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PATRÓN DE CONSUMO DE ALIMENTOS EN NIÑOS CON Y SIN ESPECTRO AUTISTA Ana Carolina Bustamante Andrade1, Sandra Leticia Olivares Ramírez2, Juan Abel Pineda Galicia3, M. en C. Beatriz Adriana Sánchez Hernández4, Jesús Estrada Salas5, Amalia Gómez Cotero6, Omar García Liévanos7, Carlos Marcín Salazar8 RESUMEN En el presente trabajo, se llevo a cabo con un estudio descriptivo comparativo, donde el objetivo era comprobar si existían o no diferencias en el patrón de consumo de alimentos en niños con y sin espectro autista en un rango de edad entre 5 a 7 años. Esta investigación se llevó a cabo En la Clinica Mexicana del Autismo (CLIMA) y en la escuela regular Emiliano Zapata (nivel preescolar); se obtuvo como resultado que si existen diferencias en el patrón de consumo de alimentos en niños con y sin espectro autista, esto quiere decir que aceptamos la hipótesis alterna. Para la elaboración de este estudio se aplicó como instrumento de referencia el Cuestionario de Hábitos Alimentarios de National Institutes of Health modificado para nuestro contexto alimenticio. Posteriormente se siguió observación directa con el uso de registros elaborados por estudiantes del diplomado, en el aspecto alimenticio con los niños en la escuela y la clínica. Palabras claves: Hiperselectividad alimenticia, Autismo, Trastorno del espectro autista, Patrón de con sumo de alimentos, Investigación. ABSTRACT In the present study was conducted in a comparative descriptive study where the aim of this was to check whether there were differences in the pattern of food consumption in children with and without autistic spectrum in an age range from 5 to 7 years. This research was carried out in the Mexican clinic AUTISM (CLIMA) and the regular school Emiliano Zapata (preschool), which yielded the result that if there are differences in the pattern of food consumption in children with and without autism spectrum this means that we accept the alternative hypothesis. For the preparation of this study was used as a reference tool the Eating Habits Questionnaire for National Institutes of Health food modified to our context. Later direct observation in the nutricional aspect with children in school and clinic, plus the use of observation records for these, developed by graduate students. Keywords: food Hiperselctividad, autism, Autism spectrum disorder, with great Patron of Food, Research. 1 Licenciada en psicología Egresada de la Universidad Justo Sierra caritola_79@hotmail.com. Licenciada de Terapeuta en comunicación humana Egresada del Instituto Nacional de Rehabilitación solraoo@hotmail.com 3 Licenciado en Educación Especial Egresado de la Escuela Normal de Especialización. juan_Abel_@hotmail.com. 4 M en C. Beatriz Adriana Sánchez Hernández (Profesor IPN) beatrizsanchezhernandez@hotmail.com 5 M. en C. Jesús Estrada Salas, Profesor IPN 6 Dra. Amalia Guadalupe Gómez Cotero (Profesor IPN) amaliagpegomez@prodigy.net.mx 7 Dr. Omar García Lievanos jefe de Posgrado en el Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud IPN. 8 Dr. Carlos Marcín Salazar (Director de CLIMA) marcincarlos@yahoo.com.mx 2 INTRODUCCION: Se entiende por autismo una amplia gama de síntomas comportamentales en las que se incluyen hiperactividad, ámbitos atencionales muy breves, impulsividad, agresividad, conductas auto - lesivas y rabietas (DSM IV 1993). El termino autismo deriva de la palabra griega eaftismos autos que significa encerrado en uno mismo, así mismo aunque el autismo existía antes de 1943, fue Leo Kanner a quien se le atribuye la primera descripción detallada de la conducta autista; y lo describe como un desorden fundamental que consiste en “la ineptitud e incapacidad de estos niños para establecer relaciones normales con las personas desde el principio de su vida” (Ferrari P., 1999) De acuerdo al DSM-IV; las características esenciales del trastorno autista son: la presencia de un desarrollo marcadamente anormal o deficiente de la interacción y las habilidades de comunicación y un repertorio sumamente restringido de actividades e intereses (falta de respuesta ante los demás). Supone