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1 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS 2 3 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS NUEVA ÉPOCA l NÚM. 32 l JULIO-DICIEMBRE l CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 2013 4 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Rector José Narro Robles Secretario General Eduardo Bárzana García Secretario Administrativo Leopoldo Silva Gutiérrez Abogado General Luis Raúl González Pérez Director General de Publicaciones y Fomento Editorial Javier Martínez Ramírez FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES Director Fernando Castañeda Sabido Secretaria General Claudia Bodek Stavenhagen Secretario Administrativo José Luis Castañón Zurita Jefa de Publicaciones Ma. Eugenia Campos Cázares CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS Coordinadora Rosa María Larroa Torres Secretaria Académica Damellys López Heredia Secretaria Técnica Martha Guzmán 5 Directora Rosa María Larroa Torres Editora Gloria Carrillo Serrato Editora asociada Damellys López Heredia Asistente editorial Beatriz A. Canseco Gómez Responsable del número Lucio Fernando Oliver Costilla Consejo Editorial José Miguel Candia, FCPYS, UNAM. Rossana Cassigoli, CELA, FCPYS, UNAM. José María Calderón Rodríguez, CELA, FCPYS, UNAM. Margarita Favela, CEIICH, UNAM. Roberto Herrera, FCPYS, UNAM. Pablo A. Maríñez, CELA, FCPYS, UNAM. Márgara Millán, CELA, FCPYS, UNAM. Lucio Oliver, CELA, FCPYS, UNAM. Rodrigo Páez, CIALC, UNAM. Rosa Ma. Piñón, FCPYS, UNAM. Raquel Sosa, CELA, FCPYS, UNAM. Adrián Sotelo, CELA, FCPYS, UNAM. Severo Salles, CELA, FCPYS, UNAM. Consejo Consultivo Lilia Bermúdez (México), Atilio Borón (Argentina), Suzy Castor (Haití), Teresa Castro (México), Horacio Cerutti (Argentina), Breny Cuenca (EI Salvador), Norma de los Ríos (México), Haroldo Dilla (Cuba), Carlos Figueroa (Guatemala), Norman Girvan (Jamaica), Pablo González Casanova (México), Alfredo Guerra-Borges (Guatemala), Diana Guillén (México), Esthela Gutiérrez (México), Edgardo Lander (Venezuela), José Luis Orozco (México), Jaime Osorio (Chile), Aníbal Quijano (Perú), Enrique Rajchenberg (Argentina), Berenice Ramírez (México), Alberto Rocha (Perú), Emir Sader (Brasil), Patricia Salcido (México), Darío Salinas (Chile), Consuelo Sánchez (México), John SaxeFernández (México), Andrés Serbin (Argentina), Ricardo Yocelevzky (Chile). Consejo de Redacción Beatriz A. Canseco Gómez, Margarita Flores Santiago Cuidado de la edición y corrección de estilo Clara I. Martínez Valenzuela Apoyo editorial Fernanda Lara Traducción de resúmenes al inglés Humberto Caspa Traducción de resúmenes al portugués Jane Lúcia Rodrigues Dibujo de la portada Gerardo A. Ramírez Hernández “Casi caligráfico 2”, técnica mixta sobre papel, 1991 Estudios Latinoamericanos es una publicación semestral, editada por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Dirección: Circuito Cultural Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, C. P. 04510, Delegación Coyoacán, D. F. Editora responsable: Gloria Carrillo Serrato. Tel.: 5622 9417. Fax: 5622 9427. E-mail: <gserrato5@yahoo.com>. Número de Certificado de Licitud de Título: 8693. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 6135. Número de Reserva de Derechos de Título en Derechos de Autor: 120915020400-102. ISSN0187-1811. Distribuida por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, Av. del Imán núm. 5, Ciudad Universitaria, C. P. 04510, Delegación Coyoacán, D. F. Impresa en Línea y Color, Prolongación Tlahuicas núm. 20, Col. San Francisco Culhuacán, Delegación Coyoacán, México, D. F., C. P. 04260. Estudios Latinoamericanos aparece en: Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales (CLASE), UNAM; Latindex, UNAM; Public Affairs lnformation Service (PAIS), Nueva York; Sociological Abstracts, Inc., San Diego, Cal.; ULRICH’S Directory International Periodicals, Londres; Institut de l’Information Scientifique et Technique (INIST), Francia; International Bibliography of the Social Sciences, Londres; Zeller Verlag, Alemania; International Political Science Abstracts, Francia; Catálogo de Revistas Científicas y Arbitradas, UNAM. 6 7 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS NUEVA ÉPOCA l NÚM. 32 l JULIO-DICIEMBRE l 2013 Índice Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Lucio Fernando Oliver Costilla Horizontes teóricos La recreación de un clásico en América Latina: Antonio Gramsci en el pensamiento de Pablo González Casanova . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 Jaime Torres Guillén José Aricó: itinerarios de una nueva generación de izquierda en la Argentina de la segunda mitad del siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Juliana Cubides Martínez El pensamiento de Carlos Nelson Coutinho: interpretar el Brasil . . . . . . . . . . . 55 Alba Maria Pinho de Carvalho y Eliana Costa Guerra A debate: teoría social y análisis concreto Lo nacional-popular y la forma primordial: desarrollos a partir de Gramsci . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Luis Tapia Mella René Zavaleta: ecuación social y construcción hegemónica . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Jaime Ortega Reyna Apuntes de referencia al pensamiento de Gramsci en Colombia . . . . . . . . . . . 115 Robert Adrián Quintero 8 ÍNDICE Procesos y tendencias El Estado brasileño actual en clave gramsciana: una aproximación desde el legado analítico de Carlos Nelson Coutinho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131 Lia Pinheiro Barbosa Experiencias de análisis del Estado y la política en Chile . . . . . . . . . . . . . . . . 155 Cristian Andrés Jamett Pizarro La hegemonía fracturada: el Estado en Colombia, un proceso en redefinición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165 Jorge Gantiva Silva Testimonio Gramsci en Cuba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189 Fernando Martínez Heredia Reseñas Miguel Ángel Herrera Zgaib (compilador), Hegemonías y contra-hegemonías en la subregión andino-amazónica. Primer Seminario Internacional Antonio Gramsci . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205 Por Laura Nieto Sanabria Requisitos para colaboradores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209 9 Presentación A la memoria de Edmundo Fernandes Dias y Arnoldo Martínez Verdugo, pasión desbordada por la política, la historia y por Gramsci en nuestras tierras. La revista que ahora presentamos1 incluye artículos y testimonios diversos que tienen en común estudiar y debatir sobre las contribuciones analíticas y teóricas de destacados académicos e intelectuales que se han dedicado a la investigación sobre el Estado ampliado en América Latina. Estudios y estudiosos de lo latinoamericano tienen continuamente ante sí, como sucede en el resto de las ciencias sociales modernas, el reto de dilucidar analíticamente aspectos centrales del movimiento histórico y actual de nuestras sociedades, lo que incluye construir criterios propios para investigar, apreciar y conocer sobre el poder y la política con relación a la situación y expectativas de las grandes mayorías populares, lo que el sociólogo argentino Juan Carlos Portantiero (1981) ubicaba como la compleja relación Estado-economía y Estado-masas, dentro y fuera de las instituciones. Tratar de entender al Estado, y en particular al Estado ampliado en nuestra región, es decir, considerar al poder político más allá de sí mismo, en su relación con los flujos de la sociedad, las cosmovisiones, los derechos y deberes, valores, expectativas y realizaciones colectivas e individuales, conlleva a analizar a las instituciones como expresión sintética particular de una sociedad con contradicciones y en movimiento, determinada por los elementos de voluntad colectiva nacional popular, por las ideologías, por las luchas de fuerzas y proyectos, y por las formas concretas de “la relación de capital” expresada en las formas productivas y de acumulación prevalecientes. Cuyos textos tienen origen en el coloquio Contribuciones latinoamericanas sobre el Estado y la política. Aplicaciones gramscianas. En dicho evento –realizado a finales de 2012 como actividad anual del proyecto IN305811 Transformaciones recientes del Estado en América Latina: una perspectiva a partir de la sociología política de Antonio Gramsci, del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación 1 e Innovación Tecnológica (PAPIIT) de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA) de la UNAM, a la cual agradecemos el apoyo– se planteó el objetivo de recoger y debatir sobre los elementos teóricos, metodológicos y analíticos de connotados autores latinoamericanos, para pensar la configuración del poder y la política en nuestros países. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 9-15. 10 LUCIO FERNANDO OLIVER COSTILLA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 9-15. Las instituciones son importantes e inevitables en la modernidad porque son formas que condensan luchas históricas y una determinada relación de fuerzas; a partir de esa condensación promueven políticas determinadas e intereses económicos, sociales y políticos, median con la sociedad y expanden la cultura, pero normalmente las instituciones esconden las contradicciones y los procesos sociales. Por ello resulta importante destacar que es la propia sociedad la que en su movimiento contradictorio, por medio de la lucha entre fuerzas distintas, genera las instituciones que de síntesis abstractas luego se convierten en poderes, apariencias, fetiches, palancas, mediaciones o expresión deformada y parcial de las luchas sociales. Dado que el análisis sociológico y político tiene como función buscar comprender los fundamentos, el sentido, el alcance y los límites de las instituciones en el marco del proceso histórico de las sociedades modernas, hemos invitado a académicos estudiosos del pensamiento latinoamericano, vinculados a nuestro proyecto PAPIIT de la UNAM, para que reflexionen sobre las contribuciones de Pablo González Casanova, Fernando Martínez Heredia, René Zavaleta Mercado, Orlando Fals Borda, Juan Carlos Portantiero, José Aricó, Carlos Nelson Coutinho, y la pléyade de pensadores de Colombia, Chile, Argentina, Brasil, México, Cuba y Bolivia, intelectuales que en sus análisis de lo latinoamericano se han apoyado en la herencia teórica del pensamiento de Antonio Gramsci. ¿Cómo estudiar instituciones de peso hoy día como el Estado ampliado, “ampliado de una manera específica a la sociedad y de la sociedad hacia el Estado”, sin caer en el fetichismo de las formas (que en realidad son una manifestación peculiar de relaciones sociales), pero tampoco en la determinación total de las estructuras y los sujetos? Sin duda, como lo plantean los autores de este número de la revista, se requiere de un enfoque de la sociedad como un organismo en constante cambio, de una teorización abierta al movimiento de la historia y al seguimiento de la disputa y/o convergencia de opciones y fuerzas concretas en las coyunturas. Subrayamos al respecto la importancia de un rasgo metodológico común que destaca en la obra de nuestros latinoamericanistas críticos: su adhesión a lo que Gramsci denominaba la compleja “unidad/distinción” entre historia y filosofía (teoría) e historia y política (1994:Cuaderno 10, t. IV). Es decir, podemos iniciar planteando que para los latinoamericanistas, cuya obra se revisa y debate aquí, la teoría y la política son fenómenos condicionados por la historicidad de las sociedades, por la manera en que cristalizan y se colocan sobre la mesa las contradicciones y los problemas de la historia del presente, mismos que la teoría analiza y elabora; y ahí también se constituyen y confrontan las fuerzas que la política pone en acción como disputa hegemónica por distintos proyectos de presente y de futuro. Pero el debate y el análisis teórico no se diluyen en la historia, tienen su propia especificidad, tanto como reflexión crítica histórica de la conceptualización abstracta, como en cuanto método de análisis de las contradicciones y determinaciones, relaciones y fuerzas histórico-políticas, de lo concreto. PRESENTACIÓN 11 La historia siempre está en movimiento. Los Estados de competencia sufrieron un revés en la primera década del siglo actual a partir de la activación de las masas, las crisis políticas y la conquista de posiciones electorales de fuerzas antineoliberales. En un contexto de crisis política, los movimientos sociales impusieron una agenda nacional y social que en los casos en que tuvo éxito derivó parcialmente en programa de los nuevos gobiernos progresistas y en una nueva ampliación del Estado por la vía de la política. Con la conquista de nuevos derechos y nuevas políticas sociales, se puso un alto a la privatización desmedida, se regresó a lo público-universal en algunas políticas públicas, al capitalismo de Estado, a considerar al Estado la síntesis de la sociedad y la expresión del interés general –aun cuando lo fuese sólo en tanto comunidad política ilusoria. Ese camino no fue igual en todas las sociedades de la región pero fue lo suficientemente generalizado para dar lugar a una transformación política sustancial NÚM . ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , A lo largo de las llamadas décadas perdidas del siglo XX, los Estados construidos durante la época dorada del desarrollismo parcial y periférico latinoamericano se transformaron en “Estados nacionales de competencia” peculiares, por su carácter de poderes gerenciales financierizados (Oliver y Castro, 2005) al servicio de la valoración del capital, conformados por grandes tecnocracias excluyentes que “desmontaron” las instituciones representativas de lo político, lo social y lo local; y que abandonaron su responsabilidad con los derechos sociales, con las necesidades y con el imaginario nacional y popular. Para servir mejor a la mundialización del capital, los Estados fueron “negados” (en lo que son de expresión de lo público, no en su papel de promotores de la acumulación) por las élites políticas, tecnocráticas y empresariales haciendo a un lado su cualidad soberana y de espacios de lo públicouniversal, por medio del traslado de sus políticas al campo de lo privado: su entrega a políticas de subsidios, la acumulación financiera, la apertura sin proyecto nacional a las inversiones transnacionales, la entrega mercantilizada de los recursos naturales y sociales de nuestra región a la voracidad del capital mundial, auspiciando la renovación de la superexplotación del trabajo, la promoción de la cultura individualista del hombre líquido asociada al American Dream y el bloqueo y vaciamiento de la democracia representativa, participativa y deliberativa, con el consecuente abismo entre ciudadanía y poder. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 9-15. Así, este número de Estudios Latinoamericanos contiene un conjunto de artículos que, a la manera de cada uno y en plena diversidad fructífera, rescata y utiliza el enfoque de Gramsci acerca del Estado ampliado para pensar el poder en América Latina y las opciones de las luchas de la sociedad política y la sociedad civil en movimiento. Para ello se asume que el Estado es una institución central porque no ha dejado de ser la expresión, la síntesis y la palanca principal del dominio del capital y de promoción del capitalismo y de un proyecto de relaciones políticas, pero también de conformación de una voluntad y una ideología colectivas, de una burocratización de las necesidades y de integración cultural política de masas en nuestra región. 12 LUCIO FERNANDO OLIVER COSTILLA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 9-15. de América Latina: se puso a la orden del día la recuperación popular del Estado. El reto para las ciencias sociales críticas es debatir el horizonte teórico que se abre con esas luchas sociales y políticas, debatir entre nosotros, con la ayuda de la herencia de nuestros teóricos, la conformación de lo que podemos denominar, siguiendo a Gramsci, la nueva ecuación Estado-sociedad (1994:Cuaderno 13, parágrafos 30, 31 y 36, t. V). El Estado no es sólo sociedad política, pacto político de las alturas o clases políticas actuantes sólo a través de los gobiernos: al Estado, sus funciones, sus políticas, su inserción en la sociedad, su componente de síntesis de las fuerzas histórico-políticas sólo se le conoce en la medida en que se le asume como Estado integral (como Estado ampliado, sumatoria orgánica de sociedad política y sociedad civil). Así, con esos elementos podremos comprender y analizar las distintas maneras en que se procesa en nuestros tiempos la ampliación del Estado y la reintegración de las masas. Por la política, esto es, por la vía de su legitimidad ante las masas al plantear un programa y una agenda que recuperan lo que los sectores activos y progresistas de la sociedad civil, los movimientos sociales y la lucha de las comunidades originarias plantearon como nuevos derechos y una relación propositiva respecto a las políticas públicas. En esta situación, la ampliación del Estado se dirime públicamente: la sociedad discute opciones para la apropiación social de porciones de la plusvalía generada en la acumulación de capital transnacionalizada. Pero la política es cambiante y los procesos también se revierten. A finales de la primera década del siglo XXI y en los años que corren hoy día se han abierto otras maneras de lograr el entrelazamiento de la sociedad con el Estado, transformando lo que fue la lucha de la primera década del siglo –de revolución-contrarrevolución– en tímidas reformas, en una revolución pasiva o, mejor, en una nueva modernización conservadora por la vía de las formas burocráticas dirigistas, del cesarismo, de las relaciones clientelares, de los nuevos corporativismos y del consumismo exacerbado de masas. Procesos todos ellos en los que la actividad de las masas, los derechos políticos ciudadanos, los derechos a tener derechos en el sentido más amplio, las políticas “estructurantes” de lo público en educación, salud, servicios, seguridad, progresivamente han sido sustituidos por las formas privadas y mercantiles vía la restricción, desde las alturas, del programa de cambios y de la organización social autónoma, por un manejo tecno-mediático con formas burocrático-económicas despolitizantes, en especial por las nuevas políticas públicas sociales de dádiva y por la mercantilización de la vida y los derechos, situación que parece ganar fuerza en la nueva realidad del poder y la política de esta segunda década del siglo XXI de América Latina y que es, en todo caso, nuestro punto central de análisis y preocupación sobre la coyuntura y sobre la teoría. De tal manera, en este número de Estudios Latinoamericanos se incluyen artículos Para los pensadores críticos latinoamericanos sobre los que se escribe en este número: Pablo González Casanova, Fernando Martínez Heredia, René Zavaleta Mercado, Carlos Nelson Coutinho, Orlando Fals Borda, Juan Carlos Portantiero y José Aricó, estaba claro que Gramsci aportó nuevas perspectivas en la teoría y metodología del análisis social e institucional. Innovó la noción de Estado al ponerlo en relación orgánica con la sociedad, revisó la relación entre la teoría, la política y la historia, y avanzó en la crítica del Estado planteando como objetivo de la lucha emancipadora la construcción de una voluntad colectiva nacional popular orientada a crear una sociedad regulada y no un Estado poderoso. Las nociones moldeadas por Gramsci en los Cuadernos de la Cárcel –las fuerzas operantes, el Estado ampliado, la voluntad colectiva, el intelectual masa, el intelectual colectivo, el americanismo, la hegemonía civil, las situaciones como la síntesis de relaciones de fuerzas histórico-políticas, la teoría como sistematización coherente de los problemas planteados a las masas populares por la historia, y la historia como resultado de la acción política de fuerzas (en lucha) conformadas a partir de las contradicciones estructurales– resaltan entre NÚM . que se preocupan por descubrir en el pensamiento crítico de autores clásicos de la sociología política gramsciana en nuestra región –de la teoría social latinoamericana– una vía para entender y valorar analíticamente el movimiento de la ampliación del Estado por la economía social, la cultura y la política, y por comprender también cómo se da y qué significa la ampliación-restricción por las otras vías –las económicocorporativas–, que tienden a poner límites a los proyectos de cambio hasta mantenerlos en el nivel exclusivo de la igualación de derechos de los distintos grupos de la sociedad, lo que Gramsci denominaba nivel de “solidaridad de clase”. En el contexto de las nuevas formas materiales contradictorias de hegemonía capitalista mundial se propicia, en los proyectos de los nuevos gobiernos progresistas, una reforma económica no estructural (aumentos al salario mínimo y estímulo al empleo masivo con informalidad, fragmentación y precarización social) que complementa la reprimarización de la economía y las vías abiertas al nuevo despojo transnacional de los recursos naturales (extractivismo, que es una expresión local de la crisis estructural del capital) y se bloquea una reforma intelectual y moral. Hay pasividad en las alturas ante la descomposición de los partidos, el conservadurismo de las instituciones, el desencanto de la política, la elitización de las clases dirigentes, la burocratización de las organizaciones políticas, la dificultad para estructurar una crítica adecuada a la historia actual y una política con conciencia plena de la disputa entre distintas opciones de futuro. Se estimula la fascinación del hombre líquido por la ampliación y profundización mercantil capitalista vía el crédito, los apoyos al consumo inmediato, la privatización de lo público, pero también se cierran los ojos ante las consecuencias del empleo precarizado y las políticas asistenciales no estructurantes, en fin, todo lo que lleva a una contrarreforma de la sociedad civil que la somete al Estado político y la convierte en una correa de trasmisión clasista y autoritaria sin muchas opciones de disputa de posiciones. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 9-15. 13 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , PRESENTACIÓN 14 LUCIO FERNANDO OLIVER COSTILLA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 9-15. muchos otros abordajes que contribuyen a un análisis diferente de los procesos latinoamericanos expresando una ruptura epistemológica con los anteriores planteamientos del marxismo estático y rígido de principios del siglo anterior e inspirando una renovación, en movimiento, del pensamiento crítico latinoamericano sobre la sociedad capitalista moderna, dependiente, subordinada y abigarrada, y sobre el Estado en sus formas diversas: jacobinos, de compromiso, aparentes, transnacionalizados, etcétera. Urge recoger y profundizar la experiencia teórico-metodológica del pensamiento latinoamericano crítico que enriquezca la caracterización precisa de los procesos del nuevo Estado ampliado en América Latina, en tanto forma de las relaciones actuales de capital, expresión institucional de una relación de fuerzas y disputa por la construcción democrática (Dagnino, Olvera et al., 2006). Ello permitirá esclarecer teóricamente el fenómeno de la hegemonía capitalista en sus distintos momentos y ciclos, y plantear con bases firmes la cuestión de la contrahegemonía popular más allá del análisis coyuntural, y llegar al fondo de la cuestión: las profundas crisis orgánicas de los Estados que nos agobian, las que resultan de que la sociedades y las clases dominantes han propiciado o permitido la separación extrema de sociedad política, sociedad civil y la estructura orgánica económico-social, aquellas que surgen de que el neoliberalismo, donde se impuso, haya mermado la industria nacional integrada, la inclusión de masas a la economía, la política y la cultura, el trabajo social como eje del desarrollo, y donde el Estado pasó a ser la vía de la desnacionalización y la desposesión. Si bien se ha logrado cierta recuperación de lo público y del Estado, aún falta por desarrollar su crítica y sus límites como proyecto neodesarrollista capitalista dependiente, como proyecto institucional de las alturas, como dirigismo tecnocrático, como fenómeno de despolitización y formalismo de la ciudadanía. Por lo mismo, puede decirse que aún se encuentra en estado de inmadurez el gran problema de la hegemonía popular: la construcción autónoma de un proyecto estratégico de “guerra de posiciones” que tienda hacia una unificación y centralización de los subalternos y a la creación de una hegemonía popular alternativa. Por último, cabe decir que la selección de los ensayos incluidos en esta entrega de Estudios Latinoamericanos no es sólo para exponer una situación sino también, como pensaba Gramsci, para “justificar una actividad práctica, una iniciativa de voluntad” (1994:Cuaderno 13, parágrafo 17, t. V), lo que no se logrará sino a partir y a través de profundizar la reflexión conceptual y teorizar sobre la necesidad histórica de articular el movimiento espontáneo con elementos de dirección consciente de acuerdo a la actual relación de fuerzas, orientada ésta a las perspectivas políticohistóricas de los movimientos sociales y a una inmersión en la lucha social real de los intelectuales colectivos programáticos. Por ello, para enriquecer esos planteamientos, se pidió a los colaboradores del número buscar elementos gramscianos clave en nuestros pensadores histórico-críticos latinoamericanos mencionados. PRESENTACIÓN 15 Referencias NÚM . Responsable del número ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Lucio Fernando Oliver Costilla 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 9-15. DAGNINO, Evelina, Alberto OLVERA et al. (2006), La disputa por la construcción democrática en América Latina, México, Fondo de Cultura Económica. GRAMSCI, Antonio (1994), Cuadernos de la Cárcel, México, Era, tomos IV y V. OLIVER, Lucio y Teresa CASTRO (coordinadores) (2005), Poder y política en América Latina, México, UNAM/Siglo XXI, tomo III, Colección “El debate latinoamericano”. PORTANTIERO, Juan Carlos (1981), Los usos de Gramsci, México, Folios. 16 16 FALSA 17 HORIZONTES TEÓRICOS 18 18 FALSA 19 La recreación de un clásico en América Latina: Antonio Gramsci en el pensamiento de Pablo González Casanova Jaime Torres Guillén* Resumen El artículo se compone de tres partes en las que se reconstruye la trayectoria teórico-política del intelectual mexicano Pablo González Casanova en tanto que re-elaboración de la reflexión gramsciana para pensar la lucha democrática en América Latina y se muestra su esfuerzo por argumentar la especificidad de la cuestión democrática latinoamericana como parte de un camino históricamente determinado hacia el socialismo. Primero, se recupera su reflexión acerca del nacionalismo revolucionario mexicano. Segundo, se reflexiona sobre la articulación que hace González Casanova entre la lucha democrática y la lucha por la liberación nacional. Tercero, se aborda la re-elaboración creativa del autor sobre el concepto gramsciano de hegemonía como práctica política, con base en las “masas populares” centroamericanas que, en la lucha por su liberación, lograron la síntesis y superación de la dicotomía democracia-socialismo. Palabras clave: Gramsci, democracia, liberación nacional, socialismo, hegemonía. The unveiling of a classic in Latin America: Antonio Gramsci through Pablo González Casanova’s thought Abstract The article is composed of three parts that reconstructs the theoretical and political trajectory of Mexico’s intellectual Pablo González Casanova, while redesigning Gramsci’s thought surrounding the struggle of democracy in Latin America. Casanova presents a unique argument of Latin American democracies toward socialism. First, he gets back to analyzing Mexico’s revolutionary nationalism. Second, he evaluates the similarities between democratic struggle and the struggle for national liberation. And third, based on the case of Central American revolutions, he elaborates a creative analysis of Gramsci’s concept of hegemony as political practice, in which he brings together both democracy and socialism. Keywords: Gramsci, democracy, national liberation, socialism, hegemony. * Licenciado en Letras por la Universidad de Guadalajara, maestro en Filosofía y Ciencias Humanas por el ITESO, doctor en Ciencias Sociales por el CIESAS de Occidente. Docente e investigador en distintos centros educativos como la Universidad Marista de Guadalajara (2007) y la Asociación Psicoanalítica Jalisciense (2008-2009). Es maestro titular en el Instituto de Filosofía de la Universidad de Guadalajara desde 2002, director de la revista Piezas en diálogo. Filosofía y ciencias humanas (publicada por el mismo Instituto). E-mail: <torresguillen@hotmail.com>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 19-39. 20 JAIME TORRES GUILLÉN A recriação de um clássico na América Latina: Antonio Gramsci no pensamento de Pablo González Casanova ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. Resumo O artigo está composto de três partes que reconstroem a trajetória teórico-política do intelectual mexicano Pablo González Casanova na reelaboração da reflexão gramsciana para pensar a luta democrática na América Latina; apresenta o esforço de González Casanova ao argumentar sobre a especificidade da questão democrática latino americana como parte de um caminho historicamente determinado em direção ao socialismo. Na primeira parte realiza a recuperação de sua reflexão sobre o nacionalismo revolucionário mexicano. Na segunda discute a articulação necessária, segundo o intelectual mexicano, entre a luta democrática e a luta pela libertação nacional. Na terceira argumenta a reelaboração criativa de González Casanova do conceito gramsciano de hegemonia como prática política, a de massas populares centro-americanas que, na sua luta pela libertação, conseguiram a síntese e superação da dicotomia democracia-socialismo. Palavras chave: Gramsci, democracia, libertação nacional, socialismo, hegemonia. Prenotando Pablo González Casanova se interesó por el marxismo de Antonio Gramsci porque lo acercó a un planteamiento nuevo de la democracia, distinto al liberal clásico, y posteriormente al socialdemócrata. A finales de la primera mitad del siglo XX, el autor de La democracia en México conoció a Gramsci –tras un regalo de las obras completas del intelectual italiano recién publicadas por Giulio Einaudi. El obsequio vino nada más y nada menos que de Vicente Lombardo Toledano.1 En el devenir de la formación de González Casanova, la filosofía de Gramsci se combinó con el marxismo-leninismo singular de Lombardo Toledano, con el nacionalismo revolucionario mexicano y con el legado de la Revolución Cubana.2 Esta síntesis intelectual permitirá encontrar un hilo conductor entre la posición teórica y política del Pablo González Casanova de finales de los años sesenta y la serie de ensayos que intentaron explorar el mundo de la democracia, la liberación y el socialismo desde Centroamérica, en la década de los ochenta.3 En ambas décadas consideró a la democracia en América Latina como la antesala del socialismo, un principio rector para lograr los objetivos políticos de cada periodo. Lo pensó desde el nacionalismo: sin democracia no hay desarrollo; desde su antiimperialismo: no es posible la liberación 1 Isabel Lombardo Toledano, hermana de Vicente, contrajo matrimonio con Pedro Henríquez Ureña con quien tuvo dos hijas: Natacha y Sonia Henríquez Ureña. La primera estuvo casada con Pablo González Casanova del Valle, lo que explica la cercanía familiar e influencia política de Lombardo Toledano en González Casanova. 2 Otras influencias que marcaron el pensamiento de González Casanova fueron, sin duda, las del comunismo “martiano” de Julio Le Riverend Brusone y el neozapatismo. 3 Esta idea vale también para los artículos publicados en 1981 bajo el título El Estado y los partidos políticos en México. LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 21 sin democracia; y desde el marxismo gramsciano: sin ella tampoco la construcción del socialismo se logrará. I Cuando en 1965 Pablo González Casanova publicó La democracia en México, lo que lo hizo pensar en combatir el “marginalismo” y la “sociedad dual”, como en ese entonces se denominaba al subdesarrollo, fue su defensa de la ideología de la Revolución Mexicana “desde un nacionalismo antiimperialista” y su perspectiva de un Estado fuerte, fruto de la alianza del gobierno con el pueblo, mediante el cual se lograra la integración nacional. Sus referentes fueron la política social del cardenismo y la estrategia política de Vicente Lombardo Toledano. Lombardo Toledano quería sintetizar marxismo y nacionalismo en la práctica, bajo la idea de que para transitar a un régimen socialista se debía establecer una alianza entre los gobiernos pos-revolucionarios y la burguesía nacional. Así, se consolidaría el proyecto nacionalista en un país semi-colonial como lo era México. Es decir, si se fortalecía una clase burguesa, se desarrollaría un proletariado autónomo, con lo cual se prepararía el camino hacia el socialismo. En este sentido creía que la “táctica de la NÚM . En la tercera parte se muestra cómo González Casanova recrea el concepto gramsciano de hegemonía, a la luz de la revolución centroamericana. Al percatarse de que en la práctica política popular de América Latina, los conceptos de liberalismo, democracia, nacionalismo y populismo se ligaban dialécticamente con el concepto de socialismo, González Casanova intentó enriquecerlos y aplicarlos a las luchas de los pueblos por su liberación como en los casos de Cuba y Nicaragua. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Para el caso de América Latina, se mostrará que González Casanova traslada su análisis de la lucha por la democracia a los pueblos de este continente inspirado en la Revolución Cubana. Encuentra que el sometimiento colonial de éstos, los insta a incluir el problema de la liberación nacional al lado de la lucha democrática, por lo que la movilización política del pueblo latinoamericano se presenta distinta a la liberal y comunista, aunque con grandes posibilidades de combinación. En esta segunda parte se aborda el fenómeno del poder del pueblo con democracia, pluralismo ideológico, autonomía y participación popular, como objetivos previos al socialismo. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. Para explicar lo anterior, se desarrollará el principio y compromiso del itinerario conceptual, teórico y político de González Casanova que lo une al pensamiento de Antonio Gramsci. Para ello el trabajo se dividirá en tres partes. En la primera se desarrolla de manera breve uno de los argumentos principales de La democracia en México, a saber: las luchas en pro de las libertades democráticas dentro del capitalismo son previas al camino hacia el socialismo en México. 22 JAIME TORRES GUILLÉN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. unidad nacional” era el objetivo inmediato de la lucha por el socialismo en México. Esto es, “la política de unidad nacional implicaba subordinar la lucha de clases en pos de un objetivo que podría traer mayores beneficios para el proletariado y para la Nación en su conjunto, porque lo que se buscaba era el desarrollo capitalista independiente” (Niszt, 2009:54). La visión de Pablo González Casanova sobre la democracia en México, en la década de los sesenta, tenía este tinte lombardista y nacionalista. La propuesta política que sentaba sus bases en el desarrollo pleno de una revolución democrático-burguesa a través de la unidad nacional, al lado del ideal de Lázaro Cárdenas, defensor de la soberanía nacional, eran los lentes bajo los cuales habría que entender la postura política que presenta en La democracia en México.4 En esos años, nuestro autor fue criticado por plantear que uno de los objetivos principales para la democratización y el desarrollo del país debía ser la integración nacional, con lo cual se terminaría con la marginalidad y el colonialismo interno (González Casanova, 1965:112). Esto es, se hacía necesario que la población marginada se integrara a la vida cívica, a una ciudadanía económica y política plena. El cuestionamiento venía de quienes en ese momento se adscribían al marxismo como la interpretación correcta de la historia. Pero la postura de González Casanova era clara. Insistía en acentuar la política secular frente a cualquier injerencia religiosa, redistribuir el ingreso, democratizar y mantener el partido predominante, e intensificar el juego democrático de los demás partidos, lo cual obliga a la democratización interna del partido como 4 El propio González Casanova lo reconoció a pregunta expresa de Claudio Albertani (CA): “¿Qué papel desempeñó Lombardo Toledano en tu formación? ¿Cuál fue tu relación con él? Pablo González Casanova (PGC): Mi primera esposa era hija de la hermana de Lombardo, y cuando fuimos a París él nos visitaba de paso a Moscú o a Roma. Él fue quien me regaló la primera edición de las obras de Gramsci, en italiano, que todavía conservo. Era un hombre brillante. Una de sus aportaciones consistió en dar al nacionalismo revolucionario mexicano una política exterior universal impulsando las relaciones con la Unión Soviética y el apoyo a los movimientos de liberación en América Latina. Era una nueva expresión del nacionalismo que se plasmó en vínculos con los movimientos obreros, con la lucha de clases y con la emancipación socialista. Luego todo se frustró, porque tanto la Revolución Mexicana se volvió populista como la Rusa se volvió más y más burocrática, y hasta capitalista. CA : ¿Qué piensas del nacionalismo revolucionario? PGC : Siempre oscilé entre el nacionalismo antiimperialista y la lucha de clases. Iniciado por Sun Yat-Sen en China, el nacionalismo revolucionario alcanzó por su parte una gran profundidad en México, al grado de que nuestra Constitución, anterior a la rusa, en cierto momento fue la más avanzada del mundo en materia de derechos sociales e internacionales. Yo tuve simpatías y diferencias con este proceso, que se perciben a lo largo de mi vida y, al mismo tiempo, no dejé de tener amistades y vínculos con quienes daban prioridad a la lucha de clases frente a la lucha nacional” (Albertani, 2011:89). LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 23 Su análisis marxista sobre México fue bajo la premisa de que la lucha de clases estuvo mediada por una Constitución liberal que instrumentó la incipiente burguesía en alianza con los trabajadores organizados y los campesinos armados. El objetivo fue luchar juntos contra el latifundismo y el imperialismo. De este pacto quedaron al margen las “masas exhaustas del pueblo” (Ibid.:186). En este sentido, la Constitución “fue un instrumento del desarrollo del capitalismo y del desarrollo del país dentro del capitalismo. Pero como el país no se desarrolló plenamente dentro del capitalismo, las instituciones más características de la democracia capitalista tampoco se desarrollaron” (Ibid.:187). El desarrollo de la burguesía en un país con problemas de colonialismo interno, según González Casanova, impedía el cumplimiento jurídico de la Constitución a cabalidad. En otras palabras: Las formas jurídicas tradicionales de la Constitución no se cumplen ni se cumplirán en la medida en que no haya un desarrollo plenamente capitalista en México. Mientras haya colonialismo interno y no se alcance un relativo nivel de igualdad con los Estados Unidos “hecho improbable en tanto subsista el imperialismo” no habrá partidos NÚM . Ante este panorama, González Casanova se pregunta por las posibilidades de la democracia en México. Su punto neurálgico son los pobres, los marginados del país. Para reflexionar sobre el tema de la democracia, él elige dos ideologías del momento y en pugna: el marxismo y el liberalismo. Frente a éstas se cuestionó: “¿Qué piensa el marxismo sobre las posibilidades de establecer una democracia capitalista en México? ¿Qué piensa el liberalismo o la sociología liberal sobre estas mismas posibilidades?” (Ibid.:184). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , El principio del que partía era: para que exista desarrollo en México es necesario democratizar las instituciones parlamentarias y los partidos; que el Estado controle el poder económico del sector público; que se incluya en la participación política a los grupos minoritarios políticos y culturales, incluidos los indígenas; que se democraticen los sindicatos y se creen nuevas formas de gobierno. Si eso no ocurría no habría desarrollo. La única opción era “la decisión –gubernamental y popular– de una democracia efectiva, que amplíe el mercado interno, acelere la descolonización del país y la integración nacional e intensifique las medidas de independencia nacional y de negociación en un plano de igualdad con las potencias extranjeras, particularmente con los Estados Unidos” (Ibid.:173). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. meta prioritaria, y a respetar y a estimular a los partidos de oposición revisando de inmediato la ley electoral; que la democratización del partido debe estar ligada a la democratización sindical y a la reforma de muchas de las leyes e instituciones laborales, entre otras tareas (Ibid.). 24 JAIME TORRES GUILLÉN políticos que se sucedan pacíficamente en el poder ni gobiernos estatales soberanos: mientras subsista el colonialismo interno no habrá sufragio universal, ni libertad municipal (Ibid.:189). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. La lectura era que la ruta hacia el socialismo en México pasaba previamente por las luchas en pro de las libertades democráticas dentro del capitalismo. En aquel entonces, para González Casanova la lucha cívica no se había agotado aún, por lo que expresaba: los marxistas no deben ver en cualquier algarada, motín, movimiento huelguístico, por importante que sea, el síntoma indiscutible de que ya llegó el tiempo de otra revolución, de que ya se dieron las condiciones de otra revolución. No habrá otra revolución en México “y de ello es necesario tener clara conciencia” sino cuando la estructura social sea incapaz de resolver los problemas urgentes del desarrollo de la nación y cuando se hayan agotado las posibilidades de una lucha cívica (Ibid.:196). El sociólogo mexicano ve en el sistema político de ese momento la posibilidad de cambio democrático. Por eso abonó a la idea de que defender la Constitución para resolver los problemas nacionales dentro del sistema capitalista era, en ese contexto, una tarea nacional y democrática. 5 Así, bajo la influencia del nacionalismo revolucionario cardenista-lombardista y convencido por los datos que arrojaba el estudio científico de su obra, González Casanova afirmaba con cierta autoridad moral que el socialismo en México comenzaba con la construcción de la democracia. II Para el caso de América Latina y su proceso de liberación nacional en el siglo XX, González Casanova siguió el mismo principio. Comprender el dinamismo social del continente requería, en primera instancia, estudiar las guerras contra el imperialismo en todos sus niveles, las democracias emergentes, armadas y desarmadas, de los pueblos que luchaban por su emancipación. Es sumamente interesante que el sociólogo mexicano tratara de situar una manera de pensar propia en América Latina a partir de sus propios recursos epistemológicos. 5 Con todo, esta posición política tuvo sus repercusiones. En 1960, el 1º. de mayo para ser específicos, nació la revista Política dirigida por Manuel Marcué Pardiñas. Dicha publicación centraba su línea editorial en las teorías de Pablo González Casanova expuestas en Cuadernos Americanos en el número de enero-febrero de 1962 y que después se recogerían en La democracia en México, a saber: “que la organización del pueblo independiente y su capacidad para resolver los conflictos, dentro de las instituciones de la Revolución Mexicana, constituyen el instrumento básico de cuya fuerza y eficacia dependerá el desarrollo económico y la evolución política; es decir, la crítica política a partir de la Revolución, tesis que continúa y que parte de Lombardo Toledano […]” (García Cantú y Careaga, 1994:110-111). Nada de abstracciones en la lucha por la democracia sin aclarar que se lucha contra la falsa democracia neocolonial y oligárquica; que se lucha contra el poder del Estado que es un instrumento del imperialismo y sus asociados y subordinados locales “o más específicamente” instrumento de las compañías y de las burguesías neocoloniales y rapaces. Nada de quedarse en los sistemas políticos que son parte de ese Estado, con el que mediatizan sus estructuras de explotación, depauperación, subyugación de los trabajadores, de los campesinos, pueblos y sectores medios. Nada tampoco con quienes desde la clase política y su lógica negociadora pretenden ponerse a la cabeza de un movimiento que son incapaces de llevar a sus últimas consecuencias (González Casanova, 2007). Habría que destacar que esa democracia concreta es del pueblo. Pero, ¿qué cosa es el pueblo? La vida material y moral de lo que en América Latina se ha denominado pueblo o, algunas veces, los pobres de la tierra, contiene un fuerte componente de agravio causado por el colonialismo, el capitalismo, el imperialismo, las dictaduras civiles y militares, además de la institucionalización del desprecio. Etnias, mujeres, pobladores urbanos, estudiantes, campesinos, trabajadores de la ciudad, jóvenes, amas de casa, sindicalistas, se han identificado en sus diferentes luchas no sólo por conflictos socioeconómicos o culturales, sino también por el grado de indignación que les causan las acciones del sistema económico, político y militar dominante en el continente. A esa identificación González Casanova le llama la lucha del pueblo. Esa es la idea de pueblo que han expresado Martí, Sandino, Mariátegui, Gustavo Gutiérrez, Paulo Freire, Enrique Dussel y el propio Pablo González Casanova. Desde otro punto de vista, los pueblos latinoamericanos en su historia se miran bajo el crisol de la democracia. Por esta razón, González Casanova consideró que a finales de los setenta y principios de los ochenta del siglo XX un fantasma recorría América Latina: no era el fantasma del comunismo sino el espectro de la democracia (González Casanova, 1985b:36). El interés por la democracia surgía en el continente después de los fracasos del populismo, de la izquierda autoritaria, de la derecha insensible a NÚM . Inspirado sobre todo en la Revolución Cubana insta a hacer la historia de América Latina desde sus pueblos y con los propios recursos cognitivos, vivenciales y metodológicos. José Martí, Augusto César Sandino, José Carlos Mariátegui, Fidel Castro, Gabriel García Márquez, Gustavo Gutiérrez, Paulo Freire y otros creadores del pensamiento latinoamericano, generaron una cultura de comunicación alternativa a la de las dictaduras y las tiranías del continente, por lo que habría que recurrir a esas fuentes. Para él, la Revolución Cubana confirmó que la alternativa sólo triunfa con el poder y la conciencia de todo el pueblo (2007). La articulación entre bases y vanguardia, combinada con ética y conciencia, ofrece una capacidad enorme para resistir los embates del tirano. En Cuba, la lucha por la democracia es en lo concreto y bajo la presión del poder popular: 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. 25 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 26 JAIME TORRES GUILLÉN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. las demandas populares y del Estado represor. El pueblo quería el poder y eso era lo nuevo en América Latina. La sociedad civil buscaba ser la protagonista de la historia en torno a la democracia, pero el pueblo se insertaba en esa lucha de una otra manera: no era la ciudadanía de Montesquieu, ni los partidos comunistas de Lenin o Mao, era la lucha del pueblo trabajador que quería un Estado anti-intervencionista, anti-golpe militar, con pluralismo ideológico, que reconociera autonomías y la participación popular. El pueblo y sus organizaciones al lado de la clase obrera, querían tomar el poder para democratizar las relaciones sociales del continente. Se trataba de un poder autónomo que no sólo criticaba al Estado “esto ya lo hacían los neoconservadores”, no se trataba sólo de defender a la sociedad civil pues desde hace bastante tiempo esto lo hacían los herederos de Locke y Kant. El nuevo movimiento obrero democrático, político y revolucionario descubría que había diferencia entre política y poder. Se hacía política para tomar el poder, a veces preparándose para una larga lucha en lo político desde diferentes frentes: organizaciones cívicas, movimiento obrero, milicias populares, elecciones, frentes, colectivos. El poder del pueblo se volvía meta del pueblo y se vinculaban las luchas por la democracia con las luchas por la liberación y el socialismo. Desde principios del siglo XX, en América Latina los gobiernos locales y sus burguesías habían buscado tener de su lado a los movimientos obreros creando centrales y confederaciones que permitieran la burocratización de la actividad proletaria, separándola de los campesinos, de los indígenas y del movimiento popular. Las negociaciones y concesiones al movimiento obrero latinoamericano le habían permitido a la clase dominante golpear y someter a los campesinos, a los indígenas y a los sectores semicoloniales debido a su marcada desorganización. Pero el dominio cultural colonial era más efectivo. Los modos de ser que imprimían las clases hegemónicas expresados en autoritarismo, ignorancia, indolencia, racismo, desprecio al diferente, en muchas ocasiones fueron asimilados por las propias organizaciones rebeldes (González Casanova, 1985c:453). Esto podía revertirse si las organizaciones proletarias y populares adquirían autonomía política y cultural. Para esto, debían pensar una manera diferente de hacer política, de organizarse; ser éticos, aprender a hablar, ser autogestores y activistas honestos (Ibid.:454). Los ejemplos de esto eran Cuba en los sesenta y Nicaragua en los ochenta. La autodeterminación de los pueblos de América Latina, su liberación de la situación colonial y neocolonial, otorgaba a la lucha por la democracia en el continente “el triple carácter de una lucha del pueblo por la soberanía frente a las clases dominantes, por la integración autónoma de la poblaciones coloniales internas, y por el fortalecimiento del pueblo o nación-Estado frente a las naciones-Estados dominantes” (González Casanova, 1983:68). La inclusión de la democracia en la lucha por la LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 27 liberación de los pueblos de América Latina marcó el análisis teórico y político de González Casanova sobre el continente. Paradójicamente, en la década de los ochenta muchos intelectuales y académicos dejaron de utilizar los conocimientos adquiridos de frente a los acontecimientos de “Nuestra América”. Términos como imperialismo, explotación o socialismo, que en los años sesenta y setenta fueron enriquecidos a partir de las experiencias de los pueblos latinoamericanos, no pocos políticos y científicos sociales comenzaron a ignorarlos e inhibirlos y a fomentar fobias en su uso intelectual. Marxistas, miembros de los partidos comunistas, socialistas, trotskistas, marxistas-leninistas, se desplazaron hacia posiciones políticas más conservadoras y conciliadoras con el aparato de dominación. El lenguaje adoptó conceptos como socialdemocracia, eurocomunismo, republicanismo, parlamentarismo, centro-izquierda, moderados, etcétera. El marxismo y Marx se distanciaban.6 Sus antiguos profetas renegaban de su pasado. Parecía que 6 En contraste, en los ochenta González Casanova se expresaba así del marxismo: “En este último tercio del siglo XX el pensamiento socialista es universal; el gran movimiento filosófico-revolucionario conocido como marxismo es el primero en la historia del hombre que tiene características ecuménicas. En forma paradójica, ese pensamiento y ese movimiento se encuentran en crisis de conceptos, lenguajes y prioridades. La esencia misma del fenómeno que les ha permitido comprender y cambiar el mundo, las relaciones de explotación, por una causa u otra no siempre ocupa el lugar central y sistemático del análisis y la política, ni es motivo de especificaciones en la comprensión y el cambio de otras estructuras sociales y políticas que vinculadas a las relaciones de explotación desentrañen el movimiento concreto y vario de aquéllas, y la autonomía relativa de éstas como mediaciones sobre las que se puede y debe influir pero que sólo encuentran concreción cabal en un mundo donde las dos terceras partes de la humanidad siguen siendo explotadas por los propietarios privados de los NÚM . Los proyectos democráticos en América Latina debían emplear la lógica y el lenguaje de la fuerza para defender su soberanía. González Casanova hace notar que la hegemonía y el poder del pueblo comenzaron a suceder en la historia de Cuba, Nicaragua y El Salvador. Se da a la tarea de teorizar esa nueva praxis política y revolucionaria para América Latina y el mundo. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Para los años ochenta, González Casanova no ignoraba que los proyectos democráticos del pueblo no serían viables sin una fuerza política, económica y militar que los impulsara y defendiera. Los casos de Uruguay y Chile mostraron, en los setentas, avances importantes en la democracia partidaria; en contraste, los golpes de Estado solapados por el imperialismo estadounidense dejaban sin esperanza a aquellos países (como los de Centroamérica y el Caribe) sujetos a intervenciones políticas y militares por parte de Estados Unidos. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. III 28 JAIME TORRES GUILLÉN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. la democracia se convertía en el único valor desde el que habría de partir el desarrollo de los pueblos. Así, los antiguos marxistas se convertían en demócratas. Contrariamente, Pablo González Casanova se acercaba cada vez más a Marx y teorizaba con mayor énfasis sobre las categorías de explotación, socialismo7 y liberación conjugadas dialécticamente con las propias, a saber, la democracia y el colonialismo interno. Sus análisis le indicaban que no pocos científicos sociales y políticos en turno, ocultaban en su retórica la lucha contra el imperialismo que se experimentaba en las calles, los barrios, las comunidades y los pueblos de América Latina. Por medio de discursos se trataba de ocultar la lucha de clases a partir de una idea de democracia que no correspondía a la experiencia de la liberación latinoamericana. Otro elemento que se evadía era el colonialismo. Al marxismo siempre le costó trabajo captar el problema colonial. Por nacer en Europa tuvo poca conciencia anticolonial. La descalificación de la lucha anticolonial era precisamente parte del colonialismo y del neocapitalismo. Eurocomunistas y socialdemócratas no quieren ver al trabajador colonial y menos a la población o al pueblo colonial. González Casanova aseguraba que el colonialismo era parte de la lucha de clases, pero ese descubrimiento epistemológico no lo habían registrado los marxistas europeos. El pensamiento marxista en Asia, África y América Latina entendió ese problema con mayor facilidad a través de las experiencias de liberación acaecidas en China, Vietnam, Cuba o Mozambique. En esas regiones, a las masas se les hablaba de liberación y no de socialismo, porque ellas debían hablar y comprender a éste en su propia experiencia de lucha política. De esta manera, los conceptos debían adquirir realidad y concreción en el pueblo para evitar reificaciones, producto de las mediaciones que hacían los gobernantes al servicio de los colonialistas y del imperio. Pocos entendieron que en América Latina los conceptos de liberalismo, democracia, nacionalismo, populismo, socialdemocracia, debían ligarse dialécticamente con los conceptos de socialismo y de marxismo-leninismo. Se trataba de llevar esos conceptos a la precisión de un análisis de la lucha de clases. La tarea del pensador latinoamericano consistía, medios de producción, en formas relativas y absolutas” (1980:14). 7 A contracorriente afirmaba: “En el mundo actual no hay más alternativa que el socialismo. El socialismo real e ideal sigue siendo la única alternativa viable para acabar con la relación de explotación, con las miserias y desigualdades brutales, con el desorden de la producción, y con uno de los motivos más importantes de la opresión y las guerras: los negocios, el lucro, la maximización de utilidades. La alternativa al socialismo real será tanto más viable cuanto éste se fortalezca más frente al mundo capitalista y el imperialismo. Dentro de esas prioridades cabe perfectamente una política de nuevas medidas para aumentar la igualdad y la libertad del hombre socialista. Pero sólo con una lógica de poder que se fije como primer objetivo orgánico la eliminación universal de las relaciones de explotación” (Ibid.). LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 29 González Casanova consideró que en el contexto latinoamericano los conceptos y apreciaciones gramscianas requerían “sin embargo la definición de los rasgos correspondientes a una situación periférica donde neocapitalismo y neocolonialismo presentan un desarrollo desigual de múltiples combinaciones” (1985a:11). Las combinaciones plantean la lucha por la democracia, la justicia social y contra el autoritarismo en todas sus manifestaciones. También la organización autónoma del pueblo. González Casanova resume así lo que Gramsci entiende por hegemonía: a) la articulación de grupos y fracciones de clase bajo una dirección política y moral; b) un partido o “príncipe” que fusione; c) una multiplicidad de voluntades dispares con objetivos heterogéneos que se integra mediante una voluntad nacional popular o que la clase obrera dirija; d) un proyecto revolucionario y socialista, además de valores sociales que unifiquen lo diverso (Ibid.:11 y 12). 8 Al respecto, Gastón García Cantú le cuenta a Gabriel Careaga: Pablo González Casanova “tuvo una cuidadosa definición de su conducta política en aparecer siempre como un hombre a la izquierda de la Revolución Mexicana, sin que ello quiera decir que hubiera sido un ferviente de Cárdenas, porque siempre tuvo ante el General una actitud distante; él estaba a la izquierda de la Revolución. Esa imprecisión en sus seguidores se transformó en la idea de que ser de izquierda era convertirse en compañeros de viaje del Partido Comunista y adversarios del gobierno (…) fue un crítico de la Revolución, dentro de la Revolución que luego terminó en una especie de fe metafísica sobre el socialismo y el marxismo” (1994:109-110). NÚM . Es en este contexto que se utilizó el concepto de hegemonía de Gramsci, con gran acogida en América Latina debido a las condiciones de lucha por el socialismo, esto es, desde una estructura neocapitalista y colonial. Había fenómenos parecidos a los que narró Gramsci en La cuestión meridional, sobre todo en lo que se refería a la posibilidad de la alianza entre la clase obrera y los campesinos del sur de Italia con el fin de romper el bloque industrial-terrateniente y conquistar el poder. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Pablo González Casanova buscaba conciliar los conceptos y la práctica, al ejemplificar que en las luchas de los pueblos por su liberación (Cuba, Nicaragua) se tejían alianzas políticas. Congruente con esto, en la década de los ochenta, producto de su encuentro personal con la lucha centroamericana, utilizaba y recreaba el concepto gramsciano de hegemonía a la luz de la revolución latinoamericana. No ignoraba que su aparente nueva posición era vista con desconfianza por quienes lo habían considerado un intelectual liberal, de izquierda, aunque moderado.8 Para él era evidente que había un conocimiento prohibido, que sus conceptos eran convertidos en tabú; uno de éstos era el de la hegemonía del pueblo que anunciaba el cambio histórico. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. según González Casanova, en desmitificar los conceptos, enriquecerlos y recrearlos. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. 30 JAIME TORRES GUILLÉN A la luz de los procesos históricos y políticos de América Latina, considera que la lucha por la hegemonía de la clase obrera latinoamericana ocurre en una situación compleja. Esta realidad provocaba confusión en la lucha por la hegemonía de la clase obrera: o se luchaba contra el imperialismo (populistas, nacionalistas), o se privilegiaba la lucha de clases interna (comunistas, izquierdistas). El dilema no era tal. Frente a la complejidad del bloque histórico dominante, González Casanova planteaba que los partidos u organizaciones socialistas también debían pensar en la liberación nacional; el asunto de la nación era un tema sin el cual no se le podía hacer frente a esta imposición, de pensar sólo en la liberación nacional. Sugiere, por lo tanto, que la lucha sea por el socialismo, por la liberación nacional y por la democracia. La confusión se explicaba en términos gramscianos: la clase dominante dirige y controla mediante la penetración de sus ideas por medio de la escuela, las iglesias, las instituciones y los medios de comunicación. Por el contrario, los intelectuales laicos no responden a su tarea de educadores, no han elaborado un humanismo laico diferente al de la burguesía, ni el pueblo ha defendido su cultura laica, por lo que no logra ganar la hegemonía nacional. La dificultad de los partidos comunistas y socialistas para formular una política hegemónica tenía que ver con la falta de entendimiento del concepto de pueblo. Otra cuestión grave fue que en el movimiento obrero latinoamericano no existía una voluntad de toma del poder. “En tiempo de crisis y de terror, éste es el último en aspirar a la toma del poder” (Ibid.:19). Por otro lado, era evidente que por esos años, en la mayoría de los países latinoamericanos, no existía una democracia abierta que permitiera la participación de todos en la esfera pública. Era muy diferente a lo que sucedió en la Rusia Zarista y en la Italia de Gramsci. En los países en que sí se daba este tipo de política, el consenso y la negociación beneficiaban a una población muy reducida, que también sufría las consecuencias de una cultura y una conciencia autoritaria (Ibid.:21). El camino era pensar en una nueva forma de hacer política, de dar órdenes, una cultura crítica, política y práctica de poder, de discurso consecuente, de aprender a hablar la verdad, de aprender dialéctica (Ibid.:25). La autodeterminación y hegemonía de los pueblos era un camino de liberación. González Casanova lo ve de cerca. Lo observa en Cuba en los años sesenta y en Nicaragua en los ochenta. En ambos casos estaba en juego no sólo la economía de un pueblo, también su política o cultura, su saber, su autonomía y dignidad. Al igual que Gramsci, González Casanova sostiene que la formación de las masas no sólo es política, también es intelectual y moral. Se trata de construir una nueva cultura que renueve la política, la economía y la sociedad en general. Esa no vendrá ni de la clase ni de las instituciones que ideológicamente dominan, de hecho el fin del LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 31 Como lo han documentado los historiadores, la ofensiva final del FSLN inició en marzo de 1979 con la ocupación de El Jícaro, Estelí y posteriormente Jinotega. El 4 de junio se llamó a una huelga general a lo cual el pueblo respondió contundentemente. El 10 de junio los combates en Managua no se hicieron esperar. El FSLN avanzó cada vez más. El 16 de junio se constituyó un gobierno plural, antisomocista y provisional. La Guardia Nacional fue debilitada y se rindió. El 19 de julio de 1979 las columnas guerrilleras del FSLN entraron triunfantes a Managua siendo derrotado el somocismo. En el ejemplo nicaragüense se puede apreciar la hegemonía como dialéctica entre dirección política y experiencia de las masas a la que Gramsci hacía referencia (Buci-Glucksmann, 1978:212). Es posible que a partir de esta experiencia “sumada a la reflexión sobre la categoría de pueblo” González Casanova comprendiera que los procesos revolucionarios en NÚM . En Nicaragua, el desastre económico para las grandes masas, la burguesía nacional y el terror represivo fueron las constantes de la dinastía Somoza. Sus opositores salieron de todos lados: socialcristianos, liberales, obreros, socialistas, campesinos, católicos, clases medias. Entre todos ellos destacó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Desde 1961, año de la fundación del FSLN, hasta el 10 de enero de 1978, fecha del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, la familia Somoza convirtió al país entero en su enemigo principal. La lucha social contra esta dictadura provenía no sólo de las barriadas indígenas y populares, también de los sectores burgueses aglutinados en el Partido Social Cristiano, el Partido Liberal Independiente y el Partido Conservador. Después del asesinato de Chamorro, la correlación de fuerzas en contra del somocismo fue definitiva. La burguesía perdió legitimidad y los sandinistas conquistaron la hegemonía de los movimientos populares que comenzaban a aparecer en escena. