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Cáncer Febrero 2013 Contexto La relación entre dieta y riesgo de padecer cáncer se ha estudiado ampliamente desde el artículo que en 1975 publicaran Armstrong y Doll, en el que estimaban la incidencia de cáncer atribuible a la alimentación en un rango entre el 35% y el 75% sobre el total de casos. Estudios más recientes realizados por algunos comités de expertos han concluido estimaciones inferiores del índice de cáncer atribuible a la alimentación, en torno al 20% en los países en desarrollo y al 30% en los países industrializados (OMS/FAO, 2003) Revisión de evidencias Antes de entrar en mayores profundidades, conviene contextualizar la cuestión. No sería ético realizar estudios de intervención controlada para investigar la posible correlación entre la dieta y el riesgo de padecer cáncer. Por ello, la mayoría de los estudios de intervención controlada que se han realizado se han dirigido hacia la determinación de los posibles efectos protectores de la dieta para la prevención del cáncer. Esta investigación sobre la relación positiva entre la dieta y el riesgo de cáncer ha tenido por tanto que depender de otras metodologías, como los estudios de caso y control y los estudios prospectivos, o las comparaciones ecológicas. Todas estas metodologías de investigación tienen sus limitaciones (véase 'Juzgando la evidencia'). De cualquier modo, los estudios que no sean del tipo de intervención controlada aleatoria aportan, en el mejor de los casos, únicamente “evidencias” sobre la relación entre un componente de la dieta y el riesgo de cáncer. No obstante lo anterior, por muy consistentes que resulten dichos resultados no constituyen prueba suficiente de causalidad. (Sugerimos lectura del capítulo “'Juzgando la evidencia'). Varios comités de expertos han examinado las pruebas relativas a la dieta en general, y a componentes alimenticios específicos, incluyendo el azúcar, así como al riesgo y la prevención del cáncer. Se han constituido importantes comisiones por parte de 1 organismos como la Organización Mundial de la Salud y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO/OMS, 2003 y FAO/OMS 1997), el Instituto de Medicina de Estados Unidos (IOM, 2005), la Comisión para Asuntos Médicos del Reino Unido (COMA, 1989, 1998), el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica del Reino Unido (NHMRC, 2003), y el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer (WCRF, 1997, 2007). También se han publicado revisiones específicas de la literatura sobre el azúcar y el riesgo de cáncer realizadas por Burley (1997, 1998) y Hill y Caygill (1999). Ninguna de estas revisiones ha concluido que existan evidencias convincentes respecto de una influencia específica entre el consumo de azúcar y el cáncer. La única prueba de un riesgo mayor de cáncer con alimentos que contengan azúcares, que se incluía en el último informe del WCRF (2007), se relacionaba con el cáncer colorrectal, y fue calificada como 'aislada e inconsistente' con 'evidencia insuficiente' que sugiera que los alimentos con contenido en azúcares puedan ser causa de cáncer colorrectal. Las conclusiones de la reciente actualización de este organismo sobre las causas del cáncer colorrectal respecto de los alimentos que contienen azúcares coinciden con su informe de 2007. En este mismo sentido, el Cancer Council Australia/Australian Cancer Network (NHMRC, 2005) no consideró el azúcar como factor relevante del riesgo de cáncer colorrectal. Por otro lado, las revisiones sistemáticas y los metaanálisis no apoyan la relación entre el índice glicémico o la carga glucémica y el riesgo de cáncer de colon o páncreas (Mulholland et al., 2009). La constante actualización que lleva a cabo el WCFR/AICR del proyecto sobre cáncer pancreático también ha revisado la evidencia entre ingesta de azúcar y cáncer concluyendo que la evidencia es limitada y no concluyente (WCRF/AICR 2012). Azúcar y obesidad Dado que se ha señalado la obesidad como un factor asociado al riesgo de varios tipos de cáncer (WCRF/AICR, 2007), se ha especulado que el azúcar podría estar asociado de forma indirecta con el riesgo de cáncer, como resultado de su influencia sobre el riesgo de obesidad. Sin embargo, y pese a los intentos de argüir que el azúcar contribuye al riesgo de obesidad, las numerosas revisiones de las pruebas no han logrado confirmar esta propuesta, incluidas las realizadas por la FAO (1997), el IOM (2005), la OMS (2003) y la COMA (COMA, 1989) (véase la Declaración de Posición sobre 'Sobrepeso y obesidad'). Un reciente