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Procedimientos clínicos en aves de compañía: toma de muestras sanguíneas, patología clínica, analgesia y anestesia. MVZ. ENRIQUE YARTO JARAMILLO Centro Veterinario México- Sección de animales de compañía no convencionales y fauna silvestre. Instituto Mexicano de Fauna Silvestre y Animales de Compañía (IMFAC, SC) eyarto33@hotmail.com / eyarto@petfoods.com.mx En la medicina de aves de compañía, es muy importante desarrollar las habilidades clínicas y de diagnóstico, debido a que no existen signos patognomónicos para ninguna alteración, a excepción tal vez, del Cnemidocoptes sp en psitácidos pequeños como el perico australiano (Melopsittacus undulatus). Por ello, es indispensable emplear diferentes métodos de toma de muestras para su evaluación in situ, o bien en un laboratorio especializado, que conozca los valores estándar, así como las particularidades hematológicas, de química sanguínea y citología de las aves, por mencionar solamente algunas. El estrés del propio proceso clínico y del manejo mismo, así como el apoyo necesario que requiera el paciente ave al llegar al consultorio, son factores determinantes para continuar con el procedimiento de diagnóstico; con esto nos referimos al soporte de oxígeno, el cual en muchas ocasiones es el primer paso que el clínico debe tomar en cuenta, inclusive antes de proceder a tomar alguna muestra o a iniciar con el examen físico. Recordemos que las aves, así como la mayoría de los animales de compañía no convencionales, “esconden” la signología clínica como un mecanismo evolutivo de autoprotección a posibles situaciones de predación, aunado al escaso conocimiento del comportamiento de estas especies en estados propios de enfermedad. Es altamente probable, que cuando un ave se presenta para consulta, el propietario o manejador se haya percatado recientemente de algún cambio que parezca no significativo, pero que por lo antes mencionado, el paciente curse ya con una alteración que pueda desencadenar signos subclínicos como: estrés, hipovolemia, deshidratación, hipotermia, caquexia, y posiblemente también un proceso infeccioso. De aquí, el médico decidirá el procedimiento específico para CADA PACIENTE, por lo que no existen reglas para el manejo de las aves, ya que cada una requiere diferentes manejos y distintas muestras para lograr un diagnóstico certero. Muestras para patología clínica En la actualidad, se encuentran referencias bibliográficas que difieren acerca del anticoagulante de elección para las muestras sanguíneas de aves, por lo que se puede apreciar según la fuente bibliográfica, que algunos autores aseguran que el anticoagulante de elección es la heparina, debido a que pueden realizarse conteos celulares precisos, y otros argumentan que el EDTA, preserva la muestra de forma adecuada. El médico conjuntamente con su laboratorio de referencia, establecerán el método de conservación y envío más apropiado a su situación. Volumen y sitios de colección: En general, el volumen de sangre que puede ser extraído de un ave de forma relativamente segura (depende estado físico general, estado de hidratación, etc), es el 1 % del peso corporal, o 1 ml / 100 gramos de peso corporal (excepto en aves severamente enfermas o anémicas). Se emplea para la colección, una aguja del 29-23 G, con una jeringa lo más pequeña posible para evitar el presión negativa excesiva, que puede dañar el vaso sanguíneo. Los sitios para la extracción de sangre en aves, son tres principalmente: vena yugular (la del lado derecho, ya que es más grande y por lo tanto más fácil de localizar), la vena basílica (ya sea en la parte proximal donde cruza el radio y la ulna, o se localiza también proximal al húmero), y la vena metatarsiana medial, la cual se puede puncionar a lo largo del aspecto dorsomedial del hueso tarsometatarso). Interpretación de los resultados: Hemograma. Eritrocitos: a diferencia de casi todos los mamíferos, las células eritrocitarias en aves son nucleadas, de mayor tamaño y de forma oval. La función de estas células es la misma que en otros órdenes animales, aunque la vida media es menor (28 a 45 días), debido a un metabolismo celular mas elevado. El volumen del paquete celular (VPC), para la mayoría de las especies de aves, fluctúa entre 35-55 %, por lo que un resultado menor a 35 %, se considera anemia. La cuenta reticulocitaria normal en la mayoría de las especies aviares, es de 1-5 %, y en el caso de las aves psitácidas, el conteo es de 1-2 %. Existen varias causas de anemia en aves, las cuales son: No regenerativas: deficiencia de hierro, hepatopatías crónicas, nefropatías, deficiencia de proteínas (mala nutrición), afección de médula ósea por toxinas, estrógenos, infección, neoplasia, algunos fármacos, deficiencias de vitamina B 12, deficiencia de ácido fólico, etc. Hemorragias o pérdida de sangre: traumatismo, parasitismo GI, ruptura de órganos, ulceración, neoplasias, coagulopatías, ectoparásitos, etc. Anemia hemolítica: destrucción eritrocítica por parásitos (Plasmodium), septicemia bacteriana, intoxicación por plomo, quemaduras, aflatoxinas, etc. Leucocitos: el leucon, o masa leucocitaria total en aves, incluye a los granulocitos (heterófilos, eosinófilos y basófilos), a las células mononucleares (linfocitos y monocitos), y a los trombocitos. El conteo de células blancas en aves, nos permite suponer inflamación e infección, así como dar seguimiento y pronóstico a las patologías concurrentes; es también de gran utilidad para la detección de enfermedades que afectan directamente a los leucocitos, tales como la leucemia y los hemoparásitos entre otras. Heterófilos: análogo del neutrófilo de mamíferos. Elevación (heterofilia): inflamación crónica y aguda, y estrés. Disminución (heteropenia): septicemia bacteriana, toxemia, infecciones virales, chlamidiosis, etc. Los heterófilos tóxicos se asocian a enfermedades que afectan la producción y liberación de estas células a partir de la médula ósea. Los heterófilos inmaduros (banda), se presentan en casos de