassical theories of economic growth from exogenous and endogenous approaches to analyze the concept of development in this historic process. Results: The analysis of the contrast between orthodox theories of growth and development economics, allowed to demonstrate the appearance of the relations, determinants and differences between the endogenous growth and endogenous development approaches. Conclusions: The different works of Sergio Boisier and Antonio Vásquez allowed meeting the intentionality of this article, and concluding that economic growth and endogenous development are two complementary and articulated processes from a neither nonlinear nor hierarchical dependence. Keywords: economic growth, endogenous growth, exogenous growth, endogenous development, endogeneity. Perspectivas sobre o crescimento e o desenvolvimento Resumo Introdução: o presente artigo tem como objetivo realizar uma primeira revisão teórico-conceitual tanto sobre o crescimento econômico e sobre o desenvolvimento quanto sobre alguns temas relacionados. Metodologia: análise comparativa das teorias clássica e neoclássica do crescimento econômico, a partir dos enfoques exógeno e endógeno, para analisar a concepção do desenvolvimento neste processo histórico. Resultados: a análise do contraste entre as teorias ortodoxas do crescimento e da economia do desenvolvimento permitiu evidenciar o aparecimento das relações, dos determinantes e das diferenças entre os enfoques do crescimento endógeno e do desenvolvimento endógeno. Conclusões: os diferentes trabalhos de Sergio Boisier e Antonio Vásquez permitiram cumprir com a intencionalidade do presente texto e concluir que o crescimento econômico e do desenvolvimento endógeno são dois processos que se complementam e articulam a partir de uma dependência não linear nem hierárquica. Palavras-chave: crescimento econômico, crescimento endógeno, crescimento exógeno, desenvolvimento endógeno, endogeneidade. 10 Desarollo regional Memorias / Volumen 11, Número 19 / enero - junio 2013 Introducción1 que personas y comunidades imprimen a los modos de comunicación social intencional de acuerdo con el lugar y la época; en este aspecto, es posible que ciertas palabras entren en desuso durante cierto tiempo, y luego revivan de manera resignificada. En cuanto a la expresión endogeneidad, esta pasa por una situación análoga a la de desarrollo. Este concepto (Boisier, 2000; Vázquez, 2001, entre otros), frecuentemente utilizado en el campo académico, se interpreta en el ámbito del desarrollo territorial como desplegado en cuatro planos sociales que se interceptan: ¿Por qué los habitantes de ciertos países son más ricos que otros? Este interrogante ha acompañado por largos años las reflexiones y preocupaciones de los economistas (específicamente), quienes han dado distintas respuestas parciales, desde teorías y enfoques diferentes en cada momento histórico. De manera tradicional, la riqueza de un país se ha medido por medio del indicador del ingreso o producto interno bruto per cápita (pibpc).2 Si bien es una primera aproximación al nivel de bienestar, no necesariamente representa las distintas dimensiones y complejidad del término. El crecimiento económico3 se refiere al aumento porcentual del producto per cápita de largo plazo, medido por medio del indicador pnb. Durante buena parte del siglo xx el desarrollo se asimiló al crecimiento económico. Ambos términos se han considerado desde los enfoques cuantitativo y cualitativo (pibpc-Bienestar). Por ello, sus delimitaciones conceptuales, determinantes, relaciones e impactos sociales, dependen, en buena medida, de los diferentes contextos históricos, políticos e ideológicos de un país o grupo de países determinado. En relación con el término desarrollo,4 este es intrínsecamente complejo por varias razones. Una de ellas es que las palabras tienen varios significados definidos por el lenguaje (polisemia); otra razón se refiere a las acepciones y sentidos dados por el uso particular en las comunidades específicas (científicas, deportivas, culturales); además, las palabras pueden ser relativamente flexibles referidas a asuntos concretos o abstractos, o también de acuerdo con la frecuencia de su uso. Lo anterior es causa de las modificaciones del lenguaje 1 Artículo de revisión resultado de la investigación en la Maestría en Gestión del Desarrollo Regional y del campo disciplinar del grupo de investigación “Crecimiento Económico y Desarrollo”, de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de Pereira, en el 2012. 2 Concebido como el proceso de generación de riqueza material de la sociedad, representada por los bienes y servicios que permiten mejorar su bienestar de manera creciente. 3 El crecimiento es esencialmente un fenómeno de oferta, caracterizado a través del proceso productivo y sus transformaciones, los que son sintetizados en una función de producción agregada (Muriel, 2003, p. A-2). 4 Desde la evolución de los términos bienestar, progreso y crecimiento hasta el actual desarrollo, con sus múltiples niveles, interpretaciones y adjetivos (integral, local, regional, nacional, urbano, rural, sostenible, humano, endógeno, entre otros), se refieren a aspectos de un fenómeno común, pero que responden a escalas, realidades, y, sobre todo, a necesidades e intereses muy concretos. i. Relacionada con la descentralización: desde un territorio dado se opta por un estilo propio de desarrollo sustentado por un conjunto adecuado y pertinente de instrumentos de política; ii. Capacidad del territorio para recapitalizar una parte creciente del excedente económico autogenerado, en el mismo territorio; dicha capacidad es una función directa del nivel de descentralización radicado en el territorio; iii. Capacidad del territorio para crear sus propios productos técnicos y cognitivos y propiciar cambios tecnológicos capaces de transformar el funcionamiento del sistema económico y iv. Solo es posible en el marco de una cultura productora de identidad territorial, a partir de la cual los activos intangibles potencian la competitividad territorial (Boisier, 2004, p. 2). En este contexto, se pretende dilucidar los conceptos de crecimiento y desarrollo, así como precisar los factores que componen el enfoque del desarrollo endógeno regional. Metodología El primer propósito que se plantea en el presente texto está relacionado con la diferenciación y precisión de los conceptos de crecimiento y desarrollo, a partir de sus respectivas teorías. Posteriormente se realizará, de manera diacrónica, una primera revisión teórico-conceptual de los términos desarrollo y endógeno, toda vez que la expresión desarrollo endógeno puede tratarse como una sencilla etiqueta de novedad en el marco tradicional de desarrollo, una nueva teoría, enfoque o modelo, o solo una condición y característica del desarrollo local o regional. Asimismo, es de interés directo en este escrito articular las categorías y variables importantes que inciden sobre el desarrollo y la endogeneidad, de tal manera que se alcance la claridad alrededor del desarrollo endógeno propiamente dicho. Perspectivas sobre el crecimiento y el desarrollo Por lo anterior, se hace pertinente establecer con claridad las relaciones de complementariedad entre crecimiento y desarrollo, sus determinantes y avances teóricos, toda vez que el desarrollo comprende, además de un aumento creciente y sostenible del conjunto de bienes y servicios para la sociedad (valoración cuantitativa de ingresos y gastos), las mejoras de las condiciones y calidad de vida de la población. En síntesis, el proceso metodológico resume los distintos momentos organizados de acuerdo con el criterio evolucionista de las teorías y enfoques de los temas del crecimiento y el desarrollo, contenidos en la tabla 1. Tabla 1. Descripción diacrónica de las teorías del crecimiento y del desarrollo Crecimiento