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , En atención al proceso revolucionario en Nicaragua, el sociólogo mexicano observa que la necesidad de luchar por la conquista de la hegemonía, de la dirección política o del consenso del pueblo, llega a generar la victoria de la revolución. Como Gramsci, en aquel tiempo González Casanova afirmaba que en términos históricos, algunas veces las clases dominantes pierden el consenso y la legitimidad entre las clases subalternas y las grandes masas, por lo que éstas ganan espacios y posiciones. Las primeras buscan recomponer el camino y hacen concesiones o reformas esperando que la incapacidad de las segundas termine por ceder de nuevo la hegemonía a aquéllas, pero la conquista de posiciones por parte del pueblo termina por condicionar la solución de esta “guerra”. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. Estado-coerción no sólo depende de suprimir la propiedad privada en la economía, sino también de desplazar la apropiación privada del saber y la cultura (Coutinho, 1986:154). 32 JAIME TORRES GUILLÉN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. América Latina eran muy diferentes a los que se referían en los manuales marxistas de la época. En estos casos, las vanguardias revolucionarias no lograban la hegemonía a partir de la lucha obrera, ni bajo la dirección de partido alguno. En realidad los grupos revolucionarios eran amplios “partidos, frentes, sindicatos, masas populares, comunidades indígenas” y tomaban el poder. En la experiencia centroamericana, la ideología revolucionaria (materialismo histórico o el socialismo científico) no se difundía entre las mayorías antes de la toma del poder, ni inmediatamente después. Se difundía una parte de la misma, la que tenía que ver con la lucha democrática, la soberanía nacional o la lucha contra la explotación. Traducido al lenguaje peculiar de Gramsci, la tarea del “moderno Príncipe” consiste en superar enteramente los residuos corporativos (el momento “egoísta-pasional”) de la clase obrera y contribuir a la formación de una voluntad colectiva nacional-popular ; o sea, de un grado de conciencia capaz de permitir una iniciativa política que englobe la totalidad de los estratos sociales de una nación, capaz de incidir sobre la universalidad diferenciada del conjunto de las relaciones sociales (Coutinho, 1986:150). En Nicaragua, la voluntad del pueblo operaba bajo símbolos morales y valores compartidos por todos: la patria, los héroes, los pobres, etcétera. Se creó, así, una mística y una fuerza impresionantes. En este sentido los valores sociales no sólo tenían una connotación de clase, prevalecía la lógica del frente sobre la de clase. Elemento propiamente gramsciano de todo esto es la difusión de valores sociales que no nada más tienen una connotación de clase (González Casanova, 1985a:2627). En el caso nicaragüense, González Casanova observó que el imperialismo, la oligarquía y la burguesía, respondían ferozmente a este tipo de dialéctica. Intentaban la desestabilización ya sea bajo la represión o acelerando los procesos revolucionarios. A pesar de todo, los discursos de la lucha de clases se intensificaban. La fórmula, si es que había alguna, era que: Con la lucha de clases que se define en los hechos, con la lucha ideológica ambigua y la lucha política de frente, continúa un arduo combate por la hegemonía. Su característica principal radica en ligar los ideales populares y la lógica del poder. Pueblo, poder y clase trabajadora sólo se vinculan cuando el proceso se profundiza. Tras el pueblo aparece la clase que puede ir hasta el fin de la lucha por los ideales del pueblo y que puede consolidar, con los ideales del pueblo, el poder popular (Ibid.:30). Es, según González Casanova, la democracia revolucionaria. La enseñanza y recreación del pensamiento de Gramsci es que la transición al socialismo en América Latina comienza con la conquista de la democracia, o que el pluralismo político bien puede compaginarse con la hegemonía gramsciana en la lucha por el socialismo. De esta manera se puede comprender que el paso del frente a la lógica de clase permite consolidar el triunfo del pueblo como poder. La organización de las demandas del pueblo, vinculadas en varios ámbitos (local, nacional e internacional), comprometía LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 33 En este análisis, no es que la clase obrera desaparezca sino que opera al interior de la categoría de pueblo, una categoría más vasta y contradictoria. Esto dejaba abierta la posibilidad de que en otros países latinoamericanos, la clase obrera pudiera ser la vanguardia que hegemonizara la lucha. Se trató de un momento ético-político que permitió a la clase obrera, o a quien se posicionara como clase dirigente, superar el corporativismo, el economicismo, el voluntarismo y transitar hacia lo nacional como el objetivo hegemónico. Sobre este aspecto del movimiento obrero, no faltó quién analizara en aquellos momentos la hegemonía de clase, pero sobre la hegemonía del pueblo, había menos estudios teóricos. Por eso González Casanova afirmaba que “de los discursos de Fidel Castro y de los líderes sandinistas pueden extraerse valiosas observaciones, distintas a las que toman como punto de partida de la política hegemónica al proletariado industrial” (Ibid.:37). En ellos, el análisis gramsciano sobre la hegemonía se extiende, enriquece y recrea al considerar cómo se presenta la lucha de clases con relación a una política hegemónica popular.9 9 En 1961 varios grupos armados se unieron para combatir la dictadura de Somoza. En 1977, el practica una política de alianzas. Hay discusiones de cómo integrar a las masas. Se descubre que la fuerza principal es la movilización total: social, económica y política, que disperse la capacidad técnica y militar que el enemigo tenía organizada. Se plantea la acumulación de fuerza a través de FSLN NÚM . La aportación de González Casanova, en este caso, fue inspirada por Gramsci. No pocos marxistas de la época ignoraban que la lucha por el socialismo en América Latina era posterior a la lucha por la liberación y la democracia. Como se pudo apreciar en aquellas décadas, en Cuba y Centroamérica el principal protagonista de sus luchas no fue el proletariado sino el pueblo. González Casanova argumentaba que “la clase obrera y el proyecto socialista constantemente se ven mediados por la categoría concreta de pueblo, ya sea antes de la toma del poder, ya al triunfo de las fuerzas liberadoras” (Ibid.:35). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Este aprendizaje permitía evitar los debates con falsas alternativas. ¿Partido o frente? ¿Lucha de clases o lucha hegemónica? ¿Clase o masa? ¿Democracia popular o socialismo? En el peor de los casos, cuando no se comprendían los procesos, surgían teorizaciones donde el análisis de la hegemonía se limitaba a la categoría del poder o a un análisis sin clases, o una clase obrera que no se planteaba la toma del poder. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. al investigador de estos procesos políticos a “estudiar la relación que guarda la clase obrera de la industria y la plantación con el resto de los trabajadores, con los campesinos pobres, con las comunidades indígenas, con los pobladores urbanos, con los estudiantes, los intelectuales y, en general, con las clases medias” (Ibid.:32). 34 JAIME TORRES GUILLÉN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. González Casanova tomó el caso de Nicaragua para ejemplificar lo anterior. La clave era que había que tomar el poder con la participación del pueblo en el campo, la ciudad, el barrio, la montaña, en conjunción con una o varias vanguardias, militares o no, con sublevación de masas, huelgas, ya fuera de alcance local o nacional. Por supuesto que, como toda lucha tiene sus contradicciones, la del FSLN no fue la excepción. Pero, al final el impulso del pueblo se impuso. Tácticamente se unieron la política de alianza flexible y una programática clara, combinada con tres factores: huelgas, sublevación y ofensiva militar (Ibid.:44). A partir de esta experiencia, González Casanova intentó teorizar el concepto de pueblo.10 Comenzó distinguiendo lo sucedido en Centroamérica con el término común usado hasta antes de 1959, a saber, el de populista donde los sindicatos cooptan, a través del Estado, a las organizaciones populares, donde se incluye a la burguesía o la clase media para atacar a la clase obrera y su movimiento. Ese pueblo es dirigido por un caudillo o líder que a menudo es empleado de la oligarquía o del gobierno en turno. El nuevo pueblo, en cambio, es una fuerza independiente de la burguesía y de las organizaciones mediadoras que el Estado usa para debilitar la fuerza revolucionaria del movimiento obrero. Sus características son: organización y dirección colectiva, iniciativas desde abajo, políticas de alianza, ecumenismo, concientización, comunidad con intereses solidarios y la nación como base de unidad. partidos, sindicatos y movimientos revolucionarios. En agosto de 1977 se toma Palacio. La pequeña y mediana burguesías se oponen al régimen. El FSLN avanza en la toma de posiciones y las masas se animan, cobran seguridad, pierden miedo. La guerrilla en la montaña mantiene su fuerza moral y militar. El pueblo hace lo suyo, ya sin los sandinistas. En Monimbó los indios se rebelan, toman como pueblo sus propias iniciativas y forman parte, sin pedírselo, del FSLN. Las masas avanzan más rápido que la vanguardia, toman sus luchas y empujan a la insurrección total. Después el pueblo se pone a la vanguardia de la lucha hasta que llega el triunfo. La acumulación de fuerzas permitió comprender que el FSLN por sí sólo, como fuerza guerrillera, era incapaz de hacer triunfar la revolución como lo hizo el pueblo (González Casanova, 1985a:38-40). 10 A propósito del concepto de pueblo en González Casanova, el analista Carlos Ramírez alguna vez hizo una síntesis bastante clara sobre lo que se ha venido exponiendo aquí. Para él, González Casanova “toma a Antonio Gramsci para definir el camino de la lucha: la construcción de una nueva hegemonía social bajo la conducción de un nuevo Príncipe o líder o partido y movilizar a las masas para darle una ‘única visión del mundo’ y una ‘voluntad nacional popular’. Este objetivo, agrega siguiendo a Gramsci, supone una ‘mística’ o ‘religión popular’ y habla de un José Martí llamado el Apóstol. Es decir, liderazgos como el de Castro en Cuba y los sandinistas en Nicaragua. En la propuesta de González Casanova se admite el uso del camino de la democracia tradicional para llegar al poder y aplicar una política alternativa al neoliberalismo. Pero aconseja llegar al poder sin revelar la intención socialista final. ‘El proyecto socialista no es enarbolado como prioritario antes de la toma del poder ni inmediatamente después’. La visión del mundo y la voluntad nacional popular operan como símbolos morales e ideológicos de carácter general que recuerdan gestas anteriores y que invocan la ‘Revolución’ como símbolo y exigencia” (Ramírez, 2006). LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 35 En suma, desde una lectura gramsciana de Nicaragua, González Casanova pensó que la acumulación de fuerzas (democracia), el cambio de gobierno o derrocamiento de una tiranía (liberación) y la toma del poder o la consolidación política, económica y cultural del pueblo (socialismo) representa la lucha por el poder y después desde el poder. Consideraciones finales En las elecciones del 25 de febrero de 1990, el FSLN y su candidato Daniel Ortega fueron derrotados por Violeta Barrios de Chamorro a través de la Unión Nacional Opositora (UNO), que de un millón 420 mil 544 sufragios obtuvo el 54.74 por ciento, 51 de los 90 escaños de la Asamblea Nacional y el 73 por ciento de las alcaldías del país (Medina Núñez, 1998:144). Las causas de esta derrota fueron, en gran medida, las pugnas al interior del FSLN, la corrupción, la desarticulación de sus bases y el haber optado por la lucha electoral sólo como acceso al poder político pero no del Estado. Una vez en el gobierno, los sandinistas perdieron la hegemonía y el poder del pueblo. Posteriormente, la derecha y los sectores conservadores se reactivaron con la postulación de Arnoldo Alemán como candidato a la presidencia en las elecciones de 1996, a través del Partido Liberal. Dicha fuerza política aglutinó a banqueros, industriales, empresarios, exiliados, grandes comerciantes y la jerarquía católica. Bajo un discurso que apelaba a la moral cristiana, la familia y la propiedad privada, Alemán NÚM . rompe con la ilusión lírica de los grandes días, de las grandes jornadas, no por eso suprime la necesidad de una toma del poder político, por tanto del Estado en condiciones diferentes, según modalidades distintas, exige siempre “quebrar al Estado”. Simplemente que este Estado a quebrar será ya un Estado transformado, privado de su base histórica, golpeado en sus mecanismos y aparatos de hegemonía, en razón de una nueva relación de fuerzas favorable al pueblo (Buci-Glucksmann, 1978). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Como se puede apreciar, el análisis gramsciano de González Casanova si no es marxista, al menos es bastante cercano a éste: la lucha por la hegemonía no es sólo para cambiar gobiernos, sino para cambiar el sistema social con el poder popular. Se parece a lo que alguna vez expresó Christine Buci-Glucksmann acerca de la guerra de posición gramsciana como lucha nacional y lucha popular. Si bien es cierto que la hegemonía del pueblo 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. El nuevo pueblo, a diferencia del nacionalista-populista, no oculta las contradicciones de clase y tampoco alienta su conciliación ni colaboración de clases. Desde esta ventana teórica, política y moral, “la hegemonía puede ser alcanzada primero por el pueblo, después por el pueblo trabajador y la clase obrera” (Ibid.:67). 36 JAIME TORRES GUILLÉN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. ganó las elecciones y el poder político en ese año (Ibid.:150-151). Con el manejo de este discurso, la derecha convenció a los indecisos, lo que marcó la diferencia en esas elecciones.11 Los sandinistas habían ganado el poder político pero no el poder del Estado. Para esto se requería, como lo observó Gramsci y el mismo González Casanova, además de la estrategia político-militar desplegada y la hegemonía popular, construir una nueva cultura que sustituyera a las instituciones tradicionales. Aunque los sandinistas ensayaron la dirección intelectual y moral del pueblo, fracasaron entre los sectores donde existía mayor resistencia al cambio: los campesinos y la incipiente sociedad civil. Intentaron mejorar las condiciones de vida de los campesinos mediante la reforma agraria, pero los gastos de la guerra y fallas técnicas impidieron que, para mediados de los ochenta, la transformación agraria diera los resultados esperados. Además, los campesinos nunca compartieron la visión de los sandinistas en cuanto a la producción colectiva de la tierra y el empleo en fincas del Estado (J. Enríquez, 1993:124). Debido a la mentalidad individualista de los campesinos no fue posible convencerlos de los beneficios de la organización colectiva para la producción agrícola (Ibid.:145). En la década de los ochenta, González Casanova pensaba que Nicaragua y El Salvador triunfarían hasta consolidar un socialismo como el de Cuba. Hoy sabemos que esto no pasó, en buena medida por lo dicho anteriormente, pero también por la fuerte intervención del imperialismo estadounidense. Habrá que aceptar también los errores, la incapacidad y la traición entre sus dirigentes por establecer un proyecto socialista más allá de la cuestión nacional y la democracia. En términos teóricos la cuestión de la hegemonía, tal como la piensa González Casanova, encierra problemas previos y posteriores a la toma del poder. Son de suma importancia los que tienen que ver con la toma del poder del Estado. Se trata no sólo de un cambio de gobierno sino de la transformación estructural de la sociedad. Por tal motivo, mantener la hegemonía del pueblo, para transitar a una hegemonía 11 Las palabras de Gramsci ganan vigencia: “(…) las sobrestructuras de la sociedad civil son como el sistema de trincheras de la guerra moderna. Así como en ésta ocurría que un encarnizado ataque artillero parecía haber destruido todo el sistema defensivo del adversario, cuando en realidad no había destruido más que la superficie externa, de modo que en el momento del asalto los asaltantes se encontraban con una línea defensiva todavía eficaz, así también ocurre en la política durante las grandes crisis económicas; ni las tropas asaltantes pueden, por efecto mero de la crisis, organizarse fulminantemente en el tiempo y en el espacio ni –menos aún– adquieren por la crisis espíritu agresivo, y en el otro lado, los asaltados no se desmoralizan ni abandonan las defensas, aunque se encuentren entre ruinas, ni pierden la confianza en su propia fuerza y en su propio porvenir” (1974:421). LA RECREACIÓN DE UN CLÁSICO EN AMÉRICA LATINA: ANTONIO GRAMSCI EN... 37 En otras palabras: la democracia y la liberación del pueblo cobran significado revolucionario cuando se despojan de su mentalidad colonialista e inician una política de poder propio sostenido con el triunfo de un amplio proyecto hegemónico. Con éste comienza también “la defensa del trabajador ‘participante’ y también la del ‘marginado’ o superexplotado, la defensa del salario y de las tierras campesinas, la defensa de las culturas, tierras, salarios y derechos de las ‘nacionalidades’ y las ‘minorías étnicas’” (Ibid.:178). Este planteamiento teórico es innovador frente a los prejuicios y rasgos de autoritarismo de las vanguardias revolucionarias y de la clase obrera latinoamericana. No pocas veces éstas fueron incapaces de incluir en la lucha por el socialismo a quienes luchan contra el colonialismo desde el movimiento étnico y nacionalista.13 12 “(…) es la fase en la cual las ideologías antes germinadas se hacen ‘partido’, chocan y entran en lucha, hasta que una sola de ellas, o, por lo menos, una sola combinación de ellas, tiende a prevalecer, a imponerse, a difundirse por toda el área social, determinando, además de la unidad de los fines económicos y políticos, también la unidad intelectual y moral, planteando todas las cuestiones en torno a las cuales hierve la lucha no ya en un plano corporativo, sino en una plano ‘universal’, y creando así la hegemonía de un grupo social fundamental sobre una serie de grupos subordinados” (Ibid.:415). 13 Para el autor de La democracia en México fue desastroso que los esquemas teóricos sobre la lucha de clases, la democracia, la socialdemocracia, el populismo y la liberación, quedaran separados en los análisis que hacían investigadores y militantes de aquel contexto (González Casanova, 1985a:132). NÚM . González Casanova piensa como Gramsci: en el contexto latinoamericano, una vez el pueblo en el poder, se privilegia la lucha de clases, subsumiendo el tema étnico, popular y nacional a ésta. La razón de esto estriba en que el neocolonialismo y el neocapitalismo dividen al pueblo en sectores “obreros y campesinos”, negocian con los organizados y los que pertenecen a áreas estratégicas, pero excluyen, explotan y reprimen a otros. En ese sentido, el peligro de disolver la hegemonía popular, como sucedió en Nicaragua, es latente. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Es inevitable la dialéctica interna de la clase obrera o de cualquier clase dirigente antes y después de la toma del poder. Debido a que su hegemonía proviene de bloques y coaliciones del pueblo, se tienen que reorientar los objetivos de la lucha hacia el socialismo. Como lo había pensado Gramsci, se puede tener una correlación de fuerzas a partir de intereses corporativos, sin embargo, cuando la hegemonía se logra y se accede a una fase estrictamente política, existe un fuerte indicio del paso de la estructura a la esfera de las sobrestructuras complejas.12 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. de clase implica “autonomía intelectual y de autogestión, práctica, productiva, y en múltiples casos política y revolucionaria” (González Casanova, 1982:175). 38 JAIME TORRES GUILLÉN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 19-39. La enseñanza de González Casanova en su recreación de los conceptos gramscianos radica en combinar categorías como lo nacional, lo étnico, la clase, el pueblo, para una dialéctica más clara en América Latina. No renuncia a pensar y a actuar en la lucha de clases, pero conmina a incluir en ésta la liberación colonial, la lucha popular y la no intervención y autodeterminación de los pueblos. En suma, invita a mantener vivo el valor de la democracia para la lucha por la liberación y el socialismo. Pablo González Casanova alcanzó a percibir que en Nicaragua y El Salvador triunfaría el proyecto socialista no sólo si se acababa con la oligarquía como clase, sino también si se enfrentaba al imperialismo bajo la política de no-intervención y autodeterminación de los pueblos. Para lograrlo, la política de poder del pueblo “democracia, liberación y socialismo con poder” debía ser permanente. Pero la clave a comprender fue en realidad la vida democrática revolucionaria e incluyente, porque donde no exista poder del pueblo (inclusión de los marginados, indígenas, mujeres, trabajadores, campesinos, estudiantes, al poder político y posteriormente al del Estado) no habrá democracia ni liberación, y mucho menos socialismo. Bibliografía ALBERTANI, Claudio (2011), “El camino a la democracia directa. Entrevista con Pablo González Casanova”, en Crítica y Emancipación. 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Para el caso de Argentina, este artículo es una primera aproximación de la autora al pensamiento de José María Aricó, un personaje clave cuando hablamos de la recepción y difusión de Gramsci no sólo en la Argentina sino en América Latina. Palabras clave: José Aricó, Pasado y Presente, Gramsci, Argentina, América Latina. Jose Aricó: Iteneraries of a new-leftist generation of Argentina’s second-half XX Century Abstract This article is part of a collective project called Recent Latin American transformations on the State, Gramsci’s political sociology. These collections of Gramsci’s work, in its second face, proposed the compilation of the works and analysis of Latin American intellectuals, who utilized Gramsci’s theoretical and methodological principals to interpret the region’s reality. In the case of Argentina, this article looks into José María Aricó’s works, as he is a key leading intellectual on Gramsci’s thought, not only in Argentina but in Latin America. Keywords: José Aricó, Past and Present, Gramsci, Argentina, Latin America. José Aricó: itinerários de uma nova geração de esquerda na Argentina da segunda metade do século XX Resumo Este artigo é parte do projeto coletivo Transformações do Estado na América Latina, uma perspectiva da sociología política de Gramsci que, na sua segunda fase, propõe a recopilação da obra e a trajetória do pensamento de autores latino-americanos que tomaram aspectos teóricos e metodológicos da obra de Gramsci para interpretar as realidades da região. Para o caso da Argen- *Estudiante del doctorado en Estudios Latinoamericanos, gmail.com>. UNAM, ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, México. E-mail: <juliana.cubides@ NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 41-53. 42 JULIANA CUBIDES MARTÍNEZ tina, este artigo é uma primeira aproximação da autora ao pensamento de José María Aricó, um personagem chave quando falamos da recepção e difusão de Gramsci, não somente na Argentina, como também na América Latina. Palavras chave: José Aricó, Pasado y Presente, Gramsci, Argentina, América Latina. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. Introducción Para pensar con Gramsci las realidades de los países de la región, ¿cuáles son las contribuciones de Aricó, en términos teóricos y metodológicos? ¿Cómo fue la recepción y difusión de Gramsci en Argentina? ¿Qué acontecimientos marcaron la experimentación gramsciana de Aricó? ¿Por qué Gramsci en América Latina? ¿Cuáles fueron las razones de su expansión en América Latina y en torno a qué nudos problemáticos fue incorporado su pensamiento como instrumento eficaz? Estas son las interrogantes que guiaron el ejercicio de indagación-investigación y que orientaron las reflexiones e interpretaciones aquí plasmadas con el propósito de extrapolar algunos elementos teóricos y metodológicos de la interpretación gramsciana de Aricó, que permitan, a su vez, inferir su aporte en la difusión de las ideas de Gramsci en Argentina y América Latina. En el artículo se desarrollan, de manera general, cuatro ideas que trazan una primera aproximación a la apropiación y difusión de las ideas gramscianas en el pensamiento del argentino José María Aricó. La primera presenta un breve itinerario de la recepción de Gramsci en Argentina en la segunda mitad del siglo XX, desde la vivencia del mismo Aricó. La segunda centra la mirada en la experiencia del grupo Pasado y Presente, definida por sus protagonistas como una experiencia cultural y política que trazó las coordenadas de una lucha ideológico-cultural para la reconstitución del vínculo entre intelectuales y sociedad. La tercera identifica momentos significativos o etapas de la trayectoria del pensamiento de José Aricó, mostrando sus vicisitudes y virajes. Finalmente, la cuarta, respecto a la interrogante ¿Por qué Gramsci en América Latina?, recupera claves interpretativas expuestas por Aricó en el texto: La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina. Gramsci y los comunistas argentinos. Los avatares de un encuentro ineludible Durante la segunda mitad del siglo XX Argentina ocupó un lugar importante en la recepción y difusión de Gramsci en América Latina. Fue Héctor Agosti, un intelectual del Partido Comunista Argentino (PCA), quien impulsó la recepción productiva de su obra, incluso antes de que el pensamiento gramsciano fuera conocido en países de su propio continente (Kohan, 2005). Consecuencia de ello fue la publicación, en 1950, de Las cartas de la cárcel, a través de la editorial comunista argentina Lautaro. JOSÉ A RICÓ: ITINERARIOS DE UNA NUEVA GENERACIÓN DE IZQUIERDA EN LA... 43 El debate sobre la necesaria renovación teórica y política de la cultura comunista argentina tuvo una clara inspiración gramsciana. Para Aricó, la crisis y fragmentación que vivió el Partido Comunista Argentino a principios de los años sesenta se profundizó con la imposibilidad de llevar a cabo una reforma ideológica y política interna. La dirección del Partido “optó por abroquelarse en la defensa a ultranza de las posiciones más tradicionales” (Ibid.:61). La lectura de la crisis del Partido fue interpretada por Aricó de la siguiente manera: (…) las clases dominantes han perdido su capacidad de atracción, mientras el proletariado “y su conciencia organizada” –es decir el Partido Comunista– no ha desarrollado aún plenamente una hegemonía que pudiera traducirse en un ejercicio adecuado de dirección intelectual y moral. (…) El Partido debe comprender cómo se desarrolla y cambia la realidad, no permanecer nunca atado a viejos esquemas, a viejos lenguajes y posiciones. Comprender que la historia es cambio, transformación, renovación y que es siempre preciso estar dentro de ella (Aricó, 1963). NÚM . Aricó problematizó la frustración de la izquierda argentina por la persistencia del peronismo en la clase obrera pese a la caída de Perón en 1955. El nuevo escenario político no produjo ni la ‘desperonización’ de las masas ni su acercamiento a su ‘verdadero’ partido de vanguardia. La imposibilidad de materializar la conquista de la clase trabajadora frente al declive peronista marcó un punto crucial para la historia de la izquierda argentina en la década de los sesenta e instaló en el pensamiento político de la nueva generación militante la necesidad de trabajar en dirección de “un encuentro con el mundo de los trabajadores a quienes la experiencia peronista había alejado de su destino de clase” (Ibid.:54). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , El encuentro con la obra de Gramsci fue descrito por José Aricó como un encuentro necesario y un tránsito obligado: “(…) únicamente un pensador de estas características podía ayudarnos a someter a crítica una tradición que nos parecía inadecuada para hacerse cargo de las demandas de una realidad tan compleja como la dejada en herencia por la caída del peronismo” (Ibid.:55). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. La incorporación del pensamiento de Gramsci comprometió sólo a un grupo limitado de intelectuales comunistas vinculados a una perspectiva más cultural y que veían en el marxista italiano una oportunidad de renovación ideológica y cultural del comunismo argentino (Aricó, 1988). Entre los principales protagonistas de la tendencia gramsciana al interior del Partido figuraron Agosti, José María Aricó, Juan Carlos Portantiero y Oscar del Barco, quienes, inspirados en el legado gramsciano y desafiados por la influencia de la Revolución Cubana en la región, iniciaron un proyecto de renovación del marxismo que no obstante, no logró expresarse al interior del Partido fuertemente alineado con la política ortodoxa del comunismo soviético. 44 JULIANA CUBIDES MARTÍNEZ ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. En el horizonte de llevar a cabo la alternativa de una reforma interna, un grupo de intelectuales comunistas –inspirados en el pensamiento de Gramsci– emprendió una fuerte crítica al patrimonio político y cultural de la Tercera Internacional tan fuertemente arraigado en la dirección política del comunismo argentino. La crisis del marxismo-leninismo a nivel mundial, la influencia de los acontecimientos de la Revolución Cubana para pensar el proyecto socialista en la región, y la negación por parte de la dirección del Partido Comunista Argentino de permitir el debate interno y abrir espacios para la circulación y renovación de ideas, trasladó la resistencia –planteada por Aricó y su grupo– del plano cultural al ámbito político, provocando una ruptura irresoluble al interior del Partido. En este contexto, el grupo de intelectuales cordobeses fue expulsado en 1963 del Partido Comunista Argentino. Esta situación abrió la posibilidad a los ‘gramscianos argentinos’ de repensar el patrimonio político y cultural del marxismo en América Latina. Aquí nació la experiencia del grupo Pasado y Presente, como proyecto editorial y como movimiento de reforma intelectual y moral de largo aliento que apuntó a la renovación ideológica, cultural y política de la intelectualidad argentina. Pasado y Presente: proyecto político y cultural de inspiración gramsciana La experiencia de Pasado y Presente es un eje central para entender una de las rupturas más significativas al interior de la intelectualidad marxista en Argentina. Rompiendo con todas las normas y violentas jerarquías establecidas, Aricó, Portantiero, Oscar del Barco, Héctor Schmucler y otros jóvenes brillantes fundan una revista que hará época. Frente a la cristalización dogmática y sectaria y los peores prejuicios antiintelectualistas, promovieron la libertad de discusión y una aproximación abierta al marxismo heterodoxo, permitiendo que éste dialogara con lo más avanzado de la cultura de la época. Gramsci era el guía, mediado por la influencia de la Revolución Cubana, el Che Guevara y la ruptura chino-soviética. De fondo, el refinado marxismo italiano ejercía su seducción (Kohan, 2005:2). Frente a la cultura oligárquica dominante en la sociedad argentina y al dogmatismo de la época, señalado por Kohan, el grupo Pasado y Presente surgió con dos propósitos centrales: 1. Ser la expresión de un centro de elaboración cultural relativamente autónomo de la estructura partidaria. 2. Actuar como un punto de convergencia de los intelectuales comunistas con aquellos JOSÉ A RICÓ: ITINERARIOS DE UNA NUEVA GENERACIÓN DE IZQUIERDA EN LA... 45 que provenían de otros sectores de la izquierda argentina (Aricó, 1988:63). La primera, la preocupación por el examen del contexto nacional, que puso en el centro del debate las demandas de la realidad desde la cual debían pensarse los problemas de la transformación y de la perspectiva socialista. La segunda, “el reconocimiento pleno del socialismo concebido como un proceso que se despliega a partir de la sociedad, de las masas y de sus propios organismos e instituciones” (Aricó, 1988:80). En la incesante búsqueda del sujeto político de la transformación socialista, Aricó reconoció la centralidad del papel de las masas y sus formas propias de organización para pensar las posibilidades del socialismo. Tras la expulsión del Partido Comunista, como lo ha señalado Raúl Burgos (2004), el grupo de ‘gramscianos argentinos’ emprendió una búsqueda traumática del sujeto en el cual anclar la experiencia crítica. En este “deambular detrás del sujeto político” (Burgos, 2004:381), la cuestión de la relación con las masas peronistas fue un asunto clave. En un artículo publicado en la segunda etapa de la revista en 1973, Aricó afirmó que la posibilidad del socialismo “atraviesa el movimiento peronista y sobre las espaldas de los peronistas NÚM . ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , La experiencia de Pasado y Presente encontró su mayor fuerza renovadora en el vínculo entre cultura y política. Como señala Raúl Burgos (2004), el universo teórico y político gramsciano trazó una particular y original forma de intervención cultural y política que alteró el patrón de la práctica política clásica de la vieja izquierda partidaria. La acción editorial, por ejemplo, fue una estrategia clave en esta empresa transformadora (Burgos, 2004:380-381). El movimiento cultural y político de Pasado y Presente debe ser leído –en clave gramsciana– como un proyecto político-cultural alternativo; se trató de un movimiento de renovación intelectual con una clara estrategia de intervención cultural de largo aliento, expresada, en palabras de Aricó, en la “formación de una voluntad colectiva orientada al desarrollo del espíritu público del país” (1963). El vínculo entre cultura y política y entre intelectuales y sociedad es central en esta propuesta transformadora; de ahí que el problema de lo nacionalpopular, del reconocimiento del territorio nacional, sea un referente obligado para el proyecto hegemónico. Gramsci orientó la experiencia de Pasado y Presente por lo menos en dos perspectivas: 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. En la búsqueda de renovar la cultura y la práctica política tradicional de la izquierda, en medio de tensiones generadas al interior del Partido Comunista por la influencia de las ideas gramscianas, tanto los objetivos trazados, como la editorial del primer número de la revista –la misma que motivó la expulsión de Aricó y su grupo del Partido–, lanzaron una fuerte crítica a la ortodoxia comunista y apostaron a la apertura del marxismo apoyándose en Gramsci, un marxista que para Aricó admitía tales aperturas. 46 JULIANA CUBIDES MARTÍNEZ revolucionarios recae la responsabilidad de que esa posibilidad no se frustre (…)” (1988:78). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. Fue el Gramsci ‘nacional-popular’ quien en 1965 nos ayudó a plantear la cuestión de la caducidad de una forma histórica de pensar la soldadura de los intelectuales con los trabajadores. Y digo plantear, no resolver, porque la pregunta no tuvo respuestas. En 1973, en cambio, fue la experiencia de los consejos obreros la que alimentó nuestras reflexiones sobre un contrapoder de masas que veíamos crecer en la sociedad argentina (Ibid.:78 y 79). Central fue la cuestión obrera y su relación con el gobierno peronista. Fue en Gramsci en quien se orientó para realizar sus reflexiones en torno al papel del movimiento peronista de izquierda (Montoneros), como fuerza social que interpelaba y representaba fuertemente su búsqueda de una nueva oposición social y un sujeto donde anclar los desafíos del país en la larga marcha hacia el socialismo. El papel de las masas y sus propias formas de organización fue un asunto crucial para el grupo Pasado y Presente, en especial para Aricó, quien siempre cuestionó el ‘vanguardismo izquierdizante’ y expuso una mirada autocrítica frente a la imposibilidad de cerrar la brecha histórica establecida entre el Partido y las masas peronistas. Pese a la persistencia del corporativismo de las masas argentinas, advirtió la no conveniencia de explicar el fenómeno del peronismo sólo desde el autoritarismo y la manipulación (Ibid.:51). El redescubrimiento que los miembros del grupo Pasado y Presente hacen del mundo de las clases subalternas, con Gramsci, los obligó a realizar otras miradas al asunto del populismo latinoamericano y la consideración del peronismo como fenómeno fuertemente arraigado en la identidad nacional-popular de las masas argentinas. Como advirtió Aricó en La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina, “la experiencia peronista es un ejemplo emblemático de las dificultades que tuvieron las corrientes ideológicas vinculadas al marxismo para dar cuenta de un fenómeno ‘original’ y al que interpretaron remitiéndolo a sus matrices ideológicas” (1988:119). Queda como trasfondo de este debate la condena del fenómeno del peronismo como falsa conciencia y manipulación política y no como experiencia que expresa procesos organizativos propios por parte de los trabajadores, y que por tanto exige estudiar sus modos intersubjetivos y organizativos de apropiación de lo nacional-popular. En un intento de balance de una experiencia de casi tres décadas, Aricó expresó lo que representó el movimiento cultural y político de Pasado y Presente como lucha por la renovación del pensamiento argentino con y desde el marxismo. Un marxismo que no buscara establecer en sí mismo su principio de validación, sino un marxismo situado y capaz de medirse con los hechos de una realidad cambiante. Si bien la tentativa inicial del grupo fue trabajar al interior del PCA para aportar a su renovación interna, el fracaso de esta apuesta, es decir, la imposibilidad del Partido de convertirse en una voluntad nacional-popular, lo convirtió, como dice el propio Aricó, en “una experiencia marginal, inclasificable e incómoda de la cultura de izquierda en la Argentina” (Ibid.:81). Gramsci iluminó esta empresa como ‘autoconciencia crítica’ y lucha ideológica y cultural frente a la crisis de la izquierda. Dos criterios metodológicos centrales en Gramsci, la criticidad y la historicidad, fueron retomados por Aricó como horizonte en los diálogos productivos que estableció el grupo Pasado y Presente con el mundo y la cultura latinoamericana y no sólo argentina (Ibid.). Pasado y Presente “puede identificarse como un colectivo sólo hasta la finalización del exilio mexicano en 1984. Luego, las trayectorias personales y aun grupales pertenecen a otro registro, y los puntos de convergencia pasan a ser el Club Socialista en Buenos Aires y la revista La Ciudad Futura” (Crespo, 2009:170-171). Trayectoria del pensamiento de José Aricó (1933-1991) José Aricó fue una figura central y protagónica en este movimiento cultural y político. Horacio Crespo (2009) coincide con Raúl Burgos (2004) en afirmar el fuerte vínculo existente entre la experiencia de Pasado y Presente y la trayectoria intelectual y política de Aricó, una experiencia estrechamente vinculada a su experiencia vital. En el libro La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina (1988), Aricó advirtió las dificultades que tuvo para realizar la geografía del gramscismo en América Latina; una de éstas es la relacionada con la imposibilidad de establecer un equilibrio crítico sobre la recepción y difusión del pensamiento del marxista italiano por la cercanía subjetiva que sentía con el propio Gramsci. En buen número de pasajes, en particular con relación a la experiencia de Pasado y Presente, pone en evidencia la conveniencia o no de hablar a título personal o a nombre colectivo, cuando cada uno fue gramsciano a su manera. Así lo expresó: (…) estoy vinculado tan estrechamente a su figura de hombre de pensamiento y acción que me resulta difícil, por no decir imposible, establecer ese equilibrio crítico merced al cual uno puede resistirse a la fascinación del sistema o del autor estudiado (…) en mi caso diría que el conocimiento de sus escritos constituyó una revelación que se adueñó de toda mi personalidad y que desde ese momento nunca he dejado de ser gramsciano no obstante la profundidad de los cambios de mis opiniones respecto aun del propio Gramsci (Aricó, 1988:28). Como lo han señalado los estudiosos de su obra (Burgos, 2004; Crespo, 2009), Aricó fue un personaje clave en la difusión de los clásicos del marxismo y del pensamiento de Gramsci en Argentina y en América Latina en la segunda mitad del siglo XX. Su nombre y su labor están asociados a la ‘nueva izquierda intelectual’ argentina de los años sesenta. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. 47 NÚM . ITINERARIOS DE UNA NUEVA GENERACIÓN DE IZQUIERDA EN LA... ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , JOSÉ A RICÓ: 48 JULIANA CUBIDES MARTÍNEZ ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. Un intento por establecer algunos momentos clave de su trayectoria permite identificar al menos cuatro etapas. La primera, entre 1947 y 1963, desde el inicio de su formación militante al interior del Partido Comunista Argentino hasta la ruptura con el marxismo ortodoxo y la expulsión del Partido en 1963 de él y su grupo. Aquí transcurrió su primer encuentro con la obra del marxista italiano. Fue con Gramsci con quien logra fundamentar la crítica a una práctica tradicional de la izquierda que establecía una mirada esencialista y simplificada de la compleja vida social y cultural argentina. La segunda etapa se relaciona con la experiencia del grupo Pasado y Presente entre los años 1963 y 1976. En esta etapa se concreta un proyecto de fuerte inspiración y experimentación gramsciana, que también puede ser leído en clave generacional como experiencia común de ruptura con los patrones culturales dominantes de la época. En este sentido, Pasado y Presente representó la puesta en escena de un proyecto político-cultural alternativo de largo plazo, que buscó impulsar un proceso de reforma intelectual y moral, necesaria y urgente para propiciar el desarrollo del espíritu público del país. La tercera etapa se ubica entre los años 1976 y 1984, a partir del golpe militar de 1976 y la experiencia del exilio en México. En este tercer periodo debe resaltarse la elaboración, entre 1976 y 1977, de los borradores del texto Nueve lecciones sobre economía y política en el marxismo como resultado del curso dictado en El Colegio de México. De esta experiencia y publicación tardía es posible inferir el marxismo de Aricó. El texto es clave porque permite comprender su forma de abordar e interpretar el marxismo, un punto significativo es la centralidad de la política y la búsqueda de un estatuto preciso de la misma en la teoría marxista. De Gramsci resalta su significado amplio de la política situándola como una actividad humana fundamental que en sentido de acción hegemónica implicaba superar el nivel corporativo y transitar al ético-político. El periodo de exilio en México significó una profundización a su apuesta por la democracia como horizonte ético-político de la izquierda y clave analítica para pensar la hegemonía y la construcción de alternativas políticas en América Latina. Fue en torno a este asunto que en 1980 se realizó en Morelia un seminario1 que cuestionó a la academia sobre la posibilidad de hacer lecturas de los procesos políticos latinoamericanos contemporáneos a la luz de la problemática gramsciana de la hegemonía, frente al espíritu de una época marcada por la post-Revolución Cubana, por las derrotas de los intentos de expansión del socialismo, de la mano de los golpes Las memorias del seminario fueron publicadas en un texto titulado Hegemonía y alternativas políticas en América Latina, coordinado por Julio Labastida Martín del Campo (1985). 1 JOSÉ A RICÓ: ITINERARIOS DE UNA NUEVA GENERACIÓN DE IZQUIERDA EN LA... 49 militares y el despliegue de los proyectos políticos autoritarios en los países de la región. La recreación del vínculo entre democracia y socialismo fue objeto de diversas interpretaciones, para algunos se trató de un viraje radical en el discurso teórico y político de los intelectuales de Pasado y Presente y un abandono del marxismo y la perspectiva socialista, expresado en particular en el apoyo y la asesoría que Juan Carlos Portantiero y Emilio de Ipola dieron al presidente Raúl Alfonsín y su proyecto de ‘pacto democrático’. Para Raúl Burgos, el nuevo modo de pensar el vínculo entre democracia y socialismo no puede ser considerado simplemente como “fruto de una ‘cooptación’ de los intelectuales de la izquierda renovada por el pensamiento neoliberal en expansión en la época, sino como una reapropiación auténtica del concepto por la izquierda política latinoamericana” (2004:305). Una de las razones que expone Burgos sobre el apoyo del grupo Pasado y Presente al gobierno de Alfonsín es la ausencia de un sujeto político promotor de la transición democrática en la Argentina de los ochenta. De nuevo la cuestión de la identidad peronista fuertemente corporativa aparece en el centro del debate en el periodo de inicio de la transición democrática. En medio de estas circunstancias, el grupo de gramscianos se asoció “a lo que parecía el proyecto 2 Como señala Burgos (2004:304), Portantiero, apoyándose en las ideas de Gramsci, replanteó el concepto de revolución en su texto Los usos de Gramsci. NÚM . La cuarta y última etapa inicia con su retorno a Buenos Aires en 1983 y la radicalización de su propuesta sobre el papel central de la democracia en el proceso de transformación de la sociedad. Luego del exilio mexicano, las trayectorias personales de aquel grupo vinculado a la experiencia de Pasado y Presente no coinciden. Como señala Crespo, de regreso a Buenos Aires los puntos de convergencia pasan a ser el Club de Cultura Socialista y la revista La Ciudad Futura (Crespo, 2009:171). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , La experiencia del seminario de Morelia y la última etapa del exilio en México se caracterizaron por la profundización del discurso democrático de la re-significación del concepto de revolución y transición al socialismo.2 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. Este horizonte estableció como imperativo de acción cultural y política la necesaria revisión de los postulados de la izquierda revolucionaria. La hipótesis de trabajo giró en torno a la siguiente cuestión: “cómo y a través de qué procesos y recomposiciones teóricas y prácticas puede construirse una hegemonía proletaria, o popular (…) capaz de provocar una transformación radical acorde con las aspiraciones democráticas de las clases trabajadoras del continente (…)” (Aricó, 1985:11). 50 JULIANA CUBIDES MARTÍNEZ ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. democrático más coherente para la nueva etapa argentina: el proyecto de cuño socialdemócrata del presidente Raúl Alfonsín” (Ibid.:15-16). Las fuertes críticas que recibió el grupo Pasado y Presente sobre el giro radical de su discurso político en los años ochenta, desbordan los alcances de este artículo; no obstante, debe mencionarse que esta última etapa del pensamiento de Aricó, vinculada a la adopción que hace el grupo Pasado y Presente del ideario político de la socialdemocracia y el respaldo al gobierno de Alfonsín, fue objeto de controversia y debate al interior de la izquierda argentina, interpelando la ‘falta de autocrítica’ de los intelectuales de Pasado y Presente en las mutaciones y virajes políticos del grupo (Burgos, 2004; Kohan, 2005:3). Hasta aquí, vale la pena preguntarse por la vigencia y el aporte de la propuesta que hace Aricó de re-articular creativamente el vínculo entre democracia y socialismo. En sus propias palabras: (…) todo proceso de transición que no esté dirigido, conformado y regido por el ejercicio pleno de la democracia como elemento decisivo de la conformación de la hegemonía adquiere el carácter de una revolución pasiva, de un poder de transformación que se ejerce desde la cúspide contra la voluntad de las masas y que, en última instancia, acaba siempre por cuestionar la posibilidad concreta de una constitución del socialismo (2011:274). La búsqueda del sujeto de la transformación socialista pasa por la democratización de la sociedad, por la reivindicación de la capacidad de las clases de organización propia. La democracia, entendida en sentido amplio como autogobierno de las masas, no sólo es constitutiva de la idea de socialismo sino es su condición de posibilidad. ¿Por qué Gramsci en América Latina? La pregunta planteada por Aricó en su texto La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina (1988:83), convoca a una reflexión sobre las razones de la masiva recepción de Gramsci en América Latina, en particular entre las décadas de los años setenta y ochenta. Esta interrogante fue esbozada a propósito de su participación en 1985 en el coloquio organizado por el Instituto Gramsci en Ferrara, Italia. Bajo el nombre de “Transformaciones políticas en América Latina: la presencia de Gramsci en la cultura latinoamericana”, el evento tuvo como propósito reflexionar sobre la difusión y la vigencia del pensador italiano en América Latina, en especial desde los años setenta, tomando en consideración que esta difusión no parecía corresponderse con el ocaso de su pensamiento en Italia. La construcción del itinerario de Gramsci en América Latina fue elaborada a finales JOSÉ A RICÓ: ITINERARIOS DE UNA NUEVA GENERACIÓN DE IZQUIERDA EN LA... 51 Aricó se aproximó a la elaboración del itinerario de Gramsci en nuestra región apelando a la posibilidad de establecer en América Latina una tradición marxista múltiple, bien ubicada y no homogénea. (…) para encarar una geografía de la difusión de Gramsci en América Latina debemos asumir esta diversidad como dato y recorrer la pluralidad de caminos y perspectivas que dieron lugar a la formación de distintos núcleos de elaboración teórica y política en los cuales las ideas de Gramsci fueron recuperadas, contaminándose con otras posiciones y perspectivas y produciendo efectos de los más diversos (Ibid.:26-27). Aquí se puede inferir la comprensión de América Latina como unidad de análisis con heterogeneidades estructurales. Frente a estas realidades no hubo un solo Gramsci latinoamericano, sino gramscismos a partir de la pluralidad de elaboraciones, apropiaciones y formas de difusión. En este sentido, el itinerario de las ideas gramscianas en América Latina debe ser analizado en clave histórica, en el marco de los acontecimientos históricos de la época. Para el caso de Argentina, se debe comprender la crisis del compromiso populista y la imposibilidad de la conquista de las masas trabajadoras por parte del Partido Comunista Argentino. Aricó advirtió cómo “la crisis del compromiso populista no dio lugar a la esperada expansión de movimientos revolucionarios en América Latina sino a una cascada de golpes de Estado” (Ibid.:113); golpes militares que desdibujaron el “espejismo revolucionario e hicieron estallar ese marxismo dogmatizado de los sesenta” (Ibid.:114). NÚM . (…) reivindicado como propio por un sector de los comunistas argentinos, al cabo de treinta años se convierte en punto de referencia de un conjunto de científicos sociales y de dirigentes políticos de izquierda que, reunidos en Morelia, acuerdan sobre la actualidad y pertinencia de las categorías estratégicas gramscianas para el análisis de las condiciones de cambio y de transición socialista en las sociedades latinoamericanas (Ibid.:31). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , En el ejercicio de reconstrucción trazó una coordenada temporal de tres décadas de la difusión de Gramsci en América Latina comprendida entre 1950 y 1980 y ubicando estas dos fechas límite como simbólicas: en 1950 fueron publicadas Las cartas de la cárcel en Argentina, y en 1980 tuvo lugar el seminario de Morelia en México. Ambas fechas son emblemáticas porque ilustran el itinerario recorrido por el pensamiento de Gramsci en una doble perspectiva geográfica y cultural. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. de los ochenta por Aricó, interpelando el espíritu de una época caracterizada por la crisis frente a las posibilidades de la transformación y cuestionando el inicio de una fase descendente del gramscismo en la región. El eclipse del pensamiento de Gramsci podría estar significando lo contrario: no la caducidad de su pensamiento sino “(…) la aceptación de filosofías que renuncian a las armas de la crítica para plegarse a la presión de un mundo que se acepta como inmodificable (…)” (Ibid.:14). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 41-53. 52 JULIANA CUBIDES MARTÍNEZ En el caso latinoamericano, la difusión de las ideas gramscianas debe ser vista en clave de dos acontecimientos históricos: lo generado por la Revolución Cubana y posteriormente la oleada de golpes militares en la región. El ejercicio de traductibilidad en América Latina pasa entonces por valorar las realidades y particularidades de un continente erosionado por la violencia armada y la contrarrevolución, y donde los sujetos protagónicos de la transformación social no concordaban con las nociones usuales en la tradición marxista-leninista, y no parecen ser –dice Aricó compartiendo los análisis de Touraine– ni la burguesía ni el proletariado, tampoco los terratenientes y los campesinos dependientes. Son, más bien, el capital extranjero y el Estado (Ibid.:90-91). Fue la crisis generada por la imposibilidad del renacimiento de los movimientos revolucionarios en la región lo que permitió la mayor recepción de los textos de Gramsci. La brecha histórica entre intelectualidad y pueblo –como ya se dijo– se convirtió en un núcleo problemático estructural. A este respecto, Aricó señaló las desventuras de la izquierda latinoamericana y no sólo la argentina, como consecuencia de un paradigma ideológico estrecho, sustentado en la separación entre política y cultura. Otra vez aparece la centralidad de la experiencia Pasado y Presente, como proyecto y movimiento cultural y político, como condición de posibilidad para la producción creativa de un vínculo entre teoría crítica y propuestas políticas de transformación, a través de una nueva cultura que apunte a “una modificación sustancial de la clásica relación existente entre las élites intelectuales ‘creadoras’ de la cultura y el conjunto de las masas reducidas a meras ‘consumidoras’” (Aricó, 1963). Frente a esta situación, Aricó reconoció en las ideas de Gramsci la posibilidad de asumir posiciones más críticas y realistas en América Latina, pero con una connotación política que desborda el ejercicio teórico. Desde esta premisa, su legado convoca a reconocer como sujetos de investigación a los movimientos, organismos o actores que encuentran en Gramsci aquello que les posibilita acceder a la teoría y medirse con el mundo histórico (Aricó, 1988:27). No se aplica la teoría a la realidad, todo ejercicio de traductibilidad parte de las demandas de la realidad que portan los movimientos en la sociedad y en la cultura cuando se apropian de reflexiones y contribuciones como las de Antonio Gramsci. En esta búsqueda es central la cuestión nacional-popular y la organización propia de las masas, cuestiones que encuentran en la democracia, en sentido amplio, una estrategia de intervención política alternativa. 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Se destaca la osadía intelectual que caracteriza su producción a lo largo de cinco décadas en la búsqueda permanente de la ampliación conceptual como superación dialéctica, siendo fiel a la relación fundante entre historia y teoría política. A partir de una revisión del pensamiento de Coutinho, las autoras analizan el proceso de modernización de Brasil en el tránsito al capitalismo por la vía de la revolución pasiva. Se rescatan aportes de Coutinho sobre las configuraciones estatales en la historia brasileña, enfatizando el proceso de occidentalización con la ampliación del Estado a través de la actuación política de la sociedad civil que emerge de las entrañas de la dictadura militar. Se trata de una producción en proceso que delinea vías analíticas para trabajar el marxismo en movimiento propugnado por Coutinho. Palabras clave: Brasil, ampliación conceptual, revolución pasiva, occidentalización, ampliación del Estado. Carlos Nelson Coutinho’s Thought: Interpreting Brazil Abstract The present article substantiates an interpretation of Brazil from leftist intellectual Carlos Nelson Coutinho, who uses Gramsci’s thought to make his case. We highlight Coutinho’s intellectual capacity and ability to expand, during five decades, his understanding of dialectical concepts. He has been as loyal supporter of the existing relationship between history and political theory. While revisiting Coutinho’s work, we analyze the process of capitalistic modernization in Brazil through a passive revolution. This article stresses Coutinho’s contributions on the Brazilian State through a historical analysis, which emphasizes a process of westernization and the power of the Estate that * Doctora en Sociología. Profesora del Departamento de Ciencias Sociales y miembro del Programa de Posgrado en Sociología y de la Maestría en Evaluación de Políticas Públicas, Universidad Federal de Ceará. Miembro de la Red Universitaria de Investigadores sobre América Latina (RUPAL). E-mail: <albacarvalho@gmail.com>. ** Doctora en Sociología. Profesora del Departamento de Trabajo Social y miembro del Programa de Posgrado en Trabajo Social, Universidad Federal de Río Grande del Norte. E-mail: <elianacosta guerra@hotmail.com>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 55-81. 56 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA evolves from military dictatorships. Keywords: Brazil, conceptual expansion, passive revolution, westernization, State expansion. O pensamento de Carlos Nelson Coutinho: interpretar o Brasil ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. Resumo O presente artigo consubstancia uma interpretação do Brasil a partir da apropriação fecunda do pensamento de Gramsci pelo intelectual de esquerda brasileiro, Carlos Nelson Coutinho. Assim, ressalta a ousadia intelectual que caracteriza a sua produção, ao longo de cinco décadas, na busca permanente da superação dialética, como ampliação conceitual, fiel à relação fundamental entre história e teoria política. A partir do resgate do pensamento de Coutinho, as autoras do artigo põem em relevo sua análise do processo de modernização do Brasil, no trânsito para o capitalismo, pela via da revolução passiva. Resgatam suas contribuições relativas às configurações estatais na história brasileira, enfatizando o processo de ocidentalização, com a ampliação do Estado por meio da atuação política da sociedade civil, que emerge das entranhas da ditadura militar. Trata-se de uma produção em processo que delineia vias analíticas para trabalhar o marxismo em movimento, propugnado por Carlos Nelson Coutinho. Palavras chave : Brasil, ampliação conceitual, revolução passiva, ocidentalização, ampliação do Estado. Carlos Nelson Coutinho, un intelectual gramsciano en sintonía con su tiempo histórico Al pensar a Gramsci como vía analítica en Brasil, se interpone la figura histórica del intelectual brasileño Carlos Nelson Coutinho,1 convencido de la universalidad y de la 1 Carlos Nelson Coutinho nació en Itabuna, en el estado de Bahía, Brasil, un 28 de junio de 1943, y falleció en Río de Janeiro el 20 de septiembre de 2012. Se tituló en filosofía en la Universidad Federal de Bahía (1961-1965). Desde joven militó en el antiguo Partido Comunista Brasileño (PCB). Filósofo político, ensayista y traductor, deja un amplio legado en el área de la producción cultural y en el campo de la teoría política. Profesor emérito de la Universidad Federal de Río de Janeiro, desde 1986 enseñaba Teoría Política en la Escuela de Servicio Social. Carlos Nelson Coutinho fue uno de los principales intelectuales marxistas. Tuvo un papel destacado en la divulgación en Brasil de las obras de Georg Lukács y Antonio Gramsci. En los años setenta se exilió en Bolonia (Italia), tierra en que, por décadas, se asentó el antiguo Partido Comunista Italiano (PCI), una de las referencias político-teóricas imprescindibles para entender su pensamiento. Posteriormente, vivió el exilio en París. Fue miembro eminente del “grupo de Armenio Guedes”, que, dentro del PCB, buscaba la renovación del comunismo brasileño a partir de la cuestión democrática. Siempre articulando su reflexión teórica con la práctica militante, se dedicó a la crítica cultural en los años sesenta y setenta, produciendo varias obras, destacándose Literatura y Humanismo, lanzada en 1967 por la Editora Civilização Brasileira y El estructuralismo y la miseria de la Razón, publicada en 1972, por Paz e Terra y, décadas después, en 2010, por la editora Expressão Popular. Desde los años setenta, Coutinho concentra su atención en la filosofía política. Su ensayo clásico “La democracia como valor universal” constituye una importante contribución al debate sobre la teoría política en Brasil, mostrando, como fuente de inspiración, la discusión política madura en torno al antiguo PCI, especialmente en torno a las formulaciones de Enrico Berlinguer y Pietro Ingrao. A partir de entonces, EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 57 asume vigorosamente el pensamiento político de Antonio Gramsci en su producción, haciendo efectiva, en sus reflexiones, una articulación original de Lukács y Gramsci, que se expresa bien en su último libro, publicado en 2011: De Rousseau a Gramsci. Ensayos de teoría política. En los años ochenta, con la crisis del PCB, Coutinho se aproximó por un momento al Partido Socialista Brasileño (PSB). Entretanto, en el proceso de democratización brasileño se afilió al entonces recién creado Partido de los Trabajadores (PT), hasta su crisis y escisión en la primera década del siglo XXI, cuando pasa a militar en el Partido Socialismo y Libertad (PSOL). A lo largo de toda su trayectoria partidaria mantuvo sus raíces comunistas. Fue activo colaborador de la “Escuela de Formación Política Florestan Fernandes”, espacio privilegiado del ejercicio de su papel de “intelectual orgánico”, contribuyendo con la formación de militantes, en especial integrantes del MST, movimiento que gozó de su apoyo a sus banderas de lucha, notoriamente en la defensa de la reforma agraria. Conocido en Brasil y en el exterior como uno de los mayores especialistas en la obra de Antonio Gramsci, fue el responsable de la edición brasileña de Cuadernos de la Cárcel, publicada por la Editora Civilização Brasileira, 1999 y 2002. Es autor de decenas de libros, entre los cuales destacan: Gramsci (1981); A dualidade de poderes (1985); Gramsci: um estudo sobre seu pensamento político (1989); Marxismo e Política. A dualidade de poderes e outros ensaios (1994); Contra a corrente: ensaios sobre democracia e socialismo (2008). NÚM . Coutinho emprendió, a manera de una tarea histórica, una lectura original de la herencia de Marx capaz de esbozar, en el marco de un tratamiento radicalmente dialéctico, la visión de la política como esfera privilegiada de la interacción intersubjetiva, fecundando la concepción gramsciana, en diálogo con pensadores como Jacques Rousseau, Friedrich Hegel, Hannah Arendt y Jürgen Habermas. Tematiza y avanza en la construcción de la “teoría política” marxista, en una encarnación plena de la praxis. Toda su obra se basa en “(...) el compromiso dialéctico ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Consciente de la exigencia de renovación permanente del marxismo y de la necesidad de reinventar la izquierda, sus categorías y modos de acción, desplegó un trabajo incansable a lo largo de casi cinco décadas, en el siglo XX y en los albores del siglo XXI, de difusión e interpretación del pensamiento de Antonio Gramsci, consolidando su vitalidad en su peculiar marxismo que lo llevó a abrir vías fecundas de reflexión y de redefiniciones estratégicas del “quehacer político” en los procesos de transformación social. En su extensa producción de libros, ensayos, artículos, conferencias, debates políticos y entrevistas, evidencia “(…) una convivencia larga y productiva con los temas gramscianos” y la construcción de un “(...) diálogo vivo y abierto, en una exposición generosa y profunda de las múltiples conexiones que se pueden hacer entre Gramsci y la sensibilidad moderna, abierta a la renovación de la izquierda” (Henriques y Nogueira, 1999:1). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. fertilidad del pensamiento de Gramsci. En sentido estricto, es su introductor en Brasil y es considerado uno de los mayores expertos en su pensamiento (Braga, 2011; Braz, 2012; Gonçalves, Machado, Albuquerque, 2004; Henriques y Nogueira, 1999; Kohan, 2012; Simionatto, 2004). 58 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA entre la reflexión y la acción” (Braga, 2011), con una producción intelectual de casi medio siglo de trabajo, siempre dispuesto a traspasar los muros de la universidad en el ejercicio del activismo político. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. La vida intelectual de Coutinho siempre tuvo una estrecha relación con su acción política. En esta trayectoria de intelectual marxista y lúcido militante, se convirtió en un “intelectual poco común” (Braz, 2012) en estos tiempos de fragmentación, productivismo y liquidez. Sin lugar a dudas, Carlos Nelson Coutinho está sólidamente situado entre las referencias del marxismo brasileño, manteniendo una profunda coherencia con los ideales comunistas, asumiéndolos en sintonía con las necesidades históricas de distintas épocas. En vigilancia constante a las interrogantes del pensamiento crítico, en el ritmo de la historia, abierto a debatir ideas y con la capacidad singular de interpretar, siempre trató de alejarse de cualquier “dogmatismo gramsciano”, convirtiéndose en una figura respetable de intelectual público. En su trayectoria de vida entera como intelectual-activista encarna, a su manera, en el contexto brasileño, el espíritu gramsciano de compromiso orgánico con su tiempo, sirviéndose de la teoría política marxista, en gran medida de la obra de Gramsci, para pensar el mundo en los circuitos de la historia y desentrañar la especificidad brasileña, expresada en una interpretación, siempre abierta, en un proceso capaz de iluminar los caminos de la política. De modo que para él, es también apropiado el reconocimiento explícito hecho por István Mészáros a Antonio Gramsci al considerarlo un “(...) hombre que lleva la carga de su tiempo histórico”.2 Por supuesto, como intelectual contemporáneo, Carlos Nelson Coutinho realizó a plenitud el ideal gramsciano de construir una obra “fürewig ” (para siempre), es decir, una producción para la eternidad.3 István Mészáros dedica su libro El desafío y la carga del tiempo histórico. El socialismo en el siglo publicado en Brasil en 2007 por la Editorial Boitempo, a la memoria de tres grandes seres humanos del siglo XX: Antonio Gramsci, Attila József y Che Guevara. En las palabras de Mészáros, para explicar las razones de la elección de Gramsci, József y Guevara: “(...) en contra de todo pronóstico, desafiando las trágicas consecuencias que inevitablemente tenían que sufrir, ellos enfrentaron los constantes desafíos de una época de desgraciada sucesión de crisis extremas y cargaron el peso de su historia hasta el máximo. Tiempo en el cual fueran confinados por y en circunstancias las más desfavorables y, sin embargo, fueron capaces de trascenderlas gracias a su compromiso ejemplar y la visión perspicaz hacia la perspectiva conscientemente adoptada según la cual el único futuro viable para la humanidad es el socialismo, lo cual defenderán apasionadamente” (2007:19). 3 Antonio Gramsci, en una carta escrita en la cárcel en Milán, del 19 de marzo de 1927, dirigida a su cuñada Tatiana –la cual cuidó y asistió a Gramsci durante todo el período de su privación de 2 XXI, EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 59 Carlos Nelson Coutinho y su osadía en la ampliación del marxismo para los movimientos de la historia: la construcción de una interpretación gramsciana del Brasil En la historia del marxismo, concebida como historia de su propia construcción conceptual, al hacer un esfuerzo permanente de superación dialéctica, Carlos Nelson Coutinho ocupa un lugar decisivo por su contribución al proceso de renovación de los conceptos originarios de la teoría marxista, tratando de dar respuesta a los movimientos de la “historia en proceso...” Ello no es sino la fidelidad al método de libertad– señala su deseo de construir una obra para la eternidad. En palabras de Gramsci: (...) “Estoy abrumado (y esto es un fenómeno común a la cárcel, creo) por esta idea: yo tendría que hacer algo fürewig, de acuerdo con una compleja conceptualización de Goethe, que me recuerdo hubo atormentado mucho a nuestro Pascoli. En definitiva, me gustaría buscar, de acuerdo con un plan preconcebido, ocuparme intensa y sistemáticamente de algún tema que absorbiese y centralizase mi vida interior”. NÚM . ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Con base en la lectura de ciertos ensayos fundamentales de Carlos Nelson, misma que engloba el movimiento dialéctico de la historia del marxismo, se resalta el valor que caracteriza su producción intelectual, en busca de una ampliación conceptual aunque fiel al método marxista. A continuación, se establecen los procesos de difusión de la obra de Gramsci en diferentes momentos de la vida brasileña, con énfasis en la mediación decisiva de Carlos Nelson Coutinho, en su condición de traductor y de uno de sus más grandes intérpretes. En seguida, se pone de relieve la confrontación de ideas y de categorías gramscianas emprendida por él para el análisis de la particularidad de la formación social brasileña, con énfasis en la lectura del proceso de modernización de Brasil, en el tránsito hacia el capitalismo. De hecho, ésta es una producción en proceso, que permite continuar la reflexión y adentrarse en la interpretación del Brasil contemporáneo, en su trayecto hacia la occidentalización, de frente a los dilemas más amplios y graves de la construcción democrática. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. Esta investigación resulta de un esfuerzo en marcha, en el sentido de volver a examinar la producción teórica de Carlos Nelson Coutinho, para definir las vías abiertas por este intelectual marxista para desentrañar el mundo contemporáneo y, en especial, interpretar al Brasil apoyándose en la perspectiva de Gramsci, revelando la pertinencia y actualidad de sus categorías fundadoras. En el texto se explican de manera clara las contribuciones y se pone de relieve la maestría de este pensador que, imbuido del espíritu gramsciano, constituye una referencia reflexiva para cualquier persona que quiera entender a la sociedad brasileña en sus especificidades y participar en los procesos políticos de transformación radical, de acuerdo con las demandas históricas. 60 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. investigación marxista y a la propia empresa analítica de Gramsci, que trataba de reformular las categorías fundamentales de la teoría política determinadas por los procesos sociales, tejidos en las tramas de la historia. Se trata de la construcción de la teoría gramsciana del Estado integral (o ampliado) y la teoría procesual y molecular de la revolución socialista, entendida ésta como un proceso y no como ruptura explosiva y concentrada en el tiempo. Ello hace posible que Gramsci represente un punto de inflexión en la historia del pensamiento marxista, al darle movimiento al método de Marx para la superación dialéctica de conceptos clásicos, utilizados en las teorías del Estado y la revolución, hacia la construcción de un pensamiento de profundidad universal. En efecto, Carlos Nelson Coutinho asume en Brasil y le da continuidad a los senderos abiertos por Gramsci, quien encarna el espíritu de la renovación del marxismo. Con rigor teórico y pasión militante particulariza, en el análisis de la realidad brasileña, el legado teórico de Gramsci con toda su riqueza y universalidad. Su pensamiento, siempre abierto, se basa en una tesis epistemológico-metodológica que es el hilo conductor de su construcción en el campo de la teoría política marxista: la tesis de la ampliación conceptual como superación dialéctica, desde la perspectiva de un proceso de construcción y clarificación de los conceptos en respuesta a los movimientos de la propia historia en curso, que “ciertamente conserva, pero que también elimina y eleva a nivel superior”. En realidad, este proceso de superación dialéctica, en el marco de la elaboración conceptual, es una traducción aproximada de la noción hegeliana de Aufhebung (Coutinho, 1994). Esta tesis epistemológico-metodológica, estructuradora del pensamiento de Carlos Nelson Coutinho, está plasmada en su obra La dualidad de poderes, publicada en 1985 y en 1987 por la editorial Brasiliense, que hará parte, más tarde, del libro El marxismo y la política (1994). En este trabajo, desde la perspectiva de la dualidad de poderes, lleva a cabo un esfuerzo analítico de expansión de los conceptos de Estado y revolución, “(…) agregando nuevas determinaciones resultantes del propio desarrollo objetivo del modo de producción y la formación económica capitalistas” (Coutinho, 1994:17). De esta manera, gradualmente, muestra cómo estas dos categorías se articulan y evolucionan en la reflexión de pensadores marxistas, siguiendo un proceso que combina, inextricablemente, conservación, eliminación y renovación, pero con fidelidad a la dialéctica marxista de investigación. La noción de dualidad de poderes se impone como una referencia clave en esta expansión conceptual del Estado y la revolución llevada a cabo por Carlos Nelson Coutinho. Cabe señalar que este concepto de dualidad de poderes fue enunciado originalmente por Lenin (1984) para referirse al doble poder en la Revolución Rusa de febrero de 1917, designando así la peculiar coexistencia del Gobierno Provisional EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 61 como gobierno de la burguesía con el gobierno de los soviets “en desarrollo”, con sus trabajadores y diputados soldados. De esta manera, Coutinho encarna en su tiempo histórico la audacia de la renovación del marxismo, al actualizar su teoría política y trabajar constantemente en ampliar sus categorías, especialmente los conceptos de democracia, Estado y revolución. Y en su propuesta explícita de participación política, exploró la fecundidad de esta ampliación conceptual, ubicada en los senderos de Gramsci para interpretar Brasil, indicando las perspectivas de una praxis transformadora de la realidad brasileña, en diferentes momentos históricos de las últimas cuatro décadas. ¡Veamos, entonces! En primer lugar, cabe señalar el énfasis puesto en el esfuerzo de expansión conceptual en el ámbito de la cuestión democrática. Estamos pensando especialmente en su ensayo publicado en la revista Encuentros con la civilización brasileña (1979), con el provocativo título de “La democracia como valor universal”, en el cual interpela a los formuladores socialistas tradicionales de la izquierda brasileña, al sostener la tesis de que “no hay socialismo sin democracia, ni democracia sin socialismo”. En este ensayo, que es un hito en el pensamiento político marxista, dirige la reflexión original de Gramsci, en su teoría de la democracia, a pensar la formación social brasileña, particularmente de finales de los setenta, con el surgimiento de la sociedad civil en su lucha por las libertades democráticas y la construcción política de una relación con el Estado. NÚM . ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Por lo tanto, desde esta perspectiva, Coutinho (1994) sostuvo la validez y la fecundidad del marxismo, teniendo en cuenta la capacidad de éste para renovar sus conceptos originarios y, en un esfuerzo permanente por descifrar los enigmas de la historia, proclama el desafío de los cambios analíticos aunque siempre fiel al método marxista. El marxismo es aquí considerado como “(…) una obra abierta, algo en permanente construcción”. Por lo tanto, argumenta la necesidad ineludible de que el “(…) investigador marxista esté siempre alerta a las nuevas determinaciones que se generan en los objetos (sujetos) de la investigación, incluso cuando dichas determinaciones no hayan sido registradas por Marx y los marxistas” (Coutinho, 1994:12). Se trata de la permanente vigilancia creativa en la apropiación de lo real, en su complejidad y contradictoria dinámica, transformándolo en concreto pensado. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. León Trotsky amplía el concepto de dualidad del poder y generaliza la situación de doble poder a todas las revoluciones. Y Coutinho, desde esta perspectiva, analiza la relación entre el Estado y las transformaciones revolucionarias y esboza así una manera original de pensar la “crisis revolucionaria” y de avanzar en las configuraciones estratégicas de la revolución, en la formación social capitalista, en su movimiento constante. 62 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. En ese momento histórico, al referirse a la “occidentalización de Brasil”,4 rescata, en el contexto brasileño, la tesis enunciada en 1977 por el secretario general del Partido Comunista Italiano, Enrico Berlinger, de que la democracia es el “valor históricamente universal en el que se debe fundar una sociedad socialista original”. Es así como, en este artículo que provocó controversias, Coutinho se contrapuso a una visión estrecha y meramente instrumental de la democracia que la ubicaba sólo como táctica y, en cambio, sostuvo el argumento de que la renovación democrática en el conjunto de la vida nacional asumía un contenido estratégico en ese momento de cambios en la vida brasileña. La idea que se plantea es que la democracia es un valor estratégico permanente y una condición para la conquista y la consolidación de la sociedad socialista. Por lo tanto, incorpora el vínculo socialismo-democracia en el patrimonio categorial marxista, en la superación dialéctica de concepciones limitadas y parciales de la democracia. Manteniendo una peculiar coherencia político-teórica a lo largo de su trayectoria de intelectual militante, Coutinho reafirmó, en diferentes contextos, la tesis de la universalidad de la democracia, siempre apuntando hacia el horizonte del socialismo como exigencia histórica. Es precisamente en el ensayo Los Marxistas y la Cuestión Democrática 5 donde sostuvo que el “marxismo renovó sus instrumentos de categorización con el fin de dar cuenta del nuevo papel y el nuevo valor asumido por la democracia política en las transformaciones sociales de nuestro tiempo” (1984:71). En escritos producidos a finales del siglo XX y en la primera década del XXI, Coutinho sorprendió, en el contexto de la era neoliberal, al afirmar que si bien es cierto que no hay socialismo sin democracia, no se debe olvidar que sólo es posible una democracia plena con el socialismo. Y reafirmó su convicción de que la democracia no debe ser entendida como algo que se agota en determinada configuración institucional, sino más bien como un proceso. En esta perspectiva, actualiza la tesis de la universalidad de la democracia al señalar que, tal vez, en el tiempo presente, alterase el título del artículo de 1979 con esta nueva formulación de “la democratización como valor universal”, con la justificación de que “(...) la democracia es necesariamente algo que se profundiza y que combina 4 Esta caracterización de la sociedad brasileña mueve la idea de “occidente”, la metáfora densamente política que impregna el razonamiento gramsciano, lo que Carlos Nelson Coutinho, a lo largo de su producción, trabaja en su dinamismo de categoría histórico-política para pensar el proceso de formación del Brasil, enfocando la naturaleza de la relación Estado-sociedad civil. 5 Este texto fue originalmente escrito para una conferencia pronunciada en noviembre de 1982, en la ciudad de Fortaleza, Ceará, Brasil, organizada por la Universidad Federal de Ceará. EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 63 De ahí que una definición diferente de la naturaleza del Estado capitalista –restringida o ampliada– también lleva a una evaluación diferente de la función de la dualidad de poderes en la transición al socialismo. Carlos Nelson Coutinho explica al aludir a la categorización gramsciana: (...) una concepción marxista del Estado es tanto más amplia cuanto mayor sea el número de determinaciones del fenómeno estatal por ella mediadas/sintetizadas en la construcción del concepto de Estado; y viceversa, será restringida una formulación que, consciente o inconscientemente, se centre en el examen de sólo una o relativamente pocas determinaciones de la esfera político-estatal (1994:14). En su reflexión político-epistemológica, Coutinho brinda una clave analítica que permite manejar esta conceptualización gramsciana para comprender el carácter del Estado, en diferentes formaciones sociales, en la civilización del capital: asumir el concepto de Estado restringido o ampliado no es una mera elección arbitraria del analista en función del ángulo de aproximación, sino una elección que está determinada por el desarrollo del fenómeno estatal, considerando específicamente la relación con la sociedad civil. Una originalidad de Gramsci en la ampliación conceptual del Estado es el hecho de redefinir a la sociedad civil como una esfera de la superestructura, lo que representa NÚM . ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Otro aporte analítico que marca un punto de inflexión en la teoría política marxista, al abrir vías para desentrañar los enigmas de la formación social brasileña, en particular en el Brasil contemporáneo, es el que alude a la relación entre la concepción orgánica del Estado y la revolución, en la que se circunscribe la estrategia adecuada para la praxis transformadora hacia el horizonte del socialismo. Desde la perspectiva del concepto de dualidad de poderes, en ensayos de 1985 y 1987 suscribe la tesis gramsciana, según la cual, dependiendo del modo restringido o ampliado de concebir al Estado en la historia de la teoría política marxista, resultan dos diferentes modos de delinear la revolución socialista, es decir, dos diferentes paradigmas definidos uno, como “explosivo” en el marco de la “guerra de movimientos” y otro, como “procesual” en la “guerra de posiciones”. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. inextricablemente reformas políticas con reformas económicas y sociales. La democracia es la soberanía popular, es la construcción de una comunidad participativa, es la igualdad (…)” (Coutinho, 2008:151). Argumenta que en esta concepción radical de democracia, hay ciertos valores que el capitalismo ha demostrado claramente no ser capaz de tener. Una auténtica democracia es un proceso que implica no sólo cambios políticos, sino también cambios económicos y sociales. Y concluye con una declaración provocadora en la época contemporánea: “Estoy plenamente convencido de que no hay ninguna solución para la humanidad fuera de la Democracia”(Ibid.). 64 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. un avance conceptual en el marxismo. En esta línea de pensamiento, Gramsci concibe a la sociedad civil como todas las instituciones responsables de representar los intereses de los diferentes grupos sociales, así también para elaborar y/o difundir los valores simbólicos e ideologías. Así, en las primeras décadas del siglo XX, en un escenario de socialización de la política en que se trataba de conformar una nueva esfera pública, con creciente protagonismo de amplias organizaciones de masas, es cuando Gramsci pudo recoger nuevas determinaciones del fenómeno estatal y desarrollar una expansión conceptual del Estado. En esta configuración ampliada, restablece el carácter de clase y el momento de poder represivo del Estado, añadiendo nuevos elementos. Se trata del concepto de Estado integral, plasmado en los Cuadernos de la Cárcel: “Estado como sociedad política más la sociedad civil, es decir, hegemonía revestida de coerción” (Gramsci, 2002, vol. 3:244).6 Basándose en lo anterior, Coutinho (1994) explica la lógica dialéctica que preside el trabajo de expansión conceptual en el proceso de investigación –en concreto respecto a la concepción del Estado– en el que establece su doble dimensión constitutiva, a saber: una dimensión histórico-ontológica, respecto al mayor o menor grado de complejidad de la realidad objetiva con la que el investigador se enfrenta, y la dimensión gnoseológica, relativa al mayor o menor nivel de abstracción conceptual en la cual se sitúa el investigador para analizar su objeto. Así, a partir del punto de vista de la dualidad de poderes y basado en el análisis en torno a la restricción y expansión del Estado, que condiciona la estrategia de los procesos políticos de transformación social, Coutinho desentraña la configuración del Estado brasileño en los movimientos de la historia.7 6 Esta innovadora conceptualización del Estado, con amplia difusión a través de la divulgación del pensamiento de Gramsci, aparece en los Cuadernos de la Cárcel, específicamente en el 6. En la publicación de los Cuadernos de la Cárcel en Brasil, en los años 2000, este cuaderno se reescribe en el volumen 3, de 2002, en el cuaderno 13, que trata de “Maquiavelo, notas sobre el Estado y la política” § 88. En este apartado se busca precisamente aclarar la confusión recurrente entre sociedad civil y sociedad política. Gramsci (2002, vol. 3:244) aclara que “(...) la noción general de Estado integral encierra elementos que deben ser remitidos a la noción de sociedad civil”, indicando a continuación, la síntesis conocida: “Estado = sociedad política + sociedad civil”, la cual demarca la ampliación del Estado en los procesos políticos de disputa hegemónica. 7 Este rescate de la interpretación de Carlos Nelson Coutinho sobre el Estado brasileño en los movimientos de la historia, aquí circunscrito en su configuración fundamental, se basa específicamente en su ensayo, escrito en 2006, “El Estado brasileño: génesis, crisis y alternativas”, publicado en la segunda edición revisada y actualizada de su libro Contra la corriente: ensayos sobre democracia y socialismo, por la Editora Cortez, en 2008. EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 65 Adentrándose en la contemporaneidad brasileña, Carlos Nelson Coutinho (1988, 1999a, 2001, 2005 y 2008) demarcó la subsecuente “occidentalización” del Brasil,8 misma que se afirma y se consolida con el enorme crecimiento de la sociedad civil durante el periodo dictatorial. Enfatiza que, a lo largo de la dictadura militar brasileña (1964-1985), se torna efectiva la complejidad del orden capitalista en el país, lo que llevó a una de las contradicciones fundamentales, a saber, el florecimiento gradual de la sociedad civil en medio del esfuerzo, sin éxito, por parte del Estado autoritario 8 En el pensamiento político de Gramsci, las demarcaciones de “oriente” y “occidente” son trabajadas como categorías histórico-políticas y, de esta forma, la “occidentalidad” de una formación social es el resultado de un proceso histórico. Carlos Nelson Coutinho esclarece que “Gramsci no se limita a registrar la presencia sincrónica de formaciones de tipo “oriental” y “occidental”, sino que indica también los procesos histórico-sociales, diacrónicos, que hacen que una formación social se vuelva “occidental” o, más concretamente, que pase a tener un Estado “ampliado” en el que exista una “justa relación entre Estado y sociedad civil” (1988:117). NÚM . Por lo tanto, en el camino histórico de la modernización conservadora, reafirma la “orientalidad” de Brasil, con un Estado que busca absorber a la sociedad civil, como momento subordinado, al desarrollar estrategias para controlar y sofocar las fuerzas de resistencia en sus luchas y movimientos, reprimiéndolas violentamente en los períodos de dictadura. Toma nota de que en las tramas de la historia política del país, en el siglo XX hasta 1970, Brasil se configuró como una formación social de tipo “oriental”, o de “occidentalización aún no completamente desarrollada” (Coutinho, 2008:129), similar a lo que ocurre en formaciones sociales del continente latinoamericano. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Coutinho delinea el predominio, durante más de cinco décadas del siglo XX, del carácter restringido de la conformación del Estado brasileño, con sus rasgos característicos de un Estado fuerte, intervencionista y corporativista, al asumir un papel de liderazgo en la consolidación y expansión de las relaciones capitalistas en diferentes ciclos de desarrollo, incluso en contextos de dictadura. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. En una reflexión histórico-política inspirada en el movimiento de las categorías de Gramsci, analiza la génesis y el desarrollo de la formación del Estado brasileño, en diferentes situaciones históricas, siempre centrándose en la fuerte presencia del Estado en la vida del país. Delimita la naturaleza restrictiva de un Estado fuerte y autoritario que tiene como contrapartida a una sociedad civil débil, amorfa y fragmentada desde el inicio de la historia, sobre todo después de la independencia y de la interrupción de una situación colonial formal y hasta la década de 1930, en medio del tránsito hacia la modernidad brasileña, configurando el establecimiento de la “orientalidad” del Brasil. 66 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. para cancelar y reprimir a las fuerzas de la resistencia, las cuales, desde abajo, consolidan un proceso de democratización que va más allá del proyecto de apertura política forjado por el régimen militar. De este modo, Brasil se convirtió definitivamente en una sociedad occidental y experimentó la ampliación del Estado. En realidad, en la mejor tradición de los descifradores de la vida brasileña, que asumen la tarea histórica de pensar la especificidad de nuestro país, Carlos Nelson Coutinho elaboró una interpretación de Brasil a partir de Gramsci. Sostuvo que la adopción de este autor para pensar el Brasil se hace efectiva “(…) en el plano del método y los conceptos básicos gramscianos”, los cuales, “(…) por su profunda universalidad, aclaran aspectos críticos de nuestra particularidad nacional” (Coutinho, 1988:105106). Y con esta interpretación contribuyó a superar análisis tradicionales y equivocados que, presos a la ortodoxia, intentaron “aplicar” a Brasil categorías y demarcaciones históricas europeas, haciendo caso omiso y forzando las peculiaridades de la formación histórico-social, que marcada por su herencia colonial, avanzó hacia la expansión capitalista. Al tomar el pensamiento de Gramsci como matriz para interpretar la realidad brasileña –como lo hizo Coutinho durante décadas al descifrar nuestra historia política–, hay que contextualizar y dimensionar las influencias gramscianas en la producción intelectual brasileña, en un esfuerzo por aprender de la fecundidad de sus indicaciones y aportes para la construcción de una estrategia democrática en la lucha por el socialismo en Brasil. Este es el esfuerzo que se realiza al rescatar las vías de recepción de la obra de Gramsci en Brasil, destacando el papel de Carlos Nelson Coutinho como mediador en el acceso al pensamiento gramsciano en lengua portuguesa en tierras brasileñas, al constituirse en el difusor e intérprete por excelencia de la interpelante obra de Antonio Gramsci, en un Brasil que se occidentaliza, a finales de los años setenta y durante la década de los ochenta. Gramsci en Brasil a través de la mediación de Carlos Nelson Coutinho: el potencial del pensamiento gramsciano para pensar la especificidad brasileña Carlos Nelson Coutinho, al dimensionar la penetración y fecundidad del pensamiento gramsciano en América Latina, particularmente en Brasil, puso de relieve su dimensión de universalidad, al sostener que Antonio Gramsci “(…) es sin duda el pensador más universal que el marxismo ha producido en el siglo XX” (Coutinho, 2005:127). Al evaluar la difusión de la obra de Gramsci en todos lados, incluso entre los que viven en el “sur del mundo”, sostiene que su influencia se deriva de la “(…) extraordinaria productividad teórica de los Cuadernos de la Cárcel, que abarca prácticamente todos los campos de las ciencias humanas, especialmente el de la filosofía política” (Ibid.). EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 67 En realidad, es en la segunda mitad de la década de los setenta, en los procesos de democratización y en medio de la manifestación de la crisis del régimen autoritario, cuando se recibe en Brasil la obra de Gramsci con un tratamiento coherente que pone en el centro de su reflexión su fundamentación en la política. Ese momento histórico, de transformaciones y de disputa hegemónica, es favorable a las innovadoras reflexiones de Gramsci en el ámbito del marxismo. Brasil vivió casi quince años de “dictadura modernizadora” que se empeñó en desarrollar el capitalismo en el país, modernizándolo. Efectivamente, en la década de los setenta Brasil experimentó un espectacular desarrollo capitalista que dio paso a una sofisticada economía industrializada, llegando a la condición de único país en América Latina que completó su matriz tecnológica, debido a las fuertes inversiones en los sectores de bienes de capital y de insumos de base. Es el proclamado “milagro económico brasileño”, NÚM . En el contexto de la dictadura brasileña, que con la promulgación del Acta Institucional No. 5 (AI-5), en diciembre de 1968, asume su rostro más violento, la difusión de la obra de Gramsci enfrenta dificultades políticas e institucionales. Sin embargo, como bien señala Coutinho (1988), otra razón, igualmente importante, para este eclipse temporal debe ser atribuida a la cultura entonces dominante en los ambientes brasileños de izquierda, influidos por los modelos interpretativos etapistas y mecanicistas del marxismo de la Tercera Internacional. Es así que en esta primera incursión editorial, la recepción brasileña de la obra de Gramsci es bien limitada y su influencia en la producción intelectual es prácticamente inexistente. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , La obra de Antonio Gramsci llega inicialmente a Brasil en la década de los sesenta, precisamente en el período comprendido entre 1966 y 1968, durante el cual las contradicciones internas de la dictadura brasileña, impuesta en 1964, todavía permitían un cierto grado de libertad en el campo de la cultura. Es en esta primera incursión que la producción gramsciana, traducida al portugués, llegó al público brasileño gracias al esfuerzo de los intelectuales del Partido Comunista Brasileño (PCB) militantes de la corriente cultural, entre los cuales figuran Carlos Nelson Coutinho, Leandro Konder y Luiz Mario Gazzaneo. En consonancia con la rígida jerarquía del PCB, donde la definición de la línea política constituía una prerrogativa exclusiva de la dirección del Partido, estos intelectuales se limitaron a presentar a Gramsci como un filósofo brillante y crítico literario marxista, sin revelar la dimensión política innegable de su obra. De hecho, esta primera recepción de la obra gramsciana en Brasil es parcial, pues guardaba silencio acerca de su verdadera dimensión definitoria: la política (Coutinho, 1988; 1999a; 1999b; 2009a; 2011). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. Señala (1997) que es difícil encontrar algún campo del pensamiento social –desde las humanidades hasta el arte y la literatura– al que Gramsci no haya brindado una valiosa contribución, sugiriendo nuevos temas, dando nuevas respuestas a viejos temas y apuntando hacia nuevos caminos de investigación y análisis. 68 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. época dorada de su desarrollo capitalista, que se produjo a través del endeudamiento externo intenso y según un modelo concentrador y excluyente, con aumento de la desigualdad y la pobreza. En un contexto mundial de transformación de los patrones de acumulación capitalista en los marcos del financiamiento, la economía brasileña fue violentamente afectada en su “milagroso crecimiento” que, en efecto, dependía de los movimientos de capital financiero, con sus circuitos incontrolables de expansión y valoración. Fue así como a finales de los setenta, Brasil experimentó una crisis que se materializó en el colapso de su propio régimen dictatorial, el cual buscó una salida con la ejecución de un “proceso lento y gradual de apertura” (Paulani, 2012a; 2012b).9 En tanto, la sociedad civil brasileña, que se constituyó de manera contradictoria en los caminos excluyentes de la “dictadura modernizadora”, desarrolló un amplio proceso de democratización que revela a un Brasil que se “occidentaliza”. Fue precisamente en este contexto de democratización en el que se constituyeron vías de una contra-hegemonía que reclamaba la necesidad de construir un pensamiento crítico que diera visibilidad a este nuevo ciclo de la contemporaneidad brasileña; y Gramsci fue la fuente principal de interlocución en el debate entre la política, la democracia y el socialismo. Desde mediados de los setenta se delineó un movimiento de difusión de las ideas de Gramsci en el ámbito universitario, sobre todo en la carrera de Sociología de la Universidad de São Paulo (USP); por otro lado, en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP) se verificó la presencia de Gramsci en la producción académica, tal es el caso de la tesis doctoral defendida por Miriam Limoeiro Cardoso, en 1977, en la USP, bajo la dirección del profesor Luiz Pereira. Como signo de la era emergente en la vida brasileña, Carlos Nelson Coutinho publica, el 29 de febrero de 1976, un artículo en el diario Jornal do Brasil sobre el pensamiento del marxista sardo, bajo el título “Un tal señor Gramsci”. Esta es una reseña que busca inspirar a los intelectuales y activistas para que desarrollen una lectura gramsciana (Bianchi, 2007). La fuerza de la teoría política gramsciana llegó a pensadores, investigadores y activistas con la reedición en Brasil de una trilogía de obras fundantes, que contienen 9 Un análisis histórico de la formación social brasileña, a partir de la inserción de la economía de Brasil en el escenario mundial, en diferentes contextos de desarrollo del capitalismo, fue desarrollado por Leda Maria Paulani, profesora de la Facultad de Economía, Administración y Contabilidad (FEA) de la Universidad de São Paulo (USP), principalmente en dos de sus obras (2012): “La inserción de la economía brasileña en el escenario mundial: una reflexión sobre la situación actual a la luz de la historia” y “Dependencia redoblada”, publicadas en el Boletín de Economía y Política del IPEA y en el periódico Le Monde Diplomatique Brasil, respectivamente. EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 69 l Es en esta segunda incursión de Gramsci en el contexto brasileño cuando ocurre una extraordinaria acogida de su pensamiento que va a desencadenar una amplia e innovadora interpretación de la vida brasileña. Con el afán de procurar un referente analítico para examinar los procesos de transformación que tienen lugar en la actualidad –que se van afirmando en Brasil en el proceso de democratización, a mediados de la década de los setenta y en los ochenta– fue posible que investigadores y activistas elaboraran una reflexión sobre Brasil, influida por el pensamiento político de Antonio Gramsci. Es la innovación gramsciana en el marxismo, en su fecundidad y universalidad, que llega a través de los senderos abiertos por los intelectuales que lo asumen como referencia, especialmente Carlos Nelson Coutinho, mediador brasileño NÚM . l En 1978, La concepción dialéctica de la historia, traducida por Carlos Nelson Coutinho, es la primera obra de Gramsci publicada en Brasil, lo que representa un hito en el pensamiento marxista. Dicha obra sintetiza la investigación filosófica fundamental de Gramsci, rescatando al marxismo como una filosofía de la praxis. Muestra la concepción ampliada de hegemonía, como dirección cultural y política, y como dominio, proporcionando una manera fructífera de pensar en el cambio social, con la perspectiva histórica de la construcción procesal de una hegemonía de los dominados, incluso dentro de la formación social capitalista, hacia su superación y la creación de un nuevo orden social; También en 1978, Maquiavelo, la Política y el Estado Moderno, traducido por el intelectual comunista Luiz Mario Gazzaneo, reúne escritos y notas de la cárcel sobre la política y las cuestiones fundamentales de la lucha política, asimismo contiene la teoría gramsciana de la voluntad colectiva. Proporciona el conocimiento, lo más orgánico posible, del pensamiento de Gramsci, con reflexiones y discusiones de problemas específicos del fascismo y de la organización social del Estado, como las cuestiones más generales de la teoría política, en particular las relativas a la función del partido político en la disputa hegemónica dentro de la sociedad de clases. Muestra los elementos fundamentales de la teorización gramsciana del Estado ampliado que ofrecen una redefinición conceptual de la teoría política marxista; En 1979, Los intelectuales y la organización de la cultura, traducido por Carlos Nelson Coutinho, contiene las aportaciones de Gramsci acerca de la naturaleza y el papel de los intelectuales en las tareas del desarrollo histórico. Presenta la conocida concepción del intelectual orgánico en su unión a una clase fundamental, con el fin de homogeneizarla y elevarla a la conciencia de su propia función histórica, revolucionando la discusión de la labor política y el activismo en los procesos de disputa por la hegemonía. Proporciona una base teórica para el análisis democrático y dialéctico de la relación entre el intelectual y la sociedad. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , l 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. formulaciones innovadoras de los Cuadernos, escritos en las cárceles del fascismo: 70 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. en la difusión de Gramsci, con su trabajo de traducción al portugués de casi toda la obra del pensador italiano y, sobre todo, por su incansable labor en la difusión de ese pensamiento. Coutinho (1988) no consideró casual que el declive de la dictadura y la crisis de la vieja izquierda estuvieran en la raíz de la creciente influencia de Gramsci en el contexto contemporáneo de la vida brasileña. En este sentido, vinculó (Coutinho, 2009a), en relación estrecha, la difusión del pensamiento de Gramsci en Brasil con la propia autocrítica de la izquierda, tanto de la que se adhirió a la lucha armada como medio contra la dictadura, como de la que suponía que Brasil era un país semi-feudal y atrasado que aún no había experimentado una revolución democrático-burguesa o de liberación nacional. En el Brasil de las dos últimas décadas del siglo XX, autores de diversos campos del conocimiento eligieron a Gramsci como pensador privilegiado para revisar sus propias aportaciones teóricas, enriqueciendo y actualizando la teoría política marxista. De modo que el pensamiento gramsciano se convirtió en fuente de inspiración de trabajos en las áreas de educación, sociología, ciencia política, antropología, trabajo social, derecho, ciencia de la religión, movilizando a investigadores y militantes comunistas, socialdemócratas y cristianos progresistas. En fin, Gramsci comenzó a influir en todos aquellos que luchan por una renovación democrática y humanista de la cultura y la sociedad en el Brasil contemporáneo.10 Después de más de veinte años de difusión del pensamiento gramsciano en Brasil –a partir de la reedición de la trilogía de obras que incorporaron formulaciones y reflexiones específicas de temas fundantes, rescatados de algunos Cuadernos de la 10 Un enfoque reflexivo acerca de la difusión de las ideas de Antonio Gramsci en América Latina, especialmente en Brasil, estuvo a cargo de Lucio Oliver, al presentar el Dossier “Gramsci: interpretaciones y actualizaciones de un pensamiento”, publicado en la Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Ceará, vol. 35, núm. 2, en 2004. En este trabajo, titulado “Gramsci: sus obras y sus lecturas”, Oliver llama la atención sobre las tensiones y lecturas, en diferentes momentos históricos, en la difusión del propio pensamiento gramsciano; resalta y cita a los estudiosos que contribuyeron decisivamente a la publicación de su obra en Brasil, especialmente Carlos Nelson Coutinho, y demás autores que se apropiaron de Gramsci para pensar los procesos políticos de la vida brasileña. En este mismo esfuerzo por delinear la difusión del pensamiento gramsciano, Álvaro Bianchi, en 2007, en la presentación del Dossier “Gramsci y la política”, publicado en la Revista de Sociología Política, núm. 29, de Curitiba, Brasil, rescata referencias y consideraciones de la historia del pensamiento de Gramsci en el país e identifica a investigadores y estudiosos en las ciencias sociales brasileñas que llevaron a cabo reflexiones y producciones académicas desarrolladas en diferentes contextos universitarios, trabajando múltiples dimensiones de la obra del marxista sardo, con énfasis en la teoría del Estado, las problemáticas de la ideología, la democracia, los intelectuales, el partido, los sindicatos y los consejos. EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 71 Estrictamente hablando, se debe considerar que en el proceso de difusión de la obra de Gramsci en Brasil se hacen diferentes lecturas de su pensamiento, abriendo un campo de debate y de polémica. El sociólogo Lucio Oliver Costilla (2004), al tomar como punto de referencia la nueva edición de los Cuadernos de la Cárcel, en portugués, en el umbral de la década de dos mil, señala diferentes lecturas del pensamiento gramsciano en América Latina, destacando la diversidad de focos interpretativos entre la primera lectura, a finales de los sesenta del siglo pasado, y la (re)lectura contemporánea en el siglo XXI. En la lectura de finales de los sesenta se pretendía ubicarse “a favor de Gramsci” en el debate con los partidos comunistas ortodoxos, para enfrentar perspectivas NÚM . En Brasil, tanto en el escenario de efervescencia política por la democratización, en los años setenta y ochenta, como en el contexto de la hegemonía neoliberal, en la confluencia contradictoria del ciclo de ajuste y la democracia, desde la década de los noventa hasta entrado el siglo XXI, Gramsci ofreció referencias analíticas para repensar estrategias adecuadas en los procesos de las luchas políticas hacia la transformación social. De hecho, la obra de Gramsci, en su universalidad y actualidad, arroja luces para captar, aprehender y tematizar los caminos contradictorios de la disputa hegemónica en la vida brasileña a lo largo de las cuatro últimas décadas, en diferentes coyunturas y con interpelaciones peculiares, en la perspectiva de construcción de un nuevo orden social. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , La traducción al portugués de la obra de Gramsci producida en las cárceles del fascismo, fue difundida en un Brasil que experimentaba procesos de ajuste al orden capitalista financiero, en el marco de una hegemonía neoliberal y en medio de tensiones por la democratización (Carvalho, 2008). Se trataba de una coyuntura de relativa desmovilización de las fuerzas de resistencia de la sociedad civil brasileña que se planteaba el análisis del proceso de occidentalización de Brasil, tratando de comprender sus peculiaridades en los movimientos de la historia. Y, más que nunca, Gramsci, en su análisis de los Cuadernos de la Cárcel, cobraba vigencia para la interpretación de ese Brasil, con sus contradicciones y crisis, así como en su morfología política y social generada por la expansión capitalista, y planteaba vías para pensar una concepción de socialismo en respuesta a las condiciones y exigencias del tiempo. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. producción de la cárcel– fue lanzada, entre 1999 y 2002, la edición completa de los Cuadernos de la Cárcel, coordinada por Carlos Nelson Coutinho, con la colaboración de Marco Aurélio Nogueira y Luiz Sérgio Henriques. Esta edición brasileña de los Cuadernos consta de seis volúmenes que articulan tanto los criterios de la edición de Palmiro Togliatti como los de la edición crítica, preparada por Valentino Gerratana y publicada en 1975, ofreciendo al lector brasileño la conjunción de los elementos positivos de las dos ediciones italianas. 72 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. economicistas y afirmar la novedad, en el ámbito del pensamiento crítico, que el marxista sardo aportaba a las sociedades latinoamericanas, en el marco del capitalismo desarrollista de posguerra. Así, eran lecturas que “(...) intentaban hacer legibles los conceptos de Gramsci para el gran público y que alimentaban la crítica del capitalismo de Estado e impulsaban el desarrollo de la organización autónoma de la sociedad civil” (Oliver, 2004:8). Gramsci trabajaba en colecciones diversas que contenían las notas de la cárcel, agrupadas en temas específicos, como la trilogía de libros publicada por la editorial Civilização Brasileira, entre 1966 y 1968, y posteriormente entre 1978 y 1979. Ya en los años dos mil, Oliver (2004) enfatizaba que, con la publicación íntegra de los Cuadernos de la Cárcel, se requería una re-lectura de Gramsci apropiada para el siglo XXI. Se trataba de una lectura contemporánea de Gramsci para “(...) reflexionar ‘con él’ y ‘a partir de su pensamiento’ acerca de nuevos hechos de la política y el Estado actuales” (Ibid.). En realidad, hoy la lectura de Gramsci exige circunscribir claves analíticas para descubrir los factores determinantes de las transformaciones de la política, en las configuraciones de la civilización del capital en tiempos de mundialización. En particular, en el caso brasileño, el pensamiento de Gramsci ofrece un potencial para pensar la historia en las tramas del tiempo y, específicamente, para responder a las interpelaciones del presente. La fecundidad analítica de Gramsci para pensar la realidad brasileña se muestra en su aparato categorial, producido con plena utilización del método marxiano, a partir de las provocaciones del desarrollo del capitalismo del siglo XX, con sus contradicciones y crisis, que generaron configuraciones específicas en la morfología política y social. Así, categorías básicas gramscianas destacan como claves para interpretar al Brasil. Carlos Nelson Coutinho construyó a lo largo de las tres últimas décadas, de forma creativa, su interpretación de Brasil a partir de Gramsci, en ensayos, artículos y conferencias, trabajando categorías gramscianas como: Oriente/Occidente, Revolución Pasiva, Transformismo y Estado Ampliado, Hegemonía y Voluntad Colectiva, Democracia, Gran Política y Pequeña Política, Intelectual Orgánico y Partido Político. En la interpretación de Brasil que hace Carlos Nelson Coutinho se evidencia el potencial analítico gramsciano para desentrañar la especificidad brasileña en el tránsito hacia la modernidad capitalista. Esta es una cuestión clave para pensar el Brasil y los rumbos y estrategias para llevar adelante las luchas en los procesos políticos de transformación social. Gramsci abre una perspectiva privilegiada para entender la transición capitalista brasileña, efectuada por una “vía no clásica a la modernidad”. Coutinho (1988; 2008) se apropió del concepto gramsciano “Revolución Pasiva” o EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 73 – el momento de la restauración, ya que es una reacción conservadora a las posibilidades de una transformación efectiva y radical provenientes “desde abajo”; – el momento de renovación en el que algunas demandas populares son satisfechas “desde arriba”, a través de concesiones de las clases dominantes. Es en esta dinámica dialéctica de restauración y revolución, de conservación y modernización, que Coutinho sintetiza las principales características de una Revolución Pasiva: 1. Las clases dominantes responden a las presiones que vienen de las clases bajas, a su “elemental subversión esporádica”, es decir, aún no suficientemente organizada como para promover una “revolución jacobina” desde abajo, pero ya capaz de imponer un nuevo comportamiento a las clases dominantes; 2. Esta reacción, aunque su finalidad principal es la conservación de los fundamentos del viejo orden, implica la aceptación de “una cierta porción” de los reclamos que provienen desde abajo; 11 Esta interpretación de Carlos Nelson Coutinho acerca de la especificidad de la “vía brasileña” a la modernidad capitalista, basada en el concepto gramsciano de Revolución Pasiva, es tratada en muchos de sus artículos y entrevistas, a lo largo de las últimas tres décadas, siendo encarnada, analíticamente, en dos trabajos: “Las categorías de Gramsci y la realidad brasileña”, publicado en el libro Gramsci y América Latina (1988), y “El Estado brasileño: génesis, crisis, alternativas”, publicado en su obra Contra la corriente. Ensayos sobre la democracia y el socialismo (2008). NÚM . En su explicación conceptual de la construcción gramsciana, Carlos Nelson (1988, 2012) circunscribe dos momentos siempre presentes en una Revolución Pasiva: ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Con la pedagogía propia de uno de los más grandes intérpretes del aparato conceptual gramsciano, Coutinho (1988, 1999ª, 2001, 2008 y 2012) hizo explícitos los elementos constitutivos de la categoría “Revolución Pasiva”, o “Revolución-Restauración”, al enfatizar que en la literatura sobre Gramsci se hizo unánime el reconocimiento de que el concepto de “Revolución Pasiva” o “Revolución-Restauración” ocupa un lugar destacado en las reflexiones construidas en los Cuadernos de la Cárcel. Se trata de una herramienta clave que Gramsci utiliza para analizar los acontecimientos del Risorgimento, o sea, de la formación del Estado burgués moderno en Italia. Sin embargo, el concepto también es utilizado por Gramsci como criterio de interpretación de los hechos sociales complejos e incluso de épocas históricas enteras, tales como la restauración postnapoleónica, el fascismo y el americanismo. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. “Revolución-Restauración” para interpretar lo que llamó “vía brasileña” hacia la modernidad capitalista, en el sentido de establecer sus propias especificidades.11 74 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. 3. Al mismo tiempo que se preserva el dominio de las viejas clases, se introducen cambios que abren paso a otros (2012:120).12 En su análisis, Coutinho argumenta que el concepto de Revolución Pasiva, concebido por Gramsci, constituye un importante criterio de interpretación para comprender episodios capitales de la historia de Brasil, desde su independencia hasta la llamada “Nueva República”, en la contemporaneidad brasileña. Son transformaciones “desde arriba”, recurrentes en la vida del país. Coutinho (1988) privilegia, como caso emblemático, la transición de Brasil a la modernidad capitalista en los trayectos históricos y políticos de la década de los treinta, que configuran los rasgos característicos de la Revolución Pasiva. En efecto, la llamada Revolución de 1930, que culminó con el establecimiento de la dictadura del Estado Novo, en 1937, incorporó adecuadamente el concepto de Revolución-Restauración, conceptualizado por Gramsci.13 A partir de 1922 se verifica un agitado periodo con la fundación del Partido Comunista Brasileño (PCB) y la primera revuelta militar de los tenientes del Ejército (conocida como el “tenentismo”). En ese contexto de agudas disputas, el movimiento obrero luchaba por derechos civiles y sociales, mientras que las capas urbanas incursionando en el escenario brasileño exigían una mayor participación política. Esas presiones “desde abajo”, no pocas veces tomaron la forma de una “subversión esporádica, elemental, desorganizada”, en la interpretación gramsciana, lo que llevó a que un sector de la oligarquía agraria dominante “más moderno”, ligado a la producción para el mercado interno, se pusiera al frente de la llamada Revolución de 1930, colocándose en una posición hegemónica en el bloque de poder. El triunfo de esa Revolución dio lugar a la formación de un nuevo bloque de poder en el que se colocó a la fracción oligárquica, ligada a la agricultura de exportación, en una posición subalterna, a la vez que se articularon estrategias para cooptar a la fracción “(…) moderada de los dirigentes políticos y militares de las capas medias (los Este artículo, publicado en la revista Novos Rumos, de la UNESP, Marília (2012), originalmente constituye el texto de una conferencia pronunciada por Carlos Nelson Coutinho en el IV Seminario Internacional Antonio Gramsci, organizado por la Facultad de Filosofía y Ciencias de la UNESP, Marília, del 28 al 30 de agosto de 2007. En su discurso, Coutinho aborda con detenimiento las características principales de la Revolución Pasiva, como la base de su argumento para discutir si la época neoliberal podría entenderse como Revolución Pasiva o como contra-reforma. 13 La reflexión de Carlos Nelson Coutinho acerca de la transición de Brasil a la modernidad capitalista como un proceso de Revolución Pasiva está presente en el capítulo “Las categorías de Gramsci y la realidad brasileña”, que forma parte del libro Gramsci y América Latina (1988), del cual Coutinho fue uno de los coordinadores. De hecho, este enfoque constituye una original interpretación de la especificidad de la transición brasileña al capitalismo, revelando el potencial analítico de la categoría gramsciana de Revolución Pasiva. 12 EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 75 Al circunscribir el mencionado tránsito brasileño al capitalismo, tomando como clave de análisis la categoría gramsciana de Revolución Pasiva, Coutinho (2001)15 alude a Cfr. el dossier “Gramsci: interpretações e atualizações de um pensamento”, publicado en 2004, por la Revista de Ciências Sociais de la Universidad Federal de Ceará. Dentro de este dossier veáse el artículo de Danyelle Nilin Gonçalves, Eduardo Gomes Machado y José Lindomar Coelho Albuquerque, “A interpretação da teoria de Gramsci por Carlos Nelson Coutinho: uma leitura crítica”. En este texto, los autores trabajan la interpretación de la singularidad histórica brasileña, desarrollada por Coutinho, con base en los conceptos de Revolución Pasiva y Estado Ampliado, destacándose el enfoque innovador que posibilita comprender aspectos estructurales de la formación de la sociedad brasileña. De modo especial, a lo largo de la discusión resalta la manera como Coutinho se apropia de una literatura sobre la especificidad de la revolución burguesa brasileña y reinterpreta este contexto a la luz de la categoría de la Revolución Pasiva otorgándole, así, prioridad a la dimensión política, circunscrita en el juego político-ideológico de las clases sociales. 15 Este análisis de Carlos Nelson Coutinho se encuentra en el artículo “El desafío de los que pensaron bien el Brasil”, publicado en la revista Lua Nova, en el número especial titulado ¿Cómo pensar?, en ocasión de los 25 años de dicha revista (2001). 14 NÚM . Este golpe de Estado fue reprimido con facilidad por el gobierno y fue el pretexto capital para la instauración de la dictadura de Getulio Vargas, que inaugura el Estado Novo, régimen de carácter represivo, con cobertura ideológica de tipo fascista. Apoyándose en la fracción industrial de la burguesía y en las capas militares, el Estado Novo de Vargas promulgó una serie de leyes de protección al trabajo, reivindicadas tiempo atrás por el proletariado (salario mínimo, vacaciones pagadas, derecho a la jubilación, etc.), aunque al precio de imponer una legislación sindical corporativista, copiada directamente de la Carta del Lavoro (Carta del Trabajo) de Mussolini, que vinculaba a los sindicatos al aparato estatal anulando su autonomía. Estrictamente hablando, es la dialéctica de la Revolución-Restauración en la vía brasileña a la modernidad capitalista.14 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , En estas condiciones, como resultado de la protesta contra el carácter elitista de la Revolución, hay un regreso a la “subversión elemental”, siendo su manifestación más evidente el golpe de 1935, caracterizado por Coutinho como la expresión de una “desastrosa iniciativa común de los comunistas y los tenientes de izquierda” (Ibid.:110). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. tenientes)” (Coutinho, 1988:122). Pero el nuevo bloque, de carácter elitista, mantuvo a los sectores populares marginados. Coutinho afirma (1988) que estos sectores “(…) aún no suficientemente organizados (…) [estaban entonces] representados sólo por el débil Partido Comunista y por un pequeño grupo de tenientes de izquierda, entre ellos Luiz Carlos Prestes, que se había negado a participar en la Revolución de 1930” (Ibid.:109). 76 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. dos pensadores marxistas que asumen una postura radical en la búsqueda de la especificidad de Brasil: Caio Prado Junior y Florestan Fernandes. Según Coutinho, Caio Prado y Florestan Fernandes, desconociendo el concepto de Revolución Pasiva en Gramsci, tuvieron una brillante intuición de la vía brasileña no clásica al capitalismo. Por tanto, destaca que Florestan Fernandes, provisto de un rico marco teórico marxista, analiza la peculiar trayectoria de la “Revolución burguesa en el Brasil”. En este cotejo analítico, enfatiza la analogía entre el análisis pradiano de la Independencia brasileña, contenido en su libro Evolución política del Brasil, publicado en 1933, y el análisis que hizo Gramsci del Risorgimento italiano, a la luz del concepto de Revolución Pasiva. Señala Coutinho que: Gramsci estaba elaborando este concepto, en la cárcel fascista, en el momento exacto en que Caio Prado escribía Evolución política del Brasil. Ambos se dieron cuenta que hay procesos de transición que ocurren en lo alto, resultado del acuerdo entre fracciones de las clases dominantes y que tienen como objetivo principal la exclusión de cualquier protagonismo de las capas subalternas (Coutinho, 2001:104). En una entrevista concedida a Néstor Kohan en México (1999), Coutinho puso de relieve que, como Caio Prado Junior, José Carlos Mariátegui intuyó muy bien las principales características de la peculiar transición de los países latinoamericanos al capitalismo. Ambos –Caio Prado y Mariátegui– llegan a “inventar” categorías muy similares a la de “vía prusiana” de Lenin y al concepto de “Revolución Pasiva” de Gramsci, para demarcar el camino no clásico hacia la modernidad capitalista recorrido por las naciones latinoamericanas (Coutinho, 1999b). Así, la búsqueda de la especificidad de los procesos históricos que marcan la formación social brasileña forma el hilo conductor de la interpretación del Brasil de Carlos Nelson Coutinho. Para él, comprender esta especificidad es una cuestión decisiva para la participación política. En la mejor tradición de la praxis, Coutinho (2001) encarna el principio defendido por el dirigente comunista italiano Palmiro Togliatti: “Quien se equivoca en el análisis, yerra en la política”. Así, al terminar su intervención sobre cómo “pensar el Brasil”, en el marco del Seminario del Centro de Estudios de Cultura Contemporánea (CEDEC), en el umbral del siglo XXI, Coutinho sostuvo con la lucidez característica de sus reflexiones: (…) sí, me parece muy importante que tengamos una imagen correcta de Brasil para que podamos, a partir de esta imagen, elaborar una estrategia política adecuada a las condiciones de ese Brasil moderno, que es el Brasil en que vivimos, aunque esa modernidad haya sido generada por las vías de un prusianismo transversal, por revoluciones pasivas, por autocracias burguesas –y a continuación evalúa– (...) El EL PENSAMIENTO DE CARLOS NELSON COUTINHO: INTERPRETAR EL BRASIL 77 A manera de conclusión: guías investigativas para descifrar el Brasil contemporáneo La aproximación analítica al pensamiento de Carlos Nelson Coutinho ligada a esta construcción en proceso, evidencia su perspectiva del “marxismo en movimiento” en los circuitos de la Historia. Es innegable su producción a lo largo de casi cinco 16 Un análisis de Brasil a la luz de esta noción de “occidente periférico” es propuesto por Carlos Nelson Coutinho en el artículo ya citado, “El desafío de los que pensaron bien el Brasil”, en el número especial de la revista Lua Nova (2001). NÚM . Este es el desafío teórico político que Carlos Nelson Coutinho se impuso y asumió a lo largo de los años dos mil, consciente de la amplitud y diversidad de las cuestiones planteadas en los procesos socio-históricos del Brasil contemporáneo. Entre éstas privilegia, como cuestión decisiva que sintetiza muchas otras, interpelando a los analistas gramscianos, la occidentalización de Brasil en el marco de la mundialización y la crisis del capital, época neoliberal que se circunscribe a los tiempos de contrareforma (Coutinho, 2012). De forma provocativa se interroga: “¿El Brasil de hoy es una sociedad oriental u occidental?” Y en plena apropiación de las categorías gramscianas de “oriente” y “occidente”, en su carácter de conceptos histórico-políticos, abre una vía para pensar la occidentalización brasileña: la noción de “occidente periférico”,16 a la que Gramsci se refiere en los Cuadernos de la Cárcel. En estricto sentido, esta es una caracterización gramsciana para pensar el “occidente” de Italia, de España, de Grecia y de Portugal. Coutinho expresa el potencial del pensamiento gramsciano para reflexionar sobre el Brasil contemporáneo, en articulación con la discusión de la propia política en un escenario de cambios y redefiniciones. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , En esta perspectiva de desafíos del presente, Carlos Nelson Coutinho, en el siglo XXI, en coherencia con su tesis fundante acerca de “la ampliación conceptual como superación dialéctica”, abogó por la necesidad de una renovación de la imagen marxista del Brasil, “(...) una renovación que nos permita ir más allá de la reflexión consolidada y absolutamente imprescindible sobre nuestro modo peculiar de transición al capitalismo” (Ibid.:108). Y afirma categóricamente: “Ahora es urgente una reflexión que busque elevar el concepto (como a Hegel le gustaba decir) a la especificidad del Brasil contemporáneo” (Ibid.). