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EVALUACION NUTRICIONAL EN EL PACIENTE CANDIDATO A TRASPLANTE HEPATICO 27 Matía Angeles Valero Zanuy Jose Manuel Moreno Villares INTRODUCCION Los pacientes candidatos a trasplante de órganos sólidos se encuentran en una situación funcional terminal del órgano que va a ser trasplantado. Por ser enfermos crónicos, lo más frecuente es que presenten algún grado de desnutrición1. La pérdida de peso y la malnutrición se consideran factores de mal pronóstico en la evolución del paciente quirúrgico, incluyendo como tal el trasplante de órganos sólidos2. Desafortunadamente un número significativo de pacientes son trasplantados en situación de malnutrición. DiCecco y cols3, en una revisión de 74 enfermos sometidos a un primer trasplante hepático (TxH), observan que todos ellos presentan malnutrición previa al trasplante. pendientemente de la situación nutricional del paciente, por una mejora en la técnica quirúrgica y por el desarrollo de nuevos antibióticos y fármacos inmunosupresores. Sin embargo, autores como Pikuly y cols4 demuestran que en su experiencia los pacientes trasplantados en situación de malnutrición moderada o grave requieren soporte ventilatorio más prolongado, mayor necesidad de traqueostomía, ingreso más prolongado tanto en Unidades de Cuidados Intensivos como en el hospital, mayor mortalidad y coste económico. — no parece ético retrasar el TxH para mejorar el estado de nutrición en presencia de un donante compatible El soporte nutricional antes y después del trasplante puede mejorar la evolución de estos enfermos al disminuir el número de complicaciones postrasplante ligados a la malnutrición. Por lo tanto, es obligatorio en todo enfermo candidato a un trasplante valorar su estado de nutrición y suministrar un tratamiento nutricional agresivo para intentar revertir la malnutrición. En el periodo postrasplante inmediato los escasos pacientes bien nutridos, que no presentan complicaciones, y que se espera que pueden reiniciar la alimentación oral en un plazo no superior a 5 días, no necesitan nutrición artificial. En el resto, es necesario aportar soporte nutricional artificial durante el postoperatorio inmediato, ya que al deficiente estado nutricional se asocia la situación hipermetabólica de acto quirúrgico. En todos los pacientes se debe alcanzar y mantener un estado nutricional aceptable en el período postrasplante tardío. — la morbimortalidad del paciente trasplantado ha mejorado en los últimos años, inde- El presente capítulo hace referencia únicamente al periodo anterior al TxH. Se hace especial hin- Existen pocos estudios que valoren si el estado de nutrición previo influye en la evolución del trasplante, y si su corrección mejora el pronóstico de los pacientes candidatos a TxH. Esto se debe a varias razones principales: — pocos centros son capaces de reunir un número suficiente de pacientes para el estudio — el tiempo que se cuenta para revertir el estado de malnutrición se desconoce, ya que el órgano puede llegar en cualquier momento 339 capié en la elevada prevalencia de malnutrición, en los métodos que dispone el clínico para valorar el estado nutricional, y por último se establecen unas recomendaciones para mejorar el estado nutricional de este tipo de enfermos. CAUSAS DE MALNUTRICION ENPACIENTES CANDIDATOS A TXH Los estudios clásicos han demostrado una elevada prevalencia de malnutrición en pacientes con hepatopatía crónica5 y en candidatos a TxH6. Estos hallazgos se han confirmado en estudios más recientes7,8.. La malnutrición en estos pacientes es de tipo energético-proteica, en la cual coexisten aspectos típicos del kwashiorkor y del marasmo9. Se manifiesta por pérdida de peso, ansiedad, depresión, irritabilidad, malestar general, apatía, pérdida de concentración, disminución de la capacidad intelectual y de trabajo, alteración de la función respiratoria y cardiaca entre otras y alteración de la inmunidad con menor resistencia a la infección10. En niños, además, se disminuye el crecimiento y desarrollo11. Las causas principales de desnutrición en estos enfermos son la disminución de la ingesta, la malabsorción de grasas y proteínas, y un aumento del gasto energético, expresado por gramo de creatinina más que por peso corporal total12 (Tabla 27.1). Los pacientes con fallo hepático terminal pueden, además, sufrir diferentes situaciones hipermetabólicas. Entre estas cabe citar las infecciones graves a las que estos enfermos son particularmente susceptibles, el alcoholismo activo, ya que la metabolización del alcohol por el sistema oxidativo microsomal se asocia a un incremento del consumo de oxígeno, o la presencia de ascitis a tensión. En estudios