Desarrollo Configuración de la ciencia del crecimiento. Teoría clásica. Perspectiva utilitarista. Bienestar económico. La utopía liberal. Teoría general de Keynes. La brecha keynesiana. Surgimiento de la economía del desarrollo. Enfoque dominante. Teoría del crecimiento exógeno. Estructuralismo cepalino. Modelo de sustitución de importaciones. Cambios de perspectiva liberal. Nuevo enfoque. Teoría del crecimiento endógeno. Neoestructuralismo latinoamericano. Enfoque del desarrollo territorial endógeno. Actual enfoque. Aproximación a asuntos del desarrollo. Configuración del desarrollo humano. Resignificación del crecimiento. Fuente: elaboración propia Pensamiento clásico del crecimiento económico El pensamiento económico del crecimiento ha tenido un considerable proceso evolutivo desde el siglo xviii, con los economistas clásicos (desde Smith y Ricardo hasta Schumpeter); este primer enfoque parte de la visión del desarrollo como crecimiento económico. Smith (1776) sostenía que la riqueza de las naciones dependía de dos factores esenciales: 1. La distribución del insumo trabajo en actividades tanto productivas como improductivas y 2. El grado de eficacia de la actividad productiva —progreso técnico—. No obstante, explicaba la importancia de las condiciones y los elementos intermedios que hacían posible la correlación entre producto y factores, como la división técnica y social del trabajo que permitía la especialización, el aumento de la productividad y del volumen de producto, 11 la tendencia natural al intercambio (comercio internacional) y la acumulación de capital para su reproducción (largo plazo: estado estacionario).5 Para Smith, la principal fuente del crecimiento económico debe concentrarse en el proceso de división y especialización del trabajo, el cual permite maximizar los beneficios de la acumulación y del progreso tecnológico, por lo que recomienda un adecuado sistema legal que garantice la propiedad privada y la adopción de un sistema de libre comercio internacional —basado en la ley de la Ventaja Absoluta—, por lo que cada país puede generar el máximo de producción posible (Hidalgo, 1998). Ricardo, y posteriormente Schumpeter, propusieron superar los rendimientos decrecientes de los factores productivos y el estado estacionario de la economía: el primero por la vía del progreso tecnológico, el segundo por medio de las innovaciones y la inversión. Schumpeter (1951) argumentaba que las fluctuaciones propias de las economías de mercado —inherentes a la inestabilidad del capitalismo—, eran el incentivo de las innovaciones tecnológicas llevadas a cabo por “el empresario innovador”; aunque perturbadoras en el corto plazo, producían un efecto dinámico en el sistema en el largo plazo. Schumpeter concebía la tecnología de manera exógena, por lo cual no proporcionó ninguna causa que produjese la actividad inventiva, así como la difusión de esta dentro de una economía (Medina, 2010). De manera sintética, se pueden señalar los aspectos relevantes de los teóricos clásicos en relación con el pensamiento del crecimiento económico, en los siguientes términos: Las aportaciones muestran diferentes factores que propician el freno del crecimiento a largo plazo de las economías más avanzadas: el agotamiento de las posibilidades de inversión (Smith); la ley de los rendimientos decrecientes (Ricardo); la dinámica de la población (Malthus); la disminución de la eficacia marginal del capital (Keynes) o el deterioro del espíritu empresarial (Schumpeter) (Galindo, 2004, p. 43). Visión neoclásica del crecimiento exógeno Desde un criterio cronológico, el punto inicial de la teoría neoclásica moderna del crecimiento fue el cé5 Situación en que, dado un estado tecnológico, las inversiones de este compensan la depreciación por el desgaste del capital instalado, se repiten los procesos productivos y no se produce más crecimiento. 12 Desarollo regional lebre artículo “A Mathematical Theory of Saving” de Ramsey (1928), un trabajo que solo vendría a ser reconocido por la academia en los años sesenta (Moncayo, 2008). Sin embargo, los primeros trabajos sobre el crecimiento que alcanzaron gran importancia en el siglo xx, fueron aquellos elaborados por Harrod (1939) y Domar (1946), con la pretensión de explicar el modelo keynesiano de corto plazo en conjunción con el crecimiento de largo plazo, y así superar las rigideces de las variables macroeconómicas keynesianas formuladas sin el propósito inicial de analizar el crecimiento económico de mediano y largo plazo (Hidalgo, 1998). Debido a que los primeros trabajos de Harrod y Domar ampliaban en el tiempo la dinámica a corto plazo keynesiana llegando a conclusiones desalentadoras sobre la estabilidad del crecimiento (Chavarría, Fonseca, Martínez y Morales, 2011, p. 6), la respuesta inmediata a esta visión pesimista estuvo a cargo de Solow (1956 y 1957), por medio de su modelo en el que concebía una economía caracterizada por la competencia perfecta, coherente con los supuestos de flexibilidad de precios, sustituibilidad de los factores productivos, estabilidad en el largo plazo y logro del pleno empleo; de esta manera, el nivel de precios generaría los cambios que conducirían a la óptima relación capital/trabajo utilizada en la función agregada de producción de la economía. A partir del pensamiento solowiano sobre el crecimiento económico, se estableció la teoría ortodoxa del crecimiento como un campo de análisis de la corriente principal de la economía —mainstream—. En este contexto, el eje central del trabajo teórico ha sido el modelo neoclásico desarrollado por Solow (1956 y 1957) y Swan (1956),6 siendo, en esencia, una extensión dinámica del modelo de competencia perfecta utilizado como marco de referencia para analizar el proceso de asignación de recursos en una economía estática (Cotte y Cotrino, 2006, p. 340) por medio de una función de producción tipo Cobb-Douglas, suponiendo una tasa de ahorro constante y un parámetro que medía el estado de la tecnología. En este sentido, en la función de producción se asumían retornos constantes a escala y decrecientes en el capital, lo que implica que en el largo 6 Este enfoque neoclásico prevaleció hasta los años ochenta, soportado por los trabajos de Ramsey (1928), Solow (1956 y 1957), Swan (1956), Arrow (1962), Uzawa (1965), Cass (1965) y Koopmans (1965), dedicados a la formalización de modelos matemáticos para representar relaciones de causalidad entre las variables del ahorro, la inversión, la población, la depreciación y el stock de capital. Memorias / Volumen 11, Número 19 / enero - junio 2013 plazo, el crecimiento del producto estaría determinado por la suma del cambio tecnológico y del crecimiento de la población (ambos componentes exógenos). Estas características hacían que este enfoque correspondiera a una aproximación “transicional”, es decir, que explica la dinámica del crecimiento de la economía hacia el estado estacionario, y no el crecimiento en sí mismo (Gallego y Johnson, 2001). Por lo anterior, “el crecimiento de largo plazo se concebía de forma exógena y explicado por la tecnología, que no era integrada en el modelo como variable explicativa, sino como residuo” (O’Connor, 2007, p. 23). De todos modos, el crecimiento no aseguraba una situación estable en el largo plazo con la sola acumulación de capital, debido a que la existencia de la ley de los rendimientos decrecientes limitaba la nueva inversión a la reposición del capital depreciado, alcanzándose un nivel de equilibrio conocido como el “estado estacionario” (Chirinos, 2007, p. 2). Los supuestos básicos del modelo de Solow7 se resumen en los siguientes aspectos: •• Los factores trabajo y capital se intercambian de acuerdo con sus costes y su productividad marginal (relación factorial de sustituibilidad). •• El progreso tecnológico se considera como variable exógena, es decir, no es explicada por el modelo. •• Los rendimientos de escala son constantes para la función de producción, y los rendimientos marginales son decrecientes para los factores de capital y trabajo. En síntesis, estos supuestos están contenidos en el modelo de competencia perfecta para explicar una economía de acuerdo con condiciones de equilibrio estable a largo plazo con pleno empleo (óptimo paretiano); este marco de análisis tiene correspondencia con tasas nulas de crecimiento del ingreso per cápita. Sin embargo, debido a la necesidad de explicar las tasas de crecimiento positivas observadas empíricamente en distintas economías, se justificó la introducción del progreso tecnológico como el factor exógeno que determina la existencia de tasas de crecimiento positivas a largo plazo de las rentas per cápita; por esta razón es que se denomina a estos modelos de crecimiento exógeno. 