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49 - Julio 2012 - Año 7 Una publicación dRoca Editorial. 3.000 ejemplares. Nº Trazabilidad Superando el Laberinto contenidos 8 _____________________________ Director Rolando Carrillo Jerez, M.V., U. de Chile. Magister (c) Ciencias de la Comunicación, U. de La Frontera [ rcarrillo@drocaeditorial.cl ] Editor Periodístico Danilo Phillipi Sánchez [ dphillipi@drocaeditorial.cl ] Director de Arte & Diseño Roberto Rowe Lineros [ rrowe@drocaeditorial.cl ] trazabilidad Superando el Laberinto Ya sea aplicada por motivos comerciales, de salud animal o de inocuidad alimentaria, la trazabilidad es un concepto que llegó para quedarse. El éxito de cualquier programa dependerá de la complementación de los actores. R E P O R T A J E Casablanca Históricamente deficitaria de fuentes de abastecimiento hídrico, la agricultura de Casablanca busca alternativas que le permitan asegurar su subsistencia. P R A D E R A S Ácido giberélico Debido a la fuerte reducción de las tasas de crecimiento, se hace indispensable estimular el desarrollo de las praderas en épocas de bajas temperaturas. T E C N O L O G Í A Vacas que se ordeñan solas E S T I Ó Trabajando en paz A L U D A N I M A R T I L I Z A C I Ó Ventas Miguel Caniuqueo [ 8 - 900 73 46 ] Temuco Patricia Bashman [ 45 - 283401 / 6-6229113 ] Temuco Las opiniones emitidas por los articulistas, entrevistados y columnistas no representan necesariamente el pensamiento editorial. Se puede hacer uso de toda la información presente en cada edición, sin consultar al editor, siempre que se mencione la fuente. Los 3.000 ejemplares son distribuidos por gentileza de las ferias ganaderas y empresas auspiciadoras, desde Puerto Montt hasta la Región de Coquimbo, a productores, empresarios, plantas procesadoras, instituciones públicas y privadas vinculadas a la actividad, académicos y profesionales del rubro. ® Las importantes pérdidas económicas asociadas a la Paratuberculosis bovina pueden comprometer gravemente la viabilidad financiera de un plante lechero. E 34 L Otro agujero en el estanque F 30 N ¿Por qué hemos perdido la calma? ¿Cómo podemos transformar un sistema basado en “apagar incendios” en un trabajo grato, tranquilo y rentable? S 26 S Los sistemas de ordeño automático reducen costos y aumentan el bienestar animal, sin embargo su implentación aún no goza de aprobación unánime. G 18 Colaboraron en esta edición: Richard Arancibia Pablo Burgos Maritza Bass Pedro Grez Francisca Galleguillos Aldo Girardi Marta Alfaro Iris Lobos Renato García Augusto Abarzúa José Borkert Gerardo Calabrano Rolando Chateauneuf Ramón Quichiyao Jorge Neira Rafael Larraín Philippe Laroze José Luis Riveros Arturo Scheidegger Eduardo Schwerter Michael Simon Claudio Stevens Einar Vargas 44 Es una Marca Registrada, editada y producida por dRoca Editorial. Prohibida su venta. Todos los derechos reservados. Impresión: Gráfica Andes Ltda. N ¿POR QUÉ NO COMEN LAS VACAS? La adición de N en forma de fertilizante sin considerar los otros ingresos de este elemento al sistema, afecta negativamente la calidad del forraje. 46 www.dleche.cl Las Achiras 3072, Providencia - Santiago. 02 - 880 56 31 / 9 - 978 90 96 dcarne Carne bovina saludable Partamos por despejar mitos La mayor parte de los cortes producidos en Chile son más magros de lo que comúnmente se piensa, similares a carnes como el trutro y la pechuga de pollo descuerados. 6 2 dlec h e . 