realizados con calorimetría indirecta se ha demostrado un perfil de consumo de energía alterado. Después de una noche de ayuno la grasa es la fuente de energía preferida en pacientes con cirrosis13. Por el contrario, y a diferencia de lo que ocurre en individuos normales, durante el ejercicio el consumo de grasa es menor en estos enfermos. En esos momentos prácticamente solo se utiliza glucosa14. De todas las causas de malnutrición señaladas, el personal sanitario puede actuar intentando mejorar la ingesta. La mayoría de los pacientes 340 consumen una dieta menor a sus necesidades, porque se les prescriben dietas poco apetitosas. Estudios recientes en los que se ha investigado los trastornos de la función gustativa en la cirrosis señalan que, si bien estos enfermos presentan una disminución de dicha función para todos los sabores básicos, ello no influye en sus preferencias alimentarias15. Si se liberalizan las recomendaciones los enfermos son capaces de comer una dieta equilibrada y mantener un estado de nutrición aceptable16. CONSECUENCIAS METABOLICAS DEL FALLO HEPATICO El hígado es el primer órgano que recibe los nutrientes de los alimentos después del tracto gastrointestinal. Su papel en la digestión consiste en prevenir el flujo excesivo de glucosa y aminoácidos desde la circulación portal, sintetizar y secretar ácidos biliares, y mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de límites normales durante el ayuno. En el fallo hepático se producen una serie de cambios metabólicos, tanto durante el periodo postpandrial como durante el ayuno (Tabla 27.2). Estas anomalías metabólicas son más fáciles de detectar en el fallo hepático agudo. En pacientes con hepatopatía crónica estos cambios metabólicos se establecen a lo largo del tiempo, y por lo tanto son más difíciles de observar. En ambas situaciones se altera tanto el metabolismo de los macronutrientes, como el de los micronutrientes. METABOLISMO DE LOS HIDRATOS DE CARBONO En los individuos sanos los hidratos de carbono de los alimentos son transformados a glucosa en la luz intestinal. La glucosa absorbida llega directamente al hígado a través de la vena porta. Cuando su concentración excede los 150 mg/dl se activa la enzima glucógeno sintetasa del hepatocito, permitiendo el depósito de glucosa en forma de glucógeno hepático. Un incremento en los niveles de glucosa portal estimula la secreción pancreática de insulina. Parte de la glucosa circulante es captada por el músculo para ser almacenado como glucógeno muscular o ser oxidada como fuente de energía. Ambos procesos a nivel muscular son dependientes de insulina. En esta etapa postpandrial la llegada de glucosa exógena al hígado suprime la producción hepática endógena de este monosacárido. Durante el ayuno, la grasa constituye la principal fuente de energía. Sin embargo, existen unos requerimientos mínimos de glucosa de 100-150 mg/ día, ya que células como los eritrocitos y las neuronas únicamente pueden utilizar este hidrato de carbono como fuente de energía en los primeros días del ayuno17. En este periodo aproximadamente el 80 % de la glucosa se produce mediante neoglucogénesis de los aminoácidos del músculo. El 20 % restante proviene del glicerol, obtenido de la lipolisis de los triglicéridos, y del piruvato muscular. Este piruvato puede ser oxidado en el ciclo de Cori a lactato, y este último en el hígado puede ser utilizado para la síntesis de glucosa de nuevo. Si persiste el ayuno se inicia una fase de adaptación, en la cual las neuronas son capaces de utilizar cuerpos cetónicos como fuente de energía, por lo que se incrementa la producción de éstos, y la neoglucogénesis gradualmente decrece. En pacientes con fallo hepático la alteración del metabolismo de los hidratos de carbono conlleva una disminución de los depósitos de glucógeno hepático. A nivel muscular existe una resistencia periférica a la insulina, por lo que la captación de glucosa es menor18. La neoglucogénesis se intenta mantener por los aminoácidos derivados del catabolismo proteico muscular, especialmente se utiliza alanina y glutamina del músculo. Como consecuencia los pacientes presentan una reserva muscular menor y tienden a presentar hipoglucemia con facilidad19. Por otro lado, el lactato no es tan eficazmente utilizado para 341 la síntesis de glucosa y sus niveles en plasma pueden incrementarse. METABOLISMO DE LAS PROTEÍNAS En un individuo sano los aminoácidos obtenidos de la digestión intestinal de las proteínas, alcanzan el hígado a través de la circulación portal. Parte de estos aminoácidos son oxidados para la producción de energía, glucosa y urea, y parte son utilizados para la síntesis proteica muscular. Este último mecanismo es