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SUPLEMENTACIÓN NUTRICIONAL DEL ANCIANO Los suplementos nutricionales (SN) están indicados cuando la ingesta mediante una alimentación tradicional o básica adaptada no sea suficiente para cubrir las necesidades nutricionales del anciano. No obstante, hay dudas razonables de su eficacia/efectividad en el anciano en la comunidad, dado que los estudios realizados hasta la fecha no siempre han conseguido demostrar un claro beneficio en cuanto a mejoría significativa del estado nutricional, disminución de las complicaciones relacionadas con la malnutrición, mejor evolución clínica de los enfermos o mejoría de la calidad de vida. Se ha descrito que la administración de suplementos nutricionales puede reducir de forma significativa el consumo de la dieta habitual. Este hecho explica por qué en ocasiones no se ha conseguido incrementar el aporte energético o proteico a pesar de un buen cumplimiento de la suplementación. No obstante, serían necesarios más estudios randomizados y controlados en los que la suplementación nutricional se integrase dentro de una intervención dietética destinada a cubrir mejor los requerimientos nutricionales de los ancianos. Se han diseñado algunas estrategias para evitar que el consumo de suplementos vaya acompañado de una disminución de la ingesta de la dieta convencional: 1. Distribución horaria del suplemento: los mejores resultados se han descrito utilizando los suplementos con el desayuno, antes de ir a dormir o repartido en pequeñas cantidades acompañando a la toma de medicación. 2. Selección del suplemento más adecuado: los suplementos que mejor resultado han ofrecido han sido aquellos energéticamente densos o muy densos (1,5-2 Kcal/mL) Evidencia científica del uso de suplementos nutricionales en el anciano en la comunidad: En el grupo de ancianos residentes en la comunidad disponemos de 2 revisiones sistemáticas basadas en la evidencia que intentan evaluar la eficacia de la suplementación nutricional oral 1. Stratton, incluyendo 10 ensayos clínicos randomizados y controlados y 7 no randomizados, con un total de 767 pacientes. - La suplementación nutricional puede incrementar la ingesta de energía y nutrientes en ancianos, tanto sanos como enfermos no hospitalizados. - Puede observarse una diminución de la ingesta de alimentos convencionales si el suplemento nutricional se utiliza durante largos períodos de tiempo, especialmente en ancianos en residencias. - La suplementación nutricional puede mejorar el peso corporal y la masa muscular. - La suplementación nutricional puede producir beneficios funcionales: incremento de las actividades de la vida diaria, beneficios inmunológicos, incremento de la vitalidad, reducción del número de caídas. - Los beneficios de la suplementación nutricional son mayores en ancianos con BMI inferior a 20 y en aquellos que realizan ejercicios de resistencia. 2. Recientemente, una revisión de la Biblioteca Cochrane han analizado de forma conjunta los resultados de 49 ensayos clínicos aleatorizados y controlados que utilizaron suplementación nutricional oral en ancianos. Los estudios incluyeron 4.790 participantes. No obstante, la calidad de la mayoría de los estudios fue baja, con escasos estudios a doble ciego y muy pocos con análisis de los resultados por intención de tratar. Los objetivos de la intervención nutricional fueron muy heterogéneos: entre 175 y 1.000 kcal adicionales al día y 10-36 g de proteína/día. Asimismo, la duración de la suplementación también fue muy diversa: entre 10 días y 18 meses. Los resultados globales, con muchos problemas metodológicos para establecerlos, mostraron un discreto efecto beneficioso sobre la mortalidad en los estudios que lo analizaron (riesgo relativo: 0,74; intervalo de confianza del 95%: 0,59-0,92), sin poder demostrar beneficios en la morbilidad, estado funcional o estancia hospitalaria. Tampoco se hallaron diferencias significativas en cuanto a la calidad de vida de los ancianos que recibieron suplementación nutricional. Los suplementos nutricionales fueron eficaces para aumentar el peso en un 2,3%, y para incrementar la ingesta de proteínas, energía o ambas. 3. Algunos estudios han demostrado que la suplementación nutricional en el anciano en la comunidad puede: - Disminuir el número de caídas (Gray-Donald, J Nutr’95) - Mayor independencia en las actividades de la vida diaria (Vol-kert, Ann Nutr Metab’92, Woo, Age Ageing’94) ANCIANO INSTITUCIONALIZADO El cuidado de los ancianos institucionalizados debe cumplir 2 objetivos principales: 1. Mantenimiento de la salud a través de los cuidados sanitarios 2. Mantenimiento de la calidad de vida Este grupo de población es extremadamente vulnerable dadas las características de las personas que lo integran. La prevalencia de malnutrición en estos pacientes es muy elevada, pudiendo oscilar según diferentes estudios entre un 17 y un 65%, haciendo que la malnutrición sea uno de los principales problemas entre los profesionales que se dedican a la geriatría