7 Del trabajo empírico de Solow (1957) se estableció que la mera acumulación de factores no podía explicar el crecimiento a largo plazo, pues el “residuo” representaba el 87,5 por ciento del crecimiento no explicado (Chirinos, 2007, p. 4). Perspectivas sobre el crecimiento y el desarrollo Visión neoclásica de crecimiento endógeno Después de tres decenios de prevalencia del modelo estándar de crecimiento exógeno, durante los años ochenta se reactivó el interés por el crecimiento económico desde nuevas perspectivas, lo que generó nuevos enfoques, manteniendo los fundamentos de la tradición neoclásica. En efecto, los trabajos de Romer (1986) y Lucas (1988) desarrollaron modelos que planteaban una alternativa a la exogeneidad del progreso técnico de los modelos neoclásicos de crecimiento, por medio de la propuesta de esquemas en los que la fuente primaria del crecimiento —el progreso técnico— era generada en el modelo, lo que dio origen al enfoque del crecimiento endógeno. A partir de este, las economías podrían evidenciar procesos crecientes y estables de crecimiento, sustentados en su capacidad de innovar, y sin la necesidad de demostrar la convergencia defendida por los modelos exógenos de la teoría neoclásica. Arrow (1962) fue un pionero al sugerir una explicación endógena al controvertido fenómeno de cambio tecnológico y que él denominó “learning by doing”. Según esta hipótesis, al menos una parte de los incrementos en la eficiencia del proceso productivo son atribuibles a un proceso de aprendizaje cuya fuente es la experiencia en la realización de actividades productivas (Rodríguez, 1971, p. 75). Los modelos de crecimiento endógeno parten de la tradición neoclásica, e introducen distintas variaciones sobre este: algunos toman en consideración los rendimientos de escala crecientes y los efectos de propagación o difusión (modelos de derrame), o introducen el cambio tecnológico endógeno (modelos neoschumpeterianos), y, en su conjunto, predicen la divergencia en el crecimiento económico (Toral, 2001, p. 49). La teoría del crecimiento endógeno empezó por eclipsar el pensamiento de Solow, además de los trabajos de Romer8 y Lucas,9 de aquellos elaborados por la nueva generación de autores como Barro (1990) y Rebelo (1991), entre otros. Por medio de esa teoría se 8 Romer generalizó el modelo de Arrow de aprendizaje por la práctica, en el que la eficiencia en la producción es una función creciente de la experiencia acumulada (Toral, 2001, p. 50). 9 Lucas planteó la acumulación de capital humano en lugar de la de capital físico, como detonante del aprendizaje y difusión de mejoras productivas, fuente originaria de los rendimientos crecientes de escala (Toral, 2001, p. 50). 13 avanzó en la comprensión del comportamiento de la productividad, haciendo especial claridad del caso específico de los rendimientos decrecientes como uno de los resultados posibles del proceso de acumulación de capital, a la vez que enfatiza otras vías de crecimiento económico cuando las inversiones en bienes de capital, incluido el capital humano, generan rendimientos crecientes, como consecuencia de la difusión de las innovaciones y del conocimiento entre las empresas y la creación de economías externas. La exogeneidad de los modelos convencionales solowianos, suponía que el avance técnico se produce sin la intervención de los agentes económicos; es decir, el enfoque neoclásico preconizaba una concepción lineal del proceso innovador, siendo reticente frente a la complejidad y multicausalidad del crecimiento y el desarrollo. Por ejemplo, Sala-i-Martin (1994) concibe el estado estacionario como la situación en la que todas las variables crecen a una tasa constante; en efecto, cuando se hace constante el ratio capital-trabajador, solo el progreso tecnológico explica el crecimiento a largo plazo de la economía. Entonces, ¿cómo abordar la cuestión de los rendimientos decrecientes que, como indican Barro y Sala-i-Martín (1995), conducirían al estado estacionario? Romer (1986) elaboró modelos de crecimiento económico asumiendo como factores determinantes distintas variables endógenas. En efecto, en su afán de acomodarse a la realidad, las modernas formalizaciones del pensamiento neoclásico empezaron a incorporar en la función de producción otros hechos que explicaban y condicionaban los procesos de crecimiento económico, es así como consideraron que el avance tecnológico era un factor endógeno, lo cual permitió reconocer la diversidad de los escenarios posibles del crecimiento. Sin embargo, estos modelos continuaron siendo mecánicos e inapropiados para capturar la complejidad de la realidad económica (Vásquez, 2000).10 A partir de estos nuevos modelos de crecimiento endógeno se niega dicha exogeneidad y se cuestiona el carácter decreciente de los rendimientos marginales de los factores acumulables (capital físico y humano); asimismo, se consideran las innovaciones tecnológicas en un marco de la competencia imperfecta, externalidades provocadas por esa innovación y “desvanecimiento” del estado estacionario. 10 El crecimiento económico es posible en el largo plazo porque las inversiones en bienes de capital físico y humano generan rendimientos crecientes; las economías crecen debido a la difusión de las innovaciones, la creación de economías externas y el flujo de conocimiento entre las empresas. 14 Desarollo regional El crecimiento endógeno asigna un papel importante al capital humano como fuente de mayor productividad y crecimiento económico. Establece también que por medio de externalidades o de inversión en capital humano (conocimiento), se producen convergencias hacia un mayor crecimiento económico en el largo plazo. Romer consideró en sus modelos de crecimiento el concepto del learning by doing (Arrow, 1962) para explicar la productividad de los factores; incluso reconoció que el aprendizaje de un productor podría incrementar la productividad sistémica por medio del spillovers cognitivo. Una de las ventajas de los modelos de crecimiento endógeno en relación con las teorías tradicionales neoclásicas del crecimiento exógeno, es que proporcionan explicaciones con respecto al incremento de los niveles de productividad a lo largo del tiempo, a partir de la asignación de recursos que hacen los empresarios motivados por los beneficios de las innovaciones. En este contexto, Los (2001) señala que “La noción de que la tecnología es causa de externalidades positivas —difusión, spillovers— ha sido crucial para la construcción de todas las teorías schumpeterianas del crecimiento endógeno”. A diferencia de los modelos de crecimiento exógeno que plantean rendimientos de escala constantes (Solow, 1956), en los modelos endógenos se consideran crecientes debido a las externalidades positivas que genera la inversión directa. Esta distinción es importante para comprender la causa por la cual el aumento del producto puede mantenerse en los modelos de crecimiento endógeno, aunque la población no crezca.11 La nueva teoría del crecimiento, o teoría del crecimiento endógeno, ha extendido la literatura existente. Los resultados no son terminantes, pero se puede afirmar que sabemos más que hace unos años y que determinados aspectos de las teorías de los años cincuenta permanecen, mientras que otros han sido sustituidos por la teoría del crecimiento endógeno. La evidencia empírica sobre el proceso de crecimiento económico puede resumirse como sigue (Temple, 1999, citado por Escribano, 2011, p. 16): •• No se evidencia convergencia entre países pobres y ricos. 