un desafío para algunas de nuestras motivaciones más fundamentales como seres humanos. La necesidad de comprender a los otros, compartir mundos mentales y relacionarnos son muy propias de nuestra especie por eso, el aislamiento desconectado de los niños autistas es una trágica soledad, que “no tiene nada que ver con estar solo físicamente sino con estarlo mentalmente” (Uta Frizt, 1991). Las manifestaciones del trastorno varían mucho en función del nivel del desarrollo y de la edad cronológica del sujeto; actualmente el autismo es una condición de discapacidad que perdura a lo largo de la vida, presentándose en todas las razas y grupos sociales sin distinción alguna (Waintraub J.S, 1987). Entre las características del espectro autista destacan: las limitaciones significativas en la interacción social, conductas estereotipadas, problemas de conducta, dificultades perceptivo-atencional, respuestas raras o extrañas a diferentes elementos del medio ambiente, reciprocidad social y emocional, alteraciones en la comunicación que afecta tanto las habilidades verbales como las no verbales, ausencia notoria del juego simbólico y de ficción, patrones de 2 comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados. (Riviére, A. 1983). De tal manera que la ingesta de alimentos es una necesidad básica para un buen desarrollo físico y psicológico de los niños y de la familia, la alteración en los hábitos alimenticios es frecuente en niños con espectro autista (Ventoso, Ma. Rosa 2000). Los trastornos de alimentación en el espectro autista aparecen bajo diferentes manifestaciones, aunque presentan como factor común la hiperselectividad alimenticia. Algunos niños pueden presentar problemas desde los primeros meses de vida para ingerir las cantidades necesarias o aparecen vómitos o complicaciones gastrointestinales, incrementándose las complicaciones al cambiar el tipo de alimentación introduciendo papillas. Observándose desde el rechazó general hasta los indicios de selectividad hacia ciertos sabores y texturas. Los niños autistas pueden tener sensibilidades sensoriales, que causan aversión para algunas texturas o sabores. Incluso algunos pequeños a la edad de 5 o 6 años siguen tomando purés o papillas (APA, 1994, pp.67-68., Ventoso, Ma. Rosa 2000, Timothy B. 2010). Posteriormente se anexan los problemas de integración sensorial como la sensibilidad al ruido, intolerancia a diferentes alimentos ya sea a la textura, al sabor, problemas con la selectividad de alimentos y problemas de alimentación en general, tienen una estrecha gama de intereses que puede extenderse a los alimentos que les gusta". Por lo tanto es necesario analizar este aspecto. (Carnero J.A 2000). En cuanto a la hiperselectividad alimenticia muchos niños, no sólo autistas “comen bien”, pero toman un repertorio muy restringido de alimentos y cuando se intenta la ingesta de uno nuevo se producen reacciones catastróficas, que pueden ser rabietas, vómitos y rechazo generalizado a todas las comidas. (Shattock, P. y Lowdon, G. 1991). 3 Respectivamente a su intervención se han tomado medidas y aspectos para la elaboración de programas que pueden aplicarse para estos problemas, como por ejemplo: recoger información de los padres sobre aspectos del niño, alimentos, formato, instrumentos, crear el hábito de una rutina, mantener constantes condiciones físicas: lugar, colocación espacial, canción, utensilios, ubicación (ruidos e interrupciones), alimento preferido en forma preferida: cuchara pequeña y cantidad segura, propiciar situaciones nuevas hacia alimentos nuevos e ir aumentando cantidad a través de introducir alimentos de igual textura con sabor ligeramente distinto, cambios de texturas: purés cada vez más espesos, puré más una cucharadita de sólido machacado con tenedor (1 más diaria), puré hecho con tenedor, alimento sólido en merienda o cena , introducción de segundos platos: croquetas, tortilla, rebozados, ofrecer un trocito de comida preferida después de ingerir o por lo menos introducir en la boca el alimento nuevo, (las porciones de comida deseadas deben ir disminuyendo de tamaño, hasta hacerse imperceptibles), mantener la rutina