estimulado por el aumento de insulina que se produce durante la etapa postpandrial. Durante el ayuno, para mantener los niveles de glucosa en sangre en los límites adecuados, parte de las proteína muscular es degradada para la neoglucogénesis hepática, como se señaló anteriormente. Los aminoácidos ramificados son metabolizados casi exclusivamente en el músculo, pero los aminoácidos aromáticos deben ser transportados al hígado, ya que su oxidación únicamente tiene lugar en el hepatocito. Además, en el proceso de neoglucogénesis se producen grupos amonio, que deben ser convertidos a urea por el hígado para su eliminación. En situación de fallo hepático crónico la degradación de aminoácidos ramificados en el músculo no se altera. Sin embargo, el hígado no es capaz de degradar los aminoácidos aromáticos, ni de eliminar la urea tan eficazmente como ocurre en situación normal20. Como consecuencia de ello se acumula amonio y aminoácidos aromáticos en sangre21. El perfil de aminoácidos en plasma de estos pacientes está alterado. Existe un incremento en la relación metionina y aminoácidos aromáticos frente a aminoácidos ramificados22. Este desequilibrio aumenta el paso de los primeros a través de la barrera hematoencefálica. En el sistema nervioso central estos pueden actuar como precursores de ciertas sustancias, que actúan como falsos neurotrasmisores. Fisher y cols23 han demostrado que este perfil alterado de aminoácidos en sangre es un factor importante en la génesis de la encefalopatía hepática. Estos mismos autores han observado que la normalización del aminograma se acompaña de una mejoría en el estado mental de estos enfermos. Además, el amoniaco puede producirse en exceso en el intestino por la acción de las bacteri342 as intestinales sobre las proteínas de la dieta o la sangre retenida en la luz en el transcurso de una hemorragia digestiva. El estreñimiento, además, puede provocar un aumento de la producción de amonio y una disminución del tiempo de tránsito intestinal, por lo que aumenta su absorción. La infección también puede originar un incremento del catabolismo proteico, y por lo tanto una acumulación mayor de amonio. Todos estos factores intervienen en la génesis o perpetuación del estado de encefalopatía hepática. METABOLISMO DE LAS GRASAS Después de la digestión de la grasa de los alimentos en la luz intestinal, los ácidos grasos libres y el glicerol se reesterifican en el enterocito. A este nivel se unen a las apoproteínas y fosfolípidos formando los quilomicrones. Estos entran en la circulación sistémica a través del conducto linfático torácico. En sangre los quilomicrones intercambian apoproteínas y triglicéridos con las lipoproteínas de alta densidad (HDL), las cuales son sintetizadas en el hígado. Mediante este mecanismo los quilomicrones se transforman en remanentes de quilomicrones. Estas partículas, más pequeñas y por lo tanto más fáciles de degradar, son aclaradas por el hepatocito dando lugar a aminoácidos y colesterol. Durante el ayuno los niveles de insulina disminuyen, como se señaló anteriormente. Como consecuencia de ello se estimula la lipolisis dando lugar a la formación de glicerol y ácidos grasos libres. El primero se utiliza para la neoglucogénesis. Parte de los ácidos grasos libres se usan como fuente de energía en el ciclo de Krebs, o se transforman en cuerpos cetónicos en el hígado. En pacientes con fallo hepático crónico se observa una alteración del metabolismo lipídico. Existe un aumento en los niveles de ácidos grasos libres y colesterol. Además, la producción hepática de cuerpos cetónicos está disminuida. METABOLISMO DE LOS MICRONUTRIENTES Se han descrito déficit de diferentes micronutrientes en estos enfermos. Como se señala en la Tabla 27.2 existen alteraciones tanto en algunas vitaminas como en los minerales. En pacientes con colestasis y esteatorrea y en alcohólicos pueden observarse deficiencias de vitaminas liposolubles24. En este último tipo de enfermos también se han descrito déficit de vitaminas hidrosolubles25. Las deficiencias de minerales más frecuentemente descritas son las de zinc26 y selenio27. Las causas son múltiples. Entre otras existe una disminución de la ingesta de alimentos, etilismo crónico, malabsorción, aumento de las demandas metabólicas, alteración del metabolismo de los micronutrientes y disminución de sus depósitos en el hígado. VALORACION DEL ESTADO NUTRICIONAL EN EL CANDIDATO A TXH La finalidad de valorar el estado nutricional consiste en identificar los pacientes desnutridos con mayor riesgo de sufrir complicaciones, los cuales se beneficiarán de la administración de nutrición artificial. Además, también valora el efecto del tratamiento nutricional en el