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Mesa de Debate Retos de Salud en México: Obesidad Brenda Biaani León-Gómez. Universitat Pompeu Fabra/Universidad Autónoma de Barcelona. Master en Salud Pública Contacto: bblego@gmail.com Diagnóstico situacional de la obesidad en México: La obesidad como problema poblacional y sus determinantes. Diagnóstico situacional de la obesidad en México La población mexicana, es la población con la mayor tasa de obesidad de entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -ver fig. 1 (1). Según el último reporte de la FAO, una tercera parte de los mexicanos tienen obesidad. La prevalencia promedio de obesidad en adultos es de 32%(2). Uno de cada siete mexicanos tiene obesidad o sobrepeso. Se calcula que el 70% de mexicanos adultos presentan sobrepeso u obesidad. Aunado a esto, México tiene una de las tasas más altas en obesidad infantil entre los países de la OCDE(1). La asociación de la obesidad como factor de riesgo para padecer Enfermedades Crónicas No transmisibles (ECNT) como la Diabetes, enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares genera un gran impacto humano y económico en la población(3). Impacto sobre el desarrollo y Economía Nacional Los costos para el sistema sanitario que general las Enfermedades No Transmisibles (ENT) Asociadas a la obesidad y el sobrepeso son elevados, se estima que en México el costo que representa la atención médica de las enfermedades atribuibles al sobrepeso y la obesidad era en el 2008 de 42,246 millones -60% más que en el 2006. Además se estima que seguirá en aumento. Para el 2017 se estima que el gasto alcance los 77,919 millones (en pesos de 2008). El costo para 2008 representó el 33.2% del gasto público federal en servicios de salud a la persona(4). La Organización Mundial de La Salud reporto en el 2010 que un estimado de aumento del 10% de ENT está asociado a una disminución del crecimiento anual económico del 0.5%. Intervenciones epidemiológicas Las prevalencia elevada de obesidad en México puede explicarse por variabilidad genética o diferencias ambientales y de comportamiento. Pero desde la perspectiva epidemiológica el problema de salud pública podría abordarse desde la perspectiva clásica - que explora la dimensión biológica del problema- o desde el modelo social(5). El modelo social como abordaje de la obesidad El modelo social enfoca más a la salud como tema social, económico y político y por encima de todo un derecho humano fundamental. La desigualdad, pobreza, explotación, violencia y la injusticia forma parte del origen de la mala salud y la muerte de los pobres y marginados. Salud para todos significa que debemos cuestionar intereses muy poderosos, que debemos oponernos a la globalización, y que las prioridades políticas y económicas deben de ser drásticamente cambiadas. Desde este enfoque la obesidad en México tiene un patrón con componentes individuales pero predominantemente sociales. Según la Organización de las Naciones Unidas, los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Son estos los determinantes los que deben ser modificados para disminuir la proporción de sobrepeso y Obesidad en México. Estrategias de combate a la obesidad a nivel población Ante la alta prevalencia de obesidad presentada en México, se han tomado medidas con la intención de disminuir el impacto de este problema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) promovió la Estrategia Mundial sobre Alimentación Saludable Actividad física y Salud para la Prevención de enfermedades crónicas, a la que México se adhirió en el 2004(4). La obesidad en México debe ser tratada como uno de los más importantes retos de salud pública de cara al futuro del sistema de salud del país por los costos tanto humanos como económicos. Por lo que a fin de disminuir la incidencia y prevalencia de obesidad en México se proponen las siguientes medidas generales: 1.- Reforzar la vigilancia: fortalecer los sistemas nacionales de información sanitaria existentes. El fortalecimiento de los sistemas de vigilancia con énfasis en las ENT debe ser prioritario. La OMS recomienda el uso de sistemas simples, que sean viables y sostenibles. 2.- Ofrecer información a la población y advertir de los riesgos de la obesidad. Proveer en diversos formatos información nutricional de fácil comprensión. 3.