inflamaciones agudas, y en inflamaciones severas en donde las demandas de células heterofílicas exceden la producción. Eosinófilo. Eosinofilia: se asocia a enfermedades parasitarias como giardiasis, infestaciones por ascáridos y céstodos, aunque no siempre es el caso. Eosinopenia: se reporta muy rara vez en aves. Basófilos: son poco comunes en los frotes sanguíneos periféricos de aves; al parecer se presentan cuando existen respuestas inflamatorias tempranas, y tal vez en reacciones de hipersensibilidad como las alergias, las cuales no están bien documentadas en aves. también de gran utilidad para la detección de enfermedades que afectan directamente a los leucocitos, tales como la leucemia y los hemoparásitos entre otras. Heterófilos: análogo del neutrófilo de mamíferos. Elevación (heterofilia): inflamación crónica y aguda, y estrés. Disminución (heteropenia): septicemia bacteriana, toxemia, infecciones virales, chlamidiosis, etc. Los heterófilos tóxicos se asocian a enfermedades que afectan la producción y liberación de estas células a partir de la médula ósea. Los heterófilos inmaduros (banda), se presentan en casos de inflamaciones agudas, y en inflamaciones severas en donde las demandas de células heterofílicas exceden la producción. Eosinófilo. Eosinofilia: se asocia a enfermedades parasitarias como giardiasis, infestaciones por ascáridos y céstodos, aunque no siempre es el caso. Eosinopenia: se reporta muy rara vez en aves. Basófilos: son poco comunes en los frotes sanguíneos periféricos de aves; al parecer se presentan cuando existen respuestas inflamatorias tempranas, y tal vez en reacciones de hipersensibilidad como las alergias, las cuales no están bien documentadas en aves. Están presentes con frecuencia en infecciones por Chlamydia sp en algunos psitácidos como pericos australianos (Melopsittacus undulatus) y otros del género Amazona. Linfocitos: Es la segunda célula en cuanto a la frecuencia de presentación en la sangre periférica de las aves, después del heterófilo, y ocurre así en la mayoría de las aves psitácidas (en algunos loros del género Amazona, es la célula predominante). Linfocitosis: esta no ocurre con frecuencia en aves, a excepción de las especies antes mencionadas, las cuales se consideran linfocíticas. Cuando se presenta, puede asociarse a infecciones o condiciones inflamatorias, y se menciona que en casos de tuberculosis, chlamidiosis, aspergilosis, salmonelosis y enfermedades virales (enfermedad de Pacheco, y virus PBFD), los cambios pueden asociarse a linfocitos reactivos. Linfopenia: se presenta en muchos casos de manera relativa por un incremento en los heterófilos; se asocia a infecciones por virus, y alteraciones que cursan con supresión de la médula ósea, causando de hecho pancitopenia muchas de ellas. Monocitos: Son raros en la circulación periférica de las aves, aunque son las células mononucleares de mayor tamaño. Monocitosis: como en todas las especies, la elevación de estas células corresponde a inflamaciones crónicas, las que en el caso de las aves, se presentan con mayor incidencia por micosis, tuberculosis, enfermedades bacterianas granulomatosas, etc. Trombocitos: en los mamíferos, estas células se originan a partir de los megacariocitos, pero en las aves, se forman de células tallo. Los trombocitos en las aves, también juegan un papel importante en las funciones de defensa celular. La trombocitosis no se reporta ni se ha documentado en las aves. Trombocitopenia: esta alteración ocurre en casos de pancitopenia (supresión de médula ósea), o enfermedades virales como circovirus, reovirus, poliomavirus, etc. Química sanguínea en aves psitácidas. Las muestras para diagnóstico clínico enzimático en aves, presentan ciertas especificaciones, mismas que a continuación se resumen, indicando solamente aquellas que en realidad son de valor para la interpretación en la práctica diaria. Amilasa: se eleva en casos de pancreatitis y en ocasiones en enfermedades del tracto GI. Aspartato aminotransferasa (AST): se origina de una variedad de tejidos, incluyendo el hígado, el corazón, el músculo esquelético, el cerebro y el riñón. En las aves, ninguna enzima única se genera por daño hepatocelular. Las elevaciones de esta enzima son con frecuencia un indicador de daño hepatocelular o muscular reciente en la mayoría de las especies, incluyendo a las aves. Es la enzima plasmática más útil para la detección de enfermedad hepatobiliar en aves psitácidas y otras especies de aves. Debe utiizarse en conjunto con la CPK (creatinina fosfoquinasa) para descartar daño muscular, y si es posible con los ácidos biliares para un mayor valor diagnóstico. La disminución de esta enzima en el plasma puede indicar una reducción en la masa hepática. Bilirrubina: se eleva en algunos casos de enfermedad hepática, pero no es consistente, por lo que su valor diagnóstico es relativo. Calcio: se eleva en hembras en estados preovulatorios, deshidratación y algunas neoplasias, y específicamente en el síndrome de hipocalcemia metabólica de los loros gris Africano (Psittacus erithacus), este se encuentra disminuido. Colesterol: sus variaciones séricas también son inconsistentes, pero las elevaciones del mismo se relacionan con enfermedad hepática, caquexia e hipotiroidismo, hiperadrenocorticismo, diabetes mellitus, síndrome nefrótico, nefropatía perdedora de proteínas, enfermedad hepática obstructiva, dietas altas en grasas, aterosclerosis y pancreatitis aguda. Por otro lado, la disminución en los niveles de colesterol sanguíneos se puede deber a una nutrición inadecuada, insuficiencia hepática, enfermedad hepática severa, aflatoxicosis, grasa dietética baja, etc. Creatinina fosfoquinasa (CPK): en aves se encuentra elevada en casos de enfermedades del SNC y aquellas que cursan con daño muscular. Glucosa: en las aves, el glucagon es el intermediario más importante en el metabolismo de los carbohidratos, a diferencia de la insulina para los mamíferos; la hipoglicemia se presenta cuando existe insuficiencia / disfunción hepática, septicemia, neoplasia, enfermedad