tiempo. No existe un método único, ni ideal, para valorar el estado de nutrición en la práctica clínica diaria. El diagnóstico de malnutrición se establece por la combinación de varios métodos: historia clínica, test bioquímicos, medidas antropométricas y métodos de composición corporal. Alguno de estos requieren equipamiento del que sólo disponen algunos centros. Al valorar el estado de nutrición de los pacientes candidatos a TxH hay que considerar que la enfermedad hepática de base en situación terminal modifica en gran medida alguno de estos índices. A continuación se describen algunas técnicas de valoración nutricional, y los aspectos característicos que hay que considerar en este tipo de enfermos. HISTORIA CLÍNICA. VALORACIÓN SUBJETIVA GLOBAL En la historia clínica se debe hacer mención a las dificultades que presenta el paciente para alimentarse, en cambios recientes del peso corporal y a la capacidad funcional del paciente. Detsky y cols28 en 1987 desarrollaron una técnica de valoración del estado de nutrición, por la cual los pacientes son clasificados en tres grupos según su estado de nutrición: A (bien nutridos), B (mode- radamente desnutridos) o C (desnutrición grave). Esta técnica, denominada “Valoración subjetiva global”, considera los siguientes parámetros: — pérdida de peso en los últimos 6 meses. Una pérdida de peso inferior al 5 % se considera mínimo, entre el 5 al 10 % significativo y mayor del 10 % grave. La importancia de la pérdida de peso es mayor si ésta ha acontecido en los últimos 15 días, y es menor si el paciente ha ganado peso en los últimos días. Al considerar este apartado en candidatos a TxH hay que recordar que estos pacientes pueden presentar un incremento del agua corporal total, especialmente extracelular, manifestándose como ascitis y edemas. En esta situación los cambios en el peso se relacionan más con los cambios en el agua extracelular, que con cambios en el componente celular. — cambios en la ingesta. Se valora en relación con la ingesta habitual del paciente. Su importancia depende de la duración y severidad de las alteraciones. Como se señalará en otras partes de este capítulo los pacientes con fallo hepático crónico presentan una disminución de la ingesta de alimentos de etiología muy variada. — presencia de síntomas digestivos. Valoran las limitaciones en la ingesta de alimentos en presencia de estos síntomas. Se consideran de importancia cuando persisten más allá de 2 semanas. En general los enfermos con fallo hepático terminal presentan anorexia. Además, los pacientes con ascitis a tensión y edema de asas intestinales presentan síntomas digestivos muy variados como son: saciedad precoz y enteropatía pierde proteínas. Los pacientes con colestasis pueden desarrollar esteatorrea por malabsorción grasa. — capacidad funcional. Valora la capacidad para realizar las actividades de la vida normal: trabajar, levantarse, asearse, andar, toser... A mayor grado de desnutrición peor es la capacidad para realizar funciones habituales de la vida del paciente29. — relación de la enfermedad con los requerimientos nutricionales. Se valora la influencia de la enfermedad en la posibilidad de alimentarse por la boca, y el estrés metabólico que supone su presencia. Las in343 fecciones, el abuso de alcohol y el propio acto quirúrgico del trasplante son posibles situaciones hipermetabólicas en estos pacientes. — examen físico. Se valora la pérdida de panículo adiposo y la pérdida de masa muscular mediante la valoración subjetiva del examinador por el tono de los músculos deltoides y cuadriceps. Ambos parámetros están disminuidos en la mayoría de los pacientes con fallo hepático en situación pretrasplante. MEDIDAS ANTROPOMÉTRICAS La historia clínica debe contener medidas antropométricas tan simples de medir como son: — talla — peso habitual, considerado como aquel que presentaba el paciente en situación estable — peso actual — porcentaje del peso ideal, utilizando tablas apropiadas del país30, o considerando un índice de masa corporal (IMC) ideal en la mujer de 22 y en el varón de 22,5. El IMC se calcula como la relación entre el peso en kilogramos dividido entre el cuadrado de la talla en metros. Un peso inferior en 10 % del considerado ideal supone un riesgo mayor de sufrir complicaciones por desnutrición. — pérdida de peso en los últimos meses como se señala anteriormente. Un enfermo que refiere pérdida de peso presenta mayor riesgo de complicaciones. — medida de los pliegues cutáneos. Para ello se utiliza un aparato simple, denominado “lipocaliper”. Con esta técnica se mide la grasa subcutánea en varias zonas del cuerpo. Los pliegues más utilizados son el bicipital, tricipital, subescapular y