11 La ausencia de rendimientos decrecientes significa que la acumulación de capital o capital humano puede sostener indefinidamente el crecimiento. Así, el progreso técnico derivado de esa acumulación produce externalidades de las que se benefician los restantes factores de producción generando la productividad marginal más elevada (Toral, 2001, p. 50). Memorias / Volumen 11, Número 19 / enero - junio 2013 •• Rendimientos decrecientes del capital físico. •• Importante impacto de la política económica sobre el crecimiento (estabilidad macroeconómica y efectos sobre la inversión en capital). •• Importantes rendimientos de la educación. •• Elevados rendimientos de la inversión en i+d. •• Reducidos efectos del crecimiento demográfico. •• Reducción de la tasa de crecimiento por la desigualdad en la distribución del ingreso. •• El desarrollo de los mercados financieros (acceso) favorece el crecimiento económico. En aras de puntualizar las diferencias entre las teorías del crecimiento exógeno y endógeno, cabe señalar la postura conciliadora de algunos autores que han seguido la línea de trabajo de la teoría del crecimiento endógeno, al considerar que sus modelos son solo complementarios al modelo estándar de Solow (1957) más que una nueva propuesta teórica. Esto se debe a que la acumulación de capital físico continúa siendo un factor explicativo del crecimiento, a la vez que se constituye en un incentivo para incorporar otras variables y fortalecer los supuestos básicos que sustentan el trabajo seminal neoclásico. De manera precisa, en el enfoque endógeno, a diferencia de los modelos exógenos, se considera que el crecimiento es un proceso endógeno al sistema económico y que dentro del proceso productivo el cambio tecnológico se genera como una respuesta al funcionamiento del libre mercado. En efecto, este nuevo planteamiento que pretende modificar algunos de los supuestos esenciales del modelo de crecimiento exógeno, se concreta en las siguientes diferencias (Hernández, 2002, p. 96): •• Enfatiza el capital humano y el comercio internacional como principales factores que explican el crecimiento, en relación con la inversión en el capital físico. •• Asume la generación endógena del progreso técnico; es decir, el progreso técnico como un factor productivo determinado dentro del propio sistema. •• Explicita los efectos de learning by doing en la producción de bienes intensivos en tecnología y aquellos derivados de la expansión del sector exportador. •• Invierte el papel de los rendimientos decrecientes del modelo exógeno; en este sentido, hace hincapié en la “ley de los rendimientos crecientes”. •• Considera que el nivel de ingreso per cápita puede crecer sin límites dependiendo del nivel de inversión Perspectivas sobre el crecimiento y el desarrollo 15 Macroeconomía de corto plazo Mercado financiero Factores externos Gasto en infraestructura Inversión capital físico Calidad del estado Desigualdad PTF Crecimiento económico Capital humano Apertura económica Transición demográfica Gasto en investigación y desarrollo Factores políticos y sociales Capital social Seguridad democrática Figura 1. Principales interrelaciones entre los determinantes del crecimiento económico Fuente: Morán, 2001 en investigación tecnológica, por lo que las economías ricas y pobres no tienden a la convergencia. La teoría del crecimiento endógeno implica un comportamiento endógeno de las variables —diferencia de la asunción dentro del modelo solowiano—, en este sentido, se dispone de la posibilidad de influir sobre diversas variables y permitir que la economía tienda a su punto de crecimiento equilibrado. Desde esta perspectiva, los países con un nivel de ingreso per cápita más bajo, crecerán a un ritmo más elevado hasta alcanzar a los países desarrollados (correlación negativa entre ingreso per cápita y tasas de crecimiento), aunque la evidencia empírica no ha demostrado esta hipótesis. Un argumento utilizado para alcanzar esa convergencia consiste en incorporar en la función de producción de los modelos de crecimiento endógeno la variable del capital humano, con carácter complementario al capital físico (Hernández, 2002, p. 102). Una descripción aproximada del proceso de interrelaciones entre algunos de los factores que influyen en el crecimiento económico se presenta en la figura 1. En esta se puede apreciar, en algún grado, su complejidad: el crecimiento económico (en este caso, concebido como fin) es afectado de forma directa por la productividad total de los factores (ptf), la inversión en capital físico, el capital humano y por los gastos en investigación y desarrollo. Además, los factores directos también inciden de manera indirecta sobre el crecimiento, por vía de su efecto sobre la ptf; en otras palabras, el nivel de productividad se beneficia tanto por una adecuada combinación de factores como por las innova- ciones técnicas aplicadas en el proceso de producción. Respecto a los factores externos, estos pueden afectar directamente el crecimiento por medio de la demanda externa o por variaciones en los términos de intercambio. Asimismo, el nivel de inversión privada y la estabilidad macroeconómica de un país pueden ser impactados por las perturbaciones externas a través de cambios en los flujos de capital privado y las tasas de interés. La estabilidad macroeconómica (macroeconomía de corto plazo) representa un factor importante para crecer. Sin embargo, existen otros factores que también son importantes para un crecimiento acelerado y sostenido, como se muestra en la figura 1 (Morán, 2001). Economía del desarrollo De manera paralela al avance de las teorías del crecimiento económico neoclásico de los años treinta, emergen las teorías del desarrollo económico. El periodo de posguerra —siglo xx— fue copioso en teorías relacionadas con el tema, aunque diferenciadas en perspectivas y alcances. En la literatura especializada, son importantes los trabajos de Schumpeter (1934) y los desarrollos posteriores desde el enfoque modernizador con los modelos de economía dual en sus diferentes matices (Lewis, Fei y Ranis), hasta las corrientes que configuran la nueva disciplina denominada economía del desarrollo, la cual focalizó la acumulación de capital como motor del crecimiento económico. Se destacaron Rosenstein-Rodan (1943), Nurkse (1953), 16 Desarollo regional Lewis (1954), Rostow (1956),12 y Ranis y Fei (1961), entre otros. Es de subrayar que la economía del desarrollo hace referencia a la subdisciplina que estudia el desarrollo de los países atrasados o no industrializados, en sus condiciones, características y políticas de desarrollo económico. Este campo disciplinar y académico de la economía que surgió en los años de posguerra (Hidalgo, 2000), no termina por tener un consenso entre los distintos autores. Por ejemplo, Hicks no creía que se debía generar un instrumental analítico distinto al que se aplica en los estudios de las economías desarrolladas, por tratarse solo del análisis económico a cierto tipo de países y de problemas; Lal (1983, citado por Hidalgo, 2000) defiende esta subdisciplina porque responde a la necesidad de justificar determinadas prácticas dirigistas y proteccionistas, y Little (2000) considera que debido al alto nivel de heterogeneidad entre los países subdesarrollados, no tiene ningún sentido referirse