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HUMILLACIÓN MENSAJE 20160709 Si se humillare mi pueblo Lectura 2 Crónicas 7: 13-14 “Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; 14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Aprender 2 Crónicas 7: 14 Mientras que el pueblo del Señor esté en esta tierra, es necesario que busque el rostro del Señor, es necesario que ore; es necesario que se meta en la brecha a clamar y a rogar por las misericordias de Dios. Una de las cosas por la cual Dios atiende el clamor y escucha la oración, es cuando hay humillación; es cuando su pueblo se dispone a humillarse en su presencia. Cuando hay juicios por causa del pecado y de la maldad. 2 Crónicas 7: 13 “Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo;” Los cielos se cierran, cuando se incrementa la maldad, cuando se apartan o se alejan de Dios; cuando se tiene en poco la palabra de Dios; cuando se rebelan contra Dios y su palabra. Cuando no hay lluvia, hay sequía, y esto es un juicio de Dios por causa de la maldad; la pestilencia, plagas, enfermedades contagiosas, llega por cuanto se han alejado de Dios, se han desviado de sus caminos; la langosta, o lo que daña las cosechas, lo que trae la escases y el hambre, vienen cuando se deshecha los principios y los mandamientos del Señor. Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; El Señor nos dice que nosotros como pueblo suyo podemos cambiar esta situación; él nos enseña paso a paso lo que debemos hacer. Si se humillare mi pueblo. 2 Crónicas 7: 14 “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado. Si el pueblo que invoca el nombre del Señor se dispone a humillarse; si todo el que le teme determina a humillarse y a reconocer su pecado, a reconocer que se han alejado de Dios. El Señor está haciendo un llamado a que nos humillemos delante de él, los que estamos en la iglesia, los que estamos en la célula, los que le servimos, los que hemos dado nuestro corazón a Jesús, los que invocamos su nombre. Humillarse, es reconocer que nada somos sin Dios; es reconocer que necesitamos de Dios; es aceptar que hemos fallado; es estar dispuesto a someterse al Señor para obedecer todos sus mandamientos; es estar dispuesto a que Dios haga su voluntad. Si se humillaren y oraren. Vemos que el Señor está haciendo un llamado a su pueblo, no sólo a que nos humillemos delante de él, sino a que oremos. Hay un llamado de parte de Dios a la vida de oración; el Señor anhela nuestras oraciones; el Señor dice que si oramos. Debemos levantar nuestro clamor, debemos orar por nosotros, por nuestra familia, por nuestra nación. Debemos orar en nuestras casas, en la iglesia, en todo lugar. Si se humillaren y oraren, y buscaren mi rostro. Otro llamado del Señor es que hay que buscar su rostro, y buscar su presencia de día, de tarde, y de noche. Si le buscamos en todo tiempo, a toda hora, lo encontraremos, y habrá una respuesta, habrá un milagro; algo sucederá cuando buscamos su rostro. Si se convirtieren de sus malos caminos. La humillación involucra oración, buscar el rostro del Señor, y también la conversión de los malos caminos. Convertirse de los malos caminos es apartarse del pecado, apartarse de los deseos engañosos de la carne, apartarse de la vanagloria de la vida, apartarse de los deseos de los ojos, apartarse de los malos pensamientos, de los deseos de venganza; convertirse de los malos caminos es dejar la envidia, dejar el rencor, dejar el resentimiento, sacar el odio, dejar el pleito, dejar la pornografía, y todo clase de pecado.; convertirse de los malos caminos, es tomar la decisión de renunciar a la práctica pecaminosa; convertirse de los malos caminos es volverse a Dios de corazón, volver a él humillados y arrepentidos por haber hecho lo malo; es determinar empezar un caminar con el Señor; es vivir de acuerdo a la palabra de Dios; convertirse de los malos caminos es empezar a hacer lo bueno y lo recto delante de Dios. Entonces yo oiré desde los cielos. Si se humillaren, si oraren, si buscaren mi rostro, si se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos. Si hacemos todo esto, entonces podemos tener la certeza y la convicción de que él nos oye, de que él nos responderá, y nos atenderá. Y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. Cuando hay uno