de ofrecer todos los días un alimento nuevo antes de la comida preferida, ofrecer información visual sobre el postre apetecible que va a tomar, cuidar de que el ambiente de la situación de alimentación sea siempre relajado y divertido, y forzar mínimamente con mucho cuidado y desdramatizando las situaciones. Schreibman, L. y KoegeL, R.L. (1981). Los niños autistas tienen más retraso en el desarrollo del área de la alimentación; los padres complementaron una encuesta dietética completa, donde se incluían cuestiones relativas a la alimentación materna, las dificultades en la nutrición de los recién nacidos y de los niños durante la primera infancia, el diagnóstico de alergias alimentarias o de otra índole y los trastornos digestivos (estreñimiento, diarreas, meteorismo), otros trastornos de los hijos (irritabilidad, hiperactividad o problemas de sueño), las infecciones recurrentes que requirieron antibiótico, así como los hábitos, preferencias y aversiones alimentarias; generalmente hiperselectividad alimenticia, intolerancia y rechazo hacia variados alimentos, texturitas y sabores desde edades muy tempranas, tendencia a tomar alimentos triturados e ingesta excesiva. (Koegel, R. L., Russo, D. C. y Rincover, A. 1976). 4 En ellos es más difícil la incorporación de alimentos sólidos y nuevos, tienen más problemas para masticar, aprenden más tarde a beber en vaso, su capacidad para usar la pajita es menor y comen más deprisa. (Peeters, T. (1997). Según la muestra, el 47,8% de los niños autistas no bebían directamente del vaso a los 15 meses, en comparación con el 6,7% de sus hermanos sanos. A uno de cada tres se le diagnosticó conductas de pica y fueron quienes rechazaron los alimentos en mayor medida, tanto por el tipo de comida como por su textura (72% frente al 40%). (Koegel, R. L., Russo, D. C. y Rincover, A. 1976). Hay evidencia de que el retraso en el desarrollo de la conducta alimentaria propia de la edad afecta a entre un 30% y un 70% de los niños autistas. Así se refleja en un análisis de The New England Center for Children de Southboro, Estados Unidos; en el comprobaron cómo la aceptación de los alimentos era peor en niños con autismo o trastornos generalizados del desarrollo no especificados. Desde el Pennstate Harrisburg, de la Pennsylvania State University, Estados Unidos, corroboran que la gama de alimentos que comen los niños con autismo es mucho menor (Peeters, T. 1997). En un estudio realizado el suroeste de Inglaterra entre 1991 y 1992, Los investigadores recopilaron datos sobre los hábitos alimenticios de casi 13,000 niños encontrándose que alrededor de 80 niños fueron diagnosticados posteriormente con un trastorno del espectro autista, una afección del neurodesarrollo que aparece en los primeros tres años de vida y que se caracteriza por impedimentos en la interacción social y dificultades de comunicación, así como por patrones de conducta restringidos o repetitivos (Ventoso, Ma. Rosa 2000). Un desafío es que muchos niños autistas tienen una fuerte necesidad de mantener una rutina constante o "monotonía" explicó Dawson, lo que puede 5 causar ansiedad cuando se les pide que prueben nuevos alimentos (Dawson G.2010, Ventoso, Ma. Rosa 2000). Algunos niños autistas tienen retrasos motores que pueden llevar a problemas para comer o tragar. Y aunque se sabe muy poco sobre las causas subyacentes, el autismo se asocia con problemas gastrointestinales, tales como meteorismo intestinal, estreñimiento y diarrea, lo que lleva a algunos niños a evitar comer (Timothy B. 2010). En el estudio, cerca del ocho por ciento de los padres informaron que sus hijos tenían una dieta especial "para alergias". Aunque no hubo ninguna información con relación a qué tipo de alergia era, muchos padres eligieron para sus hijos dietas sin gluten (trigo) ni caseína (proteína láctea). Existe poca evidencia de que esto puede aliviar los síntomas (Scifo R, 1995, Gilbert CH. 1995, Pavonne L. 1997, Biggi F. 2006). "Las dificultades en la alimentación parecen comenzar a una edad muy temprana y parecen ser inherentes al síndrome en muchos niños", destacó Dawson G. (2010). En la presente investigación se