suprailiaco. La técnica consiste en medir en tres ocasiones cada pliegue. La media de las tres medidas se compara con un estándar para obtener un percentil, o se integran en una ecuación que calcula la grasa corporal total31. Valores inferiores al percentil 3 indican algún grado de desnutrición. En pre344 sencia de edemas o encamamiento del paciente, como ocurre en algunos enfermos con hepatopatía crónica avanzada candidatos a TxH, los valores obtenidos deben considerarse con cierta cautela. — circunferencia muscular del brazo medida en miembro no dominante. Se mide con una cinta métrica a nivel de la zona media del brazo. El valor obtenido se compara con tablas de referencia, para así obtener un percentil. Las ventajas de estas medidas antropométricas son su simplicidad y rapidez en la medición, su buena precisión y su reproductibilidad. En pacientes con hepatopatía crónica en presencia de ascitis y edemas, se puede enmascarar la depleción de tejido graso y muscular. A pesar de esto, algunos autores32 consideran que estas medidas son útiles, siendo el valor del pliegue tricipital combinado con la circunferencia media del brazo el mejor modo de identificar la desnutrición en pacientes con enfermedad hepática crónica. 3 TEST BIOQUÍMICOS. Proteínas Plasmáticas La concentración en plasma de albúmina, transferrina, prealbúmina y proteína transportadora del retinol son un reflejo del compartimento proteico visceral. La síntesis hepática de estas proteínas constituye el principal determinante de sus niveles plasmáticos. Por ello en los pacientes candidatos a TxH, el propio fallo hepático presente, puede alterar sus valores. — Albúmina. Es una proteína plasmática con una vida media de aproximadamente 20 días. En presencia de hepatopatía, independientemente del estado de nutrición del enfermo, su valor está disminuido por una disminución de su síntesis y por la expansión del volumen extracelular33. — Transferrina. Presenta una vida media inferior a la albúmina, aproximadamente de 8-10 días. En presencia de deficiencia o sobrecarga de hierro sus valores pueden alterarse, ya que su síntesis está aumentada o disminuida, respectivamente. — Prealbúmina. Presenta una vida media inferior a las proteínas anteriormente señaladas, de aproximadamente 2-3 días. Por lo tanto es más sensible para detectar cambios recientes del estado nutricional. Se considera como un reactante de fase aguda negativo, ya que su valor disminuye en presencia de infección y traumatismos, y aumenta en insuficiencia renal por ser degradada por el riñón. — Proteína transportadora del retinol. Es la proteína que valora el estado nutricional de menor vida media, aproximadamente 12 horas. Su nivel aumenta en la insuficiencia renal, ya que se metaboliza por el riñón, y disminuye en presencia de déficit de vitamina A. Linfocitos Sanguíneos En individuos desnutridos el número de linfocitos en sangre periférica disminuye por debajo de 1000 mm3. Múltiples factores no nutricionales pueden alterar la inmunidad celular y ocasionar linfopenia. En pacientes con hepatopatía crónica en presencia de hipertensión portal puede existir cierto grado de linfopenia. Pruebas de Sensibilidad Cutánea Al igual que el método anterior, la presencia de anergia cutánea a distintos antígenos puede verse comprometida en sujetos desnutridos. Pero también, diferentes factores no relacionados con el estado de nutrición pueden deprimir la respuesta cutánea a estos test. El valor de los linfocitos sanguíneos y las pruebas de sensibilidad cutánea en candidatos a TxH no se consideran buenos parámetros para establecer el estado nutricional de estos pacientes. OTROS MÉTODOS UTILIZADOS PARA VALORAR EL ESTADO NUTRICIONAL Dinamometría de Mano Mide la fuerza de aprehensión de la mano, utilizando un dinamómetro. Mide por tanto la funcionalidad de la masa muscular esquelética. Otros factores diferentes al estado de nutrición pueden intervenir en sus resultados34. Pruebas de Función Respiratoria Miden la fuerza de los músculos que intervienen en la respiración. Presenta las mismas limitaciones que el método anterior. ASOCIACIÓN DE VARIOS PARÁMETROS Mediante fórmulas de regresión, utilizando varios parámetros de los anteriormente descritos, puede valorarse el estado nutricional.: Indice Pronóstico Nutricional (IPN): IPN = 158 — 16,6 (Alb) — 0,78 (PCT) — 0,20 (Transf) — 5,8 (HR) donde Alb = albúmina, PCT = pliegue tricipital, Transf = transferrina y HR = respuesta a los test de sensibilidad cutánea. Valores superiores al 40 % representan un riesgo elevado de complicaciones en el postoperatorio35. Indice de Creatinina/Altura Indice creatinina / altura = creatinina en orina de 24 horas/excreción normal de creatinina para la