- Hacer cumplir las regulaciones sobre publicidad, promoción y patrocinio. 4.- Regular la industria alimentaria, por ejemplo con el aumento de los impuestos al consumo de bebidas azucaradas. 5.- Evaluar las medidas implementas en cuanto al proceso y resultados. Bibliografía 1. La obesidad y la economía de la prevencion: “fit not fat” Hechos claves - México, actualización 2014. 2014;1–5. 2. Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2013 [Internet]. [cited 2014 Oct 31]. Available from: http://www.fao.org/docrep/019/i3520s/i3520s.pdf 3. Capítulo 8 - Salud, obesidad y valores energéticos de las grasas alimentarias [Internet]. [cited 2014 Oct 31]. Available from: http://www.fao.org/docrep/v4700s/v4700s0c.htm 4. Salud S de. Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria. Estrategia contra el sobrepeso y la Obesidad. 2010; 5. Parra-cabrera S, Hernández B, Durán-Arenas L, López-Arellano O. Modelos alternativos para el análisis epidemiológico de la obesidad como problema de salud pública. Rev Saúde Pública. 1999;33(3). Adriana Rendón Medina Technische Universitaet Dresden, Center for Regenerative Therapies Dresden Maestría en Ciencias en Biología y Medicina Regenerativa Correspondencia: rendon.adriana@hotmail.com Retos de Salud en México: Obesidad La Genética de la Obesidad y la Medicina Personalizada Introducción La incidencia de obesidad y sobrepeso está en aumento, se estima que en 2030, 2.16 billones de personas padecerán de sobrepeso y 1.12 billones de obesidad. [1] Este tema claramente representa un problema de salud pública y de salud global y está asociado a un riesgo incrementado de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer, mortalidad, y salud mental. Actualmente, los avances en la genética médica y tecnologías informáticas, han abierto nuevas posibilidades para el estudio y potencial tratamiento de enfermedades complejas. El objetivo general de la investigación biomolecular en obesidad es elucidar las vías y mecanismos que predisponen y perpetúan este estado. El descubrimiento y disección de dichas vías a nivel genómico brindaría blancos moleculares específicos para tratamiento o prevención. El enfoque de adecuar una terapia al perfil genético de un individuo es la base de la medicina personalizada.[2] Estudios en gemelos homocigotos han estimado la heredabilidad del índice de masa corporal (IMC) en un 40-70%, asimismo, otras medidas antropométricas de obesidad han demostrado tener una heredabilidad similar. [1] Los factores que contribuyen a la susceptibilidad de obesidad se pueden dividir en genéticos y epigenéticos. Los primeros dependen directamente de la secuencia de nucleótidos del ADN, los segundos son cambios heredables que afectan la función de un gen o genes, sin modificar la secuencia de ADN. A continuación se discutirá el papel que juega la interpretación de esta nueva clase de información dentro de los esfuerzos para frenar esta epidemia. Pruebas genéticas La 'obesidad común', también llamada obesidad poligénica, es el resultado de variantes de múltiples genes y su interacción con el medio ambiente. El desarrollo de ensayos genotípicos de alta densidad para polimorfismos de nucleótido simple (single nucleotide polymorphism, SNP), ha expandido el análisis de asociación de variantes comunes a la escala genómica (genome wide association study, GWAS). En estos estudios (GWAS) se reclutan de cientos a miles de individuos en los cuales se buscan cientos de miles de polimorfismos de nucleótido simple (SNP). El primer gen inequívocamente asociado a obesidad no sindrómica fue FTO (fat mass and obesity associated), otros genes identificados son altamente expresados en el sistema nervioso central (SNS), sugiriendo una participación neuroendocrina en la predisposición a obesidad. A pesar de que 40-70% del IMC puede ser heredable, la fracción de la varianza en IMC que puede ser atribuida a SNPs comunes corresponde al 2%. Los marcadores epigenéticos son específicos a un tejido y los mecanismos incluyen metilación del DNA (que ocasiona "silenciamiento" del gen) y modificaciones a las proteínas histonas. Dos grupos de impronta genómica se conocen en humanos: una región en 11p15 (expresión paterna) y una región en 15q11-q12 (expresión materna). Actualmente, se investigan los efectos del ambiente en la variación epigenética, ya que estos cambios podrían