2 0 1 2 Por Rafael Larraín, PhD Dpto. de Ciencias Animales PUC larrain@uc.cl L a información disponible sobre composición de cortes de carne bovina nacional es escasa y poco actualizada. Debido a los sistemas de producción predominantes en el país y a las preferencias de los consumidores, la carne producida en Chile debiera ser naturalmente magra. El siguiente artículo presenta algunos resultados preliminares sobre la composición de 9 cortes de carne bovina nacional, como parte de un estudio financiado por FIA y ejecutado por la Universidad Católica. Los resultados confirman que la mayor parte de los cortes analizados son más magros de lo que comúnmente se piensa, similares a carnes como el trutro y la pechuga de pollo descuerados. La principal causa de muerte en nuestro país son las enfermedades cardiovasculares, las que se asocian fuertemente con los niveles de colesterol plasmático, particularmente con la fracción de colesterol en lipoproteínas de baja densidad (LDL). Las recomendaciones alimentarias para la reducción del colesterol plasmático buscan disminuir el consumo de grasas saturadas a menos del 10% de las calorías y el colesterol a menos de 300 mg diarios. Desafortunadamente, las recomendaciones para mantener una dieta saludable han sido comúnmente simplificadas para sugerir el consumo limitado de carnes rojas. Sin embargo, la evidencia científica indica que el reemplazo en la dieta de carnes blancas por carnes rojas magras no altera el perfil lipídico sanguíneo. Los sistemas de producción de carne bovina en Chile se basan en la alimentación en base a forrajes. La mayor parte de los animales se terminan a pastoreo, e incluso aquellos animales terminados en corrales se alimentan con dietas que normalmente contienen entre un 40% y un 60% de forrajes. Más aún, el mercado chileno en general no valora el contenido de grasa intramuscular y no hay pago diferenciado por infiltración (salvo algunos nichos), por lo que los animales se engordan a pesos más bajos que en otros países y la carne es naturalmente magra. La publicación más reciente de composición de alimentos en Chile (Gattas, 2010) reporta la composición nutricional de 10 cortes bovinos. Sin embargo, si se rastrea el origen de los datos de contenido de proteínas y grasa, se descubre que ellos se remontan a una tesis del año 1945, mientras que la composición de ácidos grasos (AG) se obtiene multiplicando esos datos por los porcentajes de ácidos grasos en otro estudio del año 1985, en el que se evaluó “grasa de vacuno”. Ya que esta última información no se encuentra publicada, es imposible saber de qué sitio anatómico se obtuvo la “grasa de vacuno” y el uso de este término hace suponer que se midió grasa subcutánea y no el contenido de grasa intramuscular. La grasa subcutánea tiene mayor proporción de AG saturados que la grasa intramuscular, lo que resultaría en la sobreestimación del contenido de AG saturados y subestimación de AG mono y poli insaturados en la carne bovina. Más aún, la publicación del año 2010 reporta cortes que hace décadas no existen. SE CAE UN MITO La ausencia de información representativa y actualizada a nivel nacional queda de manifiesto al revisar numerosas publicaciones nacionales de difusión en salud, en que las tablas de composición de carnes y otros alimentos están basadas en datos internacionales, muy comúnmente originados en Estados Unidos. El problema de usar datos generados fuera del país es que el contenido de grasa y la composición de ácidos grasos están fuertemente determinados por las razas de animales y los sistemas productivos que se utilizan en cada país. Estas diferencias se hacen especialmente marcadas en carnes provenientes de países donde existe un incentivo económico a engrasar más los animales, tales como Estados Unidos o Japón. En este contexto, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y la Pontificia Universidad Católica de Chile iniciaron un estudio para evaluar la composición de 9 cortes de carne bovina nacional, evaluando muestras tomadas a lo largo de las 4 estaciones del año y en los tres principales centro urbanos del país (Gran Santiago, Gran Valparaíso y Gran Concepción). La hipótesis detrás del estudio es que un porcentaje alto de los cortes de carne bovina nacional pueden ser catalogados como magros o extramagros y de composición similar a la carne de cerdo y pollo, permitiendo a la población aumentar la variedad de carnes que se pueden incluir en una dieta saludable y así mejorando la adhesión a este tipo de dietas. Para poder hacer los cortes comparables y buscando reducir su contenido graso, las evaluaciones se hicieron removiendo