a dicho término. Hirschman defiende la economía del desarrollo por medio de dos argumentos: 1. Rechazo de la pretensión monoeconómica (aplicación de un mismo análisis económico a realidades radicalmente distintas) y 2. Afirmación de la pretensión del beneficio mutuo (las relaciones entre países desarrollados y subdesarrollados generan ventajas recíprocas). Considera que en la heterogeneidad de la economía del desarrollo, los distintos enfoques delimitan cada uno de estos elementos definitorios; por ejemplo, mientras que las teorías estructuralistas y neomarxistas rechazan de forma contundente el primero, las teorías neoliberal y neomarxista aceptan el segundo (Hirschman, 1984, citado por Hidalgo, 2000). Desde los años noventa se viene produciendo una relativa aproximación de las distintas corrientes alrededor de la economía del desarrollo, toda vez que las ideas-fuerza de cada una de ellas han alcanzado cierto reconocimiento (estabilidad, ajuste estructural, intervención del Estado, inversiones sociales y prioridades meritorias, entre otras). Lo anterior no significa que se haya logrado la homogeneidad de la subdisciplina, pero sí un avance en el camino hacia lo que Seers (1979) denominó “estudios de desarrollo” como fase previa hacia la economía política del desarrollo, en la que el análisis económico y la economía aplicada se complementen y favorezcan acercamientos a otras disciplinas (Hidalgo, 2000). 12 “Etapas de Rostow”: tradicional, transición, despegue, madurez, y consumo de masas. Memorias / Volumen 11, Número 19 / enero - junio 2013 Específicamente, en los años sesenta América Latina se convirtió en la fuente primaria de los avances teóricos del referido enfoque de la dependencia, como una crítica y revisión al pensamiento neoclásico (ortodoxo). El resultado de este proceso fue la elaboración de la teoría de la dependencia y del estructuralismo latinoamericano. Luego aparecieron otras subcorrientes en versión no marxista y marxista, la mayoría de las cuales fueron sepultadas por la historia (Boisier, 2007a). Como corriente teórica, el estructuralismo latinoamericano fue iniciado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y su exponente más representativo fue Prebisch (1948), quien enfatiza la industrialización a partir de una concepción integral del desarrollo en la que considera las categorías básicas del crecimiento, la acumulación, el cambio estructural, el progreso tecnológico y la distribución del ingreso en el largo plazo (Rodríguez, 2001; citado por Moncayo, 2008). La teoría de la dependencia de Prebisch identifica los diversos factores que limitan el desarrollo de los países del tercer mundo. Desde esta perspectiva, se señala que el comercio internacional agrava la pobreza de los países periféricos de diferentes maneras, especialmente por medio de los términos de intercambio desigual. Boisier (2001), en referencia a Seers (1979) —quien a finales de los años sesenta provocó una verdadera revolución en materia de desarrollo con su conocido artículo acerca del significado de ese término— dice: “fuertemente inspirado en el pensamiento de Gandhi, Seers sostiene que ‘debemos preguntarnos a nosotros mismos acerca de las condiciones necesarias para la realización del potencial de la personalidad humana, algo comúnmente aceptado como objetivo’” (p. 2). A partir de esta pregunta, Seers apunta a tres condiciones básicas para el desarrollo personal: la primera es la alimentación, como una necesidad absoluta (inmediatamente traducida a pobreza y a nivel de ingreso); la segunda es el empleo, y la tercera es la igualdad, entendida como equidad. Aquí ya se introduce un elemento subjetivo e intangible, puesto que el concepto de equidad tiene tales dimensiones. Aproximación conceptual al desarrollo El término desarrollo13 ha tenido múltiples significados, siempre relacionados con la idea de mejora o de progreso. Como señala Nisbet (1981), si bien el desarrollo ha 13 Desarrollo: permite que una cualidad se manifieste a plenitud. Perspectivas sobre el crecimiento y el desarrollo sido un componente importante en la historia (de lo que se conoce así como Occidente y que se tiende a confundir con lo universal), se ha convertido en la idea central para la organización de la vida de la gente en todo el mundo en la segunda mitad del siglo xx. En consecuencia, el desarrollo es hoy una institución que se ha extendido por todo el mundo, desde los centros de dominio de Occidente al resto del planeta, en los escasos años que nos separan de la Segunda Guerra Mundial (Roberston, 1984, citado por Casaús y Gimeno, 2000). En este sentido, la conceptualización del desarrollo evoluciona y se transforma de acuerdo con los cambios de la sociedad: los países, regiones y localidades dan solución a nuevos problemas y las innovaciones y el conocimiento se difunden por las distintas instituciones socioeconómicas. Esto sucedió con los fenómenos del último tercio del siglo xviii en Europa occidental (Revolución Industrial y formación y expansión de los mercados nacionales) y con los de comienzos del siglo xx (innovaciones tecnológicas —revolución eléctrica—, aumento del comercio mundial, transformación de la actividad productiva, incremento internacional de los flujos de capitales, conformación de bloques económicos y expansión de las empresas transnacionales y multinacionales). Esos acontecimientos históricos moldearon el pensamiento tanto de los primeros economistas clásicos (Smith, Ricardo, Marx) como de Schumpeter, Young y Ramsey, entre otros. Entonces, definir el desarrollo14 se torna ciertamente complicado debido a la generosidad de significados e interpretaciones, cada una de las cuales se ha abrogado una porción de autenticidad afianzándose en las teorías y los argumentos que demuestra a su favor. Fue el caso del campo económico en que el análisis cuantitativo enfatizó su uso en la medición del crecimiento del pib, la industrialización o el progreso tecnológico, en contraste con una valoración que subraya aspectos cualitativos como oportunidades creativas, libertad individual y armonía paisajística. Boisier (1999) manifiesta que la dificultad para reflexionar sobre la naturaleza subjetiva, axiológica, compleja —del desarro14 Escobar (1995) muestra el carácter desigual de las fuerzas que pugnan por imponer sus significados y revela los mecanismos sutiles mediante los cuales se construyen las formas hegemónicas de significación (y sus prácticas). Williams (1983) indica que el lenguaje y los conceptos son construcciones sociales históricas. En consecuencia, el término desarrollo se debe considerar no como una descripción objetiva de la realidad, sino como un concepto polisémico cuyos significados son el resultado de la tensión y lucha entre las acepciones que los diferentes grupos sociales pugnan por imponer en función de sus intereses, contribuyendo así a definir, y a construir, la realidad. 