alterar permanentemente el metabolismo y poner en riesgo de enfermedades crónicas (véase Programación Fetal). Aplicacion terapéutica de las tecnologías emergentes Aunque se han logrado avances sustanciales en el estudio de factores genéticos que determinan la susceptibilidad a la obesidad, la aplicación a medidas que provean un beneficio directo ya sea preventivo o terapéutico ha demostrado ser un desafío. La translación limitada de los avances genómicos se ha observado en otras enfermedades complejas y se debe en gran parte a la relación inversa entre la frecuencia y el tamaño del efecto de las variantes genéticas asociadas identificadas a la fecha. Vacunación Diversas hormonas y neurotransmisores modulan la saciedad, el hambre y el balance energético, dos de las más estudiadas son ghrelina y leptina. La ghrelina es una hormona sintetizada en el estómago, cuyo efecto es estimular el apetito y la alimentación. En 2006, se demostró que una vacuna contra la forma activa (acilada) de la ghrelina era efectiva al reducir el peso corporal y la ingesta calórica.[3] Sin embargo, la vía molecular endocrina de la obesidad no ha sido dilucidada en su totalidad, se cree que algunas hormonas puedan tener más de un receptor y las enzimas activadoras están aun por ser descubiertas. [4] Esta investigación se desarrolló en un modelo animal, y a pesar de que las bases biomoleculares no han sido esclarecidas en su totalidad, el éxito relativo de una vacuna para la obesidad hace surgir ciertas interrogantes principalmente en a) indicación de la intervención: ¿quién debería ser vacunado? [4] y el potencial b) uso preventivo: ante una epidemia global de obesidad, ¿está justificado un método no convencional de prevención? Programación fetal La obesidad es considerada un factor de riesgo crucial para el desarrollo de enfermedades no transmisibles (NCD - non communicable diseases) como hipertensión arterial, enfermedades cardiovascular y diabetes mellitus. Investigaciones recientes retan el modelo de transmisión de enfermedad. Si bien la obesidad no es contagiosa o infecciosa, ciertos estímulos in utero podrían influenciar el desarrollo del producto, concepto de programación fetal. [5] Aun y cuando dichas modificaciones sean adaptativas, podrían tener efecto deletéreos a largo plazo, aumentando el riesgo del individuo de desarrollar enfermedades comunes y complejas. El establecer una relación causal y temporal entre las condiciones in útero y las consecuencias (epigenéticas) en el feto podría ayudar a priorizar los esfuerzos en cuidado prenatal y nutrición maternal. Nuevas tecnologias: Perspectivas a futuro Sin duda la investigación biomolecular de la obesidad es una disciplina que involucra una evolución acelerada de tecnologías y enfoques analíticos. Los retos futuros incluyen no sólo obtener información sobre qué genes son los actores principales en el desarrollo de obesidad, sino integrar este nuevo conocimiento en un modelo de mecanismos patogénicos. Estos avances nos permitirán tener un nivel más profundo de entendimiento de la obesidad y en un futuro personalizar los tratamientos. [1] Herrera, Blanca M., Sarah Keildson, and Cecilia M. Lindgren, Genetics and epigenetics of obesity, Maturitas, May 2011, 69(1); 41-49, Web. [2] El-Sayed Moustafa, J.S. and Phillipe Froguel, From obesity genetics to the future of personalized obesity therapy, P. Nat. Rev. Endocrinol. 9, 402-413 (2013); published online 26 March 2013; corrected online 5 November 2013; Web. [3] Zigman, Jeffrey M. and Joel K. Elmquist, In search of an effective obesity treatment: A shot in the dark or a shot in the arm?, Proc. Nat. Acad. Sci., August 29, 2006, vol. 103, no. 35, 12961-12962, Web. [4] Zorilla, Eric P., Shinichi Iwasaki, and Kim D. Janda, Vaccination against weightgain, Proc. Nat. Acad. Sci., June 29, 2006, vol. 103, no. 35, 13226-13231, p [5] Entringer, Sonja, Claudia Buss, James M. Swanson, Dan M. Cooper, and Pathik D. Wadhwa, Fetal programming of body composition, obesity and metabolic function: the role of intrauterine stress and stress biology, Journal of Nutrition and Metabolism, Volume 2012, Article ID 632548, Print. Ponente: Lilian Guadalupe Delgado Espejel Universidad: The University of Sheffield – Reino Unido Maestría en Ciencias de la Salud Pública Mail: de.lilian@gmail.com twitter: @liliandeles33 Intervenciones Conductuales Públicas para el tratamiento de la Obesidad Resumen: La obesidad es el problema más grave de Salud Pública en México, no solo por su comorbilidad con otras enfermedades sino por el gasto público que representa. Esto se debe en gran parte a los determinantes sociales de salud que son las circunstancias en las que una persona o comunidad nace y se desarrolla. Al ser un tema tan complejo, el consenso entre los actores principales resulta controversial y poco aterrizado. El presente trabajo sugiere tomar el modelo de la Rueda del Cambio Conductual (Michie, et al. 2011) para darle pronta solución al tratamiento de la obesidad. 