tiene como objetivo demostrar si existen diferencias o no en el patrón de consumo de alimentación en niños con y sin autismo así como saber si existe relación en los patrones alimenticios de ambos grupos. METODO El estudio realizado tiene un alcance descriptivo comparativo, nos interesa saber cual es patrón alimenticio de niños con y sin espectro autista así como saber si existe relación en los patrones alimenticios de ambos grupos. SUJETOS La población para este estudio se obtuvo de la Clínica Mexica de Autismo (CLIMA) ubicado en el DF y del preescolar (Emiliano Zapata, escuela regular, nivel Educación Preescolar) ubicada en Estado de México; donde se realizó un 6 estudio comparativo descriptivo a 6 niños diagnosticados con autismo y 6 sin autismo en un rango de edad entre 5 a 7 años. PROCEDIMIENTO Para evaluar el patrón alimenticio de dichos sujetos se tomó como referencia el Cuestionario De Hábitos Alimentarios de National Institutes of Health modificado para nuestro contexto alimenticio. Este instrumento fue entregado y contestado por los padres de familia de los niños para medir las variables. El análisis de los resultados se realizó aplicando la formula estadística: Es importante mencionar que se llevó acabo las observaciones de comida en el centro educativo y clinico de los educandos. En ambos lugares se conto con un salón equipado con sillas, mesas y material de trabajo, así como la sala de juntas de la clínica arriba mencionada. Se dio una plática de alimentación a los padres de niños con espectro autista y posteriormente se les pidió que llenaran el cuestionario y se les explicó que se aplicaría para fines de un estudio y que la información que se les solicitó sería absolutamente confidencial y si así lo deseaban podríamos omitir su nombre. INSTRUMENTO Cuestionario De Hábitos Alimentarios de National Institutes of Health modificado 2010; dicho instrumento permite conocer el nivel de ingesta, selección, porción, preparación, modos de consumo de los mismos alimentos; se les dio a los padres a contestar 93 ítems, algunos de ellos poseían algunos sub ítems. MATERIAL *Cuestionario De Hábitos Alimentarios de National Institutes of Health: *Porción de alimentos variados durante las intervenciones durante la comida. * Manejo de cubiertos (plato, vaso y cuchara) *Registros de observación (número de probadas a determinados alimentos). 7 HIPÓTESIS Hi: Existen diferencias en el patrón de consumo de alimentos en niños con y sin espectro autista. Ho: No existe diferencia en el patrón de consumo de alimentos en niños con y sin espectro autista. RESULTADOS El resultado del análisis nos refiere que la muestra total quedó constituida por 12 niños, de los cuales el 50% (6 sujetos) sin espectro autista y el otro 50 % (6 sujetos) con espectro autista. Con la finalidad de conocer si existían diferencias estadísticamente significativas en el patrón de consumo de alimentos en niños con y sin espectro autista, se aplico la prueba U de Mann-Whitney: La cuál arrojó los siguientes resultados: Identifica que las diferencias entre las poblaciones totales del cuestionario son significativas. (U obt = 4, n1 = 61, n2 = = 0.05) U obtenida = 4 U crítica = 7 Por lo que aceptamos la hipótesis alterna Hi, que dice que existen diferencias en el patrón de consumo de alimentos en niños con y sin espectro autista. GRÁFICA Fig.1 Número de sujetos Con 8 50% 50% Sin DISCUSION Y CONCLUSIONES Aun persiste el reto para profesionales del campo de la nutrición que es buscar una nueva perspectiva a las interrogantes que todavía existen para el tema ya que las variantes a investigar son diversas y puede existir comorbilidad siendo una fuente inagotable de nuevas interrogantes. Estamos conscientes de que la muestra empleada es reducida y se requiere para estudios posteriores una muestra mayor que pueda ser representativa. En la elaboración de este trabajo, nuestra idea de interés fue conocer los patrones de alimentación de niños con y sin espectro autista; para ello se llevó a cabo una propuesta de intervención directa con 6 alumnos diagnosticados con TEA y 6 niños si autismo; obteniendo como resultado en las observaciones