altura x 100. Presenta dos problemas principales: su valor se modifica por la ingestión de carne en días previos, y requiere una recogida total de orina, en algunas ocasiones difícil de llevar a cabo. Además, en pacientes con hepatopatía crónica existe una alteración en la transmetilación, lo que reduce la síntesis hepática de creatinina y la excreción de la misma36. MÉTODOS DE COMPOSICIÓN CORPORAL El análisis de la impedancia corporal, los métodos de dilución isotópica, la densitometría de rayos X, la hidrodensitometría, los ultrasonidos, la conductividad eléctrica total, el potasio corporal total y la actividad de neutrones in vivo son otros métodos utilizados para valorar el estado de nutrición. Todas ellas son técnicas sofisticadas, en la mayoría de los casos no accesibles en la práctica clínica diaria. La descripción detallada de estas técnicas está fuera del objetivo de este capítulo, por lo que se recomienda al lector interesado alguna revisión sobre este tema. 345 Mención aparte merece el análisis de la impedancia corporal (Bioelectric Impedance Analysis, BIA) que en la actualidad es un método utilizado cada vez más frecuentemente por su simplicidad y rapidez. No es una técnica cruenta y presenta un bajo coste económico37. La medida de impedancia corporal proporciona una estimación indirecta del agua corporal total y permite, además, estimar la grasa corporal y la masa libre de grasa. A la hora de interpretar los resultados obtenidos en pacientes candidatos a TxH hay que considerar que la ascitis y la anasarca pueden modificar la distribución del agua corporal38. Por ello los resultados en este tipo de pacientes pueden no ser buenos. SOPORTE NUTRICIONAL EN CANDIDATOS A TXH El tratamiento nutricional de estos pacientes depende de múltiples factores, entre los que se incluyen: el grado de severidad de la enfermedad hepática, la rapidez de instauración del fallo hepático (hepatopatía crónica vs hepatitis fulminante), el estado nutricional del paciente y la presencia de complicaciones asociadas. Por ello el tratamiento nutricional debe ser individualizado para cada paciente. De hecho se ha demostrado que si la dieta se individualiza y las recomendaciones se liberalizan durante períodos de tiempo prolongados, la ingesta total mejora en pacientes con cirrosis39. Sin embargo, como señala O´Keefe40 existen unos aspectos comunes en este tipo de enfermos, que requieren especial atención. Estos se resumen en: — evitar la hipoglucemia — prevenir o mejorar la encefalopatía hepática, evitando los factores dietéticos desencadenantes — administrar un aporte moderado de proteínas y grasa, evitando excesos — restringir la ingesta de líquidos y sal en aquellos pacientes con intolerancia hidrosalina — aportar suplementos de vitaminas y minerales. Una vez que el órgano es trasplantado se producen dos consecuencias inmediatas. Por un lado, si el injerto funciona, se revierten las alteraciones metabólicas debidas a la enfermedad hepática pre346 via. Y por otro lado, el propio acto quirúrgico supone un estrés metabólico similar al descrito en otro tipo de cirugía. Por ello, las recomendaciones dietéticas, que se señalan a continuación, son validas únicamente para pacientes con fallo hepático terminal candidatos a trasplante y no para el periodo postrasplante. Como se ha señalado previamente, la malnutrición es un hecho característico de este tipo de pacientes. Se ha demostrado que la mejoría en el estado de nutrición disminuye la morbimortalidad quirúrgica41 y mejora el pronóstico en pacientes con cirrosis42. A la hora de establecer unas recomendaciones dietéticas en estos pacientes hay que considerar las alteraciones metabólicas presentes. Estas pueden resumirse en intolerancia a la glucosa, tendencia a la hipoglucemia, hiperamoniemia, elevación de los niveles plasmáticos de aminoácidos aromáticos con disminución de los ramificados y elevación de los niveles de triglicéridos en sangre. RECOMENDACIONES DIETÉTICAS Las necesidades calóricas de los pacientes con cirrosis son variadas. El 15-20 % de los cirróticos son hipermetabólicos, el 25-30 % son hipometabólicos y el resto normometabólicos43. El efecto térmico de los alimentos es normal44, al igual que la energía requerida para la actividad física45. La dieta debe aportar un total de calorías de al menos 1,2 veces el gasto energético basal. Esto supone aproximadamente 30-35 kcal/kg de peso ideal/ día. El aporte proteico puede estar limitado por la intolerancia. Se debe intentar administrar 0,8-1,2 g de proteínas/kg de peso ideal/día. La tolerancia se determina en base a los niveles de urea y amonio en suero y al estado mental. En caso de empeoramiento de estos parámetros se debe restringir la