1. Datos epidemiológicos de Obesidad A partir de 1980 las personas con obesidad se han duplicado en el mundo (Organización Mundial de la Salud (OMS). En México, la obesidad y el sobrepeso son el principal problema de Salud Pública, pues nuestro país es el primer lugar mundial en niños con obesidad y sobrepeso, y segundo en adultos (Secretaría de Salud (SS), 2014). Ambas condiciones se definen como un exceso de grasa anormal y perjudicial a la salud y son el resultado de un desequilibrio entre la ingesta y el gasto calórico diario que tiene una persona. El indicador universal más utilizado para determinar si una persona tiene sobrepeso u obesidad es el Índice de Masa Corporal (IMC). Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso mientras que IMC (OMS, 2014). 1.1 Causas del desequilibrio energético (obesidad y sobrepeso) La OMS (2014) en su portal de internet señala que las dos principales razones del desequilibrio energético (calórico) son la ingesta de productos hipercalóricos (alimentos ricos en colesterol, grasas saturadas, azúcares y sodio) y el descenso en la actividad física de las personas. Por su parte la SS (2014) en su portal indica como razones: la mala alimentación, el sedentarismo y la falta de acceso a alimentos nutritivos. Es importante señalar que los alimentos hipercalóricos son los que la SS llama “mala alimentación” sin embargo no deja claro a qué alimentos se refiere. Por otra parte el sedentarismo tiene causas sociales como los reducidos espacios de vivienda y los pocos lugares dedicados a la actividad física que se encuentran en las grandes ciudades, y cabe resaltar que el ambiente de agresividad, inseguridad y violencia en el que se encuentra nuestro país hacen una atmósfera poco amigable para ejercitarse (Fausto Guerra, et al., 2006). En cuanto al factor acceso a alimentos nutritivos en dicho portal y en los documentos de iniciativa política para tratar la obesidad no hay elementos claros para abordar el acceso a estos alimentos. 1.2 ¿Existe una causa mayor y principal? Al conjunto de todos los factores anteriormente mencionados han dado resultado a un ambiente obesogénico (Sturm, 2004) abarcando desde las condiciones laborales y de transporte, hasta la manera en que están estructuradas las comunidades, las viviendas y sobretodo los procesos de producción alimentaria y las actividades realizadas en el tiempo de ocio. 1.3 Implicaciones La gravedad de la alta prevalencia de obesidad en el país se refleja en la comorbilidad con enfermedades crónicas, cardiovasculares, algunos cánceres. El 25% de las incapacidades laborales son por padecimientos relacionados con la obesidad y los gastos que puede representar al ingreso familiar se calculan entre 22% y 34%. Tres de cada cuatro camas de hospital las ocupan pacientes con enfermedades relacionadas con la obesidad principalmente enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos del aparato locomotor y algunos cánceres (SS, 2014). 1.5 Registro epidemiológico de obesidad en México “La Salud Pública sin información es como la Patología sin laboratorios” –Michael Goldacre. La primer encuesta representativa a nivel nacional sobre nutrición y dieta fue realizada en 1988; Encuesta Nacional de Nutrición (ENN) 88. Dicho levantamiento de información fue realizado por el Instituto de Salud Pública (INSP). Diez años después la Secretaría de Salud (SS) apoyó económicamente la encuesta de ese momento; la ENN 99. En esta última los resultados mostraron que el mayor problema nutricional del país era la desnutrición infantil; sin embargo se detectó la prevalecía de obesidad entre la población mexicana. En el 2006, por primera vez se recabó información representativa no sólo a nivel federal sino estatal así como para todos los grupos de edades mediante la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición; ENASUT 2006. De tal suerte, que los datos representativos a nivel local y por grupo de edades (como el grupo de mujeres en edad reproductiva), se tiene disponibles desde hace menos de diez años. Esto implica que la información que se tiene sobre la ENN 88, la ENN 99 y la ENASUT 2006 haga difícil la comparación y por lo tanto, la evaluación del avance en materia de nutrición en nuestro país puesto que existen sesgos dadas las diferencias metodológicas utilizadas (Rivera & Irizarry, 2009). 