que se humilla, y reconoce su pecado, ora y busca el rostro del Señor, y se convierte de sus malos caminos, entonces Dios oirá desde los cielos, y vendrá y perdonará sus pecados; y vendrá y sanará su tierra. Dios vendrá y hará el milagro, responderá cada oración, sanará no solo la tierra, sino que traerá salud física, mental y espiritual, y también medicina para nuestro cuerpo. Necesitamos su perdón, necesitamos que él sane nuestra tierra, y que envié su bendición; necesitamos un milagro en nuestras vidas, en nuestra familia y en nuestra nación. Es tiempo de humillarse en la presencia de Dios, es tiempo de orar y buscar su rostro; es tiempo de vivir para Dios, y de convertirse de los malos caminos, para que veamos su gloria. HUMILLACIÓN VISIÓN 20160707 Humillaos bajo la poderosa mano de Dios 1 Pedro 5: 6-11 “humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10 Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” Humillaos. 1 Pedro 5: 6 “humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;” El Señor quiere que su pueblo aprenda a esperar en él. En tiempos de prueba, o de tribulación, cuando parece que Dios no está, cuando parece que Dios está en silencio, él manda a que nos humillemos bajo su poderosa mano. Hay que venir ante él y no caer en la desesperación, no caer en depresión, ante los problemas o situaciones que atravesamos. Cuando nos humillamos bajo su poderosa mano, él nos exaltará cuando fuere el tiempo. Dios no permitirá que el problema nos arruine, él no permitirá que la situación nos acabe, él nos exaltará en su tiempo; él nos librará del maligno, él nos levantará. Hay un tiempo de Dios para cada uno de nosotros; no es cuando nosotros queremos, es en el tiempo de Dios. Cuando te humillas bajo su poderosa mano, estás dándole el lugar a Dios para que él se manifieste, para que él haga su obra en medio de tu situación; cuando te humillas bajo la poderosa mano de Dios, estás demostrando tu confianza en él; estas demostrando que esperas que él te exalte en su tiempo. Echando toda vuestra ansiedad sobre él. 1 Pedro 5: 7 “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” Las necesidades, los problemas o las situaciones adversas en nuestras vidas, muchas veces producirán ansiedad, preocupación, angustia o aflicción, y es por eso que el Señor nos manda a que echemos toda nuestra ansiedad sobre él; él nos manda a que descarguemos el corazón, a que nos despojemos de ese peso que nos asedia. Dentro de la humillación bajo su poderosa mano, incluye que echemos toda nuestra ansiedad sobre él; que descansemos en él; que confiemos en él. Él tiene cuidado de nosotros; está pendiente de nuestra necesidad, él conoce de que cosas tenemos necesidad, y está presto a suplirnos, a bendecirnos, a protegernos y cuidarnos de todo mal. 1 Pedro 5: 8 “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;” Para humillarnos bajo la poderosa mano del Señor hay que ser sobrios y velar. Ser sobrios, es tener la mente despejada de toda turbación, de toda ansiedad o preocupación. Ser sobrios, es tener paz en el corazón, es tener claridad en las cosas espirituales, es tener una vida en comunión con Dios y los unos con los otros. Velar es mantenernos despiertos, alertas, en la espera de la venida de nuestro Señor Jesucristo, velar en oración, para mantenernos firmes. “porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. El diablo busca a quien devorar, busca puertas abiertas para entrar y atacar; la ansiedad o la preocupación pueden ser puertas abiertas para que entre a devorar. Cuando hay situaciones, problemas, enfermedades, o tribulaciones, debemos humillarnos bajo la poderosa mano del Señor, para que él nos exalte cuando sea el tiempo; debemos echar toda ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros; debemos estar sobrios y velar. Si no estamos sobrios y no velamos en oración, y nuestra mente y corazón están llenos de cosas que no edifican, esto puede ser ocasión para que el enemigo encuentre a quien devorar. 1 Pedro 5: 9 “al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.” Debemos resistir al diablo firme en la fe, no permitir que venga a devorar nuestra bendición; no darle cabida en nuestra mente ni en nuestro corazón. Humillémonos bajo la poderosa mano del Señor, y él nos exaltará cuando fuere el tiempo.