la grasa de cobertura en aquellos cortes que la poseen. El mercado chileno en general no valora el contenido de grasa intramuscular y no hay pago diferenciado por infiltración, por lo que los animales se engordan a pesos más bajos que en otros países y la carne es naturalmente magra. Los resultados preliminares después de dos temporadas de muestreo van en la dirección esperada. Los 9 cortes evaluados (Tabla 1) tienen menos de 5 g de grasa por porción de consumo habitual (generalmente definida entre 80 a 100 g) y por cada 100 g, primer requisito para ser catalogado como extra-magro de acuerdo al Reglamento Sanitario de los Alimentos. Las otras condiciones para ser catalogados como extra-magros son que la porción de consumo habitual y por cada 100 g contenga como máximo 2 g de grasa saturada y 95 mg de colesterol. Si bien estos resultados aún no los tenemos disponibles, al comparar los datos del corte con mayor contenido de grasa de los evaluados (Lomo vetado, 4.33% grasa) con datos internacionales, podemos suponer que éste cumplirá con las tres condiciones necesarias, ya que por ejemplo un trozo de lomo liso de categoría “Select”, sin grasa de cobertura,tiene por cada 100 g 6 3 dcarne Tabla 1: Composición promedio de 9 cortes* de carne bovina nacional Corte Asiento Ganso Lomo liso Lomo vetado Posta negra Posta paleta Posta rosada Sobrecostilla Tapapecho Humedad (%) Grasa (%) Proteínas (%) 74,47 74,54 74,15 73,27 74,80 75,76 75,97 75,44 75,41 1,43 1,97 0,95 4,33 1,20 1,57 1,76 2,81 2,48 21,87 21,59 22,71 20,66 21,94 20,79 20,41 20,36 20,95 *Promedio de 6 muestras, sin grasa de cobertura en aquellos cortes que la tienen. un total de 5.11 g de grasa, 1.95 g de AG saturados y 77 mg de colesterol, de acuerdo a la base de datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, http://ndb.nal.usda.gov). Incluso si alguno de estos cortes no pudiera ser catalogado como extra-magro, es seguro que sí podría ser catalogado como “magro”. Si bien esta categoría no existe en el Reglamento Sanitario de los Alimentos en Chile, en general se consideran como carnes magras aquellas con menos de 10% de grasa. Según el USDA, se catalogan como magras aquellas carnes que tienen menos de 10 g de grasa, menos de 4.5 g de AG saturados y menos de 95 mg de colesterol por porción de consumo habitual y por cada 100 g. Los resultados obtenidos hasta ahora, indican que la carne bovina nacional es más magra de lo que normalmente se considera y por lo tanto los riesgos de su consumo para la salud cardiovascular estarían sobredimensionados. Incluso mucho de los cortes evaluados serían más magros que las carnes por las que normalmente se piden ser remplazados. Por ejemplo, nuestros resultados indican que el lomo liso y la posta negra tendrían menos grasa que la pechuga de pollo sin piel (1.3% grasa según datos de la Asociación de Productores Avícolas de Chile, www.apa.cl) y que el asiento, ganso, posta paleta, posta rosada, sobrecostilla y tapapecho tendrían menos grasa que un trutro sin piel (3.7% grasa de acuerdo a la misma fuente). 6 4 dlec h e . 2 0 1 2 En Chile la mayor parte de los animales se terminan a pastoreo, e incluso aquellos terminados en corrales se alimentan con dietas que normalmente contienen entre un 40% y un 60% de forrajes. La información generada hasta ahora es preliminar y aún quedan bastantes datos por generar para confirmar estas observaciones, pero sin duda que es muy interesante y va en contra de lo que la mayor parte del público normalmente piensa. Esto pone de manifiesto la importancia de profundizar en este tema, hacer un análisis más amplio (que incluya los cortes que no se están evaluando en este estudio) y difundir esta información para informar mejor al consumidor, de manera que pueda tomar mejores decisiones en relación a su dieta, basado en evidencia científica y no en extrapolaciones de datos poco ajustados a nuestra realidad. Los autores agradecen a FIA por, con una mirada innovadora y visión de largo plazo, otorgar el financiamiento necesario para este estudio.