infecciosa, inflamación, desórdenes de mala absorción, caquexia y enfermedades urinarias. Se encuentra patológicamente alterada en casos de diabetes, y transitoria en casos de estrés por manejo e ingestión reciente de alimento. Lipasa: se eleva en casos de pancreatitis aguda. Fósforo: se eleva en enfermedades renales severas. Proteínas totales: se encuentran disminuidas en casos de desnutrición, enfermedad renal y hepática, mala absorción, etc., y cuando están por encima de los valores normales, debemos pensar entre otras cosas en deshidratación y respuesta inmunológica. Ácido úrico: se produce en el hígado y se elimina (es filtrado solamente alrededor del 10 %) por riñón (secreción tubular). La hipouricemia puede indicar enfermedad hepática severa. A menos que la deshidratación sea muy severa, y la falla renal muy marcada, los niveles de ácido úrico NO se elevan en la sangre. Potasio: elevado en enfermedad renal, acidosis, hemólisis, y por el contrario disminuye cuando existe diarrea y alcalosis. Bicarbonato: incrementado en casos de alcalosis, y disminuido con acidosis Anestesia en aves psitácidas Antes de cualquier procedimiento que involucre la anestesia en las aves psitácidas, es importante evaluar la condición total del paciente, determinado además el peso corporal exacto en gramos para una adecuada dosificación. En diversos casos, los protocolos cortos de anestesia son aún más sencillos y seguros que la propia contención física, ya que imponen un compromiso fisiológico y estrés menores. Sistema respiratorio de las aves A diferencia de los mamíferos, el sistema respiratorio de las aves posee compartimentos ventiladores y de intercambio de gas que están separados, haciendo este sistema más efectivo. Dichos compartimentos son: sistemas de aire principales, sistema de sacos aéreos, además de la cavidad torácica y los músculos asociados. No existe la epiglotis, la tráquea posee anillos completos y la glotis se visualiza justo en la base de la lengua, por lo cual la entubación endotraqueal se logra sin mayor problema. En la mayoría de las aves de jaula, existen 4 pares de sacos aéreos (cervicales, torácicos craneales, torácicos caudales y abdominales) y un saco único interclavicular que se extiende hacia la cavidad celómica. Además, las aves poseen “huesos neumatizados” (costillas, esternón, húmero, pelvis, fémur y vértebras cervicales y algunas torácicas). Los sacos aéreos no participan de forma significativa en el intercambio gaseoso, sino que funcionan más como fuelles para proveer un flujo de aire tidal hacia los pulmones durante la ventilación. No existe un diafragma, por lo que no se presentan diferencias de presión entre las cavidades. La inspiración y exhalación ocurren por los movimientos del esternón, debido a la contracción de los músculos cervicales, torácicos y abdominales. Los llamados pulmones parabronquiales, son el sitio principal para el intercambio de gas; se sabe que existen 2 tipos de tejido parabronquial, uno es el tejido parabronquial paleopulmónico, el cual se encuentra en todas las especies de aves, ocupa la mayor parte del volumen pulmonar y el flujo del aire es unidireccional durante todo el ciclo respiratorio. El otro es el tejido parabronquial neopulmónico, el cual también se encuentra en la mayoría de las especies, aunque poco desarrollado en las psitácidas. El flujo de aire en este tejido es bidireccional. Para que se complete el intercambio del gas inhalado durante la respiración, es necesario que se lleven a cabo dos ciclos de inspiración y exhalación completos, ya que la mayor parte del gas de la primera inspiración, se dirige hacia los sacos aéreos caudales, pasando de aquí hacia los pulmones en la primera exhalación, a través de un sistema de válvulas aerodinámicas único en las aves. Durante la segunda inspiración, el aire se desplaza hacia los sacos aéreos craneales, y finalmente se expulsa a través de la tráquea hacia el exterior durante la segunda exhalación. Este circuito espiratorio permite entonces un flujo continuo de intercambio de gas en las superficies que tienen esta función. En estudios recientes con diversos tipos de aves, se ha determinado que éstas presentan una respiración más lenta y más profunda, tienen una ventilación por minuto más baja y también una demanda mayor de oxígeno que los mamíferos. Las aves poseen poca capacidad residual funcional (CRF), por lo que no son capaces de tolerar la apnea. Otra característica particular de las aves, es que cuentan con un grupo único de receptores periféricos, llamados quimiorreceptores intrapulmonares (IPC, por sus siglas en inglés), presentes en el pulmón, los cuales son receptores altamente sensibles al CO2 . La elevación en las concentraciones de dicho gas inhibe estos aunque aún no se conoce si la PCO2 baja o alta en el pulmón es el estímulo inmediato de la señal de estos receptores. La función respiratoria en las aves, puede ser más sensible a los efectos de los anestésicos inhalados debido a su efecto sobre los IPC´s, deprimiendo su habilidad para ajustar la ventilación en respuesta a los cambios de PCO2. Además, los agentes inhalados deprimen la respuesta a un importante número de mecanismos de control periférico que de forma directa o indirecta, afectan la ventilación. Sistema cardiovascular de las aves También es muy importante saber que las adaptaciones del sistema cardiovascular de las aves pueden afectar la anestesia. Este grupo animal cuenta con un corazón proporcionalmente de mayor tamaño, volúmenes de contracción mayores y gasto cardiaco más elevado. La frecuencia cardiaca puede variar desde 150-1,000 latidos por minuto dependiendo de la especie de aves. La liberación de catecolaminas endógenas, se genera en las aves cuando existe estrés y / o dolor, y muchos agentes anestésicos inhalados sensibilizan al miocardio a la presencia de estas hormonas, provocando arritmias. Al igual que la hipoxemia, algunos agentes anestésicos deprimen la función cardiovascular. Regulación de la temperatura Existen cuatro formas para