2. Propuestas de la OMS ¿Soluciones? Desde el 2000, en la 53a Asamblea Mundial de la Salud organizada por la OMS se elaboró una Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud. El objetivo de dicha estrategia es el de reducir las tasas de morbilidad y mortalidad de la población por enfermedades crónicas relacionadas con el régimen alimentario y la actividad física. 2.1 ¿Por qué ha sido tan difícil darle una solución estratégica a este problema? Porque la atención corresponde a varios niveles y hasta ahora en México, la tarea de bajar de peso se ha dejado (y entendido) a la buena voluntad individual. Un ejemplo claro y relevante es el dramático descenso de la prevalencia de desnutrición entre los años 1988 a 2006, donde el porcentaje disminuyó de 68.5% a 3.4%. El éxito de esta mejora se debe en parte a la implementación de programas nutricionales nacionales como Oportunidades y Progresa. Ambos programas estuvieron basados en evidencia, fueron destinados a familias de bajo nivel socioeconómico otorgándoles incentivos económicos y paquetes alimentarios con los nutrientes adecuados, entre otroas características (Leroy, et al., 2008). Así, contemplar que la prevalencia de obesidad y el sobrepeso disminuirán sin la implementación de programas a nivel federal y adaptados a nivel comunitario; con el único mensaje de comer menos y hacer más ejercicio es tan absurdo como pensar que la disminución en nutrición fue gracias a que la gente comió más y tuvo menos actividad física. Es decir, la solución a este problema radica en unir las iniciativas gubernamentales basadas en los organismo de salud mundial, adaptadas a las ONG´s , los Think Tanks del país y la participación ciudadana. 3. Principios para la acción La estrategia en México debe ser integral y multisectorial. Ni los gobiernos ni los individuos pueden actuar solos. Es imprescindible combinar la energía, los recursos y los conocimientos de las empresas privadas, de los profesionales de salud y de las agrupaciones de consumidores, docentes e investigadores. Está claramente descrito en la literatura que los componentes genéticos individuales afectan el peso corporal de las personas, no obstante el incremento tan drástico y tan rápido en el IMC de la población mundial no puede adjudicarse con exclusividad a cambios genéticos (Health and Social Care Information Centre, 2009). 3.1 Propuesta: Una Intervención basada en la Rueda de Cambio Conductual Las intervenciones o programas basados en evidencia han comprobado su efectividad en problemas de salud pública (Swinburn, et al., 2005). Las intervenciones conductuales como su nombre adscribe, tienen como objetivo cambiar las conductas o el comportamiento de la población. Este tipo de intervenciones se han hecho vitales en el la mayoría de programas de salud pública en el mundo gracias a que si son implementadas junto con políticas públicas y cambios en los sistemas de salud, su impacto en la población es medible (French, 2001). Las intervenciones conductuales basadas en evidencia deben ser sistemáticamente planeadas bajo teorías descritas en la literatura cuya validez clínica sea comprobable, tener objetivos claros y medibles, contar con monitoreo de ejecución y de medición (Swinburn, et al., 2005). El modelo de la Rueda del Cambio Conductual pretende mejorar el diseño y la implementación de prácticas basadas en evidencia e implementarlas como intervenciones para resolver problemas de salud pública. En esencia, este modelo sugiere que las intervenciones estén conectadas entre tres niveles de acción. La Fig. 1 muestra los tres niveles que componen el diseño de las intervenciones (en inglés). Debajo de la figura se describen los mismos. Fig. 1Niveles de intervención y componentes de cada uno. (Figura tomada del artículo original de Michie, et al. 2011) 1. Fuentes internas del comportamiento individual. Los individuos deben estar motivados a cambiar alguna conducta, ser capaces de hacerlo y tener la oportunidad para lograrlo. 