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De fogones y marmitas Foto cortesía Starwood. El futuro de los restaurantes Mientras que la cocina evoluciona y se acomoda a las modas y tendencias de los nuevos tiempos, los restaurantes tradicionales, continúan siendo eso: tradicionales. Hace muchos años un restaurante mexicano innovó el concepto del restaurante tradicional y lo ha ido adecuando a las demandas de su clientela y a los nuevos tiempos: Sanborn´s; un establecimiento con más de un siglo de existencia, que nació en el corazón de la Ciudad de México y con sucursales en todo el país. Aún cuando su concepto de restaurante “todo incluido” ha sido emulado por otras empresas institucionales, Por Diletante <cadenas>, la gran mayoría de los establecimientos que expenden alimentos preparados no han dado el paso para innovar agregando a su producto principal: la comida, otros productos afines o no, pero con demanda del mismo publico que frecuenta los restaurantes por diversos motivos. Si los hoteles ya hacen obligatorio el consumo de alimentos y bebidas en sus instalaciones, en teoría los restaurantes podrían rentar habitaciones… si las tuvieran. De hecho, en eso consisten los albergues o posadas en Europa y otros países; se ofrecen otros servicios alrededor del restaurante. 26 Abril Mayo • A la Carta Si los supermercados, además de vender abarrotes y ropa, también expenden alimentos preparados; tanto para llevar como para consumir dentro de sus instalaciones, si algunas farmacias expenden abarrotes y alimentos preparados que se consumen ahí mismo, ¿por qué los restaurantes no expenden medicinas?, ¿o por lo menos carbonato? Si ciertas tiendas catrinas –antaño especializadas en la distribución y venta de bebidas alcohólicas y ultramarinos– ahora expenden, para consumo en sus instalaciones, alimentos que antes eran exclusividad de los restaurantes; estos últimos podrían expender bebidas embotelladas para llevar y canastas plenas de latería, panadería fina y hasta bacalao en temporada. Si hasta las más grandes y famosas tiendas de departamentos, <Soy todo Palacio>, tienen su rincón “gourmet” donde sirven para consumo inmediato los mismos productos para llevar. ¿Por qué los restaurantes no expenden productos gourmet? Y de paso, algunos textiles de uso práctico; playeras de marca e indumentaria de playa. Lo que los restauranteros, especialmente los de ciudades vacacionales, <de playa> deberían hacer, sería innovar, y con audacia contraatacar a su competencia; instalarse en espacios más amplios que les permitan agregar a su línea tradicional de comida y bebida, algunos otros productos aptos para sus consumidores: vinos de mesa, destilados, selección de panes y ultramarinos, enseres de cocina, mantelería, loza y cubertería, etc. Podrían tener una sección de periódicos y libros, otra de panadería y repostería, y ¿por qué no?, en Japón ya existe el hospedaje en capsulas individuales que no ocupan mucho espacio y cumplen su cometido de permitir el descanso momentáneo o prolongado de los viandantes. Algunos otros, de carácter autóctono podrían optar por las hamacas que siendo un elemento desconocido y exótico para los extranjeros pudieran tener demanda para una pequeña siesta a precios moderados. <Conozco al menos dos establecimientos, <de no marcada urbanidad> que sugieren con tibieza la arrulladora práctica: el restaurante de don Guicho en Barra Vieja en Acapulco y la palapa del coronel, <Langostinos famosos>, en Foto tomada de www.panoramio.com A la Carta • Abril Mayo 27 De fogones y marmitas Foto cortesía Hacienda Misne. las playas de Cuyutlán, en Colima. En ambos, donde por cierto se come bien pero diferente, reservan un área sobre la arena; bajo una fresca palapa equipada con tentadoras hamacas para descansar después de la comida. Una vez obtenido el ensamblaje completo del cuerpo y la movediza hamaca, basta cerrar los ojos para elevarse a los confines del universo en brazos del dios Morfeo. El servicio incluido en el precio del pescado A la Talla>. También podrían concertarse alianzas estratégicas: incorporar una pastelería de prestigio al mismo local; una carnicería gourmet; frutas y legumbres seleccionadas, etc. Lo importante: diversificarse como lo ha venido haciendo cada vez más la competencia. ¿Si una tienda de departamentos, además de expender comida, vende boletos de avión, porqué no debería de hacerlo un restaurante? Sobre todo, tener en mente que la competencia real de los restaurantes tradicionales no está en otros establecimientos similares. La competencia real son ahora los hoteles con el todo incluido, las farmacias, las tiendas de “conveniencia”, <oxxos y kioskos>, las vinaterías con servicio de alimentos y hasta los casinos que casi regalan la comida como gancho para el juego. Los grandes centros comerciales urbanos ya han encontrado una fórmula para meter en cintura a los restauranteros: los “food courts”. Espacios amplios llenos de mesas y apoyos de servicio con locales pequeños para alquilar a aún más pequeñas operaciones de restauración. Es inútil recomendar que los restauranteros construyan un gran edificio y renten los locales a los comerciantes, <es decir, al revés>, pues los profesionales de la comida son por tradición escasos de fondos. <A excepción claro de las grandes cadenas nacionales e internacionales>. Y si los restauranteros se han quedado atrapados en la tradición, las escuelas “de turismo” y de gastronomía, de seguro que ni siquiera contemplan el concepto de innovación en la restauración, con audacia. La gastronomía, si no se innova y se vuele creativa, tenderá a desaparecer tal como la conocemos. Tal como viene sucediendo con la hotelería tradicional que cada vez encuentra más difícil competir contra los grandes consorcios internacionales que han agregado al negocio del hospedaje; agencias de viaje, aviones y traslados terrestres. No cabe duda: ¡el mundo está cambiando! Diletante62@yahoo.com.mx 28 Abril Mayo • A la Carta