que los alumnos con autismo muestran cierta preferencia y selectividad a alimentos sólidos, con consistencia y textura suave y liquida. Muestran cierta hiperselectividad a porciones alimenticias duras, crujientes, alimentos secos, o de aspecto áspero. Hacemos mención que la alimentación adecuada condiciona el desarrollo físico, mental, cognitivo y social en el individuo, pero de forma añadida, las situaciones de alimentación propician relaciones interpersonales intensas, ricas e importantes en el desarrollo de todos los niños pequeños, pero de forma capital en el autismo, hay un cambio notorio, que este se observa en la conducta alimenticia; que se aprecia empezando en los hábitos al comer, las formas y maneras de comer, en la rutina al comer y el número de raciones de cada grupo de alimento que consumen los niños con TEA; Por lo que es importante considerar los momentos de alimentación como tiempo de intervención terapéutica en el que se va a “trabajar” sobre aspectos centrales del desarrollo, no sólo por los aspectos de salud y crecimiento, sino porque las situaciones de comidas son especialmente adecuadas para trabajar algunos factores centrales en el desarrollo de programas de intervención con niños autistas pequeños como: contacto ocular para iniciar y mantener la interacción, 9 comprensión y anticipación de situaciones a través de rutinas, inicio de auto planificación y flexibilidad cognitiva el elegir y decir “no”, el desarrollo del lenguaje, desarrollo de funciones comunicativas básicas a través de precursores tales como dar y tomar, comprensión y utilización de la función de demanda, y lo que puede ser más relevante, comenzar a apreciar el valor positivo de las relaciones interpersonales y la necesidad de la comunicación en ellas. Los tiempos destinados a la alimentación no deben reducirse a “dar de comer”, debe ser un espacio de recreación donde se pueda establecer la mejora de las habilidades adaptativas del sujeto al medio. Consecutivamente, durante las intervenciones y referencias antes vistas se puede mencionar que los trastornos de alimentación en autismo aparecen con manifestaciones variadas, pero presentan como factor común la hiperselectividad alimenticia; algunos niños autistas muestran desde los primeros meses de vida problemas para ingerir las cantidades necesarias y en algunos casos aparecen signos de intolerancia (vómitos y/o complicaciones intestinales), pero las dificultades se acentúan cuando hay que cambiar el tipo de alimentación introduciendo papillas. Se puede observar entonces desde el rechazo general hasta los primeros indicios de selectividad hacia ciertos sabores y texturas. Muchos niños autistas superan todos los intentos de las familias para introducir los alimentos sólidos y siguen tomando exclusivamente purés o papillas a los 5 ó 6 años. Otros, solamente aceptan comer si se les ofrece un determinado tipo de alimentos, sabores ó presentaciones de las comidas. Además, la mayoría suelen tener asociadas las horas de las comidas o las situaciones de alimentación a “hora de llanto” u ocasión para presentar un amplio repertorio de conductas de oposición. Finalmente, es necesario reflexionar sobre las implicaciones que tiene el plato del buen comer; y recordar que para un buen funcionamiento físico y normal se 10 requiere una sana alimentación; pero en el caso de los alumnos atendidos sin el espectro autista podemos concluir que en este aspecto su nivel de alimentación esta medido no por cuestiones orgánicas, ni mucho menos biológicas, si no por cuestiones y barreras culturales, étnicas y económicas; ya que en su mayoría, parte una necesidad de aspecto étnico-social. Y en el caso de los TEA concluimos que en este aspecto su nivel de alimentación esta medido por cuestiones orgánicas, sensoriales, biológicas, sin olvidar cuestiones socio-culturales. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: APA, 1994, pp.67-68. Coleman, M., y Blass, J.P (1985). Autism and lactic acidosis. Jorunal of Autism and Developmental Disorders, 15, 1-8. Biggi F. J., Ferrari-Arroyo, Martos-Perez J, Tamarit. J. 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