la pérdida del calor corporal: radicación, evaporación, convección y conducción. En las aves, la temperatura corporal normal fluctúa entre 39-43 C; debido a su tamaño pequeño y a la alta área de superficie-tasa de masa corporal, la irradiación del calor es rápida. En el proceso de anestesia, la inmovilidad genera menos calor, agregando la posibilidad de pérdida de temperatura a la evaporación del tracto respirariorio, las superficie de la piel al preparar la misma para la cirugía y con las cavidades abiertas, así como la pérdida por conducción del calor vía la superficie de contacto. La propia anestesia provoca la redistribución del flujo sanguíneo, deprimiendo la respuesta termorreguladora, y ocasionando mayor pérdida de calor. La hipotermia es responsable de diversos cambios fisiológicos: • • • Depresión respiratoria que se torna en bradipnea y ventilación por minuto Disminuye el requerimiento anestésico y el metabolismo, prolongando la recuperación. Es altamente probable que como ocurre en los mamíferos, la respuesta a las catecolaminas induzca bradicardia y arritmias. En referencia a los sistemas de respiración para la anestesia, el más recomendado para las aves es el Bain, y aunque no se han determinado las tasas de flujo de gas, se supone adecuado que sean 2-3 ventilaciones por minuto si se usa la pieza T, y para el circuito Bain, se puede emplear un flujo más bajo de 150-200 ml / kg por minuto. El ayuno en los pacientes psitácidos se recomienda que sea entre 2-4 horas, ya que estos periodos cortos evitan la hipoglicemia y por otro lado reducen la posibilidad de la regurgitación. En las aves que pesan entre 100-200 gramos, no se recomienda el ayuno. En aves débiles o enfermas, se recomienda la ventilación de presión positiva intermitente de 6-10 respiraciones / minuto con presiones inspiratorias de 810 cm de agua. En referencia a la terapia de fluidos en las aves, se ha reportado que las tasas diarias de mantenimiento son de 40-60 ml / kg; sin embargo, es importante tomar en cuenta la talla del ave antes de decidir la cantidad a administrar, ya que se ha visto que entre menor es su talla, mayor es su consumo proporcional por lo que los rangos pueden no ser útiles. Se estima en base al peso corporal y el % de deshidratación, así: Deshidratación en % x peso corporal (gramos)= déficit de fluidos (ml). De este resultado, se puede administrar entre 1/3 -1/2 durante las primeras 6-12 horas, y el resto en las siguientes 24 horas. La ruta PO solamente es útil si los pacientes se encuentran levemente deshidratados, y están contraindicados en trauma encefálico, éstasis del TGI, postración lateral de las aves y en casos de convulsiones. La ruta subcutánea se emplea para administrar las necesidades de líquidos de mantenimiento y para deshidratación leve, divididas en varios sitios como los dobleces inguinales, la axila o el dorso. Utilizar las soluciones isotónicas. La ruta IV se usa para aporte de fluidos en procedimientos de anestesia y desde luego en casos de urgencias, lo mismo que la ruta IO. Para colocar el catéter IV, se emplean las venas basílica (ulnar), metatarsiana medial o bien la vena yugular, usando los de 24 g. Es importante recordar que las venas son frágiles, por lo que es poco factible que el catéter permanezca en el sitio. Se pueden suturar a la piel. La ruta IO se usa en casos de hipotensión grave y /o en pacientes de talla pequeña; se pueden usar catéteres del 18-24 g, agujas espinales de 18-25g y agujas hipodérmicas de <2 cm. Los sitios más frecuentes para la colocación de este tipo de acceso son la ulna distal y el tibiotarso proximal. No se recomienda esta ruta en pacientes con sepsis o EMH. Se prefiere evitar las soluciones alcalinas o hipertónicas por esta ruta, ya que dañan a la médula ósea. El tipo de soluciones que se emplean para la terapia de soporte, mantenimiento y rehidratación en las aves son los cristaloides como en NaCl al 0.9 %, la solución Ringer con lactato, Normosol y Plasmalyte-A. es muy importante calentar los fluidos a 38-39 grados C para evitar la hipotermia iatrogénica. Durante procedimientos anestésicos, en pacientes sanos, se sugiere una dosis de fluidos de 10 ml / kg / hora (aunque es posible que requiera una mayor cantidad si es una especie aviar de talla pequeña), y los bolos de 10-20 ml en un lapso de 5-7 minutos son bien tolerados. Si se requiere de una trasfusión sanguínea por hemorragia, y no se tiene la sangre, se ha reportado el uso de cristaloides a 3 veces el volumen de la pérdida de sangre, tomado de recomendaciones para mamíferos, por lo que tal vez se necesite un mayor volumen. Las soluciones hipertónicas (NaCl al 7.5%), se usan en aves para expandir el volumen intravascular durante la resucitación después de una hemorragia severa. La principal ventaja de este tipo de fluidos es la expansión del volumen IV, a ¼ del volumen que se usa de soluciones isotónicas. Se usa una dosis de 4 ml /kg administrada durante 10 minutos. Debido a la diuresis osmótica y la redistribución, se necesita aplicar terapia de líquidos adicional con cristaloides o coloides. No usar esta solución hipertónica en pacientes deshidratados, con trauma craneano con hemorragia intracraneana, o con hipernatremia. Como otra opción, se pueden usar los coloides sintéticos (hetastarch al 6 %) y la oxiglobina, y los beneficios de estas dos duran más tiempo. Todas estas se usan con cautela en pacientes con alteración renal, ya que su metabolismo es por esa vía. Se sugiere trasfusión sanguínea si el VPC es ≤ 20 %, o si hay hemorragia mayor al 30 % del volumen total de sangre. Como anticoagulante para la sangre de trasfusión, se recomienda el dextrosa-ácido-citrato (ACD) y el adenina dextrosa fosfato citrato (CDPA-1) en una relación de 1:9 anticoagulante: sangre completa. De las soluciones portadoras de hemoglobina, se puede usar 5 ml /kg (más 10 ml / kg de cristaloides) para los pacientes con pérdida aguda de sangre. El soporte térmico se lleva a cabo durante toda la cirugía, ya que el paciente debe ser monitoreado