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. Brasil se ha modernizado por “encima”, prusianamente, pasivamente, lo que generó formas extremadamente perversas de desigualdad social, enormes déficits de ciudadanía, pero el hecho es que nuestro país se modernizó. Y eso nos obliga a nuevas reflexiones y desafíos teóricos. Nos obliga, por ejemplo, a entender formas más sofisticadas de dominación burguesa (2001:108 y 113). 78 ALBA MARIA PINHO DE CARVALHO Y ELIANA COSTA GUERRA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 55-81. décadas, en la búsqueda permanente de la ampliación conceptual como superación dialéctica, siendo fiel a la relación fundante –que se hace hilo conductor en la elaboración de su teoría política marxista– entre la dimensión histórico-ontológica y la dimensión gnoseológica. La cuestión clave es trabajar nociones fundantes del pensamiento político de Gramsci para pensar el curso de la contemporaneidad brasileña, enriqueciendo conceptos gramscianos, en su potencialidad analítica, para comprender nuevas determinaciones y mediaciones de la historia reciente de Brasil. En esta perspectiva, el análisis de la vida brasileña tejido por Carlos Nelson, de 2008 a 2012, en un contexto de capitalismo financiero, en crisis estructural, provoca continuar ese esfuerzo interpretativo, buscando develar determinados fenómenos del Brasil contemporáneo: una época neoliberal, en el ámbito de los últimos gobiernos de ajuste, ¿se puede considerar como revolución pasiva o como contra-reforma? ¿Cómo analizar las configuraciones estatales brasileñas en la confluencia de las políticas de ajuste, en un contexto de democratización? ¿Cómo pensar la occidentalización de Brasil, en este momento histórico de un Estado que aplica políticas macroeconómicas de ajuste, con inflexiones neodesarrollistas, sin enfrentar fuertes tensiones de los movimientos sociales? ¿Cómo evaluar la ampliación del Estado brasileño, que ahora cuenta con la adhesión de amplios segmentos populares que viven procesos precarios de inclusión en el consumo por la vía de las políticas para enfrentar la pobreza? ¿Cómo se manifiesta hoy la “gran política” en la vida brasileña en medio de las maniobras de la “pequeña política” al resignificar la cultura del patrimonialismo y del beneficio? En fin, siendo coherentes con la politicidad de Gramsci, el gran desafío de nuestro tiempo es discutir la política –“otra política” (Oliver, 2013)– en la perspectiva de una transformación radical, de una revolución socialista en la plenitud del espíritu gramsciano, que Coutinho, ese intelectual militante de nuestra contemporaneidad, encarna tan bien. En verdad, Carlos Nelson Coutinho vivirá en nosotros cuando inspirados en su obra tratemos de dar respuesta a los desafíos de la historia. Bibliografía COUTINHO, Carlos Nelson (1976), “Um certo senhor Gramsci”, en Jornal do Brasil, caderno especial, Rio de Janeiro, 29 de fevereiro, p. 3. COUTINHO, Carlos Nelson (1979), “A Democracia como valor universal”, en Revista Encontros com a Civilização Brasileira, Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, núm. 9. COUTINHO, Carlos Nelson (1981), Gramsci, Brasil, L&PM. COUTINHO, Carlos Nelson (1985), A dualidade de poderes, Brasil, Brasiliense. 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Zavaleta entendía por forma primordial el grado en que se produce la articulación entre Estado y sociedad civil, y el conjunto de mediaciones a través de las cuales ésta se realiza. Reelaboró la idea de lo nacional-popular utilizando los conceptos de bloque histórico y reforma intelectual y moral desarrollados por Gramsci. No obstante, Zavaleta va más allá en cuanto a la noción de masa y centralidad proletaria. Bajo el concepto de masa, pensó una situación en que la acción política tiene formas auto determinativas en condiciones de crisis. Palabras clave: pensamiento político boliviano, Zavaleta, Gramsci, hegemonía, concepto de masa. The National-Popular and the main form: developments through Gramsci Abstract This article analyzes the way Rene Zavaleta utilized Gramsci’s work in the context of Latin American and Bolivian political thought. He integrated Marx’s theory of surplus value with Gramsci’s theory of hegemony, and also incorporated in the analysis the idea that politics is a set of social practices in a given historical and cultural process; that is, it is the articulation of a social totality. Zavaleta understood the degree in which the Bolivian State and its civil society articulated themselves, and how a set of mediating elements played a role to achieve such articulation. He gave a new meaning to the concept of national-popular by focusing on Gramsci’s writings, particularly on the concepts of historical periods, as well as intellectual and moral reforms. However, Zavaleta goes beyond the notion of mass and the proletarian centrality. Under his concept of mass, for instance, Zavaleta understood that a given political action has its own means to determine a crisis situation. Keywords: Bolivian political thought, Zavaleta, Gramsci, hegemony, concept of mass. * Profesor titular de tiempo completo y coordinador del doctorado en Ciencias Multidisciplinarias del Desarrollo en el Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre el Desarrollo, Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia. E-mail: <luistapiam@yahoo.com>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 85-99. 86 LUIS TAPIA MELLA O nacional-popular e a forma primordial: desenvolvimentos a partir de Gramsci ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. Resumo Neste artigo analisa-se o modo como René Zavaleta utilizou e desenvolveu o pensamento de Gramsci no contexto político-social latino-americano especialmente o boliviano, a maneira em que integrou a teoria do valor de Marx com a teoria da hegemonia de Gramsci incorporando a idéia de que a política é um conjunto de práticas de articulação do social em um processo de construção histórica e de organização da cultura, ou seja, da articulação de uma totalidade social. Zavaleta entendia como forma primordial o grau em que se produz a articulação entre Estado e sociedade civil, e um conjunto de mediações através das quais esta se realiza. Reelaborou a idéia do nacional-popular utilizando os conceitos de bloco histórico e reforma intelectual e moral desenvolvidos por Gramsci; mas vai além quanto à noção de massa e centralidade proletária. Sob o conceito de massa, Zavaleta pensou uma situação na qual a ação política tem formas auto-determinativas em condições de crises. Palavras chave: pensamento político boliviano, Zavaleta, Gramsci, hegemonia, conceito de massa. René Zavaleta es quien más ha contribuido, en cuanto a producción teórica se refiere, al desciframiento de la complejidad social en la historia del país, desarrollando elementos a partir de una matriz marxista, para dar cuenta del peso de la colonia, lo indígena y la diversidad cultural. En esta labor, ha utilizado los conceptos de teoría política desarrollados por Antonio Gramsci. A su vez es quien más ha utilizado al pensador italiano para hacer teoría y análisis político de Bolivia. En este sentido, es pertinente presentar el modo en que lo utiliza y desarrolla en el contexto del pensamiento político y social latinoamericano contemporáneo. René Zavaleta nació en Oruro, Bolivia, en 1937. Hacia finales de los cincuenta empezó a escribir en la prensa boliviana artículos de interpretación histórica y política. La actividad periodística fue una constante durante su vida. Formó parte de la generación nacionalista que protagonizó la Revolución de 1952 en Bolivia. Se incorporó al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y como tal fue elegido diputado por Oruro a principios de los años sesenta. En 1964 fungió como ministro de Minas en el último gobierno civil del MNR, hasta el golpe militar. En ese periodo desarrolló de manera paralela una intensa actividad periodística en La Nación junto a Augusto Céspedes –siendo ambos responsables del mismo–, y escribe algunos ensayos de interpretación de Bolivia. La síntesis de este periodo nacionalista de Zavaleta está contenida en el libro El desarrollo de la conciencia nacional, escrito a finales de los sesenta, después de la dictadura militar de Barrientos y de la experiencia guerrillera del Che Guevara. Hacia finales de esa década e inicios de los setenta adoptó y desarrolló de manera central una matriz teórica marxista que se refleja en el primer libro de ese periodo: El poder dual, donde analiza las experiencias de Salvador Allende y de la Asamblea Popular LO NACIONAL-POPULAR Y LA FORMA PRIMORDIAL: DESARROLLOS A PARTIR DE GRAMSCI 87 La idea de Gramsci de política –como un conjunto de prácticas de articulación de lo social, un conjunto de procesos que le dan forma a una sociedad, a un país, en tanto políticamente articulan los diversos aspectos de su vida social, la producción, los diversos procesos de reproducción, la educación y la vida política como un proceso de construcción histórica– es la que con más fuerza incorpora Zavaleta. Gramsci pensó la política como un proceso de organización de la cultura, es decir, de articulación de una totalidad social. Esto está presente en el pensamiento de Zavaleta no sólo por haber leído a Gramsci; lo está en el conjunto de su pensamiento, desde su juventud, bajo la forma nacionalista de izquierda que desarrolló previamente y que se ve potenciada con la incorporación de conceptos marxistas, en particular con el pensamiento de este intelectual. En torno a esta dimensión de la política como articulación, deben comentarse tres cosas: una mirada retrospectiva a su momento nacionalista; la discusión sobre la articulación de la totalidad, es decir, el vínculo estructura-superestructura, y, por último, la introducción de la noción de forma primordial. En cuanto al primer punto, se puede pensar la práctica de la generación nacionalista –en particular la de un grupo de autores con el cual Zavaleta se articula– como de articulación política, o leerla en clave gramsciana. Entre los objetivos que se propuso uno de los principales escritores del nacionalismo, Carlos Montenegro, fue sustituir la historia liberal oligárquica, en la que desaparecía el pueblo, los sujetos populares, y se articulaban hechos en los que la presencia de la élite dominante tenía protagonismo y eran los únicos valorados positivamente. NÚM . La política como práctica de articulación y construcción ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , La hipótesis general de esta investigación es que Zavaleta integra la teoría de Marx, en particular la teoría del valor, con la teoría de la hegemonía de Gramsci, sobre todo en aspectos que el mismo Gramsci no había incorporado (porque probablemente no los conocía, como el cuaderno VI inédito) y dimensiones que Marx no llegó a desarrollar pero Gramsci sí. Expondré en torno a ciertos puntos esta incorporación y desarrollo. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. en Bolivia, con base en una erudita discusión sobre las teorías del poder dual en Lenin, Trotsky y las fuerzas políticas bolivianas y chilenas. En este texto todavía no se hace presente la influencia del pensamiento de Gramsci. Siguiendo los ensayos que escribió se puede suponer que René Zavaleta incorporó el pensamiento gramsciano en la segunda mitad de los años setenta, en especial a partir de su llegada a México. Cabe conjeturar, entonces, que es en México donde estudia y profundiza en la obra de Gramsci y empieza a incorporarla de manera sistemática a su pensamiento. 88 LUIS TAPIA MELLA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. La idea de los nacionalistas consistía en pensar que para hacer una revolución hay que sustituir la conciencia histórica, es decir, el sentido común político de la sociedad y articular un nuevo tipo de conciencia histórica. En este sentido, hay una concepción historicista de la política. Montenegro, en Nacionalismo y coloniaje, se propuso ofertar una estructura de filosofía de la historia boliviana que permitiera articular hechos con presencia popular vista de manera positiva, interpretar la historia de Bolivia como una articulación de estos momentos de presencia popular en una perspectiva teleológica que llevaba a la construcción de un Estado-nación contra la anti-nación. En ese sentido, el nacionalismo se proponía una reforma moral e intelectual, que se produjo en el país entre los años cuarenta y cincuenta, y se extendió hasta el periodo neoliberal. Luego de la crisis de éste, se puede decir que aún sigue teniendo una presencia importante en la cultura política y en el sentido común en Bolivia. Los nacionalistas, entre ellos el joven Zavaleta, desarrollaron una práctica de articulación o de rearticulación política que creó las condiciones para el cambio político antes y después del momento del quiebre revolucionario. En este sentido, la política como práctica de articulación no es algo que aparece después de haber leído a Gramsci; ya estaba presente en la experiencia y forma de pensar y hacer política de Zavaleta desde su juventud. Segundo punto. En el seno del marxismo, en particular en los años sesenta y setenta, se discutía sobre y en torno a la noción de formación económico-social como parte de la heterogeneidad estructural o diversidad cultural y social existente en el continente y más allá. La idea consistía en vincular varios modos de producción, bajo el dominio de uno de ellos, que acabaría refuncionalizando a los demás en el sentido de la reproducción ampliada del mismo. En gran parte, la discusión refería al grado de articulación de diversos modos de producción y no así a la del vínculo del modo de producción con el Estado y otras facetas de la vida social sugerido por Emilio Sereni. Se recuerda esta discusión para presentar uno de los usos de Zavaleta y también el desarrollo e innovación que introduce. La noción de formación económico-social propuesta y utilizada por la mayoría de los marxistas ponía énfasis en una diversidad social y económica que sería articulada por un modo de producción dominante. En este sentido, la noción de formación económico-social, desde un inicio, sirvió para pensar procesos de transición y de transformación de las sociedades hacia el capitalismo, de su penetración que acaba transformando formas sociales y económicas persistentes. El punto fuerte es la idea de articulación, en parte, por el predominio de versiones más estructuralistas del concepto. A Zavaleta le preocupa el parcial y débil desarrollo del capitalismo en América Latina, aunque éste sea el núcleo en el que se organiza la dominación económica y política de todos nuestros países. Por ello enlaza algunas ideas de Marx con otras de Gramsci. Marx pensó, en términos de su estructura analítica, en la emergencia del capitalismo como un proceso histórico; pero también ofertó en su VI capítulo, inédito, algunos elementos de la teoría de la transición entre fases del capitalismo, en particular la distinción entre subsunción formal y real, que es la que Zavaleta retoma para caracterizar la condición de varios países, o de una dimensión importante en cada uno de ellos en América Latina. Marx utilizó la noción de subsunción formal para dar cuenta de un momento de transición y desarrollo del capitalismo en el que se instauró un nuevo conjunto de relaciones de producción basadas en la propiedad privada monopólica de los medios de producción, la condición de separación de los trabajadores, sobre la cual se levantó la relación de asalariamiento, es decir, se cambió el régimen de propiedad y el tipo de relación entre los hombres pero el proceso productivo y el saber productivo básicamente siguió siendo el anterior. Los hombres o los productores todavía tenían un considerable control del proceso productivo, debido al saber especializado y a la acumulación cognitiva de cada uno de ellos. Marx distinguió un segundo momento y lo llamó subsunción real. En él se establecía una civilización propiamente capitalista, en la que la organización del proceso de producción acaba transformando los procesos de reproducción social. Esto es posible gracias a la introducción de la gran industria y a la producción en cadena, que generan una sustitución de saberes productivos y una desvalorización de la fuerza de trabajo dando lugar al debilitamiento político de los trabajadores. Otro rasgo de la subsunción real es que amplía y profundiza el proceso de sustitución de creencias en aquellos que son transformados en proletarios, sobre todo aquellos provenientes del mundo rural agrario. En la medida en que la producción se generaliza NÚM . Zavaleta propone el concepto de formación social abigarrada para enfatizar algo distinto, y contrario, para pensar la especificidad del tipo de desarrollo y de dominio del capitalismo en América Latina. Pensó en la sobreposición desarticulada de varios modos de producción, cosmovisiones, lenguas, tipos de religiosidad, procesos de reproducción social y en particular diferentes formas de gobierno o estructuras de autoridad. El énfasis se pone en la condición de desarticulación. Lo abigarrado es lo sobrepuesto de una manera desarticulada, y articulada sólo parcial y temporalmente. No da por supuesto que la penetración y el desarrollo del capitalismo, de manera casi automática, articulen y luego acaben transformando formas de vida económica, social y política previas bajo su tipo de relaciones sociales. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. 89 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , LO NACIONAL-POPULAR Y LA FORMA PRIMORDIAL: DESARROLLOS A PARTIR DE GRAMSCI 90 LUIS TAPIA MELLA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. en condiciones mercantiles capitalistas, los procesos de reproducción tienden a hacerse cada vez más con base en mercancías. Esto acaba cerrando el círculo e instaurando una nueva totalidad, una articulación que sustituye formas de producción y reproducción social previas. Zavaleta pensaba que la construcción de hegemonía, en el sentido gramsciano del término, es posible cuando un país ha pasado por un proceso de sucesión real, es decir, que la hegemonía es un proceso de articulación y rearticulación de Estado y sociedad civil y de organización de la cultura o articulación de una totalidad en un proceso de transición al capitalismo y de desarrollo e implantación del mismo, en el que las transformaciones capitalistas en la economía permiten introducir una sustitución de ideas y, por lo tanto, una reforma moral e intelectual que va desde el ámbito de las ideas científicas, pasando por la tecnología productiva, hasta las relativas a la organización del poder político y su legitimidad o las bases de su consenso. Zavaleta retoma de Gramsci la idea de que esa rearticulación de la totalidad en las condiciones de subsunción formal y real no es algo automático, se hace políticamente, es un producto histórico. Por lo tanto, en algunos lados puede hacerse bien, como una construcción extensa y vigorosa, y en otros de manera frágil, incompleta y parcial. Puede haber desarrollo capitalista pero no hegemonía. Esto está en la base de su distinción entre oriente y occidente propuesta por Gramsci. En esta perspectiva, Zavaleta reconsidera y replantea el problema nacional con base en los elementos de la teoría del valor de Marx y de la teoría de la hegemonía de Gramsci. No piensa el tema nacional como el desarrollo histórico de un sujeto que existía en sí y que a través de la lucha política contra la ocupación colonial imperialista desarrollaría su conciencia y se constituiría en una nación para sí, construye su Estadonación en un proceso de revolución y liberación. Amplía la perspectiva histórica y el rango explicativo. La nación es uno de los modos óptimos de rearticular Estado y sociedad civil allá donde el capitalismo ha producido el estado de separación y ha destruido otras formas de vida, donde luego se rearticulan fragmentos de las sociedades transformadas o quebradas al construir un nuevo tipo de articulación. Esto es lo que Gramsci piensa bajo la noción de hegemonía. Para Gramsci la hegemonía implica pensar la articulación de fragmentos de lo que queda de formas sociales y culturales previas, que aparecen como folklore, en la organización de una nueva cultura que corresponde al dominio y expansión ampliada del capitalismo. En ese sentido, la nación es vista como resultado de procesos experimentados a lo largo de la época de expansión del capitalismo. LO NACIONAL-POPULAR Y LA FORMA PRIMORDIAL: DESARROLLOS A PARTIR DE GRAMSCI 91 Por último, respecto al tercer punto, por forma primordial el pensador boliviano entendía el tipo de articulación que históricamente se construye entre Estado y sociedad civil en cada historia local o nacional, y también el conjunto de mediaciones a través de las cuales se realiza tal comunicación y articulación. En principio y en general este eje analítico, Estado-sociedad civil, está presente en el pensamiento político moderno. A esto Zavaleta le añade una dimensión geopolítica, pues menciona que cuando la articulación de sociedad civil y Estado se ha hecho bajo relaciones de correspondencia, inclusión, comunicación y mediaciones participativas, se tiene una forma primordial fuerte y vigorosa, capaz de resistir determinaciones externas, incluso de remitirlas hacia otras sociedades. En cambio, cuando se caracteriza por contradicciones, exclusión, conflicto, negaciones y falta de correspondencia, se tiene una forma primordial débil, que es susceptible a que las determinaciones externas tengan gran posibilidad de condicionar e influir en sus procesos sociales y políticos. Esta noción de forma primordial se elaboró con base en la idea de Marx, que a su vez viene de Hegel; su vigor depende de cómo se articula la sociedad civil, en tanto NÚM . Zavaleta diría que en Bolivia y en otros lugares y territorios de América Latina lo que existe es una formación social abigarrada, es decir, que el desarrollo del capitalismo y las fuerzas dirigentes del desarrollo en estos países no han logrado, ni siquiera han intentado articular de manera hegemónica una totalidad bien construida en sentido moderno. Para apoyar y desarrollar esta idea se introduce el concepto “forma primordial” que Zavaleta incorpora y desarrolla con base en Marx y Gramsci. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , La nación o la reorganización de la cultura como nación en el proceso de articulación de Estado y sociedad civil es un proceso de construcción hegemónica. Es parte de las prácticas hegemónicas y de la disputa por la hegemonía, implica pensar y construir formas de relación de correspondencia entre estructuras económicas, procesos reproductivos, cultura y Estado, estructuras políticas de gobierno. La nación, cuando es tomada en serio y no sólo como un elemento de discurso con objetivos de legitimación, es siempre un proyecto de construcción hegemónica, se trata de articular Estado y sociedad civil a partir de diferencias de clase y otras formas de desigualdad y de diferenciación social que contienen también explotación y dominación, y levantar sobre eso una forma de unidad política y de identificación, es decir, una forma de consenso activo en sus mejores momentos. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. Lo que hicieron los nacionalistas, incluidos los bolivianos, fue intentar construir la nación allá donde las fuerzas capitalistas no estaban interesadas en reconstruir una totalidad que integrara a la población conquistada y explotada, con sus formas socioculturales y políticas. La mayor parte de los nacionalistas pensaron construir esa nación a través del desarrollo del capitalismo, pero más autocentrado, lo cual exigía integración política y, por lo tanto, construcción de nación. 92 LUIS TAPIA MELLA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. estructuras, procesos y relaciones socio-económicas, y la forma estatal. Pero sobre todo está marcada por el modo en que Gramsci concibe la sociedad civil, como el conjunto de instituciones que se articulan para participar en la vida política pública no estatal, para interactuar entre sí y con el Estado, que no se refiere tanto a la dimensión económica sino a la dimensión de organización y de vida política. Si se juntan estos dos conceptos –el de formación social abigarrada y el de forma primordial– en la perspectiva Zavaleta, se puede decir que una forma primordial contiene una diversidad social desarticulada, en la que el capitalismo no ha logrado destruir y transformar otras formas de vida social, el Estado no emerge como una necesidad o creación interna; por lo tanto es como una imposición colonial o neocolonial. A esto Zavaleta lo llamó Estado aparente, es decir, una estructura o un conjunto de relaciones políticas que no son resultado de procesos de diferenciación interna entre Estado y sociedad civil sino del dominio colonial y neocolonial. Un Estado aparente, por más fuerte que parezca, sobre todo cuando adopta sus formas de gobierno militar, es un Estado débil, ya que carece de raíces en varios lugares del país. Además existe en una condición donde de forma paralela persisten otras formas de autogobierno, estructuras de autoridad que son las que organizan la vida de muchas poblaciones. Es en torno al tema nación que se puede notar un fuerte vínculo entre Zavaleta y Gramsci, quien a diferencia de Marx se preocupó explícitamente por pensar la política a escala nacional, la construcción de la nación o la producción y reproducción de lo social o de las totalidades sociales que era el horizonte moderno que se estaba configurando en la época como hegemonía. Aunque Gramsci siempre sostuvo un horizonte cosmopolita, eso no le lleva a descuidar el análisis de la dimensión nacional. Zavaleta también trabaja con estas características: según él la clave de la explicación social es la articulación de la forma primordial o cómo se produce el poder desde dentro y a partir de eso dar cuenta del horizonte regional y mundial. En ambos hay una articulación de horizonte nacional y cosmopolita, ya que se explica la construcción de la nación con base en elementos que dan cuenta de lo que llamaba el movimiento general de la época, que es el desarrollo del capitalismo o la expansión de la ley del valor, pero no porque eso sea una determinación fundamental hace que el análisis político deje de centrarse en la construcción social y política de lo nacional. En este sentido, Zavaleta traslada las preocupaciones de Gramsci a las condiciones de países en los que el desarrollo del capitalismo no llegó a construir una hegemonía burguesa y una forma primordial capitalista sólida sino que más bien produjo formaciones sociales desarticuladas o abigarradas. LO NACIONAL-POPULAR Y LA FORMA PRIMORDIAL: DESARROLLOS A PARTIR DE GRAMSCI 93 Lo nacional-popular y la autodeterminación de las masas Como ésta no es una relación o un tipo de correspondencia que caracteriza de manera general la vida política y social de varios países de América Latina, cabe pensar otra veta que Zavaleta ha desarrollado bajo la noción de lo nacional-popular. Esta idea tiene una tradición nacionalista en el continente –que ha sido parte de la constitución de sujetos, fuerzas y procesos de construcción de Estados-nación en América Latina– que había establecido la identificación entre nación y pueblo; pueblo como conjunto que incluye campesinos, obreros, capas medias y, en algunas circunstancias y países, a lo que se llama burguesía nacional. En muchos otros la nación nunca fue parte de un proyecto liberal burgués, en consecuencia su trayectoria básicamente tiene referentes y sujetos populares. Zavaleta reelaboró la idea de lo nacional-popular usando los conceptos de bloque histórico y de reforma moral e intelectual desarrollados por Gramsci, pero logró ir más allá. En Gramsci un bloque histórico es una construcción histórica, no es una mera alianza de clases o grupos sociales sino un proceso de articulación en torno a un proyecto político que va incorporando elementos de los diversos sujetos que se van integrando. Es algo que se articula en torno a una clase fundamental de un modo de producción –en tiempos modernos la burguesía o el proletariado. En este sentido, la disputa NÚM . Una de las dimensiones de lo nacional es esta relación entre desarrollo del capitalismo, subsunción real que implica la transformación y sustitución de formas de vida previa y la articulación entre capitalismo y ámbitos de vigencia de la ley del valor u homogenización social bajo el tipo de relaciones capitalistas y el ámbito estatal organizado en torno a criterios de igualdad jurídica. En este sentido, Zavaleta también trabajó estableciendo esta relación de correspondencia general, como parte del movimiento de la época, entre ley del valor e igualdad jurídica, como lo trabajan los marxistas de la escuela lógica del capital. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Zavaleta usa elementos tanto de Marx como de Gramsci para pensar cómo el desarrollo del capitalismo destruye y transforma sociedades, pero luego genera formaciones que contienen una diversidad social desarticulada que genera Estados débiles, ventajosos o útiles para los núcleos de capital imperialista y transnacional en la acumulación mundial. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. Gramsci estaba pensando la construcción de hegemonía en Europa y en Estados Unidos, por ejemplo a través de la idea de americanismo, es decir, allá donde el capitalismo logra rearticular lo social y producir reforma moral e intelectual o una forma primordial capitalista con hegemonía. 94 LUIS TAPIA MELLA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. hegemónica tiene que ver con la articulación de los bloques históricos en torno a cada una de estas clases fundamentales. Es una historia, una historia de construcción política. La noción de lo nacional-popular que Zavaleta desarrolló en los últimos años –dando nombre a su último libro que quedó incompleto y fue publicado póstumamente: Lo nacional-popular en Bolivia– contiene la idea de que es una historia compartida. En realidad es la síntesis de varios momentos de convergencia política y de lucha, en el caso particular de Bolivia, contra las oligarquías y contra el Estado, es una historia contra-estatal o anti-estatal; aunque también contiene elementos de proyectos de otro Estado en alguno de los sujetos componentes. En la historia de Bolivia, como en algunas otras de América Latina, lo nacionalpopular ha estado articulado durante gran parte del siglo XX por el movimiento obrero. Se trata de centralidad proletaria, lo que empezó a reformarse en los últimos años de vida de Zavaleta, desplegándose una presencia más autónoma de las organizaciones campesinas e indígenas que seguían moviéndose todavía en torno a la convocatoria de la Central Obrera Boliviana. Lo nacional-popular, podría decirse, es un bloque histórico, aunque en Zavaleta tenía una connotación un poco más amplia. Es una forma de conciencia histórica, es una forma de identidad, porque es también una historia compartida en la que el proyecto a veces no es lo más desarrollado o más claro sino los momentos de fusión y de identificación contra las formas de explotación y dominación, contra el Estado. En este sentido, en el caso boliviano es una configuración anti-estatal antes que un bloque histórico con un proyecto estatal; aunque es algo que contiene de manera subordinada. La otra dimensión, también de Gramsci, es la de la reforma moral e intelectual, generada por la expansión de la ley del valor y la subsunción real que tiene un peso débil en el país, hasta la que es producida por la subjetividad o intersubjetividad proletaria, que es el caso de la historia boliviana. Es decir, la asunción más fuerte del proyecto moderno, de un Estado-nación, ha sido desarrollada y encarnada por el movimiento obrero, además de algunos sectores de capas medias en tiempos nacionalistas. En este sentido, la reforma moral e intelectual en torno al tema nación o la organización de la cultura no ha sido algo producido y dirigido por liberales o por la burguesía local sino por sujetos populares, en gran parte por el movimiento obrero. En sus últimos años, Zavaleta llegó a vislumbrar y pensar cómo lo nacional-popular –con centralidad proletaria– estaba incorporando el tema de la democracia como LO NACIONAL-POPULAR Y LA FORMA PRIMORDIAL: DESARROLLOS A PARTIR DE GRAMSCI 95 parte de su proyecto político, de manera paralela a cómo las fuerzas indígenas y campesinas empezaban a modificar esa centralidad obrera, desarrollando una intersubjetividad más policéntrica en el seno de lo que él solía llamar masa. Lo que Zavaleta rastreó de la historia de Bolivia fueron los momentos en que se puso en crisis y se canceló temporalmente el Estado. Sin embargo, cuando piensa la democracia o sus cuatro conceptos de democracia, la autodeterminación de las masas es la que da sentido a las tres anteriores, y ésta consiste en pensar la relación entre capitalismo y Estado representativo; es decir, el grado de correspondencia entre expansión de la ley del valor y la igualdad jurídico-política, que tiene como uno de sus resultados los derechos civiles y políticos, pero sobre todo el sistema de representación, que es en torno al cual los modernos redefinen, reinventan, y también recortan, el tema de la democracia. Al leer a Zavaleta puede notarse que hay un “afuera del Estado”, es decir, un conjunto de relaciones, de prácticas e historias que están fuera del Estado y que en ciertos momentos de movilización y fusión actúan sustituyendo el tipo de relaciones que lo caracterizan, por un tipo de subjetividad más igualitaria, en la que la participación política en la toma de decisiones o la autodeterminación de cada uno en el seno de la masa es el principio organizador. Zavaleta se dedicó a identificar e interpretar estos momentos de autodeterminación de la masa en la historia de Bolivia y en la de algunos otros países de América Latina; pero no se dedicó a desarrollar un proyecto o propuesta de organización de esa NÚM . ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , Bajo el concepto de masa, Zavaleta pensó una situación en que la acción política va más allá del Estado y la sociedad civil. Se trata de una forma de unificación épica de la sociedad civil que por lo general ocurre en algún momento de crisis orgánica y que adquiere rasgos antiestatales, o de hecho cancela la relación estatal por un tiempo. Esta noción de masa, en cierto sentido, es también un ir más allá de Gramsci, para pensar las formas de acción política que emergen como rebelión desde fuera de la modernidad, como lucha anticolonial en los últimos siglos; pero también como fusión de esas fuerzas con otras obreras y populares modernas en contra del Estado capitalista. Es en estos momentos o condiciones de configuración de masa cuando se elimina de facto la distinción entre gobernantes y gobernados y opera lo que llamaría la autodeterminación de las masas. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. A partir de esto se realizan dos consideraciones. Una sobre el tema masa y otra sobre el tema de democracia. Gramsci se movió siempre pensando en la relación Estado-sociedad civil y la construcción de un nuevo tipo de sociedad autorregulada con base en una rearticulación de las relaciones entre Estado y sociedad civil, que se caracteriza por reducir o eliminar la distinción entre gobernantes y gobernados. LUIS TAPIA MELLA NÚM . democracia en términos de instituciones. Esto tiene que ver con el modo en que él se concebía como intelectual orgánico de un bloque nacional-popular. En el prólogo o explicación introductoria de una revista que se llamaba Bases –que pretendió unir a marxistas y gente de izquierda en el exilio mexicano a inicios de los ochenta–, explica su tarea del siguiente modo: se trata de convertir en ideología orgánica lo que se estaba dando como acumulación histórica en el seno de la masa. Eso implicaba que una de las formas de pensarse y actuar como intelectual orgánico no era situarse en la vanguardia con el modelo y el proyecto, sino elaborar sobre la marcha y de manera paralela aquello que la acción y la lucha política popular estaba configurando como horizonte de visibilidad, como un horizonte de existencia y comprensión de la experiencia colectiva. Tomando como base a Gramsci, Zavaleta se convirtió en uno de los principales intelectuales orgánicos de lo nacional-popular en Bolivia. Concibió su tarea en ese horizonte amplio, como un intelectual ligado al partido –experiencia que sí tuvo en su juventud militando en el MNR y en los últimos años como parte del Partido Comunista Boliviano–, con relación a las experiencias de identidad y de fusión popular, que en su perspectiva no tenía referencia principal en los partidos o en las organizaciones, por más fuerte que haya sido la importancia de la COB durante décadas, sino más bien en los momentos de configuración de masa, es decir, cuando lo nacional-popular se articulaba y sintetizaba más allá del Estado y de la sociedad civil. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. 96 Como último comentario sobre el modo de concebir y proyectar el marxismo, Gramsci pensaba que la filosofía de la praxis contenía de manera inmanente la capacidad o el potencial para desarrollar la explicación necesaria sobre el conjunto de la vida social y la historia. En este sentido, el principio de inmanencia implica sostener que se trata de una teoría con pretensiones de generalizar, es decir, que reconoce que no está completa y que todavía no tiene capacidad para explicar todo pero que con el tiempo puede desarrollarla. No obstante, esto habría que interpretarlo en sentido amplio, ya que el mismo trabajo de formulación y desarrollo de la filosofía de la praxis que hace Gramsci se hace incorporando ideas que vienen de Croce, Gentile, Sorel, Labriola y otros. En todo caso se trataría de una inmanencia dialogante o integradora. La obra de Zavaleta está orientada –en buena parte de los años setenta y ochenta– a pensar, más bien, los límites de pertinencia del marxismo, no en el sentido de hacer una crítica que implique la demostración de su inconsistencia y el abandono de la teoría, sino de profundizar la conciencia de la historicidad de la misma teoría. En breve, Zavaleta pensaba –retomando las mismas ideas de historicidad de Marx y de Gramsci– que el marxismo es una teoría que se levanta como modelo de regularidad o teoría general en el horizonte histórico de la modernidad, es decir, el tiempo histórico reorganizado en torno a lo que se sintetiza en la ley del valor, el tipo de relaciones sociales capitalistas. Fuentes consultadas Bibliografía ZAVALETA, René (1959), El asalto porista, La Paz. ZAVALETA, René (1963), El Estado nacional o pueblo de pastores, La Paz, Burillo. ZAVALETA, René (1964), La revolución boliviana y la cuestión del poder, La Paz, Dirección Nacional de Informaciones. ZAVALETA, René (1967), La formación de la conciencia nacional, Montevideo, Marcha. ZAVALETA, René (1974), El poder dual en América Latina, México, Siglo XXI. ZAVALETA, René (1983a), Bolivia hoy, México, Siglo XXI. ZAVALETA, René (1983b), Las masas en noviembre, La Paz, Juventud. 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El desarrollo que Zavaleta hace del marxismo consiste en pensar esta historicidad de manera más radical, yo digo también de pensar sus límites, pero al mismo tiempo de potenciarlo. Esto implica aclarar dentro de qué horizontes se puede pretender capacidad explicativa y validez de los modelos teóricos elaborados en el marxismo, y a partir de eso crear otra serie de conceptos que, siendo de rango intermedio, permitan pensar esta historicidad y servir de puentes para dialogar con otras formas de pensamiento que vienen de otras matrices y otros tiempos históricos. La obra de Zavaleta tiene que ver con esto; no obstante, esta misma radicalización de la conciencia sobre la historicidad del marxismo la realizó usando a Marx y Gramsci, llevándolos más allá, es decir, radicalizándolos. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. 97 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , LO NACIONAL-POPULAR Y LA FORMA PRIMORDIAL: DESARROLLOS A PARTIR DE GRAMSCI ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 85-99. 98 LUIS TAPIA MELLA ZAVALETA, René (1968), “Gas, promesa económica o riesgo para la independencia”, en Foro nacional sobre el petróleo y el gas, Cochabamba, Universidad Mayor de San Simón. ZAVALETA, René (1970), “Recordación y apología de Sergio Almaraz”, en Sergio ALMARAZ, Réquiem para una república, Montevideo, Marcha. ZAVALETA, René (1974), “Movimiento obrero y ciencia social”, en Historia y sociedad, México, núm. 3. ZAVALETA, René (1975), “Clase y conocimiento”, en Historia y sociedad, México, núm. 7. 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Además, el concepto amplía los horizontes de la relación entre gobernantes y gobernados ya que permite entender las transformaciones dentro de un Estado que tiende a ser el constructor de una nueva hegemonía. La construcción de hegemonía, que se emplaza desde el orden estatal, permite acceder a formas de construcción del orden político que incluyen una creciente y poderosa participación de las diversas sociedades. Palabras clave: ecuación social, Estado, Zavaleta, mediación. Rene Zavaleta: social equation and hegemonic construction Abstract This paper revisits the category of social equation, which was initially introduced by Bolivian intellectual René Zavaleta Mercado. He developed this category while working on issues related to the State in Latin America. This article intends to reaffirm the relevance of this concept, given that it conjures out the intertwined relationship existing between a set mediating blocks operating in society and the State. Furthermore, this concept expands our understanding of the relationship between the government and the governed, allowing an understanding of the transformation inside the State, which tends to create a new hegemony. The construction of hegemony allows access to the political power, which reverberates in how groups participate in society. Keywords: social equation, State, Zavaleta, mediation. René Zavaleta: equação social e construção hegemônica Resumo No presente texto reconstrói-se a maneira na qual René Zavaleta Mercado, no transcurso de suas pesquisas sobre o Estado na América Latina, construiu o conceito da equação social. Trata-se de * Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México; licenciado y maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, México. Obtuvo la medalla Alfonso Caso por el mejor promedio en sus estudios de maestría. Profesor de las asignaturas “Dictaduras en América Latina”, “Filosofía de Marx” y “Teoría Social”, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. E-mail: <jaime_ortega83@yahoo.com.mx>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 101-113. 102 JAIME ORTEGA REYNA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. reafirmar a pertinência de dito conceito procurando dar conta da profunda relação que existe entre o conjunto de mediações que operam na sociedade com o Estado. Além disso, o conceito amplia o horizonte da relação entre governantes e governados quando permite entender as transformações dentro de um Estado que tende a ser construtor de uma nova hegemonia. A construção da hegemonia, que se localiza desde a ordem estatal, permite acessar às formas de construção da ordem política que incluem uma crescente e poderosa participação das diversas sociedades. Palavras chave: equação social, Estado, Zavaleta, mediação. René Zavaleta, sociólogo boliviano, realizó una gran cantidad de aportes a la teoría social marxista y a la comprensión de la realidad nacional boliviana, como ha quedado expresado claramente en la obra más amplia en torno a su trabajo, escrita por Luis Tapia y publicada en 2002. Entre la multiplicidad de formas de entender los problemas del Estado, el poder y la política en América Latina, su obra adquiere una gran relevancia al haber hecho una integración original, desde una perspectiva anclada en la historia, de los dos principales teóricos marxistas al respecto: Lenin y Gramsci. De ellos extrae la idea de que el Estado es síntesis (determinada) de la sociedad y momento de mediación por excelencia. Quizá este nivel de análisis –el que concibe al Estado como síntesis y mediación– sea uno de los más ricos dentro de la propuesta teórica de René Zavaleta Mercado. Las nociones de mediación y síntesis están enteramente asociadas y se presentan como un modelo teórico que trata de penetrar una realidad en donde las relaciones de dominación se han vuelto más difusas y complejas, quizá al grado de no aparecer inmediatamente ante los ojos de los sujetos y, por tanto, desde el punto de vista gramsciano, plenamente reproductoras de la hegemonía. La importancia práctica y política del actuar de las mediaciones en la sociedad moderna es lo que obliga a pensarlas y a re-pensar continuamente. Al respecto, Zavaleta explica lo que comprende por el concepto central que articulará la problemática de la hegemonía: “(…) por mediación se entiende la transformación de la furia del oprimido en una parte del programa del opresor” (2008:35). En este terreno los mecanismos de operación del Estado capitalista se han ampliado más allá de la imposición de un determinado orden social. El Estado en sentido ampliado es la relación entre la sociedad civil y el aparato represivo considerados por Zavaleta como una unidad diferenciada, como momentos diversos dentro de la totalidad política del orden social. Es el propio Zavaleta quien reconoce que: “Se requeriría sin duda un excursus propio acerca de la relación del excedente y la disponibilidad, y ambos con el Estado estructural, la ampliación del Estado y la teoría de las mediaciones” (Ibid.: 39). Gramsci y Weber serán, a partir de este momento de desarrollo conceptual, los autores sobre los que se apoya explícitamente para poder construir esta forma de comprensión del Estado, en donde su ampliación operativa se afirma sobre el terreno de las mediaciones. Sin embargo, resulta pertinente reflexionar por qué introduce la categoría de “democratización social” proveniente de la sociología de Weber. Si prestamos atención a algunos pasajes centrales de la obra del sociólogo alemán, podemos ver que el concepto de democratización social es entendido de la siguiente forma: El “demos”, en el sentido de una masa inarticulada, no “gobierna” nunca en las sociedades numerosas por sí mismo, sino que es gobernado, cambiando sólo la forma de selección de los jefes del gobierno y la proporción de la influencia que puede ejercer o, mejor dicho, que pueden ejercer otros círculos procedentes de su seno, por medio del complemento de una llamada “opinión pública”, sobre el contenido y la dirección de la actividad de gobierno. En el sentido aquí apuntado, la “democratización” no debe significar necesariamente el aumento de la participación activa de los dominados en el dominio dentro de la organización considerada (Weber 1996:739). Aunque la concepción de Weber se revela como conservadora del orden social, no deja de ser clara en el sentido de lo que ve como el gran aporte del proceso de democratización en el establecimiento de sus alcances como ampliación del espacio de la relación gobernante-gobernados: “Lo decisivo es más bien, en nuestro caso, exclusivamente la nivelación de los grupos dominados con respecto a los grupos dominadores burocráticamente articulados (…)” (Ibid.). Ampliación de la ciudadanía, posibilidad de ampliación por tanto del Estado y su burocracia hacia esos grupos que son incluidos en la política en su calidad de gobernados. La muy peculiar lectura que Zavaleta realiza de Weber lo lleva a considerar el concepto de “democratización social” en diálogo con la tradición marxista, por tanto, a reconfigurar el sentido de su utilización. Siguiendo al sociólogo alemán, se puede observar que lo esencial de la “democratización social” es el registro de la marcada y creciente participación activa de las masas en los asuntos del poder político, al mismo momento la comprobación de que existe una respuesta en la transformación de la forma estatal. La inclusión de la temática de Weber está en sintonía con las lecturas ÉPOCA , NÚM . Colocados en este terreno, se puede decir que gran parte de su esfuerzo por conceptualizar lo nacional-popular corresponde al proyecto que realizará Gramsci en la construcción de la noción de Estado integral y que la acepción contemporánea de los estudios gramscianos cataloga como “Estado ampliado” (Buci-Glucksmann, 1982:92). En un marco más general y dando un paso previo en la construcción conceptual del papel que tienen las mediaciones en este proceso, se debe tomar en consideración que Zavaleta está buscando la forma específica de entender el Estado ampliado en Bolivia a través de la constitución de lo nacional-popular, a ello corresponde la definición de su objeto de estudio que introduce desde el inicio de su obra más importante: “la formación de lo nacional-popular en Bolivia, es decir, la conexión entre lo que Weber llamó la democratización social y la forma estatal” (Zavaleta, 2008:9). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. 103 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA RENÉ ZAVALETA: ECUACIÓN SOCIAL Y CONSTRUCCIÓN HEGEMÓNICA 104 JAIME ORTEGA REYNA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. marxistas hechas por Giacomo Marramao o Baggio De Giovanni en el sentido de que la “democratización social”, además de dar cuenta del proceso de racionalización de la función burocrática, permitiría la posibilidad de que la ciencia social deje de pensar sólo en términos de reflejos para apuntar a la consideración de los proyectos políticos que se disputaban en medio de la crisis generalizada del capitalismo. Para la lectura marxista de Weber el enfrentamiento de proyectos políticos se daría no sólo en la forma de entender el proceso de la racionalidad occidental o de los mecanismos de la democratización social, sino sobre todo en la re-configuración de nudos claves en el orden social. Los proyectos políticos en disputa apuntarían, a partir de ese momento, a que: “El Estado no puede “planificar” las contradicciones sino tan sólo gobernarlas” (Marramao, 1982:201).Tanto “democratización social” como “racionalidad de la función burocrática” son categorías fundamentales para entender la forma del devenir social que las pone en el orden del día con respecto a la ampliación o socialización de la política, siempre determinada. Sin embargo, el estudio de la transformación de la forma estatal en el proceso de ensanchamiento de la participación de las clases sociales adquiere otra fuente teórica, que es la que se explicará de manera detallada en esta ocasión: la de Antonio Gramsci. Es del marxista italiano de quien Zavaleta abreva para superar el doble empobrecimiento teórico –particularmente de raigambre liberal– que asimila la política con el Estado, y a éste con el gobierno. Para superar los reduccionismos de todo tipo, Gramsci aboga por una comprensión amplia de la centralidad de la política. Con el italiano se asiste a la formación de la idea de que todo es política, es decir, todos los ámbitos de la realidad social están atravesados de alguna u otra manera por la política “o sea que todas ellas contienen a la política como elemento real o potencial ineliminable” (Coutinho, 2004:75). La política da cuenta de una relación elemental a la que Zavaleta, siguiendo a Gramsci, pondrá mucha atención: la relación que se da entre los gobernantes y los gobernados. “Primer elemento es que existen verdaderamente gobernados y gobernantes, dirigentes y dirigidos. Toda la ciencia y el arte político se basan en este hecho primordial, irreductible” (Gramsci, 1986, Cuaderno 15 § 4:175). Sobre la base de la ampliación de la noción de política, que incluye a los dos polos de la relación de manera activa, como sujetos, Gramsci puede ampliar la noción del Estado. Esta operación, sin embargo, no es un mero capricho teórico, sino que da cuenta de un proceso histórico que conduce a una transformación fundamental de las sociedades capitalistas al inicio del siglo XX y que es precisamente el objetivo de la obra Lo nacional-popular en Bolivia. Así, dicho concepto también se puede entender como un intento de comprensión histórica de larga duración del proceso de ampliación del Estado en Bolivia. El elemento que agrega, como contribución al pensamiento marxista Gramsci se percata de que estos nuevos sujetos colectivos, que se desarrollan a la par de los medios de difusión e información masivos, forman una nueva esfera de la realidad social que él designa como sociedad civil. Para Gramsci, la sociedad civil es más bien una trama “privada” del Estado, gracias a la cual la relación entre gobernantes y gobernados se constituye no sólo a través del Estado en su sentido restringido, sino que se verá ampliada precisamente a este nuevo espacio de confrontación: la sociedad civil. A partir de este momento la relación política atraviesa toda esa nueva esfera, a tal grado que el Estado ya no se comprende sin tomar en cuenta los acontecimientos ocurridos dentro de la sociedad civil, mientras que a su vez, no se le puede entender a ésta si no se la considera como parte del Estado: “Pero ¿qué significa esto sino que por Estado debe entenderse además del aparato gubernamental también el aparato “privado” de hegemonía o sociedad civil”? (Gramsci, 1986, Cuaderno 6 § 137:105). En otras palabras, el concepto del Estado ampliado da cuenta del hecho de que las prácticas estatales, de dominación en Occidente, están enraizadas y vinculadas profundamente con esa nueva esfera que Gramsci llama sociedad civil. Es significativa la forma en que Zavaleta aplica el instrumental teórico de Weber y Gramsci para entender la realidad latinoamericana. Para el caso de la idea de la sociedad civil aduce que “no hay duda de que en su seno (en la sociedad civil) están asentadas las mediaciones. Ahora bien, las mediaciones son como enclaves del poder político en una zona que, en principio, se define como de no poder político, algo estatal in partibus en una parte no estatal” (Zavaleta, 1990:89). Zavaleta introduce el concepto de las mediaciones en la idea de que entre el Estado y la sociedad civil es el lugar donde se juegan los elementos de la construcción de lo nacional-popular. Está claro, como lo muestra la última cita, que la sociedad civil no es un espacio neutral ni progresista por antonomasia, como posteriores lecturas del concepto lo harán aparecer. Aún más, recuperando la idea de Gramsci sobre la sociedad civil como sistema de trincheras en donde se juega la política moderna, Zavaleta comenta que “El sistema de trincheras no es sino el conjunto de mediaciones, estructuras y soportes mediante los cuales existe la sociedad civil ante el Estado y el Estado político ante la sociedad civil, o sea aquella fase intermedia (…)” (2008:49). ÉPOCA , NÚM . de la región, es precisamente que entre la ampliación de la participación política de las masas y la fisonomía que adquiere el Estado hay una conexión más profunda y radical de lo que a primera vista se pudiera pensar. El concepto de Weber sobre la “democratización social” es enriquecido en tanto que se entiende ahora como la posibilidad de la irrupción organizada y consciente de las masas –ya sea en forma clasista o no– en la política, lo que se denomina “politización de lo social” y la “socialización de la política” (Nogueira, 2004:256). La política ya no es entendida como una cuestión de élites sino que se caracteriza por el surgimiento de nuevas formas organizativas como lo son los grandes sindicatos y los partidos políticos, que en Weber aparecerán como parte del proceso de racionalización burocrática. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. 105 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA RENÉ ZAVALETA: ECUACIÓN SOCIAL Y CONSTRUCCIÓN HEGEMÓNICA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. 106 JAIME ORTEGA REYNA Las mediaciones son las formas de la conexión del todo social, en este caso, la forma en la que se conecta lo que Gramsci ha denominado la sociedad civil y la sociedad política, o sea, la totalidad del orden social desde la perspectiva de la participación de las masas. Para Zavaleta dichas mediaciones serán entendidas como la forma en que el Estado se reproduce en un elemento “ajeno”, pues la sociedad civil es la parte no coercitiva del Estado, mediante la formulación de la voluntad colectiva o, como se cita arriba, en “la transformación de la furia del oprimido en una parte del programa del opresor”. Dicha voluntad colectiva sólo se puede lograr en el ejercicio de la politicidad. En Zavaleta lo que existe es un intento por entender la hegemonía –la obtención del consenso pasivo y activo de las masas organizadas o no– de manera no abstracta ni tampoco ahistórica. Es decir, de entender a cabalidad la forma de operar de los dispositivos fundamentales desarrollados en el orden social en el sinuoso proceso de obtención de la hegemonía, por tanto, desentrañar la vía que conecta a una sociedad civil que se amplía y al Estado o sociedad política que transforma su forma de hacerse presente. La hegemonía se produce por las mediaciones enclavadas en la sociedad civil, pero también el Estado produce hegemonía en tanto que mediación política por excelencia: “Que el Estado (la parte orgánica de la superestructura general) deba manifestar no sólo la dictadura o dominación de la clase dominante, sino también las contradicciones de ella que sean compatibles con tal dominación y por tanto también el nivel de poder efectivo que conquista la clase obrera en tanto ello sea compatible con la dominación burguesa” (Zavaleta, 1988:253). Entonces, el Estado como mediador abre la posibilidad para que “la furia del oprimido” sea parte efectiva del programa del opresor. El Estado como mediador puede absorber un cierto grado de influencia de los gobernados, dentro de los marcos generales de la dominación. El Estado es mediador y a su vez él mismo es mediado en su forma de expresar la dominación, no puede expresar la dominación de manera absoluta, total. Los gobernados reciben la dominación no de forma directa, sino a través de formas organizativas como el sindicato o los partidos políticos, que median el proceso de dominación, lo vuelven no inmediato. Es por ello que en algún momento de su teorizar, Zavaleta se detiene para criticar la teoría de los aparatos ideológicos del Estado que formulará Louis Althusser, argumentando que éste “confunde en su enumeración lo que es la mediación real y lo que son los sujetos o soportes de mediación” (Ibid.:255) en tanto que “las mediaciones estatales no sólo abarcan los aparatos mencionados sino también el Estado mismo: el aparato estatal como tal es un punto de mediación (por eso se dice que el Estado es una relación) y a la vez, esto es una consecuencia” (Ibid.:254). Aquí se pasa al siguiente plano que se quiere apuntar: el Estado como mediación especial cuya función primordial es la generación de una politicidad entendida como producción de consenso hacia los gobernados. Pero también la mediación no estatal que puede o no estar identificada con ésta –puede negarse a recibir la hegemonía o puede plantear contra-hegemonía– y que es el punto de apoyo para la irrupción de las masas en la participación política. Son éstas las que Zavaleta ubica como parte plena de la sociedad civil (1983:88). Sin embargo, amplía el espacio de operación del Estado como mediador, pues lo ubica tanto en relación con los dominantes como con los dominados. “El Estado, sin duda, es un mediador eminente entre las fracciones de la clase dominante; pero no lo es menos que entre todos los sectores de la sociedad” (Zavaleta, 1988:255). La polémica es quién escinde el proceso de unidad-distinción de la sociedad civil y la sociedad política: “Que la familia o la iglesia o el partido o el sindicato sean momentos o lugares de mediación no quiere decir para nada que sean en rigor a la vez parte del Estado” (Ibid.). Las mediaciones en su conjunto tendrían como objetivo la producción del consenso dentro de un espacio y bajo una forma de concebir el tiempo histórico. A eso Zavaleta lo ubica de la siguiente manera: “La política en cambio, o sea la democracia, que aquí tiene un significado idéntico en absoluto, retiene de inmediato las palpitaciones de los sitios de la sociedad, los mediadores convierten esas contracciones en materia estatal. Para decirlo de otra manera, la democracia oye el ruido del corpus social” (1990:77). Los mediadores tienen la tarea básica de volver función a la política, en tanto que ésta se vuelva la forma en que el Estado sintetice los reclamos de las fuerzas sociales que se movilizan y luchan políticamente. Nuevamente, convertir “la furia del oprimido en parte del programa del opresor” es lo equivalente a la transformación del reclamo opositor en lo que denomina materia estatal. La materia estatal no es más que la base, vía la práctica política, mediante la cual el Estado y la sociedad civil encuentran su punto de equilibrio a favor del primero. El ÉPOCA , NÚM . El Estado es la mediación política por excelencia pero a su vez está conformado por otras múltiples mediaciones que viabilizan y posibilitan su forma de operar. Los gobernados que actúan en la sociedad civil expresan su fuerza, a través de ciertas mediaciones. No lo hacen de manera inmediata. Pero coetáneamente el Estado también hace sentir su presencia y fuerza en la sociedad civil a través de dichas mediaciones. Sin embargo, en un orden jerárquico siempre será el Estado quien logre sintetizar de mejor manera todo el proceso que lleva a la transformación de las relaciones de fuerza, por tanto su lugar es privilegiado en la construcción de alternativas o programas políticos. Es importante resaltar que las mediaciones no son meras “correas de transmisión”. Son espacios de disputa donde las fuerzas sociales construyen y reconstruyen el proceso de dominación –y su contraparte, el proceso de insubordinación. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. 107 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA RENÉ ZAVALETA: ECUACIÓN SOCIAL Y CONSTRUCCIÓN HEGEMÓNICA 108 JAIME ORTEGA REYNA locus mismo de existencia del Estado reclama la producción de esta materia estatal. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. “El requisito del Estado es la producción de materia estatal, o sea de sustancia social, en la medida en que ella produce resultados de poder. Se puede decir que todo lo que pasa por el Estado se convierte en materia estatal” (Ibid.:169). Sin embargo, no se logra de manera inmediata. Es por tanto mediación indispensable pues: Consiste la mediación en la aptitud de convertir las reacciones o mensajes, a menudo fragosos, que se producen en el llano de la sociedad en un lenguaje político asimilable para el telos clasista del Estado –y– en los hechos, la estructura de mediación (hablemos por ejemplo del Parlamento o de los partidos no insurreccionalistas o de los sindicatos economicistas o los mediadores mismos in corpore) son espacios (sic) de la hybris estatal, que es abundante (Ibid.:81). Aquí la mediación, entendida como parte de la naturaleza del Estado, por tanto, como expresión del poder político en el seno de la sociedad civil, tiene la función de viabilizar el funcionamiento total del Estado y de sus formas de dominación. Sin lo que Zavaleta llama “la estructura de mediaciones” el propio Estado no podría ser una mediación especial, sin ella no podría determinar la manera en que recoge los mensajes de la sociedad y de los mediadores “(…) es Estado en la medida que se reserva el privilegio de dar su propio color o señal a ese mensaje” (Ibid.:172). Esta especificidad del Estado reside en que él no puede volverse en su contrario, no puede negarse, cada acto sería uno de afirmación. Sin embargo hay puntos de fuga: “el mediador no necesita tener una fe tan perfecta en el dogma estatal y debe contradecirlo, aunque es cierto que sólo lo suficiente para perfeccionarlo en su dominación” (Ibid.:81). Esto es así porque el mediador o la mediación no califican, no sintetizan, el Estado es quien sí lo hace, es esa la atribución que Zavaleta ubica claramente como una expresión determinante. La mediación transmite la furia del oprimido, pero sólo el Estado puede volverlo parte del programa del opresor, de ahí que el boliviano insista, siguiendo a Lenin, en que el Estado es la síntesis de la sociedad. Es esto lo que vuelve al Estado, según Zavaleta, una mediación por excelencia: su capacidad –al menos como posibilidad– de sintetizar y calificar el conjunto de los reclamos sociales que parten de las masas y del conjunto de los gobernados para transformarlos en materia estatal. El resto de las mediaciones son el conjunto de condiciones de posibilidad, pero sólo el Estado logra la transformación efectiva de la furia del oprimido en parte de su programa. Habrá que decir, además, que para Zavaleta la materia estatal está enclavada en cada acto, por irrisorio que parezca, por parte del Estado. No hay actos estatales casuales o realizados por el azar o la contingencia: (…) si el capitalista produce zapatos, y el Estado produce zapatos, una cosa es diferente de la otra, porque el Estado produce a la vez sustancia estatal. Si se hace cargo de RENÉ ZAVALETA: ECUACIÓN SOCIAL Y CONSTRUCCIÓN HEGEMÓNICA 109 Reside aquí la síntesis que hace Zavaleta de los aportes de Gramsci con respecto a su insistencia en la imposibilidad de una teoría general del Estado. Lo único que serviría como determinación general es saber ubicar la “línea de mediación” que hay entre formas concretas de organización social y política con respecto al Estado, así como el propio Estado pudiese ser no necesariamente un momento no reaccionario en la producción de consenso. En tanto que mediaciones, las formas de obtener consenso no están dadas de antemano sino que son parte del conflicto social y se constituyen en él. ÉPOCA , NÚM . Aquí es donde el tema de las mediaciones y el Estado como mediación –como productor de materia estatal, el que busca convertirse en fábrica de consenso– entra en tensión. El asunto para Zavaleta es que en términos de conflictividad social las mediaciones en su totalidad, o sea las que abarcan a la sociedad política y a la sociedad civil, no pueden ser consideradas solamente como reforzadoras de la hegemonía estatal: “Las mediaciones tienen entonces un contenido aleatorio o mutante” (Ibid.:177). Es por eso que se dice que en la relación que hay entre sociedad política y sociedad civil lo verdaderamente “decisivo en todo caso es retener el carácter móvil, cambiable y aleatorio de las instancias” (Ibid.:178). Es este carácter antagónico, en donde las mediaciones están siempre en posibilidad de ser transformadas; pueden funcionar como soportes de la dominación capitalista, pero no necesariamente deben cumplir ese papel. Entre sociedad civil y sociedad política, entre dominantes y dominados, entre gobernantes y gobernados, “(…) lo que importa es la línea de la mediación. Puede estar en o cerca del Estado o en la sociedad misma o pertenecer una vez a uno, a la otra, la segunda, ser una mediación volátil. El sindicato actual en Argentina o Bolivia es un órgano anti estatal o si se quiere contra estatal, es el escenario contra-hegemónico” (Ibid.). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA El ejemplo de Zavaleta resulta crucial, pues la materia o sustancia estatal se produce no sólo por medio de difundir una determinada ideología o ciertas concepciones del mundo, a través de un sistema escolar o de medios de información masivos, sino también cuando se producen objetos, que a su vez sirven para la reproducción de los miembros de esta aparente comunidad política de sujetos disgregados e igualados formalmente, que han sufrido la “democratización social”. La producción de objetos por parte del Estado repercute de forma diferente de cómo lo hace el capitalista. El resultado, en tanto efecto de poder, es lo que interesa al Estado y en la propia reproducción de objetos se juega una parte de la posibilidad de reproducir el conjunto de las relaciones sociales de dominación. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. una planta siderúrgica, no es hierro lo que produce, sino la determinación o carga estatal bajo la forma de hierro. Por tanto si el Estado produce, produce al servicio de sus objetivos reales que siguen siendo la calificación de la circulación de la plusvalía y la construcción del capitalista total” (Ibid.:170). 110 JAIME ORTEGA REYNA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. Un partido o un sindicato pueden formar parte del proceso de producción de la hegemonía capitalista, pero también pueden actuar de forma antagónica a ella. La mediación, volviendo al tema de Gramsci, puede ser hegemónica o contra-hegemónica. No está dado, en ningún caso, el papel a jugar: Que el partido o la familia o la iglesia o el sindicado sean en su momento prolongaciones o brazos de la voluntad del Estado puede ocurrir, tanto en su aspecto represivo como –más frecuentemente– en su aspecto ideológico. Pero también pueden ser momentos de negación de la ideología estatal. Es la más bárbara locura pensar que el partido de Lenin fuera un aparato ideológico del Estado zarista (Zavaleta, 1988:256). Entender esto es central para la formulación táctica y estratégica, para el análisis de la relación de fuerza dentro de una coyuntura en general. Zavaleta está tan claro en eso que asegura: Un sindicato o un soviet, por ejemplo, en principio no son sino unidades organizativas; que ellas actúen como mediaciones o que se hagan órganos estatales y por último órganos centrales del Estado es un movimiento que depende de la generalidad de su determinación, es decir, de los resultados de la lucha de clases. Lo mismo ocurre con la escuela, el partido y la iglesia. Es aquí donde puede verse hasta qué punto la definición estática de estos escalones es la ruina del análisis político (1990:179). Lo mismo ha sucedido cuando estudia, dentro del marco de lo nacional-popular entendido como proceso de larga duración, que: “La mediación gamonal, como cualquier otra mediación, no tiene una validez propia. Es lo mismo que la corporación o el sindicato, que pueden ser sucesivamente aparatos del Estado, órganos de mediación o estructuras contra-hegemónicas” (Zavaleta, 2008:72). La batalla política por los espacios en donde se fabrica el consenso es un acto central. La batalla es por la construcción contra-hegemónica, como formas de entablar alianzas entre clases subalternas que pueden devenir Estado. Aquí la mediación actuaría diferente, en tanto que procedería a convertir la furia del oprimido en su propio programa, que es, en último término, la preocupación del propio Zavaleta. En su intento por entender el cauce en que derivan la multiplicidad de mediaciones y el propio Estado como mediador, acuña el concepto de ecuación social o eje estatal. Este es su principal aporte en la formulación de las categorías gramscianas a una realidad propia de América Latina. De entrada, cualquiera de las dos acepciones refiere al problema del Estado ampliado tal como ha sido reformulado en el intento de comprender lo nacional-popular: “democratización social” y transformación ampliada de la forma estatal. “La manera abigarrada que tienen las cosas de entrelazarse propone por sí misma el concepto de ecuación social o sistema político, que es una de las acepciones que daba Gramsci al RENÉ ZAVALETA: ECUACIÓN SOCIAL Y CONSTRUCCIÓN HEGEMÓNICA 111 Es un hecho que la sociedad más sana, desde el punto de vista capitalista, es aquélla en que la burguesía ha podido implantar su hegemonía sin el recurso al Estado, como ocurrió en la Francia prerrevolucionaria. Por el contrario, el grado de autonomía societaria del acto hegemónico es casi un coeficiente del desarrollo estatal, porque el Estado debe intervenir más donde hay menos desarrollo de la sociedad civil. Por su parte, no hay duda de que el Estado mismo puede ser más instrumental, más burocrático-hegeliano o más popular-estructural (Zavaleta, 1990:178). Lo que le interesa a Zavaleta, al edificar la noción de ecuación social o eje estatal, es ubicar los momentos de su óptimo funcionamiento, esto es, aquellos en donde la sociedad civil y la sociedad política aparecen en un sano equilibrio y la hegemonía se desarrolla con plenitud. Esto es así, no porque crea que la sociedad capitalista pueda ÉPOCA , NÚM . Contrario a las visiones de corte anarquista –o aquellas que relativizarían el papel de la sociedad civil, como por ejemplo la teoría de la revolución permanente–, Zavaleta insistirá en que el Estado es una mediación particular, es decir, una mediación que produce cierta materia estatal, a través de la política, con referencia hacia la sociedad. Pero dicha sociedad no es inerme, envía mensajes en tanto que está entrecruzada por una serie de espacios donde los gobernados actúan y reproducen sus relaciones sociales. Estas mediaciones provenientes de la sociedad civil tienen una jerarquía y dependerán del momento político; así, pueden ser los partidos políticos, como en el caso argentino, o pueden ser los sindicatos, como en el caso boliviano, los que abonen con mayor fuerza la expresión de la sociedad civil. El entrecruzamiento de esta diversidad de tramas públicas y privadas, asentadas sobre una creciente “democratización social”, sirve para reconsiderar el problema de la táctica política y el del estudio de la historia: ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Se considera al conjunto de estructuras surgidas de la sociedad civil, como al propio Estado, como formas de mediación con relación compleja, en tanto que supone momentos de profunda identificación –sociedades radicalmente estatalizadas o Estados que tienden a la socialización–, pero también momentos de diferenciación igualmente radical, por ejemplo, el momento de la crisis, que es por definición la crisis de la mediación. Pero para ser más preciso en la definición, Zavaleta dice que: “Por sistema social o ecuación entendemos el modo de entrecruzamiento entre la sociedad civil, las mediaciones y el momento político-estatal” (Ibid.:178). Este entrecruzamiento entre los diversos momentos, todos unidos por la política en su sentido amplio, es lo que debe servir para comprender el momento, la coyuntura como tal y por tanto abordarla de forma práctica. El fin de Zavaleta es ayudar a resolver problemas de táctica y estrategia del movimiento obrero boliviano, que es, quizá, el de mayor “vocación de poder” en la región (Concheiro, 2006:180). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. bloque histórico: el grado en que la sociedad existe hacia el Estado y lo inverso, pero también las formas de su separación o extrañamiento” (Zavaleta, 1990:177). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 101-113. 112 JAIME ORTEGA REYNA o deba ser armoniosa, sino porque lo importante para el conocimiento se da en la crisis de las mediaciones, en lo que denomina la crisis política nacional y, por lo tanto, en la quiebra del óptimo de la ecuación social o eje estatal. Se trata de un principio metodológico. Ubicar lo óptimo de esta situación es el paso necesario para encontrar la forma de su ruptura. El óptimo mismo del entrecruzamiento de las distintas variables le parece poco probable a Zavaleta, pero lo retoma como hipótesis: “La ecuación social o bloque nos interesa en tanto como un instante hacia dicho óptimo, o sea, el grado en que no lo es. Si el óptimo se lograra siempre, hablaríamos de una historia paralizada. Sea como sea, no hay duda de que la ecuación no es una mera distribución semántica” (Ibid.:179). Cuando insistimos tanto en que el Estado y el conjunto de organismos de la sociedad civil –partidos, sindicatos, asociaciones, universidades– cumplen un papel de mediadores lo que interesa destacar es que todos ellos son creaciones de sujetos y no estructuras o dispositivos transhistóricos. Por eso el resultado del cruce, como óptimo estatal o ecuación social, no está dado, sino que se constituye. Se está construyendo a cada instante y las variables tiempo, espacio, acción, son las que hay que captar. Su ruptura tampoco está dada de por sí, se está rompiendo a cada instante pero también re-constituyendo. Ruptura y reconstitución de este cruce, posibilitado por las mediaciones, pero también por la fuerza: “Bloque histórico, formación económicosocial, eje estatal, son acepciones todas que se refieren a lo mismo, a la relación exitosa o frustránea, baja o alta entre el Estado como summun de todas las cuestiones del poder y la sociedad civil como conjunto de las condiciones materiales en las que se gesta ese poder” (Ibid.). Condiciones materiales de la dominación que son resultado de los diversos sujetos que se relacionan en el proceso de dominación y de explotación. Aludir a lo anterior es central, porque si no parecería que todo lo dicho hasta aquí es hablar de estructuras sin sujetos, cuando el sentido es precisamente el contrario. Sin sujeto actuante no hay mediaciones. Su tratamiento como formas osificas no debe ser pretexto para engañarnos: son las clases, los sujetos, quienes las construyen. Tal es la lección de Zavaleta, que es útil para estos tiempos: La ecuación o el bloque tiene entonces elementos verificables de historicidad y azar, no es una estructura predica. Es una obra de los hombres materialmente determinados, algo que pudo haber sucedido de manera distinta a cómo sucedió. Como en todo modelo superestructural, podemos obtener algunas series causales o líneas de agregación pero en último término la teoría del Estado, si es algo, es la historia de cada Estado. Lo que importa, por tanto, es el recordatorio de los hechos en la edificación de cada Estado (Ibid.:180). La lección del Estado es fundamental para este tiempo y Zavaleta es una brújula necesaria ahí donde priva el desconcierto, la derrota y el escepticismo. RENÉ ZAVALETA: ECUACIÓN SOCIAL Y CONSTRUCCIÓN HEGEMÓNICA 113 Recibido el 6 de diciembre de 2012 Aprobado el 3 de mayo de 2013 ÉPOCA , NÚM . ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA BUCI-GLUCKSMANN, Christine (1982), Gramsci y el Estado, México, Siglo XXI. CONCHEIRO, Elvira (2006), “René Zavaleta: una mirada comprometida”, en Norma DE LOS RÍOS y Maya AGUILUZ (coordinadoras), René Zavaleta Mercado: ensayos, testimonios y re-visiones, México, UNAM. COUTINHO, Carlos Nelson (2004), “El concepto de política en los Cuadernos de la Cárcel”, en Dora KANOUSSI (coordinadora), Gramsci en Río de Janeiro, México, Plaza y Valdés. GRAMSCI, Antonio (1986), Cuadernos de la Cárcel, México, Era. MARRAMAO, Giacomo (1982), “Sistema político, racionalización, cerebro social”, en Discutir el Estado, México, Folios. NOGUEIRA, Marco Aurelio (2004), “La sociedad civil como campo de luchas, como recurso gerencial y como espacio ético”, en Dora KANOUSSI (coordinadora), Gramsci en Río de Janeiro, México, Plaza y Valdés. 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Bibliografía 114 114 FALSA 115 Apuntes de referencia al pensamiento de Gramsci en Colombia Robert Adrián Quintero* Resumen A partir de las disertaciones gramscianas sobre “la filosofía de época”, contenidas en los Cuadernos de la Cárcel, el autor reflexiona sobre algunas prevenciones metodológicas a considerar al momento de realizar una reconstrucción histórica del pensamiento crítico de izquierda. Tales reflexiones se canalizan para el caso colombiano, derivando en un rastreo del legado de la obra de Gramsci entre intelectuales orgánicos de izquierda en aquel país. Se incluye un breve análisis de la obra del sociólogo colombiano Orlando Fals Borda, procurando evidenciar sus vínculos con el pensamiento del “filósofo de la praxis”. Palabras clave: ideas políticas, izquierda, Colombia, Antonio Gramsci, Orlando Fals Borda. References to Gramscian thought in Colombia Abstract Based on “philosophy of time”, which is part of Gramsci’s Cuadernos de la Cárcel, the author analyzes some of the methodological propositions of this notable philosopher. In the process, the author does a historical reconstruction of the leftist political thought. Such analysis is channeled through the Colombian case to highlight Gramsci’s work among intellectuals in this country’s left. This article adds a brief analysis of the writings of Colombian sociologist Orlando Fals Borda, who showed some inclinations to the ideas of the “philosopher of the praxis”. Keywords: political ideas, left, Colombia, Antonio Gramsci, Orlando Fals Borda. Anotações de referência ao pensamento de Gramsci na Colômbia Resumo A partir das dissertações gramscianas sobre “a filosofia de época”, contidas nos Cuadernos de la Cárcel, o autor reflete sobre algumas prevenções metodológicas para considerar no momento de realizar uma reconstrução histórica do pensamento crítico da esquerda. Tais reflexões canalizam-se para o caso colombiano, resultando no rastreamento da obra de Gramsci entre intelectuais orgânicos de esquerda naquele país. Há uma breve análise sobre a obra do sociólogo colombiano Orlando Fals Borda, procurando evidenciar seus vínculos com o pensamento do “filósofo da práxis”. Palavras chave : idéias políticas, esquerda, Colômbia, Antonio Gramsci, Orlando Fals Borda. * Licenciado en Ciencia Política, Universidad Nacional de Colombia. Estudiante de la maestría en Estudios Latinoamericanos, UNAM, México. E-mail: <robertquinterol@hotmail.com>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 115-128. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. 116 ROBERT ADRIÁN QUINTERO De forma inicial se considera indispensable encuadrar el sentido y pretensión de la somera e inacabada exploración sobre el legado e influencia de la obra de Antonio Gramsci en la producción teórico-política colombiana (en especial en las organizaciones y movimientos políticos e intelectuales de izquierda desde el siglo anterior). Aun a riesgo de desenfocar el hilo argumentativo del texto, se hace vital señalar los factores desencadenantes que suscitan el presente excurso. Tales anotaciones quizá puedan servir de observaciones metodológicas preliminares a un trabajo todavía inexistente sobre el efecto de las corrientes críticas del marxismo, en particular de la obra gramsciana, en la praxis y reelaboración teórica de los sujetos y organizaciones políticas contra-hegemónicas en Colombia durante el siglo XX. Sobre la lectura de la obra de Gramsci Fue el mismo Gramsci quien se encargó de advertir sobre la cautela y discreción con que debía proceder el lector al momento de emprender la lectura de sus Cuadernos de la Cárcel. El carácter aproximativo, tentativo e inacabado de sus textos obliga a una lectura y un estudio en permanente devenir de actualización, comprobación y ulterior desarrollo. Sin embargo, y en algunas circunstancias, su sugerencia ha sido desatendida, por diversos factores, ocasionando un uso dogmático y empleo forzado (como les ha sucedido a tantos otros autores) que ha desencadenado en abuso y tergiversación, y con ello en la liquidación de sus propuestas genuinamente transformadoras de las comprensiones dominantes acerca de la trama de lo político y la política desplegada en las sociedades capitalistas del siglo pasado. De allí que uno de los derroteros que ha de motivar la labor investigativa sobre el legado de la obra de Gramsci en América Latina y el Caribe sea justo escudriñar el efecto de su pensamiento entre diferentes analistas y actores sociales de la región, a través de un examen cuidadoso de las reformulaciones analíticas a las que ha dado lugar la obra del pensador sardo en Nuestra América. Por otra parte, es importante enfatizar que las aplicaciones e instrumentalizaciones del pensamiento gramsciano corren el riesgo de soslayar la triangulación epistemológica inherente a su proyecto: la profunda interrelación entre filosofía, historia y política. Así pues, el estudio de las contribuciones a la obra del pensador sardo más que limitarse a la simple comprobación de su citación a modo de referencia bibliográfica al interior de una publicación (lo cual le condenaría a ser tan sólo una nota al pie), ha de procurar rastrear el modo en que son objeto de estudio, revisión y/o reconstrucción las problemáticas o temáticas, imbricadas con las preocupaciones vertidas en la obra de Gramsci.1 1 Entre otras: la postulación, indagación y actualización de una filosofía de la praxis; la comprensión APUNTES DE REFERENCIA AL PENSAMIENTO DE GRAMSCI EN COLOMBIA 117 Gramsci en Colombia es un asunto que concierne a los modos de recepción de la filosofía de la praxis, la forma como se concibe y practica la política, esto es, la forma y relectura de los intelectuales, “la correlación de fuerzas”, los desarrollos de los movimientos sociales y de la resistencia, el ambiente cultural y el “estado de guerra permanente”. Habría que precisar en concreto, cuáles son los aportes al pensamiento crítico desde los intelectuales, las organizaciones y los movimientos sociales. Según Gramsci: “Hay que hacer una labor minuciosa y realizarla con máximo de escrúpulo de exactitud y honradez científica”. La tarea sería indagar varias pistas: por ejemplo, las fuentes, los momentos, las tendencias y memorias de las luchas sociales y políticas (Gantiva, 2010:120-121). Como queda implícito en la reflexión del profesor Gantiva, tratándose de la lectura de Gramsci es menester interrogarse por las condiciones de recepción, divulgación y reformulación de su obra. Se considera que ello implica comprender el contexto, las relaciones de fuerza, el sistema de pensamiento dominante en los diversos momentos histórico-políticos de la fragmentada nación colombiana que condujeron al uso, desuso, e intervención en la relación sociedad política-sociedad civil y los modos siempre renovados de conformación hegemónica y apuestas subalternas; el análisis de las situaciones de fuerza simultáneo al de la economía política y las reconfiguraciones del sistema de relaciones capitalistas de producción; la comprensión misma de lo político, y la transformación del horizonte de sentido de la política en la senda de una necesaria reforma moral e intelectual. ÉPOCA , NÚM . A propósito de lo expuesto más arriba, y como introducción al asunto de la incidencia del pensamiento gramsciano en Colombia, bien se puede retomar al filósofo colombiano Jorge Gantiva cuando sostiene un conjunto de prescripciones sobre el modo en que han de indagarse las repercusiones de la obra de Gramsci en el pensamiento de un país en particular: ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA La obra de Gramsci en Colombia: vicisitudes de su recepción y expansión 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. Por demás, la labor de revisión o retorno a quienes, apoyándose en el arsenal categorial del pensador italiano, han pensado e investigado las embrolladas “tramas” colectivas, tendrá mayor sentido si es guiada por una lectura dispuesta a aprender de las posibilidades analíticas de las tesis gramscianas cuando se les sitúa en nuestro contexto. Todo ello en perspectiva de seguir ahondando en el saber con pretensiones políticas pues, tal como lo indicó el mismo Gramsci, una premisa del conocimiento social debe ser que: “tales análisis no pueden y no deben convertirse en fines en sí mismos y adquieren un significado sólo en cuanto sirven para justificar una acción práctica, una iniciativa de voluntad” (1999:40). 118 ROBERT ADRIÁN QUINTERO ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. abuso, instrumentalización, re-creación, así como proscripción y negación de la obra del pensador sardo; es por tanto, e involucra a su modo, una historia crítica de los intelectuales, pero también del pensamiento de tradición marxista y de las izquierdas en el país suramericano. Más aún y de modo crucial, implica reconstruir, comprender y explorar el modo en que las estrategias, apuestas y discursos de organizaciones socio-políticas e intelectuales (con sus consiguientes resonancias en los proyectos de constitución de lo social) fueron desmenuzados por uno de los pensadores más genuinos en el tratamiento de la política. Dicho lo anterior, se sostiene que resulta intrincado comprender las razones históricopolíticas que explican la recepción relativamente tardía de la obra de Gramsci en Colombia. Sobre todo, el no contar hasta el momento con un estudio riguroso de su influencia entre las variadas corrientes del pensamiento de la época (segunda mitad del siglo XX), hace aún más difícil la labor interpretativa de este hecho. No obstante, si se parte del criterio de Gramsci (1986, tomo 4), que consideraba la filosofía de una época como el conjunto o entramado de concepciones, formas y sistemas de pensamientos colectivos y dominantes,2 se corre el riesgo de sugerir, al menos en el terreno vacilante de lo conjetural, alguna idea general que ofrecería un marco de comprensión a este hecho. En breve, se puede reflexionar junto con los pensadores Rafael Gutiérrez Girardot (1989) y Rubén Jaramillo Vélez (1998) hasta qué punto la cultura confesional y parroquiana3 que dominó –con debidas excepciones– en la trasmisión y elaboración del pensamiento en amplios círculos académicos e intelectuales (desde la constitución de la república en el siglo XIX hasta ya entrado el siglo XX) trajo consigo una especie de barrera repelente al pensamiento crítico y heterodoxo, aun entre intelectuales de izquierda. La cultura política nacional fue permeada no pocas veces por un pensamiento conservador diseminado desde la iglesia y apuntalado con el rigor mortis de la violencia estatal. Aquella intransigencia del pensar tuvo ecos profundos en algunas manifestaciones del pensamiento de izquierda colombiano, dominado y atravesado históricamente por el culto a los 2 “La filosofía de una época no es la filosofía de uno u otro filósofo, de uno u otro grupo de intelectuales, de una u otra gran sección de las masas populares: es una combinación de todos estos elementos que culmina en una determinada dirección, en la que su culminación se convierte en norma de acción colectiva, o sea que se convierte en “historia” concreta y completa (integral). La filosofía de una época histórica no es, pues, más que la “historia” de esa misma época, no es más que la masa de variaciones que el grupo dirigente ha logrado determinar en la realidad precedente: historia y filosofía son inescindibles en este sentido, forman un “bloque”. Pueden, sin embargo, ser “distintos” los elementos filosóficos propiamente” (Gramsci, 1986:151). 3 “(…) la clase señorial sabanera había arrastrado a todo el país en su pacata mentalidad colonial y, como ocurrió en España, lo encerró en su ‘ambiente opaco y conventual’, imponiéndole no mesura, tacto y discreción, sino mediocridad, pobreza y terco aislamiento del mundo moderno” (Gutiérrez Girardot, 1989:345-410). APUNTES DE REFERENCIA AL PENSAMIENTO DE GRAMSCI EN COLOMBIA 119 manuales, en una actitud acrítica y reticente incluso a las Tesis sobre Feuerbach de Marx. (…) sin embargo, desde comienzos de la década de 1970 es posible advertir en los intelectuales de izquierda cierta fatiga militante, que se manifiesta en lo que podría llamarse el ascenso de una visión gramsciana de la lucha cultural. La revolución requiere crear una hegemonía cultural, una crítica intelectual a las verdades recibidas, un esfuerzo por destruir el sentido común de las masas. La tarea del intelectual es entonces luchar contra la cultura dominante, y transformar la percepción del país: El ensayo intitulado Introducción a la praxis política gramsciana: hegemonías y contra-hegemonías de Miguel Ángel Herrera (2009:29) incluye un subtítulo sobre la influencia de Gramsci en Colombia, retomamos en adelante parte de la información suministrada en aquél. Por su parte, Jorge Gantiva (2010:120) evoca el nombre de Jorge Regueros Peralta (intelectual y poeta fundador del Partido Comunista Colombiano, 1910-2010) como una clave de comprensión para escudriñar la recepción del pensamiento de Gramsci en Colombia: “Sería interesante explorar, por ejemplo, si el Grupo de la Resistencia Antifascista Internacional, del cual hicieron parte algunos socialistas colombianos como Jorge Regueros Peralta –amigo personal de Gerardo Molina– llegó a tener un vínculo con la reflexión gramsciana, toda vez que algunos de ellos manifestaron conocer la obra de Gramsci”. 4 ÉPOCA , NÚM . ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Ahora bien, se entrará en materia empezando por señalar que al parecer el uso “sistemático” de su obra en aquel país (comienzos de los setenta) fue, comparativamente con Argentina, Chile, Brasil y México (Aricó, 2005), no sólo tardía sino de menor efecto y alcance entre intelectuales y organizaciones socio-políticas; de hecho, y como de costumbre suele acontecer cuando se trata de la recepción del pensamiento crítico, fue en el campo de la artes (en este caso de la crítica literaria) donde se emprendió el abordaje del aparato conceptual gramsciano con plena conciencia. De acuerdo con Miguel Ángel Herrera,4 fue Carlos Rincón, crítico literario y ensayista, quien en un ensayo publicado en la revista Letras Nacionales (dirigida por el estudioso de las afro-colombianidades Manuel Zapata Olivella), a mediados de los setenta, abrió dicha reflexión. Más aún, cierto inconformismo con las lecturas tradicionales en el seno de las organizaciones y movimientos de izquierda devino en el abordaje de obras críticas dentro de la tradición marxista, afirma el historiador Jorge Orlando Melo, en su ensayo “Universidad, intelectuales y sociedad: Colombia 1958-2008”: 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. No obstante, es evidente que la escueta interpretación argüida atrás no agota el problema en cuestión; sólo una lectura crítica e histórica de los recovecos del pensamiento dominante en Colombia y su incidencia en el “sentido común”, con sus consiguientes reformulaciones a nivel espacial y temporal, podrían brindar una lectura aproximativa de los claro-oscuros proyectados en el horizonte del pensamiento de izquierda en Colombia. 120 ROBERT ADRIÁN QUINTERO es preciso formular visiones alternativas de la historia del país, transformar la percepción de las estructuras sociales y económicas, y ofrecer un discurso alternativo al tradicional (s/f). Durante la década de los setenta hubo un escenario más propicio para la lectura del pensador italiano. La creciente articulación entre sectores campesinos, obreros, estudiantiles –con lo cual se ampliaba la concepción del sujeto político de la transformación social, sumado a la ruptura con las ideas mecánicas sobre “el asalto al poder”, el Estado burgués a-histórico, el economicismo como comprensión última de la sociedad, en fin, el quiebre con las estrategias emanadas desde los esquemas de los PC soviético y chino– posibilitó un nuevo tránsito para la obra del pensador sardo en Colombia. De tal modo, se podría señalar como experiencias relevantes de esta apertura al pensamiento gramsciano los esfuerzos llevados a cabo por organizaciones e intelectuales como: – La Unión Revolucionaria Socialista encabezada por Humberto Molina, a través de su revista El Manifiesto, que publicó 52 números entre 1975 y 1978. – Orlando Fals Borda a través de los trabajos emprendidos en y posterior a una de las primeras organizaciones no gubernamentales fundadas en Colombia: La Rosca de Investigación y Acción Social. – El trabajo de Jorge Gantiva Silva en materia de difusión y reflexión del pensamiento gramsciano plasmado, entre otros, en los números 214 de 1987 y 314 de 1989 de El Magazín del periódico El Espectador. – La Sociedad Colombiana Antonio Gramsci fundada en 1991.5 – El grupo Círculo de Crítica Jurídica de Antonio Gramsci de la Universidad Libre de Colombia. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. Como se verá más adelante, el caso de Orlando Fals Borda supone un tema extraordinario de re-elaboración y diálogo con la obra de Gramsci, recepción que dista de ser una mera “visión gramsciana de lucha cultural”. 5 Algunos objetivos del acta de conformación de dicha asociación enunciaban lo siguiente: “2. Nuestro proyecto consiste entonces en la recuperación del pensamiento de Gramsci que con autonomía e imaginación nos enseñó a pensar con cabeza propia y a constituir alternativas surgidas de las culturas y de la sociedad civil. Todo ello dentro de una perspectiva ético-política para hacer acceder a las clases subalternas a la condición de actores sociales con personalidad democrática. 3. En Colombia, la obra de Antonio Gramsci fue conocida en la década del 70, pero incomprendida y pobremente asimilada. En los 80, en virtud de significativos procesos de renovación política e intelectual, la reflexión de Gramsci ha adquirido un valor y proyección de primer orden en el mundo filosófico, político y cultural. En el marco de estas consideraciones políticas e intelectuales hemos decidido constituir la Sociedad Colombiana Antonio Gramsci, y proponemos la realización de actividades científicas sobre la realidad colombiana y el pensamiento socialista, que tengan como eje central la reflexión teórica y la alternativa democrática sobre las base del proceso político y social que adelanta el país” (Gantiva, 1994:10). APUNTES DE REFERENCIA AL PENSAMIENTO DE GRAMSCI EN COLOMBIA 121 Por otra parte, resulta del mayor interés conocer la posible recepción entre las insurgencias colombianas del pensamiento gramsciano. Sobre este aspecto tampoco se conocen trabajos específicos, aunque sí indicaciones someras sobre dicha proximidad,6 en particular con la guerrilla M-19 (Movimiento 19 de abril) (desde 1990 integrada al régimen político legal). En entrevista realizada por Raúl Burgos, en 1989, a Carlos Pizarro León-Gómez –en ese entonces uno de los máximos dirigentes del M-19 y quien en 1990 cayó asesinado por los paramilitares de ultraderecha–, destaca que éste sostuvo, con relación al cambio social que buscaba el M-19, Cuando se alude a criterios de nación y pueblo, se hace referencia a criterios gramscianos. Se habla de que los sectores revolucionarios tienen que saber interpretar no solamente los intereses de las clases proletarias de un país, sino los intereses del conjunto de la sociedad. El problema de este país no es un problema simplemente de clases. Se tiene que desbordar el concepto de clase por un concepto más integral, en el que se ofrezcan alternativas al conjunto de los sectores y se pueda manejar una 6 Miguel Ángel Herrera (2009) plantea, en torno a este aspecto, una recepción que va de la lectura de la obra de Gramsci por parte de algunas de las insurgencias colombianas a la inspiración gramsciana en el programa político del M-19. Por su parte, Jorge Gantiva considera este planteamiento de Miguel Ángel Herrera “un tanto aventurado”. ÉPOCA , NÚM . (…) en los últimos años el pensamiento de Gramsci ha alcanzado una significativa recepción en el pensamiento marxista colombiano como puede apreciarse en una nueva generación intelectual en la que se encuentran Jorge Gantiva, Iván Cepeda, Fabián Acosta –autor de “Universo de la política”– y Sergio de Zubiría, entre otros que afirman que “la crítica filosófica y política reconoce que Gramsci está asociado con la renovación intelectual y moral de los proyectos democráticos y socialistas contemporáneos”, en especial tras el derrumbe del modelo eurosoviético de sociedad (1999:53). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA La lista anterior no es una recopilación exhaustiva del legado gramsciano en Colombia, falta sin duda recolectar importante información de su incidencia en círculos y sectores populares y de base, así como en espacios no necesariamente académicos y organizativos. Sobre este tipo de espacios políticos hay un enorme desconocimiento, con lo cual, y a fuerza de evidencias disponibles, se puede inferir que entre el ámbito de intelectuales orgánicos se propició la mayor irradiación de la obra gramsciana. Lo consignado por Pablo Guadarrama en su “Bosquejo histórico del marxismo en América Latina”, con relación a Colombia, también reafirma aquella idea: 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. – Miguel Eduardo Cárdenas desde la Fundación Ebert de Colombia y Fescol. – Pedro Santana y su participación en la publicación de la revista Foro por Colombia y la ONG Viva la Ciudadanía. 122 ROBERT ADRIÁN QUINTERO ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. sociedad mucho más cerca del consenso y de la integración que del autoritarismo y la exclusión. Así sea un exclusivismo de mayorías. En Colombia en concreto, y parece que en América Latina en su conjunto, se requiere reformular los viejos esquemas heredados del marxismo, para buscar alternativas mucho más dinámicas y cercanas a las expectativas de los pueblos y, fundamentalmente, a las exigencias de este nuevo ciclo (Burgos, 1997). Estudiada o no la obra de Gramsci por la insurgencia colombiana, lo cierto es que después de la década de los ochenta y de la Perestroika, el pensamiento gramsciano logró permear, aunque no cuantiosamente, a diversos sectores e intelectuales de la izquierda colombiana, quienes procedieron a procurar explicaciones e iniciativas contra el ordenamiento político férreamente encapsulado en la forma bipartidista (heredera del frente nacional) sellado por la fórmula jurídico-política (hecha permanente) del Estado de excepción. Por otro lado, la irrupción de trabajos que exploraban la necesidad de repensar el elemento político, cultural y ético de las propuestas, proyectos y organizaciones al abrigo de las reformulaciones y nuevos enfoques del pensamiento crítico obtuvo un campo privilegiado para su desarrollo. Al respecto precisaba Jorge Gantiva, en el marco del seminario llevado a cabo por la Sociedad Colombiana Antonio Gramsci en 1991: (…) para Colombia, la recuperación de un marxismo crítico es fundamental no sólo por lo que significa la actual crisis del “socialismo real”, sino por la fuerza de la persistencia de una cultura autoritaria y reduccionista que elimina al otro, condena la pluralidad y niega la diversidad. Gramsci no representa otro “ismo” que pretenda sustituir los “ismos” de la vieja izquierda. Lo de Gramsci es un horizonte de pensamiento, un signo de los nuevos tiempos que expresan la fuerza de la autonomía, de la imaginación y de la creación de un nuevo proyecto histórico. Acudimos a Gramsci, luego de un largo y sombrío período de dogmatismo, sectarismo y autoritarismo que movieron a la izquierda colombiana y a los proyectos sociales y políticos alternativos. Con serenidad, decimos que la preocupación por la perspectiva de Gramsci es un síntoma del malestar que vivimos, pero a la vez representa el sentido de las búsquedas y compromisos del pensamiento y de la cultura (2008:34). La obra de Gramsci en Colombia durante el primer decenio del siglo XXI El último decenio ha sido importante en el campo de la divulgación y estudio de Gramsci en el grupo de investigación del profesor Miguel Ángel Herrera Zgaib, de la Universidad Nacional de Colombia, en especial por la realización de sus Seminarios Internacionales Antonio Gramsci. Los ensayos analíticos y exploratorios en la senda de la filosofía política y el pensamiento social contemporáneo del profesor Jorge APUNTES DE REFERENCIA AL PENSAMIENTO DE GRAMSCI EN COLOMBIA 123 Gantiva Silva son de primer orden (véase la compilación de textos en el libro intitulado Un ensayo sobre Gramsci: el sentido de la filosofía, de la política y la tarea del pensar ). En el campo de los estudios históricos, orientados a comprender el papel Breve excurso sobre Orlando Fals Borda y la obra de Gramsci Una de las grandes constantes en el pensamiento de Orlando Fals Borda fue adelantar un proyecto en el que ciencia y compromiso político se viesen apoyados y mutuamente autopropulsados. A lo largo de 30 años, sus esfuerzos (junto a los sectores populares-campesinos en Colombia, y en conjunción con múltiples experiencias en otras partes del mundo) por conformar y desarrollar un soporte epistemológico y metodológico para la producción de una ciencia popular capaz de disputar la hegemonía de los dominantes, tienen un valor innegable para el pensamiento americano. En este excurso no se logrará ser tributario del enorme aporte y complejidad de su obra; con dificultades se harán algunas anotaciones sobre el efecto de la obra de Antonio Gramsci en el devenir de su propuesta articulada en la denominada Investigación-Acción Participativa (IAP). En varias de sus publicaciones fue el mismo Orlando Fals Borda quien habló de ÉPOCA , NÚM . Dicho lo anterior y antes de finalizar, me permito hacer una breve referencia al efecto del pensamiento de Gramsci en la obra de Orlando Fals Borda, quizá uno de los lectores de Gramsci que con más juicio se propuso repensar la filosofía de la praxis en Colombia. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Por lo demás, y a modo de colofón, queda la urgencia de continuar explorando desde el andamiaje conceptual y la potencia del pensamiento crítico (del cual hace parte la obra de Gramsci), los factores históricos, políticos y sociales que han conducido a gestar en Colombia lo que el profesor Oscar Mejía Quintana ha denominado la “cultura política mafiosa”, esto es, la consolidación de un modelo autoritario con adhesión social (2011:37), el cual, en parte, parece ser la base de un proyecto hegemónico cimentado en la coerción, revestido con elementos sofisticados de amplificación de un poder pastoral (Mantilla y Munera, 2005:60). Debe recordarse que la forma de vinculación política con el Estado arraigada en amplios sectores de la “ciudadanía” colombiana en tiempos presentes adopta una modalidad hacendataria, por demás, bien simbolizada en el modo en que el ex presidente de ultraderecha Álvaro Uribe daba a entender su relación con los colombianos: “Miro a mis compatriotas hoy más con ojos de padre de familia que de político” (Uribe, citado en Mantilla y Munera, 2005). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. de los intelectuales en Colombia, resulta significativo mencionar a Gilberto Loaiza Cano, profesor de la Universidad del Valle en Colombia, quien ha trabajado la vida de los intelectuales colombianos Luis Tejada y Manuel Ancízar (siglo XIX). 124 ROBERT ADRIÁN QUINTERO (…) creo que han incidido en mí mucho las lecturas de Gramsci, especialmente Los Cuadernos de la Cárcel, sobre el intelectual orgánico entre otras cosas. Sin embargo, esa rebelión contra las escuelas, incluyendo el marxismo de ese tipo, es decir, dogmático, me fue llevando a un replanteamiento de las metodologías en las ciencias sociales y en los problemas epistemológicos del porqué y para qué de las ciencias y de los conocimientos y su relación con el poder establecido (2002, según citado en Guerrero y García, 2009:53). Dispuesto a confrontar la rigidez de la ciencia social occidental y su controvertida “neutralidad valorativa”, decidido a resquebrajar la relación de dominio entre ciencia “burguesa” y sectores populares, todo ello bajo la premisa de reenfocar el uso del conocimiento para las luchas sociales, Fals Borda logró encontrar, en particular bajo las ideas gramscianas acerca de la filosofía de la praxis, una fecunda y sugestiva inspiración y soporte para sus trabajos (Gramsci, 1986).7 Se pueden señalar tres ideas-fuerza gramscianas que de modo decisivo incidieron en su obra:8 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. modo contundente sobre la manera en que la obra gramsciana afectó su sentir y pensar (Fals Borda, 1999:72 y 2010:180; Guerrero y García, 2009). Por ejemplo, en una entrevista realizada por Javier Guerrero para la revista Pensamiento y Acción, Fals Borda señaló: 1. La noción de intelectual e intelectual orgánico. 2. La comprensión acerca de qué es filosofía, y sus planteamientos acerca de la filosofía de la praxis y la ciencia. 3. Sus anotaciones acerca del “sentido común”, el “buen sentido” y el folklore, como dimensiones vivenciales y del pensamiento de lo popular. La articulación de las ideas anteriores dio a Fals Borda un soporte adicional para repensar la relación entre ciencia y compromiso –1970–, cuyo abordaje y preocupación habían sido objeto de especial atención desde su participación en el estudio intitulado La violencia en Colombia –1964–. En efecto, su postura afirmativa frente al compromiso de los científicos en el devenir social y político, en tanto máxima ética y política del intelectual, le permitió confrontar su formación sociológica estructuralfuncionalista para suscitarle una “reorientación” de sus apuestas y concepciones investigativas (Fals Borda, 2009:233; Pereira, 2009:232). Consultar los Cuadernos 10, 11 y 12 del tomo 4. En particular los intitulados “Introducción al estudio de la filosofía”, “Apuntes” y “Notas para un grupo de ensayos sobre la historia de los intelectuales”. 8 Vid Fals Borda (2009). Dichas ideas-fuerza gramscianas se han rastreado en particular en dos de sus obras publicadas en 1970 y 1979, respectivamente: “Ciencia propia y colonialismo intelectual” y “El problema de cómo investigar la realidad para transformarla”, así como en un puñado de artículos, la mayor parte de ellos referidos a la IAP. 7 No es posible dejar de advertir similitudes entre el planteamiento de “espíritu de escisión” de las clases subalternas en Gramsci (1999:55), y el efecto de autoconstitución de las clases explotadas sugerido en la hipótesis sobre la “recuperación crítica de la historia” de Orlando Fals Borda (2009:276), donde se incorpora al “materialismo histórico, como filosofía de la historia” como apoyo para la generación de conocimiento validado en la praxis de las luchas de las clases explotadas. Para el sociólogo colombiano la experiencia de trabajo con comunidades campesinas y urbanas (en especial de la costa Caribe colombiana, en donde participó del álgido movimiento campesino de la década del setenta) no sólo significó el reto de repensar a nivel epistemológico y metodológico los presupuestos de la ciencia social tradicional, fue preciso además una interpretación y relacionamiento incluyente del saber popular, así como una investigación profunda de sus manifestaciones culturales sobre las cuales se despliegan el sentir y pensar de las comunidades. Así pues, aquella vivencia comprometida que implicó el proceso de la IAP, le planteó a Fals Borda, de modo problemático, el asunto del reconocimiento de la “filosofía espontánea” de las clases explotadas dentro del horizonte de la acción política y, por tanto, de “las relaciones entre los investigadores y las bases populares o sus organismos con los cuales se desarrollaba la labor política” (Ibid.:279). Para Fals Borda era fundamental si la praxis junto a las bases populares y con pretensiones investigativas Vid Fals Borda: “En la investigación activa se trabaja para armar ideológicamente e intelectualmente a las clases explotadas de la sociedad, para que asuman conscientemente su papel como actores de la historia. Este es el destino final del conocimiento, el que valida la praxis y cumple el compromiso revolucionario” (2010:283). 10 Vid Gramsci : “El modo de ser del nuevo intelectual no puede seguir consistiendo en la elocuencia, motriz exterior y momentánea de los afectos y las pasiones, sino en el mezclarse activamente en la vida práctica, como constructor, organizador, “persuasor permanente” porque no puro orador, y sin embargo superior al espíritu abstracto matemático; de la técnica-trabajo llega a la técnica-ciencia y a la concepción humanista histórica, sin la cual se permanece como “especialista” y no se llega a “dirigente” (especialista + político)” (1986:382). 9 ÉPOCA , NÚM . Las nuevas coordenadas de su pensamiento y accionar se enfilaron en la necesidad de dar un vuelco a la forma y sentido de producción del conocimiento, bajo la premisa de dotarle de un uso acorde a las necesidades de las luchas populares, esto es, de adecuarle críticamente como instrumento de subversión para las clases explotadas.9 De allí su afinidad con los planteamientos de Gramsci sobre el intelectual orgánico,10 y su insistencia en la necesidad de replantear los nexos entre ciencia y conocimiento popular, debido a que uno de los problemas de la confrontación con el orden hegemónico, para Orlando Fals Borda, consistía en disputar la articulación de un proyecto de sociedad surgido desde la praxis y conocimiento generado en y con las bases populares. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. 125 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA APUNTES DE REFERENCIA AL PENSAMIENTO DE GRAMSCI EN COLOMBIA 126 ROBERT ADRIÁN QUINTERO ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. buscaba “producir conocimiento que tenga relevancia para la práctica social y política (…) Conocer y apreciar el papel que juega la sabiduría popular, el sentido común y la cultura del pueblo para obtener y crear conocimientos científicos, por una parte, y reconocer el papel de los partidos y otros organismos políticos o gremiales, como contribuyentes o receptores del trabajo investigativo y como protagonistas históricos, por otra” (Ibid.). De este modo, Fals Borda recuperó la concepción gramsciana del sentido común (ver Gramsci, 1986), en tanto aproximación al entendimiento de las formas de pensamiento y conciencia de la realidad de las masas en un periodo de tiempo específico, para resituar el espacio y el sujeto de producción del conocimiento en aras de otorgarle directamente mayor protagonismo a las bases populares, por un lado; e iniciar una “experiencia pedagógico-política directa con las clases trabajadoras”, conducente a potenciar los aspectos críticos y de “reforma moral y social” existentes dentro de la cultura popular (sentido común), por el otro (Fals Borda, 2009:280).11 De Gramsci, destacaba Orlando Fals Borda, había que asumir de modo contundente su reflexión acerca de la necesaria integración entre los sencillos y los intelectuales, a través de un ejercicio analítico y de rescate del pensamiento del “sentido común” para practicar el posterior desdoblamiento del “buen sentido” inmerso en él. En la misma senda, Fals Borda consideraba el proyecto de la IAP como una gran apuesta contra-hegemónica construida junto con las clases explotadas, en donde se ponía en juego la construcción del “propio sistema de interpretación de la realidad” de los dominados, es decir, de una ciencia e ideología no favorable a la reproducción del capital y la sociedad burguesa. De cierto modo, para el sociólogo colombiano la lucha por la hegemonía debía transitar por la disputa de los paradigmas dominantes en la ciencia (por ende, del saber), siendo el pensamiento crítico social (pensamiento de la acción por excelencia) una de las herramientas de lucha de los dominados, sobre todo si éstos lograban irradiarse y edificarse desde el seno mismo de la cultura popular. La postura de ciencia-comprometida de Fals Borda, contenida en la IAP, desembocó en un diagnóstico tan certero como promisorio de la relación entre saber popular y formulación de una ciencia de los explotados. De acuerdo con el sociólogo de los pueblos sentipensantes12 de la costa Caribe colombiana: (…) el hecho de adentrarse en el saber popular y el intercambio con la experiencia 11 Una lectura crítica del “sentido común” en la perspectiva gramsciana. Sentipensante fue una expresión que empleó un campesino del Caribe colombiano para caracterizar sus rasgos como trabajador. Alude al componente sensible y pensante que está presente 12 APUNTES DE REFERENCIA AL PENSAMIENTO DE GRAMSCI EN COLOMBIA 127 ANÓNIMO (2008), Orlando Fals Borda sentipensante [Archivo de video], <http:// www.youtube.com/watch?v=UdLI5slgp_8>. ARICÓ, José (2005), La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina, Argentina, Siglo XXI. 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Fals Borda logró emplear el pensamiento de Gramsci en su dimensión auténticamente prolífica: al someterlo al avatar de la contingencia política y social colocó a prueba sus alcances y consecuencias fecundas, hizo del pensamiento de Gramsci materia de filosofía de la praxis y no sólo reproducción estéril. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. de base sobresalen así como necesidades tácticas. El sentido común y la formación de una opinión pública basada en la conciencia de clase y consciente de su verdadera historia, son elementos que deben considerarse seriamente, por las posibilidades que ofrecen de crear y enriquecer una eventual ciencia del proletariado. La comprensión dialéctica de sujeto objeto en la praxis va al corazón de este problema, por cuanto toma en cuenta el desarrollo social y político de las masas (Ibid.:297). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 115-128. 128 ROBERT ADRIÁN QUINTERO GANTIVA, Jorge (2010), “Gramsci, América Latina y los intelectuales”, en Revista Aquelarre, Colombia, Centro Cultural de la Universidad del Tolima, núm. 19. GRAMSCI, Antonio (1975), Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado moderno, México, Juan Pablos. GRAMSCI, Antonio (1986), Cuadernos de la Cárcel, México, Era, tomo 4. G RAMSCI , Antonio (1999), Cuadernos de la Cárcel, México, Era/Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, tomo 5. GUADARRAMA, Pablo (1999), “Bosquejo histórico del marxismo en América Latina”, en Pablo GUADARRAMA (compilador), Despojado de todo fetiche. Autenticidad del pensamiento marxista en América Latina, Bogotá, Universidad Incca de Colombia/Universidad Central de las Villas. 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Recibido el 6 de enero de 2013 Aprobado el 22 de abril de 2013 129 PROCESOS Y TENDENCIAS 130 130 FALSA 131 El Estado brasileño actual en clave gramsciana: una aproximación desde el legado analítico de Carlos Nelson Coutinho Lia Pinheiro Barbosa* Resumen El artículo recupera algunos elementos analíticos del filósofo marxista Carlos Nelson Coutinho en su labor teórica sobre el pensamiento crítico de Antonio Gramsci y la centralidad de sus conceptos para una interpretación del fenómeno político en Brasil. Para ello, la autora aborda cuestiones claves pensadas por Coutinho en la última década, señalando una perspectiva latinoamericanista en su obra, aquélla articulada alrededor del concepto de “sociedad civil” y de los desafíos teóricopolíticos para el análisis de la coyuntura política en tiempos de la instauración del modelo neoliberal en la región. A partir de esta reflexión, la autora reconstruye el análisis del Estado brasileño actual, en clave gramsciana, desde el legado de Coutinho, destacando la tensión institución-partido en el marco de la emergencia de un gobierno progresista en Brasil. Palabras clave: Estado, Brasil, Gramsci, sociedad civil, partido político. The Current Brazilian State through Gramscian Thought: an approximation to Carlos Nelson Coutinho’s legacy Abstract This article recaptures some analytical elements of Marxist philosopher Carlos Nelson Coutinho. He works on Antonio Gramsci’s writings, particularly on the centrality of his concepts, to make sense the political landscape in Brazil. In this context, this article engages in questions proposed by Coutinho, in which he endorses a Latin American perspective based on the concept of “civil society” and a theoretical and political view to understand the political conjunctures prior to the arrival * Doctorante del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos, UNAM, México. Docenteinvestigadora de la Universidad Estatal de Ceará (UECE ), Brasil. Participante del Grupo de Investigación Praxis, Educação e Formação Humana, UECE y del Programa Alternativas Pedagógicas y Prospectiva Educativa en América Latina ( APPE AL ). Becaria del Proy ecto IN305811 Transformaciones recientes del Estado en América Latina: una perspectiva a partir de la sociología política de Antonio Gramsci, del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT ) de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA) de la UNAM, adscrito al Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. E-mail: <lia.pbarbosa@gmail.com>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 131-154. 132 LIA PINHEIRO BARBOSA of neoliberal economics in the region. From that perspective, this article recreates an analysis on the current Brazilian State, using both Gramsci’s thought and Coutinho’s legacy, underscoring the institution and political parties’ tensions in a progressive period of Brazil. Keywords: State, Brazil, Gramsci, civil society, political party. O Estado brasileiro atual em perspectiva gramsciana: uma aproximação desde o legado analítico de Carlos Nelson Coutinho ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. Resumo O artigo recupera alguns elementos analíticos do filósofo marxista Carlos Nelson Coutinho, no seu labor teórico sobre o pensamento crítico de Antonio Grasmci e a centralidade de seus conceitos para uma interpretação do fenômeno político no Brasil. Para tanto, a autora aborda problemáticas pensadas por Coutinho na última década, destacando uma perspectiva latinoamericanista em sua obra, aquela articulada pelo conceito de “sociedade civil” e dos desafios teórico-políticos para a análise da conjuntura política relativa ao momento de instauração do modelo neoliberal na região. A partir desta reflexão, a autora reconstrói a análise do Estado brasileiro atual em perspectiva grasmciana, desde o legado de Coutinho, com destaque para a tensão instituição-partido, no marco da emergência de um governo progressista no Brasil. Palavras chave: Estado, Brasil, Gramsci, sociedade civil, partido político. Carlos Nelson Coutinho y la llegada del pensamiento crítico gramsciano a Brasil En el marco del II Coloquio Internacional Contribuciones Latinoamericanas sobre el Estado y la Política. Aplicaciones gramscianas, se presentó un doble desafío: primero, situar la contribución del filósofo Carlos Nelson Coutinho, uno de los principales intelectuales marxistas y estudioso del pensamiento político de Antonio Gramsci en Brasil, y segundo, recuperar elementos teórico-metodológicos de la sociología política de Gramsci a partir del esfuerzo teórico-político de Coutinho por interpretar el Estado brasileño actual en clave gramsciana. Para ello, se caminará por las huellas dejadas por Coutinho, en especial a partir del giro analítico que realizó en 2003, cuando se retiró del Partido de los Trabajadores (PT) e inició una relectura en clave gramsciana de la política brasileña en el marco del ascenso de un gobierno de carácter progresista –representado por el entonces presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva– elegido en dos ocasiones (siendo presidente del 2003 al 2011) por una buena parte de la población brasileña. Pensar al Estado brasileño en clave gramsciana representa el reconocimiento de la labor política e intelectual de Coutinho en descifrar el constructo teórico marxista para una interpretación de las múltiples facetas del fenómeno social y político brasileño a lo largo de su historia. Por tal razón, iniciamos presentando una breve semblanza de este gran pensador que actualizó el marxismo en el Brasil contemporáneo. EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 133 Luego de más de dos décadas de militancia en el Partido Comunista de Brasil, se retira de éste y, en 1989, se afilia al Partido de los Trabajadores (PT), madurando sus reflexiones teórico-políticas acerca de la centralidad del partido en la construcción del proyecto socialista. En 2003 se desvinculó del PT y participó en la fundación del Partido Socialismo y Libertad (PSOL).3 Al regresar a Brasil del exilio político, Coutinho tuvo un papel destacado como uno de los grandes intérpretes en la traducción, divulgación y análisis de las obras de Georg Lukács y Antonio Gramsci, este último su gran desafío teórico-metodológico y político, sobre todo en la revisión de sus principales categorías analíticas para la elaboración de un marco interpretativo de la realidad socio-histórica y política de Italia y su aplicación al analizar la configuración política brasileña. 1 Expresión de Frane Barbieri, periodista yugoslavo exiliado en Italia, en un artículo publicado en 1975 en el periódico milanés Giornale Nuovo. 2 “La democracia como valor universal: Enrico Berlinguer”, traducción de Marco Mondaini, ver <http://www.acessa.com/gramsci/?id=572&page=visualizar>. Traducción de la autora. 3 Constituido a partir de disidencias del Partido de los Trabajadores, el PSOL fue creado en 2004 y registrado por la Justicia Electoral brasileña en 2005. ÉPOCA , NÚM . El discurso pronunciado en 1977 por el entonces Secretario General del Partido Comunista Italiano, Enrico Berlinguer, tuvo un efecto muy importante en su punto de vista acerca de los procesos de construcción del socialismo en Europa. En esa ocasión Berlinguer afirmó: “la democracia es hoy no sólo el terreno en el cual el adversario de clase es forzado a retroceder, sino también el valor históricamente universal sobre el cual se debe fundar una original sociedad socialista”.2 Inspirado en estas palabras Coutinho escribió su primer ensayo La democracia como valor universal. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA En 1973 salió exiliado y se va a radicar a la ciudad italiana de Bologna. Este periodo le permitió conocer de cerca la evolución de la “vía italiana al socialismo” de Palmiro Togliatti, del Partido Comunista Italiano, expresada en la transición teórico-política del marxismo-leninismo al eurocomunismo,1 que se convertiría en un referente teóricopolítico central en el análisis y posicionamiento político de Carlos Nelson Coutinho. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. Carlos Nelson Coutinho nació en 1943, en la ciudad de Itabuna, estado de Bahía, al noreste de Brasil. Se formó en filosofía en la Universidad Federal de Bahía y fue Profesor Emérito de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, en la Escuela de Trabajo Social. En una entrevista a la revista brasileña Caros Amigos, Coutinho afirmó que se volvió comunista a la edad de 13 años, leyendo el Manifiesto Comunista que su padre tenía en su biblioteca personal. En 1960, cuando tenía la edad de 17 años, se afilió al Partido Comunista Brasileño (PCB), permaneciendo en él hasta 1982. 134 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. Dialogando con Gramsci para pensar el fenómeno político en Brasil y Latinoamérica Una interpretación del Estado brasileño en clave gramsciana exige de cualquier investigadora o investigador una lectura cuidadosa del legado teórico-metodológico de Carlos Nelson Coutinho. Una invitación a conocer su contribución en la ampliación del marxismo en el movimiento de la historia política internacional y, en particular, en las especificidades y particularidades del movimiento histórico y político de Brasil. La profunda labor teórica realizada por Coutinho dialoga con otros teóricos marxistas, en especial de Latinoamérica, igualmente instigados a tejer una profunda valoración teórico-política acerca de la densidad y amplitud teórica de Antonio Gramsci y su articulación con las problemáticas político-económicas de América Latina y del Caribe que emergieron a partir de los años sesenta del siglo XX. II Conferencia Internacional de Estudios Gramscianos. Gramsci en América Latina 4 y el encuentro de la International Gramsci Society: Leer a Gramsci, entender la realidad 5 representaron la culminación de un esfuerzo intelectual colectivo de lectura y análisis crítico de los conceptos que emergen de los Cuadernos de la Cárcel, debate transmitido por una diversidad analítica de sus obras, fruto de las par- El diálogo en la ticularidades políticas de cada país que compone la región, pero también de las diferenciaciones en el abordaje teórico-político de Gramsci –sea de carácter filosófico, teórico, político o militante. Ambos eventos presentaron un mosaico compuesto por múltiples lecturas del legado gramsciano, de enorme riqueza y vitalidad para reflexionar sobre su pensamiento político, en un movimiento dialéctico hacia adentro y hacia afuera de cada país, en los distanciamientos, en los cruces y convergencias de un paseo teórico-epistémico por los escritos de Gramsci y una certeza compartida colectivamente sobre la necesidad epocal de pensar los “usos” (conforme explicitó Portantiero) y aplicaciones de sus aportaciones teóricas al conjunto de los fenómenos socio-culturales y políticos de Latinoamérica y del Caribe. Como primera actividad, Carlos Nelson Coutinho presentó un minucioso análisis del concepto gramsciano de “sociedad civil” y su apropiación en tanto clave interpretativa 4 Organizada por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Instituto Gramsci de Roma y la International Gramsci Society, en la primera semana de febrero de 2000. 