17 llo— lleva a “cosificar” el concepto para aprehenderlo con mayor facilidad y, en tal caso, la cuantificación resulta inevitable. Así, se confundirá el “desarrollo” con más objetos materiales (más casas, más caminos, más escuelas, más hectáreas de tal o cual cultivo) y rara vez se admite que lo que interesa es cambiar y mejorar situaciones y procesos. En esta línea de análisis, Restrepo y Espinel (1996, p. 236) puntualizan: El desarrollo no es, como se ha querido presentar en ocasiones, un valor universal, aplicable a todos los hombres y culturas, sino una producción ideológica y valorativa de Occidente en un momento muy concreto de su historia. Encierra esta noción muchas imágenes idealizadas, evocadoras de expansión y crecimiento, que le dan una connotación ambigua, permitiéndole expresar casi cualquier idea que para el hombre occidental tenga connotaciones positivas: riqueza, libertad, felicidad, autonomía. Es pues una de esas palabras de uso común, cargadas de ideología y con una fuerza semántica de significados dinamizadores y movilizadores. Crecimiento y desarrollo endógeno Boisier (2007b) clarifica los conceptos de crecimiento y desarrollo en los siguientes términos: son dos conceptos, dos procesos y dos estados temporales estructuralmente distintos, material el primero, intangible el segundo. Ambos se articulan desde una dependencia no lineal ni jerárquica. El autor propone de manera hipotética una relación dinámicamente compleja, como un rizo matemático (loop); por ello, no acepta —ni ética ni científicamente— la postura de que el crecimiento precede necesariamente al desarrollo, y de que este sería algo así como un “goteo” o “chorreo” del primero. De manera articulada con esta visión crecimientodesarrollo, Boisier argumenta la idea de endogeneidad. Para él, este término significa una capacidad: •• Autonómica del territorio para hacer sus propias opciones de desarrollo (tradiciones, cultura, creación de visión propia) en un necesario marco descentralizado (cruce de una oferta descentralizadora desde el Estado y de una demanda de descentralización planteada por el territorio socialmente organizado). •• Propia del territorio para reinvertir una parte del excedente económico autogenerado (sostenibilidad al propio crecimiento y diversificación de la base 18 Desarollo regional material para menguar vulnerabilidad a fluctuaciones del mercado). •• Generadora de innovaciones que sustentan, más que economías de escala, cambios estructurales (sistema de ciencia y tecnología). •• Generadora de una identidad de cultura territorial (asociación del ser colectivo con el territorio). De esta manera, la capacidad endógena de un territorio se encuentra en un espacio delimitado por cuatro planos: político, económico, científico y cultural (Vázquez, 1993 y 1999). Al poseer un carácter histórico concreto, la capacidad endógena provoca que tanto cuantitativa como cualitativamente sea diferente para los distintos países o regiones. Sin embargo, desde el punto de vista conceptual, constituye la capacidad de generar una determinada cantidad de riqueza (material, humana, cultural o espiritual), que garantice la elevación del bienestar actual y del progreso que va a dar respuesta futura al crecimiento de la población, de las necesidades, y a retroalimentar el propio proceso de cambio de manera continua y sostenible (González, Martínez y Montejo, 2002). Desde esta perspectiva, las fuentes de desarrollo (exógena y endógena) se pueden resumir de manera correspondiente en: 1. Potencial del sistema territorial, a través de la corriente de riqueza (histórica, cultural, humana, tecnológica, económica, institucional y material), que viniendo desde fuera del sistema nacional o territorial, se integra a este y es utilizado para ampliar el bienestar en el territorio; 2. Sistema capaz de generar o incrementar el desarrollo desde dentro, gracias a la coherencia de su organización, que le permite aprovechar toda la sinergia desplegada y que se encuentra latente en su capacidad interna (Vázquez, 2000). La interpretación que Boisier (2007) hace en torno a las teorías del crecimiento endógeno neoclásico, se resume, en buena medida, en la figura 2a. El alcance del crecimiento económico subnacional (regional/local) como un proceso intencionalmente exógeno, desde el lugar donde se encuentran los agentes quienes toman decisiones relevantes para el crecimiento territorial — promoción del progreso económico y social—. Por su parte, Vásquez (1999) afirma que los modelos de crecimiento endógeno se diferencian de las teorías del desarrollo endógeno en el tratamiento que dan a la cuestión de la convergencia. La figura 2b muestra el desarrollo como un proceso necesariamente endógeno; además recoge los sub- Memorias / Volumen 11, Número 19 / enero - junio 2013 Proyecto nacional y ordenamiento territorial Política económica nacional Demanda externa Crecimiento con cambio rotativo Acumulación de proceso técnico Acumulación de capital Acumulación de capital humano Figura 2a. Crecimiento territorial exógeno Fuente: Boisier, 2007 Subsistemas que definen complejidad territorial Autonomía Reinversión Renovación Identidad Una propiedad emergente de un sistema territorial altamente sinergizado Potencial de crecimiento económico Actitud mental colectiva positiva Figura 2b. Desarrollo territorial endógeno Fuente: Boisier, 2007 sistemas internos al sistema territorial y que definen su nivel de complejidad y, por tanto, su potencialidad de desarrollo. Desde esta visión, el territorio deviene en agente de transformación y trasciende la “perspectiva convencional” de mero soporte de los recursos y de las actividades económicas; por tanto, los distintos actores del territorio, incluyendo las empresas, interactúan dinámicamente en procesos organizados para desarrollar la economía y la sociedad. Todavía es necesario agregar que el desarrollo, ya definido a priori como un proceso endógeno, requie- Perspectivas sobre el crecimiento y el desarrollo re precisamente que se despliegue su propia capacidad endógena. La propiedad de “endogeneidad” asignada al desarrollo se expresa en cuatro planos que deben ser potenciados y articulados entre sí. “Endogeneidad” y modelos de desarrollo endógeno15 Desde los inicios de los años ochenta aparece la teoría del desarrollo endógeno. Esta interpretación surge de la confluencia de dos líneas de investigación: una, que nace como consecuencia del intento de encontrar una noción de desarrollo que permitiera actuar para lograr el desarrollo de localidades y territorios retrasados (Friedmann y Douglas, 1978; Stöhr, 1981); y otra, que aparece como consecuencia del análisis de los procesos de desarrollo industrial endógeno en localidades y regiones del sur de Europa (Becattini, 1979; Brusco, 1982; Fua, 1983; Garofoli, 1983; Vázquez Barquero, 1983). Esta interpretación se fortalece con el “descubrimiento” de formas más flexibles en la organización territorial de la producción (Piore y Sabel, 1984; Scott, 1988), la incorporación de las redes de empresas y de las redes de actores en el análisis económico de los territorios (Johannisson, 1995; Hakansson y Johanson, 1993), la comprensión de que la innovación obedece a un proceso evolutivo (Dosi, 1988; Maillat, 1995), y el reconocimiento de que los componentes socioculturales e institucionales tienen un valor estratégico en los procesos de desarrollo (Fua, 1983; North, 1981 y 1986) (Vásquez, 2007, p. 186). Calderón (2008) reseña una breve panorámica clarificadora para identificar tres corrientes fundamentales dentro de los enfoques conceptuales del desarrollo territorial endógeno: los enfoques teóricos (los de bottom up, el enfoque de los posicionamientos agropolitanos y el enfoque de la movilización del potencial endógeno. Por otra parte están los denominados enfoques empíricos (derivados de las experiencias exitosas y reflexiones académicas surgidas en la escena europea occidental a partir de los procesos de reestructuración económica y social escenificados en la década de los ochenta como respuesta a las sucesivas crisis económicas de los setenta y al agotamiento del modelo fordista de organización socioeconómica). 15 Endógeno: endo, dentro; geno, origen. Desarrollo endógeno: alcanzar a plenitud una cualidad desde adentro. 