constantemente, usando los termómetros electrónicos y las probetas esofágicas colocadas al nivel del corazón en el esófago torácico. Las mejores opciones para evitar la pérdida del calor por radiación son incrementar la temperatura del cuarto, aislar al paciente con campos de plástico y asegurar los campos no quirúrgicos. Se usa poco alcohol para preparar la piel, y la cantidad de plumas que se arrancan debe ser la mínima necesaria. Se colocan recipientes con agua caliente cerca del paciente, evitando el contacto directo con la piel del ave por posibles quemaduras. Las urgencias durante la anestesia son comunes en las aves, por lo que se deben anticipar las dosis de los medicamentos que se usan para tratar estos casos; esto es, cuando ocurre arresto cardiaco se puede usar epinefrina a 0.05-0.5 mg / kg IV, intrapulmonar e intracardiaca. Si se presenta bradicardia, la atropina a 0.01-0.02 mg / kg SC, IM, IV, IO, IT). Inducción con mascarilla o cámara de anestesia. En aves anseriformes, la inducción del agente inhalado con mascarilla ha sido reportada como la responsable de apnea y bradicardia, mismas que pueden prolongarse por 3-5 minutos. Se sabe que si se premedica a estas aves con benzodiacepinas, se pueden evitar ambos efectos adversos. Si ocurren, se debe retirar el agente inhalado y aportar solamente oxígeno al 100 % hasta que la bradicardia resuelva. Debido a la alta eficiencia del sistema respiratorio de las aves, el agente inhalado rara vez requiere rebasar el 3 % durante la inducción. Si se lleva a cabo la inducción con cámara de aire, la fase final de esta debe ser con mascarilla para permitir un adecuado monitoreo del paciente. Se aconseja la preoxigenación de las aves que pudieran presentar hipoxemia, de acuerdo a algunas alteraciones o enfermedades como, obstrucción respiratoria, enfermedad cardiaca, pulmonar o de los sacos aéreos. El oxígeno aportado reemplaza al nitrógeno en el sistema respiratorio, apoyando la reserva de O2 en los sacos aéreos. Suele ser necesario, de acuerdo con el estado general del paciente, apoyar con O2 de 1-5 minutos antes del procedimiento anestésico, y puede aportarse en una cámara de inducción o con mascarilla (si las condiciones del paciente permiten la contención física). Preanestésicos usados en aves de compañía Antes de decidir si es útil la aplicación de agentes preanestésicos, se debe tomar en cuenta que las aves pueden responder de manera paradójica a los efectos de relajación, ansiolisis y sedación que se han reportado para otros grupos animales al utilizar estos fármacos. Los sedantes y los tranquilizantes normalmente NO tienen efectos analgésicos, por lo que si el procedimiento que se llevará a cabo es potencialmente doloroso, se deben emplear analgésicos en conjunto. Los benzodiacepínicos como el diacepam el cual tiene como medio al alcohol, al administrarse vía IV en las aves, produce excitación, taquicardia y taquipnea. Si se aplica vía IM o SC en las aves, su acción es errática, por lo que no es un fármaco de elección para las aves. Otra benzodiacepina, el midazolam está diluido en agua, por lo que puede ser inyectado vía IM / SC a dosis de 0.2-2 mg / kg; se recomienda la dosis más baja como preanestésico. No se han reportado efectos cardiorrespiratorios adversos con esta droga en las aves, aunque sí se reporta a regurgitación n psitácidos de talla grande como las guacamayas y las cacatúas. Solamente se recomiendan las dosis bajas de midazolam como preanestésico en las aves psitácidas, si de benzodiacepinas se trata. Los efectos de estos fármacos se revierten con el flumazenil. Los agonistas α-2 adrenérgicos (xilacina, medetomidina), tienen pocas ventajas de uso en las aves; si bien es cierto que existen varios agentes antagonistas (atipamezole, yohimbina, tolazolina), se ha reportado que las aves requieren dosis mucho más elevadas de este tipo de sedantes que los mamíferos para lograr los efectos deseados de relajación. Se asocian como en otras especies con depresión respiratoria, bloqueo cardiaco de grado II, bradiarritmias y arritmias debidas a las catecolaminas. Se usan con frecuencia combinadas con anestésicos disociativos y con otros tranqulizantes, por lo que su aplicación puede ser más inconveniente que provechosa en las aves. Los anestésicos inyectables en las aves, tienen algunas ventajas en su uso, como en el caso de las cirugías de cavidad oral, y tracto respiratorio superior en donde la sonda endotraqueal impide la visualización. Este tipo de anestésicos son usados en zoológicos dentro de los albergues y en el campo, debido al mínimo equipo que se necesita, comparado con la anestesia inhalada, pero eso mismo requiere una planeación estratégica para evitar desastres, y esto es contar con fármacos para casos de urgencias, sondas endotraqueales para que se dé apoyo respiratorio al finalizar el procedimiento. Entre los problemas que incluye la anestesia fija, se destacan los efectos variables por talla y especie de ave, falla en la inducción, la necesidad de obtener los pesos corporales exactos de los pacientes (báscula de gramos), y la eliminación hepática y / o renal de los fármacos, la cual se puede ver alterada si el ave cursa con un problema metabólico que afecte a uno o ambos de estos sistemas. Entre los anestésicos disociativos, la ketamina es el más utilizado en las aves, pero no se recomienda administrarla sola, ya que produce una pobre relajación muscular, contracciones mioclónicas, opistótonos y una recuperación violenta. Normalmente la usamos para procedimientos diagnósticos de corta duración y como inducción de la anestesia equilibrada, combinada con benzodiacepínicos (midazolam), y también está reportada la combinación con agonistas α-2 adrenérgicos. Las dosis reportadas varían de 20-50 mg / kg por vía IM, SC o IV, ajustando la dosis dependiendo de la talla del paciente y el objetivo para por el cual se ha decidido utilizarla. La duración de su efecto varía de 5 a 20 minutos, la recuperación puede llevar casi dos horas, ya que depende del estado fisiológico, la dosis y la