cantidad de proteínas a 0,4-0,8 g/kg de peso ideal /día y completar el resto con módulos de aminoácidos ramificados. El resto de las calorías no proteicas se reparten en una proporción de hidratos de carbono y grasa de 60:40. En casos de esteatorrea grave, como ocurre en pacientes con hepatopatía colestásica, puede ser útil la restricción dietética de triglicéridos de cadena larga, y su sustitución por triglicéridos de cadena media. En farmacias se dispone de un aceite con MCT solo (Liquigen,SHS y MCT Wander; Novartis) o con vitaminas liposolubles A y E (MCT más esenciales, Clinical Nutrition)46. nutricionales químicamente definidos puede ser de utilidad, como se verá más adelante. En pacientes con ascitis y/o edemas se debe limitar, además, el aporte de líquidos y sal de la dieta. La dieta hiposódica es poco apetitosa y puede contribuir a disminuir la ingesta total de alimentos en estos pacientes. Por ello, en enfermos seleccionados con respuesta particularmente buena a diuréticos es posible, y probablemente beneficioso desde el punto de vista nutricional, atenuar la severidad de estas recomendaciones. TIPO DE SOPORTE NUTRICIONAL Por otro lado, los pacientes con enfermedad hepática crónica presentan un mayor riesgo de padecer déficit de micronutrientes. El fallo hepático altera el metabolismo y/o almacenamiento de algunas vitaminas y minerales. Además, el abuso de alcohol, que en algunos pacientes es la causa de la hepatopatía, está asociada con una disminución de la ingesta de alimentos y con una alteración en el metabolismo de algunos micronutrientes. Por todo ello es frecuente observar déficit de tiamina, riboflavina, ácido fólico, vitamina A, D, E y K, así como deficiencias de zinc en estos enfermos. Se recomienda administrar suplementos de minerales y vitaminas en pacientes con fallo hepático terminal47. En 1997, el Grupo de Consenso de la Sociedad Europea de Nutrición Parenteral y Enteral (ESPEN)48 definió las recomendaciones de ingesta energético-proteica para los pacientes cirróticos en distintas situaciones clínicas (Tabla 27.3). En los pacientes compensados, y en la gran mayoría de los descompensados, los objetivos nutricionales se pueden alcanzar perfectamente mediante una dieta oral convencional normal. En los enfermos descompensados esto puede ser más difícil, de tal manera que el uso de suplementos Dieta de Alimentos Naturales Lo más natural es mantener una dieta con alimentos naturales. Si la ingesta de proteínas no se tolera se recomienda disminuir la ingesta de alimentos ricos en proteínas de origen animal como la carne. La tolerancia a las proteínas vegetales y lácteas es mayor, por su menor contenido en amoniaco, metionina y aminoácidos aromáticos. En estos casos para completar las necesidades proteicas se puede añadir a la dieta módulos que contienen aminoácidos ramificados. En el mercado español49 existen módulos de este tipo, que aportan únicamente aminoácidos ramificados (Aminoácidos ramificados, Clinical Nutrition) y módulos que aportan, además, otros aminoácidos en menor proporción y escasa cantidad de hidratos de carbono, lípidos y minerales (Generaid, SHS). NUTRICIÓN ENTERAL (NE) Si el tracto gastrointestinal funciona, pero el paciente no alcanza las necesidades nutricionales con alimentos naturales se puede complementar la dieta con fórmulas enterales químicamente definidas. Estas se pueden utilizar también en casos de encefalopatía como dieta completa, utilizando sondas. Si no existe encefalopatía hepática y las proteínas son bien toleradas se pueden utilizar dietas enterales estándar. Si la tolerancia a proteína estándar no es buena y el paciente inicia o empeora el grado de encefalopatía se dispone de fórmulas enterales especiales para este tipo de enfermos. Estas soluciones se pueden usar como suplemento nutricional, para completar los aportes administrados por los alimentos naturales, o como nutrición enteral completa, aportando la totalidad de las necesidades calórico-proteicas. Esta última modalidad está indicada en pacientes con encefalopatía hepática, en los cuales el bajo nivel de conciencia imposibilita la alimentación oral, y por lo tanto necesitan ser alimentados mediante sonda. Como suplemento pueden ser administrados de forma intermitente por vía oral, ya que están saborizados, o de forma continua durante la noche. 