19 Según Peña (2006), el desarrollo endógeno surge no tanto como una teoría del desarrollo o del crecimiento, sino como un nuevo paradigma del desarrollo o una aproximación territorial al desarrollo. Para Vázquez (1999) se trata de un paradigma alternativo al desarrollo exógeno y todas las contradicciones, imposiciones y desequilibrios que introduce en las localidades, y afirma que el desarrollo endógeno implica actores económicos, sociales e institucionales, los cuales están y entre quienes se establecen un sistema de relaciones productivas, comerciales, tecnológicas, culturales e institucionales, que pueden contener elementos innovadores que en últimas favorecen el cambio. Y por lo tanto afirma: “El desarrollo endógeno puede entenderse como un proceso de crecimiento económico y cambio estructural, liderado por la comunidad local utilizando el potencial de desarrollo, que conduce a la mejora en el nivel de vida de la población” (Vázquez 1999, p. 32). En cuanto a las dimensiones, Vásquez (1999) identifica al menos tres dimensiones importantes del desarrollo endógeno: económica, sociocultural y política. Asimismo, reconoce que otras importantes dimensiones transversales del proceso son determinantes para una adecuada adaptación y adopción de un proceso de desarrollo endógeno: equidad (en todas sus expresiones y manifestaciones), ambiental y poblacional o demográfica. Respecto a las variables claves del proceso, concebidas como aquellas condiciones que forman parte del desarrollo local endógeno, Vázquez (2000) indica las siguientes: •• Territorialidad. Construcción social multidimensional (realidad socioespacial). •• Solidaridad. Confianza y cooperación. La confianza es necesaria para establecer redes territoriales o empresariales, y sistemas productivos locales (Vázquez, 1999). •• Poder local. Relacionado con la identidad y la participación, con conciencia —comunidad con sentido de pertenencia e identidad histórica. •• Innovación. Cambios permanentes del entorno motivados por transformaciones tecnológicas, variaciones del mercado nacional e internacional y políticas públicas. •• Marcos de referencia estables. Coherencia entre la institucionalidad y los marcos legal y de políticas —articulación compleja del desarrollo endógeno local, regional y nacional, con lo global. 20 Desarollo regional El crecimiento económico es un proceso en evolución que se afecta por las circunstancias de la incertidumbre y el azar, sujeto al cambio de las condiciones de mercado y a las decisiones de inversión; en este caso, las decisiones inversoras (empresas) consideran sus capacidades y los recursos específicos del territorio en el que están localizadas; de esta manera, el análisis del crecimiento económico se conjuga desde la perspectiva territorial. El desarrollo endógeno se traduce entonces en una interpretación de la percepción y el análisis de una realidad compleja que caracteriza los territorios de países, regiones y ciudades y produce una estrategia para la acción enriquecida por la convergencia de visiones, teorías y enfoques de la política de desarrollo16 (Vásquez, 2005). En síntesis, el desarrollo endógeno implica, entre otros, considerar una serie de elementos determinantes de la endogeneidad productiva de carácter socioeconómico, tecnológico, político e institucional, tales como la asignación estratégica y ponderada de inversión y reinversión del excedente productivo en los sectores claves del territorio; la implementación de procesos de eslabonamientos “hacia delante” y “hacia atrás”, de tal forma que permita densificar, diversificar y promover el valor agregado del sistema productivo; la articulación dinámica de las pymes y de estas con empresas grandes comprometidas en proyectos productivos de largo plazo; la creación de capital humano que pueda sincronizar las dinámicas empresariales y académicas regionales en los procesos de investigación e innovación tecnológica y la consolidación institucional que asegure las fuerzas y poderes locales-regionales a favor de la acumulación de capital en sentido extenso. ¿Dualidad entre “lo exógeno” y “lo endógeno” con referencia al crecimiento y el desarrollo en un contexto global? En la ciencia económica, las nociones de endógeno y exógeno se encuentran asociadas con la pertenencia 16 El desarrollo es un proceso complejo que propende por la asignación eficiente de los recursos en sentido lato, la equidad en la distribución del ingreso (riqueza), la estabilidad del empleo y del mercado de trabajo, la igualdad de oportunidades y resultados de calidad de vida y la satisfacción de las necesidades presentes y futuras de la población. El desarrollo no es sinónimo de crecimiento. Mientras este último representa el aumento del cúmulo de riqueza, generada por los agentes económicos instalados en un país o región, el desarrollo significa el resultado de una mejor distribución de la riqueza y su utilización social y ambiental en beneficio del conjunto de la población de este país o región. Memorias / Volumen 11, Número 19 / enero - junio 2013 o no de las “variables y categorías fundamentales”; por ejemplo, las variables endógenas que integran la dimensión metodológica propia de su estatuto científico como la inversión, la producción, el consumo, el ingreso, el ahorro, la inflación, el crecimiento, entre otras, son consideradas como propias o ajenas en el contexto de la teoría económica. Asimismo, asume como variables exógenas aquellas que se ubican fuera del análisis propiamente económico, tales como los valores, sentimientos y motivos de las personas, la tasa de crecimiento demográfico o de natalidad y las organizaciones, entre otras, presentes en los planos real y praxeológico. Su exclusión del campo analítico de la teoría económica es explicada con el argumento de no pertenencia estricta a la disciplina (Mas, 2005). Además del enfoque tradicional de la teoría económica que dispone la noción de lo endógeno y exógeno como variables propias o ajenas de esta disciplina científica, a simple vista, lo endógeno se devela como aquello que “se encuentra dentro de”, y, como contrapartida semántica, lo exógeno aparece como lo que “se encuentra fuera de” (Mas, 2005). Esta aproximación físico-espacial, acompañada del conjunto de relaciones que se dan entre los elementos intervinientes de lo endógeno y exógeno, articula una perspectiva con nuevas relaciones entre las ideas de tenencia, propiedad y frontera (frontera que expresa el límite que separa las dos partes del espacio-territorio determinado). No obstante, el límite entre lo endógeno y lo exógeno trasciende el problema de propiedad o tenencia y de espacio físico, “se trata de un límite de capacidad de utilización y creación de los medios para lograr satisfacer necesidades bajo amplios esquemas de absorción social” (Mas, 2005, p. 7). Desde esta perspectiva, lo endógeno se interpreta como “poder innato para ser y crear” (poder transformacional emanado de una comunidad, una región o un país); expone capacidad en acción para el cambio mediante la articulación de medios y fines, de empresas y personas —de adentro y de afuera—. De este modo, las nociones de endógeno y exógeno no se agotan en límites espaciales o cronológicos. Para Vásquez (1999, citado por Castellano, 2005), el logro del desarrollo endógeno se basa en tres mecanismos: 1. Las redes; 2. La innovación y 3. El apoyo urbano. El primer mecanismo hace referencia a aquellas redes que establecen las empresas por medio de alianzas estratégicas entre productores, y al fomento de distritos industriales en los que puedan aprovecharse las economías de aglomeración (clúster). Perspectivas sobre el crecimiento y el desarrollo El segundo se refiere a la innovación, es decir, existencia de entornos innovadores en los que se crea y potencia toda una serie de estímulos ambientales al desarrollo y la aplicación de nuevas ideas para el aprovechamiento y la multiplicación de ventajas presentes y futuras. El tercero tiene que ver con un ambiente urbano capaz de generar un mínimo de economías de aglomeración y escala y servir de base al desarrollo endógeno de sí mismo y de su área de influencia inmediata, sirviendo de interfase con los procesos de globalización. Una nueva acepción de “desarrollo endógeno” aparece de la mano del concepto de crecimiento endógeno, propio de los nuevos modelos de crecimiento económico global o agregado que hacen de la innovación tecnológica