temperatura ambiental. El propofol es otro tipo de anestésico inyectable, el cual debe adminitrarse por vía IV; produce una rápida y suave inducción en las aves, pero siempre con depresión respiratoria y apnea. Es potencialmente excitadora y de recuperación prolongada, por lo que es indispensable dar soporte ventilador durante todo el proceso de la anestesia. Si se usa, se sugiere dividir la dosis total en cuartos, y aplicar ¼ cada 60 segundos para modificar la posible depresión respiratoria. Anestésicos inhalados- las concentraciones deducibles máximas (MAC, por sus siglas en inglés) para el isofluorano y el sevofluorano para las aves, son de 1.44 % y de 2-3 % respectivamente. En las aves, el sevofluorano es menos irritante, por lo que también reduce el estrés que causa la colocación de la mascarilla. Cualquier anestésico inhalado produce disminuciones dosisdependientes de la función cardiaca. El isofluorano preserva de una mejor manera el trabajo cardiaco comparado con el halotano (el cual NO se recomienda en las aves porque deprime la respuesta a la concentración de CO2, limitando la habilidad de estas especies para ajustar la ventilación en respuesta a la PCO2), pero el primero altera el tono vascular sistémico y la perfusión a los tejidos. Además, los agentes anestésicos inhalados también pueden incrementar la presión intracraneana. Si durante la cirugía o el procedimiento que se prolonga ocurren cambios notables en la presión sanguínea en las aves, el médico debe verificar el volumen del paquete celular (VPC), el cual puede modificarse por posibles hemorragias (anemia) y la glucosa sanguínea, ya que ambas conducen a hipotensión refractaria. Analgesia en aves psitácidas A pesar de que en muchos casos es muy complicado demostrar la presencia del dolor, debemos asumir que muchas enfermedades, traumatismos y procedimientos quirúrgicos lo producen, por lo que evitarlo es una ciencia completa que redunda en mayor bienestar y tal vez la conservación de la vida de nuestros pacientes. Los animales y el hombre, poseen tres tipos de receptores opioides, que son: µ, κ y δ (delta). En las investigaciones específicas con las aves psitácidas, se determinó que éstas cuentan principalmente con receptores tipo κ, por lo que es frecuente encontrar que se recomienda el butorfanol que es un receptor agonista κ, aunque existe debate porque estudios recientes en anfibios sugieren la presencia de los tres tipos de receptores mencionados, y se asume que evolutivamente pueden coexistir en las aves. Sin embargo, se requieren investigaciones más profundas al respecto. El dolor es mucho más difícil de determinar en las aves que en perros o gatos, y las principales modificaciones del estado general suele ser conductuales, tales como depresión, inmovilidad, comportamiento silencioso, ojos semicerrados, falta de acicalamiento, ajenos al medio que les rodea y diferentes grados de anorexia. En la actualidad, se emplea la analgesia equilibrada, debido a que el proceso de la percepción del dolor incluye diferentes etapas y rutas; este tipo de abatimiento del dolor debe incluir fármacos con diferentes mecanismos de acción para atacar las diferentes rutas que desencadenan la nocicepción. En las aves, se utilizan analgésicos de distintas clases, como los opioides, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE´s), los anestésicos locales, los agonistas alfa y los anestésicos disociativos. Las aves hospitalizadas y / o enfermas, muestran signos de ansiedad y dolor, por lo que se recomienda ampliamente el uso de los analgésicos; Opioides- A pesar de la creencia de que estos fármacos causan depresión respiratoria en las aves, lo que ocurre en realidad es que a las dosis adecuadas provocan un estado de relajación sin dolor. Las dosis recomendadas para el butorfanol en las aves son de 1-2 mg / kg IM, así como en tasa de infusión constante. Este tipo de fármacos provocan un efecto moderado de los anestésicos inhalados. El butorfanol es utilizado con frecuencia como un agente de premedicación para procedimientos quirúrgicos. Si ocurre hipotensión durante la cirugía, puede deberse a la vasodilatación provocada por el agente inhalado, lo cual requiere atención inmediata, y de ser necesario, puede usarse la atropina (0.04 mg / kg). AINE´s-También es recomendable la administración intraoperatoria de AINE´s, tal vez 20 minutos antes de concluir con el procedimiento anestésico, ya que estos fármacos reducen la sensibilidad de los tejidos que resulta del traumatismo quirúrgico, y reducen la dosis requerida de los opioides. En nuestra práctica clínica (Centro Veterinario México), utilizamos con frecuencia el meloxicam IM a dosis de 0.5 mg / kg, siempre y cuando los valores de la función renal y la normovolemia (pacientes hidratados de forma correcta) sean adecuados. cual impide la trasmisión de impulsos dolorosos. Si se usan antes de la cirugía, estos anestésicos bloquean el sitio de la herida quirúrgica. Se puede mezclar la lidocaína al 2 % con la bupivacaína al 0.5 % en la misma jeringa, y se aplica una dosis de 1 mg / kg de cada uno de los fármacos, inyectando de forma subcutánea en diversos sitios. Se usan como parte del manejo equilibrado de analgesia / anestesia en las aves. Procedimientos clínicos en reptiles: toma de muestras sanguíneas, patología clínica, analgesia y anestesia. Los casos clínicos en reptiles, se relacionan en la mayoría de las situaciones con problemas del ambiente artificial en el que habitan, conjuntamente con una falla en el aporte de la dieta (tipo, hora del día, hábitos alimenticios, etc), además de problemas infecciosos y no infecciosos (nutricionales y tóxicos). De manera general, el volumen sanguíneo de los reptiles comprende entre el 5- 8 % del peso corporal, por lo que se puede extraer de forma segura (dependiendo el estado general del paciente), el 8 % del volumen total de sangre (0.8 ml en un paciente de 100 gramos) Toma de muestras: se aconseja procesar la muestra tan rápido como sea posible, debido a que la sangre de los reptiles es