5 Coordinado por Carlos Nelson Coutinho y que se llevó a cabo en septiembre de 2001 en la Escuela de Trabajo Social, de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Las ponencias presentadas en ambos eventos están publicadas en dos libros editados por Plaza y Valdés. EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 135 en el contexto político brasileño. Un año después, en otro evento realizado en Río de Janeiro, analizó el concepto de “política” en los Cuadernos de la Cárcel. Para Coutinho, en las diferentes fases de conformación del capitalismo, Brasil experimentó un proceso de modernización capitalista que no significó la realización de una “revolución democrático-burguesa”, según el modelo jacobino. El latifundio pre-capitalista y la dependencia frente al imperialismo no representaban un obstáculo al pleno desarrollo capitalista de Brasil. Lo que se observó fueron dos procesos político-económicos responsables de conformar un bloque de poder: la transformación de la gran propiedad latifundista en una empresa capitalista agraria, y la conversión de Brasil en un país industrial moderno, con una alta tasa de urbanización y una compleja estructura social, resultado del proceso de internacionalización del mercado interno y de la presencia del capital extranjero. En esa trayectoria histórico-política se observa el paulatino proceso de fortalecimiento intervencionista del Estado en favor de los acuerdos entre las clases económicamente dominantes y una cooptación y/o exclusión de las fuerzas populares por medio de los aparatos represivos del Estado. Hay diferentes momentos de la historia política brasileña que son ejemplo de la instauración de una “revolución pasiva”, entre otros, ÉPOCA , NÚM . En este sentido, inspirado en el método analítico de Gramsci, Coutinho trabajó exhaustivamente los conceptos de “revolución pasiva”, “política”, “Estado ampliado”, “sociedad civil”, y la relación dialéctica entre socialismo y democracia. Realizó una búsqueda incesante por interpretar las claves gramscianas que emergían de estos conceptos para pensar los diferentes momentos histórico-políticos de la sociedad brasileña. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA (…) es en el plan del método (…) es decir, a través de su profunda universalidad, que Gramsci es capaz de iluminar algunos aspectos decisivos de nuestra peculiaridad nacional. Me voy a detener aquí en dos de esos conceptos: el de ‘revolución pasiva’, que me parece capaz de dar importantes indicaciones para el análisis de los procesos de ‘modernización conservadora’ que caracterizan la historia brasileña, y el de “Estado ampliado”, por medio del cual podemos apuntar algunas de las características esenciales de nuestra situación actual (o sea, el hecho de que Brasil es hoy una formación social de tipo ‘occidental’) y, por consiguiente, dotar indicaciones para la construcción de una estrategia democrática para la lucha por el socialismo en Brasil (Ibid.). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. De ese esfuerzo reflexivo para aplicar las categorías de Gramsci a la realidad política brasileña emergió una indagación central para Coutinho. En sus palabras: “¿qué explica esa adopción brasileña de Gramsci, de un autor que –en las más de dos mil páginas de los Cuadernos – se refiere a Brasil una única vez?” (1999:195). Él mismo responde afirmando que: 136 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. la proclamación de la Independencia política de Brasil, la proclamación de la República, la Revolución de 1930, el Golpe Militar de 1964, episodios políticos en que las soluciones y decisiones siempre fueron impuestas desde “lo alto”, es decir, desde una élite de carácter fuertemente anti-popular. En esta reflexión no se presentan de manera minuciosa las especificidades del análisis de Coutinho al recuperar conceptos clave del pensamiento crítico gramsciano para una lectura coyuntural del fenómeno histórico-político brasileño.6 Más bien se destaca su vertiente analítica, no siempre valorada o explicada por quienes estudian su esfuerzo interpretativo de la producción teórico-política de Antonio Gramsci. En general, los investigadores e investigadoras que se dedicaron a presentar a Carlos Nelson Coutinho, enfatizan el momento de su formación teórico-política en el marco del eurocomunismo, su encuentro con el conjunto de las obras gramscianas –en especial, con los Cuadernos de la Cárcel– y el proceso de madurez intelectual y política a su regreso a Brasil, inicio de un profundo diálogo con Gramsci para interpretar los diferentes periodos de la historia política brasileña que permitiera validar categorías centrales de la tradición marxista y, en particular, gramsciana, en una renovación teórica del marxismo desde Brasil. No obstante, otra vertiente, quizás no intencionada e inacabada, emerge de la mirada analítica de Coutinho: la presencia latente de una perspectiva latinoamericanista en su clave interpretativa del legado de Gramsci y que de igual manera dejó su huella en la palabra escrita y hablada de Carlos Nelson Coutinho. En este sentido, la participación del filósofo brasileño en la II Conferencia Internacional de Estudios Gramscianos. Gramsci en América Latina 7 representó un momento clave en su trayectoria intelectual al iniciar un diálogo entre los hallazgos teóricos de Gramsci –en la arena de la disputa política brasileña– y los planteamientos del pensamiento crítico latinoamericanista. El texto El concepto de sociedad civil en Gramsci y la lucha ideológica en el Brasil de hoy, fue un esfuerzo de análisis profundo de los múltiples matices atribuidos al concepto de “sociedad civil” en Brasil, sobre todo en el contexto de los gobiernos militares instaurados en el país, y en especial en el proceso de construcción y consolidación de la democracia. Asimismo, Coutinho emprendió un esfuerzo analítico por explicar la carga ideológica que traspasa los usos del concepto “sociedad civil” y los análisis errados de dicho 6 Para una profundización de lo que representaron los análisis de Coutinho con respecto a la ampliación del marxismo y de la teoría gramsciana en Brasil, consultar el artículo de Alba Carvalho y Eliana Costa Guerra en este mismo número. 7 Mencionada al inicio de este documento. EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 137 La alerta de Coutinho se basa en la observación de lo que emergía en el campo político-ideológico en el proceso de transición a la democracia, herencia de las diferentes épocas de estructuración de bloques de poder en Brasil, caracterizadas por sucesivos procesos de conformación de una “revolución-pasiva”. Un resultado directo de esa forma particular de reestructuración del campo político brasileño fue lo que Coutinho calificó como causas-efectos de la “revolución pasiva” en Brasil: por un lado el fortalecimiento del Estado, y por otro, una paulatina restricción de la participación política de la sociedad civil. En sus palabras: “el predominio de las formas dictatoriales de la supremacía en detrimento de las formas hegemónicas; y, por otro lado, la práctica del transformismo 8 En la obra de Dagnino, Olvera y Panfichi (2006) se encuentra un análisis similar con respecto a la apropiación del concepto de “sociedad civil” en el ámbito de los actuales proyectos políticos en disputa en América Latina: el proyecto democrático participativo y el proyecto neoliberal de privatización. De acuerdo con estos autores, en el plan discursivo hay una similitud conceptual que alude a una revalorización simbólica de la “sociedad civil” en el campo participativo. No obstante, en la materialización de cada proyecto político se diferencian las formas de participación de la sociedad civil brasileña. En el caso del proyecto neoliberal de privatización, se refuerza una despolitización de la cuestión social, representada por un vaciamiento de la dimensión pública del Estado y una paulatina transferencia de lo “social” a las llamadas organizaciones del Tercer Sector. Acerca de esta temática, consultar Montaño (1999) y Barbosa (2006). ÉPOCA , NÚM . (...) oscurecer el carácter contradictorio de las fuerzas sociales que formaban la nueva sociedad civil brasileña. (...) este oscurecimiento fue facilitado por el hecho empírico de que, a pesar de esa contradicción, tales fuerzas convergían objetivamente en su oposición a la dictadura. Ese oscurecimiento ciertamente facilitó la hegemonía de las fuerzas liberales en el proceso de transición, que el marxista brasileño Florestan Fernandes no dudó en llamar ‘transacción conservadora’ (Ibid.:37-38). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA En el ejercicio de elaborar una clave teórica minuciosa, capaz de alertar sobre el riesgo político e interpretativo del deslizamiento conceptual presentado como la verdadera teoría gramsciana (Coutinho, 2000), el autor inauguró un debate teóricopolítico fundamental para demostrar cómo la hegemonía liberal se apropia de determinados conceptos, entre ellos el de “sociedad civil”, desvirtuando sus sentidos, vaciando su intencionalidad política, en un paulatino proceso de atribución de usos y significados capaces de sesgar el juego político en tiempos de consolidación democrática.8 Llevando esa reflexión al contexto político brasileño pos-dictadura militar, Coutinho alerta que tal desliz conceptual sirve para: 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. concepto, en especial en la década de los noventa, periodo caracterizado por cambios geo-políticos centrales como la derrota del socialismo soviético y el fortalecimiento del neoliberalismo en Latinoamérica. 138 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. como modalidad de desarrollo histórico que implica la exclusión de las masas populares” (1999:203). Lo anterior llevó al Estado brasileño a asumir un papel histórico de sustitución de las clases sociales en su función protagonista de los procesos de transformación, asumiendo la tarea de “dirigir” políticamente a las clases económicamente dominantes, es decir, una dictadura sin hegemonía. En el proceso de construcción del Estado-nación brasileño, la transformación de las relaciones económicas y políticas fue siempre resultado del desplazamiento de la función hegemónica de una a otra fracción de la clase dominante, sin que ésta, en su conjunto, lograra desempeñar una efectiva función hegemónica con respecto a las masas populares. Esta particularidad política llevó a otorgar al Estado la función de dominación política, es decir, a las capas militares y tecno-burócratas, que pronto ejercieron el control y la represión de las clases subalternas. No obstante, Coutinho subraya que bajo los regímenes militares, gestionados por un Estado fuertemente intervencionista y un aparato represivo, la sociedad civil brasileña logró articular e impulsar una resistencia de carácter popular, demandando una lucha por la apertura democrática, por la conquista y legitimidad de los derechos, en particular el derecho a la participación política, cambiando radicalmente la condición histórica previa de subordinación al Estado. Es decir, a pesar de la fuerte represión política de un Estado de corte militar-autoritario, la sociedad civil brasileña logró fortalecer su capacidad de convocatoria, articulación y protagonismo político. Coutinho destaca como una de las principales expresiones de la articulación política de la sociedad civil brasileña, el deterioro de los regímenes militares, ocasionado en gran medida por la irrupción de nuevos movimientos sociales, destacando sobre todo el nuevo sindicalismo obrero, representado por los sindicalistas de la región más industrializada del país: el ABC paulista.9 En clave gramsciana, afirma: (…) a pesar de todas las tentativas (muchas veces con éxito) de reprimir y/o de neutralizar a esa sociedad civil, la dictadura militar no fue capaz de invertir una tendencia que se configuró como dominante al menos en los años treinta. Me refiero a la tendencia de “occidentalización” de nuestra sociedad, o sea, a la constitución (como diría Gramsci) de una “relación equilibrada entre el Estado y la sociedad civil”, que supera la antigua situación “oriental”, en la cual el Estado es todo y la sociedad civil es primitiva y gelatinosa. Ciertamente no se trata de negar la permanencia de rasgos “orientales” en nuestra formación social contemporánea, sino de insistir en el hecho de que la occidentalización –con todos sus matices 9 En la Región Metropolitana de São Paulo, nombrada ABC paulista por articular un importante polo industrial en las ciudades de Santo André, São Bernardo do Campo y São Caetano do Sul. EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 139 específicamente brasileños– es, hace mucho tiempo, la tendencia dominante en la vida política y social de mi país y de la mayoría de los países más desarrollados de América Latina (2000:31). Coutinho retomó el concepto de “sociedad civil” en la tradición liberal y marxista para comprender la inauguración de un nuevo capítulo en la historia política brasileña, de complejización y articulación de la sociedad civil, pero también para señalar las tergiversaciones del concepto de “sociedad civil” y las discrepancias ideológicas, particularmente con la consolidación de la política neoliberal en los años noventa y el proceso de minimización política del Estado en los primeros gobiernos neoliberales, el de Fernando Collor de Melo (1990-1992) y el de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002). El ascenso de dos gobiernos de corte neoliberal representó, por primera vez en la historia política de Brasil, el intento de conquista de la hegemonía por parte de la burguesía brasileña, es decir, la búsqueda del consenso de la mayoría de la población brasileña con el propósito de consolidar un proyecto político que le permitiera conformarse en tanto clase dirigente. En virtud de esa intencionalidad política del proyecto neoliberal en el campo de disputa hegemónica, expresión del proyecto político de la burguesía brasileña, para la necesidad de tejer una mirada cuidadosa con respecto al manejo político-ideológico del concepto de “sociedad civil”. Coutinho subraya que en el marco organizativo e institucional del proyecto neoliberal ÉPOCA , NÚM . Es justamente en ese marco de la historia política contemporánea de Brasil, caracterizada por la emergencia de una sociedad civil activa, que Coutinho identifica la necesidad de profundización teórica acerca de la categoría “sociedad civil”, reincorporando en la agenda política y académica un fecundo debate teórico acerca de la centralidad de este concepto en la filosofía política de Gramsci. Asimismo, subraya la necesidad de identificar las implicaciones de esa misma categoría para un análisis coyuntural latinoamericano y caribeño, especialmente en el periodo de consolidación del neoliberalismo en la región. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA (…) los regímenes dictatoriales modernizadores y no fascistas –del que son un ejemplo “clásico”, entre otros, el Brasil posterior a 1964 y la España franquista en su segundo periodo– presentan una contradicción fundamental: desencadenan fuerzas que a mediano plazo no pueden controlar más, o dicho de un modo más preciso, desarrollan presupuestos de una sociedad civil que escapa a su tutela (Ibid .:33). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. Refiriéndose a lo que denomina como el eje de la dinámica contradictoria que caracteriza el proceso de transición que puso fin a la dictadura, Coutinho afirma que: 140 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. (...) sus promotores reconocen –y hasta en parte estimulan– la auto-organización de la sociedad civil, pero buscan orientarla hacia la defensa de intereses puramente corporativos, sectoriales o privatistas. Desde el punto de vista ideológico, esa postura se manifiesta, entre otras cosas, precisamente en la tentativa teórico-práctica de “despolitizar” a la sociedad civil, transformándola en un supuesto “tercer sector” que, situado más allá del Estado y del mercado, sería regido por una lógica supuestamente “solidaria” y “filantrópica”; al final, una vez constituido tal sector, el Estado debería transferirle sus responsabilidades en la gestión e implementación de los derechos y de las políticas sociales (2000:40). La agudeza de Coutinho al abordar el concepto de “sociedad civil”, en el contexto de la política brasileña, demuestra una lucidez analítica con respecto al giro político de la derecha neoliberal en los noventa, al cooptar a una parte de los canales abiertos en el proceso de transición política en Brasil. El autor expresa una preocupación teórico-política muy válida con respecto a los desafíos internos planteados en el marco de la consolidación democrática en Brasil y apunta una problemática en el campo de la disputa política, fácilmente entendida como cuestión central a ser incorporada al conjunto de los análisis gramscianos, en el marco del pensamiento social crítico latinoamericano, acerca de las dinámicas del capitalismo contemporáneo y de la relación Estado-sociedad civil en América Latina y el Caribe. En otras palabras, los sesgos interpretativos del concepto de “sociedad civil” en Brasil señalados por Coutinho, son una referencia para pensar posibles vetas analíticas en los usos teóricos y políticos de la misma categoría en los diferentes países de América Latina y el Caribe, lo que hizo posible un vínculo dialéctico con las múltiples miradas interpretativas del pensamiento crítico de Gramsci en la región. El debate inaugurado por Coutinho10 con respecto a la polisemia política del concepto de “sociedad civil” constituye una primera huella en la perspectiva analítica latinoamericanista, por una doble razón: primero, el riguroso esfuerzo desplegado en aclarar los distintos “usos” del concepto de “sociedad civil” en Brasil, en particular en el último periodo de las dictaduras militares y en el proceso de instauración de una política de corte neoliberal en el país, y segundo, por demostrar qué proyectos políticos están detrás de los diferentes usos atribuidos a dicha categoría analítica, cuestión que debe ser aclarada por los investigadores latinoamericanos dedicados a estudiar el concepto de “sociedad civil” en clave gramsciana, en el marco de los contextos nacionales de la región. En otras palabras, Coutinho explica las ambigüedades teórico-políticas del periodo pos-dictadura militar como una de las aristas abiertas para debatir críticamente un momento epocal, que igualmente se extiende al conjunto de países que componen la 10 En la II Conferencia Internacional de Estudios Gramscianos. Gramsci en América Latina. EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 141 Con respecto a la participación de la sociedad civil en este proceso, la nueva coyuntura política dominada por el proyecto neoliberal, visiblemente distinta a la de dos décadas anteriores, excluyó de su agenda las demandas políticas articuladas por los movimientos sociales, sobre todo de los campesinos e indígenas, inaugurando una nueva forma de inserción política de la sociedad civil, entrando en vigor el referente de “participación” preconizado en su proyecto político. En este sentido, se inició un reordenamiento en las formas de participación política de la sociedad civil: en los noventa entran en la escena pública dos actores –las ONGs y el emergente Tercer Sector–, en tanto protagonistas sociales de mayor legitimidad y visibilidad en la articulación política con el Estado. Una forma de inserción política estrechamente vinculada a la lógica del capital, transmitida por un sentido estratégico con vistas al fortalecimiento del proyecto neoliberal. 11 Aunque Carlos Montaño no hace referencia a Carlos Nelson Coutinho en la obra citada. ÉPOCA , NÚM . Carlos Montaño brinda elementos analíticos que permiten profundizar en el debate abierto por Coutinho,11 al afirmar que, basado en un discurso favorable a la llamada “asociación” con la sociedad civil, el proyecto neoliberal continúa en el proceso de “pasaje de las ‘lógicas del Estado’ a ‘las lógicas de la sociedad civil’” (Montaño, 1999:57). Como lo advirtió Coutinho, dicho proceso se observó en el escenario político de algunos países latinoamericanos que, a lo largo de la década de los noventa, suscribieron mecanismos de asociación, sobre todo con las Organizaciones NoGubernamentales (ONGs), culminando en un gradual achicamiento del Estado, es decir, renunciando a su papel como gestor exclusivo de las políticas programáticas de carácter social. Por tal razón, todo el discurso en defensa de la reforma política sirvió para justificar el adelgazamiento de la máquina burocrática, atendiendo a las prerrogativas neoliberales de minimización de la acción social del Estado. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Es importante entender las particularidades político-ideológicas propias de la fundamentación teórica del neoliberalismo. Su ejecución, sobre todo en los países latinoamericanos, ha estado precedida de una distorsión del significado político del Estado, de la sociedad civil y del mercado, expresada en un paulatino proceso de separación entre los aspectos políticos, económicos y sociales que componen el Estado y la sociedad civil, lo que conlleva a una compartimentalización de la forma de intervención del Estado, de la sociedad civil y del mercado en los espacios públicos. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. región, guardando sí las particularidades y formas de expresión en cada uno de ellos, aunque sin negar que son procesos políticos similares, una vez que todos vivirán, tarde o temprano, la aplicación de la política neoliberal y sus consecuencias directas en la disputa hegemónica. 142 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. Tal lógica vacía, de manera gradual, la dimensión de los derechos, desvirtuando y vulnerando el debate político planteado dos décadas atrás, en plena dictadura militar, cuando la lucha por los derechos se situaba más allá del voto y se vislumbraba la posibilidad de construir un proyecto de transformación social conducido por las bases, como clara expresión del sentido que debe asumir la palabra “democracia”. En la ejecución de la política neoliberal se observa la imposición de un modelo de comportamiento y la subordinación de los actores sociales al cumplimiento de una serie de directrices pre-establecidas por el Estado (especialmente por una regulación social). Es decir, una verdadera negación del principio de participación política de carácter democrático, principio que debería orientar una acción conjunta y compartida con el conjunto de los movimientos populares y sociales. En el proceso de instauración de la política neoliberal en el continente, prevaleció la “lógica del mercado” marcada por el espíritu de competencia y por la meritocracia, que rechaza el poder político del Estado, considerado paternalista e incompetente en el trato de las políticas programáticas. De acuerdo a Montaño (1999), este rechazo se basa en dos justificaciones: 1) la que considera al Estado como un instrumento de clase, y 2) la que ve en el Estado un instrumento de la “tiranía de la mayoría”. En el primer caso se niega la dimensión ampliada del Estado, en sentido gramsciano, que atribuye y reconoce la centralidad política de la sociedad civil y su papel en el campo de disputa por la hegemonía. Contraria a esta perspectiva, el discurso de legitimación neoliberal conduce a una paulatina despolitización de la cuestión social y a un alejamiento progresivo del Estado, justificado por su supuesta incompetencia en el trato de la cuestión social. La historia política latinoamericana de los últimos veinte años brinda muchos elementos para analizar dichas problemáticas. En el caso brasileño, Coutinho debate “la cuestión de la ‘sociedad civil’ en el Brasil de hoy”.12 Su gran aporte consiste en identificar los riesgos políticos del giro estratégico del discurso político neoliberal, al cooptar el concepto de “sociedad civil” en el curso de consolidación de la democracia en el país. En términos de un análisis latinoamericanista, los planteamientos de Coutinho abren un horizonte analítico para pensar a posteriori qué reconfiguraciones, implicaciones y alcances tuvo el concepto de “sociedad civil” en la consolidación de la agenda política neoliberal en la región. En la última década Coutinho amplía su mirada analítica, articulando el debate teórico-político del marxismo, en especial de la teoría 12 Título del segundo apartado de su texto la II Conferencia Internacional de Estudios Gramscianos. Gramsci en América Latina. EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 143 social gramsciana en el marco de un giro político de la izquierda latinoamericana, expresado en el ascenso al poder de gobiernos de carácter progresista. Para el caso brasileño, se realizará una aproximación en clave gramsciana en el siguiente apartado. (…) encarna el interés universal de la clase social. Él es la forma institucional que permite el pasaje de lo particular a lo universal, lo que Lenin llamó de consciencia política en contraste con consciencia apenas sindicalista (…) El partido puede y debe poner en discusión el propio orden social. Gramsci calificó de “catarsis” al paso del momento económico-corporativo al momento ético-político, es decir, de lo particular a lo universal. La forma partido continúa siendo fundamental para operar la ‘catarsis’.13 La profundización teórica acerca de la centralidad política del partido en la construcción del proyecto socialista, articulada a una trayectoria militante, generó en Coutinho una permanente inquietud, sobre todo respecto al desafío permanente de materializar en el plan práctico el quehacer político cotidiano, lo que se pregonó y se anheló en el ámbito de la teoría marxista y del propio discurso emanado del PCB. La inquietud respecto a los límites de una congruencia política en el ámbito del partido culminó con la salida de Coutinho del Partido Comunista Brasileño, después de un periodo de más de 20 años de militancia. En la misma entrevista concedida a Teoria e Debate, Couthino afirmó que su salida del PCB había sido una decisión difícil, por considerar que la participación orgánica en un partido constituía un terreno fértil 13 Traducción de la autora y revisión y corrección de Clara I. Martínez Valenzuela. ÉPOCA , NÚM . La emergencia de un partido que representaba a las masas constituía un terreno fértil para la profundización analítica del Coutinho intelectual y militante. Siempre fue un defensor de la forma partido en tanto encarnación del interés universal de la clase social, perspectiva teórica heredada de Lenin. En una entrevista concedida a la revista brasileña Teoria e Debate (junio de 2002) Coutinho, retomando esa reflexión, afirmó que el partido ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA La fundación del Partido de los Trabajadores (PT) fue para Coutinho un momento político central en el análisis de las vías de construcción y de consolidación de la democracia en Brasil. El partido nació de una base sindicalista que articula, en el plano discursivo, un proyecto político de carácter democrático-popular y que por tal razón conquistó paulatinamente el apoyo de los movimientos populares y sociales. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. Los desafíos de Coutinho para pensar el Brasil contemporáneo: un regreso a Gramsci 144 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. para pensar, en lo concreto y en lo complejo de la disputa de proyectos políticos, cómo construir las vías para la consolidación de un proyecto político democráticopopular. En el plano intelectual, pertenecer a un partido le permitía retomar las problemáticas teóricas y las tensiones socio-políticas que emergían al calor de las luchas cotidianas en la arena política brasileña. Un verdadero reto de repensarlas bajo dos matices: el teórico-metodológico, con vistas a una ampliación de la teoría social marxista en la interpretación del fenómeno político de Brasil, y en segundo lugar, posicionarse frente al desafío de un análisis coyuntural dinámico, cotidiano, igualmente creativo en el proceso de maduración conceptual y de profundización de una lectura de Gramsci en Brasil, revitalizando las categorías gramscianas en las particularidades históricopolíticas y en el porvenir que se construye cotidianamente. Un semillero para una labor interpretativa lúcida, estrechamente vinculada a la lucha social y política. La afiliación de Coutinho al Partido de los Trabajadores (PT) no fue una decisión inmediata. Requirió de un proceso de maduración y diálogo con otros compañeros intelectuales-militantes, entre ellos Leandro Konder y Milton Temer, que culminó con su decisión de afiliarse al PT en 1989. Acerca de su adhesión al PT, Coutinho afirmaba en la entrevista: “lo que me fascinó del PT es que parecía una bella invención política, muy distinta del PCB del cual yo estaba saliendo: era un partido con tendencias y corrientes, extremadamente ligado al movimiento social, con una clara vocación de convertirse en un partido de masas”. En el periodo en que fue militante del PT vivió la elección de dos gobiernos de carácter neoliberal: el de Fernando Collor de Melo y el de Fernando Henrique Cardoso. Conforme se afirmó anteriormente, su aguzado análisis teórico, fuertemente inspirado en el legado del pensamiento filosófico-político de Gramsci, le permitió desvendar las tramas y trampas del neoliberalismo en su intento de limitar la amplitud de la democracia y la participación política de la sociedad civil. Veía el ascenso del PT al gobierno como la materialización de un proyecto político democrático-popular que fuera capaz de interrumpir el proyecto neoliberal, deconstruyendo el uso políticoideológico del concepto de “sociedad civil” y recuperando su sentido en clave gramsciana, directamente relacionado con el concepto de “Estado ampliado”. Sin lugar a dudas, una coyuntura política de elección de un gobierno popular de corte progresista brindaba una atmósfera esperanzadora. Luiz Inácio Lula da Silva era el representante de un movimiento político histórico de lucha de la clase trabajadora; un movimiento articulado con los movimientos populares y sociales que logró convocar a un importante sector de las clases medias y constituirse en una fuerza histórica de enfrentamiento a la dictadura militar. La agenda política articulada por la fuerza histórica representada por el PT, en alianza con la base popular, EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 145 Aunque la fuerza nacional-popular representada por el PT tenía un perfil de construcción de una democracia de masas, de carácter popular (Coutinho, 2000), el proyecto político neo-desarrollista del gobierno de Lula no rompió con las políticas económicas neoliberales. En el campo político, una de las principales ambigüedades de la gestión de Lula fue el mantenimiento del dominio de las viejas estructuras de poder y de control de los órganos de gobierno, pese a la creación de algunos espacios destinados a la participación de la sociedad civil, como los consejos de políticas sociales de seguridad alimentaria, vivienda y salud (Dagnino, 2002; Dagnino, Olvera y Panfichi, 2006). Algunos autores consideran que las políticas de combate a la miseria y de reducción 14 Entrevista a la revista CULT. ÉPOCA , NÚM . Coutinho señala que el ascenso del PT al gobierno estuvo marcado por la emergencia de contradicciones y ambigüedades en la relación institución-movimiento, una problemática central que debía ser abordada política y teóricamente, que no se presentaba por casualidad. Justamente por conocer los retrocesos de la historia política brasileña, caracterizada por episodios políticos de interrupción y/o suplantación de cualquier intento de construcción de un proyecto político de base popular, Coutinho temía una regresión política en el transcurso de la construcción democrática. Es decir, temía que se repitiera una “revolución pasiva”, aunque ahora bajo la conducción de un partido de base popular. Tal recelo se confirmó al verificarse el paulatino cambio del PT, que pasó de una posición política de representación popular vía partido a un proceso de burocratización y cooptación, lo que significó “la pérdida de la dialéctica entre movimiento e institución, concentrándose el partido sólo en la lucha institucional, electoral”.14 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Por otro lado, la elección de un presidente proveniente de un partido de amplia base popular representaba un gran desafío en la materialización de una alternativa política conducida en la forma partido y en su articulación con la masa. En términos gramscianos, de una ampliación del Estado, de construcción hegemónica en el enlace entre sociedad política y sociedad civil. En esa coyuntura, Coutinho experimenta una nueva fase de inmersión política y teórica para interpretar esa etapa de la historia política brasileña. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. reivindicaba los derechos políticos plasmados en la Constitución de 1988 y el regreso de la regulación del Estado de la política nacional de desarrollo. Una esperanza que se sumaba al esfuerzo de recuperación de la conducción política abierta por otras fuerzas históricas y enunciadas con el giro político latinoamericano iniciado con la elección de Hugo Chávez en Venezuela. 146 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. de la pobreza, como el aclamado Programa Hambre Cero y la Beca Familia/Escuela, aplicadas en el gobierno de Lula, constituyeron una acción contrainsurgente por parte de los gobiernos de corte progresista, sometiendo a un amplio sector de la sociedad civil a una “clave codificada de control y dominio” (Zibechi, 2010), debilitando la base de los movimientos populares, que emprendieron su lucha por una ampliación de los derechos y en enfrentamiento con el Estado. Otros autores ponderan la perspectiva analítica de Coutinho (2000) respecto a la existencia de dos proyectos en disputa: el proyecto nacional de democracia de masas (encabezado por el PT), y el proyecto de liberalismo burocrático, representado por Fernando Collor de Melo. Mostrando la debilidad política del gobierno de Lula y el análisis de Coutinho, Oliver afirma que: (…) el PT y su gobierno no tienen un proyecto de desarrollo político de la sociedad civil y por lo tanto tampoco de “democracia de masas”, tal como lo demostró la crisis ética y política del 2004 al 2006. Además, el concepto de “democracia de masas” de Coutinho es discutible en sí mismo pues tiene como referencia las opciones políticas de los Estados del fordismo periférico y no la lucha actual en que el gran problema es cómo desarrollar el empoderamiento de la sociedad civil popular, profundizar la democracia participativa y abrir espacio a lo público determinado por la sociedad (2009:68). Coutinho señaló las ambigüedades y contradicciones del PT en la arena política brasileña. Para comprenderlas, regresó a la teoría social gramsciana, en busca de un aliento y de respuestas, inmediatas y a largo plazo, respecto a las razones del “fracaso” de la izquierda brasileña en el poder. Asimismo, para identificar qué posibilidades concretas tenía Brasil para retomar el proyecto democrático-popular en sus manos y enfrentar la crisis latente del Estado en el marco de un gobierno progresista. En este sentido, identificó que el formato de Estado que emergió en la gestión de Lula no se diferenciaba de los procesos histórico-políticos de conformación de bloques de poder en Brasil. Era una inquietud política que abarcaba la preocupación por el rumbo tomado por el partido, pero también por su base política representada por los movimientos sociales y populares. Coutinho afirmaba en la entrevista a la revista CULT : (…) estoy muy preocupado con algunas tendencias más recientes, no sólo las del PT , sino también las de la izquierda mundial en general, de ir hacia el centro y no diferenciarse suficientemente de otras fuerzas políticas. Eso resulta, entre otras cosas, de una pérdida de la dialéctica entre movimiento e institución (…) Pero eso no es simplemente una opción de partido; resulta también del hecho de que el movimiento social se vació en Brasil. Si hubiera una efervescencia de movimientos sociales, el PT tendría que tener una interlocución con ellos. Como no la hay, con excepción del MST, la tendencia normal es que el partido se concentre en la actuación institucional. EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 147 Tal afirmación explica el campo problemático de la relación dialéctica entre institución y movimiento: un extremo intervencionista y autoritario del Estado conformado a partir de la emergencia histórica de proyectos nacionales acordados bajo una lógica propia de la “revolución pasiva”, lo que conllevó a la falta de autonomía de las clases subalternas de la sociedad civil brasileña. En el campo de la disputa hegemónica, representó la lucha de las fuerzas políticas elitistas para garantizar el pleno desarrollo del capitalismo en Brasil. En términos de ÉPOCA , NÚM . No obstante, la elección de Lula no representó la construcción de un proyecto político capaz de hacer efectiva la consolidación de una democracia participativa con desarrollo nacional-popular. Aunque su proyecto político enarboló un discurso anti-neoliberal y anti-transnacional, con el objetivo de recuperar la regulación estatal de la economía y de la política, su expresión política estuvo marcada por una tendencia neodesarrollista y nacionalista de orientación económica neoliberal. Si anteriormente, en el marco de los gobiernos neoliberales de Fernando Collor y de Fernando Henrique Cardoso, se da un enfrentamiento del PT, de la Central Única de los Trabajadores (CUT) y del Movimiento de los Sin Tierra (MST) ante el avance de las políticas neoliberales, bajo la gestión de Lula se debilitan políticamente el PT y la CUT, dejando de ofrecer resistencia al neoliberalismo. “Lo más grave del gobierno petista no es que haya abandonado las viejas propuestas y se haya adscrito al neoliberalismo. Al hacer eso, ellos vaciaron a las fuerzas sociales que resistían al neoliberalismo, entre ellos el PT y los movimientos sociales” (Ibid.), lamenta Coutinho. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Por tal razón, proclamaba de forma optimista que los albores del siglo XXI representaban un momento histórico novedoso en Brasil, ya que se había electo como presidente a un candidato proveniente de un partido de base popular, resultado “del crecimiento y del fortalecimiento de una de las más importantes instituciones de la sociedad civil –un partido político– el PT” (s/f). En la mirada analítica de Coutinho, esto representaba la victoria de un proyecto político construido en el marco de la apertura política en Brasil, de acuerdo a lo expresado por el conjunto de los movimientos populares y sociales en su enfrentamiento con los regímenes militares. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. Carlos Nelson Coutinho subrayó la función política del partido en tanto agente de la gran política, capaz de aglutinar las luchas sociales y de universalizar las demandas de los diferentes segmentos de la sociedad. En ese aspecto residía la gran diferencia política entre un partido y un movimiento social. Éste organiza su agenda en virtud de demandas específicas que pueden convergir y dialogar con otras luchas, pero no siempre vincular demandas de carácter universal a nivel de la macro política. Para Coutinho, al partido le correspondía la construcción de canales de interlocución y de diálogo con los movimientos para hacer universal el conjunto de reivindicaciones que emergen de la base de la lucha popular. 148 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. construcción democrática expresó una concepción sesgada de la democracia, limitada a una lógica de participación conducida y acotada por el mismo Estado. También un empobrecimiento de las dinámicas de participación popular de los segmentos organizados de la sociedad civil, los cuales, aunque reconocidos legal e institucionalmente por el Estado, no lograron cambiar sustancialmente los parámetros culturales y políticos definidos por las fuerzas políticas históricamente en el poder. En clave gramsciana, el triunfo de la “pequeña política” sobre la “gran política” fue uno de los elementos fundamentales de la hegemonía neoliberal en Brasil. En este sentido, Coutinho comprueba y advierte: “las modificaciones de gobierno no alteran las relaciones de poder”.15 Lo que se observó en los dos periodos de gobierno de Lula y en los dos primeros años del gobierno de Dilma Roussef fue la consolidación de una política de estabilidad partidaria como proyecto, con la adopción de una política social de fuerte base asistencialista, de transferencia condicionada, responsable de un creciente proceso de apolitización de la sociedad civil y de fortalecimiento del aparato ideológico neoliberal, reemplazando el concepto y la lucha desde la dimensión de los “derechos” (eje medular de la agenda política del movimiento popular de los años setenta a los noventa, en Brasil), y reduciendo el debate político a la perspectiva de “oportunidad” de acceso a un beneficio del Estado. Se observan tres características del gobierno de Lula: primero, lo que Coutinho califica como “blindaje de la economía”, es decir, la preocupación del gobierno de proteger la economía, aplicando una política económica dirigida al mantenimiento del capital financiero, garantizando los intereses político-económicos de las élites consolidadas históricamente en el poder, como por ejemplo, los latifundistas, que ampliaron de manera significativa sus ganancias con el avance del agro-negocio y la aprobación del nuevo Código Florestal, durante la gestión de Dilma Roussef. Una segunda característica, que tiene relación con la primera: el gobierno de Lula se convirtió en un tercer periodo de la gestión de Fernando Henrique Cardoso, por mantener prácticamente la misma política económica neoliberal. Aunque hubo una recuperación de la dimensión social del Estado, se instrumentó una política social de fuerte carácter asistencialista, culminando en un proceso de desarticulación política de los movimientos populares y sociales. Coutinho señala la conformación de dos grupos partidarios, representados por el PT y su adversario directo, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), partido de derecha, lo que hizo imposible un cambio estructural en el nivel de la correlación Afirmación realizada en entrevista a la Revista Sem Terra, edición de noviembre/diciembre de 2005. 15 EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 149 Cabe destacar que Coutinho no logró profundizar su análisis de los desafíos que se les presentaban a los movimientos sociales, en particular al MST, frente a un gobierno que se asumió como de izquierda progresista y de carácter popular, pero que 16 Término utilizado por Carlos Nelson Coutinho. En realidad, este es un planteamiento de Lenin luego recuperado por Gramsci que, más que aludir a la idea de alianza, refuerza la problemática campesina como momento propicio para que se genere una institucionalidad campesina en tanto fuerza política, con un proyecto político de carácter nacional. 18 Uno de los principales movimientos sociales campesinos de Brasil, con un proyecto educativopolítico de formación de cuadros y que tuvo un papel fundamental en el fortalecimiento del PT. 17 ÉPOCA , NÚM . A pesar de las limitaciones políticas y el carácter conservador del gobierno de Lula, Coutinho vislumbraba una alternativa política vía movimiento social, considerado una fuerza social de contrapunteo político en tiempos de crisis de un partido de representación de las masas. En clave gramsciana, pensar la construcción de la hegemonía a partir de una alianza de clase.17 En este sentido, reconocía en el Movimiento de los Sin Tierra (MST)18 la materialización de esa fuerza política. Por otro lado, veía con recelo que el proceso de cooptación sufrida al interior del PT y de la Central Única de Trabajadores (CUT) se extendiera a otras instancias de participación política popular, como por ejemplo, al interior del propio MST. Por tal razón afirmaba en la entrevista a la Revista Sem Terra : “es fundamental que los movimientos sociales no claudiquen frente a este tipo de política pequeña y sigan incluyendo sus demandas en la agenda política general. En ese sentido, el MST ha cumplido su papel. Quizá sea el único movimiento social significativo en Brasil que sigue discutiendo las cuestiones estructurales”. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Es menester subrayar una vertiente interpretativa de Coutinho el año en que Lula es electo presidente y en la que se refiere a los desafíos que se presentaban al nuevo gobierno, sobre todo en lo que se refiere a las negociaciones para una política “reformista-revolucionaria”.16 Según el autor, la correlación de fuerzas en 2003 no era favorable a la elección de un presidente de base popular, lo que requirió la construcción de alianzas políticas que hicieran posible la elección de Lula. Coutinho consideraba que el proyecto político del PT afectaría directamente a las clases tradicionalmente más favorecidas, un error analítico prontamente identificado por él, que le posibilitó dar un giro político-analítico para repensar el fenómeno de la izquierda brasileña en el poder. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. de fuerzas políticas en Brasil. En palabras de Coutinho en la misma entrevista a la Revista Sem Terra : “luego de la cooptación del PT, la disputa electoral tiende a la alternancia de dos grupos partidarios con proyectos similares, sin perspectiva de cambios estructurales”. 150 LIA PINHEIRO BARBOSA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. instrumentó una política social que cercenó la participación política y la determinación de lo público por parte de la sociedad civil. Por otra parte, Carlos Nelson Coutinho deja huellas analíticas para insistir en un análisis de la teoría social de Gramsci, en un esfuerzo colectivo por recuperar el hilo conductor de los conceptos gramscianos para pensar el Estado, la sociedad civil y la política en Latinoamérica y el Caribe. En particular, para asumir el desafío de seguir debatiendo sobre los retos de los movimientos sociales en la disputa hegemónica y en la consolidación de proyectos políticos de carácter democrático-popular, sobre todo en el marco de las contradicciones propias de los gobiernos de izquierda. En este sentido, recuperamos uno de los ejes analíticos presentados en el primer día del II Coloquio Internacional Contribuciones latinoamericanas sobre el Estado y la política. Aplicaciones gramscianas, cuando se planteó que el cambio de época que se vive hoy continentalmente implica pensar América Latina y el Caribe como una unidad problemática y, en especial, la necesidad de pensar al Estado de forma integral. Apoyado en este matiz analítico, Coutinho analiza los enfoques teórico-metodológicos de la sociología política de Gramsci y sus aportaciones para un análisis a profundidad de la región: ¿En qué medida los movimientos sociales retoman un debate político crítico acerca del Estado en la búsqueda por romper con el carácter cosificado y ajeno del mismo? Tal pregunta requiere un aliento analítico para ser respondida. Para un primer intento interpretativo y tomando el sendero analítico abierto por Coutinho, debe recuperarse el importante papel de la lucha popular brasileña, desde las dictaduras militares y a lo largo de los gobiernos neoliberales. Esto es, la vinculación –en el campo de la resistencia popular– de una reflexión teórico-política central con dos referentes categoriales de la tradición marxista: la categoría oprimido, profundamente analizada por Paulo Freire, y la categoría hegemonía, núcleo analítico de la obra gramsciana. En este sentido, en una coyuntura caracterizada por un proyecto político y una ideología de corte desarrollista y modernizador para el continente,19 con la instauración paulatina de gobiernos dictatoriales y regímenes militares, la categoría oprimido emerge como un referente ordenador que rápidamente encuentra eco entre los movimientos populares y sociales, pues hace posible una interpretación crítica de la realidad socio-política de este periodo, caracterizada por la exclusión social y por el veto a una participación política legítima. 19 Y de forma muy explícita en el discurso y agenda políticos del Cono Sur. En el ámbito de los movimientos sociales conlleva a la discusión y proposición de un proyecto político alternativo, que pugna por el regreso a una situación humanizadora. La inserción del pensamiento teórico-político de Gramsci converge a un encuentro y a una relación dialógica y dialéctica con la tradición teórico-epistemológica freiriana. Estos paradigmas han estado presentes en las luchas populares de Brasil desde la década de los sesenta. En este sentido, los paradigmas instaurados con las categorías “liberación” y “hegemonía”, ambas heredadas de la teoría freiriana y gramsciana, sirven para interpretar algunos rasgos que caracterizan al conjunto de transformaciones políticas y culturales en Brasil, pero también en América Latina. De acuerdo a Semeraro (2007:95), entre los años 1960 y 1990, ambos conceptos “(…) se fueron entrelazando y terminaron por influir fuertemente en los movimientos sociales, las organizaciones políticas y en los educadores populares brasileños, imprimiendo una unidad de fondo a sus prácticas político-pedagógicas y confiriendo una sintonía peculiar de lenguaje, de formulaciones teóricas y de proyectos socio-políticos”.20 El encuentro de ambas categorías sostuvo el debate y la praxis políticos en muchos países del continente donde hubo una fuerte presencia de la teoría marxista como vertiente de interpretación de los fenómenos político-culturales. Las dictaduras militares y la aplicación de la política e ideología neoliberal abrieron una brecha en la acción colectiva y condujeron a un proceso de reflexión crítica por parte de muchos movimientos populares y sociales. La desaparición del socialismo como horizonte de emancipación y el ascenso del neoliberalismo como el “único camino” exigieron de los movimientos sociales la pro- 20 Traducción de la autora. ÉPOCA , NÚM . Tal escenario político suscita, en un amplio segmento de la sociedad, el anhelo por la libertad de expresión y de participación política. No obstante, invocar la libertad tenía un sentido más allá de una reacción inmediata a las dictaduras militares y a los autoritarismos políticos. Era liberarse de todo un complejo de dominación política, económica y cultural heredado de las oligarquías agrarias, las aristocracias industriales, las burguesías transnacionales, lugares de perpetuación de la dominación simbólica, ideológica y material hasta nuestros días. El “ser oprimido” es el “ser deshumanizado” por la larga y perversa tradición de explotación llevada a cabo en el continente. La asunción de una conciencia histórica acerca de esta realidad social abrió camino a un proceso dialéctico de comprensión de las contradicciones propias de la materialidad social y política del capital (la expresión moderna de explotación humana), un paso fundamental para pensar las posibilidades de ruptura con esa condición humana impuesta. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. 151 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. 152 LIA PINHEIRO BARBOSA fundización del debate y la reflexión crítica acerca de la nueva geopolítica y de su propia actuación política para identificar las limitaciones y los desafíos para seguir avanzando en el conjunto de reivindicaciones y demandas articuladas por sus luchas históricas. En esa coyuntura, entra en escena un nuevo elemento para pensar la acción política de estos sujetos: la categoría hegemonía. La consciencia de ser oprimido implicaba la búsqueda de la liberación. No obstante, sólo podía lograrse tal liberación asumiendo la dirección política. En términos gramscianos, había que disputar la hegemonía en tanto fuerza social e histórica, ser capaces de articular la concientización frente a los procesos de dominación histórica, elaborar propuestas alternativas políticas, de conformación de subjetividades, de génesis de una nueva cultura política, de construcción de una democracia social. La disputa por lo hegemónico como proyecto político implica pensar al Estado como cultura política de la sociedad, especialmente en la primera década del siglo XXI, caracterizada por el ascenso político de los gobiernos llamados progresistas, en los que se da una recuperación del Estado en tanto actor político fundamental. No obstante, no se hace una crítica de ese Estado, de sus formas de reconfiguración por parte de la sociedad civil. En el caso brasileño, es claro que no se logró un avance en esa discusión capaz de cuestionar la institucionalidad política del Estado. El planteamiento de las categorías “oprimido” y “hegemonía” en el marco de la lucha social en Brasil fue central para establecer un diálogo con Coutinho respecto al papel político del movimiento social en la construcción de una fuerza capaz de interpelar el proyecto hegemónico del PT. A Coutinho le faltó tiempo para seguir profundizando su análisis teórico-político sobre el gran desafío que se les plantea a los movimientos sociales en Brasil, un desafío que puede ser traducido en la necesidad de introducir en la agenda política el debate de cómo enfrentarse a un proyecto político –como el enarbolado por los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Roussef– que articula y coordina el desarrollo del capitalismo con políticas sociales de carácter fuertemente asistencialista, sin modificar la estructura institucional del Estado. Interpretar la condición histórica de deshumanización y de opresión le permitiría al movimiento social descifrar las estrategias que están detrás de los programas de gobierno, cuyo fin último consiste en cooptar y anular formas de participación política verdaderamente democráticas. Asimismo, se fortalecería en tanto fuerza histórica en disputa hegemónica con el Estado. Una posibilidad analítica que Coutinho identificó al pensar el Estado brasileño contemporáneo. Para ello, en las últimas entrevistas que concedió, subrayó la necesidad política de que el movimiento social tomara una posición crítica frente al Estado. Lamentablemente no tuvo tiempo para desarrollar esa nueva forma de pensar la sociedad civil brasileña en clave gramsciana. EL ESTADO BRASILEÑO ACTUAL EN CLAVE GRAMSCIANA: UNA APROXIMACIÓN... 153 Concluimos esta aproximación al legado de Carlos Nelson Coutinho recuperando un debate interno que se realizó en el marco del Proyecto Transformaciones recientes del Estado en América Latina: una perspectiva a partir de la sociología política de Antonio Gramsci : leer a Gramsci en el contexto del ascenso de las masas, de la América Latina: los derechos y las prácticas ciudadanas a la luz de los movimientos populares, Buenos Aires, CLACSO. ÉPOCA , NÚM . BARBOSA PINHEIRO, Lia (2006), “Significados do Terceiro Setor: de uma nova prática política à despolitização da questão social”, em Sociedade e Cultura, Revista de Pesquisas e Debates em Ciências Sociais, Universidade Federal de Goiás, Goiânia, vol. 9, núm. 1. COUTINHO, Carlos Nelson (1999), Gramsci: um estudo sobre seu pensamento político, Rio de Janeiro, Edições Civilização Brasileira. 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Coutinho inició ese ejercicio en continuo diálogo con Latinoamérica, el Caribe y desde los desafíos que enfrentan los movimientos sociales de la región. 154 LIA PINHEIRO BARBOSA SEMERARO, Giovanni (2007), “Da libertação à hegemonia: Freire e Gramsci no processo de democratização do Brasil”, em Revista de Sociologia e Política, Curitiba, Universidade Federal do Paraná, núm. 29, novembro. ZIBECHI, Raúl (2010), Contrainsurgencia y miseria: las políticas de combate a la pobreza en América Latina, Ciudad de México, Pez en el Árbol. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 131-154. Recibido el 6 de diciembre de 2012 Aprobado el 4 de mayo de 2013 155 Experiencias de análisis del Estado y la política en Chile Cristian Andrés Jamett Pizarro* Resumen El autor se aboca a realizar un recuento de las experiencias de análisis en clave gramsciana del Estado y la política en Chile, los cuales han sido críticos respecto a los análisis más “aparatistas” y “economicistas” de los periodos fundacionales y refundacionales de la historia nacional. Inicia con los análisis del boliviano René Zavaleta con el objeto de explicar el momento constitutivo de la forma del Estado moderno en Chile, en específico cómo se logró un “óptimo social” entre Estado y sociedad durante el siglo XIX. Después, a partir de Moulian y Lechner da cuenta de la reducción “aparatista” del análisis del Estado durante la segunda mitad del siglo XX, en el marco de la derrota de la lucha socialista, para dar paso a un análisis del proceso de modernización capitalista, en su dimensión cultural, durante los ochenta, de la mano de Enzo Falleto. Por último, el autor cierra con el periodo de la transición a la democracia durante los noventa con los análisis de Carlos Ruiz y Jaime Massardo. Palabras clave: hegemonía, óptimo social, Estado. Experiences of analysis of the State and politics in Chile Abstract The author engages in a Gramscian analysis of the State and the politics of Chile that are critical to “government-centered” and “economic-centered” analysis. The evaluation begins with René Zavaleta Mercado’s concept of Constitutive Moment, which helps us find out when actually Chile became a modern State and when this country reached the so called “social optimum” at the State and society levels during the XIX Century. Later, Moulian and Lechner’s works help us understand the reductionist “government-centered” analysis of the State, which was used during the second half of the XX Century. After that, we will touch basis with Enzo Falleto’s work on capitalist modernization and cultural issues of the 1980s. And lastly, we will close with Carlos Ruiz and Jaime Massardo’s writings on the transitional period of democracy during the 1990. Keywords: hegemony, social optimum, State. Experiências de análise do Estado e da política no Chile Resumo O autor propõe-se a realizar um reconto das experiências de análise sob a referência gramsciana do Estado e da política no Chile, as quais têm sido críticas das análises mais “aparatistas” e “eco- * Sociólogo chileno, maestro en Estudios Internacionales. Doctorante en Estudios Latinoamericanos, UNAM, México. Área de investigación: Sociología Política. E-mail: <cristian.jamett.p@gmail.com>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 155-164. 156 CRISTIAN ANDRÉS JAMETT PIZARRO ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. nomicistas” dos períodos fundacionais e refundacionais da história nacional. Inicia com as análises do boliviano René Zavaleta com o objetivo de explicar o momento constitutivo da forma do Estado moderno chileno, em específico como se conseguiu um “ótimo social” entre Estado e sociedade durante o século XIX. Depois, a partir de Moulian e Lechner, dá conta da redução “aparatista” da análise do Estado durante a segunda metade do século XX, com referência à derrota da luta socialista, para dar passagem a uma análise do processo de modernização capitalista, na sua dimensão cultural durante a década de oitenta, através de Enzo Falleto. Por último, encerra com o período de transição à democracia durante os anos noventa com as análises de Carlos Ruiz e Jaime Massardo. Palavras chave: hegemonia, ótimo social, Estado. Zavaleta y el análisis desde la categoría “óptimo social” En un contexto donde los análisis respecto a la Guerra del Pacifico entre Chile, Perú y Bolivia colocaron un énfasis en la superioridad militar y económica de Chile, producto del apoyo internacional, en particular de origen inglés (Strosser y Prince, 2009), a contrapelo, el boliviano René Zavaleta (1986b), utilizando la categoría gramsciana de “óptimo o ecuación social”,1 concluyó que Perú y Bolivia se presentaron a la guerra desde una voluntad puramente estatal, mientras que en Chile el Estado tenía la aptitud de movilizar psicológica y administrativamente al pueblo ( Ibid ). Producto de las consecuencias que tuvo la “Guerra de Arauco” durante la colonia para la formación del Estado, Chile había logrado una ecuación social superior a la de sus adversarios: “abarcó a todo el pueblo y dio los elementos tempranos para la obtención precoz de una ecuación social eficiente (…), o mejor dicho, (durante) el encuentro entre la colonización peruana y las circunstancias de la Guerra del Arauco” 1 La ecuación social u óptimo social, no es otra cosa que la cualidad relacional de una sociedad. En palabras de Gramsci: “Los mismos técnicos militares que ahora se atienen fijamente a la guerra de posición como antes se atenían a la guerra de maniobras no sostienen por cierto que el tipo precedente debe ser suprimido de la ciencia, sino que en las guerras entre los Estados más avanzados industrial y civilmente, se debe considerar a este tipo como reducido a una función táctica más que estratégica (…) la misma reducción debe ser realizada en el arte y la ciencia política, al menos en lo que respecta a los Estados más avanzados, donde la “sociedad civil” se ha convertido en una estructura muy compleja y resistente de las “irrupciones” catastróficas del elemento económico inmediato (crisis, depresiones, etcétera) las superestructuras de la sociedad civil son como el sistema de las trincheras en la guerra moderna. Así como en ésta ocurría que un encarnizado ataque de artillería parecía haber destruido todo el sistema defensivo adversario, mas sólo había destruido la superficie externa y en el momento del ataque y del avance de los asaltantes se encontraban frente a una línea defensiva todavía eficiente, así también ocurre en la política durante las grandes crisis económicas. Ni las tropas asaltantes, por efectos de la crisis, se organizan en forma fulminante en el tiempo y el espacio, ni tanto menos adquieren un espíritu agresivo; recíprocamente, los asaltados no se desmoralizan ni abandonan la defensa, aun entre los escombros, ni pierden la confianza en las propias fuerzas ni en su porvenir. Las cosas, por cierto, no permanecen tal cual eran” (Gramsci, citado por Zavaleta, 1986b:61). Finalmente “En Oriente, el Estado era todo, la sociedad civil era EXPERIENCIAS DE ANÁLISIS DEL ESTADO Y LA POLÍTICA EN CHILE 157 En resumen, el momento constitutivo de Chile, es decir, “de dónde viene este modo de hacer las cosas: las razones originarias (…) en que las cosas comienzan a ser lo que son, y es a eso a lo que llamamos el momento constitutivo ancestral o arcano” (Ibid.:68), se encuentra en una crisis profunda del siglo XVI, ya que una cosa es que el “acto intersubjetivo originario” fuera la agricultura o la lógica de los consejos, como lo fue en el caso de Perú, y otra que lo sea el imperativo militar, “en el cual se debe mandar y obedecer porque el precio de lo contrario es la desaparición”. Nadie cambia sus hábitos porque sí y si estos hombres (los de la hueste indiana) vinieron a ser amos de sí mismos en la utopía señorial de entonces, no debían aceptar la lógica implacable y tempranísima del ejército regular sino porque había una primitiva y gelatinosa; en Occidente, entre Estado y sociedad existía una justa relación y bajo el temblor del Estado se evidenciaba una robusta estructura de la sociedad civil. El Estado sólo era una trinchera avanzada, detrás de la cual existía una robusta cadena de fortalezas y casamatas” (Ibid.). En otras palabras “‘El sistema de trincheras’ (…) el conjunto de mediaciones, estructuras y soportes, mediante las cuales existe la sociedad civil o sea aquella fase intermedia sin la cual la voluntad consiente de la política o irresistibilidad (el Estado) y la sociedad (o sea el espacio de ofrecimiento de las circunstancias a la voluntad política o el de recibimiento de ella) no se pueden conocer la una a la otra” (Ibid.:62). ÉPOCA , NÚM . (…) aceptar todo lo necesario para la supervivencia de aquello que está amenazado, es decir de aquella sociedad que así fuera del modo más embrionario tenía no obstante los elementos de su reconocimiento inicial. Decir de otro lado que la guerra obliga a sustituir el carácter privado de la hueste indiana por el ejército estatal y nacional es algo que tiene grandes significaciones. El particularismo señorial cede aquí ante el requisito de una forma nacional de la represión, porque en el absolutismo lo estatal precede a lo nacional (Ibid.:79). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA La verdadera respuesta a esto fue la aparición del Estado chileno, que, según Zavaleta: “Entonces, y sólo cuando el abismo se abría, fue creado un ejército estatal enteramente pagado con fondos públicos y a la usanza ya largo tiempo impuesta en Europa” (1986a:78). Para Zavaleta, la formación temprana del ejército estatal era expresión de: 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. (Ibid.:76). Este contexto de expansión y asentamiento se caracterizó por un “choque entre una colonización a la vez señorial y privada y formas pre-estatales de organización y de guerra por parte de los araucanos. Se diría más bien que se trata del fracaso español en este encuentro” (Ibid.:76). Los mapuche no tenían una organización general sino que practicaban un típico “pacto para la guerra” y eso conducía a una suerte de multiplicación indefinida de los centros de la sociedad y por consiguiente a la futilidad de la paz (Martínez, citado por Zavaleta, 1986b). 158 CRISTIAN ANDRÉS JAMETT PIZARRO ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. perentoriedad que se imponía sobre cualquier creencia. Donde a diferencia del Perú colonial, el Estado chileno no se configura como un hecho burocrático, sino por el ejército, comprendido como materia estatal, es decir no como violencia corporativa, privada u ocasional, sino como latencia coercitiva general (Ibid.:80). La categoría de “óptimo social” permitió considerar determinaciones dependientes producto de la formación de las economías periféricas durante el siglo XIX, factores históricos propios que le dieron especificidad al Estado chileno. El papel de la “Guerra de Arauco” y la formación temprana del ejército regular-estatal condicionaron su momento constitutivo y la forma en que la sociedad y el Estado se integraron de manera discontinua durante el siglo XIX. Unidad Popular y crisis hegemónica Durante la década de los sesenta y los setenta, la recepción de Gramsci en Chile se vio obstaculizada por el bloqueo que hiciera la influencia althusseriana (Santucci, citado por Massardo, 2012) y la serie de “manualizaciones” del marxismo, destacándose la obra Los conceptos elementales del materialismo histórico de la chilena Marta Harnecker (1969/2007). Así, Moulian (1984) señala que esta influencia tuvo grandes y graves consecuencias para la izquierda chilena, a pesar de que Althusser distinguió entre aparatos ideológicos privados y públicos, permitiéndole comprobar que “mientras que el aparato (represivo) de Estado (unificado) pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los aparatos ideológicos de Estado (en su aparente dispersión) provienen, en cambio, del dominio privado. Son privadas las Iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayoría de los diarios, las instituciones culturales, etc.” (Althusser, 1970:7 y 8). Todos sobre determinados por la infraestructura material, específicamente, el modo de producción capitalista. En este marco, el sociólogo chileno Tomás Moulian manifestó: (…) nos hicimos “althusserianos”. Nuestro entusiasmo de conversos ante una obra cuya importancia entendíamos a medias (…) sin reparar asumimos su anti–humanismo teórico (…). Quizás nuestra renuncia fuera propia de toda ruptura, pero la crítica de Althusser comprendía tanto la moral idealista como la totalidad de la tradición filosófica humanista. No sospechamos el significado real de calificar al humanismo como una ideología, de reemplazar el binomio individuos-esencia humana por los nuevos conceptos de fuerzas productivas y relaciones de producción (1984:8). Es a partir de la década de los setenta, específicamente, que comienzan a utilizarse algunas categorías gramscianas al calor del proceso político de la Unidad Popular, aun cuando la prioridad estaba puesta en la gestión diaria del poder político, más que EXPERIENCIAS DE ANÁLISIS DEL ESTADO Y LA POLÍTICA EN CHILE 159 La insuficiencia teórica de concebir al Estado como una categoría posterior y dependiente de las categorías económicas tiene sus consecuencias prácticas: tomar la lucha política como simple correlato de la estructura económica y plantear el problema del Estado sólo en función de una transformación de las relaciones capitalistas de producción. Como, por otra parte, se reconoce que la transformación de las relaciones de producción es una lucha política, se proclama “la conquista del poder” como objetivo central (Ibid.:21).3 2 Cabe señalar que en sus últimas obras, Lechner concluye que el Estado se explica “como una instancia de coordinación política de los distintos subsistemas de la vida social”, analizando el Estado como “sociedad política”, esto es, “como conjunto de instituciones de conducción política, administración y represión; instancias de poder, legalidad, legitimidad, elaboración política, que aunque son legitimadas por la sociedad, prevalecen separadas y diferenciadas de ella” (Lechner, citado por Oliver, 2009:13). 3 Debe recordarse que para Gramsci, el Estado “normalmente se entiende como sociedad política (es decir, la dictadura del aparato coercitivo para conducir a la masa del pueblo a la conformidad con el tipo de producción y economía dominante en un momento dado), y no como equilibrio entre sociedad política y sociedad civil (es decir, la hegemonía de un grupo social sobre toda la sociedad nacional ejercida a través de las llamadas organizaciones privadas como la Iglesia, los sindicatos, las escuelas, etc.). La sociedad civil es precisamente el campo especial de acción” (Gramsci, citado por Hobsbawm, 2011:338). Siendo en occidente, señala Gramsci, donde la sociedad civil adquiere cada vez mayor injerencia y va asumiendo cada vez más decisiones vitales sobre el conjunto de la sociedad, que a su turno funciona también cada vez más como Estado Ampliado (Oliver, citado por Massardo, 2012:107). ÉPOCA , NÚM . En otras palabras: ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA En este marco, aparecieron las primeras reflexiones gramscianas dotadas de mayor sistematicidad y condicionadas por un escenario de derrota del campo popular. Entre ellas, cabe destacar las primeras obras en Chile del alemán Norbert Lechner (2004), quien intentó explicar la derrota desde la propia tradición marxista, en particular a partir de Gramsci, Luxemburg, Bloch y la “Escuela de Frankfurt” (1977/ 2006). El leitmotiv, según Lechner, se encuentra en que no se distinguió entre “Estado y aparato estatal, problema planteado por la estrategia de la izquierda chilena en la que las dos categorías se confunden e identifican” (2004:18).2 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. en la posibilidad de una tregua para (re)pensar el proceso de forma estratégica (Massardo, 2012). Conceptos como el de “intelectual orgánico” fueron reducidos a la necesidad de justificar al “intelectual partidario” (Faletto, 1991). No obstante, no fue hasta los años posteriores al golpe de Estado, señala Massardo, que resultó reveladora cierta percepción de orfandad teórica “quizás de la intuición de la clausura de determinadas tradiciones teóricas de una época, de la necesidad de búsqueda de nuevos referentes que permitieran esclarecer el nuevo escenario chileno y latinoamericano de los años 70” (2012:57). 160 CRISTIAN ANDRÉS JAMETT PIZARRO En este análisis se terminó por entender al Estado como algo externo a la sociedad civil, redujo su condición a la de aparato estatal e hizo de la burocracia cívico-militar un sujeto supra-social (Ibid.). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. En una línea similar, Tomás Moulian, en su texto Democracia y socialismo en Chile, donde reúne artículos elaborados entre 1973 y 1981, concluirá que desde antes del triunfo de Salvador Allende, (…) los sectores monopólicos comienzan ya a discernir la necesidad de restaurar la hegemonía (…). Por cierto que el triunfo de Allende interrumpió la maduración natural de ese proceso pero simultáneamente lo agudizó, lo llevó hasta puntos extremos de tensión. Esa agudización adoptaba un doble sentido: 1) la posibilidad de hegemonía burguesa y, por ende, la posibilidad de reproducción del esquema de desarrollo se hacía problemática, y 2) no logró imponerse una hegemonía alternativa, al continuar funcionando con la misma institucionalidad, con un sistema político abierto, mucho más sensible que los anteriores a las presiones y demandas, y además sin una dirección política coherente (1984:41). En este contexto, resulta interesante ver cómo las primeras lecturas de la derrota, tanto la de Lechner como la de Moulian, recurren a una perspectiva de mayor profundidad histórica para dar cuenta de algo que hasta esa fecha se había realizado casi en exclusiva en términos de una coyuntura político-militar. Sí, se considera que la sociedad civil no estaba hegemonizada por el proyecto socialista, por el contrario, en ella anidaban importantes sectores tradicionales y conservadores, entre ellos el ejército. Modernización capitalista en Chile A diferencia de las lecturas de los sectores socialistas y comunistas de la época, la modernización no era sólo “en el campo de lo económico (…) a pesar de todo era evidente el carácter excluyente de la misma” (Faletto, 1991:10). A la derrota de la Unidad Popular en la década de los ochenta, vino una segunda derrota en el plano cultural, de los valores y de la concepción de mundo tributaria del periodo socialista, a partir del perfilamiento de un nuevo tipo de “sujeto económico” que promovió la modernización capitalista-neoliberal emprendida por la dictadura. En palabras de Faletto, (…) los aspectos de la transformación social a la que se aludió y el grado de estructuración y de escasa visibilidad del movimiento popular –por efecto del régimen autoritario– significaron que no fuera fácil percibir a los portadores sociales de tales alternativas. De modo entonces que la preocupación por lo cultural pasó predominantemente a ser una preocupación por la inserción en la “nueva cultura” más que la preocupación por fundar una cultura alternativa (Ibid.). EXPERIENCIAS DE ANÁLISIS DEL ESTADO Y LA POLÍTICA EN CHILE 161 La transición en Chile se había explicado de forma recurrente a partir de los obstáculos que significaron los “enclaves autoritarios” heredados de la dictadura militar (Garretón, 2004), los cuales no permitían profundizar la democracia. Estos eran: “institucionales (leyes y la Constitución), socioculturales (valores autoritarios, etcétera), basados en los actores (las Fuerzas Armadas o actores de veto), o ético-simbólicos (problemas de derechos humanos no resueltos)” (Garretón, citato por Siavelis, 2009:1). Enclaves que fueron resultado de diferentes tipos de acuerdos o pactos entre la oposición democrática y quienes detentaban el poder autoritario, con el fin de restaurar las normas democráticas y devolver finalmente el poder a los civiles, teniendo como resultado la aceptación de la Constitución heredada, y con ello un sistema político controlado por una minoría y donde cualquier modificación no hacía otra cosa que reproducir el mecanismo debido al alto porcentaje para realizar cambios constitucionales. Para Carlos Ruiz, el proceso de transición a la democracia se caracterizó por “la pérdida de peso del (aparato) Estado en la dirección cultural de la sociedad, a manos de 4 Para este periodo de modernización capitalista, en particular, Massardo señala que el “capital no ha tenido nunca como objetivo prioritario la represión, sino la realización de la plusvalía. Manteniendo la lógica de la dominación o, mejor aún, perfeccionándola, los intereses más generales del sistema deben resolver en consecuencia el problema de otorgarle estabilidad modelo” (2012:100). 5 Massardo muestra una serie de antecedentes para demostrar el interés de la derecha chilena por Gramsci. Para profundizar al respecto, vid. Jaime Massardo (Ibid.:64). ÉPOCA , NÚM . La transición a la democracia vista en clave gramsciana ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA (…) la atención e interpela a la derecha política, preocupada por la necesidad de asegurar la permanencia de un sentido común que le asegurara la continuidad de su propia hegemonía (…) Debe entonces reemplazar la coacción, propia del momento dictatorial, por un nuevo consenso, por un “consenso pasivo e indirecto”, como nos sugiere Gramsci. Este reemplazo se traduce de una manera visible en un proyecto cultural que, a partir de la década de 1980, lograda la transición a la nueva fase de producción –la única transición realizada cabalmente hasta ahora en Chile– impregna el devenir cotidiano, reforzando las tendencias de la acumulación y replanteando la lógica social del escenario local (Ibid.:64).5 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. En un contexto en que la derecha chilena venía dando cuenta de un proceso de agotamiento del gobierno militar y la necesidad de sustituirlo por una administración civil –pues el régimen ya había cumplido su función, desde el punto de vista del capital,4 de terminar con cualquier tipo de obstáculo institucional y social–, es posible percibir que la reflexión gramsciana comienza a interesar a un público más vasto (Massardo, 2012). Gramsci atrae ahora 162 CRISTIAN ANDRÉS JAMETT PIZARRO ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. la iglesia y de los medios de comunicación masiva (…) ejemplo que obliga a considerar el Estado y el sistema jurídico formal, a la situación general del poder en la sociedad, para poder registrar las correlaciones reales de fuerzas” (Ruiz, 2008:163). En otras palabras, si bien se volvieron a realizar elecciones democráticas, “la guerra de trincheras” que habían desplegado los grupos conservadores en la “sociedad civil” les permitió prescindir del control del poder ejecutivo durante dos décadas. Frente a esa transición formal, pactada y por arriba, Massardo (2012) señala que en la actualidad, por primera vez está en curso una verdadera “transición a la democracia”, esta vez por abajo y producto de la reactivación del campo popular frente al modelo neoliberal y la forma histórica del Estado centralista, produciendo movilizaciones estudiantiles y regionales que crecieron en intensidad y masividad durante la segunda mitad de la década del dos mil, teniendo como efecto: (…) el quiebre del sentido común impuesto por la dictadura y custodiado por los cinco gobiernos que le sucedieron: la posibilidad de iniciar por primera vez, desde la salida de la dictadura, un proceso de transición a la democracia en Chile, y la posibilidad de ascenso de un nuevo bloque histórico (…) creando entonces, de hecho, una situación de hegemonía civil (Massardo, 2012:106 y 107).6 Conclusión Los momentos considerados por los análisis gramscianos del Estado y la política en Chile, específicamente la Guerra del Pacífico de 1879 (Zavaleta,1986a y 1986b), el golpe militar de 1973 (Faletto, 1991; Lechner, 2004; Moulian, 1984), así como la transición a la democracia en la década de los noventa (Massardo, 2012; Ruiz, 2008), constituyen las expresiones coyunturales de fuerzas orgánicas-históricas que se enfrentan, ya sea militar o políticamente, donde la categoría de “óptimo o ecuación social” permite explicar los factores que determinaron el resultado final de estos hechos históricos. La forma del Estado chileno estuvo condicionada por la Guerra del Arauco, haciendo que se conformara un ejército profesional-estatal y con ello, su “momento constitutivo” (Tapia, 2009; Zavaleta, 1986a y 1986b): la presencia y condicionamiento de la sociedad chilena en el Estado. No obstante, no es en el ejército “donde debe buscarse 6 Massardo concluye que “la unidad de los trabajadores y estudiantes, y entre estos y otras capas de la población, toma fuerza hoy en Chile y va constituyendo su condición de posibilidad en la propia expansión de la sociedad civil, dando pie a una nueva hegemonía civil que se desplaza en la perspectiva de darle cuerpo a un nuevo bloque histórico” (Ibid.:108). En esta misma línea, otro historiador marxista, Gabriel Salazar, llegó a señalar que en 2011 Chile se encontraba en una coyuntura prerevolucionaria. EXPERIENCIAS DE ANÁLISIS DEL ESTADO Y LA POLÍTICA EN CHILE 163 (…) estructura contradicciones insanables y que las fuerzas políticas que actúan positivamente para la conservación y la defensa de la estructura misma se esfuerzan por sanarlas y superarlas dentro de ciertos límites. Esos esfuerzos incesantes y perseverantes (puesto que ninguna forma social confesará nunca que está superada) constituyen el terreno de lo ocasional, en el cual se organizan las fuerzas antagónicas que tienden a demostrar (…) que existen ya las condiciones necesarias y suficientes para que puedan, y por tanto deban, resolver históricamente determinados problemas (Ibid.). Si bien en el caso chileno ha existido un déficit respecto a la constitución de un movimiento gramsciano en términos de comunidad “científica” y que los análisis realizados han sido más bien individuales, esta selección de autores respecto al Estado y la política en Chile permite visualizar la complejidad y durabilidad de los procesos históricos producto de la intercepción entre fuerzas orgánicas y expresiones coyunturales durante la historia nacional, siendo imprescindibles para entender el Estado en su forma ampliada. 7 Se entiende por Estado Ampliado a “la dinámica articuladora y de interacción e influencia mutua de la economía –el dominio creciente del capital industrial y financiero– y la política –establecimiento de un espacio institucional legal y legítimo del poder y de la lucha política– de Estado –en su acepción de dominio público– y la sociedad civil –los individuos y los grupos sociales actuantes y portadores de la hegemonía civil–, dinámica que sin embargo se realiza a partir del predominio de un determinado grupo social y bajo la dirección de un determinado Estado” (Oliver, 2009:11). ÉPOCA , NÚM . No obstante, las crisis de esta naturaleza se pueden prolongar durante decenios y lo excepcional de esa duración puede significar que se han develado en la ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Por último, respecto a la reactivación del campo popular identificada por Massardo (2012) durante el periodo actual, en mi opinión constituye una interesante hipótesis de trabajo respecto a una posible reconfiguración del Estado Ampliado7 en Chile, si se considera que los cuestionamientos provenientes de los movimientos sociales de diverso tipo no se han caracterizado por “una crítica política minuta, al día ( sic ), que afecta a pequeños grupos dirigentes y a las personalidades inmediatamente responsables del poder” (Gramsci, 1970:411). Por el contrario, la reactivación del movimiento social representa una “crítica histórico-social que afecta a las grandes agrupaciones, más allá del personal dirigente” (Ibid.). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. el remedio a los vicios del ejército, sino en el país” (Tocqueville, citado por Tapia, 2009:1; Zavaleta, 1986a), pues esta institución no es algo que existe en el aire. Tiene una relación de intensidad con el Estado: “Lo reduce a su epítome represivo, mas si ello puede ocurrir es porque el Estado mismo es la síntesis de la sociedad (…) en este sentido, el ejército es la síntesis connotada del Estado, y el Estado es la síntesis connotada de la sociedad” (Tapia, 2009:1 y 2; Zavaleta, 1986a). 164 CRISTIAN ANDRÉS JAMETT PIZARRO ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 155-164. Bibliografía ALTHUSSER, Luis (1970), Ideología y los aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan, Buenos Aires, Editorial Nueva Visión. 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Recibido el 10 de diciembre de 2012 Aprobado el 16 de mayo de 2013 165 La hegemonía fracturada: el Estado en Colombia, un proceso en redefinición Jorge Gantiva Silva* A la memoria de Giorgio Baratta, Francisco Fernández Buey y Carlos Nelson Coutinho Resumen En el artículo se plantea la significación de Gramsci como pensador de la reinvención de la democracia en el contexto colombiano signado por el Estado de excepción permanente, la violencia, la permanencia de insurgencias y la cultura refractaria. Se propone comprender la triple disfuncionalidad del Estado y su incapacidad para construir hegemonía; se revela el proceso de cooptación del Estado por parte de las mafias y del narcotráfico. En Colombia, el Estado utiliza su fuerza para destruir a la oposición, imponer su política, y para liquidar la resistencia y la protesta social. Asimismo, se abordan la fragmentación, instrumentalización y cooptación de la sociedad civil, vista ésta como un tejido social desgarrado por la violencia, el desplazamiento forzado y un dominio determinante de lo privado. A su vez, se analiza una sociedad civil popular y comunitaria de rebeldías plebeyas. Palabras clave: Estado, violencia estructural, Gramsci, democracia, Estado de excepción permanente. Fractured hegemony: the State in Colombia, a process in redefinition Abstract This article reemphasizes the significance of Gramsci as a new thinker of democracy in the context of Colombia. The democratic system in this country is under a permanent state of emergency, affected by high levels of violence, insurgencies and a refractory culture. In addition, this paper is aimed at understanding the dysfunction of the State and its inability to build hegemony, highlighting a process of co-optation by mafia groups and drug traffickers. The State relies on its power to undermine the opposition, imposes repressive policies, and wipes out resistance and social protest. Moreover, this paper discusses the fragmentation, instrumentation, cooptation in civil society, and deals with the problems of a torn social fabric, violence, social displacement and loss of privacy. And in turn, it analyzes civil society and social movements at the street level. Keywords: State, structural violence, Gramsci, democracy, permanent State of emergency. * Licenciado en filosofía, especialista en Técnicas de Investigación Social Aplicadas a la Educación, profesor titular de la Universidad del Tolima, Colombia. E-mail: <ganti69@gmail.com>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 165-185. 166 A hegemonia fraturada: o Estado na Colômbia, um processo em redefinição ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. Resumo Neste artigo busca-se a explicação da significação de Gramsci como pensador da reinvenção da democracia, no contexto colombiano, caracterizado pelo Estado de exceção permanente, a violência, a permanência de revoltas e a cultura refratária. Propõe compreender a tripla disfuncionalidade do Estado e sua incapacidade para construir hegemonia; revela-se o processo de cooptação do Estado por parte das máfias e do narcotráfico. Na Colômbia, o Estado utiliza sua força para destruir a oposição, impor sua política, liquidar a resistência e o protesto social. Também aborda a fragmentação, instrumentalização e cooptação da sociedade civil, vista como um tecido social despedaçado pela violência, o deslocamento forçado e o domínio determinante do privado. Por sua vez, aborda uma sociedade civil popular e comunitária de rebeldias plebéias. Palavras chave: Estado, violência estrutural, Gramsci, democracia, Estado de exceção permanente. Gramsci: interlocutor de nuestro tiempo Hay que quemar todo el pasado y construir una nueva vida (…) Hay que salir de la zanja y arrojar lejos el sapo que se alojó en el corazón. Gramsci La esquiva recepción de Gramsci Colombia es un país extraño, todo llega tarde, salvo la muerte. Pero nunca es tarde para la teoría y la tarea de la emancipación. El marxismo crítico, con pocas excepciones, ha sido tardío, alojado en algunos nichos académicos, y reconocido como el horizonte olvidado del “buen” Marx. Gramsci, el teórico de la política que recuperó el pensamiento de Marx en un horizonte antipositivista y emancipador, fue nombrado en Colombia, sin ser suficientemente reconocido y conocido. Su teoría ha sido usada para justificar una determinada táctica política o una visión parcelada de su “filosofía de la praxis”, siguiendo, con frecuencia, la equivocada tradición de reducir el pensar crítico a la instrumentalización. La recepción de su obra y pensamiento concierne a los modos de apropiación del marxismo, cómo se “traduce” su “concepción del mundo”, se concibe y pone en práctica su dimensión ético-política. Esto es, la forma como los intelectuales median y reconstruyen las múltiples relaciones entre el Estado y la sociedad, cómo vehiculizan su proyecto hegemónico, cómo se desplazan en el campo de la “correlación de fuerzas”, cómo se explicitan en los movimientos sociales y en las luchas de resistencia y cómo se “traduce” en el clima cultural y las prácticas sociales. De este modo, los “usos de Gramsci”, siguiendo la idea de Portantiero, representan 167 A la postre ambas experiencias políticas, cada una con sus particularidades, se disolvieron y algunas terminaron siendo cooptadas por el Estado burgués y la cultura del capital. Los pocos intelectuales que se resistieron continuaron en la tarea de la “traducibilidad” y marcaron distancia frente a esta operación de asimilación y “transformismo” que llevó a varios sectores a subsumirse en la lógica del stablishment y de la extrema derecha. Los grupos que suscribieron la paz y sus “dirigentes” abandonaron la línea gramsciana y el marxismo crítico, y no pocos se asimilaron al proyecto del “capitalismo democrático”. La recepción de Gramsci y su valoración fueron desplazadas por el pensamiento pragmático y la asimilación al “orden capitalista”. Entre tanto, el filón gramsciano de algunos sectores intelectuales y de movimientos sociales fue promovido, de manera parcial, y animado, de manera “ciclotímica”, persistió en la articulación entre política, filosofía y movimiento emancipatorio, entre intelectuales, alternativas políticas y proyecto anticapitalista. Pese al giro pragmático adoptado desde entonces 1 En Colombia se creó en 1991 la Sociedad Gramsci, que organizó el Seminario Gramsci y la realidad colombiana, cuyas memorias publicó el Foro Nacional por Colombia. ÉPOCA , NÚM . El entorno político y cultural giraba alrededor de la construcción de una sociedad democrática y la consolidación de la participación ciudadana. El ambiente desperfilaba cualquier opción de confrontación armada. Los grupos insurgentes, en proceso de paz, y los intelectuales gramscianos abrían una suerte de “guerra de posiciones” como espacialidad pública, legal y democrática, la cual revelaba la significación de Gramsci como pensador de la “reinvención de la democracia” en un contexto signado por la violencia, la permanencia de otras insurgencias y la cultura refractaria proveniente del dogmatismo, la escolástica y las tentaciones del reformismo. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA En los años noventa del siglo XX, en pleno proceso de paz y de la Asamblea Nacional Constituyente, Gramsci era reconocido como un referente de apertura y símbolo transicional para el desarrollo de la “reinserción” e “incorporación a la vida civil”. Varios esfuerzos intelectuales se dirigieron a concretar la tarea de “traducibilidad” en un escenario marcado por el imperativo de la paz y la movilización ciudadana.1 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. un “campo de batalla” por su significación, comprensión y aplicación creadora de su pensamiento. Desde mediados de los años setenta sirvió para valorar un camino para la democratización y la participación electoral ante la opción de la lucha armada. Frente a la disyuntiva surgida en el seno del movimiento revolucionario y popular –lucha armada o lucha democrática– descollaba como “promotor” de una salida democrática que sus protagonistas auparon posteriormente para legitimar su opción reformista, liberal y socialdemocratizante. 168 JORGE GANTIVA SILVA por los firmantes de la paz, el pensamiento de Gramsci ha resistido la furia neoliberal, el discurso del “capitalismo democrático” y las prácticas de la asimilación al capital. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. La traducibilidad: un campo de batalla La inquietud tiene que ver con un asunto crucial: ¿Cómo releer a los clásicos, en particular a Gramsci, en tiempos de la crisis global del capitalismo? ¿Cómo interpretar sus metáforas y categorías a la luz de la profunda transformación de América Latina? ¿Cómo situarlo en el contexto de una nueva época histórica? ¿Cómo traducirlo en una realidad tan compleja como la de Colombia? De ahí que el esfuerzo se centra en leer este proceso en clave de crítica política; exige abordar la comprensión de la época, el ciclo de capitalismo transnacional, el efecto del “transformismo” de las izquierdas, la “captura” diferenciada del Estado por la parapolítica y el paramilitarismo, el vaciamiento de la democracia, el ocaso de los partidos de centro-izquierda, la incertidumbre del proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, la contraofensiva del Imperio-capital (Zizek), la emergencia de los movimientos sociales y populares y la búsqueda de alternativas políticas en clave de comunidad y emancipación. Un punto relevante potencia la fuerza constitutiva del pensamiento de Gramsci: pensador de la política, creador de la emancipación, “intelectual orgánico”, reconocido como clásico según Eric Hobsbawm, Perry Anderson, Daniel Bensaïd, Giorgio Baratta, entre otros. Este pensador viviente sigue interrogando el tiempo histórico. En su obra El elogio de la política profana, Daniel Bensaïd, un trotskista más allá de los trotskismos, elaboró una singular reflexión sobre el pensamiento crítico y emancipador en el contexto de la globalización neoliberal, la crisis del capitalismo mundial y la configuración de la política como “estado de excepción permanente”, destacando la actualidad de Gramsci en este proceso de reconstrucción del pensamiento y de la estrategia. En Marx intempestivo: grandezas y miserias de una aventura crítica, Bensaïd (2009) destacó la reflexión gramsciana en íntima conexión con la obra de Marx y Walter Benjamin en un esfuerzo por restablecer el hilo de la teoría de la emancipación y la potencia creadora de la subjetividad, esto es, el constructo de la teoría política de un proyecto centrado en la emancipación, la creatividad y la potencia. El cuadro reconstructivo apunta a develar lo que en primera instancia inquietaba a gramscianos reconocidos como John Cammnett (director de la bibliografía gramsciana del Instituto Gramsci de Roma), Aldo Natoli, Antonio Santucci, Giusseppe Vacca, e igualmente a un conjunto de pensadores, hombres y mujeres del mundo que lo LA HEGEMONÍA FRACTURADA: EL ESTADO EN COLOMBIA, UN PROCESO EN... 169 La actualidad de Gramsci lo sitúa como un clásico en el sentido que Eric Hobsbawm y Perry Anderson aluden con frecuencia. En Le Rose e i Quaderni, Giorgio Baratta (2003) inicia una sugerente relectura de Gramsci a la luz de los nuevos tiempos y campos del saber, de la globalización, de las resistencias. Se trata de un Gramsci abierto a la comprensión de las transformaciones de la época, los retos de la izquierda, la construcción de alternativas y nuevas preguntas de la filosofía y la ciencia política. Este “nuevo” Gramsci es, por decirlo de alguna manera, un lector del ciclo histórico del capitalismo tardío, de la larga onda de reflujo de la revolución, del ocaso de la política y la universalización del “estado de excepción”. Aunque parezca paradójico, los marxismos –para utilizar una expresión de Manuel Sacristán– han producido cortocircuitos en su propio pensamiento. La coherencia del pensamiento crítico y los proyectos emancipatorios los han logrado superar 2 En los seminarios de cultura política de la Universidad Nacional de Colombia (1999-2002) presenté esta búsqueda analítica bajo la figura del marxismo trágico como hilo conductor, como ambiente político y espiritual, como crítica contra las vulgarizaciones del diamat y el fatalismo de la historia. 3 Además de la bibliografía gramsciana con que cuenta el Instituto Gramsci de Roma, las publicaciones y los seminarios, cabe señalar el impresionante auge de los estudios gramscianos en el mundo. ÉPOCA , NÚM . Esta perspectiva, en medio de profundas tensiones y campos de discusión abierta, posibilita un enriquecimiento de la reflexión gramsciana en un mundo cruzado por aperturas epistémicas, prácticas de saber, diálogos interdisciplinarios y creaciones colectivas de movimientos y sujetos “parte sin parte” (inmigrantes, diversidad sexual, pueblos originarios) que actualizan el filón analítico desde la noción de la “traductibilidad de los lenguajes” hasta la teoría de la hegemonía. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Estos espacios se han perfilado en la política, la cultura, la filosofía política, los movimientos sociales, sin renunciar a la tarea de “traducción”, de articulación entre las preocupaciones teóricas y los movimientos sociales, entre los aportes de las nuevas perspectivas y los desarrollos explicitados por los estudios culturales, la teoría de los pueblos originarios, los estudios de la subalternidad y de la postcolonialidad, muchos de los cuales representan esfuerzos significativos en el plano del diálogo de saberes, la reconstrucción del pensar crítico y la profundización de la filosofía de la praxis.3 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. destacan como “paradigma” de pensamiento de permanente inspiración creadora. ¿Cómo determinar la actualidad de Gramsci? ¿Cómo potenciar su fuerza creadora?2 Según varios estudios realizados, conviene trascender la “filología” y la “experticia” y abrir un campo de interpelaciones en la ciencia política, las ciencias sociales críticas, las artes y la cultura. 170 JORGE GANTIVA SILVA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. mediante la idea gramsciana de hegemonía y los han potenciado a través de la noción de “traducibilidad de todos los lenguajes” como proceso de reconstrucción del saber y asimilación del pensamiento a través de la política, fortalecida ésta por el renacimiento de las luchas proletarias, populares, comunitarias y de los pueblos de Nuestra América; y por el sorprendente proceso de recuperación de la obra de Marx, Benjamin, Rosa Luxemburgo, Mariátegui, El Che, entre otros, en un escenario de transformaciones del periodo. Estos “cortocircuitos” del pensar son obra de la política, y sólo ella los puede restituir. Gramsci se instala en la idea de consolidar su proyecto estratégico, diferenciado de las pretensiones de “usarlo” como justificador de una determinada táctica y un intérprete de la “derrota”. Quizá el mérito de este esfuerzo de “traducción” ha sido la búsqueda singular de reconstruir e imaginar nuevos caminos y procesos cognitivos y epistemológicos. Estas tematizaciones cuentan con importantes estudios de Bensaïd, Perry Anderson, Itsván Mészáros, Terry Eagleton, Michel Löwy, Néstor Cohen y Baratta, entre otros.4 Este esfuerzo teórico configura un diálogo creador entre los marxismos críticos, recrea la imaginación de la lucha anticapitalista y profundiza la investigación, la crítica y la emancipación. El Estado colombiano: un proceso en redefinición El hombre tiene que compensar con su calor la frialdad de las cosas para no quedarse congelado, y ha de sujetar con gran cuidado las agudas puntas de las cosas para no desangrarse. Walter Benjamin Una nación en busca de su mito fundacional Colombia es un “acto de fe”, decía Borges en el Libro de Arena. Es “una nación a pesar de sí misma”, sostiene David Bushnell en una de sus obras más conocidas, Colombia, una nación a pesar de sí misma. Es “una cosa impenetrable”, según Juan Guillermo Gómez, estudioso de la historia intelectual de América Latina. Así como en el cuento de García Márquez, donde en un pueblo en el que va a pasar algo, todos abandonan el pueblo, y finalmente pasó algo, en Colombia “nada pasa de veras y todo está por pasar”. Sin embargo, es una nación universal por las múltiples guerras –contra las drogas, la interna, contra el terrorismo, contra el crimen organizado 4 El aporte del pensamiento crítico latinoamericano cuenta con una formidable trayectoria de creación y reflexión, lamentablemente desconocida por la intelectualidad europea y olvidada por ciertos sectores colonizados de América Latina. LA HEGEMONÍA FRACTURADA: EL ESTADO EN COLOMBIA, UN PROCESO EN... 171 (Bacrim) y la guerra sucia–, el narcotráfico y la violencia. Ninguno de estos problemas ha resuelto el Estado colombiano; por el contrario, su estado de precariedad los ha llevado a desplegarse exponencialmente. ¿Puede la Violencia convertirse entonces en el mito fundacional? Para serlo, se precisaría que la violencia fuese mítica, mesiánica, redentora, como dice Benjamin. Es revelador cómo comienza la novela de José Eustasio Rivera, La Vorágine : “Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia” (1924:12). Con todo, la violencia no logra constituir ningún mito fundacional. Se trata de comprender la triple disfuncionalidad del Estado, sus desgarramientos múltiples: i) Su incapacidad de construir la hegemonía en sentido gramsciano; ha pasado del “colapso parcial” a la “captura” por los factores fácticos de poder originados en el narcotráfico, la parapolítica y el paramilitarismo, cuya “prueba reina” –la parapolítica– 5 Con cierta ingenuidad, Bushnell dice que “el país se merece algo mejor, aun cuando sea por razones de tamaño. Es la quinta nación latinoamericana en extensión y la tercera en población”. ÉPOCA , NÚM . Las guerras, la violencia, la revolución social frustrada y la inequidad social, colocan a Colombia en el pedestal de una “nación a pesar de sí misma”, la primera nación de América Latina más inequitativa. Ninguna de las guerras constituye su mito fundacional. No obstante, ostenta el calificativo de nación democrática, emporio de los negocios transnacionales, nicho de la inversión extranjera, protectorado de los Estados Unidos, el mundo de los supermercados, la globalización neoliberal periférica, potencia de la biodiversidad, de la minería y de los recursos naturales. “Colombia es hoy en día el menos estudiado de los países de América Latina, y tal vez el menos comprendido”, sostiene David Bushnell (2012:15). Sólo se conoce por el narcotráfico y la violencia.5 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Colombia comenzó el siglo XX con la guerra civil de los Mil días y terminó la centuria con el prolongado conflicto interno de múltiples violencias. Se puede decir que “Colombia no ha conocido un solo día de paz”, si se utiliza esta expresión para comprender la magnitud del “caso colombiano”, y no para caer en la fatalidad o banalizar el conflicto interno colombiano. Las “razones” de esta historia son objeto de profundas controversias y de diversas interpelaciones teóricas y políticas. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. Colombia aparece en el registro universal de la infamia por las tres grandes tragedias de su historia: la violencia, el narcotráfico y la guerra interna. Eric Hobsbawm analiza la condición de universalidad en tres aspectos: la violencia, el bipartidismo y el bandolerismo (rebeldes primitivos). 172 JORGE GANTIVA SILVA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. revela el proceso de cooptación del Estado por parte de las mafias y del narcotráfico (más de 100 parlamentarios y políticos y más de 350 funcionarios de la administración pública comprometidos con el paramilitarismo y el narcotráfico). Un Estado incapaz de responder a las grandes demandas nacionales y populares, termina en “botín” de las élites y de las mafias. En este sentido, es un “Leviatán derrotado”, como lo llama Víctor Manuel Moncayo, debido a su incapacidad de construir el principio de legitimidad, autoridad, consenso y democracia; no obstante, un Estado prepotente, hobbesiano, “odioso”, que utiliza su fuerza para destruir a la oposición, imponer su política, liquidar la resistencia y la protesta social; su poderío se sustenta en la exclusión, la fuerza militar, el Estado de “excepción permanente”. ii) La fragmentación, instrumentalización y cooptación de la sociedad civil, a lo sumo “convidada de piedra”, con frecuencia manipulada por los medios, subsumida en la lógica del bipartidismo o de la coalición de gobierno, con un tejido social desgarrado por la violencia y obligada a desplazarse, dominio determinante de lo privado; una “sociedad civil” popular, comunitaria de rebeldías plebeyas (“gente muy rebelde” según Renán Vega Cantor), en proceso de afirmación, movilización, atravesada por la crisis de las alternativas políticas y el conflicto interno; activada por poderes fácticos (Estado, paramilitarismo, narcotráfico, guerrillas, grupos criminales); instalada en territorios ancestrales, ciudades y poblaciones bajo el imperio-capital, animada por movimientos sociales y luchas democráticas, comunitarias y populares que defienden la vida, la paz, los territorios, la tierra, la salud y la educación. iii) La contraofensiva del régimen político en la época del capitalismo transnacional, de las grandes locomotoras productivas de la maquila internacional, la consolidación de los mega proyectos en zonas estratégicas de las reservas campesinas e indígenas. Colombia se encuentra subsumida en el encantamiento de la “prosperidad democrática” que el actual gobierno nacional propone para instalar un consenso pasivo “por arriba” sobre la base de la idea de la “unidad nacional”. ¿Por qué Colombia no ha conocido ni un solo día de paz? Esta pregunta encierra una particular relevancia. Tres hipótesis podrían arriesgarse: 1) La imposición autoritaria de un sistema político de exclusión, violencia y bipartidismo que interceptó y liquidó las aspiraciones de la revolución democrática a mediados de siglo XIX. La instauración de un régimen de “excepción permanente” violento, que anegó en sangre el proyecto nacional-popular de Jorge Eliécer Gaitán, a partir del 9 de abril de 1948. La liquidación del poderoso movimiento campesino de “Tierra para el que la trabaja” en la década de 1970, la conformación del paramilitarismo como estrategia de Estado; la generalización de la estrategia norteamericana contrainsurgente, el desequilibrio estratégico del conflicto interno. El papel internacional de Colombia, lacaya de Estados Unidos, constituye el laboratorio contrainsurgente histórico que consolidó su política de hegemonía regional. Conforma en la actualidad un eje estratégico de la derecha internacional que comparte con Chile y México. Desde “I took Panama” de Roosevelt, la imposición del Plan Colombia y la políticas antidrogas, es un campo abierto de la recolonización imperial. Desde esta perspectiva, el Estado trituró cualquier opción de interpelación de lo nacional-popular y se afincó en las élites hacendatarias y del capital especulativo. 3) Colombia, nación “a pesar de sí misma”, representa el control de la plutocracia, hacendados, multimillonarios, grandes latifundistas, una burguesía parasitaria reconstituida bajo el imperio del capital transnacional, una “lumpenburguesía” –recordando la expresión de André Gunder Frank–, el país de los escándalos: proceso judicial 8.000, el carrusel de la contratación, el Ubérrimo de Uribe, los zares de las esmeraldas y del narcotráfico, el reino de la parapolítica, la cooptación del Estado por mafias de “cuello blanco” –Agro Ingreso Seguro. Un país bajo sospecha, en subasta, cuya hegemonía está fragmentada en múltiples centros de poder. ¿Puede Colombia en estas condiciones tener siquiera un día de paz? En este Estado de excepcionalidad permanente, ¿puede alcanzarse el desarrollo y la soberanía? ¿Puede construirse, de este modo, un Estado democrático, social de derecho? ¿Hasta dónde la sociedad civil, triturada por el conflicto interno y la política agresiva neoliberal, puede repensar el Estado, sus funciones? Colombia carece de un mito fundacional, acto fundante de la nacionalidad, más allá del referente independentista y la simbología del patriotismo criollo. La Patria Boba, la Guerra de los Supremos, la revolución social frustrada y las múltiples violencias impidieron la constitución de la “ecuación originaria” de la nacionalidad. La violencia adoptó la forma hegemónica de dominación de las clases dominantes; éstas carecieron de un proyecto de articulación e integración de la sociedad; adoptaron varias formas de dominación según la figura del “Estado de excepción permanente” como el exterminio, el destierro, la persecución, el exilio, el genocidio, los desplazados y la exclusión. ÉPOCA , NÚM . 2) La política de recolonización y reterritorialización por parte del capitalismo transnacional y del Imperio configura un proceso de “acumulación por desposesión” en la fase actual capitalista de control estratégico global. Además, su papel de Israel de América Latina, “cabeza de playa” de la contrarrevolución, territorio de las bases militares gringas y de los enclaves neocoloniales que conjugan el gran capital especulativo, el despojo y el “transformismo” gran burgués. De despensa agrícola y de potencia en recursos naturales, se transforma en un emporio de recursos energéticos en la reconfiguración del capitalismo transnacional que agita el mercado mundial de las fuentes energéticas –agua, gas, oro, carbón (Estrada, 2010). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. 173 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA LA HEGEMONÍA FRACTURADA: EL ESTADO EN COLOMBIA, UN PROCESO EN... ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. 174 JORGE GANTIVA SILVA El Estado colombiano, en sentido moderno, se prefiguró a finales del siglo XIX en el marco de la denominada “Regeneración”, proyecto de hegemonía de la oligarquía colombiana que selló su pacto con el catolicismo ultramontano y la cultura conservadora, sectaria y despreciativa de lo popular. En el marco de las guerras civiles, el Estado moderno fue precariamente instalado, salvo en el período de la República liberal (1930-1946). En esa etapa se construyó un Estado en conexión con la sociedad civil y el movimiento popular, sin embargo este experimento democratizador fracasó debido al carácter oligárquico del proyecto, el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, la revolución social frustrada del 9 de abril y el estallido de la época de la violencia. Este proceso sistemático de desmantelamiento, de colapso y captura en cada uno de los momentos históricos; la desconexión múltiple entre el Estado y la sociedad civil; la fragilidad del tejido social, y del Estado social de Derecho, y la estrategia de la violencia, muestran la condición de Colombia: “una nación a pesar de sí misma”. El mito fundacional nunca ha sido una preocupación nacional; la vorágine de la violencia cubrió el largo ciclo de dominación oligárquica en Colombia y limitó considerablemente las posibilidades democráticas. Ha pasado de la “Patria Boba”, de las guerras civiles, de la extensión universal de la violencia a la desesperación de que “algo va a pasar”. El escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez le pidió a un amigo inglés que le resumiera la experiencia vivida en Colombia. El inglés le dijo: “Fue como llegar a una obra de teatro en el segundo acto y darse cuenta de que en el público no hay dos versiones idénticas de lo que pasó en el primero”.6 Quizá Colombia es el país menos estudiado de los países de América Latina, y evidentemente el más estigmatizado. También, el menos comprendido. La teoría del Estado en su laberinto Colombia es la antípoda de la tesis gramsciana del “Estado ampliado”. Marco Palacios –profesor de El Colegio de México– sostiene en Violencia política en Colombia, 1958-2010 : “la incapacidad de ejercer “hegemonía gramsciana” por parte de las clases dominantes, transformadas por la misma emancipación nacional en clases dirigentes del Estado o élites de poder” (2012:20). Nuestra hipótesis se apoya en las 6 En una comparación relativa, la famosa sentencia de “México, tan lejos de Dios y tan cerca de podría convertirse en “Tan lejos de la democracia y tan cerca de Colombia”, o “Tan lacaya ante USA y tan cerca de Colombia”, por su locura antidemocrática, mafiosa y criminal. Obviamente que las comparaciones cojean. Para otras perspectivas, la Revolución Mexicana no constituye un mito fundacional y prefieren relacionarlo con la destrucción del mito revolucionario que incluye la cooptación y el “transformismo” del PRI. Sectores conservadores sólo creen que el mito fundacional está relacionado con la Virgen de Guadalupe. USA”, LA HEGEMONÍA FRACTURADA: EL ESTADO EN COLOMBIA, UN PROCESO EN... 175 En general, Francisco Leal Buitrago sostiene que la fragmentación social limita la capacidad del Estado, la cual estimula la creación de los poderes locales y el clientelismo, terreno abonado para el surgimiento del conflicto interno. Un Estado incapaz de lograr la centralización, afectará gravemente su legitimidad.7 7 A propósito de Gramsci, Leal Buitrago (1984) admite que “no existe una concepción clara sobre las articulaciones políticas de la sociedad, lo que crea un grave vacío teórico. Solamente se presenta un rudimento en el concepto gramsciano de “hegemonía” como un posible principio articulador, generado a partir de la unidad orgánica representada en el concepto de ‘bloque histórico’”. ÉPOCA , NÚM . En particular, este enfoque, proveniente del marxismo, ofreció una explicación de clase y lo consideró en términos de relación social dominante. El trabajo de Francisco Leal Buitrago (1984) apunta a la comprensión de las dimensiones del desarrollo histórico y las funciones de la estructura estatal. Intenta superar las generalidades que, sobre la materia, el marxismo formuló y trata de adentrarse en las realidadesmicro y las relaciones de clase en una perspectiva abierta sin predeterminaciones de los sujetos, aunque separa el mundo de la política del ámbito de la economía. Este enfoque sigue la perspectiva de Poulantzas en ciertos aspectos. Su tesis de la autonomía busca resaltar el papel del Estado como concreción institucional. Valora la comprensión del “régimen político” y destaca la crisis del régimen bipartidista. Por otra parte, señala la responsabilidad de los partidos liberal y conservador en la formación del Estado-nación al estimular el espíritu faccioso, sectario y patrimonialista. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Estas reflexiones ocupan un lugar significativo en el ámbito académico y develan la difícil comprensión del Estado, dado su carácter inacabado, precario y cambiante, amén de la enorme indiferencia y confusión en amplios sectores intelectuales y ciudadanos. Por supuesto, surgen las más disímiles elaboraciones signadas por la pluralidad de enfoques y perspectivas teóricas. Más allá de las disciplinas y enfoques, en Colombia se han construido reflexiones que apuntan a resaltar el Estado como expresión del capital, sin que ello signifique caer en el reduccionismo. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. recientes investigaciones (Orjuela) según las cuales el Estado colombiano ha transitado del “derrumbe parcial” –tesis de Paul Oquist (1978)–, el “Estado en construcción” –tesis de Fernán González (González, Bolívar & Vázquez, 2003)–, los “Estados dentro del Estado” –tesis de Spears (2001)– hasta el “Leviatán derrotado” –tesis de Víctor Manuel Moncayo (2000). Recientemente, al amparo del Banco Mundial, ha tomado fuerza la teoría de la “captura del Estado” (CdE) que Jorge Luis Garay viene desarrollando en torno al proceso de corrupción económica a gran escala en el cual la criminalidad y los actores armados ilegales han “tomado” el Estado (Garay Salamanca, de León-Beltrán, Garavito y Salcedo-Albarán, 2008). 176 JORGE GANTIVA SILVA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. Según el análisis de Paul Oquist (1978), el Estado colombiano “colapsó parcialmente” a raíz del 9 de abril de 1948; la violencia se generalizó y resquebrajó las instituciones parlamentarias, judiciales y políticas. Se produjo una pérdida de legitimidad del Estado, se generalizaron la represión y la persecución. Cabe anotar que el grado de expresión de estas particularidades tuvo connotaciones regionales y locales, las cuales se manifestaron de distinto modo en el tiempo. Su tesis se centra en que “la maduración de las contradicciones sociales de diversa índole, al convertirse en conflictos violentos, fueron condicionadas por una reducción del poder del Estado colombiano. A este fenómeno se le denomina el ‘derrumbe parcial del Estado’.” Esto es, el mundo de las rivalidades políticas, la hegemonía exclusiva de un partido. Sobre este cuadro complejo de violencia y sectarismo el Estado se tornó frágil e incapaz. El grupo del CINEP, liderado por Fernán González, sostiene el enfoque sociogenético sobre el cual gira su idea de “Estado en construcción” (González, Bolívar y Vázquez, 2003). Según su planteamiento, la existencia del Estado se origina a partir de las acciones colectivas de los sujetos sociales en el largo tiempo. Su enfoque se apoya en las reflexiones de Weber, Elias y Tilly, combinando un conjunto de factores que explicitan la debilidad del Estado colombiano: violencia, fracaso en la integración, “fuerzas centrífugas”, precaria legitimación, fragmentación territorial, predominio de “subculturas”. Para decirlo de otra manera, el Estado dejó abiertos enormes “vacíos” que ocuparon actores y fuerzas particulares. Su incapacidad histórica para integrar el territorio nacional ha sido el signo distintivo de la “tragedia” colombiana. De ahí que el enfoque del “Estado en construcción” reafirme su propuesta de articulación entre el control de los recursos, los territorios y la población. Para Fernán González, la falta de redistribución de la tierra es el fondo del conflicto interno colombiano. Este vaciamiento es el resultado de la complejidad de la geografía nacional, la debilidad del poder judicial, la escasa infraestructura vial y social, la incapacidad de los partidos sobre los cuales operan los distintos actores como el clientelismo, los grupos armados ilegales, el narcotráfico y las guerrillas. Algunos estudiosos norteamericanos han planteado la tesis del “Estado fallido o los Estados dentro del Estado” que caracterizan los Estados del Tercer Mundo. La respuesta de otros analistas ha sido que a lo sumo se podría admitir la existencia de “proto Estados”. A la luz de estos enfoques se revelan importantes elementos analíticos y aportes para la comprensión del Estado colombiano. Como producto de varios años de investigación, estos autores han situado la relevancia del Estado y han planteado sugerentes LA HEGEMONÍA FRACTURADA: EL ESTADO EN COLOMBIA, UN PROCESO EN... 177 En el largo período histórico marcado por las guerras civiles –la Regeneración, la revolución social frustrada, las múltiples guerras que conviven en una espacialidad irregular, desigual y la modernización tardía– el Estado colombiano se fue comportando como el botín de las élites de poder, como el sistema patrimonialista de distribución de los recursos públicos, la acumulación de capital, el ejercicio del poder a través del clientelismo y la corrupción. Este ciclo histórico no ha concluido, dado el carácter “lumpenburgués” de la parapolítica y del paramilitarismo. Las múltiples guerras, la violencia y el clientelismo conforman el “espíritu público” del Estado colombiano, el cual dispone de una particularidad histórica: su desconexión vital con la sociedad, con el “mundo de la vida” de las comunidades y del pueblo en general. La “sociedad civil” es sólo un procedimiento de cooptación, asistencialismo y control de la población cuando se halla integrada. El Estado forjó una cultura política sectaria, excluyente, “señorial”, oligárquica, como es conocida internacionalmente, que animan las élites dominantes y conforman una “república señorial” (Antonio García) en la historia republicana y en los ciclos suscritos por el desarrollismo y la transnacionalización del capital. Aquí no hubo revolución; según otras perspectivas, tampoco hubo independencia, desconociendo la dialéctica histórica, pues los “vencedores no han dejado de triunfar”. La revolución democrática de mediados del siglo XIX, la revolución frustrada de mediados del siglo XX (9 de abril) y las insurgencias armadas revolucionarias han sufrido un revés histórico irreversible. El liberalismo radical fue diluido, perseguido, y sus líderes –Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán– asesinados. Como consecuencia, no ha habido sino lenteguismo, una suerte de transformismo criollo, sin reformas, ni democracia. La especie liberal-democrática se halla en proceso de extinción, las luchas ideológicas fueron canceladas y el clientelismo como forma de gobernar y ejercer “hegemonía” se impuso en el país, destacándose la administración de Julio César Turbay Ayala (1978-1982), la consolidación del proyecto ÉPOCA , NÚM . La anormalidad colombiana ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Quizá la asimilación acrítica entre economicismo y teoría marxista de la acumulación del capital hace perder de vista un campo de análisis acerca del tipo de capitalismo, las implicaciones del modelo neoliberal, las contradicciones de clase y la visión según la cual el Estado es ante todo una relación social históricamente determinada, animada por la política de clases y los conflictos sociales. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. perspectivas; sin embargo, es preciso anotar que ninguno hace referencia a la teoría del “Estado ampliado” de Gramsci. Salvo Francisco Leal Buitrago, quien nombra la teoría de la hegemonía y del bloque histórico, y Luis Javier Orjuela que aborda una reflexión que incluye el modelo económico y la política neoliberal. 178 JORGE GANTIVA SILVA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. político de la “lumpenburguesía”, la profundización de la corrupción galopante, el control de las mafias y el dominio de la “economía subterránea” (eufemismo para aludir al dominio del narcotráfico en la administración pública. Recuérdese también la “ventanilla siniestra” del Banco de la República). Del Partido Liberal surgió el proyecto autoritario y paramilitar orquestado por Álvaro Uribe Vélez que condensó en el Partido Social de Unidad Nacional (partido de la U) y articuló una amplia coalición de gobierno que bien puede llamarse “partido del orden”8 surgiendo así la parapolítica como forma de articulación entre el paramilitarismo, el narcotráfico y el Estado colombiano. El liberalismo democrático fue reducido a su mínima expresión; los neoliberales encontraron en Uribe la expresión de la dominación política que unió autoritarismo, paramilitarismo y vaciamiento de la democracia. Recientemente, a través del gobierno de “Unidad Nacional” de Juan Manuel Santos, las élites relevaron del puesto de comando a la fracción de clase “lumpenburguesa” de Uribe Vélez y han instalado un gobierno que representa los intereses del gran capital transnacional, el cual reclama, entre otras cosas, la paz para el desarrollo de su estrategia de acumulación de capital. Ser liberal en Colombia es un anacronismo, a la vez, una suerte de emblema institucional que demanda la vigencia del constitucionalismo social y democrático. El Estado ha sido tradicionalmente un monstruo despiadado, una bestia con pies de barro, una máquina imponente que tritura los reclamos de los débiles y se inclina ante los lacayos y el capital. El Leviatán es una máquina infernal, incapaz de conectar con la sociedad, “agencia” de la fragmentación social y un aparato de dominio antidemocrático. Para las élites dominantes y sus expresiones del “transformismo” de centro, el Estado constituye un espacio de disputa y reparto del botín burocrático, el escenario de la “negociación” clientelar, la “apropiación” y control del presupuesto, el represor institucional y legal que articula la para-institucionalidad, los poderes regionales y locales, la “captura del Estado” por parte de las mafias, el paramilitarismo y las guerrillas. La “policía” poliforme une represión, “seguridad” y “guerra sucia”. En estas condiciones el Estado ampliado, en sentido gramsciano, no existe. La formaEstado es precaria, inacabada, frágil; las instituciones han sido cooptadas (DAS, Agro Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, El embrujo autoritario. Primer año de gobierno de Álvaro Uribe Vélez, Bogotá, 2003; Iván Cepeda y Jorge Rojas, A las puertas de El Ubérrimo, Bogotá, 2008; Iván Cepeda y Javier Giraldo, Víctor Carranza, alias El Patrón, Bogotá, 2012. 8 LA HEGEMONÍA FRACTURADA: EL ESTADO EN COLOMBIA, UN PROCESO EN... 179 Las izquierdas también cayeron subyugadas bajo el hechizo del poder mediático. Abandonaron el estudio sobre el Estado, sus funciones, alcances y contenidos estuvieron enmarcados por una suerte de ideología ahistórica, y el Estado se vio sorprendentemente confundido con el gobierno y abandonado al vaivén de las gestiones de las “Cortes”, de las personalidades y del “constitucionalismo social”. El Estado en Colombia es un Leviatán precario, inacabado; sin embargo, actúa de forma omnipotente, excluyente, criminal y autoritaria. Su lógica ha sido desplazarse según la perspectiva de la “razón de Estado” –Insurrección del 9 de abril, el bipartidismo del Frente Nacional, la Toma del Palacio de Justicia, bombardeo a la frontera con Ecuador, la instalación de las bases militares gringas, la utilización de los “falsos positivos”, las interceptaciones ilegales telefónicas (“chuzadas”)– para perseguir y amedrentar a la oposición. En esta “razón de ser” radica la singularidad de Colombia como “Estado de excepción permanente” cuya modalidad se expresa como “Estado capturado”. Se trata además de un modelo de Estado que se apoya en la privatización, en la acumulación de capital, desde formas legales hasta las ilegales. Para decirlo con Lacan: en Colombia “lo imposible sucede”. David Bushnell sostiene cándidamente que “El país merece algo mejor, aun cuando sea por razones de tamaño. Es la quinta nación latinoamericana en extensión y la tercera en población” (2012:15). Admite que Colombia no se adapta a los estereotipos y “modelos” usados de manera convencional en los debates contemporáneos sobre América Latina. Esta excepcionalidad está acompañada de la debilidad de las izquierdas, de la cultura política y del vaciamiento democrático. De manera lapidaria, plantea que “El país carece de una verdadera identidad nacional”, ya que se ÉPOCA , NÚM . Los partidos políticos cambiaron sus funciones de “mediadores” por “rent-seekers” (“buscadores de rentas”) y trasformaron su modus operandi según la lógica mediática y comunicacional del gran capital. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Ninguna violencia constituyó un imaginario colectivo de integración y sociabilidad entre el Estado y la sociedad. La violencia despedazó el precario tejido social y puso al Estado en la condición de Estado-policía en el sentido estricto de la palabra, según la reflexión de Jacques Rancière (2006). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. Ingreso Seguro) y la institucionalidad omnipotente y excluyente terminó permeada por el narcotráfico y el paramilitarismo. En este sentido, el capitalismo reinante en Colombia siguió una modalidad criminal (Estrada, 2007) que subyugó al Estado. Se trata, además, de un Estado en “guerra interna”, un “Estado de excepción permanente” según la expresión de Giorgio Agamben (2004). 180 JORGE GANTIVA SILVA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. desconoce el nacionalismo, el populismo y el democratismo social. La consagración al Sagrado Corazón de Jesús no alcanzó la dimensión del mito fundacional que sectores tradicionales otorgan al mito de la Virgen de Guadalupe. Marco Palacios aborda la anormalidad colombiana (2008) en un contexto histórico y revela algunas pautas de la forma como se ha producido –a partir del atraso tecnológico– el bajo nivel productivo, “la corrosiva concentración de la riqueza” y la impresionante irregularidad de la geografía, la cual resultó, según Palacios, “un obstáculo formidable en el camino a la prosperidad y la democracia” (Ibid.:14) y, habría que agregar, propició las condiciones para el desarrollo de la “guerra de guerrillas”. Una característica de esta excepcionalidad consiste en la fractura del tejido social. Acentuaron esta condición: las guerras, el conflicto interno y la violencia. La famosa “colonización antioqueña” que las élites reverencian como modelo de desarrollo, sólo hizo prosperar un tipo de capitalismo individual-agrario, reacio a la solidaridad y la responsabilidad colectiva. Tal vez, una de las razones de las dificultades históricas para arraigar el proyecto del socialismo ha sido el predominio de este capitalismo individual asociado con las prácticas de las élites hacendatarias. Según Palacios “mejor suerte” tuvo el “catolicismo social de León XIII” (Ibid.:14). El tipo de capitalismo se ha topado con esta circunstancia en su variante agraria, “señorial”, ampliada en la nueva época de la transnacionalización. Dicho de otro modo, el Estado colombiano, su “modelo de desarrollo”, tras reveses históricos provenientes de la guerra y de la violencia, el fracaso de la “Revolución en Marcha” (López Pumarejo) y el corto período de desarrollismo democratizante en los años sesenta y setenta, dio un “salto al vacío” al adoptar la globalización neoliberal, despedazando el aparato productivo nacional y sometiéndose a las orientaciones de las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) y al dictamen de Estados Unidos. Si bien el papel económico del Estado colombiano ha sido pasivo y receptivo, lo cierto es que hoy es parte de un complejo proceso de acumulación de capital (Estrada, 2007). En concreto, se puede decir que la fragmentación social y regional del país, el bipartidismo y la violencia debilitaron sistemáticamente al Estado. En la última década se produjo un proceso de “captura del Estado” por parte de las redes de la corrupción, el narcotráfico y los poderes ilegales regionales y locales. No sólo se trata de señalar la desarticulación entre la ley y su aplicación.9 9 Sorprende la paradoja de Colombia: un país tan rancio, “santanderista”, apegado al “orden y a la ley”, y que al mismo tiempo reine la ilegalidad, la fragilidad de la base fiscal, la evasión, la parapolítica, la ausencia de ethos público. Puede decirse que las clases dominantes carecieron de una “voluntad nacional-popular” en sentido gramsciano, salvo los movimientos que lideraron la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR) de Gaitán y el Frente Unido de Camilo Torres. Cuando la Constitución de 1991 abrió el proyecto de articulación entre Estado y sociedad civil, la política neoliberal trituró esta posibilidad, al punto que se recrudeció la violencia, se fortaleció el paramilitarismo y se crearon los poderes ilegales regionales y locales. No hay que olvidar que la AD-M19 desapareció como proyecto político alternativo y buena parte de sus dirigentes fue cooptada por el stablishment, algunos de los cuales se pasaron al campo de la extrema derecha. Tanto en la democracia representativa como en la democracia participativa las clases dominantes, las élites y la oligarquía actuaron como fuerzas disolventes, regresivas, algunas de cuyas fracciones se desplazaron hacia el proyecto de la “captura del Estado”, estrategia de las mafias, el narcotráfico y la parapolítica. El Estado ha vivido una paradoja: proclama el “Estado social de derecho”, y se han instalado el capitalismo criminal y el modelo neoliberal. Con excepciones significativas, como las del “constitucionalismo social” y el progresismo de algunos sectores de las Cortes, y por supuesto, la resistencia, la creatividad y las propuestas alternativas de amplios movimientos sociales, experiencias e iniciativas populares, la Constitución de 1991, que suscribió un “Tratado de Paz” con las guerrillas, fue “deshuesada” por el neoliberalismo. El sistema político se encuentra en un atolladero, situación agravada por la fragilidad de la sociedad civil, el éxodo interno de 5 millones de colombianos y la debilidad crónica de las izquierdas. De ahí la política del gobierno de Juan Manuel Santos de abrir el proceso de paz con la insurgencia con el fin de “dar por concluido el conflicto interno colombiano” que azota al país desde hace 50 años y de este modo responder a las exigencias nacionales e internacionales de la nueva época marcada por la transnacionalización del capital, las “locomotoras” energéticas, la crisis europea y los bloques regionales latinoamericanos. ÉPOCA , NÚM . La idea gramsciana del papel de los partidos como “puentes” articuladores entre el Estado y la sociedad civil, es inexistente; la paradoja radica, como dice Palacios, entre el “carácter bipartidista de la cultura política y la naturaleza policlasista de los dos partidos históricos” que se enmascararon y atenuaron sus rivalidades para contener los efectos del conflicto interno y el fraccionamiento social (Palacios, 2008:17). En el fondo, se trata de una cuestión crucial referida a la democracia representativa que no llegó nunca a “madurar”, ni “su equivalente en la administración pública” (Ibid.), lo más representativo del pensamiento demo-liberal no logró cimentar y conformar una estructura nacional y social; cuando prometía instituirla, la violencia, el narcotráfico, el paramilitarismo y el conflicto interno la cercenaron y limitaron. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. 181 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA LA HEGEMONÍA FRACTURADA: EL ESTADO EN COLOMBIA, UN PROCESO EN... 182 JORGE GANTIVA SILVA Nos encontramos en un momento crucial de replanteamiento de las relaciones entre Estado y sociedad donde el democratismo social, los movimientos sociales y las alternativas políticas se enfrentan en medio de “invariantes” históricas que la tradición conservadora, la modernización tardía y la globalización neoliberal consolidan mediante el dominio, la violencia y la dictadura del mercado transnacional (Gantiva Silva, 2012). ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. La hegemonía múltiple de un “Leviatán derrotado” En sentido estricto, en Colombia conviven varios “Estados” –con poderes reales, regionales y locales– que el paramilitarismo, las guerrillas y las magias construyeron a lo largo de la confrontación armada y de la debilidad histórica del Estado. Pese a la puesta en marcha de diversas políticas contra las drogas, contra la insurgencia y el crimen organizado, el Estado ha fracasado en su estrategia, no sólo de contención y eliminación sino de integración y construcción de tejido social, comunidad y democracia. Estos actores de poder construyeron sus propias redes, relaciones “estatales” al margen del Estado colombiano, incluso llegaron hasta “utilizarlo” para sus propios planes “productivos”, “legales”, “judiciales” y sociales. Con todo, ni el Plan Colombia, ni la política antidrogas, ni la estrategia contrainsurgente lograron desactivar estos “paraestados”. Salvo en el último caso se ha producido un fenómeno de “desequilibrio estratégico”, producto de la incorporación de nuevas formas tácticas contrainsurgentes bajo el mando norteamericano que se vienen aplicando en la última década. En este sentido, se podría decir que tanto el paramilitarismo como los cultivos ilícitos de coca y las guerrillas edificaron sus propias “hegemonías” al amparo, unas veces de la inexistencia del Estado central, en otras, en perfecta connivencia con instituciones y funcionarios del Estado, o bien porque el propio Estado colombiano haya actuado de manera directa en la construcción de estos “paraestados”, o bien, porque los múltiples “intermediaros” como la parapolítica propiciaron este copamiento del Estado. En particular, la coca está relacionada con un tipo de economía ilegal y la formación del Estado local (ejemplo Putumayo) (Torres Bustamante, 2012). El Estado, de alguna manera, ha venido formándose (tesis de Fernán González) sobre la base del aumento demográfico, la territorialidad, el mercado, la diferenciación social y la administración de justicia. Un eje central de este proceso ha sido el conjunto de “interdependencias sociales” y las formas de interrelación estatal sobre bases sociológicas. Podría decirse que estos “protoestados” (tesis de Bejarano y Pizarro) o “paraestados” han construido una compleja red de relaciones con la sociedad civil, la economía formal e informal, han elaborado un “tejido social” de diversa naturaleza y han ejercido una suerte de “dirección ideológica” mediante el control de los medios locales y la difusión de un tipo de cultura “afín” a su proyecto. En el caso de la coca y las relaciones entre Estado y sociedad se revela la tendencia histórica de la desigualdad social, la ausencia del Estado central, la asimetría abismal entre centro y periferia, que para el caso de algunas regiones se produjo mediante “un proceso de años, lucha y renegociación” (Torres Bustamante, 2012:147 y ss.). La significación de lo local y regional para comprender este proceso de “dispersión” del Estado es ilustrativa de las características de las múltiples hegemonías en un contexto de “Leviatán derrotado” que Víctor Manuel Moncayo analiza en su obra (Moncayo, 2000). Ahora bien, estas configuraciones regionales serán igualmente complejas al tratarse de las regiones controladas por el poder del paramilitarismo. En este sentido, el fenómeno de la parapolítica viene a sellar con “broche de oro” las relaciones entre la economía de los paramilitares, las transnacionales y los poderes políticos centrales, regionales y locales (Romero Vidal, 2011). La hegemonía múltiple, construida a lo largo de 50 años de conflicto interno, puso al Estado central en una situación de permanente asedio, el cual se refugió y operó en la “defensa” de su aparato institucional, frecuentemente reformado, mediado por partidos predatorios y un régimen político clientelista y autoritario. En esta irregular geografía nacional y en este prolongado conflicto armado, las clases dominantes, poseedoras y controladores del poder, mantuvieron un “espíritu” oligárquico, excluyente y agresivo frente a los reclamos de la “sociedad civil”. Las políticas programáticas mantuvieron esa relación patrimonialista y asistencialista de los derechos y necesidades de la población y de las comunidades. La sociedad fragmentada en esta diversidad de actores armados y de poder real constituyó el verdadero escenario de la violencia, del desplazamiento forzado, del homicidio y de la desaparición. Cada ÉPOCA , NÚM . La fragmentación de la hegemonía se puede tipificar en varios ciclos del desarrollo histórico en Colombia. Marco Palacios anota que “la incapacidad de ejercer ‘hegemonía gramsciana’” obedece a varios procesos de fragmentación y conflicto: el primero, originado en las mismas clases dominantes, transformadas en la misma “emancipación nacional” en clases dirigentes del Estado o élites del poder; el segundo, generado por “la fragmentación de las clases dominantes” que lograron compensarse en la primera mitad del siglo XX mediante el éxito del “modelo liberal cafetero”; en tercer lugar, las hendiduras producidas entre un “país fragmentado y el pueblo soberano dividido”; en cuarto lugar, la fusión paradójica entre dos elementos contrapuestos de lo político: “legitimidad y violencia”; quinto, la nunca resuelta “cuestión agraria” que remite al hecho según el cual el país “no consiguió deshacerse del fardo del latifundio colonial, consolidado mediante clientelas, riquezas, status, prestigio social, lealtades personales, imposición de una “república señorial” y sedimentación de la ideología sectaria, excluyente, premoderna que el latifundio y el régimen hacendatario logró articular con el catolicismo” (Palacios, 2008:20 y ss.). 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. 183 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA LA HEGEMONÍA FRACTURADA: EL ESTADO EN COLOMBIA, UN PROCESO EN... 184 JORGE GANTIVA SILVA “sociedad civil” de esta hegemonía múltiple sedimentó prácticas sociales, formas de vida, lógicas culturales, relaciones productivas y formas “estatales” que integraron el Estado central, en unos casos, desestructuraron las instituciones, en otros, y, por el contrario, “reinventaron” otras formas de la cuales, los procesos de paz en particular enfrentan la complejidad de estas redes sociales, culturales, materiales, simbólicas y políticas. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 165-185. Bibliografía AGAMBEN, G. (2004), Estado de excepción, Buenos Aires, Adriana Hidalgo. BARATTA, G. (2003), Le rose e i Quaderni, Sardegna, Carocci. BENSAÏD, D. (2009a), El elogio de la política profana, Barcelona, Península. BENSAÏD, D. (2009b), Marx intempestivo: grandezas y miserias de una aventura crítica, Buenos Aires, Herramientas. BUSHNELL, D. (2012), Colombia. Una nación a pesar de sí misma. Nuestra historia desde los tiempos precolombinos hasta hoy, California, Planeta. CEPEDA, I. y J. ROJAS (2008), A las puertas de El Ubérrimo, Bogotá, Random House Mondadori. CEPEDA, I. y J. GIRALDO (2012), Víctor Carranza, alias El Patrón, Bogotá, Random House Mondadori. ESTRADA, J. (2007), Capitalismo criminal: ensayos críticos, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia. ESTRADA, J. (2010), Derechos del capital. 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Lo que digo me lleva a combinar en este testimonio elementos de las realidades y los cambios sociales de todo tipo, propios de un evento histórico, con la exposición de ideas, y al mismo tiempo examinar estas últimas en dos sentidos: el de la crítica a un determinado complejo de pensamiento e ideología; y el atinente a un trabajo positivo de investigación y reflexión teórica. Debo referirme también, en alguna medida, a mi actuación intelectual y mis ideas. Pero ahorraré tiempo al calificar procesos y eventos sociales con los conceptos y desde la comprensión personal que tengo de ellos muy influida por Gramsci. Me ceñiré a esa primera época de Gramsci en Cuba que coincide con la primera etapa de la Revolución en el poder –la que va de 1959 a principios de los años setenta (Martínez Heredia, 1991:94-122)–, pero haré un breve comentario acerca de la época que siguió y a la situación actual. El primer gran cambio cultural de aquella época –cuya trascendencia llega hasta hoy– fue la demostración palpable del poder de la actuación contra los límites de lo posible, que hasta entonces se consideraban intangibles. Toda revolución es una victoria contra los límites de lo posible, y la cubana tuvo ese rasgo a un grado extremo. El sistema político cubano previo se basó en la soberanía nacional limitada, la corrupción generalizada y la ineficacia dentro de un régimen y unas instituciones democráticas. * Ensayista e historiador, doctor en Derecho, profesor titular adjunto de la Universidad de La Habana. Investigador titular en el Centro Juan Marinello, del Ministerio de Cultura de Cuba. Áreas de investigación: revolución e historia cubanas, movimientos populares latinoamericanos. E-mail: <fermar@cubarte.cult.cu>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 189-201. 190 FERNANDO MARTÍNEZ HEREDIA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. No obstante, este sistema político perdió legitimidad en 1952 por un golpe de estado militar que derrocó al gobierno –único caso en medio siglo de República– dando paso a una dictadura. La compleja hegemonía reformulada en la segunda república burguesa neocolonial fue herida de muerte. El camino insurreccional emprendido en 1953 por Fidel Castro y sus compañeros se convirtió en la alternativa y desató una contienda política armada con apoyo popular creciente desde 1956. El triunfo de la guerra revolucionaria en enero de 1959 barrió a la tiranía y a lo esencial del sistema estatal burgués neocolonial. La participación masiva y organizada del pueblo, unida a las medidas prácticas del poder revolucionario, acabó con el sistema social previo y con la mayoría de las ideologías y creencias que estaban en la base de su hegemonía. En el complejo cultural cubano eran muy importantes elementos como: el predominio de la política entre las formas de conciencia social; un nacionalismo de carácter popular que esperaba mucho del futuro para la patria; la democratización; fuertes influencias de lo político en la cultura popular; el alto valor que se daba al dinero y al individualismo, y la propensión a esperar mucho de la suerte y del destino. Esa comunidad nacional se encontró de pronto con sus propias fuerzas y las ejercitó con un entusiasmo y una voluntad ejemplares, y con un optimismo inagotable. El proceso debió enfrentar riesgos mortales y situaciones límite, frente a los cuales reaccionó, en la primera década, con sucesivas profundizaciones de la Revolución. El cambio logrado por los cubanos fue el fruto principal de tantos esfuerzos y de una violencia excepcional en las relaciones sociales, las ideas y la sensibilidad de las personas. La Revolución convirtió el presente en cambios y el futuro en proyectos, y capitalizó todo el pasado de luchas del país. Esa alteración tan profunda de los sentidos del tiempo y la multiplicación efectiva de los participantes en los eventos modificaron drásticamente la vida pública y la vida cotidiana. Se transformó la manera de vivir, los resultados de la reproducción de la vida social, las instituciones básicas, las normas e incluso las costumbres, como resultado de una fusión de los dos principales efectos de las revoluciones: el libertario, que desata potencialidades, permite vencer y hace posibles los cambios, y el poder revolucionario, que los materializa, les da cauce, y los garantiza y organiza. En incontables terrenos la Revolución generó nuevas situaciones y nuevos problemas. Al examinar eventos y coyunturas se advierten numerosas pugnas ideológicas. En los años de la lucha insurreccional y en la primera etapa de la Revolución en el poder hubo un sinnúmero de diferencias, tensiones y polémicas entre los involucrados en el proceso. En los primeros años de la década de los sesentas, uno de los temas centrales a discutir era si Cuba iba a ser una “democracia popular”, al estilo de las de Europa Oriental, o si seguiría un camino revolucionario propio. ¿Cómo sería su socialismo? También se polemizó acerca de la unidad de los revolucionarios, la forma y el control de la GRAMSCI EN CUBA 191 organización política, los cambios agrarios, los temas económicos y la orientación general y el papel de la economía en el socialismo cubano, la militancia y la libertad en la creación artística y literaria, y las relaciones entre cultura y política. En el fondo el problema no era sólo de ideas: era una pugna de poderes en la que cada parte tenía variables a su favor. A través de un complejo proceso se fue imponiendo el peso del triunfo obtenido por el socialismo cubano en 1959 (aquí no puedo tratar un hecho histórico básico: la existencia de dos tipos de socialismo en Cuba desde finales de los años veinte) y el carácter de la Revolución Cubana. Eso fue condicionando al marxismo cubano de los años sesenta, pero, por los mismos rasgos generales del proceso ya expuestos, era necesario que el marxismo, el pensamiento social, la historia, las artes y la actividad intelectual fueran campo de discusiones y ÉPOCA , NÚM . El marxismo tenía ya una larga historia y no podíamos tomarlo como quisiéramos, a nuestro gusto. Junto al petróleo y el armamento soviético llegaron los productos y la influencia de su ideología, el llamado marxismo-leninismo, cuyas funciones principales eran legitimar, obedecer, clasificar y juzgar. Ese tipo de pensamiento circuló en Cuba desde el principio de los años sesenta, en decenas de miles de manuales de Filosofía, Economía Política, Marxismo-Leninismo, Historia de la Filosofía, diccionarios y monografías. Eran ediciones soviéticas en español y de editoriales latinoamericanas –como Grijalbo, Pueblos Unidos o Lautaro–, y también las había reproducidas por las nuevas editoriales cubanas. Publicaciones periódicas, folletos y otros medios ampliaban el alcance de aquella ideología. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Después de la Batalla de Girón y de la proclamación del carácter socialista de la Revolución, en abril de 1961, el marxismo fue considerado la teoría de la revolución y se tomaron algunas medidas oficiales con el fin de divulgarlo. Pero lo decisivo fue que muchos miles se entusiasmaron con aquella ideología, y su presencia se convirtió en un hecho social que generó emociones y crisis de pensamiento. Los colosales cambios en la vida diaria y a nivel de la sociedad promovidos por la Revolución fueron lo que convirtió al marxismo en una ideología de masas. Pero, ¿venía esto a ayudar a la Revolución, o solamente a extenderle un certificado de legitimidad? La concepción expresada por la letra del marxismo existente parecía servir a la segunda opción: legitimar el proceso. El problema básico era si el pensamiento marxista tendría funciones rituales o creativas. Sin olvidar la especificidad que tiene siempre la producción de ideas, la cuestión estaba íntimamente ligada a la naturaleza misma de la Revolución. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. La amplitud de lo que se auspiciaba o se permitía, la profusión de debates, los temas que estos abordaban y la libertad con que se realizaban –en un país en que la oposición activa a la Revolución no era tolerada– constituía una realidad maravillosa y un signo visible de la salud y el vigor del nuevo régimen. 192 FERNANDO MARTÍNEZ HEREDIA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. confrontaciones. Además, la tendencia general no excluía, en modo alguno, la relativa autonomía que siempre tiene el pensamiento. Estudiosos entusiastas y polémicas encendidas, argumentos, planteles docentes y esfuerzos que buscaban investigar los problemas fundamentales y las líneas estratégicas y el proyecto de la Revolución, llenaron de vertientes y modalidades la recepción masiva del marxismo en Cuba. Necesitábamos desarrollar un pensamiento nuestro –“pensar con cabeza propia” era la consigna– y encontrar otras fuentes procedentes del pensamiento de otros países. Pronto rescatamos a José Carlos Mariátegui, que había sido condenado por la Internacional Comunista desde 1930, y cuya obra se había sometido al olvido.1 ¿Por qué y cómo llegó Antonio Gramsci? ¿A quién sirvió su llegada? Ante todo, no vino de la URSS ni a través de los comunistas franceses. No lo trajo el “deshielo” jruschoviano, modernización tan moderada que no descongeló ningún problema básico. De Europa oriental llegaron, a lo sumo, ideas de reforma económica, cierto humanismo filosófico, algo del pensamiento polaco; la prosa francesa no iba más allá en su contenido. Además, esa literatura era minoritaria respecto a su propia línea principal, y sus productores vivían a la sombra tenaz del estalinismo. De aquella Europa vinieron Liberman y Garaudy, pero no Gramsci. El movimiento comunista orientado por la URSS –que antes de la guerra había elogiado a Jorge Dimitrov–, reconocía más bien a Palmiro Togliatti como el más destacado de sus intelectuales. Pero las realidades siempre son complicadas. Fue el prosoviético Partido Comunista Argentino quien nos abrió la posibilidad de conocer el pensamiento de Gramsci. En nuestras condiciones logramos sacarle un enorme provecho a aquel encuentro, y la herejía cubana lo asumió con naturalidad cuando aún resultaba demasiado difícil hacerlo en la URSS y los países europeos de su campo. Conocimos Cuadernos de la Cárcel a partir de los cuatro “libros verdes” de Lautaro (les llamábamos así por sus portadas verde oscuro), traídos a Cuba en cantidad apreciable antes de 1965.2 El En 1960 se editó en La Habana un capítulo de Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, “El problema de la tierra”, como tercer libro de la colección Primer Festival del Pensamiento 1 Político, Editora Popular de Cuba y el Caribe. En 1963, Casa de las Américas publicó el texto completo de los Siete ensayos, como segundo volumen de su Colección Literatura Latinoamericana. José Aricó escribió: “(…) fue mérito de los comunistas cubanos, luego de la Revolución, haber roto este cordón sanitario” (1980:83). Aricó realizó la selección y las notas introductorias de la sección de documentos (120 pp.) de aquel número, dedicado al cincuentenario de la muerte de Mariátegui. 2 Editorial Lautaro publicó cuatro tomos de la edición italiana (1958-1962). Los dos últimos, El Risorgimento y Pasado y Presente, fueron publicados en Buenos Aires, Gernika, 1974. José M. Aricó, traductor de los tomos tercero y cuarto, fue notablemente influido por Gramsci. El grupo de la revista Pasado y Presente trató de asumir un marxismo revolucionario con ayuda de Gramsci, pero fue condenado por su partido (Aricó, 1964:241-265). José Aricó fue un notable intelectual, y tuvo un papel muy importante en la principal iniciativa de divulgación de las obras del marxismo en América Latina. GRAMSCI EN CUBA 193 artículo “Una revolución contra El capital”, algunos otros textos gramscianos y un folleto biográfico iban ampliando la bibliografía disponible. Desde el primer momento, advertimos en Antonio Gramsci rasgos muy favorables: d) Tenía una posición filosófica bien estructurada, una filosofía marxista de la praxis que planteaba la centralidad de la dialéctica. Fue la gran Revolución la que promovió la necesidad de una filosofía. Solamente entre 1790 y 1840 la filosofía había tenido una producción y un lugar intelectual relevantes en Cuba; pero era una actividad sobre todo de docentes, hombres cultos, leídos o escuchados por minorías dentro de las clases alta y media de una colonia que vivía un colosal proceso de crecimiento económico con una enorme masa de fuerza de trabajo esclava y un sistema social de castas. En el siglo y cuarto siguiente, las formas más cultivadas del pensamiento social habían sido las ideas políticas y la historia, la pedagogía y los programas y las tesis de las organizaciones políticas. Desde el siglo XIX los estudiosos conocían las teorías sociales y las disciplinas especializadas que tanto se desarrollaron en el XX; pero la filosofía propiamente dicha tuvo pocos cultivadores. Los marxistas del campo del Partido Comunista y los independientes manejaban ideas filosóficas, pero el centro de sus estudios y debates eran las prácticas y las ideas políticas y económicas, y la historia de Cuba. 3 “(...) una forma de enfocar el marxismo. De un marxismo de verdades absolutas a otro renovado y sin absolutismos; nada viene dado por sí, todo había que investigarlo de nuevo”. Opinión de uno de los miembros del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana entrevistados por la socióloga Marta Núñez Sarmiento (1999). Publicada en Hablar de Gramsci (2003:99). ÉPOCA , NÚM . c) Escribía de manera muy rica y sugerente sobre cuestiones fundamentales, ofrecía numerosas ideas y preguntas que llevaban a pensar y a cuestionarse lo establecido y los lugares comunes, promovía que el trabajo intelectual inquiriera, profundizara y penetrara en las complejidades.3 Ofrecía una concepción de la cultura y de sus relaciones con la política, las ideologías y la creación del socialismo; ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA b) Era un crítico formidable de la versión del marxismo proveniente de la URSS, no sólo de ciertas obras e ideas –como su crítica a Bujarin–, sino del conjunto de la posición teórica de ese marxismo; 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. a) Era un combatiente revolucionario: eso era primordial en Cuba. Había sido fundador del Partido Comunista Italiano, compañero de los bolcheviques y prisionero de los fascistas más de diez años, hasta su muerte. Esas credenciales lo avalaban para ser atendido con enorme simpatía; ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. 194 FERNANDO MARTÍNEZ HEREDIA Junto al cambio de sentido de los tiempos, se generalizó la convicción de que éramos históricos. Se pusieron a la orden del día o aparecieron preguntas tales como: ¿Quiénes somos? ¿Podremos cambiar? ¿Cómo? ¿En qué sentido y cómo dirigir la conducta individual para encontrar reglas a las cuales atenernos y cumplir con los ideales tan ambiciosos y abarcadores que tenemos? ¿Cómo relacionar la moral con la actuación en política, y con lo político en general? ¿La moral será un proceso o dependerá de una naturaleza determinada? ¿Qué es necesario conocer? ¿En qué consiste conocer? Y así sucesivamente. Nuevas y antiguas preguntas se formulaban o estaban implícitas. Los gigantescos saltos culturales, la escolarización súbita y masiva que multiplicó a los actores intelectuales y sus capacidades, hacían que se reforzara esa necesidad. Ese movimiento positivo fue desafiado de inmediato no sólo por los problemas que él mismo levantaba, sino por dos escollos que encontró: a) El carácter unificador de la Revolución –metida siempre en combates de vida o muerte y necesitada de potenciar todas las fuerzas disponibles– tendía a no admitir disensos. Y en la práctica resultaba muy difícil comprender que, en el campo del pensamiento, no le es posible a la Revolución socialista actuar con las reglas que rigen en otros campos; b) Las confusiones que engendraba la ideología llamada marxista-leninista, porque hacía creer a muchos de los que deseaban y necesitaban desarrollar su conciencia y sus conocimientos que debían asumir aquel materialismo, el economicismo, el ateísmo y, en suma, un dogmatismo en nombre del marxismo y sus corolarios. Los años sesenta cubanos fueron un capítulo de enorme importancia en el crecimiento del pensamiento revolucionario producido por el Tercer Mundo. En un país latinoamericano sumamente occidental triunfó, por primera vez en el mundo, una revolución anti-neocolonial, que proclamó, por boca de Fidel, ser la expresión de un nuevo bloque histórico: “una revolución socialista democrática de los humildes, por los humildes y para los humildes”. Pero había que poner al pensamiento a la altura de los hechos, de los problemas y de los proyectos, porque en una Revolución como ésta, el pensamiento debía ser un auxiliar imprescindible, una vanguardia y un prefigurador. Sucedió entonces una colosal batalla de las ideas cuya parte fundamental después fue sometida al olvido, pero ya está regresando –en buen momento– para ayudar a los cubanos a comprender bien de dónde venimos, qué somos y a dónde podemos ir. Necesitábamos entonces un marxismo creador, abierto y que debatiera, que supiera asumir un anticolonialismo radical, el internacionalismo, un verdadero antimperialismo y transformaciones sin fronteras de la persona y la sociedad socialista, como premisas GRAMSCI EN CUBA 195 Mi entusiasmo e identificación con Gramsci fueron inmediatos a la primera lectura de los “libros verdes”. Su posición filosófica fue lo que de inicio más me interesó, pero enseguida traté de aprender a utilizar su aparato conceptual, considerado en su articulación dentro de una concepción teórica, y su método. Al mismo tiempo, sus temas y argumentos, en sí mismos, me ganaban, y su manera de escribir me fascinaba. Pero no era el mío un ejercicio en soledad, porque pertenecía a un grupo de jóvenes que formábamos el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana, e impartíamos filosofía marxista a todas las carreras de esa universidad. Los más “viejos” del colectivo trabajamos allí durante nueve años, desde principios de 1963 hasta su disolución en noviembre de 1971. Entre otras actividades del grupo estuvo la creación de la revista teórica mensual Pensamiento Crítico, que se publicó de febrero de 1967 a agosto de 1971. Nuestra idea primera era servir a la Revolución, con lo cual no éramos nada originales: así pensaba la mayoría de los cubanos activos entonces. En segundo lugar, en cuanto al marxismo, debíamos “incendiar el océano”. La imagen no era nuestra, era del Presidente de la República, Osvaldo Dorticós Torrado, en una intervención no pública en el Departamento de Filosofía, en 1964. “Incendiar el océano” quería decir encontrar un camino ajeno a la ideología soviética y desarrollar la teoría marxista en Cuba para que pudiera satisfacer las necesidades de la Revolución y tener funciones correspondientes a ella. Muy pronto tuvimos claro nuestro deber de luchar contra el ÉPOCA , NÚM . Cierto número de trabajadores en los campos de la teoría y las ciencias sociales –que necesitaban oxígeno para el pensamiento, que éste existiera realmente y desarrollara la capacidad de pensar con criterios propios, como planteaban los dirigentes de la Revolución– encontraron en Gramsci fundamentos estéticos marxistas coherentes con las necesidades y problemas culturales del país, pero chocaban con el “realismo socialista”, las manifestaciones concretas de dogmatismo y los textos de “estética marxista-leninista”. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA La entrada de Gramsci a Cuba no dio lugar a polémica, aunque ciertamente unos lo aceptaban y otros no; se topó con él gente con diferentes intereses, proveniente de distintos lugares y trabajos. Los que rechazaban las posiciones de la coexistencia pacífica, la “democracia nacional”, la oposición a la lucha armada en América Latina y la “lucha por la paz” como cobertura que eran de una geopolítica entre potencias, del hegemonismo en nombre del socialismo y del reformismo como tendencia política dominante, pero necesitaban hacerlo como marxistas, en vez de ser excluidos o excluirse ante la soberbia de los que se consideraban propietarios del marxismo. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. para un trabajo intelectual indeclinable en su autonomía y esencialmente crítico. Y un marxismo que no se creyera el único pensamiento admisible, ni el juez de los demás. 196 FERNANDO MARTÍNEZ HEREDIA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. dogma y contra el reformismo político; ambos andaban bastante juntos, aunque en realidad nunca han sido excluyentes. Pero tener una posición era apenas el comienzo. Debíamos participar en la creación de una dimensión filosófica que no fuera un simple adorno de la política. En privado dijimos, con más urgencia que inmodestia: “tenemos que lograr que el marxismo leninismo se ponga a la altura de la Revolución Cubana”. Éramos, por tanto, parte consciente y activa en las confrontaciones de ideas de aquella época. Como en 1965 eliminamos los manuales soviéticos de nuestra docencia, nuestros críticos nos tildaron de “clasicistas”, por utilizar textos de Marx, Engels y Lenin. No faltó quién nos tachara de “revisionistas de izquierda”, por reproducir y distribuirles a los alumnos el discurso pronunciado por el Che en Argel, en febrero de 1965. Pero no pretendíamos ser simples voceros de una línea política. El trabajo docente y la superación estuvieron muy organizados desde el inicio, y nuestro régimen de exigencias era muy riguroso. Estudiábamos, investigábamos y discutíamos con gran tesón y sin tasa; tratábamos de forjar un método opuesto a los prejuicios y dogmas. Las búsquedas debían ser realmente honestas, esto es, teniendo en consideración los criterios y los hechos divergentes u opuestos a nuestras ideas. Mis escritos tempranos muestran la influencia del pensamiento de Gramsci.4 Me correspondió difundir a Gramsci entre mis compañeros, y en su capacitación para utilizarlo y exponer sus ideas, que introdujimos en la docencia en 1965. Para ello imprimimos en mimeógrafo textos suyos como “La llamada realidad del mundo externo”, “Base y superestructura”, y otros. En medio de un proceso de profunda reformulación de nuestra posición teórica publicamos, a inicios de 1966, un primer libro para alumnos, muy grueso y de paginación medio inverosímil, Lecturas de filosofía (1966). Gramsci ocupaba en él cincuenta y tres páginas, en cuatro grupos de textos. Acompañaba a Carlos Marx, Leontiev, Gordon Childe, Lenin, Engels, Guy Besse, Louis Althusser, Paul Sweezy, Amílcar Cabral, Fidel Castro, Che Guevara, Andrés Polikarov, Regis Debray, Meliujin, Alberto Einstein, Manuel Sacristán y algunos otros. Aparecían también textos breves de algunos de nosotros. El libro era en sí mismo una posición gramsciana ante nuestro problema, es decir: “hemos puesto aquí a todo el mundo, pero con un orden determinado y guiados por un propósito”. Lo que puede apreciarse desde un comentario crítico a los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, publicado en Cuba, en Juventud Rebelde el 24 de diciembre de 1965. Estaba utilizando 4 a Gramsci en mis elaboraciones internas en el Departamento de Filosofía, y me ayudó mucho en la preparación de un texto extenso y de asunto cubano, “Problemas del marxismo como ideología”, destinado al compañero Armando Hart, que era entonces el organizador nacional del naciente Partido Comunista (enero de 1966, inédito). Desde entonces hasta hoy me he valido del pensamiento y la posición gramscianos como un instrumento en mi trabajo intelectual. GRAMSCI EN CUBA 197 La asimilación del pensamiento de Gramsci fue muy fructífera. Trataré de esquematizar esos aportes en siete puntos. 1. Ante todo, una nueva perspectiva y una nueva formulación de la teoría marxista, inclusiva de la cultura como tal y de una teoría de los intelectuales en sus Esta edición de Lecturas de filosofía contó con 796 páginas y se tiraron 14 000 ejemplares. Por entonces nuestras relaciones internacionales eran amplísimas. Por ejemplo, recibíamos con regularidad 104 publicaciones periódicas de pensamiento y ciencias sociales en canje por Pensamiento Crítico, entre ellas las más conocidas de la izquierda, aunque no solamente de esa orientación. 7 La obra consta de 366 páginas. Se publicó en inglés (Nueva York, 1971), alemán (Berlín, 1979), portugués (Río de Janeiro, 1979) y después en español (Barcelona). Gracias a la solidaridad del Círculo de Sassari (Cerdeña) de la Asociación de Amistad Italia-Cuba pudimos contar al fin con una edición cubana, Vida de Antonio Gramsci, que fue impresa en español en Verona (Edizioni Della Sabbia/Edizioni Achab, 2002). Fiori la saludó con alegría, pero su estado de salud le impidió escribir un prólogo para la edición cubana. 8 “Hoy no es posible repetir esa experiencia, aunque se lea a Gramsci directamente, porque hay muchas lecturas sobre este autor”. Opinión de un entrevistado (Núñez, 1999:96). 5 6 ÉPOCA , NÚM . Sintetizo los resultados intelectuales e ideológicos de esa primera etapa. De 1965 a 1971 miles de alumnos de las tres universidades que tenía entonces Cuba recibieron cursos y conocieron el pensamiento de Gramsci en sus propios textos. Otros miles leyeron sus textos en multitud de escuelas, de organismos del Estado y organizaciones políticas, sociales y militares. Se incluía a Gramsci en los programas de formación y de superación de profesores de filosofía. Se hizo una amplia utilización de sus ideas en el trabajo teórico y de investigaciones sociales, las que eran entonces una fiebre impulsada por la propia dirección política del país. Es preciso destacar que el estudio de Gramsci comenzó por textos suyos, y no por interpretaciones; ese orden se mantuvo en la docencia y la divulgación.8 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA Desde 1965 comenzamos a recibir textos de Gramsci y acerca de él, provenientes de Italia. Nos llegaban libros y revistas de ese país, sobre todo de izquierda, y en ellos era fuerte su presencia. Desde entonces hasta 1971 estuvimos bien provistos de publicaciones extranjeras, por intercambios y con la ayuda de amigos y de gente interesada en la Revolución Cubana, que era muy influyente en la izquierda.6 En 1970 quisimos traducir la reciente biografía de Gramsci escrita por Giuseppe Fiori, pero ya no pudimos publicarla.7 (Fiori, 1966). En 1973 apareció la Antología preparada por Manuel Sacristán (1970) pero fue una edición póstuma, porque ya había terminado la primera etapa de Gramsci en Cuba. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. Un segundo libro de texto, mucho más ambicioso y con numerosos trabajos nuestros, pero basado sobre la misma concepción, fue publicado en 1968.5 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. 198 FERNANDO MARTÍNEZ HEREDIA especificidades, y puestas ambas en relación con el desarrollo histórico de la dominación y con la revolución. 2. La cultura de las clases subalternas como un tema central. 3. Una teoría que relaciona a las personas comunes con la filosofía, lo que es un logro muy feliz para una sociedad en revolución. 4. Una concepción marxista del mundo vinculada realmente con la política práctica. 5. La idea –y esta quinta cuestión era básica para nosotros– de que la transición socialista debe consistir en una sucesión y combinación de gigantescos cambios culturales, y no en la supuesta “construcción de la base técnico-material del socialismo”, como si la economía fuera una locomotora que arrastra los vagones de la sociedad. 6. Gramsci nos ayudó a pensar la concepción de la creación del socialismo que asumíamos, que a mi juicio sigue siendo la acertada. 7. También constituía una aproximación filosófica a la revolución como un acontecimiento humano y protagonizado por seres humanos. Y nos planteaba siempre, sin tregua, la tremenda complejidad de lo social. Apunto otras cuatro cuestiones que me parecen destacables. 1. La primera es que Gramsci proporcionó un formidable alegato contra el dogmatismo del llamado Materialismo Dialéctico e Histórico, el economicismo, la mezcla de pensamiento especulativo y positivismo en nombre del marxismo, la metafísica, el evolucionismo, las simplificaciones, el autoritarismo, el cientificismo y la pedantería. 2. A través de una concepción crítica del mundo, brindó un terreno teórico positivo en el cual cabían, funcionaban y debían articularse, entre otras cuestiones: la hegemonía como teatro de contienda cultural: el partido como acción organizada, intelectual colectivo y forma de poder; los simples; la filosofía como superadora del sentido común; los intelectuales orgánicos; la recuperación de la centralidad de la dialéctica. 3. Nos ayudó en la búsqueda del único objetivo superior y al mismo tiempo viable de la transición socialista: la superación de la cultura del capitalismo a través del trabajo con la conciencia y las subjetividades. Con Marx conocíamos la necesidad de levantarse contra la totalidad del mundo vigente, y no contra una parte de él; esto es, no pasar de un tipo de dominación a otro, sino acabar con todo tipo de dominación. Con Gramsci veíamos que la teoría es capaz de participar en la creación del socialismo. Ella permite pensar profundamente la complejidad de un proceso que asuma la socialización efectiva de los medios de producción, la economía y toda la vida pública; que se articule a un internacionalismo que corresponda a los avances del movimiento y las ideas mundiales a favor de la liberación, y no un vehículo de la razón de Estado. Un socialismo que sea organizador de luchas y de cambios revolucionarios, es decir, superador de los La obra de Gramsci, sus preguntas, sus temas, su arquitectura teórica, sus métodos y el carácter abierto de su pensamiento constituyeron una verdadera riqueza de caminos, sugerencias, intuiciones, interrogantes cruciales, incitación a pensar y a conocer, para actuar consecuentemente. Fue una de las armas intelectuales de la primera etapa de la Revolución en el poder, sobre todo en cuanto a su profundización y a la formulación de un proyecto comunista de la Revolución Cubana. Gramsci estuvo totalmente comprometido en Cuba, y tenía que sufrir el final de esa primera etapa. Cuando comenzó la segunda etapa de la Revolución –con sus logros y sus desaciertos, frenos y retrocesos, contradictoria en numerosos aspectos, pero funesta para el pensamiento social–, Gramsci salió de los programas docentes y se convirtió en un extraño en Cuba. Al italiano no se le mencionó más.9 Sin embargo, ya Gramsci había estado: ese fue un hecho extraordinario para la cultura cubana. Era una herencia yacente, como otros muchos aspectos del gran avance intelectual y de la acumulación cultural constituida por los frutos de la Revolución Cubana. Puedo 9 “El marxismo como disciplina y como saber social tiene también su historia en el proceso de transición socialista cubano. No hablaré aquí de sus caídas y vicisitudes; basta recordar que Antonio Gramsci, el último gran pensador europeo del período leninista, era estudiado y publicado en Cuba hace veintitrés años, y en los setenta-ochenta simplemente fue desaparecido” (Martínez Heredia, 1990:29). ÉPOCA , NÚM . límites que le ponen a la acción humana las condiciones llamadas materiales u objetivas de reproducción de la vida social. Un socialismo que no tema, ni oculte demagógicamente, que la transición socialista está obligada a tener un poder muy fuerte y también su propio tipo de dominación, pero que al mismo tiempo está obligada a desarrollar medios efectivos de socializar progresivamente los controles que ejerce y debilitar su naturaleza en cuanto a esa dominación, viabilizando el ejercicio creciente de libertades que resulta imprescindible para la existencia y el avance del socialismo. Una teoría y unas prefiguraciones de la dialéctica entre dominación y libertad en la transición socialista y, por tanto, entre el poder y el proyecto; dialéctica en la que el poder tiene que estar al servicio del proyecto. 4. Por último, al estudiar la vida de aquel hombre extraordinario conocimos también a uno de los protagonistas de un gran drama histórico: el del apogeo y la tragedia del bolchevismo y el heroísmo y los sacrificios de las luchas de clases en la Europa de los años veinte-treinta; el primer intento de universalización del movimiento comunista y el marxismo; el final de la Revolución soviética y el inicio de la dogmatización oficial del marxismo. Los textos y la odisea personal de Gramsci contribuyeron también a nuestra madurez intelectual respecto a la historia del marxismo y el socialismo, y a las luchas contra el capitalismo. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. 199 ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA GRAMSCI EN CUBA 200 FERNANDO MARTÍNEZ HEREDIA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 189-201. afirmar, en ese sentido, que su obra y su ejemplo quedaron como un valor permanente, a pesar de su suerte inmediata. Fue en Cuba donde sucedió la experiencia más amplia de introducción de Gramsci en América Latina, y la que tuvo efectos más trascendentes. La historia intelectual de Gramsci en este continente viene siendo estudiada y debatida en las últimas décadas por numerosos investigadores y activistas sociales y políticos. No puedo evitar, sin embargo, un comentario: la mayoría de los trabajos y publicaciones acerca de ese tema han excluido el caso cubano. La difusión y el uso de Gramsci en la Cuba de los años sesenta no se mencionan, ni siquiera se citan las ediciones cubanas de aquella época. A partir de 1986, la dogmatización y el empobrecimiento que habían regido al pensamiento social cubano fueron atacados por el enérgico movimiento político llamado de rectificación de errores y tendencias negativas, iniciado por la dirección de la Revolución. El final de la URSS y de los regímenes de Europa oriental, así como la bancarrota de su ideología, favorecieron aún más las condiciones para una recuperación y nuevos desarrollos del pensamiento social. El regreso de Gramsci, sin embargo, no fue rápido ni fácil, sólo fue posible cuando se hizo realidad la diversificación y coexistencia de ideas que predomina en la Cuba actual. Cada vez es más estudiado y se publican textos suyos y sobre él, algunos de ellos con fuerte resonancia. El Ministerio de Cultura creó la Cátedra de Estudios Antonio Gramsci que funciona desde hace quince años. Un buen número de intelectuales y de jóvenes activos se identifican con sus ideas, muchas veces en relación con las prácticas de educación popular. Gramsci vuelve a ser un instrumento sumamente valioso para las investigaciones sobre los problemas de la sociedad y la cultura, la recuperación del marxismo como teoría dialéctica anticapitalista y la identificación, defensa y profundización de nuestra transición socialista. Bibliografía ARICÓ, José (1964), “Examen de conciencia”, en Pasado y Presente, Córdoba, Argentina, núm. 4, enero-marzo. ARICÓ, José (1980a), “Cincuentenario de la muerte de José Carlos Mariátegui”, en Socialismo y participación, Lima, CEDEP, núm. 11, septiembre. ARICÓ, José (1980b), Marx y América Latina, Lima, CEDEP. FIORI, Giuseppe (1966), Vita di Antonio Gramsci, Italia, Editori Laterza, Bari. MARIÁTEGUI, José Carlos (1963), Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Mayo de 2013 ÉPOCA , NÚM . La Habana, Cuba, Casa de las Américas, Colección “Literatura Latinoamericana”. MARIÁTEGUI, José Carlos (1979), Siete Ensayos de interpretación de la realidad peruana, Venezuela, Fundación Biblioteca Ayacucho. 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Primer Seminario Internacional Antonio Gramsci Por Laura Nieto Sanabria* La globalización capitalista y el proyecto neoliberal han incidido en América Latina reforzando una democracia que funciona a partir del clientelismo, la ignorancia, el hiper-presidencialismo y la pobreza. Frente a tal situación han emergido pensamientos y proyectos libertarios en busca de alternativas democráticas fundadas en la autonomía de los pueblos y contra-hegemonías perfiladas desde la praxis común de los dominados. En Colombia se llevó a cabo el Primer Seminario Internacional sobre Antonio Gramsci en 2008. La Universidad Nacional de Colombia abrió sus puertas para que diversos investigadores latinoamericanos convergiesen en la discusión de la siguiente pregunta: ¿es posible Otra América? Cada uno de los autores de este libro trata de responderla desde las particularidades de su país, sus trincheras y conocimientos, haciendo uso del pensamiento crítico de Antonio Gramsci. La compilación, a cargo de Miguel Ángel Herrera Zgaib, está compuesta por diez artículos que abarcan temáticas de Colombia, Ecuador, Venezuela y Perú; todos ellos giran en torno a la transformación de la sociedad a partir del proyecto emancipador y libertario, considerando las alternativas frente a las condiciones de los distintos escenarios latinoamericanos. La obra de Gramsci resulta primordial para repensar los caminos hacia Otra América. Herrera Zgaib recuerda la preocupación que Gramsci tenía de buscar condiciones y posibilidades para impulsar una democracia radical hacia un comunismo sin recetas ni dogmas. Desde esta perspectiva, la relación intrínseca entre el despliegue analítico y la lucha por la hegemonía es sustancial para la transformación radical del conformismo social capitalista y para llegar a la formación de una conciencia crítica. * Estudiante de la licenciatura en Sociología, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México. E-mail: <laus_rocks@hotmail.com>. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA, NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE, 2013, PP. 205-207. 206 POR LAURA NIETO SANABRIA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA ÉPOCA , NÚM . 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 205-207. De igual forma, el estudio de las relaciones de fuerza en el análisis de coyuntura posibilita la construcción de la ciencia política y es básico para entender la realidad actual que se presenta como crisis orgánica persistente del Estado, sin derivar necesariamente en salidas revolucionarias. Juan Carlos García Lozano alude a estas ideas gramscianas al subrayar que las ciencias sociales están hechas para transformar y no para contemplar. La lucha por una nueva voluntad nacional popular que busque construir Otra América tiene que considerar el análisis de la dirección política actual. El problema es la construcción de una nueva historia contra-hegemónica. Cabe mencionar que la lucha por la hegemonía es un ejercicio de educación de las masas a partir de estrategias de educación popular y formación de intelectuales orgánicos. Al respecto, Paola Andrea Camacho reflexiona sobre el sistema educativo colombiano, de corte elitista y excluyente, lo que exige estrategias que renueven la estructura ideológica de los partidos políticos y la escuela en general. De igual manera, Héderman Castro estudia el papel de la izquierda colombiana como ejemplo de una sociedad subalternizada que no permite el buen funcionamiento de los partidos ni la existencia de un verdadero proyecto político a largo plazo. Con relación a ello, fenómenos como la violencia política, el paternalismo, el populismo y el caudillismo, característicos del Estado colombiano, derivan en conflictos tanto regionales como continentales. Hay una tendencia al uso extremo de la violencia, como fueron los casos de la violación a la soberanía de Ecuador y Venezuela. Dichas prácticas reflejan una crisis que deriva de la absoluta sumisión del Estado colombiano a los mandatos del capital y de su sordera ante las acciones diversas de la sociedad civil. Jaime Mejía Gutiérrez y Yolanda Rodríguez Rincón plantean la urgente necesidad de un debate sobre los requerimientos de un proyecto contra-hegemónico hacia la construcción del socialismo. Un ejemplo es el de Venezuela expuesto por Miguel Arnulfo Ruiz Acosta. Hugo Chávez ascendió a la presidencia después de la crisis orgánica de la IV República. El bloque de poder decayó al no lograr la inclusión de varios grupos subalternos. Chávez logró canalizar el profundo malestar de las mayorías y formó un bloque policlasista que participaría en la redacción de la Constitución de 1999, la que, sin cuestionar el orden burgués, inicia un proceso revolucionario en tanto posee un espíritu popular y democratizante. Otro proyecto contra-hegemónico que, aunque fallido, resulta ilustrador, es el propuesto por el Partido Comunista de Perú (PCP), también conocido como Sendero Luminoso. Carlos Castillo Vargas analiza sus logros al crear bases de apoyo, frentes y organismos para la construcción de una nueva sociedad que, sin embargo, no pudo consolidarse al ser desmantelado por el Estado peruano y la CIA con estrategias como la guerra de baja intensidad e ignorar el proceso de hegemonía. Es evidente que la lucha por la hegemonía y la cimentación de un nuevo bloque histórico no es MIGUEL ÁNGEL HERRERA ZGAIB (COMPILADOR), HEGEMONÍAS Y... 207 ÉPOCA , NÚM . Miguel Ángel Herrera Zgaib (compilador), Hegemonías y contra-hegemonías en la subregión andino-amazónica. Primer Seminario Internacional Antonio Gramsci, Bogotá, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Instituto Unidad de Investigaciones Jurídico-Sociales Gerardo Molin (UNIJUS), Universidad Nacional de Colombia, 2009, 226 pp. ESTUDIOS LATINOAMERICANOS, NUEVA En suma, los artículos incluidos en este libro son inmensamente enriquecedores para dar una idea de los usos de Gramsci en el análisis de América Latina. Sin duda alguna, esta compilación invita a seguir reflexionando sobre la realidad del subcontinente desde una perspectiva que retome el análisis de coyuntura y reflexione sobre diversas estrategias de lucha como la educación, los partidos políticos, la inclusión y la construcción de una conciencia crítica, que permitan lograr la cimentación de una nueva hegemonía. El nacimiento de un bloque histórico diferente a partir de la lucha incesante de las clases subalternas va de la mano con la edificación de una democracia radical que a su vez prepare el camino hacia una sociedad autorregulada: la Otra América. 32, JULIO-DICIEMBRE , 2013, PP. 205-207. tarea fácil, y lo es aún menos en regiones como América Latina que se distingue por su multiculturalidad. Al respecto Yolanda Parra observa que tomar en cuenta la diversidad cultural en el proyecto contra-hegemónico es algo fundamental en la construcción de una nueva sociedad. 208 208 FALSA 209 REQUISITOS PARA COLABORADORES 1. Las colaboraciones que se envíen a la revista Estudios Latinoamericanos deberán ser resultado de investigaciones de alto nivel relacionadas con alguna temática latinoamericana (o de interés para la región). Asimismo, deberán ser inéditas y, mientras no se les dictamine, y en su caso, hasta su publicación, la/el (las/los) autora (autor) autoras(es) se compromete(n) a no presentarlas a otra publicación. 2. El envío de cualquier colaboración a la revista implica la aceptación de lo establecido en estas normas editoriales y la autorización al Comité Editorial de Estudios Latinoamericanos para que difunda su trabajo en la revista, en la página electrónica de la misma, en reimpresiones, en colecciones y en cualquier base de datos o sistema de indización impreso o electrónico que se decida para lograr una mayor y mejor difusión del mismo. 3. Los trabajos deberán enviarse a la siguiente dirección electrónica: estudioslat unam@gmail.com 4. Las colaboraciones se acompañarán de una breve ficha curricular de la/del (las/ los) autoras(es) que contenga: nombre(s) completo(s), profesión, nivel de estudios, institución, área de investigación, principales publicaciones, dirección, teléfono y correo electrónico. 5. Se deberá anexar un resumen de no más de 10 líneas en español y en inglés. Asimismo, deberán incluirse las palabras clave del artículo. 6. En cuanto a su presentación, los trabajos deberán tener un apropiado nivel de redacción y sin errores mecanográficos; una extensión máxima de 25 cuartillas (a doble espacio), incluidos mapas, gráficas, cuadros, etcétera. Deberán llevar subtítulos. La fuente a utilizar será Times New Roman/12. 7. Los cuadros y gráficas deberán enviarse en archivos de Excel, y los mapas, fotografías o cualquier otro elemento visual deberán entregarse en jpg o bmp. Se deben anexar el título y las fuentes o referencias precisas fuera del cuadro, mapa, gráfica, imagen, etcétera. 8. Las notas deberán ir a pie de página y las referencias bibliográficas en estilo anglosajón (Harvard), dentro del artículo. Es decir, entre paréntesis el(los) apellido(s), el año: la(s) página(s) sin espacio luego de los dos puntos. Ejemplos: (García, 2000:31), (García López, 2004:32-45). En caso de que una nota a pie de página requiera referencias bibliográficas, éstas deberán anotarse en el mismo estilo anglosajón. 210 REVISTA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS 9. La bibliografía se incorporará al final del artículo. Se solicita respetar el siguiente orden y formato, todo seguido de comas (,): apellido(s), en versales, nombre(s) (año), título, entre comillas si es artículo de revista o capítulo de libro, en cursivas el nombre de la revista, o bien, el nombre del libro, lugar, editorial. Ejemplo de libros: BULMER-THOMAS, Víctor (1998), La historia económica de América Latina desde la independencia, México, Fondo de Cultura Económica. Ejemplo de capítulo en libro: OLIVER, Lucio (2009), “Conflictos y tensiones en torno del Estado Ampliado en América Latina. Brasil y México entre la crisis orgánica del Estado y el problema de la hegemonía”, en Diana GUILLÉN y Margarita G. FAVELA (coordinadoras), América Latina: los derechos y las prácticas ciudadanas a la luz de los movimientos populares, Buenos Aires, CLACSO. En el caso de revistas, se anotará después de la editorial, núm., vol., meses, etcétera. Ejemplo de revista: MARTÍNEZ SUÁREZ, Araceli (2012), “Integración regional financiera de América Latina: el Banco del Sur, un proyecto socio-económico?”, en Estudios Latinoamericanos, México, Centro de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, nueva época, núm. 30, julio-diciembre. Consulta de documentos electrónicos. Apellido (en versales) y nombre del autor (en letras mayúsculas y minúsculas), título del trabajo (en letras cursivas y con mayúsculas y minúsculas), si la cita se refiere a una revista o se relaciona con un correo electrónico, el título se escribirá con letra normal y entrecomillado, tipo de soporte (en línea, CDROM, cinta magnética, diskett), dato que se colocará entre corchetes ( [ ] ), si la referencia es con respecto a un correo electrónico, o página web, la dirección se ubicará entre ángulos ( < > ), y si es el caso: (año), título de la publicación periódica (en cursivas), lugar de publicación, editor, volumen y/o número de edición. Al final, puede anotarse la fecha de consulta del documento. Ejemplo de revista electrónica: KLIKSBERG, Bernard (1996), “¿Cómo enfrentar los déficits sociales de América Latina? Acerca de mitos, ideas renovadoras y el papel de la cultura”, [en línea] Revista Venezolana de Gerencia, Caracas, vol. 1, núm. 2, Vicerrectorado Académico, dirección URL: <http://revistas.luz.edu.ve/index.php/rvg/article/viewFile/7852/ 7518>, revisado o consultado el 24 de enero de 2013. REVISTA ESTUDIOS LATINOAMERICANOS 211 Ejemplo de correo electrónico: Millán Márgara, “Convocatoria” (versión para imprimir), [en línea], 3 de diciembre de 2013, dirección URL: <margara.millan@gmail.com>, [consultado el 4 de diciembre de 2013], archivo del mensaje: estudiospoliticos2002@yahoo.com.mx Si el documento consultado no incluye todos los datos requeridos, deberá consignarse dentro de la cita. Por ejemplo, si el documento no registra el nombre del autor, fecha, editor o lugar de edición se deberá señalar de la siguiente manera: s/a, s/f, s/e, s/l. 10. La primera vez que su utilicen siglas o acrónimos deberán escribirse entre paréntesis e ir antecedidos del nombre completo desagregado. Los trabajos enviados serán dictaminados bajo la modalidad de “doble ciego” por especialistas en la temática. Los trabajos que no cumplan con los requisitos establecidos no serán considerados. Cualquier duda acerca de estos requisitos favor de dirigirse al correo: <estudioslatunam@gmail.com>. Revista Estudios Latinoamericanos At’n: Gloria Carrillo Serrato, Editora Facultad de Ciencias Políticas y Sociales Centro de Estudios Latinoamericanos Edif. “E”, 1er. piso, Circuito Cultural Mario de la Cueva s/n, C. P. 04510, Ciudad Universitaria, México, D. F. Tels.: (52-55)5622 9417 o 27; fax: (52-55)5622 9427 212 Revista Estudios Latinoamericanos, nueva época, número 32, julio-diciembre de 2013, editada por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, se terminó de imprimir el 17 de mayo de 2014, en los talleres de Línea y Color, Prolongación Tlahuicas núm. 20, Col. San Francisco Culhuacán, Delegación Coyoacán, México, D. F., C. P. 04260. El tiro consta de 500 ejemplares impresos en Offset sobre papel cultural ahuesado de 75 grs. En su composición se usaron los tipos Souvenir y Souvenir Lt Bt 10/12. La corrección de estilo y el cuidado de la edición estuvieron a cargo de Clara I. Martínez Valenzuela, Departamento de Publicaciones, FCPYS, UNAM. 213