2. Funciones de intervención. Se refiere a los instrumentos conductuales para proveer el punto anterior y hacer llegar las políticas públicas. Algunos ejemplos son entrenamiento, educación, coerción y persuasión entre otros. 3. Políticas públicas que impactan en el comportamiento. Se deben implementar medidas fiscales, regulación de servicios, provisión de servicios, incentivos de producción, etc. 3.2 Ejemplos de intervenciones ¿Sirvieron o no sirvieron? Fat Tax (Impuesto a la Grasa). Recientemente se ha discutido sobre un agregar un impuesto al azúcar. Es un debate que actualmente no ha tenido un consenso sobre su efectividad en la disminución de la prevalencia de la obesidad en varios países del mundo. Por ejemplo un estudio realizado en una ciudad del estado de Nueva York concluyó que si bien el Fat Tax puede contribuir a la disminución de bebidas azucaradas, es indispensable realizar una evaluación sobre la sustitución de éstas en l dieta de las personas (Wansink, et al., 2012). Los investigadores de este estudio detectaron un alza en el consumo de bebidas alcohólicas en los adultos de esta muestra. Algo similar ocurre nuestro país. Impuesto al Azúcar. En México la política de un impuesto del 10% a bebidas azucaradas se hizo oficial a partir del 1º de enero del presente año. Resultados preliminares muestran una reducción de aproximadamente 10 % en las compra de bebidas azucaradas con impuesto en el primer trimestre del 2014 en comparación con el primer trimestre del 2013. Los resultados también muestran un aumento de alrededor de 7 por ciento en las compras de bebidas sin impuesto (como bebidas con edulcorantes artificiales, agua mineral carbonatada, agua simple, jugos sin azúcares adicionadas y leche sin azúcares adicionados) y dentro de esta categoría un incremento de aproximadamente 13 por ciento en la compra de agua simple, durante el mismo período de tiempo (Arantxa, 2014). Para responder la pregunta si sirvieron o no estas medidas, hay que esperar años, a medir el IMC de aquellos niños que disminuyeron su consumo. Es decir, la medición de resultados es inexacta. Water Fountains (Fuentes de Agua). En cuanto al incremento en la ingesta de agua simple, un estudio realizado en Massachusetts, EEUU, tuvo como objetivo fue evaluar las políticas impuestas para proveer de agua potable en las escuelas locales de esa ciudad y su impacto a largo plazo. Los resultados sugieren que poner bebederos en las escuelas y asignar un tiempo específico para que los alumnos beban de ellos es más efectivo y menos costoso para incrementar el consumo de agua simple en comparación con otros programas como la dotación de agua embotellada (Cradock, et al., 2012). Este ejemplo puede resultar muy obvio en su conclusión, sin embargo destaca que son varios actores los que intervienen en las decisiones públicas y no necesariamente los gobiernos atienden las más efectivas. En este caso, la licitación de las botellas de agua por parte de una empresa privada jugó un papel importante en la elección entre esa opción o las fuentes de agua. America on The Move (American e Movimeinto) Este es un ejemplo de intervención que contempló los tres niveles propuestos por la Rueda del Cambio Conductual (Hill, et al., 2007). Además de proporcionar guías educativas de la dieta diaria y la actividad física recomendada, el programa concretó participación de tiendas de abarrotes locales donde los tenderos o los cajeros sugerían a las personas alimentos sanos que sustituyeran los hipercalóricos. Además, en las mismas tiendas se otorgaban descuentos a aquellos compradores que portaran un podómetro o similar (mHealth). En el tercer nivel que corresponde a las autoridades se pactó con ciertas aseguradoras un descuento en el costo del seguro a aquellos que mantuvieran su IMC debajo de 25. Por último es importante mencionar que este programa contempla dos diseños diferentes de las estrategias para bajar de peso y otra para mantener el peso alcanzado. Esta diferencia obedece a que una vez que se pierde grasa corporal y disminuye el IMC de una persona, se generan cambios