frágil. Para las muestras de sangre para hemograma, existen diferencias de acuerdo al tipo (familia) de reptil, y en el caso de serpientes y lacertílidos (lagartijas), las muestras deben colectarse en tubos con heparina de litio o en EDTA; para los quelonios (tortugas), se sabe que las muestras únicamente se conservan adecuadamente en heparina, porque el EDTA causa lisis de las células eritrocíticas. Sitios de venopunción: Lacertílidos (lagartijas): los sitios de punción preferidos son: vena ventral coccígea (de ¼ a ½ de la distancia total de la cloaca a la punta de la cola; vena yugular (normalmente se usa para iguanas de talla media a grande, y es frecuente que se deba realizar venodisección; se puede localizar en una línea imaginaria entre la membrana timpánica y el hombro), y en todos los casos se recomienda utilizar una aguja de 21-25 G, con jeringa de 1-3 ml. Quelonios (tortugas): la punción venosa es difícil, aunque la vena yugular es un sitio preferido, encontrando la vena en el aspecto medial lateral del cuello, a la altura de la membrana timpánica; la vena dorsal coccígea también se emplea en tortugas, y se localiza en la línea media dorsal extendiendo la cola, y apuntando la aguja en dirección craneal. Se recomienda utilizar una aguja del 21-25 G y una jeringa de 1-3 ml. Serpientes: en estas especies, la vena ventral coccígea, es el sitio de elección, y se localiza entre 1/3 y ½ de la longitud total entre la cloaca y la punta de la cola. La aguja se coloca en un ángulo de 45 º hacia craneal entre las vértebras, y se inserta hasta el nivel de las vértebras, y entonces se retrae el émbolo. Se prefiere utilizar una aguja del 21-25 G, y una jeringa de 1-3 ml. La cardiocentésis no se recomienda. Eritrocitos: igual que en las aves son nucleados. Los reptiles presentan un valor de VPC más bajo que otras especies no tradicionales, el cual fluctúa en términos generales entre el 25-45 % dependiendo de la especie, por lo que un valor menor a 20 %, se asocia con anemia. Las variaciones en las cuentas eritrocitarias en los reptiles se asocian con medioambiente y estación climática, sexo y estado nutricional. En general, las iguanas presentan cuentas de células rojas de 1.5 millones / µL, las serpientes de 1 millón / µL y las tortugas terrestres de 300,000600,000 / µL. Anemia: en reptiles, las causas generales de anemia, incluyen pérdida de sangre, mala nutrición, infecciones crónicas y toxinas. Leucocitos: Heterófilos: asociados a inflamación aguda en reptiles, y son similares en función a los neutrófilos de los mamíferos, es decir la fagocitosis y la actividad microbicida. El estrés aumenta su número en la sangre en los reptiles. Monocitos: respuesta inflamatoria crónica. Se han reportado con frecuencia en serpientes con infecciones bacterianas severas, son descritas como células con importantes funciones fagocíticas y son importantes en la respuesta granulomatosa a las infecciones microbianas en los reptiles. Azurófilos: se han hecho hipótesis de que es un tipo de monocito, aunque su función no es conocida. Son células que se han reportado en las iguanas y algunas especies de serpientes Eosinófilos, basófilos y linfocitos: funciones similares a las de los mamíferos. Se ha reportado que algunas especies de serpientes como el pitón bola carecen de eosinófilos, en la boa constrictora se sabe que los números de estas células pueden ser bajos. En tortugas los números de eosinófilos son elevados, mientras que son bajos en las lagartijas. También se ha reportado que algunas especies de tortugas acuáticas presentan elevadas cantidades de basófilos; igual que en otros órdenes animales, los basófilos liberan histamina. Trombocitos: son nucleados, y parecidos a los linfocitos, pero con diferencias morfológicas en el núcleo. Igual que en los mamíferos, se asocian con funciones hemostáticas y de reparación de las heridas. La trombocitopenia se asocia a desórdenes de la coagulación en reptiles Química sanguínea: AST, ALT y FAS: no son útiles en el diagnóstico de enfermedades hepáticas en reptiles, ya que no son específicas de ningún tejido. El daño hepático general se asocia con elevaciones de algunas enzimas como las mencionadas, por lo que es necesario diferenciar de daño muscular midiendo la CPK. No existen pruebas comerciales para la biliverdina, que es el pigmento biliar más importante en los reptles, ya que carecen de la enzima biliverdina reductasa para la trasformación de biliverdina a bilirrubina. CPK: asociadas a daño muscular. Colesterol: elevado como acción secundaria a los triglicéridos en casos de lipidosis hepática. Puede estar elevado en estados fisiológicos como la vitelogénesis. Glucosa: está influenciada por diversos factores como el estado metabólico, la nutrición, el estrés (agudo y crónico). Hipoglicemia: se asocia con inanición y debilidad. Hiperglicemia: estrés, y la diabetes es reportada en raras ocasiones. Ácido úrico: los reptiles terrestres también excretan este producto como el metabolismo final del nitrógeno. Hiperuricemia: se relaciona con deshidratación grave, enfermedad renal severa e ingestión de altas cantidades de proteína en la dieta, por ejemplo en especies herbívoras. Es común en casos de gota articular y / ó visceral en reptiles herbívoros alimentados con fuentes proteicas de origen animal. Hipouricemia: puede presentarse en casos de hepatopatías severas por baja producción hepática. Urea: la producción y la excreción en reptiles acuáticos es baja, y no se considera como una herramienta de diagnóstico. Calcio y fósforo: la relación Ca-P, es 2:1 en reptiles, y son valores de importancia para el diagnóstico de enfermedad renal en lagartijas, no así en tortugas y serpientes. La hipercalcemia es común en hembras en estado reproductivo. Proteínas totales Los valores plasmáticos de las proteínas en los reptiles fluctúan entre 3-8 g/ dL. Hipoproteinemia: se relaciona con alteraciones en la dieta (mala nutrición), pérdida de sangre, enfermedad intestinal, enfermedades crónicas del hígado y del riñón y caquexia. Hipoalbuminemia: anorexia prolongada, enteropatías perdedoras de proteínas, nefropatías, enfermedades hepáticas crónicas. Hiperalbuminemia: deshidratación y hembras en estados reproductivos. Anestesia en reptiles Para cualquier procedimiento que involucre el manejo de los reptiles en condiciones hospitalarias y diagnóstico / tratamiento, es muy importante tomar en cuenta uno de los aspectos fisiológicos y adaptativos de los reptiles, el cual se refiere a la ectotermia, o sea la regulación externa de la temperatura corporal. Como sabemos, este orden anima depende del calor medioambiental para lograr mantener la homeostasis; hablando en general, la tasa metabólica de los reptiles es mucho más lenta comparada con mamíferos o aves de la misma talla, y más importante aún, es que cada especies tiene una tasa metabólica propia con rangos de temperatura óptimos, dentro de lo que se conoce como el rango de temperatura óptima preferida (POTR, por sus siglas en inglés). Las especies pequeñas de reptiles que son carnívoras, poseen las tasas metabólicas más elevadas, mientras que las especies de tallas grandes requieren incrementar su tasa después de la ingestión de la comida, lo cual se relaciona con buscar y encontrar un rango de temperatura más elevado. Los efectos de los medicamentos de cualquier tipo en los reptiles son en su mayoría desconocidos o conocidos insuficientemente, por lo que no existen protocolos universales para la farmacología; esto afecta de manera importante la administración de drogas anestésicas y el monitoreo durante los procedimientos que la requieren. Los problemas de alojamiento son la causa más frecuente de manifestaciones clínicas en este grupo animal, las cuales normalmente están acompañadas de deshidratación e hipotermia (lo cual afecta el metabolismo de los fármacos), dieta inadecuada y mala nutrición (las cuales tienen efectos sobre los sistemas digestivo, incluyendo el hígado, y el renal), impactando directamente el metabolismo de las drogas también. Debemos entender que un procedimiento de contención química y alivio del dolor en los reptiles, requiere mucho más que consultar las dosis de los medicamentos y saber llevar a cabo el procedimiento quirúrgico o de diagnóstico, ya que es indispensable conocer la fisiología de estas especies. Los reptiles quelonios (tortugas), lacertílidos (lagartijas) y las serpientes, tienen todos un corazón con 3 cámaras, a diferencia de los cocodrilos en los que poseen 4 compartimentos; también, los reptiles son capaces de trasformar su metablismo a anaerobio, provocando academia con una reducción consecuente en la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno, retrasando el transporte del mismo. En este proceso ocurre un desvío de la parte derecha a la izquierda del corazón. Además, la temperatura medioambiental (quirófano, hospital), afectará sin duda la frecuencia cardiaca y la perfusión a los tejidos. El ayuno preanestésico no es necesario para la mayoría de los reptiles que vemos en la consulta, a excepción tal vez de los carnívoros que pueden regurgitar el alimento. No debemos usar la vía oral de hidratación previo a la cirugía, por posibilidad de regurgitación y broncoaspiración. Es determinante observar la respiración normal del reptil antes de la anestesia, para evaluar la profundidad de la misma, y reproducirla durante el procedimiento anestésico. También durante la anestesia, el reptil debe mantenerse dentro de su POTR, ya sea calentando el quirófano / cuarto de diagnóstico, usando sistemas de circulación de agua caliente o colocando fuentes cercanas (recipientes) con agua caliente, teniendo precaución de no quemar al paciente. Es muy importante no sobrecalentar a los reptiles para evitar deshidratación severa y accidentes fatales. En el periodo de recuperación, es importante tomar en cuenta que si se usaron gases anestésicos, deben retirarse de inmediato cuando finaliza el procedimiento, y mantener con la sonda endotraqueal al reptil hasta que respire de manera espontánea; los elevados niveles de O2 empleados durante la anestesia inhalada, suprimen la conducción respiratoria de estas especies, y si se continúa la suplementación de oxígeno, la respiración espontánea tardará mucho más. Una forma de evitar lo anterior, es aplicar ventilación a presión positiva con aire ambiental con el ambú, y la otra usar dióxido de carbono junto con el O2 durante la recuperación; sin embargo, la primera opción es más sencilla. Si el reptil sufre de enfermedad respiratoria e hipoxemia, entonces sí se justifica el aporte de oxígeno aún en el periodo de recuperación. Es necesario continuar con el monitoreo de la FC y la FR durante la recuperación, aunado a la evaluación de los reflejos palpebral, corneal, y el impulso del retiro de los miembros y de la cola al jalarlos. Es importante también mantener este tipo de pacientes en su ZTOP durante y después de la recuperación. Analgesia en reptiles Contrario a la creencia que los reptiles no experimentan el dolor, se han encontrado los nociceptores similares a los de los mamíferos, por lo que es determinante que cualquier procedimiento que pueda ser doloroso, reciba un tratamiento efectivo. Durante la anestesia, es muy importante evaluar los posibles signos de dolor en los reptiles, entre los cuales se destacan: movimientos voluntarios, elevaciones de la frecuencia cardiaca y de la respiratoria. De forma transoperatoria (20-30 minutos antes de finalizar la cirugía en pacientes críticos), se recomienda también el uso de AINE´s en conjunto con los opioides; sin embargo, es necesario recordar que este último tipo de analgésicos puede exacerbar las alteraciones renales y / o del tracto GI. Los anestésicos locales son de gran ayuda, comúnmente infiltrados para procedimientos de cirugía de tejidos blandos u ortopedias. Los agentes opioides (butorfanol, buprenorfina), aparte de actuar como analgésicos, también provocan sedación moderada, y al ser parte de un procedimiento de analgesia / anestesia equilibrada, reducen las dosis del resto de los fármacos empleados.