un fenómeno interno a la propia función de producción, como en Lucas y en Romer, dejando en el pasado la concepción neoclásica del “factor residual” de Solow, como lo muestra Vázquez (1997). Esto ha introducido una considerable confusión, puesto que los calificativos de “exógeno” y “endógeno” juegan un papel muy diferente a medida en que se desciende en la escala territorial. Boisier (1997b) ha mostrado que en el contexto de la globalización (y de alta movilidad espacial del capital) el crecimiento territorial es más y más exógeno (como regla general) a medida que el recorte territorial es más y más pequeño, debido a que la matriz de agentes que controlan los actuales factores de crecimiento (acumulación de capital, acumulación de conocimiento, capital humano, política económica global, demanda externa) tiende a separarse más y más de la matriz social de agentes locales, siendo los primeros en su mayoría agentes residentes fuera del territorio en cuestión. Por el contrario, sostiene el mismo autor, el desarrollo debe ser considerado como más y más endógeno, debido a su estrecha asociación con la cultura local y con los valores que ella incluye. Si el desarrollo es un fenómeno de alto contenido axiológico, algunos valores son universales (el valor de la vida, o el de la libertad, por ejemplo), pero la mayoría tienen un carácter particular a la sociedad local. Conclusiones El término desarrollo ha tenido múltiples significados, siempre relacionados con la idea de mejora o de progreso. Si bien el desarrollo ha sido un componente importante en la historia (de lo que se conoce como Occidente y que se tiende a confundir con lo univer- 21 sal) se ha convertido en la idea central en la organización de la vida de la gente en todo el mundo en la segunda mitad del siglo xx. Siempre manteniendo en el horizonte la mejora de las condiciones de vida de la gente, los gobiernos y las instituciones internacionales ligadas al sistema de Naciones Unidas y a las naciones más ricas, se han comprometido con programas y proyectos, han movilizado importantes sumas de dinero, han creado nuevas instituciones, nuevas calificaciones profesionales, nuevos campos de la aplicación de las disciplinas científicas. Como consecuencia, el desarrollo es hoy una institución que se ha extendido por todo el mundo desde los centros de dominio de Occidente al resto del planeta en los escasos años que nos separan de la Segunda Guerra Mundial. Durante los años cincuenta y sesenta, la teoría de crecimiento económico propuesta por Harrod y Domar prevaleció como instrumento básico de análisis de la realidad de los países industriales; a fines de los sesenta, se impuso el modelo neoclásico de Solow, el cual dominó en los dos decenios posteriores. En los noventa surgió y se instaló la teoría endogenista o “nueva teoría del crecimiento”. Romer y Lucas fueron los pioneros de esa corriente endógena del crecimiento. Romer afirma que esta corriente considera que “el crecimiento económico es un resultado endógeno del sistema económico y no el resultado de fuerzas externas”. Romer presentó un modelo de crecimiento de largo plazo, impulsado principalmente por la acumulación de conocimientos. En estas posiciones teóricas, el crecimiento del ingreso per cápita no está explicado por un cambio tecnológico exógeno; asimismo, Romer está en contra de algunas implicaciones importantes del modelo neoclásico “tradicional” o “estándar”, aunque se inspira en él y en autores neoclásicos como Ramsey, Solow, Uzawa, Arrow, Cass y Koopmans, entre otros. La tesis de Romer adquiere gran significancia, entre otras, por las siguientes razones: a) abandona el supuesto de los rendimientos decrecientes y retoma las posiciones clásicas de rendimientos crecientes; b) comparte las externalidades marshallianas y el enfoque “Learning by Doing” de Arrow.; c) enfatiza el crecimiento económico “como resultado endógeno del sistema económico y no como resultado de fuerzas externas”; d) presenta un modelo de crecimiento de largo plazo, impulsado principalmente por la acumulación de conocimientos (knowledge); e) considera el conocimiento como insumo con productividad marginal —o rendimiento— creciente y con efectos positivos externos (spillovers). 22 Desarollo regional En relación con los temas del desarrollo endógeno, son relevantes los conceptos y proposiciones de dos autores de gran reconocimiento en la literatura del desarrollo regional y local: Antonio Vásquez y Sergio Boisier. El primero entiende que el desarrollo endógeno es un proceso de crecimiento económico y cambio estructural que conduce a una mejora del nivel de vida de la población local, en el que se pueden identificar, al menos, dos dimensiones: una económica, en la que los empresarios locales usan su capacidad para organizar los factores productivos locales con niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los mercados; otra, sociocultural, en la que los valores y las instituciones locales sirven de base al proceso de desarrollo. La estrategia de desarrollo local debe considerar otra dimensión más, la político-administrativa, en la que las políticas territoriales permiten crear un entorno económico local favorable, protegerlo de las interferencias externas y favorecer e impulsar el desarrollo del potencial local. El segundo autor plantea el interés de precisar el concepto de lo endógeno, por medio de la “endogeneidad del desarrollo regional”, la cual ha de ser interpretada como un fenómeno que se presenta en por lo menos cuatro planos interrelacionados, a saber: político, económico, científico y tecnológico y cultural. Se ha precisado que el desarrollo endógeno es un punto de convergencia de distintas posturas del desarrollo articuladas alrededor de un enfoque teórico y una política pública. La piedra angular de este argumento constituye el fundamento del carácter territorial en los procesos de cambio estructural y crecimiento, considerando las particularidades de los entornos locales. Las instituciones, los factores productivos y las dotaciones territoriales que sustentan el desarrollo, son específicos y sus posibilidades de realización dependen, entre otros aspectos, de las “leyes” que orientan y administran los procesos de crecimiento y distribución del ingreso. De este modo, el desarrollo endógeno facilita la aplicación de estrategias y políticas que los líderes y organizaciones comunitarias de un territorio determinado pueden implementar en beneficio de las oportunidades que presenta la regionalización del mundo. La visión dinámica del desarrollo es una interpretación que orienta las estrategias y los procesos de transformación de la sociedad, concebida en sentido extenso; por ello, los diferentes enfoques del desarrollo endógeno tienen un carácter complementario, de acuerdo con las especificidades intra e interregionales. En efecto, cualesquiera que sean los énfasis y matices Memorias / Volumen 11, Número 19 / enero - junio 2013 de los distintos enfoques que se adopten, las políticas de desarrollo tienen que ejecutarse en la dirección y el sentido que indican sus dotaciones de factores socioeconómicos, ambientales, institucionales y culturales articulados en una compleja red de relaciones y en torno de un proyecto de desarrollo dado en cada localidad territorial. Por tanto, la política de desarrollo endógeno sostiene que las iniciativas de desarrollo difieren entre espacios y territorios. El Estado debe acoger y priorizar en su agenda de desarrollo los principales problemas del territorio de manera integral, implementar novedosos instrumentos funcionales y efectivos multisectoriales que pueden enfrentar su complejidad; solo así, se puede esperar que haya discusión y consenso de las políticas de ordenamiento territorial y transformación de la agenda política del desarrollo regional. 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