metabólicos (Leibel, et al., 1995) 3.3 Limitaciones de las intervenciones conductuales Una vez que los recursos se agotan, las conductas tienden a re-aparecer. La mayor limitante de este tipo de intervenciones es la falta de seguimiento a largo plazo y la inexactitud de los instrumentos o técnicas de medición del impacto. Se recomiendo contemplar estos puntos desde el inicio de la planeación de estas intervenciones para maximizar su impacto. Además durante todo el presente documento se ha mencionado que las intervenciones se deben adaptar a nivel comunitario; no es la misma población de un municipio que de una ciudad capital, ni se tienen los mismos recursos en todos lados. 4. Conclusiones El modelo de la Rueda del Cambio Conductual se basa en modelos con suficiente validez clínica para adaptarse a la población. Es imperativo que estas intervenciones tengan una regulación política, de otra manera están condenadas al fracaso. Por fracaso, la autora de este trabajo quiere decir que una intervención que no cumpla los tres niveles, no podrá ser medida de manera eficaz y por lo tanto los resultados no serán comprobados. Toda vez que en México se ha reconocido a la obesidad como principal problema de salud pública, las intervenciones deben ser diseñadas para frenar, disminuir y prevenir esta condición. Después de haber revisado las intervenciones actuales para tratar la obesidad en México, destaca que no hay unión entre los tres niveles propuestos. Se sugiere que sean distribuidos incentivos en los distribuidores de alimentos, que se regulen las porciones y la publicidad de alimentos hipercalóricos y se realicen demostraciones comunitarias de preparación de menús saludables. Referencias Arantxa, C., 2014. Instituto Nacional de Salud Pública. [En línea] Available at: http://www.insp.mx/epppo/blog/preliminares-bebidas-azucaradas.html Carrasco, F., Moreno, M., Irribarra, V. & Rodríguez, M., 2008. Evaluación de un programa piloto de intervención en adultos con sobrepeso u obesidad, en riesgo de diabetes. Revista Médica Chilena, Volumen 136, pp. 13-21. Cradock, A., Wilking, C. & Olligies, S. G. S., 2012. The Policy Context and Cost of Ensuring Access to Low-Cost Drinking Water in Massachusetts Schools. American Journal of Preventive Medicine, 43(3S2), pp. S95-S101. Fausto Guerra, J., Valdez López, R., Aldrete Rodríguez, M. & López Zermeño, M., 2006. Antecedentes históricos sociales de la obesidad en México. Investigación en Salud, 8(2), pp. 91-94. French, J., 2001. Protecting and Promoting Health-Behavioural Approaches. En: D. Pencheon, C. Guest & D. Melzer, edits. Oxford Handbook of Public Health Practice. Oxford: Oxford, pp. 201-205. Health and Social Care Information Centre, 2009. 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La falta de resolución de un proceso inflamatorio resulta en el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas como por ejemplo, cáncer, artritis reumatoide, enfermedad cardiovascular, entre otras (Serhan and Savill). Varios estudios han encontrado una correlación positiva entre los niveles de metabolitos inflamatorios en plasma y el riesgo a desarrollar enfermedades crónico degenerativas (Greenberg and Obin; Festa et al.; Rost et al.). La obesidad es una condición determinante en el desarrollo de enfermedades metabólicas y recientemente se ha asociado con altos niveles de inflamación sistémicos (Maachi et al.; Aronson et al.). Uno de los mayores contribuidores a los niveles de inflamación observados en pacientes con obesidad es el estado de homeostasis del tejido adiposo (Hotamisligil et al.; Maachi et al.; Spencer et al.). El tejido adiposo, es un órgano vital en el control del metabolismo y también es una fuente de hormonas y moléculas encargadas de la regulación del consumo energético. Estudios in vivo han demostrado que el tejido adiposo está compuesto, por células del sistema inmune, siendo dicha población progresivamente modificada durante el trascurso de la vida y alterada en ciertas condiciones patológicas (Feuerer et al.; Bourlier et al.; Weisberg et al.). Entre las células residentes de este tejido se encuentran los macrófagos y células T. La constante migración de macrófagos a este tejido puede ser explicada por el proceso de reparación continua e hipoxia como consecuencia de un consumo energético excesivo (Spencer et al.; Bourlier et