institucional. La malnutrición en el anciano se asocia a una peor evolución y es un indicador de riesgo de mortalidad. Cuando se planifica el tratamiento nutricional del anciano, con frecuencia se realiza una valoración del estado nutricional y se desarrolla, en base a ella, un plan individualizado de intervención nutricional que frecuentemente incluye una dieta terapéutica para controlar una enfermedad o condición. Sin embargo, algunos estudios han relacionado la malnutrición con el uso de dietas muy restrictivas que pueden tener efectos negativos sobre el propio estado nutricional y sobre la calidad de vida del anciano, disminuyendo el deseo de comer y el placer relacionado con la comida. El anciano institucionalizado se encuentra con una serie de dificultades para mantener un estado de nutrición adecuada (tabla 3), algunas de las cuales son comunes a todo el grupo de población anciana, pero otras tienen una mayor incidencia o impacto sobre los ancianos residentes en instituciones. TABLA 3. Problemas que incrementan el riesgo de desnutrición del anciano institucionalizado Problemas físicos: - Anorexia - Pérdida de peso - Úlceras por presión - Enfermedades crónicas - Dependencia física para comer - Pérdida sensorial: hiposmia e hipogeusia - Mala salud bucodental - Xerostomía - Polimedicación Problemas psicosociales: - Depresión - Soledad - Problemas psiquiátricos - Enfermedades neurodegenerativas Las dietas terapéuticas-restrictivas tienen una serie de características que hacen que en muchas ocasiones tengan un impacto negativo sobre el anciano (tabla 4). TABLA 4. Características de las dietas terapéuticas-restrictivas que hacen que sean inadecuadas para la mayoría de ancianos institucionalizados - Frecuentemente bajas en calorías - En ocasiones limitan o eliminan alimentos familiares para el anciano - Monótonas y repetitivas - Frecuentemente insípidas o poco saborizadas - Poco atractivas en su presentación - Eliminan o modifican la estacionalidad de los alimentos - Modificadas en textura A la hora de indicar la dieta del anciano residente en una institución, es fundamental plantearse de forma individualizada si es necesario el uso de una dieta restrictiva, teniendo en cuenta que la indicación puede modificar el sabor, variedad o textura de los alimentos y puede tener un impacto importante en la apetencia por la dieta. Una dieta más liberalizada, si es adecuada, puede mejorar la calidad de vida y el estado nutricional del anciano, incrementando la satisfacción con la comida del residente, y puede reducir los riesgos de malnutrición y pérdida de peso (tabla 5). TABLA 5. Beneficios de la dieta libre en ancianos institucionalizados - Mejora el cumplimiento dietético - Mejora el aspecto y el sabor de los alimentos - Incremento en la ingesta de calorías y nutrientes - Mejora la capacidad de mantener un peso aceptable - Mejora los parámetros nutricionales de los residentes - Incrementa la efectividad y eficiencia de los recursos destinados a nutrición - Mejora la calidad de vida de los residentes Diversas sociedades científicas hacen mención específica al grupo de ancianos institucionalizados, alertando sobre los riesgos de implementar dietas restrictivas en este grupo de población (dietas hiposódicas estrictas, dietas de diabético, dietas muy bajas en grasas para controlar el colesterol…), y abogado por la prescripción de dietas saludables, variadas y con presentaciones culinarias atractivas en olor y sabor. Evidencia científica del uso de suplementos nutricionales en el anciano institucionalizado: La mayor evidencia científica acerca de la eficacia de la suplementación nutricional se ha podido conseguir en pacientes ingresados, bien en hospital o en instituciones. En este grupo de ancianos disponemos de numerosos estudios que se han podido analizar de forma conjunta en un meta-análisis reciente (Milne, 2005): - - La suplementación nutricional puede incrementar la ingesta de energía y nutrientes en ancianos hospitalizados sin reducir significativamente la ingesta de alimentos convencionales. La suplementación nutricional puede mejorar el peso corporal o atenuar la pérdida de peso en pacientes con IMC inferior a 20. La masa muscular puede mejorar, aunque algunos estudios demuestran que para ello es necesario el ejercicio físico acompañado a la suplementación nutricional. La suplementación nutricional puede producir beneficios funcionales: incremento de las actividades de la vida diaria, scores de actividad. La suplementación nutricional podría disminuir la probabilidad de úlceras por presión (pero se necesitan más ensayos clínicos randomizados y controlados). La suplementación nutricional puede reducir la mortalidad de forma significativa (OR 0,58, 95% IC 0,4-0,83). La suplementación nutricional no ha demostrado poder reducir la estancia hospitalaria en este grupo de pacientes. Los pacientes que se benefician más de la suplementación nutricional son aquellos mayores de 75 años, desnutridos, que reciben más de 400 kcal/día por períodos superiores a 35 días.