editorial (Cairns, Yang & Beral, 2011) 2 comparaba el pequeño incremento de riesgo de padecer cáncer derivado de la obesidad respecto a otros factores de riesgo como fumar, y/o padecer otras enfermedades como la diabetes y afecciones cardiovasculares. Bebidas azucaradas* Varios estudios han relacionado a las bebidas azucaradas como causantes de obesidad, lo que ha llevado a algunas instituciones (WCRF/AICR, 2007) a sugerir que la bebidas que contengan azúcares pudieran tener relación indirecta con el cáncer, a la luz de la relación entre la obesidad y algunos tipos de cáncer. Sin embargo, las evidencias sobre el rol específico que estas bebidas pudieran desempeñar en el desarrollo de la obesidad resultan insuficientes y discutibles (véase la Declaración de Posición sobre 'Sobrepeso y obesidad'). CONCLUSIÓN Las evidencias disponibles en la actualidad no demuestran que el azúcar tenga influencia directa alguna en el aumento o en la disminución del riesgo de padecer cáncer. Además, la supuesta incidencia del azúcar o de las bebidas azucaradas en el aumento de la obesidad, e indirectamente por tanto, en el riesgo de cáncer, carece de argumentos sólidos que la sustenten. DECLARACIÓN El IEDAR, de acuerdo con numerosos estudios llevados a cabo por organismos internacionales, considera que no existen evidencias que sustenten de forma convincente una relación directa o indirecta entre el azúcar y el riesgo de cáncer. *En los Estados Unidos la mayoría de las bebidas edulcoradas contienen isoglucosa, producto también denominado jarabe de maíz de alto contenido en fructosa (JMAF, o HFCS en inglés), y no azúcar. Además, las bebidas 'deportivas' o 'energizantes', que también pueden incluirse en los estudios sobre "bebidas azucaradas", contienen una gran variedad de carbohidratos como fuente de energía y/o dulzor. Mucha de la información sobre consumo de bebidas calóricas procede de Estados Unidos y, en consecuencia, no es posible diferenciar los resultados de bebidas con azúcar de aquellos obtenidos con las que contienen HFCS u otros carbohidratos. Fuente: World Sugar Research Organization (www.wsro.org) 3 Referencias: 1. Armstrong, B. & Doll, R. 1975, "Environmental factors and cancer incidence and in different countries, with special reference to dietary practices", Int J Cancer, vol. 15, no. 4, pp. 617-631. 2. Burley, V. J. (1997) Sugar consumption and cancers of the digestive tract. Eur J Cancer Prev, 6, 422-34. 3. Burley, V. J. (1998) Sugar consumption and human cancer in sites other than the digestive tract. Eur J Cancer Prev, 7, 253-77. 4. Cairns, B. J., Yang, T. Y. & Beral, V. (2011) That rising obesity levels will greatly add to the burden of cancer: misconceptions I. Br J Cancer, 104, 4-5. 5. COMA (1989) Dietary Sugars and Human Disease. Report on Health and Social Subjects No 37. IN HEALTH, D. O. (Ed.). London, HMSO. 6. COMA (1998) Nutritional Aspects of the Development of Cancer. Report on Health and Social Subjects No 48. IN HEALTH, D. O. (Ed.). London, The Stationery Office. 7. FAO/WHO (1997) Carbohydrates in human nutrition (FAO Food and Nutrition Paper- 66). FAO, Rome 8. Hill, M. J. & Caygill, C. P. (1999) Sugar intake and the risk of colorectal cancer. Eur J Cancer Prev, 8, 465-8. 9. IOM (2005) Dietary reference intakes for energy, carbohydrate, fiber, fat, fatty acids, cholesterol, proteins, and amino acids The National Academies Press. Washington, D.C. 10. Mulholland, H. G., Murray, L. J., Cardwell, C. R., et al. (2009) Glycemic index, glycemic load, and risk of digestive tract neoplasms: a systematic review and meta-analysis. Am J Clin Nutr, 89, 568-76. 11. NHMRC (2005) Guidelines for the Prevention, Early Detection and Management of Colorectal Cancer. Australian Cancer Network Colorectal Cancer Guidelines Revision Committee. Sydney WCRF 1997, Food, Nutrition and the Prevention of Cancer: a global perspective, Washington. 4 12. WCRF/AICR , Continuous Update Project Report. Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Pancreatic Cancer. http://www.dietandcancerreport.org Accessed, 2012. 13. WCRF/AICR , Continuous Update Project Interim Report Summary, Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Colorectal Cancer. http://www.dietandcancerreport.org Accessed, 2011. 14. WCRF/AICR (2007) Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Cancer: a Global Perspective. Washington DC, AICR. 15. WHO/FAO (2003) Diet, nutrition and the prevention of chronic diseases: Report of a Joint WHO/FAO Expert Consultation. WHO Technical Report Series 916.World Health Organization. Geneva 5