al.). El tejido adiposo de pacientes obesos y con resistencia a la insulina contiene una mayor cantidad de macrófagos, especialmente del tipo M1 o inflamatorios, y menor cantidad de células T regulatorias (CD4+FoxP3) en comparación con pacientes sanos (Weisberg et al.; Feuerer et al.). Algunas de las moléculas que son producidas por el tejido adiposo y que se han hallado alteradas en enfermedades metabólicas son: leptina, adiponectina, y factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) (Tilg and Moschen). Estudios in vivo así como en humanos han mostrado evidencia del efecto negativo de las citoquinas, como por ejemplo TNF-α (derivada de macrófagos) en la sensibilidad a la insulina del tejido adiposo y muscular (Hotamisligil et al.; Lumeng, Deyoung, and Saltiel). TNF-α es además un antagonista de adiponectina, una molécula que se ha asociado con efectos positivos en el metabolismo (Lihn, Pedersen, and Richelsen). En conclusión, la población del tejido adiposo es alterada en pacientes obesos, algunas de las células inmunes infiltradas en este tejido son responsable de la producción local y sistémica de citoquinas, como por ejemplo TNF-α que tienen efectos negativos en el metabolismo. Imagen 1. Inflamación en tejido adiposo de sujetos obesos o de peso normal (Tilg and Moschen). Elementos pro y anti inflamatorios de la dieta En los últimos años se han hecho grandes avances en la investigación del efecto de diferentes componentes en la dieta en el sistema inmune y metabolismo. Estudios in vitro sugieren que las células inflamatorias responden de diferente manera en presencia de diferentes ácidos grasos (Lee et al.; Hwang). Estudios clínicos postprandiales sugieren que no es solamente el grado de obesidad, sino el tipo de ácidos grasos ingeridos y niveles de glucosa lo que influencian la respuesta metabólica e inflamatoria (Jiménez-Gómez et al.; Aljada, Mohanty, and Ghanim; Peairs, Rankin, and Lee). En dichos reportes, una dieta alta en ácidos grasos saturados induce la activación de NF-κB, factor de transcripción encargado de iniciar la respuesta inmune innata, mientras que este efecto es prevenido en sujetos con una dieta alta en ácidos mono insaturados y poliinsaturados. Otro marcador de inflamación alterado durante la respuesta postprandial son los toll like receptors (TLRs), un grupo de receptores encontrados en membranas de células del sistema inmune innato (Ghanim et al.; Akira, Takeda, and Kaisho). La constante exposición a elementos “pro-inflamatorios” de la dieta puede tener un gran impacto en la activación del sistema inmune innato y como consecuencia el desarrollo de condiciones como la diabetes y enfermedades cardiovasculares. Por otra parte otros componentes de la dieta podrían contrarrestar el efecto inducido por alimentos “pro-inflamatorios”. Los ácidos grasos omega 3 han demostrado tener propiedades anti-inflamatorias en sujetos sanos y en sujetos comprometidos metabólicamente (Itariu and Zeyda; Calder). El consumo crónico de ácidos grasos omega 3 ha sido asociado con la reducción en la incidencia de eventos fatales en pacientes con enfermedad cardiovascular (GISSI, 1999). En el contexto de obesidad, pacientes diabéticos con una dieta rica en omega 3 presentan una reducción en marcadores de inflamación en plasma y una reducción en la infiltración de macrófagos en el tejido adiposo (Itariu and Zeyda; Spencer et al.). De igual manera, estudios en modelos animales han demostrado que dichos ácidos grasos pueden prevenir resistencia en la insulina y desarrollo de inflamación en tejido adiposo (Todoric et al.; Shi, Kokoeva, and Inouye). Además de los ácidos grasos omega 3 existen numerosas líneas de investigación tratando de elucidar los mecanismos y el efecto de distintos componentes de la dieta en el sistema inmune y salud metabólica y podrían ser parte de la estrategia para prevenir o aminorar las complicaciones encontradas en pacientes con obesidad. En resumen, la obesidad es un estado acompañado por alteraciones en el metabolismo y niveles sistémicos de inflamación. La dieta juega un papel muy importante en respuestas inmunes agudas. El uso de alimentos “anti-inflamatorios” podría ser una estrategia para reducir la incidencia de enfermedades crónicas degenerativas y complicaciones en pacientes obesos. 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