347 Esta forma de administración ha demostrado doblar la ingesta voluntaria de calorías50. Hasta la fecha se han publicado dos estudios randomizados, doble ciego, controlados con placebo, para valorar la utilidad del uso de suplementos nutricionales en pacientes con encefalopatía hepática. Simko y cols51 estudiaron 10 pacientes con encefalopatía hepática grado I en presencia de hepatopatía alcohólica. Durante 3 meses de seguimiento 7 pacientes recibían un suplemento y 3 pacientes placebo. Se observó un aumento significativo de la ingesta calórica y proteica total en el grupo suplementado. Sin embargo, no se apreciaron cambios en el peso, ni en la circunferencia muscular del brazo, pero sí en el pliegue tricipital en grupo de pacientes tratados con suplementos. El grado de encefalopatía no se modificó en este estudio. En el segundo trabajo, Hirsch y cols52 administraron un suplemento nutricional a 26 pacientes durante 1 año. La ingesta calórica, el peso, la circunferencia muscular del brazo, el pliegue tricipital y la fuerza muscular de la mano, medida por dinamómetro, era mayor en el grupo suplementado que en los 25 controles. No había diferencias entre los grupos en mortalidad, ni en la estancia hospitalaria, pero sí en la incidencia de infecciones y en la frecuencia de hospitalización, que de nuevo era menor en pacientes que ingerían el suplemento. La conclusión de estos estudios indica que la administración de suplementos a este tipo de pacientes aumenta las calorías totales ingeridas, mejora los parámetros antropométricos medidos, pero no el grado de encefalopatía. La retención de líquidos como un posible sesgo no fue considerada en ninguno de los estudios. Existen en el mercado varias soluciones de este tipo. Sus características se resumen a continuación. Son soluciones nutricionalmente completas (aportan las necesidades de vitaminas y minerales si se administra más de 1500 kcal), son hipercalóricas, aportan proteínas en forma de mezcla 348 de aminoácidos con predominio de aquellos de cadena ramificada, son ricas en hidratos de carbono, no contienen fibra y presentan un aporte restringido de agua y electrolitos. En la Tabla 27.4 se señala la composición de los productos especiales para hepatopatía que están comercializados en España53. Diferentes estudios han demostrado que este tipo de soporte nutricional en pacientes con fallo hepático crónico mejora el estadio de la enfermedad54, la función hepática55, el grado de encefalopatía y la mortalidad56. Además, un estudio57 ha observado que la ingesta de energía es mayor con NE completa, administrada mediante sonda, que con suplementos orales. Si el paciente no tolera la totalidad de la fórmula enteral prescrita, puede completarse el aporte nutricional con nutrición parenteral. Nutrición parenteral (NP) Algunos pacientes con hepatopatía crónica en situaciones especiales no toleran la vía digestiva para alimentarse. Este es el caso de enfermos sometidos a intervenciones quirúrgicas o durante episodios de hemorragia digestiva. Si el paciente va a permanecer un periodo superior a 5 días en dieta absoluta se recurre a NP a través de un acceso vascular. Las necesidades calóricas y su reparto en los diferentes macronutrientes, así como la restricción de agua y electrolitos recomendadas anteriormente, sirven también en estos casos. Existen en el mercado español en la actualidad soluciones de aminoácidos especiales para insuficiencia hepática. Estas fórmulas contienen aminoácidos cristalinos con un alto porcentaje de ramificados y una disminución de aromáticos (Aminoplasmal Hepa (B.Braun), Hepatofusin F080 (Fresenius Kabi), Hepatofusin- d F-080d (Fresenisus-Kabi), Aminosteril N Hepa 8 % (Fresenius Kabi)58. Estas soluciones especiales son más caras que las soluciones de aminoácidos cristalinos estándar, por lo que se deben reservar únicamente para pacientes que precisen NP y presenten algún grado de encefalopatía hepática. El resto de los pacientes cirróticos toleran bien las soluciones de aminoácidos estándar. Como conclusión tanto para NE como para NP la Sociedad Americana de Nutrición Parenteral y Enteral sugiere que la mayoría de los pacientes con enfermedad hepática que no presentan encefalopatía pueden tolerar una fuente proteica estándar. Cuando la presencia de encefalopatía impide suministrar una cantidad de proteínas o aminoácidos suficiente, debe utilizarse una fórmula especial para pacientes hepáticos. Esta recomendación se basa en que existen pocos estudios controlados, prospectivos y randomizados que comparen la eficacia de estos productos en relación con las fórmulas estándar. Algunos de estos estudios sí encuentran mejoría en la incidencia o grado de encefalopatía, pero otros no59. Hay que recordar que el uso de estos productos especiales incrementan el coste del tratamientos de estos pacientes. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. BIBLIOGRAFIA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Planas M y Montejo JC. Soporte nutricional y trasplante de órganos. 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